Revista CLASS

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CLASS Las idilicas medidas

90-60-90 La vida privada del diseテアador de modas Rompiendo estereotipos de

belleza femenina

Cテウmo hablar con una modelo y no morir en el intento

Aテ前 I - Nツー1 - PVP 50,00 - JULIO - 2014




E D I TO R I A L La Influencia de la moda y la publicidad en los Jóvenes La caja mágica, internet, el propio entorno social... son los medios de sugestión por excelencia. En todos ellos la publicidad y los clichés de la moda se han hecho hueco ¿Papa Noel era rojo? NO era verde, es más, el rojo jamás predominaba en navidades, era el verde hasta que Cocacola lo vistió de rojo para un anuncio promocional. El caso Cocacola es curioso porque su publicidad ahora esta orientada a la asociación de la marca con la felicidad. Venden calidad, belleza, fantasia e ilusion de perfección, venden precio asequible o incluso su reverso, vease el anuncio promocional de 1880 una marca dedicada a la venta de turrón; el suyo es el mas caro del mundo.. ¡¡y lo dicen!! El cerebro de un niño en sus primeros 10 o 12 años de vida actúa como una esponja, absorbe todo tipo de conocimientos sean cuales sean, todo lo que percibe se queda grabado en sucabeza. En la adolescencia, esa metafora de crisálida, es el momento donde a base de franquear prohibiciones, porque no hay nada mas deseable que lo prohibido, se intenta forjar un yo mas maduro, ser auténticos y únicos aunque para ello se tenga que llevar los consejos de un padre por delante y es precisamente ese hecho lo que los hace vulnerables a los ataques certeros del marketing y a los prejuicios de la moda: su propia rebeldía e inmadurez propia de una edad en crecimiento.

CLASS Julio 2014

EDITORES Darwin García Lugo Peña Gabriela Romero

REDACTORES Janine Vigas Sorely Soto Saida Garcia Félix Hernández Oscar González

COORDINADOR EDITORIAL Raúl Figuera

DIRECTOR Raúl Figuera

DIRECTOR COMERCIAL Lugo Peña

IMPRESIÓN Impresos Puligrafica 66 C.A

GERENTE DE VENTAS Alfred Parodi

REDACCIÓN Gabino Matos Beatriz Chavarri Lecuna

CORRECCIONES Beatriz Chavarri Lecuna FOTOGRAFÍA Darwin García Gerardo Gutiérrez DISEÑO Y MAQUETACIÓN DadStudio C.A DISTRIBUCIÓN El Nacional

COLABORADORES Janine Vigas Nidia Tabarez Jeyni González Isaura Romero Júan Carlos Romero PREPRENSA Alex Ramos Adriana González Rodrigo Peña


POSTURA

M O DA

ENFOQUE

4

El acto de vestir en la sociedad

2 1 ¿Quien viste

2 4 “La moda sigue siendo una foto

6

Donde habita la creatividad

2 1 Cómo vestir para

Plasmando la idea a través 2 4 de la camara La creación de un buen concepto

a quien?

la Gran Guerra

social”

7

El lado oscuro de ser modelo

8

Icono de la moda, objetos del racismo

2 5 Las idilicas medidas

9

La piel que habitas, relevo generacional de la moda

2 5 El dia en imagenes

10

Una carrera de obstáculos

11

Zapatero a su zapato

90 - 60 - 90

El diseño de modas

1 2 es un arte

Rompiendo

2 1 estereotipos

de belleza femenina

2 2 Montar, Vender, Cerrar 22

Desempolvando La Alta Costura

23

La mujer que inventó la moda

2 3 En ruta con Lagerfeld

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50 - 60 - 70

1 3 “La Moda un universo de artesania”

1 3 Arte o cliche

LO CAC I Ó N

E N CA J E 1 4 Lo que es moda no incomoda

1 6 Las mujeres reales también pueden ser modelos

85

26

El Culto a la moda

26

La belleza natural como un toque

EXÓTICO

1 6 Al otro lado del espejo 1 7 Dejar la Piel 1 8 “Sigo buscando la prenda perfecta”

27

Una pasarela en busca de voces originales

28

El arte de seguir en la primera fila de la moda


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POSTURA

El acto de vestir en la sociedad Cuando indagamos sobre la aparición del acto de vestir en la historia de la humanidad nos resulta común imaginar a los antepasados primitivos domando a las fieras, comiendo su carne y usando su piel para protegerse de un clima extremo y entorno adverso. Sin embargo, esta es tan solo una más de las variadas teorías sugeridas acerca de los orígenes del vestir, siendo incluso rebatida con la puesta en evidencia de comunidades humanas que habitan regiones con condiciones climáticas extremas y no hacen uso de prendas de vestir como protección o dicho de otra manera, la función de la ostentación, la distinción de clase, el oficio, la pertenencia y la exclusión entre otras, constituyen las múltiples razones de ser del vestido y en términos semióticos lo sitúan como signo, cuyo significante está ligado a infinitos significados determinados por el contexto y la cultura donde aparecen en escena. Al vestirnos, preparamos nuestro cuerpo para el mundo social; por medio de la ropa que elegimos y su combinación creamos discursos sobre el cuerpo: aceptable, respetable, deseable, violento o abyecto. Nuestro modo de vestir denota indefectiblemente una toma de posición, tanto en un sentido de inclusión (a un grupo, una identificación con un género musical), de exclusión o diferenciación frente a un referente establecido (familia, compañeros de estudio, otros jóvenes del barrio). De esta manera, como artefactos culturales, el vestuario y los diferentes elementos de decorado corporal se convierten en vehículos de expresión, símbolos de identidad y declaraciones de una preferencia estética, nuestros cuerpos vestidos hablan y revelan una cantidad de información sin mediación de las palabras. Gabino Matos


La imagen y la identidad Caminar por la calle, recorrer lugares ajenos a la intimidad de la casa, trasladarse de un espacio a otro nos coloca frente a un devenir de incontables imágenes del mundo y de los otros. A diferencia de los entornos rurales o las localidades de poblaciones pequeñas, la ciudad es el escenario por dónde desfilan infinidad de rostros, de individuos extraños, itinerantes, pasajeros; no sabemos sus nombres ni su historia personal, ni su proveniencia y mucho menos sus intensiones, sin embargo pueden encantar, intimidar o hacernos cambiar de acera; muchos de ellos nos darán una historia para contar, historias de maravilla o de terror, sus cuerpos han hablado por ellos sin que les hayamos si quiera conocido su voz. Si la vestimenta o el estilo corporal definen en realidad quien somos no es algo en lo que podamos apostar, los rasgos de la personalidad inscritos en nuestras decisiones vestimentarias se presentan como certezas para nosotros y ambigüedades para los otros, lo contradictorio de esta teoría es que la mayoría piensa que la apariencia es una construcción y que por tanto no podemos fiarnos de ella, pero aun así continuamos leyendo a los demás por su aspecto exterior y con ello por su manera de vestir. Si intentáramos hacer un rastreo de esta situación encontraríamos que no siempre fue así y que la forma en que creemos hallar la verdad íntima del otro a través de la interpretación de sus maneras más externas, es una condición heredada de un tiempo precedente como muchos de los valores que rigen la actualidad de cualquier sociedad. Desde su misma etimología la palabra persona proviene del término latín personare que referido desde el teatro griego significa “aquello a través de lo cual llega el sonido”; es decir, la máscara de un actor. Esta es la raíz de “personalidad“, categoría que utilizamos para hacer público lo que define nuestra subjetividad, para interpretar nuestro rol social; dado que las identidades no surgen desde la individualidad o el aislamiento sino desde la interacción con el otro, de las experiencias colectivas, del contacto directo con otros cuerpos, sumado al contexto, los valores de época y la herencia histórica y cultural, de allí que el papel del vestido en la construcción de la identidad sea tan decisivo como metáfora visual de la personalidad. Claudia Fernández Silva


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Donde habita la creatividad Tradicionalmente, el diseño se asocia al lujo, la frivolidad o a un mero hecho superficial. “Siempre ha habido muchos clichés”, opina Riccardo Marzullo, director del centro. “Pero la realidad es que el diseño es una parte muy impotante de la industria; un área más en el desarrollo de las empresas”. Firmas como Apple, Ikea o Zara lo ejemplifican. “Hasta ahora los trabajos relacionados con la creatividad habían estado relegados a un segundo plano. En los últimos años, han sido motor de la innovación y han encontrado un espacio en la sociedad y en la economía”, resume Enrique Barrera, que dirige un grado en ESNE (Escuela Universitaria de Diseño, Innovación y Tecnología). Al igual que la mayoría de este tipo de escuelas, además de moda, ofrece formación en otras áreas relacionadas con el diseño como la realización de videojuegos o el interiorismo.

La creatividad no se enseña, se potencia.

Las escuelas de moda son instituciones educativas que, en ocasiones, tienen maneras poco académicas. La razón: la creatividad no se enseña, se potencia. “Consiste en establecer conexiones insólitas que se traducen en trabajos altamente innovadores”, continúa Barrera. Aunque algunas escuelas priva-

das llevan tiempo centradas en esta tarea -el IED celebra este año su 20º aniversario-, su reconocimiento como estudios superiores es relativamente reciente. “Me matriculé en el ESNE porque era el único centro con el título homologado”, cuenta Diego Fernández, de 23 años. “Creo que el reconocimiento como grado al terminar la formación fue clave para que mi familia me apoyara cuando decidí realizar estos estudios”, confiesa el diseñador. Terminó hace menos de un año y perteneca la primera generación (curso 2008/2009) en poseer el título oficial en diseño de moda. Poco después, el resto de escuelas realizó la homologación. “Aunque algunas personas lo cataloguen como algo meramente estético, se trata de un proceso complejo que requiere un gran esfuerzo y que afecta al entorno y a la sociedad”, insiste Isabel Berz. En la década que lleva al frente del área de moda del IED ha visto como la escuela generaba un impacto económico a su alrededor: “Ha surgido una red de industrias creativas muy interesante, undadas por antiguos alumnos, en torno al centro”. Además, entre sus titulados cuenta con figuras de la talla de Moisés Nieto, que desfila en el programa oficial de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, o María Ke Fisherman, que ha seducido con sus diseños a Lady Gaga.


