Trogloditismo Vivo

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ESTRATEGIAS PARA SU PERVIVENCIA

TROGLODITISMO VIVO

TROGLODITISMO VIVO

ESTRATEGIAS PARA SU PERVIVENCIA






Página anterior izquierda Bodegas en San Adrián del Valle (León) / Wine cellars in San Adrián del Valle (León). Foto: M.A.S. Página anterior derecha Barrio de cuevas en Guadix (Granada) / Cave district in Guadix (Granada). Foto: A.D.R. Comarca de Guadix


TROGLODITISMO VIVO ESTRATEGIAS PARA SU PERVIVENCIA


1ª edición, diciembre de 2009 © de la edición: A. D. R. Comarca de Guadix © de los textos: los autores © de las fotografías: los autores Diseño y producción: DSIGNUM ESTUDI GRÀFIC, SL (Barcelona) Traducción: AXIOMA SERVICIOS TRADUCCIÓN Y CONSULTORÍA, SL Impresión: COMGRAFIC, SA (Barcelona) ISBN: 978-84-935752-3-6 Depósito Legal: B-48043-2009 A. D. R. Comarca de Guadix Ctra. de Murcia, s/n (Antigua Azucarera) 18500 Guadix (Granada) Tfno. y Fax: 958665070 – 958665191 e-mail: guadix@cdrtcampos.es http://www.comarcadeguadix.com http://www.troglos.eu

FINANCIA:

PROMUEVE:

GOBIERNO DE ESPAÑA

MINISTERIO DE MEDIO AMBIENTE Y MEDIO RURAL Y MARINO

Asociación Insular de Desarrollo Rural de Gran Canaria


Presentación GDR de Guadix Grupo coordinador del proyecto de cooperación

La adaptación del ser húmano al medio es una constante a lo largo de la historia. En la forma y modo que ésta se produce podremos hablar de desarrollo sostenible o de desequilibrios, ya sean medioambientales, socioeconómicos o culturales. Actualmente quizás no existe nada que ejemplifique mejor el sincretismo entre hombre y naturaleza como las viviendas subterráneas o troglodíticas. Este tipo de arquitectura es reflejo de equilibrio y armonía con el medio ambiente. De una tradicional consideración como rasgo de subdesarrollo se ha pasado a la revaloración social de la misma, viéndose como ejemplo ideal de vivienda bioclimática, algo que ha frenado considerablemente el proceso de desaparición de las cuevas. Proteger, difundir y revalorizar este modo de vida tan variado en forma, tipo y función, es lo que lleva a una serie de grupos de acción local a cooperar en el proyecto “Trogloditismo Vivo: estrategias para su pervivencia”, en el marco de la Red Rural Nacional. Ahora más que nunca se plantea la necesidad de diseñar una estrategia conjunta de intervención válida y extrapolable a cada uno de los territorios, que permita corregir los problemas de desigualdad social, depresión económica o caos urbanístico imperantes en los entornos de los barrios trogloditas. El proyecto de cooperación surge como una propuesta de colaboración entre distintos territorios nacionales que cuentan entre su patrimonio con ejemplos singulares de arquitectura rupestre y con un objetivo general: impulsar el desarrollo socioeconómico del hábitat en cuevas y su entorno, promover su protección y fomentar su valor como recurso turístico. Todo ello fundamentado en las experiencias individuales

que cada uno de los territorios aporta al proyecto. Hoy el patrimonio troglodítico nos sorprende por su diversidad y, en muchos casos, por su monumentalidad y, a pesar de ello, sigue siendo un desconocido, incluso para quienes conviven con él. Conscientes de que la necesidad de conocer mejor es primordial a la hora de proteger más eficazmente, se han planteado una serie de acciones entre las que se encuentra la publicación de este libro, en el que se hace un recorrido histórico, social y económico por este tipo de hábitat. La acción coordinada de los distintos grupos de desarrollo participantes supone una gran oportunidad para lograr un valor añadido respecto a los resultados que se podrían obtener en el caso de actuaciones individuales, evitando errores en zonas con menos experiencia y contribuyendo a cumplir etapas con mayor facilidad y efectividad. Este valor añadido se aprecia en aspectos como la capacidad científica y técnica conjunta de todos los territorios, cuya interacción y comunicación facilitará la consolidación de un conocimiento profundo y contextualizado de los recursos existentes y su estado de conservación, o bien en el consenso en medidas de normalización sobre criterios de intervención en estructuras troglodíticas encaminadas a la corrección de impactos medioambientales sobre el entorno. El ámbito geográfico de este proyecto de cooperación sobre trogloditismo abarca un total de dieciséis comarcas geográficas, enclavadas en once provincias diferentes, repartidas por cinco comunidades autónomas de España: Almería, Cádiz, Granada, Jaén y Málaga (Andalucía); Albacete y Toledo (Castilla-La Mancha), La Rioja, León y Burgos (Castilla-León) y Gran Canaria. En todas estas zonas encontramos ejemplos notables de arquitectura troglodítica, fechados en algunos casos en los inicios del medievo. Aunque el uso de la cueva como vivienda no se ha extendido de forma por igual en algunas de estas zonas, sí es cierto que aparece vinculada a infinidad de usos sociales (ermitas, iglesias, museos, salas de exposiciones…) o integrada en los sectores productivos como infraestructuras idóneas (bodegas, restaurantes, alojamientos rurales, baños termales…). En este libro se intenta ofrecer una imagen lo más completa posible del repertorio de cuevas existentes en las comarcas mencionadas. Una tarea nada sencilla si tenemos presente que de un total de 998 imágenes que componen el banco de imágenes común, sólo se han seleccionado 108 fotografías en virtud de su relevancia, interés histórico o exclusividad. Si esta obra contribuye a que nuestro patrimonio troglodítico alcance el reconocimiento que se merece, el esfuerzo de todos los que la han hecho posible habrá merecido la pena.

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cases, its monumental nature. However, it is still an unknown even for those who live with it. Aware that protection requires better knowledge of these dwellings, a series of actions has been undertaken which includes the publication of this book which gives a historical, social and economic overview of these dwellings.

Presentation GDR de Guadix Coordinating LAG for the cooperation project

The adaptation of humans to their environment is a constant throughout history. When referring to the manner in which this occurs, we can talk about sustainable development or imbalances, whether environmental, socio-economic or cultural. There is currently no better example of syncretism between humans and nature than underground or cave dwellings. This type of architecture is a reflection of balance and harmony with the environment. While these were traditionally considered as a sign of under-development, they have now been reassessed socially and are seen as an ideal example of a bioclimatic dwelling. This has considerably slowed down the disappearance of the caves. With the aim of protecting, disseminating and re-evaluating this way of living with its wide variety of forms, types and functions, a series of Local Action Groups have cooperated in the project titled “Living Cave Dwellings: strategies for their survival”, within the framework of the National Rural Network. Now more than ever, there is a need to design a joint strategy for valid intervention which can be extrapolated to all territories, which will make it possible to correct the problems of social inequality, economic depression or urban chaos prevailing in cave dwelling areas. The cooperation project arises as a collaboration between different national areas which boast unique examples of cave architecture. It has one general objective: fostering the socio-economic development of cave dwellings and their environment, promoting their protection and boosting their value as a tourism resource. This is based on the individual experiences which each of the areas contributes to the project. The cave dwelling heritage nowadays surprises us because of its diversity and, in many

The coordinated action of the different participating development groups represents a major opportunity to achieve added value compared to the results which can be obtained through individual actions. This will help to avoid mistakes in areas with less experience and will contribute to completing the different stages more easily and effectively. This added value can be seen in aspects such as the joint scientific and technical capacity of all the areas, whose interaction and communication will facilitate consolidation of deep and contextualised knowledge about the existing resources and their state of conservation. It will also be seen in the consensus in standardising criteria for intervention in cave structures aimed at correcting environmental impacts. This cave dwelling cooperation project covers a total of sixteen geographical districts located in eleven different provinces spread over five autonomous regions in Spain: Almería, Cádiz, Granada, Jaén and Málaga (Andalusia); Albacete and Toledo (Castile-La Mancha), La Rioja, León and Burgos (Castile and León) and Gran Canaria. In all these areas we can find notable examples of cave architecture, in some cases dating from the beginning of the mediaeval period. Although the use of caves as dwellings has not spread equally in some of these areas, they do appear to be linked to an endless list of social uses (hermitages, churches, museums, exhibition rooms etc) or integrated into productive sectors as ideal infrastructures (winecellars, restaurants, rural accommodation, thermal baths etc). This book aims to offer as complete an image as possible of the range of caves existing in the above-mentioned districts. This is by no means an easy task if we consider that from the total of 998 images which make up the common image bank, only 108 photographs have been selected by virtue of their importance, historical interest or exclusivity. If this work helps our cave dwelling heritage to achieve the recognition which it deserves, then the effort of all those who made it possible will have been worth it.

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Introducción GDR de Guadix Grupo coordinador del proyecto de cooperación

El trogloditismo es un fenómeno presente en todos los lugares del mundo allí donde el clima, las condiciones geológicas y una conjugación de factores históricos, económicos y socioculturales lo han hecho necesario. En casi todas las grandes culturas del mundo encontramos ejemplos de arquitectura subterránea, y aunque en la mayoría de las ocasiones se trata de soluciones prácticas y modestas a diversas necesidades, en ocasiones también han creado sorprendentes conjuntos excavados, algunos de excepcional monumentalidad y con valores histórico-artísticos tan sobresalientes que han merecido su reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Los Budas de Bamiyan en Afganistán, Göreme en Turquía, Ivanovo en Bulgaria, Cuevas de Ellora en India o la fortaleza de Masada en Israel son algunos ejemplos. Pero si existe un espacio geocultural en el mundo en el que el trogloditismo aparece como un fenómeno sobresaliente tanto por su antigüedad, como por su variedad y su pervivencia a lo largo de la historia, ese es el del Mediterráneo. Aquí, desde sus orígenes, no ha dejado de evolucionar y diversificarse en permanente diálogo con la arquitectura construida.

Los orígenes Durante la prehistoria, nuestros antepasados se instalaban temporalmente bajo los abrigos rocosos y en las entradas de las cuevas naturales, como refugio ante las adversidades provocadas por los fríos inviernos que obligaban a éstos pequeños grupos

nómadas de cazadores-recolectores a permanecer en lugares protegidos largas temporadas. Pese a que la cueva nunca se llega a ocupar como morada permanente, desde entonces comienza a ser transitada por el ser humano de forma ininterrumpida. Pero las cuevas no sólo se convierten en hogar. Con el paso del tiempo, los grupos humanos del Paleolítico Superior comienzan a plasmar sus creencias en zonas apartadas de estas cuevas a través de símbolos mágicos y representaciones de animales, convirtiéndose así en verdaderos santuarios. Ejemplos de ello existen por toda Europa, destacando entre otros la cueva de Altamira, en España, o la de Lascaux, en Francia. La cueva también se convertirá en un verdadero santuario mortuorio desde el momento en que el hombre prehistórico utiliza zonas apartadas de los lugares de habitación para enterrar a sus muertos. Se conocen notables ejemplos de las distintas formas de enterramientos que se dan aprovechando la morfología natural de las cuevas. El paso del Paleolítico al Neolítico está marcado por cambios importantes en el clima, que se suaviza, y en las formas de organización social y económica. Los seres humanos comienzan a cultivar los campos y a domesticar a algunas especies animales, lo que va unido a una forma de vida claramente sedentaria. La pervivencia de la tradición humana por ocupar las cavidades del subsuelo se manifiesta en la construcción de cuevas artificiales destinadas a servir de viviendas, enterramientos o templos. Nace así una verdadera arquitectura rupestre. De las primeras construcciones que se realizan, y que han llegado a nuestros días, destacan los hipogeos: espacios excavados en la roca con fines funerarios que llegan a adquirir formas y dimensiones monumentales y a presentar complejas estructuras con ámbitos diferenciados en los que se reproducen elementos arquitectónicos. Sin duda uno de los ejemplos más notables lo encontramos en el Hipogeo de Hal Saflieni, en Malta; aunque también existen ejemplos similares en Córcega, Cerdeña, las Islas Baleares y otros lugares del mundo. Pese a que culturalmente hay mucha distancia, no debemos dejar de nombrar en este periodo histórico el mayor hito del trogloditismo funerario: el Valle de los Reyes y de las Reinas en Egipto. Quizás sea la egipcia la cultura antigua que ha dejado los monumentos más espectaculares. Una fuerte jerarquización social y la importancia que dieron los egipcios antiguos a la vida de ultratumba han hecho que sean las tumbas reales o de la alta nobleza los monumentos que más han perdurado. Entre ellos contamos con hipogeos, mastabas y pirámides que disponen de corredores, salas y cámaras mortuorias excavadas en la roca, con una amplia cronología que se remonta al III Milenio a.C. Conforme nos adentramos en la Edad de los Metales, la importancia de las cuevas disminuye, aunque el trogloditismo ritual y funerario sigue estando muy desarrollado

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por pueblos como los cartagineses o los etruscos (ejemplo espectacular el de las necrópolis de Cerveteri y Tarquinia, en Italia). La metalurgia del hierro puso a disposición de los constructores herramientas cada vez más aptas para el trabajo de cualquier tipo de roca, lo que sumado a una mayor complejidad social, cultural y urbanística dará lugar a una gran diversidad de espacios excavados. La ciudad de Petra, situada en Jordania y antigua capital de los nabateos, es un buen ejemplo de ello: fundada en el siglo IV a.C., cuenta con viviendas, palacios y teatros de fachadas monumentales talladas en la roca siguiendo los modelos arquitectónicos y decorativos del arte helenístico. Pese a esta proliferación de cuevas artificiales, las naturales siguen utilizándose aunque con un sentido exclusivamente religioso. En el sur de la península Ibérica encontramos un valioso ejemplo en santuarios ibéricos como el de Cueva de La Lobera, en la localidad giennense de Castellar, en donde se han recuperado miles de exvotos religiosos de época íbera.

La cueva como espacio de culto Aunque la posterior civilización romana relegó bastante el uso de la cueva, es en ese momento cuando ésta alcanza una particular importancia con el nacimiento de la religión cristiana y la aparición de las catacumbas, un lugar seguro donde profesar la fe, y que se convertirán en verdadero germen de las primeras comunidades cristianas. En Hispania, la que fuera una de las provincias romanas más tempranamente cristianizadas, la llegada de los musulmanes y el establecimiento del Estado califal omeya no impidieron que las comunidades cristianas mozárabes mantuvieran sus creencias y sus lugares de culto. Muchos de ellos son templos y oratorios subterráneos y en Andalucía se localizan algunos de los ejemplos más sobresalientes. En la provincia de Málaga se encuentra la ciudad rupestre de Bobastro donde se conserva una iglesia de tres naves con arcos de herradura; otras iglesias, esta vez en Ronda, son las de la Oscuridad y Ntra. Sra de la Cabeza, usadas durante el siglo IX por comunidades de eremitas mozárabes y de las mismas características que la de Bobastro. El cristianismo ha producido ejemplos de arquitectura troglodita religiosa en otros lugares del Mediterráneo y de regiones algo más alejadas, aunque vinculadas culturalmente a él. Quizás uno de los conjuntos más llamativos sea el de Lalibela, en las tierras altas de Etiopía. Allí la comunidad de cristianos coptos, aislados durante siglos del resto de la cristiandad, ha tallado en la roca volcánica iglesias monolíticas en torno

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a las cuales se siguen practicando en la actualidad los mismos ritos y cultos que hace 800 años. También es sobresaliente el conjunto de más de 400 iglesias rupestres de Capadocia, en el centro de Turquía, que son el testimonio de una de las comunidades cristianas más importantes de los primeros siglos de la Edad Media. El monasterio de Gerghard, en Armenia, ofrece un ejemplo similar. También sobresalen el conjunto de monasterios bizantinos de Meteora, en Grecia, o los de Ivanovo en Bulgaria, así como los de Matera, en el sur de Italia, fuertemente influenciados por la cultura bizantina, y en los que no sólo es de reseñar la arquitectura excavada, sino la riqueza de la decoración pictórica. A todos ellos habría que añadir el singular pero espectacular ejemplo de la iglesia excavada de Saint-Jean (Aubeterre, Francia). Pero el trogloditismo cultual no sólo es exclusivo de la religión cristiana. Algunos de los santuarios de culto y de peregrinación en cueva más importantes del mundo se encuentran en Asia y están dedicados al culto budista o hinduista. Muy conocido, y no sólo por motivos artísticos, es el conjunto de los Budas de Bamiyan, en Afganistán. En Longmen (China) existen más de dos millares de cuevas; también en China, sobresalen las grutas de Yungang (Colina de las Nubes), excavadas en el s. V d.C. y decoradas con miles de estatuas de Buda. En la India encontramos las cuevas de Ajanta, excavadas a partir del siglo II a.C. y decoradas interiormente con pinturas al fresco, que constituyen auténticas obras maestras del arte budista.

Trogloditismo defensivo En el ámbito del Mediterráneo cristiano y su entorno, es en la Antigüedad Tardía y la Edad Media cuando proliferan las estructuras. Son nuevos tiempos y el ser humano busca en la cueva una solución para sus necesidades. Así estos espacios son usados como hábitats, refugios o graneros acantilados, primando una nueva razón que justifica su uso: la seguridad de la población durante momentos convulsos y de crisis. Desde un punto de vista defensivo el trogloditismo puede a veces ofrecer la mejor opción y no ser simplemente una elección. Prácticamente toda Francia ofrece ejemplos muy diversos de trogloditismo defensivo o de protección, desde los refugios subterráneos de algunos castillos del centro y el norte, hasta las estructuras de vigilancia y ataque situadas en lugares escarpados o en acantilados de línea de frontera. Más complejo es el trogloditismo defensivo de Capadocia, en Turquía, concebido para dar refugio a miles de personas en momentos de peligro: en Derinkuyu, con una profundidad de cincuenta metros y 18 niveles excavados en la


toba volcánica, pueden encontrarse establos, iglesias, bodegas, cisternas de agua, casas… en definitiva, todas la infraestructuras de una ciudad capaz de albergar a 10.000 personas. En el Mediterráneo medieval islámico encontramos también importantes y singulares conjuntos defensivos. En el sur del Mediterráneo se ha desarrollado un trogloditismo defensivo con características propias. Se trata principalmente de hábitats que forman pueblos enteros en Libia y Túnez y también en algunas regiones de Argelia o Marruecos, como los valles de Aurés, la Gurara o las cuevas de los tazaghin en el monte Atlas. Muy parecidos a los conjuntos del norte de África son los de Al-Andalus: cuevas-refugio, atalayas y graneros fortificados que comienzan a aparecer a partir de los siglos X-XI, debido a la inestabilidad militar, a las rapiñas y a la llegada de poblaciones norteafricanas que traen este particular tipo de arquitectura rupestre, conocido en las comarcas granadinas de Guadix y Baza como covarrones: espacios-refugios que solo cuentan con una entrada de difícil acceso y son netamente defensivas. En el Altiplano de Granada destacan las Hafas de Benamaurel, excavadas en un escarpado acantilado y organizadas en vertical en varios pisos. En la Comarca de Guadix los ejemplos son también abundantes y las tipologías muy variadas: cuevas-refugio como Tía Micaela, atalayas como la de Cerro Branco o graneros acantilados como los de Lares (Beas de Guadix). En épocas posteriores se extiende su uso también como viviendas permanentes acantiladas siendo los precedentes claros de los barrios y pueblos de cuevas que surgirán después. Otro ejemplo significativo de trogloditismo medieval lo encontramos en la comarca albaceteña de La Manchuela, en Alcalá del Júcar: allí la cueva natural de Garadén, estratégicamente situada en un paredón vertical y utilizada por los árabes, es uno de los escasos ejemplos de cuevas fortificadas conocidas en la península ibérica. Aparte de ésta, el municipio cuenta con varias cuevas más abiertas al público con corredores que atraviesan la montaña de un extremo a otro.

La cueva como vivienda habitual e infraestructura de producción En la península Ibérica se encuentran algunos de los conjuntos de hábitat troglodítico más extensos de Europa. Tras la conquista cristiana de los territorios musulmanes y después de la deportación de los moriscos del reino de Granada a zonas de Castilla, muchas viviendas y tierras son abandonadas. Estas propiedades, entre las que se encontraban innumerables cuevas, pasan con el tiempo a manos de los cristianos venidos

de otras tierras, que poco a poco las van adaptando a sus necesidades, a su concepto de espacio doméstico y a los criterios de construcción que tienen estos nuevos moradores. A lo largo de los siglos siguientes, el trogloditismo, como lo conocemos actualmente, se expande en decenas de lugares por toda la península, sobre todo a partir del siglo XIX y primera mitad del XX cuando sirven de refugio a poblaciones sin recursos económicos. Las viviendas en cuevas conocen así un desarrollo rural y urbano sin precedentes, desde la morada señorial al más humilde hogar de jornalero y un sin fin de nuevos usos ligadas a la acción humana, que con anterioridad solo se daban de forma puntual. Alojamientos, restaurantes o panaderías son ejemplos de cómo la cultura troglodítica se expande en la historia y entre la gente, de cómo la relación del ser humano con la cueva se convierte definitivamente en parte del patrimonio cultural colectivo. Las cuevas también están vinculadas directamente al sector productivo puesto que hay ciertas actividades económicas para las que el espacio excavado ofrece las mejores condiciones por su temperatura y humedad constantes. En este sentido, quizás el uso más extendido y frecuente sea el de lagar o bodega no solo de vinos, como sucede en el territorio del Páramo, Órbigo y el Esla, en León, sino también de quesos en Gran Canaria, e incluso para la cría de champiñón, uso particularmente frecuente en la comarca de la Manchuela y en la de Monte Ibérico Corredor de Almansa, en Albacete. Junto a estos usos tradicionales también surgen en la actualidad otros diferentes como respuesta a demandas sociales nuevas. El turismo es quizás la actividad que está permitiendo un más amplio y novedoso uso del espacio troglodítico. Hoteles, restaurantes, comercios y distintos tipos de centros de ocio aparecen en zonas de cuevas imprimiendo un carácter diferenciador a la oferta turística. Pero también contamos con museos, salas de exposiciones o centros de interpretación y un amplio abanico de usos socioculturales que no solo suponen una reactualización de la cueva tradicional, sino, sobre todo, una propuesta de acercamiento a una parte importante de nuestro patrimonio y una decidida apuesta por su conservación. Las cuevas vuelven a resurgir así como una forma digna, cómoda y aclimatada de vivir. Con estas construcciones, en las que destaca su especial capacidad isotérmica anual de entorno a 19 centígrados, se está produciendo una vuelta a lo natural, en donde a partir del concepto de bioclima es posible construir un hogar acogedor y duradero.

