Germán Botero | Espacio y materia

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Germรก Boter

Espacio y Materia entre el cielo y la tierra



Bogotá D.C Galería La Cometa Carrera 10 # 94A-25 Tel: +57.1.601.9494 Agosto, 2018 Director

Esteban Jaramillo

Subdirector

Nicolás Jaramillo

Curaduría

Daniela Marin Andrea Rincón Germán Botero

Textos

Beatriz García Moreno

Diseño y diagramación Join Studio

Fotografía

Juan Pablo Velasco Olga Lucía Jordán Consuelo Rodríguez Archivo del artista

Colaboración Galería Angélica Aramendiz Clara Jaramillo Esteban Jaramillo A. Lucas Jaramillo A. Patricia Olier Paola Gómez Angela Espitia Sandra Montenegro Carolina Rengifo Magaly Zuñiga Magnolia Peña Wilson Reyes Jorge Jaramillo Cristian Donoso Omar Acosta

Agradecimiento Simón Botero Felipe Forero


La obra de Germán Botero, entre el cielo y la tierra Beatriz García Moreno Y abiertamente consagré mi corazón a la tierra grave y doliente, y con frecuencia, en la noche sagrada, le prometí que la amaría fielmente hasta la muerte, sin temor, con su pesada carga de fatalidad, y que no despreciaría ninguno de sus enigmas. Así me ligué a ella con un lazo mortal. (Hölderlin, La muerte de Empédocles)


Germán Botero 1, ha dedicado su hacer artístico como escultor, a extraer a modo de arqueólogo, el valor de uso de los objetos materiales destinados al habitar de los vivos y de los muertos y, con ello, ha logrado instalarlos fuera del tiempo del consumo, en una temporalidad con vocación de eternidad que permite su renovación en cada experiencia con el espectador. Las obras de G. Botero se sitúan en el litoral entre el cielo y la tierra, que evidencia la existencia de dos consistencias: la de la tierra que al tiempo que es contenedora de enigmas y de todo lo nutriente, posee las fuerzas ocultas que no cesan de retornar a sus entrañas a quien la habita; y la del cielo que pone de presente las fuerzas del universo, el paso del sol que marca el tiempo y los demás fenómenos atmosféricos que acompañan el habitar de los humanos. En medio de estas dos consistencias, sus obras se elevan a las alturas y excavan en las entrañas de la tierra, instalando una conexión entre el habitar de los vivos y el de los muertos, a manera de un canto a la vida y de una plegaria ante lo desconocido.

en obras donde la escultura y la arquitectura se compenetran y se ofrecen al uso de los ciudadanos para su contemplación y disfrute, y en las tallas en troncos de madera, que realiza en homenaje a las sociedades que han habitado ancestralmente un territorio. La extracción del uso en cada una de sus obras, produce el vacío requerido para ser tomadas de modo singular por el deseo y el goce de quien las experimenta, lo que hace que la geometría euclidiana de la que partió su materialización, se descomponga en topologías particulares que despliegan interacciones permanentes entre la obra y quien se detiene en ella. Entre torres

Torre / Premio Nacional de Escultura, 1976

Las obras relacionadas con la vida develan las formas y estructuras que sostienen la construcción de un mundo histórico y las posibilidades de rehacerse en un diálogo con quien las observa, bien sean las torres que erige, los instrumentos que construye tomando como modelo las herramientas de trabajo pertenecientes a la cultura de sus antepasados, o los trompos gigantes que evocan movimientos a partir de un único punto de apoyo.

