La identidad de la sociedad antroposófica general. Peter Selg. Editorial Dorothea

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Peter Selg LA IDENTIDAD DE LA SOCIEDAD ANTROPOSÓFICA GENERAL


TÍTULO ORIGINAL EN ALEMÁN: Die Identität der Allgemeinen Anthro- posophischen Gesellschaft © Verlag des Ita Wegman Instituts 1° edición 2012

Autor: Peter Selg - La identidad de la Sociedad Antroposófica General. 1° impresión, Buenos Aires, Editorial Dorothea, 2012 100 p., 21 x 14 cm.

Traductores: Revisión: Corrección literaria:

ISBN 978-987-27614-4-8

1. Antroposofía. I. Körte, Rosa, trad. II. Müller, Horacio, trad. IV. Título

CDD 299.935

Rosa Körte - Horacio Müller Horacio Müller - Rosa Körte Haydée Ruiz Alfaro de Belingueres

Arte de tapa: Rudolf Steiner. Tapa de la carpeta de los fascículos Nachrichtenblatt (Noticias para los miembros).

© Reservados todos los derechos a favor de Editorial Dorothea www.editorialdorothea.com.ar

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PETER SELG

La Identidad de la Sociedad Antropos贸fica General



Índice

Prefacio…………………………………………………..

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Crisis y nuevo comienzo de la Sociedad Antroposófica 1923/24.....................................

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Conferencia Basilea, 14 de marzo de 2012

Desafíos del presente y del futuro...................................

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Anexo: La relación con la Escuela Superior. Maestros, médicos y sacerdotes en el año 1924............

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Notas.................................................................................

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Prefacio El centenario de la fundación de la Sociedad Antroposófica en diciembre de 1912 en Colonia, pero más el estado del mundo –y la situación de la Antroposofía en este contexto–, ofrecen ocasión y oportunidad para reflexionar de nuevo sobre la esencia, las tareas y las metas de la Sociedad Antroposófica General. El envejecimiento de esta sociedad y la crítica hacia sus tradicionales formas de trabajo, que expresan tantos jóvenes interesados en la Antroposofía y en Rudolf Steiner y que los llevan a tomar distancia de un acercamiento a la Sociedad y a la Escuela Superior, la cuestionable situación dentro de muchas instituciones antroposóficas (o bien surgidas desde la Antroposofía), cuya sustancia espiritual originalidad y fuerza de iniciativa se están desvaneciendo, y finalmente las continuas crisis del Goetheanum en Dornach, que según muchos miembros atraviesa un desenvolvimiento trágico, instan a una reflexión acerca del perfil que otrora fuera dispuesto por Rudolf Steiner para la Sociedad Antroposófica General. Discusiones sustanciales sobre la relevancia que tiene lo una vez pensado, conceptualizado e iniciado para la actual y futura situación, presuponen un verdadero conocimiento de aquel inicio, que en muchos lugares ya no existe. La Sociedad Antroposófica General tuvo y tiene una identidad espiritual, una “imagen conductora” espiritual con “pensamientos guía” concretos; pero para muchos miembros y funcionarios estos contenidos son obviamente inasequibles o tan sólo vagamente conocidos. Pueden pretender que la identificación con la esencia de la Sociedad Antroposófica General, aún unida a Rudolf Steiner, sea de naturaleza histórica y carente de significado de actualidad, que pertenezca a los años veinte del siglo pasado y que su minuciosa toma de conciencia y profundización ya no sea necesaria, o bien lo sea únicamente en el sentido de un contexto de documentación histórica. En efecto, obviamente no es difícil olvidar la identidad espiritual de la Sociedad Antro-

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posófica General, desplazarla de nuestra conciencia y pasarla por alto; esto crea espacio para los impulsos propios y libera de la necesidad de ocuparse y confrontar con aquello que Rudolf Steiner anhelaba en especial y de lo cual se hizo cargo hasta el final con toda su fuerza vital. Echar mano del recurso de tener que determinar nuevamente todo debido a la transformación de los tiempos desde el fallecimiento de Rudolf Steiner hace más de ocho décadas, es propio de muchos seres humanos y forma parte de la autoconciencia de la intelectualidad contemporánea. Pero el problema de tal proceder queda claro. Rudolf Steiner no fundó la Sociedad Antroposófica General en forma arbitraria o casual, sino como un instrumento para el futuro de la Antroposofía misma, cuya esencia él conocía como ninguno. La forma social que necesita la ciencia espiritual antroposófica para poder persistir en el mundo con sus exigencias de futuro y sus crisis, el poder contribuir con lo esencial para su desarrollo, fue su idea conductora, y ¿quien podría tener sobre suelo antroposófico más para decir que él mismo? Rudolf Steiner vivía en la Antroposofía y vivenciaba, como ningún otro antropósofo después de él, el mundo del devenir y con ello también las fuerzas sociales, políticas y espirituales, las tensiones y abismos que determinan y constelan en forma central el siglo veinte. Si uno se ocupa en detalle de lo que él describe sobre el establecimiento de las tareas y la problemática de la Sociedad Antroposófica durante su vida y sobre cómo sobreponerse a graves desenvolvimientos equivocados y conflictos que persiguió hasta su muerte, la actualidad de sus declaraciones nos deja perplejos. Aquello a lo que Rudolf Steiner se refería y criticaba en muchas discusiones en 1923, pertenece aún en el 2012 a las áreas centrales de la problemática social, aún cuando esto rara vez es visto y abarcado en toda su dimensión. Partiendo de una detallada revisión, lo dicho por Steiner es actual y apunta al futuro, lo que en el fondo poco sorprende si se considera quién era Rudolf Steiner y cuán abarcante era su mirada. Empero, uno puede preguntarse qué aconteció dentro de la Sociedad Antroposófica en los tres cuartos de siglo desde su muerte en relación a estas dificultades, su

