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ARQUITECTURA
85 VIVIENDAS SOCIALES (CORNELLÁ)
Peris + Toral Arquitectes Para la construcción de estas 85 viviendas sociales distribuidas en cinco niveles se han utilizado un total de 8.300 m2 de madera de kilómetro cero, procedente del País Vasco. El proyecto se basa en una matriz de estancias comunicadas que elimina los pasillos para maximizar el espacio y que se articula en torno a un patio que actúa como pequeña plaza para la comunidad y al que se accede desde sus cuatro esquinas. La piel exterior del edificio está construida con mallas de alambre electrosoldadas.
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CONSTRUYENDO EUROPA
Cinco obras españolas, más otra en Londres proyectada por un estudio español, figuran entre las 40 preseleccionadas en el marco del Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea - Mies van der Rohe. Los ganadores se anunciarán en abril.
FABRA & COATS & HABITATGE & SOCIAL (BARCELONA)
Roldán + Berengué Fàbriques de Creaciò es un programa del Ayuntamiento de Barcelona para transformar antiguos edificios industriales en espacios dedicados a la cultura y la expresión artística. En él se enmarca la transformación del antiguo complejo textil de Fabra & Coats en un centro de recursos para la producción artística y la formación con la implicación de sectores científicos, académicos y ciudadanos. Respetando la amplitud de espacios originales, que conecta visualmente desde el nivel del suelo hasta el techo, la nueva construcción apuesta por el uso de pocos materiales y la presencia de madera en todas sus formas: maciza, aglomerada, laminada... que, además, se montan ensamblados, por lo que el edificio, elemento patrimonial, podría volver a su forma original de 1905, y el material retirado podría ser reutilizado.
TORRE DE MEROLA (PUIG-REIG)
Carles Enrich Studio En el municipio de Puig-reig, en la provincia de Barcelona, se alzan los restos del castillo de Merola, de siglo XIII, aunque, por culpa de los terremotos que sacudieron la zona en el XVI, solo queda en pie una de las caras de la torre de defensa. Para su conservación se ha planeado una nueva estructura que recupera el volumen original y que, con una escalera, facilita el mantenimiento.
SECOND HOME OFFICES (LONDRES)
Selgascano Un edificio de tradición creativa, que ha albergado rodajes de cine, convertido en un espacio de coworking lleno de luz natural, colores y plantas y zonas comunes como salas de reuniones, lugares de descanso o cafetería. COMPLEJO DEPORTIVO EL TURÓ (BARCELONA)
Arquitectura Anna Noguera; J2J architects Un proyecto de regeneración urbana integral se ha traducido en la concentración de dos equipamientos existentes para crear un único espacio deportivo y, a la vez, liberar suelo para un gran jardín que se ha convertido en lugar de relaciones sociales. Construido con materiales de baja huella ecológica, consta de dos grandes espacios superpuestos: una piscina climatizada en la planta semisótano y una pista polideportiva en la superior. Una galería verde rodea el edificio para minimizar su impacto.
LA BORDA - COOPERATIVA DE VIVIENDAS (BARCELONA)
Lacol La cooperativa de viviendas La Borda es una promoción autogestionada ideada con el objetivo de facilitar el acceso a una vivienda digna. Contiene 28 unidades de 40, 60 y 75 m2 y varios espacios comunitarios: cocina-comedor; lavandería; un espacio polivalente; una zona de salud; almacenamiento y otros zonas exteriores como terrazas o parking de bicis.
BRILLO ISLÁMICO
Los nietos del fundador de Cartier buscaron en el arte oriental inspiración para sus joyas. Con los nuevos diseños, a principios del siglo XX, la firma entró definitivamente en la modernidad.
TEXTO MARÍA ROSA
PODRÍA DECIRSE QUE EL CÍRCULO SE CIERRA: que si dos exposiciones, en el Museo de las Artes Decorativas de París en 1903 y luego en Múnich en 1910, sirvieron para que el mundo occidental descubriera la riqueza del arte y la ornamentación islámicas, otra exposición ahora, en ese mismo museo de la capital francesa, muestra las consecuencias que aquella revelación tuvo, durante el siglo transcurrido desde entonces, en la firma de joyería epítome de la creatividad y el diseño, Cartier. No fue una fuente de inspiración más, ni una mera copia de motivos o diseños en colecciones escogidas; según Judith Hénon, asistente de dirección del departamento de Arte
La exposición Cartier y el arte islámico. En busca de la modernidad permanece hasta el día 20 de febrero en el Museo de las Artes Decorativas de París. Junto a estas líneas, pitillera creada por Cartier Paris en 1930, con oro, platino, lapislázuli, turquesa y diamante.
En la página siguiente, collar de inspiración hindú, elaborado como pedido especial para Daisy Fellowes (novelista, editora e icono de moda) en 1936 y modificado a petición de su hija en 1963. Está hecho con platino, oro, diamantes, zafiros, esmeraldas y rubíes.
A la izquierda, retrato de Fath ‘Ali Sha, atribuido a Mihr ‘Ali (Irán, 1800-1806), expuesto en el Louvre. A la derecha, diseño de una cajapolvera, en torno a 1920, perteneciente a los archivos de Cartier.
