Revista Interlocuciones No. 7

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ISSN 1692-5459

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Revista Interlocuciones Numero 7 / ISSN 1692-5459 Universidad Nacional de Colombia Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales Sede Bogotá

Interlocuciones es una revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Colombia, vinculada al grupo de investigación Presidencialismo y Participación. Se constituye esencialmente como un espacio de

Rector Ignacio Mantilla Prada Vicerrector Jaime Franky Rodríguez Director Bienestar Sede Bogotá

producción académica estudiantil en los diferentes

Oscar Oliveros

niveles de educación superior al interior de la Uni-

Coordinadora Programa Gestión de Proyectos

versidad, el cual busca la difusión del conocimien-

Elizabeth Moreno

to adquirido y la generación de debates alrededor

Decano de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales

de las temáticas abordadas.

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Los textos presentados en la siguiente publicación expresan la opinión de sus respectivos autores y la Universidad Nacional no se compromete directamente con la opinión que estos pueden suscitar.

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CONTENIDO Editorial

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La política y su ser. Comunidad y desacuerdo

Participación y autonomía, camino a la horizontalidad de lo político

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Una guerra contra la ciencia y la tecnología: el caso de Theodore Kaczynski en EE.UU.. (1978-1995)

36 El paro camionero y el sí condicionado por la paz

48 La periferia desde el cine

Algunas consideraciones sobre el servicio militar en colombia y su carácter obligatorio

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EDI TOR IAL

maribanez/fotografĂ­a


Participación 7

Para esta edición la revista interlocuciones se ha propuesto trabajar los temas de subalternidad, gobernanza y participación, develando sus distintas relaciones y poniendo énfasis en ellas. Esta edición es el resultado de la interlocución entre diferentes roles políticos, los cuales constituyen nuestra gobernanza, reconociendo, sobre todo, la importancia de la participación de aquellos que llamamos “subalternos”. Es la interlocución de los actores de la política. A lo largo de las siguientes páginas se encontrarán elementos teóricos-conceptuales que, desde nuestra perspectiva, resultan idóneos y pertinentes en la construcción de nuevas realidades políticas a partir del discernimiento profundo de los autores. Nos encontramos con diálogos y discusiones que se extienden desde el análisis de las regulaciones y limitaciones del servicio militar en Colombia hasta las argumentaciones que se entrañan en lo más profundo de la política y su ser; pasando por algunas discusiones sobre las guerras, el sistema democrático y la democracia directa, los estados multiculturales y las manifestaciones de la política desde el cine. En este sentido, hemos sido enfáticos en reconocer la versatilidad de la política y las múltiples ópticas de la misma, pues entendemos la necesidad de reafirmar nuestra ciencia como una construcción inexorablemente colectiva.


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PARTICIPACIÓN Y AUTONOMÍA

Laura Gisselly Beltrán Estepa 1

CAMINO A LA HORIZONTALIDAD DE LO POLÍTICO

Resumen: Este artículo parte de la reivindicación de la política como praxis, en su sentido autónomo. En él, se plantea la importancia de que los individuos reconozcan lo político como una esfera autónoma, porque a partir de ello se produce la autonomía o heteronomía de los sujetos como poder constituyente y legitimador del funcionamiento del sistema político. Esto para, posteriormente, proyectar cómo empezar a recuperar la orientación horizontal de lo político: una democratización, en donde todos

Palabras clave: Órdenes verticales, crisis de representación, participación real, autonomía, democratización

son gobernados y gobernantes a la vez. En contraposición a una orientación predominantemente vertical, jerárquica y de dominación, que tiende a ser descendente, la cual ha permeado nuestra realidad, pero sobre todo, ha venido determinando nuestras concepciones políticas y tergiversando seriamente el papel de la participación. Se propone, entonces, la autonomía política de la participación real de los sujetos como un camino para recuperar el sentido de lo político, para transformarlo. Teniendo en cuenta que dicha autonomía depende de la cultura política de la población, y entendiendo dicha transformación de lo político como un proceso, se defiende la implementación progresiva de mecanismos de democracia directa como un primer paso en el camino hacia la consecución de la horizontalidad de la política.

1  Estudiante de Ciencia Política de la Universidad Nacional de Colombia. Correo electrónico: lgbeltrane@unal.edu.co


PODER REAL / Laura Gisselly Beltran Estepa 9

Participaciรณn


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Introducción Es necesario comprender el problema del “poder político real” de los sujetos, puesto que, aunque la democracia representativa supone que todos poseemos el mismo poder político –expresado a través del voto, cuando cada voto, sin importar si pertenece a una persona con dinero o a una persona sin él, vale lo mismo–, decir que, en realidad, todos poseemos el mismo poder político es una falacia por una razón: el poder político de un ciudadano se sale de su control al ser depositado en un representante, debido a la ineficacia del régimen. Es así que la mayoría de personas en nuestro país parecen sentirse irresponsables de lo que dicho representante hace con el poder político que le han otorgado, y, asimismo, el representante atenta contra sus correspondientes funciones para favorecer intereses privados. Lo anterior evidencia que el poder político real de esa persona es mayor. Esto se vería solucionado, al menos en gran medida, si ejerciésemos un control político fuerte. Sin embargo, esta desigualdad del poder político pasa por el hecho de que las personas que poseen el mayor capital económico tienen una influencia considerablemente mayor en las decisiones políticas que toman los “representantes”, que la de un ciudadano con ingresos promedio, o uno en condición de pobreza. Entonces no todos poseemos en realidad el mismo poder político. Lo anterior nos lleva a poner nuestra atención en que existe una crisis de representación, la cual explicamos desde la crisis de los conceptos de sociedad civil y Estado, puesto que, en esta crisis, se encuentra la justificación de que el orden político establecido no funcione. Al evidenciar la causa, se propone un modo posible a través del cual mejorar

el funcionamiento de la política; se trata de la autonomía entendida en clave socio-política. La cual se considera fomentable a través de la idea de democracia directa, porque –explicado desde una visión contractualista– esta supondría la restauración de la igualdad del poder político de los sujetos, puesto que implica que, al no existir representación, no se toca el poder político inicial de los sujetos y que algunos no reciben el poder político de los demás para quedar, finalmente, con más del que debieran tener; a la vez que no se les permite, así, usar lo público para ejecutar sus intereses privados.

La participación real Es precisamente la falacia de que todos poseemos el mismo poder político la que permite reproducir y profundizar las desigualdades materiales e, incluso, en garantías de derechos, haciendo que la existencia del Estado pierda su debido sentido. La participación real, como expresión del poder político, implica que las decisiones políticas sobre la convivencia y la calidad de vida de las personas conlleven consecuencias económicas; y no que sean las decisiones económicas las que determinen las decisiones políticas, de lo cual es un claro ejemplo el hecho de que los derechos que le son garantizados a las personas dependen, en


realidad, de sí estas viven en un país del centro o en uno de la periferia. Resulta por tanto, una tarea inmediata pensarse la política como un asunto de responsabilidad colectiva, para lograr reducir las brechas sociales de desigualdad que parecieran ser infinitas e irrefrenables, y que aquejan a un gran porcentaje de la población. Para ello, se genera un recorrido teórico a través de autores como Maurice Duverger (1977) y Giovanni Sartori (1979); También se abordan algunas conclusiones que presenta Miguel A. Herrera (2000) para, luego, retomar las posturas sobre cultura política de Almond y Verba (en Batlle-Rubio, 1995), y finalizar con la apología al sentido de lo político tomado de Hannah Arendt (1995). Este recorrido parte de la defensa de la autonomía de la política como ciencia, para explicar cómo las esferas o campos de la realidad interactúan, y cómo, en el momento en que la esfera económica eclipsa la esfera política, desaparece la posibilidad de decisión autónoma de la esfera social. Ello quiere decir que la esfera social pierde la posibilidad de generar su sistema político; se genera, en cambio, una verticalidad descendente, porque es el orden económico el que determina el orden social si la política es heterónoma. Entonces, se defiende la reivindicación de la autonomía de lo político, reflejada en la autonomía de la participación real de los sujetos –tal y como se comentó anteriormente–.

Para empezar, es necesario aclarar el panorama conceptual de lo que entendemos como el sentido “vertical” y el sentido “horizontal” de la política. El primero es aquel que implica una forma de organización social jerárquica, la cual puede ser descendente o ascendente. Hablar de un orden vertical descendente significa hablar de un orden jerarquizado que mantiene un statu quo porque no permite el ascenso real de los sujetos dentro de las jerarquías existentes; en cambio, el vertical ascendente sí permite el intercambio al interior de dichas jerarquías. Por otro lado, hablar de un sentido u orientación horizontal de la política implica entenderla desde el presupuesto de igualdad, al menos en lo que concierne al poder político real que los sujetos poseen. Giovanni Sartori esboza el proceso mediante el cual se transforma el sentido horizontal de la política en uno vertical. Al principio, la política era concebida y vivida horizontalmente por los griegos; sin embargo, en el cambio de la comunidad griega de la polis pequeña a la civitas societas romana es donde se ubican los vestigios de la jerarquización, de la generación del orden de verticalidad; pues es en la expansión del tamaño del ámbito político de la polis a la civitas societas que aparece la IURIS SOCIETAS1. 1 “Y en un segundo aspecto la civitas se organiza jurídicamente. La civitas societas, en efecto, se traduce a la iuris societas. Lo que permite sustituir la ‘politicidad’ por la juridicidad. Ya Cicerón (104-43 a.C) sostenía que la civitas no es un conglomerado humano cualquiera, sino aquel que se basa en el consenso de la ley. Ya en tiempos de Cicerón estamos próximos a una civitas que no tiene casi nada de político en el sentido Griego del término: la Iuris societas es a la Polis lo que la despolitización es a la politicidad”. (Sartori, 1979, p. 204).

Participación y autonomía

Cuerpo

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Esta fue la respuesta a la necesidad de garantizar un orden, pero lo determinante es que se termina reemplazando la participación por la representación, y esta última implica, una distribución desigual del poder entre quienes conforman la civitas societas, esto es, una verticalidad2, en la cual se “prefiguran los patrones occidentales de la representación; es allí donde la sociedad civil se Todo ello se desarrolló como una cadena tornó un imaginario diluido de la polide supuestos que –en la praxis– traicioticidad griega original” (Herrera-Zgaib, na su sentido inicial y fundacional: 2000, p.12). Dicha verticalidad sigue su camino y se expresa Después de olas revolucionarias y reformas pasivas aparecerá la soen el rumbo que toma ciedad civil de los ciudadanos libres e iguales, que refieren los textos el poder en el Medioevo, escritos por los ilustrados escoceses y franceses. Allí la ley escrita o donde se evidencian soconsuetudinaria regirá la actividad de los privados, fundará un mítico ciedades totalmente depacto de asociación ligado de modo indisoluble al pacto de sujeción a terminadas por los delos monarcas constitucionales, que evolucionará catalizado por la intentadores del poder, lo mediatez de la realidad del mercado capitalista. cual –siguiendo a SartoDespués vendría la ciudadanía social, que complementa los derechos ri (1979)– se viene a exindividuales del liberalismo posesivo, para difundir a escala planetapresar claramente en El ria otra figura, el ciudadano-siervo del estado de bienestar. SobreveniPríncipe de Maquiavelo, el da la crisis del keynesianismo, la disolución del pacto entre sindicatos cual constituye un aporte e industriales, surge otra nueva forma de ciudadanía hasta hoy encaresencial en la implantanada en el imaginario del ciudadano consumidor, quien se hace en la ción de la verticalidad en práctica de referéndum, la video política, el pos materialismo y el es3 la política y luego, se expectáculo¨. (Herrera-Zgaib, 2000, p. 15) presa en la modernidad a Para explicar de manera más clara la idea de través de la concepción y estructuración un Estado concebido como si solo fuese una del Estado como una herramienta que herramienta al servicio de las dinámicas ecoresponde a las dinámicas económicas. nómicas, se debe entrar, ahora, en el debate de la autonomía o heteronomía de la políti2 “Podría decirse que su comienzo se remonta a la ca. En un Estado como este, el orden social proto ciudadanía del esclavismo Romano”. (Herretotalmente vertical y descendente –que de ra-Zgaib, 2000, pp. 15). este deviene– es producto de la permisión 3 Sin embargo, cabe resaltar que Maquiavelo es considerado como el padre de la ciencia política, puesto que, a brindada por los sujetos para que lo polítidiferencia de Hobbes –quien usa el método lógico deducco-histórico no sea cuestión de la multitud; tivo–, usa el método inductivo –observa la realidad–, que para que la distribución del poder político de es propio para clasificarle en el campo de la ciencia moderna, con lo cual otorga también, un carácter autónomo manera proporcional entre todos sus miema la ciencia política como disciplina. bros no haya sido. es el resultado de la falta de autonomía de lo político. Veamos por qué:


4 Sartori claramente no cree en la desaparición de las jerarquías, pero sí en una realidad autónoma. Y, a través de ello, se sustenta la tesis de la participación real y efectiva que implica la democratización. Esto quiere decir (para el planteamiento de este artículo) que, aun manteniendo al Estado como forma, este es posible como figura que le pertenece a la Multitud y no como una figura de dominación y represión. Se encuentran los límites de la nominación

comunidades. Por el contrario, la concepción ‘ciencia política-ciencia del poder’ conduce naturalmente a semejante confrontación: entonces puede apreciarse por la experiencia cuál es la verdadera diferencia entre el poder del estado y el poder en los otros grupos” (Duverger, 1977, p. 20.)

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Al respecto, en la visión de Duverger (1977, p. 38), se encuentra una concepción que determina una posición distinta. Este autor afirma que se debe reconocer que Marx, gracias a la utilización del método científico, le confirió autonomía a la ciencia política, al estado y al poder: desjuridizarlos los libera de la forma otorgada por Aristóteles y Montesquieu, ubicándolos, en cambio, como fuerzas que deben ser reSartori (1979) atribuye a Marx la orientación lacionadas entre sí. vertical descendente de la política. En este Es importante entender que este carácsentido, el autor critica el pensamiento marter autónomo se lo da en el campo de esxista original respecto al carácter autónotudio y/o investigación. El mismo da paso mo de la política, puesto que, para él, Marx a la afirmación de que la ciencia política no solo le otorga un carácter heterónomo debe entenderse como ciencia del poder a la política como ciencia, al subordinarla al porque, si se reduce al objeto de estudio orden económico –con su economicismo–, (Estado), no es posible comprobar las hisino que termina negándola, también, al pótesis5. En cambio, este carácter desjuproponer la desaparición del Estado. Citemos a Sartori en seguida: ridizante sería para Sartori, en el campo práctico, La forma más extrema de negación de la autonomía de la política no es de todos modos la sociológica; más bien proviene de la filosodel Estado: del uso de dicha palabra fía marxista. En esta perspectiva no se llega sólo a la heteronomía de con todos los rasgos que hoy le perla política sino más drásticamente a la 'negación de la política'. En la tenecen, –propios del Estado nación moderno– o su entendimiento concepción económico-materialista de la historia, la política es una y re significación hacia su concepsuperestructura¨, no sólo en el sentido de que refleja las fuerzas y forción básica, como una forma de ormas de producción, sino también en el sentido de que es un epifenóganización. Entonces, lo que ha der ser entendido es que Estado y polímeno destinado a extinguirse. tica son diferentes, por lo tanto – En la sociedad comunista –según lo preveía Karl Marx– el estado tienposteriormente– se propondrá una forma de organización en la que las de a desaparecer, y con ello desaparecerá la coerción del hombre sobre personas realmente participen; un el hombre. No vale la pena detenerse en esta verdadera negación de la estado de la multitud y para la mulpolítica [...] quién ha vivido en los países del Este no tiene duda de la titud, lo que no es negar la política. autonomía de la política. En los países de Este no es, por cierto, el sis5“Limitando al Estado el objeto de la tema social el que explica al Estado. Más bien habría que preguntarciencia política, se imposibilita precisamente comprobar la hipótesis, se si tiene sentido hablar allí de una realidad social autónoma, dado puesto que se hace imposible comque las sociedades en cuestión son el más claro producto de un control parar sistemáticamente el poder en vertical capilar omnipresente. (Sartori, 1979, p. 223)4 el Estado con el poder en las demás

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un problema para la autonomía política, pues es –a nuestro modo de entender– desde la ficción jurídica de igualdad que se puede empezar hoy a trabajar en pro de una concepción horizontal de la política que sea efectiva. En la división entre las esferas política y económica, subyace cierta heteronomía para la política como ciencia, ya que la sociedad encuentra su propio principio de organización en la división del trabajo y el Laissez Faire, bajo los postulados de los economistas clásicos, como Adam Smith (1976), según el cual, la mano invisible del mercado lograría una asignación de recursos equitativa y eficiente, reduciendo y apuntando a eliminar el papel del Estado. En ese momento, la sociedad supone tomar consciencia de sí misma, puesto que cuando más se limita al estado, se deja más espacio a la vida social (pero en clave individual). Es por ello que la sociedad no solo entra a considerarse como una esfera independiente del sistema político, sino que se cree que siempre, e indiscutiblemente, el sistema social genera al sistema político. Es una creencia que se vuelve negativa cuando, debido a ella, se desconoce la capacidad del sistema político para determinar la vida social, diluyéndose el interés en los temas políticos; disminuyendo con ello, cada vez más, la participación democrática y convirtiendo la responsabilidad ciudadana solamente en un discurso, lo cual significa precisamente que –en la praxis– la tesis se revierta o termine negándose a sí misma, ya que el comportamiento de las personas termina encaminado hacia el consumo. Se trata de lo que se expone como “la libertad tomada en un sentido negativo” (Herrera-Zgaib, 2000, p. 14), entendida

egoístamente y en clave del mercado – sólo individual–, cuando de lo que se trata es de una libertad en clave de lo colectivo, de su disfrute, y de la posibilidad de convivencia y buen vivir en comunidad. La libertad individual del mercado es, pragmáticamente, el capitalismo queriendo renovar su representación democrática; esta es la condición de auto subsistencia del dualismo funcional del Estado y la sociedad civil para controlar el trabajo de la dictadura mediática¨ (Herrera-Zgaib, 2000, p. 16); es por eso que, el concepto de autonomía debe ser entendido en clave socio-política y no solamente en clave social, pues la autonomía hoy es socialmente usada para reforzar el discurso de la meritocracia, que sostiene el discurso económico liberal y justifica las desigualdades sociales. Entonces, se trata de entender que la tesis según la cual el sistema social genera al político, termina siendo una mentira, termina revirtiéndose, en cuanto la falta de autonomía de lo político da paso a que la jerarquización y el eclipse de lo político –por parte de lo económico– determinen la realidad social, impidiendo que esta sea determinada autónomamente por los sujetos. Así que se trata de entender que la política necesita de la autonomía y participación de la multitud para funcionar. Volvamos con Sartori:


La polémica sobre la identidad y también sobre la autonomía de la La crisis de la política no puede ser más abierta. Un hecho es indudable: la ubirepresentación cuidad y por lo tanto la difusión de la política en el mundo contemporáneo. Este hecho puede ser interpretado en distintas maneras. Por lo ya establecido, se Puede respaldar la tesis que reduce la política a otra cosa, subordipostula ahora la crisis de la nándola de distintas maneras al sistema social y a las fuerzas ecorepresentación6, pues la renómicas; es la tesis de la heteronomía, pero también en su forma presentación es la dilución extrema de la negación de la política. de la participación real; “se O bien puede valorar la tesis opuesta, la que observa que el muntrata del problema de la do jamás ha estado tan “politizado” como hoy; una tesis que no convivencia y el poder, el afirma necesariamente el dominio o la primacía de la política, supuesto del Estado como pero que sí reivindica su autonomía. En medio de estas dos tesis expresión y presencia” (Heopuestas se sitúan las incertidumbres de identificabilidad, la dirrera-Zgaib, 2000, p. 12), ficultad de ubicar la política. A esta dificultad se puede vincular provocados por la verticauna tercera tesis; la que ve en la dilución, y por lo tanto la pérdida lidad de la política, la cual de fuerza de la política, un eclipse de la politicidad (pero no su heha sido consecuencia del teronomía). (1979, p. 223) entendimiento negativo de la libertad política, y que tiene caracterizaciones importantes: i) la ciudadanía Si bien, en el desarrollo de las primeras forindividualizada que termina siendo instrumas de verticalidad, los sujetos podían no mento para la dominación de las empresas tener la capacidad de desarrollar una conprivadas o de la economía sobre el estado, ciencia sobre la autonomía de lo político, hoy y ii) la ciudadanía social que entra en crisis y se considera mucho más plausible debido a termina afirmando al ciudadano consumidor, que los supuestos del régimen bajo el cual quien, final y actualmente, pretende desfuncionamos, (como la “soberanía popuentenderse de los asuntos políticos. lar”), son conocidos por todos –pues fueron La crisis de representación es producto de ampliamente difundidos porque, sin ellos, la crisis de los conceptos de sociedad civil la manutención del orden no sería posible–. y de Estado. El primero, en crisis por la diDebemos darnos cuenta de que el sistema solución de la participación real, debida a de democracia representativa se implanta y sostiene –en cambio no el de democracia directa–, porque nos hace falta desarrollar autonomía en clave social. 6 Propuesta original extraída de Herrera-Zgaib, 2000.