El mundo del modelaje mueve millones de dólares en todo el orbe y es considerada la industria más glamorosa, donde las mujeres lucen siempre un cuerpo perfecto, visten la mejorropa,sonmillonariasyparecennotener problemas. The model Alliance afirma que 68,3% de las modelos sufren crisis de ansiedad, 76,5% han sido expuestas al consumo de alcohol y drogas en su trabajo y 54,7% ha trabajado entre los 13 y 16 años. Los ingresos medios rondan los 20.000 anuales y muchas veces se les paga con ropa y zapatos. Sin embargo, la modelo estadounidense Sara Ziff, rostro de marcas como Calvin Klein y Dolce & Gabbana, ha mostrado el lado oscuro del negocio con su reciente documental Retrátame. Aquí se muestran historias de acoso y hasta de abuso sexual a las que muchas modelos se ven sometidas, principalmente cuando recién ingresan a la profesión. Como dice Ziif, “esta es una verdad que todos conocen pero que pocos se atreven a contar”. Además, la difusión de estos hechos, en su mayoría desagradables e incómodos, se agravan cuando se toma en cuenta que la edad promedio tiende a ser de catorce años. NO ESTÁ SOLA. Retrátame apareció cuando Sara Ziff y su novio, el cineasta Ole Schell, desenterraron algunas tomas que durante cinco años habían filmado tras bambalinas de los desfiles de ella y que mostraban el modelaje tal como es. Ella pensaba que luego del estreno del documental, que ganó un premio en el Festival Internacional de Cine de Milán,

El lado oscuro de ser MODELO

no volvería a conseguir trabajo. Sin embargo, cuenta que muchos diseñadores y modelos la llamaron para felicitarla por su valentía. Esperan que ahora pueda darse pie a un debate acerca de la temprana edad en la que las modelos empiezan en este mundo de glamour. “Las modelos en la película cuentan historias acerca de fotógrafos acercándose a ellas cuando son muy jóvenes. Nosotros no mencionamos sus nombres, si nosotros mencionáramos nombres, los problemas aparecerían en la esquina”, declara Schell. Un terrible caso es el de la modelo Sena Cech, una de las pocas que no ocultó su nombre. Cuenta a la cámara como en un casting con un renombrado fotógrafo se le pide quitarse la ropa, ella lo hace, y el fotógrafo también. “Nena haz algo sexy”, le dice el fotógrafo, mientras su asistente le dice a la modelo: “tócalo, le encanta cuando haces eso”. Y ella lo hace. El día siguiente la llaman para decirle que el trabajo es suyo, pero ella se siente mal y lo rechaza..Ziff sólo espera que la reacción de los hombres poderosos que manejan este mundo no sea negativa y que colaboren por limpiar la cara del modelaje.


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Icono de la moda, objetos del racismo Un crisol que atrae a diferentes razas, culturas y costumbres. Esta diversidad, evidente en la calle, no se refleja en su pasarela. Mientras se desarrollaba la semana de la moda de Londres, que finalizó el martes, varios profesionales de la moda han denunciado racismo en el sector... The Sunday Times recoge las acusaciones de varias modelos negras que fueron expulsadas de castings a petición de los propios modistos. Betty Adewole, imagen de la línea cosmética de Tom Ford, describe cómo una diseñadora que desfila en Londres informó en plena selección que no quería chicas negras y tuvo que marcharse en el acto. “Fue delante de mí y ni siquiera me miró a la cara”, declaró al diario la modelo británico-nigeriana. Las maniquíes no son las únicas que sufren este tipo discriminación.

U

n ejecutivo con experiencia en marcas importantes asegura que fue despachado del proceso de selección para los desfiles esta temporada en el que colaboraba al sugerir que era excesivamente blanco.La actriz de 12 años de esclavitud Lupita Nyong’o está siendo una de las mejores embajadoras del diseño contemporáneo en la alfombra roja, un hecho ante el que la industria se muestra impermeable. Y es que la moda, tan pendiente de lo que pasa en la sociedad para algunos asuntos, se está quedando atrás como espejo de la diversidad. Este comportamiento discriminatorio resulta chocante en el seno de una sociedad progresivamente mezclada como la británica, en la que el porcentaje de niños menores de cinco años de raza mixta (nacidos de padres de dos etnias diferentes) ha

crecido en la última década hasta un 6% del total. Una cifra similar a la de EE UU, un país con una mayor población no blanca. Para más énfasis, varias de las modelos británicas con más éxito son de raza negra, como la top Naomi Campbell, Jourdan Dunn y Malaika Firth, imagen de Prada. El año pasado, Campbell puso en marcha una campaña prodiversidad junto a la legendaria modelo y esposa de David Bowie, Iman. La londinense envió una carta abierta a conocidos diseñadores entre los que se encuentran Calvin Klein, Victoria Beckham Chanel, Armani, Gucci, Roberto Cavalli y Marc Jacobs instando a emplear más maniquíes negras. Dunn ha utilizado las redes sociales para protestar por el trato que ha recibido por su color de piel y confesado que otras compañeras callan por temor a repercusiones.

“Los que controlan la industria mantienen que si incluyes un rostro negro en una revista, no venderá”


La piel que habitas, relevo generacional de la moda

Venezuela el país y Venezolanos quienes lo habitamos; cada vez que nos referimos a nuestra cultura lo hacemos consientes de los orígenes Europeos, Africanos y de los pueblos originarios que habitaban estas tierras antes de la colonización, sin embargo dentro de todo este contexto no logramos identificarnos como verdaderos Venezolanos en lo que a indumentaria se refiere, me llama mucho la atención cada vez que salgo a la calle y todos llevan con mucho orgullo marcas extranjeras, en otros casos ropa que no está acorde con las condiciones climáticas que predominan en nuestras ciudades, botas a la rodilla, bufandas alrededor del cuello, gorros pasamontañas. En los programas de TV sobre las últimas tendencias, todo se refleja a la ropa de invierno abrigos, sweaters, pieles y la mayoría sueña con usar algo de este mismo estilo. Ante este fenómeno decidí investigar, ¿Por qué tenemos estas preferencias? ¿Siempre los Venezolanos nos hemos vestido así? ¿Cómo nos ven los extranjeros? ¿A caso este fenómeno influye en los diseñadores? ¿Será esta la razón del porque la moda Venezolana no termina de tener proyección internacional?. Al comenzar a estudiar la indumentaria del Venezolano se nota de manera clara el predominio de elementos masculinos debido que los primeros en llegar al país durante el periodo colonial fueron los hombres,

la mujer tardo en llegar a América y por supuesto vinieron en un número reducido. Era prohibido que las solteras tocaran tierras tan lejanas, es por ello que cuando esta población fue creciendo ya existía la unión de negros, aborígenes y blancos. Por supuesto que la moda tanto femenina como masculina hasta principios de 1810 era dictada por los Españoles, posteriormente todo cambia con las ideas independentistas provenientes de Francia que dominaban a Venezuela en esos momentos, a partir de allí toda la indumentaria, accesorios y hasta costumbres buscaron este referente.

en 1.955 el Miss Mundo, lo que trajo consigo este auge por los concursos de belleza, trajes de fantasía, coronas, joyas, lujo desbordante. El año crucial para la industria de la moda fue 1.983 con el conocido “Viernes Negro” y el cierre de las importaciones, impidiendo que las casas de alta moda pudieran presentar a sus clientas, diseño 100% importados, así como traer telas e insumos para la elaboración de estos disePosterior a la independencia con la lle- ños en el país, cerrando de manera emigada de Guzmán Blanco a la presidencia nente hasta el día de hoy sus puertas. el teatro se convierte en el centro social y De lo malo lo bueno, nace una serie de de tendencias para los Venezolanos, para ese entonces las revistas de moda France- diseñadores maravillosos Carolina Herresas eran las más buscadas por las damas, ra, Mayela Camacho, Ángel Sanchez. Llevestidos estampados de flores, sombre- ga un pupilo de Balenciaga el señor Guy ros, lazos, plumas, colores y muchos acce- Meliet y crea el lujo a la Venezolana (aunsorios eran los detalles más comentados en que era de origen Francés) vuelvo a lo las crónicas sociales de aquel momento. En anterior nada es casualidad en la moda. las principales ciudades había por lo menos Gran cantidad de tiendas como Seleun sombrerero de origen Alemán pues consideraron lo lucrativo de este negocio. mar, Korda Moda, Tropicana, son las más visitadas presentando propuestas de la Para los años 50 Dior dominaba el mun- época, hombreas, abrigos, faldas, pantalodo de la moda, en esa misma época abre su nes, con gran influencia extranjera de la TV; primera Boutique en Caracas, conjuntamen- series como Dinastía y Dallas son referente con Ungaro, Yves Saint Laurent, Gianfra- tes en el vestir, continuando de esta maneno Ferre. Creando el culto a la alta costura, ra la repetición del patrón ya creado en el las Venezolanas fueron fieles compradoras vestir emulando tendencias internacionadesde vestidos de novias, 15 años y gala les. Hoy en día almacenes como Grafitti, pasando por el pret á porter que presenta- Macuto, Tijerazo y Zara se manejan bajo ban en algunos catálogos las grandes casas el concepto de pronta moda y a excepde moda. Sin contar que Susana Duin gana ción de la última, ropa fabricada en China.


