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PALABRAS DEL DIRECTOR EJECUTIVO, BIÓL. ALVIN DELGADO, CON MOTIVO DEL 25 ANIVERSARIO

Buenas tardes a todos los presentes, primero que todo quiero agradecerles el que hoy nos acompañen en esta fecha tan importante para la Fundación para la Pesca Sostenida y Responsable de Túnidos (FUNDATUN) pues celebramos 25 años de vida, durante los cuales hemos navegado en aguas tranquilas y otras veces tumultuosas; pero con el “CapitánCarlos Giménez B. siempre arribamos a puerto seguro. Han sido 25 años de grandes logros, pues todos los proyectos iniciados se han mantenido o concluido con éxito, adicional a ser reconocidos en Venezuela y fuera de nuestras fronteras. Proyectos liderados por sus buques insignias como son: el Programa Nacional de Observadores de Venezuela (PNOV), que ha tenido una trayectoria intachable y es considerado uno de los mejores; el Programa de Difusión de Asuntos Pesqueros y Ambientales con la revista COFA convivencia pesquera, atreviéndome a señalar que es la única revista de divulgación pesquera que se ha mantenido en el tiempo, que en los últimos años se ha publicado mensualmente, y la cual es un faro de la actividad pesquera nacional; y por el Programa de Seguimiento Pesquero, el cual ha llevado el pulso indicador de los precios de los productos pesqueros en la ciudad de Caracas durante largo tiempo y el cual últimamente ha cobrado mucha relevancia.

El año pasado correspondió realizar el cambio de mando de la flota, a la que espero poder mantener navegando y seguir cosechando logros; esperando poder seguir contando con la orientación y consejos del “CapitánGiménez por muchos años más, por sus conocimientos y experiencia.

Esta organización se debe a que nuestros Armadores se empeñaron y crearon FUNDATUN, la cual ha cumplido con los objetivos por la cual fue creada, al Organismo Nacional de Ordenación Pesquera del momento, quienes confiaron la operatividad del programa de observación a esta institución, y a las Organizaciones Regionales de Ordenación Pesquera del Océano Pacífico Oriental (OPO), la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) y el Acuerdo sobre el Programa Internacional para la Conservación de los Delfines (APICD), quienes nos brindaron el apoyo inicial de crecimiento con sus experiencia y quienes dictan las pautas para el cabal monitoreo de la actividad pesquera atunera y de las especies relacionadas.

Sin duda se trabajará en mantener el espíritu de trabajo en conjunto para seguir cosechando logros y éxitos. Para concluir esta breve introducción aprovecho para saludar a las máximas autoridades de La Fundación encabezadas por su Presidente, el Sr. Salvador Natoli, su Vicepresidente, el Sr. Doménico Pinto, y su Director, el Sr. Francisco Ortisi; quienes, aunque no nos han podido acompañar hoy, sé que nos seguirán apoyando en todos los programas y emprendimientos que realice La Fundación; con el respeto siempre brindado a las actuaciones apegadas a lo institucional que se han realizado.

RESEÑA DE LA HISTORIA DE LA PESCA ATUNERA VENEZOLANA

Ya entrando en la materia, quisiera iniciar haciendo una breve reseña de la historia de la pesca del atún en Venezuela, para poder comprender el porqué de la creación de FUNDATUN; sabiendo que luego el Exdirector Ejecutivo y ahora asesor, “CapitánGiménez, disertará sobre la actividad pesquera venezolana y el rol que ha jugado La Fundación en la pesca sostenible y responsable.

Cuando comencé mi carrera en la Universidad de Oriente (UDO) leí, en alguna de las abundantes referencias bibliográficas que tocaba revisar, que el atún era pescado por algunas tribus indígenas venezolanas; sin embargo no explicaba si era una tradición propia o fue influenciada por los conquistadores, ya que en Europa la pesca y procesamiento de atún se realiza desde épocas muy remotas. Indicios de que el atún era capturado en la prehistoria hay en el arte rupestre hallado en cuevas, adicional a que hay bastante evidencia que era capturado por los egipcios y posteriormente por los romanos, griegos y fenicios; estos últimos desarrollaron una gran pesquería en su época y se tienen los primeros indicios de su preparación para conservarlo en salmuera y ahumado. Una de las pesquerías más desarrollada fue la asociada al uso de las Almadrabas, arte de pesca fijo de redes para capturar gran cantidad de atunes que se acercaban a la costa, entraban a ensenadas y bahías durante sus migraciones en busca de alimento; aun cuando también se utilizaron redes y se usaron cañas con anzuelos para capturarlos.

