Pero, yo no copie maestra… Siempre me había catalogado como una alumna de alto aprovechamiento, por lo que las docentes que había tenido, tanto mis padres como mis hermanos, esperaban lo mejor de mí. En cuarto grado de primaria no había sido la excepción, la temporada de los exámenes bimestrales se habían llegado y la maestra me había advertido sobre esta fecha. Mi madre enterada de la situación accedió a apoyarme incitándome a estudiar toda la tarde y el mayor tiempo posible; cuando me negué a estudiar mi madre me incentivaba una y otra vez, el resultado fueron excelentes calificaciones acompañados de felicitaciones. Cabe decir que esto no fue el punto principal, en la siguiente jornada de exámenes, hice de lado el hecho de estudiar tanto como la primera vez, pues descarte el hecho de que esta era la razón por la cual había obtenido todas aquellas felicitaciones, con esto me refiero a que esta vez decidí hacer el mínimo esfuerzo al momento de estudiar, o simplemente no hacerlo, los resultados fueron obvios, calificaciones muy bajas y fuera de lo que yo estaba acostumbrada. La docente mando hablar a mi mamá y recibí un regaño mutuo, pues la maestra abogaba en el hecho de que las calificaciones actuales eran las adecuadas para mí y que anteriormente me había dedicado a copiar en el examen y por ello había obtenido tan magníficos resultados; mi madre salió del salón de clases sin dirigirme una sola palabra. En la tarde comiendo con mi padre mi mamá le menciono lo acontecido esa mañana mi padre se reservó a dejarme claro lo decepcionado que estaba de mí, y a regañarme sobre el evento acontecido, y me dejó en claro que mi única tarea en la vida era estudiar.
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