Lo que le sucedió a Rodrigo con su enfermedad
Un buen día Guillermo fue a visitar a su amigo Rodrigo porque hacía días que no sabía nada de él. Al llegar a su casa su madre le abrió la puerta y le dijo que estaba muy enfermo, pero aun así Guillermo quiso verlo. Rodrigo le dijo que tenía un virus que le impedía levantarse de la cama, justo ahora que su jefe lo iba a ascender de puesto. Rodrigo, que siempre confiaba en su buen amigo Guillermo porque le daba buenos consejos, le preguntó lo que podía hacer. -Amigo Rodrigo -dijo Guillermo- no te preocupes, me gustaría que supieses lo que sucedió a mi vecina Matilde con su amiga Lola. Rodrigo preguntó que le había sucedido y Guillermo dijo: Matilde era una mujer muy bella y envidiada por todas las vecinas de su bloque. Un día aceptó la invitación de Lola, su vecina, para tomar un café en su casa. Horas después Lola notó en falta objetos de valor y dinero de su casa culpando del robo a Matilde. Las vecinas creyéndola culpable pusieron por toda la calle carteles con su foto acusándola de ladrona para ridiculizarla ante todo el mundo. Pero ocurrió que cuando Matilde decidió coger el ascensor para bajar a la calle este se averió dejándola allí encerrada durante tres días hasta que consiguieron rescatarla. Mientras, en esos tres días, la policía había atrapado al verdadero ladrón que había robado en la casa de Lola. Los vecinos arrepentidos pidieron perdón públicamente a Matilde y tras retirar los carteles le hicieron una gran fiesta. -En cuanto a ti, amigo Rodrigo- dijo Guillermo-, no te preocupes si tu enfermedad te impide ir a trabajar ya que si Dios te ha mandado este virus será porque es lo mejor y te ha llegado para bien. Rodrigo pensó que Guillermo tenía razón y siguió el consejo de su buen amigo y consejero y le fue bien. Y como a Pablo le pareció que este ejemplo era bueno lo copió en este libro e hizo estos versos que dicen: “De lo que Dios te ha de mandar nunca te has de quejar”
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Lo que sucedió al vendedor de patatas que halló a su amada y a su hijo en la misma cama Un día charlaban Salome con Abdul, su amigo, y le contó: -Me ha mosqueado mucho una cosa que me han dicho, y me parece que me deja en mal lugar y estoy pensando en ir a esa persona y apalearle hasta que retire lo que está contando de mí. Cuando Abdul vio a Salome tan enfadado y fuera de razón, le dijo: -Salomé te voy a contar lo que le pasó al vendedor de patatas que fue a un vidente. Salomé pregunto qué le había pasado a aquel mercader, y Abdul respondió: Salomé, en una ciudad vivía un vidente. Un día, acudió a verlo un vendedor de patatas y el vidente le pregunto: - ¿De qué precio queréis el consejo? Cuanto más caro mejor será. -Dadme un consejo de un euro- respondió en vendedor de patatas con la moneda en la mano. El vidente cogió el euro y dijo: -Amigo, si acudís a un buffet y no sabéis cuantos platos hay, comed mucho del primero que traigan. El vendedor de patatas dijo que el consejo no era gran cosa, a lo que el vidente le dijo que de un consejo barato no se podía esperar mucho. El vendedor saco un billete e veinte euros y se lo dio al vidente y le dijo: -Dadme un consejo que equivalga a esto -Amigo- dijo el vidente cogiendo el billete –cuando estéis muy enfadado y penséis en vengaros, reprimid vuestra cólera y no hagáis nada hasta averiguar toda la verdad. El vendedor se marchó para no gastarse todo el dinero. Pero se guardó el último consejo que le dio el vidente.
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El vendedor se marchó a otro país a descubrir nuevas patatas. Al irse dejo a su mujer preñada. Paso tanto tiempo descubriendo las nuevas patatas que cuando volvió el hijo tenía más de veinte años. La mujer creía que él había muerto y como no tenía más hijos le daba todo lo que quería incluso lo llamaba ‘marido’. Pero la mujer seguía preocupada por su marido. El vendedor volvió, pero no se lo dijo a nadie y fue a escondidas hasta su casa y vio que la mujer le preguntó a un joven: -Di, marido ¿de dónde vienes? Cuando el vendedor escuchó eso quiso desenmascarar a ambos; pero recordó el consejo y no hizo nada. Cuando llegó la hora de la comida la mujer y el muchacho se sentaron a comer en la cocina, juntos. Y al vendedor le entraron más ganas de desenmascararlos pero se contuvo. Por la noche se fueron al cuarto y se acostaron en la misma cama y el vendedor fue a salir de su escondrijo pero volvió a él. Cuando la mujer fue a apagar la luz se echó a llorar y le dijo al hijo: -
¡Ay, marido e hijo mío! Me han dicho que ha llegado un avión del país ese al que fue tu padre. Mañana ve al aeropuerto y pregunta por él.