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Por lo demás, se trata de entender que “la política no funciona sin una realidad social autónoma”. Dicha realidad no es posible bajo un orden de verticalidad porque la jerarquización condiciona a los sujetos, y entonces –de manera general– no subyace la libertad, como sí empezaría a suceder si se empieza a concebir la participación real como indispensable y a la política en su sentido horizontal.

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la ruptura entre los supuestos de democratización7 –ósea de horizontalidad– y la realidad jerárquica asumida por la política. El segundo, en crisis por la consolidación del Estado como una herramienta de profundización y reproducción del orden vertical, en vez de desarrollarse a partir de la igualdad jurídica que, se supone, subyace de él. De este modo, se puede hablar de una reconciliación entre la civitas societas y la polis griega, la cual se encuentra en la autonomía de la participación política, entonces la democracia directa se erige como un arma importante para el renacimiento de la autonomía política de los sujetos. Si se observa con atención, se puede afirmar que la democracia directa está en total contravía con el modelo económico actual, dado que esta representa la reivindicación del poder político de los sujetos frente a la hegemonía que impone sobre ellos el capital. Podemos observar que lo económico siempre tratará de eclipsar lo político, pues ;

Pero la autonomía de la política que aquí se defiende se puede explicar porque cada una de las decisiones económicas ha sido primero política, al ser producto de una relación de poder ubicada en el nivel micro; por lo cual, es este el nivel determinante, y del que depende el funcionamiento real de lo político, así como su autonomía o heteronomía. En la micro política es en donde se debe empezar a cambiar la concepción de la política, tanto sobre a la sociedad civil misma, tratando de recuperar el entendimiento horizontal de la política de los iguales, como sobre […] la sociedad burguesa desarrollada es la clave explicativa de las el Estado, dejando de eninstituciones y organizaciones que la antecedieron. Ésta evolución tenderlo como el ente que posibilita describir las determinaciones de la sociedad burguesa en su ejerce coerción sobre nocarácter particular de orden político para mostrarlo en la plenitud de sotros, para convertirlo, en su despliegue planetario enfrentado a las formas comunitarias. (Hecambio, en el tramitador rrera-Zgaib, 2000, p.7) inicial de la voluntad de la multitud que participa de manera colectiva, autónoma; se trata de entenderlo como expresión real del sentido de lo político8. 7 Los supuestos de democratización apuntan a que todos son gobernados y gobernantes al mismo tiempo. “Ciertamente el esquema de Duguit precisa ciertos correctivos. La separación entre gobernantes y gobernados no es tan neta. En la teoría democrática pura todo el mundo es, a la vez, gobernante y gobernado; representa precisamente un esfuerzo por negar la antinomia gobernantes- gobernados, por identificar los miembros del grupo y sus jefes. Pero, en la práctica, no corresponde a la realidad. En un régimen democrático los gobernantes son nombrados por los gobernados –este es el origen de su autoridad–, pero son distintos del ‘pueblo’.” (Duverger, 1977, p. 38).

8 Lo político es el sentido fundacional de la política como forma de organización y convivencia humana, acá concebido en términos de Claudio Albertan; parafraseando a Hannah Arendt (2009) como aquello que “[…] trata de la comunidad y la reciprocidad entre seres diferentes” (p. 11), como se afirmará más adelante. Y la política es la praxis de lo político, la realidad de lo político.


En ese orden de ideas, se parte de la reivindicación de la autonomía de la política como La cultura política y la autonomía praxis, de la autonomía de lo político frente a otras ciencias, como la ciencia económica, En procura de dicho regreso, de dicho caque parecen hacer de la política una ciencia mino, es útil ser conscientes de la imporheterónoma y subordinada a sus intereses. tancia de la cultura política en la consoliAfirmar la concepción de la política dación de una realidad social que se auto como autónoma en el nivel micro, implica determine. Pues que los individuos utilicen su capacidad para traduUna forma democrática del sistema político de participación recirla en una realidad social quiere igualmente una cultura política coordinada con ella. Ahora que se auto determine y, bien, la aplicación de la cultura política de los países democráticos de este modo, puedan deoccidentales a las naciones jóvenes enfrenta serias dificultades. cidir, en efecto, su sistema Hay dos razones principales. La primera de ellas afecta a la naturapolítico. Contrario al heleza misma de la cultura democrática. Las grandes ideas de la decho de que la política siga mocracia –libertad y dignidad del individuo, principio de gobierno separándose de la esfera con el consentimiento de los gobernados– son conceptos elevados social a través de un recoy fecundos. Atraen a muchos de los líderes de los nuevos Estados nocimiento de esta última y de otras naciones más antiguas en período de renovación. Pero que es falso, o basado en el los principios impulsores de la política democrática y de su cultura desarrollo de la libertad en cívica –la manera como los dirigentes políticos toman sus decisiosu acepción negativa –en nes, sus normas y actitudes, así como las normas y actitudes del el sentido antes expuesciudadano corriente, sus relaciones con el gobierno y con los demás to, debido a la superioriconciudadanos– son componentes culturales más sutiles. Tienen dad del orden económico las características más difusas del sistema de creencias o de códisobre la esfera social, que gos de relaciones personales que, como nos dicen los antropólogos, resulta también sobre la se difunden sólo con grandes dificultades, experimentando camesfera política–; determibios sustanciales durante el proceso. [...]. De este modo, se propornando la concepción que ciona, a los dirigentes de las naciones jóvenes una imagen oscura e se tiene sobre el Estado incompleta de una política democrática, deformando gravemente y arrojando procesos “dela ideología y las normas legales. Lo que debe aprenderse de una mocráticos” que, al resdemocracia es cuestión de actitudes y sentimientos, y esto es más ponder a la configuración difícil de aprender (Almond & Verba, 1963, pp. 172-173).

Participación y autonomía

dada por la sobre posición sobre las esferas social y política, no funcionan. Por ello, lo que se busca con la afirmación de la política en su sentido autónomo es que se regrese al sentido de lo político, donde no exista dominación sino poder, pues el poder implica –a diferencia de la dominación– cierta legitimidad como condición de existencia. Se trata del camino hacia la horizontalidad de lo político.

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La cultura política supone ser, entonces, el medio vinculante entre la micro y la macro política, entre los inputs y los outputs9 que conforman el funcionamiento del sistema político, siendo la cultura y estructura política los elementos recíprocos y conectados entre sí. Empero, si poseemos una cultura apática a la participación política, junto con una estructura democrática, es apenas lógico que el sistema no funcione, entrando de nuevo en crisis. De ahí la importancia de entender las realidades culturales y el proceso de asimilación de las estructuras del sistema político según las historias y las poblaciones; los contextos psicológicos y/o sociológicos que le pertenecen diferenciadamente a los países. Es, entonces, la construcción de comunidad a través de un imaginario jurídico, la que nos permite trascender esa individualidad para reconocernos como parte de un conjunto. A partir de la cual, se puede desarrollar una cultura política que le permita a la política existir con órdenes verticales ascendentes y horizontales, al mismo tiempo. Para ello, es indispensable la participación directa, libre y, sobretodo, autónoma de los individuos; la política como acción colectiva autónoma (Herrera-Zgaib, 2000) será, finalmente, el elemento crucial, que desafía el orden de exclusiva verticalidad y permitirá insistir para que la política no continúe su degradación liberal (Herrera-Zgaib, 2000) al no ser un asunto de iguales.10 9 “Nos habla de dos procesos fundamentales en la orientación cognitiva de la democracia: los outputs, que hacen referencia al proceso administrativo (ej.: funcionarios, cuerpos legislativos y/o decisiones públicas) y los inputs, que aluden al proceso político, entendiéndose éste como la participación de la sociedad en cuanto al sistema político (ej.: medios de comunicación, partidos políticos o grupos de interés).” (Almond, 2001, p. 181). 10 “No hay en Grecia antigua sociedad civil, porque no existe el valor de cambio como generalidad, sino el

Se propone un tipo de autonomía posible (Albertani, Rovira & Modonesi, 2009) porque esta se muestra, en un primer plano, como una resistencia a la dominación impuesta estructuralmente, la cual reivindica el derecho a elegir de forma efectiva lo que se es, y cómo se plantea la construcción de un mundo en el que todos tienen cabida y existe un mejor manejo del poder, abogando por la destrucción de la explotación. En ese sentido, la autonomía planteada acá puede tornarse anárquica y parece proponer la destrucción del Estado11; mas, solo lo destruiría en su dimensión de dominación y represión, pues se pretende que el Estado exista, pero ahora como una figura de la multitud y para la multitud, porque se trata de que la multitud lo construya colectivamente. Lo positivo es que todos los sujetos se conciban a sí mismos como parte del Estado mismo, que se apropien de él.

esclavismo como generalidad por oposición a la minoría. La convivencia política permanece como unidad de los iguales por exclusión de la inmensa mayoría de los ‘naturalmente’ desiguales [...]. La de los iguales en tanto libres de las comunidades Naturales, sólo aparecerá en la pre modernidad renacentista y, un elocuente teórico de tales diferencias es Benjamín Constant, un liberal sobreviviente a la revolución Francesa.” (Herrera-Zgaib, 2000, p. 35). 11 Cómo en efecto lo plantea Albertani. Sin embargo, en este artículo se propone dar un giro, debido a que consideramos este cambio político un proceso que necesita ser trabado en etapas más próximas, más plausibles.


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Ahora bien, si recordamos la reflexión sobre el objeto de la ciencia política que dice que:

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Limitando al estado el objeto de la ciencia política se imposibilita precisamente comprobar hipótesis, puesto que se hace imposible comparar sistemáticamente el poder en el Estado con el poder en las demás comunidades. Por el contrario, la concepción ‘ciencia política-ciencia del poder’ conduce naturalmente a semejante confrontación: entonces puede apreciarse por la experiencia cuál es la verdadera diferencia entre el poder del estado y el poder en los otros grupos (Duverger, 1977, p. 20).

¿Un Estado de la multitud y para la multitud? En nuestro planteamiento, la figura del Estado seguiría existiendo; sin embargo, se trata precisamente de cambiar su sentido, así como el de la política, porque las dinámicas de poder que se manejan al interior de él se transformarán, al entender que el Estado, como parte de una realidad autónoma está determinado por cada uno de nosotros, al ser conscientes y realmente poseedores de nuestro poder político. Además, se sugiere la convivencia y el respeto entre los diferentes, entre las identidades (Albertani et al., 2009); esta es la reivindicación esencial de lo político. Aunque esta propuesta parece ser más un anhelo o una especulación, se enlaza perfectamente a la idea de democracia directa de la que se ha hablado anteriormente pues esta ataca directamente los problemas sobre la verticalidad del poder, y la crisis de representación. Además, posee bases históricas desde las cuales defenderse, puesto que, las luchas sociales genuinas son expresiones autónomas de sujetos que exigen lo que necesitan; no obstante, el establecimiento de la autoridad como la verticalidad descendente del poder es lo que termina por arruinar las expectativas de cambio (Albertani et al., 2009).

Se logra reafirmar la posición de que un sistema político depende de sus sujetos. Esto se ve reflejado en cada fase de la historia, puesto que cada concepción social que se tuvo sobre el sistema, entró a desempeñar un papel en su desarrollo real. Por todo lo anterior, este artículo sostiene lo ineludible de un cambio en la concepción de la política, el cual se producirá solamente si se estudia y trabaja sobre la micro estructura social. Fundamentándose, solo para dar un ejemplo, en que la población colombiana en general es pre moderna culturalmente, y a la vez, funciona bajo un sistema político moderno, y un Estado construido a partir de las premisas que la modernidad supuso en los lugares en que –se cree– se estableció. Esto se refleja en que no realizamos una elección racional de los gobernantes, como supone la modernidad; la realizamos debido a la influencia carismática que nos infunda un candidato, como lo supone la pre modernidad. Y todo ello tiene que ver, en gran medida, con el proceso colonial y de independencia en donde se adoptó el orden estatal. Así, se hace imprescindible el trabajo sobre la microestructura a fin de determinar las características que deben ser trabajadas, y sobre las cuales se deben implementar estrategias para la creación de una cultura


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que le permita, a la sociedad, –realmente– ser parte del sistema político y el orden jurídico de participación al que se supone pertenece; y, de esta manera, acercarse en el reconocimiento de su poder político, por lo menos, a los ideales democráticos y de justicia que su constitución defiende. Todo esto nos lleva a afirmar que es válido pensar en que –históricamente– nuestros procesos revolucionarios no han sido lo suficientemente propios ni positivos, como para ser procesos mediante los cuales se fortalezca nuestro compromiso de participación política. Estos procesos conllevan al cambio de la mentalidad o el imaginario colectivo –cultura política– sobre la construcción de un país, lo cual –como se dijo antes– es un elemento definitorio de lo que se plantea en su escenario real. Por ende, el trabajo esencial sí es reflexionar acerca de cómo el conflicto armado, la corrupción, el narcotráfico, etc. han permeado nuestra cultura política, y encontrar formas y estrategias para tener una lectura histórica que sea diferente, y útil para avanzar. Se trata de la importancia de considerar, también, los planteamientos sobre la de-colonización del pensamiento. Notará el lector que el artículo se ha estado ‘desviando’ –y centrando, de algún modo– demasiado hacia el aspecto de la cultura política; sin embargo, esto se debe a que es inevitable desear un cambio de la verticalidad descendente, sin proponer una manera de realizarlo, y este modo es todo un proceso en el que es indispensable la cultura política. Respecto a la idea de la autonomía posible, esta es posible –valga la redundancia– precisamente si se crean estrategias de cambio en la cultura política, considerando que la que poseemos actualmente no lo permite. En este sentido, se está más de acuerdo

con la idea de que se propenda por una autonomía reflejada en la participación de la democracia directa; la cual puede irse implantando progresivamente, a fin de recuperar, en el común de la gente, el sentido de su responsabilidad y poder políticos a través de la inclusión de mecanismos de democracia referendaria, por ejemplo. El texto La autonomía posible: reinvención de la política y la emancipación (Albertani et al., 2009) ha planteado una autonomía tan fuerte, que desencadena en la anarquía; empero, para sus efectos pragmáticos y debido a la condición individualizada e individualizante del contexto actual, resulta más viable o posible plantear –como primer paso, como un modo– la autonomía en su aplicación frente a la participación como comportamiento ciudadano. En efecto, el surgimiento del Estado se da, principalmente, por la necesidad de garantizar esos derechos, posteriormente, llamados comerciales y, sobretodo, un orden frente a la cantidad de intereses diferentes y reacciones violentas que crecen proporcionalmente con la población. Por tanto, la existencia autónoma anárquica de las sociedades es un proyecto que tiene mucho camino que recorrer para ejecutarse. Es hora de dejar de lado el supuesto del Marxismo ortodoxo, el cual termina negando la autonomía de la política –en la concepción clásica que se tiene de ella–,


y, en vez de eso, aprovecharse de los valores altruistas tan mencionados hoy en día, para que dejen de ser solo supuestos irreales bajo los que, se supone, nos regimos, y se conviertan en premisas que, analizadas con atención, nos lleven a empezar un proceso de cambio cultural y de nuestras concepciones políticas, orientado a la horizontalidad de la política. Al respecto, se debe trabajar en el proyecto de la autonomía desde la micro-política, siendo fundamental su aplicación participativa en la formación de una sociedad que se construya a través de una democracia cada vez más directa, teniendo en cuenta que esta pone de manifiesto el rumbo del grupo social como una responsabilidad de todos. La participación es el punto de convergencia y efectividad entre el sentido ideal, constitucional e institucional del Estado y su realidad, el manejo de lo político en nuestro país es la demostración de la degradación de la verdadera esencia de la política: “La política – dijo Hannah Arendt– trata de la comunidad y la reciprocidad entre seres diferentes” (Albertani et al., 2009, p. 11). A través de la historia hemos sido testigos de cómo el poder puede ser una equivocación en manos de algunos, por lo que siempre debe ser controlado y vigilado por los demás hombres incansablemente, buscando el equilibrio entre los intereses. Ahora, se trata de hacer que la gestión

Participación y autonomía

del poder funcione de otra manera, mejor y real, siendo indispensable, para ello, la construcción colectiva. Es por eso que la civitas societas y el sentido de la politicidad griega no deben excluirse entre sí, pues si bien somos muchos –y cada vez somos más– y, por consiguiente, es complicado convivir y mantener un orden, estos dos sentidos –el de la políticidad griega y la civitas societas– pueden y deben entenderse y armonizarse juntos para obtener, primero, un orden vertical ascendente, que, fundamentado en el carácter autónomo, logre proyectarse hacia el sentido plenamente horizontal de la política, la de los individuos libres e iguales. (Herrera-Zgaib, 2000).

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Bibliografía •

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Participaciรณn


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LA POLÍTICA Y SU SER

Jesús David Gutiérrez González1

COMUNIDAD Y DESACUERDO

Resumen: Buscar los contenidos de la política, su ser, requiere, en buena medida, explorar las relaciones que se establecen en sus márgenes. Se indagan relaciones entre política y legalidad, política y legitimidad, política y comunidad, y, por supuesto, política y desacuerdo. Se procede en un esquema en el cual se exponen parte de las líneas generales del pensamiento de algunos autores contemporáneos, con el propósito de

reflexionar sobre sus alcances. Al debate concurren Hans Kelsen, Max Weber y John Rawls de un lado, y Roberto Esposito y Jaques Rancière del otro. Se propone la necesidad de construir un nuevo sentido común sobre el ser de la política, en el que el individualismo ceda paso al ‘nosotros somos’ como referente de la comunidad, la subjetividad, la identidad y la política.

Palabras clave: Política, comunidad, desacuerdo, nosotros somos, subjetividad.

1 Politólogo de la Universidad Nacional de Colombia. Sede Bogotá. Correo electrónico: jedgutierrezgo@unal.edu.co


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SIEMBRA VIENTOS / Julieth Jiménez Navarro Sembrar es complicado, y si es difícil sembrar, imaginen el reto que un viento nos puede dar. Mas qué siembra más especial que la que busca la libertad. La que juntos hoy queremos empezar a cultivar. Nuestra tierra es la conciencia de un mundo muy fatal; nuestro abono es la esperanza de poder esto acabar. Esperamos encontrar el apoyo fraternal de aquellos que, como nosotros, quieren un viento sembrar.