G. Botero inicia su obra escultórica en 1976, con el tema de las torres, poco tiempo después de haberse graduado como arquitecto en la Universidad Nacional de Medellín. El tema escogido indica una transición entre las producciones propias de la arquitectura y estas esculturas que toman como punto de partida alguno de los detalles de las primeras, desalojado de la función a la que estaba destinado, para hacer con él una obra escultórica que se abre a un sin número de significaciones. Desde escasos pero certeros puntos de apoyo, cada torre busca anclaje en las profundidades y se alza al cielo en juegos que exhiben una geometría de pequeños rectángulos, organizados a modo de retículas y materializados con piezas de aluminio anodizado de colores tierra - tabaco, amarillo, rojo-, ensambladas unas con otra. Los materiales utilizados, trabajados con tecnologías de la época, que encuentra en su entorno, a la vez que confieren resistencia y flexibilidad a las torres, se convierten en cómplices del escultor para lograr sus fines. Esta materialización le posibilita a cada torre, desafiar la gravedad y desplegarse en una secuencia entre la esbeltez

En lo que respecta a las obras dedicadas a la memoria de los muertos, puede decirse que G. Botero extrae el uso de las tumbas y se concentra en su carácter conmemorativo, como queriendo atrapar una ausencia en una presencia permanente que devela el silencio intemporal instalado en medio de la vida, y los misterios que encierra. La continuidad entre la vida y la muerte la exalta Parrillas, 2015 1 Germán Botero escultor colombiano, nació en El Fresno, Tolima, en 1946. Se graduó de arquitecto en la Universidad Nacional (Medellín) en 1972, y luego se dedicó a realizar su obra escultórica que ha sido expuesta e implantada en diferentes lugares nacionales e internacionales, como lo indica su hoja de vida.

de la forma, el peso de los materiales y la gravedad de la tierra que parece oponerse a su erección. Cada torre con su tamaño, liviandad y flexibilidad, permite al sol en su recorrido, generar juegos de luces y sombras, recrearse en sus bordes y vacíos, y proyectarse en los espacios y formas que la rodean, y, de ese modo, rehacer, una y otra vez, el paisaje donde se ubica. Entre tanto, el paso del viento que la atraviesa con diversas intensidades, produce suaves y precisos sonidos que despiertan evocaciones diversas. Sus torres, liberadas de la función de habitación propia de la arquitectura, a la vez que marcan un sitio con su presencia, y establecen un diálogo con el entorno circundante, se convierten en punto de referencia para el transeúnte del espacio público que se detiene en ellas, al sorprenderse atrapado en su visión. Parecería que no es él quien la mira, sino la torre misma que lo detiene, la que lo mirara. Cada uno de los agujeros se presta al ojo del espectador para que los transite, combine y recombine en un sin fin de posibilidades, que se abren en la experiencia de quien las observa, en abanicos de evocaciones y recuerdos. Así, las geometrías que dan borde al vacío, se liberan de las formas fijas que las definen, y se disponen a dejarse moldear por cada espectador, dando cuenta de sus posibilidades para descomponerse y recomponerse en un movimiento que desafía a la misma gravedad, mientras se acentúa la flexibilidad del material y se estimula a la imaginación y al mismo cuerpo, a perderse en sus superficies que se ofrecen al modo de banda de moebius, sin saber dónde comienzan y terminan el uno y el otro. G. Botero libera las estructuras que parecían estar destinadas a sostener la obra arquitectónica que se consume en su uso, y abre la posibilidad al juego y al azar que, de modo incesante, se ofrece al encuentro contingente con el espectador.


Obras que ilustran lo anterior: -. Torre, 1976 Aluminio anodizado, 100 x 100 x 400 cms. Museo de Arte Moderno de Bogotá. -. Parrillas, 2015 Ensamble aluminio anodizado, 60 x 60 x 70 cms.

Formas, 1985

Entrecopa, 1985

Entre máquinas y herramientas G. Botero da cuenta de modo notable de su hacer como extractor de usos, en sus máquinas y herramientas que nacen de sus investigaciones sobre arqueología industrial desarrolladas en los años setenta y ochenta del siglo pasado, en algunos pueblos de Antioquia. Estas investigaciones lo conducen a un encuentro con el origen, a descubrir a través de la indagación en los instrumentos de trabajo de sus antepasados, los modos en que las culturas que habitó en su infancia, han interactuado con la naturaleza y a reconocer el mundo histórico que las sostiene. Pero él no se queda allí, sino que se adentra más allá, en busca de lo innombrable, como queriendo descifrar en esas formas y materiales, el diálogo que han establecido con la tierra, las maneras como le han arrancado sus saberes, revelado sus misterios, y construido una poiesis que se manifiesta en cada techné que ha potenciado su fuerza y ha posibilitado las transformaciones necesarias para atender sus necesidades y deseos. Cada uno de los objetos que trabaja da cuenta de un mundo que lucha con lo desconocido, de un mundo que aspira a permanecer. El escultor nombra las obras que son resultado de esa investigación, con el mismo nombre de la