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Una carrera de obstáculos Cuentan quienes más saben de esto —las costureras de mayor edad— que hace años, para que las aprendices mantuvieran la concentración sobre las prendas que zurcían, a veces les pedían que cosieran —“durante un tiempo breve”— sin dedales, para que entendieran que errar duele. Y que el suyo es un oficio de precisión y exactitud. Esa sensación de alfileres en las yemas de los dedos es la que llevan sintiendo los diseñadores españoles que pugnan por hacer de la moda una propuesta de autor. Son firmas como David Delfín, Amaya Arzuaga, Juanjo Oliva, Ana Locking, Juan Duyos, Alma Aguilar. Creadores con talento más que probado, pero que en mayor o menor medida están teniendo que reinventar su proyecto empresarial con la crisis, ya que poco tienen que ver con los faraónicos modelos que representan Inditex, Mango o Cortefiel.

Mientras tanto, el sector exhibe unos números algo engañosos. Entre enero y marzo de este año, las exportaciones de moda y complementos facturaron —según datos del ICEX— 3.875 millones de euros (de los que 1.862 millones corresponden a confección), un 11,6% más que en idéntico intervalo de 2011. Pero el grueso de estos números es responsabilidad de Inditex, Mango y Cortefiel. De hecho, solo Inditex factura 13.793 millones de euros. Aunque es verdad que, como en otros sectores de la economía, muchas firmas de autor están echando el resto en el extranjero, “porque dentro el mercado ha perdido en cinco años el 25% de su tamaño”, recuerda David García, director ejecutivo de la Asociación Clúster Textil Moda de Cataluña (ACTM). Por tanto, hay que ensayar nuevas fórmulas. A medio camino entre el textil de autor y la gran empresa, Hoss Intropia asume la internacionalización como una palanca para reinventarse. En su caso, las ventas fuera han pasado de representar el 30% del negocio antes de 2008 al actual 63%. Este es, según Constan Hernández, fundador y presidente de la compañía, uno de los ejes del cambio; otro sería la apuesta multicanal (franquicias, corners, venta online, tiendas multimarca).

“Para nosotros, reinventarnos ha sido fácil”, aclara Juan Duyos. “Hemos vuelto a los orígenes, a la esencia de la moda, que es la costura, la artesanía y la prenda a medida. Este es el nuevo lujo: una mujer que quiere dejarse un dinero elevado en una pieza única”. Porque, como reconoce Duyos, “es imposible competir con el low cost o los centros comerciales, y las tiendas multimarca venden poco y no pagan”. “En España no hay público para nada que no sea Inditex o Mango, o lo muy caro. Se está acabando con la clase media. O es de baratillo o de superlujo”, asegura. Como dice Lucía Cordeiro, directora ejecutiva de la Asociación Creadores de Moda de España (ACME), “Zara nos ha enseñado que quien tiene el gran poder de compra es la clase media o incluso baja, porque es la más numerosa”. Desde luego resulta difícil para las empresas encontrar ese lugar en el mundo. Hallar un espacio propio lejos de la crisis. Amaya Arzuaga lo busca en el entorno digital. Aunque ya no tiene tienda física, la que ha lanzado en Internet recibe 35.000 visitas al mes con un alto porcentaje (no lo detalla) de compras. Maneja 350 clientes y exporta el 50% de la producción, que fundamentalmente proviene de su taller (19 personas) de Lerma (Burgos) y de otros que trabajan asociados.

Tanto peso tiene Internet, que en el último trimestre del año pasado, unos 9,5 millones de españoles visitaron portales de moda y un millón de ellos terminaron comprando. Además, la consultora Nielsen explica que estos compradores online hacen dos adquisiciones al trimestre, lo que indica que son bastante activos.

“Los trajes, aunque parezcan frivolidades, tienen un papel más importante que el de cubrirnos. Cambian nuestra visión del mundo y la visión que tiene el mundo de nosotros”. Virginia Wolf.

Ahora bien, un enfoque distinto, a contracorriente de la mayoría. Pero ¿por qué este empeño por lo físico? ¿Por qué ahora? “Pensamos que la tienda propia es esencial para tener presencia y dar una visión global a la marca”, justifica la empresa a través del correo electrónico. Y avanza que quieren crecer en China. Llegados a este momento de la narración, tal vez el último gran interrogante sea ¿cómo pueden ser viables estas firmas de autor en plena recesión? “La respuesta”, apunta Javier Ibáñez, socio de restructuring de KPMG, “es adaptar su capacidad productiva y su estructura de costes a la demanda actual del mercado y al nivel de ventas en el que se encuentren” y, a la vez, eliminar cualquier coste que no sea esencial para el negocio. Es una estrategia de jíbaro, de hacerse pequeño. Pero también de cambiar percepciones y de recordar: “Los trajes, aunque parezcan frivolidades, tienen un papel más importante que el de cubrirnos. Cambian nuestra visión del mundo y la visión que tiene el mundo de nosotros”. Virginia Wolf.


Zapatero a su zapato Uno de los detalles más importantes en nuestra vestimenta, y al que restamos “Los zapatos transforman tu importancia, son sin duda los zapatos. Las lenguaje corporal y tu actitud, mujeres compran cantidades inconmensute levantan fisica y emocionalrables de ellos, y generalmente nunca tiemente”. nen que ponerse, pero los hombres creen que con dos pares es más que suficiente. Es Christian Loubotin. recurrente escuchar “¡Híjole! no sabía que se usaban así” o “Me los compré pero ni sé cómo combinarlos” Cada ocasión amerita un tipo de calzado, así que deja de tirar mo dos pares, uno negro y uno marrón. En tu dinero y compra los zapatos ideales. esta categoría tenemos los Oxford, que son los más formales caracterizándose por tener Destina tiempo suficiente para las com- las orejas cosidas por debajo de la lengüepras, el que mucho abarca poco aprieta y si ta, y al cerrarse no permiten que ésta se vea. vas de rápido, rápido puedes arrepentirte de Nike, Adidas, Puma, Reebok, New Balance los zapatos que vas a comprar. Cada marca tiene sus propias medidas y hormas, así que o Converse, entre otras marcas, han puesto al lugar donde vayas que saquen tus medi- de moda los Sneakers. Este tipo de calzado das; seguramente ya sabes tú talla, pero nada se utiliza de forma casual, con una vestimejor que ser precisos. Trata de llevar el tipo menta de hombre urbano e informal, en la de calcetines que usarías con esos zapatos, que prevalece la comodidad. Los materiales muchas veces de eso depende que con el más frecuentes son la loneta, el ante, la piel tiempo te queden muy justos o muy flojos. y el nylon para diferentes diseños, ya sean Los zapatos formales serán siempre bienve- de estilo clásico, retro o de vanguardia. Cual nidos. Se recomienda que tengas como míni- sea el estilo de zapatos que necesites, hasta

que los hayas usado un par de veces en tu casa ¡no salgas con ellos! Usarlos antes de salir a la calle te permitirá probarlos por más tiempo y evitará que sean incomodos el día que en verdad los necesites. Una vez dicho todo, piensa en los zapatos que en verdad necesites y corre por el par que más te guste.

No compre recuerdos de animales exóticos


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50 - 60 - 70 Todos sabemos que lo que vestimos dice mucho sobre nuestra personalidad, por esto el diseño de modas es una disciplina de gran importancia en el mundo de hoy. Aunque muchos crean que es algo superficial, lo cierto es que es toda un arte. El mundo del diseño de modas es extravagante, glamoroso y extremadamente variado. Cada temporada, los diseñadores de moda nos presentan sus colecciones, con estampados y colores originales, y estilos exquisitos, generando nuevas tendencias. La importancia del diseño de modas es tan grande que la ropa que vestimos marca puntos en el tiempo. Si miramos una foto de una persona tomada en los 90, podemos identificar rápidamente cuándo se tomó la fotografía con sólo mirar lo que esta persona viste. En los 50, las mujeres solían usar corsés para afinar la cintura. También vestían escotes pronunciados, mucho maquillaje y el peinado voluminoso, una imagen bastante sexista, pero elegante.

En los 60, con el moviendo feminista, el mundo del diseño de modas cambió drásticamente, eliminando los escotes y el corsé, que era tan insalubre, y generando un nuevo estilo de peinado: el pelo corto como hombre en las mujeres (al estilo Twiggy). Sin embargo, las minifaldas se convirtieron en un éxito, y junto con ellas, las botas estilo go-go. Lamentablemente, los 60 se ven acompañados por un alto crecimiento de casos de bulimia y anorexia, que hasta hoy forman parte del mundo de la moda. También, todavía, se le daba mucha importancia al maquillaje, especialmente en los ojos. Sin embargo, en los 70, con el movimiento hippie, las mujeres se arrancaron las pestañas postizas y suavizaron el maquillaje. La acentuación de la figura femenina perdió importancia. Muchas feministas decidieron dejar de usar corpiño, lo que generó un nuevo estilo, característico de esa década. La idea era demostrar que las mujeres eran libres, que podían hacer lo que quisieran, vestirse como quisieran, sin tener que satisfacer a los hombres. Creo que no hay mejor ejemplo que estos sobre cómo la moda dice tanto sobre nuestro estilo de vida e ideologías. El movimiento Punk en los 70 es otro ejemplo que nos demuestra que la ropa es un arte, ya que funcionaba como un medio de protesta.