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Introduction GDR de Guadix Coordinating LAG for the cooperation project

Cave dwelling is present throughout the world in those places where climate, geological conditions and a combination of historical, economic and sociocultural factors have made it necessary. We can find examples of underground architecture in almost all the great cultures in the world, and although they are mostly practical and modest solutions to different needs, they are sometimes surprising rock-cut complexes, some of which are exceptional monuments with such high historical-artistic value that they have deserved recognition as World Heritage Sites by the UNESCO. Some examples are the Buddhas of Bamiyan in Afghanistan, GĂśreme in Turkey, Ivanovo in Bulgaria, the Ellora caves in India and the Masada fortress in Israel. But if there is one geo-cultural area in the world in which cave dwelling appears as an outstanding phenomenon both because of its antiquity, and because of its variety and survival throughout history, then that area is the Mediterranean. Cave dwelling here, since its origins, has continued to evolve and diversify in a permanent dialogue with the built architecture.

The origins During the prehistoric period, our ancestors temporarily settled under rocky shelters and the entrances to natural caves, as a refuge against the adversities caused by the cold winters which forced these small nomadic hunter-gatherer groups to remain in protected areas for long periods. Although the caves were never occupied as perma-

nent dwellings, they have been permanently used by humans since then. But the caves were not only made into homes. Over time, human groups from the Upper Palaeolithic began to materialise their beliefs in areas separate from these caves through magic symbols and representations of animals, thus turning them into true sanctuaries. Examples exist all over Europe, among which we can highlight the Altamira cave in Spain or the Lascaux cave in France. The cave also became a true sanctuary-mortuary from the moment in which prehistoric humans used areas separated from the living areas to bury their dead. We know of notable examples of the different types of burial which took advantage of the caves’ natural morphology. The change from the Palaeolithic to the Neolithic period is marked by significant changes in climate, which becomes milder, and in social and economic forms of organisation. Human beings began to cultivate fields and to domesticate some animal species, which in turn led to a clearly sedentary way of life. The survival of the human tradition of occupying underground cavities is shown in the construction of artificial caves as dwellings, burial areas or temples. A true cave architecture was thus born. From the early constructions that were built, and which have survived until our times, we can highlight the hypogea: spaces cut into the rock as tombs which reached monumental sizes and shapes and became complex structures with different areas with different architectural elements. One of the most important examples that we can find is undoubtedly the Hypogeum in Hal Saflieni in Malta. Although there are also similar examples in Corsica, Sardinia, the Balearic Islands and other places in the world. Although very far removed culturally, we should not fail to mention the greatest milestone of funerary cave architecture in this period: the Valley of Kings and Queens in Egypt. Perhaps it is Egyptian culture which has left the most spectacular monuments from this period. A strong social hierarchy and the importance which ancient Egyptians gave to the afterlife meant that the tombs for royalty or powerful nobles are the monuments which have lasted longest. These include the hypogea, mastabas and pyramids, which have passageways, rooms and mortuary chambers cut into the rock, over an extended period of time which dates back to the third millennium BC. As we move into the Age of Metals, the importance of caves is reduced, although ritual and funerary cave architecture is still very much used by groups such as the Carthaginians or Etruscans (spectacular examples are the necropolises of Cerveteri and Tarquinia in Italy). Iron metallurgy provided builders with tools which were increasingly suitable for working any type of rock, which together with greater social, cultural and urban complexity, would lead to a wide range of excavated spaces. A good example

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is the city of Petra, located in Jordan, ancient capital of the Nabataeans: founded in the fourth century BC, it has dwellings, palaces and theatres with monumental facades cut into the rock following the architectural and decorative models of Hellenistic art.

and which stand out not only for the rock-cut architecture, but also for their noteworthy pictorial decoration. We can also add the unique but spectacular example of the rock-cut church of Saint-Jean (Aubeterre, France).

Despite this proliferation of artificial caves, natural caves continued to be used, although exclusively for religious purposes. In the south of the Iberian peninsula we can find a valuable example in Iberian sanctuaries such as the Cueva de La Lobera in the town of giennense de Castellar, where thousands of religious ex-votos from the Iberian period have been found.

However, using caves for worship is not exclusive to the Christian religion. Some of the world’s most important caves for worship and pilgrimage can be found in Asia and are dedicated to Buddhism or Hinduism. Very well known, and not only for artistic reasons, is the set of Buddhas of Bamiyan in Afghanistan. In Longmen (China) there are over 2000 caves. Also in China, we can find the exceptional Yungang (cloud Hill) Grottoes, which were cut in the fifth century A.D. and decorated with thousands of statues of Buddha. In India, we can find the Ajanta caves, excavated from the second century BC and decorated inside with fresco paintings which represent genuine masterworks in Buddhist art.

The cave as a place of worship Although the subsequent Roman civilisation reduced the use of caves to a large extent, it was at that time that cave dwelling took on particular importance with the birth of the Christian religion and the appearance of catacombs, a safe place to practice the faith. These would become the true origin of the first Christian communities. Hispania was one of the first Roman provinces to be Christianised. The arrival of Muslims and the establishment of the Umayyad Caliphate did not prevent the mozarabic Christian communities maintaining their beliefs and their places of worship. Many of them were temples and underground oratories, and many of the most outstanding examples can be found in Andalusia. In the province of Malaga we can find the cave city of Bobastro, which conserves a church with three naves with horseshoe arches. In Ronda we find the la Oscuridad and the Nuestra Señora de la Cabeza churches, which have similar characteristics to the church in Bobastro and which were used during the ninth century by eremitic mozarabic communities. Christianity has produced examples of religious cave architecture in other parts of the Mediterranean and more distant, culturally linked, regions. Perhaps one of the most noteworthy complexes is that of Lalibela in the high lands of Ethiopia. There the community of Coptic Christians, isolated for centuries from the rest of Christianity, cut monolithic churches into the organic rock, where the rites and worship practised 800 years ago are still practised today. We can also highlight the group of over 400 cave churches in Cappadocia, in central Turkey, which bear witness to one of the most important Christian communities in the first centuries of the Middle Ages. The monastery at Gerghard, in Armenia, offers a similar example. Another noteworthy example is the set of Byzantine monasteries in Meteora, Greece, or those in Ivanovo in Bulgaria, and those in Matera in southern Italy, which were strongly influenced by Byzantine culture

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Caves for defence In the Christian Mediterranean and surrounding areas, these structures proliferate in the Late Antiquity and Middle Ages. These are new times and humans use caves as a solution for their needs. Consequently, these spaces are used as habitats, refugees or hill granaries, with a new priority reason for their use: the population’s safety in moments of turbulence and crisis. From a defensive point of view, caves can sometimes offer the best option and not merely one choice. Practically all of France offers a wide range of examples of caves used for defence or protection, from the underground shelters of some castles in the centre and the north, up to the guard and attack structures located in steep and mountain areas on the border. The defensive caves in Cappadocia in Turkey are more complex. They were designed to shelter thousands of people in times of danger: in Derinkuyu, with a depth of 50 m and 18 levels cut into the volcanic tufa, we can find stables, churches, winecellars, water systems, houses etc. In short, all the infrastructures of a city able to house 10,000 people. In the Islamic Medieval Mediterranean we can also find important and unique defensive complexes. Defensive caves were developed in the southern Mediterranean with specific characteristics. These are mainly habitats which form complete towns in Libya and Tunisia and also in regions of Algeria and Morocco, such as the Aurès and Gurara valleys and the tazaghine caves in the Atlas mountains. The caves in AlAndalus are very similar to those in Northern Africa: cave shelters, watchtowers and fortified granaries which began to appear from the 10th-11th centuries because


of military instability, pillaging and the arrival of North African populations which brought this particular type of cave architecture known in the Granada districts of Guadix and Baza as covarrones: shelters which only had one entrance which was difficult to access and which were purely defensive. In the Granada altiplano we can highlight the Hafas de Benamaurel, cut into a steep cliff and organised vertically on several levels. Numerous and varied examples can also be found in the district of Guadix: cave shelters such as Tía Micaela, watchtowers such as that at Cerro Branco or mountainside granaries such as those in Lares (Beas de Guadix). In subsequent periods they began to be used as permanent mountainside dwellings, becoming the clear precursors of the cave areas and towns which would later arise. Another significant example of mediaeval cave dwelling can be found in the Albacete district of La Manchuela, in Alcalá del Júcar: there we can find the natural cave of Garadén, strategically located on a vertical wall, which was used by the Arabs. It is one of the rare examples of fortified caves known in the Iberian Peninsula. Apart from this, the town has several other caves open to the public with passageways which cross the mountain from one side to another.

Caves as habitual dwellings and production infrastructure

The caves are also directly linked to production given that there are certain economic activities for which the excavated spaces offer ideal conditions because of their constant temperature and humidity. In this regard, perhaps the most widespread and frequent use is that of press or storage cellar, not only for wines as occurred in the areas of Páramo, Órbigo and el Esla, in León, but also for cheeses in Gran Canaria, and even for growing mushrooms, which was particularly common in the district of la Manchuela and in the district of Monte Ibérico Corredor de Almansa, in Albacete Together with these traditional uses there are currently other different uses which meet new social demands. Tourism is perhaps the activity which i s allowing wider, new uses for caves. Hotels, restaurants, shops and different types of leisure centre appear in cave areas, offering a differentiating characteristic for local tourism. But we also have museums, exhibition rooms or performance centres and a wide range of sociocultural uses, which not only update the traditional cave, but also, above all, represent an attempt to re-discover a significant part of our heritage and a decisive commitment to its conservation. Caves thus reemerge as a dignified, comfortable and climatised way of living. These constructions, with their noteworthy special year-round isothermal capacity of around 19°C, are leading to a return to nature, where using the concept of bio-climate, it is possible to build a welcoming and long-lasting home.

In the Iberian peninsular we can find some of the most extensive cave dwelling complexes in Europe. Following the Christian conquest of Muslim territories and after the moriscos were deported from the Kingdom of Granada, many dwellings and land were abandoned. These properties, which included innumerable caves, were over time passed on to Christians coming from other lands, who gradually adapted them to their needs, to their concept of living spaces and their building criteria. Over the following centuries, cave dwelling as we know it today expanded in dozens of places throughout the Peninsula, above all from the 19th century and the first half of the 20th century, when they were used as shelters for people without economic resources. Cave dwellings then underwent an unprecedented rural and urban development, from the stately home to the most humble dwelling of a labourer, and endless new uses linked to human activities, which previously only occurred at specific moments. Accommodation, restaurants or bakeries are examples of how cave culture expanded over history and among the population, of how the relationship of humans with caves definitively became part of the collective cultural heritage.

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El proyecto de cooperación interterritorial “Trogloditismo vivo: estrategias para su pervivencia” está financiado por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, orden ministerial ARM/1287/2009, de 8 de mayo de 2009, por la que se establecen las bases reguladoras para la concesión de subvenciones a proyectos de cooperación interterritorial y transnacional, en el marco de la red rural nacional y se convocan las correspondientes al ejercicio 2009. En él participan los siguientes Grupos de Desarrollo Rural:

The inter-territorial cooperation project, “Trogloditismo vivo: estrategias para su pervivencia”, is funded by the Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, ministerial order ARM/1287/2009, of 8 May 2009, which establishes the regulatory basis for granting subsidies to inter-territorial and cross-border co-operation projects, within the framework of the national rural network, and which announces the subsidies for 2009. The following Rural Development Groups (GDR) participate:

GDR Altiplano de Granada (Granada) GDR de Guadix (Granada) GDR Arco noreste de la Vega de Granada (Granada) GDR Alpujarra-Sierra Nevada almeriense (Almería) GDR Condado de Jaén (Jaén) GDR Guadalteba (Málaga) GDR Serranía de Ronda (Málaga) GDR Sierra de Cádiz (Cádiz) Asociación para el desarrollo de la comarca Campos de Hellín (Albacete) Asociación para el desarrollo de la comarca Monte Ibérico Corredor Almansa (Albacete) Asociación para el desarrollo de La Manchuela (Albacete) Asociación comarcal Don Quijote de la Mancha (Toledo) Asociación para el desarrollo rural de la Rioja Suroriental (La Rioja) Asociación Centro de Desarrollo Rural Merindades (Burgos) Asociación Páramo Órbigo Esla Desarrollo Asociado (León) Asociación insular de desarrollo rural Gran Canaria (Islas Canarias)

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Comarcas de

Baza y de HuĂŠscar (Granada )


Comarcas de Baza y de Huéscar (Granada) Pascal Janin Coordinador del Ecomuseo de Castilléjar

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El territorio del Altiplano se extiende en la actualidad sobre una gran estepa rodeada por las cumbres más elevadas de las cordilleras Béticas, pero hace millones de años, cuando aún no habían aparecido los primeros homínidos sobre el planeta Tierra, la zona se encontraba totalmente sumergida bajo las aguas del mar. En el transcurso del progresivo levantamiento de los relieves que irían originando poco a poco las sierras circundantes, el fondo marino empezó a elevarse, conformando una cubeta que se fue rellenando con los sedimentos procedentes de estas serranías.

dujeron agua por las acequias subterráneas de San Marcos, de cerro Cepero y de la Cañada de los Pozos, criaron palomas en los nichos de Balax y del Margen, se protegieron del sol y de la lluvia en época de siega en los Chozones de labranza, hicieron vino en la cueva del Tío Tinajas y siguen haciéndolo en la bodega de Domingo y de Quiles, molieron aceite en la Almazara de Dermógenes, custodiaron pólvora en el puesto de guardia de la Fuente de San Juan, rezaron en la capilla de la cueva de Don Bruno y, también, hicieron autopsias en el mortuorio del cementerio viejo de Benamaurel.

La parte central estaba ocupada por un inmenso lago que fue desecándose al ser capturadas sus aguas por las del valle del Guadalquivir en su punto más bajo, justo en el entorno ocupado hoy por el embalse del Negratín. Dejó al descubierto un subsuelo muy rico en sales y sulfatos, compuesto principalmente por materiales calcáreos y margas yesíferas de tonos blancos. Su naturaleza frágil y blanda propiciaría también nuevos cambios en su fisionomía a través de intensos procesos erosivos, y el grueso manto sedimentario acumulado durante tanto tiempo, vio cómo centenas de ramblas y ríos lo enjuagaban, esculpiéndolo en forma de cañones y de cárcavas, hasta constituir el impresionante paisaje del que todavía se puede disfrutar hoy en día.

Aunque en muchos casos su origen sea más antiguo, la mayoría de las cuevas fueron excavadas con rudimentarios picos y palas por las familias de jornaleros agrícolas que vinieron atraídos por el boom del esparto en el siglo XIX, y que necesitaban alojarse en moradas baratas. Es en esta época cuando los principales barrios troglodíticos del Altiplano fueron conformándose en las zonas más altas y abarrancadas de cada pueblo, donde las casas cueva se adaptan a la perfección al terreno, constituyendo magníficos ejemplos de urbanismo en los que llegan a superponerse media docena de niveles. Fue también en esta época cuando se excavaron en el campo los grandes cortijos cueva, propiedad de terratenientes acomodados que gestionaban aún sus dominios como lo habían hecho siglos antes sus predecesores romanos al frente de sus villas.

Este terreno tiene además la singularidad de conservar en condiciones absolutamente inmejorables, numerosos restos fósiles provenientes de los grandes mamíferos prehistóricos que vivieron a orillas de este gran lago e, incluso, como en Orce, huellas de los primeros homínidos que poblaron el continente europeo. Gracias a la extraordinaria riqueza de sus yacimientos arqueológicos, sabemos que este apacible rincón andaluz ha estado habitado desde tiempos inmemoriales por multitud de culturas: pastores semi sedentarios del Neolítico en Cúllar, agricultores árgaricos de la Edad del Bronce en Galera, feroces guerreros íberos en Baza, militares del imperio romano en La Puebla, tribus bereberes de la Edad Media en Benamaurel, o repobladores castellanos en Zújar y Castril. Todos ellos supieron aprovecharse, de una u otra manera, de la naturaleza blanda y frágil de este terreno, tan fácil de excavar. Enterraron a sus muertos en covachas como en el Castellón Alto, se abrigaron junto a sus rebaños en la Piedra del Letrero y en la Cueva de la Graja, sacaron oro de las minas de Caniles y azufre de las calicatas de Benamaurel, picaron cristales de yeso cocidos en las canteras de Carachila, de Salazar y del Cerro de la Luna, resistieron asedios en los grandes complejos fortificados de las Hafas de Arriba, de la Morería y de las cuevas del Cubete, con-

La miseria que dejó tras de sí la guerra civil y la emigración que azotó la zona a partir de los años 60, provocó su paulatino abandono hasta principios de los años 80, cuando despertaron el interés de forasteros y de algunos artistas, que fueron capaces de cambiar la opinión tan negativa que la población local había tenido de ellas hasta ese momento, con la restauración y la puesta en valor de conjuntos como los de Fuentenueva, donde comenzaron a proliferar las segundas residencias. Hoy, las cuevas son objeto de espléndidos proyectos de rehabilitación destinados principalmente al turismo rural. A pesar de todo, el interés puesto en el trogloturismo y la firme decisión de los poderes públicos auguran un gran futuro a las cuevas del Altiplano. Los ayuntamientos están coordinando sus esfuerzos para corregir viejos errores y para preservar y poner en valor un patrimonio del que se han erigido en máximos defensores, con el apoyo de la Diputación Provincial de Granada y del Grupo de Desarrollo Rural Altiplano de Granada. Desde luego, lo más importante, es que la población ha empezado a valorar estas maravillosas viviendas en su justa medida.


Comarcas de Baza y de Huéscar (Granada) Pascal Janin Coordinator of the Ecomuseo de Castilléjar

The Altiplano territory currently extends over a large steppe surrounded by the highest peaks of the Baetic mountains, but millions of years ago, when the first hominids had not yet appeared on the planet Earth, the area was totally submerged under seawater. The reliefs progressively grew and little by little gave rise to these surrounding mountains, the sea bed started to rise, forming a basin which over time was filled with the sediments from these mountain ranges. The central part was occupied by an immense lake which eventually dried out as its waters were captured by the waters of the Guadalquivir valley in its lowest point, just in the area occupied today by the Negratín reservoir. It left a subsoil uncovered which was very rich in salts and sulphate, mainly made up of calcareous materials and white coloured gypsum marls. Its soft and fragile nature would also lead to new changes in its physiognomy through intense erosive processes, and the thick sediment blanket accumulated over such a long time would be rinsed by hundreds of watercourses and rivers, sculpting it into the shape of canyons and erosion gullies and forming the amazing landscape which can still be enjoyed today. This terrain also has the particular feature that it conserves in absolutely unbeatable conditions numerous fossil remains from large prehistoric mammals which lived on the edges of this large lake and even, as in Orce, traces of the first hominids which inhabited the European continent. Thanks to the extraordinary wealth of its archaeological sites, we know that this peaceful corner of Andalusia has been inhabited since time immemorial by many different cultures: Semi-sedentary shepherds from the Neolithic period in Cúllar, Argaric farmers from the Bronze Age in Galera, fierce Iberian warriors in Baza, soldiers from the Roman empire in La Puebla, Berber tribes from the Middle Ages in Benamaurel, and Castilian repopulators in Zújar y Castril. All of them one way or another were able to take advantage of the soft and fragile nature of this terrain, which is so easy to dig. They buried their dead in caves as in the Castellón Alto, they covered up together with their flocks in the Piedra del Letrero and in the Cueva de la Graja, they extracted gold from the mines of Caniles and sulphur from the soil pits of Benamaurel, they broke up calcined gypsum crystals in the quarries of Carachila, Salazar and el Cerro de la Luna, they held off sieges in the large fortified complexes of Hafas de Arriba, Morería and the cuevas del Cubete, they led water through the subterranean irrigation ditches of San Marcos, cerro Cepero and Cañada de los Pozos, they bred pigeons in the niches of Balax and el Margen, they sheltered from the sun and the

rain in harvest time in the Chozones de labranza, they made wine in the cueva del Tío Tinajas and they still make it in the Domingo y Quiles winery, they ground oil in the Almazara de Dermógenes, they guarded gunpowder in the guard post of the Fuente de San Juan, they prayed in the chapel of the cueva de Don Bruno and, they also carried out autopsies in the mortuary of the old cemetery of Benamaurel.