Cuando el vendedor de patatas escuchó eso se alegró mucho de no desenmascararlos y todo le fue bien. -En cuanto a ti, Salomé- dijo Abdul –debes asegurarte bien de que ha sido él y no otra persona antes de hacer nada. Salome siguió aquel consejo y le fue bien. Y, como Juan Francisco entendió que aquel ejemplo era bueno, ordenó copiarlo en este libro y compuso estos versos que dicen: Si obras con arrebato y vehemencia, raro será que no te arrepientas.
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De lo que aconteció a dos amigos que eran youtubers
Un día, estaba Rodolfo hablando con sus padres, y les dijo: -Papá, mamá; el otro día un chico muy rico y con mucha popularidad que conocí hace poco me dijo que, como amigo y debido a que se iba a ir de la ciudad para siempre, me iba a dejar muchos juegos suyos y les iba a decir a sus amigos que me siguiesen en las redes. Aunque parece que sus intenciones son buenas no sé qué hacer al respecto, y me gustaría que me aconsejaseis. -Hijo -dijo el padre- para que sepas qué hacer, tu madre y yo vamos a contarte una historia. Rodolfo pidió que le contasen el cuento y los padres empezaron a narrar la historia, alternándose cada cierto tiempo: Había una vez dos amigos, Jacinto y Ruperto; ambos eran youtubers; Jacinto, había creado su canal hace dos años y llevaba jugando a videojuegos desde mucho tiempo atrás; Ruperto, había creado su canal hace poco y no tenía tantos suscriptores como Jacinto ni tenía tantas cuentas chetadas como él. Un día, que Jacinto no estaba con Ruperto, le dijeron unos supuestos amigos suyos que sólo querían acabar con la amistad del dúo, que Ruperto tenía envidia de él y que iba a hablar mal de él para hundirle el canal. Jacinto, desconfiando de la palabra de esos individuos, pero con la mosca detrás de la oreja, le dijo a Ruperto: -Tío, ¿sabes qué? Estoy pensando que la gente está un poco cansada de mí. Así que, ¿sabes qué te digo? Voy a cerrar mi canal, a darte todas mis cuentas chetadas y les voy a decir a mis suscriptores que se pasen a tu canal. Cuando Ruperto escuchó esto se puso muy contento, porque creía que sus intenciones eran buenas. Al volver a casa, mientras cenaba con sus padres, les dijo lo que había pasado, y sus padres le dijeron: -Hijo, has cometido un grave error, ese muchacho tiene la intención de probarte y puesto que has aceptado su propuesta le has dado a entender que envidias todo lo que tiene. Debes resolver esto rápido o vuestra gran amistad se romperá fácilmente.
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Ruperto se quedó el resto de la noche pensado en un plan para resolver las cosas, y al día siguiente le dijo a Jacinto: -Hey, tío, he estado pensando y he decidido que yo también voy a cerrar el canal. -¿Por qué?- respondió Jacinto. -Porque tú y yo hemos pasado por mucho juntos, muchos directos, tantas victorias magistrales… Así que, he decidido que si tu canal deja de existir, el mío también, por nuestra amistad. Al oír estas palabras comprendió que la persona que tenía delante era un amigo leal, sincero y bondadoso, y le contó el plan y las palabras de aquellos que decían ser sus amigos. Y así fue como aquella amistad, puesta en peligro por la avaricia, se salvó y duró muchos años más. -Respecto a ti, cielo -dijo la madre-, que no te engañen aquellos que dicen ser tus amigos, dado que sólo quieren probarte. Dales a entender que no quieres nada de lo suyo, pues tus amistades se romperán pronto. Rodolfo pensó que el consejo de sus padres era bueno, así que lo siguió y le fue bien. Y, como a Víctor le pareció que el ejemplo era muy bueno, lo mandó copiar en este ejemplario y compuso estos versos que dicen: No os engañéis, pues nadie busca su perjuicio por procurarle a otro un beneficio. Y estos otros que dicen: Con la ayuda de Dios y los buenos consejos se aparta uno del mal y cumple sus deseos.