El diseño de modas es un arte El diseño de moda puede estar orientado a distintos rubros. Entre ellos, se encuentran los accesorios. A pesar de que muchos creen que son sólo agregados que no indican nada, los accesorios, de hecho, son altamente necesarios para resaltar o darle vida a lo que vestimos. Muchos diseñadores pasan más tiempo analizando los accesorios que usarán en sus diseños que en la ropa en sí. Entre los accesorios que el mundo del diseño de modas nos brinda, se encuentran las carteras, brazaletes, pendientes, collares, pañuelos y bufandas, sombreros y todo tipo de aplicaciones para el cabello, sortijas, tobilleras, etc. Muchas prendas simples pueden realmente lucirse si le agregamos el ornamento correcto. Los accesorios, como la ropa, dicen mucho sobre nosotros mismos, por eso hay que ser muy cuidadoso con lo que elegimos. Por ejemplo, un collar de colores vibrantes, como el amarillo o el verde, pueden sugerir que eres una persona alegre y positiva.


Arte o cliche La ropa o los adornos son uno de los medios por los cuales los cuerpos se vuelven sociales y adquieren sentido e identidad, las transformaciones del cuerpo dadas por estos dos agentes a lo largo de la historia ponen de relieve la necesidad del hombre de alterar su anatomía. Las exploraciones a partir de la forma de la vestimenta sobre la forma de cuerpo humano arrojan infinitas posibilidades formales, funcionales, productivas y comunicativas. Es labor de la academia plantear ejercicios que aborden estas transformaciones del vestir y registrar esos resultados. Más que un ejercicio puramente creativo, estas nuevas ideas de cuerpo reevalúan los procesos tradicionales en el desarrollo de prendas de vestir y nos sitúan unos pasos más allá de las convencionalidades estilísticas propuestas por la moda.

“La Moda un universo de artesanía” cuerpo como sujeto, así entendido, no es el cuerpo signo de la contemporaneidad o por lo menos no el más dominante. Si tomamos como definición de vestido aquella que sugiere un acto que enfatiza el proceso de cubrirse y si tomamos en cuenta la propensión de los seres humanos a adornarnos, encontraremos que el cuerpo de los hombres es un cuerpo cubierto sea con prendas, maquillaje o adornos y es por tanto un cuerpo transformado, en cuanto modificado en su naturaleza puramente biológica. Como vimos, el cuerpo humano ha experi-

mentado una serie de “mutaciones” a partir de diferentes dispositivos modelativos, que tienen como resultado la alteración de la silueta del cuerpo sea por expansión o constricción o por transformación de la superficie, desde la misma piel hasta los tratamientos textiles. Distinguiremos en esta reflexión cinco categorías de estudio a partir de estas transformaciones corporales dadas por la vestimenta, las cuales constituyen el punto de partida del estudio de caso que analizaremos más adelante: cuerpos iridiscentes, expandidos, mutados, protésicos y fragmentados.

El cuerpo como sujeto enfrentaría entonces la alternativa radical de la completa subjetividad el cuerpo vivido como “mi” cuerpo, la experiencia de in-corporarase, un cuerpo perceptivo y sensible en su integralidad, aquel al que apuntan actualmente disciplinas como la arquitectura, el arte y el diseño. Pero contrario a lo que podría parecer una consecuencia lógica en el supuesto abandono del paradigma moderno, el La moda comenzó como oficio artesano. Esa esencia es importante. La filosofía de este trabajo artesano no conlleva un objetivo de producción en masa y la expansión por encima de todo, sino que mantiene en su esencia unos valores culturales y sociales, que si conseguimos aunarlos con la utilización de materiales respetuosos para el medioambiente, tendremos mucho camino recorrido en favor de una moda sostenible. Esta filosofía de producción responsable enlaza con el consumo igualmente responsable que defendemos, como alternativa a compras masivas a precio bajos y “marcas vacías“. La labor artesana en moda ha de apreciarse tanto en su vertiente manual, la parte física del trabajo, como en la vertiente conceptual, en la visión de los diseños y prendas terminadas desde la nada. Creo que es importante el valor de este trabajo de la persona que crea una prenda en todos los sentidos La alta costura es el gran ejemplo de la conjunción entre moda y artesanía. Algunos comentan que la única manera de legitimar la artesanía desde el punto de vista del mercado es a través del lujo (algo en lo que no coincidimos del todo). Para otros en realidad este último se justifica gracias al proceso artesano.


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ENCAJE

LO QUE ES MO NO INCOMOD Se suele decir para justificar las mini torturas a las que, sobre todo las mujeres, se someten para responder a la imposición de las TENDENCIAS

¿Quién de nosotros no escribió su nombre en la arena o construyó castillos a la orilla del mar a sabiendas de que nuestra obra de arte era tan efímera como la ola misma que se la iba a llevar? O tal vez dejó n mensaje para otro en la piedra de alguna cima a la que probablemente no regresaría, o en un billete o afiche de la vía pública. La huella, dejar la propia impronta, es un instinto natural tan obvio como que los primeros registros estéticos de la cultura están grabados en las paredes de las cuevas donde habitó el hombre primitivo. Como voz al viento o grabado para siempre, decir nuestro propio nombre, afirmar nuestra identidad nos constituye y está íntimamente unido a todos los aspectos de nuestra persona incluso a nuestro modo de vestir.

gación de mercado. En 1957, Vance Packard publicaba Las formas ocultas de la propaganda, develando al público masivo las metodologías de la “investigación motivacional” con las que se analizan las conductas de los consumidores. Convulsionó y cambió radicalmente el modo de mirar a la publicidad pero tal vez no de protegerse de ella. El boom de los estudios de mercado para el lanzamiento de nuevos productos hizo un recorrido que no pudo evitar el abuso y la penalidad.

A partir de la industrialización, de la cual la cadena textil fue una de las pioneras, no se detuvo la carrera del consumo en la moda. En sentido amplio, no sólo como vestido sino como estilo de vida, nos han hecho sentir necesidades que no tenemos, desear cosas que no son indispensables y muchas veces ni siquiera concuerdan con nuestra personalidad. Se suele decir para justificar las mini torturas a las que, sobre todo las mujeres, se someten para responder a la imposición de las tendencias. Actualmente, sin embargo, este mito está temblando y los dictámenes ya no vienen, únicamente, desde algún punto del planeta en el cual se toman las decisiones que se tendrán que acatar. Sí, se toman decisiones. Ingenuo sería pretender abolirlo cuando cientos de miles de personas viven de una industria tan vasta. Pero no sin una nueva modalidad de consulta e investi-

Como una especie de invasores, escudriñan el comportamiento humano con el sólo fin de venderle algo más y no decimos ‘mejor’ porque los productos deben ser de corta vida para que haya que volver a comprar. La indumentaria se subió a este tren con gran facilidad. Estudios especializados se dedicaron a establecer prioridades de consumo, basadas tanto en este tipo de investigaciones como en acuerdos establecidos con los sectores industriales involucrados: laneras, hilanderías, químicas, etc. De allí bajaban las tendencias que, final-


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mente, llegaban a los usuarios como las reglas de cada temporada y permitían saber que se iba a usar el polar, el color azul eléctrico o los tejidos gruesos. En la última década crece un fenómeno que lenta pero decididamente está contribuyendo a cambiar esta ecuación. Es un hecho, las consultoras pueden apoyarse en lo que saben acerca de nuestra psicología pero no son indiferentes a lo que realmente hacemos. Podría pensarse también, que es por un agotamiento de ideas nuevas o porque el mundo globalizado produce gran curiosidad. El hecho es que miles de superagentes nos siguen, nos analizan, nos fotografían. Y ya no se ocultan, sino que publican los looks más alternativos en blogs destinados a mostrar el street style de los más variados rincones del mundo. Éstos, literalmente cazadores de tendencias o cool hunting, entregan también informes privados a las compañías para las cuales trabajan pero mucha información circula en la web y es utilizada por creativos de todas las disciplinas, de moda en particular, como fuente de inspiración. Algunas de estas corrientes estilísticas han llegado a devenir verdaderas tendencias, con lo cual se está revirtiendo el lugar poseedor de la punta del ovillo. Si descubren algo interesante para mostrar, improvisan una especie de producción fotográfica en la que el sujeto debuta como modelo pero, aunque espontánea, evidentemente no hay detalles librados al azar. Hay cambios, entonces, que es importante registrar a la hora de posicionarse en el rol de víctima o de protagonista. Hay un espectro amplio en el que cada persona puede elegir estar y de qué manera dejar su propia huella. Como conclusión, resulta interesante vincular este fenómeno con el de las intervenciones artísticas efímeras que se dan en los espacios públicos. Diseñar un graffiti, decorar el patio de una plaza, hacer un mini espectáculo callejero o sacarse fotos en la vía pública pueden ser modos en los que el arte contribuye a una construcción estética

social. Son expresiones cada vez más frecuentes y llenan espacios que podrían ser ocupados por el conflicto o el dedén, por lo no-bello. En contraposición a la dimensión aplastante de una sociedad que da miedo, inhibe, perturba, un nuevo pacto se establece entre artistas y espectadores, público y creativos que actúan desde la empatía e incitan a la participación abierta. Ya aprendimos que cuando se retire la marea podremos nuevamente hacer nuestro castillo.


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Las mujeres reales también pueden ser modelos Primero llegó Body Shop con su idea de cosmética para mujeres reales, y desde entonces tanto firmas de belleza como de moda no han dejado de subirse al carro de la autenticidad. Esta primavera es el turno de Zara, la marca estrella de Inditex. La apuesta de la marca para esta temporada primavera-verano 2014 se llama Zara Pictures, y es un reportaje fotográfico que muestra a cuatro mujeres reales con sus mejores tendencias de la temporada. Es cierto que hay matices, no se trata de cuatro desconocidad, las elegidas son Taylor Tomasi Hill, ex directora creativa de la tienda de online Moda Operando y editora de la web de Gwyneth Paltrow. Junto a ella, completan Amanda Brooks, antigua editora de moda de Barneys en Nueva York; la escritora Hailey Gates y la editora de moda Sherry Shen. En la campaña vemos muchos looks sencillos, en los que queda claro que menos es más y que para conseguir un outfit 10 lo único que hace falta es estilo propio y ganas de mezclar. ¿Será la próxima propuesta de esta marca de moda con chicas desconocidas? Ojo porque lo mismo quizas te están buscando.

Al otro lado del espejo El día en que el Metropolitan de Nueva York encomendó a Diana Vreeland el montaje de una exhibición sobre la opulenta moda del siglo XVIII, se ofendió por el insignificante tamaño de las pelucas que le proponían sus asistentes. “¿A quién le importa lo que digan los libros cuando podemos capturar una idea en su integridad?”. Al cabo de unas horas, le trajeron una peluca estratosférica coronada por una goleta que rozaba el techo. “¡Ahora está preparada para ir a la guillotina!”, aplaudió. La venerada y temida editora de Vogue, que construyó para sí ese rol arquetípico, conocía mejor que nadie el valor de la reinterpretación, de la sorpresa, de convertir la moda en el perfecto aliado para reescribir la historia propia y ajena. Su figura viene a la mente al contemplar el trasiego en un estudio madrileño donde una Siouxsie Sioux teletransportada en el tiempo sale del camerino y se cruza con la recién llegada Alaska. “¡Pero si la que lleva a Siouxsie dentro soy yo!”, dice la vocalista de Fangoria a la falsa pospunk, reencarnada en la modelo Laura Ponte. Un juego de espejos que nos acompañará el resto de la jornada. “Yo jamás fui punki. Por más que me pinte el ojo de negro, vaya vestida de oscuro y con chupas de cuero o cultive una imagen ambigua”, relata Ponte. “Me eduqué escuchando música clásica. Incluso hoy trato de aprender a tocar el piano, aunque solo sea de oído”. La top gallega confiesa que tuvo un despertar tardío “en el sentido de vestir lo que quiero y como quiero sin pensar en los demás. Siempre he sido hipertímida. Y mírame ahora, solo me falta la fusta [ríe]. Nunca fui muy transgresora, aunque podía llamar la atención para lo que era mi Oviedín [creció en la capital asturiana]. Mi abuelo era sastre y me hacía trajes de hombre. O iba con pantalones de montar a caballo, aunque no montara”. Tras ponerse a prueba como diseñadora de joyas, ha alquilado una nave de coworking artístico “para salir del comedor de mi casa, que es donde empecé a dibujar, y experimentar con el vídeo, la foto o la escultura”. Una imagen, la de artista, que no concuerda con la que se pueda tener de ella. “No tengo Twitter y mi Instagram es con un pseudónimo. Tengo la sensación de que mi


Dejar la Piel Los diseñadores juegan con los tejidos, los colores y los estampados hasta crear delicadas prendas con reminiscencias del pasado. Pero no se trata de un simple “revival”, sino de una interpretación viva, sofisticada y con un acento muy personal que se siente en cada hora del día. Los estampados florales, los vestidos largos con mucho vuelo, los pantalones de pata de elefante, los chalecos con flecos, los echarpes de ganchillo y las sandalias y bolsos de cuero dan forma a la tendencia “hippy”, símbolo de rebeldía, de libertad.Un sofisticado Roberto Cavalli encabeza la lista de firmas que dictan una moda espontánea, romántica, divertida, sin complejos, suave y delicada, alejada de la rigidez y el encorsetamiento.

nombre ya no es mío, me pesa, se ha convertido en producto. Laura Ponte significa unas cosas con las que yo no me identifico y sobre las que se emiten unos juicios. Por eso me apetece empezar de cero, y controlar ese punto que ya no es mío”. En su vocabulario estilístico no existe la palabra arrepentimiento. “Jamás hay que renegar de lo que uno se ha puesto. Me da pena la gente que dice: ‘Qué vergüenza, como nos vestían en los ochenta’. Pues, payasa, no habértelo puesto. Odio a la gente que rechaza que se viste y que se crea una personalidad a través de la ropa. ¡Todos lo hacemos! Si tú me lo reconoces, yo te lo respeto, aunque te pongas un traje de Emidio Tucci. Es como la que dice: ‘Sácame natural’. Y para que te saquen natural te maquillan tres horas. Ese concepto contradictorio entre lo artificial y lo natural es algo de lo que abusa también la prensa”. Y nos deja con una reflexión: “Hemos entrado en una falta de creatividad terrible. Se fomenta que la gente esté hecha bajo el mismo molde. ¿A cuántas personas conoces hoy que puedas tildar de originales?”.

La chaqueta “blazer”, que tanto brilló en la década de los ochenta, regresa con fuerza. Su versatilidad le ha convertido en el comodín perfecto, es la prenda estrella de la temporada. Se lleva muy grande, tamaño XL, larga, cruzada con botones dorados y con los hombros muy marcados. Diseñadores como Dior o Stella McCartney la combina con pantalones pitillos, con “leggings” y con delicados vestido de noche y cóctel. La naturalidad, la ausencia de artificios y las líneas limpias que imperaron en la década de los noventa, se vuelve a poner de manifiesto. Como entonces, los diseñadores americanos Donna Karan, Calvin Kevin, Michael Kors y Ralph Lauren evitan marcar la silueta de la mujer con creaciones verticales de enorme movimiento y mucha caída. A esta tendencia minimalista que resuelve la nueva feminidad se unen diseñadores como Alberta Ferreti, Narciso Rodríaguez, Jil Sander y Sonia Rykiel con lánguidos vestidos en seda blanca, beige, verde agua, azul noche, gris plomizo o rosa empolvado. La sencillez y la simplicidad se tornan modernas. Las plumas, las lentejuelas, los flecos y la pasamanería bailan al compás del vestido “charlestón”, un icono de los frenéticos bailes de los años veinte. Mientras que Anna Sui lo rememora con el típico corte a la cadera, lentejuelas y delicadas plumas, John Galliano, para la casa Dior, lo actualiza con aplicaciones metálicas en tonos dorados y plateados.


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“Sigo buscando la prenda perfecta” Aclamada como la heredera estilística de Balenciaga, Sybilla Sorondo (N.Y 1963) se alejó de la moda cuando sintió que había perdido el control de su creación. Necesitaba reinventarse. Vivió entre Madrid y Mallorca, entregada a proyectos relacionados con la agricultura, la educación y la sostenibilidad. Ahora ha recuperado la firma que lleva su nombre. Nuevos vestidos de la gama cromática que marcó su estilo y una línea que muchas de sus seguidoras identificarían a ciegas cuelgan ya de los burros en su estudio madrileño. Sybilla una ultima pequeña colección que se venderá en algunas tiendas del mundo pero no quiere precipitarse. De momento recuperará los diseños a medida. Hace un mes se le concedió la medalla de las Bellas Artes —“Considero que no es solo para mí sino para todos los que llevan trabajando conmigo todos estos años”— y da los últimos retoques a una exposición retrospectiva por encargo de Olivier Saillard, director del Museo Galliera de París, santuario de la alta costura. Fue él quien propició su reconciliación con la profesión. Solo un nombre español, el de Sybilla, figuró entre los elegidos por Saillard, junto a Karl Lagerfeld para Chanel o John Galliano para Dior, en la muestra Historia ideal de la moda contemporánea. ¿Por qué vuelve a la moda? Hace nueve años se vendió una gran parte de la empresa y las marcas y se cedió la gestión. Estaba cansada y tenía problemas de salud, la empresa tenía ya un tamaño difícil de manejar. Se podría decir que la operación no salió bien, aunque en realidad fue una bendición ya que al romperse la relación con la dirección, al no cumplirse los compromisos y por desacuerdos varios, pude finalmente tomar otro camino. Viví fuera, viajé mucho, me involucré en otros proyectos relacionados con agricultura, sostenibilidad y educación, mis otras pasiones desde hace tiempo. Conocí gente increíble y tuve la suerte de poder colaborar con ellos.

¿Qué le impulsa a hacer ropa? Me encanta hacer ropa. Busco prendas cómodas para correr por la vida o sentirme favorecida para salir a cenar, y sufro del clásico “no tengo nada que ponerme” aunque el armario esté lleno. Ahora, como entonces, esto es un motor para buscar cosas nuevas y ponerme a jugar frente al espejo. No he dejado de darle vueltas durante estos años y creo haber encontrado unos cuantos buenos hallazgos que estoy deseando compartir. Sigo buscando la prenda perfecta. Por otro lado, está el trabajo de investigación y de volúmenes con los patronistas que, a veces, ya son malabarismos. Se parece más a hacer esculturas flexibles en tela, desvaríos y disparates, volúmenes nuevos que se van modelando hasta encontrar el punto de equilibrio entre sorpresa, elegancia, sensualidad y funcionalidad. Creo que mi trabajo es el resultado del baile entre estos dos aspectos de mí misma

Sufro del clásico “no tengo nada que ponerme” aunque el armario esté lleno


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¿Quién viste a quién? El último caso, descrito en algunos medios ingleses como la mejor alianza posible entre moda y fútbol, ha sido el del Arsenal. El equipo del norte de Londres ha fichado esta temporada a la firma francesa Lanvin para que vista a su plantilla, al cuadro técnico y a los directivos. “Es el equipo, de lejos, mejor vestido de Gran Bretaña”, decían hace unas semanas el editor de moda de The Telegraph, recordando, en contraposición, los célebres e “infames” trajes que lucieron los jugadores del Liverpool en la final de la FA Cup de 1996. Eran color crema, con corbata de rayas diagonales blancas y rojas y zapatos blancos.

