Cuevas de Guadix. La Memoria de un Paisaje

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Cuevas de Guadix La memoria de un paisaje

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Cuevas de Guadix La memoria de un paisaje


1.ª edición, febrero de 2012 © De la edición: A. D. R. Comarca de Guadix © Del texto: Antonio López Marcos © De las ilustraciones: los correspondientes archivos o instituciones Traducción: Axioma Servicios de Traducción y Consultoría, S. L. Diseño y producción: Portada Fotocomposición, S. L. I.S.B.N.: 978-84-935752-4-3 Depósito Legal: GR-1.301-2012 A. D. R. Comarca de Guadix Ctra. de Murcia, s/n (Antigua Azucarera) 18500 Guadix (Granada) Tel. y Fax: 958 665 070 – 958 665 191 e-mail: guadix@cdrtcampos.es http://www.comarcadeguadix.com

Este libro ha sido financiado por el Eje 4 del PDR (Programa de Desarrollo Rural), cofinanciado por la Unión Europea (Feader, 80%) y por la Consejería de Agricultura y Pesca (20%).


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La memoria de un paisaje

Antonio López Marcos con la colaboración de

Torcuato Fandila García de los Reyes



índice

Presentación......................................................................................................

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Introducción......................................................................................................

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De la imagen….................................................................................................

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… a la palabra.................................................................................................. 165 Catálogo de fotografías..................................................................................... 199 Repertorio de revistas y periódicos.................................................................. 201 Agradecimientos............................................................................................... 203

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presentación

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e un entorno geográfico y geológico tan sorprendente como es la Hoya de Guadix resulta difícil destacar algún elemento cultural o natural sobre los otros: Sierra Nevada con sus nieves casi perpetuas, el árido paisaje de badlands de Gorafe con sus monumentos megalíticos, el castillo-palacio de la Calahorra, las fortificaciones y baños árabes del Marquesado, las iglesias mudéjares con sus elaboradas armaduras, los palacios de Guadix… Aunque si tuviéramos que elegir algo que en verdad la hace singular sería sus casas-cueva, construidas ya por los árabes hace más de mil años, y que en algunos pueblos constituyen barrios enteros. Desde hace casi una década el GDR de Guadix trabaja en la difusión de esta particular forma de habitar la tierra, favorecida por unas condiciones geológicas muy favorables. En estos años, varios han sido los proyectos de cooperación a nivel nacional e internacional promovidos desde nuestra entidad con el objetivo asumido de destacar el valor cultural y etnográfico de las cuevas, siempre encorsetadas en un concepto de lo pintoresco, tantas veces cargado de connotaciones peyorativas. Asimismo muchos de los proyectos abordados en el marco de la estrategia de desarrollo rural implantada en la comarca por el GDR de Guadix han tenido como sujeto las cuevas, desde la creación de alojamientos a la implantación de bodegas, restaurantes o centros de interpretación, sin contar con los conjuntos medievales rehabilitados en el contexto de la ruta troglodita por el valle del río Alhama, que desde Beas de Guadix hasta Cortes y Graena, discurre por algunos de los enclaves históricos en cueva más importantes de la zona. Las cuevas de Guadix… posiblemente no haya otro lugar en la provincia de Granada, dejando aparte claro está a la Alhambra, más fotografiado y que haya causado mayor asombro al visitante desde los primeros viajeros allá por el siglo XVIII, cuando se veía a nuestro país como un destino exótico, un lugar cuya atmósfera aún estaba impregnada de la magia heredada de su pasado musulmán. Hace tiempo que teníamos claro que a un paisaje humano de tal relevancia se le debía brindar un reconocimiento especial… y qué mejor forma de perpetuar la memoria de un lugar que haciendo un repaso por su historia y por todas las personas que en mayor o menor medida estuvieron presentes y contribuyeron a su génesis y desarrollo. Es así como surge la idea de publicar el libro que aquí presentamos. El artífice del mismo ha sido nuestro técnico de patrimonio, y arqueólogo, que durante los últimos años ha trabajado en la recopilación de documentos gráficos y escritos sobre el trogloditismo de la comarca, con especial atención a las cuevas de Guadix. Para ello ha contado con la inestimable ayuda de Torcuato Fandila García de los Reyes, reconocido fotógrafo de Guadix y poseedor de un asombroso archivo fotográfico que cubre la vida de esta ciudad en el último siglo. El libro se ha articulado en dos partes: por un lado, una serie de imágenes captadas por algunos de los fotógrafos más reseñables de principios del siglo XX y que refleja la vida de este barrio hasta 1936, y, por otro, los reportajes aparecidos en la prensa gráfica de los años 20 y 30 del pasado siglo. Ambas, imagen y palabra, constituyen la memoria de un paisaje, de un Barrio de Cuevas con identidad propia. GDR de Guadix

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introducción



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a aparición de las cuevas en la ciudad de Guadix y otros pueblos de su comarca, su proliferación a lo largo de los últimos mil años, no se comprende sin la existencia de un entorno geológico favorable y la concurrencia de unos hechos históricos y avatares sociales que hicieron que la población encontrara en esta peculiar forma de hábitat la respuesta a sus necesidades más básicas. La construcción de cuevas en la comarca de Guadix es un hecho ya documentado a finales del siglo IX-X en el valle del río Alhama, caso de las cuevas de los Camariles en Beas o la cueva de la tía Micaela de Cortes1. Nos encontramos ante una tradición constructiva de poblaciones del norte de África llegadas a nuestra zona principalmente en los siglos X y XII. Los estudios etnológicos e histórico-arqueológicos llevados a cabo en la zona han puesto de relieve la existencia de estas primeras cuevas artificiales —«covarrones» o «cueva de moros» como se conocen en la zona— más antiguas y cuya tipología, sistema constructivo y disposición orográfica difieren netamente de las cuevas moriscas y castellanas. Todas estas presentan huellas de ocupación medieval y destacan por su carácter defensivo y por la diversidad de sus funciones: atalayas, refugios, viviendas, graneros en paredes acantiladas o palomares. La mayor parte de estas formas de hábitat fueron abandonadas antes de la conquista cristiana y parece que nunca fueron reocupadas, ni tan siquiera por los moriscos aunque en los alrededores o en sus proximidades se desarrollaron durante el siglo XVI muchos de los pueblos de cuevas actuales (Cortes, Graena, Marchal, Lopera...). Los trabajos realizados por la arquitecta y arqueóloga M. Bertrand en la comarca de Guadix2, durante la década de los ochenta y noventa del pasado siglo, han permitido conocer el funcionamiento y la distribución de la mayoría de los conjuntos rupestres medievales, localizados preferentemente en los municipios que ocupan el borde sudeste de la Hoya de Guadix (Lopera, Beas de Guadix, Cortes y Graena, Marchal, Purullena), aunque existen también casos aislados en el interior de la depresión (Benalúa, Fonelas, Gorafe o Exfiliana). *

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Las casas-cueva aparecen de forma relevante y masiva en la ciudad de Guadix tras el final de la ocupación musulmana y debemos relacionarlo estrechamente con los fenómenos políticos, económicos y sociales que acompañaron a la ocupación cristiana. A partir de la primera mitad del siglo XVI la presión de los repobladores cristianos aumenta en el interior de la ciudad, lo que cada vez empuja más a los moriscos hacia la periferia. Los arrabales llegan a constituirse en auténticos barrios exclusivos de moriscos, desde Santa Ana hasta San Miguel. Por el Sínodo de la Diócesis de Guadix y Baza de 1554, llevado a cabo por el obispo don Martín de Ayala, sabemos que a mediados del siglo XVI existían dos pequeños núcleos de cuevas, en la fuente de Maese Pedro («los vecinos de las cuevas que estan hazia la fuente de mase Pedro y por alli alrededor en esta ciudad, van creciendo en notable numero») y en la zona de San Marcos («Y los mesmo mandamos cadem. S.A.S. que se haga en sant Marcos quando las cuevas de por aquel sitio llegaren a numero de treinta vecinos, poco mas/o menos»)3. Hasta el citado Sínodo ningún documento de la época había recogido dato alguno relevante acerca de la ocupación de las cuevas de Guadix. No será hasta después de la Guerra de los Moriscos (1568-1570) cuando volvemos a encontrar referencias a este tipo de vivienda. Fue considerable la repercusión social y económica que esta guerra tuvo en muchas zonas del Reino de Granada, ya que a la expulsión y el desplazamiento de los moriscos a zonas alejadas de Castilla siguió la incautación por parte de la corona de todos sus bienes para después repartirlos

1. Bertrand, Maryelle. «Los covarrones-refugio de Guadix. Primeros datos cronológicos». II Congreso de Arqueología Medieval Española. Madrid: Asoc. Española de Arqueología Medieval y Comunidad de Madrid, 1987, tomo 2, págs. 451-466. 2. Bertrand, Maryelle. «El hábitat troglodítico antiguo en la Hoya de Guadix (Granada)». Arqueología espacial 10. Teruel: Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de Teruel, 1986, págs. 263-284. 3. Synodo de la Diocesi de Guadix y de Baça, celebrado por el reuerendissimo señor don Martin de Ayala Obispo della,año de mil y quinientos y cincuenta y quatro. Alcalá de Henares: En casa de Iuan de Brocar, 1556, Título tercero, fol. XXVI (Ed. facsímil de la Univ. de Granada, Col. Archivum, 1994).

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entre repobladores cristianos viejos. Para la relación de los bienes moriscos de Guadix y su tierra se llamó a los seises de esta ciudad y su partido. En la descripción que estos hacen de la ciudad el 19 de octubre de 1571 dicen que: «tenia antes del levantamiento mil e doçientos veçinos de chriptianos viejos, y hasta myll veçinos, poco mas o menos, de chriptianos nuevos en casas y quevas y casas de guertas […] Preguntados que tantas casas de los moriscos alçados avia en esta çibdad, dixeron que en esto se remiten a la posesyon que por el señor juez esta fecha. Y que les paresçe que seran hasta noveçientas casas con cuevas y tiendas, de las quales al presente ay que se pueden abytar y morar y moran en ellas hasta seteçientas casas»4.

La expulsión de los moriscos supuso un revés poblacional para el distrito y la ciudad de Guadix, especialmente en el arrabal de Santa Ana, de población mayoritariamente morisca, que no volvería a recuperar sus niveles demográficos hasta un siglo después. En el caso del arrabal de la Magdalena, donde se concentraban la mayor parte de las cuevas, el impacto de la expulsión debió de ser menor, al ser la mayoría de la población cristiano-vieja5. A mediados del siglo XVII Francisco Henríquez de Jorquera en sus inéditos Anales de Granada habla de las frescas arboledas y las fructíferas huertas que tiene Guadix, sus fuertes muros y vistosas torres y sus grandes y famosas dehesas donde se crían hermosos caballos y que: «fue antiguamente población numerosa y mas en la monarquía de los mahometanos hoy habitada de mil y seiscientos vecinos, con arrabal de cuevas de mas de quatrocientos que habitan debajo de tierra con saludable albergue por ser en cerros redondos que les bañan saludables vientos»6.

Podemos ver como en menos de cien años, tiempo transcurrido desde el Sínodo de Martín de Ayala hasta el momento en que se escriben estos Anales (1646), las cuevas han aumentado considerablemente. Este crecimiento será continuado durante la segunda mitad del siglo XVII y los inicios del XVIII, y llega a duplicarse en poco más de un siglo como podemos saber por los datos recogidos en el Catastro del Marqués de la Ensenada (1752), cruciales para conocer la evolución del barrio de las cuevas de Guadix; como respuesta a la pregunta 21 de las Respuestas generales («De què numero de Vecinos se compone la Poblacion, y quantos en las Casas de Campo, ò Alquerias») el Consejo municipal responde: «que esta Ciudad se compone de mil y quatrozientos vecinos poco más o menos y, en los cortijos, casas de campo y alquerías, de cincuenta y cinco a sesenta vecinos poco más o menos; y se remiten en todo caso a lo que resulte del vecindario que se forme; y en el número de vecinos de la Ziudad se comprehenden como hasta seiscientos que habitan en cuevas extramuros de ellas, y responden».

Seguidamente y como respuesta a la pregunta 22 («Quantas Casas havrà en el Pueblo, qué numero de inhabitables, quantas arruinadas: y si es de Señorìo, explicar si tienen cada una alguna carga, que pague al Dueño, por el establecimiento del suelo, y quanto») se especifica: «que en esta Ciudad habrá ochozientas y ochenta casa y, extramuros de ella, seiszientas cuevas; y que de las dichas de ellas habrá como catorze o diez y seis inavitables y como unas ochenta arruinadas, sobre lo que se remiten tanvién a lo que resulte del registro de ellas, y responden».

Los datos de población, expresado en vecinos, plantea el problema del coeficiente multiplicador para conocer el número total de habitantes. En Guadix, tras analizar el Libro de los cabezas

4. Espinar Moreno, Manuel. «Descripción inédita de Guadix en 1571». Boletín del Instituto de Estudios «Pedro Suárez», 2. Guadix, 1989, pág. 51. 5. Garrido García, Carlos Javier. «Iglesia, moriscos y hábitat cuevero de Guadix», Boletín del Instituto de Estudios «Pedro Suárez», 11. Guadix, 1998, págs. 79-89. 6. Henríquez de Jorquera, Francisco. Anales de Granada. Descripción del Reino y Ciudad de Granada. Crónica de la Reconquista (1482-1492). Sucesos de los años 1588 a 1646. Edición preparada según manuscrito original por Antonio Marín Ocete. Granada: Publicaciones de la Facultad de Letras, 1934 (Reimpresión, Granada: Univ. de Granada, Col. Archivum, 1987), pág. 102.

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Ilustración 1. Dibujo del término de Guadix en el Catastro del Marqués de la Ensenada.

Ilustración 2. Mapa geográfico del Reyno de Granada de Tomás López (1795). Detalle de Guadix y su comarca (Real Academia de la Historia, Dto. de Cartografía, n.º registro 421).

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Ilustración 3. Laborde, Alexandre. Atlas de l’Itinéraire descriptif de l’Espagne. París: H. Nicolle et Lenormant, 1808, plancha 17. Ruta de Murcia a Granada.

de casa o Vecindario, se establece una ratio de 4,15 habitantes/vecino, lo que daría un total aproximado de 2.490 personas habitando las cuevas7. Más precisa resulta la información que aparece en los Libros de lo Real (otro de los documentos catastrales de Ensenada que contienen pueblo a pueblo la relación individual de cada uno de los bienes y las rentas, y que la Instrucción establece como el más importante del catastro desde el punto de vista fiscal): en el tomo destinado a lo seglar nos dice que en ese momento había en Guadix 655 cuevas, de las cuales 546 estaban en el casco y 109 fuera de él, y en el tomo de lo eclesiástico señala otras 193 cuevas (137 en el casco y 56 fuera de él), lo que unidas a las anteriores hace un total de 848 cuevas8. A pesar del peso que las cuevas tienen en la configuración urbanística y demográfica de la ciudad, en los diccionarios geográficos de la primera mitad del siglo XIX aparecen pocas referencias a ellas. El Diccionario GeográficoEstadístico de España y Portugal de Sebastián Miñano (1826) no hace referencia alguna a las cuevas de Guadix de la que, por otra parte, da una pobre descripción. Pascual Madoz en su Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de ultramar, tomo IX, Madrid, 1847, especifica que «la estructura en general de los edificios no ofrece cosa digna de atención, por su fabrica antigua, siendo una tercera parte de ella cuevas, sin más luz que la que reciben de las puertas». *

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A partir de la segunda mitad del siglo XVIII, a pesar de no estar incluida en el circuito habitual de los viajeros europeos, comienzan a visitar España numerosos extranjeros, mayoritariamente británicos, pertenecientes a clases acomodadas, que al volver a su país suelen publicar el diario de su viaje y sus experiencias. Por lo general, resultan ser relatos muy interesantes desde el punto de vista histórico, geográfico, económico y social. Uno de los primeros que hace referencia a las cuevas es Richard Twiss, que estuvo viajando por Portugal y España entre 1772 y 1773. La primera edición de su viaje, Travels through Portugal and Spain in 1772 and 1773, apareció en Londres en 1775. En

7. Guadix 1752 Según las respuestas Generales del Catastro de Ensenada. Madrid: Centro de Gestión Catastral y Cooperación Tributaria, Col. Alcabala del viento 36, 1991. 8. Asenjo Sedano, Carlos. «Las cuevas de Guadix: sus orígenes». Cuadernos geográficos de la Universidad de Granada, 2. Granada: Univ. de Granada, 1972, pág. 92.