Pese a la breve referencia histórica, me centraré en hablarles de la pesca de atunes tropicales en nuestro país. Lamentablemente en los documentos revisados, sobre la actividad atunera venezolana en sus inicios, no hay claras referencias o buenas estadísticas de esa pesca en Venezuela; solo se puede verificar que es a mediados de los años 40 que al parecer se comienza a llevar ciertas estadísticas y se tiene registro de embarcaciones dedicadas a la pesca de atún, sin especificar qué tipo desde el año 1942. Entre esa fecha y el año 1953, alternativamente, se registraron entre una y dos embarcaciones por año. En 1954 operaron tres y desde ese momento comienzan los registros más precisos de la pesca de túnidos hasta la fecha. En este año se le permitió al buque palangrero japones BOSSO MARU realizar pesca exploratoria y, posteriormente, en 1959 se permitió la pesca a una segunda embarcación de nombre “SHOYO MARU”. Como resultado de esas experiencias se conforma una empresa venezolana-japonesa en ese mismo año y, en 1961, incorporan una tercera embarcación palangrera más grande, el “ALTAMAR III” de 150 toneladas. Todas estas embarcaciones pescaban principalmente atunes Aleta Amarilla (Rabil) y Albacora (Atún Blanco).

En 1972 se emitió permiso para realizar pesca exploratoria al buque cerquero de bandera española “ALBACORA DOS”, de capacidad de bodega de 600 toneladas, el cual pescaba en asociación con dos buques cañeros de madera (maciceras) el “ERREÑEZUBI” y el “GURECITA”. La captura obtenida en el primer viaje fue muy buena y llamó la atención por lo menos de ocho cerqueros extranjeros. Estos buques cerqueros pescaron asociados con buques cañeros que utilizaban carnada viva, la cual tenía como función mantener el atún comiendo cerca y en la superficie mientras el cerquero largaba la red alrededor del mismo. Una vez completado el cerco, cuando subía las primeras anillas de la relinga de la red subía al cerquero, el cañero salía pasando sobre los corchos sin problemas; ya que tenía la propela protegida para evitar el enmallamiento con la red.

En las dos décadas siguientes continuó el crecimiento de esta pesquería, alcanzando el mayor número de embarcaciones registradas en 1996 con 27 cerqueros, 17 cañeros y 141 palangreros. Las embarcaciones palangreras posteriormente comenzaron a decrecer hasta mediados de los años dos mil; posteriormente, a partir de mediados de 2010, comenzó un nuevo auge y es la pesquería atunera predominante al día de hoy. En cuanto a los cañeros comenzaron a declinar a partir del 2008 y actualmente no está operando ninguna embarcación. En el caso de los cerqueros, también comenzaron a declinar en número y la mayor parte se fue a operar al Pacífico Oriental Tropical con algunas campañas en el Mar Caribe. Actualmente solo está pescando una embarcación en la zona del Mar Caribe y Océano Atlántico, el “AMAZONAS”, y está pensando irse al Océano Pacífico por las bajas capturas que ha reportado en las últimas campañas.

Ahora toca hacer una referencia más específica a la pesca venezolana en el Océano Pacífico, donde somos un País No Ribereño. A mediados del año 1973, la empresa pesquera de los hermanos CANNAVO adquirió un cerquero atunero de 298 metros3 de capacidad de bodega llamado “LAS AVES” para operar en el Pacífico; el cual dio buenos resultados en esa primera campaña de exploración. Lamentablemente, iniciando el primer viaje de pesca en el año 1974, se hundió en aguas del Océano Pacífico. En el año 1975 se incorpora a la flota venezolana la embarcación “LUCILLE”, de 1.089 metros3 de capacidad de bodega, perteneciente a la empresa VENATUN; cuyos accionistas, los hermanos Manuel y Bernardo Elduayen Lasarte, ya tenían experiencia en la pesca atunera esa área. Posteriormente se fueron incorporando más embarcaciones cada año. En 1980 teníamos 5 embarcaciones con capacidad acumulada de 5.622 metros3. En 1988 se alcanzó el máximo de 26 embarcaciones de la flota, con una capacidad acumulada de 29.685 metros3. El número de embarcaciones en la flota tuvo muchas fluctuaciones entre ese año y el 2005; año en el que regresamos a tener el máximo de 26, pero ahora operando con una capacidad acumulada de 33.389 metros3. En el período posterior y hasta 2013, la cifra de embarcaciones fluctuó entre 22 y 18 barcos, con una capacidad acumulada de unos 29.000 metros3. Es importante resaltar que durante el periodo de 2013 al 2023 solo han operado entre 15 y 12 embarcaciones, el resto han estado inoperativas por diferentes causas.