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Introducción La creciente preocupación por los grupos y clases que constituyen la compleja articulación de lo humano, y el interrogante particular por el devenir contemporáneo de las sociedades integradas en el seno de la forma Estado, y más allá de ella, son elementos en los que la reflexión, por el ser de la política, adquieren un sentido práctico, y en cuyo marco se construyen campos de debate sobre el sentido de la acción política y el futuro de los muchos. Liberalismo y marxismo han contrapuesto concepciones sobre las formas y modos en los que las agrupaciones humanas en calidad de individuos o clases, procuran consensos o gestionan conflictos, derroteros que marcan la continua diferenciación de dos tradiciones del pensamiento político, las cuales han logrado, con relativo éxito, su difusión durante los dos últimos siglos. El contemporáneo desacuerdo derivado de estas y otras corrientes de pensamiento es clave en la mencionada inquietud por el ser de la política y las formas democráticas. La construcción constante de la política, como un significante asociado a la cimentación de acuerdos que guíen la vida en sociedad, es una tendencia creciente en la constitución de la cultura política asociada a las democracias liberales. Esta mirada, que se ha constituido en un sentido común, es interpelada por pensadores críticos, para quienes la política se asocia más al cuestionamiento, disputa y actualización de un constante desacuerdo. Buscar los contenidos de la política, su ser, requiere, en buena medida, explorar las relaciones que se establecen en sus márgenes. Por tanto, a continuación se busca indagar relaciones entre política y legalidad, política y legitimidad, política y

comunidad, y, por supuesto, política y desacuerdo. Para ello, se procede en un esquema en el que se expone parte de las líneas generales del pensamiento de algunos autores contemporáneos, con el propósito de reflexionar sobre sus alcances. Al debate concurren Hans Kelsen, Max Weber y John Rawls, de un lado, y Roberto Esposito y Jaques Rancière, del otro. Se propone la necesidad de construir un nuevo sentido común sobre el ser de la política, en el que el individualismo ceda paso ante el nosotros somos como referente de la comunidad, la subjetividad, la identidad y la política.

Origen Desde la antigua filosofía de los griegos, pasando por el pensamiento del interregno oscurantista europeo, hasta el renacimiento como modernidad, la pregunta por la política se ha asociado parcialmente a la existencia de un arché o principio originario del cual se derivaría el ordenamiento político y, con ello, la vida en comunidad. El austriaco Hans Kelsen se acerca a este asunto desde el pensamiento jurídico. Para entender el desarrollo de la argumentación kelseniana, se puede partir de su concepción de sociedad: “la idea de libertad, por si sola, no puede formar la base de ningún orden social, cuya naturaleza esencial es la obligación, si determina el vínculo social,


la comunidad, como obligación normativa” (Kelsen, 1933, p. 227). La sociedad aparece como vínculo normativo que genera un tipo particular de obligación cumplida por todos aquellos miembros de la comunidad. Tal vínculo lleva implícita la existencia de una autoridad como problema básico de la política (Kelsen, 1933, p. 228). Si el ordenamiento social debe cumplir con unas obligaciones, ese ordenamiento puede ser homologable al Derecho y se situaría como elemento que genera acuerdo entre los miembros de la comunidad política, constituyéndose en su fundamento. Kelsen (1933) busca identificar el origen arquetípico del Derecho, acude a la idea de una “norma fundamental”, considerada como “el fundamento hipotético” de su Teoría Pura del Derecho. La norma fundamental se erige como regla que da unidad a la serie de actos creadores del Derecho, al tiempo que valida el ordenamiento jurídico. Los actos creadores van desde la norma fundamental, como institución normativa, hasta el acto coactivo como ejecución, pasando por el derecho internacional como “norma fundamental relativa” (Kelsen, 2009, p.106, cursivas fuera del original), la constitución, la legislación, la sentencia judicial y los actos administrativos (Kelsen, 2009, pp.118-119). Si la norma fundamental es un supuesto y no es instituida por una norma superior a ella, no puede ser quebrantable.

2 “la emponzoñada violencia con la que se enfrentan estas antítesis, también desde el ámbito intelectual, como divergencias de opinión y no como conflictos de poder (…)” (Kelsen, 1933, p.225).

La política y su ser

De su argumentación se deriva que la respuesta a la pregunta por el ser de la política está en el Derecho como regulador de la comunidad, y, en este sentido, en la norma fundamental, como norma que instituye un tipo particular de ordenamiento político, el cual se erige como autoridad. La actividad frente a esa autoridad está determinada por la voluntad de dominar, y la obediencia está dictaminada por la identificación de la comunidad, con esa autoridad política, que, en últimas, acude a la norma fundamental como adalid de valoración de la acción. Se separa, así, la política del poder, la conflictividad política atiende para Kelsen a una divergencia de pensamientos2. En la tradición germana, aparece el alemán Max Weber, quien, por su parte, buscando una teoría general de la sociedad que vaya más allá del Estado y se preocupe por el cómo de las relaciones humanas, se inscribe en lo que se da por llamar “sociología de la dominación”. Para el autor, la sociedad se encuentra inserta en una estructura de dominantes y dominados. La dominación se define como: “la probabilidad de encontrar obediencia dentro de un grupo determinado para mandatos específicos” (Weber, 2002, p. 170), y obediencia como el proceso en el que “la acción del que obedece transcurre como si el contenido del mandato hubiera convertido, por sí mismo, en máxima de su conducta […] sin tener en cuenta la propia opinión sobre el valor o desvalor del mandato como tal” (Weber, 2002, p. 172). La dominación, para Weber, además de requerir un cuadro administrativo y una probabilidad de obediencia, requiere legitimidad, la cual está configurada como un

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acuerdo, que, en escenarios de dominación legal, se estatuye de forma racional. Por tanto, el ordenamiento jurídico, que se erige sobre el concepto de legitimidad, solo adquiere estabilidad en tanto se da en el estado legal racional3. La respuesta a la pregunta sobre la política en el marco planteado por Weber, lleva a aceptar, como fundamento político, la sumisión y la obediencia a la autoridad como presupuesto, en la medida en que la legitimidad se configura como el principio sobre el que se construye la comunidad política. Lo cual es aplicable al Estado legal racional y a los otros tipos puros de autoridad. Del otro lado del Atlántico, el filósofo estadounidense John Rawls construye su concepto de sociedad: “entendida como un sistema equitativo de cooperación mutuamente ventajoso” (Rawls, 1996, p. 27), conformado por ciudadanos libres e iguales. Procurando encontrar los principios básicos que rigen la vida en sociedad, se remite al concepto de justicia como garante de estabilidad política, lo cual tiene bases en una serie de ideas que se hallan presentes en la “cultura política pública”. La necesidad de estabilidad política estaría dada por unos acuerdos mínimos, dentro de los cuales, los ciudadanos puedan realizarse, aun haciendo uso de doctrinas omnicomprensivas. La búsqueda de una “posición original” desde la cual los ciudadanos puedan llegar al establecimiento del consenso, que le permita estabilidad a la comunidad política, lo llevan a identificar el liberalismo político como el mejor punto de partida para la realización de este pretendido “pluralismo razonable”.

Otras corrientes de pensamiento se alejan de lo, hasta ahora, expuesto; tal caso lo representa la argumentación del filósofo italiano Roberto Esposito, cuyo “puntal hermenéutico” es el recurso etimológico al término latino communitas4, desde donde se abre campo a la comprensión y crítica de la tradición filosófica que ha pensado el tema de la comunidad, llegando a plantear

3 “[…] todo derecho “pactado” u “otorgado” puede ser estatuido de modo racional […] con la pretensión de ser respetado” (Weber, 2002, p.173).

4 “[…] communitas es el conjunto de personas a las que une, no una «propiedad», sino justamente un deber o una deuda” (Esposito, 1999, p. 29).

Sin embargo, en la argumentación, no es claro el por qué se debería acudir al liberalísimo político como punto de partida, aun cuando plantea el liberalísimo político como una doctrina que no pretende ser omnicomprensiva y, por ello, permitiría, por su esencia misma, el logro de acuerdos. Es allí donde propone la idea del “velo de la ignorancia” como un momento, no histórico ni temporal, en el que el ciudadano se abstrae de sus doctrinas omnicomprensivas para lograr acuerdos mínimos, donde la sociedad funcione, permitiendo, teóricamente, que el acuerdo esté arreglado con la finalidad de que, en su cumplimiento, ninguna de las partes sea prescindida en sus particularidades.

Inmunización


la oposición comunidad-inmunización, al tiempo que lleva la discusión de la comunidad al don, la deuda, apartándose de esencialismos, del arqué político. La forma en la que se entrelazan estos asuntos se entiende en la denuncia que el autor hace acerca de los planteamientos de continuidad, entre lo común y lo propio, en el momento de pensar el problema de la comunidad. Para Esposito (1999) el munus implica la ruptura con lo propio, es decir, una radical ruptura entre lo común y lo propio es lo que caracteriza la comunidad, y es el munus, entonces, no una propiedad o esencia, sino todo lo contrario, una carga, un deber, un dar algo que, precisamente, no es propio: “[…] el munus indica sólo el don que se da, no el que se recibe […] No implica de ningún modo la estabilidad de una posesión […] sino perdida, sustracción […]” (Esposito, 1999, p. 29). Esposito (1999) dedica sus esfuerzos a la comprensión de tres autores de la filosofía política moderna, Hobbes, Rousseau y Kant. Para él, estos tres autores se inscriben en lo que podría llamarse “filosofías del fin”, puesto que enuncian un fin al que se debe tender. Esto lo desarrolla en detalle al hacer referencia al Leviatán hobbesiano, a la Voluntad General rousseauniana y a la Comunidad Ética kantiana, como las apuestas/prescripciones de los autores para hacer frente al problema de la muerte, el problema de la

Don Esposito (1999) afirma, en este camino, que la acción política moderna se ha entendido y llevado a cabo mediante operaciones inmunitarias. El problema de esas operaciones de inmunización es que requieren integrar “pequeñas dosis” de eso que aqueja al cuerpo comunitario, lo cual conlleva un riesgo latente: la posibilidad de que esa dosis inmunitaria crezca, hasta amenazar al cuerpo político desde sus propias ordenanzas o, lo que es peor, –pero aceptado desde la lógica inmunitaria– elimine aquello o aquellos que no se puedan integrar. Así, el problema de la politicidad es entendido desde la tradición filosófica, inscrita en el paradigma inmunitario, a partir de un cuestionamiento que atañe a la forma como los individuos constituyen un cuerpo político

La política y su ser

libertad, y el problema de la moralidad, respectivamente. De esta forma, se asoma una nueva denuncia, la denuncia a la existencia de un telos o finalidad política. Los tres autores, de los que pasa revista, fundarían el “paradigma inmunitario”. La tesis que maneja es que Hobbes, Rousseau y Kant, en la formulación de sus apuntes sobre la comunidad, la fundamentan sobre la construcción de operaciones inmunitarias, destinadas a proteger a los sujetos de un “mal” que los aqueja, al tiempo que pretenden llevar el cuerpo político hacia una finalidad específica. No significa esto, empero, que la inmunización elimine ese mal que pretende combatir; se trata, más bien, de incorporar ese mal de una forma tal que, aun incorporándolo, se niegue, haciendo un símil biológico según el cual un organismo se inmuniza a partir de la introducción, en él, de dosis no letales de aquello que atenta contra sí.

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en el que ceden parte de las posibilidades que individualmente poseen, construyendo una preocupación de tipo antropológico que merodea, metafísicamente, en torno al concepto de individuo5. Esa metafísica individualista se constituye dentro de enunciados denegatorios de la comunidad, en tanto, la lógica inmunitaria erige lo común como una continuación de lo propio, en otras palabras, la negación del don, del dar, del munus. La remisión a Heidegger resulta de vital importancia en el discurrir que Esposito hace de la comunidad, en tanto el primero logra superar aquello que el segundo ha evidenciado como falencia en Kant, a saber, el problema de la Ley6; ello le permite, a Heidegger, denunciar que a Kant “Lo que inexorablemente le pasa inadvertido es lo ontológicamente decisivo: la constitución fundamental del “sujeto”, del Dasein, en cuanto ser-en-el-mundo” (Esposito, 1999, p.155). Es a partir de esta nueva gramática óntica que Heidegger logra abrir una brecha para pensar la comunidad y se separa, con ello, según Esposito (1999), de la tradición de la filosofía política individualista. Heidegger define la comunidad, como lo enuncia Esposito (1999): “[…] no como una pura potencialidad por venir, y tampoco como una ley antepuesta desde siempre a nuestro Dasein, sino como el Dasein mismo en su constitución singularmente plural” (p. 155). En palabras de Heidegger: “En razón de este ser-en-el-mundo “con”, el mundo es ya aquel que comparto con los otros. El mundo del Dasein es mundo común. El ser-en es ser-con otros. El ser-en-si intramundano de 5 “[...] «infla» a la enésima potencia al individuo en la figura hipertrófica de la «unidad de unidades»” (Esposito, 1999, p. 22). 6 “...a pesar de que la ley ética precede al sujeto, hay otra ley que es precisamente un fuera-de-la-ley, en tanto justamente la realiza, la hace ser” (Esposito, 1999, p.151).

estos es coexistencia” (citado por Esposito, 1999, p. 156). Esta definición parece acercarse más a la concepción de Esposito sobre el problema de la comunidad y la política, y abre paso a alusiones que evidencian cercanía a la definición heideggeriana7: “[…] la existencia solo puede conjugarse en primera persona plural: nosotros somos” (1999, p. 157). Esposito (1999) responde la pregunta que nos hemos planteado con otra: “¿cómo derribar las murallas del individuo salvando el don singular que encierra?” (p. 49). Se trata pues, de entender la acción política desde lo común, no como defensa ultranza del individuo ni desde su negación, pues ello, en sí mismo, imposibilita la acción política.

Identidad La tensión que se dilucida en este punto es la del individuo y la comunidad como sujetos de la política. Pensar en la identidad de ese sujeto político puede dar claves para responder la pregunta por el ser de la política. Para ello el filósofo francés Jaques Rancière acude a una noción ontológica de la identidad, a saber, la 7 Es necesario apuntar, para no dar lugar a confusión, que Esposito critica a Heidegger el viro inesperado a la historización destinal de la comunidad alemana, la cual Heidegger explica como sigue: “[...] puesto que el Dasein, cargado de destino, por el hecho de ser-en-el-mundo existe siempre y por esencia como ser-con junto a los otros, su historicidad es una co-historicidad que se constituye como destino-común”. (Esposito, 1999, p. 164).


Toda subjetivación es una desidentificación, el arrancamiento a la naturalidad de un lugar, la apertura de un espacio de sujeto donde cualquiera puede contarse porque es el espacio de una cuenta de los incontados, de una puesta en relación de una parte y una ausencia de parte" (Rancière, 1996, p.53). identidad como la pregunta por el ser, particularmente el quién, y la particular necesidad de transitar hacia un carácter más político. Para Rancière (1996) “la política es en primer lugar el conflicto acerca de la existencia de un escenario común, la existencia y la calidad de quienes están presentes en él” (p.41). El problema de la identidad sería la cuestión del quiénes de la política, para lo cual, afirma que su subjetivación transcurre en

Policía y política

La identidad con la que los sujetos rompen ese proceso de subjetivación es la que viene definida por el orden policial. Rancière (1996) entiende como policía "al conjunto de los procesos mediante los cuales se efectúan la agregación y el consentimiento de las colectividades, la organización de los poderes, la distribución de los lugares y funciones y los sistemas […] la producción de una serie de actos de una instancia y una capade legitimación de esta cidad de enunciación que no eran identificables en un campo de expedistribución" (p. 43). La orriencia dado, cuya identificación, por lo tanto, corre pareja con la nueganización y la distribuva representación del campo de la experiencia (Rancière, 1996, p. 52). ción de lugares y funciones operan como proceso de La lógica de subjetivación trae la puesta asignación de identidades en las que cada en escena de enunciaciones no identificamiembro del conjunto policial debe desbles en la situación anterior a dicha lógica, envolverse. Este proceso consiste en asigesto es, un proceso ambivalente y simultanar lugares de enunciación y acción, y, con neo de des-identificación e identificación. esto, la configuración de un quiénes. Para aclarar esta simultaneidad, el autor La irrupción en el orden policial y, con ello, expone el ejemplo del revolucionario Blanen la armonía y asignación de funciones, es qui, quien produce esta ambivalencia al lo que Rancière (1996) conoce como política, declararse como proletario, cuando era cuestionaPropongo reservar el nombre de política a una actividad bien determido acerca de su profesión. nada y antagónica de la primera: la que rompe la configuración senEn el ejemplo, se ve que sible donde se definen las partes y sus partes o su ausencia por un suBlanqui se des-identifica puesto que por definición no tiene lugar en ella: la de una parte de los de las enunciaciones acerque no tienen parte […] La actividad política es la que desplaza a un ca de lo que es una profecuerpo del lugar que le estaba asignado o cambia el destino de un lusión y se identifica bajo la gar; hace ver lo que no tenía razón de ser visto, hace escuchar un discategoría de proletario. curso allí donde sólo el ruido tenía lugar (p. 45).

La política y su ser

La categoría de subjetivación permite el tránsito de la ontología a la política en la comprensión de la identidad:

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La acción del sujeto político opera en un cuestionamiento de la identidad, definida por el orden policial, requiriendo, entonces, dicha acción de la paradoja entre igualdad y desigualdad que desarrolla Rancière, y operando como libertad. Mientras que la noción “pura” de identidad es la que define el orden policial, y si la política se introduce como distorsión a dicho orden, la acción que desarrolla el sujeto político en el marco de la subjetivación es una acción subversiva, en el sentido de subvertir las partes de la cuenta y actualizar, con ello, la igualdad mediante la des-identificación y la identificación: "Una subjetivación política vuelve a recortar el campo de la experiencia que daba a cada uno su identidad con su parte" (Rancière, 1996, p. 58). Ese resquebrajamiento (des-identificación) opera simultáneamente por vía de la puesta en marcha de una nueva identidad. El sujeto político es aquel que rompe y genera identidades, su acción subversiva es parte nodal de la definición misma de la política. La política se aparta de cualquier identidad predefinida y, con ello, de cualquier finalidad específica. Ya no se trata del escenario común o la arena de disputa en la que se libra el litigio; más bien, se deja de lado esa visión de la política como un lugar, un sustantivo; tampoco se trata de darle un lugar de partida y uno de llegada a la acción política; más bien se pone en evidencia su “factualidad” como acción, como verbo.

Ciudadanía Kelsen, Weber y Rawls coinciden en no elaborar una argumentación de tipo histórico, definida por tipologías ideales, formulando planteamientos atemporales, las cuales no permiten incluir en sus

disertaciones la concreción del ser humano, la sociedad y la comunidad política. Cada uno propone un arché: en Kelsen, fundamento jurídico en la “norma fundamental”; en Weber, fundamento sociológico en el concepto de “legitimidad”; en Rawls, fundamento en la posibilidad de un “consenso entrecruzado”. De lo anterior se desprende un problema esencial: en la búsqueda del fundamento de la comunidad política se dirigen, en última instancia y particularmente, al análisis de la forma moderna y a las expresiones contemporáneas de dicha comunidad política, a saber, el Estado. Por lo tanto, se evidencia un compartido presupuesto liberal, puesto que la existencia de comunidades políticas lleva consigo la existencia de comunidades no políticas; allí, aparece la categoría de ciudadano como quiebre entre estas. Los miembros de la comunidad en Kelsen son quienes atienden y cumplen la validez de la constitución como ejecución de la norma fundamental, y dicha constitución se limita al ámbito estatal; por tanto, el miembro de la comunidad sería el miembro del Estado como órgano de este, el ciudadano. El Derecho operaría respecto a quienes integran la civilidad y, por ende, una exclusión a quienes permanecen fuera de ese orden aparece. Si no es el Derecho ¿qué rige el relacionamiento con los “no ciudadanos”?


