REVISTA CENDUN VOLUMEN 2 - N º1

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ISSN 2390-030X

REVISTA CENDUN VOLUMEN 2 - N º1 julio-diciembre

2015

REVISTA DEL COMITÉ DE ESTUDIANTES DE NUTRICIÓN Y DIETÉTICA


REVISTA DEL COMITÉ DE ESTUDIANTES DE NUTRICIÓN Y DIETÉTICA


REVISTA CENDUN • Vol 2 • Nº 1

julio - diciembre 2015

ISSN 2390-030x UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA FACULTAD DE MEDICINA La Revista Comité de Estudiantes de Nutrición y Dietética de la Universidad Nacional de Colombia (Revista CENDUN), es realizada por un grupo de estudiantes de pregrado y posgrado de la Carrera de Nutrición y Dietética cuya finalidad es la divulgación del conocimiento en los diversos campos científicos y socioculturales de las diferentes áreas que integran a la carrera de nutrición y dietética. La Revista CENDUN se dirige principalmente a los profesionales y estudiantes de la carrera de nutrición y dietética. Adicionalmente, se dirige a las demás profesiones del área de la salud, ciencias naturales, ciencias sociales y humanas que se interesen por el área de la nutrición y alimentación humana.

Rector Ignacio Mantilla Vicerrector Diego Fernando Hernández Lozada Sede Bogotá Director Bienestar Oscar Arturo Oliveros Garay Universitario Sede

CONTACTO cendun@gmail.com coocurnud_fmbog@unal.edu.co /cendun.unal /CENDUN issuu.com/cendun UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA Cra 45 No 26-85 Edificio Uriel Gutiérrez Sede Bogotá www.unal.edu.co issuu.com/gestiondeproyectos Editor David Eduardo Murcia Lesmes Fotografía de portada Tortilla making in Chiapas | G. Godfrey | CIMMYT www.flickr.com/photos/cimmyt/8457152648/in/pool-1409098@N20/ Registro fotográfico Jorge Luis Acevedo Ayala Corrección de estilo Diana Consuelo Luque Villegas

Coordinadora Programa Elizabeth Moreno Domínguez Gestión de Proyectos

Diseño y Diagramación Fernando Rodríguez Zárate

Coordinadora Grupos Andrea Fandiño Cardona Estudiantiles de Trabajo

Impresión GRACOM Gráficas Comerciales

Decano Facultad de Ariel Iván Ruiz Medicina Directora Bienestar Doris Ramírez de Peña Facultad de Medicina Directora Departamento Elizabeth Valoyes Bejarano Nutrición Humana COMITÉ EDITORIAL Estudiantes Programa David Eduardo Murcia Lesmes Nutrición y Dietética Yenny Alfaned Saavedra Tavera Naherd Andrea García Romero Dirección Editorial Sonia Liliana Pertuz Cruz Equipo Colaboradores Sara Eloísa del Castillo Matamoros María del Pilar Barrera Perdomo David Eduardo Murcia Lesmes Yenny Alfaned Saavedra Tavera Naherd Andrea García Romero Isabella Dueñas Parra

Derechos de Autor y Licencia de distribución: Atribución – No Comercial. El material creado puede ser distribuido, copiado y exhibido por terceros si se muestra en los créditos. No se puede obtener ningún beneficio comercial. La Revista CENDUN es una revista de carácter semestral de la Universidad Nacional de Colombia y de los estudiantes vinculados a CENDUN. Los textos presentados en la siguiente publicación expresan la opinión de sus respectivos autores y la Universidad Nacional no se compromete directamente con la opinión que estos pueden suscitar.


4 EDITORIAL

8 17 REDUCIR LA HUELLA ALIMENTARIA EN COLOMBIA ¿Acciones con conciencia social?

PAPEL DEL LICOPENO EN LA PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO DEL CÁNCER DE PRÓSTATA

John Bejarano Yenny Rodríguez

David Murcia

CONTENIDO


25 37 44 EL AGUA, GARANTE DE LA SOBERANÍA Y SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIONAL Julie Bustos

UNA MIRADA DE LA NEUROQUÍMICA DE LA OBESIDAD Diana Vargas Ricardo Merchán

¿AFECTA EL CAMBIO CLIMÁTICO LA ALIMENTACIÓN EN NUESTRO PAÍS? Yenny Saavedra

EL DESPLAZAMIENTO EN COLOMBIA Y EL IMPACTO EN LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA CAMPESINA Naherd García

REVISIÓN DE ARTÍCULOS Nutrición deportiva, un campo para explorar Sandra Montoya Sergio Pinzón

PESCANDO EL DATO Naherd García

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Editorial La carrera de Nutrición y Dietética cumple 50 años desde su creación y consolidación dentro de la Universidad Nacional de Colombia. Por esta razón, queremos mostrar el desempeño de algunas de las diferentes áreas de la carrera, resaltando su gran papel en la salud, en la nutrición y en la alimentación humana. Como carrera, día a día la multidisciplinariedad fortalece el trabajo, los procesos investigativos, la ciencia y el desarrollo de nuevas aplicaciones dentro del campo nutricional, lo cual optimiza el cuidado al paciente y el cuidado a la población. Entre las áreas del campo nutricional y dietético que abordaremos mediante este ejemplar se encuentra el área de nutrición deportiva, de nutrición pública y de seguridad alimentaria. Finalmente, se encuentran temas del área de la soberanía alimentaria, la nutrición clínica del adulto y la ciencia de alimentos. Dichas áreas favorecen el quehacer del nutricionista dietista y permiten tener una visión amplia para actuar e impactar de manera positiva y saludable en el estado nutricional de los colombianos. Para el Comité de Estudiantes de Nutrición y Dietética (CENDUN) de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, es grato presentar los resultados de investigaciones, revisiones de artículos, ensayos argumentativos, trabajos visuales y notas de actualidad del campo nutricional y alimentario. Dichos trabajos enriquecen nuestro trabajo, fortalecen nuestros conocimientos, muestran nuestro compromiso y resaltan el amor que, desde las diferentes áreas, tenemos por nuestro campo profesional.

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Como podrán comprobar los lectores de esta Revista, solicitamos y obtuvimos la colaboración de varias personas para construir este nuevo número; entre ellas están profesores de la Universidad Nacional y egresados; así como estudiantes de la carrera de nutrición y dietética, y de otras disciplinas. Agradecemos a todas aquellas personas que permitieron el desarrollo de la Revista CENDUN Volumen 2 - Número 1, a favor de la divulgación de temas de gran interés en el área de la nutrición y la alimentación. Cordialmente, Comité de Estudiantes de Nutrición y Dietética CENDUN

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32.000 genes | Lucía Madriz | instalación con maíz | 2014



Reducir la huella alimentaria en Colombia ¿acciones con conciencia social?

por Jhon Jairo Bejarano Roncancio 1

Yenny Yazmín Rodríguez Leal 2

Introducción La pérdida de alimentos se refiere a una disminución de la masa (materia seca) o al valor nutricional (calidad) de los alimentos, que originalmente estaban destinados al consumo humano. Estas pérdidas son causadas, principalmente, por la falta de eficacia en las cadenas de suministro de alimentos; por ejemplo, una infraestructura y logística deficientes. Mientras que el desperdicio de alimentos se refiere al desecho de alimentos adecuados, ya sea que se mantengan o no más allá de su fecha de expiración o se echen a perder; esto puede obedecer a los malos hábitos de compra y de consumo de los consumidores. Por su parte, el despilfarro de alimentos abarca tanto la pérdida como el desperdicio de alimentos. (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura –FAO–, 2012). Entonces, la huella alimentaria es la disminución cualitativa o cuantitativa de alimentos destinados al consumo humano durante todo el proceso productivo, por el despilfarro que tiene; esto es, comida producida para ser consumida por el ser humano, pero que, por diferentes motivos, se pierde o desperdicia, independientemente de si más tarde es emplea-

1 Profesor Asociado. Departamento de Nutrición Humana. Facultad de Medicina. Universidad Nacional de Colombia. Sede Bogotá. Contacto: jjbejaranor@unal.edu.co 2 Nutricionista Dietista. Universidad Nacional de Colombia. Contacto: yyrodriguezl@unal.edu.co

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da como alimento para animales o como energía. (FAO, 2012). Este tema se ha convertido en una prioridad en la agenda actual de todas aquellas organizaciones interesadas en combatir el hambre y aumentar los ingresos de los países más pobres del mundo. Hoy en día, representa una amenaza al desarrollo económico, al medio ambiente, y a la seguridad alimentaria y nutricional de poblaciones vulnerables. Las causas de estas pérdidas de alimentos son diversas y varían según las condiciones específicas y la situación local de cada país; generalmente, están influenciadas por múltiples factores que van, desde la capacidad económica interna para el desarrollo de infraestructuras adecuadas para la cadena productiva, hasta la coordinación entre cada uno de los eslabones; como también desde el productor o fabricante, hasta el consumidor, así como de los canales de distribución utilizados para poner a disposición los productos en el mercado. Esta también incluye el patrón de compras y utilización de los alimentos que tienen los consumidores en diferentes contextos. (Vaclav Smil, 2010). En este momento, el panorama mundial muestra que los desperdicios de alimentos generados en América Latina, corres-

ponden al 6% anual del desperdicio mundial, lo que corresponde aproximadamente a 78 millones de toneladas (t). Cada año, la región pierde o desperdicia, por lo menos, el 15% de sus alimentos disponibles. Los alimentos que se pierden solo a nivel de la venta al detalle -retail- en Bahamas, Jamaica, Trinidad y Tobago, Belice y Colombia son equivalentes a los que se necesitarían para alimentar a todos quienes sufren hambre en dichos países. (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura –FAO–, 2014). Dada la magnitud de estas cifras, es necesario preguntarse ¿cómo puede Colombia articularse con los programas, estrategias e iniciativas internacionales para reducir los residuos de alimentos? ¿Cuál es la manera de lograr una disminución importante en la huella alimentaria en el país? Tal vez las respuestas a estos interrogantes, puedan servir para avanzar hacia el cumplimiento de la meta trazada en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de reducir el hambre a la mitad; no obstante, lastimosamente, para este año ya no se cumplió. Por lo anterior, este ensayo busca hacer un breve análisis de la situación actual de la pérdida y desperdicio de alimentos, con el fin de propiciar la discusión sobre la situación en Colombia, y encontrar elementos dentro de la política pública nacional que propicien, en un corto plazo, la creación de un programa que permita disminuir la huella alimentaria desde las empresas, las instituciones y los consumidores. Panorama mundial de la huella alimentaria En este momento, el Banco Mundial estima que, en el mundo, son desperdiciados aproximadamente un tercio y un cuarto de las partes comestibles de los alimentos producidos para el consumo humano. Estas pérdidas suceden en cualquier fase de la cadena 9


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alimentaria –producción primaria, recolección, manufactura, envasado, comercialización, conservación, compra y consumo– y representan cerca de 1.300 millones de (t) al año; se estima que, si se disminuyera un cuarto de las pérdidas y desperdicio de alimentos de esta cantidad, podría alimentarse a 870 millones de personas. (World Bank Group, 2014). Frente a esta perspectiva, y a petición de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura –FAO–, en los años 2010 y 2011, para el congreso internacional “Save Food”, realizado en Düsseldorf, Alemania, el Instituto Sueco de Alimentos y Biotecnología –SIK– realizó los primeros estudios relevantes sobre las pérdidas mundiales de alimentos. Con estos estudios, se empezó la sensibilización sobre las pérdidas y el desperdicio de alimentos en el mundo; su impacto en la pobreza y el hambre mundial; así como en el cambio climático y en la utilización de recursos naturales. Los resultados presentados en dichos estudios revelaron que para el año 2050, si se continúa con la tendencia actual, la producción mundial de alimentos deberá incrementarse en un 70%, para poder satisfacer la demanda. (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura –FAO–, 2011). En los países industrializados de ingresos altos y medios, los desperdicios se presentan, de manera importante, en la última etapa de la cadena de producción de alimentos, es decir, en el momento del consumo en los hogares o en los sitios de venta de alimentos manufacturados, cuando los alimentos todavía son aptos para el consumo. En los países de ingresos bajos, durante las primeras etapas –cosecha y poscosecha, manipuleo de frutas y verduras, selección y transporte a centrales de abastos– y las etapas intermedias de la cadena de suministro de alimentos –comercialización primaria, conservación, transporte a otros lugares de expendio– es en donde se presenta la mayor cantidad de pérdida de alimentos, mientras que en el consumo se desperdician mucho menos (FAO, 2011). 10

Las poblaciones de países en vías de desarrollo desperdician menos los alimentos adquiridos para el consumo, porque el costo de la comida es más representativo para ellos, al tener un poder adquisitivo menor. En estos países, es característico que los consumidores suelan comprar pequeñas cantidades de productos alimentarios; a menudo, simplemente lo suficiente para las comidas del día en que se compra, en tiendas locales. En contraparte la población de los países desarrollados puede permitirse desperdiciar comida, ya que la cantidad de alimentos disponibles por persona en las tiendas y restaurantes ha aumentado en las últimas décadas, tanto en los Estados Unidos de América como en la Unión Europea (FAO, 2011). Situación actual de los desperdicios de alimentos en Colombia En el país, se desconoce la magnitud exacta de los desperdicios en los eslabones de comercialización y consumo; sin embargo, según el Ministerio de Salud y Protección Social, y la FAO, durante el año 2010, se desperdiciaron, en la poscosecha, aproximadamente 1.426.932(t) de alimentos, de las cuales, el 80,93% corresponden a frutas y el 19,07% a verduras. La pérdida de alimentos cárnicos y trasformados no presentan, hasta el momento, cifras en el país (Suárez, 2014).