Cómo vestir para la Gran Guerra A parte de una hecatombe y una tragedia humana sin paliativos, la Primera Guerra Mundial fue un desastre para la moda militar. Como en tantas otras cosas, en eso en el 14 fuimos de mejor a peor. Sin duda no en términos prácticos –frente a una ametralladora es recomendable pasar desapercibido, aunque pierdas glamour–, pero de lo que tratamos aquí es básicamente de elegancia y estilo. Así que yo solo puedo renegar de una guerra que significó el final de tantas prendas bonitas, hechas para soñar, presumir y vivir aventuras, en aras del prêt-à-porter del Somme, de Verdún o de Paschendale. Eso sin contar con lo mal que queda la máscara de gas. A la Gran Guerra fuimos –es un decir, por suerte nos cogió muy jóvenes– vestidos como señores y regresamos uniformados como asalariados de la muerte. Aparte de pequeños reductos como los trajes de gala y honrosas excepciones, la gran moda militar, la haute couture de las batallas, feneció en las trincheras de Francia y Flandes. Tras ese esplendor que fueron las guerras napoleónicas, las guerras coloniales y la guerra franco-prusiana habían seguido manteniendo alto el listón de la moda, sin perder distinción. Un teniente del 17º regimiento de húsares de Brunswick, con su attila negro de alamares dorados y su gorro de piel, o un coracero del 7º de von Seydlitz, con el koller –guerrera larga– blanco, pantalón muy ceñido y botas larguísimas estilo “antiguo de Brandenburgo” –hasta el culo, vamos–, por no hablar de la coraza misma y el casco plateados, eran cosa de verse.

Rompiendo estereotipos de belleza femenina Los estereotipos de género que marcan cómo debemos ser las mujeres están presentes en multitud de espacios por los que nos movemos a lo largo de nuestra vida diaria. Estas imágenes estereotipadas no solo muestran cómo debe comportarse una mujer, sino que además nos enseñan que apariencia física debe tener, y estás imágenes nos influyen aunque sea inconscientemente, para que sigamos determinados cánones de belleza. Además, la publicidad es un escaparate de modelos de hombres y mujeres que refuerzan los estereotipos de género, que por lo general muestran un ideal heterosexual. Dentro del ámbito publicitario no se tiene en cuenta dicha diversidad de identidades sexuales, y en los pocos casos en que se hace referencia a ella la imagen publicitaria sirve para perpetuar estereotipos que no ayudan a eliminarlos. Pero no debemos quedarnos solo con las modelos o la publicidad, sino que también en el cine y la televisión se muestra este ideal de mujer con características muy marcadas de lo que se considera femenino. Por tanto ¿cómo vamos a contrarrestar este bombardeo constante si las iniciativas transgresoras son tan mínimas? Los estereotipos de género que marcan cómo debemos ser las mujeres están presentes en multitud de espacios por los que nos movemos a lo largo de nuestra vida diaria. Estas imágenes estereotipadas no solo muestran cómo debe comportarse una mujer, sino que además nos enseñan que apariencia física debe tener, y estás imágenes nos influyen aunque sea inconscientemente, para que sigamos determinados cánones de belleza.


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Montar, Vender, Cerrar Las pop up stores nacen para desaparecer. Muy rápido. Estas instalaciones son un fenómeno que está revolucionando el mundo de la moda. Cada vez son más las marcas que en esta época de crisis apuestan por este modelo de tienda: llegar a sitios totalmente diferentes a las boutiques, montar un expositor de la forma más original, sorprender a quien pase por allí, mostrar sus propuestas y desmontar. Jugar con el factor sorpresa para atraer a los clientes irrumpiendo en diferentes lugares locales vacíos o espacios en movimiento es la esencia de estas tiendas efímeras en las que se pueden encontrar grandes descuentos. En Nueva York, París, Milán, Londres, Madrid y Barcelona cada vez es más habitual que las marcas de moda utilicen esta fórmula. Uno de los eventos de pop up stores de referencia en España es el Rec. 0 Experimental Stores. El barrio industrial de Igualada, en Barcelona, acogerá del 5 al 8 de junio la octava edición de una cita que desde el año 2009 mezcla moda, shopping y cultura. “Es como trasladar una boutique del Soho al Bronx”. Así define a estas tiendas temporales Ramón Enrich, creativo y uno de los organizadores del evento, quien afirma que la puesta en escena es lo más importante de esta tendencia inspirada en los años 50. “La intención de las pop up stores no es el comercio, el objetivo es sorprender jugando con los espacios y así hacer palpitar zonas olvidadas como el barrio del Rec durante unos días”. Montar unas pop up stores permite que el cliente conozca la marca de otra manera. “Una tienda efímera hace que pueda acercarse a la firma a través de una experiencia diferente y que clientes que quizás no entrarían en una tienda de Paseo de Gracia, la conozcan en la calle de su barrio”, asegura Ribaudí. En esta ocasión serán más de 50 las marcas y diseñadores independientes que participen en Rec.07 repartidas en 30 pop up stores. Una característica muy importante de estas tiendas temporales es la potencialidad que tienen para las firmas que venden a través de Internet. Este es también el caso de la tienda de moda online Referendum Wear. Su fundador, Santi Casanellas, explica que “bajar de la Red a la tierra es imprescindible porque todavía hay gente que no se atreve a comprar por Internet sin haber tenido contacto físico con la marca”.

Desempolvando La Alta Costura Durante más de 20 años, un vestido verde dibujado en terciopelo azul oscuro de Charles Frederick Worth estuvo en el archivo del museo Galliera de París, respetando los requisitos de conservación y restauración que requiere la alta costura. La pieza del que se considera el creador de este tipo de artesanía de los tejidos sale ahora de las catacumbas de la institución para mirar de frente a Alexander McQueen. “Hemos dedicado un año y medio de trabajo para seleccionar 100 vestidos”.Entre los renglones históricos se cuelan Karl Lagerfeld para Chanel, Ricardo Tisci en nombre de Givenchy o Jean Paul Gaultier, sin desviar la línea, pero con la clara intención de certificar, como opina el comisario, que la técnica de la alta costura se mantiene firme en los ateliers del nuevo siglo. “No hay mucha diferencia entre lo que se hacía en el XIX y lo que se crea en la actualidad. Tal vez el reclamo esté en revalorizar el trabajo artesanal, la base de estos diseños”.


En ruta con Lagerfeld

La mujer que inventó la moda "No me interesa, no insista”. Diana Vreeland cuelga el teléfono. Está en el salón de su apartamento en Park Avenue, Nueva York. Acaba de regresar de un viaje de cuatro meses por Europa. No ha tenido tiempo ni de deshacer su montaña de maletas de Vuitton. Le ofrecían algo en el museo Metropolitan. Pero ahora mismo está a otra. Se encuentra vulnerable, inquieta. Algo que jamás expondría en público. Espera a un mecenas ricachón. Le ha invitado a cenar para deslumbrarle con mil propuestas. Busca perpetuar su carrera. Ya no es directora. La acaban de echar de Vogue. Su amigo Andy Warhol proclamaría esta injusticia: “Vogue se pasa a la clase media”. Tras 40 años rompiendo tabúes en la moda, Vreeland no sabría qué otra cosa hacer. Estamos a principios de los setenta. Y la sacerdotisa del lujo, el oráculo del estilo, la creadora de mitos podría estar acabada. Carme Elías ha llegado al estudio con la cara lavada, bajo unas enormes gafas de sol y adornada apenas con un pañuelo de colores con el que proteger su garganta del frío de la mañana. Es sobria y ostensiblemente más guapa que Vreeland. Y mucho menos intimidante. Aun así, inunda la estancia con su presencia. La caracterización a la que está a punto de someterse le sirve de primer ensayo. Incluso los brazaletes que vestirá en algunas fotos son una réplica de los originales que regaló Coco Chanel a quien ideara la moda para la mujer de posguerra. “Porque ella se lo inventó todo”, aclara. “Era una fantasiosa y eso le llevó a trasladarnos con su imaginación a sitios donde la moda no había llegado, a generar conceptos que siguen vigentes ahora. A Elías le pasó casi lo mismo que a Vree­land en la primera escena. Al recibir la llamada dijo que no, que estaba a otras cosas, que no veía de dónde sacar el tiempo. Cuesta pensar en mujeres con orígenes más distintos. Elías es hija de pequeños comerciantes. “Mi abuelo hacía pan y mis padres tenían una mercería y perfumería. Les aterraba esto del teatro, porque a mediados de los sesenta aún tenía el estigma de gente de malvivir. Empecé a trabajar en un banco por las mañanas y a dar clases de actuación por las tardes. El susto se lo llevaron el día en que dije: ‘Dejo el banco’. Yo era una niña de barrio y llegué al Institut de Teatre para encontrarme con grandes talentos. Hoy Elías es una de las grandes actrices de su tierra, aunque rechaza el piropo. “¿Emblema del Teatro Nacional de Catalunya, yo? No, perdóname, la palabra emblema no me vale, porque somos muchas”.