El individualismo que marca la construcción de la ciudadanía, en los términos descritos, lleva a pensar en seres humanos escindidos de sí mismos, los cuales pretenden realizarse mediante una enajenación de una parte de ellos, a quienes les permita entenderse en la esfera política del Estado moderno. Como consecuencia, resulta necesario re-pensar la acción política desde una lógica radicalmente distinta a la que ha pensado esta tradición, esto es, distanciarse de la visión, según la cual, la ruptura de vínculos mediante la individuación es rasgo central de la vida social. La solución a ello, no la podremos encontrar en la “impresentabilidad” o negación del individuo Según Esposito (1999), Haidegger resuelve ello como sigue:

En Weber, la legitimidad del Estado legal racional es acordada exclusivamente por los ciudadanos como parte de la estructura de dominación, lo cual lleva a que la pretendida y alegada neutralidad, que este autor plantea, termine desvaneciéndose en la medida en que se requiera un tipo específico de estado legal-racional, el estado democrático-capitalista. “El que obedece solo lo hace en cuanEsto significa para Heidegger no partir del “yo” o de del “no-yo”, to miembro de la sociedad, sino del cum: nosotros somos junto a los otros no como puntos que y solo obedece al derecho” en determinado momento se agregan, ni tampoco como un con(Weber, 2002, p. 174); solo junto subdividido, sino siempre los-unos-con-los-otros y los-unoses miembro de la sociede-los-otros (p. 159). dad aquel que se acoge a la autoridad mediante la En palabras de Jean-Luc Nancy: “Ser juntos obediencia y, en este sentido, aquel que se no es un conjunto de ser-sujetos, y tampoencuentra sujeto al ordenamiento legal raco es él mismo un sujeto: lo que quiere decional del Estado, el ciudadano. Llegamos cir que no vuelve sobre sí mismo, aunque no al mismo punto ¿qué pasa con quienes no vaya a otro lugar” (citado por Esposito, 1999, son reconocidos como ciudadanos? p.17). La acción política pues, no tiene un Con Rawls (1996), el consenso entrecruprincipio ni una finalidad, un arché o un telos: zado –la democracia constitucional y el liberalismo político como […] No es posible destruir la comunidad porque también esa destrucbase para ello– se estableción sería una modalidad de relación interhumana. Pero no se la puece entre miembros del orde tampoco presuponer –ni destinar- como algo externo y previo a su denamiento democrático posición actual. No pertenece a nuestro pasado ni a nuestro futuro, constitucional. Ante esto, sino a lo que ahora somos. Nuestro éxtasis (Esposito, 1999, p. 156). quedaría abierta la posibilidad de dejar por fuera a los no ciudadanos, nuevamente.

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Nosotros somos

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Estas apreciaciones nos permiten avanzar sobre el tema de la construcción de un “nosotros” como modo de subjetivación en el sentido descrito en líneas anteriores. Ese “nosotros” se da solo en el acto de enunciación, en la factualidad y la contingencia, en el ser siendo de la política. Retomando a Heidegger la comunidad no es “[…] pura potencialidad por venir, y tampoco una ley antepuesta desde siempre a nuestro Dasein, sino el Dasein mismo en su constitución singularmente plural” (Esposito, 1999, p. 155). El “nosotros” que constituye la acción política, esto es, la configuración de la comunidad política, es igualmente factico y contingente que la política misma; se da en su expresión constitutiva, en su demostración. La subjetivación política adquiere una nueva arista, y es que su existencia y, con ella, la de los sujetos, se da en relación con la identidad y la alteridad, así “[…] la existencia solo puede conjugarse en primera persona plural nosotros somos” (Esposito, 1999, p. 157). Ese nosotros somos en la comunidad política, es el nosotros que pone en escena la acción política desarrollada por los que cuentan como la parte de los no contados, la cual subvierte la identidad que le asigna el orden policial y, con ello, se desprende de alusiones esencialistas de su existencia. Finalmente, existe campo para pensar este problema, del ser de la política, como el “lugar” donde todos apuestan sus vidas en torno a aquello que no es ajeno pero tampoco es propio; donde prima “un compromiso” con el otro o lo otro, dónde la ciudadanía de tipo individualista se trasciende, y la inmanente potencia de nosotros ocupa el sentido de la identidad y la subjetividad; donde la comunidad se funda en su ser, siendo de la política, y donde el desacuerdo se orienta, la más de las veces, hacia la actualización de la igualdad, abriendo campo hacia la radicalización democrática.


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Bibliografía •

Esposito, R. (1999). Communitas: origen y destino de la comunidad. Buenos Aires: Amorrotru.

Kelsen, H. (1933). Forma del estado y visión de mundo. En: Ó. Correas (Comp.) (1989). El otro Kelsen (pp. 223-241). México D.F.: Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Kelsen, H. (2009). La teoría pura del derecho. Cuarta Edición. Buenos Aires: Editorial Universidad de Buenos Aires (Eudeba).

Rancière, J. (1996). El desacuerdo. Política y filosofía. Traducción de Horacio Pons.

Rawls, J. (1996). La justicia como equidad: política, no metafísica. La Política, Re-

Weber, M. (2002). Economía y Sociedad. Segunda Reimpresión. México. D.F.: Fon-

Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión. vista de estudios sobre el estado y la sociedad, (1), 25-47. do de Cultura Económica.

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El PARO CAMIONERO

Miguel Ángel Herrera Zgaib1

Y EL SÍ CONDICIONADO POR LA PAZ

Esta semana Colombia ha vuelto a ver tanquetas en las calles para reprimir a los camioneros en paro. Sigue sin aclararse, del todo, cómo murió el trabajador Luis Orlando Saiz, víctima del impacto que recibió en la cara, a menos de 2 metros, por un disparo de granada de gas lacrimógeno, hecho por un agente del Esmad en la protesta de Duitama. Igualmente, se desvirtúa, cada vez más, cuál fue la causa del estrellón de la camioneta en la que viajaba el gobernador Escena I: Antecedentes violentos Amaya de Boyacá, un antiguo activista político en Sin embargo, aquí no se puede invertir la carga de la prueba. Los resla U. Pedagógica de Tunja. ponsables de la situación no son otros que los líderes de un puñado de Este incidente ocurría el agremiaciones minoritarias que hacen peticiones inaceptables […]. mismo día, y se pretendía, (Editorial, 2016, 15 de julio). publicitándolo a la ligera, Lo que presentamos es un sí a la refrendación popular de los acuerequilibrar las cargas con dos, pero que el Gobierno entienda que debe haber cambios […]. la represión desmedida, (Cepeda, 14 de julio). El paro camionero es el síntoma de las limitaciones previamente advertidas con respecto al proceso de paz en curso, con la interlocución entre las FARC-EP y el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos Calderón. La paz, vista de ese modo, requerirá de un proceso constituyente que haga efectiva y real la igualdad prometida en el art. 13 de la Constitución .

1 Profesor asociado, ex-director del Departamento de Ciencia Política y Unijus, Universidad Nacional, Bogotá. Ex-rector nacional de la U. Libre. Director del Grupo Presidencialismo y Participación, y del Proyecto Seminario Internacional A. Gramsci (2008-2016). Autor de los libros: La participación y representación política en Occidente (2000), Antonio Gramsci y la crisis de hegemonía (2013), y Antonio Gramsci y el pensamiento de ruptura (2016). Correo electrónico: maherreraz@unal.edu.co


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mortal, ejercida contra la protesta legítima social y política en el atormentado departamento de Boyacá. La versión era que había sido roto el parabrisas y, como consecuencia, el carro en el que viajaba colisionó contra un camión en la vía. Sin embargo, una asesora del gobernador que viajaba en la caravana, en testimonio radial, señaló que esto no era cierto. Para completar el cuadro de la violencia está la mediática, de El Tiempo, el diario liberal conservador más influyente, ligado en el inmediato pasado a la Casa Santos, que fundó Eduardo, a comienzo del siglo XX, luego de matrimoniarse con Lorencita Villegas. Un ejemplo es "Hora de ser firmes", del que cito un aparte en el epígrafe, muestra de violencia simbólica explícita, conforme a lo que afirmaba y analizaba en vida Pierre Bourdieu. No obstante, el agua va al molino nacional por otro camino. Así que, entre jueves y viernes, un grupo de fuerzas de la izquierda colombiana, con una representación inicial de algo más de 100 líderes que se comprometen de frente con la paz, se disponen no solo a hacer campaña por el plebiscito, sino a meterle el hombro a todas las luchas. No hay duda de que la más relevante y significativa es la lucha de los camioneros, la cual requiere la inmediata solidaridad efectiva de la sociedad civil de abajo, para, con su triunfo, empezar a desmontar la fórmula de la excepcionalidad, y el régimen para-presidencial que no acaba de morir; citando al Gramsci de los Cuadernos, cuando se refería a la crisis de hegemonía en la sociedad que vivió, sufrió y luchó hasta la muerte.

Escena II: Camioneros. Una reunión con portazo El miércoles 13 de julio volvieron a reunirse transportadores y gobierno. El

mintransporte Mejía presentó un escrito oficial de 18 puntos a consideración de los representantes de los camioneros, sin que el gobierno aceptara el restablecimiento de la escala de fletes; tampoco la fórmula de “chatarrizar” los vehículos sin entrada de nuevos al mercado transportista, porque, dicen “los paristas”, hay sobre-oferta de transporte de carga que los está arruinando. Pero, total, los 18 puntos no fueron aceptados por los camioneros, quienes se levantaron de la mesa para deliberar en privado, cuando han pasado 38 días de paro. El jueves en la mañana habló el presidente. Santos había anunciado que lo haría este jueves a las 7:30 a.m.; sin embargo, eso no ocurrió. Por su parte, dicen, en Palacio, que el retraso se debía a la espera de la llegada del vicepresidente, Germán Vargas, para con él, y representaciones del país político y la oligarquía económica, anunciar las medidas de orden público, acompañado del establecimiento militar y policial. Puesto que, según la editorial de El Tiempo del día siguiente, “la Administración necesita imponer el orden mediante el uso de efectivos de la fuerza pública” (2016, 15 de julio) con la tragedia injustificada que se suma a los cientos de miles sacrificados en esta guerra social ininterrumpida. En Catarata fluyen las palabras del presidente de Andi y los tozudos hechos, en contraste con la vocería del paro, Gustavo


Betancur, vicepresidente nacional de ANT: “es que el gobierno de Juan Manuel Santos el que nos engañó”. (El Colombiano, 2016, 04 de junio). Bruce MacMaster, presidente de Andi, pone en claro, el mismo jueves, que las cuatro asociaciones de camioneros, ACC, ANT, CCT, ATC, que encabeza Pedro Aguilar, representan apenas el 10% de los transportadores. No son más de 11 mil propietarios. De hecho, en su mayoría, estos son los medianos y pequeños dueños de camiones de un grueso de 260.000 transportadores de carga de todo el país. MacMaster contrasta a los beligerantes con otras asociaciones, entre ellas Cofelcar, del campo del establecimiento, que tiene como dirigencia principal a los grandes propietarios, y parte de los medianos que viven del negocio del transporte carretero, quienes están ya, de modo general, siendo parte del segmento superior de esta clase. Ellos desean el triunfo definitivo del oligopolio en el transporte de carga, para, según ellos, ser más eficientes y corresponder a los acuerdos del libre comercio bilateral, y los que están por suscribirse. Él pretende, con elemental aritmética, que el resto de propietarios, correspondientes al 90 por ciento, están con el gobierno; en consecuencia, quienes protestan y resisten son la infinita minoría, a quienes hay que meterlos en cintura usando medidas coercitivas.

Escena III: ¿Dónde está la verdad objetiva según las cifras? Gramsci nos diría, estudiemos cuáles son las relaciones de fuerzas sociales objetivas: número de propietarios, grandes, medianos y pequeños propietarios; trabajadores del transporte distribuidos por sectores de propiedad; capital privado representado por cada uno de esos sectores; propietarios asociados y no; composición accionaria del sector transporte, entre otras informaciones. A primera hora de la mañana, el secretario general de la presidencia, Luis Guillermo Vélez se encargó de preparar el terreno para lo que su jefe, el presidente Santos, anunció al país, después de las 8 de la mañana del pasado viernes, rodeado de toda la cúpula política, económica y militar, reunida en el Palacio de Nariño. El comunicador oficial dijo a la opinión pública que los transportadores piden subir los fletes en 40%; lo cual perjudicará, en últimas, al común de la gente, y sobre todo, a los más pobres de la pirámide nacional. Esto es inaceptable, repitió una y otra vez

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Así las cosas, es urgente que Colombia sepa, cómo está distribuida la propiedad en esa industria transportadora, para que, después de 22 años, analistas y opinión en general tengamos clara la película de qué intereses se defienden en este paro de un sector privado, donde el 10 por ciento no da el brazo a torcer. Más aún, con Gustavo Betancur, uno de los dirigentes en rebeldía, recuerda cómo de los 12 puntos acordados en marzo de 2015, el gobierno actual solo cumplió con el 10 por ciento de lo pactado durante el cierre de otro paro de resistencia. Allí estuvieron 5 ministros y el superministro Néstor Humberto, hoy flamante Fiscal General de la Nación.

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en las emisoras más oídas. Luis Guillermo indicó también que es inaceptable que se chatarricen vehículos y que no se acepte – por la Cruzada camionera– que se incorporen nuevos que mejorarán el parque automotor, y harán más competitivo al país. Este es uno de los puntos inamovibles que exigen los camioneros en paro, quienes vienen aduciendo, a través de diversos movimientos –el último de los cuales fue en marzo de 2015–, por qué su negocio tiene sobreoferta de transporte. Ellos están perdiendo, siendo molidos por la competencia desleal de los grandes consorcios camioneros privados, sus competidores internos, desleales. Repitiendo el dicho popular que “el pez grande se come al chico”. Tales son las gracias del capitalismo salvaje.

La economía y transporte nacional Claro está, que a la base de esta disputa hay intereses económicos enfrentados: la de los grandes propietarios de tractomulas, y sus asociados internacionales, quienes no están en paro y tienen, además, el apoyo de la Intergremial y la Andi. Todos ellos cierran filas con el establecimiento. Del otro lado del tinglado, están las organizaciones de medianos y pequeños propietarios que resisten legalmente, e invocan la sentencia de la Corte Constitucional, y los 12 puntos pactados con el gobierno de la “prosperidad democrática”. Los unos están reunidos en Palacio, para reprimir al otro sector, el más débil. Estos son los más afectados con las medidas gubernamentales tomadas en los últimos años, y los engaños del último año, que se hacen para desmontar las protestas a cambio de casi nada. Esta vez, los transportistas que lidera Pedro Aguilar, acudiendo a un cierto sabor cristiano, y a la mediación

de Mons. Castro, han llamado a su causa, “Cruzada” nacional camionera. Pero, en verdad, los empresarios y choferes no se dirigen a recuperar Jerusalén de manos de la arbitrariedad judía, apoyada por el poderío militar y financiero de los Estados Unidos. Estos 11 mil y más cruzados/propietarios y sus familias. Ellos son los que han impedido el monopolio camionero de los grandes cacaos, defendidos por los gobiernos de Uribe Vélez, primero, y luego, Santos, uno invocando la “seguridad”, y otro la “prosperidad” de y para pocos. Vendida, claro está, como interés general. Claro que son propietarios privados, pero con menos poder de lobby y económico, enfrentados con el gran capital transnacional. Es lo mismo que ya ocurrió en la crisis del transporte urbano. Aquí se repite la experiencia de Transmilenio en Bogotá, un botón de muestra más que elocuente. Aquí, pocos se apoderaron de todo el transporte, y derivan multimillonarias ganancias; mientras que los más débiles en el negocio sobreviven en la periferia del servicio, que más que público es y tiene que ser común. Sin embargo, bajo el cobijo inicial de los alcaldes Peñalosa y Mockus, se oligopolizó el transporte urbano. Es la tendencia que se repite ahora, adobada por el menjurje de la “apertura” que se consagró en la Constitución de 1991. Mala manera de cumplir 25 años, con un transporte sin solución de continuidad, y


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pronto el asesinato de Antonio para congraciarse con autoridades locales y los caciques de turno (Ver Broderick, 2015, pp. 124, ss.). Ahora, a tiempo de una nueva negociación de paz, 57 años después, el presidente Santos no resiste la tentación de utilizar la excepcionalidad de derecho, como lo hizo su antecesor, Uribe Vélez. Utilizarla hasta agotarla y, posteriormente, apadrinarla, de hecho, con cinismo, por el concurso de las AUC en lo electoral. Lo recordó Salvatore Mancusin beneficio real para millones de usuarios so, jefe político de las AUC, en sus declaradel SITP en Bogotá, con uno de los pasajes ciones ante la justicia de los EE. UU. Vimos, más caros de la región Andino Amazónica. igual, la visi paramilitar al Congreso. A lo cual se suma el drama de las carreteEl argumento que esgrime Santos para reras, donde los transportistas se juegan su primir el paro camionero –una protesta leforma de vida, sin que lo dispuesto por la gítima– es que subirá el precio de la canasta Corte les sirva de amparo. familiar en un 10%. Que la chatarrrización es un foco de corrupción, diciendo que el Escena IV: Camioneros Fiscal Perdomo la tiene identificada. Sin y Paz: ¿Vuelta al estado embargo, se anuncia que informarán al resde excepción ilegal? pecto, mas no lo ha hecho. Ordené […] que se abriera una mesa de diálogo para […] buscar opcioEl presidente Santos juega nes realistas [...]. No pueden ir en contra de la canasta familiar, […] como tahúr a la paz neolidel empleo decente, de los campesinos, [...] no voy a permitir que los beral. Dice sin sonrojo que precios suban de manera permanente por cuenta de este paro. (Sanestos propietarios agrupatos, 2016, 14 de julio). dos en "La cruzada camionera" son un cartel que no Casi nadie recuerda ya un episodio de la defiende a los pequeños y medianos transhistoria de los subalternos en Colombia. La portadores, y tampoco a los conductores. fecha del 7 de enero de 1959, cuando estuPero no da ninguna cifra, o estadísticas. diantes y trabajadores pararon el alza en los Solo palabras, palabras grandilocuentes. pasajes en Bogotá, e incluyó la quema de buSantos señala, igualmente, en la alocución ses en la Plaza de Bolívar. Esta fue una protesal país, que no hay ni habrá tolerancia alguta dirigida por Antonio Larrotta, un universina para la violencia que se está produciendo tario, estudiante de la Javeriana, animador y en las vías. El martes, desde la Guajira, ante posterior dirigente principal del movimiento las acciones de hecho, ordenó que se reforobrero, estudiantil y campesino (MOEC). zara la acción de la Fuerza Pública en los foLarrotta, este rebelde con causa, murió cos de conflicto. Vuelve a insistir en la guaren 1963, en una fallida experiencia guerrida del interés general dizque frente al interés llera en la que se asoció con Aguililla, el jefe particular. En verdad, se trata de un conflicto de una cuadrilla de forajidos, sobreviviente entre particulares por el control de un negodel periodo de la Violencia. Este ordenó muy cio de grandes réditos.

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Enseguida, él ordena inmovilizar e incautar los vehículos, cancelar las licencias, las matrículas, imponer multas superiores a los $480 millones de pesos a las empresas y gremios, por cada vehículo que siga participando en el paro ilegalmente, esto es, bloqueando las vías. Anuncia que autoriza la presencia de particulares para que asuman la carga, esto es, esquiroles del paro camionero, y un centro para la gestión nacional de medidas extraordinarias. Va a colocar más de 50.000 efectivos de las Fuerzas Armadas (FF.AA.) y de Policía, en las carreteras. Esta es una operación de mayor envergadura que el Plan Patriota, lanzado contra la guerrilla en la década anterior, bajo la batuta del ex AUV, cultor de la paz reaccionaria, de la rendición de la insurgencia subalterna. Pero, Santos, como su antecesor, insiste en público, que existe voluntad de llegar a acuerdos. Él dice que va en apoyo de los pequeños propietarios, y de los más pobres. ¿Será? En suma, Santos no declara el estado de excepción, ni la emergencia económica en la forma, pero sí en su contenido. Basta repasar el historial del Frente Nacional y del Estado de sitio. Es la vuelta al estado de policía bajo el argumento de la "guerra justa". Con estas medidas, dice el presidente, buscar que los transportadores en rebeldía vuelvan a la mesa de negociación a la fuerza, que entren en razón. El actúa en defensa del interés general y encuentra apoyo de su vicepresidente, Germán Vargas, vía twitter, que al final se hace notar.