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Lo que le sucedió a una señora llamada Martina Un día Manolito hablaba de esta manera con Pepito: -"Illo", Pepito ayer un amigo me dijo que quería compartir un billete de lotería conmigo, solo por diez euros, si el billete sale ganador podría ganar una buena pasta, pero sino me quedaría sin mis diez “eurillos” -Manolito, te voy a contar lo que le sucedió a mi hermana Martina -Mis padres estaban enfadados con ella y hacía ya un mes que no le daban la paga, total, que le quedaban solo cincuenta céntimos. Mi hermana que era muy soñadora, ya estaba pensando qué se iba a comprar, un collar que quería desde hace mucho tiempo, estaba pensando tanto en las musarañas que no se dio cuenta por donde pisaba, así que se tropezó, y la pobre piruleta en mil pedazos quedó. -Pepito, ¿ahora qué me has “salío’” poeta? -Anda y calla Manolito, que quería darle un toque al cuento “señor tiquismiquis". Bueno, lo que te quería decir con esto es que si quieres intentarlo, adelante, pero no te vayas a hacer ilusiones en vano. Y como a Pilar le gustó tanto este cuento lo mandó a copiar en este ejemplario que estas leyendo, e hizo estos versos: “Cree en sueños razonables y desecha los inalcanzables”
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De lo que le sucedió a Susi y Eba con su jefe Balisio Un día hablaba el jefe Vázquez con su secretaria: -Conce, tengo un problema, el jefe de la empresa vecina tiene más experiencia en esto, pero el poder del marketing ha querido que yo venda más que él. Él me ha pedido ayuda económica y no se si hacerlo porque lo aprovechará para adelantarme por la izquierda, ¿Qué debo hacer? -Señor Vázquez, lo que le pasa me recuerda a una historia de dos amigas mías, Susi y Eba con su jefe Balisio. El jefe quiso saber qué le pasó a esas dos mujeres y Conce empezó a contarle: Susi y Eba tenían un jefe muy humilde que daba a entender que haría de todo por sus empleados, tan solo porque uno enfermara parecía la persona que más se preocupaba por esa persona. En una cena de Navidad sin Balisio, empezaron a hablar de lo bien que les venía la paga extra que les habían dado ese mismo día. Uno de los que estaban allí, entró a la app de su móvil del BBVA y se dio cuenta de una cosa, su jefe se había quedado con toda su paga extra. Llegaron al trabajo al día siguiente y el jefe como si nada, humilde como siempre y todo el mundo empezó a recriminarle eso. -En cuanto a usted, jefe Vázquez, le recomiendo que nunca se crea las primeras impresiones que da alguien, por muy bueno que pueda parecer. Al jefe le pareció muy bueno el consejo, lo siguió y le fue bien. Y como José María pensó que este ejemplo era bueno escribió estos versos que dicen No juzgues a la gente hasta que conozcas su mente.
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De lo que le sucedió a dos amigos y a sus hijos en un viaje de trabajo Un día hablaba Felipe con su gran amigo Pedro y le dijo: -Pedro, tengo un problema, yo conozco a una persona que me cae muy mal y no me llevo bien. Pero resulta que hay otro hombre aún peor que quiere unos territorios nuestros. El que siempre he odiado me ha preguntado que si quería comprar los territorios con él para evitar que los consiga el otro. Por un lado, tengo miedo de que uno me engañe y me quite dinero, pero si no lo hago, nos lo quitaría a los dos el otro. ¿Me podrías dar algún consejo sobre este tema? Mira, Felipe, te contaré una anécdota que le ocurrió a unos conocidos hace ya un tiempo. Estos dos amigos se conocían desde hace mucho, al cabo de los años tuvieron una hija cada uno. Llamadas Estrella y Mónica. Había un problema, cuando crecieron las hijas, no se podían ni ver. Los amigos estaban muy hartos, hasta que un día les dijeron que por tema de trabajo debían irse de viaje. Los dos hombres vieron su oportunidad de llevarse a las dos niñas. Decidieron no marcharse de allí hasta que las niñas fueran amigas o se empezaran a llevar bien. De repente, Estrella, no pudo aguantar más y fue a hablar con Mónica. Ella le dijo que para volver tendrían que trabajar unidas y pelearse mucho. Pasaron tanto tiempo juntas planeando e inventando, que descubrieron que tenían muchas cosas en común y se hicieron muy amigas. Al final volvieron todos a casa muy felices. Felipe decide aplicar el cuento y acaba pactando con su enemigo para evitar que el otro les compre los territorios. Y, como a Máriam le pareció un buen consejo mandó escribirlo en este libro e hizo estos versos que dicen:
Proteged vuestras pertenencias de quien quiera ocuparlas buscando la mejor manera de guardarlas.
