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SITUACI\u00D3N DEL SECTOR EXTRACTIVO DIRECTO (CAPTURA) DE LA ACTIVIDAD PESQUERA CONTINENTAL: (1) CARACTERIZACI\u00D3N
by FUNDATUN
Abelardo Riera – FUNDATUN - (20 de marzo 2019)
El presente artículo constituye un primer ejercicio de recopilación de ideas y conocimientos dispersos en los pocos documentos e informes accesibles en la red, ya que existen otros que permanecen al interior de las instituciones sin divulgarse, en el que se apunta a entender la actividad pesquera como lo que es, fuente generadora de alimento y de la economía local de los pueblos; apuntando a una segunda entrega donde se propongan vías de acción para restructurarla, dada la coyuntura actual, pero con una visión sustentable y responsable hacia una extracción de recursos cónsona con un necesario equilibrio ambiental.
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Introducción
La actividad pesquera continental en Venezuela es relativamente pobre, en términos de producción, comparada con los ambientes marinos; está orientada principalmente hacia el “consumo en fresco” de especies de agua dulce; adicional a que su consumo está muy circunscrito a las regiones locales de producción, dada las preferencias del consumidor de grandes urbes en general por las especies de origen marino. En ella coexisten dos dinámicas muy diferentes: la del sector extractivo directo (captura) y otra de la producción acuícola (acuicultura).
Caracterización general
La captura continental se desarrolla bajo un esquema artesanal muy atomizado (dispersa en una amplia geografía), donde miles de pescadores se encuentran diseminados en pequeñas poblaciones ribereñas, a lo largo de los ríos y lagos, así como en las ciudades o puertos fluviales más importantes. Estos productores presentan diversas formas de asociación y su producción se vende a intermediarios. Por lo general, el intermediario (público o privado) asume total o parcialmente el financiamiento de la actividad de producción, encargándose a su vez de la distribución de pescado hacia los centros de consumo; que pocas veces incluyen las grandes capitales pobladas ubicadas más hacia la región centro-norte del país (más acostumbradas al consumo de las especies marinas).
A pesar del desarrollo experimentado por la pesca continental en Venezuela, a través de los años, la misma ha mantenido los rasgos típicos de la pesca artesanal; con uso intensivo de la mano de obra, métodos tradicionales en la fase de captura y poca incorporación de valor agregado. Es una actividad preponderantemente desarrollada en la región de los llanos venezolanos, donde se ubican los principales sistemas fluviales relacionados a la cuenca del Orinoco y sus grandes afluentes (tales como Apure, Barinas, Caura, Guanare, Meta y Portuguesa, entre otros), seguido de un pequeño aporte de la cuenca del lago de Maracaibo y la realizada en los sistemas de embalses (más con fines recreativos que de producción). Cada cuenca y subcuenca del río Orinoco presenta sus particularidades en la composición de sus capturas, pero en general están dominadas por especies como los grandes bagres, el Coporo y la Cachama; mientras que para el caso del lago de Maracaibo está dominada por el Bocachico, el Mana Mana y algunas especies salobres como la lisa, la curvina y los bagres.
Según la página oficial del Instituto Socialista de Pesca y Acuicultura - INSOPESCA (2018), puede considerarse que son aproximadamente treinta y ocho (38) las especies que se aprovechan comercialmente dentro de la pesca artesanal fluvial en la República Bolivariana de Venezuela. Los datos de producción anual indican que al menos doce (12) son las especies que conforman la mayoría de dicha producción. De acuerdo con la información asentada en los registros del INSOPESCA podría afirmarse que, en términos generales, la pesquería fluvial venezolana está basada en la captura del Coporo (Phochilodus mariae). La flota pesquera fluvial es tecnológicamente muy sencilla y numerosa (estimaciones no oficiales las ubican en más de 10.000); constituida por pequeñas embarcaciones menores a 10 Unidades de Arqueo Bruto (U.A.B), tipo curiara o canoa (cuenca del Orinoco) o un tipo de peñero corto (lago de Maracaibo). El arte de pesca predominante se basa en las redes (ahorque, arrastre, atarrayas); aunque se puede encontrar algunos artes de pesca con base en el anzuelo (de mano, el palangre, el fiao y la boya) para especies objetivos particulares; así como otros artes (arco y flecha, vara larga, arpón, garfio) empleados en menor proporción. Aunque en general, su faena es predominantemente diaria, con salida y regreso a un mismo sitio; en algunos casos realizan campañas de pesca de mayor duración (alejados de su origen), dependiendo de la lejanía de los caladeros o sitios de pesca.