Reducir la huella alimentaria en Colombia | Revista CENDUN

Existen estudios que han adelantado algunas centrales de abastos y los bancos de alimentos, los cuales demuestran cómo las industrias agroalimentarias generan una gran cantidad de residuos sólidos vegetales. Los datos que presenta la Central Mayorista de Antioquia –CMA– muestran que, en este lugar, se producen diariamente 45.2 m3 de residuos de origen vegetal, entre frutas y verduras, los cuales pueden tener un gran potencial para ser reutilizados. Se calcula, acorde con datos suministrados por la misma CMA, que diariamente ingresan 3.500(t) de frutas, hortalizas y verduras al Área Metropolitana de Medellín, de las cuales 77(t) se utilizan en procesos de recuperación o se desechan (González, 2013). Generalmente, se encuentra un volumen alto de pérdidas en frutas y hortalizas debido a labores de cargue y descargue, así como la tendencia de almacenamiento al aire libre de productos, lo que acelera la maduración y la pérdida de fruta. (Mejía & Ramírez, 2013; Yepes, Montoya & Orozco, 2008) En Bogotá, el panorama no es más alentador, los resultados del ‘Estudio de caracterización de residuos sólidos’, que realizó la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos –UAESP– entre el 2010 y el 2012 (Alcaldía Mayor de Bogotá –UAESP–, 2011), muestran que más de la mitad –58,8%– de los alimentos diarios que las

familias compran, terminan en la basura; esto corresponde a cerca de 1.381(t). La composición física de los residuos sólidos residenciales en Bogotá, para el año 2011, correspondió a un 60,56% en desechos alimenticios que se desperdician, siendo este valor casi seis veces mayor que el segundo en clasificación. Para este análisis, se tomó como muestra la basura generada por 3.259 usuarios residenciales, 169 instituciones y 950 comercios. De acuerdo con esta misma investigación, la ciudad genera 6.576(t) diarias de residuos, de los cuales 2.350 son residenciales y, de estos, 1.381(t) –58,8%– corresponden a alimentos desaprovechados. Cada (t) de residuos que va al relleno sanitario Doña Juana tiene un valor de $90.000 pesos colombianos –COP–; por lo que, el costo de los alimentos que se desperdician en la capital colombiana asciende a $45.365 millones COP anuales. Otro dato importante es que el 52% de los residuos sólidos de la ciudad corresponden a “alimentos no preparados”, lo que quiere decir que se está comprando comida para luego arrojarla a la basura; pero el problema aumenta ya que el 8,56% corresponde a desechos de comida preparados, lo que quiere decir que se compra comida, se prepara, para finalmente desecharla. De estas malas prácticas se concluye que los hogares bogotanos, no tienen una cultura de compra adecuada, de acuerdo con la conformación del grupo familiar, de alimentos frescos o semi-procesados para su preparación final; asimismo, no se tiene en cuenta la cantidad de cada preparación que se va a producir, de acuerdo con un tamaño de porción para cada uno de ellos; por lo que los sobrantes pueden ser altos y de ahí el desperdicio de alimentos (Alcaldía Mayor de Bogotá –UAESP–, 2011). Estas cifras contrastan con los datos que arroja la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en Colombia –ENSIN– del año 2010, dado que el 42,7% de hogares se encuentra en inseguridad 11


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alimentaria, por no tener acceso a la cantidad y calidad de los alimentos que necesitan para una vida sana (Instituto Colombiano del Bienestar Familiar –ICBF–, 2010); un buen número de hogares en Bogotá no optimizan los alimentos para el consumo y los despilfarran. Paradójicamente, la ENSIN del 2010 muestra que el 13,3% de los niños y niñas menores de 5 años y el 10% de menores entre 5 a 17 años presentan desnutrición crónica o presentan retraso en su talla para la edad, siendo más severa en los hijos/as de mujeres sin educación. Entonces, por un lado se botan alimentos a la basura y, por otro lado, estos se requieren para mitigar el problema del hambre y la desnutrición infantil (ICBF, 2010). En este sentido, cualquier esfuerzo que pueda hacerse desde la política pública para buscar una disminución del desperdicio de alimentos representaría la posibilidad de recuperar una cantidad importante de alimentos que, hoy en día, se pierden en las cosechas, se maduran con rapidez, son golpeados, mal empacados, son devueltos por los almacenes de cadena o, estando en buen estado, son arrojados a la basura por los consumidores. Iniciativas en Colombia La CMA es un buen ejemplo de la recuperación de productos alimentarios que no son comercializados, al clasificarlos y darles una oportunidad de provecho. Por ejemplo, las hojas de repollo, lechuga y cáscaras de frutas, son destinadas para el consumo animal; otros productos son transformados mediante procesos industriales para generar otras unidades de negocio; y, con los alimentos servibles, cerca de 136(t) mensuales, se entregan mercados a familias de escasos recursos (FAO, 2010). En el año 2014, la Fundación Banco Arquidiocesano de Alimentos de Bogotá –FBAA–, le dio paso a una nueva iniciativa llamada Programa de Recuperación de excedentes agrícolas, que tiene 12

como finalidad rescatar productos que son desechados en el campo por fallas en la comercialización o por no cumplir los estándares de calidad que se exigen en el mercado. Desde hace algunos años, la FBAA recibe productos provenientes del campo, gracias a la colaboración de diferentes asociaciones de agricultores de municipios y veredas de Cundinamarca, quienes realizan de manera periódica reuniones con sectores campesinos con el fin de sensibilizarlos sobre el desperdicio e invitarlos a colaborar activamente con esta iniciativa, donando productos que no se aprovechan y que pueden servir de sustento a muchas personas que no tienen como alimentarse (FBAA, 2014). Conclusiones Se requiere del trabajo mancomunado de diferentes sectores y actores que permitan, como primera medida, iniciar estudios en el país para dimensionar el problema con cifras más reales; para ello, debe diseñarse una metodología validada, que proporcione datos cuantitativos de los desperdicios de alimentos generados en diferentes fases de comercialización y consumo de la cadena alimentaria. Esta información permitirá la construcción, a corto plazo, de una línea de base que posibilite la creación de estrategias de trabajo, así como de proyectos integrales


Reducir la huella alimentaria en Colombia | Revista CENDUN

que conjuguen distintos campos como la investigación, la innovación, la gestión pública y administrativa; el desarrollo, la aplicación y transferencia de tecnologías y conocimiento, así como de estrategias comunicacionales, bajo un enfoque de gestión de pérdidas.

Es importante adelantar una revisión de la normativa del etiquetado nutricional de alimentos industrializados para que se ajuste al tamaño de las porciones producidas para los consumidores; igualmente, fortalecer, por un lado, la promoción de la gestión socialmente responsable en la industria –Responsabilidad Social Empresarial– tanto en las empresas públicas como privadas; por otro lado, el consumo adecuado y responsable por parte del consumidor; así se podrá disminuir la huella alimentaria.

BIBLIOGRAFÍA Alcaldía Mayor de Bogotá. Unidad Administrativa Especial De Servicios Públicos –UAESP–. (2011). Caracterización de los residuos sólidos residenciales generados en la ciudad de Bogotá D.C. 2011. Recuperado de: http://www.uaesp.gov.co/uaesp_jo/attachments/Caracterizaci%C3%B3n/ RESIDENCIALES%2002-29-2012(!).pdf Fundación Banco Arquidiocesano de Alimentos –FBAA–. (2014). Informe de gestión 2014: Juntos contra el hambre. En: Banco de Alimentos Bogotá. Recuperado de: http://issuu.com/bancoaalimentos/ docs/banco_alimentos_bogot___-_informe_2 González Álvarez, D. O. (2013). Aprovechamiento de residuos agroindustriales para la producción de alimentos funcionales: una aproximación desde la nutrición animal (tesis de pregrado). Corporación Universitaria Lasallista, Caldas, Antioquia, Colombia. Recuperado de: http://repository. lasallista.edu.co/dspace/bitstream/10567/1032/1/Aprovechamiento_residuos_agroindustriales_producci%C3%B3n_alimentos_funcionales.pdf Instituto Colombiano de Bienestar Familiar –ICBF–. (2010). Encuesta nacional de la situación nutricional en Colomba 2010 ENSIN. Recuperado de: http://www.icbf.gov.co/portal/page/portal/ PortalICBF/Bienestar/ENSIN1/ENSIN2010/LibroENSIN2010.pdf Mejía, A. E. & Ramírez, J. de J. (2013). Modelo económico para el aprovechamiento de los residuos orgánicos de mango y banano generados en la central mayorista de Antioquia (tesis de maestría). Universidad de Manizales, Colombia. Recuperado de: http://ridum.umanizales.edu.co:8080/ xmlui/bitstream/handle/6789/802/Ram%C3%ADrez_%20Jaime_2013.pdf?sequence=1

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Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura –FAO–. (2012). Huella del despilfarro de alimentos. Contabilidad ambiental de las pérdidas y desperdicio de alimentos. Recuperado de: http://www.fao.org/fileadmin/templates/nr/sustainability_pathways/docs/ Food_Wastage_Concept_Note_web_es.pdf Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura –FAO–. (2014). Las pérdidas y desperdicios de alimentos en América Latina y el Caribe. Recuperado de: http://www.fao. org/3/a-i3942s.pdf. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura –FAO–. (2011). Save Food. Pérdidas y desperdicio de alimentos en el mundo. Alcance, causas y prevención. Recuperado de: http://www.fao.org/docrep/016/i2697s/i2697s.pdf Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura –FAO–. (2010). La función de los mercados mayoristas en centros urbanos de Colombia. Recuperado de: http://coin.fao. org/coin-static/cms/media/6/12856000773900/funcion_mer_mayoristas_col.pdf Smil, V. (2004). Improving efficiency and reducing waste in our food system. Environmental Sciences. 1(1), 17-26. Recuperado de: http://www.tandfonline.com/doi/pdf/10.1076/evms.1.1.17.23766 Suárez, A. (2014). El hambre y el desperdicio de alimentos en Colombia. En: Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia –ABACO–. Recuperado de: http://www.bancosdealimentosdecolombia. com/#!EL-HAMBRE-Y-EL-DESPERDICIO-DE-ALIMENTOS-EN-COLOMBIA/c1jh6/1634C0DC-93874954-8064-690F992E2CD1 World Bank Group. (2014). Poverty reduction and economic management. Food price watch, 4(16), 1-10. Recuperado de: http://www.worldbank.org/content/dam/Worldbank/document/Poverty%20 documents/FPW%20Feb%202014%20final.pdf Yepes, S. M.; Montoya, L. J. & Orozco, F. (2008). Valorización de residuos agroindustriales –frutas– en Medellín y el sur del Valle del Aburrá, Colombia. Revista Facultad Nacional de Agronomía, 61(1), pp. 4422-4431. Recuperado de: http://www.scielo.org.co/pdf/rfnam/v61n1/a18v61n1.pdf

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Bacterial stalk rot in maize | CIMMYT www.flickr.com/photos/cimmyt/4926952009/in/pool-1409098@N20/


Papel del licopeno en la prevención y tratamiento del cáncer de próstata por David Eduardo Murcia Lesmes 3

El cáncer de próstata es la segunda causa principal de muerte por cáncer en hombres. Según la Liga Contra el Cáncer - Seccional Bogotá (2002), los tumores en próstata son el tipo de cáncer más común entre los hombres en Colombia, además del cáncer de piel. Para el año 2002, hubo cerca de 6500 nuevos casos de cáncer de la próstata en Colombia y alrededor de 3000 hombres murieron por su causa. Mediante los estudios que se presentarán más adelante, se discutirá la relación dietética del consumo de licopeno, con los procesos oncogénicos del cáncer de próstata. El licopeno es un componente del tomate que reduce la prevalencia e incidencia del cáncer de próstata, gracias a su alta capacidad antioxidante y anticancerígena que beneficia a los hombres. Para empezar, el licopeno presente en el tomate (Solanum lycopersicum) reduce potencialmente la prevalencia y la incidencia del cáncer de próstata. Ya que, causa un descenso en la oxidación de lípidos e inhibe la proliferación cancerígena debido a sus propiedades antioxidantes. Asimismo, interfiere en procesos de apoptosis; incrementa la comunicación GAP-junction, y el progreso del ciclo celular e interferencia

3 Estudiante de VII semestre de Nutrición y dietética en la Universidad Nacional de Colombia. Contacto: demurcial@unal.edu.co

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del Factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1); lo cual produce una mejor calidad de vida y un estado de salud óptimo. El licopeno es un carotenoide, isómero acíclico del ß-caroteno, principal pigmento responsable de la coloración roja del tomate (Solanum lycopersicum). Este carotenoide se puede encontrar, mayormente, en el tomate, en comparación con otras verduras y frutas. El licopeno debe ser consumido mediante la dieta, debido a que el ser humano no lo puede sintetizar. Químicamente, es altamente reactivo hacia el oxígeno y los radicales libres. Según Kucuk y Sahin (2013), esto se debe a que el licopeno contiene 11 dobles puentes conjugados y 2 no conjugados, lo que lo hace muy reactivo. Aunque el licopeno se encuentra presente en frutas, como la papaya, la sandía, entre otras, y en verduras o en hortalizas, tales como zanahorias, se ha decidido estudiar al tomate, en vista de que es su fuente principal. Su facilidad de acceso en los mercados a nivel mundial lo hace atractivo y especial por su costo. Su consumo en Latinoamérica se evidencia desde antes de la conquista, junto con el del maíz, en preparaciones como ingredientes en ensaladas. (Waliszewski & Blasco, 2010). El tomate no sólo se puede consumir crudo o entero, sino también es usado en otras preparaciones y presentaciones culinarias. Por ejemplo, se usa en la elaboración de jugos, conservas, pastas y salsas; en las cuales hay un aumento en la concentración de licopeno, especialmente en las dos últimas. En las salsas de tomate, “la concentración de licopeno varía entre marcas” (Hadley, Miller, Schwartz & Clinton, 2002, p. 871), mientras que las pastas de tomate presentan la más alta concentración entre los productos a base de tomate, con un “rango de 5,4 a 55,5 mg/100g” (Pohar, Gong, Bahnson, Miller & Clinton, 2003, p. 11). Igualmente, el licopeno “es estable a procesos térmicos de calor” (Basu, Garala & Dharamsi, 2010, p. 1429); esto, quiere decir que el calor no genera pérdidas de él. 18

La concentración del licopeno en el tomate varía entre productos. Esta dependerá, principalmente, de la especie, del lugar de producción, de la variedad y de su distinto grado de madurez. La concentración química en un tomate fresco, de coloración roja, se encuentra comprendida entre 3,1 mg/100g y 43,1 mg/100g. Por interés, se han hecho estudios para determinar las recomendaciones de consumo ideal, el cual tendría un efecto protector frente al cáncer de próstata. Aunque no se sabe con precisión cuál es la concentración adecuada en la que tendría un factor anticancerígeno, a nivel mundial se han realizado estimaciones de Ingesta Adecuada por diversas instituciones. Por ejemplo, dicho consumo, según el panel de Autoridad Europea de Sanidad Alimentaria (EFSA, 2008) es de 0,5 mg/kg/día incluyendo las fuentes naturales y colorantes del licopeno. En términos de su toxicidad, Basu, Garala y Dharamsi (2010) señalan que no se observa toxicidad por su consumo hasta por 200 mg/kg/día en humanos; esto sugiere la posibilidad de un alto consumo sin riesgos a la salud. En contraste, hoy en día, la suplementación de nuestro carotenoide en estudio, por medio de multivitamínicos, no es muy clara y puede ser costosa al momento de compra. Empresas farmacéuticas han sa-


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cado a la venta dichos multivitamínicos, por ejemplo, marcas como GNC o Puritan’s Pride. Tales marcas, en el etiquetado, declaran beneficios por consumo de estos a hombres; posiblemente, para incrementar las ventas por la ingenuidad de los consumidores. Para Dahan, Fennal & Kumar (2008), se deben tener metodologías adecuadas, realizar más test y usar preparaciones estandarizadas con licopeno para llegar a mejores conclusiones sobre dicha suplementación.

de radicales libres en el organismo. Es así como se ha encontrado que puede quelar o “secuestrar” especies reactivas de oxígeno (ROS), capaces de oxidar ácidos nucleicos, ácidos grasos insaturados o aminoácidos.