Islámico del museo Louvre de París, “la influencia islámica fue lo que permitió a la firma Cartier entrar en la modernidad”.
Pongámonos en contexto. Fundada en 1847 por Louis-François Cartier, la casa Cartier se especializó inicialmente en la venta de joyas y obras de arte. Su hijo, Alfred, asumió la dirección del negocio en 1874 y el hijo de este, Louis, se unió a él en 1898, cuando Cartier, además de revender piezas antiguas, ya diseñaba sus propias joyas. Es entonces, con Louis empezando en buscar nuevas fuentes de inspiración para los diseños de la firma y con su hermano Jacques dando rienda suelta a sus aspiraciones de explorador, volcado en conocer nuevas culturas, cuando empieza la historia que cuenta la exposición Cartier y el arte islámico. En busca de la modernidad, que acoge hasta el 20 de febrero el Museo de Artes Decorativas de París, en un ambicioso proyecto organizado conjuntamente con el Museo de Arte de Dallas y que ha contado con la colaboración del Louvre y de la propia casa Cartier.
Riqueza cultural Con los dos hermanos, nietos del fundador, al frente de la maison, París y Múnich organizan esas dos destacadas exposiciones que sitúan en el escaparate occidental el arte islámico. Louis comienza a tomar ideas y, a la vez, a componer una colección –libros incluidos, otra de sus pasiones– en los que los organizadores de la exposición han buceado minuciosamente para extraer conexiones. Jacques, por su parte, en su faceta más aventurera, viaja a la India en 1911, entabla encuentros con maharajás de la época y compra y vende piedras preciosas y perlas y se hace con joyas antiguas y contemporáneas que unas veces revende tal cual, otras usa como inspiración y en ocasiones incluso desmonta para integrar sus elementos en nuevos diseños. Persia, India y Armenia entran de lleno en la casa Cartier: sus diseños, sus técnicas, los métodos de ensamblaje, incluso sus piezas, como los adornos para la cabeza, las borlas o las bazubands, esas pulseras alargadas que se usan en la parte superior del brazo, se adaptan a la moda de la época con una amplia gama de formas, colores y
Collar encargado por el duque de Windsor para la duquesa de Windsor en 1947. Compuesto de oro, platino, diamantes, amatistas y turquesa.
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1. Mosaico de cerámica, utilizado como panel de revestimiento, originario de Irán, en torno a los siglos XIV y XV. Perteneciente al Museo del Louvre. 2. Caja de madera, marfil y metal. Irán, siglo XIX. Museo del Louvre. 3. Pyxis siciliano (un estilo de caja), datado en el siglo XV, hecho de marfil y cobre y perteneciente al Louvre. 4. Faja-cinturón, del siglo XVII, originario de India o Irán, y elaborado con seda e hilo de plata. Museo del Louvre. 1 4
materiales. También los textiles orientales se incorporan a bolsos y complementos.
Tradicionalmente famosa por sus joyas ‘de estilo guirnalda’, profuso en lazos y formas redondeadas propias del romanticismo renacentista, Cartier comienza entonces, en la primera década del siglo XX, a desarrollar piezas inspiradas en los patrones geométricos del arte islámico. Las decoraciones de ladrillos esmaltados de Asia Central se incorporan a un repertorio que entronca con el posterior art déco; los medallones que decoran las encuadernaciones prácticamente se reproducen; un nuevo vocabulario de mandorlas, palmetas, follaje, lentejuelas, volutas y escamas se incorpora al imaginario Cartier, que bajo la dirección artística de Louis acomete atrevidos juegos de colores y materiales, combinando lapislázuli y turquesa o haciendo convivir el verde jade o esmeralda con el azul zafiro. Broches que reproducen los arcos de la mezquita de Córdoba o una tiara con una reproducción de los triángulos de la fachada del histórico palacio de Mushatta, en Jordania, son algunas de las piezas que con más evidencia reflejan una influencia que, sin duda, perduraría en el tiempo. De hecho, en la década de 1930, y ya bajo la dirección artística de Jeanne Toussaint, el estilo Cartier dio paso a nuevas formas y combinaciones de colores inspiradas en la India, como piezas tutti frutti –compuestas por pequeñas piedras de colores articuladas– y joyas voluminosas que caracterizan la creatividad de la casa durante la segunda mitad del siglo XX.
Más de 500 piezas, que incluyen joyas y objetos de Cartier, obras maestras del arte islámico, dibujos, libros, fotografías y documentos de archivos, se unen en esta exposición para rastrear el interés de la icónica firma de joyería y sus diseñadores por los motivos orientales. Y sirven para demostrar también, como ilustran las joyas contemporáneas que completan la muestra, que esos patrones y formas del arte y la arquitectura islámicos, a veces fácilmente identificables, otras veces desglosados y rediseñados, siguen formando parte del rico vocabulario estilístico de la casa.
Ornamentación para la cabeza, elaborado por Cartier Nueva York en torno a 1934, con platino, oro, diamantes y plumas.