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EL PUENTE SOBRE EL RIO Sigwart: Comunicaciones de la vida despuĂŠs de la muerte
Botho Sigwart, conde de Eulenburg
Título de la obra original en alemán: Brücke über den Strom Autor: Botho Sigwart, conde de Eulenburg (*10 de enero de 1884, † 02 de junio de 1915 ) Ediciones en alemán: 1985 (Novalis) y 2008 (Oratio) Administrador actual de los derechos de autor: Baron Wilfried von Engelhardt Traducción: Javier Strobl y María Teresa Pardo Revisión: Francesc Fígols Traducción inscrita en el Registro General de la Propiedad Intelectual, asiento: 09/2007/1221 (Valencia). © Copyright 2012, Editorial Pau de Damasc Primera edición en castellano: diciembre de 2012 Reservados todos los derechos para España y los países de habla castellana. Publicado en la colección Después de la muerte.
Editorial Pau de Damasc Apartado 95 – CP 08197 Valldoreix, (Barcelona), España editorial@paudedamasc.com www.paudedamasc.com
Índice Prólogo a la edición de 2008. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 Prefacio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 Primera parte: 28 de julio de 1915 - 31 de diciembre 1915. . . . . . . 13 Segunda parte: 1 de enero de 1916 - 31 de diciembre de 1916. . . . 93 Tercera parte: 11 de enero de 1917 – 28 de septiembre de 1919.. 187 Cuarta parte: 22 de noviembre de 1921 – 7 de febrero de 1950. . 261 Epílogo a la edición de 2008. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 365 Anexo fotográfico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 369
Botho Sigwart, conde de Eulenburg (*10 de enero de 1884, †02 de junio de 1915 )
Prólogo a la edición de 2008 La presente edición del libro “El puente sobre el río” se emprendió principalmente por dos motivos. En primer lugar parece oportuno desvelar el “secreto” de la familia de Sigwart, ya que hoy, en la era de los medios de comunicación modernos, desde hace tiempo existe la posibilidad de investigar las raíces de Sigwart. Con el fin de evitar errores y fallos de interpretación se han dado estas informaciones de primera mano, por parte de la misma familia. Se complementan estas indicaciones mediante algunas fotografías, propiedad de la familia. Por otra parte se encontraron y corrigieron diversos defectos al comparar los documentos originales con las ediciones de los años 1970/72 y 1985. En cuanto a los comunicados, se trata de sucesos que se iniciaron casi simultáneamente con la catástrofe de la Primera Guerra Mundial. En un tiempo, en el que primero Europa y luego gran parte del mundo restante fue arrastrada a una vorágine de indecibles sufrimientos por la furia de la guerra, se experimenta en el seno de una familia un proceso que manifiesta lo que apenas era comprensible, difícilmente aceptable, siendo a su modo un hecho singular: «Un mundo espiritual pide la palabra», es el mundo del que Sigwart habla a sus hermanas y a su cuñada. De manera desprevenida y sin previo aviso, la familia se vio unida a una esfera que es parte real de nuestra existencia y el contenido de todas las religiones. Más o menos al mismo tiempo, o sea, aún durante la Primera Guerra Mundial, Rudolf Steiner (fundador de la antroposofía) empezó a hablar en sus conferencias sobre la conveniencia, e incluso la necesidad, de que la humanidad buscara una comunicación con los difuntos ya que éstos «están dispuestos, esperando para ayudarnos». Sus advertencias se hacían cada vez más urgentes en el sentido de que necesitamos esta comunicación para volver a acercarnos al mundo del espíritu, para poder tomar consciencia del fundamento de nuestra existencia y a fin de evolucionar y servir a lo divino. Los comunicados de Sigwart confirman y subrayan estas advertencias insistentemente. Después de que el libro “El puente sobre el río” se publicara, surgieron abundantes testimonios por parte 5
de aquellas personas a las que el libro había proporcionado consuelo, esperanza, confianza y nuevas perspectivas en la vida. El libro ha sido traducido a varios idiomas. En la presente edición se han reflejado todos los comunicados literalmente y sin modificación. Si el lenguaje suena a veces desacostumbrado, me permitirán recordarles que todo se mueve inicialmente en el ámbito familiar y que el uso del idioma hace 100 años se diferencia a veces notablemente de los giros idiomáticos de hoy día. No nos sentimos autorizados a “modernizar” el lenguaje. primavera de 2008, Wuppertal, (Alemania) Peter Gutland