Al descubrirse el licopeno en el siglo XX, creció la necesidad de estudiarlo junto con sus posibles beneficios nutracéuticos en la salud humana. Entre los estudios que se han realizado, se le ha asociado a la modulación de la comunicación intracelular, a la inducción de la diferenciación celular, a la regulación de la expresión genética y a la mejora de la intercomunicación celular. Igualmente, modula la expresión de hormonas y del sistema inmune; además, provoca una mejora de la resistencia al estado oxidativo de los linfocitos. También, previene el cáncer de mama, de vejiga urinaria y, principalmente, de próstata.

Otro mecanismo de acción del licopeno es la modulación del factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1) y la proteína 3 de unión de crecimiento parecido a la insulina (IGFBP3). El IGF-1 tiene efectos mitóticos y antiapópticos en células prostáticas normales y transformadas. Por el contrario, la IGFBP3, actúa como un antagonista ligando al IGF-1, que también inhibe los efectos en las células diana. La importancia del licopeno en la modulación del IGF-1 es que “mejora el efecto del tratamiento con docetaxel e incrementa la regresión del tumor de próstata en un 38%” (Li, Ahmad, Kong, Bao & Sarkar, 2014, p. 638).

Entre los mecanismos de acción bioquímicos en los que actúa el licopeno, se ha podido establecer que interviene como un antioxidante, inhibiendo la oxidación de moléculas, y que impide la acción nociva

Adicionalmente, el licopeno puede tener un impacto en la invasión y migración de las células cancerígenas en la próstata, cuando reduce la expresión de integrinas, las cuales están involucradas en los procesos de señalización, adhesión e invasión celular cancerígena. Bureyko, Hurdle, Metcalfe, Clandinin y Mazurak (2009) reportaron un descenso en la expresión de integrina α2 β1 en la línea de células cancerígenas 22 Rv1-, LNCaP- y PC3 bajo su exposición.

Por los posibles beneficios que se creía que tenía el licopeno, al descubrirse, hacia los años 70, se decidió realizar estudios epidemiológicos que evidenciaran su efecto. Así, en 1970 se realizó un estudio mediante un recordatorio de frecuencia de consumo de alimentos. Aquí se evaluó la dieta de 14.000 hombres y se hizo seguimiento después de 6 años; 180 hombres fueron diagnosticados con cáncer de próstata. Para Hadley et al. (2002), el riesgo de contraer cáncer fue significativamente bajo en quienes consumían 5 porciones de tomates o productos que los contenían por semana, comparados con aquellos que consumían menos de una porción a la semana. 19


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En 1999, Giovannucci hizo una revisión de las publicaciones de estudios epidemiológicos de tomates y cáncer de próstata; de ahí concluyó que un alto consumo de tomate y, específicamente, del licopeno podía reducir en un 40% el riesgo de contraer cáncer de próstata. Este estudio se hizo mediante un meta-análisis de revisión de 72 estudios epidemiológicos de distintos tipos (prospectivos, de casos y controles, entre otros), dando como resultado 35 estudios asociados estadísticamente significativos entre la ingesta de tomate fresco y la prevención de distintos tipos de cáncer en diferentes sitios anatómicos. Específicamente, mediante el anterior estudio, se encontró una relación entre el consumo de tomate o alimentos a base de tomate, y las concentraciones de licopeno en el plasma. Es así como el licopeno puede intervenir en diferentes cánceres, como cáncer de próstata, pulmón y estómago. Donde se encontró que dicho carotenoide proporcionaba un mayor efecto protector, comparado con el de cánceres como el de páncreas, esófago, colón y recto. Sin embargo, no hay que olvidar que, en los tomates, se encuentran diversos biocompuestos, los cuales pueden interaccionar entre ellos para brindarles las propiedades anticancerígenas a los tomates y que podrían llegar a afectar su biodisponibilidad en el ser humano. En conclusión, el consumo de tomates, como alimento fuente de licopeno o de productos a base de tomates, en, al menos, 5 porciones a la semana, por un lado, se asocia con una reducción de la incidencia del cáncer de próstata en un 40%. Por otro lado, puede reducir la prevalencia de cáncer de próstata en hombres, al afectar los mecanismos oncogénicos y mejorar la acción del tratamiento farmacológico. Así, se apoya el aumento del consumo de frutas y verduras en la población, gracias a los grandes beneficios que aportan a la salud humana, debido a sus propiedades protectoras frente a enfermedades crónicas y, especialmente,

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aumentar el consumo de tomates en la dieta habitual, para disminuir las cifras de cáncer de próstata en Colombia. Debido a los múltiples estudios sobre el licopeno y su relación con el cáncer de próstata, se deben incentivar las investigaciones científicas sobre el efecto de la suplementación de licopeno en multivitamínicos, como método de prevención del cáncer de próstata; de modo que se promueva la realidad de sus efectos en la población sana. Además, se debe investigar sobre la acción de otros biocompuestos presentes en los tomates y sus interacciones químicas, las cuales posiblemente estén interviniendo en sus propiedades anticancerígenas.


Papel del Licopeno en la Prevención y Tratamiento del Cáncer de Prostata | Revista CENDUN

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Stripe rust (...) on wheat with droplets of rain | CIMMYT www.flickr.com/photos/cimmyt/7881644538/in/pool-1409098@N20/


El agua, garante de la soberanía y seguridad alimentaria y nutricional por Julie Pauline Bustos Velandia 4

“Es probable que el agua se convierta en uno de los recursos restrictivos del próximo siglo, que a su vez tendrá múltiples usos, a menudo en competencia.” Comisión de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible. NY. 1994

Este artículo surge en una de las cientas clases en las que, un nutricionista dietista en formación de la Universidad Nacional, se ve ineludiblemente inmiscuido, compartiendo espacios con estudiantes de otras carreras, con los que, aparentemente, no tienen nada en común; a pesar de esto, todas las disciplinas, así no sea perceptible a primera vista, se relacionan con la alimentación y la nutrición humana. Esto, debido a que, en un curso de innovación y tecnología de cultivos, apareció la pregunta: ¿Hay suficiente agua en el mundo? A pesar de que esta no es la pregunta directa que me inquieta y que trasciende el sentir de mi profesión, sí está relacionada con mi inquietud: si el agua no es suficiente, ¿se garantizará la seguridad alimentaria de la población? Si lo que se dice acerca de la escasez de agua en el mundo no es algo que esté oculto, el acceso a tan valioso recurso y al saneamiento básico es la problemática que quizá, en el mundo, causa más muertes por diferentes factores, lo que se relaciona directamente con la coyuntura que atañe esta pregunta. Las principales causas de la escasez de agua son: la sobrepoblación, el cambio

4 Estudiante de último semestre de Nutrición y Dietética de la Universidad Nacional de Colombia y miembro del Colectivo de Salud Urbano Rural - SUR-. Contacto: jpbustosv@unal.edu.co

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climático, y la disponibilidad de agua dulce y potable en la tierra. Debido a la falta de agua potable y el acceso al saneamiento básico, diariamente, mueren miles de niños; ya que el agua se convierte en un vector de enfermedades e infecciones, cuyos principales afectados son los más vulnerables. Cada día, la población mundial exige más agua; el recurso finito que no puede satisfacer las necesidades de todas las formas de vida en la tierra. Lo que, de acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial –OMM– y Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura –UNESCO– (1997), podría acarrear una serie de desastres locales y regionales, así como enfrentamientos que entrañarían una crisis de envergadura mundial. Los costos de tratamiento y transporte del agua hacen que las poblaciones marginadas se encuentren sin acceso a servicios públicos de saneamiento básico, como lo son: el al-

Imagen 1. Disponibilidad mundial de agua dulce. Fuente: Diland, 2015.

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cantarillado, el acueducto, la disposición de excretas y el manejo de recursos no renovables; aun cuando el acceso al agua se considera como un derecho y no como un privilegio, para unos pocos. Sin acceso al agua y al saneamiento, la población se expone a graves enfermedades y hasta la muerte. A pesar de que el agua es un recurso finito que está disminuyendo, su demanda ha aumentando exponencialmente, en los últimos años; tanto así que, su requerimiento aumenta al doble del ritmo de lo que crece la población mundial.


El Agua, Garante de la Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional | Revista CENDUN

Según la OMM, probablemente, más del 80% del agua dulce disponible en el planeta, para consumo humano, corresponde a la agricultura, en su mayor parte, para irrigación. Además, se usan cantidades importantes de agua para la industria, para la producción de energía, para el consumo humano y para el uso doméstico. El ser humano, con la finalidad de satisfacer sus necesidades hídricas, ha ideado la construcción de pozos, embalses, acueductos, sistemas de abastecimiento de agua, sistemas de drenaje, planes de irrigación e instalaciones similares. Así mismo, últimamente, se ha interesado por darle respuesta a las problemáticas ambientales en torno al agua. Es así que, una de las principales estrategias, es la correcta utilización del agua en la agricultura, cuya finalidad es reducir la degradación ambiental, y mejorar las condiciones de seguridad alimentaria, y que, finalmente, se convierte en una exigencia y en un derecho del pueblo, conjuntamente, con la soberanía alimentaria. Según la FAO (2015), “Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico, social y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una

vida activa y sana.” (Comité de Seguridad Alimentaria Mundial – CSA–, 2015). Este concepto, para el Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional de la Universidad Nacional de Colombia (Del Castillo, 2008), implica su análisis desde 4 dimensiones que cabe mencionar aquí: la seguridad alimentaria, la seguridad nutricional, la seguridad humana y la seguridad ambiental. El análisis de la problemática del agua, desde estos puntos de vista, no debe limitarse a un punto específico sino que deben hacerse de forma transversal así: Seguridad alimentaria. En lo que se refiere a esta dimensión, se puede hablar de una demanda alimentaria que aumenta día tras día en el mundo. Como consecuencia de esto, el uso ineficiente, la contaminación y el desperdicio de agua para producir los alimentos crece al tiempo que aumenta la demanda alimentaria, cuya consecuencia terminará siendo el aumento de los precios, tanto de los alimentos, como de los insumos, la mano de obra, la tierra, etc. Las diferentes estrategias se tienen que enfocar en la disponibilidad, el acceso, la inocuidad, el consumo y la adquisición del mismo, sin dejar de tener en cuenta la inversión en la agricultura, comprendiendo las etapas del sistema agroalimentario y los pasos desde la producción hasta el consumo, pasando por la producción, el procesamiento, la distribución, la comercialización, la asequibilidad y el consumo de alimentos; el cual, por ser un sistema complejo, con una sola afectación en una de sus etapas influiría negativamente en el correcto desarrollo del mismo, aumentando las condición de inseguridad alimentaria en la población. El mejoramiento del uso del agua en la agricultura, debe hacerse de manera sostenible y responsable; de modo que impacte mínimamente el ámbito social, ambiental, económico y político. Es necesario reconocer que se necesitan medidas para la atención 27


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y mejoramiento de las comunidades rurales, como principales productores de alimentos en el mundo. Garantizar que los productores agrícolas, en particular los pequeños agricultores y agricultoras, los indígenas, y las personas que se encuentran en situaciones vulnerables accedan a diferentes derechos, como, atención a la salud, servicios públicos, educación, conocimientos en tecnologías apropiadas y asequibles; en particular, para el regadío eficaz, la reutilización del agua residual tratada, y la captación y el almacenamiento de agua; además de que los créditos y otros servicios financieros, los mercados, los seguros de tenencia de la tierra, etc. son el pilar para acotar a la solución de la problemática en torno al agua. Según el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (2014), aproximadamente, el 30% de los alimentos que se producen en el mundo, cerca de 1.300 millones de toneladas, se echan a perder o se desperdician cada año; lo que implica que el agua utilizada para su producción también se está desperdiciando. Por ejemplo, para producir 1 kilo de arroz, se requieren cerca de 3.500 litros de agua; 1 kilo de ternera necesita unos 15.000 litros, y una taza de café, alrededor de 140 litros. El cambio en la dieta alimenticia ha supuesto el mayor impacto sobre el consumo de agua de los últimos 30 años. (Banco de Desarrollo de América Latina, 2015). Seguridad nutricional. En esta parte no se describe únicamente el estado nutricional de las personas, sino todo lo que comprende la salud de las mismas. La salud de la humanidad y de todas las formas de vida en la tierra dependen de un suministro constante de agua inocua y segura, así como de servicios sanitarios confiables. La tierra tiene un amplio suministro de agua en lo que se conoce como el “mundo desarrollado”; sin embargo, en ese mundo en “vía de desarrollo” es imposible saber si la totalidad de las personas tienen acceso a dichos servicios. Por ello, es importante 28

mencionar que cerca de la mitad de las personas que habitan los países en desarrollo han sufrido o sufren de enfermedades infecciosas relacionadas directamente con el agua que consume su población o con organismos (vectores, mosquitos, microorganismos). Las principales enfermedades que aparecen son las diarreas, infecciones parasitarias, la ceguera de los ríos, el paludismo y la desnutrición. De las personas que padecen estas enfermedades, un alto porcentaje fallece. Uno de los brotes que aparecen con más frecuencia es el del cólera, que puede asesinar a miles de personas y, así, ser un enemigo potencial de la economía y de la vida misma de los “países desarrollados”. El ser humano está compuesto entre un 70% a 80% de agua y, en condiciones de normalidad, en un día, una persona pierde aproximadamente 2 litros de agua, por sudor, traspiración, respiración, orina y defecaciones. Estas pérdidas deben ser recuperadas en el mismo trascurrir del día, consumiendo agua en importantes cantidades, las cuales les permitan a las personas mantener un balance hidrolítico constante. (La importancia del agua – Cómo influye en los seres vivos, s.f.). Igualmente, todos los órganos del cuerpo humano necesitan importantes concentraciones de agua. Por eso, una reducción