Telar, 1982

Molinos de pisones, 1981

herramienta o instrumento que les dio origen: telares, hornos, sombreros, molinos, pistones, o hace alguna mezcla con ellos. Cada uno, hecho de tierra, madera o metal, es horadado en un diálogo entre lo liviano y lo pesado, y convertido en una obra que a la vez que conserva el indicio del uso del objeto al que estuvo destinado, queda liberado de él, sin dejar de hacer referencia al cuerpo humano que les dio la medida y les diseño el acople para poder manipularlos. Los objetos trabajados, vaciados del uso que los consume en una temporalidad, dejan ver la geometría en la que se basa la estructura compleja que las sostiene, sus modos de combinar elementos y de resistir a la gravedad. Estas obras se convierten en el negativo que revela el esqueleto sostén que les da cuerpo. La operación realizada hace que surja una nueva obra con vida propia, expuesta a los efectos del tiempo, a las inclemencias atmosféricas y a la interacción con su entorno. Entre estos instrumentos, se encuentra la rueda en su obra “Arrastre”. A través de ella G. Botero indaga en el movimiento y se pregunta por el desplazamiento de la materia sobre el plano que no deja de estar jalonada por la gravedad, pero que insiste en no dejarse fijar. La rueda se le ofrece como posibilidad de soltarse del punto de anclaje, como posibilidad de rodar sobre la super-


Puesto de Trabajo / Mención Salón Nacional de Artistas, 1990

Entre sitios, lugares y conmemoraciones

Instrumento a tres vientos, 1981

ficie y generar fuerza con su movimiento. El vacío que la conforma le imprime liviandad al material, y aumenta la sensación de que se puede ir, y que, para evitarlo, debería fijarse en un punto. De todos modos, la experiencia que genera, la libera de lo que la fija, y le permite movimiento en la interacción que establece con quien la observa. El deseo del escultor puesto en la obra, se encuentra con el del que la experimenta que acepta la invitación a detenerse en ella con sus sueños. Con su deseo y su modo de gozar reconoce los brillos y acabado de los materiales, sus dimensiones muchas veces agigantadas, que enfatizan lo enigmático y se imponen con su presencia y su modo de establecer lugar.

Obras que ilustran lo anterior: -. Formas, fundición, 1985, hierro, bronce, cobre, aluminio, 20 x 35 x 35 cms., exposición, Líquido a sólido, Instituto Municipal de Cultura, Bucaramanga. -. Entrecopa, 1985, fundición, hierro, bronce, aluminio, 32 x 32 x 21cms., exposición, Líquido a Sólido, Instituto Municipal de Cultura, Bucaramanga. -. Molino de pisones, 1981, aluminio anodizado color rojo y negro. 26 x 70 x 90 cms., exposición Mecanismos e instrumentos, Biblioteca Pública Piloto de Medellín. -. Telar, 1982, aluminio anodizado, color negro, rojo, verde y blanco, 43 x 35 x 50 cms., exposición Mecanismos e instrumentos, Biblioteca Pública Piloto de Medellín. -. Puesto de trabajo, 1990, lienzo, fique, cerámica y metal, 600 x 250 x 700 cms.

La posibilidad de limitar el espacio, de atraparlo con geometrías dispuestas sobre áreas delimitadas en el interior de un recinto, se da en instalaciones que parecen tomar como referencia, algún lugar ya habitado que evidencia arquitecturas soñadas o vividas. En algunas de estas obras, G. Botero elabora pisos con base en series de módulos en hierro, algunos de ellos con perforaciones, que le permiten limitar un sitio sobre el cual coloca las vasijas u otros objetos que él ha elaborado. Estas instalaciones conmemoran la vida, agrupan y establecen relaciones entre los diferentes objetos que reúne, y crean un punto de tensión en el espacio donde se ubican. El conjunto, a la vez que propone una narración, invita al espectador a detenerse y a producir con las evocaciones y la experiencia corporal que conlleva, su propia narración.