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su camino de Lorca a Granada, el día 16 de mayo de 1773 llega a Guadix, desde Baza, después de haber viajado siete leguas a través de áridas montañas en las que crecen algunas encinas; de su paso por la zona sólo deja una breve referencia a la venta de Gor, «tan solitaria y apartada que apenas se pueden encontrar lugares así en los desiertos de Arabia», y a Sierra Nevada. Tras pasar una noche en Guadix, al día siguiente cuenta que «llegamos esta mañana a un pueblo llamado Purullena; sus habitantes han excavado cuevas en la roca blanda, que luego les sirven de vivienda»9. Dos años después también pasaría por Guadix el británico Henry Swinburne, que recorrió España durante 1775 y 1776, y cuya obra Travels Through Spain in the Years 1775 And 1776 fue una de las obras de viajes por España más prestigiosas en el siglo XVIII: «Ayer por la tarde sólo tuvimos ascensos y descensos rápidos, que resultaron increíblemente resbaladizos y fatigosos debido a fuertes lluvias de la noche anterior. Guadix, que es una sede episcopal, está situada en un barranco exactamente igual que Baça; un valle estrecho socavado por el río. Las colinas arcillosas que la envuelven por completo son de naturaleza extraordinaria; masas muy altas y quebradas que se asemejan a agujas, torres y rocas deformes. En sus laderas se han excavado poblados enteros, cuyas ventanas parecen palomares o, más bien, madrigueras. El camino que lo atraviesa es extraordinariamente singular, serpenteando media milla entre dos escarpadas paredes de tierra, sin la menor presencia de roca o grava»10.

A partir del siglo XIX los relatos de viajes entran en su época dorada estimulados por un romanticismo ávido de conocer regiones exóticas, lugares cuya atmósfera aún estaba impregnada de la magia heredada de su pasado árabe, de sus monumentos y restos arquitectónicos. Dentro de su particular singladura por nuestro país algunos viajeros pasan por nuestras tierras, tras permanecer varios días en la ciudad de la Alhambra, camino de Murcia y los palmerales de Elche. Dentro de la comarca de Guadix, el camino entre Granada y el altiplano tiene puntos clave reflejados de forma detallada en los relatos: los Dientes de la Vieja y chaparrales de Diezma, Purullena, Guadix o la venta de Gor. En 1830, el escocés Henry David Inglis estuvo durante ocho meses viajando por España, desde la primavera al otoño. Sus impresiones quedaron plasmadas en la obra Spain in 1830 publicada en dos volúmenes, a su vuelta en Londres en 1831. Había llegado a Granada procedente de Málaga y, después de una breve estancia en esta ciudad, puso rumbo hacia Levante. Tras hacer noche en Diezma, llega a Guadix y la impresión que las cuevas le producen queda reflejada en su relato: «Tras partir de Diezma, entramos en una comarca de aspecto singular. El terreno estaba cubierto de montículos y pirámides de arcilla, arena y grava, de treinta a cien pies de altura, que formaban un laberinto perfecto, a través del cual el camino serpenteaba tortuosamente […]. Este laberinto singular transcurre durante dos leguas hasta un pueblo pequeño llamado Parillena11, en cuya proximidad pude ver muchas casuchas excavadas en las riberas arcillosas - los hogares miserables de los pobres más pobres. No me sorprendió ver nada menos que cinco casos de asesinatos en dicho barrio. Una parte de las tierras situadas entre este pueblo y Guadix está dedicada al cultivo; yo mismo vi algunos arados y varias personas sembrando los campos, aunque era domingo […]. A Guadix que está situada a menos de media legua de Sierra Nevada se llega a través de una alameda de árboles. La tierra a ambos lados es rica y está regada por un pequeño arroyo del mismo nombre. Llegamos al pueblo, o ciudad, creo, al atardecer y nos hospedamos en la mejor posada del lugar […].

9. Twiss, Richard. Travels through Portugal and Spain, in 1772 and 1773. London: impreso por el autor y vendido por G. Robinson, T. Becket y J. Robson, 1775, pág. 231. 10. Swinburne, Henry. Travels through Spain, in the years 1775 and 1776. In which several monuments of roman and Moorish architecture are illustrated by accurate drawings taken on the spot, printed by J. Davis for P. Elmsley, London, 1787 (2.ª ed.), vol. I, pág. 211. 11. Purullena.

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Ilustración 4a. Carte des routes de postes et itinéraires d’Espagne et de Portugal por Charles Picquet, dibujado por Lapie, 1822 (Nueva edición y tirada aparte de este mapa que acompañaba al libro Livre des postes d’Espagne et de Portugal, Paris, Picquet y Magimel, 1810). Mapa entelado de viaje. Tamaño: 65,75 x 51 cm.

Ilustración 4b. Carte des routes de postes et itinéraires d’Espagne et de Portugal. Detalle del sudeste con la distancia entre destinos marcada en leguas.

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Al día siguiente, me marché de Guadix antes de que amaneciese. La mañana fue hermosa, pero fresca. Todas las riberas arcillosas próximas a Guadix están excavadas para la habitación humana. Conté ciento sesenta casuchas miserables en la primera legua desde el pueblo y algunos de sus habitantes, que nos observaban desde las entradas, eran la viva imagen de la desdicha»12.

A finales de ese mismo año llegaba a Cádiz el londinense Richard Ford, autor de una de las obras maestras de la literatura de viajes del siglo XIX, Handbook for travellers in Spain and Readers at Home, publicado en Londres en 1845 y del que, dado su enorme éxito, se publicaron en poco tiempo varias ediciones. Debido a la delicada salud de su mujer, se estableció entre Sevilla y Granada y desde aquí, durante los tres años que residió en España se dedicó a recorrerla por completo. Su citado Manual para viajeros en España lo estructuró en rutas; la número 31 describe el itinerario de Granada a Murcia (que él hizo en septiembre de 1831)13 pasando por Huétor, Venta del Molinillo, Diezma, Purullena, Guadix, Venta de Gor, Venta de Baúl, Baza, Cúllar, Chirivel, Vélez Rubio, Lumbreras, Lorca, Totana y Librilla. La ciudad de Guadix la describe como sigue: «Guadix, Acci, Arabicè wadi-ash, el agua de la vida, eau de vie, parece más alegre entre sus moreras. Existe una posada del Sol decente bajo el pueblo, cerca del pórtico de acceso, y una bonita y pequeña Alameda. En Guadix viven 9000 almas, y es un Obispado sufragáneo de Granada, aun cuando afirma ser de mayor antigüedad y haber sido convertido por San Torcuato, uno de los siete prelados enviados expresamente a España por San Pedro y San Pablo. Camina hasta la Plaza con sus columnas del siglo XV, y desde allí al Paseo de la Catedral, para contemplar la vista sobre la Vega. La catedral es de poca importancia, aunque se regocija entre epítetos sagrados y apostólicos. El coro está ornamentado con muchas estatuas pequeñas talladas en madera de peral, sillería de estilo plateresco exagerado y púlpitos de mármol rojo y verde alpujarreña. En la salida hacia el palacio obispal se encuentra una piedra Romana, empotrada en el muro y con las palabras “Colon Accis” grabadas en ella. A continuación camina por la Calle de la Muralla hasta la Alcazaba en ruinas. Observa las características extraordinarias del entorno. La campiña que rodea el pueblo se asemeja al mar, cuyas olas se han transformado repentinamente en sustancias sólidas. Las colinas ascienden vertiginosamente creando formas cónicas y piramidales fantásticas. En sus laderas margosas aparecen cuevas excavadas: los hogares de los trogloditas pobres. No es extraño que algunas sean conocidas como los dientes de la Vieja, aunque se parecen más a los dientes de un colosal cocodrilo petrificado que a los de una vieja. Estos parajes, antes sumergidos bajo agua, han sido erosionados por las aguas en su retirada hasta formar los barrancos que ahora conforman la comarca»14.� Otro viajero inglés que pasó por Guadix fue G. A. Hoskins durante un viaje turístico que hizo por España en 1850 acompañado de su criado. A su vuelta a Londres publicó en 1851 el libro Spain, as it is, en dos volúmenes y con un bonito grabado de Guadix con los farallones de badlands detrás y Sierra Nevada cubierta de nieve al fondo. Aunque el barrio de las cuevas lo nombra puntualmente («y de las singulares lomas, en las que están muchas viviendas de los habitantes pobres»), sí que hace una descripción más detallada y de gran interés de una de las cuevas de Purullena: «Continuamos durante una legua hasta Purullena, pasando por barrancos singulares creados por torrentes. La primera impresión del pueblo fue impactante, con muchas viviendas excavadas en masas de arcilla, y toda la llanura cubierta con estas formaciones singulares, que bien podrían compararse con un mar tempestuoso. La Sierra Nevada, con sus enormes picos, es la característica sobresaliente del paisaje, y es siempre magnífica debido a su colorido, si bien la silueta no es siempre hermosa.

12. Inglis, Henry David. Spain in 1830. London: Whittaker, Treacher and Co., 1831, vol. 2, págs. 256-259. 13. López-Burgos, María Antonia. Guadix y su comarca. Relatos de viajes (1809-1948). Melbourne: Australis Publishers, 2000, pág. 42. 14. Ford, Richard. A handbook for travellers in Spain. London: John Murray, 1853 (3ª ed.), Part I. Andalucia, Ronda and Granada, Murcia, Valencia, and Catalonia, págs. 342-343.

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Algunos campesinos tocaban música alegre, con timbales y triángulos, muy parecida a la que había escuchado en Grecia y en Oriente. Por la tarde, entramos en una de las cuevas, que de ninguna manera están habitadas por los habitantes más pobres. La que nosotros vimos claramente pertenecía a una persona con cierto patrimonio. Tenía una fachada o pórtico de piedra, y la primera habitación estaba flanqueada por estanterías, llenas de jarrones y cerámica de una hechura curiosa –algunas francamente bellas. Una puerta en forma de arco llevaba a una sala amplia con un techo abovedado, cubierta de clavos, donde se colgaban las uvas. Éste era el almacén de vino y aceitunas. Una puerta abovedada, frente a la entrada de la cueva, llevaba a otra sala muy grande, utilizada también como almacén, cuyas paredes estaban decoradas con pinturas y el suelo cubierto de gran cantidad de arroz y harina. Desde la primera habitación, una puerta abovedada más grande daba paso a una sala con una chimenea cónica inmensa en un extremo, debajo del cual había un fuego, de manera que cuando la olla estaba hirviendo, un hombre con un palo largo con un gancho en el extremo podía servirse, o un pillastre travieso condimentar la comida de una manera que no gustaría a los demás. Una reunión pintoresca de mujeres y niños se calentaban a la luz de un excelente alumbre. Dos puertas abovedadas llevaban de esta sala a los dormitorios. Es necesario obtener permiso de la policía para construir una cueva, pero aquellos que lo consiguen son afortunados, pues están mucho más cómodos que en las otras casas, ya que en verano son siempre frescas, y en invierno cálidas. Esta cueva estaba más limpia que algunas de las cabañas a las que me asomé, que no sólo eran sucias, sino que estaba llenas de humo. Nuestras camas en la posada estaban limpias, aunque sólo eran colchones tirados en el suelo. Salimos antes de las cinco de la mañana, ya que teníamos dudas sobre si llegaríamos a Granada antes de que la aduana cerrase debido al peso de nuestro transporte. La primera parte del camino transcurría por un juncal al lado del río. Ascendimos después una colina, que debido a su pendiente, y la profundidad del barro producido por las lluvias recientes, causaron gran sufrimiento a los burros que tiraban de nuestro transporte. Disfrutamos de una vista hermosa de una garganta extraordinaria, formada por los caprichos aluviales que he mencionado anteriormente. Algunas parecían viviendas, pero las cuevas eran poco profundas, y sólo unos pocos habitados, mientras que otros estratos eran tan perpendiculares que parecían haber sido cortados, con formas extrañas y variadas, a menudo pintorescas, moldeadas todas de arcilla»15.�

También muchos viajeros franceses, sobre todo tras la publicación en 1840 del libro Tras los montes de Théophile Gautier, vinieron a España. Los dos artistas franceses Adolphe Desbarrolles y Eugène Giraud, que iniciaron en el verano de 1846 un viaje por la península, nos cuentan la noche que pasaron con los gitanos de las cuevas. Aunque el relato está en la línea del enfoque pintoresco que los viajeros franceses dan a sus relatos, bien es cierto que es la primera vez que se describe una relación directa con los habitantes de este barrio. «Pero lo más curioso es que Guadix está habitado por gitanos, y muchos viajantes han pasado por él sin siquiera darse cuenta de su existencia. Esto se comprenderá mejor cuando se sepa que los gitanos viven en aposentos excavados en las laderas de las colinas, que se encuentran a poca distancia de las murallas del pueblo. Nada hay en las colinas que revele la existencia de los gitanos, salvo los extremos de las chimeneas de piedra que se asoman aquí y allá, uno o dos pies por encima del suelo. Buscábamos en todas partes la entrada a una de las grutas, cuando escuchamos los sonidos alegres de las castañuelas y una guitarra. Sin darnos cuenta, nos encontrábamos en la puerta de una cueva –y ésta se abrió ante nosotros. Lejos de mirarnos con sospecha o animadversión, los gitanos insistieron amablemente que entrásemos. Nos encontramos en medio de un fandango. El baile continúo con vigor creciente. Giraud cogió su lápiz y comenzó a dibujar para el deleite de nuestros anfitriones. Yo cogí una guitarra y reforcé la orquesta. Incluso mientras dibujaba, Giraud había aprendido los pasos, así pues, arrojó el lápiz y corriendo ofreció su brazo a la gitana más guapa. Mi amigo bailó con tal gracia, y tocó las castañuelas con tal vigor y elegancia que los presentes le cubrieron con aplausos. 15.

Hoskins, Georg Alexander, Esq. Spain, as it is. London: Colburn and Co., 1851.

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Todos los gitanos querían bailar con él. Soltaba a una pareja para coger a otra, y terminó su actuación desplomándose en una silla, exhausto pero triunfante»16.�

En la segunda mitad del siglo XIX comienzan a proliferar las guías de viajes por España y Portugal, con información precisa para el viajero de lugares que visitar, costumbres, gastronomía, modo de viajar… Una de las más prestigiosas fue la O’Sheas’s Guide to Spain and Portugal, aparecida en 1865 y de la que se hicieron numerosas reediciones; esta nos da una descripción muy pobre de Guadix sin referencia alguna al barrio de cuevas. Por el contrario, A. Germond de Lavigne, en su Itinéraire de l’Espagne et du Portugal, al hablar de la orografía accidentada y arcillosa de Guadix dice que: «la extraña particularidad de estas colinas es que sirven de hogar a toda una población. El azar dio a la mayoría la forma de castillos, flanqueados por torreones y rematado con almenas; la mano del hombre ha hecho poco por transformar esta apariencia, limitándose a practicar aperturas y cavidades bajo estas fachadas monumentales. Desde lejos, es casi un pueblo: toda una colonia de pobre gentes, que, a las puertas de Guadix, se excavó, algunas veces unos por encima de otros, iluminados y ventilados sólo por la puerta o por la chimenea. Esta colonia, barrio de Santiago, está habitada por los Gitanos, que bailan y que cantan sin cesar delante de sus cavernas»17.

Por los años en que está escrita esta descripción existían, según el Nomenclátor de 1888, 1.687 cuevas en Guadix (en 1873, fecha del primer Nomenclátor, ya estaban censadas en número de 1.330)18. Más escueta es la referencia que hace otra prestigiosa guía, la de Karl Baedeker (Spain and Portugal, Leipsic, 1901, 2.ª ed.), que señala el interés que tiene el Barrio de Santiago por sus casas-cueva habitadas por gitanos. *

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Pero no todos los escritos que han llegado hasta nosotros del siglo XIX ofrecen una imagen de las cuevas tan positiva como la que hemos leído anteriormente de Hoskins. Algunos autores las ven como reflejo de atraso y miseria hasta tal extremo que ni los monumentos y palacios, símbolos de dominio y nobleza, «logran borrar la dolorosa impresión que causan en el ánimo sus muchas casas labradas en el fondo de unas colinas, ya aisladas, ya encadenadas unas con otras, cuyo color arcilloso se destaca tristemente sobre las blancas faldas de Sierra Nevada. Vive parte del pueblo en esas cuevas artificiales sin más luz que la que reciben por su estrecha entrada, vive en la miseria; y apenas puede uno, al considerar esas lóbregas moradas, dejar de creerse transportado á uno de esos lugares de la India en que no ha podido penetrar aun la civilización de Oriente. Ocupan estos subterráneos todo el barrio de Santiago, y los hay fuera de él hasta Purullena, presentando en ciertos puntos el aspecto de castillos con cubos y torreones, elevándose en otros á dos ó más pisos, y formando en otros bellos y pintorescos grupos».

