ISSN 2322-7842
FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS DIRECC IÓN DE BIENEST AR DIRECCIÓN DE BIENES TAR UNIV ERSITARIO ÁREA DE ACOMPAÑAMI ENTO INTEGRA L PROGRA MA GESTIÓN DE PROYECTOS
Rector Ignacio Mantilla Prada Vicerrector Sede Bogotá Diego Hernández Losada Decano Facultad de Ciencias Humanas Ricardo Sánchez Ángel Dirección de Bienestar Universitario Oscar Oliveros Directora de Bienestar Facultad de Ciencias Humanas María Elvia Domínguez
Revista La Ventana/ Soluciones imaginarias n° 3 · 2014 issn 2322 - 7842 http://revistalaventana.blogspot.com laventana_fchbog@unal.edu.co Dirección Fabián Becerra González Lorena Méndez Rivera Comité editorial (Universidad Nacional de Colombia) Cristhian Andrey Hidalgo Montoya
Directora Departamento de Literatura
Jean Valentín Castellanos Manosalva
Alejandra Jaramillo Morales
Paula Andrea Rojas Cifuentes
Coordinadora Programa de Gestión de Proyectos
(Universidad Distrital Francisco José de Caldas)
Elizabeth Moreno
Carolina Vargas Caro
Coordinadora Grupos Estudiantiles de Trabajo
Diana Paola Hidalgo Acuña
Andrea Fandiño Cardona Gestión docente Diana Diaconu Fabio Jurado Valencia Corrección de estilo
Laura Carolina Pineda Duarte María Fernanda Vidal Córdoba Nicolás Reyes (Universidad Central) Alejandro Salazar Valencia Jeimy Lizeth Téllez Vega
María Carolina Ochoa Gutiérrez
María Paula Maldonado Gómez
Ilustraciones y portada
(Universidad de Buenos Aires)
Camilo Tavera
Karen Bautista Mesa
Fotografías
Colaboración
María Fernanda Murcia Fajardo
(Universidad Distrital Francisco José de Caldas)
Diseño y diagramación
María Alejandra Salazar Gutiérrez
Alejandro Sepúlveda
Estefanía Beltrán
Impresión
(Universidad Externado de Colombia)
Gracom Gráficas Comerciales
Hugo Mármol Sánchez (Pontificia Universidad Javeriana) Miguel Ángel Pineda
LA VENTANA / SOLUCIONES IMAGINARIAS es una revista de humanidades de la Universidad Nacional de Colombia y de los estudiantes vinculados al Colectivo Cultural Gavia. Los textos presentados en la siguiente publicación expresan la opinión de sus respectivos autores y la revista no se compromete directamente con la opinión que estos puedan suscitar.
ÍNDICE Karem Rodríguez Ríos . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 4 DÉJENLOS DESCANSAR EN LA TUMBA: Fabián Becerra González. . . . . . . . . . . . . 4
RELATOS GÓTICOS EN EL SIGLO XXI Elizabeth Carrillo Padilla . . . . . . . . . . . . . 6 0 EL ROMANTICISMO Y EL 9-11. UNA PROPUESTA ESTÉTICA Magdalena Barrero . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 6
Laura Merchán Sánchez . . . . . . . . . . . . 1 0 ESCISIÓN Y TOTALIDAD. UN ACERCAMIENTO A LA NOCIÓN DE NATURALEZA EN LA FILOSOFÍA DE JEAN-JACQUES ROUSSEAU Cristhian Andrey Hidalgo Montoya . . . . 1 8 LA REINTERPRETACIÓN DEL RELATO POLICÍACO Y EL CONCEPTO DE IDENTIDAD LATINOAMERICANA EN LA MUERTE Y LA BRÚJULA DE JORGE LUIS BORGES Paula Andrea Rojas Cifuentes . . . . . . . 3 0 LA FRUTA
ENCRUCIJADAS ENTRE CULTURA, IDENTIDAD Y CONSUMO Diego Fernando Álvarez Ariza . . . . . . . . . . . 7 4 LA CRISIS DE LA PAZ, LA UNIVERSIDAD PÚBLICA Y LA EDUCACIÓN EN COLOMBIA Ivonne Sánchez Moreno . . . . . . . . . . . . . . . 8 0 ¿EL AUMENTO DEL GASTO PÚBLICO PUEDE FRENAR CIERTOS LOGROS SOCIALES? Johan David Mora Moreno . . . . . . . . . . . . . 8 4 EL DÓLAR Y LA INVERSIÓN EXTRANJERA: SU IMPACTO EN LA INDUSTRIA Y LA SOCIEDAD COLOMBIANAS Fabián Becerra González . . . . . . . . . . . . . . 8 8 PERSPECTIVAS DEL ASCENSO CHINO EN EL
Juan Sebastián Viracachá Izquierdo . . . 3 2
ESCENARIO HEGEMÓNICO INTERNACIONAL.