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Although in many cases their origin is older, most of the caves were carved with rudimentary picks and shovels by families of farm labourers who were attracted by the esparto grass boom in the 19th century, and who needed to be housed in cheap dwellings. It was at this time that the first main troglodyte areas of the Altiplano were formed in the highest areas with ravines in each town, where the cave dwellings were perfectly adapted to the terrain, constituting magnificent examples of urban planning in which half a dozen levels were placed on top of each other. It was also at this time when the large farm caves were dug in the fields. These were the property of wealthy landlords who managed their properties as their Roman predecessors had done centuries before with their villas. The misery which the civil war left behind, and the emigration which the area suffered in the 1960s, led to gradual abandonment until the beginning of the 1980s, when outsiders and some artists became interested in the area. They were able to change the negative opinion which the local population had of the caves at that time with the restoration and enhancement of the value of series of caves such as those of Fuentenueva, where second residences began to spread. Nowadays, the caves are subject to splendid rehabilitation projects aimed mainly at rural tourism. However, the interest shown in cave tourism and the firm decision of the public authorities promise a great future for the Altiplano caves. The local councils are coordinating their efforts in order to correct old errors and to preserve and enhance the value of a heritage of which they have become major defenders, with the support of the Provincial Council of Granada and the Altiplano Rural Development Group of Granada. Undeniably, the most important aspect is that the population has started to value these wonderful dwellings as much as they deserve.

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Vista aérea del qanat islámico de la Venta del Peral (Cúllar) Explotación de yeso en las canteras de Salazar (Baza) Cuevas islámicas de las Hafas (Benamaurel) Cuevas del Real (Galera) Alojamiento rural (Huéscar) Barrio de cuevas (Freila) Vista aérea de la Alcazaba islámica (Zújar)

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Aerial view of the Islamic qanat in Venta del Peral (Cúllar) Gypsum mine in the quarries of Salazar (Baza) Islamic Cuevas de las Hafas (Benamaurel) Cuevas del Real (Galera) Rural accommodation (Huéscar) Cave district (Freila) Aerial view of the Islamic alcazaba (Zújar)

Pascal Janin


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Comarca de (Granada )

Guadix


Comarca de Guadix (Granada) Antonio López Marcos Arqueólogo / GDR de Guadix

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Al entrar en la comarca de Guadix, lo primero que capta la atención del viajero es la infinidad de puertas y ventanas abiertas en los arcillosos cerros y paredes verticales del interior y bordes de la depresión del mismo nombre. Los viajeros extranjeros del siglo XVIII y XIX las veían como síntoma de atraso y miseria asombrándose de que “muchas de las moradas de esta población son simplemente excavaciones practicadas en la tierra” donde habitaban “toda una colonia de pobres gentes”. Pero vivir en una cueva, lejos de esta depauperada impresión, es algo más, es el reflejo de una ancestral forma de vida, cuyo origen se remonta a la llegada a la zona, allá por el siglo IX y X, de poblaciones beréberes desde el Norte de África. Esas primeras cuevas representan uno de los patrimonios más singulares de la comarca de Guadix destacando, sobre todo, por la espectacularidad que le confiere el estar excavadas en abruptos acantilados. Aunque la mayoría de estos “covarrones” o “cueva de moros”, como se denominan en la zona, son simples viviendas, otras eran auténticas fortificaciones bajo tierra destinadas a servir de refugio a la población en época de peligro. La mayor parte de estas cuevas serían abandonadas antes de la conquista cristiana y parece que nunca volverán a ser ocupadas, aunque en sus alrededores se desarrollarían muchos de los pueblos de cuevas actuales, como Cortes, Graena, Beas de Guadix, Marchal o Lopera. Los millares de turistas que visitan la zona quedan asombrados por la cantidad de cuevas existentes en la comarca de Guadix, no en vano aquí se encuentran más de la mitad de las existentes en la provincia de Granada. Todos sus pueblos cuentan en mayor o menor medida con importantes barrios trogloditas aunque si hay un pueblo donde las cuevas alcanzan su mayor expresión ese es Guadix. La aparición de forma relevante y masiva de las casas-cueva en esta milenaria ciudad se produce tras la conquista cristiana y por el desplazamiento masivo de la población islámica desde la medina a la periferia. A mediados del siglo XVI, según el Sínodo de la Diócesis de Guadix y Baza de 1554, existían ya dos núcleos de cuevas habitadas junto a la ermita de San Marcos y junto a la iglesia de la Magdalena. A partir de este momento el aumento de las cuevas será continuado llegando casi a igualar a las construidas a mediados del siglo XVIII, como constata el Catastro del Marqués de la Ensenada (1752), “…en esta ciudad habrá ochozientas y ochenta casas y, extramuros de ella, seiszientas cuebas…” Un siglo más tarde las cuevas seguían teniendo gran peso pues representaban la tercera parte

de los edificios de la ciudad según el Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de Pascual Madoz (1847). Aunque su porcentaje ha disminuido en la actualidad, un extenso Barrio de Cuevas situado entre cañadas, barrancos y cerros amesetados al sur del casco histórico aún evidencian el peso de esta tradicional forma de vida. En los últimos años, a su valor etnológico se ha sumado el de motor socioeconómico de una comarca donde el turismo tiene enorme relevancia. La proliferación de complejos de alojamiento rural en cueva capta cada vez más la atención de un turismo interior de calidad que busca el descanso y el confort en este tipo de vivienda, cálida en invierno y fresca en verano. La diversidad de usos y funcionalidad de las cuevas es tan amplia como necesidades tiene la población. Al viajar por el territorio de Guadix no resulta difícil encontrarse con tiendas, restaurantes, bodegas, museos o barberías instalados en una cueva; otras veces son usadas como secadero de jamones o para la cría del champiñón o, simplemente, como cuadras o corrales de ganado. Incluso como cementerio. Queda claro que las cuevas poseen un importante valor cultural y etnológico, reflejo de un modo de vida milenario y un perfecto ejemplo de adaptación al medio. Conservar, proteger y difundir este tipo de hábitat se presenta como tarea esencial, máxime si tenemos presente la fragilidad del mismo ante la degradación medioambiental que están sufriendo los espacios donde se encuentran. Ver, conocer y sentir las cuevas de la comarca de Guadix es una experiencia inolvidable. Sólo basta con echar una ojeada a las fotografías que siguen a este texto para saber que estamos ante un fenómeno único y de especial significado.


Comarca de Guadix (Granada) Antonio López Marcos Archaeologist / GDR de Guadix

Upon entering the district of Guadix, the first thing that the traveller notices are the endless doors and windows open in the clayey hills and vertical walls on the interior and edges of the hollow with the same name. Foreign travellers of the 18th and 19th centuries saw them as a symptom of backwardness and poverty and were shocked that “many of the dwellings in this town are simply excavations cut into the earth” where “a whole colony of poor people” live. But living in a cave is far removed from this impoverished impression; it is a reflection of an age-old way of living, whose origin dates back to the arrival in the area of Berber populations from the North of Africa around the 9th and 10th century. These first caves represented one of the most unique heritages of the district of Guadix, and stand out above all for their spectacular appearance as they are cut into sharp cliffs. Although most of these caves (known locally as “covarrones” or “cueva de moros” – moor caves) are simple dwellings, others were genuine underground fortifications which acted as shelters for the population in times of danger. Most of these caves would be abandoned before the Christian conquest and it seemed that they would never be occupied again, although many current cave towns were developed in the surrounding areas, such as Cortes, Graena, Beas de Guadix, Marchal and Lopera. The thousands of tourists who visit this area are amazed by the quantity of caves in the district of Guadix, which is home to more than half of those which exist in the province of Granada. All its towns have, to a greater or lesser extent, significant cave dwelling areas although if there is one town where the caves reach their greatest expression it is Guadix. The most important and massive appearance of cave-dwelling in this thousand-year-old city took place following the Christian conquest as a result of the massive displacement of the Islamic population from the medina to the outskirts. In the middle of the 16th century, according to the Synod of the Diocese of Guadix and Baza of 1554, there were already two cave centres next to the hermitage of San Marcos and the Magdalena church. From this moment there was a continuous increase in the caves almost reaching those built in the middle of the 18th century, as recorded in the Catastro of Ensenada (1752) “… in this city there are eight hundred and eighty eight houses and outside the walls, six hundred caves...”. One century later the caves continue to be important and account for one third of the buildings in the city according to be Geographical-Statistical-Historical Dictionary of Pascual Madoz (1847). Although

the percentage has fallen, an extensive Area of Caves located between gorges, ravines and hills with plateaus to the south of the old city centre still demonstrate the weight of this traditional way of life.

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In recent years, the socio-economic development of the district where tourism has enormous importance has added to their ethnological value. The proliferation of rural cave accommodation complexes again attracts the attention of quality domestic tourism which aims for the restful comfort of this type of dwelling, which is warm in winter and fresh in summer. The range of uses and functions of the caves is as wide as the needs of the population. On travelling through the territory of Guadix, it is not difficult to find shops, restaurants, wine cellars, museums or hermitages installed in a cave. And at other times they are used as drying rooms for ham or to grow mushrooms or simply as livestock barns or pens. Even as a cemetery. It is clear that the caves have an important cultural and ethnological value, a reflection of the age-old way of life and a perfect example of adaptation to the environment. Conserving, protecting and disseminating this type of habitat is an essential task, and even more so if we bear in mind their fragility due to the environmental degradation suffered by the areas where they are located. Seeing, discovering and feeling the caves in the district of Guadix is an unforgettable experience. By simply taking a look at the photographs which follow this text it is clear to see that they represent a unique phenomenon with special significance.

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Cuevas andalusíes de los Algarves (Gorafe) Conjunto de cuevas islámicas de Almagruz (Purullena) integradas en un complejo de alojamiento rural Cuevas de los Algarves (Beas de Guadix) Interior de la ermita y monasterio de San Torcuato (Fonelas) Ermita y monasterio de San Torcuato (Fonelas) Alojamiento rural (Fonelas) Bodega rodeada de viñedos en el valle del río Fardes (Benalúa) Cementerio de Belerda (Guadix) Cueva-palomar andalusí del barrio de Carabanchel (Marchal)

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Andalusi cave-shelters in los Algarves (Gorafe) Set of Islamic caves called cuevas de Almagruz (Purullena) integrated into a rural accommodation complex Cuevas de los Algarves (Beas de Guadix) Inside the hermitage and monastery of San Torcuato (Fonelas) Hermitage and monastery of San Torcuato (Fonelas) Rural accommodation (Fonelas) Wine cellars surrounded by vineyards in the valley of the Fardes River (Benalúa) Belerda Cemetery (Guadix) Andalusi cave-dovecote in the Carabanchel district (Marchal)

Miguel Ángel Poyatos Jiménez


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Vega de Granada y noroeste de Sierra Nevada Arco noreste de la

(Granada )


Arco noreste de la Vega de Granada y noroeste de Sierra Nevada (Granada) Sergio Fernández Martín Arqueólogo / Universidad de Granada

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La riqueza natural y cultural que atesoran los municipios que componen el Arco Noreste de la Vega de Granada es, sin lugar a dudas, excepcional y heterogénea. Precisamente, la propia profusión patrimonial ha jugado en contra de algunos de sus bienes, provocando su olvido e inadvertencia. De esta manera, en nuestro ámbito territorial, la arquitectura en cueva ha sido relegada durante largo tiempo a un segundo plano, y como consecuencia a un progresivo abandono y deterioro. Gracias al proyecto de salvaguarda y puesta en valor hemos tenido oportunidad de catalogar e investigar un amplio abanico de sistemas constructivos rupestres. Al mismo tiempo, los 130 elementos documentados han contribuido a ampliar el conocimiento sobre las costumbres y experiencias de las personas que los aprovecharon. La notoriedad de los conjuntos localizados en territorios adyacentes del altiplano granadino, como el entorno accitano, no ha mermado el interés que despiertan nuestros monumentos en cueva; no en este caso por su cantidad, sino por su diversidad cronológica, ambiental, funcional y formal. Desde fechas tempranas, hace aproximadamente unos 6.500 años, los pobladores de nuestra comarca se aventuraron a acondicionar y habitar algunas de sus grutas naturales. Como testimonio de su paso se han conservado cuantiosos restos materiales y humanos en tres cuevas correspondientes al Neolítico y a los inicios de la Edad del Cobre: la sima del peñón de la Mata y la CV-3 en el término de Cogollos Vega, así como la cueva de las Majolicas, situada dentro del casco urbano de Alfacar. Si bien todas poseen un potencial arqueológico extraordinario, es esta última, declarada Bien de Interés Cultural, la que mayores posibilidades ofrece de cara a una intervención o puesta en valor. Varios milenios después, las casas cueva han venido a reproducir los estilos de vida subterráneos en un marco temporal muy diferente. La tradición oral remonta su ocupación al siglo XIX, aunque determinados rasgos constructivos podrían atrasar esta fecha en algunas centurias. Actualmente, las marcas de los picos en las paredes nos revelan los métodos y herramientas empleados en su elaboración. Por lo general presentan una entrada con una primera habitación rectangular a modo de salón-cocina, que incluye una chimenea y una o varias alacenas. Desde este espacio se accede al resto de las estancias. Esta distribución espacial se repite en los principales conjuntos que hemos documentado, y que se encuentran concentrados en las localidades de Dúdar, Beas de Granada y Güéjar Sierra. Finalmente, tras

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el paso de distintas generaciones, fueron los desprendimientos provocados por la lluvia los que obligaron a su desalojo en 1963, conocido como el año de las riadas. Al margen de los inmuebles domésticos, existen una serie de elementos que demuestran la versatilidad de la arquitectura rupestre. La excavación de angostos túneles para extraer y almacenar el agua del subsuelo es una práctica frecuente en las zonas en que el substrato geológico lo permite. Junto a las minas de agua, los abrigos rocosos transformados en aprisco para el ganado también están presentes a lo largo y ancho de nuestras sierras. Pero no son los únicos. Durante el desarrollo del episodio bélico más triste de la historia contemporánea de nuestro país, la guerra civil, los acontecimientos precipitaron la proliferación de estructuras subterráneas. Se diseñaron tipologías constructivas con diferentes fines y usos. De este modo, tanto en lugares estratégicos cercanos a las poblaciones, como en las líneas de frente, se cavaron galerías con doble entrada para establecer puntos de control militar y almacenar armamento. En cambio, la variedad formal que podemos encontrar en los núcleos habitados respondió a un objetivo bien diferente, servir de refugio a la población civil durante los bombardeos. En este sentido, los testimonios que hemos podido rescatar son verdaderamente estremecedores. Algunas personas todavía recuerdan, a pesar de ser por entonces unos niños, el sonido de las sirenas, la confusión, las explosiones, la aglomeración de gente en las cuevas, los murmullos… y algo que no olvidarán jamás, el miedo. En definitiva, los relatos no son más que fragmentos de historia inherentes a las propias cuevas. Ambos son parte de un patrimonio que ha permanecido oculto durante demasiado tiempo. En nuestras manos está redescubrirlo, preservarlo, promocionar sus valores y concebir sus cualidades como una valiosa fuente de recursos en vías de ser explotada. Para comenzar, que mejor manera que desgranando la conjunción de pasado y presente en imágenes; entendiendo esta publicación como un homenaje a las personas que dejaron la impronta de sus manos en las paredes de nuestras cuevas o como una herencia cultural que deben compartir y disfrutar todos y cada uno de los habitantes de nuestra comarca en el futuro.


Arco noreste de la Vega de Granada y noroeste de Sierra Nevada (Granada) Sergio Fernández Martín Archaeologist / Universidad de Granada

The natural and cultural wealth held by the towns which make up the Arco Noreste de la Vega de Granada is undoubtedly exceptional and diverse. Specifically, the abundance of this heritage has worked against some of its assets, leading them to be forgotten and neglected. Consequently, in our territory, rock-cut architecture has been relegated to a second level for a long time, and therefore progressive neglect and deterioration. The project to safeguard and enhance their value has given us the opportunity to catalogue and research a wide range of cave construction systems. At the same time, the 130 documented elements have contributed to extending knowledge about the customs and experiences of the people who used them. The fame of the complexes located in neighbouring territories of the Granada altiplano, such as the accitano complex, does not undermine the interest which our cave monuments arouse, not in this case because of their quantity, but due to their chronological, environmental, functional and formal diversity. From early times, approximately 6500 years ago, the inhabitants of our district began to condition and inhabit some of the natural caves. As a testament to their passing, numerous material and human remains have been conserved in three caves corresponding to the Neolithic period and the beginnings of the Copper Age. The sima del peñón de la Mata and the CV-3 in the town of Cogollos Vega, as well as the cueva de las Majolicas, located within the centre of Alfacar. Although they all possess extraordinary archaeological potential, this last cave, declared an Asset of Cultural Interest, is the one which shows greatest possibilities for intervention or enhancement of its value. Thousands of years later, the cave dwellings have reproduced the styles of underground life in a very different time framework. Oral tradition dates their occupation back to the 19th century, although certain construction characteristics could move that date back by some centuries. The marks of the picks on the walls now reveal the methods and tools used in their construction. They generally have an entrance with a first rectangular room as a type of living room-kitchen, which includes a fireplace and one or several larders. The rest of the rooms lead off from here. This layout is repeated in the main complexes which we have documented, and which are concentrated in the towns of Dúdar, Beas de Granada and Güéjar Sierra. Finally, following the passing of several generations, the landslides caused by rain forced them to be abandoned in 1963, known as the year of the floods.

In addition to the domestic buildings, there are a series of elements which show the versatility of rock-cut architecture. The excavation of narrow tunnels to extract and store water from the subsoil is a frequent practice in the areas in which the geological substratum allows it. Together with the water mines, rock shelters transformed into pens for livestock are also present throughout our hills.

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But they are not the only ones. During the saddest period of conflict in our country’s recent history, the Civil War, events triggered the proliferation of underground structures. Construction types with different purposes and uses were designed. Consequently, both in strategic places close to towns, and on the front lines, galleries with double entrances were dug in order to establish military control points and to store armaments. The variety that we can find in the inhabited centres met a very different objective, that is, to act as a shelter for the civil population during the bombing. In this regard, the testimonies which we have been able to rescue are truly shocking. Some people still remember, despite the fact that they were then children, the sound of the sirens, the confusion, the explosions, the crowding of people in the caves, the whispering... and something they will never forget, the fear. In short, these stories are only fragments of the history inherent to the caves themselves. They are both part of a heritage which has remained hidden for too long. It is our responsibility to rediscover it, preserve it, promote its values and conceive its qualities as a valuable source of resources to be exploited. To begin, what better way than to show the joining of past and present in images, understanding this publication as a homage to the people who left the mark of their hands on the walls of the caves or as a cultural inheritance which each and every one of the inhabitants of our district should share and enjoy in the future.

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49 Mina de agua (Beas de Granada) 50 Cueva de la Guerra Civil (Beas de Granada) 51 Casa cueva (Dテコdar) 49 Water mine (Beas de Granada) 50 Civil war cave (Beas de Granada) 51 Cave dwelling (Dテコdar)

Miguel テ]gel Poyatos Jimテゥnez


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Alpujarra-Sierra Nevada

almeriense (AlmerĂ­a)


Alpujarra-Sierra Nevada almeriense (Almería) Conchi Ruiz Alonso Técnico / GDR Alpujarra-Sierra Nevada almeriense

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La Alpujarra-Sierra Nevada almeriense está compuesta por 31 municipios que se extienden por Sierra de Gádor y Sierra Nevada. En el centro, el valle del Andarax es el eje articulador de este territorio, extenso, diverso, evocador, ejemplo del paisaje mediterráneo de montaña. En su pasado una sucesión de diversas culturas encontraron en el medio geológico uno de los recursos fundamentales para su subsistencia y desarrollo. Junto con la diversa minería y la vivienda tradicional, levantada con materiales locales, el hábitat troglodítico natural o excavado se nos muestra en la actualidad como un rico patrimonio histórico-etnológico digno de admiración, respeto y conservación. La geología comarcal condiciona, como es lógico y de forma decisiva, la existencia de cuevas naturales y la excavación de las artificiales. En este sentido se distinguen dos ámbitos litológicos: el complejo alpujárride, donde dominan las rocas carbonatadas del terciario, materiales solubles donde la circulación subterránea del agua, a través del tiempo, ha generado múltiples cuevas utilizadas en la prehistoria como hábitat troglodítico; y los espacios intramontañosos de los valles, ocupados por materiales terrizos sedimentarios, donde dominan las cuevas excavadas, con gran profusión de localizaciones, algunas de las cuales ocupan barrios enteros en los pueblos. En la comarca, llama especialmente la atención, por su compleja elaboración e importancia social, un curioso tipo de cuevas, de época medieval, denominadas cuevas-silo. Aunque su uso era para preservar las cosechas y ocultarlas de posibles intrusiones externas, la dureza del levantamiento de 1568 y de la posterior represión dio lugar a que los moriscos las utilizaran en muchos casos como último refugio. Su localización por parte de las tropas cristianas supuso, en ocasiones, un intenso bombardeo de los tajos donde se encontraban construidas, lo que dejó al descubierto las estancias interiores. Este efecto ha sido reforzado por la propia erosión superficial, lo que ha motivado con frecuencia la denominación popular de ventanas. Desde época medieval, han sido numerosos los usos que se han dado a las cuevas naturales o artificiales de nuestra comarca: han aparecido curiosas yeseras y almazaras en el interior de los espacios excavados en el Alto Andarax, así como numerosos covarrones de pastores en los grandes abrigos naturales generados en la piedra caliza del Alto Andarax y Bajo Nacimiento.

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Durante el siglo XIX, extendiéndose hasta los años 60 del siglo XX, la Alpujarra almeriense vive un importante proceso de extensión del cultivo de la uva de mesa para la exportación, principalmente en su variedad Ohanes, conocida como uva de Barco o Embarque. La temperatura fresca y constante reinante del interior de las cuevas excavadas, las hicieron adecuadas para el almacenamiento de esta uva. La utilización de este tipo de oquedades, muchas veces situadas junto a los cortijos uveros donde se realizaba la faena, era frecuente. Por otro lado, el hábitat troglodítico artificial ha constituido a través del tiempo un importante recurso como vivienda en nuestra zona. El gran dominio de los ambientes troglodíticos recientes se circunscribe en gran medida, en nuestra comarca, al medio Andarax y río Nacimiento. En esta zona, las cuevas se utilizaron, tanto de forma concentrada de viviendas íntegramente troglodíticas, formando verdaderos barrios de poblaciones o, incluso, pequeños núcleos, como de forma dispersa en cortijos-cueva. Igualmente, las cuevas excavadas han formado parte, como elemento auxiliar, de casas tradicionales construidas, adosadas a la terrera, y siendo prolongaciones traseras de la vivienda dedicadas a cuartos de aperos, almacenes, bodega, etc.