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entre el 2% y el 4% en el contenido de agua en el cuerpo puede causar síntomas de deshidratación: como son la pérdida momentánea de la memoria, dificultad en enfocar la mirada en objetos o letras pequeñas, dolores de cabeza, irritabilidad, somnolencia y graves dificultades de concentración. Si el cuerpo alcanza niveles de deshidratación superiores al 10%, podría concluir su vida. (La importancia del agua – Cómo influye en los seres vivos, s.f.). El agua cumple funciones vitales en el organismo, es lubricador para las articulaciones y los huesos, es el principal regulador de temperatura corporal, es un detoxificador, transporta los nutrientes a todas las partes del cuerpo, etc. En consecuencia, las disminuciones radicales en el consumo de agua en una persona pueden ocasionar fallas multi-sistemicas o multiorgánicas, hasta la muerte en el ser humano. Por lo anterior, una preocupación latente es la cantidad de contaminantes que están disueltos en el agua y los efectos que tienen en el estado de salud tras consumirlos; ejemplo de ello son los nitratos absorbidos por los mariscos; estos, en un alto nivel, puede ser nocivos para la salud humana. La diversidad agrícola, como garante de la estabilidad, resiliencia y calidad nutricional de la producción agrícola, debe ser

declarada como indispensable para el abastecimiento de servicios ambientales a las zonas rurales productoras de alimentos, con el fin de garantizar que la población, que produce los alimentos para el mundo, goce de un adecuado estado nutricional y de salud en general. Así que, mejorar la eficiencia en el uso del agua en la agricultura y en las zonas tanto urbanas como rurales, además de la promoción y adopción de dietas saludables reducirán el consumo y el desperdicio del agua. Como consecuencia de la escases de agua, los cambios en los patrones alimentarios impactarán directamente en la seguridad nutricional. Puesto que la demanda alimentaria continuará en ascenso, no solo por el crecimiento demográfico, sino por el costo de ciertos productos; pues habrá una orientación hacia alimentos más accesibles, económicamente hablando, o hacia aquellos alimentos con características organolépticas más deseadas (carne y otros productos animales). Para el 2008, Según el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (2014), el aumento del precio de los alimentos sumió en la pobreza a 110 millones de personas; llevó a la desnutrición a 44 millones de personas más y a la hambruna de 925 millones de personas, quienes no podían permitirse pagar por la comida, debido al incremento desmesurado en el precio de los alimentos; otra amenaza fundamental para la seguridad alimentaria de las personas. Seguridad humana. Las principales afectaciones humanas tienen que ver con la violación del derecho a la alimentación, y el derecho al agua y saneamiento, proclamados por la Asamblea General de las Naciones Unidas y el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas. Esto, teniendo en cuenta que, cada vez, hay más lugares alrededor del mundo que padecen de la escasez de agua y, consecuentemente, del deterioro 29


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de su capacidad de producir alimentos, de la mano de prácticas agrícolas insostenibles y del aumento del hacinamiento de las personas en las ciudades más grandes del mundo. La competencia con otros sectores y los cambios socioeconómicos. No se trata sólo de un derroche de alimentos, también de agua si la producción se riega. Producir una caloría de alimento requiere un litro de agua. Con una media mundial de 2 800 calorías por persona al día, hacen falta 2 800 litros de agua para satisfacer las necesidades alimentarias diarias de cada individuo en el planeta. (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura –FAO–, (2015a).

Una estrategia importante es el reconocimiento y el empoderamiento de la educación, para que los individuos se conciencien acerca de las principales problemáticas, como lo son: la desnutrición crónica infantil; el hambre estacional; la mortalidad en la niñez menor de 5 años, por la desnutrición aguda; la inseguridad alimentaria y nutricional; la prevención y atención de las emergencias alimentarias relacionadas con el cambio climático y los desastres por fenómenos naturales. Esta dimensión es la que más se interrelaciona con las demás dimensiones; ya que cualquier violación o afectación de las otras dimensiones perjudicarían directamente un derecho humano que atenta directamente contra la dignidad del ser, a pesar de que las 4 dimensiones son, entre ellas, un entrelazado infinito. Seguridad ambiental. En esta dimensión, el cambio climático es la principal causa de la escasez de agua. Como consecuencia del cambio climático, a los agricultores se les ha dificultado acceder al suministro de agua; adicionalmente, deben contemplar las sequías y las inundaciones que, cada vez, son más frecuentes, dificultando enormemente la continuidad y calidad de los cultivos y de las cosechas. A pesar de esto, la situación varía de 30

acuerdo con el lugar del mundo en donde ocurra el fenómeno. En cuanto a los fenómenos puntualmente, son las sequias la causa más frecuente de escasez de agua, seguida por las inundaciones por las emergencias alimentarias que estas suscitan. A medida que el cambio climático aumenta, mayor evidencia de estos fenómenos meteorológicos y por tanto mayor vulnerabilidad alimentaria en el mundo. Se prevé que para 2060, los cambios en la precipitación pluvial, la evaporación del agua desde el suelo y la transpiración (el vapor que despiden las plantas) reducirán el escurrimiento en algunas partes del mundo, como el Cercano Oriente, América Central, el norte del Brasil, la zona occidental del Sahara y el sur de África. En cambio, el escurrimiento aumentará, por ejemplo, en el norte de Europa, el norte de China, África oriental y la India. El escurrimiento es importante para reabastecer el agua de los ríos y los lagos y, en consecuencia, también para la irrigación y el mantenimiento de los servicios ambientales (FAO, 2015a).

Es así que las zonas en donde disminuyan las lluvias, tienen que incrementar esfuerzos por mejorar su capacidad de almacenamiento, distribución y utilización del agua. Así como acondicionar los sistemas de riego, los sistemas de suministro de agua, en-


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tre otros. Entonces, es importante reconocer que existen 2 tipos de hacer agricultura en el mundo, agricultura de secano (agricultura tradicional que funciona con las lluvias) y agricultura de regadío; la cual, de acuerdo con la problemática ya mencionada sobre el crecimiento de la población y la gran cantidad de alimentos que se necesitarán para alimentar a estas personas, es la que favorece el actual sistema económico imperante y que está a favor del mercado. Ello debido a que la inversión de agua que la agricultura de secano, relacionándola especialmente con los efectos del cambio climático, es más vulnerable y tiende a ser menos productiva. En cambio, refiriéndose a la de regadío, su contribución con la alimentación mundial es mayor que la de secano; pues incluye tecnologías de riego, mejoramiento genético, bioquímico y fisiológico de los alimentos. Lo que transformaría el sistema de: “vender lo que se produce” a “producir lo que se vende” y dejaría una huella en el patrón alimentario de las personas, haciéndolo monótono y a base de granos y cereales; trayendo consigo la potenciación de la aparición de enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes, la hipertensión, el síndrome metabólico, entre cientos más. Los principales cambios que provoca el uso del agua en la agricultura son: cambios a

gran escala en los ecosistemas y la socavación de la provisión de servicios de un gran número de ecosistemas. A su vez, la emisión de gases de efecto invernadero, que afectan directamente al ciclo del agua del planeta, añade otro elemento de incertidumbre y riesgo a la producción de alimentos. (Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas –ONU-DAES–, 2014) Además de esto, aquí es necesario hablar sobre la explotación minero-energética, ya que, en Colombia, los recursos mayormente explotados son el carbón y el oro, los cuales se extraen en minas a cielo abierto, generando muchos perjuicios para el medio ambiente, en este caso particular, la contaminación de las fuentes hídricas es el problema que merece más atención, debido a que no solamente se usa agua potable para estos procesos, sino que los agentes químicos (arsénico, cianuro, ácido sulfúrico,…) que se utilizan terminan contaminando el agua, haciendo el agua imposible para el consumo humano. En el caso de la explotación de petróleo, también se inmiscuye el recurso hídrico en su haber, ya que se usan unos lodos químicos, que son altamente contaminantes; el agua se utiliza para el enfriamiento de los taladros de perforación del suelo, y las fuentes de agua subterránea se dañan con cada perforación, la construcción de oleoductos cercanos a cuencas hídricas y ríos. También está el, ahora tan reconocido y asombroso, fracking, cuya técnica consiste en explotar el gas o el fluido acumulado en los poros y fisuras de ciertas rocas sedimentarias cuya permeabilidad impide el movimiento del gas a zonas de más fácil extracción. Para ello, es necesario realizar cientos de pozos, ocupando amplias áreas, e inyectar en ellos millones de litros de agua cargados con un cóctel químico y tóxico para extraerlo. “(Se sabe que hay al menos 260 sustancias químicas presentes en alrededor de 197 productos, y algunos de ellos se sabe que son tóxicos, cancerígenos o mutagénicos)”. (Equo, s.f.). 31


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Soberanía alimentaria

Conclusiones

La soberanía alimentaria, entendida como la forma más clara de entender el problema del Hambre como un tema meramente político y que trasciende más allá de la seguridad alimentaria, es definida por las Naciones Unidas como:

• Los efectos de la explotación minero energética sobre la salud humana y de los demás seres vivos pueden relacionarse con el contacto con aguas superficiales, o la exposición al polvo o a toxinas transportadas por aire. De hecho, la principal causa de hospitalización de las personas que tienen contacto con las explotaciones mineras, son los desórdenes pulmonares crónicos e hipertensión; aunque no necesariamente las enfermedades deriven únicamente en los trabajadores de las minas.

El ejercicio del derecho de los pueblos a la alimentación y la soberanía alimentaria depende fundamentalmente de su acceso a los recursos naturales y del control sobre ellos en sus tierras y en los territorios que ocupan o utilizan. Los alimentos y la adquisición y el consumo de alimentos suelen ser una parte de la cultura tan importante como la organización social, económica y política. Se trata de un derecho colectivo con actividades de subsistencia como la caza, la pesca y la recolección son esenciales no solo para su derecho a la alimentación sino para alimentar sus culturas, sus idiomas, su vida social y su identidad. Solo entonces pueden mantener actividades económicas y de subsistencia tradicionales para satisfacer sus necesidades nutricionales y de sustento y proteger y preservar su cultura y su identidad específica. (Organización de las Naciones Unidas –ONU–, 2012)

Es evidente que cada uno los problemas de contaminación planteados constituye una parte de una red intrincada de relaciones; dado que si el aire y el agua están contaminados, se pueden presentar problemas de salud pública y un riesgo sobre la soberanía alimentaria; en particular, las comunidades campesinas y étnicas marginadas y con ingresos económicos precarios que dependen de sus propios cultivos. A su vez, el daño a los ecosistemas puede representar un pasivo gigantesco, en términos de provisión de aguas potables para grandes comunidades urbanas y la pérdida de conocimientos ancestrales, los cuales puede llevar a una disminución en la capacidad de adaptación ante el cambio climático.

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• Colombia es uno de los países más ricos, biodiversamente hablando, y es un marco de altas tasas de crecimiento de la población; preocupaciones latentes por la escasez de agua en el futuro y, ante los problemas sobre el cambio climático, el manejo ambiental de los recursos naturales pareciera ser un tema esencial en la política de desarrollo del país. A pesar de lo anterior, la Procuraduría General de la Nación ha constatado que el petróleo y, en especial, la minería se desarrollan con una deficiente planeación y con una inversión económica limitada, generando un grave impacto ambiental y social. Lo anterior lleva a preguntarse si ante los impactos ambientales y sociales negativos que actualmente acontecen en nuestro país, estamos preparados institucionalmente


El Agua, Garante de la Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional | Revista CENDUN

para manejar el boom de carbón, oro y petróleo, de manera que repercuta positivamente sobre el desarrollo y preservación de las regiones colombianas. • No existe seguridad alimentaria y nutricional cuando no hay una completa dis-

ponibilidad del recurso hídrico para la totalidad de los habitantes de una región; mas, no solo agua para consumo, sino al agua que permita el desarrollo integral de las capacidades productivas y de normal funcionamiento de la vida de una persona; esto pasa por la soberanía alimentaria de la población en general, cuando se entiende el agua como un bien común y mínimo vital para la humanidad.

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Sírvase usted | Fabio González | 1977


Una mirada de la neuroquímica de la obesidad

por Diana Vargas Moreno 5

Ricardo Merchán Chaverra 6

La obesidad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se define como una “acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud” (2015), la cual ocupa el quinto lugar como factor de riesgo de defunción en el mundo (OMS, 2015). En 2014, más de 1900 millones de adultos de 18 o más años tenían exceso de peso correspondiendo un 39% a sobrepeso y 13% a obesidad. Esta pandemia se ha localizado en diferentes grupos etarios pasando de ser una enfermedad netamente de la edad adulta, a ser una enfermedad que se presenta desde los primeros años de vida; en 2012, alrededor de 42 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso. (OMS, 2015) La situación en Colombia, también muestra un incremento en la prevalencia de exceso de peso en la población adulta e infantil. Según la ENSIN 2010, uno de cada 6 niños y adolescentes presenta sobrepeso u obesidad y uno de cada dos colombianos presenta exceso de peso. El exceso de peso es mayor en las mujeres, con un 55,2%, frente al 45,6% de los hombres. (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), 2010).