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Introducción Sigwart, su familia y cómo empezó todo Botho Sigwart, Philipp, August, conde de Eulenburg fue el segundo hijo de Philipp, conde de Eulenburg y de su esposa Auguste, nacida condesa de Sandels y vino al mundo el 10 de enero de 1884. La patria chica de la familia era el castillo y la hacienda de Liebenberg, dentro de la comarca de Brandenburgo, a 50km al norte de Berlín. Para la familia tenía especial importancia el arte y la música. El padre, que en 1900 fue elevado por el emperador Guillermo II a la dignidad de príncipe, tuvo también notables dotes artísticas, tocando instrumentos, cantando, componiendo y escribiendo poemas y romances (los famosos Rosenlieder y los Cantos Escandinavos). Fue amigo y confidente del emperador Guillermo II, quien regularmente visitaba Liebenberg. Sigwart heredó su talento musical, igual que su hermana menor Victoria, familiarmente llamada Tora, que fue pianista. Ya con 7 años compuso canciones de oído y a los 8 años recibió clases de música en Munich y Viena, dedicándose a la composición y siendo hábil en la improvisación al piano, muchas veces cuando el emperador les visitaba. Éste tenía tanto interés, que encargó al joven de 11 años variaciones sobre la marcha militar Dessauer. Esta composición para orquesta se estrenó en ocasiones posteriores en el Gran Palacio de Música de Viena y en otros lugares, actuando él mismo como director. En 1898 ingresó Sigwart en la escuela de enseñanza media de Bunzlau (Silesia). Con el cantor local Wagner aprendió rápidamente a tocar el órgano. En 1899 cambió al Instituto de Enseñanza Media Luitpold de Munich y en 1900 volvió a cambiar al Instituto Friedrich Wilhelm de Berlín, donde en 1902 se graduó con 18 años. Las vacaciones las pasó en su mayoría en Liebenberg. En 1901 participó en el Festival de Bayreuth, habiendo sido invitado por Cósima, la viuda de Richard Wagner, un amigo de su familia y donde intervenía algunas veces como sustituto del director. A partir de 1902 estudió en Munich historia y filosofía y presentó su tesis doctoral en filosofía con un trabajo sobre Erasmus Widmann. 7
Al mismo tiempo estudió música con el profesor Thuille y el maestro Zumpe. Estos estudios los terminó en 1909 con Max Reger en Leipzig. Después de este periodo surgieron una serie de composiciones, cuyas partituras pueden adquirirse hoy día (Círculo Promotor Botho Sigwart, Hertefeld 1, 47652 Weeze). Un extenso viaje de estudios a Grecia despertó en él el amor al arte griego antiguo. En especial, estuvo tan entusiasmado con la música griega que compuso una ópera a partir de Las Canciones de Eurípides de Ernst von Wildenbruch. Esta ópera se estrenó con retraso debido al comienzo de la Primera Guerra Mundial, el 19 de diciembre de 1915, o sea, cinco meses después de su muerte, teniendo lugar con gran éxito en el Hoftheater de Stuttgart. En 1909 se casó con la conocida cantante de concierto Helene Staegemann, hija del consejero Staegemann. De este matrimonio feliz nació en 1914 su hijo Friedel, que murió en 1936 en unas maniobras militares. Sus estudios de órgano los terminó en 1911 en Estrasburgo con Albert Schweizer, a quien dedicó su gran concierto de órgano. Al amplio círculo de amigos del joven artista también pertenecían, entre otros, Wilhelm Furtwängler y el profesor Arthur Nikisch. Aparte de su variada vida social, el joven artista además se dedicó intensamente al estudio de los grandes filósofos y diferentes religiones mundiales. Gracias al trato de la familia con el Dr. Rudolf Steiner, que en ocasiones se hospedaba en Liebenberg, Sigwart llegó a conocer la antroposofía, que desde entonces se convirtió en el centro de su vida. Además del estudio de las obras fundamentales de Steiner, en cada ocasión que pudo aprovechó la asistencia a sus conferencias. Este interés lo compartía con sus hermanos Lycki, Tora y Karl así como con su cuñada Marie. Con esto se sentó la base para la comunicación, después de que hubiera dado el paso al mundo espiritual. Al estallar la Primera Guerra Mundial, Sigwart tenía 30 años y en septiembre del mismo año se enroló como voluntario en el servicio militar. Después de su nombramiento como teniente, su batallón fue trasladado a Galizia en abril de 1915, donde fue herido el 9 de mayo. El 2 de junio de 1915 sucumbió a las secuelas de sus heridas en el hospital militar de Jaslo. Contrariamente a todas las costumbres, amigos y familiares lograron que su cuerpo fuera trasladado a