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posible elaboración y solución, o bien qué fuerzas de seducción, persistencia y obstáculos obraban y obran aquí respectivamente, al menos en forma parcial. ¿Por qué son en realidad tan difíciles de entender y de llevar a la práctica las “intenciones del Congreso de Navidad” (R.Steiner) que representan una respuesta muy concreta a la “crisis de identidad” de la Sociedad Antroposófica y que fueran conceptualizadas y formuladas desde las condiciones específicas del obrar de la Antroposofía? En mi opinión, es obvio que la aparente incomprensión y el real ignorar es una obstaculización consciente; aquí imperan y obran no sólo constelaciones poco felices a partir de condiciones y seres humanos, como también situaciones personales trágicas, además de una voluntad dirigida, a la cual en definitiva le interesa debilitar el impulso de la Antroposofía para la civilización, frenarlo nivelándolo en su esencia esotérica y desintegrarlo llevándolo al olvido, como así también a la persona e individualidad –el ser– Rudolf Steiner. Sobre este contexto será necesario reflexionar con más fuerza en el futuro, una reflexión unida a la pregunta subyacente del propio hacer y de la propia responsabilidad para el futuro de la Sociedad Antroposófica General. Esta responsabilidad de ninguna manera es excluyente o yace exclusivamente en manos de los delegados o miembros de los grupos conductores, los así llamados “portadores de responsabilidades”, sino en cada ser humano para quien la obra de Rudolf Steiner (y con ella los impulsos espirituales humanitarios) es un objetivo existencial. Y esta responsabilidad también ha de atenderse aún cuando el análisis de la propia existencia y capacidad resulte negativo o deprimente. Rudolf Steiner habló sobre la “buena” y “sanadora sensación” de “no estar a la altura” 1 , es decir, la consecuente toma de conciencia de todo aquello que a uno aún le falta para poder colaborar en forma productiva con la verdadera continuidad de la formación de la Sociedad Antroposófica, del Goetheanum y de la Antroposofía en el mundo. Él llamaba a esta sensación “buena” y “sanadora”, porque no sólo inmuniza contra la tentación de la soberbia, la vanidad y la retórica, sino también

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puede encauzar y posibilitar un camino productivo y humilde. Pertenece a las esperanzas del Goetheanum y de la Escuela Superior Libre para la Ciencia Espiritual que muchos seres humanos transiten este camino, emerjan del presunto desmayo, se articulen y colaboren permitiendo el crecimiento de la Sociedad Antroposófica en el sentido señalado por Rudolf Steiner.”Para […] querer colaborar con el bien de los seres humanos, no se ha de ser pesimista, sino creer en su trabajo. Hay que tener el coraje de creer realmente que se está en condiciones de realizar aquello que uno considera lo correcto” 2. De fallar este esfuerzo, la sociedad preparada por Rudolf Steiner morirá sin duda en forma lenta o abrupta, y el Goetheanun como tal, a pesar de las tareas esenciales de sus Secciones y sus contextos sociales, perderá el sentido espiritual-substancial. En efecto, con ello se perdería lo esencial por muchos siglos.

* A continuación se imprimen las dos conferencias apenas ampliadas que he dado últimamente sobre la historia y la configuración de la tarea –es decir sobre la identidad espiritual– de la Sociedad Antroposófica General en Basilea y en el Goetheanum con motivo de la fundación de la sociedad en Colonia, aunque no en el sentido estricto de su centenario, sino observando la conformación de la esencia y el devenir del contexto social fundado o mejor dicho continuado desde 1912. “Nuestra tarea continuará con el mismo espíritu, pues no se trata de un cambio de contenido, sino de haberse hecho necesario un cambio de nombre”, decía Rudolf Steiner a principios de 1913 después del desprendimiento de la Sociedad Antroposófica de la Sociedad Teosófica3. Se está ante “el punto de partida de un esfuerzo significativo para el fortalecimiento y la ampliación de la antigua tarea” 4. En efecto, la Sociedad Antroposófica en realidad no se fundó –así lo concibe Rudolf Steiner–, sino que surgió a partir de sus conferencias y escritos, es decir, por medio de la comunidad