Es uno de los mayores conversadores de Europa occidental desde Oscar Wilde. Habla cuatro idiomas con fluidez. Es un icono reconocible al instante. Un repu­tado fotógrafo y el mejor creador de moda vivo. ¡Oh!, y además, diseña para tres conocidas firmas, principalmente para Chanel, la marca más famosa y clásica del mundo. Me estoy refiriendo a Karl Lagerfeld, alguien con quien tengo el placer de coincidir no menos de diez ocasiones cada año. Todos estos detalles no tendrían ninguna importancia si Karl Lagerfeld no fuera el gran creador que es. Incluso cuando está a punto de cumplir 80 años, aún puede presumir de muchas cosas buenas. Las mejores. Una prueba de ello ha sido el sorprendente espectáculo nocturno que ofreció Chanel durante la alta costura, Este ha sido el cuarto acto de Chanel al que he asistido en los últimos meses. En octubre pasado, y de nuevo en el Grand Palais, el diseñador transformó el gran salón de finales del siglo XIX en la galería de arte más grande del mundo, con una presentación de moda muy cuidada y brillante de acuerdo con las pretensiones artísticas de este gran modisto. Creó 75 “obras de arte”. Desde enormes frascos de perfume de mármol falso de nombre Insumergible hasta gigantes lápices de labios rojos de tres metros de altura con la doble C incrustada y titulados. “Es el aaarte de Chanel”, afirmaba Lagerfeld riéndose entre dientes después del desfile. “Antiguamente, los diseñadores sentían que la sociedad les despreciaba porque eran considerados meros sastres. Ahora, todos quieren ser reconocidos como artistas. Sin embargo, muchos de ellos han olvidado que su trabajo consiste nada más que en hacer vestidos. ¿O no es verdad?”.


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ENFOQUE

Plasmando la idea a través de la cámara La creación de

un buen concepto En realidad nos valdría cualquier fotógrafo que se dedique a moda para hablar de lo que hay detrás de una sesión para una revista y, aunque fotográficamente es un terreno que no despierta todo mi entusiasmo, sí es verdad que Tim Walker y lo que trae consigo con sus sesiones, es espectacular y excéntrico a partes iguales. Ha sacado nuevo libro con una temática totalmente distinta, pero hoy nos sigue interesando su vertiente más extravagante.

“La moda sigue siendo una foto social” “La moda está en todas partes como Dios, pero nunca se sabe cómo hablar de ambos”, aseguró ayer el diseñador Antonio Miró, una de las cuatro voces que acompañaron a la periodista y escritora Margarita Rivière en la presentación de su Diccionario de la Moda (DeBolsillo). En esta reedición de su minucioso ensayo, ilustrado por el propio Miró, repasa la historia de la moda del siglo XX a partir de sus protagonistas y sus diferentes estilos y conceptos.

Tim Walker, que es noticia por el recientemente publicado libro sobre la vejez femenina, “El abecedario de las abuelitas”, todo un homenaje a las mujeres en edad madura y reivindicación de su papel en la sociedad, tiene una sólida carrera como fotógrafo de moda, de hecho los vídeos que os comparto vienen a enseñarnos todo el trabajo de preproducción que hay detrás de sus fotografías.

La periodista Joana Bonet y el crítico de arte Josep Casamartina, completaron la mesa redonda celebrada en el Palau Robert, que se transformó en un encendido y apasionado debate entre viejos amigos alrededor del mundo de la moda. Bonet definió la obra de Rivière como: “El punto de partida que ayuda a entender su visión del fin de la moda como se entendía el siglo pasado, desplazada hoy por el protagonismo del culto al cuerpo y las multinacionales que deslocalizaron sus fábricas y convirtieron el sector en un juego de distribución”. A partir del ensayo, estas cuatro voces dejaron patentes los puntos en los que estaban en desacuerdo; como la definición de moda como obra de arte que Rivière no comparte; el prejuicio sobre su frivolidad, que Miró desmintió: “Cada mañana al vestirnos hacemos un ejercicio de estética y una composición artística de colores”; hasta los efectos de la democratización de la forma de vestirnos en el siglo XXI, donde Rivière defendió que pese a que “ahora hay libertad total, los vestidos continúan siendo una foto social de cada época”. Bonet lamentó la falta de reconocimiento en España a Rivière y reivindicó su voz independiente en el estudio del mundo de la moda, tras resaltar la “penosa falta de bibliografía sobre este tema”.

Hay algo más allá de excentricidad, este fotógrafo británico además consigue que sus fotografías sean elegantes. Son imágenes muy limpias donde la modelo es la protagonista y, si observais en su completísima página web, los retratos pueden recordarnos a Richard Avedon, no en vano fue su maestro ya que trabajó para él como asistente en su etapa vivida en Nueva York.

Cuando eres fotógrafo de moda, todo está coartado desde el principio. Nada es real, de manera que lo que pretendes en este mundo de mentira es hacer que suceda un momento real, instalando autenticidad en el artificio. Tim Walker

Contratado a su vuelta por Vogue a la edad de 25 años, sus libros también han sido fuente de ingresos, en concreto uno de sus más aclamados, “Story Teller”, “Cuentos de hadas” en castellano, publicado en 2012 es una recopilación de sus mejores trabajos para moda y retratos, donde podemos encontrar desde Tilda Swinton a Tim Burton junto con reflexiones como la que os comparto sacada directamente del catálogo: Un fotógrafo que tiene mucho que enseñarnos a nivel de pre y post producción, con una cuidada puesta en escena para recrear mundos que se nos escapan, un manejo exquisito de la luz y una elegancia propia de las mejores fotografías posadas de Irving Penn que nos lo recuerda por los gestos y las poses de las modelos retratadas.


Las idílicas medidas 90 - 60 - 90 No existe tal cosa como la "medida perfecta", pero si hay ciertas proporciones en el cuerpo de una mujer que según nuestras referencias culturales occidentales consideramos como atractivas. Esas medidas vienen de mediciones en cuanto a circunferencias alrededor de los llamados puntos de inflección, donde la figura femenina tiene sus curvas marcadas, es decir en los pechos o busto, la cintura y la cadera. De estas referencias es que se derivan también las tallas de sostenes y calzones femeninos. Como curiosidad, en muchos lugares para estas mediciones se utiliza el sistema "imperial" de unidades, en contraste con el sistema métrico que se usa de manera casi universal hoy en día. Regresando a las medidas, las agencias internacionales de modelos suelen buscar a mujeres con una proporción de esa índole, de manera aproximada; por ejemplo los requisitos para una modelo suelen estar, en centímetros, en 86-60-86 (o en las famosas medidas imperiales 34-24-34), lo que aproximamos a 90-60-90. Esta aproximación que se suele hacer, hace también más exagerados estos puntos de inflección que te mencioné, lo que es aún más difícil. En cualquier caso, este "ideal" de belleza, sin juzgarlo, es tan sólo una referencia genérica, y habla de manera aproximada sobre una relación de proporciones en el cuerpo, y no una guía fija de medidas que una mujer que busca el modelaje debería tener. Un buen ejemplo de que estas medidas son sólo referenciales, se da en mujeres muy altas o bajas: la que tiene mayor estatura, parecerá menos curvilínea que la más baja, aunque mantengan las mismas proporciones, dado que las inflecciones reserán más pronunciadas mientras más baja sea una mujer. En este último caso, será mejor una proporción más "plana" para la mujer baja, mientras que para la más alta se buscaría una proporción más pronunciada. El punto es que respondiéndote de manera directa, esas medidas son en centímetros, y su origen es el canon de belleza actual o sea lo que muchas agencias encuentran deseable en sus modelos.

El día en imagenes Caminar por la calle, recorrer lugares ajenos a la intimidad de la casa, trasladarse de un espacio a otro nos coloca frente a un devenir de incontables imágenes del mundo y de los otros. A diferencia de los entornos rurales o las localidades de poblaciones pequeñas, la ciudad es el escenario por dónde desfilan infinidad de rostros, de individuos extraños, itinerantes, pasajeros; no sabemos sus nombres ni su historia personal, ni su proveniencia y mucho menos sus intensiones, sin embargo pueden encantar, intimidar o hacernos cambiar de acera; muchos de ellos nos darán una historia para contar, historias de maravilla o de terror, sus cuerpos han hablado por ellos sin que les hayamos si quiera conocido su voz. Si la vestimenta o el estilo corporal definen en realidad quien somos no es algo en lo que podamos apostar, los rasgos de la personalidad inscritos en nuestras decisiones vestimentarias se presentan como certezas para nosotros y ambigüedades para los otros, lo contradictorio de esta disparidad de teorías es que en general la mayoría piensa que la apariencia es una construcción y que por tanto no podemos fiarnos de ella, pero aun así continuamos leyendo a los demás por su aspecto exterior y con ello por su manera de vestir. Si intentáramos hacer un rastreo de esta situación encontraríamos que no siempre fue así y que la forma en que creemos hallar la verdad íntima del otro a través de la interpretación de sus maneras más externas, es una condición heredada de un tiempo precedente como muchos de los valores que rigen la actualidad de cualquier sociedad.


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LOCACIÓN

El Culto a la moda Roberto Cavalli cree que la moda debe emanciparse del famoseo: “Me gustaría que estuviera menos ligada a la promoción y las estrellas. La culpa también la tienen los medios, que alimentan esta histeria”, declaró ante la prensa en el backstage antes de un desfile. El diseñador italiano en concreto señaló a su compatriota y compañera de profesión Donatella Versace, que ha elegido a Lady Gaga para protagonizar las campañas de la firma que fundó su hermano Gianni. “No voy a gastarme millones en vestir a Lady Gaga para así decir que lleva mi ropa", aseveró Cavalli. "Por eso me he retirado del circuito de los Oscar. Prefiero los Grammys, allí es diferente”, añadió. En los últimos años, las marcas de lujo han creado una dependencia de la publicidad generada por las celebridades, a las que envían sus diseños sin cargo con la condición de que los exhiban en galas y entregas de premios. Por su parte, las famosas se ven expuestas a una gran presión para mostrar un aspecto a la altura de las circunstancias y terminan delegando en estilistas que les procuren contactos con las casas de moda más prestigiosas. Un intercambio de favores que suele desembocar en una asfixiante uniformidad estética en la alfombra roja. A pesar de sus declaraciones, Cavalli flirtea a su manera con el culto a la fama. El modisto toscano no es de los que se muerde la lengua y últimamente le ha tomado el gusto a criticar a sus colegas diseñadores. Ha menospreciado a Karl Lagerfeld por su “aspecto ridículo”, sin tomar en cuenta que, a sus 73 años, él mismo sigue basando su atuendo en camisas desabrochadas, medallones de oro y vaqueros ajustados. Y comparó un hotel de Giorgio Armani con un hospital psiquiátrico; una afirmación que posteriormente lamentó, ya que siempre ha considerado a Armani un buen amigo.

