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5. Conclusión
en 1492. En el Edicto de Granada, los Reyes Católicos expusieron las razones para justificar la deportación del pueblo judío, y establecieron un plazo máximo de tres meses bajo pena de muerte para quienes no cumplieran con el período estipulado. En lo referente a estos temas, la creación de los Estatutos de Limpieza de Sangre contribuyó, igualmente, a incrementar la discriminación social y las manifestaciones locales de intolerancia contra las minorías, donde estas comunidades convivían de manera conflictiva con los colectivos dominantes, a pesar de las constantes negociaciones y los períodos de tregua32 . Resultan reveladores los datos que J. P. Dedieu (1978) propone al respecto: de los 1.000 procesos inquisitoriales que tuvieron lugar en Toledo entre 1483 y 1500, más del 90% de los casos fueron contra judaizantes33 . Semejante política fue aplicada contra los moriscos, aunque de forma menos radical. Las diferencias entre la guerra contra judíos y sarracenos se hacen evidentes también en el Fortalitium fidei: si bien Alonso de Espina atribuye a los musulmanes los mismos delitos que a los judíos —acusándoles de demonizar y de provenir de una secta satánica—, la represión contra estos últimos fue «menos virulenta» en opinión de Cavallero, aunque no por ello más amable. Resulta particularmente interesante observar cómo Espina y sus contemporáneos adjudican un rol fundamental al demonio como responsable de los males de toda religión ajena a la suya: tanto a judíos como a sarracenos se les acusa de llevar una vida bestialis et libidinibus plena (salvaje y entregada a los placeres carnales), asumiendo que la ley judía e islámica está plagada de contradicciones y que, por ello, no puede haber sido creada por Dios. Su autoría no puede ser atribuida más que al demonio34 . En definitiva, se puede concluir que la presión ejercida por Espina en su obra fue influyente en la expulsión de los judíos del reino. Con sus palabras quedó claro que la Inquisición debía tener un gran protagonismo no sólo para detectar falsos conversos, sino también para favorecer el concepto de unidad y estabilidad (societas christiana) ante las minorías religiosas que habitaban el territorio peninsular entre los siglos XV y XVI35 .
5. Conclusión
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Por todo lo expuesto hasta ahora, no cabe duda de que el Fortalitium fidei es un excelente resumen del pensamiento eclesiástico en lo que se refiere al rechazo a las minorías culturales
32 KAMEN, H. (2013): La Inquisición española. Mito e historia. Barcelona: Crítica. 33 DEDIEU, J. P. (1978): Les causes de la foi de l’Inquisition de Tolède (1483-1820): Essai statistique. Mélanges de la Casa de Velázquez (14), pp. 143-171. 34 Fortalitium fidei, f. 192 v. 35 Sobre la continuidad de la persecución de los judíos en la España postmedieval y moderna, véase CARO BAROJA, J. (1986): Los judíos en la España Moderna y Contemporánea (II). Madrid: Istmo.
—particularmente judíos y judeoconversos— en la España del siglo XV. Como se ha pretendido demostrar, el Fortalitium nos brinda, en este sentido, la posibilidad de estudiar la mentalidad cristiana de la época a través de los muy diversos argumentos antijudíos presentados en un tono provocador y violento, algo muy propio de una obra considerada como «referencia doctrinal». En esta medida, el texto constituye una fuente de gran riqueza histórica para profundizar en las relaciones cristiano-judías del momento (religión, política, sociedad, economía…); de ahí que resulte tan interesante recoger las principales enseñanzas de una obra destacada por el papel de protagonismo que atribuye en todo momento al demonio, siendo éste el denominador común de todos los enemigos del cristiano. Es razonable conjeturar, por tanto, que Alonso de Espina haya sido comúnmente considerado el antisemita hispano por excelencia del siglo XV, preocupado especialmente por los judíos públicos y ocultos desde una posición furiosa y extremista. Sus textos son un verdadero ensayo ideológico sobre los enemigos de la cristiandad y alimentan la polaridad y la segregación cultural sin grados ni matices. Así es pues cómo Espina justifica la guerra contra judíos, sarracenos y falsos cristianos, a partir de persecuciones, apresamientos y castigos que historiográficamente vale la pena documentar para obtener una visión completa y detallada del antijudaísmo religioso y popular de finales de la Edad Media. No obstante, si bien la historia tradicional ha tenido en cuenta la documentación escrita de la época para conocer aspectos de la vida y del pensamiento sefardí de personalidades destacadas, recientemente la literatura antijudía hispana ha adquirido una creciente importancia para el estudio de la historia de este período. Ello ha facilitado una aproximación mucho más precisa del análisis del antijudaísmo cristiano como arma religiosa y política para convencer a sus adeptos del peligro del enemigo. Por tal razón, cabe tener presente que la fuente estudiada es fruto de un interés ideológico determinado que puede tener efectos contrarios para un estudio objetivo de la Historia. Los juicios del autor están llenos de consideraciones propias de un predicador dogmático, por lo que muchas de las ideas presentadas en su obra pueden calificarse de controvertidas y, en muchos casos, de tendenciosas. La mayor prueba de ello la encontramos en los relatos «criminalizantes»36 sobre el judío, instrumento imprescindible para desprestigiarlos y legitimar su violenta persecución. Estas premisas nos advierten de la cautela con la que hay que tomar estos pasajes, ya que el mayor problema que plantea el estudio de una fuente primaria de alto contenido doctrinal es la veracidad que se esconde tras una intencionalidad propagandística.
36 MONSALVOANTÓN, J.M.: Ob. cit, p. 1083.