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PRESENTACIÓN EDITORIAL

Carlos E. Giménez B. - asesor FUNDATUN - 07 de marzo de 2025

La presente edición del Boletín COFA convivencia pesquera, de la Fundación para la Pesca Sostenida y Responsable de Túnidos (FUNDATUN), se inicia revalidando los recordatorios de las fechas conmemorativas y aniversarios emblemáticos vinculados a la vocación pesquera y ambiental de la institución. El segundo mes del año inició pronto con la celebración del Dia del Mundial de los Humedales (02 de Febrero), una fecha para conmemorar la “Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional”; convención firmada en la ciudad de Ramsar (Irán) en 1971, modificada posteriormente según el Protocolo de Enmienda de París (1982) y el Protocolo de Enmienda de Regina (1987). Los humedales son espacios vitales y fundamentales para la vida en el planeta, por ser ecosistemas donde viven un gran número de especies y que participan del ciclo de la regulación del agua y el clima.

Posteriormente, el tercer domingo de febrero, se celebró el Dia del Mundial de las Ballenas (16 de Febrero); fecha para rendirle homenaje a estos colosos de los océanos. La fecha proclamada en 1980 por la Pacific Whale Foundation para concientizar acerca del valor ecológico de estas especies para el planeta, ante las amenazas de extinción por la caza indiscriminada y su vulnerabilidad a los problemas ambientales (contaminación por elementos tóxicos y las alteraciones derivadas del Cambio Climático).

Cada día se entiende con mayor pertinencia, la necesidad de armonizar los elementos de soporte técnico-científico, basados en investigaciones sobre seguimiento de las pesquerías, que contemplen la producción, los efectos de la pesca, los elementos biológicos de crecimiento, los desplazamientos (migraciones) y el ecosistema en general; para de esa forma garantizar una sostenibilidad real del recurso y una referencia clara de los niveles de explotación. De ello deriva que, en los esquemas de procedimientos de los sectores encargados del manejo de los recursos pesqueros y acuícolas (Organismos Nacionales o Internacionales de Ordenación Pesquera), sea imperativo la incorporación de todos los factores que forman parte de la evaluación de los recursos (investigación, extracción y procesamiento de los recursos), sincronizándolos adicionalmente con criterios adecuados para de ahí obtener una gobernanza adecuada y aceptada por los componentes del sistema; derivando además en la correspondiente formación de recursos humanos para las distintas fases (supraestructura) y en los elementos de apoyo a la explotación, transformación y comercio de los productos obtenidos. A propósito de estos temas, el Centro de Estudios Caribeños de la Universidad de Oriente (CEC-UDO) celebró su X Coloquio, del 25 al 27 de junio del año pasado, con una temática centrada en una visión transdisciplinaria de los retos y desafíos de la pesca en el oriente venezolano. En el mencionado evento se presentaron ponencias de destacados profesionales en materias relacionadas a las pesquerías; donde se destaca la participación dos excelentes profesionales asociados a los temas de los recursos transzonales y altamente migratorios, como son: Biol. Alvin Delgado, Director Ejecutivo de FUNDATUN, y la MSc. Mariela Narváez, Profesora de la UDO; quien para concluir su intervención sentenció categóricamente que “sin investigación no hay ciencia”.

A título de referencia, no se puede dejar de señalar que la Ley de Pesca de 1944, aprobada con apenas 30 artículos y que perduró más de 40 años, ya contenía la integración de representantes de la actividad pesquera en todas sus fases, a través de una Junta Consultiva Nacional de Pesca. Inicialmente, quizás no era tan necesaria la integración de criterios para el manejo de las pesquerías en Venezuela, ya que estaba en un proceso inicial de instalación y crecimiento de la actividad; sin embargo, al llegar el momento en que esa Junta debía operar para orientar los niveles de explotación, lo cual sucedió a comienzo de la década de los ochenta, ya las bases legales existían.

También es importante señalar lo sucedido con el tema del “Atún” y la variedad de componentes que tiene esta actividad. Cuando se hace referencia que “Venezuela es un país atunero”, se hace asociándolo al consumo de “Atún” a niveles más altos que el promedio global; no debido a una naturaleza genética del venezolano, sino que se trata de una serie de circunstancias que determinaron esa propensión. Para ello se debe iniciar señalando que Venezuela tiene una experiencia cercana a las 9 décadas como productor de conservas (sardina, pepitona y harina-aceite de pescado); la cual inicia en 1938 con la instalación de las plantas de la Compañía Anónima Industrial de Pesca (CAIP) y de “Alimentos Margarita” (actualmente perteneciente aEmpresas Polar), siguiéndoles la de “Productos Mar” en 1948 (actualmente AVECAISA) y “La Gaviota” (actualmente es la empresa estatalLa Gaviota conservas alimenticias”) en 1950, que potencian aún más esa vocación.

Sin embargo en el caso de la sardina, que tenía los mayores niveles de producción, se tenía la dificultad de tener una estacionalidad muy marcada; por lo que se requería una alternativa para poder sustituir los altos volúmenes de producción de conserva en la época de escasez del recurso y allí es donde aparece la oportunidad del atún como alternativa. Según ciertas estadísticas incipientes de la época, se tiene registro de embarcaciones dedicadas a la pesca de atún desde inicios de los años 40, pero no es sino hasta mediados de los años 50, que la empresa privada lidera una iniciativa exploratoria y comercial con las operaciones del buque palangrero japones BOSSO MARU, que se sientan las bases del crecimiento de una flota dedicada a esa actividad; la cual debe sortear las dificultades económicas y espaciales que surgían con el aprovechamiento pesquero del recurso “Atún”. Estas actividades inician en la zona del Océano Atlántico Centro-Occidental, donde Venezuela es país ribereño y beneficiaria de las migraciones de atunes en el área, particularmente en la franja tropical; siendo ésta una entrada muy importante para nuestro país, ya que España era un centro de industrialización y debía tener asegurado el suministro de materia prima de una especie altamente migratoria; lo cual fue un complemento a las operaciones atuneras del país en el Atlántico.