Alpujarra-Sierra Nevada almeriense (Almería) Conchi Ruiz Alonso Technician / GDR Alpujarra-Sierra Nevada almeriense

Alpujarra-Sierra Nevada almeriense is made up of 31 towns which extend through Sierra de Gádor and Sierra Nevada. In the centre, the Andarax valley is the backbone of this extensive, diverse, evocative territory, which is an example of a Mediterranean mountain landscape. In its past a succession of different cultures found one of the fundamental resources for their survival and development in the geological environment.

During the 19th century, extending up to the 1960s, la Alpujarra Almeriense underwent an important process of extending table grape harvesting for exports, mainly the Ohanes variety, known as the “boat or vessel grape”. The fresh and constant temperature which prevailed inside the excavated caves made them suitable for storing this grape. This type of hollow was frequently used and often located next to the grape farms where the work was carried out.

Together with diverse mining and traditional housing built with local materials, the natural or carved cave habitats can now be seen as a rich historical-ethnological heritage to be admired, respected and conserved.

In addition, the artificial troglodytic habitat has constituted an important resource over time as a dwelling in our area. The major prevalence of recent troglodytic habitats in our district is generally found in Medio Andarax and Río Nacimiento. The caves are used in this area both as full cave dwellings, forming quarters, or even small centres, and also spread out in farm-caves.

The district’s geology logically and decisively conditions the existence of natural caves and the carving of artificial ones. In this regard, we can distinguish two litological environments: The alpujárride complex, mainly made up of tertiary carbonate rocks, soluble materials where the underground circulation of water over time has generated multiple caves used in prehistoric time as a troglodytic dwellings; and the intra-mountainous spaces of the valleys, occupied by earthen sedimentary materials, dominated by excavated caves in many locations, some of which occupy entire neighbourhoods in the towns.

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Similarly, excavated caves have formed an auxiliary part of traditional built houses, attached to the sloping roof as a back extension and used as tool rooms, storage spaces, wine cellars etc.

A strange type of cave from the mediaeval period, known as “silo-caves”, is particularly noteworthy in this district. Although they were used to preserve crops and hide them from possible external intrusion, the violence of the 1568 uprising and the subsequent repression led to moriscos using them in many cases as a last refuge. When they were found by the Christian troops, the ravines where they were built were sometimes intensely bombarded, revealing their interior rooms. This effect has been reinforced by surface erosion, which has often led to them being known locally as “windows”. In mediaeval times the natural or artificial caves in our district had many uses: The interior of the spaces carved in the Alto Andarax have revealed interesting gypsum furnaces and olive oil mills, as well as numerous caves from the period (known locally as “covarrones”) for shepherds in the large natural shelters generated in the Alto Andarax and Bajo Nacimiento limestone.

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Cueva de uso agrícola anexa a una explotación de cítricos (Bentarique) Cuevas-silo del Tajo de los Moros (Alhama de Almería) Cuevas del Pretil (Santa Cruz de Marchena) Cueva dedicada a la producción ecológica de hongos comestibles Pleorotus ostreatus (Fiñana) Pleorotus ostreatus brotando en un tronco de álamo (Fiñana)

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Cave used for agriculture attached to a citrus farm (Bentarique) Silo-caves in Tajo de los Moros (Alhama de Almería) Cuevas del Pretil (Santa Cruz de Marchena) Cave for ecological production of edible mushrooms Pleorotus ostreatus (Fiñana) Pleorotus ostreatus sprouting on a poplar trunk (Fiñana)

(57) Conchi Ruiz Alonso / Rodolfo Caparrós Lorenzo


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El

Condado

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El Condado (Jaén) Juan Peña Jiménez Historiador

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El trogloditismo en la comarca de El Condado (Jaén) es un fenómeno muy antiguo que permite ser estudiado tanto desde el punto de vista arqueológico como antropológico contemporáneo.

antiguos habitantes. Los únicos indicios nos los dan las tumbas excavadas en el cercano olivar y la cerámica del siglo IX que se halla arriba en la meseta. Con estos datos nos remontaríamos a los primeros siglos de la Edad Media.

Las gentes que habitaron estas sierras durante la Prehistoria, aprovecharon las pequeñas grutas naturales con finalidades principalmente religiosas. Así, en las paredes rocosas de Sierra Morena existen multitud de pinturas de estilo esquemático realizadas más de 3.000 años antes de Cristo. Parece que para aquellas gentes estas pinturas eran un rito que propiciaba la caza, en unos casos, o la fecundidad, en otros. En otras ocasiones simplemente se dejaba constancia de los acontecimientos de su vida cotidiana (luchas, recolección de frutos, etc.). Tal es el caso de algunos abrigos rocosos de Santisteban del Puerto, como Morciguilla de la Cepera, la Caldera, la Alamedilla y cueva de Apolinario.

Allá por el año 1860, el escritor viajero Manuel de Góngora quedó impresionado al contemplar la que por entonces se conocía como “ciudad de Spellunca”. Este nombre por el que era conocido el lugar por los anticuarios de Jaén ya es indicativo de su antigüedad, porque significa “cueva, gruta, concavidad tenebrosa”. La denominación ciudad de Spellunca se traduce, pues, por “ciudad de las cuevas”. Pero las cuevas de Giribaile siguen sorprendiendo a cuantos las visitan. El conjunto lo componen cuatro complejos rupestres, con diferente número de huecos, de formas y de tamaño. Los arqueólogos identifican cada grupo del eremitorio con una funcionalidad. Así, al que se le aprecian cuatro puertas a ras de suelo serviría para las ceremonias religiosas de la comunidad, es decir, la iglesia. Unos metros a la derecha de ésa hay otra cueva de una sola nave destinada a refectorio (comedor) o sala de reuniones. Un centenar de metros más a la derecha estarían las celdas o viviendas individuales. Y sobre el cortijo de las Casas Altas se sitúa el cuarto grupo de cuevas, las que servirían de oratorio o retiro.

Pasado el tiempo, bastantes siglos después, nuestros antepasados iberos seguían considerando las cuevas lugares sagrados, convirtiendo algunas en santuarios donde adorar a las divinidades. Un importante ejemplo es la famosa cueva de la Lobera en Castellar, situada junto a la antigua vía Hercúlea de Cádiz a Roma. En ella había un santuario en uso desde el siglo IV a.C., donde se hallaron gran cantidad de exvotos ibéricos. Los historiadores aseguran que este santuario, situado en la cabecera del pago de Cástulo, sería uno de los dos grandes lugares de peregrinación de los pueblos ibéricos oretanos de esta zona, junto con el del collado de los Jardines de la vecina Santa Elena. De la misma época pudiera ser la cueva que hay al pie del acantilado del castillo de Giribaile (Vilches). No es un gran santuario como los anteriores, sino uno más pequeño de uso local, es decir, para los habitantes de la ciudad ibérica que se extendía por esa meseta. Los derrumbes han rellenado casi totalmente este hueco, pero algunos vilcheños recuerdan haberla visto utilizar como establo para el ganado a mediados del siglo pasado. Si diésemos otro salto en el tiempo y nos acercáramos un poquito, aunque todavía lejos de nuestra época, encontraríamos una comunidad de ermitaños excavando o ampliando, primero, y habitando, después, unos impresionantes grupos de cuevas en el farallón de piedra de la meseta de Giribaile que mira al Guadalimar. Quiénes eran aquellos eremitas, por qué decidieron retirarse a este lugar y en qué momento habitaron estas singulares construcciones, son preguntas difíciles de responder por ahora, pues no han quedado restos materiales que puedan identificar a sus

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Estos oratorios funcionarían hasta mediados del siglo IX, cuando al comenzar a reinar Abderramán II (año 852), los musulmanes suprimieron la tolerancia religiosa hacia los cristianos. Los oratorios serían abandonados y olvidados, pero no todos ni para siempre. En Giribaile tenemos testimonios de su reutilización como hábitat durante la mayor parte del siglo XX. Bastantes vilcheños vivieron en las cuevas de Giribaile durante algunos años de su vida. Mención especial merece el centenar largo de cuevas en Chiclana de Segura. Su origen se pierde en el principio de los tiempos. Su historia se mezcla con infinitas leyendas. Y su integración en el casco urbano es proverbial y digna de admiración, porque ese hecho es el que las ha preservado de la destrucción. Al margen de la antigüedad troglodita de la comarca condatense en lo que a cuevas de importancia histórica se refiere y su reutilización hasta hace unas décadas, es comprobable que la solución al problema de conseguir un simple refugio donde vivir, picando un hueco en las numerosas paredes de asperón que ofrecen estos cerros, es también muy antigua. Todo ello, da idea tanto de la antigüedad como de la pervivencia del trogloditismo en El Condado.


El Condado (Jaén) Juan Peña Jiménez Historian

Troglodytism in the district of El Condado (Jaén) is a very old phenomenon which can be studied from an archaeological and a contemporary anthropological point of view. The people who inhabited these mountains during the prehistoric period took advantage of the small natural caves mainly for religious purposes. Consequently, in the rocky walls of Sierra Morena we can find many schematic paintings made over 3000 years before Christ. It seems that for these people, these paintings were a rite which favoured hunting, in some cases, and fertility in others. On other occasions, they simply recorded the events of their daily life (fights, collecting fruits etc). Such is the case of some rocky shelters in Santisteban del Puerto, such as Morciguilla de la Cepera, la Caldera, la Alamedilla and cueva de Apolinario. Many centuries later, our Iberian ancestors continued to consider the caves as sacred places, converting some of them into sanctuaries to worship the gods. An important example is the famous cueva de la Lobera in Castellar, located next to the old Hercúlea de Cádiz to Rome route. This contained a sanctuary in use from the fourth century BC, where a large number of Iberian ex-votos were found. Historians maintain that this sanctuary, located in the cabecera del pago de Cástulo, was one of the two large pilgrimage places for the Iberian Oretani peoples of this area, together with that of el collado de los Jardines in the neighbouring Santa Elena. The cave at the foot of the cliff in castillo de Giribaile (Vilches) could be from the same period. It is not a large sanctuary like the previous ones, but a smaller one for local use, that is, for the inhabitants of the Iberian city covering that plateau. Landslides have almost totally filled this gap, but some local people remember having used it as a stable for livestock in the middle of the last century. If we take another leap in time, coming a little closer to the present, although still far from our period, we would find a community of eremites firstly digging or extending, and then later living in impressive groups of caves in the rocky outcrop of the Giribaile plateau which looks on to the Guadalimar. Who these hermits were, why they decided to withdraw to this place and at what moment they lived in these unique constructions are currently difficult questions to answer as there are no material remains to identify the old inhabitants. The only indications are given to us by the tombs dug in the nearby olive grove and ceramics from the ninth century which are found higher up in the plateau. With this data we would go back to the first centuries of the Middle Ages.

Around 1860, the travel writer Manuel de Góngora was struck when he saw what was then known as the “city of Spellunca”. This name by which the place was known by the old inhabitants of Jaén, gives us an indication of its age, because it means “ sinister cave, grotto, hollow”. The name “city of Spellunca” is thus translated as “city of caves”. But the Giribaile caves continue to surprise those who visit them. The site is made up of four cave complexes, with a different number of hollows in shape and size. Archaeologists identify each group of eremite dwellings with a function. Therefore, the one which has four doors at ground level would be used for the community’s religious ceremonies, that is, the church. A few metres to the right there is another cave with only one room to be used as refectory (dining room) or meeting room. One hundred metres further to the right would be the individual cells or dwellings. And above the complex of the Casas Altas we can find a fourth group of caves, which would be used as an oratory or retreat.

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These oratories worked until the middle of the ninth century when, at the start of the reign of Abderramán II (year 852), the Muslims suppressed religious tolerance towards Christians. The oratories would be abandoned and neglected, but not all of them, and not forever. In Giribaile we have proof of their reuse as dwellings during most of the 20th century. Many local people lived in the caves for some years of their lives. Special mention should be given to the hundred long caves in Chiclana de Segura. Their origin is lost in the beginnings of time. Their history is mixed with infinite legends. And their integration into the urban centre is proverbial and worthy of admiration, as this has protected them from destruction. Apart from the old cave dwelling in the district, which is of historic importance, and the reuse of the caves up to a few decades ago, we can see that the solution to the problem of finding a simple shelter to live in by carving a hollow in the numerous sandstone walls offered by these mountains is also very old. All this gives an idea both of the age and of the survival of cave dwelling in the district.

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Cuevas de Espeluca en Giribaile (Vilches) Santuario ibérico de la Cueva de la Lobera (Castellar) Interior del santuario ibérico de la Cueva de la Lobera (Castellar) Cueva de la Alamedilla, declarada Patrimonio de la Humanidad por vsus pinturas rupestres (Santisteban del Puerto) Entrada a la Cueva de la Alamedilla, declarada Patrimonio de la Humanidad por sus pinturas rupestres (Santisteban del Puerto) El “Trasca” (Chiclana de Segura) Pub la Cueva (Chiclana de Segura) Tres generaciones. Cuevas del Zahorí (Vilches) Cuevas Altas (Vilches)

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Cuevas de Espeluca en Giribaile (Vilches) Iberian sanctuary of the Cueva de la Lobera (Castellar) Inside the Iberian sanctuary of the Cueva de la Lobera (Castellar) Cueva de la Alamedilla, declared World Heritage Site because of its cave paintings (Santisteban del Puerto) Entrance to the Cueva de la Alamedilla, declared World Heritage Site because of its cave paintings (Santisteban del Puerto) El “Trasca” (Chiclana de Segura) La Cueva pub (Chiclana de Segura) Three generations. Cuevas del Zahorí (Vilches) Cuevas Altas (Vilches)

Miguel Ángel Blanco de la Rubia


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Comarca del

Guadalteba (Mรกlaga)


Comarca del Guadalteba (Málaga) Pedro Cantalejo Duarte Coordinador Patrimonio Guadalteba

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La comarca del Guadalteba, situada en la zona central de la provincia de Málaga, conserva un ingente patrimonio histórico, muchas veces situado en entornos naturales. En este territorio, se desarrollaron actividades humanas, apegados a las rocas de sus montañas, que han permanecido, prácticamente indelebles, a lo largo del tiempo. El conocimiento que de este poblamiento troglodita tenemos es fragmentario e inconexo, dado que nunca se le ha prestado la debida atención. Desde la prehistoria hasta finales de los años cincuenta del pasado siglo, era frecuente que estas casas cuevas de Ardales, de Cañete la Real, de Campillos o de Cuevas del Becerro, por poner los ejemplos que mejor conocemos, estuviesen habitadas. El desarrollismo económico de los sesenta y el abandono del hábitat plenamente rural en beneficio de los cascos urbanos de nuestros pueblos, ha propiciado un paulatino desconocimiento por las sociedades actuales, que ven en estas casas cuevas, un recuerdo ingrato de la pobreza de sus antepasados directos, sin apreciar, pese a la distancia temporal y de comodidades que nos aleja, que eran otros modos de vida y que fueron herederos de unas tradiciones de cientos, incluso miles de años. El trogloditismo existente en la comarca de Guadalteba necesita una valoración como herencia histórica y social, nuestra obligación, por tanto, es prestar atención a sus aspectos formales, como preludio de otras actuaciones que intenten salvaguardar de la destrucción total y del olvido cultural, unas reliquias del pasado que, en el caso del territorio que nos ocupa, podrían convertirse, por qué no, en puntos de interpretación del paisaje y de los acontecimientos históricos más relevantes de la comarca. La Red Patrimonio Guadalteba ha iniciado sus actuaciones de recuperación y puesta en valor del patrimonio troglodítico, a través de la gestión del recurso conocido como Iglesia rupestre mozárabe de Bobastro, una de las manifestaciones arquitectónicas y arqueológicas más importante de la Alta Edad Media andaluza. La musealización de este hito troglodítico, que se sitúa cronológicamente en los inicios de la ocupación del territorio montañoso tras la romanización, ha sido uno de los proyectos estrellas de la nueva Red, que trata de cubrir un gran vacío en el conocimiento social de este tipo de legado histórico. Sin embargo, la valoración que puede hacerse de las numerosas cuevas habitadas durante todo el proceso histórico en la comarca del Guadalteba es de extraordinario interés. Pese a que, en el fondo de la cuestión, subyace la falta de investigación, conservación y difusión.

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Si unimos los vestigios troglodíticos prehistóricos con los mozárabes y los posteriores, que llegan hasta principios del siglo XX, la comarca del Guadalteba puede situarse, sin duda alguna, entre las que presentan más posibilidades de transformar este tipo de recursos en un producto de patrimonio turístico, con una proyección hacia el turismo cultural que cada día más, acerca a nuestro territorio y a los hitos gestionados por la Red Patrimonio Guadalteba, a un número importante de viajeros interesados por este tipo de visitas. En definitiva, entre los objetivos de este grupo de desarrollo, permanece como prioridad la conservación, estudio y difusión del patrimonio troglodítico de la comarca del Guadalteba, porque representa una parte de la identidad histórica y territorial de los habitantes de esta comarca de Málaga, que se caracteriza por su preocupación y capacidad de gestión con el legado histórico y social que ha recibido de sus antepasados.


Comarca del Guadalteba (Málaga) Pedro Cantalejo Duarte Guadalteba Heritage Coordinator

The Guadalteba district, located in the central area of the province of Málaga, conserves a vast historical heritage, often located in natural environments. Human activities in this territory were associated with the mountain rocks and have remained practically indelible over time. The knowledge we have about this cave dwelling settlement is fragmentary and disjointed, as it has never been given due attention. From prehistoric times up to the end of the 1950s, the cave dwellings of Ardales, Cañete la Real, Campillos and Cuevas del Becerro, to name some examples we know more about, were frequently inhabited. The major economic development of the 60s and the abandonment of fully rural areas in favour of urban centres has led to a gradual reduction in knowledge of current societies. They see these caves as a hard reminder of the poverty of their direct ancestors, without appreciating, despite the time distance and comforts which separates us, that these were different lifestyles and that they were the heirs of hundred, and even thousand-year, traditions.

If we join the prehistoric cave dwelling remains with the mozarabic and subsequent remains, which continue until the beginnings of the 20th century, the Guadalteba district can undoubtedly be positioned amongst those which show the greatest possibilities for transforming this resource into a tourism heritage product, aiming towards a cultural tourism which increasingly brings our territory and the landmarks managed by the Guadalteba Heritage Network to a significant number of travellers interested in this type of visit.

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In short, this development group’s priority objective is to conserve, study and disseminate the cave dwelling heritage of the Guadalteba district, since it represents a part of the historical and territorial identity of the inhabitants of this Málaga district, which is characterised by its concern and management capacity for the historical and social legacy which it has received from its ancestors.

Cave dwelling in the Guadalteba district needed an assessment as a historical and social inheritance. Our obligation is therefore to pay attention to it formal aspects, as a prelude to other actions which aim to safeguard these relics of the past from total destruction and cultural neglect. In the territory which concerns us, they may well become points for interpreting the landscape and the most relevant historical events in the district. The Guadalteba Heritage Network has begun its actions to recover and enhance the value of the cave dwelling heritage through managing the resource known as the mozarabic cave church in Bobastro, one of the most important examples of High Middle Age Andalusian architecture and archaeology. Museological preservation of this cave dwelling landmark, which is chronologically located at the start of the occupation of the mountain territory following the Romanisation period, has been one of the new Network’s star projects. The aim is to cover a major gap in the social knowledge of this type of historical legacy. However, the assessment which may be made of the numerous caves inhabited throughout history in the district is of extraordinary interest. It does, however, in essence underline the lack of research, conservation and dissemination.

