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ZAPATOS
SOBRE BASES SÓLIDAS
PIEDRA DE TOQUE DE LA ELEGANCIA, EN POCOS ACCESORIOS COMO EL CALZADO CONCURREN TANTAS CERTEZAS. LA VARIEDAD ACONSEJA ACLARAR CIERTOS CONCEPTOS.
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TEXTO MARÍA ROSA
OBJETO DE CULTO, EL ZAPATO ha dado origen a fetichismos y encarnado mitologías, despertando el interés de estetas, historiadores y filósofos. También de científicos, pues no faltan los estudios de prestigiosas universidades que han tratado de estudiar posibles concordancias entre el tipo de zapato que calzamos y nuestra personalidad.
El escritor, actor y prescriptor de la elegancia en el vestir y el vivir, el italiano Giovanni Nuvoletti (1912-2008), enumeró en uno de sus textos algunos de los nombres con los que el zapato ha ido peregrinando por el mundo y la historia: “Zueco, chanclo, sandalia, babucha, chancleta, bota, botín, chapín, alpargata, bailarina, madreña, mocasín, pantufla, zapatilla, plantilla, escarpín, zapatín, zapatón, polaina, borceguí, chinela...”. Las más autorizadas personalidades de los tribunales de la moda y de la mundanidad coinciden en atribuir al zapato un valor de símbolo social, un estatus propio. Si se quiere juzgar la elegancia de alguien, solo es preciso mirar a sus pies; si se quiere arruinar la elegancia propia, incluso disfrazada con un buen traje, no hay nada como descuidar el calzado que lo acompaña.
Así que para tener un guardarropa elegante hay que invertir en zapatos. Y conocer los modelos y usos adecuados. Aunque dejémoslo claro: nada es una ciencia inamovible al respecto; como en tantos otros aspectos, también en la moda hay criterios subjetivos. Por ejemplo, el que mantiene que un zapato, para que refleje estatus, debe denotar un cierto uso; si está nuevo, acaba con él. Bueno...
Siempre, y esto sí es una certeza, hay que prestar especial atención a los materiales y a las formas, aspecto este en el que encontramos tal variedad que no siempre facilita la elección adecuada. En los colores, hay más cosas claras: a pesar de las corrientes cromáticas llamativas de hace unos años, todavía vigente en algunos casos, es casi imposible fallar con el negro y los distintos marrones.
Arriesguémonos con algunas precisiones, aunque, como decimos, siempre sujetas a discusión. Ahí va la primera: un guardarropa debe incluir siete pares de zapatos: dos para el invierno, de piel gruesa, fuertes y resistentes; tres para el verano, de piel más fina; otro par de zapatos elegantes para la noche, y un par versátil, entre lo deportivo y lo desenfadado, válido para cualquier estación.
En la página siguiente, el actor y bailarín Fred Astaire, junto a una parte de su profusa colección de zapatos. La foto es de 1941.
La especialista Irvana Malabarba, autora del libro Unos señores zapatos, mantiene que una vida laboral y social contemporánea requeriría disponer de unos 20 pares para adaptarnos con facilidad y precisión a cualquier circunstancia. Completado tal arsenal con una frecuencia de sustitución de uno o dos pares al año, garantizaría la absoluta efi cacia de este aspecto tan fundamental del guardarropa. Y contribuiría, por supuesto, a facilitar la capacidad de elección, que también tiene sus reglas. El esquema clásico al respecto sigue una pauta horaria, adaptada a los momentos del día y a las ocupaciones, que, grosso modo, aconseja zapatos más desenfadados por la mañana, que van ganando en elegancia a medida que transcurre la jornada hasta la noche.
Una última refl exión, esta dirigida a los calcetines. Aunque la estética sport ha fl exibilizado muchos dogmas, hay algunos que siguen fi rmas en lo que a elegancia se refi ere. Por ejemplo, que los calcetines cortos están prohibidos con unos zapatos de cierta envergadura. De hecho, puede servir de orientación para calcular la medida saber que, cuando nos sentamos, no debemos dejar al descubierto la piel, por lo que en verano, más que acortarlos, habrá que optar por tejidos más frescos, como lana fría o seda. Solo los mocasines, indicados para las estaciones más calurosas, permiten su uso sin calcetines.
Pala o Empeine
Puntera Cartera Trasera
LOS MODELOS CLÁSICOS
Desde el relajo veraniego hasta la ocasión más formal, una breve guía para elegir el calzado adecuado y, de paso, saber su nombre.
1. Derby con hebilla También conocidos como monkstrap, nombre que deriva de las sandalias con un cierre semejante propias de los monjes. Con una o dos hebillas, son apreciados por su comodidad de cierre y ajuste y por adaptarse a una situación formal con la misma garantía que los derby. 2. Brogue Se suele confundir con el tradicional calzado modelo oxford, pero en el caso del brogue el troquelado es mucho más vistoso y profuso. Este modelo puede acompañar perfectamente trajes con un cierto toque sport, pero a medida que la indumentaria gana en formalidad el zapato debe reducir sus adornos; y viceversa: mientras más profuso sea el troquelado, más informalidad aporta.
3. Derby o blúcher Considerados hermanos de los zapatos oxford, una de las características definitorias es su puntada de contorno entre la suela y el cierre. Así, su suela ser de caucho de goma frente a las de cuero del oxford. En el mundo del calzado, el derby se conoce como el zapato elegante para el ocio. Por su versatilidad, es un imprescindible en cualquier fondo de armario masculino. Por su estructura, se ajusta mejor a pies más anchos que el zapato oxford. Pueden ser lisos o con cierta decoración en forma de troquelado (lo que los convierte en semi-brogues). 4. Oxford Uno de los modelos más conocidos, compañero perfecto para el traje formal. Sus únicos adornos son sus pespuntes y los cordones, del mismo color que el cuero con el que se realizan. La versión de zapatos enterizos, en la que el empeine está elaborado con una única pieza de cuero, redunda en su elegancia. De horma más estrecha que los derby, en el oxford el cierre de la cordonera es una prolongación de la pala, de forma que cuando se cierra no queda espacio en medio. Con un traje y una corbata, completa el look perfecto.
5. Mocasín Carece de cordones, hebilla o cualquier forma de sujeción. De cuero y suela de goma, es un zapato apto para ocasiones smart casual, pero difícilmente combina con un traje formal. Sus posteriores versiones en todo tipo de materiales y acabados lo han convertido en el preferido para las situaciones más sport y las estaciones más calurosas.
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Cerco Suela Tacón 5
EN CUALQUIER OCASIÓN
Una pequeña selección de zapatos para el hombre, en negro y marrón, y con diversos acabados para cubrir todas las situaciones.
ESTILISMO BERTA FERNÁNDEZ-ABASCAL FOTOGRAFÍA QUIQUE SANTAMARÍA
Zapatos full brogue, con troquelado en puntera, empeine y tacón, de CROCKETT & JONES.
Zapatos negros, con hebillas en los laterales, modelo Monk Pinstripes, de OTRURA.
Zapatos modelo derby, en piel negra y con cordones, de GLENT. Mocasines con tonos de marrón degradado, con costuras a la vista realizadas a mano, de TOD’S.
Zapatos blúcher de piel y ante marrones, festoneado en todas las costuras, de CARMINA SHOEMAKER.
*Todos los calcetines son de GLENT.