Esta descripción la podemos encontrar en el tomo que al Reino de Granada19 se dedica dentro de la monumental obra Recuerdos y bellezas de España, publicada a partir de 1839, y concebida por Francisco Javier Parcerisa, pintor y litógrafo, como una serie de volúmenes de los monumentos, artes y antigüedades de España que complementarían la descripción de los viajeros. En la elabo16. Desbarrolles, Adolphe. Deux artistes en Espagne. París: G. Barba, 1862. 17. Germond de Lavigne, A. Itinéraire de l’Espagne et du Portugal, Librairie Hachette, París, 1883, pág. 607. 18. Urdiales Viedma, M.ª Eugenia. Cuevas de Andalucía. Evolución, situación y análisis demográfico en la provincia de Granada. Granada. Consejería de Obras Públicas y Transportes, 1987, tomo I, pág. 123 y sigs. 19. Recuerdos y bellezas de España. Obra destinada a dar a conocer sus monumentos y antigüedades en láminas dibujadas del natural y litografiadas por F. J. Parcerisa, Escrita y documentada por F. Pi y Margall. Reino de Granada, Imprenta de Repullés, Madrid, 1850, pág. 331.

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Ilustración 5. «Barrio de Santiago (Guadix)». Recuerdos y bellezas de España. Obra destinada a dar a conocer sus monumentos y antigüedades en láminas dibujadas del natural y litografiadas por F. J. Parcerisa. Escrita y documentada por F. Pi y Margall. Reino de Granada. Madrid: Imprenta de Repullés, 1850, pág. 331.

ración de los textos colaboraron los mejores literatos del momento como Pi i Margall, autor del texto anterior. La obra estaba proyectada en once volúmenes, aunque al final sufrió diversas carencias al morir sus creadores. En 1884 se reimprimió con el título España, sus monumentos y artes, su naturaleza y su historia, con grabados diferentes e incorporando copias fotográficas a la albúmina. La conceptualización de las cuevas como algo marginal también aparece en otras publicaciones como en una Introducción a la historia de las invenciones publicada en Alemania en 1864; en el capítulo dedicado a la Historia de la Arquitectura, las cuevas se presentan como el ejemplo más primitivo de construcción: «En España, a medio camino entre Murcia y Granada, se encuentra la ciudad de Guadix, cuyos arrabales y pueblos vecinos le llevan al viajero sorprendido a la conclusión de que varios siglos de convivencia, incluso intensa, con pueblos cultos no son suficientes para que una tribu perteneciente a la raza humana pasiva abandone sus costumbres bárbaras. Aquellos asentamientos se componen de cuevas rodeadas de conos de barro que, probablemente, se habían formado, hace varios milenios, por el desagüe de un gran lago. En cuanto a los habitantes de esos poblados de cuevas se trata de una mezcla de autóctonos celtas y descendientes de tribus africanas y gitanos. En la siguiente página encontraremos el gráfico n.º 88, una vista, dibujada in situ, de ese extraordinario poblado de cuevas»20.�

A pesar de descripciones como estas, a finales del siglo XIX las cuevas dejan de verse como algo pintoresco o marginal y comienzan a estudiarse con un enfoque etnológico, como reflejo de una 20. Zöllner, Julius, Mothes, Oscar y Luckenbacher, Franz. Einführung in die Geschichte der Erfindungen. Bildungsgang und Bildungsmittel der Menschheit. Leipzig / Berlín: Casa editorial de Otto Spamer, 1864, pág. 130.

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Ilustración 6. «Poblado de cuevas, Guadix en España» (dibujado in situ por O. Mothes). En ZÖLLNER, Julius, MOTHES, Oscar y LUCKENBACHER, Franz. Einführung in die Geschichte der Erfindungen. Bildungsgang und Bildungsmittel der Menschheit. Leipzig / Berlín: Casa editorial de Otto Spamer, 1864, pág. 131.

Ilustración 7. «Guadix.- Antiguo Barrio de Santiago» (dibujo a pluma de Pascó, copiado del grabado original de F. J. Parcerisa). España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia. Granada, Jaén, Málaga y Almería. Barcelona: Establecimiento Tipográfico-Editorial de Daniel Cortezo y C.ª, 1885, pág. 425.

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particular forma de hábitat y de adaptación al medio. Un preciso estudio de finales del s. XIX21 nos ofrece una imagen muy detallada de las cuevas de Guadix y de su sistema de excavación: «Para labrar estas, se hace previamente un desmonte en el terreno elegido (del cual resulta comúnmente una placita horizontal) y otro corte vertical. Cada uno de estos planos tiene la forma de un trapecio y quedan unidos por sus bases menores. El plano de cada uno de los taludes laterales, resulta con la forma de un triángulo rectángulo; los taludes se acercan más ó menos á la vertical, según la consistencia del terreno, y sirven de muro de contención, á la vez que de refuerzo al muro vertical que hace de fachada […] En el centro del corte vertical de la fachada, trazan los albañiles la puerta, terminando en arco, que también ha se servir de ventana. Dejan 1 m ó 1,50 de espesor, y luego siguen picando de frente y á los costados hasta terminar el hueco del vestíbulo que llaman portal […] El portal y las demás habitaciones suelen tener 2,5 m. de ancho; el largo es variable y la altura 2,50 m. en el centro, y solamente 2,10 m. en los arranques de la bóveda»22.

La distribución de las habitaciones no parece seguir unas pautas concretas pero si responde al hecho de cubrir unas necesidades: «A derecha é izquierda del portal, se traza el arco de entrada a la cocina, y en el lado opuesto otro para la cuadra, con dimensiones muy semejantes á las indicadas. En el mismo portal, y frente á la puerta de entrada, se abre el arco para la habitación que suelen destinar á dormitorio. Si hay terreno disponible, ó que no está limitado por otra cueva, se abre, en la segunda habitación frente á la puerta de entrada, otra, y después otras laterales, según el tiempo, las necesidades y recursos»23. Por lo general, las cuevas no disponen de más luz y ventilación que la que entra por la puerta: «Hay, sin embargo, muchas cuevas que, ya solas, ya en vecindad con otras, según la disposición y dimensiones de las colinas ó de los montículos, tienen ventanas, bien en dirección opuesta á la puerta, bien en uno ó en los dos costados; pero aunque no tengan más luz que la de la puerta, no son las cuevas tan oscuras como pudiera uno creer antes de haber estado dentro»24. El acabado interior de paredes encaladas ya se utilizaba, no sólo como medida de higiene sino como sistema de iluminación interior por la refracción en las paredes de la luz solar que entraba por la puerta, ventana y, en menor medida, la chimenea: «Es costumbre blanquearlas frecuentemente con lechadas de cal […] Así consiguen conservar muy blancas las cuevas, de modo que las paredes, los arcos y las bóvedas sirven de reflectores que reciben y devuelven la luz que entra por la puerta, transmitiéndola á los lados opuestos, y así todo queda iluminado. Esto lo saben por experiencia sus moradores, y acaso también por intuición saben, ó sospechan, la benéfica acción de la cal, bajo el punto de vista higiénico…»25. Volviendo a las impresiones que los visitantes extranjeros nos dejan de las cuevas, nos encontramos con el alemán Georg Wegener, que pasó por Guadix en otoño de 1892, camino de Baza y Murcia, durante un viaje que hizo por Andalucía. Los dos fotograbados que de las cuevas aparecen en el libro, que publicó tres años más tarde en Berlín sobre dicho periplo, es el testimonio fotográfico más antiguo que tenemos de ellas; en esa obra apunta que:

21. Serrano y Gómez, Juan. «Las cuevas de Guadix», Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, año XV, nº 349, Madrid, 1891, págs. 250-254. Este artículo también apareció publicado en tres partes en el periódico local El Accitano, en los números 8 (13 de diciembre de 1891), 9 (20 de diciembre) y 10 (27 de diciembre). 22. Ibídem, pág. 251. 23. Ibídem, págs. 251-252. 24. Ibídem, pág. 252. 25. Ibídem, pág. 252.

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Ilustración 8. Ermita Nueva cerca de Guadix, formaciones de tierra y casas cueva. Wegener, Georg. Herbsttage in Andalusien. Berlín: Allgemeiner Verein für Deutsche Litteratur, 1895.

Ilustración 9. Guadix, delante las casas cueva, al fondo los muros de tierra (badlands –N. del T.–). Wegener, Georg. Herbsttage in Andalusien. Berlín: Allgemeiner Verein für Deutsche Litteratur, 1895.

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«Además de conocer ambas ciudades, cuyo estilo arquitectónico no se diferencia mucho del de las demás ciudades andaluzas, descubrí viviendas muy peculiares. En ningún otro sitio de Europa el uso de cuevas como viviendas se encuentra tan extendido como en la zona de las formaciones rocosas anteriormente descritas. Pueblos enteros, e incluso pequeñas ciudades están formados en su totalidad o casi por cuevas cavadas en unas paredes de tierra fáciles de transformar. La fachada está formada por el muro de tierra en sí, solo que se han introducido en ella puertas y ventanas. En algunos casos, tan solo una salida de chimenea en la fachada le hace sospechar al viajero de la existencia de una vivienda humana en el subsuelo. El pueblo de Porullena (sic), cerca de Guadix, se compone en gran parte, no sabría decir exactamente de cuántas, de viviendas escondidas detrás de los muros de tierra […] Resulta interesante ver hasta qué punto los hábitos de vida de las personas se ven influenciados por las condiciones naturales de su entorno»26. El mismo año en que se inaugura la línea ferroviaria Guadix-Almería (1895), el arqueólogo hispanista francés Pierre Paris escribe, el 9 de mayo, la siguiente impresión de las cuevas: «Observo algunas bellas vistas de rocas y gargantas muy salvajes pero un poco antes de Guadix, el carácter cambia. Entramos en el país de los Trogloditas. Es para mí una sorpresa muy viva el volver a encontrar aquí el paisaje y las costumbres de esa curiosa provincia de Licaonia (Asia Menor) en los alrededores de Urgub. El suelo, con unas densidades muy distintas, se ha desmoronado en torno a un cierto número de montículos con forma de conos que, más duros, han resistido y es ahí dentro donde los indígenas han excavado las cuevas, unas grutas que les sirven de casas. Hacen un agujero en el vértice de la pared de la cueva y le adaptan un cono adicional, hueco, de adobe o de ladrillos, que hace las veces de chimenea. Y por miedo a que la puerta se desmenuce, a veces la hacen de obra y ponen unas flores en la entrada. Es muy pintoresco […] Y todo ello en un país feroz, sin un árbol; por todas partes unas montañas hechas trizas por el mismo fenómeno de descomposición. Se creería uno transportado hacia unas épocas legendarias»27.

Durante varios días del verano de 1900, y algunos menos de 1901, el catedrático de Derecho y geógrafo Eduardo Soler y Pérez estuvo en Guadix. Las notas de viaje que tomó con la descripción urbanística, monumental, económica y social de la ciudad, las publicó en abril de 1903 en la Revista Contemporánea y, también en el mismo año, dentro del Boletín de la Real Sociedad Geográfica en un artículo más amplio titulado «Sierra Nevada y las Alpujarras y Guadix». De las cuevas escribe: «Algunas calles, separadas de la Alcazaba, cruzan esta explanada, desde la que se inicia en sentido opuesto á la vertiente del caserío, no otra, sino un gran espacio, lleno de accidentes, de pequeños cerros, entre los cuales se ven superficies irregulares, con inclinaciones varias, cercándolo todo, al par que elevándose sobre él, altos ribazos que el observador ve de frente, desde la Alcazaba á unos dos kilómetros á lo más. Esos ribazos, por encima de los cuales asoman algunos de los estribos de la sierra, y al fondo esta misma con sus manchas blancas de nieve, son los que delimitan aquella parte de la ciudad ocupada por cuevas, en tal número que sus moradores representan casi el tercio de la población. Nada más original que este singular ejemplo de moradas humanas, que parecen agujeros blanqueados abiertos en la vertiente del ribazo, dentro de cuya másea térrea se cobijan seres humanos, y éstas son las más lejanas, las que apenas distingue la simple vista, ó, y éstas son las más cercanas, se acusan, ora individualmente, ora en agrupación (según permiten los accidentes del terreno), así por las cónicas, voluminosas y blanqueadas chimeneas que se alzan sobre el suelo un metro ó dos, como por las puertas y ventanas de obra igual á las de las casas, que suelen abrir á plazoletas casi siempre destinadas en porción adecuada al cultivo de algunas hortalizas y flores, aparte de la higuera ó del emparrado.

26. Wegener, Georg. Herbsttage in Andalusien. Berlín: Allgemeiner Verein für Deutsche Litteratur, 1895, pág. 261. 27. Paris, Pierre. L’Espagne de 1895 et 1897. Journal de voyage, Diffussion E. de Boccard, Paris, 1979. Aunque en 1887 ya había estado como turista en Andalucía, junto a su mujer, será en los meses de abril y mayo de 1895 cuando realiza su primer viaje de arqueólogo por España.

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Cuevas aisladas y aun grupos de ellas se encuentran en muchas partes de la región valenciana (Paterna, v. gr., cerca de Valencia), ó en otras de la aragonesa (Calatayud), ó más cerca de esta región que visitamos, en Lorca; pero ocupando tan gran espacio, en distribución abigarrada, aquí sueltas é interpoladas entre eras ó lomas incultas, allá formando grupos de tres ó cuatro, alguna vez revelando un principio de calle ó una plazuela, y todo esto en número de miles, sólo en Guadix se encuentran. En ellas vive gran número de familias, dedicadas al cultivo de la tierra, y no pocas de gitanos, que tienen su autoridad, su ‘rey’, que la gente dice»28.

Años más tarde volvemos a encontrar nuevas referencias a las cuevas de Guadix en el libro, publicado a expensas de la Casa Real, Las Estepas de España y su vegetación de Eduardo Reyes Prósper, catedrático de la Universidad Central; en dicha obra, el autor dedica uno de los capítulos a describir la particular forma de adaptación al entorno de parte de la población que habitan estas zonas, a los que denomina como «trogloditas esteparios»: «En muchas localidades de las estepas, sobre todo en la central, la granadina occidental y la litoral, se observa que gran número de los habitantes pobres, y aún algo pudientes, moran en cuevas construidas de modos diversos, pudiéndose establecer tres tipos en esta arquitectura. Como los moradores de las épocas prehistóricas, tal vez prosiguiendo instintivamente costumbres ancestrales, profesan predilección por esta especie de viviendas. La temperatura de estas cuevas, que excusa la calefacción en invierno y son frescas en el verano, y otros mil argumentos más ó menos atendibles, os exponen los trogloditas de las estepas para hacer la apología de sus moradas […]. Unas veces estas cuevas se construyen excavando un cerro por un lado y haciendo en esta excavación una ó varias habitaciones, cuyo suelo tiene igual ó superior nivel al de la llanura colindante. En este tipo de cuevas las hay sólo con puerta de entrada y un agujero en el techo para dar escape á los humos de la cocina, y las hay con puerta y ventanas, abiertas en el cerro, y chimenea que protege y encauza la salida de los humos culinarios (Tarancón, Quero, Vera, etc.). Otro tipo, tal vez el más curioso de esta modalidad arquitectónica primitiva, es el que podemos observar en Guadix. En muchos de los cerros cónicos de las proximidades de dicha localidad se ha excavado en la base y se han construído varias habitaciones, dotándolas de ventanas y puerta espaciosa de entrada (sobre alguna de ellas he visto un escudo nobiliario). Se ha hecho también una rampa lateral que desde la falda del cerro sube suavemente hasta la mitad de él, y allí han instalado una huertecita ó jardín, una cuadra para las caballerías ó un cobertizo para los carros, que suben y quedan desenganchados sobre el piso principal de la morada. Esta habitación troglodita es de lo más acabado, complejo é interesante, dentro de esta suerte de viviendas […]. Los que habitan las cuevas esteparias se distinguen en todas las regiones por un amor grande á sus viviendas y á su país. Nadie con más razón que estos trogloditas puede decir que mora en su tierra natal, puesto que pasan gran parte de su vida en el interior de ella»29.