Casi nadie recuerda ya un episodio de la historia de los subalternos en Colombia. La fecha del 7 de enero de 1959, cuando estudiantes y trabajadores pararon el alza en los pasajes en Bogotá, e incluyó la quema de buses en la Plaza de Bolívar. Esta fue una protesta dirigida por Antonio Larrotta, un universitario, estudiante de la Javeriana, animador y posterior dirigente principal del movimiento obrero, estudiantil y campesino (MOEC). Larrotta, este rebelde con causa, murió en 1963, en una fallida experiencia guerrillera en la que se asoció con Aguililla, el jefe de una cuadrilla de forajidos, sobreviviente del periodo de la Violencia. Este ordenó muy pronto el asesinato de Antonio para congraciarse con autoridades locales y los caciques de turno (Ver Broderick, 2015, pp. 124, ss.). Ahora, a tiempo de una nueva negociación de paz, 57 años después, el presidente Santos no resiste la tentación de utilizar la excepcionalidad de derecho, como lo hizo su antecesor, Uribe Vélez. Utilizarla hasta agotarla y, posteriormente, apadrinarla, de hecho, con cinismo, por el concurso de las AUC en lo electoral. Lo recordó SalvaEscena V ¿Vuelta al estado tore Mancuso, jefe político de las AUC, en de excepción ilegal? sus declaraciones ante la justicia de los EE. UU. Vimos, igual, la visi paOrdené […] que se abriera una mesa de diálogo para […] buscar opciones realistas [...]. No pueden ir en contra ramilitar al Congreso. de la canasta familiar, […] del empleo decente, de los campesinos, El argumento que esgrime [...] no voy a permitir que los precios suban de manera permanente Santos para reprimir el paro por cuenta de este paro. (Santos, 2016, 14 de julio). camionero –una protesta


legítima– es que subirá el precio de la canasta familiar en un 10%. Que la chatarrrización es un foco de corrupción, diciendo que el Fiscal Perdomo la tiene identificada. Sin embargo, se anuncia que informarán al respecto, mas no lo ha hecho. El presidente Santos juega como tahúr a la paz neoliberal. Dice sin sonrojo que estos propietarios agrupados en "La cruzada camionera" son un cartel que no defiende a los pequeños y medianos transportadores, y tampoco a los conductores. Pero no da ninguna cifra, o estadísticas. Solo palabras, palabras grandilocuentes. Santos señala, igualmente, en la alocución al país, que no hay ni habrá tolerancia alguna para la violencia que se está produciendo en las vías. El martes, desde la Guajira, ante las acciones de hecho, ordenó que se reforzara la acción de la Fuerza Pública en los focos de conflicto. Vuelve a insistir en la guarda del interés general dizque frente al interés particular. En verdad, se trata de un conflicto entre particulares por el control de un negocio de grandes réditos. Enseguida, él ordena inmovilizar e incautar los vehículos, cancelar las licencias, las matrículas, imponer multas superiores a los $480 millones de pesos a las empresas y gremios, por cada vehículo que siga participando en el paro ilegalmente, esto es, bloqueando las vías. Anuncia que autoriza la presencia de particulares para que asuman la carga, esto es, esquiroles del paro

Escena VI: ¿Los intereses vs. los bienes comunes? "Los intereses particulares en perjuicio del bien común" dice Darío Arismendi, en Caracol, vocero en la otra cruzada de defensa del país político y del gran empresariado. Seguimos en paro indefinido. Contesta Manfred Parra, vocero de camioneros. Aún no queda claro que el interés de pocos es el que defiende el paro camionero. No hay estadísticas conocidas al respecto; sin embargo, las medidas ya fueron tomadas por el gobierno. Menos queda claro cómo el presidente y la clase política ampara los intereses generales y los bienes comunes.

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camionero, y un centro para la gestión nacional de medidas extraordinarias. Va a colocar más de 50.000 efectivos de las Fuerzas Armadas (FF.AA.) y de Policía, en las carreteras. Esta es una operación de mayor envergadura que el Plan Patriota, lanzado contra la guerrilla en la década anterior, bajo la batuta del ex AUV, cultor de la paz reaccionaria, de la rendición de la insurgencia subalterna. Pero, Santos, como su antecesor, insiste en público, que existe voluntad de llegar a acuerdos. Él dice que va en apoyo de los pequeños propietarios, y de los más pobres. ¿Será? En suma, Santos no declara el estado de excepción, ni la emergencia económica en la forma, pero sí en su contenido. Basta repasar el historial del Frente Nacional y del Estado de sitio. Es la vuelta al estado de policía bajo el argumento de la "guerra justa". Con estas medidas, dice el presidente, buscar que los transportadores en rebeldía vuelvan a la mesa de negociación a la fuerza, que entren en razón. El actúa en defensa del interés general y encuentra apoyo de su vicepresidente, Germán Vargas, vía twitter, que al final se hace notar.

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Peor aún, estas medidas van contra el cumplimiento de lo dispuesto por la Corte Constitucional, que favorece lo reclamado por el sector en rebeldía. Para un tiempo en el que todo el país sigue en espera su dictado final sobre la exequibilidad del Plebiscito. Manfred Parra, otro líder del paro, sirve de colofón, cuando interroga al Ministerio de Transporte y al Presidente acerca de ¿qué pasa con los 2500 vehículos de Impala, 25 casetas de peaje para vías 4G? A quiénes beneficia, a los grandes consorcios transnacionales. Tal es la otra cara de la verdad.

Es la hora de la sociedad civil Estamos ad portas de una movilización social, citada por el sector social y político que lidera Marcha Patriótica, y algo más de 12 organizaciones de izquierda y democráticos, que, este viernes, salieron a la calle en seis ciudades de Colombia, incluida su capital. Es un principio de Frente Común, en los hechos que van más del Frente Amplio que no ha cuajado hasta ahora, porque se requiere una efectiva pluralidad. Darle cabida a todos los sectores Es el momento para que la gente toda salga a apoyar el paro camionero en las calles, sin violencia, sin más intimidaciones. Es el tiempo de ser fiel de la balanza. Que la sociedad civil sea protagonista y no títere, madura y dispuesta a hacer y sellar la paz con grandes reformas. El transporte público y común es una de ellas. Bien puede ser la cuota inicial, para templar la voluntad de paz más allá de los cantos de sirena de la seguridad y la prosperidad de las minorías.

La paz es asunto de toda Colombia Es la oportunidad para contribuir a construir la paz, en términos de movilidad social,

poniéndole orden a la asimétrica existencia de la industria del transporte. No podemos pasar de agache como ciudadanía. Es la oportunidad para que la oposición de verdad, la que representa y actúa la democracia tome la palabra en las calles, y pare la comedia del país político. No necesitamos más farsa en el manejo de los asuntos públicos. Es necesario que el país nacional decida, en su carácter de constituyente primario.

Escena VII: Camioneros y desenlace incierto Primer paso Urge establecer un Comité de Mediación y Verdad plural, en el que concurran especialistas en el sector transporte, con presencia de la Universidad Pública y Privada. Que un panel plural defina los verdaderos términos de la realidad del transporte de carga, los transportadores, propietarios y choferes, en Colombia. Segundo paso Que el informe lo rindan a todo el país, utilizando la radio y la televisión pública, en cadena con los privados. A la vez que los transportistas en paro den a conocer el conjunto de puntos de los acuerdos que el gobierno no ha cumplido. Incluido lo dispuesto por la Corte Constitucional que sigue sin aplicarse.


Tercer paso Entonces sí, vuelta a la mesa de negociación, con la presencia, ahora, de tres partes, gobierno, transportadores en conflicto y sociedad civil, como moderadora. Más una veeduría internacional que la integren delegados de la ONU, la Cruz Roja Internacional y la OIT. Será una oportunidad para preparar las condiciones adecuadas para avanzar en las jornadas del posconflicto; y de darle así, en directo, vocería y pedagogía universal al ejercicio de la ciudadanía del común. Oportunidad para que la izquierda, que hace campaña por el plebiscito, vuelva a ser protagónica, al lado de la paz subalterna, con autonomía en su hacer, comprometida con la suerte de los muchos, con la parte de los sin parte.

Desenlace Sabido es que por fin se levantó el paro camionero que duró más que el paro agrario, y lo obtenido en términos de beneficio común, más bien poco, que no sea a ojos vistas el retorno de una normalidad aparente. Mientras que, para los camioneros en rebeldía, hay una serie de investigaciones abiertas por la Fiscalía, en cabeza del encargado, Jorge Perdomo, quien ha estado haciendo méritos para concursar por el puesto de Procurador, sin muchas esperanzas.

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Se estableció una comisión tripartita para negociar con la presencia de Mons. Augusto Castro como garante. Después de la batalla campal que bloqueó el tránsito en el Occidente de Bogotá por 3 horas. La Cruzada camionera marchaba, dijo, con autorización de las autoridades distritales, y fue detenida en la calle 13, y se armó las de San Quintín. La confrontación definitoria produjo dos heridos, un periodista de Caracol, y Ascanio Tapias, funcionario de la personería distrital, 12 menores de edad detenidos y 5 adultos capturados. No obstante, luego de estos hechos, recordaron, en la fiesta patria, los episodios animados por José María Carbonell y la concurrencia popular en el San Victorino de comienzos del siglo XIX. Se produjo la convocatoria de la reunión de los ministros de transporte y trabajo, con la dirigencia camionera, al cabo de 46 días. El viernes 22, en la madrugada, salió humo blanco de la deliberación, y un acuerdo que originalmente contenía 26 puntos, según la divulgación de su copia hecha por Portafolio. El documento lo firma la dirigencia de la Cruzada camionera nacional, Pedro Aguilar (ACC), Marcos Daring Tovar (ANT), Jorge García (CCT), y Orlando Ramírez (ATC), incluyendo a la iglesia, como en las capitulaciones de los Comuneros, guardados siglos de distancia lo hicieron en las goteras de Chía, con el generoso concurso de Caballero y Góngora. Para la historia de este conflicto previo a las negociaciones de paz, destaco que se mantiene la renovación del parque automotor 1-1; los procesos de chatarrización transparentes. En suma, la renovación seguirá haciéndose por reposición, hasta que se equilibre el mercado de oferta de transporte de carga, y, siempre y cuando, la provisión de fondos lo permita. Tampoco fijará el gobierno una vida útil a los vehículos, y se suspende la aplicación del decreto único sectorial

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Igualmente, se establece el compromiso de saneamiento de la matrícula vehicular; la revisión diferencial de costos de transporte para efectos de fletes y peajes, acompañado de un Observatorio con la asistencia de la alta consejería para la competividad; y habrá modificaciones al SICE para transporte de carga. No se autoriza un tiempo de cargue y descargue superior a 12 horas en los puertos que son terminales de carga, donde es proverbial la espera que supera las 24 horas. Al mismo tiempo, con la participación de la ministra del trabajo, Clara López, se estableció la protección de derechos laborales para los conductores, y la afiliación al sistema general de riesgos laborales por enfermedad y/o accidente. En razón del paro de 46 días, hubo confrontaciones y sanciones, por lo que se establece una Comisión para el seguimiento de los procesos judiciales con ocasión de la inmovilización, así como los procesos administrativos ordenados por la Superintendencia de Puertos y Transporte. De lo dicho y hecho, quedó claro que las políticas públicas en sectores claves de la economía, en tiempos de la prosperidad democrática mantienen los problemas de antes. No hay la real participación de los sectores interesados directamente implicados y la sociedad, que requiere, cuando menos, tener representación en salvaguarda del interés común que no se le puede confiar a unos y a otros. Tampoco hay respeto a lo que se pacta, como ocurre desde los tiempos coloniales, y, casi por igual, a lo resuelto por la rama judicial. Tal y como se puso de presente en este conflicto que perjudicó al común de la ciudadanía con el descarado ejercicio de la especulación.

Por lo visto, no resultará una transformación estructural de la industria del transporte en el mediano plazo, y es previsible que haya una nueva cadena de incumplimientos e inconsecuencias con los pequeños y medianos transportistas que no se doblegaron a la imposición gubernamental, y consiguieron, con esta escaramuza, detener, por un periodo prudencial, el aplastamiento de los oligopolios transnacionales del transporte de carga con sus enclaves nacionales. La reforma estructural del agro, de la educación pública y del transporte, para hablar de tres indicadores de lo que la seguridad y la prosperidad de los tres gobiernos no realizaron ni realizarán marca la actualidad del proyecto de Constituyente Social, una vez quede resuelta la situación del plebiscito que probablemente se vote en septiembre de este año.


El paro camionero

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LA PERIFERIA DESDE EL CINE

John Jairo Quitian Murcia2

TUGURIZACIÓN, MISERIA Y

PROCESOS DE RESISTENCIA EN LOS BARRIOS PERIFÉRICOS DE BOGOTÁ DESDE LA ÓPTICA DEL CINE1

Resumen: La presente ponencia analiza, desde algunos trazos teóricos propuestos por Alexander Mitscherlich, Herbert Marcuse, Daniel Hiernaux y David Harvey, la configuración de las ciudades latinoamericanas en la década de los 90 y sus periferias, centrándonos en el caso de Bogotá. Para este fin, el trabajo se centra sobre dos propuestas fílmicas realizadas durante los últimos 12 años, las cuales muestran procesos de invasión de zonas periféricas con fines de residencia, tugurización de dichas zonas, procesos de apropiación y

resistencia; así como las interpretaciones subjetivas del espacio. Los filmes que harán parte de este estudio son: “Como el gato y el ratón”, estrenada en 2002 y dirigida por Rodrigo Triana, y “La estrella del sur” dirigida por Gabriel Gonzales Rodríguez y estrenada en el año 2013. Para tener una aproximación a estos filmes y su uso como herramientas de interpretación, se tendrán en cuenta a autores como Michele Lagny, Santos Zunzunegui, entre otros, quienes nos servirán para realizar una propuesta de tipo didáctica.

Palabras clave: Periferia, tugurización, subjetivación del espacio, cine, analítica icónica.

1 Apartes de este trabajo se presentaron en el III congreso latinoamericano y caribeño de Ciencias sociales, celebrado en la sede de FLACSO, Ecuador, en el año 2015. 2 Licenciado en educación básica, con énfasis en Ciencias Sociales de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Estudiante de Maestría en Psicoanálisis, subjetividad y cultura de la Universidad Nacional de Colombia. Correo electrónico: chestoviando167@hotmail.com


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https://goo.gl/DGUvIG La periferia desde el cine


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Aproximaciones Teóricas Parte I En 1969, Alexander Mitscherlich hablaba de la ciudad como un lugar de equilibrios instables. Este autor, aunque se sitúa en las ciudades alemanas de postguerra, nos da sugerentes aportes para entender la ciudad en nuestros días. Al hablar de equilibrios inestables (Mitscherlich, 1969, p. 160), el autor sitúa el problema de las grandes urbes, ya sea en términos de adaptación social o en su influencia en la personalidad y el carácter de los sujetos. Cabe anotar que nuestro autor, psiquiatra de profesión, se interesó por las conductas anímicas y el surgimiento de neurosis, como producto del apabullante avance de la ciudad industrial; aunque sus reflexiones sean de corte psicoanalítico, estas no dan luces para elaborar parte de esta reflexión. Mitscherlich (1969) señala la neurosis como un problema de adaptación social, el cual se ha profundizado con el avance de la gran ciudad, pues, en ella, se vive lo que señaló Freud en El malestar en la cultura, lo que queremos hacer y no podemos, y lo que nos obligan a hacer para poder adaptarnos. La adaptación a la ciudad, en términos de función y productividad, lleva al sujeto a perder cierta individualidad y sujetar parte de su libertad en función de los mecanismos de producción y distribución de bienes y servicios. Ante este malestar, la sociedad se ha encargado de crear mecanismos “sublimatorios”, los cuales nos permiten hacer más amena la vida. Las conductas anímicas que nos permite la sociedad se enmarcan en la ciudad desde la propiedad privada – la casa–. En ella, podemos apropiarnos de un espacio vital donde, aunque restringido, llevamos a cabo parte de nuestra

subjetividad (Mitscherlich, 1969, p.164); también, en este espacio privado, la ciudad pone a disposición sustitutos afectivos, como lo es un pequeño jardín que simula la naturaleza o un televisor en la sala de la casa. Dentro de las neurosis propias de nuestra civilización, que son múltiples y variadas, como el exceso de trabajo, el voyerismo, el exhibicionismo –sobre todo en Facebook– o la Anorexia, está también, para nuestro autor, la propiedad privada, dado que esta se constituye como un mecanismo de defensa neurótico frente a la angustia (Mitscherlich, 1969, p. 163). Angustia que genera la sociedad al restringirnos parte de nuestra movilidad, de nuestra libertad y de poner ante nuestros ojos mecanismos de negación frente a la realidad –pantallas virtuales–. Es propio de la gran ciudad la generación de múltiples personalidades momentáneas, por la mañana somos empleados, al medio día clientes, por la tardes colegas o estudiantes y por la noche esposos, hijos o twiteros, blogueros o voyeristas buscando la última imagen o video icónico en la web. Es, en la vivienda, como propiedad privada y al ser algo conocido por mí, donde demuestro mi verdadera personalidad; “en la vivienda vemos la función biológica de la protección y la función sociocultural de la expresión” (Mitscherlich, 1969, pp. 143). La


vivienda como lugar de intimidad, a pesar de todo, permite un mínimo de equilibrio emocional, pero, como nos hace saber el autor y esto es muy cierto en nuestras ciudades latinoamericanas, “la vivienda demuestra el dominio y la posición social (Mitscherlich, 1969, p. 147). Parte II La vivienda, en la periferia, ha sido señal de exclusión y marginalización social; en el caso de Bogotá, factores como la falta de planificación, la violencia política y las migraciones campo-ciudad han ocasionado, en la periferia bogotana, procesos de tugurización, como lo son los barrios de invasión en las zonas de alto riesgo ambiental –Cuencas hídricas y las faldas de los cerros circundantes en alto grado de erosión, en algunos casos, por actividad minera y extractiva–. La tugurización se vio en la década de los 90, sobre todo, en el margen sur-oriental y sur-occidental de la ciudad, pues, en el margen norte y en el centro, se dieron y se siguen dando procesos totalmente contrarios, por ejemplo, la gentrificación de las zonas históricas y de interés cultural del centro, como las soluciones de vivienda campestre que se dan a los más adinerados en el norte de la ciudad y sus municipios aledaños. Estos dos fenómenos agravaron, aún más, la marginalización y la tugurización, ya que muchos habitantes

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de estas zonas se vieron desplazadas a la periferia por la compra de sus predios a bajo costo, así como por los grandes proyectos urbanísticos y de recuperación de las zonas históricas del centro. Estos fenómenos llevan a que se configure un imaginario de ciudad como un lugar de miedo e inseguridad (Hiernaux-Nicolas, 2006, p. 8). Dichos imaginarios, en los casos de la periferia, nos brindan un lugar para propugnar por algo distinto a la ciudad dominante (Hiernaux-Nicolas, 2006, p. 9). Dichos procesos, que denominaremos de resistencia, se gestan desde una óptica local y comunitaria, las cuales apuntan a una reapropiación del espacio. Hiernaux-Nicolas (2006) nos indica que el mundo moderno es mundo sumamente complejo, donde el hombre que toma una posición de Nómada, adaptándose del vaivén de los cambios y las situaciones; este tipo de situaciones hace que se rompan los lazos comunitarios y se dé paso a la asociación (Hiernaux-Nicolas, 2006, p. 12), donde no hay ningún tipo de tradición y todo se realiza con el objetivo de cumplir un fin determinado, el cual, en muchos casos, es netamente económico. Si hablamos de un proceso de resistencia, este se gesta desde un punto local, donde lo que se busca es, básicamente, resistir a la imposición de un tipo de ciudad racional. La lucha por el espacio, como forma de resistencia, tiene importancia vital, pues el espacio, al final, determina el comportamiento de aquellos que lo habitan, ocasionando que los grupos de bajos ingresos, por lo general, queden atrapados en zonas periféricas de tugurización, a raíz del avance de la ciudad racional y que, además, tengan que construir nuevas formas de apropiación territorial. David Harvey (1977), al hablar de los procesos de urbanización en Paris de finales del siglo XIX, nos recuerda que:

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[…] la creciente segregación residencial no sólo protegía a la burguesía de peligros reales o imaginarios procedentes de las clases criminales y peligrosas, sino que también modelaba cada vez más la ciudad en espacios relativamente seguros de reproducción de las diferentes clases sociales. (P. 192). Y, aunque el autor se refiera a un momento histórico diferente, ese tipo de imaginarios sobreviven hoy. Ya desde el siglo XIX Engels nos sitúa en los procesos de tugurización londinenses, donde los denominados ‘barrios malos’ eran, por lo general, los barrios más alejados de las clases pudientes; en el caso de Bogotá, propongo, a partir de lo anterior, la siguiente clasificación: en el sur y suroccidente, se encuentran los barrios pobres y los lugares de tugurización; en el centro, se llevan a cabo procesos de gentrificación y recuperación del casco histórico, y, en el norte, se lleva a cabo la ciudad de cristal y la ciudad de encierro. Tras la proliferación de los barrios pobres en Bogotá se ha ido consolidando las “ciudades de protección” al interior que aíslan y marginan, cada vez más, a los pobres y los desplazan hacia la periferia. La periferia tugurizada, por lo general, también cumple la función de ser ciudad dormitorio, donde la única forma de desplazarse de un lugar a otro es por medio de las arterias viales. En Bogotá, para algunos habitantes de la periferia, desplazarse hacia sus lugares de trabajo puede ser una labor tortuosa, que puede consumir hasta seis horas al día ida y vuelta. En dichas arterias viales, es donde se sitúa el comercio, disimulando la pobreza de los alrededores (Engels, 1845, p. 97). Parte III Ahora bien, teniendo en cuenta esos procesos de tugurización y el miedo presentes en la periferia Bogotana, es oportuno analizar la problemática relacionada con el habitar

en dichos espacios. La profesora catalana Pau Pedragosa Bofarull (2011), partiendo de Heidegger, nos sitúa en lo que se denomina Habitar. Es el Habitar la esencia del hombre, puesto implica cuidar, cuidar de sí mismo y cuidar del mundo; no obstante, dicho cuidado es violentado por la irrupción de la época moderna que tiene la marca del desarraigo. El desarraigo se ha convertido en la marca esencial del hombre moderno; por esto se debe asumir el desarraigo del mundo y, de esta manera, pensar sobre lo cual nos puede permitir habitarlo. Si asumimos la inhospitalidad del mundo y el desarraigo del cual somos objeto, más rápido podremos proyectar un lugar en dónde habitar. A pesar de que la periferia es un lugar duro para habitar y es peligroso, este es también un escenario de posibilidad, donde se da el cruce de múltiples experiencias, convirtiendo la ciudad en un modo de vida (Hiernaux-Nicolas, 2006). Dentro de estas múltiples experiencias, se pueden encontrar nuevas formas de apropiación territorial por medio del arte urbano, economías locales y microlocales sustentables, algunas de estas formales y otras informales. También, se dan otras formas de lazo social, donde la familia nuclear deja de ser exclusiva, dando paso a ideas de familia más extensas y no necesariamente con algún tipo de vínculo filial, o familias donde la cabeza pasa a ser la mujer o varias


Lecturas Cinematográficas

mujeres (Santillán, 2006)3. Estas y otras formas de apropiación del espacio y del territoParte IV rio plantan cara frente a la constante excluEl profesor catalán Santos Zunzunegui, en sión y marginalización que se ve en la ciudad. su famoso texto: Pensar la imagen (1998), Cabe aclarar que estas situaciones de marnos invita a hacer una lectura de la imagen ginalidad, en muchas ocasiones, tienen un como un acto de pensamiento, dado que la componente económico y, para el caso coimagen no es más que un texto: “se debe evilombiano, este se ve agravado por el contar la proliferación de esa especie contemflicto armado que se vive desde hace más poránea del ciego vidente, aquel que consude cincuenta años. Las poblaciones, víctime -imágenes- sin entender” (Zunzunegui, mas de desplazamiento forzado, se refu1998, p. 24). La imagen fílmica la podemos gian en las principales urbes colombianas entender como la captura de un fragmento y ocupan las zonas de periferia, creando, de la realidad, el cual puede permitir la coen ellas, círculos de miseria. municación con otro –espectador–. Es por Marcuse hace mención a la ‘habituación esto que el filme, como objeto de estudio psicológica a la guerra’, como la movilización toma cada día más relevancia, ya que este de la agresividad social, teniendo como veno es más que un objeto de conocimiento hículo los medios de comunicación masivos de carácter discursivo. Como nos recuerda (Marcuse, 1984, p. 114), los cuales condicioMichele Lagny (1997) el cine es la reconstrucnan a la gente a las tasas de muerte y homicición del pasado por medio de un texto que, dios, con las tasas bursátiles al final, da cuenta de un proceso social: y los movimientos de capital; la marginalidad y el des[…] el cine participa en todos los casos de la cultura; se puede consiplazamiento forzado pasa a derar como un testigo de las formas de pensar […] de una sociedad o ser un problema de segundo bien, como agente que suscita ciertas transformaciones […] Además orden para los habitantes el cine ejerce una influencia ideológica o incluso política (cine militante o alternativo) (pp. 188-189). 3 La autora Laura Santillán habla de “crisis” en el modelo nuclear de la familia, señalando factores como la inserción en el mercado laboral de la mujer, el constante flujo migratorio y, en muchos casos, la creciente composición uniparental​ de las familias ubicadas en las grandes urbes latinoamericanas. Esta crisis no es negativa sino que nos muestra que el modelo occidental filial es un residuo de la familia tradicional exogámica. (Santillán, 2006, pp. 3-4).

El cine es uno de tantos modos de expresión de la identidad cultural; dentro de esta propuesta de análisis, la película colombiana “Como el gato y el ratón”, estrenada en 2002 y dirigida por Rodrigo Triana,

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de Bogotá, pues, básicamente, lo único que nos inquieta es el problema de la seguridad y el constante robo de celulares. La idea de vecindario, el uso de los espacios públicos solo con un fin de movilización y la idea de encierro en otros lugares, tales como: el trabajo, la escuela o el carro, agravan aún más la segregación en nuestra urbe.

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se puede ubicar dentro de la categoría de cine-testigo pues permite entrever ciertas interpretaciones sociales sobre la ciudad y el espacio, haciendo cierta denuncia. Esta película, y el cine en general, se convierten en una herramienta didáctica que puede tener múltiples usos en el aula, puesto que, gracias a la imagen, podemos vislumbrar formas de pensamiento. Dentro de la alfabetización visual, Moreiras y Triquell (2014) nos dicen en relación a las imágenes en el aula de: “Aquello que es capaz de promover la abstracción y el entendimiento a partir de la percepción –observar, pensar y hablar-“ (Moreiras y Triquell. 2014 Pg. 36). El cine, como herramienta didáctica, no deja de tener ciertas dificultades, pues es bien sabido que, en ocasiones, lo que se proyecta reafirma ciertas lógicas, y dinámicas sociales y culturales; por eso, junto a Zunzunegui (1998) y Lagny (1997), la profesora Laura Silvia Iñigo señala la importancia de la alfabetización visual (2014); pues, como señala ella: “junto a la familia y a la educación, el cine y la televisión son las principales fuentes de información y conocimiento en la sociedad, pues a través de sus contenidos difunden modelos de vida, normas de comportamiento y valores sociales” (p. 49). El cine o cualquier otro medio de comunicación puede y debe verse como objeto de estudio, el cual, en nuestro caso, sería el análisis de las dinámicas de segregación, tugurización y resistencia, en la periferia bogotana de los años 90 desde dos propuestas fílmicas. Parte V Al inicio de esta ponencia, se pretendió mostrar la variedad de visiones que se tienen sobre la ciudad y el espacio, inscribiendo las dinámicas de la segregación y la tugurización dentro de los ricos y variados

paradigmas de la geografía. Al ser una propuesta didáctica, se sitúa como herramienta de aprendizaje el texto fílmico, dado que este nos permite, siguiendo a Raquel Gurevich (2012): •

La inscripción de la enseñanza de los temas territoriales y ambientales en una trama, en un contexto que contemple las coordenadas de la época. La concepción de los territorios como ámbitos conceptuales y de experiencias, que incluyen múltiples relaciones, intersecciones, dinámicas, movimientos y cambios. El reconocimiento de la pluralidad, las diferencias, los contrastes, las desigualdades. La valoración del interjuego de escalas geográficas de análisis (local, nacional y global). La presencia de múltiples actores sociales, públicos y privados, en la construcción de los territorios. (Gurevich, 2012, p. 8)

Las películas: “Como el gato y el ratón” y “La estrella del sur”, nos dan una mirada de la periferia bogotana, previamente caracterizada, a partir de las vivencias cotidianas de sus habitantes. Aunque existen múltiples y variados filmes que dan cuenta de la ciudad y su periferia, estos dos son relevantes


Propuestas Fílmicas Parte VI En esta última parte, ahondaremos en las dos propuestas fílmicas mencionadas. La primera película, Como el gato y el ratón, gira entorno a un barrio periférico subnormal, que probablemente es de invasión:

pues nos señalan dos particularidades de la periferia bogotana, que aparte de todo lo que se mencionó al prinComo si se tratara del lejano oeste (y el director se encarga de hacer cipio son: las luchas comuun sutil y divertido guiño al respecto), el barrio La Estrella es tierra nitarias por el territorio, de nadie y sin ley. Las familias prominentes del lugar, los Cristancho y la conquista del espacio y los Brochero, están definidas como tales por la propiedad: la una es por medio de los servicios dueña de la tienda y la otra de la farmacia. Aunque es cierto también públicos, así como los proque esto les permite ser líderes activos de su comunidad. Hay paz y blemas propios de la vioarmonía, hay solidaridad y propósitos en común, como el de conselencia y la segregación, guir que la energía eléctrica llegue al barrio; pero con tanto problema desde el fenómeno conocial acecho y con el miedo y la violencia como elementos prácticamendo como “Limpieza social”. te inherentes a la conciencia colectiva, esa armonía y equilibrio son Igualmente, se hace menprecarios. Además se trata de personas que han vivido siempre en la ción de estos filmes pues zozobra, que lo han perdido todo y han tenido que luchar, literalmennos sirven de rememorate, cada día de su vida, porque la mayoría de ellos son víctimas de esa ción o, como lo señala Góguerra civil no declarada que se libra en los campos, esa triste guerra mez Mayorga (2014) “algo que es el principal motor de la expansión urbana en el país. Entonque se ve en la realidad… ces tarde o temprano resultará inevitable para todos ellos sucumbir al pues comprendemos temismo cáncer de violencia e intolerancia del que son hijos ilegítimos y mas y conceptos medianque carcome al país desde hace casi dos siglos, un cáncer que muchos te un lenguaje de metáfodicen se está recrudeciendo, pero es que no vivieron en otros tiempos o ras cinematográficas que no saben mucho de historia patria. nos tocan el cuerpo” (p. Como si de una confrontación tercermundista y contemporánea entre 134). Estos filmes no son Montescos y Capuletos se tratara, esta película plantea como conmás que un retrato audioflicto central una guerra, fratricida y absurda, como es toda guerra visual de las problemátipor definición. Sólo que el amor romántico y trágico que constituye la cas de la mayoría de los esencia del relato shakespieriano, aquí degenera en violación y ultraje barrios periféricos y de insentimental. Claro que el filme se cuida antes de presentarnos, desenvasión de Bogotá; problefadada y tranquilamente, a sus personajes y el universo que habitan, máticas que tocan a gran describiendo las condiciones sociales y materiales del barrio, así como parte de nuestros jóvea los integrantes de las dos familias y la relación que tienen ellas entre nes –pandillas, consumo sí y con el barrio. También nos da a conocer otros personajes clave de de drogas, prostitución,

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etc.– y que los maestros ignoramos o, simplemente descuidamos por cumplir ciertos estándares de evaluación.

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este universo y del relato, prescindiendo de estereotipos y caricaturas, salvo por cierta funcionaria que tal vez se lo merecía. Pero cuando ya el espectador conoce esa realidad y su dinámica y cree que el interés de la historia está centrado en un estudio antropológico y social, en un retrato de costumbres sobre la vida de la gente en un barrio marginal, el relato le “saca el cobre” a los personajes, develando su verdadera naturaleza, esa “naturaleza nacional” de intolerancia, violencia y mezquindad, y entonces la historia empieza a cambiar de tono. Primero se torna negra, como comedia negra, para ir enturbiándose mucho más en dirección de la tragedia y luego de la hecatombe (Osorio, s.f.). La segunda propuesta fílmica, La estrella del sur, se desarrolla también en la periferia bogotana, enmarcando el problema de la Mano negra, el paramilitarismo y el patrocinio de elementos estatales en la ejecución de jóvenes pobres, acusados de ser drogadictos o pandilleros: La realidad es muchas veces tan increíble de creer que se confunde con la ficción, pero también la ficción está, a veces, tan permeada por una realidad en particular que se puede pasar esa historia como cierta. Este último caso es el de ESTRELLA DEL SUR, próximo gran estreno del cine colombiano. La esencia del cine como medio artístico de expresión es entre otras la de reflejar realidades, y aunque el común denominador se incomode con eso, es lo que en últimas revitaliza y termina por consolidar la industria del cine nacional. Por desgracia somos un país en donde la violencia, el conflicto armado y el narcotráfico han dejado huellas profundas en la sociedad, por lo que son muchas las realidades crudas, dolorosas y sufridas que tenemos, y muchas las que faltan por contar. Lo paradójico de esto es que mientras que la mayoría de espectadores rechazan estas historias, lo que ha hecho el cine del país (como también se hace en otras latitudes) es utilizar los entornos difíciles para reivindicar la fuerza y la capacidad de amar y superarse de la naturaleza humana. Ese ejercicio de retrospección es necesario y vital para el cine nacional, es de hecho hermoso. Lo que ha ocurrido aquí es que el colectivo le cuesta mirarse así mismo y lo que es peor aún, identificarse con esa realidad o al menos con algunos de los personajes de determinada historia. Un país que olvida, necesita de este tipo de obras, así sean ficción, y necesita la controversia y por tanto la reflexión.


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constantes de varias películas de los últimos años en Colombia. No podemos desconocer que estas producciones, como muchas otras, denuncian las injusticias sociales que corroen la sociedad colombiana, a tal punto que, más de la mitad de los filmes producidos en este siglo están relacionados con todas las injusticias políticas y sociales. La estrella del sur es el claro ejemplo de la idea de seguridad que se manejó en el país, durante los 8 Una forma de acercar al espectador a visionar una realidad que aunaños del gobierno de Álvaque cercana seguramente desconoce por completo, es a través de hisro Uribe Vélez (2002-2010), torias que nacen de la mente de un creador que se inspira en viveny cómo esta se consolidó en cias reales para dar origen a algo creíble pero nuevo. Algo así sucedió las zonas más segregadas con Gabriel González Rodríguez, el joven realizador y guionisy excluidas de Bogotá, así ta de este largometraje, quien después de participar en un proyecto como en otras grandes urde investigación de la Universidad Nacional vivió de primera mano la bes colombianas. En camrealidad del Barrio Estrella del Sur en la ciudad de Bogotá. bio, Como el gato y el ratón, Dictó clases (creo que aún lo hace) a adolescentes en un colegio de nos muestra la cotidianila zona y fui ahí donde descubrió historias asombrosas, más allá del dad de la periferia bogotacertero ambiente rudo. Su película sigue a varios compañeros de clana, desde las experiencias ses que acuden al colegio por mero cumplido. Tienen de puertas para de sus habitantes, teniendo afuera tantos problemas y tantas presiones que estudiar es lo menos como eje los conflictos y la importante. La historia les cambia cuando llega una profesora, que falta de tolerancia propia de ajena a ese micromundo, les plantea otras formas de ver la vida, de la sociedad colombiana. escapar, de solucionar sus conflictos. Estrella del Sur es una historia planteada con mucha sencillez cuya fuerza se ampara en los personajes, y si bien el director pudo usar acConclusiones tores naturales para bañar la historia con más verosimilitud, supo entender que al ser una película de personajes debía ser riguroso en Parte VII la búsqueda de ese reparto. Excepto un par de actores, entre ellos la Retomando de nuevo conocida actriz Julieth Restrepo, son todos artistas muy jóvenes Zunzunegui, hoy día casi y desconocidos, sin decir con esto que no tengan experiencia. Son de toda la información entra hecho actores con formación en teatro y esa es la razón para que hapor nuestros sentidos audigan tremendas interpretaciones en esta película. Tanto así que espero tivo y visual; por lo cual, exseguir viendo a varios de ellos (Ríos, 2013). cluir propuestas fílmicas y musicales de los entornos de socialización, Estas dos sinopsis hechas por plataformas como lo son las Escuelas, es un gran error. autorizadas y reconocidas a nivel del cine El cine y, sobre todo, el cine-testimonio son colombiano nos dejan entrever el conteniuna herramienta de trabajo que, bien usado de nuestros filmes. Temas como la vioda, puede contribuir a ampliar el conocilencia, las migraciones campo-ciudad, y las miento del espacio y el territorio en todas múltiples problemáticas sociales son las sus complejidades políticas y sociales.

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Estas dos propuestas que traje, son testimonio de una gran cantidad de filmes que, bien usados, pueden ayudarnos a entender una variedad de problemas sociales propios de la sociedad colombiana. Por ejemplo, un buen retrato de las favelas de Brasil nos lo da Ciudad de Dios y Estación central de Rio; o Machuca, en Chile, por mencionar algunas; estas son un ejemplo de cómo un filme, en ocasiones, se convierte en el único testimonio de la desigualdad y del desarraigo. Integrar el cine en el aula, más que algo anecdótico, debe ser, por lo menos, tema transversal por medio del cual podremos educar a nuestros jóvenes para que hagan consumo crítico de los medios, a la par que amplían sus experiencias del mundo; en especial, si tenemos en cuenta que nuestro mundo es cada vez más y más audiovisual.


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UNA GUERRA CONTRA LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA La revolución soy yo Biofilo Panclasta

Carol Daniela Wilches Venegas1 César Leonel Correa Bermúdez2

EL CASO DE THEODORE KACZYNSKI EN EE.UU. (1978-1995)

Resumen: Este texto es una forma posible de comprender las acciones de Theodore Kaczynski entre 1978 y 1995, de acuerdo con su contexto socio-histórico y los conceptos gramscianos de hegemonía y contra-hegemonía. El orden de la argumentación es el siguiente: (i) se bosquejan los conceptos gramscianos; (ii) se describen las acciones

de Theodore; sus atentados y su manifiesto; (iii) se interpretan estas acciones con relación a la hegemonía mundial. Todo ello, con el propósito de convencer al lector de que las acciones de Kaczynski fueron contra-hegemónicas, en cuanto implicaron una contra-ciencia y una contra-tecnología.

Palabras clave: Hegemonía, contra-hegemonía, hegemonía mundial, ciencia, tecnología.