Entre TROMPOS El juego con la gravedad y con el aire aparece también en los trompos que evocan el juguete de la infancia y se conectan con infinidad de trompos que se lanzan en diferentes épocas y geografías. G. Botero presenta sus trompos gigantes en agrupaciones que dan la sensación de que en cualquier momento serán lanzados a una danza, o que ellos podrán lanzar al espectador, al menos, su imaginación, en un movimiento en el que se confunden. Con el trompo enfatiza el punto que se fija sobre la tierra, y permite el anclaje desde el cual se dibujan, de modo concéntrico, una serie de circunferencias que se abren y cierran, que se recortan y marcan y atrapan el espacio, a la manera como lo hace un compás que se presta para limitar lo infinito, y de ese modo, dar cabida al sueño y a la fantasía. Es un punto que se desliza mientras el resto del material se ensancha como si estuviera atrapado en una esfera construida a partir de un eje de simetría que le permite la rotación sin perder el equilibrio. Cada trompo, construido en un material finamente pulido, divierte con sus movimientos en cada lugar que se lanza; hace presente al juguete que se apoya en un eje construido en plomo que le permite deslizarse sobre el plano, abrazado e impulsado por el viento que lo circunda, y atrapado en el movimiento circular que le transmite la fuerza del brazo que lo lanza. G. Botero dota a sus trompos de dimensiones agigantadas que llenan el espacio donde se exhiben. Su presencia lanza a la imaginación a ponerlos en movimiento, mientras evocan afectos y juegos de una infancia que se resiste a desaparecer.

Obras que ilustran lo anterior: -. Trompos, 1986-2015


Instalaciรณn de trompos, 2000 Cerรกmica de alta temperatura Dimensiones variables


Entre tumbas G. Botero inicia su serie de tumbas dedicada a la memoria de los muertos, en la década de los años noventa del siglo pasado. Estas obras las localiza en la línea litoral entre la tierra y el cielo. En ella reposan y desde ella se hunden en sus profundidades. Sobre el plano que se extiende sobre la superficie terrestre, traza geometrías que a la vez que plantean un amarre con la tierra a modo de anclaje que refiere a un descenso a sus entrañas, se abren al cielo para sostener la memoria de alguien que pasó por la vida, pero ya no está. G. Botero localizado en ese límite, busca dejar constancia de una vida que existió y que ahora, de manera abrupta y muchas veces violenta, ha desaparecido. La exposición de las lajas que cubren los espacios proyectados, se ofrece como material expuesto a la acción del aire, al paso del viento que la roza y probablemente le arranca algunos sonidos, a la vez que le sirve de pantalla al sol que la dibuja y marca con brillos y sombras, mientras va dando cuenta del paso del tiempo. Sus tumbas, hechas de arcilla, de madera, de agua, de sol y de viento, no se confunden con la tierra de la que proceden, tan solo se abrazan fuertemente, a ella. Como objetos simbólicos que son, estas obras se conectan con culturas que rindieron culto a la muerte, como las precolombinas, en las cuales la tumba se cavaba en la tierra y ofrecía un espacio al cuerpo muerto y a los objetos que lo habían acompañado en vida. La tumba como indicio de algo que fue, deja constancia de un nombre que la habitó en un momento histórico con maneras específicas de saber y de hacer, de invocar a los inmortales, a lo desconocido, y de inventarse creencias para soportar las angustias de la vida y la inevitable presencia de la muerte. La obra Huaca, dedicada a los desaparecidos en épocas de las dictaduras de los años setenta del siglo pasado, en Argentina, se instala, en el Parque de la Memoria de Buenos Aires, en medio