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Panorรกmica de la iglesia rupestre mozรกrabe de Bobastro (Ardales) Interior de la iglesia rupestre mozรกrabe de Bobastro (Ardales) Iglesia rupestre mozรกrabe de Bobastro (Ardales) Casas de la Reina Mora. Bobastro (Ardales) Casas cueva de la Ermita de Villaverde en Bobastro (Ardales)

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Panoramic view of the Mozarabic cave church of Bobastro (Ardales) Inside the Mozarabic cave church of Bobastro (Ardales) Mozarabic cave church of Bobastro (Ardales) Casas de la Reina Mora. Bobastro (Ardales) Cave-dwelling of the Villaverde hermitage in Bobastro (Ardales)

Pedro Cantalejo Duarte


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Serranía de (Málaga)

Ronda


Serranía de Ronda (Málaga) Bartolomé Nieto González Director del Museo Municipal de Ronda

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Las características geográficas de la Serranía de Ronda, en la que se da una combinación entre las sierras kársticas y los valles, la proximidad a la costa mediterránea y la amplia movilidad territorial de las comunidades prehistóricas de esta zona, favorecieron una cierta alternancia en la explotación de los recursos de dichas sierras (animales y frutos) con los que proporcionaba el mar (pescado, moluscos). De esta complementariedad que debió darse entre la Serranía de Ronda y la costa malagueña y gaditana (franja marítima), son buena prueba algunas de las representaciones de grandes herbívoros y de numerosos grupos de peces en el interior de la cueva de la Pileta (Benaoján), hoy por hoy el mejor ejemplo de la presencia de este hombre primitivo en nuestra comarca. También es destacable, la cueva del Gato, una de las cuevas más famosas entre los espeleólogos. La espectacularidad de esta cavidad no pasaría desapercibida ni a viajeros románticos ni a estudiosos, entre los que se encuentra el abad Breuil quien, con motivo de su visita a Pileta, se adentró en Gato, siendo el primero en percatarse de su utilización por el hombre prehistórico. Las razones por las que las cuevas de la Serranía de Ronda fueron lugares especialmente elegidos por el hombre primitivo durante la Prehistoria más antigua eran de carácter fundamentalmente físico: temperaturas más o menos constantes, existencia de zonas fósiles libres de agua en las que poder asentarse o la fácil defensa contra invitados no deseados (animales peligrosos). Las condiciones de habitabilidad que presentaban algunas de estas formaciones naturales las convertían, pues, en los refugios idóneos para protegerse de las bajas temperaturas del exterior (el clima era bastante más frío) y de otras inclemencias de la naturaleza.

mejores ejemplos en nuestra zona pertenecen a una época relativamente reciente (Neolítico), llegando a perdurar, incluso, durante algunos milenios más, hasta época histórica. Aunque muchas de las cuevas en las que encontramos restos de ocupación humana durante la Prehistoria cuentan con unas dimensiones considerables y con espacios amplios en su interior, lo cierto es que, en la mayor parte de ellas el hombre siempre prefirió para asentarse las zonas más próximas a la entrada. Las razones pueden parecer claras: la cercanía a la entrada les proporcionaba iluminación natural, evacuación más sencilla del humo de sus hogares y un control del exterior. Así es, por ejemplo, que los mejores y más abundantes depósitos arqueológicos en recintos de este tipo se den sobre todo junto a las entradas originales. Esto fue lo que ocurrió al excavar la cueva de la Pileta, en la que se documentó un relleno superior a los seis metros de profundidad o en la Cueva del Gato. Pero las evidencias de la utilización de una cueva por el hombre no se reducen exclusivamente a este lugar. Más bien al contrario, cada vez que el hombre elegía una cavidad para vivir dejaba sus huellas a lo largo de toda la cueva, incluso en los lugares más recónditos.

Pero ni todas las cavidades servían para ser ocupadas, ni tampoco todas se ocuparon de la misma forma y con la misma intención.

Pero no podemos limitar el uso de las cavidades a los tiempos prehistóricos. Aún después de haber aprendido a construir chozas, cabañas e incluso ciudades, el hombre no ha dejado nunca de utilizar las cuevas. ¿Dónde se han refugiado pastores y bandoleros hasta hace menos de un siglo? o las comunidades eremititas del siglo IX-X de Ronda, reflejadas en las ermitas mozárabes de la Oscuridad o la Ermita de la Virgen de la Cabeza en las Cuevas de San Antón, sin olvidar las celdas de pequeñas comunidades eremíticas de ámbito rural (cueva de Pedro Pecador en el Parque Natural Sierra de las Nieves).

Sin embargo, el hombre prehistórico no siempre instaló su hogar en cuevas que cumplían este requisito, como tampoco reducía a esta finalidad su utilización. Ciertos asentamientos de este tipo estaban estrechamente asociados al control de áreas de recursos (esencialmente caza), por lo que su frecuentación se producía en periodos cortos y por un grupo de personas reducido. Por otra parte, las cavidades también sirvieron para depositar a los muertos. Está bien documentada la costumbre de utilizar las cuevas como necrópolis, depositando a sus muertos en lugares recónditos o de difícil acceso, fuera del alcance de la luz natural. Aunque esta práctica era ya frecuente entre los neandertales (40.000 años a.C.), los

Estas formaciones también han sido los lugares preferidos donde encontrar protección en momentos de inestabilidad social o política (como en la Edad Media); donde desarrollar actividades domésticas utilizándolos como viviendas (caso del cercano pueblo de Setenil). Por tanto, lejos de ser vestigios (recintos, lugares, sitios, etc.) relacionados con un pasado remoto, las cuevas, como otras manifestaciones de la naturaleza de las que el hombre se ha podido beneficiar, han continuado utilizándose a lo largo del tiempo. Y todavía hoy lo seguimos haciendo, si bien por motivos muy distintos: espeleología, almacenes, turismo, refugio transitorio de pastores o albergues temporales de colmenas.


Serranía de Ronda (Málaga) Bartolomé Nieto González Director of the Museo Municipal de Ronda

The geographic characteristics of la Serranía de Ronda, which combine karstic mountains and valleys, proximity to the Mediterranean coast and the extensive territorial mobility of the prehistoric communities in this area, favoured a certain alternation of the exploitation of the resources in these mountains (animals and fruits) and the resources provided by the sea (fish, molluscs). Proof of this complementary nature which occurred between la Serranía de Ronda and the Malaga and Cadiz coast (maritime strip), can be found in some of the representations of the large herbivores and numerous groups of fishes inside the cueva de la Pileta (Benaoján), which today is the best example of the presence of primitive man in our district. The cueva del Gato, one of the most famous caves among spelaeologists, is also noteworthy. The spectacular nature of this cavity would not go unnoticed by romantic travellers or scholars, who included the abbot Breuil who, because of his visit to Pileta, went inside the Gato cave, and was the first person to realise it was used by prehistoric man. The reasons why the caves of la Serranía de Ronda were specially chosen by primitive man during the oldest prehistoric period were basically physical: more or less constant temperatures, existence of fossil areas free of water in which to settle or easy defence against unwanted guests (dangerous animals). The living conditions offered by some of these natural formations thus made them the ideal refuges to shelter from the low outside temperatures (the climate was considerably colder) and other natural inclemencies. But not all the cavities could be occupied, and not all of them occupied in the same way and with the same purpose. However, prehistoric humans did not always install their dwelling in caves which met this requirement, nor did they limit their use to this purpose. Certain settlements of this type were closely associated with controlling resource areas (essentially for hunting). Therefore, they were used over short time periods and by a limited group of people. In addition, the cavities were also used to place dead people. The custom of using the caves as necropolis is well documented. The bodies would be placed in the remotest places or those with most difficult access, away from the reach of natural light. Although this practice was already frequent among Neanderthals (40,000 years BC), the best examples in this area belong to a relatively recent period (Neolithic), and even lasted a few more millennia up to the historic period.

Although many of the caves in which we find remains of human occupation during prehistory have a considerable size and with extensive spaces in their interior, the truth is that in most of them, humans always preferred to settle in the areas closest to the entrance.

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The reasons seem clear: being close to the entrance provided them with natural light, easy evacuation of smoke from their homes and control of the exterior. That is why, for example, the best and most abundant archaeological deposits in sites of this type are mainly found next to the original entrances. This is what happened on digging the cueva de la Pileta, in which an upper find was documented at a depth of six metres or in the Cueva del Gato. But the evidence for the use of a cave by humans is not exclusively reduced to this location. Quite the opposite, every time that humans chose a cavity to live in they left their marks all over the cave, even in the most isolated places. But we cannot limit the use of the cavities to prehistoric times. Even after having learnt to build huts, cabins and even cities, humans never stopped using the caves. Where have shepherds and bandits taken refuge until less than a century ago, or the eremite communities of the 9th-10th century in Ronda, reflected in the Mozarabic chapels of la Oscuridad or the Hermitage of la Virgen de la Cabeza in the Caves of San Antón, without forgetting the cells are small rural eremite communities (cueva de Pedro Pecador in the Sierra de las Nieves Natural Park)? These formations have also been the favourite places to find protection in moments of social or political instability (as in the Middle Ages). They have also been used as places to perform domestic activities using them as dwellings (as is the case of the nearby town of Setenil). Therefore, far from being remains (grounds, places, sites etc) related with the remote past, the caves, like other natural manifestations that humans have benefited from, have continued to be used over time. And we continue to do so today, although for very different reasons: spelaeology, storage sites, tourism, transitory shelters for shepherds or temporary housing for bee-hives.

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Ermita rupestre de la Casita de Piedra (Cortes de la Frontera). Vista exterior Ermita rupestre de la Casita de Piedra (Cortes de la Frontera). Vista interior de la nave Yegüa Preñada. Paleolítico (Benaoján). Esta pintura rupestre se ha convertido en la imagen de la comarca de la Serranía de Ronda Ermita rupestre de la Virgen de la Cabeza (Ronda) Ermita rupestre de la Virgen de la Cabeza (Ronda). Zona de celdas de la comunidad monacal

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Cave hermitage of the Casita de Piedra (Cortes de la Frontera). Outside view Cave hermitage of the Casita de Piedra (Cortes de la Frontera). Inside view of the nave Pregnant Mare. Paleolithic (Benaoján). This cave painting has become the image of the Serranía de Ronda district Cave hermitage of la Virgen de la Cabeza (Ronda). Cave hermitage of la Virgen de la Cabeza (Ronda). Cell area for the monastic community

CEDER Serranía de Ronda


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Sierra de (Cรกdiz)

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Sierra de Cádiz (Cádiz) Jesús López Jiménez Arqueólogo / Ayto. de Setenil de las Bodegas

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Sueños de luces y sombras sobre superficies blancas engalanadas de blanco que penden sus telas sobre la roca y son ellas las que se alzan entre callejones estrechos, fachadas blancas y las vidas de sus gentes, manteniendo siempre a la tierra por cielo. Setenil de las Bodegas, un pueblo que es uno de los más bellos ejemplos de la humanidad de la arquitectura labrada sobre la roca a pie del meandro de un río. Desde el neolítico se viene desarrollando una ocupación troglodítica ininterrumpida de los abrigos del río Setenil, Guadalporcúm y Trejo, siendo en el bronce final cuando por primera vez nos encontramos con estructuras que cierran los abrigos naturales de roca, dando paso a unidades de habitación cerradas por medio de una pared frontal. Este sencillo sistema es el que se vendrá desarrollando durante los siglos posteriores habiendo obtenido la homeotermia para el interior de las viviendas. Pese a que de la antigüedad tardía y del mundo bizantino debemos parte de nuestro urbanismo excavado en la roca, no será hasta el medievo, cuando Setenil pueda ofrecer uno de los conjuntos más excepcionales de la arquitectura del mediterráneo, al estar todas las calles, plazas y viviendas de su entramado urbano, excavadas en la roca, en un intrincado juego de terrazas que serán el germen de la arquitectura moderna y contemporánea de Setenil. En época nazarí alcanza una de sus expresiones más bellas en la fortaleza, diferente de entre todas el estar escondida en el interior de un meandro encajado y retorcido. Esta pequeña medina en la frontera castellano-nazarí, ostenta uno de los más bellos y complejos sistemas de trogloditismo artificial. Su monumentalidad escondida existe gracias a un fenómeno que pervive y permanece prácticamente inalterable por ser una de las mejores soluciones arquitectónicas al contexto geológico y climatológico. Sus calles se abren y se extienden excavadas siendo su ejemplo más sobresaliente la Calle Llana con sus doscientos metros de largo. Sus terrazas, sus plazas y sus viviendas se ensartan en ese eje ofreciendo un espectáculo laberíntico para caer en simas profundas excavadas, aljibes y cisternas. La Coracha-Mina es uno de los más excepcionales y exiguos ejemplos de la arquitectura militar nazarí, siendo parte exenta, el resto de la construcción es un intrincado sistema troglodítico de escaleras, pasajes, aljibes y la mina. Ésta última es la que centra el sistema de abastecimiento de agua de la fortaleza nazarí, a través de una galería y un pozo abierto en la roca para el cuerpo de noria.

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Los primeros arrabales nos atestiguan una primera expansión del núcleo, el aprovechamiento de un sistema constructivo y de un modo de vida, el troglodítico pervive y se extiende. La espectacularidad de la trama urbana de Setenil reside en la ocupación troglodítica de los abrigos naturales y en otros casos de la excavación de la roca para hacer cuevas. A partir de finales del siglo XV y principios del siglo XVI lo que fue la parte principal de las viviendas viene a ser la trasera en el nuevo urbanismo, los abrigos quedan ocultos y las viviendas se alzan, alcanzando el siguiente abrigo natural. Esta explosión urbanística de mundo troglodítico y grandes sistemas aterrazados han sido los que han conformado el urbanismo de hoy día a través de la calle Alta, Vílchez, San Benito, Herrería, Vega, Triana y Ronda podemos disfrutar entre sus paredes blancas. Setenil expresó su urbanismo más espectacular en la Calle Herrería, con viviendas troglodíticas y techos de roca, de ahí pasamos a las Cuevas del Sol y de la Sombra, donde la naturaleza y el hombre han creado túneles por los cuales poder alcanzar otras calles como la Jabonería, Cabrerizas y las Calañas. Setenil cuenta con un rincón dormido en el tiempo, las Cuevas de San Román, su arquitectura no ha variado en los últimos quinientos años y un paraje espectacular donde los abrigos de una orilla y otra prácticamente retocan con su piel de roca. El trogloditismo en Setenil es un sistema vivo, la pervivencia de un sistema de vida se entremezcla con nuevas formas, la evolución de un pueblo. Las bodegas de Setenil se extienden entre finales del siglo XV y principios del siglo XVIII, los abrigos naturales y las cuevas artificiales desarrollan una utilidad económica que desembocó en el apellido de Setenil, de las Bodegas. En definitiva, Setenil es el fruto de múltiples culturas que juntas han ido labrando nuestro pueblo, el de todos, por el cual podemos pasear y disfrutar contemplando uno de los conjuntos arquitectónicos más singulares de los Pueblos Blancos de Andalucía.


Sierra de Cádiz (Cádiz) Jesús López Jiménez Archaeologist / Ayto. de Setenil de las Bodegas

Dreams of lights and shadows on white surfaces decorated in white which hang their fabrics over the rock, and which rise between narrow alleys, white facades and the lives of their people, ever maintaining the ground for sky. Setenil de las Bodegas, a town which is one of humanity’s most beautiful examples of rock-cut architecture at the foot of a river meander. There has been uninterrupted cave dwelling in the shelters of the Setenil, Guadalporcúm and Trejo rivers since the Neolithic period. It was in the Late Bronze Age when for the first time we find structures which close the natural rock shelters leading to dwelling units closed by a front wall. This simple system would be used for subsequent centuries having obtained constant temperatures for the interior of the dwellings. Although we owe part of our rock-cut architecture to the late antiquity and Byzantine world, it would not be until the Middle Ages when Setenil would offer one of the most exceptional groups of Mediterranean architecture as all the streets, squares and dwellings of its urban network are cut into the rock in an intricate game of terraces which would be the seeds for modern and contemporary architecture in Setenil. During the Nasrid period, it reaches one of its most beautiful expressions in the fort, different from all the others as it is hidden inside a boxed-in and twisted meander. This small medina on the Castilian-Nasrid border, boasts one of the most beautiful and complex systems of artificial troglodytism. Its hidden monumental nature exists thanks to a phenomenon which survives and remains practically unaltered as it is one of the best architectural solutions for the geological and climatological context. Its streets open up and are carved out, with the most outstanding example being the Calle Llana, which is 200 m long. Its terraces, its squares and its dwellings are strung out over a central line offering a spectacular labyrinth to fall into deep cut abysses, wells and cisterns.

expands. The spectacular nature of the urban weave of Setenil lies in the troglodytic occupation of the natural shelters, and in other cases, cutting into the rock to make caves. From the end of the 15th century and start of the 16th century, what was the main part of the dwellings becomes the rear part in the new city planning, the shelters become hidden and the dwellings are raised, reaching the next natural shelter. This urban explosion of the cave dwelling and the large terraced systems are what make up the urban plan nowadays through the calle Alta, Vílchez, San Benito, Herrería, Vega, Triana and Ronda where we can enjoy the walks through their white walls.

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Setenil expressed its most spectacular urban planning in Calle Herrería, with cave dwellings and rock roofs. From there we move on to the Cuevas del Sol y de la Sombra, where nature and humans have created tunnels through which we can reach other streets such as Jabonería, Cabrerizas and las Calañas. Setenil has a corner lost in time, las Cuevas de San Román. Their architecture has not changed in the last 500 years and they are a spectacular place where the shelters from one side and another practically touch rock against rock. Cave dwelling in Setenil is a living system, the survival of a system of life that mixes together with new forms, the development of a town. The wine cellars extended between the end of the 15th century and the start of 18th-century. The natural shelters and artificial caves develop an economic usefulness which leads to the last part of Setenil’s name; “of the winecellars”. In short, Setenil is the fruit of many cultures which together have built our town, that of everybody, through which we can stroll and enjoy contemplating one of the most unique architectural complexes in the “White Towns of Andalusia”.

La Coracha-Mina is one of most exceptional and rare examples of Nasrid military architecture, being exempt, the rest of the construction is an integral troglodytic system of stairways, passages, wells and the mine. It is this last part which contains the water supply system for the Nasrid fort, by means of a gallery and a well in the rock for the waterwheel. The first quarters outside the centre bear witness to the first expansion. Making the most of a construction system and a way of life, cave dwelling survives and

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101, 102, 103 Setenil de las Bodegas 101, 102, 103 Setenil de las Bodegas

Juan Antonio Alba Romero


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Campos de (Albacete)

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Campos de Hellín (Albacete) F. Javier López Precioso Director del Museo Comarcal de Hellín

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Durante más de 7.000 años, con sus lógicas intermitencias, en la comarca del Campo de Hellín se han utilizado las estructuras rupestres y semirupestres como un tipo de modo de vida peculiar, pero como un modelo habitacional y religioso simbólico asumido. Si echamos la vista atrás ha sido un tipo de recurso patrimonial poco considerado, pero que con el tiempo ha ido adquiriendo importancia y valor cultural.

de las rupestres, con una cierta variabilidad tipológica en planta, que contrastarán con otro gran grupo estudiado en las minas de Hellín, unidas a la extracción y beneficio del azufre. Se tienen localizados diversos barrios con tipologías variadas, desde las más sencillas hasta de mayor complejidad, bien individuales, bien agregadas con chimeneas y alacenas excavadas. Es, a nuestro juicio, el mejor ejemplo de la comarca y uno de los mejores de la provincia de Albacete.

Nuestra comarca está inserta en el proceso de análisis e investigación del fenómeno troglodítico desde hace relativamente poco. Todo empezó en la cueva del Niño, en Ayna, que, aunque fuera de nuestro territorio, es nuestro precedente básico. Esta magnífica cueva se usa desde el Paleolítico Medio y acoge el más antiguo conjunto de pintura rupestre paleolítica de la provincia de Albacete. También se utiliza durante el Epipaleolítico y Neolítico y durante estás últimas etapas los abrigos rocosos de nuestra zona se aprovechan para expresar todo el bagaje imaginario de esas sociedades a través de las pinturas rupestres, con ejemplos tan señalados como el Abrigo Grande de Minateda. Otros abrigos de menor envergadura acogen también muestras de pintura rupestre tanto en los alrededores de Minateda, como en la Sierra de Cueva Blanca y en la Sierra de Tienda, todos ellos en Hellín, algunos con restos de ocupación prehistórica.

Por otra parte, el pequeño complejo minero del Cenajo, todavía por estudiar, debe asociarse al gran complejo minero citado anteriormente, con hornos, instalaciones y construcciones excavadas en la roca. Cerca de aquí, en el margen izquierdo del río Segura y en la zona del balneario romano, se tienen localizadas otras viviendas rupestres excavadas en la roca. También, y de reciente estudio, se ha trabajado en un antiguo complejo de extracción de yesos de Hellín que se asocia a obreros especializados en estas labores con presencia de construcciones excavadas en el terreno.

Durante la Edad del Bronce conocemos diversos ejemplos de ocupación poblacional estacional semirupestre en abrigos y también con finalidad funeraria como el osario de la peña del Gigante en Tobarra. Después de un lapso de tiempo prolongado encontramos una inscripción ibérica en el lugar de la Camareta, Hellín, en un complejo rupestre que será muy importante durante la etapa visigoda e islámica. Por lo que intuimos actualmente la inscripción ibérica debe corresponder a un primer momento de uso de una cueva o abrigo artificial. Más adelante, desde el final de la época romana y el momento visigodo el sitio adquiere posiblemente nuevas características ampliándose y pasará a ser un eremitorio que será usado durante parte del periodo islámico. Otro interesante ejemplo se localiza en Alborajico, Tobarra, con un una iglesia rupestre excavada en la roca y posibles viviendas de eremiticas asociadas con una cronología controvertida. En el Tolmo de Minateda se han localizado viviendas semirupestres de época islámica inicial y su continuidad está atestiguada por la presencia de una numerosa serie de viviendas en los flancos de esta muela rocosa. Fechadas en los siglos XIX y XX su utilización parece corresponder a familias humildes relacionadas con las tareas agrícolas y su tipología se encuadra tanto dentro de las semirupestres, como

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Bastante más recóndito, pero no menos interesante, es el modelo de ocupación semirupestre asociado a la economía pastoril que estamos empezando a localizar, conocer y estudiar, baste citar los ejemplos de cueva Negra, los abrigos de pastor de cueva Blanca, el de Acebuchar, de reciente localización, con posibles niveles de ocupación de la prehistoria, o el de la Hermana de Hellín. Como se ha visto en este apretado panorama, la variedad del poblamiento y la ocupación troglodítica en la comarca del Campo de Hellín aporta una visón complementaria al ámbito nacional y debe ser considerado como un elemento básico para estudiar nuestro pasado, transmitir su conocimiento, así como para la puesta en valor de estos elementos y el desarrollo cultural y turístico de la zona.


Campos de Hellín (Albacete) F. Javier López Precioso Director of the Museo Comarcal de Hellín

For over 7000 years, with logical interruptions, cave and semi-cave structures have been used in the Campo de Hellín district as a characteristic way of life, as a dwelling model together with religious symbolism. If we take a look back we can see that it has been a neglected heritage resource, but one which over time has acquired cultural importance and value.

large group studied in the Hellín mines, which were connected with excavation and benefits of sulphur. Several districts have been located with various typologies, from the most simple up to the most complex, either individual or with carved chimneys and larders. In our opinion, it is the best example in the district and one of the best in the Albacete province.