1 Estudiante de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia. Correo electrónico: cdwilchesv@unal.edu.co 2 Estudiante de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia. Correo electrónico: clcorreab@unal.edu.co


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Cesar Leonel Correa Bermudez

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Hegemonía y contra-hegemonía La hegemonía capitalista se presenta cuando la clase social poseedora del capital produce relaciones asimétricas de poder mediante el ejercicio simultáneo de la coerción y el consenso, es decir, mediante la coacción física y la orientación cultural, llevadas a cabo por las instituciones del Estado –p. ej.: la policía, el ejército, el poder judicial– y la Sociedad Civil –p. ej.: los medios de comunicación, la escuela, la iglesia, etc.–. En un momento histórico en el que Estado y Sociedad Civil son prácticamente idénticos, las funciones de coerción y consenso no están totalmente diferenciadas, sino que son funciones que ambas partes cumplen simultáneamente. Estado y Sociedad Civil contienen los cuerpos y orientan las mentes; ambos son, al mismo tiempo, aparatos ideológicos y aparatos de coacción. Así, la hegemonía es un consenso coercitivo y una coerción consensuada. Sin embargo, vale hacer dos precisiones. En el capitalismo, el consenso se caracteriza por la noción y sentimiento de libertad e igualdad. La creencia de que cada quien auto-determina su lugar en el orden social y, por tanto, de que no existe una clase dominante, es lo que da legitimidad a las relaciones asimétricas de poder. Este consenso es producido desde las instituciones del Estado y la Sociedad Civil. La coerción, si bien puede ser ejercida por Estado y Sociedad Civil, se presenta de manera desigual en ambas partes. El Estado presenta mayor capacidad de coerción que la Sociedad Civil, por cuanto posee el ‘monopolio legítimo de la violencia’: “la coerción se localiza en uno de los términos, el consentimiento en ambos” (Anderson, 1977, p. 31). Ahora bien, ¿cómo derrotar la hegemonía capitalista? Esto requiere librar una

guerra contra sus dos formas de poder: el consenso cultural –producido desde el Estado y la Sociedad Civil– y la coerción física –ejercida desde el Estado–. La guerra contra la primera forma es la que se denomina guerra de posiciones: es política, lenta y tiene como objetivo construir parámetros culturales no-capitalistas en los sectores subalternos, esto es, construir un contra-consenso. La guerra contra la segunda forma es la que se denomina guerra de movimiento: es militar, rápida y tiene como objetivo debilitar el monopolio legítimo de la violencia del Estado capitalista, es decir, ejercer una contra-coerción. Finalmente, la guerra, simultáneamente, de posiciones y de movimiento contra la hegemonía capitalista es lo que se denomina contra-hegemonía, pues equivale a la construcción de una nueva hegemonía contrapuesta a la hegemonía imperante. Y ¿cuál es el papel de la ciencia y la tecnología en todo esto? Consideramos que la dualidad indisociable ciencia-tecnología es una manifestación de otra dualidad indisociable: consenso-coerción. Es decir, ciencia y tecnología no escapan a la hegemonía capitalista; son generadoras de hegemonía, la una produciendo consenso, y la otra ejerciendo consenso y coerción. De esto, se infiere que todo proyecto contra-hegemónico da vida a una contra-ciencia y a una contra-tecnología con las que lleva a cabo, también, la guerra


de posiciones y la guerra de movimiento. Ese fue, a nuestro juicio, el caso de Theodore Kaczynski. Veamos.

Theodore Kaczynski Nació en Chicago, Illinois, el 22 de mayo de 1942. En 1958, inició sus estudios de matemática en la Universidad de Harvard. Unos años después, participó como paciente en dos investigaciones dirigidas por el connotado psicólogo Henry A. Murray, en el marco del proyecto MK Ultra, financiado por la CIA. Para 1962, luego de graduarse de Harvard, llevó a cabo un máster y un doctorado en matemática en la Universidad de Míchigan. Su tesis doctoral, al ser premiada como la mejor del año, fue publicada en diferentes revistas académicas. Hacia 1967 empezó a trabajar como profesor de la Universidad de Berkeley. Sin embargo, esto duró poco. En 1971, abandonó la academia y se retiró a la zona rural de Lincoln, Montana, donde construyó una cabaña en unos predios que había comprado con su hermano, David. Vivía con poco dinero, se alimentaba de la caza y la recolección, y carecía de todo tipo de comodidades tecnológicas, incluidas la electricidad y el agua corriente. En 1978, Theodore inició una serie de dieciséis atentados con bombas fabricadas por él mismo y enviadas, la mayoría de ellas, a

La sociedad industrial y su futuro A continuación, expondremos los que consideramos –de manera arbitraria y subjetiva, claro– como los argumentos más importantes del manifiesto de Kaczynski. Por cuestiones de espacio seremos sumamente esquemáticos. El “sistema tecnológico-industrial” tiene cinco características fundamentales.

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través de la oficina del correo. Sus principales blancos eran las universidades y los laboratorios, las tiendas de computadores, los aeropuertos y la industria aeronáutica, los empresarios, los científicos y los expertos en informática. Estos atentados terminaron en 1995, provocando tres muertos y veintitrés heridos. El FBI, luego de más de diez años de búsqueda infructuosa, crea, en 1994, la fuerza de tarea Unabomb (University and Airline Bomber) y ofrece un millón de dólares a quien dé información sobre el paradero del autor de los atentados. Para junio de 1995, Kaczynski, bajo el seudónimo de Freedom Club, envía al New York Times y al Washington Post su manifiesto “La Sociedad Industrial y su Futuro” e indica que solo detendrá los atentados si lo publican. Así lo hacen. Como consecuencia de esto, David Kaczynski, informó al FBI sobre las altas probabilidades de que su hermano fuera el autor de los atentados y del manifiesto. Gracias a la información ofrecida por su hermano y a la colaboración brindada por dos de sus vecinos, Theodore Kaczynski fue capturado. Su cabaña estaba atiborrada de material bélico y de un sinfín de notas en las que consignaba sus ideas y los planes de sus ataques. Finalmente, fue sentenciado a cadena perpetua y declarado como esquizofrénico paranoico.

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1. Produce efectos contradictorios. Ha aumentado nuestra expectativa de vida, pero también ha aumentado, en el Primer y Tercer Mundo, la destrucción de la naturaleza, y el sufrimiento psicológico y físico. 2. Está sustentado sobre la ciencia. A diferencia de lo que se cree, esta es el resultado de acciones que no están movidas ni por la curiosidad ni por el deseo de hacer bien a la humanidad. Lo primero es una falacia, por cuanto la ciencia solo es posible si el ser humano ha resuelto sus necesidades físicas primarias. Lo segundo no es más que retórica, puesto que la ciencia promueve la destrucción e instrumentalización de la naturaleza y del ser humano. La ciencia se debea unas condiciones materiales que la posibilitan y a un deseo de realización personal (no genérica). Además, el científico está movido por el propósito de obtener dinero, reconocimiento y posición social; algo que, desde luego, lo somete a los poderes económicos y políticos:

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las generaciones venideras desde muy temprana edad. Lo que implica coartar su cuerpo y su pensamiento, su espontaneidad y sus deseos. • Nuestra posibilidad de decisión es mínima. La vida de cada quien depende de fuerzas que le son ajenas. • El sistema no se adapta a las necesidades del ser humano, sino que es este el que tiene que adaptarse a las necesidades de aquel. • La tecnología nos promete y, en efecto, nos brinda libertad en un principio; no obstante, esta situación es momentánea, ya que pronto nos hacemos dependientes y empieza a disminuir nuestra libertad: “el sistema hace la vida de una persona muAsí la ciencia camina en la ceguera, sin mirar el verdadero beneficio de cho más fácil de innumerala especie humana, obedeciendo únicamente a las necesidades psicobles formas, pero haciénlógicas de los científicos, de los funcionarios del gobierno y de los ejedolo priva a ésta del control cutivos de corporaciones los cuales poseen los fondos para la investisobre su propia suerte” (Kacgación (Kaczynski, 2005, p. 36). zynski, 2005, p. 52).

• •

3. El funcionamiento del sistema depende de la disminución progresiva de la libertad del ser humano. Esto se expresa en los siguientes aspectos.

Así las cosas, la destrucción del sistema tecnológico-industrial es la condición necesaria para impedir la muerte de nuestra libertad. Tal destrucción solo es posible mediante la revolución.

Garantizar la producción requiere una reglamentación minuciosa de la vida. La reproducción del sistema imperante se logra mediante la instrucción de

4. Es un sistema unificado, por consiguiente, no se compone de unas partes perjudiciales-criticables y otras beneficiosas-aceptables.


Creer esto llevaría a una destrucción parcial del sistema, es decir, a la reforma. Por el contrario, es urgente una destrucción total del sistema en tanto que sistema unificado, esto es una revolución. Ahora bien, la revolución puede o no ser violenta, puede o no ser súbita, eso solo lo determina el curso de los acontecimientos. Lo que sí está claro es que no es un revolución política, pues su objetivo “no será derribar gobiernos, sino las bases económicas y tecnológicas de la sociedad actual” (Kaczynski, 2005, p. 5). En esa medida, la revolución no tiene como finalidad construir una nueva sociedad ideal, sino destruir la sociedad existente. Esto requiere de dos acciones simultáneas, “promover la tensión social y la inestabilidad en la sociedad industrial y desarrollar y propagar una ideología que se oponga a la tecnología y al sistema industrial” (Kaczynski, 2005, p. 74). 5. El sistema no colapsará por sí mismo, pero su debilitamiento progresivo sí es inevitable, debido a que, cada vez, los problemas económicos, ambientales y sociales serán mayores. Es esto lo que aumentará las posibilidades futuras de una revolución:

Con esto, el objetivo de las acciones de Kaczynski se hace evidente: la revolución. Con los atentados buscaba “promover la tensión social y la inestabilidad en la sociedad industrial”, con la publicación del manifiesto “propagar una ideología que se oponga a la tecnología y al sistema industrial” (Kaczynski, 2005, p. 74). En otras palabras, los atentados hacían parte de una guerra de movimiento en la que atacaba la coerción ejercida por la tecnología desde otra forma de coerción, desde una contra-coerción y, más exactamente, desde una contra-tecnología. El manifiesto hacia parte de una guerra de posiciones en la que atacaba el concenso alrededor de la ciencia y la tecnología desde otro consenso, desde un contra-consenso, o más aún, desde una contra-ciencia.

Theodore Kaczynski contra la hegemonía mundial Para comprender las acciones de Kaczynski hay que interpretarlas de acuerdo con el tiempo y el espacio en el que se desenvolvieron: imperialismo estadounidense, discursos y prácticas de desarrollo, Guerra Fría-Cálida.

Imperialismo estadounidense Para EE.UU. la ciencia ha sido una herramienta decisiva en su dominación imperial, “en efecto, una intensa actividad

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Esperamos que la tensión que el sistema probablemente atravesará le causará un colapso, o al menos lo debilitará lo suficiente como para que ocurra una revolución y tenga éxito. Entonces, en ese momento particular, la aspiración por la libertad se habrá mostrado más poderosa que la tecnología […] mientras el sistema tecnológico-industrial esté enfermo debemos destruirlo. Si transigimos y le dejamos recuperarse de su enfermedad a la larga destruirá toda nuestra libertad (Kaczynski, 2005, p. 55).

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científica acompañó la expansión estadounidense sobre el mundo” (Quintero-Toro, 2006, p. 159). Luego de que EE.UU. se independizara del imperio británico, inició un proceso de avance científico, así como de expansión territorial. En el s. XIX, la producción científica acompañó la exploración y colonización de la frontera occidental de EE.UU., mediante la construcción de mapas, inventarios, etc. Entre 1838-1842, la marina estadounidense exploró el Pacífico por la vía del estudio de islas y de la recolección de especímenes. Esto le significó, a EE.UU., la ampliación de sus redes comerciales y múltiples reconocimientos científicos internacionales. En esa misma época, conformó y consolidó tanto sus instituciones científicas como sus universidades públicas y privadas. Para 1989, convirtió en colonias suyas a Cuba, Puerto Rico y Filipinas, e inició, en estas, proyectos económicos e investigaciones científicas (Quintero-Toro, 2006). Esta incursión imperial y científica estadounidense fue aceptada y promovida por los actores locales –principalmente por las élites–, debido a que obtenían beneficios económicos; sus trabajos científicos ganaban la legitimidad de las instituciones estadounidenses; y se sentían más cerca de la modernización (Quintero-Toro, 2006). En resumen, la ciencia en EE.UU. ha sido “una actividad que trabaja de la mano con la dominación política y económica” (Quintero-Toro, 2006, p. 157).

Discursos y prácticas de desarrollo En la época de la segunda posguerra, las potencias vencedoras enarbolaron el propósito de superar la pobreza, partiendo del supuesto de que la producción de ciencia y tecnología era el camino adecuado para

lograrlo. La ecuación era sencilla: los países pobres dejarían de serlo si alcanzaban el nivel científico y tecnológico de los países ricos; de este modo, no sería necesaria una redistribución de la riqueza (De Greiff & Nieto, 2008; Fara, 2009). No obstante, este propósito de las potencias estaba circunscrito al contexto de la Guerra Fría. Un conflicto entre Este-Oeste que estuvo determinado, en buena medida, por las interacciones Sur-Norte, y, más exactamente, por las alianzas que el Norte establecía con el Sur. Este conflicto devino en una disputa por el control del Sur, donde la ciencia y la tecnología fueron decisivas, puesto que la ayuda científica y la asistencia tecnológica hacían las veces de sobornos políticos: la aceptación de apoyos científicos y tecnológicos equivalía a subordinación política. Tal propósito “filantrópico” de las potencias logró legitimad gracias a su riqueza, por un lado, y al discurso del desarrollo, por el otro. Desde luego, la riqueza del Norte garantizó la imposición de sus modelos científicos y tecnológicos en el Sur, pues se consideraba que para ser ricos como el Norte había que imitar sus modelos. Y, de igual manera, el discurso del desarrollo naturalizó la superioridad de los países del Norte y la inferioridad de los países del Sur (Fara, 2009). Conociendo los intereses geopolíticos que había tras los discursos y las prácticas para erradicar la pobreza, no


sorprende, pues, que jamás lograran su cometido. En efecto, la difusión de la ciencia y la tecnología en los países pobres, a través de programas “filantrópicos”, reforzó la supremacía de los países ricos: aquellos fueron una nueva expresión de los interese imperialistas. Los programas de desarrollo provocaron dependencia científica y tecnológica en los países del Sur, ya que estos se dedicaron a la aplicación de lo que provenía desde el Norte, más que a la creación de centros de investigación. El Sur fue condenado a ponerse al día con relación al Norte (Fara, 2009). En resumen, estos hechos demuestran que el poder científico y tecnológico ha sido paralelo al poder político y económico. Ciencia y tecnología han actuado como armas políticas.

Guerra Fría-Cálida En la descripción contextual que hemos hecho hasta aquí, solo hemos mencionado deliberadamente una de las formas de poder de la hegemonía, el consenso. Ahora mostraremos su revés, la coerción, es decir, la parte “cálida” del contexto de Guerra Fría (De Greiff & Nieto, 2008). La guerra fue en dos direcciones, Este-Oeste y Sur-Norte, fría en el primer caso y cálida en el segundo. O mejor, la guerra diplomática Este-Oeste se libró violentamente en el Sur: América Latina, África y Asia. Las víctimas de la Guerra Fría las puso el Sur, no solo hubo

La contrahegemonía Kaczynskiana Con la reconstrucción contextual que hemos hecho, queda en evidencia que, en ese momento socio-histórico, existía una hegemonía mundial –tanto capitalista como socialista– ejercida por los países del Norte sobre los países del Sur a través de la ciencia como productora de consenso y la tecnología como generadora de coerción. En una palabra, la hegemonía mundial se presentó en el momento en el que los países

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una gran cantidad de muertos y refugiados, sino también proyectos políticos alternativos destruidos (De Greiff & Nieto, 2008). En consecuencia, entre Sur-Norte y Sur-Sur hubo transferencias de tecnología bélica. No hubo transferencia de armas atómicas pero sí de armas menores. La producción, exportación e importación de tecnología militar fue decisiva para las guerras que se libraron en el Sur, tanto en el caso de las dictaduras militares –p. ej.: la guerra visible e invisible contra las guerrillas–, como en el caso de las fuerzas subversivas –p. ej.: es de recordar a Fidel Castro regalándole un fusil a Salvador Allende–. En ese caso, el vínculo ciencia-tecnología-guerra-gobierno no fue accidental; todo lo contrario, fue sistemática y deliberadamente establecido, puesto que era fundamental para la lucha de los países del Norte por controlar el Sur y, claro, de los países del Sur para reaccionar ante la arremetida de los del Norte. No por casualidad es, en ese momento, cuando ciencia y tecnología adquieren un gran status social y político en el plano mundial, y surge la denominada Gran Ciencia, aquella compuesta por la triada industria-academia-milicia y dedicada a las armas nucleares, la carrera espacial y los artefactos militares (De Greiff & Nieto, 2008).

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del Norte produjeron relaciones asimétricas de poder con los países del Sur, mediante el ejercicio simultáneo del consenso científico y la coerción tecnológica. Y es precisamente a causa de ese contexto, que las acciones de Kaczynski pueden ser valoradas como contra-hegemónicas. Su guerra de posiciones. Mediante su manifiesto, atacó a la ciencia y a la sociedad civil, al consenso. Por un lado, cuestionó el supuesto medular que legitimaba la dominación de los países del Norte sobre los del Sur, el desarrollo: la ciencia y la tecnología son, ante todo, constructoras de un futuro mejor. Esto, como ya lo mencionamos, es imposible en el sistema tecnológico-industrial, el cual está destinado a disminuir la libertad humana y a aumentar progresivamente los problemas económicos, ambientales y sociales. Por el otro, re-significó la ciencia, pues le asignó el papel no de idear sociedades utópicas futuras sino, más bien, de destruir “las bases económicas y tecnológicas de la sociedad actual” (Kaczynski, 2005, p. 5). Su guerra de movimiento. Con sus bombas atacó la tecnología y los Estados, la coerción. Por un lado, iban dirigidas a la triada industria-academia-milicia que desde los países del Norte asesinó, torturó y acalló a los pueblos rebeldes del Sur. Por el otro, al servirse de la oficina de correos para enviarlas, y al ser esta cohesionadora de la comunidad imaginada (Anderson, 1993), estaba desafiando a toda una nación imperial, los EE.UU. Finalmente, sus bombas re-significaron la tecnología, no solo por los nuevos usos que le dio a cada uno de los elementos que las componían –pilas, madera, cerillos, puntillas, etc.-, sino porque tenían “un solo propósito: atacar el sistema tecnológico” (Kaczynski, 2005, p. 82).

Conclusiones Entre 1978 y 1995, Theodore Kaczynski libró una guerra de posiciones y una guerra de movimiento contra las dos formas de poder de la hegemonía mundial, el consenso científico y la coerción tecnológica. En este momento socio-histórico, emprendió, pues, una contra-hegemonía. En primera media, mediante su manifiesto –publicado además por dos de los más importantes periódicos de EE.UU.– cuestionó el consenso científico al asegurar que la ciencia no es ajena a las relaciones asimétricas de poder, sino que las manifiesta y las reproduce al mismo tiempo que destruye e instrumentaliza a la naturaleza y al ser humano; tal como sucedió con los programas “filantrópicos” que los países del Norte, con profundos intereses geopolíticos, exportaron a los del Sur. Pero claro, Kaczynski no solo cuestionó el consenso científico, sino que hizo posible la emergencia de uno nuevo, al plantear la revolución como única forma de impedir los perjuicios del sistema tecnológico industrial: “la única salida es librarnos del sistema tecnológico industrial en su conjunto. Esto implica la revolución, no necesariamente un levantamiento armado, pero, ciertamente, un cambio radical y fundamental en la naturaleza de


la sociedad” (2005, p. 57). Este es precisamente el contra-consenso movilizado por su contra-ciencia. De este modo, su contra-ciencia pretendió construir un futuro de revolución, y no un futuro de desarrollo como la ciencia de los países del Norte le prometiera falsamente a los del Sur. Por eso, en su manifiesto se establecen “de una forma general las medidas que aquellos que odian el sistema industrial deberían tomar para preparar el camino para una revolución contra esta forma de sociedad” (Kaczynski, 2005, p. 5). En segunda medida, mediante sus atentados puso en disputa la coerción tecnológica que los países del Norte ejercieron sobre los países del Sur. Además de esto, minó su legitimidad haciendo evidente su fragilidad, puesto que la desafió apenas con unas cuantas herramientas caseras y se mantuvo fuera de su alcance punitivo por casi veinte años. Sin embargo, Kaczynski no solo puso en disputa la coerción tecnológica de los países del Norte, sino que llevó a cabo una contra-coerción con su contra-tecnología. Sus bombas caseras fueron el resultado de la ilimitada creatividad humana y la demostración de que toda la cotidianidad está preñada de potencialidad revolucionaria. Y, aún más, su vida en las montañas de Lincoln, Montana, fue, en sí misma, un rechazo contundente a todo lo que consideraba como las cadenas de los avances tecnológicos:

Sin duda, la de Kaczynski fue una forma mixta de lucha, tanto política como militar… fue contra-hegemónica.