En 1920 en la ciudad de Guadix casi el 60% de las viviendas eran cuevas (1.353 edificios y 1.707 cuevas)30. De cómo eran en esa década poco podemos saber, si acaso, algún dato sacado de los artículos publicados en la prensa ilustrada de la época, ya que, aunque las cuevas de Guadix suelen estar presentes en las publicaciones ilustradas de Geografía de los años veinte, solo aparecen citadas de forma puntual o, en muchos casos, se reducen a una simple fotografía. Asimismo, en los estudios en los que el tema de las cuevas se abordó de forma más específica, estos no aportan nada nuevo puesto que se limitan a reproducir lo dicho en

28. Soler y Pérez, Eduardo. «Guadix (notas de viajes por España)», Revista Contemporánea, año XXIX, tomo CXXVI de enero a junio de 1903. Madrid: Tipografía de los Hijos de Manuel Ginés Hernández, 1903, págs. 429-443. 29. REYES PRÓSPER, Eduardo. Las estepas de España y su vegetación. Madrid: Est. Tip. «Sucesores de Rivadeneyra», págs. 127-130. Este capítulo fue reproducido íntegro en la revista semanal ilustrada Alrededor del mundo, número 869, 24 de enero de 1916, págs. 5-6 y años después en el Heraldo de Madrid, número 15.289, 8 de febrero de 1935, pág. 12, en un artículo titulado «España Esteparia. Los últimos trogloditas». 30. Breuel, Max. «Die Höhlenwohnungen Südostspaniens», Petermanns Mitteilungen. Gotha: Justus Perthes, 1931, fascículo 5/6, págs. 132-133.

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Ilustración 10. «Cueva de Guadix». Reyes Prósper, Eduardo. Las estepas de España y su vegetación. Madrid: Est. Tip. «Sucesores de Rivadeneyra», 1915, pág. 128.

artículos precedentes. Eso ocurre con la memoria La arquitectura popular en España del arquitecto Leopoldo Torres Balbás, que obtuvo en 1923 el premio CharroHidalgo convocado por el Ateneo de Madrid, y que se publicó en el tomo III de la obra colectiva Folklore y costumbres de España (1934) con el título «La vivienda popular en España»; en las páginas dedicadas a las cuevas de Guadix se limita a reproducir los datos del artículo que Juan Serrano y Gómez publicó en 189131. Anteriormente, en 1930, Fernando García Mercadal se había también referido a las cuevas dentro de su obra La casa popular en España aunque muy superficialmente y reproduciendo los datos que ya había aportado Torres Balbás en su trabajo de 192332. Ya entrados los años treinta el viajero, escritor y periodista francés de origen belga Albert T’Serstevens pasa por Guadix y sólo le interesa, en sus propias palabras, visitar el Barrio de Santiago y a sus gitanos: «Lenta bajada hacia Guadix. He dicho (capítulo III)33 por qué razón no pude visitar esta ciudad. Creo que no me he perdido nada. Lo que he visto no me hace echar de menos el resto. La población es francamente antipática […] Me gustan más los gitanos de Santiago que es el barrio troglodita de la ciudad. Estas buenas gentes tienen el arte de explotar a sus contemporáneos sin hacer nada y por ello se merecen mucho más que nuestro respeto. Viven del comercio de burros, caballos y de esquilar esos animales. Son unos astutos tratantes de ganado, y tienen el arte de hacer de un viejo rocín el animal más fogoso, al menos durante las horas que dure el mercado. Se dice que son tan hábiles que son capaces de vender a su amo el caballo que le robaron la víspera [...]. Duermen en las puertas de la ciudad en un paisaje espantoso que en cierta forma han refundido. Se trata de una sucesión de crestas bajas y olas rocosas como un mar agitado que se hubiere bruscamente petrificado. Es a la vez volcánico y lunar, exclusivamente mineral quiero decir, sin huella de vegetación. Para nada se asemeja a Cuevas de Almanzora. Es más reducido, menos elevado, de un movimiento y un color más pintorescos, pero mucho menos grandioso. Se parece a esos paisajes de las Natividades en los que se ven bajar los Reyes Magos bajo la luz macilenta de una estrella. Los gitanos se han instalado en este territorio caótico. Escogen un talud rocoso y excavan una zanja hasta que consiguen una altura suficiente para la fachada. Entonces en esa fachada cortan una puerta de medio punto y van vaciando la montaña por esa apertura hasta conseguir dos o tres habitaciones sin ventanas, simplemente iluminadas a través del agujero de la puerta. Perforan finalmente en el techo rocoso un conducto para el humo del hogar que coronan de una chimenea redonda, de aproximadamente un metro de altura, y con forma fálica. La fachada, las paredes de la zanja y la chimenea se encalan. Curioso contraste el de ese blanco gredoso con el color de la roca que es el de la tierra plástica. Las fachadas van componiendo unas figuras geométricas en las distintas alturas de esas colinas accidentadas. Las chimeneas crecen al azar

31. Torres Balbás, Leopoldo. «La vivienda popular en España», en F. Carreras y Candi (Dir.), Folklore y costumbres de España. Barcelona: Casa Editorial Alberto Martín, 1934, tomo III, págs. 137-502. 32. García Mercadal, Fernando. La casa popular en España. Bilbao, Madrid, Barcelona: Espasa Calpe, 1930. 33. «Hemos debido renunciar a visitar Guadix debido a la ruindad de los niños que nos rodeaban».

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Ilustración 11. Un aspecto de las cuevas de Guadix. AA. VV. Geografía Universal. Descripción moderna del mundo, tomo III España y Portugal. Barcelona: Instituto Gallach de Librería y Ediciones, 1929, pág. 467. «Las curiosas cuevas de la ciudad de Guadix, en la provincia de Granada, son una de las notas típicas del suelo andaluz. No se trata como pudiera parecer, de míseras covachas albergue de menesterosos, sino de verdaderas casas, excavadas en los cerros vecinos de la ciudad y en tal profusión, que albergan las dos quintas partes de la población de Guadix. Las habitan principalmente labradores y jornaleros, y en pequeño número los gitanos».

Ilustración 12. Guadix: cuevas. Situada Guadix en la hoya de su nombre, una parte de la población vive en cuevas abiertas en el espesor de las arcillas bermejas (Cliché Otto Wunderlich Schum). Granjer, Ernesto, Dantín Cereceda, Juan e Izquierdo Croselles, Juan. Nueva Geografía Universal. Madrid: EspasaCalpe, S.A., 1929, tomo III, pág. 544.

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Ilustración 13. Cuevas de Guadix (Granada). Torres Balbás, Leopoldo. «La vivienda popular en España», en F. Carreras y Candi (Dir.), Folklore y costumbres de España. Barcelona: Casa Editorial Alberto Martín, 1934, tomo III, pág. 173. como hongos, salpicando las crestas, los bordes de los senderos y las laderas de los cerros. Con su blancura, adquieren una importancia extraordinaria. Van jalonando este paisaje muerto en su agitación de mojones con casco y periscopios achaparrados. Hay lugares donde sólo se las ve a ellas como los únicos indicios de una vida humana enterrada por debajo […]. Los interiores se asemejan bastante a los del Almanzora. Misma limpieza, misma profusión de cobres relucientes, mismo mobiliario reducido a las necesidades más elementales. En los nichos excavados en la misma roca se amontona una vajilla ordinaria de color. Las botellas de uso diario, las del vino, del aceite o del vinagre, etc. no están ordenadas en una estantería o un mueble, sino colgadas contra la pared mediante una guita que se les ata alrededor del cuello. De la bóveda cuelgan melones rodeados de rafia, racimos de pimientos, ramilletes de hierbas aromáticas, botellas llenas de agua de las que sale el tallo de una o dos flores. Se pregunta uno de qué lejanas tierras pueden venir esas rosas y esos claves, si no representan aquí el viaje y la aventura. En estas cuevas, hay casi tantos burros como chiquillos. Se agrupan delante de las puertas, entre las paredes de la zanja, y se desplazan con la sombra. Representan con los caballos la gran ganadería de los gitanos. También crían cabras, conejos y cerdos, estos últimos pequeños y negros como en toda Andalucía. Los establos son pozos a cielo abierto, tallados en la roca donde se baja por una suave pendiente que termina en un túnel cerrado por unas piedras enormes. No hay nada más gracioso que esos cráteres cilíndricos de donde suben gruñidos y balidos…»34.�

Para terminar este recorrido por las descripciones que viajeros o estudiosos han hecho de Guadix desde el siglo XVIII hablaremos del escritor e hispanista irlandés Walter Starkie, que en 1935 pasó unos días en las cuevas de Guadix compartiendo experiencias con los gitanos que allí residían. El mundo gitano siempre centró la atención de este viajero, hasta el punto de convertirse en una auténtica autoridad. El hablar la lengua gitana le granjeó la amistad de ellos y le permitió conocer sus costumbres y, en parte, vivirlas. En su libro Don Gypsy. Adventures with a Fiddle in Barbary, Andalusia and La Mancha cuenta su viaje por el norte de Marruecos, Andalucía y La Mancha en ese año. En el capítulo XXII (Las casas-cuevas de los gitanos) relata su viaje de Granada a Guadix y su estancia en esta última; el interés de su visita a Guadix era «ver las cuevas de los gitanos en la Cañada de los gitanos». 34. T’Serstevens, Albert. L’Itinéraire Espagnol. París: Libraire Plon, 1933, págs. 116-120; ilustrado con una foto de las Cuevas de Santiago (tomada de K. Hielscher).

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Ilustración 14. Cromolitografía publicitaria de la Compañía Liebig perteneciente a la serie Casas Singulares editada en 1937 (S1348). Estos cromos aparecieron en 1872 y se publicaron hasta 1975. Cada una de las series se componía de 6 ó 12 cromos y eran impresos en varios países e idiomas; concretamente, esta fue editada en Bélgica (francés y holandés), Alemania, Italia y Suiza (alemán e italiano). ABITAZIONI STRANE (Casas singulares) 5) Cuevas habitadas en la España Meridional En la sierra de Guadix y en la provincia de Almería cerca de 3.000 personas vivían en las cavernas (en 1930). Cavernas excavadas en una roca blanda y fácil de perforar, de formación pliocénica, por tanto antiquísimas. En general, en la provincia de Guadix, a la cueva típica se le añade una antesala utilizada también como habitación. Faltan las ventanas o raramente las hay. Se observan altas chimeneas emergentes del suelo y pintadas con cal, como las fachadas de las casas. Dado que la excavación de la roca no requiere grandes esfuerzos, el número de habitaciones puede ser bastante elevado. Por otra parte, basándonos en la distancia entre la chimenea y la fachada de la casa, podemos calcular el espacio excavado. En la provincia de Almería, la fachada está constituida por la propia pared de la roca y las entradas son perforadas hasta una altura bastante considerable. Este tipo de vivienda, un poco más evolucionada, es la de los trogloditas prehistóricos.

«Por la noche las cúspides de las montañas con cavernas como colmenas en su falda hasta el ápice, producen un efecto fantástico, parecen volcanes en erupción interna que lanzan entre su lava infinidad de fulgores. Se dice que la mitad de los habitantes de la ciudad viven en aquellas viviendas subterráneas. Muchas de ellas son más lujosas que las de Sacro Monte, porque tienen ventanas y puertas de ladrillo […] Por la noche la Cañada de los gitanos es un paraje misterioso por sus pocas luces y su terreno abrupto. A veces se cruzaban algunas siluetas conmigo y oía voces que parecían venir del cielo y otras de las profundidades de la tierra».

Durante varios días estuvo conviviendo con los gitanos de las cuevas («Gracias a los buenos oficios del alcalde de los gitanos llegué a ser bien recibido por los romaníes…»). Su relato nos ofrece una imagen muy cercana y conocida de esta etnia. Su estancia en la comarca la finaliza en las cuevas de Benalúa, donde fue muy bien recibido y donde participó de varias celebraciones gitanas («La noche que dejé Benalúa para volver a Guadix me hicieron una despedida triunfal. Cerca de treinta gitanos me acompañaron, primero a la taberna, donde brindamos con vino y yo toqué un par de piezas»)35. 35. Starkie, Walter. Don Gypsy. Adventures with a Fiddle in Barbary, Andalusia and La Mancha. London: John Murray, 1936. (Traducción española de Antonio Espina, Don Gitano. Aventuras de un irlandés con su violín en Marruecos, Andalucía y en la Mancha. Barcelona: Ediciones Pal·las, 1944).

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de la imagen…



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ESDE la aparición de las primeras imágenes tomadas con el daguerrotipo en 1839, la fotografía se convirtió rápidamente en la forma más utilizada para captar y reflejar la realidad; el perfecto soporte para narrar los hechos históricos y sociales de una época en continua transformación y sumergida en plena revolución industrial. La capacidad documental de la fotografía quedó pronto patente con reportajes como el que de la Guerra de Crimea hizo en 1855 el fotógrafo inglés Roger Fenton, o la cobertura que Mathew Brody y su equipo hicieron, años después, de la Guerra de Secesión norteamericana. Al margen de plasmar avatares históricos, durante la segunda mitad del siglo XIX se asiste a una verdadera fiebre por fotografiarlo todo; se popularizan los temas culturales (ciudades y monumentos, fiestas, obras de arte…), geográficos (obras públicas, paisajes…) y, sobre todo, los retratos. En España, entre los pioneros de la fotografía destacan el inglés Charles Clifford y el francés Jean Laurent, que se instalan en Madrid hacia 1850, el primero, y en 1857, el segundo. Poco a poco se fueron abriendo estudios en otras ciudades impulsados, especialmente, por la creciente demanda de retratos. A finales del siglo XIX ya existían varios centenares en España, destacando Madrid y Barcelona. En Guadix, en septiembre de 1889, Emilio Álvarez Bustos, fotógrafo de cámara de SS. MM. y AA. RR. según reza en su publicidad, abre un establecimiento fotográfico en la Calle de la Amargura número 336. Por esos años, y con la proliferación de los viajes y las «primeras guías turísticas», pasó por Guadix el alemán Georg Wegener, en el curso de un viaje hecho por Andalucía y Murcia en el otoño de 1892. Tres años después publicaba en Berlín la obra Herbsttage in Andalusien, un relato de sus vivencias e impresiones que ilustra con 21 fotografías fuera de texto, dos de las cuales estaban tomadas en el entorno de la Ermita Nueva. La primera muestra una vista de las cuevas con el núcleo urbano de Guadix detrás y la erosionada silueta de los badlands al fondo. La segunda es un primer plano de la ermita nueva y su entorno inmediato, donde diez años después el Padre Poveda construiría las Escuelas del Sagrado Corazón de Jesús. También a finales del siglo XIX el médico Arturo Cerdá y Rico tomó, entre otras, algunas vistas de las cuevas de Guadix en los viajes que desde Cabra del Santo Cristo (Jaén) hizo a los Baños de Zújar con su mujer, Rosario Serrano, enferma y que murió en 1902, con 49 años. Arturo Cerdá y Rico (Monóvar, Alicante, 1844 / Cabra del Santo Cristo, Jaén, 1921) era hijo de acomodados hacendados y comerciantes, cursó la carrera de Medicina en la facultad de San Carlos de Madrid, compaginando Ilustración 15. Anuncio publicitario del Establecimiento fotográfico de Emilio Álvarez Bustos que comenzó a publicarse en el semanario El Eco Accitano a partir del número 13 (22 de septiembre de 1889). 36. El Eco Accitano, año I, núm. 10 (1 de septiembre de 1889), pág. 3; id., año I, núm. 13 (22 de septiembre de 1889), pág. 4.

