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AUDEMARS PIGUET
COMPLICACIONES QUE EXPLICAN UNA MARCA
AUDEMARS PIGUET DEMUESTRA EN TRES DIFERENTES CREACIONES SU CAPACIDAD PARA SER RESPETUOSO CON EL PASADO, HABLAR DE SU PRESENTE Y MIRAR HACIA EL FUTURO.
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TEXTO RICARDO BALBONTÍN
El primer Royal Oak Concept llegó al mercado en 2002. Desde entonces, ha sido el banco de pruebas de las innovaciones e investigación de Audemars Piguet, tanto mecánica como de materiales. En este, la manufactura fusiona un tourbillon volante con la lectura de un segundo huso horario.
Bajo estas líneas, el Code 11.59 by Audemars Piguet Tourbillon Volante Cronógrafo Flyback. Tanto el movimiento como los elementos de diseño incluyen más de 100 ángulos pulidos a mano y exhiben un meticuloso acabado manual. En la otra página, Audemars Piguet ha unido innovación y tradición en su Code 11.59 by Audemars Piguet Grande Sonnerie Carillon Supersonnerie. Debajo, detalles del proceso de creación del esmaltado. EL PASADO ES ESENCIAL PARA hablar del futuro y, por supuesto, para plantear el presente. La tradición en relojería es esencial para comprender el sentido de una marca; en el caso de Audemars Piguet, está íntimamente asociada a la innovación, y eso incluye también su desarrollo y evolución en el universo de las complicaciones. Como muestra de ello, tres creaciones que hablan de futuro, de presente y de ese respeto secular por la tradición creativa.
Comencemos por el futuro –que en realidad es ya presente–, con una manufactura que continúa experimentando con materiales técnicos y estética vanguardista. Es lo que ofrece el Royal Oak Concept Tourbillon Volante GMT. Lo hace en una paleta de tonos azul y gris, con el titanio y la cerámica gris como protagonistas de una caja que alberga un vanguardista movimiento esqueletado. La combinación de materiales se extiende hasta la corona y el pulsador. El movimiento, el calibre de manufactura 2954, cuenta con una formidable reserva de marcha de 10 días y ha sido esqueletado en dos tonos, yuxtaponiendo puentes de titanio azul y componentes plateados. Totalmente visible a las 9 horas, el tourbillon volante se complementa con un indicador de posición de la corona a las 6 horas y un indicador de segundo huso horario a las 3 horas.
Si hay que hablar de presente en la manufactura, entonces hay que hacerlo del Code 11.59 by Audemars Piguet. Un escenario surgido de fusionar los valores de la marca con su visión de un reloj del siglo XXI. Ahora, es el escenario adecuado para por primera vez combinar el clasicismo del tourbillon volante con la modernidad del cronógrafo flyback. Este modelo complejo, disponible en una edición limitada de 50 piezas, exhibe una estética contemporánea que Michael Friedman, director de complicaciones de Audemars Piguet, define certeramente: “Nuestras cajas son el lienzo de un detalladísimo acabado a mano que crea un juego de luz cuando se examina la geometría arquitectónica de la caja. Esta nueva creación acrecienta esta experiencia potenciando el contraste de la luz y las diversas técnicas de acabado”.
La caja realizada en oro blanco de diseño arquitectónico tridimensional difumina la línea de separación entre la esfera y el movimiento, el calibre 2952, el
último movimiento automático de la manufactura provisto de tourbillon volante y cronógrafo fl yback.
Y cuando la tradición es el lienzo sobre el que se desarrolla el devenir de una marca aparecen creaciones como el Code 11.59 by Audemars Piguet Grande Sonnerie Carillon Supersonnerie, que es el resultado de la colaboración por primera vez con la esmaltadora Anita Porchet. La artista ha creado una trilogía de esferas con esmalte paillonné ‘Grand Feu’ que son el complemento ideal para un nuevo movimiento de cuerda manual: el calibre 2956. En este movimiento, la fi rma añade a la complicación Grande Sonnerie tradicional la tecnología Supersonnerie patentada por la manufactura en 2015. Este calibre cuenta con 489 componentes y da testimonio del espíritu innovador de Audemars Piguet.
El Grande Sonnerie Supersonnerie está provisto de un carillón, es decir, 3 gongs y martillos en lugar de los 2 de una sonería
LA TRADICIÓN ‘VISTE’ EL TIEMPO CONTEMPORÁNEO
Anita Porchet ha creado una trilogía de esferas de esmalte ‘Grand Feu’ que han sido decoradas con laminillas de oro (paillons) de más de un siglo de antigüedad. Hay dos modelos más, en los que los clientes tienen la posibilidad de encargar una esfera personalizada. Aunque en realidad todas las esferas realizadas con esta técnica son únicas debido a la naturaleza orgánica de sus materiales así como a la técnica y el tiempo de cocción que requiere. Sobre la esfera de oro se aplica una fina capa de arena de cristal mezclada con agua, y se cuece a más de 800 °C, operación que se repite varias veces.
EN EL CALIBRE 2956, LA FIRMA AÑADE A LA GRANDE SONNERIE TRADICIONAL LA TECNOLOGÍA SUPERSONNERIE PRESENTADA EN 2015
estándar, lo que le permite tocar los cuartos con 3 notas sucesivas (alta, media y baja). El mecanismo Supersonnerie adicional proporciona el rendimiento acústico de un reloj de bolsillo. Y es que la tradición siempre será la base de la innovación.