LA NOCHE DEL BAILE Daniela Mahé Soto . . . . . . . . . . . . . . . . 3 6
EL DESPERTAR DEL DRAGÓN DORMIDO
ELLA Leonardo Moreno . . . . . . . . . . . . . . . . 4 0 DOS MANUELES PARA UNA VERÓNICA Gustavo Andrés Valdés Acero . . . . . . . 4 4 DESPLAZADOS SANO Valentina Lara . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 8 LEMOTBULLE Miguel Córdova Colomé . . . . . . . . . . . . 5 2
Lizeth Andrea Alfonso Carrizosa . . . . . . . . 9 3 LA PASIÓN DEL AMOR EN EL ALMA. DEL AMOR PASIONAL EN EL HOMBRE, UN FRENESÍ DE LA PSIQUE María Camila Sánchez Naicipa . . . . . . . . . . . 1 0 0 LO ABSURDO Juliana Alejandra Aguirre Rodríguez . . . . 1 0 4 RETROSPECCIÓN
AL CAER EL ALBA MEMORIA DEL CLUB DE LECTURA . . . . . . . . . 1 1 6
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n años recientes, Zygmunt Bauman acuñó bajo el término de modernidad líquida el tránsito que en las últimas décadas ha experimentado la humanidad, tras pasar del descrédito de los discursos teleológicos, derivados del racionalismo ilustrado, a una era de incertidumbre permeada por los preceptos de la desregulación económica, la emergencia de las subalternidades y la revolución microelectrónica; todas ellas incidentes en la alteración de las relaciones sociales, el trastrocamiento del Estado nacional y la deshumanización del individuo contemporáneo. En consonancia, y en aras de contribuir a la interdisciplinariedad y el debate que bullen al interior de las aulas, este número de La Ventana hace entrega a sus lectores de un nuevo concepto editorial construido al interior del Colectivo Cultural Gavia, dejando de lado las temáticas modeladas en números anteriores que dieron cuenta de la locura y los sueños como recursos estéticos prestos a la actividad artística. Sin dejar de lado la creación literaria — origen y matriz de nuestro equipo de trabajo — abrimos el espectro para consolidar una revista de humanidades que dé cabida a todos los campos de conocimiento integrados en la Universidad Nacional de Colombia. No en vano, presentamos con regocijo un corpus nutrido por autores provenientes de áreas variopintas como la física, la ciencia política, la filosofía, la economía, el derecho, la antropología, la ingeniería y los estudios literarios, contando además en nuestra convocatoria de textos con una considerable participación de estudiantes de medicina, artes plásticas, agronomía, musicología y pedagogía de varias universidades colombianas y extranjeras que paulatinamente se han informado de nuestra gestión. De esta manera, en relación al postulado baumaniano anteriormente mencionado, los textos de esta edición denotan implícita o abiertamente una serie de preocupaciones en torno al sujeto, sus taras, anhelos, oposiciones y reivindicaciones. Iniciamos la sección Letras con Escisión y totalidad. Un acercamiento a la noción de Naturaleza en la filosofía de Jean Jacques Rousseau, en el que Laura Merchán Sánchez aborda lo que considera como principio ontológico y cohesionador en la obra del pensador francés, tomando como ejemplo dos libros que permiten ex-
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plicar la preocupación que el autor tenía por el carácter del individuo. Por su parte, en La reinterpretación del relato policíaco y el concepto de identidad latinoamericana en La muerte y la brújula de Jorge Luis Borges, Cristhian Andrey Hidalgo Montoya propone una reflexión literaria alrededor de la visión de mundo que el escritor argentino postula a través de su poética, estableciendo un proceso de diálogo y ruptura frente a autores como Edgar Allan Poe y Arthur Conan Doyle que le permite posicionarse en el campo literario latinoamericano y universal. Los cuentos La fruta, La noche del baile, Ella y Dos Manueles para una Verónica encuentran la intersección en la narración en primera persona, haciendo uso de elementos como la fantasía, la ensoñación, la muerte y el azar para configurar la construcción de los relatos que en esta ocasión hallan terreno en las plumas de Paula Andrea Rojas Cifuentes, Juan Sebastián Viracachá Izquierdo, Daniela Mahé Soto y Leonardo Moreno. En la misma intencionalidad de la creación literaria la poesía se asienta en obras como Sano y Desplazados, de