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Ilustración 16. Cave dwellings of gypsies near Guadix (Viviendas cueva de gitanos cerca de Guadix). BatesBatcheller, Tryphosa. Royal Spain of Today. New York: Longmans, Green, and Co, 1913. Recorte fotográfico de una tarjeta postal de Luis Chavarino comprada por la autora en su estancia en Guadix en abril de 1910 («… nosotras compramos postales camino de la catedral barroca», op. cit. pág. 143) (véase imagen original en la pág 63).

sus años universitarios con una formación bastante intensa en el ramo de las Bellas Artes. En el año 1871 los avatares de la vida lo envían por unos días a la pequeña localidad de Cabra del Santo Cristo (Jaén), lugar en el que conoció a la joven Rosario Serrano Caro, rica heredera de una familia que poseía muchas propiedades y una gran fortuna en dicho pueblo. Allí transcurrieron los siguientes cincuenta años de su vida, ejerciendo como titular de médico-cirujano y más tarde como forense, ocupándose también de administrar la hacienda familiar. Tras la muerte de su esposa, decidió abandonar el ejercicio de la medicina y descargar en los hijos mayores la responsabilidad directa de la administración de la hacienda familiar. Eso le permitió disponer de todo el tiempo y los recursos suficientes para dedicarse en cuerpo y alma a la práctica fotográfica. Es, por tanto, a partir de 1902 cuando comienza a viajar por toda España, Francia, Italia, Marruecos y, sobre todo, a Granada donde gozaba de la amistad de los artistas e intelectuales de la época. Mantuvo correspondencia y amistad con pintores como Joaquín Sorolla, López Mezquita, Rodríguez Acosta, Juan Espina y Capo, Luis Manero Miguel, Heliodoro Guillén, José Mª Martínez Victoria; con escultores como Pablo Loyzaga, y escritores como José Martínez Ruiz, Azorín. La fotografía de Cerdá, hombre meticuloso y con una buena formación científica, tiene una fuerte carga cultural y etnográfica. Sus fotografías superan con creces por su técnica, emoción y fuerza narrativa visual a las de otros fotógrafos de su tiempo, más preocupados por aspectos meramente artísticos. Cerdá insistió en retratar el pueblo llano en sus quehaceres más cotidianos, los oficios, los trabajos, las fiestas y los acontecimientos de su tiempo con la obsesión de fijar con su máquina el instante preciso y concreto, como el de esa gitana de las Cañada de los Gitanos que en plenas labores domésticas mira de soslayo, en cierto modo incómoda, a la cámara (pág. 45) o la niña que subida en una desvencijada silla coge risueña una fuente en el interior de la cueva (pág. 47). El primer fotógrafo local del que tenemos constancia que dedica una atención especial a Guadix y su Barrio de Cuevas, en los primeros años del siglo XX, es Luis Chavarino, que tenía su estudio en el número 9 de la calle Palacio. Su labor se desarrolla desde los últimos años del siglo XIX hasta la década de los 20, momento en que deja la ciudad y se traslada a Madrid. Po-

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Ilustración 17. Dos fotografías a la albúmina comercializadas por Luis Chavarino, del viaje de Alfonso XIII a Guadix: la llegada en tren a la estación y en un cerro junto a la Ermita Nueva. El cristal original de la imagen de la derecha se conserva hoy día en la Col. Torcuato Fandila (pág. 79).

cos datos tenemos de él y su trabajo, aparte de poco más de un centenar de placas de cristal que actualmente se encuentran en la Colección Torcuato Fandila, ha llegado hasta nosotros a través de tarjetas postales que eran vendidas en papelerías y librerías como La Madrileña, propiedad de su hermano Miguel, según podemos saber por los anuncios que aparecen en el periódico local El Accitano (núm. 702 de 9 de febrero de 1906 y siguientes), donde se podía encontrar «variado y elegante surtido de tarjetas postales extranjeras, así como las muy notables de vistas de esta población, producto del bien montado establecimiento fotográfico de don Luis Chavarino». Como fotógrafo preocupado por los acontecimientos históricos y sociales que vive Guadix a principios del siglo, recoge momentos como la visita del rey Alfonso XIII y su séquito a la ciudad de Guadix (imagen singular la del regente rodeado de chiquillería en un cerro cercano a la Ermita Nueva) o la puesta de la primera piedra, el 16 de julio de 1902, de las Escuelas del Sagrado Corazón de Jesús en un solar situado junto a la Ermita Nueva. De estas escuelas existen distintas imágenes tomadas por Chavarino el día de su inauguración (12 de noviembre del mismo año)37 con un solo pabellón en pie o cuando ya está construido el segundo edificio en 1903. Precisamente una de las placas de estas escuelas se puede ver ilustrando un artículo científico de la época que habla sobre la geología de la Hoya de Guadix38. Un par de años antes, Leopoldo Soler y Pérez, por entonces director de la Escuela Superior de Artes e Industrias de Barcelona y apasionado de la fotografía, visitaba la ciudad de Guadix acompañando a su hermano Eduardo Soler y Pérez, decano de la Facultad de Derecho de Valencia y apasionado de la naturaleza y la geografía. De ese viaje surgiría la obra Sierra Nevada y las Alpujarras y Guadix publicada en el Boletín de la Real Sociedad Geográfica en 1903, y de la que se hizo una tirada aparte. Las impresiones y observaciones paisajísticas de Eduardo evidencian un criterio de observación y contemplación del paisaje eminentemente natural y antropológico. Además, acompañando su escrito, encontramos los clichés fotográficos que su hermano Leopoldo tomaba y que constituyen un valioso testimonio visual, como los dos fotograbados que aparecen de Guadix: una vista general de las cuevas y un primer plano del Torreón del Ferro. Leopoldo Soler publicó veinte años después en la revista La Esfera un artículo titulado «Guadix, la ciudad de las cuevas» (que reproducimos en este libro) donde aparecen algunas fotos más de esas que debió tomar en su paso por Guadix en 1901.

37. paz velázquez, F. En los cerros de Guadix. Madrid: Narcea, S. A. de Ediciones, 1986, pág. 153. 38. HOBBS, William Herbert. «Guadix formation of Granada, Spain», Bulletin of the Geological Society of America, vol. 17. New York: Geological Society of America, 1906, págs. 285-294.

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Ilustración 18. Placa de cristal tomada por Luis Chavarino, de la zona de la Ermita Nueva, con el pabellón de las Escuelas de la Ermita Nueva en primer plano. Esta imagen ilustraba el artículo que el geólogo americano Hobbs publicó en el Bulletin of the Geological Society of America en 1906 (vol. 17, pl. 36, figura 1).

Aunque la edición de postales, especialmente entre 1900 y 1925, era la forma de reproducción fotográfica más popular, también hay que valorar la edición de libros como otra de las artes con las que la fotografía se acerca al gran público. Si bien en un primer momento las imágenes sirvieron como base para la ejecución de grabados, en su mayoría de publicaciones periódicas como La Ilustración Española y Americana, poco a poco se incorporaron a los libros mediante el uso de las copias a la albúmina que se pegaban en la página correspondiente39. A partir de 1890, y con el desarrollo del fotograbado, se generaliza la edición de colecciones de álbumes fotográficos tales como Panorama Nacional, de Hermenegildo Morales (Barcelona, c. 1890) o España Ilustrada (Fototipia de Hauser y Menet, c. 1891-92). Ya entrado el siglo XX, uno de los editores más prolíficos en este campo fue el barcelonés Alberto Martín. A su establecimiento tipográfico debemos la obra en cuatro volúmenes España Regional, o los cuadernos que bajo el título Portfolio fotográfico de España recogían diversas imágenes de cada una de las provincias españolas, acompañadas de una breve descripción geográfica e histórica y un mapa provincial. Más tarde se editarían, en el mismo formato y presentación, cuadernos sobre partidos judiciales de toda España, con una relación de los ayuntamientos que lo formaban, su correspondiente mapa y 16 fotografías con un pequeño pie explicativo. El cuadernillo nº 83, aparecido en octubre de 1914, se dedicó a Guadix (y su comarca); posteriormente, en 1917, fue reeditado en la colección Portfolio fotográfico de Andalucía (cuaderno nº 23). Por los mismos años en que se publican esta especie de fascículos fotográficos, el alemán Kurt Hielscher (1881-1948) recorría en «solitarias peregrinaciones» toda la geografía española realizando bellas fotografías de todo aquello que le impresiona (paisajes, peculiaridades geográficas, costumbres

39. Sirva como ejemplo el libro España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia. Granada, Jaén, Málaga y Almería. Barcelona: Establecimiento Tipográfico-Editorial de Daniel Cortezo y C.ª, 1885, en el que también encontramos un grabado del Barrio de Santiago de Guadix (representado en el capítulo anterior).

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Ilustración 19 (anverso y reverso). Tarjeta postal con una vista de lo que actualmente se conoce como Cañada de los Perales y Fuente Mejías, circulada el 5 de mayo de 1918. Las tarjetas postales aparecieron a finales del s. XIX y pronto los grandes archivos fotográficos y muchos fotógrafos locales comenzaron a utilizar este medio para difundir su trabajo. Alcanzaron su popularidad entre 1900 y 1925, periodo en el que se comercializaron millones de imágenes de monumentos, ciudades y personajes célebres o pintorescos. Su tamaño, homogeneizado por la Unión Postal Universal, era de 9 x 14 cm.

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y festividades, monumentos y obras de arte, arquitectura tradicional...). En las páginas introductorias de su célebre libro Das Unbekannte Spanien40, para muchos el último gran libro romántico de viajes sobre España, nos aclara que: «circunstancias independientes de mi voluntad me obligaron a permanecer en España más de cinco años. Allá me sorprendió la guerra durante un viaje de estudio. No pude regresar a mi país, pero aproveché el tiempo de mi involuntaria permanencia para visitar y estudiar hasta los más desconocidos rincones de la tierra española. Recorrí el país en todas la direcciones: desde las altas cimas de los Pirineos hasta las playas de Tarifa, desde las selvas de palmeras de Elche, hasta las olvidadas, primitivas aldeas de Extremadura».

Uno de los rincones que con seguridad debió captar su atención fue Guadix, máxime si tenemos presente que de los 304 huecograbados que seleccionó para dicho libro, cinco correspondían a esta ciudad: una vista desde el Camino de Murcia, con la silueta de la torre de la catedral al fondo, y cuatro del barrio de las cuevas, un lugar sorprendente según él41. Tras terminar la Primera Guerra Mundial y ya de vuelta en Alemania, el Museo de Artes e Industrias de Berlín montó, a finales de 1920, una exposición con una importante selección de sus fotografías hechas en España, algunas de las cuales habían sido ya publicadas en la revista ilustrada La Esfera. El éxito de la muestra fue tal que se prorrogó durante varias semanas antes de viajar a diferentes ciudades42. Otro fotógrafo alemán que a principios de los años veinte se encontraba recorriendo España fue Otto Wunderlich (Stuttgart, 1886 / Madrid, 1975). Durante dos décadas estuvo fotografiando monumentos, obras de arte, paisajes, personajes populares… que luego vendía en series numeradas o publicaba en la prensa de la época como Blanco y Negro o La Esfera. Su trabajo fue de tal envergadura y de tan alto valor documental que las fotografías de primeras publicaciones del Patronato Nacional de Turismo, creado por Real Decreto en 1928, llevaban su firma; también algunas editoriales como Labor o Espasa Calpe se nutrieron del inmenso repertorio gráfico recopilado por Wunderlich. La Fototeca del Instituto del Patrimonio Histórico Español, desde diciembre de 2008, tutela el Archivo Wunderlich, con más de 22.000 negativos y positivos en distintos formatos, entre ellas, las nueve que reproducimos entre las páginas 110 y 123. A estos dos fotógrafos alemanes habría que sumar un tercero, también alemán, llamado Friedrich Christiansen. Resulta difícil encontrar datos en general sobre su vida y su estancia en nuestro país, al que dedicó la mayor parte de su obra y sobre el que publicó cuatro libros. El primero de ellos titulado Spanien in Bildern apareció en 1928 y recogía 166 fotograbados de una calidad excepcional. Las cuevas de Guadix debieron de impresionarle hasta el punto de incluir dos imágenes de éstas en la recopilación: la primera es una espléndida vista general de la zona de la Cañada de los Perales y Fuente Mejías y, la segunda, un primer plano con la fachada de algunas cuevas. A este

40. HIELSCHER, Kurt. Das unbekannte Spanien. Berlín: Ernst Wasmuth A.-G, 1921. Casi al mismo tiempo, la Editorial Canosa de Barcelona publicó la primera edición en español con el título La España incógnita. Arquitectura, paisajes, vida popular. El éxito de este libro fue tal que pronto aparecieron ediciones en italiano (La Spagna ignota. Architettura, paesaggio, costumi popolari, Instituto Italiano d’Arti Grafiche, Bergamo, 1922), inglés (Picturesque Spanien, Brentano’s, New York, 1925) o francés (L’Espagne. Les monuments. Les Paysages. Les Habitants, A. Calavas, París, s.d. [1925]). 41. «Durante otra excursión tuve también una sorpresa, por lo menos tan grande como la referida anteriormente. Allá lejos, ante mi vista, sale humo de las grietas de la montaña. ¿Serán manifestaciones volcánicas? No puede ser, no hay aquí volcanes. Al acercarme veo gentes que se mueven entre las columnas de humo, y hasta entonces me apercibo, con gran sorpresa, que las pequeñas prominencias humeantes, parecidas a los tapones de las botellas de champaña, son chimeneas que salen de la tierra. Indudablemente me encuentro frente a un nuevo núcleo de cuevas, habitadas por gentes de homérica naturalidad. Las faldas de las colinas sirven de frente a las casas, y de calles los espacios entre ellas. Delante de algunas casas hay jardines de gigantescos y nudosos cactus y de altos agaves. Durante muchas horas subo y bajo por las calles de esta población extraña, morada de gentes ignoradas y apartadas del mundo, que viven aquí en un estado completamente patriarcal. Amistosamente contestan a mi saludo, me invitan a entrar a gozar de la frescura de las cuevas, me ofrecen agua fresca, me enseñan los tesoros del primitivo menaje: el fogón con el caldero de cobre, el cántaro de barro, el taburete o el banco, la lámpara de aceite, la imagen de la Virgen o de algún santo, y el lecho colocado sobre la tierra» (Ibid., pág. XVII). 42. La Esfera, ilustración mundial, número 361, 4 de diciembre de 1920, pág. 26.

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Ilustración 20. Portfolio Fotográfico de España, nº 83, dedicado a Guadix y su partido judicial (1914).

Ilustración 21. Portfolio Fotográfico de Andalucía, nº 23 (1917).

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Ilustración 22. Guadix. Vista de Cuevas desde las Eras del Ara. Una de las postales que integraban una colección sobre Guadix, editadas hacia 1910-20. Al igual que ocurría con los libros, estas imágenes también se utilizaban para ilustrar artículos en publicaciones periódicas. La presente apareció en el reportaje «Ciudades granadinas. Guadix» del semanario Mundo Ilustrado, número 34 (diciembre de 1925).

libro seguirían Die spanische Riviera und Mallorca (1929), Festliches Spanien (1935) y, por último, Das spanische volk (1937); en el primero de ellos aparecen a página completa dos fotografías, una vista general del arrabal de Santiago y otra del interior de la Ermita Nueva, acompañando la descripción que el fotógrafo hace de las cuevas de Guadix43. 43. «Seguimos por un rato, río abajo, el Genil, el afluente izquierdo del Guadalquivir para subir, a continuación, entre la Sierra de Añuar y la Sierra Jarana, hasta Moreda, una parada en la línea de tren que une Madrid con Almería. Tras un trayecto de 26 km en tren hemos llegado a Guadix. Tengo ante mí una avenida descendiente de varios kilómetros de longitud, bordeada de árboles cubiertos de hojas, a cuyo final aparece, reluciente bajo el sol, una ciudad pegada a unas rocas desnudas de piedra caliza. A lo lejos se ven, como si de un saludo desde la eternidad se tratara, las cumbres cubiertas de nieve de la Sierra Nevada. La ciudad se ubica a los pies de la ‘Alcazaba’. A poca distancia, donde las rocas calizas desnudas se convierten en numerosas casas-cueva, rodeadas de jardines de flores (p. 160a) [v. pág. 109], encontramos el arrabal de Santiago. Ese poblado de casas-cueva es el más grande de todas las ciudades españolas. La piedra caliza es fácil de labrar, por lo que se presta para la creación de viviendas. Es de suponer que la mayoría de esas casas-cueva son el resultado de la ampliación de agujeros ya existentes en la roca. Un aspecto muy peculiar ofrecen las chimeneas que sobresalen por doquier de la roca. Los sauces, cuyas ramas se utilizan para la cestería, completan el ambiente único de esa extraña región. Por obra del agua se introdujeron unos contornos accidentados en la piedra blanda. Para los habitantes de las casas-cueva de Guadix, la cueva se ha convertido en su hábitat natural, hasta tal punto que incluso celebran sus misas en una capillacueva. Un espacio, creado por Dios en la roca, ha sido acondicionado: su suelo ha sido cubierto de baldosas y sus paredes han sido decoradas de forma oportuna. De la piedra viva se excavaron un púlpito, una pila del agua bendita y tres capillas laterales. A la derecha detrás del altar, una apertura lleva a una pequeña cueva oscura que, a su vez, conduce a una segunda cueva – la sacristía, cuya única ventana está formada por un agujero irregular en la roca. No es de extrañar que esa pequeña iglesia haya movido más mi devoción que otras muchas bonitas catedrales. ¿Dónde buscamos a Dios, dónde está el Señor? Creo que nos acercamos a Él a través de la naturaleza, que es el resultado de su Creación insondable y que, en su principio y en su final, seguirá siendo incomprensible para nosotros. Al lado de la iglesia-cueva se encuentran dos escuelas, una para niños y otra para niñas. Antes, los niños de esta zona no iban al colegio. (El sistema educativo español está subdesarrollado. El número de niños analfabetos en edad escolar oscila entre un 25% en ciudades pequeñas del norte y hasta un 75% en Andalucía.) En el colegio de niños pude ver cómo todos

