Marc Bloch: Introducción a la historia: Síntesis y algunos comentarios. Fue un historiador medievalista francés que vivió entre 1886 y 1944, uno de los fundadores de los Annales d´histoire économique et sociale junto con Lucien Fevbre. En pocas palabras; gracias a él la historia como disciplina científica comenzó a dialogar con otras ciencias sociales; la geografía, la economía, la sociología, la antropología, etc. En su introducción a la historia plantea interesantes ideas sobre el quehacer del historiador. Aduce que el objeto de la historia es el hombre a través del tiempo, de lo anterior se coligue la idea de que los hechos humanos son fenómenos delicados y la mayoría de ellos escapa a la medida matemática. También critica duramente lo que el llama “obsesión de los orígenes”, es decir explicar lo más próximo determinado totalmente por lo más lejano. De la misma manera, sostiene Bloch, la manía de enjuiciar es el otro enemigo de la historia. El límite entre lo actual y lo inactual no se puede precisar matemáticamente, pero se puede comprender el presente con la ayuda del pasado y viceversa. Sin embargo, como la mayoría de las veces el historiador no estuvo presente en el momento de los acontecimientos que analiza, se dice que el conocimiento del historiador sobre el pasado es indirecto. Entonces el conocimiento de ese pasado es posible gracias a las huellas que deja y perviven hasta el presente; elementos materiales (pinturas, artefactos, ecofactos, restos fósiles, etc.) si, pero fundamentalmente testimonios orales y escritos presentes en bibliotecas, archivos, catálogos de museos, etc. Pero estos documentos pueden ser falsos y los testimonios orales falaces. Por tal motivo el historiador debe someterlos a crítica, pero sin llegar al escepticismo. Puede mentir acerca del autor y la fecha o un engaño sobre el fondo: deformaciones, exageraciones, u omisiones sobre un hecho real. No basta descubrir el engaño, hay que detectar sus motivos. El historiador no es un juez, por lo tanto no está en él juzgar. El historiador debe comprender y comprender el por que de las cosas. Aceptando que no es una pregunta sencilla de responder. Con respecto al vocabulario de la historia: el historiador recibe un vocablo “X” de la materia de su estudio. Se debe tener en cuenta que reproducir al pié de la letra la terminología del pasado, tropieza con muchas dificultades. Ya que el lenguaje evoluciona y, a causa de esto, algunas palabras desaparecen y otras cambian de significado. Entonces es preciso que el historiador advierta al lector sobre el sentido dado a sus palabras. Cosa, se lamenta el historiador francés, no muy frecuente entre los historiadores. Por último, Bloch nos pone en alerta sobre las periodizaciones arbitrarias. El corte exacto en el fin de un período y el fin de otro no es el que pretende conformarse con a más pequeña unidad. Cada fenómeno tiene su medida particular.
En palabras del autor: “No alcanzo a imaginar mayor halago para un escritor que saber hablar por igual a los doctos y a los niños” “La incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado. Pero, no es, quizás, menos vano esforzarse por comprender el pasado si no se sabe nada del presente”. “En contraste con el conocimiento del presente, el conocimiento del pasado necesariamente es
indirecto” “El pasado es […] un dato que ya nada habrá de modificar. Pero el conocimiento de él es algo que está en constante progreso, que se transforma y se perfecciona sin cesar.” “Hemos conseguido saber mucho más acerca de él [el pasado] que lo que tuvo a bien dejarnos dicho” “Los textos, o los documentos arqueológicos […] no hablan sino cuando se sabe interrogarlos.” “Todo cuanto el hombre dice o escribe, todo cuanto fabrica, cuanto toca, puede y debe informarnos acerca de él” “El escepticismo, como principio, no es una actividad intelectual más estimable ni más fecunda que la credulidad con la que, por otra parte, se combina fácilmente en muchos espíritus simplistas.” “El historiador define [las palabras y conceptos que utiliza] rara vez […] extiende, restringe, deforma despóticamente los significados sin advertir al lector y sin darse cuenta cabal, muchas veces, ni el mismo.” “Las causas, en historia más que en cualquier otra disciplina, no se postulan jamás. Se buscan…”