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No es posible hacer un compromiso DURADERO entre tecnología y libertad, porque la tecnología es de lejos la fuerza social más poderosa e invade continuamente la libertad a través de compromisos REPETIDOS […] Un avance tecnológico que parece no amenazar la libertad más tarde resulta amenazarla muy seriamente […] La tecnología es una fuerza social más poderosa que la aspiración de libertad (Kaczynski, 2005, p. 50).

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Bibliografía •

Anderson, B. (1993). Comunidades imaginadas: reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. Traducción de L. Suárez. México: Fondo de Cultura Económica.

Anderson, P. (1977). Las antinomias de Antonio Gramsci. Estado y revolución en Occidente. Lourdes Bassols y J. R. Fraguas (Trads.) Barcelona: Editorial Fontamara

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De Greiff, A. & Nieto, M. (2008). Lo que aún no sabemos sobre el intercambio

Method. Millenium: Journal of International Studies, 12(2), 162-175. tecnocientífico entre Sur y Norte. Nortecentrismo, difusión científica y estudios sociales de la ciencia. En: F. Gorbach & C. López. (Eds.). Saberes Locales. Ensayos sobre historia de la ciencia en América Latina (pp. 41-70). Zamora, México: El Colegio de Michoacán. •

Fara, P. (2009). Breve historia de la ciencia. Barcelona: Ariel.

Kaczynski, T. (2005). La sociedad industrial y su futuro y otros textos. Bucaramanga:

Quintero-Toro, C. (2006). ¿En qué anda la historia de la ciencia y el imperialis-

Editorial El Piojo, Club de la Libertad. mo? Saberes locales, dinámicas coloniales y el papel de los Estados Unidos en la ciencia en el siglo XX. Historia Crítica, (31), 151-172.


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ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL SERVICIO MILITAR Luis Guillermo Cely Guaqueta1

EN COLOMBIA Y SU CARÁCTER OBLIGATORIO

El servicio militar obligatorio (SMO) en Colombia es aquella actividad realizada por jóvenes varones, quienes recién adquieren el título de “ciudadano” están en la obligación de tomar las armas por la razón de servir a la patria, con el objetivo de defender la independencia nacional y las instituciones públicas. Esta obligación está señalada en el artículo 2162 de la Constitución Política de Colombia de 1991 y tiene como fin último fortalecer el Estado y construir Nación. Es la Ley 48 de 1993 la que reglamenta el servicio de Reclutamiento y Movilización, por medio de la

cual el Congreso de la República busca definir las funciones de las Fuerzas Públicas, regular los procedimientos de incorporación y reclutamiento de ciudadano las instituciones castrenses a través del SMO.

Debates alrededor del Servicio Militar Obligatorio Ante esta obligatoriedad del servicio militar (SM), han surgido discusiones en diferentes esferas del Estado y de la sociedad civil colombiana, donde se visibilizan

1 Estudiante de Ciencia Política Universidad Nacional de Colombia. Correo electrónico: lgvelyg@unal.edu.co 2 Artículo 216. La fuerza pública estará integrada en forma exclusiva por las Fuerzas Militares y la Policía Nacional. Todos los colombianos están obligados a tomar las armas cuando las necesidades públicas lo exijan para defender la independencia nacional y las instituciones públicas. La Ley determinará las condiciones que en todo tiempo eximen del servicio militar y las prerrogativas por la prestación del mismo. (Colombia, 2015; negrilla fuera del texto constitucional).


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https://goo.gl/zTJvnL Sobre el servicio militar


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posiciones a favor y en contra. Con esto expuesto, se quiere hacer algunas consideraciones de tipo filosófico, de política comparada, de derecho y jurisprudencia nacional, y del derecho internacional, con la intención de cuestionar el carácter obligatorio del SM en Colombia, enmarcando este ejercicio en un análisis de contexto y resaltando la pertinencia política del proyecto de acto legislativo, el cual busca eliminar la obligatoriedad del SM. Muchas son las alternativas que se han propaíses de Europa, se puede observar la puesto para el SMO, muchas de estas basaimplementación del servicio alterno o el das en el derecho fundamental de Objeción servicio voluntario, como figuras alternade conciencia, reconocido por la carta política tivas al SMO, las cuales demuestran asdel 91 y reafirmado por la Corte Constituciopectos positivos que surge al replantear nal en diferentes sentencias; no obstante, esta noción clásica del Estado moderno y esta política de Estado ha estado sujeta a la corresponde con elementos conservadovoluntad política de esferas públicas en las res, que no dan posibilidad de modernizar que abundan posiciones militaristas y que estas instituciones y, mucho menos, restienen favores con estas instituciones, pues ponder a los fines últimos del SMO, como se ha obstaculizado y se han detenido el imse explicará más adelante. pulso de esta iniciativa, que buscan cambiar Por ejemplo, en Argentina el SMO, reguel carácter obligatorio del SM. Como se ha lado por la Ley Riccheri de 1901, conocida dicho, hay una amplia diversidad de iniciaticomo la colimba –corre, limpia, barre–, fue vas elaboradas por la sociedad civil organizadesmontada en el año de 1994 con la Ley da y por algunos sectores políticos del país. 24.429 que orienta (Información General, 17 Dentro de estas iniciativas, podemos ende noviembre de 2009): contrar apuestas que buscan mediar con un servicio Artículo 1: El Servicio Militar Voluntario (SMV) es la prestasocial alternativo que, en ción que efectúan por propia decisión los argentinos varones y los últimos años, ha cogido mujeres, nativos, por opción o ciudadanos naturalizados, con impulso debido a los diálola finalidad de contribuir a la defensa nacional, brindando su gos de paz entre el Gobieresfuerzo y dedicación personales […]. (Ministerio de Justicia y no Nacional y la guerrilla de Derechos Humanos – Argentina, 1995). las FARC, y que hoy en día se conoce como el servicio social para la Paz; así Con este avance legislativo, se han vamismo, han surgido otras propuestas relalorado los aspectos positivos que llegacionadas con este asunto. ron al país tras la eliminación de la obligatoriedad del SM: primero, se respeta y se defienden derechos como la Libertad de Experiencias internacionales decisión, brindando garantías de cumplimiento de la constitución política, fortaRemontándose a la experiencia de otros leciendo la relación Estado-Sociedad Civil, países de la región, de los EE.UU. y de


pues la posibilidad de que el ciudadano pueda definir y decidir su situación por voluntad propia, genera confianza del papel que cumple el Estado en proteger los derechos de los individuos de la sociedad civil. Segundo, se promueve la igualdad en los derechos, por lo antes ya dicho, pero reconociendo esta libertad de decisión en la mujer, como aquel ser que puede incorporarse sin discriminación alguna a las labores castrenses de estas instituciones. En el caso de Alemania, se observó un fenómeno importante, transcurrido un año después de que el parlamento alemán modificara el carácter obligatorio del servicio militar a un carácter voluntario y de Ejército Profesional (EFE, 15 de abril de 2011). En este periodo, se registró una vinculación de ciudadanos y ciudadanas con edades mayores a las establecidas cuando este servicio militar era obligatorio, el conocimiento que estos ciudadanos poseían, cuando se incorporaron de manera voluntaria, aportó a la institución militar, pues esta se fortalece por el interés del cuerpo de conscriptos, quienes empleaban este conocimiento en función de los objetivos militares de las fuerzas públicas. Y si bien se registra una disminución de ciudadanos jóvenes (haciendo referencia a ciudadanos que recién adquieren su título de “ciudadano”, es decir, aquellos que recién cumplen la mayoría de edad), cabe resaltar

1.

Hay un interés individual que motiva las tareas que se le encomienden, con el fin de cumplir las funciones de las Fuerzas Militares (FF.MM.) y esto, visto de manera general, demuestra un trabajo enérgico de la colectividad, orientada a cumplir los objetivos de estas instituciones. 2. Hay una cualificación en la carrera militar y policial, avanzando hacia la creación de un Ejército Profesional y se moderniza la institución militar. Con esta proposición no se busca abolir las FF.MM.; por el contrario, se busca fortalecerlas.

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que la posibilidad de ingreso de personas con edades diferentes es otro elemento a destacar, puesto que es una forma de realización de vida de estos ciudadanos y ciudadanas, quienes optaron, en una edad madura, por realizar esta actividad voluntaria. Otro aspecto que se valora de la Libertad de decisión que adquiere el ciudadano o ciudadana, cuando opta por prestar el servicio militar de manera discrecional, es que, en este ejercicio, la vocación a la vida militar es algo clave para fortalecer las fuerzas públicas. De las experiencias internacionales, se demuestra que, cuando se opta por eliminar la obligatoriedad del servicio militar hay una reducción en el gasto militar: lo que le permite al Estado orientar estos recursos hacia otras instituciones que pueden ejercer soberanía en el territorio, a través de inversión en proyectos de la economía nacional y proyectos sociales, mejorando proporcionalmente la calidad de vida de la ciudadanía. Así, se podrían alcanzar los objetivos de fortalecer el Estado y construir nación sin necesidad de recurrir a los aparatos de guerra. La voluntariedad del servicio militar ofrece por lo menos las siguientes garantías:

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3. Entonces, las personas que sean incorporadas a la fuerza no cumplen con los criterios de profesionalización y mucho menos con la capacidad de actuar que requiere las Fuerzas Públicas, pues la acción desinteresada de estas personas incide en los objetivos y las funciones de esta institución. 4. La experiencia internacional ha demostrado que poseer un ejército, no tan robusto en términos de la cantidad de soldados, no implica necesariamente que estos sean débiles en el orden nacional e internacional; de hecho, hay una tendencia en la configuración de los Estados en el mundo, donde es más valioso un ejército cualificado pues responde, de manera eficiente, a las funciones que se le asignan y a las necesidades que tiene la patria. En este punto, se puede concluir que la experiencia internacional de aquellos países que han preferido replantear la idea de tomar las armas como forma de servir a la patria, amplían las posibilidades de prestar un servicio que apunta a cumplir los objetivos de manera eficiente y que permiten fortalecer otras esferas de la comunidad política de estos países. Además, este deber ciudadano es entendido como el sentido de amor por lo comunitario y no como obligación de morir y matar por honor. Cuando uno de los objetivos del Servicio Militar está representado por el fortalecimiento del Estado, habrá que mencionar que, en un país como Colombia, caracterizado por la gran desconfianza de los ciudadanos en la institucionalidad, la poca efectividad en los servicios esenciales y los altos niveles de corrupción, sería más

preciso, para este fin, tomar como punto de partida la fuerza de sus jóvenes en pro de una nueva relación Estado-Ciudadano, que deje de lado el uso de la fuerza y permita el entendimiento de la otredad como paso inicial en la reconciliación nacional. Por último, si se considera la obligatoriedad del servicio militar como un medio para construir nación, habrá que preguntarse por el concepto de nación al cual le apunta este fin, pues bien, el entrenamiento militar, el ejercicio de la violencia y el constante riesgo de morir, apunta a la construcción de una nación rodeada por la intolerancia y que entiende que la única forma de resolver los conflictos es la “ley del más fuerte”; la construcción de nación debe estar mediada por la creación de una identidad y, en dicha labor, es tarea de quienes hoy dictan el destino del país, formar jóvenes constructores de paz.

Algunas consideraciones del derecho sobre el Servicio Militar Obligatorio Con la Carta Política y el desarrollo jurisprudencial que la Corte Constitucional ha tenido en relación con el SMO en Colombia, se ha observado una pugna de esta política de Estado con Derechos y Libertades de los ciudadanos y ciudadanas, vulnerando derechos fundamentales por


vías directas e indirectas. Adicional a esto, existe un marco, creado por el derecho internacional, el cual recomienda eliminar definitivamente el SMO en los países que suscriben los diferentes acuerdos y pactos, los cuales hacen referencia al respeto, a la defensa y a la protección de la Libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. El artículo 18 de la Constitución Política de Colombia, dispone:

Se garantiza la libertad de conciencia. Nadie será molestado por razón de sus convicciones o creencias ni compelido a revelarlas ni obligado a actuar contra su conciencia. (Colombia, 2015, Art. 18) Aquí, se reconoce la libertad de conciencia, con esta, se busca garantiza el derecho a pensar y expresar las creencias y convicciones que haya constituido su proceso de construcción como persona, sin correr el riesgo de ser juzgado, señalado u obligado a actuar en contra de su creencia. Sin embargo, en un ejercicio analítico de la norma y de su materialización práctica, se encuentra problemático no solo por el hecho de lo contradictorio que es en el papel y en la realidad, cuando se equipara con una obligación política orientada por el Estado, como es con el SMO. En primera instancia, se observa una contradicción constitucional en el momento en el que el SMO, consagrado en el artículo 216, al ser de carácter obligatorio va en

Batidas ilegales e incorporaciones irregulares

En relación con esto, la Corte Constitucional ha declarado, en la sentencia C-879, que, según el procedimiento de incorporación ordenado por la Ley 48 de 1993, los militares solo pueden realizar detenciones transitorias mientras se verifica la situación militar de los jóvenes, sin que esto implique una detención y posterior movilización a instalaciones militares. Con este acto, se vulnera la libre circulación y el debido proceso que tiene la persona detenida; además, esto se agrava aún más cuando estas detenciones ilegales buscan incorporar a los jóvenes detenidos en las filas de las FF.MM., pues, con esto, no solo se vulneran los derechos ya enunciados, sino que se vulnera la libertad personal, la libertad de conciencia, en caso de que el

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contra vía de la libertad de conciencia de muchos ciudadanos, quienes no reconocen, en las FF.MM., la institución idónea para prestar el servicio a la patria o, sencillamente, no reconocen válido prestar el servicio a la patria por diferentes argumentos religiosos o políticos. Con lo anterior, no se pretende afirmar que los jóvenes colombianos piensan o consideran que evadir el servicio militar responde a cuestiones de libertad de conciencia; lo que se busca es señalar la contradicción que hay en la norma para garantizar los derechos y libertades de los ciudadanos que no quieren prestar este servicio a la patria, sin encontrar otra opción a tomar las armas o por los casos en los que se han presentado detenciones arbitrarias dirigidas por las FF.MM. ha jóvenes que transitan libremente en los espacios públicos del país.

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joven detenido no tenga proyectado prestar su Servicio a la Patria en las instituciones castrenses, y la libertad del libre desarrollo a la personalidad, ya que la actividad militar es una institución que, por su forma de operar, incide en la personalidad de las personas – hay estudios psicológicos que han intentado explicar cómo el servicio militar modifica las personalidades de las personas–. No obstante, cabe aclarar que las FF.MM. asumen estas prácticas con el fin de hacer cumplir el servicio a la patria; pues, como ya se ha mencionado, esta actividad militar no alcanza los objetivos trazados del deber ciudadano.

Objeción de conciencia

La Corte Constitucional a través de la Sentencia C- 728 del 2009 ha definido una orientación vinculante con los cuerpos encargados para regular el tema de objeción de conciencia en el país; para esto, hace un llamado al Congreso de la República, para que legisle frente a este tema. A pesar de ello, como se ha dicho antes, la voluntad política que ha tenido el Estado, especialmente el ejecutivo y el legislativo, ha sido nula por querer hablar de este tema.

Por su parte, la objeción de conciencia se ha configurado como la forma en la cual, los jóvenes colombianos han logrado decir no a esta obligación, amparándose en el cumplimiento del Artículo 18 de la CarEl Derecho Internacional y el ta Política. Sin embargo, el Estado, en sus Servicio Militar Obligatorio facultades, ha impuesto esta política a los ciudadanos libres y ha sido poca la volunDándole un desarrollo a las consideraciotad de querer discutir sobre el SMO. nes jurídicas del orden nacional, en el plano Cabe aclarar que la objeción de conciencia, internacional, también, se encuentran cona diferencia de otros países, no se encuensideraciones de peso, emitidas por pactos e tra regulada en el país; de hecho, las interinstancias internacionales, las cuales orienpretaciones que se le han dado a lo que contan a los Estados sobre el futuro del SMO. signa el artículo 18 de la Carta Política, se La Declaración Universal de los Derechos reduce a lo meramente religioso. Empero, Humanos, en el artículo 18, indica: por el desarrollo interpretativo que han desarrollaToda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de condo instancias internaciociencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de nales del derecho sobre la religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su reliLibertad de Pensamiento, gión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público las cuales han expuesto como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la obserque esto no se reduce a lo vancia. (Organización de las Naciones Unidas, 1948) meramente religioso, sino que se amplía una variedad de posibilidaMientras que el Pacto Internacional de Deredes, como lo veremos más adelante. chos Civiles y Políticos, en su artículo 18, indica:


1.

Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de tener o de adoptar la religión o las creencias de su elección, así como la libertad de manifestar su religión o sus creencias, individual o colectivamente, tanto en público como en privado, mediante el culto, la celebración de los ritos, las prácticas y la enseñanza. 2. Nadie será objeto de medidas coercitivas que puedan menoscabar su libertad de tener o de adoptar la religión o las creencias de su elección. (Organización de las Naciones Unidas, 1976) Ambos documentos declaran y reconocen la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; por lo que, desde las interpretaciones realizadas por el Comité de Derechos Humanos, se reconoce que el servicio militar obligatorio va en contra vía de los Derechos Humanos y de estos acuerdos internacionales, los cuales Colombia suscribe. En la Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes, en el artículo 12 se hace una reflexión sobre el derecho a la objeción de conciencia y orienta una recomendación:

Con base en esta recomendación y acorde a la pertinencia política del proyecto en el país, es que se hace el llamado para avanzar en la eliminación de la obligatoriedad del servicio militar en Colombia.

Consideraciones finales Como se ha señalado a lo largo del documento, la poca voluntad de las clases políticas del país le han dado un espaldarazo a la discusión del SMO como una política contradictoria en la norma, vulneradora de derechos en práctica, una política desigual que afecta, mayoritariamente, a la población de bajos recursos; una política androcéntrica, pues solo afecta a los jóvenes varones; entre muchos otros elementos de análisis sociológico que no entraré a desarrollar en esta primera entrega del artículo, pero con las que se cuestionan la validez y vigencia de esta política de Estado empleada en el mundo contemporáneo. Existe una deuda política que tiene hoy el Congreso de la República para que legisle alrededor del SMO. No obstante, también hay una deuda política por parte del presidente Juan Manuel Santos, quién, en la época electoral en el que era candidato presidencial, aseguró, frente a la opinión pública, que esta política se iba desmontar. Se considera que la pertinencia política de este debate está enmarcada en el proceso coyuntural del país, más, cuando se vienen adelantando los diálogos para el fin del conflicto armado por parte de dos actores contradictores del escenario político

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Los Estados partes se comprometen a promover las medidas legislativas pertinentes para garantizar el ejercicio de este derecho (objeción de conciencia) y avanzar en la eliminación progresiva del servicio militar obligatorio (Organización Iberoamericana de la Juventud, 2005, citada en Congreso de la República, 2009)

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nacional, como lo es el Estado y la insurgencia de las FARC. Contradictores fuertes a lo largo de las historia reciente de Colombia. Entonces, al existir la posibilidad de creación de un escenario de posacuerdo, se abre la posibilidad para que estas discusiones se planteen y se ordenen las disposiciones para trabajar en el diseño de estrategias que mejorarían aquellas políticas que fallan, no solo en la misión del Estado, sino en la del progreso social, avanzando hacia la garantía de los derechos y libertades del ciudadano. Se hace un llamado para que le servicio militar obligatorio en Colombia avance progresivamente hacia su eliminación, como lo recomiendan las normas internacionales y la carta magna. Y, de igual manera, pensar en el beneficio administrativo que trae consigo esta posibilidad de cambio. Por último, se quiere señalar que, el desmontar el SMO, le permitirá al país avanzar en materia de garantía y promoción de Derechos y Libertades de los ciudadanos y ciudadanas. Fortaleciendo los pilares para consolidar una Democracia estable que sirva de garantía para la construcción de una Paz Estable y Duradera.


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La revista INTERLOCUCIONESse terminó de imprimir en las instalaciones de GRACOM Gráficas Comerciales ubicada en la Ciudad de Bogotá, Colombia en la carrera 69K nº 7076 en el mes de marzo de 2017. El tiraje es de 300 ejemplares en papel ivory. Las familias tipográficas usadas fueron: Fedra Sans Std Kozuka Mincho Pr6N



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