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Frente a estos fotógrafos extranjeros que visitaron esporádicamente Guadix entre finales de la década de los diez y durante los años veinte se contrapone la labor profesional del artista y fotógrafo local Jesús Valverde Gómez (Guadix, 1894/Almería, 1984) comenzada cuando los años veinte se acercaban a su fin. Desde pequeño había mostrado una clara tendencia al dibujo y una gran disposición a la pintura. Su padre, Torcuato, le mandó a Madrid para estudiar con uno de los primeros maestros de la pintura Ilustración 23. El fotógrafo Jesús Valverde Gómez. y de la enseñanza de la misma, de su tiempo: Cecilio Plá. En su estudio destaca sobre el resto de sus compañeros (Gabriel Morcillo, granadino, Pancho Cossío, español de origen cubano, etc.) y llega a ser el alumno predilecto de don Cecilio por su dedicación y aplicación. Posteriormente, en Valencia, hace un curso de dibujo con Joaquín Sorolla. Jesús Valverde vuelve a Guadix con un concepto muy claro de la pintura, de la pintura tradicional, sin dejarse influenciar por ninguno de los «ismos» que en su época (primer tercio del siglo XX) se multiplican en busca de una creación subjetiva y particular. Él sigue a los cánones clásicos: el reflejo de la realidad que lleva al lienzo, sin extorsiones ni mistificaciones, con toda objetividad. Siguiendo los cánones de los maestros: Velázquez, Murillo, Zurbarán, El Greco, etc. Jesús Valverde fue pintor de vocación aunque la fotografía fuera su profesión. Su sólida y firme preparación pictórica le lleva, de manera especial, al retrato. Pero no se queda en el estudio físico del rostro humano a través del objetivo de la cámara, sino que busca, y encuentra, la aproximación a la psicología del personaje. Jesús Valverde fue un hombre sobrio, callado, introvertido; muy minucioso a la hora de concebir y planificar un cuadro bien sea original, como El ensayo que, por otra parte es una composición en la que predomina el estudio de los músicos y la cara pícara del monaguillo, que no es sino su hijo Jesús Valverde Sepúlveda (Guadix, 1933-1993), que sería profesor de fotografía de la Escuela de Artes y Oficios de Guadix. Precisamente, gracias a su hijo nos han llegado muchas de las copias originales que su padre tomó del barrio de las cuevas y que reproducimos en este libro44. Algunas de las instantáneas que Jesús Valverde tomó de las cuevas fueron publicadas en la revista Blanco y Negro y ABC; aunque son conocidas sobre todo las tarjetas postales editadas por Librería Bocanegra (años cincuenta) y Ediciones Pérez Ruiz (a partir de los sesenta). La historia de la fotografía local desde 1930 y durante más de cuarenta años es imposible concebirla sin su concurso.

los chicos de entre 6 y 14 años daban clase en una misma aula. Tenía la sensación de que estaban en clase de canto. Sin embargo, para mi gran sorpresa, se trataba de una clase de matemáticas, en la que el profesor intentaba hacerles la tarea más fácil a los niños introduciendo canciones. Los niños cantaban en coro las tablas, es decir, las tablas de multiplicar: ‘3 por 8, 24, 4 por 8, 32’, etc. Sin querer me vino a la cabeza un método similar utilizado por los musulmanes que, para aprender de memoria los versos, recurren al movimiento rítmico de la parte superior de sus cuerpos» (CHRISTIANSEN, Fiedrich. Die Spanische Riviera und Mallorca. Berlin: Scherl G. m. b. H., 1929, págs. 161-162). 44. Las fotografías han sido reproducidas del manuscrito original Guadix, ayer y hoy de Jesús Valverde Sepúlveda, obra concebida a mediados de los ochenta y que nunca llegó a publicarse. Nuestra reconocimiento a su familia por permitirnos acceder a dicho material. Asimismo, a Joaquín Valverde Sepúlveda por los apuntes biográficos que de Jesús Valverde nos ha hecho.

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Finales s. XIX

Arturo Cerdá y Rico Sin título [En la cañada de los Perales] Col. Julio Arturo Cerdá Pugnaire

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Finales s. XIX

Arturo Cerdá y Rico Sin título [Niña en el interior de una cueva] Col. Julio Arturo Cerdá Pugnaire

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finales s. XIX

Arturo Cerdá y Rico Sin título [Trabajando en una alfarería] Col. Julio Arturo Cerdá Pugnaire

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finales s. XIX

Arturo Cerdá y Rico Sin título [Niñas jugando en una alfarería] Col. Julio Arturo Cerdá Pugnaire

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c. 1900

Luis Chavarino Camino de la Almazara Col. T. Fandila

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c. 1900

Luis Chavarino Sin título [Barrio de las cuevas y la Alcazaba desde el cerro de la Magdalena] Col. T. Fandila Placa original de cristal (superior) y tarjeta postal comercializada por Luis Chavarino a partir del negativo original (inferior)

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1901

Leopoldo Soler y Pérez (?) Cuevas del barrio de Santiago Archivo Fotográfico Espasa Publicada en la revista La Esfera (Madrid), número 540, 10 de mayo de 1924, pág. 6.

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c. 1900

Luis Chavarino Cañada de los Gitanos Col. T. Fandila

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c. 1900

Luis Chavarino Cañada de las Cruces Col. T. Fandila

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c. 1900

Luis Chavarino Camino de las Cuevas Col. T. Fandila Esta imagen fue publicada en Bulletin of the Geological Society of America, vol. 17 (1906), pl. 36, fig. 1.

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c. 1900

Luis Chavarino Camino de la huerta Milla Col. T. Fandila

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c. 1900

Luis Chavarino Cañada de los Perales Col. T. Fandila

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c. 1900

Luis Chavarino (?) En los tiempos del Padre Poveda Col. T. Fandila

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Finales 1902

Luis Chavarino Sin título [Escuelas del Sagrado Corazón de Jesús y Ermita Nueva] Col. ADR Esta imagen fue publicada en Bulletin of the Geological Society of America, vol. 17 (1906), pl. 36, fig. 2.

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Finales 1902

Luis Chavarino Sin título [Escuelas del Sagrado Corazón de Jesús y Ermita Nueva] Col. T. Fandila

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c. 1903

Luis Chavarino Sin título [Escuelas y Ermita Nueva] Col. ADR

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1904

Luis Chavarino Sin título [El rey Alfonso XIII y su séquito en el barrio de las cuevas] Col. T. Fandila

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1904

Luis Chavarino Sin título [El rey Alfonso XIII y su séquito en el barrio de las cuevas] Col. T. Fandila

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c.1913

Desconocido Ermita Nueva Col. ADR Publicada en la obra España Regional, tomo I, Establecimiento Editorial de Alberto Martín, Barcelona, (1913-1919), pág. 332.

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c. 1914

Desconocido Cañada de los Perales, cuevas Col. T. Fandila Publicada en el Portfolio Fotográfico de España, n.º 83 Guadix, Establecimiento Editorial de Alberto Martín, Barcelona, octubre 1914 y Portfolio fotográfico de Andalucía, n.º 23 Guadix, ídem, 1917.

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c. 1915

Desconocido Guadix.- Aspecto parcial. Al fondo el Torreón de la Alcazaba Col. ADR

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c. 1915

Desconocido Cañada de los Perales Col. T. Fandila

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1914-1918

Kurt Hielscher Población de Cuevas (Sierra de Guadix) Kurt Hielscher, Das unbekannte Spanien, Ernst Wasmuth A.-G., Berlín, 1922

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1914-1918

Kurt Hielscher Población de Cuevas (Sierra de Guadix) Kurt Hielscher, Das unbekannte Spanien, Ernst Wasmuth A.-G., Berlín, 1922

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1914-1918

Kurt Hielscher Población de Cuevas (Sierra de Guadix) Kurt Hielscher, Das unbekannte Spanien, Ernst Wasmuth A.-G., Berlín, 1922

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1914-1918

Kurt Hielscher Población de Cuevas (Sierra de Guadix). Se ven las chimeneas de las cuevas saliendo de tierra. Kurt Hielscher, Das unbekannte Spanien, Ernst Wasmuth A.-G., Berlín, 1922

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1924

Jesús Valverde Portada pintoresca Archivo Valverde

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1928

A. Bujez Sin título Col. T. Fandila Publicada en la revista La Esfera (Madrid), número 739, 3 de marzo de 1928, pág. 19.

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1928

Friedrich Christiansen Barrio de Santiago Friedrich Christiansen, Spain in Bildern, August Scherl G. m. b. H., Berlín, 1928

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1928

Friedrich Christiansen Cuevas habitadas Friedrich Christiansen, Spain in Bildern, August Scherl August Scherl G. m. b. H., Berlín, 1928

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1929

Friedrich Christiansen Arrabal de Santiago Friedrich Christiansen, Die Spanische Riviera und Mallorca, August Scherl G. m. b. H., Berlín, 1929

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1929

Friedrich Christiansen Interior de la Ermita Nueva Friedrich Christiansen, Die Spanische Riviera und Mallorca, August Scherl G. m. b. H., Berlín, 1929

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c. 1928

Aguilera Guadix. Casas-cuevas Andalucía, s. e. (Compañía de los Ferrocarriles Andaluces), s. f. (c. 1928), pág. 29. Esta imagen fue portada del número 3.473 de La Voz, 20 de marzo de 1929, diario gráfico de información editado en Córdoba. También apareció publicada, dos años después, en la revista Blanco y Negro, número 2.089, 7 de junio de 1931, pág. 23.

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c. 1928-1930

Otto Wunderlich Guadix Archivo Wunderlich. Instituto del Patrimonio Cultural de España. Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. NIM W-01177

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c. 1928-1930

Otto Wunderlich Guadix Archivo Wunderlich. Instituto del Patrimonio Cultural de España. Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. NIM W-01178

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c. 1928-1930

Otto Wunderlich Guadix Archivo Wunderlich. Instituto del Patrimonio Cultural de España. Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. NIM W-01179

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c. 1928-1930

Otto Wunderlich Guadix Archivo Wunderlich. Instituto del Patrimonio Cultural de España. Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. NIM W-01180 Publicada en The Illustrated London News, número 4.833, vol. 179, 5 de diciembre de 1931.

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c. 1928-1930

Otto Wunderlich Guadix. Viviendas en casas cueva Archivo Wunderlich. Instituto del Patrimonio Cultural de España. Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. NIM W-01181 Publicada en CÁRCER DE MONTALBÁN, Antonio. Geografía Gráfica de España. Barcelona: Ed. HYMSA, c. 1931, pág. 226.

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c. 1928-1930

Otto Wunderlich Guadix. Casa cueva Archivo Wunderlich. Instituto del Patrimonio Cultural de España. Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. NIM W-01829

c. 1928-1930

Otto Wunderlich Guadix. Viviendas en casas cueva y el paisaje de fondo Archivo Wunderlich. Instituto del Patrimonio Cultural de España. Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. NIM W-01830

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c. 1928-1930

Otto Wunderlich Guadix. Viviendas en casas cueva Archivo Wunderlich. Instituto del Patrimonio Cultural de España. Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. NIM W-01831

c. 1928-1930

Otto Wunderlich Guadix. Viviendas en casas cueva Archivo Wunderlich. Instituto del Patrimonio Cultural de España. Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. NIM W-01828 Publicada en CARRERAS Y CANDI, F. (Dir.) Folklore y Costumbres de España, Tomo III, Casa Editorial Alberto Martín, Barcelona, 1934, pág. 207.

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1929

Félix Ortiz Cave Dwellers of Spain (Habitantes de las cuevas de España) Col. T. Fandila Foto de prensa libre publicada en la revista La Esfera (Madrid), número 799, 27 de abril de 1929, pág. 22 y en Sciences et voyages (París), número 537, 12 de diciembre de 1929, pág. 15.

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1929

Félix Ortiz A home of a wealthy cave dweller (La cocina de un habitante rico de las cuevas) Col. ADR Foto de prensa libre publicada en la revista La Esfera (Madrid), número 799, 27 de abril de 1929, pág. 22.

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Jesús Valverde Ermita Nueva Archivo Valverde

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Jesús Valverde Vista de unas cuevas Archivo Valverde

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Jesús Valverde Vista de las cuevas Col. ADR

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Jesús Valverde Vista de cuevas, al frente la célebre taberna «Ramón de la Toñica» Archivo Valverde

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Jesús Valverde Sin título Archivo Valverde

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1931

Jesús Valverde Vista de las cuevas desde la Alcazaba Archivo Valverde

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Jesús Valverde Vista de las cuevas hacia la Catedral Archivo Valverde

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1931

Jesús Valverde Cañada de los Gitanos El Liceo Accitano

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1931

Jesús Valverde Cuevas Archivo Valverde

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1932

Jesús Valverde Un aspecto de las cuevas Archivo Valverde Publicada en el periódico ABC, 12 de junio de 1932 (número dominical extraordinario), pág. 79, y en la revista Blanco y Negro, número 2.286, 12 de mayo de 1935, pág. 61.

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1933

Jesús Valverde Cañada de los Gitanos Archivo Valverde

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1933

Paniagua El Barrio de las cuevas (Guadix) Revista Blanco y Negro, número 2.219, 24 de diciembre de 1933, pág. 38.

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c. 1934

Desconocido Cuevas de Guadix (Granada) F. Carreras y Candi (Dir.), Folklore y Costumbres de España, tomo III, Casa Editorial Alberto Martín, Barcelona, 1934

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1934

Jesús Valverde Vista de las cuevas Archivo Valverde

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1935

Jesús Valverde Guadix Archivo Valverde

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1935

Walter Starkie Gypsy Caves at Guadix (Cuevas de gitanos en Guadix) Walter Starkie, Don Gypsy. Adventures with a Fiddle in Barbary, Andalusia and La Mancha, John Murray, London, 1936

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1935

Maurice Legendre Guadix. Habitations souterrains – cuevas Maurice Legendre, En Espagne, Paul Hartman Éditeur, París, 1935, foto 148

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1936

Jesús Valverde Barrio de las cuevas nevado Archivo Valverde

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Jesús Valverde Barrio de las cuevas nevado Archivo Valverde

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… a la palabra



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esde finales del siglo XVIII y, sobre todo, a partir de mediados del siglo XIX el barrio de las cuevas de Guadix, conocido como Barrio de Santiago, siempre despertó la sorpresa y curiosidad de los extranjeros que visitaban España y que, aunque por lo general viajaban en busca de lugares exóticos y pintorescos, no estaban familiarizados con una forma de vida tan singular. Sobre las impresiones que estas le causaban y las relaciones que esporádicamente tuvieron con la población, de etnia gitana en su mayoría, ya hemos leído en las páginas de introducción de este libro. Aparte de los libros de viajeros y de las guías, también en la prensa gráfica de los años veinte y treinta, con el desarrollo del fotoperiodismo, aparecen algunos reportajes muy interesantes, ilustrados con magníficas fotografías. Blanco y negro, creada por Torcuato Luca de Tena el 10 de marzo de 1891, fue la primera revista gráfica española. Pronto se convirtió en el paradigma de las mejores publicaciones de su época. Frente a otras publicaciones periódicas como La Ilustración Española y Americana, en la frontera entre el periodismo ilustrado y el periodismo gráfico que utilizaba los grabados como recurso gráfico, Blanco y Negro se concibe desde el principio como la imagen de un nuevo periodismo que persigue informar y entretener, con un pilar fundamental: magníficas ilustraciones y fotografías muy llamativas. Aunque en los cuatro primeros años de vida la publicación de fotografías era escasa, debido fundamentalmente a las limitaciones de fotomecánica, a partir de 1895, coincidiendo con la aparición de la que sería su gran rival Nuevo Mundo, la fotografía comenzó a ocupar un lugar destacado en sus páginas; se iniciaba así la época de los verdaderos reportajes fotográficos en la prensa española. A principios del siglo XX la revista alcanzaba ya los 80.000 ejemplares de tirada y en sus páginas además de reportajes de actualidad se podían encontrar temas mundanos como la vida social, los toros, la literatura, los estrenos teatrales… Durante los años 30, imágenes de las cuevas de Guadix aparecieron en varios números de la revista Blanco y Negro: a veces se trataba de una fotografía impactante a página completa con tal fuerza visual que hacía innecesario texto complementario alguno (n.º 2.089, de 7 de junio de 1931, en la sección Panoramas españoles; nº 2.219, de 24 de diciembre de 1933, en la sección Granada Pintoresca), otras formando parte de un reportaje más amplio sobre Guadix (n.º 2.239, de 17 de junio de 1934; en la sección Rincones de España apareció un artículo de cuatro páginas sobre la ciudad) o incluso ilustrando algún artículo como el del cuarto centenario de la fundación de Buenos Aires por Pedro de Mendoza (nº 2.324, de 2 de febrero de 1936). En la línea también de revista ilustrada se incluye también La Esfera, una publicación periódica eminentemente gráfica y de corte modernista editada por Prensa Gráfica S.A. El primer número, que costó 50 céntimos, apareció el 3 de enero de 1914 y el último, el 17 de enero de 1931. En esos diecisiete años de vida se editaron 889 números, más los ejemplares extraordinarios que aparecieron sin numerar. Dentro de las páginas de La Esfera se publicaron dos reportajes a doble página sobre las cuevas de Guadix y un tercero, a simple página, compartido con las bodegas en cueva de la zona de León. El primero apareció el 10 de mayo de 1924, en su número 540, y se titulaba «Guadix, la ciudad de las cuevas». El artículo venía firmado por Leopoldo Soler y Pérez, que había estado por primera vez en Guadix en 1901 acompañando a su hermano Eduardo, y estaba ilustrado con cuatro fotografías tomadas por el propio autor. Aunque todas las imágenes son del barrio de las cuevas (dos exteriores y dos interiores), en el texto sólo hace referencia a ellas al final siendo el resto del artículo una somera descripción de la ciudad. El 3 de marzo de 1928, en el número 739 de La Esfera aparecía en la sección Por las rutas antiguas un artículo escrito por el periodista y pedagogo Luis Bello titulado «Los silos.– Las cuevas» donde hacía un alegato de refinamiento, pulcritud y salubridad de las cuevas, tantas veces vistas como síntoma de atraso y miseria. Este escritor durante varios años fue colaborador del periódico El Sol con una columna titulada «Viaje por las escuelas de España» (1926-1929) con la que hacía una campaña en pro de la escuela nacional45. El último de los artículos que se publicaron en la revista La Esfera se tituló