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LO QUE ACONTECIÓ A UNA JOVEN INFLUENCER CON UN YOUTUBER MÁS EXPERIMENTADO Un día conversando Ramona con su abuelo, le dijo: -Abuelito, estoy desesperada y no sé qué hacer, como ya sabes yo tengo un hijo llamado Juan. Hace poco él me ha dicho que quiere ser youtuber, yo le he contestado que me parece muy bien, pero que antes debería hacer alguna carrera o algo por si eso no le funciona, entonces se ha enfadado conmigo y no me hace caso. Como confío mucho en ti y sé que eres muy sabio, te pido que me des algún consejo sobre este asunto. -Ramona -respondió el abuelo-, para que hagas lo que más te conviene en este asunto, me gustaría contarte una historia sobre una joven influencer que se asemeja a tu problema. Ramona le preguntó lo que le había sucedido a la joven. -Querida Ramona -dijo el abuelito-, había una vez una joven que quería ser influencer y para conseguirlo le había pedido ayuda a un youtuber más experimentado. Al principio todo fue bien, y la joven fue haciéndose famosa. Pero cuanto más famosa se hacía menos caso le hacía al youtuber y más se dejaba llevar por sus amigos, que no miraban por el bien de la joven. El youtuber al ver que la joven se equivocaba empezó a advertirle, pero ella no le hizo caso, y más tarde empezó a perder fama y la gente empezó a criticarla. Cuando el youtuber vio lo que le estaba pasando se le ocurrió una estrategia para lograr que la joven le escuchara. El youtuber empezó a decir que conocía a un hombre que trabajaba en Internet y que sabía lo que la gente hacía bien y lo que hacía mal. Cuando la joven se enteró de aquello le pidió al youtuber que le preguntase al hombre sobre ella. Al principio él se negó, pero como la joven siguió insistiendo al final le dijo que le llamaría y le preguntaría. El youtuber cogió el teléfono e hizo como que hablaba con alguien y al colgar puso una cara muy triste y miró hacia otro lado. Cuando la joven le vio así le preguntó que le había dicho el hombre, pero el youtuber no quiso
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contestarle. La chica se lo pidió tantas veces que finalmente el youtuber cedió y le contó que el hombre le había dicho que la joven estaba haciendo las cosas mal, al dejarse llevar por sus amigos y no hacer caso al youtuber. Cuando la joven escuchó aquello, se disgustó mucho y se dio cuenta de que se había equivocado, por lo que empezó a seguir de nuevo los consejos del youtuber. -Tú querida nieta, si quieres que tu hijo te haga caso, busca el modo de que con buenas palabras y buenos ejemplos entienda cómo debe ocuparse de sus asuntos; pero nunca lo intentéis con insultos o castigos, porque los jóvenes aborrecen a quien los atosiga con recomendaciones, pues lo toman como una ofensa sin darse cuenta de su error. Ramona siguió su consejo y le fue bien. Y como a doña Irene le gustó mucho este ejemplo lo copió en este libro e hizo estos versos que dicen: Si que el joven te haga caso quieres lograr, Con cosas bonitas y de su agrado le has de aconsejar.
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Lo que le sucedió a un joven con su hermano mayor. El hermano menor, era dulce, amable e inocente; mientras que el mayor, astuto, codicioso y siempre se aprovechaba de él. Un día, el mayor le dijo al pequeño: -
¿Qué te parecería si estas Navidades compartiéramos nuestros regalos?
Y así el pequeño accedió, pero el plan del mayor era quedarse con todos los regalos, y no dejar juagar a su hermanito. Cuando celebraron el bautizo, el mayor, lo volvió a repetir; y en la comunión, y en todas las Navidades y así siguió durante toda la vida, el mayor se aprovechaba de todo lo que conseguía el menor, como si fuera un parásito, un simbionte alimentándose de su cuerpo. Llegaron a la edad adulta y el hijo primogénito seguía aprovechándose del pequeño. El joven se compró un coche, que el mayor usaba más que el menor, y cuando el pequeño se compró una casa le dio una llave al mayor, y el entraba en ella cuando quería, hasta que un día el hermano de menor edad conoció a una mujer, se enamoraron y se casaron, tuvieron hijos, y llegó un momento en el que el mayor estuvo en el paro, no tenía dinero, ni mujer; tan solo vivía de su hermano menor, pero él no podía mantener a toda su familia y a su hermano, así que un día le dijo: -Hermano, llevas toda la vida aprovechándote de mi buena bondad, y ahora no puedes sobrevivir sin mí, pero yo ya no puedo mantenerte a ti y a mi familia, así que tendrás que irte a vivir a otro lugar, y conseguir algún trabajo o también puedes pudrirte pidiendo dinero al lado de un cine, pero a mi casa no volverás a vivir ni un día más. Así que el hermano mayor le suplicó al menor, y le dijo que no le aceptarían en ningún trabajo, de esa manera, el hermano menor le ofreció al mayor una opción y le dijo que él le ofrecería un trabajo en su empresa si él gritaba por la calle que el bien siempre gana al mal. Y como Don Samuel pensó que este ejemplo era muy bueno los mando a copiar en este libro e hizo estos versos que dicen: La bondad siempre gana a la maldad