La extracción de los recursos
Si bien se aprecia históricamente un aumento en las capturas continentales hasta alcanzar máximos en los años 1995 y 2004 (Figura 1), donde se reportan valores que superiores a las 50.000 ton, la tendencia posterior muestra una significativa caída (FAO, 2019). Su contribución relativa a la producción pesquera nacional muestra un alza hacia el año 2014, con poco más del 20% (Figura 2); aumento en la contribución que es más debido a la caída de la producción por captura marítima que por un aumento de producción del propio sector continental. Posteriormente muestra una fuerte caída en los años sucesivos, a menos del 10% en al año 2016.
Figura 1.- Evolución histórica de la producción pesquera nacional por captura (excluye acuicultura) según datos de la FAO (2109).
Figura 2.- Evolución de la contribución de la captura continental a la producción pesquera nacional por captura (FAO, 2109).
Pese a que la orientación en la ley es a garantizar el uso racional y sostenible de nuestros recursos; la política pesquera, emanada de los entes rectores del ejecutivo nacional, ha estado principalmente dirigida a la inversión con fines de aumento de la producción (aumento de la presión pesquera sobre los recursos) sin que haya mediado una evaluación previa que permita determinar la capacidad de extracción de los recursos y la sostenibilidad en el tiempo. Las consecuentes caídas de producción en todos los rubros del sector podrían estar indicando niveles de sobrexplotación de los principales recursos que son objetos de las capturas. A pesar que, desde los inicios de la gestión pesquera socialista, se habló de fomentar el incremento de los proyectos de investigación pesquera, principalmente los prioritarios para la seguridad alimentaria del país, la tendencia fue más hacia el impulso de la propiedad colectiva de los medios de producción; el fomento de la organización de los pescadores, como expresión del poder popular y garantizar el acceso a toda la población de los alimentos pesqueros; la consolidación de un modelo de producción y distribución socialista; y en ningún momento se pensó en frenar el incremento del esfuerzo pesquero, en pro de evitar el colapso de las poblaciones de peces, moluscos y crustáceos sometidos a explotación a los efectos de garantizar el uso racional y sustentable de nuestros recursos.
La extracción de los recursos continentales debe obedecer a un período de veda que está establecido para los ríos Apure y Orinoco, que abarca desde el 8 de abril al 1 de mayo respectivamente; así como vedas específicas para determinados recursos fluviales específicos. Sin embargo, es evidente los estragos que sobre los recursos ocurren por la Pesca Ilegal, No Declarada y No Reglamentada (Pesca INDNR).
Factores en la cadena de producción
Insumos para la producción. Es realmente difícil atender y cuantificar los requerimientos de una flota pesquera artesanal continental dispersa en una amplia geografía y compuesta por un estimado conservador que supera las 10.000 embarcaciones. Para su funcionamiento es necesario asegurar la consecución de bienes básicos para sus aparejos de pesca como: paños de red, plomos, flotadores, mecates, nylon, anzuelos (con características que no necesariamente son similares a los requeridos para la pesca artesanal marítima). De igual manera, se requiere de los insumos para los equipos empleados, ya sea embarcaciones de madera o aluminio, adquisición/reposición de motores fuera de borda, repuestos específicos para los mismos, así como lubricantes y combustible para las faenas.
Al ser una actividad muy dispersa en una extensa geografía, donde cualquier orilla se convierte en punto de desembarco, depende principalmente que transportes (camión cava de refrigeración) recojan y acumulen la producción en una localidad cercana a un acceso terrestre (si es posible en la misma localidad); por lo que no hay mayores requerimientos de servicios en esos puntos de desembarco de la producción, salvo las necesidades transportar y poner a resguardo los motores fuera de borda. Esto último se realiza generalmente al interior de cada hogar, dada la cercanía del lugar de desembarco con la vivienda de los pescadores.
Al ser una actividad dirigida primordialmente hacia el “consumo en fresco”, no hay requerimientos para una producción secundaria (industria); solo aquellos bienes para la conservación básica en frío o en salmuera.