45. Especialmente realista es el cuadro que pinta de las escuelas instaladas en cuevas (en Guadix, Benalúa, Paulenca y Belerda). A Guadix se refiere del siguiente modo: «En Guadix está la sede, la capital —o el ombligo, para decirlo más exactamente— de ese orbe subterráneo. Podemos asomarnos desde la Ermita o desde las Erillas del Ara. Los cerros se nos vendrán encima, gesticulantes. La ola traerá innumerables picos de formas grotescas, de aquelarre. Pero como no se

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Ilustración 24. Foto original de un servicio de noticias. Estas fotos eran distribuidas a la prensa que las incluían en sus artículos. Concretamente esta fue publicada en la revista La Esfera (Madrid), número 799, 27 de abril de 1929 y en Sciences et voyages (París), número 537, 12 de diciembre de 1929. Los créditos originales los detentaba HERBERT PHOTOS INC, según consta en el reverso junto a un comentario sobre la imagen, que traducimos a continuación. HABITANTES DE CUEVAS EN ESPAÑA Son los moradores modernos de barrancos. Viven en las cuevas naturales que abundan en las regiones montañosas de España, y en las cavidades artificiales de las laderas. Quien se lo puede permitir construye muros de ladrillos delante de las viviendas o encalan el exterior, mientras que los muy pobres se deben conformar con simples orificios en la roca blanda, sin tan siquiera una puerta para protegerse de la lluvia. Tanto los ricos como los pobres no ofrecen cobijo a los animales de trabajo, en su mayoría burros, que se ven obligados a permanecer en el exterior en condiciones atmosféricas inclementes. LA FOTO MUESTRA: En este pueblo de habitantes de cuevas en Guadix, en la provincia de Granada, vemos ejemplos de todos los tipos de casas cuevas que existen en España. Tenemos la cueva de lujo con una cornisa en voladizo y una fachada enlucida con un patio exterior –descubierto– para los animales. También tenemos el orificio en la roca, sin adornos, lo que es un signo de extrema pobreza. Finalmente, vemos unas chimeneas de formas extrañas que de forma dispersa se encuentran en todos los pueblos, señalando la existencia de viviendas individuales.

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«Las cuevas de Guadix», dentro de la sección Del vivir pintoresco (número 799, de 27 de abril de 1929); de todos ellos es el que mejor describe las costumbres de los habitantes de las cuevas y la configuración y distribución de sus moradas. A finales de ese mismo año, el 12 de diciembre, en el número 537 de la revista francesa Sciences et Voyages apareció otro reportaje de las cuevas de Guadix. Sciences et voyages era una revista de información científica y técnica aparecida en septiembre de 1919 que se mantuvo hasta marzo de 1944, cuando se paralizó su edición en plena Segunda Guerra Mundial. A partir de diciembre de 1945 volvió a publicarse y se mantuvo hasta principios de la década de los años setenta. Su aparición fue semanal hasta el número 826 (27/06/1935) a partir del cual pasaría a ser mensual. El artículo estaba firmado por Christian de Caters y se ilustraba con tres fotografías de prensa libre; la imagen de cabecera ya había aparecido publicada en el número 799 de La Esfera y la segunda volveríamos a verla de nuevo publicada en el periódico Heraldo de Madrid, el día 29 de noviembre de 1935, ilustrando un artículo titulado «La cueva o casa popular en la Alta de Andalucía». Este artículo de Christian de Caters, posteriormente, fue traducido al español y publicado, el 1 de abril de 1931, en la sección «Las curiosidades de España según los extranjeros» del número 189 de La Revista Blanca, editada en Barcelona. También en dicha ciudad y vinculada a la empresa automovilística Ford, entre noviembre de 1930 y junio de 1936, se editó la Revista Ford. Los dos primeros años tuvo una periodicidad mensual pero a partir de febrero de 1932 pasó a ser bimestral. Esta revista, de estilo magazine, incluía contenidos concretos de la marca Ford y de sus productos, pero también artículos relacionados con el ocio, el turismo, etc. En el número 38, de diciembre de 1935, aparece un artículo de tres páginas de José Calera titulado «Guadix, ciudad de cuevas», ilustrado con seis dibujos del autor. A este elenco de revistas debemos sumar una de las más populares y modernas del primer tercio del siglo veinte dedicadas al fotoperiodismo: el semanario Mundo Gráfico, editada al igual que La Esfera por Prensa Gráfica S.A. Nacida de una escisión de Nuevo Mundo, comenzó a publicarse el 2 de noviembre de 1911 y se mantuvo en los kioskos hasta mediada la guerra civil, el 29 de junio de 1938. Su aspecto estético varió notoriamente con el paso de los años. Tenía una periodicidad semanal, de entre 36 y 48 páginas, con una portada, generalmente, a color, de una fotografía de estudio y orlada de actrices, actores, toreros o personajes célebres del momento. Incluía fotografías, caricaturas, viñetas humorísticas, artículos de costumbres, viajes, arte, moda, deportes, divulgación, política nacional e internacional, críticas de espectáculos, teatro y taurinas, noticias de actualidad y de sucesos, así como narraciones breves, textos en verso y charadas, dedicándole gran espacio a los anuncios publicitarios. Mientras que la revista La Esfera estaba dirigida a un público más elitista y pudiente, esta tenía un carácter más popular, de calidad inferior y más económica (20 céntimos y después, 30). El número 1.291 apareció el 29 de julio de 1936; hacía 12 días que había estallado la guerra civil y junto con las páginas e imágenes del conflicto apareció un artículo a doble página que llevaba por cabecera el pintoresco título de «Una ciudad troglodita en España y en 1936. En Guadix más de diez mil personas viven bajo tierra». El extremeño Antonio Otero Seco era el autor del texto así como de las cinco fotografías que lo ilustraban. Este artículo ya había sido publicado dos años antes en el periódico La Libertad 46, al que el autor estuvo vinculado durante muchos años.

desploma nunca, llegaremos a bucearla por cualquiera de sus repliegues y de sus infinitas galerías. Todos esos túmulos soterrados que parecen formar una vastísima necrópolis tienen su salida de humos. […] Las cuevas son lo más singular y pintoresco, pero no lo más importante de Guadix. […] Esto parece que debería obligarme a hablar un poco más de la ciudad cristiana y un poco menos de las cuevas; pero la instrucción que yo busco, la de sus escuelas primarias, corresponde más a las cuevas que a la Catedral y a la plaza de la Constitución. Hay muy pocas. No llegan a diez, para doce mil habitantes. Ninguna graduada. Las mejores las construyó una Empresa: la Compañía del Ferrocarril. El maestro de Ermita Nueva vive, como todo el barrio, en una cueva que cedió el obispo al Municipio al mismo tiempo que el local de la escuela. Otras dos escuelas recién creadas se habían instalado provisionalmente, cuando yo llegué, en lugares impropios, húmedos y oscuros, sin otro material que cuatro bancos destartalados. Todo por el buen deseo de no perder el derecho dejando trascurrir el plazo» (El Sol, diario independiente, año XIII, núm. 3.650, Madrid, sábado 13 de abril de 1929). 46. La Libertad, año XVI, número 4.495, Madrid, sábado 18 de agosto de 1934.

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Ilustración 25. Portada del diario ABC, edición Sevilla, de 17 de febrero de 1931.

Ilustración 26. Guadix pintoresco. Blanco y negro, n.º 2.286, Madrid, 12 mayo 1935, página 61.

Ilustración 27. Vista panorámica de Guadix, el pintoresco pueblo de la provincia de Granada (Foto Moreno Casado). Blanco y Negro, nº 2.324, Madrid, 2 febrero de 1936, págs. 78-79. También publicada en el artículo «De Granada a Guadix y la Calahorra», Ilustración popular ALGO, núm. 291, Barcelona, 9 de marzo de 1935, pág. 17.

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Ilustración 28. Artículo «La cueva o casa popular en la Alta Andalucía» publicado dentro de la sección de Turismo del Heraldo de Madrid, núm. 15.521, 29 de noviembre de 1935.

Un año después, la revista argentina semanal Caras y caretas (Buenos Aires) en su número 2.011, de 17 de abril de 1937, volvería a editar este artículo bajo el título de «Guadix, la ciudad troglodita de España donde diez mil personas viven bajo tierra». La revista Caras y caretas, subtitulada como «semanario festivo, literario, artístico y de cualidades», comenzó su publicación el 8 de octubre de 1898 y se mantendría hasta el número 2.139, aparecido el 7 de octubre de 1939. La revista tuvo una paginación inicial de 24 páginas e incluía contenidos, como biografías y bibliografía, crítica y creación literaria y, sobre todo, crónicas y reportajes del mundo del espectáculo y de actualidad universal, dedicándole especial atención a España, Hispanoamérica y a la propia Argentina. Su evolución de revista humorística hasta convertirse en una gran revista gráfica o magazine, sobre todo a partir de 1914, es tan espectacular, que se convierte en la publicación más leída en Argentina, Uruguay o Chile. Su evolución la convertirá en un valioso testimonio de la sociedad ilustrada de la época. Al final de su trayectoria cada una de las revistas superaba el centenar de páginas e incluía numerosos reportajes de actualidad acompañados de numeroso material fotográfico. Además de la prensa gráfica las cuevas de Guadix, a partir de los años treinta, también aparecen en diversos periódicos. Antes que en el citado diario republicano independiente La Libertad, el 24 de marzo de 1932 se publicó en el número 164 del semanario Mirador (setmanari de literatura, art i política), el artículo «En ple segle XX – Els homes de les cavernes» (En pleno siglo XX – Los hombres de las cavernas), escrito por el geógrafo Gonçal de Reparaz Ruiz. En su escrito, el autor se acerca al tema de las cuevas de Guadix y, por extensión, de otras zonas de Granada y Almería, desde un punto de vista crítico al presentarlas como un exponente de miseria, de atraso y barbarie, inconcebible en la sociedad de la II República.

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La Esfera, ilustración mundial (Madrid: Prensa Gráfica, 1914-1931) 10/5/1924, año XI, número 540, págs. 6-7: «Guadix, la ciudad de las cuevas» de Leopoldo Soler y Pérez. Tamaño: 27,8 x 36,5 cm Col. ADR 172





La Esfera, ilustración mundial (Madrid: Prensa Gráfica, 1914-1931) 3/3/1928, año XV, número 739, pág. 19: «Los silos.–Las cuevas», de Luis Bello. Tamaño: 25 x 32,5 cm Col. ADR 176



La Esfera, ilustración mundial (Madrid: Prensa Gráfica, 1914-1931) 27/4/1929, Año XVI, número 799, págs. 22-23: «Las cuevas de Guadix», sin firmar. Tamaño: 25 x 32,5 cm Biblioteca de Juan García Carrasco 178





en sierra nevada, cerca de la pequeña ciudad de guadix, existe una ciudad troglodítica, con viviendas en varias plantas

H

e hablado aquí mismo de los habitantes de esos barrios pobres de Granada: el Albaicín y la Alcazaba, que habitan unas cuevas horadadas en la falda misma de la montaña, por encima de una vega fértil que se extiende hasta el infinito, surcada por los caprichosos ríos Genil y Darro. A unas cuantas leguas hacia el este, en los contrafuertes de Sierra Nevada, la pequeña ciudad de Guadix ofrece unos aspectos aún más pintorescos pero sin tener nada que ver con el esplendor de Granada que la hace única en el mundo. Es un lugar perdido en la sierra, en la pequeña recta que va de Baeza a Almería. Si por casualidad, algún viajero sin prisas quisiera experimentar las redes de cinco o seis compañías, cambiar ocho veces de tren y esperar veintidós o veintitrés horas en cada cambio, sólo tiene que pasar por Guadix. El viaje por otra parte merece la pena. No se puede uno imaginar nada más sobrecogedor que ese decorado de sierras rojizas, desforestadas, descarnadas, erosionadas por las lluvias, que esos barrancos vertiginosos en el fondo de los cuales se ve a veces una manada de caballos abrevándose en un torrente casi seco, que esas formas y esos colores ásperos, pobres, que quedan grabados en la memoria por muy corta que fuera la visión captada entre dos túneles. Es en ese país de una angustiante y pobre aridez que se levanta el viejo Guadix, que fue el Acci de los Celtíberos y el Wadi-Asch de los Árabes. Pero Guadix, como Granada, ha elegido una vega para desarrollarse —una vega, es decir una amplia extensión, llana, regada y fértil, el fondo de un antiguo lago. La historia de España, quizá más que la de ningún otro país, está hecha de grandezas y decadencias que a veces son destrucciones. Algunos pueblos de La Mancha se han convertido en despoblados, en unos conjuntos de ruinas donde ya no habita ni un alma. Por suerte, no es el caso de Guadix que reúne a unos doce mil habitantes en los vestigios de su recinto amurallado, que construyeron los Musulmanes en los tiempos de la conquista, y cerca de su fortaleza, de su Alcazaba. Pero, alrededor de la ciudad y especialmente en el barrio de Santiago, los gitanos han hecho como en Granada: en lugar de construirse casas, se han alojado en los abrigos que la naturaleza les ofrecía.

La erosión que ha ido horadando tantos barrancos, desfiladeros, partiendo tantos acantilados, levantando tantas picos y agujas a lo largo y ancho de la geografía española, ha construido aquí algunas de sus más fantásticas y sorprendentes obras maestras. De lejos parecen castillos diseminados por la llanura. De cerca, la tierra muestra cuestas, columnas, órganos. Y estos edificios naturales de piedra blanda han sido vaciados en su interior, tallados por esa raza despreocupada y desastrada de los gitanos. Estos se han ido construyendo verdaderos cuchitriles por pereza de levantar unas paredes y colocar un armazón o un techo. Y luego, como tan poco son tan primitivos como los trogloditas de la edad de los mamuts, han procurado embellecer sus guaridas y hacerlas más confortables. Han tallado unas fachadas verticales y las han encalado. A veces, por razones de comodidad, han construido una pequeña pared de adobe, para formar un cercado, delimitar una parcela o unas cochiqueras donde los puercos pasan la noche. Por acá y por allá, han abierto una ventana. Luego, para evacuar el humo que hubiera hecho invivibles sus guaridas, han perforado unas chimeneas verticales en la piedra y las han coronado de una burda «mitra» cubierta, un recuerdo de los musulmanes. Se vive aquí en varias plantas. Sin escalera interior por supuesto, sino una rampa que permite pasar de un nivel a otro. La vivienda del morador superior da a una terracita que se cierra con una empalizada a medio tumbar de listones. A veces la longitud del acantilado ha permitido excavar las cuevas unas al lado de las otras como si se tratase de la calle de un pueblo. Disponer de una ventana es puro refinamiento. Construir por encima de su puerta un tosco tejadillo de tejas redondas hechas con arcilla, es casi un gran lujo: ¡es que cualquiera no se puede permitir semejante fantasía! Los Gitanos, una raza misteriosa y poco querida, primos hermanos de los cíngaros de nuestros países. ¿Quién puede decir de dónde vienen, si son checos, húngaros o asiáticos por encima de todo? En los tiempos de Mérimée, ellos eran contrabandistas y ellas se hacían cigarreras o bailaoras.