5 Nutricionista Dietista de la Universidad Nacional de Colombia. Contacto: djvargasm@unal.edu.co 6 Nutricionista Dietista de la Universidad Nacional de Colombia. Contacto: ramerchanc@unal.edu.co

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Desde este panorama epidemiológico, investigaciones actuales refieren tratamientos para la disminución de peso en personas obesas, centrándose en la interacción compleja que existe entre el sistema nervioso central (SNC) y las diferentes vías neuroquímicas que regulan y controlan las sensaciones de hambre/saciedad, determinando, con ello, el comportamiento alimentario. El cerebro recibe, continuamente, información de las reservas de energía, derivada de la digestión y absorción de nutrientes provenientes de la dieta a través de las vías metabólicas. Estos flujos de energía en órganos críticos, como el hígado y el sistema musculo-esquelético, son captados por el cerebro, el cual es capaz de responder tanto a demandas continuas, como a demandas imprevistas, a través de respuestas bien coordinadas para prevenir el déficit en las reservas de energía, manteniendo bioquímicamente la homeostasis. (Woods & D’Alessio, 2008). Diferentes áreas del cerebro, señales endocrinas y mecanismos neuronales se han relacionado con estímulos que aumentan o disminuyen la ingesta de alimentos. Las señales endocrinas que regulan la ingesta de alimentos se dividen en dos: señales alimentarias que aparecen mediadas por diferentes péptidos gastrointestinales (ver Tabla 1) respondiendo a estímulos de nutrientes específicos (saciación – saciedad) y señales derivadas del tejido adiposo (insulina – léptina), secretadas en proporción a la cantidad del mismo, a nivel corporal. La Insulina y la Léptina atraviesan la barrera hemato-encefálica e interactúan con la producción e inhibición de neuropéptidos anabólicos y catabólicos, promoviendo la ganancia o pérdida de peso según la acción que ejerzan en el hipotálamo (Woods & D’Alessio, 2008). El hipotálamo es la parte del SNC más importante y estudiada, por su relación con el comportamiento alimentario, debido a que se encuentra inervado por una serie de vías aferentes (funciones viscerales, olfativas y sistema límbico) y eferentes, las cuales le 38

permiten el continuo flujo de información. Este también es conocido como el centro del apetito y la saciedad; se encuentra dividido en diferentes núcleos funcionales, tales como: Núcleo arqueado o arcuato (ARC), Núcleo dorsomedial (DMN), Hipotalamo lateral (LHA), Núcleo paraventricular (PVN) y el tercer ventrículo (3V) (MendietaZerón, López & Diéguez, 2007). Tabla 1. Péptidos Gastrointestinales PéPTIDOS GASTROINTESTINALES Acción orexígena Grelina Acción anorexígena CCK Oxitomodulina APO AIV GLP-1* Amilina PYY*

Enterostatina

*Ayudan a regular los intervalos entre comidas. Fuente: Woods & D’Alessio, 2008; Gibson, Carnell, Ochner & Geliebter, 2010.

Los mecanismos neuronales se basan, principalmente, en dos grupos de neuronas, las de primer orden y las de segundo orden, las cuales están ubicadas en el ARC. Las neuronas de primer orden, por un lado, se derivan de la acción de la insulina/léptina y tienen un gran número de receptores para estas hormonas periféricas;


Una Mirada de la Neuroquímica de la Obesidad | Revista CENDUN

a este grupo pertenecen: i) las neuronas catabólicas, relacionadas con el transcrito regulado por cocaína y anfetamina (CART), y la propiomelanocortina (POMC). Y ii). Las neuronas anabólicas, relacionadas con el neuropéptido Y (NPY) y el péptido relacionado con Agouti (AgRP). (Woods & D’Alessio, 2008; Gibson, Carnell, Ochner & Geliebter, 2010). Por otro lado, las neuronas de segundo orden realizan conexiones monosinápticas, logrando permear núcleos hipotalámicos adyacentes, con el fin de darle continuidad a la cascada de señalización, ya sea de manera anabólica o catabólica; esto, debido a que tanto POMC como AgRP y NPY se proyectan al PVN y LHA respectivamente. La POMC envía sus señales al PVN, en donde se encuentran ubicados los receptores de la melanocortina MCR-4 y MCR-3; estos se unen con la Hormona estimulante de los melanocitos α (α-MSH), con el fin de activar las vías catabólicas y disminuir la ingesta de alimentos. Esta vía se ve afectada por AgRP, cuando metabólicamente llegan señales a través de péptidos gastrointestinales como la Grelina, la cual es censada por el ARC e induce al aumento de AgRP, a fin de inhibir los receptores de α-MSH ubicados en el PVN, lo cual coadyuva la vía anabólica y produce un aumento del apetito, con un pico de acción moderado, pero que perdura de manera prolongada en el

Imagen 2. Señalización neuronal.

Fuente: Woods & D’Alessio, 2008.

tiempo (Woods & D’Alessio, 2008; Gibson, Carnell, Ochner & Geliebter, 2010). (Ver Imagen 1.) Por lo anterior, la vía catabólica tiene un efecto potencial y simultáneo, al poseer receptores del NPY (Y1 y Y5) a nivel del LHA, el cual es conocido como el centro de alimentación por excelencia; además, logra la inhibición de la vía catabólica al competir por los receptores de la α-MSH a nivel del PVN. Otro aspecto importante, que incluye el área del Núcleo ARC, es que los receptores de varias de las señales de los péptidos gastrointestinales de saciación se expresan allí. Muchos de estos péptidos son sintetizados dentro del cerebro y puede alterar la función del núcleo; no de manera directa, como ocurre con la in39


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sulina, la léptina y la Grelina; pero, puede afectar las respuestas desencadenadas. Estas neuronas del ARC pueden ser directa o indirectamente sensibles a los cambios de la colecistoquinina (CCK), péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1), y Apo A-IV (Woods & D’Alessio, 2008). Todos estos mecanismos, relacionados con el sistema nerviosos central, su neuroquímica y los péptidos secretados a nivel gastrointestinal, como se explicaron previamente, dan a entender que la presencia de una alteración en uno de los procesos desencadenantes de la señalización de saciedad o apetito, puede repercutir en el estado nutricional del individuo, en especial, de los pacientes que cursan con obesidad o, por el contrario, que podrían desencadenar en caquexia, justificado desde una perspectiva con enfoque molecular, sin desconocer los aspectos que enmarcan el desarrollo del individuo enmarcado en un contexto social, político y medioambiental. Por tanto es un reto futuro para los Nutricionistas Dietistas, quienes, en conjunto con la investigación, la innovación y el trabajo interdisciplinario, deben propender por un tratamiento integral y eficaz en los individuos que padecen esta enfermedad, que día a día se posiciona como un gran problema de salud pública y que repercute en la mortalidad y morbilidad en los sistemas de salud Colombiano y a nivel mundial.

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Una Mirada de la Neuroquímica de la Obesidad | Revista CENDUN

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Fragmentos Insectum | Catalina Rodriguez | 2014



Afecta el cambio climático la alimentación en nuestro país

por Yenny Alfaned Saavedra Tavera 7

El cambio climático es, en la actualidad, uno de los intereses de la sociedad. Es nombrado por medios de comunicación, expertos del ambiente, escuelas y personas del común; sin embargo, se continúa viviendo como si no se conociera de dicha problemática. Muestra de ello es la tala de árboles, el uso inapropiado de los recursos hídricos, la producción industrial a gran escala, etc. El cambio climático es una de las amenazas más complejas, múltiples y serias que el mundo enfrenta. Por ello, la tesis a desarrollar es que, en Colombia, el cambio climático pasa desapercibido, sencillamente porque los resultados de las investigaciones en torno al cambio climático y sus implicaciones sobre la seguridad alimentaria no se dan a conocer a toda la comunidad. Acerca de lo atrayente de la problemática es que, hoy día, los agroecosistemas del país son muy sensibles y vulnerables a efectos tales como la aridación, la erosión, la desertificación, la acidificación de suelos y los cambios en el régimen hidrológico, afectando la producción agrícola por el riesgo aumentado de la presencia de eventos naturales como inundaciones, vendavales, granizadas, etc. (Martín, 2009). Las

7 Estudiante de la carrera de Nutrición y Dietética. Contacto: yasaavedrat@unal.edu.co.

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¿Afecta el Cambio Climático la Alimentación en nuestro País? | Revista CENDUN

estadísticas muestran que, para el 2050, la mayoría (>60%) de las áreas cultivadas actualmente se verán impactadas; probablemente, el 80% de los cultivos, lo cual tiene grandes implicaciones socioeconómicas. En nuestro país, el sector agropecuario es responsable del 40% de las exportaciones y del 21% de la población directamente dependiente de la agricultura como fuente de empleo (Lau, Jarvis & Ramírez, 2011). Igualmente, los verdaderos culpables del cambio climático son nuestros hábitos más cotidianos y las políticas sin visión de futuro, regidas primordialmente por intereses económicos (Secretaría General de la Comunidad Andina, 2008). En el presente ensayo, se pretende dar cuenta del impacto del cambio climático en la producción agrícola en Colombia, colocando como referente la falta de divulgación de los resultados de las investigaciones a todas las personas y, por tanto, la alteración por parte del hombre y la intervención que debe hacerse desde la profesión del nutricionista, mediante el trabajo interdisciplinario. La justificación da cuenta de cómo el cambio climático afecta la seguridad alimentaria de la población. Luego, de la importancia del nutricionista como investigador y anunciador del cambio climático y sus consecuencias sobre la seguridad alimen-

taria. Posteriormente, se desarrollan otros argumentos frente a las implicaciones del cambio climático en la agricultura en Colombia, y la relación con la falta de conocimiento que tiene el agricultor para enfrentar el cambio climático, el cual se ve reflejado en grandes pérdidas agrícolas. También, se muestra el valor económico de la agricultura en el país, además de su relación con los recursos de los ecosistemas. Finalmente, las recomendaciones y conclusiones. La importancia de este escrito es mostrar que los resultados de las investigaciones en torno al cambio climático, en busca de mitigar las pérdidas de producción de alimentos, no se da a conocer a toda la comunidad, especialmente, a los campesinos. Esto se evidencia en las técnicas de producción (convencionales) que los pequeños agricultores continúan utilizando, además de la falta de reportes, en nuestro país, sobre la capacitación a la población campesina, con el fin de poner en práctica las estrategias que se han postulado para mitigar el cambio climático en Colombia. Es importante e interesante plantear, desde la profesión del nutricionista, esta problemática, en este momento y no en otro; de modo que, como nutricionistas, nos apropiemos de la información científica y la convirtamos en pedagogía aplicable a la vida cotidiana. Los impactos del cambio climático, en general, se pueden atribuir a dos categorías: los primeros son fenómenos climáticos extremos que, según los pronósticos, aumentarán en frecuencia e intensidad (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura –FAO–, 2007; Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD–, 2010). Estos podrían afectar diferentes tipos de ecosistemas, tanto en el mundo en general como en Colombia, debido a una gran y creciente incidencia de emergencias asociadas al clima. Entre los posibles eventos se encuentran: el riesgo de fuertes lluvias e inundaciones en las zonas costeras; el peligro de sequías en zonas particulares; las fuertes lluvias pueden causar eventos secundarios, como el deslizamiento de tierras. La segunda 45


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categoría abarca los cambios graduales, generados por el cambio climático. Entre ellos pueden afectar el aumento de las temperaturas, así como el aumento del nivel del mar y los cambios graduales en los niveles de lluvias. Los cambios mencionados anteriormente afectan la seguridad alimentaria por sus efectos en los sistemas de producción y distribución; por ejemplo, a través de la pérdida de tierras o su adaptabilidad o productividad, enfermedades, disponibilidad de agua o pérdida de biodiversidad. Avanzando en el razonamiento, en Colombia, la agricultura se produce en establecimientos agropecuarios medianos y pequeños; por tanto, el impacto del cambio climático variará en función del sistema de producción agropecuaria y de su ubicación geográfica. Debido a que nuestro país está ubicado en la región ecuatorial, la incidencia y la vulnerabilidad frente a las consecuencias del cambio climático aumentan, porque en esa región la producción agropecuaria se desarrolla en un ámbito cuyas altas temperaturas se encuentran cerca de los límites máximos tolerables. En cada lugar, los efectos dependerán de la interacción entre el clima, la topografía, los tipos de suelo, la disponibilidad de agua y las clases de cultivos, ganado y árboles utilizados. Sin embargo, las menores precipitaciones, las mayores inundaciones o los valores de temperatura extremos (superiores a los 2 °C) afectarán la seguridad alimentaria (Ortiz, 2012). El siguiente punto trata de la necesidad, como nutricionistas, de prestar mayor atención al cambio climático, debido a la alta recurrencia de eventos y emergencias, asociadas al clima, en los últimos años. A partir de lo anterior, es posible argumentar que los análisis sobre el cambio climático nos permiten, como nutricionistas, introducirnos en la discusión sobre la producción agrícola y la apropiación en nuestro país, puesto que no se menciona 46

que los nutricionistas estén participando o apoyando investigaciones sobre cambio climático y seguridad alimentaria. Como ejemplo, está el estudio de cambio climático realizado por Colombia Humanitaria (2014), cuando, en el año 2010, fuertes lluvias causaron la peor inundación vivida por el país en un siglo, afectando a 3.2 millones de personas y 1.35 millones de hectáreas de tierra de uso agrícola. Dado que la mayoría de las personas afectadas eran agricultores y sus terrenos, un año después de la catástrofe, siguieron húmedos o inundados, las familias no habían podido restablecer sus medios de subsistencia; por lo que estas siguen en condiciones críticas, con respecto a la seguridad alimentaria. Teniendo en cuenta que en la revisión de fuentes relacionadas con el ámbito de la nutrición no se encuentran investigaciones, desde la profesión del nutricionista, referentes al cambio climático y la seguridad alimentaria en nuestro país, es precisamente en estos momentos donde el nutricionista debe estar presente y hacer sus aportes e intervenciones, buscando que, desde sus saberes prácticos, se pueda garantizar la alimentación de las familias vulnerables. Por otro lado, en nuestro país, los campesinos tienen menor capacidad de afrontar el cambio climático, dado que no tienen el