de otras obras dedicadas como ella, a los desaparecidos, señalando que, si bien hay una ausencia relacionada con la muerte, la tumba misma se erige como presencia y canto a la vida. Es un canto a la continuidad entre la vida y la muerte. Las conmemoraciones a la muerte, a partir de una memoria viva, también las realiza G. Botero, en obras que conmemoran desapariciones y muertes ocurridas en medio de las violencias que ha sufrido Colombia desde mediados del siglo pasado. Son obras proyectadas en escala arquitectónica, que permiten algunas de ellas, ser utilizadas por los ciudadanos como lugar de encuentro en el espacio público, como es el caso de la Fuente Ceremonial de la Universidad de Antioquia en Medellín, construida en lajas de concreto y granito que se suceden una tras otra y al final se funden en un semicírculo que configura una pequeña plazoleta, mientras el agua la rodea. La otra obra aún no construida, que vale la pena mencionar, está proyectada para conmemorar una masacre ocurrida en el Municipio colombiano de Puerto Rico. Esta obra está pensada como un gran espacio de planta rectangular, construido en madera, está cubierta por un techo a cuatro aguas, que se desprenden de la cumbrera, conformada a modo de grieta por la que se filtra la luz al espacio interior que puede ser recorrido por los visitantes. Esa luz confiere al espacio tonalidades diferentes mientras marca, a modo de un reloj, el paso del tiempo.

Tumba, 1991 / Museo de Arte Universidad Nacional

Huaca Peruana, 2005

Obras que ilustran lo anterior: -. Tumba, 1991, instalación en el Museo de Arte de la Universidad Nacional, granito aglomerado, 420 x 240 x 45 cms. -. Huaca peruana, 2005, cerámica a alta temperatura, 50 x 50 x 12 cms. -. Fuente Ceremonial, 2003, Universidad de Antioquia, 18 x 12 ms de altura.

Fuente Ceremonial, 2003 Premio 200 años Universidad de Antioquia


Templo, 2006

Terrazas Tayrona, 2007

Otras conmemoraciones

Para cerrar

En su intención de conectarse con lo innombrable, G. Botero se sale del Museo y toma al territorio mismo como el sitio sobre el cual arma instalaciones a cielo abierto, con materiales que el mar y el viento arrastran. Son obras efímeras construidas con piedras y maderas que encuentra en el bosque o en la playa, y que localiza en ciertos sitios, con base en trazados que los convierten en lugares ceremoniales, adecuados para una interlocución con lo desconocido, o en palafitos que le sirven para deslizarse por los ríos y manglares. En algunas de estas obras él mismo participa aportando su cuerpo y entregándose a la magnitud de los enigmas del universo.

Finalmente, podría decirse que la obra escultórica de G. Botero que desarrolla en el litoral entre la tierra y el cielo, posibilita poner en acción el deseo y hacer pausa para un goce que vivifica. No se trata de obras que se consumen en el uso de la necesidad, sino que por el contrario invitan al cuerpo y a la imaginación a apropiarlas, a transitar en ellas con la mirada, con el tacto, a escuchar los sonidos que emiten, a disfrutar lo desconocido que allí se hace presente, a dejarse llevar por las evocaciones que despiertan, pero también por las invocaciones y afectos que se presentan al ellas fungir como puentes con lo que no puede asirse ni decirse.

La memoria de las prácticas de pueblos originarios de territorios ancestrales, hechos de tierra, o esculpidos en las rocas por sus habitantes con base en la observación de la bóveda celeste y de la naturaleza, en sus creencias sobre los orígenes de la vida y la muerte, es retomada por G. Botero con el empeño de dar una nueva presencia a esos territorios, en grandes troncos de madera que esculpe teniendo como guía, a la geografía construida y a las indicaciones del mismo material. En este trabajo pone al frente su formación de arquitecto que crea espacios habitables, pero sin dejar de lado su trayectoria de escultor que extrae formas.