RESEÑA SOBRE LOS RECURSOS APROVECHADOS POR LA PESCA ATUNERA VENEZOLANA

En las áreas del Océano Atlántico y Mar Caribe la pesca industrial de atún se centró inicialmente en la captura de los atunes Albacora (Atún Blanco) y Aleta Amarilla (Rabil); posteriormente, a los objetivos de captura se incorporaron el atún Patudo (Ojo Gordo), el Barrilete (Listado) y finalmente el atún Aleta Negra. Las mayores capturas en el área del Caribe-Atlántico, desde que comenzó la pesquería, se registraron en el año 1983, con 45.588 toneladas; registrando luego amplias fluctuaciones, hasta que en 1994 se registró un repunte al capturar 36.007 toneladas. Posteriormente, y pese a alcanzar un repunte de 30.428 toneladas en 2001, la tendencia general de las capturas fue de continuo declive; hasta situarse en 3.740 toneladas en el 2022. Los artes de pesca principalmente empleados son la caña, el palangre o el cerco; siendo en este último caso empleado en las modalidades de capturas sobre “cardúmenes puros” de atún, ayudándose o no con cañeros, y sobre “cardúmenes asociados a” tiburones ballena o sobre ballenas.

Para el caso del Océano Pacífico, las capturas de atunes por parte de nuestra flota son principalmente dirigidas al atún Aleta Amarilla. En cuanto a los volúmenes de capturas de esta especie de atún, desde 1991 al 2005 fuimos el segundo país con las mayores capturas, después de México, con capturas que oscilaron entre las 42.000 a más de 120.000; volumen de captura alcanzado en el año 2002. Posteriormente, las capturas han ido fluctuando a la baja y, en 2023, capturamos un total de 29.944 toneladas; lo que representa el 3,6% de la captura total en el Océano Pacífico Oriental (OPO) y el valor más bajo en porcentaje de captura desde 1981, que fue 3,9%. En cuanto a los métodos de pesca usados en esta área, solo pescamos con buques cerqueros y se utilizan tres métodos “sobre cardúmenes puros” de atún, “sobre objetos flotantes” (los cuales pueden ser naturales o artificiales, denominados plantados) o “asociado con delfines”; siendo este último el que realiza principalmente nuestra flota. En este punto, muchos se preguntan ¿qué tienen que ver los delfines en esa pesquería de cerco?... y es que, a finales de los años cincuenta, los pescadores de atún de Estados Unidos se percataron que los atunes adultos de Aleta Amarilla estaban asociados a unos tipos de manadas de delfines; lo cual facilitaba su ubicación y persecución para capturarlos que el equivalente de pescar “sobre cardúmenes puros”, en los que muchas veces los ejemplares se sumergían más profundo y aparecían fuera de la red.

Al principio de la implementación de este método “asociado con delfines”, la mortalidad incidental de los delfines atrapados en el cerco con los atunes fue muy grande; hablándose de mortalidades que alcanzaban entre doscientos mil a cuatrocientos mil delfines al año. Un trabajo inicial conjunto de pescadores, armadores y científicos permitió desarrollar modificaciones en la red y la implementación de la denominada “maniobra de retroceso”, que junto a métodos de rescate permitió que los delfines fueran liberados y se fuera disminuyendo la mortalidad. Pero es a partir de la entrada en vigor de un Acuerdo para la Conservación de Delfines (Acuerdo de La Jolla) para efectivamente reducir la mortalidad de delfines, posteriormente sustituido por el Acuerdo sobre el Programa Internacional para la Conservación de los Delfines (APICD), que se contrajo la mortalidad a niveles inferiores a los 1.000 delfines al año; un nivel de mortalidad incidental que se determinó que no afectaba las poblaciones de delfines involucrados.

Esto nos lleva a un punto poco resaltado de nuestra flota y es que, desde el principio de esta iniciativa, se viene participando inicialmente de forma voluntaria con el incipiente Programa de Observadores de la CIAT, luego con una cobertura del 33% desde 1983 y, posteriormente, con una cobertura de 100% desde 1993; la cual exigua el Acuerdo de La Jolla y que se formalizó aún más con la entrada en vigor del APICD.