Our district has been involved in the process of analysing and researching the troglodytic phenomenon for a relatively short time. It all began in the cueva del Niño, in Ayna, which, although outside our territory, is our basic precedent. This magnificent cave has been used since the medium Palaeolithic period and houses the oldest set of Palaeolithic cave paintings in the Albacete province. It was also used in the Epipaleolithic and Neolithic periods, during which time the rocky shelters of this area were used to express all the imaginary baggage of these societies through cave paintings, with outstanding examples such as the Abrigo Grande de Minateda. Other smaller shelters also house examples of cave painting such as those around Minateda, such as in la Sierra de Cueva Blanca and la Sierra de Tienda, all of which are in Hellín, and some of which have the remains of prehistoric occupation.

Furthermore, the small mining complex of Cenajo, still to be studied, must be associated with the above-mentioned large mining complex, with ovens, installations and constructions cut into the rock. Close to here, on the left bank of the Segura river and in the area of the Roman Baths other cave dwellings carved in the rock have been found. In addition, work has been carried out on the recently studied old Gypsum extraction complex in Hellín, which is associated with specialised workers with the presence of carved constructions in the land.

During the Bronze Age we know different examples of semi-cave seasonal occupation in shelters and also their use for funerals, such as the ossuary of la peña del Gigante in Tobarra. After a prolonged time lapse, we can find an Iberian description in la Camareta, Hellín, a cave complex which would be very important during the Visigoth and Islamic period. That is why we currently feel that the Iberian inscription must correspond to the first moment of the use of an artificial cave or shelter. Later, from the end of the Roman period and the time of the Visigoths, the site possibly acquired new characteristics and was extended, becoming a hermitage which would be used during part of the Islamic period. Another interesting example is located in Alborajico, Tobarra, with a cave church cut in the rock and possible permanent dwellings associated with a controversial chronology.

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More isolated, but no less interesting, is the semi-cave occupation model associated with the pastoral economy which we are starting to locate, know and study. We can mention the examples of cueva Negra, the shepherd shelters of cueva Blanca, and of Acebuchar, recently located and with possible levels of occupation from the prehistoric period, or that of Hermana de Hellín. As we can see in this crowded panorama, the variety of settlements and troglodytic occupation in the Campo de Hellín district offers a complementary vision on a national level and should be considered as a basic element for studying our past, transmitting its knowledge, and for enhancing the value of these elements for cultural and tourism development in the area.

In Tolmo de Minateda, semi-cave dwellings from the initial Islamic period have been found and their continuance is supported by the presence of a numerous series of dwellings on the sides of this rocky hill. Dated from the 19th and 20th centuries, their use seems to correspond to humble families related to agricultural work and their typology fits within both semi-cave dwellings and cave dwellings, with certain variability of typology of the floor, which would contrast with another

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Eremitorio de Alborajico (Tobarra) Casa cueva en el sitio arqueológico del Balneario romano del Cenajo (Hellín) Casa cueva en el Parque arqueológico del Tolmo de Minateda (Hellín) Cueva de la Camareta (Hellín) Casa cueva del barrio minero de Minas del Cenajo (Hellín) Casa cueva en Paraje de los Taraises (Hellín) Viviendas rupestres en la pedanía de Las Minas (Hellín)

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Hermitary of Alborajico (Tobarra) Cave-dwelling on the archaeological site of the Roman baths in Cenajo (Hellín) Cave dwelling in archaeological Park of Tolmo de Minateda (Hellín) Cueva de la Camareta (Hellín) Cave dwelling in the mining district of Minas del Cenajo (Hellín) Cave dwelling in Paraje de los Taraises (Hellín) Cave-dwellings in the area of Las Minas (Hellín)

Juan Carlos Lorente Marín / Antonio Dólera Fernández


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Monte IbĂŠrico Corredor de

Almansa

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Monte Ibérico Corredor de Almansa (Albacete) José Luis Simón García Gabriel Segura Herrero ARQUEALIA S.L.

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La provincia de Albacete ha sido considerada tradicionalmente como una tierra donde se cruzan un gran número de caminos, como los que unen las tierras valencianas y murcianas con los llanos manchegos y castellanos de la Meseta, a través de la comarca Monte Ibérico - Corredor de Almansa. Es un territorio caracterizado por los suaves y ondulados relieves, en los que se alternan las calizas duras con los blandos bancos de arenas y arcillas. Combinación de materiales que, junto con una erosión diferencial propiciada por el viento y la lluvia, ha permitido la formación de numerosos abrigos con amplias viseras, que desde tiempos inmemoriales han permitido su uso como refugio de personas y ganados. Posibilitando, al mismo tiempo, la excavación de cuevas artificiales, que los moradores de la zona han utilizado secularmente como viviendas y corrales y, en épocas mas recientes, criaderos de champiñones. El uso milenario de los abrigos naturales queda reflejado en las pinturas rupestres de la cueva de la Vieja de Alpera, donde grupos de cazadores dejaron plasmadas escenas de sus rituales propiciatorios de caza, el transito de manadas de herbívoros y su caza de forma individual o colectiva. Con posterioridad, y durante miles de años, los pastores de los rebaños de ovejas y cabras que han constituido una de las principales fuentes de riqueza de la zona a lo largo del tiempo, también utilizaron estos abrigos naturales en su devenir por los pastos de cada una de las épocas del año. Pero será a lo largo de los siglos XIX y XX, cuando por motivos demográficos y económicos, se empiece a desarrollar barriadas de casas-cuevas en las principales poblaciones de la comarca. En Chinchilla, por su importancia política y social, el mayor número de habitantes y seguramente por el rápido crecimiento de la población, se empiezan a excavar viviendas en las afueras de la villa consolidada, aprovechando las condiciones naturales del cerro, caso de la barriada de San Blas. Todas ellas poseen un patrón muy similar, una estancia central, que en perpendicular a la ladera penetra en ella, abriéndose estancias a ambos lados, creando sendas habitaciones que solo poseen el vano de acceso. En las paredes se abren alacenas, cantareras y bancos o poyos. En la estancia más próxima al exterior se sitúa el hogar y se perfora el techo para llegar al exterior mediante una chimenea, que se prolonga con una obra circular de mampostería para mejorar su tiro. El enlucido exterior e interior mejora la consolidación de la pared. El enjalbegado periódico con cal permitió incrementar la luminosidad, al tiempo que contribuyó a mejorar la salubridad de las condiciones de vida, dada la convivencia en el interior

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de la casa-cueva de espacios domésticos con establo y corrales para los animales del grupo familiar, muy humilde y con escasos recursos económicos. Los conocimientos adquiridos en la construcción de estas viviendas rupestres se aplicarán en la construcción de talleres, alfares, bodegas y recientemente cocheras. Del mismo modo, y dada la consideración de Chinchilla como plaza militar durante el siglo XX, los polvorines y refugios fueron emplazados en grandes construcciones excavadas con las viejas técnicas tradicionales, pero mejoradas por la tecnología del momento. Si bien en Chinchilla se concentra el mayor número de ejemplos de casas cueva, todas las poblaciones de la comarca tienen ejemplos de este tipo de hábitat rupestre. El barrio de las cuevas de Alpera y de Caudete manifiestan el desarrollo de un fenómeno amplio en el tiempo y en el espacio, tal y como ha quedado documentado durante las labores de inventario y catalogación del hábitat en cueva en la comarca. Pero no toda construcción troglodítica ha sido destinada a vivienda. La necesidad de complementar la renta económica con la producción de cultivos alternativos, al tiempo que los cambios alimenticios de la población urbana, supuso una verdadera revolución al introducir la producción del champiñón. Su cultivo llevó a muchos agricultores a construir cuevas artificiales en las laderas de las lomas próximas a las poblaciones, en busca de suelo gratis y condiciones térmicas y de humedad óptimas. Estas características bioclimáticas del cultivo de este hongo requirió la excavación de un tipo singular de construcción, de planta en U, con ambos extremos al exterior y con pasillos de sección triangular, para una mejor sustentación vertical. Disposición que favorecía la circulación del aire, al tiempo que unos depósitos de agua garantizaban la humedad en el interior del recinto. Por desgracia las necesidades de control higiénico-sanitario y la producción masiva en otros lugares llevó al ocaso la producción de champiñón, y con ella el abandono de este tipo de construcciones troglodititas. Casas cuevas y cuevas de champiñón constituyen un patrimonio cultural singular, escasamente conocido. Su originalidad, la larga tradición que le sustenta y su amplia presencia en toda la comarca, le configuran como un elemento común a ésta y otras comarcas manchegas y españolas.


Monte Ibérico Corredor de Almansa (Albacete) José Luis Simón García Gabriel Segura Herrero ARQUEALIA S.L.

The province of Albacete has traditionally been considered a land where a large number of routes cross, such as those which join the lands of Valencia and Murcia with the Manchegan and Castilian plains of the Meseta, through the district of Monte Ibérico - Corredor de Almansa. It is a territory characterised by soft and rolling reliefs, in which hard limestone alternates with soft sand and clay banks. This combination of materials, together with a differential erosion caused by wind and rain, has enabled the formation of numerous shelters with wide overhangs, which for time immemorial have been used to protect people and livestock. At the same time, this allowed artificial caves to be dug, which the inhabitants of the area have used for many years as dwellings and pens, and more recently as mushroom farms.

The knowledge acquired in building these cave dwellings would be applied to the construction of workshops, potters’ workshops, wine cellars and recently carports. In the same way, and given that Chinchilla was considered a military plaza during the 20th century, arsenals and shelters were placed in large constructions dug with old traditional techniques, but improved with the technology of the time.

The age-old use of natural shelters is reflected in the cave paintings in the cueva de la Vieja de Alpera, where groups of hunters recorded scenes of their propitiatory hunting rituals, the movement of herds of herbivores and their individual or collective hunting. Subsequently, and over thousands of years, shepherds of sheep and goat flocks have constituted one of the main sources of wealth in the area and over time they have also used these natural shelters through the pastures of each of the times of the year.

But not all troglodytic construction was for housing. The need for complementary economic income with the production of alternative crops, at the same time as the changes in eating habits of the urban population, led to a real revolution with the introduction of mushroom production. Mushroom growing led to many farmers building artificial caves in the hillsides close to the towns, searching for free ground and optimal thermal and humidity conditions.

However, it would be over the 19th and 20th centuries, when for demographic and economic reasons, cave-dwelling quarters started to develop in the main towns in the district. In Chinchilla, due to its political and social importance, the higher number of inhabitants and the rapid growth in the population, dwellings began to be dug around the consolidated town taking advantage of the natural conditions of the hills, as in the case of the San Blas quarter. All of these have a very similar pattern, with a central room, which penetrates the dwelling perpendicular to the hillside with rooms on both sides, creating rooms which only have the access opening. The walls contain larders, pottery stands, benches or ledges. The hearth is located in the room closest to the outside and a hole is made in the roof to reach the outside by means of a chimney, which is extended using a circular stonework piece to improve the draft.

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Although Chinchilla contains the greatest number of examples of cave-dwellings, all the towns in the district have examples of this type of cave habitat. The neighbourhood of las cuevas de Alpera y de Caudete shows the development of a widespread phenomenon over time and space, as has been documented during the inventory and cataloguing of cave dwellings in the district.

These bioclimatic characteristics for growing these mushrooms required digging a special type of construction, with a U-shaped floor, with both ends on the outside and with triangular section passage ways, for better vertical support. This layout favoured air circulation, and at the same time water deposits guaranteed humidity inside the site. Unfortunately, hygiene-health control needs and massive production in other places led to the decline in mushroom production, and subsequently the abandonment of this type of troglodytic construction. Cave-dwellings and mushroom caves constitute a unique cultural heritage, which is scarcely known about. Their originality, the long tradition which supports them, and their extensive presence throughout the district make them a common element to this and other Manchegan and Spanish counties.

The outer and inner plaster improves the consolidation of the wall. Periodic whitewashing with lime made it possible to increase luminosity, and at the same time contributed to improving the healthiness of the living conditions, given that the interior of the cave-dwelling combined domestic spaces with stables and pens for the family’s animals, which was very humble and with limited resources.

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Barrio de cuevas del Agujero (Chinchilla de Montearagón) Picabarajas (Almansa) Paisaje (Higueruela) Pintura rupestre de la cueva de la Vieja (Alpera) Chimenea de una cueva (Chinchilla de Montearagón) Alojamiento rural (Chinchilla de Montearagón) Establecimiento de ocio (Chinchilla de Montearagón)

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Cave district in Agujero (Chinchilla de Montearagón) Picabarajas (Almansa) Landscape (Higueruela) Cave painting in the cueva de la Vieja (Alpera) Cave chimney (Chinchilla de Montearagón) Rural accommodation (Chinchilla de Montearagón) Leisure establishment (Chinchilla de Montearagón)

Antonio Real Hurtado


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Manchuela

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La Manchuela (Albacete) Gabriel Segura Herrero José Luis Simón García ARQUEALIA S.L.

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La comarca de la Manchuela, emplazada en el sector septentrional de la provincia de Albacete, queda caracterizada por un relieve de suaves ondulaciones serranas alternadas entre amplios llanos cortados, de forma abrupta, por el río Júcar que ha excavado un profundo y espectacular cañón fluvial. Cicatriz orográfica excavada a lo largo de miles de años en un lento proceso, constituyéndose en un hito geográfico que ha marcado los modos de vida de todos los grupos humanos que a lo largo de los siglos han transitado, vivido y explotado este singular espacio natural. Singularidad geográfica marcada por las especiales condiciones geológicas en las que la alternancia de rocas duras y blandas ha posibilitado que el agua, el viento, el calor y el frío, formaran cavidades naturales; y, que posteriormente el hombre aprovechara las zonas de rocas blandas para excavar cavidades artificiales a lo largo de la Historia y con funcionalidades diferentes. Así en abrigo y cuevas se encuentran viviendas, corrales, refugios, almacenes, talleres, palomares, santuarios religiosos, etc. Uniendo en un inigualable paisaje natural formaciones naturales y antrópicas que por suerte nos han llegado hasta nuestros días en un buen estado de conservación. La utilización de abrigos y cuevas en la Manchuela se remota, por el momento, a la cultura ibérica, tal y como denotan las inscripciones alfabéticas de un pequeño santuario en un abrigo del cañón. Testimonio arqueológico nada excepcional a juzgar por otros restos documentados del hábitat de época ibérica. Pero, sin lugar a duda, será durante la Edad Media, con el asentamiento de grupos étnicos procedentes del Magreb, cuando la ocupación de las paredes verticales del cañón del Júcar se vea ampliada e intensificada, hasta el punto de que cuando la zona es conquistada por las tropas de Alfonso VIII, a principios del siglo XIII, se identifica claramente los núcleos fortificados de Jorquera y Alcalá frente a un tercer núcleo al que se le denomina las Cuevas. Punto localizado en torno a la actual cueva de Garadén, donde la ocupación se remonta, al menos, a momentos de época romana. El uso de las cavidades naturales o artificiales con diversa funcionalidad quedó consolidado a lo largo de la Edad Media y Edad Moderna, llegando a extenderse a los llanos circundantes del resto de la Manchuela. Será en este ámbito, ajeno al cañón del Júcar, donde las “cejas” o placas de roca dura sobre capas arcillosas, permitieron que a las afueras de la mayoría de las poblaciones se generasen barriadas, más o menos extensas, de este tipo de viviendas rupestres. Construcciones

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que, con el paso del tiempo no sólo se incrementaron sino que las existentes se fueron ampliando en superficie, en directa relación al crecimiento de las necesidades familiares. Tanto en la zona del cañón del río como en las tierras llanas, las viviendas rupestres se caracterizan por una disposición alineada de las estancias, paralela a la fachada exterior. Habitaciones de las que, en ocasiones, se abren otras hacia el interior, ganando en superficie útil. Todavía hoy en día en las habitaciones y estancias se aprecian elementos como las alacenas, cantareras, bancos, hogares y otros elementos de difícil interpretación. Viviendas y construcciones del llano y del cañón comparte muchas características, si bien también tienen elementos diferentes. Generalmente, cuando se emplea un abrigo natural, la pared exterior se realiza en tapial o mampostería trabada con mortero; emplazándose ahí la puerta y edificaciones anexas, como hornos o pesebres. En muchos de los abrigos y casas excavadas en el cañón del río, muy próximas al cauce, las paredes son de cañas recubiertas de barro, muestra del aprovechamiento ecológico de los recursos naturales. En las casas cueva del llano es frecuente la existencia de chimeneas que sobresalen en un paisaje de llanura, entre amplios campos de cereal y que caracterizan unos espacios muy singulares que hoy en día son hitos en el paisaje de la zona. Las condiciones climáticas de estas viviendas sorprende al visitante actual pues en su interior la temperatura, la humedad y hasta la iluminación se mantiene de forma constante a lo largo de las diferentes estaciones del año, permitiendo un equilibrio térmico para sus moradores, en un tierra con una climatología muy extrema. Hoy en día el uso turístico, tanto como lugares de ocio como de vivienda, no hace sino continuar con una larga tradición constructiva, que sin variar en su esencia, la realización de viviendas y espacios auxiliares aprovechando las condiciones geológicas de la zona, lo hacen en uno de los espacios geográficos más singulares de la provincia de Albacete, aunando naturaleza, patrimonio cultural, historia y geografía; pasado y presente.


La Manchuela (Albacete) Gabriel Segura Herrero José Luis Simón García ARQUEALIA S.L.

The Manchuela district, located in the northern sector of the Albacete province, is characterised by a relief of soft rolling hills alternating between wide plains abruptly cut by the Júcar river which has dug a deep and spectacular river canyon. This orographic scar has been dug over thousands of years in a slow process, constituting a geographical landmark which has marked the lifestyles of all the humans that have passed through, lived in, and exploited this unique natural area over the centuries. This unique geographical nature has been marked by the special geological conditions which alternate between hard and soft rocks, allowing water, wind, heat and cold to form natural cavities. Subsequently, throughout history humans took advantage of the areas of soft rocks to carve artificial cavities with different functions. Therefore, in shelters and caves we can find dwellings, pens, refuges, storage areas, workshops, dovecotes, religious sanctuaries etc, joining together natural and manmade formations in an unequalled natural landscape which has luckily arrived at our times in a good state of conservation. The use of shelters and caves in la Manchuela for the moment dates back to the Iberian culture, as denoted in the alphabet inscriptions of a small sanctuary in a shelter in the canyon. This archaeological proof is not exceptional if we judge by the other remains documented from the habitat of the Iberian period. However, it would undoubtedly be during the middle ages, with the settling of ethnic groups from the Maghreb, that the occupation of the vertical walls of the Júcar canyon would be extended and intensified up to the point that when the area was conquered by the troops of Alfonso VIII, at the start of the 13th century, the fortified centres of Jorquera and Alcalá can be clearly identified against a third centre called “the Caves”. This point is located around the current cueva de Garadén, where occupation dates back at least to the Roman period.

Both in the area of the river canyon and in the plains, the cave dwellings are characterised by the lineal layout of the rooms, parallel to the outer facade. These room sometimes lead on to others on the inside, thus gaining more useful surface area. Even nowadays, the rooms contain items such as larders, pottery stands, benches, fireplaces and other items which are difficult to interpret.

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Dwellings and constructions on the plain and in the canyon share many characteristics, although they also have differences. Generally, when a natural shelter is used, the outer wall is made as a mud wall or with masonry worked with a mortar. The door was placed here as well as the attached constructions, such as stoves or troughs. In many of the shelters or dwellings carved in the River canyon, very close to the river bed, the walls are of reed covered in clay, an example of the ecological use of natural resources. In the case of the dwellings on the plain, we can frequently find chimneys which stand out in the flat landscape, among extensive fields of cereals and which characterise these unique spaces which are nowadays landmarks in the area’s landscape. The climatic conditions in these dwellings surprises the modern visitor as the inside temperature, humidity and even lighting remain constant over the different seasons of the year, allowing thermal balance for their inhabitants in a land with a very extreme climate. Nowadays, tourism both as areas for leisure and as accommodation continue a long tradition, which is essentially unchanged, of making use of the area’s geological conditions to make dwellings and auxiliaries spaces. This makes it one of the most unique geographical areas in the province of Albacete, bringing together nature, cultural heritage, history and geography; past and present.

The use of natural or artificial cavities with different functions was consolidated throughout the Middle Ages and the modern era and extended to the surrounding plains in the rest of the Manchuela. It would be in this environment, away from the Júcar canyon, where the “eyebrows” or plates of hard rock over clayey layers made it possible for reasonably large areas of this type of cave dwelling to be generated in the outskirts of most towns. These constructions did not only increase over time, but the existing ones also extended in surface area in direct relation with the growth of the family’s needs.