Venezuela entra en el esquema productor cuando se ponen en operación las primeras unidades cerqueras de producción y, posteriormente, logró manejar circunstancias aún más difíciles para apuntalar su presencia en las pesquerías del Océano Pacífico; que es actualmente la fuente principal de materia prima. La calificación atunera del país requirió de toda una transformación necesaria en términos de las variantes políticas, económicas e infraestructurales; la cual inició al definirse como válida la figura del “arrendamiento con opción de compra” de las unidades pesqueras, política que permitió incorporar barcos de gran calado para la pesca de atunes en el corto y mediano plazo. La participación en las pesquerías atuneras del del Océano Pacífico Oriental (OPO), de las que el país que no es ribereño, requirió de la incorporación a la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT); Comisión que rige la explotación de atún en el área. Esto ha ameritado manejar con mucha pertinencia la situación de la distancia a la zona y atravesar el canal de Panamá; por lo que elemento clave fue el combustible venezolano; cuyo precio era desde luego competitivo y más con España que tenía que subsidiarlo para participar en pesquerías tan distantes. El país se advocó al manejó tal situación de manera interinstitucional, creando estructuras de concertación para la asignación de cupos de combustibles; que se convierte en un instrumento de manejo de la asignación de cupos en 1983. Por iniciativa de la Dirección General de Pesca y con la participación del Contra Almirante Antonio Guzmán Quevedo, Director General de Transporte Marítimo, Anselmo López Oquendo, Director de Puertos y Costas, Luis Bonet, Director de Navegación y Carlos Giménez, Director General de Pesca y Acuicultura. Del trabajo de este comprometido grupo, al que se incorporó personal de Petróleos de Venezuela (PDVSA), se derivó la calificación de empresas y se desarrolló, posteriormente, lo relativo a la asignación de un cupo de combustible a la flota sobre la base del consumo unitario de las unidades (Buques); cupo que se asignaban al grupo mediante la sumatoria de la asignación individual.

Durante el desarrollo de la actividad, el país consolidó una estructura de apoyo en tierra (muelles, diques secos, frigoríficos, plantas lomeras y de conserva-harina), que junto con las facilidades de acceso a combustible (al ser país productor), le permitieron obtener ciertas ventajas comparativas; las cuales potenciaron el haber logrado incursionar, desde finales de la década de los setenta, en las aguas distantes del Océano Pacífico Oriental. Adicionalmente la participación efectiva en las tres Convenciones Internacionales (ICCAT, CIAT y APICD), que rigen la actividad atunera en las aguas donde opera la flota venezolana, le califican a como un país con histórica participación en la sostenibilidad de la pesquería atunera y afianzan Derechos Históricos en las zonas de Alta Mar de ambos océanos donde se opera; cuestión que se debe preservar por la incidencia lógica que para nosotros tiene desde la perspectiva alimentaria y de consolidación de derechos internacionales.

Con seguridad, una referencia pertinente fue la creación de FUNDATUN y la colaboración interinstitucional que, desde sus inicios y mediante convenios firmados por su Director Ejecutivo, brindaron: la Universidad de Oriente (UDO), por medio de la Rectora Veridiana González; la Fundación La Salle de Ciencias Naturales (FLASA), por medio del Dr. Pablo Mandazén Soto (Hermano Ginés) y la instrumentación de cursos los realizados en el Instituto Universitario Tecnológico del Mar (IUTEMAR); entre otras instituciones. Adicionalmente sumando los apoyos brindados por excelentes profesionales, de gran formación y vinculados a la evaluación atunera, tanto nacionales, los Dres. Freddy Arocha y Jeremy Mendoza como internacionales, los Dres. James Joseph, Robin Allen, David Bratten y Martin Hall, por señalar algunos. Se debe destacar también el empeño puesto de parte de los biólogos encargados de instrumentar el Programa Nacional de Observadores de Venezuela (PNOV), responsabilidad que recayó en las personas de Alvin Delgado y Manuel Correia; que adicionalmente recientemente arribó a 25 años de labor ininterrumpida en el monitoreo de la flota venezolana en el Océano Pacífico Oriental y bajo los estándares de los Organismos Regionales de Ordenación Pesquera (OROP´s) que rigen esa área (CIAT y APICD). Indudablemente quedan algunas cuestiones pendientes como es el uso de contenedores frigoríficos para facilitar las operaciones en el Océano Pacífico, el uso de puertos internacionales para Venezuela, así como la disminución y deterioro de las flotas atuneras en ambos océanos.

Un muy oportuno artículo de los biólogosJaime Bolaños Jiménez, de Proyecto Orcas del Caribe, y Jemimah Rivera, de INPARQUES, brindando una guía para permitir la identificación de ejemplares de delfines en situación de varamiento y a raíz de los recurrentes eventos que se vienen dando en el oriente venezolano.

De igual manera se actualizan los habituales aportes mensuales que tienen que ver con: el comportamiento y la tendencia del mes de los precios promedios de los productos pesqueros en la zona de Caracas, de la mano de la Econ. Neira Soto y el Biól. Abelardo A. Riera F., así como un renovado reporte sobre de captura de túnidos, estimados por especie y por países en la zona del Océano Pacífico Oriental (OPO), basados en los informes semanales que realiza la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) a los gobiernos. Se invita a que compartan sus opiniones, inquietudes y/o comentarios por mensajes al correo electrónico fundatuncofa@gmail.coma o través de las redes sociales; siempre con el mayor respeto.

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