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conocimiento apropiado para enfrentarlo. Este es otro de los puntos donde debe intervenir el nutricionista, como educador en los grupos interdisciplinarios; apoyando las familias campesinas para que conozcan más de cerca la problemática del cambio climático, y puedan responder, de manera más acertada, sobre el tipo de acciones que deben tomar para evitar la reducción de la productividad y, por ende, la capacidad de obtener ingresos y, así, garantizar la seguridad alimentaria. Ahora, se puede decir que apoyar a los campesinos y proteger los agroecosistemas, ante el aumento de la temperatura, son la prioridad para garantizar su seguridad alimentaria, de manera que, en nuestro país, el nutricionista debe aportar de manera significativa en la discusión para mitigar el impacto del cambio climático en la producción de alimentos. De acuerdo con el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (2012), actuar frente a la modificación del clima, hoy resulta menos costoso que las pérdidas que se generarán sobre la economía, a causa de los impactos del cambio climático. A su vez, la agricultura, en Colombia, es el sustento de la actividad económica. El sector agropecuario ha aportado al PIB un 9,1% en promedio durante el período comprendido entre los años 2000 – 2009;

muchos de los cultivos de importancia económica (plátano, café, caña de azúcar, fríjol, yuca, papa, arroz y maíz) se encuentran expuestos a impactos severos del cambio climático (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD–, 2011). Emplea a la mayor parte de la población y es fuente importante del ingreso y del abastecimiento de alimentos de los hogares. El cambio climático golpeará, más duro, a los productores de más bajos recursos y a los recursos naturales de los que dependen, que por lo general son muy frágiles. Una buena estrategia para comprender el cambio climático, su impacto y proyecciones es conocer su variación a lo largo del tiempo. Esta estrategia se sustenta o se hace especialmente útil en el caso de la producción agrícola por ser la actividad económica de las poblaciones campesinas de bajos recursos, así mismo, la Secretaría General de la Comunidad Andina (2008) menciona que: Nuestros países son además especialmente vulnerables ante cualquier modificación en los patrones climáticos, debido a que un porcentaje importante de su economía y de la fuerza trabajadora, depende de actividades primarias sensibles al clima, tales como la agricultura y la pesca, y de sus recursos naturales. Y que los sectores más sensibles al cambio climático son los países de menores ingresos, porque en ellos la agricultura juega un papel fundamental en la generación del empleo y el valor de la producción. (P. 20-21).

Entonces, la oferta de alimentos no solo tiene un efecto directo, sino también un efecto indirecto sobre la seguridad alimentaria. Un aspecto económico relevante es la inflación en los precios de los alimentos. Analizado el caso de Colombia por el Banco de la República, se encuentra que hay tres factores que pueden aumentar los precios de los alimentos y, por tanto, generar un problema de seguridad alimentaria para los sectores vulnerables: i) la reducción de la frontera agrícola; ii) la política de combustibles y, particularmente, la demanda de biocombustibles subsidiados es otro factor que puede reducir la oferta de alimentos y, con ello, causar un aumento 47


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en su precio; iii) un tercer elemento es el crecimiento del PIB real, el cual, generalmente, conlleva una mayor demanda de proteína animal, cuya producción es más intensiva en uso de tierras y recursos hídricos (Cano, Vallejo, Caicedo, Amador & Tique, 2012). En consecuencia, las posibles soluciones que se plantean como respuesta a esta problemática, son las del Gobierno Nacional de Colombia, las cuales se ha formulado en el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC), (PNUD, 2010). Estas proponen, por un lado, una respuesta económica enfocada en la ampliación de la frontera agrícola y la innovación biotecnológica y bioeconómica, con el objetivo de aumentar la eficiencia y productividad, que se traduce en una adaptación costo-efectiva. Ramírez y Salazar (2012) informan que las medidas políticas, con respecto a la adaptación al cambio climático en Colombia, incluyen esfuerzos para ajustar los sistemas socio-económicos y ecológicos. Colombia ha adoptado diversas medidas en materia de mitigación del cambio climático y la adaptación, al pasar a ser parte del protocolo de Kyoto en 2001 y una de las partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en 1995. Igualmente, mencionan que todavía hay tiempo para cambiar los actuales niveles de vulnerabilidad, si se realiza un enfoque multidisciplinario. Cada subsector y el Gobierno tienen que invertir en la recopilación de datos, las evaluaciones detalladas y localizadas del impacto, la investigación, el desarrollo, la extensión y la transferencia de tecnología. Se puede afirmar que la intención no es aumentar la cantidad de información técnica que reciban las personas, sino fomentar una discusión que será fructífera alrededor de las actividades humanas, las cuales están acabando los recursos y producen desechos más rápido de lo que puede renovar y procesar el ecosistema. La Secretaría General de la Comunidad Andina (2008), habla de la 48

fragilidad pero también de la complejidad de estos ecosistemas: Cada uno de los ecosistemas andinos posee características únicas como consecuencia de una compleja interacción de múltiples factores geográficos, climáticos, biológicos y fisiográficos que confluyen para tipificar una red biológica que cubre la geografía comprendida entre la costa desértica y la Amazonía. (P.9).

Por otra parte, las investigaciones en torno al cambio climático no se extienden a toda la población, ya que los estudios son publicados en revistas científicas y medios que no son muy utilizados o revisados por la población campesina. Generalmente, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible divulgaba boletines anuales sobre el cambio climático (climares – invemar, 2014); estos representan un medio de comunicación y divulgación, que tiene como objetivo: hacer partícipe a la comunidad científica nacional e internacional sobre los resultados de los proyectos que han enmarcado la instalación y funcionamiento de las estaciones meteorológicas y oceanográficas, con una frecuencia semestral y con información sobre el funcionamiento y desempeño de las estaciones, registro de series de tiempo de los distintos parámetros y algunos análisis de las condiciones y eventos climáticos, además de noticias de interés general. De manera


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que no le llega a la población campesina, quienes, por medio de la producción agrícola, garantizan la seguridad alimentaria de la población nacional. Como resultado de todas las investigaciones, es posible concluir que el cambio climático tendrá su mayor impacto en los productores de recursos económicos más bajos y que se producen en menor cantidad. El impacto del cambio climático tendrá efectos no solo en los pequeños agricultores, quienes son los encargados de producir los alimentos en nuestro país, sino también en la agroindustria, las cadenas de abastecimiento, y la seguridad alimentaria y nutricional.

Por tanto, se propone que una de las estrategias sea que las entidades del estado, tanto locales como nacionales, apoyen a los pequeños agricultores, de modo que sus cosechas tengan un seguro y puedan recibir apoyo y asesoría de las entidades y universidades involucradas en estudios sobre el cambio climático. Así, la transferencia de conocimientos será de manera directa y adecuada para el agricultor.

Debido a que, en Colombia, el cambio climático pasa desapercibido, porque no se dan a conocer los resultados de las diferentes investigaciones, relacionadas con el cambio climático y sus implicaciones sobre la seguridad alimentaria a toda la comunidad, el papel del nutricionista dietista cobra gran importancia; ya que conocer los niveles de cambio que afectan a los agroecosistemas, así como observar la estrecha relación entre biodiversidad, agricultura y cambio climático, nos permitirá desarrollar planes apropiados para garantizar la seguridad alimentaria, además de la participación en las políticas y planes públicos. 49


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BIBLIOGRAFÍA

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¿Afecta el Cambio Climático la Alimentación en nuestro País? | Revista CENDUN

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Alianza del Tomaco | Federico Guzm谩n | instalaci贸n multimedia | 2014



El desplazamiento en Colombia y el impacto en la producción agrícola campesina por Naherd Andrea García Romero 8

El desplazamiento en Colombia un fenómeno social, que ocurrió de forma masiva en los años 50 y ha tenido trascendencia hasta la actualidad (Pérez-Martínez, 2004). Esta situación se ha caracterizado, principalmente, por el despojo de las tierras a sus ocupantes; en este caso se habla de personas que habitan el sector rural. Existen diferentes causas por las que una persona debe abandonar su tierra; en su mayoría, por la acción violenta de grupos armados, en cuyo caso, la víctima busca proteger su derecho a la vida e integridad propia y la de su familia; también hay situaciones en las que oportunistas obtienen beneficios de estos acontecimientos y los ocupantes, por la presión del conflicto, venden sus tierras a precios más bajos. Otro hecho que se presenta es que las familias abandonan el predio y el estado da cuenta de que no le pertenece a nadie, entonces el Instituto Colombiano de Desarrollo Rural –Incoder, antes Incora–, le adjudica el terreno a otra persona; por lo que esta familia pierde su terreno (Ministerio de Agricultura y Desarrollo, 2014). Como se puede, ver hay diferentes formas en las que el campesino puede perder su tierra, así como diversas dinámicas que se

8 Estudiante de Nutrición y dietética. Contacto: nagarciar@unal.edu.co

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El Desplazamiento en Colombia y el Impacto en la Producción Agrícola Campesina | Revista CENDUN

mueven alrededor de ello; estas son matizadas por el terror, el conflicto, el miedo, la persuasión, los intereses de por medio y la búsqueda de bienestar por parte de las familias campesinas; un bienestar que, de momento, no les puede brindar su lugar de vivienda. Alrededor de este panorama, las familias tienen muchas razones para dejar sus predios; sin embargo, estas razones son forzadas por situaciones adversas. Los desplazamientos forzados, la mayoría de las veces, demuestran la vulneración del derecho a la vida, catalogado como uno de los Derechos Humanos, formulados en París el 10 de diciembre de 1948 y definido, por La Organización de las Naciones Unidas –ONU–, como “garantías esenciales para que podamos vivir como seres humanos. Sin ellos no podemos cultivar ni ejercer plenamente nuestras cualidades, nuestra inteligencia, talento y espiritualidad.” (Organización de las Naciones Unidas -ONU-, 2013). De acuerdo con lo anterior, es válido preguntarse ¿qué persona no se ve conmovida ante este hecho de fragilidad de su propia vida y la de sus seres amados? No es necesario buscar más razones por las que los campesinos deban dejar sus tierras, o ¿Se hubieran podido quedar en su lugar de vi-

vienda sin ningún problema, aún cuando los razonamientos que los obligaron a coger su maleta y partir están expuestos ante todos? La historia nos cuenta cuál fue el inicio del desplazamiento, reduciendo todo a conflictos por tenencia de la tierra. Esto nos ubica entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, donde las tierras colombianas se distribuyeron en las haciendas coloniales, los resguardos indígenas, las tierras de la iglesia y las de dominio público o tierras baldías; según el Instituto Agustín Codazzi, el 75% del territorio eran baldíos (Vélez-Álvarez, 2012). Debido a que el Estado intentaba legitimar los títulos de los territorios baldíos y estructurar la tenencia de la tierra en el país, en 1934 el gobierno de Alfonzo López Pumarejo reformó la constitución, con respecto al tema de la propiedad privada, y presentó la Ley 200 de 1936, la cual pretendió modificar y modernizar la estructura de tenencia de la tierra, además de regular el proceso, dar impulso a la utilización económica del suelo, clarificando los derechos de propiedad y posesión sobre los terrenos baldíos. (Gómez-Hernández, 2011). A raíz de esta forma de adjudicación de la tierra, los colonos no abandonaban sus tierras para legalizarlas y no firmaban ningún contrato de aparcería9; los campesinos tampoco firmaban estos contratos y, si los terratenientes se molestaban, los obligaban a que desalojaran sus tierras; no obstante, los campesinos resistían estas expulsiones y volvían a cultivar. Más adelante, al ver que los campesinos lograban quedarse con pequeñas extensiones de tierra y su explotación, apareció la Ley 100 de 1944, con la cual se desmontaban los beneficios de la Ley 200 de 1936 para los aparceros y arrendatarios. Ello legitimó la aparcería como la única posibilidad de acceso a la tierra, aún cuando los hacendados controlaban el proceso. Esto significó el punto de partida que justificó la expulsión de pequeñas familias arrendatarias y cam-

9 Proceso donde el propietario cede la tierra a una persona para su explotación y este le da parte de las ganancias.

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pesinos liberales sin tierra, quienes pretendían la titulación de las antiguas zonas de colonización. Oficialmente, así comenzó la violencia. Las bandas armadas, defensoras de los intereses de los hacendados, asolaron regiones donde los campesinos habían tomado posesión legal de las tierras antes tituladas a los terratenientes o amenazaron con invadirlas. Con el comienzo de la guerra se mezclaron conceptos ideológicos con conflictos de la propiedad de la tierra (Pérez-Martínez, 2004). Todo esto tuvo un efecto bola de nieve, que se ha visto como repercusión con el destierro de los campesinos. Sin nombrar los claros hechos de violencia también impuestos por las actividades del narcotráfico, que se podrían denominar hacendados y que también reclamaban y buscaban quedarse con las tierras. Todo lo anterior corresponde al marco del desarrollo del despojo de tierras. El papel del campesino en la tierra, lo ubica desarrollando actividades agropecuarias, dándole características propias y únicas al territorio que habita; ese ejercicio de habitar le da un sentido emocional, social, político y económico al lugar: su hogar. Hogar en el que las semillas son puestas en la tierra, dando frutos y sirviendo de sustento; toda la familia se mueve entorno a una actividad que para nosotros es una actividad económica y para ellos es su forma de vivir. Si un día, esta actividad cambia, las repercusiones se reflejarán en su estado integral como personas y como familia, desubicando su papel dentro de la sociedad Colombiana. Un papel que desde la ciudad no podemos cumplir, por la imposibilidad de sembrar la tierra, regarla y obtener alimentos y productos, pues nuestra área de vivienda no es apta. Los bloques de cemento, el movimiento de la ciudad, la industria, la contaminación, los espacios reducidos y destinados a otras actividades no permiten la producción agrícola; el sector primario, como lo llama la economía, el sector que produce materias primas. 56

La preocupación por saber qué ha sucedido con estas personas, nuestros productores, es la que lleva a indagar acerca de estos temas, porque cada sector de la sociedad cumple un papel fundamental que hace que el país sea sostenible y autosustentable; por lo que, la idea es saber cómo el desplazamiento ha afectado la producción agrícola campesina, dónde están nuestros campesinos y qué ha sucedido con su actividad económica, da cuenta de la estructura agraria del país y de las modificaciones que los fenómenos sociales, como el desplazamiento, han causado a lo largo del tiempo. Es importante conocer esta problemática, a fin de abarcar otros temas desde distintas perspectivas de la sociedad y, así, dar cuenta de esta realidad. A través del escrito se abordarán puntos como: el rol del campesino en la tierra, la distribución de las tierras en cuanto a extensión a través de los años, siendo modificado por diferentes factores, la producción campesina y la diferencia con las grandes extensiones de tierras, la movilización a la ciudad, y su ubicación dentro de la urbe. Finalmente se dará cuenta de la actualidad, cómo se ve al campesino de hoy y la repercusión de la producción agraria campesina. El rol principal que cumple la economía campesina ha sido el de la producción


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agrícola. En un principio, esta actividad de producción de alimentos era solamente para el autoconsumo y el intercambio con vecinos. Esto, hablando en términos de familias campesinas que ocupaban el territorio en 1950, durante la presidencia del general Gustavo Roja Pinilla, evidenciado en las muestras nacionales agropecuarias, donde el 55% de los propietarios tenían menos de 10 hectáreas y solo ocupaban el 7% de la superficie total (Instituto Geográfico Agustín Codazzi -IGAC-, 2012). La actividad del campesino se reducía a la siembra de la tierra para su sustento; después, empiezan a sembrar para obtener dinero y mejorar su calidad de vida. Este tipo de vida era predominante en la región occidental, así como también era común la explotación del café (Bejarano, 1983). Hay que resaltar que el trabajo era familiar, es decir, las familias campesinas se involucraban con el campo trabajando la tierra y su producción, cuidando animales y sembrando. Desde el más pequeño colaboraba con las largas jornadas de trabajo, algo que hacía parte de su cotidianidad; así, muchos de los niños que crecieron en medio de este ambiente se dieron cuenta de que la vida en el campo estaba lleno de dificultades, las cuales se acrecentaba con la falta de cooperación del Estado; por lo que muchos emigraron a las ciudades.

