6 minute read

TIMOTHÉE CHALAMET Ha nacido una estrella

TIMOTHÉE CHALAMET ACTOR

Ha nacido una estrella

Advertisement

CON 24 AÑOS Y YA UN REFERENTE GENERACIONAL, EL ACTOR FRANCO-AMERICANO SE DEJA VER ESTE 2020 EN LA NUEVA CINTA DE WES ANDERSON Y ENCARNANDO A BOB DYLAN.

TEXTO IRENE CRESPO FOTOGRAFÍA D. R.

TRAS PASAR DE CERO A 100 EN MENOS DE UN AÑO, lo único que pedía Timothée Chalamet a su fulgurante carrera era, quizá, un botón de stop para frenar el mundo que giraba a toda velocidad a su alrededor. Lo pedía muy tímidamente, sonriendo y sin dejar de dar las gracias cuando acabó el año de promoción de la película que le cambió la vida, Call Me by Your Name. Entre su estreno mundial en enero de 2018 y su nominación al Oscar 12 meses después, Chalamet pasó de desconocido —en Hollywood y en la calle— a encabezar carteles de otras películas y un fenómeno de fans; de ser un nombre difícil de pronunciar a una tendencia con nombre propio: la Chalamanía. Así bautizaron el boom causado por sus tres estrenos bastantes seguidos: además de Call Me by Your Name, Lady Bird y Beautiful Boy. La industria del cine no vivía el nacimiento de una estrella masculina así desde Leonardo DiCaprio en los 90. Como aquél, Chalamet es hoy el referente de una generación, el chico de las alfombras rojas y de los pósters en habitaciones. No ha necesitado la artillería pesada de una película taquillera como Titanic para lograrlo, sino películas de presupuestos ajustados. “Yo fui por esas películas grandes, los Spider-Man, pero no me eligieron”, reconocía en la cresta de su ola. “Con ese tipo de películas parece que va incluido el serás famoso después del estreno’ pero Call Me by Your Name o Lady Bird no eran de ésas. Eran películas de autor y creo que eso es lo que me ayuda a poner los pies en la tierra; darme cuenta de que lo importante son las películas. Y es lo más gratificante: he llegado aquí desde un lugar artístico, no es simple exposición”.

24 Aunque también se expuso... y mucho. Otra de las cosas de las que se dio cuenta este perspicaz actor es que había que estar ahí donde lo llamaran, mostrarse y dar mucho las gracias. Aparecer en fiestas, alfombras y entrevistas con una buena sonrisa y un buen y original traje, hasta que su estilismo (que elige siempre él mismo: “Soy un fan de per

“LOS FILMES DE AUTOR ME HAN AYUDADO A PONER LOS PIES EN LA TIERRA, A DARME CUENTA DE QUE LO IMPORTANTE SON LAS PELÍCULAS”.

sonas como Raf Simmons, Hedi Slimane o Ackerman, son artistas”) se ha transformado también en noticia. Debía firmar autógrafos y aceptar selfies. Cuando esa rueda parara, llegaría el trabajo, que ha llegado. “¿No estabas cansado?”, le preguntaba una colega que también conoció el éxito veloz, Emma Stone. “No”, le contestó Timothée (pronúnciese Timotei) Chalamet. “Una parte de mi cerebro me hace siempre dar las gracias por estar trabajando, porque crecí en un edificio de actores en Nueva York y sé que es un privilegio vivir de esto”.

Aun así, hubo un tiempo en que pensó que nunca lo lograría. Para él, desde pequeño, era una vocación cristalina influida por su madre y su abuela, ambas bailarinas y actrices de Broadway. Primero porque los papeles importantes tardaron en llegar tras estudiar en un instituto de artes en Queens (el mismo que Lady Gaga y Al Pacino): secundarios en series (La ley y el orden, Homeland), obras en offBroadway… Y después llegó la primera gran oportunidad: trabajar con Christopher Nolan en Interstellar como el hijo de Matthew McConaughey. Se dio de bruces con la realidad de la industria cuando vio la película. “Recuerdo haberla visto con Anne Hathaway, Jessica Chastain… Yo no tenía una carrera entonces, me sentía un fraude rodeado de esa gente. Me encantó, pero me fui a casa con mi padre a llorar una hora”, dice. Su papel había quedado muy reducido. Pensó que Nolan e Interstellar lo cambiarían todo y fracasaba en un casting tras otro. “Ni Tim Burton, ni SpiderMan… no sucedía nada”, admite. Cinco títulos figuran en su filmografía entre Interstellar y Call Me by Your Name, de los que sólo dos tuvieron cierta repercusión internacional y no muy buenas críticas (The Adderall Diaries, donde hacía de la versión joven de James Franco, y Navidades, ¿bien o en familia?, como nieto de Diane Keaton). Las aspiraciones y ambiciones de Chalamet se resistían. Su madre insistió en que trabajara el plan B y estudió un curso de Antropología en Columbia. Pero lo abandonó decidido a lograr su sueño. “Me busqué un piso en el Bronx y desde entonces empecé a trabajar regularmente”, cuenta. En ese impasse conoció a Luca Guadagnino, el director que llevaría al cine la novela de André Aciman Call Me by Your Name. El italiano le dio el papel casi en el primer café: “Encajaba físicamente, pero sobre todo vi que

no sólo tenía experiencia en cine, teatro y televisión, sino que transmitía una cautivadora ambición por ser un gran actor”. También en ese tiempo conoció a Greta Gerwig, quien describe a Chalamet como “un unicornio” en el oficio: “Es Christian Bale, es Daniel Day-Lewis, es Leonardo DiCaprio”. La actriz convertida en directora lo eligió primero para su debut, Lady Bird, y después para su más reciente filme, Mujercitas, interpretando una nueva versión de Laurie, el vecino rico.

El despertar sexual de Elio, el personaje que interpretaba en la película de Guadagnino, fue también el despertar de Chalamet. De pronto, a sus 22 años, tuvo que crecer. “Maduras muy rápido en los rodajes, rodeado de artistas”, dice, consciente de

que la madurez de los actores jóvenes “es muy artificial”. De pronto, todas esas cosas que antes no convencían —su cara aniñada, su delgadez, su doble nacionalidad (su padre es francés y ha pasado los veranos en un pueblo cerca de Lyon)— se convirtieron en las razones de su éxito. Por las que Woody Allen, más europeo que americano, muy neoyorquino, como Chalamet (que no ha sido capaz de instalarse en Los Ángeles), lo eligió para Un día de lluvia en Nueva York (aunque luego el actor renegara de la película por las acusaciones de la hija de Mia Farrow y donara su sueldo al movimiento Time’s Up). Quizá las mismas por las que ha pasado de interpretar un joven adicto en la historia real Beautiful Boy a un shakespeareano Enrique V en El rey (rodaje en el que conoció a su actual pareja, Lily-Rose Depp, hija de Johnny Depp y Vanessa Paradis). Son, seguro, las mismas razones por las que ahora las películas grandes ya no se le resisten y estará en la nueva versión de Dune, firmada por Denis Villeneuve, y en lo nuevo de Wes Anderson, The French Dispatch. Y mientras llega la secuela de Call Me..., acaba de confirmar que encarnará a Bob Dylan en el biopic dirigido por James Mangold. De momento, ha dejado de buscar el botón de off, prefiere no parar y demostrar que no es una estrella momentánea. “Miro la carrera de algunos actores jóvenes y no es particularmente saludable”, dice. Él espera que la locura se diluya y quede el trabajo.

This article is from: