una corrida singular

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O.VELร SQUEZ

UNA CORRIDA SINGULAR ยกAdelante, a lograr lo imposible!. O. VELASQUEZ

2013

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En la década de finales de los años veinte existían pocos lugares de esparcimiento para los habitantes del Porlamar viejo, uno era la Plaza Bolívar, donde se iba a escuchar la retreta de la banda municipal tomados del brazo, paseando alrededor de la plaza mientras duraba la pieza musical, otro ir al cine, tanto el "Porlamar Cine" como el Teatro "Paramount". -¡OOOHHH!! Eran los sitios de moda, la gente que vivía en el centro de la ciudad estaba orgullosísima de tenerlos cerca. Toda la juventud de entonces se congregaba en estos sitios, especialmente en el cine o mejor Teatro Paramount, más moderno, lo habían inaugurado en 1919 y le habían hecho algunas remodelaciones como tener bancos de madera y hierro forjado. Estos cines tenían un sistema de publicidad particular, pues contrataban a un señor que poseía un carro con un altavoz, con el cual anunciaba cada día por toda la ciudad lo que proyectarían esa noche. Un día, pasó el carro haciendo propaganda sobre una corrida de toros a realizarse por primera vez en Porlamar. La mayoría de la gente del pueblo se entusiasmó: -¡Qué bien! verían en vivo a los toreros con sus trajes de luces, a los picadores y todo lo que el espectáculo taurino les podía ofrecer, su imaginación voló fantaseando con la corrida. Por supuesto las entradas se agotaron en un santiamén! La corrida sería realizada, nada más y nada menos que en el Teatro Paramount. A los organizadores les pareció que era el sitio "apropiado" para tan fastuoso evento. El esperado día de la corrida toda la población de Porlamar hizo sus quehaceres temprano para no perderse el espectáculo. Así que el teatro Paramount abrió sus puertas para recibir a los aficionados taurinos. Estos llegaron con sus mejores galas amontonándose en las puertas de acceso para entrar de primeros. Comenzaron un gran alboroto. Los de entradas preferenciales, con mejor posición económica se permitieron ubicarse cerca de la

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tarima colocada para tal efecto, los de menos recursos, la gran mayoría, se colocaron en algunas sillas que trajeron desde su casa, en la parte de atrás del teatro y se dispusieron a ovacionar a los toreros. Ya ensayaban con el ¡OLE! a ver como se oía. Todo alegría...qué bien! como en cualquier plaza de toros de América ó España, cuando comenzó a sonar el pasodoble interpretado por la banda municipal, todo estaba listo para la presentación de los toreros. Pero...Ooooh! sólo salió al ruedo un torero, el cual apareció en escena con una sonrisa de oreja a oreja, con un traje casero hecho de satén dorado brillante adornado con lentejuelas, una capa roja del mismo material del traje, medias blancas de las usadas por los peloteros hasta la rodilla y zapatos "maqueros" negros que decepcionó a los presentes que emitieron un OOH! de sorpresa al ver la facha del matador. Aquel hombre, en la caracterización de torero, recibió unos cuantos aplausos de las bancas preferenciales, gente más "educada"; silbidos, rechiflidos, palabras altisonantes por parte de los que se encontraban en el gallinero (la parte de atrás del cine) que lo reconocieron enseguida como uno de sus vecinos, el cual se arriesgaba a hacer cualquier cosa por unos cuantos pesos. Todos gritaron: -¡BUUUBUUUU!- ¡BUUUH!, pero el orgulloso torero hizo caso omisos del abucheo y se inclinó en una reverencia ante el público expectante. Esperó con toda gallardía sobre el escenario la aparición del pura casta, mientras, se iban intensificando los gritos y silbidos por la espera, cuando los presentes observaron al toro que se asomó por las cortinas de detrás del escenario, ¡vaya sorpresa!: era un pequeño y triste torete negro, asustado por tanta gritería que varios muchachos trataban de empujar para que saliera al ruedo, donde lo esperaba el matador. El pobre toro, corrió para escapar de esa locura, a la cual no estaba acostumbrado, y además de un loco con ínfulas de torero que lo persiguió con un trapo rojo para

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comenzar la faena, dio una vuelta pero, sus cascos patinaron en el piso pulido de cemento, jugándole una mala pasada, con el impulso resbaló del escenario y fue a "aterrizar" encima de los espectadores de las filas de adelante. Cuando la gente se vio encima al toro "volador", comenzaron a gritar y, asustados, se desplazaron hacia las puertas de salida, el toro, en un ataque de terror máximo, se recuperó como pudo de la caída y corrió despavorido por encima de los pechos y espalda del gentío, quienes caían al suelo empujados por los demás espectadores, gritando y gritando no un OLE! sino un ¡Ay mi madre este toro me va a matar!!...el pobre toro no miraba a quien pisaba con sus cascos buscando la salida hasta la calle, por donde pasó como un rayo seguido del torero, quien nunca pudo dar un pase con la capa y lucir su atuendo, seguido por los muchachos quienes lo persiguieron por la avenida Miranda rumbo a Pueblo Nuevo (hoy plaza del Periodista). -¡Allá va, allá va!- decía la gente desde lejos cuando lo vio pasar, rumbo al Poblado y, una viejita, medio ciega preguntó: -Cristianos ¿Quién es el toroooo?Así me contó mi abuela que según ocurrió y Yo se los cuento a Uds.

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