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Cuevas bajo el Castillo (Alcalá del Júcar) Cueva de Garadén (Alcalá del Júcar) Casas de Juan Núñez Cubas (Jorquera) La Recueja Masagó (Alcalá del Júcar) Cubas (Jorquera)

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Caves below the Castle (Alcalá del Júcar) Cueva de Garadén (Alcalá del Júcar) Casas de Juan Núñez Cubas (Jorquera) La Recueja Masagó (Alcalá del Júcar) Cubas (Jorquera)

Antonio Real Hurtado


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Comarca de (Toledo)

Oca単a


Comarca de Ocaña (Toledo) Jorge Vega Miguel Arqueólogo / ARGEA Consultores

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La comarca de Ocaña con sus paisajes aquilatados sobre los frentes del páramo posee una notable muestra de espacios de habitación en cuevas que fueron labradas por el hombre a lo largo de los tiempos. Los blandos materiales miocenos de sus laderas han facilitado la excavación de este tipo de casas, inmejorables para hacer frente a las duras condiciones climáticas imperantes en la zona, ya que presentan temperaturas constantes y agradables por su frescor en verano y su templanza en invierno. Aunque en algunas zonas estas construcciones podrían ser de tradición musulmana, y posiblemente alguna estuviera ocupada durante la prehistoria, en nuestras tierras es un fenómeno que tiene su origen en tiempos recientes, a finales del siglo XVIII, con un mayor desarrollo durante el siglo XIX y comienzos del XX, al hilo del aumento demográfico unido a una profunda crisis económica y social que motiva la búsqueda de vivienda digna por aquellos que disponían de menos recursos. Podemos decir que nuestros antepasados se aplicaron con entusiasmo al trabajo troglodita ya que por toda la comarca y, con la diversidad de matices que es capaz de generar la arquitectura popular, encontramos desde pequeñas oquedades utilizadas como despensas o fresqueras, labradas en casi todas las casas, hasta espaciosas viviendas subterráneas con buenas condiciones de habitabilidad, en cuyo exterior destacan las blancas fachadas encaladas y las peculiares chimeneas cónicas. Aunque todos los pueblos de nuestra comarca cuentan con espacios domésticos trogloditas de mayor o menor dimensión, destacan los importantes conjuntos de Santa Cruz de la Zarza, Villatobas, Lillo, Ontígola y La Guardia, donde aún habitan algunas familias. Pero no sólo en los cascos urbanos o periferia localizamos un intenso trabajo troglodita, diseminadas por el campo, próximas a las viñas o las tierras de labor, encontramos un buen número de viviendas en cuevas, algunas tan espaciosas que se decía que “una yunta de mulas con la galera, podía dar la vuelta dentro de ellas”. No podemos olvidar, en una comarca que destaca por la calidad de sus vinos, el elemento arquitectónico básico asociado a su elaboración como son los lagares y bodegas subterráneas, que con su con temperatura y humedad constante son el lugar ideal para criar los caldos en Noblejas, Yepes, Villamuelas, Ocaña…

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Sin embargo es un fenómeno que no sólo se limita a la excavación de espacios domésticos y agropecuarios; también contamos con algunos interesantes ejemplares de lugares de culto como la ermita de Santa Gema, en Santa Cruz de la Zarza, o la del Santo Niño, en La Guardia, donde, además, hay una posible sinagoga del siglo XV, excavada bajo la ermita de Nuestro Padre Jesús. También hay una importante actividad troglodita en el abastecimiento de agua, destacando por su largo recorrido el impresionante qanat o viaje de agua que abastece la monumental fuente grande de Ocaña, construida por Juan de Herrera en el siglo XVI, y aunque de menores dimensiones, también son interesantes el Encaño y las minas de agua de Huerta de Valdecarábanos o la fuente nueva de Villarrubia de Santiago. Destaca el trabajo en minas y canteras repartidas por la comarca que se remontan atrás en el tiempo, como nos indican, entre otras, la cueva de Villacampa en Noblejas, una mina romana de lapis specularis, el sistema de acristalamiento utilizado en todo el Imperio romano y del que ya decían los autores clásicos que el mejor era el de Hispania y de ésta, sin duda, el de los alrededores de la cercana Segóbriga. Pozos de nieve, silos para almacenar el cereal, cuevas para cultivar champiñones, estanques tallados para transformar el cáñamo… es sin duda un excepcional patrimonio etnográfico y arqueológico que nos ayuda a explicar, enriqueciendo, las claves de nuestro paisaje y la relación del hombre con el medio y al mismo tiempo posibilita, con su conocimiento y puesta en valor, generar nuevas dinámicas sociales, culturales y económicas sobre el territorio.


Comarca de Ocaña (Toledo) Jorge Vega Miguel Archaeologist / ARGEA Consultores

The Ocaña district with its tested landscapes over the fronts of the high plain possesses a notable sample of cave dwellings which were cut by humans over many periods. The soft Miocene materials of its hillsides have facilitated the digging of this type of dwelling, which is unbeatable for facing the harsh weather conditions prevailing in the area, as they have constant and pleasant temperatures which are fresh in summer and mild in winter. Although in some areas these constructions could be from a muslim tradition, and some possibly occupied during prehistory, this phenomenon has its origins in our lands in recent times, towards the end of the 18th century, with greater development during the 19th century and the start of the 20th century. This was due to the increase in the population together with a deep economic and social crisis which gave rise to the search for decent homes for those people who had less resources. We can say that our ancestors worked on the cave dwellings with enthusiasm as throughout the district, and with the different characteristics that popular architecture is able to generate, we can find small cavities used as larders or meat safes worked into almost every house. We can also find spacious underground dwellings with good living conditions, noteworthy due to their whitewashed facades and their peculiar cone-shaped chimneys. Although all the towns in our district have domestic cave dwelling spaces of greater or lesser size, the important groups of Santa Cruz de la Zarza, Villatobas, Lillo, Ontígola and La Guardia stand out, where some families still live today. But it is not only in the urban centres or periphery where we can find intense cave dwelling work, but also spread over the country, close to the vineyards or the worked land we can find a good number of cave dwellings, some of which are so spacious it was said of them that “a yoke of mules with the wagon could turn around inside them”.

However, it is a phenomenon which is not only limited to carving domestic and farming spaces. We also have interesting examples of places of worship such as the hermitage of Santa Gema, in Santa Cruz de la Zarza, or that of the Santo Niño, in La Guardia, where there is also a possible 15th century synagogue, dug below the hermitage of Nuestro Padre Jesús.

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There is also important troglodytic activity in water supply. We can highlight the impressively long “qanat” or water journey which supplies the monumental great Fountain of Ocaña, built by Juan de Herrera in the 16th century. Although smaller, we can also highlight the Encaño and water mines of Huerta de Valdecarábanos or the new Fountain of Villarrubia de Santiago. Noteworthy is the work in mines and quarries spread over the district which date back in time, as indicated by, for example, the cueva de Villacampa in Noblejas, a Roman mine of lapis specularis, the glazing system used throughout the Roman Empire, and of which the classical authors said the best examples were to be found in Hispania, and these undoubtedly included those around the nearby Segóbriga. Snow wells, silos to store cereal, caves used to grow mushrooms, carved deposits to transform hemp... it is undoubtedly an exceptional ethnographic and archaeological heritage which enriches and helps us to explain the keys of our landscape and the relationship of humans with their environment. At the same time, it makes it possible, through knowledge and enhancing their value, to generate new social, cultural and economic dynamics in the territory.

We cannot forget, in a district noted for the quality of its wines, the basic architectural elements associated with wine preparation, such as the underground presses and wine cellars, which with their constant temperature and humidity are the ideal place to age the wine in Noblejas, Yepes, Villamuelas, Ocaña etc.

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Cuevas del Calandrajo (Huerta de Valdecarábanos) La Fuente Grande (Ocaña) Hospedería convento (Lillo) Cuevas de los Ranos (Santa Cruz de la Zarza) Ermita del Santo Niño (La Guardia) Mesón Las Cuevas (Ontígola) Cuevas del Tío Felipe (Villatobas)

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Cuevas del Calandrajo (Huerta de Valdecarábanos) La Fuente Grande (Ocaña) Convent hospice (Lillo) Cuevas de los Ranos (Santa Cruz de la Zarza) Hermitage of Santo Niño (La Guardia) Mesón Las Cuevas (Ontígola) Cuevas del Tío Felipe (Villatobas)

Carlos García Mingo


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Rioja Suroriental La

(La Rioja)


La Rioja Suroriental (La Rioja) Diego Esquide Eizaga Historiador

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La Rioja Suroriental es una zona de especial interés natural marcada por ríos que modelan los valles del Cidacos, Alhama-Linares, Ocón y Leza-Jubera, con un evidente clima mediterráneo y unas condiciones geológicas que han favorecido la creación de un paisaje caracterizado hoy por la presencia de cuevas artificiales horadadas por el esfuerzo humano a lo largo de los siglos. El valle del Cidacos es el gran exponente troglodítico de la Rioja Suroriental. Un paseo por la orilla izquierda del río permite observar, desde Herce hasta Autol, una orografía de escarpes cortados verticalmente formados por materiales muy blandos como areniscas, conglomerados, arcillas, yesos o calizas. En las localidades de Autol, Quel, Arnedo, Herce y Santa Eulalia la facilidad del terreno ha permitido abrir numerosas cuevas y galerías a las que el hombre ha dado diversos usos. Los motivos religiosos, que se presentan como lugares de culto, la actividad productiva con bodegas, palomares, pajares, abejeras, corrales y por supuesto su uso como viviendas, las casas-cueva. La localidad de Arnedo es el gran centro aglutinador de casas-cueva, formando incluso barrios, con casi doscientas que en la actualidad han perdido su original función de vivienda, abandonándose, o en el mejor de los casos han sido reconvertidas en lugares de ocio y encuentro de sus dueños volviendo así al uso social. Estas casas-cueva se caracterizan por su tipología uniforme que le proporciona una estampa característica a la zona. La postal que se lleva el visitante enseña en el frente un acceso arqueado de entrada cerrado por una puerta de madera, junto con al que aparece una ventana y una chimenea. En las calles de estos barrios rupestres se hacía gran parte de la vida social, la relación con los vecinos era muy estrecha, compartían lo poco que tenían y contaban historias de la vida de lo cotidiano, la ausencia de ruido en el interior de las cuevas contrastaba con este bullicio de interacción social. No sólo para vivienda se han empleado cuevas. Las cavidades rupestres han sido escenario importante del desarrollo económico de estos valles riojanos. Los hombres las han construido y utilizado para diferentes labores, varias son las tipologías que se han diferenciado, desde los palomares; que se caracterizan por sus paredes con nichos excavados en hileras de tres o más, los corrales construidos cerca de lugares con agua y pasto y caracterizadas por su construcción de tres, cuatro o cinco oquedades en paralelo, hasta las abejeras para la colocación de colmenas, y leñeras o pajares para guardar la leña y el pasto respectivamente. Uno de los usos más típicos en La Rioja para estas cuevas eran las bodegas. Las de Quel constitu-

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yen el barrio de Bodegas más característico de La Rioja. Se aprovechó un extenso cortado junto al río Cidacos para excavar un elevado número de bodegas-cueva de carácter familiar, más de 150 documentadas, donde se realizaba todo el proceso vinícola. El fenómeno rupestre se ha dado en estas poblaciones desde antaño como refugio, en especial en época de inseguridad, y también ha sido utilizado por comunidades de monjes que se retiraron a lugares apartados e inaccesibles para llevar una vida de oración. Un ejemplo de ello es la ermita de San Tirso en Arnedillo, una cueva artificial situada en un barranco y datada en el siglo IX. Igualmente, en Autol se encuentra la ermita de la Virgen de la Cueva, un conjunto de tres cuevas en un antiguo abrigo natural donde tomó importancia la veneración a la Virgen. Recorriendo la riqueza natural de la Rioja Suroriental, la comarca del Alhama Linares, junto con el valle del Cidacos, conserva en la aldea de Inestrillas una de las muestras de trogloditismo más destacadas de la comunidad. En un farallón rocoso de 500 metros de longitud se pueden observar los restos de viviendas rupestres y semirrupestres horadadas en la roca caliza, entre las que destacan la torre de aspecto defensivo, la cárcel, la iglesia parroquial de la Natividad, una de cuyas paredes coincide con la roca del farallón, y el llamado Palacio. En la actualidad de un aspecto muy deteriorado pero de gran belleza paisajística y significación histórica. Junto a la aldea, la ciudad celtibérica de Contrebia Leucade muestra al visitante un urbanismo rupestre único en el territorio peninsular. En la cercana Cervera del río Alhama se excavaron en sus laderas abundantes cuevas que hasta hace poco tiempo fueron utilizadas como viviendas o como talleres de alpargatas, que desde el siglo XIX son una de las señas de identidad de la localidad. Del aspecto de los palomares, entre el zureo de las palomas y el susurro de los monjes, los valles del Leza y del Jubera presentan igualmente paredones rocosos formados por la acción violenta de los ríos donde en lugares, hoy de acceso inverosímil, se abren oquedades, como en Leza del río Leza, o las excavadas en las localidades de Jubera y Santa Engracia, siempre situadas en las desembocaduras de los ríos. Los conjuntos más destacados de esta tipología son los de Los Planos, San Fruchos, Los Cien Pilares en Arnedo y los grupos de Herce y Santa Eulalia, el catálogo troglodítico más importante de la Rioja Suroriental.


La Rioja Suroriental (La Rioja) Diego Esquide Eizaga Historian

La Rioja Suroriental is an area of special natural interest marked by rivers which sculpt the Cidacos, Alhama-Linares, Ocón and Leza-Jubera valleys, with a Mediterranean climate and geological conditions which have favoured the creation of a landscape today characterised by the presence of artificial caves carved by human effort over the centuries. The Cidacos Valley is the great troglodytic exponent in La Rioja Suroriental. Walking along the river’s left bank we can observe, from Herce to Autol, an orography of vertically cut escarpments, formed by very soft materials, such as sandstone, conglomerates, clays, gypsums and limestones. In the towns of Autol, Quel, Arnedo, Herce and Santa Eulalia the ease of the terrain has made it possible to open numerous caves and galleries which humans have given different uses. Religious reasons, which are shown as places of worship, production with storage areas, dovecotes, barns, apiaries, pens and obviously as a place to live in, the cave dwellings. The town of Arnedo is the centre which brings together many cave dwellings, even forming a neighbourhood with almost 200 which have currently been abandoned and lost their original function as dwellings, or in the best cases they have been converted into leisure or meeting places for their owners, thus returning to their social use. These cave dwellings are characterised by their uniform typology which provides a characteristic appearance to the area. The image which the visitor takes shows an arched access at the front closed by a wooden door, next to which there is a window and a chimney. A large part of the social life of these cave dwellings took place in these streets, relations with the neighbours were very close; they shared the little which they had and told stories about daily life. The absence of noise inside the cave contrasts with the ruckus of social interaction The caves have not only been used as dwellings. The cave cavities have been an important setting for the economic development of these Rioja valleys. Humans built them and used them for different work. Different typologies have been distinguished, from dovecotes; which are characterised by their walls with niches dug in rows of three or more, pens built close to places with water and pasture and characterised by their construction of three, four or five cavities in parallel, up to apiaries for placing beehives, and woodsheds or haylofts to store wood and hay respectively. One of the most typical uses in La Rioja for this caves was as wine cellars. Those of Quel constituted the most characteristic area of wine cellars in La

Rioja. An extensive cut next to the Cidacos river was used to dig a high number of family cave wine cellars, over 150 have been documented, where the whole winemaking process was carried out.

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The cave phenomenon has occurred in these towns since olden times as a refuge, especially in areas of insecurity. They have also been used by monk communities who withdrew to isolated and inaccessible places in order to live a life of prayer. An example of this is the San Tirso hermitage in Arnedillo, an artificial cave located in a ravine that dates from the ninth century. Similarly, in Autol we can find the “Virgin of the Cave” hermitage, a set of three caves in an old natural shelter which were dedicated to worshipping the Virgin. Continuing on route through the natural wealth of La Rioja Suroriental, we come to the Alhama Linares district, next to the Cidacos valley, where the village of Inestrillas serves one of the community’s most outstanding examples of cave dwelling. In a 500 metre long rocky outcrop we can observe the remains of cave and semicave dwellings carved into the limestone rock, among which we can highlight the defensive-appearing tower, the prison, the Parish Church of the Nativity, one of whose walls coincides with the rocky outcrop, and the so-called Palace. They are currently very deteriorated yet still retain great landscape beauty and historical significance. Next to the village, the Celtic-Iberian city of Contrebia Leucade shows the visitor a cave town which is unique in the peninsula. In the nearby Cervera del río Alhama, caves were dug in its abundant hillsides which until recently were used as dwellings or as espadrille workshops, which since the 19th century have been identified with this area. From the appearance of the dovecotes, between the cooing of the doves and the whispering of the monks, the Leza and Jubera valleys both present rock faces formed by the violent action of the rivers where in places, which today are difficult to access, there are cavities, such as in Leza del río Leza, or those carved in the towns of Jubera and Santa Engracia, always located in the mouths of rivers. The most outstanding complexes of this type are those of Los Planos, San Fruchos, Los Cien Pilares in Arnedo and of the groups of Herce and Santa Eulalia, the most important cave-dwelling catalogue in La Rioja Suroriental.

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Cueva Cien Pilares (Arnedo) Cueva “Los Planos” (Arnedo) Ermita de San Tirso (Arnedillo) Cueva “San Fruchos” (Arnedo) Cueva corral de ganado (Ocón) Casa Cueva (Arnedo) Virgen de la Cueva (Autol) Castillo-Cueva (Inestrillas) Casas-Cueva en la ciudad celtíbera de Contrebia Leucade (Aguilar del Río Alhama)

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Cave Cien Pilares (Arnedo) Cave “Los Planos” (Arnedo) Hermitage of San Tirso (Arnedillo) Cave “San Fruchos” (Arnedo) Livestock pen Cave (Ocón) Cave-Dwelling (Arnedo) Virgen de la Cueva (Autol) Castle-Cave (Inestrillas) Cave-Dwelling in the Celtiberian city of Contrebia Leucade (Aguilar del Río Alhama)

Fotografía & Video CAPTURA


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Las

Merindades

(Burgos)


Las Merindades (Burgos) Judith Trueba Longo Historiadora

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El tercio norte de la provincia de Burgos constituye una unidad geográfica bien definida, caracterizada, entre otros aspectos, por un relieve contrastado, con espacios elevados y áreas deprimidas en inmediato contacto, y una diversidad geomorfológica, natural y paisajística que confieren singularidad y atractivo a este espacio. Este extenso territorio, solar de la Castilla primigenia o Castella Vetula, corresponde en la actualidad a la comarca de Las Merindades. Desde el punto de vista geológico, la existencia de bancos de materiales blandos como areniscas, conglomerados, arcillas o calizas, han servido de soporte a un hábitat rupestre conformado por iglesias y celdas eremíticas, asentamientos de carácter defensivo encaramados en lo alto de cerros amesetados y basamentados en la roca, necrópolis rupestres o pequeñas cavidades excavadas en afloramientos de arcillas, utilizadas secularmente por los habitantes de estas tierras para el almacenamiento y la conservación del vino autóctono. Dentro de este elenco de ejemplos de hábitat rupestre, destacan, por su importancia histórica y por la espectacularidad de buena parte de sus manifestaciones, las cavidades artificiales de carácter eremítico. No en vano, los eremitorios representan la más primitiva manifestación de la implantación del cristianismo en el territorio del tercio norte de la provincia de Burgos. Su singularidad y su carácter rupestre, atraen y fascinan a cuantos se interesan por estos vestigios que recrean celdas e iglesias excavadas en la roca con herramientas tan rudimentarias como picos, cinceles y azuelas con las que se abrieron diferentes espacios interiores y se tallaron bóvedas y soportes que en realidad no desempeñan una verdadera función arquitectónica. En el origen y evolución del eremitismo en el territorio de la actual comarca de Las Merindades, se pueden establecer dos etapas; la más antigua, corresponde a la fase visigoda (siglos VI-comienzos del siglo VIII), momento al que pueden adscribirse la iglesia rupestre y el asentamiento eremítico de Tartalés de Cilla (municipio de Trespaderne). La segunda etapa se desarrolla en época altomedieval (siglos VIII-X), y a este momento pertenece el grueso de las manifestaciones eremíticas del norte de Burgos como las iglesias rupestres de San Miguel de Presillas de Bricia (Alfoz de Bricia), San Pedro de Argés (valle de Manzanedo) o San Tirso y San Bernabé de Ojo Guareña (Merindad de Sotoscueva). Durante esta fase, el movimiento eremítico experimen-

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ta una verdadera expansión por tierras de la actual comarca de Las Merindades, coincidiendo con una coyuntura políticamente convulsa, marcada por la crisis del Estado Visigodo, la invasión islámica, la incorporación de este espacio al reino astur-leonés y los ataques musulmanes al territorio de la primitiva Castilla –la Castella Vetula, actual comarca de Las Merindades– a partir del año 791, agresiones que se prolongarán hasta la segunda mitad del siglo IX. En lo que respecta a las bodegas rupestres, su origen puede remontarse a la época medieval, fase a partir de la que comienzan a configurarse este tipo de cavidades cuya utilidad está relacionada con un producto, el vino, componente fundamental de la dieta y la economía tradicional que imperó en estas tierras hasta comienzos del siglo XX. En la actualidad se conservan más de cien bodegas rupestres repartidas por los municipios de Trespaderne y valle de Tobalina. La conversión de estos vestigios del Patrimonio Histórico en reclamos turísticos debe realizarse de forma controlada y respetuosa, de manera que se asegure su autenticidad y los atributos sobre los que descansa la singularidad de estos testigos materiales de la historia más remota de la actual comarca de Las Merindades. La correcta interpretación de estos bienes y su aprovechamiento turístico en clave de sostenibilidad, pueden contribuir sobremanera al desarrollo cultural y socioeconómico de la comarca de Las Merindades y a la conversión de este espacio del norte de Burgos en destino turístico cultural de primer orden.


Las Merindades (Burgos) Judith Trueba Longo Historian

The northern third of the province of Burgos constitutes a well defined geographical unit characterised, among other aspects, by a contrasted relief, with elevated spaces and lower areas in immediate contact, and a geomorphologic, natural and landscape diversity which makes this area unique and attractive. This vast territory, home of the original Castile or Castella Vetula currently corresponds to Las Merindades district. From the geological point of view, the existence of banks of soft materials such as sandstone, conglomerates, clay or limestone have acted as a support to cave habitats made up of churches and eremites’ cells, defensive settlements perched on the highest hills on the Meseta and based in the rock, cave cemeteries or small cavities dug in clay outcrops used throughout the ages by the inhabitants of these lands for storing and conserving the native wine. Within this range of examples of cave dwellings, we can highlight, due to their historical importance and the spectacular nature of many of their examples, the artificial hermitage cavities. The hermitages represent the most primitive example of the introduction of Christianity in the northern third of the province of Burgos. Their unique nature and cave character attract and fascinate those people interested in these remains which recreate cells and churches cut into the rock with such rudimentary tools as picks, chisels and adzes, which were used to open different interior spaces and carve the vaults and supports, which in reality did not serve any real architectural function.

Muslim attacks on the territory of the primitive Castile – La Castella Vetula – the current Las Merindades district - from the year 791, aggressions which continued until the second half of the 9th century.

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The origin of the cave wine cellars dates back to the mediaeval period. This type of cavity began to be configured from this time. They were used for a product, wine, which was a fundamental component of the traditional diet and economy which prevailed in these lands until the start of the 20th century. Nowadays over 100 cave wine cellars are conserved throughout the municipalities of Trespaderne and valle de Tobalina. The conversion of these remains of the Historic Heritage into tourism sites must be carried out in a controlled and respectful manner, so as to ensure their authenticity and the unique attributes of these material witnesses to the most remote History of the current Las Merindades district. The correct interpretation of these assets and their tourism use based on sustainability can significantly contribute to the cultural and socio-economic development of the district and the conversion of this area in the north of Burgos into a top-end cultural tourism destination.

The origin and development of hermitages in the territory of the current Las Merindades district can be set into two stages: the oldest corresponds to the Visigoth stage (6th century-start of the 8th century). The cave church and hermitage of Tartalés de Cilla (municipality of Trespaderne) date from this period. The second stage took place in the High Middle Ages (8th to 10th centuries). Most of the hermitages in the north of Burgos correspond to this stage, such as the cave churches of San Miguel de Presillas de Bricia (Alfoz de Bricia), San Pedro de Argés (valle de Manzanedo) or San Tirso y San Bernabé in Ojo Guareña (Merindad de Sotoscueva). During this stage, the eremitic movement underwent a significant expansion through the lands of the current Las Merindades district, coinciding with a convulsive political situation, marked by the crisis of the Visigoth State, the Islamic invasion, incorporation of this space into the Astur-Leonese kingdom and the

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Ojo Guareña. Cuevas (Merindad de Sotoscueva) Cueva de los Portugueses. Trátales de Cilla (Trespaderne) Cueva de San Miguel. Presillas (Alfoz de Bricia) Cueva de San Pedro. Argés (Valle de Manzanedo) Cueva de los Moros. Quecedo (Merindad de Valdivielso) Ermita de San Tirso y San Bernabé en Ojo Guareña (Merindad de Sotoscueva) Cueva de San Miguel. Presillas (Alfoz de Bricia) Bodega Museo Etnográfico. Montejo de San Miguel (Valle de Tobalina) Cueva de los Portugueses. Trátales de Cilla (Trespaderne)

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Ojo Guareña. Caves (Merindad de Sotoscueva) Cueva de los Portugueses. Trátales de Cilla (Trespaderne) Cueva de San Miguel. Presillas (Alfoz de Bricia) Cueva de San Pedro. Argés (Valle de Manzanedo) Cueva de los Moros. Quecedo (Merindad de Valdivielso) Hermitage of San Tirso y San Bernabé in Ojo Guareña (Merindad de Sotoscueva) Cueva de San Miguel. Presillas (Alfoz de Bricia) Ethnographic Museum Wine cellar. Montejo de San Miguel (Valle de Tobalina) Cueva de los Portugueses. Trátales de Cilla (Trespaderne)

Asier Camacho


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Páramo, Órbigo y Esla (León)


Páramo, Órbigo y Esla (León) Joaquín Alonso González Etnógrafo

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En la altiplanicie que se extienden al sur de la ciudad de León, entre la feracidad de los ríos Órbigo y Esla, se abre un amplio horizonte agrícola donde, con anterioridad al año mil, se han estado labrando tierras de cereal y viñedo. Ese esfuerzo milenario que ha exigido la vid para convertir su fruto en vino, ha dejado una huella de surcos sufridos, de paisaje retocado y de un ondulante perfil en los taludes de los tesos próximos a los pueblos, lugar idóneo para la construcción de unas oquedades que se adentran en la tierra, las llamadas cuevas o bodegas, excavadas ex professo para el prensado de la uva, cocer el mosto y conservar en las cubas de roble el néctar de su fermentación. Los territorios municipales que presentan el mayor número de pueblos con este patrimonio corresponden a los de Valdevimbre, Villamañán, Ardón, Chozas de Abajo y San Adrián del Valle, mientras que son 98 localidades las que poseen importantes conjuntos en su entorno, repartidas en 13 municipios de los 53 que integran el territorio de la Asociación POEDA, es decir, comarca del Páramo y riberas del Órbigo y Esla. La naturaleza litológica de los suelos pardos-calizos de esta parte de la provincia leonesa, formados por conglomerados, arenas, limos y arcillas con margas, conforman en el subsuelo franjas arcillosas que facilitaron en su día el socavado a golpe de pico de estas cuevas. En ellas se elaboró el vino y se cobijaron mozos y vecinos en momentos de ocio para practicar un comensalismo de amistad entre cata y cata de cada cosecha y al socaire de “cantos de bodega” que alegraron el corazón y la mente, tal como todavía se sigue haciendo. La antigüedad de este patrimonio inmueble, consustancial a la riqueza etnográfica de León, es variable, pues existen ejemplos que sobrepasan tres siglos de existencia, mientras que otros se sitúan entre 1930 y 1950, resultado de las últimas bodegas construidas ex novo o, como sucede en algunos casos, de remozados hechos según las pautas tradicionales. Como se practicaron aprovechando los taludes de esta orografía amesetada, se pudo perforar el terreno de manera horizontal y rectilínea, modalidad que se conoce como bodega a derecho. A veces toman variantes en ángulo, en cuyo caso se las denomina bodegas a codo. Cuando no existe una parte elevada del terreno, se excava hacia abajo, buscando las capas de arcilla más alejadas de la capa freática, con el fin de evitar filtraciones de agua y, por consiguiente, inundaciones dentro de la bodega.

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La construcción de estas cuevas se hacía bajo la dirección de un afinador o picador cuando no a partir de la pericia del propio interesado. Se iniciaba con la señalización de las alineaciones para, a continuación, comenzar a cavar verticalmente, es decir, de arriba abajo. De esta manera se perfilaban las bóvedas, por lo general de arcos de medio punto peraltados o apuntados, así como el que será el ventano o zarcera, hueco por el que se extrae la tierra sobrante, que se convertirá, al finalizar la obra, en una especie de chimenea de ventilación. Esto se repetía dos, tres o cuatro veces según la dimensión que se quisiera dar a la cueva. La tierra extraída se acumulaba en la parte superior, proporcionando el alomado característico de la construcción. Hechas las bóvedas, se procedía a picar en horizontal para hacer el cañón o pasillo de la bodega, que no suele sobrepasar los 2 m de ancho ni los 2,50 m de alto. En él se irán excavando uno huecos laterales, los cubos, donde se alojarán las cubas donde fermentará el vino; se dejará un espacio lateral para ubicar el mecanismo del lagar, el mismo que se tiene documentado desde el año 927; se practicará en el suelo el pilo para recoger el mosto una vez pisada a uva, y se abrirán unos nichos, llamados sisas, para depositar distintos recipientes de trasiego y almacenaje. Al final del cañón se abrirá otro hueco llamado camerín, extremo más profundo de la bodega. En el lado opuesto, la parte del cañón que constituye la entrada, podía ser raso, abovedado con adobes o con parhileras. Las fachadas no eran mayores de tres varas (la vara castellana equivale a algo más de 2,50 m), medida insuficiente para lo que en realidad son las que se han conservado, si bien, las más primitivas se aproximan a esas medidas. No obstante, la longitud de la fachada puede variar en función de tener en ella la lagareta, que es un hueco por el que se arrojaba la uva hacia el interior de la cueva para realizar su prensado. En otros casos, este hueco se sitúa en un lateral o en la parte posterior de lo que es la bodega, siempre buscando el acceso más fácil para vaciar los carriegos o cestos de mimbre en los que se transportaban los racimos desde la viña. Estas frontadas, para defenderlas de la inclemencia, se revestían, según las zonas, con adobe, canto rodado, piedra sin escuadrar, lajas trabadas con un mortero de arcilla (concretamente en el área de San Adrián del Valle y Alija del Infantado), fragmentos de teja y, en los últimos tiempos, con ladrillo, que en realidad fue un remedio para fortalecer esta parte y evitar su desplome, como así ocurre en el área de Valencia de Don Juan y de Valdevimbre.


Páramo, Órbigo y Esla (León) Joaquín Alonso González Ethnographer

On the high plain which extends to the south of the city of Leon, between the fertility of the Órbigo and Esla rivers, a wide agricultural horizon opens up where, going back to the year 1000, cereal lands and vineyards have been worked. This thousand year effort which has used the vine to convert its fruit into wine, has left a mark of furrows, adjusted landscape and a rolling profile in the hill slopes close to the towns, an ideal place to build a cavity into the earth, the so called caves or wine cellars, dug ex professo for pressing grapes, cooking the grape juice and conserving the nectar of its fermentation in oak barrels. The municipal territories which have the greatest number of towns with this heritage correspond to Valdevimbre, Villamañán, Ardón, Chozas de Abajo and San Adrián del Valle, while there are 98 towns which have important groups, spread over 13 municipalities of the 53 which make up the territory of the POEDA Association, that is, the districts of el Páramo, ribera del Órbigo and ribera del Esla. The lithological nature of the limy brown soil from this part of the Leonese province, formed by conglomerates, sands, mud and clay with marls, formed clayey bands in the subsoil which at one time facilitated the carving of these caves are using picks. Wine was prepared in these caves and the children and residents took shelter in moments of leisure in order to share food between tastings of each harvest and relaxing with «cantos de bodega» (wine drinking songs) which cheered the heart and the mind, as they still do today. The antiquity of this building heritage, innate to the ethnographic wealth of Leon is varied, as there are examples which are more than 300 years old while others date from between 1930 and 1950, results of the last wine cellars built ex novo or, as in some cases, renovated according to traditional guidelines. As they were constructed by taking advantage of the slopes of this high plateau orography, it was possible to perforate the land horizontally and rectilinearly. This method is known as «straight wine cellar». Sometimes, they use variations in the angle, and which case they are known as «elbow wine cellars». When there is no elevated part of the terrain, the digging is carried out downwards looking for layers off clay furthest from the phreatic stratum so as to avoid water filtrations and consequently flooding inside the wine cellar.

by signposting the alignments and then started by digging vertically, that is, downwards. In this way, the vaults were outlined, generally in semicircular arches, either stilted or pointed, as well as what would be the window or «zarcera», a gap through which the excess earth is extracted, which would be converted at the end of the works into a type of wind vent. This was repeated two, three or four times according to the size required for the cave. The extracted earth was accumulated in the upper part, providing the mound which is characteristic of the construction.

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Once the vaults had been made, the next step was to dig horizontally in order to make the «canyon» or wine cellar corridor, which is not usually more than 2 m wide or 2.5 m high. From here some side hollows were dug, the «cubes», which would house the barrels where the wine would ferment. A side space was left to accommodate the press, the same one which has been documented since the year 927. A «pilo» or hole is made in the floor to collect to the grape juice once the grape has been pressed, and some niches will be opened, known as «armholes», to place different containers for decanting and storage. At the end of the «canyon» another hollow will be opened, called «camerín», which is the deepest point of the wine cellar. On the opposite side, the part of the «canyon» which constitutes the entrance, may be level, vaulted o with ridgepoles. The facades were not greater than three Spanish yards (a Spanish yard is equivalent to a little over 2.5 m), an insufficient measure for what those which have been preserved really are, although the most primitive ones are close to this measurement. However, the length of the facade may vary based on whether it has a «lagareta», which is a gap through which the grape is thrown inside the cave for it to be pressed. In other cases, this gap is placed on one side or in the rear of the wine cellar, always aiming for the most easy access to empty the «carriegos» or wicker baskets used to carry the bunches of grapes from the vineyard. In order to defend these facades from the weather, they were covered, depending on the area, with adobe, pebbles, unedged stones, sandstone worked with a clay mortar (specifically in the area of San Adrián del Valle and Alija del Infantado), slate fragments, and in recent times, with brick, which in reality was a remedy to strengthen this part and prevent its collapse, as occurred in the area of Valencia de Don Juan and Valdevimbre.

The construction of these caves was carried out under the control of a «tuner» or «face worker» when not using the skill of the interested party. Work began

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Bodegas (Nora del Río) Bodega Grande (San Adrián del Valle) Bodega de dos plantas (San Adrián del Valle) Bodega Grande (San Adrián del Valle) Bodega (Valdevimbre) Bodega Grande (San Adrián del Valle) Torno para extraer la tierra durante la construcción de una bodega

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Wine cellars (Nora del Río) Large wine cellar (San Adrián del Valle) Wine cellar on two floors (San Adrián del Valle) Large wine cellar (San Adrián del Valle) Wine cellar (Valdevimbre) Large wine cellar (San Adrián del Valle) Winch to extract earth during wine cellar construction

(185 a 188) Javier y José Manuel Gutiérrez / (189 a 191) Imagen M.A.S.


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MedianĂ­as y Cumbres de Gran Canaria (Gran Canaria)


Medianías y Cumbres de Gran Canaria (Gran Canaria) Orlando Torres Sánchez Técnico / Aider Gran Canaria

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A pesar de su variedad y riqueza arqueológica, arquitectónica y etnográfica, el patrimonio troglodita de Gran Canaria sigue siendo un auténtico desconocido para la población de la isla. Este desconocimiento se acrecienta en el exterior, ya que hasta el momento no se ha valorado adecuadamente el enorme potencial cultural y turístico que posee tal riqueza patrimonial.

Encontramos ejemplos de yacimientos troglodíticos prehispánicos repartidos por todo el territorio grancanario, desde la costa hasta la cumbre, como: poblados de cuevas naturales y artificiales, graneros trogloditas fortificados, santuarios y necrópolis, entre otros.

Gran Canaria es con diferencia la isla del archipiélago canario con mayor número de cuevas naturales y especialmente artificiales, heredadas en muchas ocasiones de la población prehispánica insular.

La cueva en el periodo histórico

A poco que nos adentremos en las medianías y cumbres de la isla, y si somos algo curiosos, la diversidad de usos asociados a cavidades en la roca (viviendas, estanques, cuevas funerarias, alpendres, ermitas, museos, restaurantes, refugios, almacenes, antiguos graneros, aljibes, casas de turismo rural, queserías, bodegas, etc.) destaca en los barrancos, laderas, roques, montañas, mesas, riscos o cualquier accidente geográfico del paisaje que se nos presente ante nuestra vista.

Gran Canaria: territorio volcánico El origen volcánico de la isla ha conformado un relieve con materiales fácilmente erosionables pero que a su vez presentan una consistencia ideal, que favorecen la aparición de cuevas naturales y la excavación de nuevas oquedades con condiciones excelentes para el uso humano, ya que frecuentemente resultan cuevas muy compactas e impermeables. Estas cuevas, con multitud de formas y tamaños, se localizan generalmente en las vertientes o laderas de barrancos, roques y montañas del interior insular, y principalmente sobre tobas volcánicas y materiales brechoides o ignimbríticos de la serie volcánica Roque Nublo.

La cueva entre los aborígenes canarios Las poblaciones del norte de África que llegan a Canarias entre el siglo IV y III antes de la era, introducen el hábitat en cuevas y lo desarrollan de forma desigual, siendo Gran Canaria la única isla donde se construyen los grandes asentamientos en cuevas artificiales con una clara vocación de permanencia y de aprovechamiento de los recursos cercanos.

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La colonización castellana y el asentamiento de numerosos vecinos procedentes de diversas áreas peninsulares, no supuso el fin de la cueva como vivienda, al contrario, éstas no perdieron su protagonismo al ser, según su tipología, usadas no sólo como morada, sino también como granero, corral, bodega, almacén, lugar de reunión o ermita. La tipología de los espacios interiores de las cuevas se mantiene con el transcurso del tiempo, siendo similar a la prehispánica. Por lo general, se excava un espacio central de planta de tendencia cuadrangular y en una de sus paredes se labran uno, dos o tres aposentos o pequeños espacios rectangulares que sirven como dormitorios.

Actualidad y futuro de la cueva Los viajeros y estudiosos, desde los cronistas del siglo XVI, hasta los millones de turistas de la actualidad, se han detenido a observar y maravillarse por la densidad y particularidades de las cuevas de la isla. A pesar de no existir casas en Gran Canaria que hayan prolongado su tiempo de ocupación durante tantos siglos, como ocurre con las cuevas, las tímidas iniciativas de recuperación y conservación, no han podido frenar el profundo deterioro que está sufriendo este legado cultural, motivado por el abandono y la falta de protección real de muchos lugares y asentamientos emblemáticos del patrimonio troglodítico insular.


Medianías y Cumbres de Gran Canaria (Gran Canaria) Orlando Torres Sánchez Technician / Aider Gran Canaria

Despite its variety and archaeological, architectonic and ethnographic wealth, the troglodytic heritage of Grand Canary continues to be unknown by the island’s population This lack of knowledge is greater abroad, as up to now the enormous cultural and tourism potential of this rich heritage has not been valued. Grand Canary is by far the island in the Canary Isles with the highest number of natural and, especially, artificial caves, inherited in many cases from the island’s pre-Hispanic population. As soon as we enter the island’s medium-altitude areas and peaks, and if we are somewhat curious, the diversity of uses associated with rock cavities (dwellings, pools, funeral caves, sheds, chapels, museums, restaurants, shelters, storage spaces, old granaries, water tanks, rural tourism houses, dairies, wine cellars etc) stands out in the ravines, hillsides, volcanic plugs, mountains, mesas, crags or any geographical accident in the landscape before our eyes.

Grand Canary: volcanic territory The island’s volcanic origin has formed a relief with easily erodible materials which, in turn, offer the ideal consistency to favour the appearance of natural caves and carving of new hollows. These offer excellent conditions for human use as they frequently turn out to be very compact and impermeable caves. These caves, with many shapes and sizes, are generally located in the slopes or sides of ravines, volcanic plugs, and the mountains of the island’s interior, and mainly over volcanic tufas and breccioid or ignimbrite materials from the Roque Nublo volcanic series.

The cave in the historic period

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Castilian colonisation and settling of numerous people from the peninsula did not lead to the demise of cave dwellings. Quite the opposite, they kept their importance and were used, depending on their type, not only as a dwellings but also as granaries, pens, wine cellars, storage places, meeting places or hermitages. The typology of the interior spaces of the caves was maintained over time, being similar to the pre-Hispanic spaces. Generally, a quadrangular central space is cut, and in one of the walls one, two or three chambers or small rectangular spaces are carved which act as bedrooms.

Current situation and future of the cave Travellers and scholars, from 16th century chroniclers up to the millions of tourists nowadays, have stopped to observe and be amazed by the density and unique characteristics of the island’s caves. Although there are no houses in Grand Canary which have been occupied over so many centuries, as is the case with the caves, the timid recovery and conservation initiatives have not been able to put a stop to the severe deterioration which this cultural legacy has undergone as a result of abandonment and lack of real protection of many places and settlements which are emblematic of the island’s troglodytic heritage.

The cave among the indigenous canarians The populations of North Africa arrived in the Canary Islands between the 9th and 13th century BC and introduced cave dwellings and developed them unequally. Grand Canary was the only island where large settlements in artificial caves were built with a clear aim to be permanent and to take advantage of nearby resources. We can find examples of pre-Hispanic troglodytic sites spread all over Grand Canary, from the coast to the peaks, such as: natural and artificial cave settlements, fortified troglodytic granaries, sanctuaries and necropolis, among others.

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Cueva en Acusa Seca (Artenara) Camino labrado en la piedra en la cara sur de la Montaña de Cuatro Puertas (Telde) Ermita de la Virgen de la Cuevita (Artenara) Ermita de San Bartolomé Apóstol en Cueva Bermeja (Agüimes) Juan Cubas en la Ermita de la Virgen de Fátima en Barranco Hondo de Abajo (Gáldar) Granero prehispánico del Cenobio de Valerón (Santa María de Guía de Gran Canaria) Casa de turismo rural “Los Cabucos” (Gáldar)

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Cave in Acusa Seca (Artenara) Route cut into the rock on the south face of the Cuatro Puertas mountain (Telde) Hermitage of the Virgen de la Cuevita (Artenara) Hermitage of San Bartolomé Apóstol in Cueva Bermeja (Agüimes) Juan Cubas in the hermitage of la Virgen de Fátima in Barranco Hondo de Abajo (Gáldar) Prehistoric granary of Cenobio de Valerón (Santa María de Guía in Gran Canaria) “Los Cabucos” rural tourism house (Gáldar)

José Carlos Guerra Mansito


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Índice Presentación

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Introducción

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Comarcas de Baza y de Huéscar (Granada)

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Comarca de Guadix (Granada)

31

Arco noreste de la Vega de Granada y noroeste de Sierra Nevada (Granada)

45

Alpujarra-Sierra Nevada almeriense (Almería)

53

El Condado (Jaén)

63

Comarca del Guadalteba (Málaga)

77

Serranía de Ronda (Málaga)

87

Sierra de Cádiz

97

Campos de Hellín (Albacete)

105

Monte ibérico Corredor de Almansa (Albacete)

117

La Manchuela (Albacete)

129

Comarca de Ocaña (Toledo)

141

La Rioja Suroriental

153

Las Merindades (Burgos)

167

Páramo, Órbigo y Esla (León)

181

Medianías y Cumbres de Gran Canaria

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