Bibliografía -. Burgos Cantor, Roberto, y otros. 2013. Palabras de madera. Bogotá: Ediciones Jaime Vargas. -. Hachbaum, Nora y Battiti, Florencia (coordinación editorial). 2010. Monumento a las víctimas del terrorismo de estado. Parque de la Memoria. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Pág. 151. -. Heidegger, Martín. El Origen de la obra de arte, Arte y Poesía. -. Herrera, Adriana. Germán Botero, Geometer & Arqueologist. Miami: Durban Segnini Gallery, Ediciones Jaime Vargas. -. Lacan, Jacques. Seminario11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós. -. Ospina, William y otros. 2007. Germán Botero. Bogotá: Ediciones Jaime Vargas. -. Salas, Carlos y otros, 2007. Germán Botero, arqueólogo del espacio, Revista Mundo No. 28, noviembre 17 de 2017, Bogotá: Proyecto artístico, Mundo S.A. Págs. 4-6. -. Valencia, Luis Fernando. 2002. Germán Botero, espacio, memoria y materia. Bogotá: MamBo. Ediciones Jaime Vargas. -. www://m.casadellibro.com/libro -la-muerte-de-empedocles/

Beatriz García Moreno: Arquitecta de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, 1974; Ph.D en Arquitectura, en Georgia Institute of Technology, 1992; Máster en Psicoanálisis de la Universidad León, 2012. Se desempeñó como Decana de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia, Sede de Bogotá, entre los años 1998 y 2002 y como presidente de la Asociación Colombiana de Facultades de Arquitectura, ACFA, entre 2000 y 2002. Actualmente es profesora del Doctorado en Arte y Arquitectura de la Universidad Nacional y en la Maestría en Planeación Urbana y Regional de la Universidad Javeriana. También es psicoanalista Miembro de la Nueva Escuela Lacaniana y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Ha escrito diversos libros y artículos sobre arquitectura y ciudad en América Latina, y sobre arte y psicoanálisis.



Custodia, 2001 Fundiciรณn de bronce, aluminio y madera 80 cm de diรกmetro x 14 cm de ancho

Semilla, 1988 Fundiciรณn de bronce y aluminio 50 x 90 x 30 cm


Piel líquida, 1989 Fundición de bronce y aluminio 33 x 35 x 35 cm

Máquina del deseo, 1989 Fundición de bronce y aluminio 33 x 38 x 28 cm



Membranas, 1989 Fundiciรณn de bronce y aluminio 21 x 120 x 120 cm


Maguare, 1988 Fundiciรณn de bronce y aluminio 34 x 47 x 105 cm


Instalaciรณn de troncos, 2006 Talla en madera Dimensiones variables



Balsa, 2000 Madera reciclada 53 x 71 x 10 cm

Tumba en la montaĂąa, 2007 FundiciĂłn de bronce, talla y modelado sobre madera 100 x 30 x 30 cm



Terrazas Tayrona, 2007 Talla y modelado sobre madera 21 x 69 x 20 cm


Trasmar, 2016 Madera de playa 46 x 200 x 20 cm

Quebrada seca, 2017 Madera reciclada 21 x 100 x 20 cm


Tรกctil, 2012 Madera, bronce y aluminio 45 x 45 x 5 cm

Observatorio I, 2006 Talla en madera y bronce 21 x 100 x 20 cm


Flotando, 2009 Instalaciรณn de troncos del Caribe y cables de acero Dimensiones variables



Torre I, 2017 Ediciรณn de 9 ejemplares, Ensamble aluminio anodizado 90 x 35 x 35 cm


Instrumento a tres vientos, 1981 Aluminio anodizado 200 x 150 x 180 cm



Parrillas, 2015 Ediciรณn de 6 ejemplares, Ensamble aluminio anodizado 70 x 60 x 60 cm


Enredadera, 2016 Ediciรณn de 6 ejemplares, Aluminio anodizado 145 x 23 x 23 cm

Cubo dorado, 2016 Ediciรณn de 9 ejemplares, Aluminio anodizado 38 x 38 x 38 cm



Aluminio anodizado, 600 x 150 x 150 cm

Torre III, 1979 Pasaje Comercial Camino del Río Medellín / Colombia

Jardín de Medusas, 2015 Arte ambiental / Barú, Cartagena Hundimiento de obra para recuperación de Coral La obra la componen 5 piezas organizadas en un diámetro de 8 metros. Madera, concreto, acero y polietileno