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social que se conformaba alrededor de su contenido. “A partir de personalidades que conocerían de este modo aquello que yo tenía para decir de los mundos espirituales, y de los que encontraron por medio de su contacto con cualquier “corriente teosófica” el camino hacia este género, se formó en el marco de la Sociedad Teosófica aquello que después sería la Sociedad Antroposófica” 5. De esta manera, la “Sociedad Antroposófica” (o Comunidad) estaba ya presente en forma espiritual y social antes de 1912 dentro de la Sección alemana de la Sociedad Teosófica, “en una especie de vida en estado embrionario” como enfatizaba Rudolf Steiner 6, y en ese momento ya tenia una tarea claramente delineada: “Tenía la tarea de contraponer a aquello que estaba presente en la Sociedad Teosófica –y esto era la recepción de sabidurías orientales muy antiguas– la espiritualidad de la civilización de Occidente con el Misterio del Gólgota como aspecto central” 7. Pero con estas palabras, de ninguna manera ha de menoscabarse el significado de aquello que aconteció en Colonia en diciembre de 19128, y que en la época de Navidad de 1923/24 experimentó en Dornach un crecimiento continuado y una intensificación. Debemos agradecer de corazón a los amigos de la Sociedad Antroposófica de Colonia el haber organizado en esta ciudad, en la época de Micael de este año, un notable congreso, con invitados internacionales, que puede conducir hacia una iniciativa de reflexión sobre las tareas específicas propias de la Sociedad Antroposófica General. La siguiente exposición es un esbozo que puede alcanzar mayor desarrollo. Pertenece –así como también mi estudio publicado hace un año “Der Vorstand (la comisión directiva), las Secciones y la Sociedad. ¿Qué Escuela Superior quería Rudolf Steiner?”– al ámbito del libro Rudolf Steiner, 1861-1925. Aspectos de una biografía interior, que aparecerá en la época de Micael de 2012 y en el cual se exponen más fundamentaciones y motivos. Agradezco a algunos amigos los reiterados pedidos de la edición de las dos conferencias. En principio, yo no tenía la intención de escribirlas: como es sabido, ya se ha editado mucho

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en este contexto sin que se haya modificado por ello nada esencial. Con seguridad podrá ser cuestionado si son útiles y necesarios libros adicionales y quien los leerá en qué contexto, críticamente. A pesar de ello, muy probablemente, renunciar a esta esperanza de futuro no estaría de acuerdo con Rudolf Steiner. “Quien ama, ve futuro por doquier. De allí, la estrecha relación entre amor y esperanza.” (Michael Bauer 9) Instituto Ita Wegman, Arlesheim Pascua, 2012

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Peter Selg


1 Crisis y nuevo comienzo de la Sociedad AntroposĂłfica 1923/24 Conferencia en Basilea, 14 de marzo de 2012

Y es esto lo que en principio siempre vuelvo a pedir una y otra vez a nuestros amigos; porque estamos hoy ante una urgente necesidad: hacer de la Sociedad un ser activo y obrante en el mundo. Necesitamos esto, mis queridos amigos. Naturalmente, serĂ­a muy deseable que en Dornach no decayera el centro y que se encontrasen amigos que presten ayuda allĂ­. Rudolf Steiner, noviembre de 192210


Notas de Rudolf Steiner De: GA 259, p. 360.

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Queridos amigos, Rudolf Steiner nunca se expresó en forma más clara sobre el establecimiento de las tareas y la conformación de la esencia de la Sociedad Antroposófica que en esos días, semanas y meses que siguieron a la destrucción ocasionada por el incendio del primer Goetheanum. La Sociedad misma, así decía entonces, tiene “algo de ruinoso” en sí11 y será cuestión de reelaborar comprensivamente, con “sinceridad y amor” 12 aquello que es deficiente e insuficiente, con voluntad de sinceridad y claridad sin miramientos, “de modo que en esta dirección no se hable siempre por encima de las cosas, sino que se reconozca en los errores, por medio de un juicio agudo, lo que ha de hacerse en el futuro” 13. Rudolf Steiner quería un “examen de conciencia” y un “hacerse consciente de la responsabilidad” al menos de los miembros conductores de la Sociedad; no pretendía una adjudicación de culpas, pero tampoco lamentos sobre los enemigos externos, que daba por sentado. Unos pocos días después del incendio siguió diciendo: “En tanto continuemos siendo nuestros propios opositores internos, estando parados sobre suelo oculto, no necesitamos asombrarnos de que terribles adversarios arremetan desde afuera” (6 de enero de 192314). Después del incendio del Goetheanum que entendió como síntoma, Rudolf Steiner no dejó dudas de que la existencia de la Sociedad Antroposófica estaba en juego, “así como fue hasta ahora no podrá prevalecer” (22 de enero de 192315). Intervino con toda su fuerza en los necesarios procesos de reforma y toma de conciencia, y a principios de 1923 viajaba dos veces por semana a Stuttgart a reuniones y discusiones que duraban toda la noche. ¡Tan importante era para él esa comunidad, ese organismo! Por ello y por una masiva resistencia externa, redujo en gran medida sus conferencias públicas sobre Antroposofía. Como documentó Christoph Lindenberg, Steiner dio sólo once conferencias públicas sobre Antroposofía en 1923, menos de una por mes (en 1922 habían sido setenta y nueve, más de una por semana). El tema de la problemática social que determinó el año 1923 en la historia de esenta

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