INDICADORES TEMAS DEECONÓMICOS FRONTERA
LA ECONOMÍA MEXICANA AL CIERRE DE 2014
Por: Lic. Víctor Zamora, Asesor en temas económicos en el Senado de la República; Lic. José Antonio Bolívar Bustillo, Coordinador de Asesores del Senador Ernesto Ruffo Appel en la Comisión de Asuntos Fronterizos Norte del Senador de la República.
E
l desempeño de la economía mexicana en 2014 mejoró con respecto a 2013, al crecer 2.1% en términos reales, cuando en 2013 el crecimiento fue de apenas 1.4% real. No obstante, incluso esa ligera mejoría es decepcionante y se mantiene lejos de lo que el país necesita para aspirar a un mayor nivel de desarrollo. La cifra, además, contrasta significativamente, por segundo año consecutivo, con la estimación realizada por la SHCP, de 3.9% en 2014, y que posteriormente tuvo que ser ajustada a un rango de entre 2.1 y 3.6% en el último bimestre del año, cuando ya no hubo manera de mantener la previsión original por más tiempo. Incluso, hay que recordar, en 2014 la propia SHCP decidió cambiar la metodología para sus estimaciones de crecimiento, estableciendo un rango en lugar de una cifra específica, haciendo menos escandaloso el contraste entre la estimación y el dato real. Más preocupante resulta el hecho de que los números anteriores no derivan de una situación coyuntural, sino de una problemática estructural. En el contexto actual, los especialistas en economía del sector privado estiman que el crecimiento económico para 2015 será de apenas 3.29% real, y que para los próximos 10 años llegará apenas a una media de 3.93% , muy lejos del ritmo que requiere el país (al menos entre 6 y 7% real anual), siempre y cuando no se presenten vicisitudes que puedan alterar la economía nacional. Vale la pena señalar que estas estimaciones se hicieron sin considerar el efecto de los recortes al gasto público, por lo que habrá que estar atentos a la actualización de las expectativas a raíz de los nuevos acontecimientos económicos. La problemática estructural ya generó impactos en cuestiones tan sensibles como el empleo, la competitividad y la eficiencia económica, provocando un círculo vicioso que lleva a los especialistas a topar sus estimaciones a 10 años en las raquíticas cifras ya mencionadas. Recientemente se difundió la caída en el índice global de competitividad, que compara diversas dimensiones de la competitividad en 60 economías mundiales. En el ranking de 2014 México retrocedió 9 lugares respecto
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al ranking de 2013, pasando del lugar 32 al 41, después de 4 años consecutivos de mejora. De esta manera, se coloca entre los países menos competitivos de dicha medición, codeándose con países como Turquía y Filipinas, y lejos de países como Chile (lugar 31), China (lugar 23) o Malasia (lugar 12), sólo por mencionar algunos . Entre los factores considerados en la medición, resalta el retroceso en desempeño económico (4 lugares, del 14 al 18); eficiencia gubernamental (12 lugares, del 29 al 41); eficiencia de negocios (8 lugares, del 33 al 41); e infraestructura (2 lugares, del 49 al 51). En sentido similar, en septiembre de 2014 trascendió que México cayó del lugar 55 al 61 en la medición de competitividad que, por su parte, realiza el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés). En ese caso los principales factores negativos fueron la corrupción, la carga impositiva y la burocracia, es decir, en términos generales, el sector gubernamental . De esta información se colige que, lejos de constituirse en un catalizador o impulsor de la actividad económica, el sector gubernamental se ha convertido en un claro lastre para la economía nacional, lo que hace necesaria una reforma principalmente en este ámbito, es decir en las entrañas de la operación, organización, burocracia, gastos y función regulatoria del sector público. Por si esto fuera poco, la pérdida del poder adquisitivo del salario de los trabajadores mexicanos se ha acentuado de manera preocupante. En los últimos 10 años la capacidad de los trabajadores mexicanos para adquirir la canasta alimentaria se ha deteriorado en más de 27%, según cifras de CONEVAL a febrero de 2015. Asimismo, el ingreso laboral per cápita ha mantenido una tendencia a la baja en los últimos 10 años en prácticamente todos los estados del país.