¿Qué sucedería si el campesino y su trabajo fueran realmente valorados, se les dieran las herramientas para que su economía fuera sustentable, y los monopolios y grandes hacendados no ocuparan sus tierras con otras actividades? Teniendo en cuenta que las personas, al querer un mejor porvenir, se ven obligadas a buscar los lugares que les brinden buenas oportunidades, muy seguramente ellos se quedarían, encontrarían en el país un espacio bien definido y valorado, como el médico, el abogado, y a ellos los podríamos llamar los productores. Este tema del desplazamiento, por la búsqueda de oportunidades, es un primer argumento para concebir el impacto en la producción agrícola campesina. La segunda razón tiene que ver con los matices políticos que se han dado en Colombia con el pasar de los años; donde la lucha por el poder ha sido evidente y ha involucrado a la sociedad en disputas marcadas por intereses individuales. Así, durante el ascenso del partido liberal, se genera una época de violencia, conocida como segunda república liberal. En este periodo, el objetivo era trabajar en las reformas agrarias; no obstante, el contrapeso de los intereses estaban haciendo mella y el desplazamiento del campo a la ciudad se agudizó; la tendencia del abandono de las tierras se hizo cada vez más común, evidenciado en que el 70% de los colombianos reside en las ciudades y el porcentaje restante en el campo (Nacionesunidas.com, s.f.). De acuerdo con Rueda-Plata, en 1938, el 70% de la población residía en el campo y el 30% en la ciudad (1999); esto demuestra, claramente, cómo se invirtió la balanza de la población entre el campo y la ciudad, y cómo se afectó la producción agraria campesina. Por su parte, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi – IGAC– muestra un paralelo entre la explotación agropecuaria en 1954 y 1956 (ver tabla 1).

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Tabla 2. Número y superficie de la explotación agropecuaria según su extensión.

Extensiones

número de explotaciones

menos de 1 HA De 1 a 5 De 6 a 10 De 11 a 20 De 21 a 50 De 51 a 100 De 101 a 500 De 501 a 1000 De 1001 a 2500 2500 y más Total

1954 161.778 342.788 143.549 101.275 85.371 37.814 38.335 4.912 6.541 637 919.000

1956 112.090 347.290 136.510 94.040 71.441 29.943 25.072 2.902 1.212 342 820.842

Explotaciones % 1954 17.6 37.3 15.6 11 9.3 4.1 4.2 0.5 0.3 0.07 100

Fuente : DANE, Muestra Nacional Agropecuaria, 1956, Censos Agropecuarios 1960, 1970

1956 13.7 42.3 16.6 11.5 8.7 3.65 3.05 0.4 0.2 0.04 100

Superficie (miles de HA) 1954 1956 84 56 843.1 895 982.6 1023.8 1376.10 1410.60 2594.40 2500.40 2586 2245.70 8117.80 7521.60 3749.10 2176.50 4037.20 2121 3337.80 2738 27664 22688.50

Superficie % 1954 0.3 3.1 3.6 5.0 9.4 9.4 29.3 13.6 14.6 12.2 100

1956 0.3 3.9 4.5 6.2 11 9.9 33.2 9.6 9.35 12.1 100

Fuente: Instituto Geográfico Agustín Codazzi –IGAC–, 2012, p. 55.

La notable disminución de la explotación de la tierra en los propietarios de menos de 1 hectárea es evidente; los dueños de estas tierras corresponden a las familias campesinas mencionadas; lo que demuestra que los campesinos, a pesar de poseer una pequeña extensión de tierra, presentaban una mayor producción que aquellos propietarios con mayores extensiones de tierra.

predios de pequeña extensión eran los más explotados, los de grandes extensiones estaban sin explotar o para fines diferentes a los agrícolas. Por ello, el uso y la distribución de la tierra estaban en desbalance.

Más adelante, en el informe del IGAC (2012) menciona el estudio realizado por el Comité Interamericano de Desarrollo Socioeconómico del Sector Agrícola –CIDA– en 1966. Los resultados indican que el 44,9% de la superficie es controlada por el 1,2% de las explotaciones multifamiliares grandes y el 5,5% de la superficie es controlada por el 64,1% de las explotaciones consideradas sub-familiares. Estos datos demuestran que, mientras los

Este desplazamiento se incrementa con el pasar de los años, lo que deviene en menos parcelas dedicadas a la agricultura, menor producción agropecuaria, mayor población en las ciudades y, por ende, una mayor demanda de los productos.

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Reiterando la idea planteada, si el campesino, quien, en su mayoría, siembra la tierra, cosecha sus frutos y se preocupa por sembrar la tierra, se va de su lugar de trabajo ¿quién lo hace?, ¿cómo se usa la tierra posteriormente? Para acercarnos más a esta situación, Penagro (1994, citado en el (Instituto Geográfico Agustín Codazzi -IGAC-, 2012) muestra que la pequeña propiedad es la que se usa con fines de producción agrícola, y que las grandes propiedades están quietas e improductivas; empero, lo más preocupante es que esas grandes propiedades ocupan un territorio cada vez mayor y están en menos manos. Según la Encuesta Nacional Agropecuaria 2012-2013, la actividad agrícola es de solo el 7,3% y el 80,3% es de uso pecuario; de esta forma, una oleada de muchos sucesos acumulados durante años dan como resultado estos números, además de evidenciar la imposibilidad, por parte del país, para abastecerse con lo que produce por sí mismo, dando como resultado un aumento en la importación de alimentos; de enero del 2012 a enero del 2013 se presentó un aumento del 41,2% de las importaciones de productos agropecuarios, alimentos y bebidas (Departamento Administrativo Nacional de Estadística –DANE–, 2013). ¿Qué fue lo que sucedió con la producción agraria campesina? Hoy no podemos comer alimentos 100% Colombianos; sino

que desplazamos a quienes trabajaban las tierras, para poner en nuestras mesas productos de países que muchos no hemos visitado y producidos por personas que no conocemos. Si nosotros valoráramos, desde un principio, de dónde vienen los alimentos, nuestros niños no pensarán que la arepa de maíz viene de la nevera y el arroz lo hace una máquina; entonces, la posición del campesino hace mucho hubiera sido reconocido y protegida Tabla 3. Número y área de Unidades Productivas Agropecuarias según tamaño, 1994. TOTAL

UPAS

ÁREA

%

%

De 0 a menos de 1 De 1 a menos de 3 De 3 a menos de 5 De 5 a menos de 10 De 10 a menos de 20 Pequeña propiedad De 20 a menos de 50 De 50 a menos de 100 De 100 a menos de 200 Mediana propiedad De 200 a menos de 500 De 500 a menos de 1000 De 1000 o más Gran propiedad TOTAL

202.807 310.759 187.418 231.616 181.003 1.113.603 166.842 88.248 48.296 303.386 23.631 4.201 1.780 29.612 1.446.601

92.977 551.878 698.017 1.589.462 2.496.066 5.428.400 5.158.372 6.058.078 6.502.800 17.719.650 6.937.189 2.719.691 3.133.652 12.790.532 35.938.182

14 21.5 13 16 12.5 77 11.5 6.1 3.3 21 1.6 0.3 0.1 2.0 100

0.3 1.5 1.9 4.4 6.9 15.1 14.4 16.9 18.1 49.3 19.3 7.6 8.7 35.6 100

UPAS: Unidades Productivas Agrícolas Fuente: DANE, PENAGRO, 1994. La encuesta no incluyó Territorios Nacionales ni explotaciones superiores a 2000 hectáreas Fuente: Instituto Geográfico Agustín Codazzi –IGAC–, 2012, p. 63.

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dentro de la sociedad; las oleadas masivas de personas a las ciudades no hubieran ocurrido, pues el estado los hubiera protegido, y el acorralamiento de la población rural, para que salgan de sus lugares de hábitat, no estaría dentro de las opciones de muchos que se aprovecharon de leyes, abandonos y atropellos que, ayudaban a que se diera esta movilización; movilización que tampoco benefició a las ciudades; por el contrario aportó pobreza y estancamiento del desarrollo de la urbe. Todo esto, para los campesinos, significó pasar de vivir en un espacio amplio a estar en un espacio precario, cumpliendo un papel para el cual no estaban preparados. Y, ahora, ¿quién labra la tierra, si quienes lo hacían ya no están? Simplemente, las tierras con fines agrarios se aprovechan menos, otras actividades económicas proliferan y, cada vez, dependemos más de las cosas importadas, que nosotros mismos podemos producir. Esto afectó y afecta la producción agrícola campesina, y se ve reflejado, a nivel nacional, en las diferentes estadísticas, cada vez más marcadas. Quizás, al final, en nuestra mesa, todo lo que encontremos sea ‘made in’ de cualquier parte del mundo menos de Colombia. Otra problemática sería el olvidar los sabores y olores de nuestra tierra, así como de la cercanía de saber cómo se hacen y se obtienen. Saber algo tan sencillo como que la guanábana viene de un árbol, que la papa es un tubérculo que se saca de adentro de la tierra, y que el aguacate también se baja de los árboles y tiene diferentes variedades; tener la oportunidad de bajar naranjas y limones; que nos sea común ver las guayabas. Todo esto se sumaría a lo que hicimos con nuestros productores predilectos, los campesinos; a pesar de que las suposiciones con respecto al olvido de nuestros sabores y olores pueden llegar a ser exageradas, que esto llegue a suceder estaría en manos de nosotros los colombianos. Es importante conocer cómo está nuestra 60

economía primaria, la que nos ha sostenido tanto tiempo, y darnos cuenta de que los alimentos son tan fundamentales en nuestro diario vivir, como quienes los producen; porque sin ellos no hay quien trabaje la tierra y esta no florece sola.


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BIBLIOGRAFÍA Bejarano, J. A. (1983). Campesinado, luchas agrarias e historia social: notas para un balance historiográfico. Bogotá, Colombia: Univerisdad Nacional de Colombia. Gómez-Hernández, B. (2011). La tenencia de la tierra y la reforma agraria en Colombia. Verba Iuris, 16(25), pp. 63-83. Instituto Geográfico Agustín Codazzi –IGAC–. (2012). Atlas de la distribución de la propiedad rural en Colombia. Obtenido de http://www.igac.gov.co/wps/wcm/connect/8beae7804dc8d75abb1efb 36b39898f6/1_notas_sobre_la_evolucion_historica_con_cubierta_1.pdf?MOD=AJPERES Ministerio de Agricultura y Desarrollo. (1 de octubre de 2014). Unidad de restitución de tierras. Recuperado el 30 de septiembre de 2014, de http://restituciondetierras.gov.co/?action=article&id=796 Nacionesunidas.com. (s.f.). Nacionesunidas.com. Obtenido de Colombia. Sur América: http://nacionesunidas.com/portal-latino/index.php?option=com_content&view=article&id=128&Itemid=524 Organización de las Naciones Unidas –ONU–. (Junio de 2013). LA ONU y los Derechos Humanos. Obtenido de ¿Qué son los derechos humanos?: http://www.un.org/es/rights/overview/ Pérez-Martínez, M. E. (2004). La conformación territorial en Colombia:entre el conflicto, el desarrollo y el destierro. Cuadernos del Desarrollo Rural, (51), pp. 61-90. Rueda-Plata, J. O. (noviembre de 1999). El campo y la ciudad: Colombia, de país rural a país urbano. Credencial Historia, (119). Recuperado de: http://www.banrepcultural.org/node/32860. Vélez-Álvarez, L. G. (27 de marzo de 2012). Economía general, historia económica, pensamiento económico, regulación económica, servicios públicos, economía institucional. Y otras cosillas. Obtenido de Política y Legislación de tierras en Colombia, siglos XIX y XX: http://luisguillermovelezalvarez. blogspot.com/2012/03/politca-y-legislacion-de-tierras-en.htmDepartamento Administrativo Nacional de Estadística –DANE–. (18 de marzo de 2013). DANE. Boletín de prensa. Obtenido de Comercio Exterior - Importaciones y balanza comercial enero de 2013: http://www.dane.gov.co/ files/investigaciones/boletines/importaciones/bol_impo_ene13.pdf

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XIX Muestra de Trabajos de Grado UN | Jorge Acevedo | 2014-I



Revisión de artículos Nutrición deportiva, un campo para explorar por Sandra Milena Montoya Mogollón 10

Sergio Nicolás Pinzón Medina 11

Estimado lector, a continuación encontrará el resumen de una selección de artículos sobre la nutrición deportiva, los cuales se encuentran publicados en la Revista de Nutrição da Puccamp y la Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal (Redalyc). La Revista de Nutrição, fundada en 1988, es una publicación bimestral, editada por el Centro de Ciencias de la Vida de la Universidad Católica de Campinas; su misión es publicar estudios que contribuyan al estudio de la nutrición en sus diversas sub-áreas. Redalyc es una plataforma de servicios de información científica a nivel internacional; está consolidada en versión 2.2 beta, y es impulsada por la Universidad Autónoma del Estado de México para la difusión de la ciencia en acceso abierto. Después de hacer una revisión bibliográfica, se escogió un artículo de la Revista de Nutrição y otro del Redalyc. Los textos escogidos son sencillos y dan a conocer las necesidades energéticas, hídricas y nutricionales en el deporte, así como el papel del nutricionista en el área deportiva.

