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procedimiento
✓ Reflejo de actitud: Se le llama también reflejo de eludación y se define como la situación en la cual se pone en manifiesto las actitudes que deriva de manera directa de las palabras y posturas corporales del individuo. ✓ Reflejo de pensamiento; Ayuda a los individuos a percibir mejor, no solo sus propios sentimiento y actitudes, sino también a conocer y analizar sus propios sentimientos y expresarlos.
El reflejo es la imagen de la comunicación emocional: si el paciente dice “¡me siento como una porquería!”, el terapeuta puede reflejar esto de vuelta diciéndole algo como “Ya. La vida le trata mal, ¿no?” Al hacer esto, el terapeuta le está comunicando al paciente que de hecho está escuchando y se está preocupando lo suficiente como para comprenderle.
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También el terapeuta está permitiendo que el paciente se dé cuenta de lo que él mismo está comunicando. Usualmente, las personas que sufren dicen cosas que no quieren decir por el hecho de que el sacarlas hacen sentir mejor. Por ejemplo, una vez una mujer entró en mi consulta y dijo “¡Odio a los hombres!” Le reflejé diciéndole: “¿Odia a todos los hombres?” Ella contestó: “Bueno, quizás no a todos” Ella no odiaba a su padre, ni a su hermano y por continuidad, ni a mí. Incluso con esos hombres a los que “odiaba”, se dio cuenta luego que en la gran mayoría de ellos no sentía hasta el punto de lo que la palabra “odio” implica. De hecho, mucho más adelante se percató de que lo que sentía era desconfianza hacia los hombres y de que tenía miedo de que le trataran como lo hizo un hombre en particular.
El terapeuta se dedica activamente a escuchar al cliente que, en lugar de buscar información para otro propósito, como un problema o síntoma. El objetivo es escuchar y empatizar.
Es la actitud de autoridad por la que el consejero o entrevistador sustituye al interlocutor para indicarle lo que debe hacer. Decide cuál es la solución que el cliente debe adoptar. Puede incluso amenazarle con no ayudarle más si no ejecuta lo que él ordena. Este tipo de respuesta sitúa ipso facto al cliente en una actitud de dependencia que niega de forma radical su autonomía y le bloquea el camino en una exploración más profunda de su problema.
El consejero o entrevistador sustituye al interlocutor para sugerirle lo que debe hacer. Desea que elija lo que él elegiría. Supone una evaluación de la situación e indica al cliente cómo debería actuar.
El consejero o entrevistador emite un juicio del valor relativo al mérito, la utilidad, la exactitud de lo que dice el cliente. Puede ser así:
1. Una evaluación en el plano lógico: Indicando al interlocutor que lo que él piensa es verdadero o falso.
2. Una evaluación en el plano moral: Versa sobre la opinión o intención del interlocutor indicándole si lo que piensa es bueno o malo.
El cliente se siente juzgado y según Rogers, esto se convierte en uno de los principales obstáculos para la comunicación. La evaluación induce a una sensación de desigualdad e inferioridad. La desaprobación suele generar una de las reacciones siguientes: inhibición, culpabilidad, rebelión, angustia. La aprobación puede llevar a una búsqueda ulterior de acuerdo a cualquier precio y a una consecuente orientación no auténtica. La evaluación prepara con frecuencia el consejo.
Se trata de una respuesta tranquilizadora que intenta llevar alivio, consolación, disminución de la ansiedad y la angustia. Por ejemplo: se trata de desdramatizar la situación: "No es tan grave, ya se arreglará"; o de generalizarla: "Es una situación frecuente, usted no es el único que la sufre".
De una u otra manera esta actitud implica que lo que siente el cliente no está justificado, bien porque el problema no existe, bien porque no es tan grave como el cliente se lo imagina. Este tipo de respuestas encierra una actitud paternalista que puede inducir a reacciones de dependencia o contra dependencia.
Es una respuesta que trata de instruir al cliente sobre sí mismo, de hacerle tomar consciencia de algo. De una manera más o menos clara, indica cómo el cliente debería o podría representarse la situación. Traduciendo y explicando las ideas del interlocutor o su comportamiento, se le muestran las razones de lo que acaba de expresar o de su actitud. El consejero proyecta su propia manera de comprender, sus elecciones o su teoría y a través de esto distorsiona lo que el sujeto intentaba expresar.
Respuesta que trata de obtener datos suplementarios, verificar o profundizar la discusión. Implica que el cliente podría o debería examinar con más detalle tal o cual aspecto del problema o, dicho de otra manera, que el problema es más complejo de lo que piensa el cliente. Al insistir sobre algo que ha sido olvidado, el entrevistador deja aparecer su propio modo de juzgar lo que es importante.
Esta respuesta provoca una inducción, ya que orienta al cliente hacia los detalles deseados por el entrevistador. De allí al abandono, por parte del cliente, de la expresión de lo que siente para asumir el papel de quien responde a un interrogatorio, no hay más que un paso. Pueden inducirse también reacciones hostiles al percibirse una curiosidad inquisidora o un juicio implícito por parte del entrevistador