Arrastre, 1988 SeĂşl, Corea del Sur Aluminio anodizado 300 cm de diĂĄmetro


Instrumentos, 2001 Changchun / China Granito y mรกrmol 250 x 250 x 300 cm

Columna, 2002 Parque de Esculturas Beijing / China Alumnio anodizado 150 x 150 x 200 cm


Fuente Ceremonial, 2003 Universidad de Antioquia, Medellín Concreto y granito 18 mts x 12 mts de altura

Sitio Ceremonia, 2003 Parque de la Luna Llena, Shanghái / China Concreto y granito 200 cmde diámetro x 120 cm de alto


Habitat, 2006 Quinta de San Pedro Alejandrino Instalaciรณn elaborada con madera de playa 1400 cms de diรกmetro


Jardín de Medusas, 2015 Arte ambiental / Barú, Cartagena Hundimiento de obra para recuperación de Coral La obra la componen 5 piezas organizadas en un diámetro de 8 metros. Madera, concreto, acero y polietileno


GERMAN BOTERO

Fresno, Tolima en 1946 Vive y trabaja en Bogotá y Santa Marta.

ESTUDIOS

PRINCIPALES EXPOSICIONES

Arquitecto Universidad Nacional de Colombia

2018 Espacio y Materia, Entre el cielo y la tierra Galería La Cometa. Bogotá, Colombia.

2004 Ejecución de instalación. V Bienal Barro de América. Maracaibo, Venezuela

1994 Arte Actual Colombiano. Casa de América. Madrid, España.

2016 GERMÁN BOTERO Geometer & Archaeologist Galería Durban Segnini. Miami.

2003 Simposio Internacional de Escultura. Chetumal, México.

Representa a Colombia en el II Simposio Internacional de Escultura en Cuba.

1976 Premio Nacional de Escultura. Salón Nacional. Bogotá, Colombia

2015 JARDIN DE MEDUSAS, Proyecto de arte ambiental, esculturas submarinas. Barú, Cartagena. 2013 LACUSTRE Instalación. 43 Salón Nacional de Artistas. Medellín, Colombia. PALAFITO Instalación. Primera Bienal del Sur. Ciudad de Panamá. 2007 Abstracción y Geometria en Colombia. Galería Durban Segnini. Miami. 2005 Simposio Internacional de Arte. Instituto Val David Montreal. Canadá. Invitado en la Exposición de Arte Latinoamericano “Contradicciones y Convivencias”. Biblioteca Luis Ángel Arango y en el BID en Washington.

Ganador del concurso 200 años de la Universidad de Antioquia, patrocinado por la Alcaldía de Medellín con la Escultura Fuente Ceremonial, obra realizada en el 2004. Realiza escultura en el 10º Simposio de Yuzi Paradize en la ciudad de Guilin, escultura que se instaló en la ciudad de Shanghai, China. 2002 Representa a Colombia en el 1er Simposio de Escultura en Beijing capital de la República Popular China. 2001 Representa a Colombia en el V Simposio de Escultura en Chanchung. República Popular China. 1999 Ganador del Concurso Internacional Parque de la Memoria. Buenos Aires, Argentina. 1996 Invitado a la II Trienal de Escultura en Resistencia, Argentina.

Quinta Bienal de la Habana. Centro Wilfredo Lam, Cuba. 1993 Cartografías 14 Artistas de Latinoamérica. Winnipeg Art Gallery, Canadá. Museo Alejandro Otero, Caracas. Biblioteca Luis Ángel Arango, Bogotá. National Gallery, Ottawa, Canadá. The Bronx Museum of Art, Nueva York. Fundacion La Caixa Madrid. 1992 Primera Bienal Barro de América. Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber. Venezuela. 1988 Es seleccionado para representar a Colombia con el maestro Edgar Negret en el Simposio Internacional de Escultura en Seúl, Korea del Sur. 1986 Cien Años de Arte Colombiano, Museo de Arte Moderno, Bogotá. Palacio Imperial de Río de Janeiro. Centro Cultural de Sao Paulo Brasil. Instituto Italo Americano Roma.



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