Mucho grupos ambientalistas, que en un pasado no estaba de acuerdo con esta pesquería de cerco “asociada con delfines”, ahora la avalan; primero por la efectiva reducción significativa de la mortalidad incidental de delfines y por qué la gran mayoría de los atunes capturados ya han llegado a su edad reproductiva, adicional a que las capturas de “especies no objetivo” son sumamente bajas. Eso permitió catalogar esta pesquería de atunes “asociada con delfines” como la más ecológicamente más sustentable; sentando el precedente para que las iniciativas del APICD, en apoyo al Código de Conducta para la Pesca Responsabley donde se enmarcaban los Programa de Observadores, recibieran en 1985 el Premio Margarita Lizárraga, el mayor reconocimiento a la pesca responsable de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Sin embargo, en la actualidad, las pesquerías de cerco atunero “asociadas a plantados” están capturando grandes cantidades de atunes juveniles de Aleta Amarilla y Patudo, adicional a grandes capturas de “especies no objetivo” (tiburones, dorados, rayas entre otros); muchos de los cuales no son aprovechados comercialmente y muchos desechados. Esta pesquería, cuyo principal objetivo de captura es el atún Barrilete, ha incrementado sus capturas a un nivel tal que esté año pueden duplicar las capturas de esta especie reportadas en 2023, las cuales fueron récord en ese año para el Océano Pacífico Oriental, e inclusive existe la posibilidad que ocurra un nuevo récord en los lances sobre plantados (incremento del esfuerzo pesquero). Por otro lado, han disminuido las capturas de Aleta Amarilla y Patudo, habiendo mucha incertidumbre que sea por el impacto de esta pesquería en la disminución de esas especies; al capturar sus juveniles. Esta problemática debería acopiar un mayor interés de estudio para ser resuelta, sobre todo por el auge del esfuerzo pesquero que está monopolizando en comparación con las otras.

¿POR QUÉ NOS CONVERTIMOS EN UNA POTENCIA ATUNERA?

Al país poseer 3.726 kilómetros de costas que colindan con el Océano Atlántico y Mar Caribe, entre costa continental y las 311 islas en nuestras aguas jurisdiccionales, es lógico que existiera una vocación hacia el mar que se convirtió en tradición pesquera. Adicionalmente, el establecimiento de una industria de procesamiento pesquero dirigida hacia conserva y harina   que inicia desde 1938 con la instalación de las plantas de la Compañía Anónima Industrial de Pesca (CAIP) y de “Alimentos Margarita” (actualmente perteneciente a Empresas Polar), a las cuales le siguen la de “Productos Mar” en 1948 (actualmente AVECAISA) y “La Gaviota” (actualmente es la empresa estatalLa Gaviota conservas alimenticias”) en 1950, permitió potenciar aún más esa vocación; que aunque inicialmente estaban dirigidas al procesamiento de la sardina, no les fue difícil ampliarse a incorporar la línea para procesar atún.

A ello se debe sumar también el hecho de ser un país productor de petróleo, brindando una ventaja competitiva importante en el precio de combustibles y lubricantes. La visión comercial también promovía al estar más cerca de los grandes centros de consumo de atún, como eran los Estados Unidos y Europa. Igualmente se sumaba el hecho que existían las infraestructuras para reparar barcos, equipos y redes; adicional a que un Organismo Nacional de Ordenación Pesquera con visión de esa potencialidad, dio los pasos adecuados para permitir la creación, incorporación y consolidación de una flota de altura necesaria al promover la Ley de Privilegios e Hipotecas Navales, establecer la norma 60:40, que permitía exportar el 60% y dejar el 40% para la transformación y consumo nacional, entre otras. Pero lo más importante fue que algunos empresarios, de origen italiano y español principalmente, vieron la pesquería atunera como un negocio rentable y apostaron al mismo, convirtiendo a Venezuela en un “País Atunero”.

Se formó una tormenta perfecta, pero en positivo, donde se conjuraron todos estos elementos y nació una prospera industria, la del atún, y convirtieron a Venezuela en: (a) el primer país con capturas de túnidos del Océano Atlántico Centro-Occidental y el Mar Caribe, (b) la segunda potencia en capturas de atún Aleta Amarilla en el Océano Pacífico Oriental (OPO), (c) en un país altamente productor de conservas de atún y (d) uno de los países con mayor consumo de atún al fresco per cápita de la región. Adicionalmente nos ha dado el Derecho Histórico a poder pescar en un océano del cual no somos ribereño.

Por último, no hay intención en esta disertación de explicar por qué hemos dejado de ser una potencia atunera; sino evidenciar todos los elementos para volver a ser de nuevo un país con una gran industria atunera. Tenemos: la vocación; infraestructuras que van desde centros de reparación, instalaciones para almacenamiento en frio, procesamiento y comercialización; producción de combustibles; una flota aún relevante y, lo más importante, empresarios que nunca han dejado de creer que este es un buen negocio, que apostarían de nuevo para que Venezuela y en especial el estado Sucre vuelvan a tener el sitial en este negocio que por muchos años sustentamos. Hagámoslo una realidad.

Alvin Delgado M.

Director Ejecutivo de FUNDATUN

Caracas, 25 de junio de 2024

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