Gustavo Andrés Valdés Acero; Lemotbulle, de Valentina Lara y Al caer el alba, de Miguel Córdova Colomé, quienes vehiculan sus composiciones por medio de la interiorización y la alegoría. El segmento de Actualidad y opinión contiene análisis de coyuntura local, nacional e internacional que correlacionan semejanzas y discrepancias leídas a través de múltiples aristas conceptuales en escenarios políticos, pedagógicos y estéticos. En Déjenlos descansar en la tumba: relatos góticos en el siglo XXI, Karem Rodríguez Ríos fundamenta una crítica frente al abuso de las industrias culturales en la era de la información, cuestionando la banalización que del concepto de lo gótico hace la generación de productos en serie para consumidores contemporáneos. En ese sentido, Rodríguez Ríos dialoga con Elizabeth Carrillo Padilla y Magdalena Barrero, quienes aluden a la cosificación del individuo en el siglo xxi; en El Romanticismo y el 9-11. Una propuesta estética, Carrillo Padilla esboza la instrumentalización de las subjetividades en las dinámicas inmediatistas de la sociedad del espectáculo, por su parte, Barrero medita las afectaciones del carácter nacional, entre otros tantos aspectos, en Encrucijadas entre identidad, cultura y consumo. La agenda nacional
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también es tema de discusión en el presente número, es así como en La crisis de la paz, la universidad pública y la educación Diego Fernando Álvarez Ariza tiene en cuenta el influjo de los órdenes económico y político en la construcción de ciudadanía en ámbitos de formación básica y superior del país. En otro sentido, Ivonne Sánchez Moreno interpela la naturaleza del sistema constitucional y la separación de las ramas del poder, otrora consagradas en El espíritu de las leyes de Montesquieu, formulando la interrogación ¿El aumento del gasto público puede frenar ciertos logros sociales? Abogando por la paridad de condiciones y la reciprocidad de las partes firmantes, Johan David Mora Moreno hace una crítica a la implantación del libre mercado y las relaciones comerciales de la nación en El dólar y la inversión extranjera: su impacto en la industria y la sociedad colombianas. Finalmente, Fabián Becerra González menciona algunas de las alteraciones que la geopolítica internacional ha sufrido tras el término de la Guerra Fría, haciendo énfasis en Extremo Oriente con el artículo Perspectivas del ascenso chino en el escenario hegemónico internacional. El despertar del dragón dormido. Esta edición concluye con la sección Escolar, iniciativa adoptada al unísono por los integrantes del Colectivo Cultural Gavia, quienes en un alto porcentaje cursan carreras de pedagogía, tras el éxito del proyecto Club de Lectura Universitario e Intercolegiado, efectuado durante 2012 y 2013, en el que se apostó por la promoción de la lectura y la escritura en más de 15 colegios públicos y privados de Bogotá, obteniendo como producto obras escritas por estudiantes de bachillerato. De esa recopilación hemos escogido las que a nuestro parecer tuvieron una calidad publicable, resaltando la capacidad argumentativa de sus autoras. Lizeth Andrea Alfonso Carrizosa hace una valoración de la condición humana y exalta la prominencia de las pulsiones y las emotividades en La pasión del amor en el alma. Del amor pasional en el hombre, un frenesí en la psique, remitiéndose a las valoraciones que frente a dicho problema han hecho autores de la talla de Platón, Séneca y Heidegger. En Lo absurdo, María Camila Sánchez Naicipa hace una toma de posición frente a las acciones que los grupos al margen de la ley han desempeñado en el marco del conflicto armado colombiano. Por úl-
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timo, en Retrospección, Juliana Alejandra Aguirre Rodríguez hace una reconstrucción histórica de su vida, acudiendo a documentos, entrevistas y remembranzas que datan de sus padres, abuelos y bisabuelos, apoyándose en un ejercicio de historia oral y los aportes metodológicos de la denominada historia del tiempo presente. De esta manera damos comienzo a una etapa significativa en una empresa que ha sido pulimentada por el tesón de su comité editorial, al igual que sus amigos, lectores, colaboradores e incluso detractores. Agradecemos a María Fernanda Murcia por su trabajo en la fotografía y por la credibilidad depositada en nuestro equipo de trabajo. También agradecemos la invaluable labor de Camilo Tavera, nuestro ilustrador pionero, quien hoy parte de la tripulación gaviera a la búsqueda de nuevas expectativas, dejándonos la labranza de su ingenio que se verá al interior de estas páginas tercas y abigarradas. fabián becerra gonzález