Mucho se ha mencionado que el empleo creció considerablemente y que, por lo tanto, el desempleo está controlado. Las cifras oficiales analizadas aislada y superficialmente parecen confirmar tales dichos, pues la tasa de desocupación en diciembre de 2014 cerró en 4.38% de la PEA (Población Económicamente Activa), además de que se crearon 581 mil empleos formales en todo 2014. No obstante, un análisis más profundo nos permite visualizar la situación real del mercado laboral. Por ejemplo, cifras de CONEVAL indican que se ha registrado una caída considerable del poder adquisitivo y del ingreso laboral per cápita, que dista muchísimo del auge laboral que sugieren los anuncios oficiales. Aunado a lo anterior, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo que difunde el INEGI, con cifras al tercer trimestre de 2014, trasciende que el 58.67% de la PEA trabaja en la informalidad, ya sea porque no tiene registro ni prestaciones, o bien porque labora por su cuenta en actividades de subsistencia. Asimismo, casi 12% de la PEA labora en condiciones críticas, ya sea porque labora menos de 35 horas a la semana a pesar de necesitar más, porque laboran más de 35 horas ganando menos de un salario mínimo o porque trabajan más de 48 horas con ingresos menores a dos salarios mínimos.
Todo ello habla de un deterioro importante en el bienestar de los mexicanos, de una situación insostenible que demanda acciones diseñadas con visión de estado e implementadas con decisión y compromiso social, para salir del estancamiento en el que actualmente nos mantenemos, viendo únicamente como otros países nos van dejando atrás en el camino del progreso, el desarrollo y el bienestar social. Hay consenso entre los analistas respecto a que la apuesta del Gobierno Federal por una política expansionista fue equivocada. Su estrategia se centró en incrementar la recaudación y recurrir al déficit para sostener el incremento del gasto público, para lo cual implementó una política fiscal recaudatoria pero altamente restrictiva de la actividad económica, y mecanismos de fiscalización, multas y cobranza fiscal más estrictos que rayan en el terrorismo fiscal. Todo ello trajo distorsiones serias en el mercado que impactaron a la actividad económica, las cuales seguramente se previeron pero, como ya lo señalamos en otro análisis, se apostó a que el incremento en el gasto público y la recuperación de la demanda externa, terminarían por compensar el efecto adverso de su política económica interna pero esto no sucedió.
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Fuentes:
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1.
Banco de México. Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado: Enero de 2015. Disponible en: http://www.banxico.org.mx/informacion-parala-prensa/comunicados/resultados-de-encuestas/expectativasde-los-especialistas/%7B6F561D3E-E970-C25A-1021637829F0A3F6%7D.pdf
2.
IMD World Competitiveness Yearbook 2014. Se puede acceder a un resumen muy práctico en la página del Instituto Mexicano de la Competividad: http://imco.org.mx/competitividad/anuario-decompetitividad-mundial-2014-via-imd/. Para la fuente original véase: http://www.imd.org/uupload/imd.website/wcc/Overall_ranking_5_ years.pdf
3.
CNN Expansión, con información del WEF. http://www.cnnexpansion. com/economia/2014/09/02/mexico-se-descalabra-en-el-indiceglobal-de-competitividad
4.
CONEVAL. Véase: http://www.coneval.gob.mx/Medicion/Paginas/ ITLP-IS_resultados_a_nivel_nacional.aspx
Fue una estrategia arriesgada por depender de cuestiones coyunturales y no estructurales, que además se vio intensificada por la caída en los precios del petróleo, que hoy por hoy ya pasaron factura con un ajuste a la baja en el crecimiento y un ajuste presupuestal, lo que tendrá un impacto importante en el crecimiento y que, pero aún, posiblemente no sea el único que se deba realizar en el ejercicio. Claramente el gasto público no podrá ser un catalizador de la economía mexicana en este ejercicio ni en lo que resta del sexenio. Para darnos una idea, en 2014 el gasto público total representó alrededor de 25% del PIB, sin embargo la inversión física del sector público representó apenas 4.6% del PIB, comparado con el 31.7% que significa el sector exportador y más del 60% que significa el mercado interno en los diversos sectores económicos. Por ahora la esperanza de la economía mexicana estriba casi en su totalidad en el sector exportador, que ante un mercado interno de lento dinamismo podría incrementar su participación en el PIB en una proporción importante. El problema con este factor estriba en que es totalmente ajeno a nuestro control, por lo que
dependemos totalmente de que la situación económica internacional, particularmente la estadounidense, sea favorable. En caso contrario veríamos nuevamente impactos de magnitud incierta, pero siempre con efectos adversos en el bienestar social. La estrategia, dado este panorama, es clara: fortalecer el mercado interno y en general el sector privado, y convencernos que el papel decisivo del sector público no está precisamente en el gasto público, sino en su función de garantizar la seguridad, la productividad y la competitividad del mercado interno.
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