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Lo que le sucedió a Pedro en el autobús Había una vez un joven de dieciséis años, llamado Pedro, él era muy amable y alegre, pero últimamente estaba un poco enfadado ya que siempre que iba a sus clases de inglés tenía que coger el autobús y siempre había una pobre anciana que utilizaba muletas. Pedro todos los martes que iba a Inglés y cogía el autobús le cedía el sitio a la anciana, ya que la anciana no estaba en las mejores condiciones. Un día Pedro le preguntó a su padre José María, que era un hombre sabiondo y culto. -Papá…¿Crees que debería cederle el sitio a una anciana que me encuentro todos los días en el autobús? Jose María respondió rápidamente y sin duda: “¿Qué harías si a la abuela, que no está muy bien, se quedara de pie en el autobús y nadie le cediera el sitio?” Pedro respondió sinceramente: ”Me sentiría mal por ella, ya que ella siempre ha sido amable con todo el mundo”. Al terminar la conversación, Pedro y su padre fueron a comprar juntos y por el camino, Pedro fue recapacitando sobre el tema de la anciana, no sabía si debería hacerle caso a su padre o ir por su propia cuenta haciendo lo que a él le interesase. Al cabo de los días a Pedro le seguía pasando la misma situación y este le cedía el sitio hasta que un día de lluvia venía muy cansado y no decidió cederle el sitio y hacer caso a sus intereses, y por tanto la anciana se quedó de pie sin que nadie le dejara sentarse. Ese mismo día le preguntó a su padre que estaba todavía confuso por la conversación del día anterior, entonces José María, su padre, le contó la historia que le paso a un joven de su misma edad, el cual era muy amable y siempre ayudaba a todo el mundo que se lo pedía. Un día dando un paseo por la ciudad un hombre pobre y ciego le pidió ayuda para cruzar el paso de peatones y llegar a su casa. El joven le ayudó y el anciano se lo agradeció. Después de esta amable acción un amigo suyo le dijo que para que le ayudó y el joven mal y enfadado le contestó: - Siempre debes ayudar a gente discapacitada, si tú quieres que en el futuro se te agradezca. El amigo sorprendido le respondió: - No estaba ciego, lo único que quería era engañarte para que la próxima vez te consiguiera algo. El joven un poco confundido reflexionó por el camino y pensó que no debería hacer lo que dijera e hiciese la gente si no lo que él pensase que era lo mejor. Y así finalizó José María, el padre, con el cuento. Dicho esto, Pedro se dio cuenta de que lo mejor era que dejase siempre sentarse a la anciana en el autobús ya que es mejor hacer lo que a uno le beneficie en el futuro, que lo que a él le interese. 14
Y así fue al cabo de muchos años cuando se encontraba mal y con muletas por un golpe que se dio. Iba a montarse en el autobús para ir a su casa y, estaba lleno, se quedó de pie un rato y sorprendido se levantó una anciana. Pedro se dio cuenta de que era la anciana a la que siempre le había dejado sitio y así fue, el esfuerzo que hizo en el pasado se le fue agradecido ya que la anciana le dejó sentarse en su sitio. A Javi le pareció bien el cuento y como final le puso esta moraleja.
No eches cuenta a la gente si no a lo que te diga tu mente
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Lo que le sucedió a un discapacitado rico con un vagabundo aprovechado Un día el nuevo vecino de una urbanización, al ser nuevo y al parecer rico, los otros vecinos de la urbanización mediante alabanzas consiguieron que pagara el doble de las cuotas sin que él lo supiera, para que al cabo del tiempo los otros vecinos no tengan que pagarlas. El nuevo vecino sospechando y dudando de los vecinos le preguntó a su amigo de confianza el cual le respondió: -Borja, mi padre me contó una historia sobre un discapacitado rico y era así: Un discapacitado llamado Jorge iba todos los días al trabajo con su coche deportivo adaptado a su enfermedad de piernas, en su trabajo situado en el centro de la ciudad siempre había un vagabundo pidiendo limosna, al cual Jorge siempre le daba algo de dinero al salir de trabajar. A los dos años trabajando en ese local el vagabundo le preguntó que si podía ir a su casa a comer, al año siguiente le pidió si podía dormir y así hasta que se quedó a vivir con él y se ganó su confianza, además al ser el único amigo de Jorge, él le daba todo el dinero que le pedía y él le recompensaba con alabanzas, entonces el vagabundo fue ahorrando todo lo que le daba. Llegó el día que el vagabundo se compró una casa y un coche y se fue de casa sin despedirse ni dar las gracias por todo. Así que Borja no confíes en personas desconocidas que solo te pidan dinero. A Borja le gustó la historia y la aplicó y le fue bien. A Hormigo también le gustó mucho esta historia pues lo mandó a escribir en este cuento y puso estos versos. Desconocido que te alaba persona que te engaña