La belleza natural como un toque EXÓTICO "Nadie quiere ver a una persona real en la portada de Vogue. Eso lo pueden hacer gratis. La gente pregunta por qué llevas modelos delgadas, así no es la gente real". Con estas palabras la editora de la edición británica de la revista Vogue, Alexandra Shulman, defendía que en la revista que dirige desde hace ya 21 años no aparezcan mujeres normales en la portada. “Hasta cierto punto nuestra revista tiene relación con la fantasía y con los sueños, es una escapatoria de la vida real”, dijo recientemente durante una entrevista en la radio BBC conducida por la cantante Lilly Allen. La cantante, que acaba de volver a la arena mediática con un disco tras años lejos del ojo público, había expresado en otras ocasiones su disconformidad con el modelo de mujer perfecta que venden las revistas femeninas porque merma la autoestima de las lectoras. La cantante, que a menudo ha dicho sentirse “fea, gordita y bajita” tiene su propia tienda y línea de moda, lo que le confiere cierta autoridad para hablar del tema. Sin embargo, Shulman no es precisamente una talibán del modelo de mujer anoréxica. Al contrario, ella fue una de las instigadoras de una campaña que arrancó en 2012 y a la que se unieron las 19 ediciones internacionales de la revista para evitar poner en sus portadas modelos menores de 16 años y cuyo aspecto pudiera sugerir que tenían desórdenes alimenticios. No obstante, durante la entrevista Shulman


Una pasarela en busca de voces originales

admitió estar harta de tener que lidiar con la pregunta sobre la delgadez de las modelos. “Estoy aburrida del tema”, afirmó. “Además ya he repetido muchas veces que creo que los diseñadores deberían hacer ropa más grande y utilizar modelos más gordas en las pasarelas. Pero creo que hoy hay mucha más diversidad que antes, la moda está cambiando” aseguró. Además de la mencionada iniciativa Shulman tiene por principio no publicar ningún reportaje sobre cirugía estética en su revista y no mencionar dietas de adelgazamiento. Shulman cumplió en 2013 veinte años al frente de Vogue UK. Sin embargo, al contrario que su homóloga estadounidense, la temible Anna Wintour, Shulman no es precisamente un icono de la moda. Al verla en los desfiles sentada en primera fila uno podría pensar que es una señora de la calle que se ha encontrado la entrada en el suelo y se ha colado en un lugar al que no pertenece. No viste a la última, -prefiere las chaquetas de punto- su pelo no pasa cada mañana por la peluquería y no se esconde, como la mayoría de las mujeres de su sector, tras unas exageradas gafas de sol. Lee y escribe libros y hasta ejerce de jurado en premios literarios, algo que no suele asociarse al sector de la moda. No ha hecho de su imagen un tema sobre el que escribir en las revistas de moda, como Wintour, pero hace tres años se inventó el Vogue festival, que este año se celebrará en Londres los días 29 y 30 de marzo. Allí se dan cita anualmente los protagonistas de una industria –y el público más fanaticoque este año podrá ver a Naomi Campbell hablar sobre su carrera o a la propia Shulman en acción, entrevistando a Valentino.

Roberto López Etxeberria (Eibar, 1976) es lo mejor que le ha pasado a la moda masculina de España en años. Lo demostró con una poderosa colección que funcionó como una descarga de energía en la primera jornada de la pasarela Mercedes-Benz Fashion Week Madrid (MBFWM). Se podría decir que la presentación para otoño-invierno 2014 de Etxeberria sirvió para iluminar cuál es el camino que la principal cita de la moda española debería tomar para salir del espejismo de un certamen cuya repercusión mediática y de público no tiene traducción en términos de negocio o de relevancia de moda. Y la única solución para deshacer la paradoja es encontrar voces que aúnen el discurso original con la viabilidad comercial. O, al menos, gestarlas y nutrirlas hasta que emprendan el vuelo hacia otra parte. La tercera participación de Etxeberria en MBFWM supone su retorno a los trajes tras dos temporadas centradas en los abrigos y el vasco se ha esmerado en innovar en los patrones y en la construcción de estas prendas. “Desde el siglo XIX la moda masculina ha evolucionado muy poco”, analiza. “He querido ir a la esencia de lo que entiendo debe ser mi firma. Destrozar un patrón de sastrería clásica y llevarlo a la mínima expresión de una prenda sin costuras que es a la vez la de su máxima complejidad”. En concreto, ocupan la posición 5ª y 14ª. Una reputación que convendría alimentar con propuestas originales que den a España un valor diferencial entre las citas indistinguibles que proliferan por todo el globo. Un fenómeno acerca del que Vanessa Friedman escribía así en The Financial Times: “Cada vez esmásdifícilsentirseexcitadoporellasoincluso recordar por qué deberían importarnos”. “Tenemos que potenciar lo nuestro. Nuestra cultura, nuestra artesanía y nuestra historia”, defiende. Los mantones se convierten en un abrigo que parece inspirado por Paul Poiret o en deliciosos vestidos con espalda al bies; se combinan con lentejuelas o aparecen en el cuerpo de un esmoquin. A veces se cubren con un velo o, reducidos a sus flecos, se transforman en largas faldas. Más allá del juego de reconstrucción, el conjunto escapa al tópico y destila una sorprendente modernidad y ligereza.


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El arte de seguir en la primera fila de la moda

Ni vestidos ni zapatos. Para celebrar el 60º aniversario de Pitti Immagine Uomo Florencia, una de las ferias textiles más importantes del mundo, la firma Salvatore Ferragamo ha preferido mostrar obras de Picasso, Degas y Le Corbusier. Equilibrium, la exposición sobre el bipedismo que inauguró el ayer en su museo, se suma a varias iniciativas artísticas que otras casas de origen florentino como Gucci, Emilio Pucci o Ermano Scervino han llevado a cabo en la ciudad durante esta semana. Un ambicioso programa que combate el tópico de que la moda italiana está más definida por el negocio que por la creatividad, además de atender a otros objetivos. El primero, la necesidad de apoyar al salón en un momento decisivo: cuando la Semana de la Moda de Londres disputa a Florencia el trono del mercado masculino y ambas citas se solapan durante uno de sus cuatro días obligando a prensa y compradores a elegir una de las dos. La segunda meta es presentarse como un complemento artístico a la pasarela milanesa que se celebra a continuación, según apunta la directora del museo Ferragamo Stefania Ricci. Si la ciudad de Leonardo da Vinci ha de competir fuera de las fronteras nacionales no sería muy eficaz hacerlo también dentro. Milán propone —a través de sus desfiles— y Florencia dispone, gracias a los más de 18.000 representantes de tiendas y grandes almacenes que acuden hasta allí cada temporada para llenar sus comercios.

Son las dos capitales de una industria que el año pasado facturó 66.000 millones de euros, según el centro de estudios Sistema Moda Italia. Y que ahora, mediante distintos proyectos culturales, reivindica que el adjetivo artístico no es privativo de París y Londres. “Florencia se está convirtiendo en una ciudad avant garde y no solo en un reducto clásico. Estamos abriendo una nueva senda”, asegura Ricci, también comisaria de Equilibrium. La casa fundada por el zapatero Salvatore Ferragamo recorre en esta muestra los misterios que encierra el acto de andar a través de obras que van desde un enorme pie de bronce que data de la época del emperador Augusto I, y que ha sido traído del Foro Imperial romano, hasta una pieza multimedia realizada el año pasado por el videoartista Bill Viola. Entre ambas, pinturas de Picasso, Degas, Paul Klee, Rodin, Joan Miró e, incluso, una escultura de Julio González cedido por el Museo Reina Sofía. “Se trata de una exposición pensada para que pueda atraer a gente que tenga una aproximación a la pintura y un gusto muy diferente”; confiesa la directora. Al fin y al cabo, reconoce, una de las razones por la que las grandes firmas de moda se han acercado al arte “es para llegar a un público más amplio y distinto a sus clientes”. También para unir su marca a grandes símbolos. Ferragamo, por ejemplo, financia la restauración de ocho habitaciones de la Galería de los Uffizi. Emilio Pucci patrocina la del Baptisterio de la plaza de San Giovanni. Con motivo del 60º aniversario de Pitti ha cubierto las obras con una gigantesca lona que reproduce la reinterpretación de un clásico de la casa: el pañuelo Battistero, diseñado por el propio Pucci en 1957 a partir de una vista aérea del Duomo. Una obra maestra de la mercadotecnia en la que resulta difícil discernir dónde acaba la valla publicitaria y dónde empieza el homenaje artístico. Gucci, integrada en conglomerado de lujo Kering, decidió abrir su museo florentino de forma gratuita durante el martes. Su consejero delegado Patrizio di Marco explicó que la participación en el homenaje a la feria responde al compromiso que la casa tiene con “Florencia, sus manufacturas y la extraordinaria tradición en el trabajo de la piel en la región de la Toscana que hacen de ella uno de los ejemplos del éxito internacional de Italia”.




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