Sciences et voyages (París: Société parisienne d’édition, 1919-1971) 12/12/1929, año X, número 537, págs. 15-16: «Dans la sierra Nevada, près de la petite ville de Guadix, existe toute une cité troglodytique, comportant des logements à plusiers étages», de Christian de Caters. Tamaño: 23,3 x 30 cm. Col. ADR. 182


Pero ya no quedan prácticamente contrabandistas y la Fábrica de Sevilla tampoco contrata a ninguna cigarrera puesto que todo se puede hacer mucho mejor y más barato con máquinas. Quizá queden aún algunas gitanas exhibiéndose en algún tablao de Sevilla. Pero la raza de los gitanos, de la que han surgido absurdamente tantos prototipos españoles, si-

gue condenada a la pobreza, la pereza y la suciedad. Trogloditas de Guadix, en sus castillos fantasiosos; trogloditas del Albaicín que no se emocionan ante uno de los paisajes más espléndidos de España: hombres y mujeres que predicen el futuro de los demás y no saben ni siquiera garantizar su propio presente.

Pies de fotos A la guarida excavada en la piedra, se añaden a veces algunos trozos de pared, encalados y destinados a formar un cercado para los cerdos. El humo sale por una chimenea perforada en la roca y rematada por una «mitra» de tipo morisco. El Barrio de Santiago, en las afueras de Guadix, al pie de la Sierra Nevada, está habitado por gitanos que se han excavado viviendas de trogloditas en la piedra blanda. La imagen corresponde a una serie de esas guaridas, alineadas como casas a lo largo de una calle. Los gitanos han encontrado un medio de construir viviendas de trogloditas con varias plantas. Se observará que las puertas del piso superior dan a unas terracitas de las cuales una está cerrada por una pequeña empalizada. Un estrecho tejadillo protege la «fachada» del chorreo del agua de lluvia.




Revista Ford (Barcelona: N.A.G.S.A, 1930-1936) Diciembre 1935, volumen IV, número 38, págs. 465-467: «Guadix, ciudad de cuevas», de José Calera. Tamaño: 24,6 x 33,9 cm Col. ADR 186





Mundo Gráfico (Madrid: Prensa Gráfica, 1911-1938) 29/7/1936, año XXVI, número 1.291, págs. 23-24: «Una ciudad troglodita en España y en 1936. En Guadix más de diez mil personas viven bajo tierra», de Antonio Otero Seco. Tamaño: 24,5 x 34,5 cm Col. ADR 190





en pleno siglo XX los hombres de las cavernas

S

I realmente entramos en un período renovador con la instauración del nuevo régimen, hay que confesar que hay mucho trabajo por hacer. Y que si la incuria y la incapacidad no son cosas específicas en la raza, si únicamente estaban en la esencia del régimen caído, es algo que iremos viendo los espectadores de la obra del régimen nuevo. Se puede decir que casi todo está por hacer. Un ejemplo entre tantos como podríamos dar es el de la morada del español. ¿Cómo vive este? La mayor parte de los españoles, míseramente… y algunos miles de rezagados aún en tiempos remotos… En efecto, es cosa poco sabida que España es el país donde los trogloditas cubren una mayor extensión en todo el continente europeo. Y esta forma de morada —la más primitiva que existe—, que nos lleva a la Edad de Piedra, es la de muchas decenas de miles de españoles... Un viaje por la región típica de los trogloditas (las provincias de Almería y de Granada) nos ha permitido estudiar su distribución y forma de vivir, que no pueden ser más pintorescas. Y añadiremos que si en España no se ha prestado atención al problema —con raras excepciones como el breve estudio de Serrano y Gómez en 1891 y las pocas páginas que le dedica García Mercadal en su libro corto pero tan interesante sobre la casa popular en España (1930)—, en el extranjero, en cambio, se la ha estudiado, particularmente los geógrafos alemanes, que le han dedicado recientemente algunos trabajos. Nos bastará citar los artículos de Jessen y Breuel, ambos publicados recientemente en la célebre revista geográfica Pettermanns Mitteilungen. El primero apareció en 1930; Jessen, que ya ha publicado varios estudios cuidadosos sobre la geografía peninsular —como su obra sobre el Estrecho de Gibraltar y su excelente monografía sobre La Mancha—, estudia la distribución de las moradas troglodíticas en la cuenca mediterránea, y de su estudio resulta que España es, dentro de la parte europea, el país donde más abundan; Max Breuel, en el pasado año de 1931, dedicó un artículo detallado a la zona de grutas del SE de España, con datos concretos y muy interesantes. Se explica este interés. No solo el habitante de las grutas y su caso —digámoslo así— constituye un hecho geográfico altamente interesante, y, además, pintoresco, sino también (y esto resulta más grave) es un exponente de un estado de miseria, de atraso, de barbarie, con el que habría que terminar. * * * No hay nada tan curioso como una ciudad de trogloditas. Lo primero que llama la atención son las chimeneas que salen de tierra como si fueran plantas extrañas, de

otro planeta. Distribuidas de la manera más caprichosa, en el fondo de un arroyo, a media altura o arriba de una colina, no se ve de las casas más que la puerta exterior, rodeada de un trozo de pared cuidadosamente encalado. Pero no os creáis que todas son idénticas, similares en una característica común: la miseria. Nada de eso. El tipo medio, que es el más frecuente, no causa mala impresión. Al contrario: es muy superior al de los barrios de latas, tan frecuente en las ciudades andaluzas o en los lugares colonizados por los andaluces, como el Marruecos español y Tánger, donde gran parte de los españoles viven más pobremente que los moros. Hay otras más lujosas que la mayoría... y hasta vimos de dos pisos y con un jardín delante. Raras son las francamente míseras, como una gruta siniestramente sucia, apenas abierta en el suelo, a la entrada de la que yacía una gitana en estado repugnante de suciedad, con la mirada apagada de un pobre ser degenerado y depauperado, que pudimos admirar en la metrópolis de los trogloditas – Guadix. Dentro de tierra viven en uno solo de estos «edificios» numerosos inquilinos. En Cenes de la Vega, por ejemplo, no muy lejos de Granada, la densidad media es de 40 seres dentro de las grutas, contra 37 en las casas... pero estas tienen generalmente tres pisos... y las cavernas apenas tres habitaciones! No todos, sin embargo, son desventajas en las cavernas. En la zona de Granada se abren generalmente en conglomerados terciarios, impermeables, que están inmunizados contra los cambios de temperatura, constituyendo así un confortable refugio contra los calores del verano, como observa con razón Breuel. * * * La zona de casas de trogloditas es muy extensa en España, aunque en ninguna parte alcanza la importancia y la densidad de Granada y Almería. El área de distribución corresponde casi exactamente a la zona en la cual las precipitaciones son inferiores a 500 milímetros y que está comprendida dentro de la isoterma de julio de 26 °. Guadix es la capital de los trogloditas. Uno se queda estupefacto cuando sabe que las dos terceras partes de los habitantes de esta ciudad de 15.000 habitantes viven como los hombres de la Edad de Piedra. ¡Es que, en efecto, hay en el término municipal 2.236 grutas contra 1.599 casas verdaderas! Un gran número de pueblos grandes o pequeños llevan nombres elocuentes: Cuevas de Vera, Cuevas de San Marcos, Cuevas Bajas, etc. Hay pueblos en los que el porcentaje de trogloditas es enorme: tal Villanueva de las Torres, con 226 cavernas contra 66 edificios, Benamaurel, con 948 contra 175, Castilléjar, con 778 contra 175, Purullena, con 347 contra 98... ¡Así viven miles de españoles en pleno siglo XX! GONZALO DE REPARAZ (HIJO)

Mirador, setmanari de literatura, art i política (Barcelona: Mirador, 1929-1937) 24/3/1932, año IV, número 164, pág. 3: «Els homes de les cavernes», de Gonçal de Reparaz –hijo–. Tamaño: 38 x 54 cm. Ejemplar procedente de la Biblioteca Pública Arús (Barcelona). 194



La Libertad (Madrid: Imp. La Correspondencia de España, 1919-1939) 18/8/1934, año XVI, número 4.495, pág. 1: «Guadix, ciudad troglodítica», de Antonio Otero Seco. Tamaño: 38 x 54 cm. Ejemplar perteneciente a los fondos de la Biblioteca Nacional. © Biblioteca Nacional de España 196




CAT Á L O GO DE F OTO GR A F ÍA S

ARTURO CERDÁ Y RICO. Sin título [En la cañada de los Perales]: página 45 ARTURO CERDÁ Y RICO. Sin título [Niña en el interior de una cueva]: 47 ARTURO CERDÁ Y RICO. Sin título [Trabajando en una alfarería]: 49 ARTURO CERDÁ Y RICO. Sin título [Niñas jugando en una alfarería]: 51 LUIS CHAVARINO. Camino de la Almazara: 53 LUIS CHAVARINO. Sin título [Barrio de las cuevas y la Alcazaba desde el cerro de la Magdalena]: 55 LEOPOLDO SOLER Y PÉREZ. Cuevas del barrio de Santiago: 57 LUIS CHAVARINO. Cañada de los Gitanos: 59 LUIS CHAVARINO. Cañada de las Cruces: 61 LUIS CHAVARINO. Camino de las Cuevas: 63 LUIS CHAVARINO. Camino de la huerta Milla: 65 LUIS CHAVARINO. Cañada de los Perales: 67 LUIS CHAVARINO (?). En los tiempos del Padre Poveda: 69 LUIS CHAVARINO. Sin título [Escuelas del Sagrado Corazón de Jesús y Ermita Nueva]: 71 LUIS CHAVARINO. Sin título [Escuelas del Sagrado Corazón de Jesús y Ermita Nueva]: 73 LUIS CHAVARINO. Sin título [Escuelas y Ermita Nueva]: 75 LUIS CHAVARINO. Sin título [El rey Alfonso XIII y su séquito en el barrio de las cuevas]: 77 LUIS CHAVARINO. Sin título [El rey Alfonso XIII y su séquito en el barrio de las cuevas]: 79 DESCONOCIDO. Ermita Nueva: 81 DESCONOCIDO. Cañada de los Perales, cuevas: 83 DESCONOCIDO. Guadix.- Aspecto parcial. Al fondo el Torreón de la Alcazaba: 85 DESCONOCIDO. Cañada de los Perales: 87 KURT HIELSCHER. Población de Cuevas (Sierra de Guadix): 89 KURT HIELSCHER. Población de Cuevas (Sierra de Guadix): 91 KURT HIELSCHER. Población de Cuevas (Sierra de Guadix): 93 KURT HIELSCHER. Población de Cuevas (Sierra de Guadix): 95 JESÚS VALVERDE. Portada pintoresca: 97 A. BUJEZ. Sin título: 99 FRIEDRICH CHRISTIANSEN. Barrio de Santiago: 101 FRIEDRICH CHRISTIANSEN. Cuevas habitadas: 103 FRIEDRICH CHRISTIANSEN. Arrabal de Santiago: 105 FRIEDRICH CHRISTIANSEN. Interior de la Ermita Nueva: 107 AGUILERA. Guadix. Casas-cuevas: 109 OTTO WUNDERLICH. Guadix: 111 OTTO WUNDERLICH. Guadix: 113 OTTO WUNDERLICH. Guadix: 115 OTTO WUNDERLICH. Guadix: 117 OTTO WUNDERLICH. Guadix. Viviendas en casas cueva: 119 OTTO WUNDERLICH. Guadix. Casa cueva: 121 OTTO WUNDERLICH. Guadix. Viviendas en casas cueva y el paisaje de fondo: 121 OTTO WUNDERLICH. Guadix. Viviendas en casas cueva: 123 OTTO WUNDERLICH. Guadix. Viviendas en casas cueva: 123 FÉLIX ORTIZ. Cave Dwellers of Spain (Habitantes de las cuevas de España): 125 FÉLIX ORTIZ. A home of a wealthy cave dweller (La cocina de un habitante rico de las cuevas): 127 JESÚS VALVERDE. Ermita Nueva: 129 JESÚS VALVERDE. Vista de unas cuevas: 131 199


JESÚS VALVERDE. Vista de las cuevas: 133 JESÚS VALVERDE. Vista de cuevas, al frente la célebre taberna «Ramón de la Toñica»: 135 JESÚS VALVERDE. Sin título: 137 JESÚS VALVERDE. Vista de las cuevas desde la Alcazaba: 139 JESÚS VALVERDE. Vista de las cuevas hacia la Catedral: 141 JESÚS VALVERDE. Cañada de los Gitanos: 143 JESÚS VALVERDE. Cuevas: 145 JESÚS VALVERDE. Un aspecto de las cuevas: 147 JESÚS VALVERDE. Cañada de los Gitanos: 149 PANIAGUA. El Barrio de las cuevas (Guadix): 151 DESCONOCIDO. Cuevas de Guadix (Granada): 153 JESÚS VALVERDE. Vista de las cuevas: 155 JESÚS VALVERDE. Guadix: 157 WALTER STARKIE. Gypsy Caves at Guadix (Cuevas de gitanos en Guadix): 159 MAURICE LEGENDRE. Guadix. Habitations souterrains - cuevas: 161 JESÚS VALVERDE. Barrio de las cuevas nevado: 163 JESÚS VALVERDE. Barrio de las cuevas nevado: 163

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repertor io de revi stas y per ió di cos

La Esfera. Madrid, año XI, número 540 (10 de mayo de 1924), págs. 6-7: «Guadix, la ciudad de las cuevas», de Leopoldo Soler y Pérez: página 172 La Esfera. Madrid, año XV, número 739 (3 de marzo de 1929), pág. 19: «Los silos.-Las cuevas», de Luis Bello: 176 La Esfera. Madrid, año XVI, número 799 (27 de abril de 1929), págs. 22-23: «Las cuevas de Guadix»: 178 Sciences et voyages. París, año X, número 537 (12 de diciembre de 1929), págs. 15-16: «Dans la sierra Nevada, près de la petite ville de Guadix, existe toute une cité troglodytique, comportant des logements à plusiers étages», de Christian de Caters: 182 Revista Ford. Barcelona, volumen IV, número 38 (diciembre de 1935), págs. 465-467: «Guadix, ciudad de cuevas», de José Calera: 186 Mundo Gráfico. Madrid, año XXVI, número 1.291 (29 de julio de 1936), págs. 23-24: «Una ciudad troglodita en España y en 1936. En Guadix más de diez mil personas viven bajo tierra», de Antonio Otero Seco: 190 Mirador, setmanari de literatura, art i política. Barcelona, año IV, número 164 (24 de marzo de 1932), pág. 3: «Els homes de les cavernes», de Gonçal de Reparaz –hijo–: 194 La Libertad. Madrid, año XVI, número 4.495, pág. 1: «Guadix, ciudad troglodítica», de Antonio Otero Seco: 196

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AGR A DECI MI EN TO S M.ª Victoria Arenas Garrido Josep Brunet y Maribel Giner Biblioteca Pública Arús, Barcelona

Julio Arturo Cerdá Pugnaire Vicepresidente de la Asociación Cultural Arturo Cerdá y Rico, Cabra del Santo Cristo (Jaén)

Manuel Durán Blázquez Archivo gráfico de Espasa Libros, S.L.U.

Julio García de los Reyes José Antonio González Alcalá Diputado provincial de Cultura de Granada

Ana Gutiérrez Martínez Conservadora de la Fototeca del Instituto del Patrimonio Cultural de España, Madrid

Carmen Manso Porto Directora del Departamento de Cartografía y Artes Gráficas de la Real Academia de la Historia, Madrid

José Luis Ortega Agudo Documentación ABC, Sevilla

Francisco Parra Herrera Presidente del Liceo Accitano, Guadix

Joaquín Valverde Sepúlveda César Viseras Alarcón Universidad de Granada

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El camino de las chimeneas, cuadro de Windham Tryon (1916), publicado en la revista La Esfera (Madrid), número 70, 1 de marzo de 1919, pág. 8.


Hölenwohnungen in Guadix (Casas cueva en Guadix), cuadro de Curtius Schulten publicado en la revista Jugend (Munich), 1928 / número 13, 24 de marzo de 1928, pág. 196.






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Cuevas de Guadix La memoria de un paisaje

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