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Lo que le sucedió a una mujer muy bipolar Otro día, Lucanor hablaba con su mejor amigo Patronio: -Patronio, un amigo mío me ha dicho que se va a casar con una mujer muy rica y muy popular. Le han dicho que su prometida es la persona más agresiva y bipolar del mundo. Así que, ¿me puedes contar una historia de las que siempre me cuentas? -Vale, me la inventare sobre la marcha. En una ciudad vivía un hombre con su hijo, que era el más bueno de la ciudad. El chico tenía grandes sueños, pero muy poco dinero para cumplirlos, en esa misma ciudad, vivía otro hombre con mucho dinero, que tenía una hija muy bipolar. La chica era todo lo contrario a él. Un día el chico le dijo a su padre: -Sé que no eres muy rico para darme una vida de lujo, así que tengo dos opciones: vivir de bajo de un puente o irme de la ciudad. Por eso he estado pensando en otra solución, y esa solución es casarme con la hija del vecino, que es muy rico. - ¡¿Estás loco?! - No estoy loco, pero es mi última opción. De tanto insistir consiguió convencer a su padre de casarse, aquel mismo día fueron a visitar as u vecino. Le explico los deseos de su hijo, y el padre de la chica respondió: - Adelante, casaos con mi hija, a ver si la pierdo de vista por varios años. Así que se celebró la boda, y llevaron a la novia a casa de su marido. La familia de ambos estaba preocupada por el chico, ya que se había casado con el mismo demonio. Una vez solos en casa, e novio se sentó en el sofá a jugar a la play, y le mando a su esposa a hacer la cena. - Hazme la cena. - No te hagas ilusiones, no te la voy a hacer, aparte no soy tu criada. Si tienes hambre, te haces la cena tu solo. - ¡Te he dicho que me hagas la cena! - ¡Y yo te he dicho que no! -decía mientras cogía el móvil. El esposo se levantó y cogió el móvil de su esposa, cuando lo tuvo en su mano lo tiro contra la pared, rompiéndolo en mil pedazos. - ¡¿Qué haces?! - ¡No lo repito más, que me hagas la cena! - ¡Como me vuelvas a gritar te cruzo la cara!
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El esposo fue a la cocina a coger un plato. - ¡Toma! -dijo mientras le tiraba el plato a la cabeza- ¿Y ahora? ¿Me piensas hacer la cena? - Sí, sí. Cuando terminaron de cenar, la esposa empezó a recoger la mesa, por si le decía algo. - Me voy a la cama, tú duermes en el sofá. Con los disgustos que me he llevado esta noche, me va a costar mucho dormirme, así que, nadie me despierte mañana por la mañana y tenedme preparado el desayuno para cuando me despierte. Estaba amaneciendo, y los padres de ambos se acercaron a la puerta de la casa y, como no oyeron hablar a nadie pensaron que el novio estaba malherido o muerto. La novia empezó a escuchar murmuros, y abrió la puerta para mandar a callar: - ¡Estáis locos! Callad o mi marido se despertará y nos matará. Cuando los padres se enteraron de lo que había pasado esa noche, empezaron a alabar al novio por lo bien que iba a gobernar su casa. Desde aquel día la novia fue la chica más obediente y tranquila del mundo. - En cuanto a ti, Lucanor, si crees que debe casarse con ella decídselo y si no debe casarse dejadle a su suerte, a ver qué pasa. Y para muchos otros casos de la vida, a quien quiera que se os acerque debéis darle desde el principio de qué manera os ha de tratar. A Lucanor le pareció bien el cuento de Patronio que lo siguió y le fue bien. Y, como a Manuel le gustó el ejemplo, lo mandó copiar en este libro e hizo estos versos que dicen: Sí no muestras quién eres, no podrás hacerlo cuando quisieres.
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Lo que le aconteció a un alopécico con su amigo con melena
Un día Aitor Tilla, el cual era alopécico, le habló a su amigo Valisio García sobre su situación y pelo pobre y este le contó la siguiente historia. Un alopécico llamado Solomeo Paredes vivía compartiendo piso con su amigo Pablo Mezquitas el cual tenía una portentosa melena. Un día los dos amigos ganaron un sorteo de La Once y tuvieron esta discusión; “Illo, Pablo, me gustaría tener un pelo como tú, y para eso necesito el dinero. “Solomeo”, dijo Pablo, “creo que ese dinero deberíamos invertirlo en un nuevo secador de pelo, que tengo este atrofiado.” Solomeo no estaba muy conforme con ello, pero Pablo lo empezó a encandilar y como Pablo era muy pícaro y Solomeo muy noble acabó cediendo. Pablo empezó a presumir de su nuevo pelo, subiendo fotos a redes sociales y enseñándoselo a la gente. En cambio, Solomeo se compró una gorra y se hizo influencer. Un día, Solomeo, iba a gastarle una broma a su amigo para subirla a sus redes sociales, pero se excedió y acabó quemando el pelo, Pablo ahora también tenia alopecia y Solomeo se hizo famoso y creó una marca de gorras. A Alfonso le gustó esta historia, la añadió en este libro y escribió estos versos. Si a un alopécico molestaras Un pelo a ti no te quedará