10 Estudiante de IX Semestre de Nutrición y Dietética en la Universidad Nacional de Colombia. Contacto: sammontoyamo@ unal.edu.co. 11 Nutricionista dietista de la Universidad Nacional. Contacto: senpinzonm@unal.edu.co.

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Revisión de Artículos: Nutrición Deportiva, un Campo para Explorar| Revista CENDUN

art í c u l o 1

Necesidades energéticas, hídricas y nutricionales en el deporte. Revista European Journal of Human Movement, 2013, Vol. 30, pp. 37-52

Autores

José Miguel Martínez Sanz, Aritz Urdampilleta Otegui y Juan Mielgo-Ayuso

Objetivo

Ofrecer un conocimiento actual sobre las necesidades energéticas y nutricionales del deportista para contribuir a la adquisición y el mantenimiento de las condiciones físicas adecuadas para alcanzar un peso y composición corporal compatibles con la salud y el buen rendimiento deportivo, mejorar la adaptación y la recuperación tras el esfuerzo, especialmente cuando sea intenso, mediante el mantenimiento del balance energético, y el suministro de todos los nutrientes necesarios, considerando cuidadosamente aquellos que ayudan al sistema inmunitario y repostar e hidratarse antes, durante y después de cada sesión de entrenamiento y competición. (P. 37)

Método

Se realizó un estudio descriptivo de revisión bibliográfica, con respecto a la evidencia científica sobre las necesidades energéticas y nutricionales del deportista, realizando una búsqueda en Bases de datos como Medline, SPORTDiscus, Science Direct, entre otros; se utilizaron palabras clave que coincidieran con los descriptores del MeSH en inglés y en español, como lo fueron: sport, energy needs, water needs, deporte, necesidades energéticas, hidratación, etc

Resumen

Menciona Gonzáles y cols. que “la ingesta energética adecuada para el deportista, es la que mantiene un peso corporal adecuado para el óptimo rendimiento y maximiza los efectos del entrenamiento” (p. 38). Sin embargo, en la realidad muchas veces encontramos que los deportistas (en su mayoría mujeres) no cubren sus necesidades energéticas lo que conlleva a una pérdida de tejido muscular y deficiencias nutricionales. (P. 38). Para la estimación del gasto energético se puede utilizar la calorimetría indirecta, mediciones isotópicas, ecuaciones de predicción y/o el cálculo del gasto energético por METS según la modalidad deportiva o las actividades realizadas.

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Revista CENDUN | vol 2 • n º1 | 2015

Para calcular el gasto energético se deben tener en cuenta aspectos como la composición corporal, la etapa de crecimiento, la tasa metabólica basal, el nivel de actividad física, el efecto térmico de los alimentos y la actividad física espontanea, la cual se refiere específicamente a la genética y activación hormonal del deportista. En cuanto a las necesidades de macronutrientes, se menciona que el consumo de carbohidratos debe estar entre el 55% y el 65% del valor calórico total, pero depende de la modalidad deportiva, sesiones de entrenamiento y muchos otros aspectos del entrenamiento que pueden llevar a aumentar esta necesidad de este nutriente hasta 9-11g/kg/día. “Las proteínas no son consideradas como fuente energética durante la actividad física, ya que los carbohidratos y las grasas desempeñan esta función.” (P. 45). Sin embargo, pueden existir casos en los que el organismo active el mecanismo de la proteólisis para obtener energía, como por ejemplo, en deportes de resistencia o larga duración. El aporte de proteína varía desde 0,8 g/kg/día hasta 1,8 g/kg/día dependiendo de la actividad realizada.

Resumen

El aporte de grasas debe mantenerse dentro del 20 al 35% del valor calórico total, teniendo en cuenta el aporte de grasas saturadas menor del 7%, poliinsaturadas del 10%, y entre 10-15% las grasas monoinsaturadas. Los micronutrientes, vitaminas y minerales, juegan un papel importante en muchas rutas metabólicas y el entrenamiento da lugar a un aumento de sus requerimientos, creando un posible riesgo de déficit en deportistas, por lo que en muchos casos es necesaria la suplementación para mejorar su ingesta. Una buena hidratación es un pilar fundamental para optimizar el rendimiento deportivo. La importancia de los líquidos, el agua y las bebidas para deportistas radica en el restablecimiento de la homeostasis del organismo por la pérdida de agua y electrolitos provocada por la actividad física por mecanismos como la sudoración. (P. 48). Los electrolitos son fundamentales para la regulación osmótica, con diferentes funciones, “como mantenimiento de la osmolalidad, excitabilidad celular, función endocrina, acción antioxidante, función inmunológica y enzimática, transporte de oxígeno y cadena de citocromos, coagulación sanguínea, transmisión del potencial de acción, equilibrio ácido-base, etc.” (p. 48).

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Revisión de Artículos: Nutrición Deportiva, un Campo para Explorar| Revista CENDUN

Los deportistas entrenan prácticamente a diario, y la ingesta de calorías y nutrientes depende de la actividad realizada, género, situación fisiológica, tipo de entrenamientos, ambiente, temperatura, etc. (P. 50). • La cantidad de energía proveniente de carbohidratos ha de ser alta, siendo como mínimo de unos 5-7 g de HC/kg peso.

Conclusión

• La ingesta proteica además de depender de las características anteriores, depende de los depósitos de glucógeno muscular almacenados y la cantidad de carbohidratos de la dieta. • Los deportistas han de tomar entre 20-35% de la ingesta energética proveniente de los lípidos y prioritariamente de los AGM. • Respecto a los micronutrientes, las necesidades son muy variables pero es importante saber que las vitaminas antioxidantes como la vitamina A, C y E hay que tomarlas en periodos de descanso. • Con una dieta variada, de más de 2500 kcal, no es necesario ningún tipo de suplementación.

art í c u l o 2

The professional competences of the sports dietitian. (Las competencias profesionales del nutricionista deportivo). Revista de Nutrição. 2008, Vol. 21, No. 6, pp. 633-646.

Autores

Maria Luisa Bellotto e Imma Palma Linares.

Objetivo

El artículo presenta los resultados obtenidos en la investigación que dio origen a la tesis doctoral defendida por la autora en la Universitat de Lleida (España), cuyo objetivo fue identificar las Competencias Profesionales de los nutricionistas que trabajan en el ámbito de la Nutrición Deportiva. (p. 633).

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Método

Se utilizó, como herramienta metodológica, la técnica Delphi, la cual solicita, a expertos en una temática, juicios sobre un tema en particular, mediante la aplicación de cuestionarios. Se contó con un panel de 14 expertos de los países de Australia, Brasil, España y Estados Unidos; se llevaron a cabo tres rondas de cuestionarios en las cuales, inicialmente, se identificó un listado de Competencias Profesionales; para, después, ser evaluadas y analizadas a través de cálculos estadísticos descriptivos como la media, moda, mediana y la desviación estándar. Se llegó a un consenso entre los expertos definiendo que existen 147 competencias profesionales, las cuales fueron clasificadas en cuatro diferentes categorías: Competencias Técnicas, Metodológicas, Participativas y Personales. (P. 633). Dentro de las Competencias Técnicas se encuentran: tener conocimientos sobre evaluación y educación nutricional, antropometría y composición corporal, nutrición clínica, suplementos y ayudas ergogénicas, hidratación, y sistemas energéticos; conocer características de las diferentes modalidades deportivas; adicionalmente, se requiere tener conocimiento sobre otras disciplinas científicas relacionadas, como la fisiología, bioquímica, preparación física, entre otros.

Resumen

Las Competencias Metodológicas abarcan aspectos como; métodos para realizar evaluación nutricional, saber realizar evaluaciones antropométricas y nutricionales, evaluar o verificar el consumo de suplementos y/o medicamentos, orientar sobre mitos alimentarios, entre otros. Esta competencia se basa en saber aplicar los conocimientos adquiridos en las competencias técnicas. En las Competencias Participativas se encuentra: el saber identificar la motivación del deportista; saber comunicarse con los responsables de la alimentación del deportista, comunicarse con entrenadores y extraer información de los entrenamientos; saber trabajar en un grupo multidisciplinar; familiarizarse con la terminología utilizada en diversas modalidades deportivas, considerar la cultura, las actitudes y las creencias del deportista; mantener una conducta ética y profesional; saber tratar con profesionales que no son del área de la Nutrición Deportiva y que se consideran expertos en esa área, con vendedores de productos dietéticos, entre otros.

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Resumen

Finalmente, las Competencias Personales se relacionan con: disfrutar de esta profesión así como de sus ámbitos de actuación; estar motivado; actualizarse constantemente; ser dinámico, estudioso, curioso, disciplinado, innovador, comunicativo, creativo, decisivo, práctico, paciente, flexible, activo,…; adicionalmente, debe saber aconsejar y negociar. En lo posible, debe haber practicado o practicar algún deporte; debe tener carácter, buen humor, y poseer la capacidad de convicción y liderazgo.

Conclusión

Son muchas las competencias que debe desarrollar el nutricionista que desee enfocarse en el área deportiva y los resultados demostraron que el estudio “de las Competencias Profesionales del Nutricionista Deportivo contribuye para el establecimiento de los contenidos que deben componer la disciplina de Nutrición Deportiva para ser incorporada en los currículos de las carreras de Nutrición y Dietética.” (p. 633).

BIBLIOGRAFÍA Bellotto, M. L. & Palma Linares, I. (2008). The professional competences of the sports dietitian. (Las competencias profesionales del nutricionista deportivo). Revista de Nutrição, 21(6), pp. 633-646. Martínez-Sanz, J. M.; Urdampilleta-Otegui, A. & Mielgo-Ayuso, J. (2013). Necesidades energéticas, hídricas y nutricionales en el deporte. European Journal of Human Movement, 30, pp. 37-52.

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Fishing in Kiribati | AusAID www.flickr.com/photos/dfataustralianaid/10695514083/



Pescando el dato por Naherd Andrea García Romero 12

Nueva etiqueta de información nutricional propuesta por la FDA La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) propone actualizar la etiqueta de información nutricional que se usa en la mayoría de la comida empaquetada en los Estados Unidos. La etiqueta de información nutricional, que se introdujo hace 20 años, ayuda a los consumidores a tomar decisiones alimentarias informadas y a mantener prácticas dietéticas sanas. Si se ejerce esta propuesta, los siguientes serían algunos de los cambios propuestos. Flora intestinal y obesidad Han surgido múltiples publicaciones que plantean un posible rol de la microbiota intestinal, tanto en el desarrollo de obesidad como de la diabetes. Esta hipótesis nace de la observación de la microbiota intestinal, la cual es distinta en pacientes obesos con respecto a la de individuos normopeso. Esto se explica dado que esta alteración de la microbiota tendría repercusiones en la extracción energética de los alimentos, el metabolismo de ácidos

12. Estudiante de Nutrición y Dietética en la Universidad Nacional de Colombia. Contacto: nagarciar@unal.edu.co

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Pescando el Dato| Revista CENDUN

Imagen 1. Cambios en la etiqueta de información nutricional.

Fuente: Administración de Alimentos y Medicamentos –FDA–, junio de 2015.

grasos, la síntesis de hormonas intestinales, involucradas en la homeostasis energética; y la regulación de los depósitos corporales de tejido adiposo. De las investigaciones realizadas en torno a este tema, se están implementando el uso de estrategias dietéticas destinadas a modular la composición de la microbiota, la cual se ha propuesto como medio para controlar los trastornos metabólicos de forma más eficaz; así, el consumo de probióticos y prebióticos se convierte en una prioridad para combatir la obesidad.

Nutrigenómica A través de los años, se han encontrado más evidencias de que los nutrientes interaccionan directamente con los genes; todo parece indicar que ciertos alimentos, con compuestos bioactivos, son capaces de interactuar con regiones del genoma, consiguiendo una acción protectora frente a mecanismos de iniciación de algunas enfermedades; mientras que otros pueden provocar el efecto contrario. La idea es encontrar qué genes están relacionados con procesos nutricionales y, cuando se tenga conocimiento suficiente de esto, el objetivo es precisar las dietas en función de los requerimientos específicos de cada persona a partir de la información contenida en su genoma; esto, potencialmente, permitirá determinar una nutrición óptima o nutrición personalizada. 73


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BIBLIOGRAFÍA Administración de Alimentos y Medicamentos –FDA–. (Junio de 2015). Un vistazo a la nueva etiqueta de información nutricional propuesta. Recuperado de: http://www.fda.gov/Food/GuidanceRegulation/GuidanceDocumentsRegulatoryInformation/LabelingNutrition/ucm387432.htm Farías, M. M.; Silva, C. & Rozowsk, J. (2011). Microbiota intestinal: rol en obesidad. Revista Chilena de Nutrición, 38(2), pp. 228-233. Fernández, J. L. & Benito, J. (2008). Panorama actual de la Nutrigenómica. ¿Esperanza o Realidad? Nutrición Clínica y Dietética Hospitalaria, 28(3), pp.38-47.

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Esta publicaciรณn se imprimiรณ en los talleres de GRACOM Grรกficas Comerciales en enero de 2016. Para su elaboraciรณn se utilizaron las fuentes TheSans y Museo. Bogotรก, Colombia, 2016


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