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Liebenberg, donde fue sepultado, en el lugar que él indicara, bajo el gran roble del parque. La unión espiritual que existía entre Sigwart y Marie fue la causa de que ésta “viviera” el momento en que fue herido y más tarde sintiera su muerte como un fuerte estremecimiento del alma. Lycki, la hermana que recibió los primeros comunicados, describió sus vivencias con las siguientes palabras: «En el aislamiento y la tranquilidad de estos días me he dado cuenta de lo que Sigwart esperaba de mí, no quiere guiar mi mano ni empujarla, yo misma debo abrir una puerta en mi interior, entonces oigo sus palabras que he de escribir». Lycki, luego Tora y más tarde Marie empezaron a escribir comunicados cada vez con mayor frecuencia. La frecuencia, sin embargo, no podía eliminar del todo las dudas y la falta de fe en estos hechos. ¿Era realmente posible eso? A pesar de todas las aseveraciones de Sigwart quedaban dudas. La familia envió a Marie con los comunicados hasta entonces recibidos para que el Dr. Rudolf Steiner diera su dictamen. Marie escribe: «Se me encomendó esta misión y una triste tarde de diciembre con nuestros tesoros sagrados bajo el brazo, que ya habían alcanzado un considerable volumen, me dirigí hacia la calle Motz en Berlín. El Dr. Steiner me recibió muy amablemente y me pidió que le dejara los manuscritos algunos días, que volviera dentro de dos o tres semanas, que entonces hablaría conmigo sobre ello. Se acercó el día y he de confesar que fue uno de los más angustiosos durante aquel tiempo. ¿Qué es lo que dirá?, esta pregunta se me aparecía en grandes letras, porque entretanto el edificio de mi fe en la identidad de Sigwart había crecido mucho en mí. Durante casi dos horas, el Dr. Steiner repasó conmigo hoja por hoja las comunicaciones, puso unas cuantas cosas incomprensibles en su lugar correcto, explicó lo que Sigwart quiso decir con esto y lo otro y me hizo preguntas. Al leer, a menudo asintió con la cabeza, expresando su conformidad: "Muy bien descrito", "bien puntualizado", "expresión acertada", "¡cierto, los recitales musicales sí que son realidades!". En vano esperé el rechazo de algún comunicado, ¡no se produjo ninguno! Al final dijo al despedirse: "Pues sí, estas son comunicaciones desde los mundos espirituales, extraordinariamente claras y absolutamente auténticas. No veo motivo alguno para no seguir haciéndolas caso ....". Al despedirse, aun 9
hizo énfasis en que comunicaciones de esta naturaleza eran muy raras. Me di cuenta de que era verdadera alegría lo que él sentía y que nos acompañaba en nuestra alegría». Durante los 35 años siguientes fluyeron gran cantidad de comunicados que fueron coleccionados y puestos a buen recaudo por la familia. Se dio acceso a un pequeño círculo de amigos en el que se vivían los textos y los pensamientos de Sigwart. El siguiente comunicado del 25 de abril de 1932 introdujo un nuevo concepto en esta labor: «Ha llegado el momento en el que los dones divinos, que vuestro hermano fue autorizado para ofreceros, alcancen ahora círculos más amplios. Lo que él estaba autorizado a deciros debe transmitirse a otros para bendecirlos, para aliviar sufrimientos, para ayudar a los hombres y señalarles el camino hacia la luz ¡Ha llegado el momento!» Como introducción a los comunicados queremos que las siguientes palabras de Marie y Lycki se unan a la singular situación de la familia. 2010, Hinterstoder (Austria) Wilfried von Engelhardt
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Prefacio A modo de tributo ¡Sigwart! Durante largos años cuidamos de tu legado, preocupados y temerosos de que la incomprensión y la dureza de pensamiento fuera lo que perturbara los hilos que nos unieron a ti. Ahora, que se levantan desde la extrema necesidad muchos brazos hacia tus mundos, deben resonar tus palabras como consuelo y esperanza también para otros. También nosotros creímos en aquel entonces que jamás podríamos volver a estar alegres, cuando tu fuiste arrancado por la guerra de entre nosotros y de tu compleja creación musical. Demasiado profunda era la grieta en nuestra íntima unión. Pero la gran fuerza de tu alma y nuestro amor, purificado por el dolor, superaron todos los sentimientos que nos separaban por la aflicción. Desde lejanías cósmicas, más allá del tiempo y del espacio, sonaron tus palabras, tímidas al principio, pero cada vez más claras, en nuestros corazones. Tú llamaste a las almas, siendo éstas capaces de recibir tus palabras estando con la mente despierta y plenamente conscientes. Así tuvimos parte en tu vida espiritual. Tu amor tendió el puente luminoso sobre el que fuimos a tu encuentro con alegría. Que tus palabras resuenen ahora también en otras almas, dándoles seguridad de que nos une un lazo íntimo con los que partieron al más allá y su mundo. Quien busca con humildad y se inclina con profundo respeto, puede que experimente personalmente alguna vez esa llamada silenciosa que hacia él llegue desde el otro lado con amor. Pentecostés de 1950 Marie y Lycki
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