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Lo que le sucedió a Juan de Mesa en el monasterio Había una vez un niño llamado Pedro Márquez que cursaba 2º de bachillerato, Pedro era muy inteligente y ambicioso, sacó un 8 en un examen de lengua y este quería subir nota de cualquier forma ya que era tan exigente consigo mismo, y le pidió consejo a su profesor, Paco: -Profe, ¿podría usted ayudarme con una duda? -Claro ¿que necesitas? -Tengo un 8 en el en el examen y quiero subir nota sea como sea. -Vale Pedro, como consejo te contaré un cuento Érase una vez un escultor llamado Juan de Mesa que era muy famoso pero un poco avaricioso. Éste vivía en un monasterio en una época muy difícil. Juan se encargaba de hacer figuras religiosas de madera. Juan en el almacén guardaba más de diez figuras. Un día un monje llamado Alberto le dio un sabio consejo: -Reparte esas figuras por el mundo ya que últimamente en estos tiempos de guerra se destruyen muchos edificios religiosos. Finalmente, Juan no siguió el consejo y continuó fabricando y almacenando figuras y como Alberto predijo, los musulmanes quemaron el monasterio y Juan se quedó sin dinero y tuvo que huir de la ciudad hasta llegar a otro monasterio donde tuvo que dedicarse a la escritura. En cuanto a ti, Pedro, aunque siempre quieras más tienes que saber cuándo parar ya que si te presentas al examen de subida de nota y sacas menos nota no podrás dar vuelta atrás. Pedro siguió el consejo y le fue bien ya que el examen fue muy difícil. Santiago entendió que este ejemplo era bueno y ordenó incluirlo en este libro y escribió esta moraleja. Aunque siempre quieras más tienes que saber cuándo parar “la avaricia rompe el saco”
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De lo que sucedió a un rey estafado por tres pícaros Hablaba otra vez el gerente con el empresario y su consejero y le decía:“ Un trabajador ha venido a proponerme un negocio para poder formar un negocio que nos hará ganar mucho dinero” y le pidió que no se lo contara a nadie ya que era muy importante y si le copiaban le podían perder mucho dinero y lo amenazó por hundirle la vida y le pidió un consejo a su gerente para saber si era una buena intención o no. Señor me gustaría que supieses lo que le ocurrió a un Rey estafado por tres pícaros. Tres pícaros fueron a visitar al Rey árabe y les comunicó: nosotros somos magníficos diseñadores y tejedores de ropa y le venimos a proponer un nuevo proyecto. El proyecto trata de un traje invisible que solo lo puede ver las personas que tengan un futuro magnífico y así ser permitidos en grandes negocios y tener más fortuna. De modo que al Rey le pareció muy buena idea y mandó que lo hicieran. Así que el Rey les dejó el salón más grande del palacio para que tuvieran todo lo que les hiciera falta y estuviesen agusto. Le pidieron una buena cantidad de comída, piedras preciosas y oro para poder tejer el traje. La comida porque iban a estar mucho tiempo en el palacio y tenían que reponer energías. En vez de tejer se pasaban la mañana hasta la tarde fingiendo que tejían cuando en verdad estaban comiendo y disfrutando los maravillosos sofás de piel que había en el gran salón. Después de varios días en el palacio sin salir de allí ya que había que someter mucho esfuerzo en hacer el taje fueron a llamar al Rey para que viese como estaba quedando el traje. El Rey fue inmediato para el salón y así poder ver el traje, estaba muy nervioso por verlo y aterrorizado por si no lo podía ver, porque si no le tendrían que quitar todas sus riquezas y tratarlo como un mendigo. Como no se atrevió a verlo él primero, envió a que llamaran a su mayordomo, el mayordomo ya había oído escuchar de ese traje. ¿Entró nervioso cuando vio que no podía ver la tela, se asustó y salió corriendo, el Rey le preguntó qué has visto? él le describió la tela tal como se lo habían comentado los pícaros y mintió al Rey porque si lo sabían lo despedirían por no tener un buen futuro, como el Rey no se fió tanto, mandó a llamar a unos de sus criados y le dijo lo mismos. Así con todo el palacio, el rey se atrevió entrar, de repente vio a los pícaros terminando la tela y cuchicheando en voz baja pero el Rey no se fijó en eso, cuando vio que él era el único que no podía ver la tela, se asustó, se empezó a poner pálido y le empezaron a sudar las manos porque creía que iba a ser un mendigo sin futuro y sin dinero. De modo que empezó a alabar la tela repitiendo las cosas que decían los tejedores y lo mismo hizo cuando salió y se encontró a todos los a los criados, pero en verdad estaba aterrorizado. Dos o tres días después mandó a su gobernador para que opinase de la tela, como el gobernador ya había escuchado las formas de la tela y las decoraciones que iban diciendo las describió tal cual, el Rey se preocupó mucho más, ya era seguro que él no veía la tela y no había muchas soluciones. Todo siguió de aquel modo hasta 22