Contribución a la seguridad alimentaria. El estudio del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (Zambrano y Sosa, 2018) señala que, en una década, el consumo per cápita anual de pescado decreció de un máximo histórico que superaba los 19 Kg, en 2004, a poco más de 13 Kg en 2014; cambio que se hace más profundo al evaluar ese consumo excluyendo las dos especies más populares de consumo (sardina y atún), pues decae de 13,54 Kg, en 2004, a 5,07 Kg en 2016. En el caso específico de la producción pesquera continental producto de las capturas, la disponibilidad de producto muestra la misma tendencia descendente en un período similar, decayendo desde los 2 kg/hab., en 2004, a menos de 1 kg/hab. para el 2016.
En un país con una amplia preferencia por el consumo de productos marinos, en contraposición a los productos continentales (de agua dulce), la indicación es clara; sin embargo, el impacto de la pesca de captura continental, en el caso venezolano, seguramente está centrado en un área específica del país y con la disponibilidad de datos actuales no se puede evaluar a precisión. Un ejemplo de esta especificidad del impacto ocurre en Brasil, donde el consumo promedio nacional de peces de agua dulce (de la pesca de captura continental y acuicultura de agua dulce) es bastante bajo – sólo 3,95 kg per cápita por año en 2013- pero en el Amazonas, este mismo consumo es cercano a los 150 kg per cápita por año.
Infraestructura disponible. Al ser una actividad dirigida preminentemente al “consumo en fresco”, no existe una capacidad instalada de procesamiento industrial; puede que mencionarse una completamente artesanal, dispersa y precaria para transformación sencilla en productos conservados en sal (salazón).
La realidad de los pocos centros de acopio construidos está marcada por el deterioro, el abandono o el incorrecto funcionamiento; producto de su incompatibilidad con la realidad del sector (ubicación, usos, calificación del personal, etc.) y, pese a haber realizado inversiones recientes en la modernización en dos de ellos, su funcionamiento sigue siendo marcado por problemáticas asociadas a la gestión (preparación de personal, insumos, administración, etc.).
Por otro lado, las capacidades de transporte son cada vez más precarias, considerando las condiciones actuales para cualquier parque automotor; lo cual está también repercutiendo negativamente y en buena medida en la actividad extractiva (capturas).
Infraestructura de apoyo o conexa. Al ser una actividad predominantemente artesanal, sus requerimientos de apoyo son muy elementales, pues no requieren de muelles, puertos o centros de reparación para la embarcación. Sus requerimientos se orientan más hacia locales/personal especializado en reparación de motores fuera de borda y tener acceso al suministro de lubricantes y combustible; éste último elemento se ha hecho considerablemente difícil en su acceso debido a las prohibiciones de surtido en envases transportables (bidones y pimpinas) y por las limitaciones actuales de combustibles en el país.
Empleo en cada uno de los aspectos considerados. Tradicionalmente la pesca es una de las actividades más relacionada a localidades en condiciones económicas desfavorables, pues se practica como una actividad con mentalidad primordialmente de subsistencia económica; y bajo esa óptica también ha sido tratada. La crisis económica actual indudablemente ha hecho más dependiente de la actividad a los pobladores de las localidades cerca de los cuerpos de agua (ríos, lagos, lagunas, embalses); quienes se ven en la necesidad de practicar la pesca como una actividad necesaria para acceder a algún tipo de proteína animal; sin importar requerimientos legales ni prohibiciones y elevando la presiones sobre los recursos.
La mano de obra calificada en el sector es un factor que al evaluarse se puede observar una caída muy importante, pues el que posee algún tipo de capacidad o formación en el sector emigra en búsqueda de mejores oportunidades. Esto abarca desde el propio pescador, con sus conocimientos ancestrales, hasta los investigadores y formadores/capacitadores (docentes) en conocimientos de este sector de la actividad pesquera continental.
FUENTES DE DATOS PRINCIPALES: FAO (2005). “Fishery Country Profile: República Bolivariana de Venezuela” http://www.fao.org/fi/oldsite/FCP/es/ven/profile.htm FAO (2019). “Global Production Statistics 1950-2017”. http://www.fao.org/fishery/statistics/global-production/query/es INSOPESCA (2019) https://www.insopesca.gob.ve/?page_id=587 Zambrano Sequín L y Sosa S. (2018). “Evolución del consumo de alimentos en Venezuela (1998-2017)” Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello. Caracas -Venezuela. 40 p. https://www.ucab.edu.ve/wp- content/uploads/sites/2/2018/10/IIESUCAB-Zambrano-Sosa-Informe- Consumo-Alimentos-08-2018.pdf