cierto día en el que se celebró una gran fiesta fuera del palacio, invitaron a todas clases de gente pobres nobles etc. El mayordomo le dijo que le habían preparado un traje muy especial que había llevado mucho tiempo haciéndose, Entonces los tejedores sacaron la tela envuelta de unas sábanas muy grandes, hicieron como si la destaparan, empezaron a medírselo a terminar todos los detalles y a cortar las imperfecciones. Cuando llegó el día fingieron que lo vestían y le alisaban todas las arrugas. El Rey no se atrevió a decir la verdad, así que cogió su camello y se fue a desfilar por toda la ciudad desnudo. Para entonces las personas se estaban enterando de que le habían hecho un traje con tela invisible, que solo lo podían ver los que tuvieran un buen futuro y ganarían una gran fortuna. Así que cuando la gente vio que estaba paseando desnudo empezaron a elogiar el traje y decir lo bonito que era por el miedo de que si decían la verdad se burlarían de ellos. Pero al final, un niño que estaba jugando con unos perros, se acercó al Rey y le dijo: - Señor ¿por qué usted no lleva nada? - Lo que pasa es que tú, chico, no vas a tener ningún futuro ni fortuna. -A mí eso no me importa, a mi lo que me importa es tener buena salud y estar junto a mi familia. Un buen hombre que no le importaba lo que dijeran los demás le dijo: - Pues yo también le veo desnudo. Así sucedió con muchas más personas. El Rey como sus súbditos se dieron cuenta de que le habían estafado. Corrieron a buscar a los tres pícaros, pero no los habían encontrado se había ido con todo el dinero y todos los muebles del gran salón. En cuanto a tí empresario, ya que te han insistido tanto en ese proyecto y guardar el secreto de no contárselo a nadie ten por seguro que pretende engañarte, al empresario le pareció que el gerente le había dado un buen consejo así que lo siguió y le fue bien. Y como a Sonia le gustó mucho esta historia lo mandó a copiar en este libro he hizo estos versos que dicen: Quien le hace recelar de un buen amigo Es que quiere engañarte como un niño.
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De lo que le sucedió a una zorra que se tendió en la calle y se hizo la muerta. Días atrás, Juan, hablaba con su mejor amigo llamado Pepe. -Juan, tengo un familiar al que le tratan mal, no tiene suficiente poder. Los que mandan en esas tierras, desean que el cometa un error para poder atacarle y así, tener una excusa para ello. Debido a las bromas que le gastan, sufre mucho y prefiere dar todo a cambio antes de seguir así. Y, como yo le aprecio mucho, quiero que haga lo correcto. Dicho esto, Pepe le respondió: -Amigo, quiero que sepas lo que le pasó a una zorra que se tumbó haciéndose el muerto. -Adelante, cuéntamelo, tenemos mucho tiempo. Su mejor amigo le comenzó a contar la historia de la zorra: -Una zorra entró por la noche a un gallinero y se puso a matar las gallinas, cuando se dio cuenta, ya estaba el sol en el cielo iluminando a todo el pueblo y si salía del gallinero se arriesgaría a perder la vida. Finalmente, tuvo una idea, salió del corral y se tumbó en la calle, haciéndose la muerta. La gente, al pasar al lado suya, se creía que estaba muerta de verdad. Al rato, un hombre pasó y dijo: -el mechón de pelo de su frente es muy útil, ya que cura el dolor de ojos a los niños. En seguida cogió unas tijeras, se lo cortó y se lo llevó. Así, con varios hombres más que dijeron lo mismo de pelo del lomo, del pelo bajo las costillas, … Hasta que se quedó sin pelo. Pero la zorra no se movió, ya que si se movía acabaría muerta. Después paso otro hombre y dijo: -La uña del pulgar de las zorras es muy buena para las infecciones del borde de la uña, le arrancó la una, y la zorra ni se inmutó. Al rato pasó otro hombre y dijo: -Los colmillos son buenos para el dolor de muelas. Le sacó los colmillos y la zorra tampoco se movió, ya que sabía que todo lo que le habían arrebatado lo recuperaría en un futuro. Finalmente vino otro hombre y dijo: -El corazón del zorro es buenísimo para dolores de corazón.
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De ese modo, cogió un cuchillo para arrancarle el corazón. La zorra al ver que su corazón no era recuperable y saber que si se lo arrebataban perdería la vida también, se arriesgó y corrió hasta poder escapar. Así que.....-dijo Pepe- dile a tu familiar que soporte las burlas fingiendo no importarle y que si le hacen algo grave, de la cara aunque arriesgue todo, porque es mejor morir dando la cara, que vivir como un desgraciado, sufriendo daños constantemente. A Juan le pareció un buen consejo, se lo dijo a su familiar y su familiar lo siguió y le fue bien. Y como a Julia le costó mucho escribirlo y le pareció un buen ejemplo, lo mandó copiar e hizo estos versos: Soporta el mal cuando puedas, Y evítalo cuando debas.
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