ESCISIÓN Y TOTALIDAD. UN ACERCAMIENTO A LA NOCIÓN DE NATURALEZA EN LA FILOSOFÍA DE JEAN-JACQUES ROUSSEAU laura merchán sánchez Profesional en Filosofía de la Universidad Minuto de Dios Estudiante de Filología e Idiomas: Alemán. Universidad Nacional de Colombia lauritamerchan@gmail.com
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in duda alguna, casi todo el quehacer filosófico del siglo XVIII se ocupó de problemas éticos, políticos y demás relacionados con la acción humana. Así mismo, la cuestión por el accionar humano es constante en Rousseau y es, quizás, la directriz de su obra, pero ello no quiere decir que necesariamente sea un concepto moral el que sirva como fundamento teórico. A lo largo de esta reflexión intentaré demostrar la existencia de un principio que está más allá de lo moral, que erige su pensamiento y que sirve como punto de referencia para valorar las acciones del ser humano y las formaciones sociales, y para justificar su estado de desgarramiento y escisión, que es en últimas la condición ontológica del hombre; a ello me remitiré más adelante. Así, pienso exponer la necesidad de tomar la Naturaleza como noción guía en la obra rousseauniana. A pesar de la diversidad de modos en los que es asumida, existe la posibilidad de encontrar un concepto único. Dada la extensión de la obra del filósofo quiero mostrar la forma como se desarrolla la noción de Naturaleza en las Cartas elementales sobre botánica y en el Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres. Además de estas dos obras, se puede inferir una ontología en Rousseau, un problema que, como se verá, está directamente relacionado con el concepto de Naturaleza al que nos conduce ineludiblemente. En estas dos obras, la Naturaleza se muestra como el piso y el horizonte de realización teórica de Rousseau, por ello debe tenerse como clave de lectura; es una noción capaz de aunar la diversidad de temáticas tratadas en los textos del filósofo. Además, tal noción tiene una amplia envergadura ontológica; precisamente por ello, por esta forma de concebir lo existente, encontramos unidad teórica en Rousseau. Esto explica, además, la razón de su interpretación acerca del acontecer del hombre en el mundo. Así se abren las puertas a una discusión álgida y problemática que lleva a repensar en términos clásicos un autor ilustrado y a buscar entre líneas una ontología y una metafísica que no llegó a abordar temáticamente Si bien es cierto que desde la Antigüedad la Naturaleza ha sido un referente real y conceptual desde el cual el ser humano ha querido
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comprenderse, ya sea como antítesis o como una mera expresión, en Rousseau tal noción es recurrente a pesar de no haberla desarrollado temáticamente. En sus escritos se encuentran diversas formas de referirse a ella, que adquiere un cariz diferente según el contexto en el que aparece: antropología, política, religión y estética; por eso, hallar el movimiento, las variaciones y la posible unidad del término podría señalar una ruta de interpretación y, por qué no, de concreción y cuerpo en la obra rousseauniana. Esta suele evocarse de diferentes formas: como una realidad que se puede conocer y clasificar científicamente, como referente de moralidad desde el cual se valoran las acciones de los hombres, sus sentimientos y su transparencia; también como el plano u horizonte en el cual el individuo acontece y desarrolla su existencia; igualmente, se alude a ella para definir aspectos políticos como el derecho natural; se la llega a tomar como una entidad mecánica creada y como objeto de contemplación y de goce estético. Entonces, ¿cómo integrar de manera armónica las diferentes significaciones y matices? ¿Cómo asir esta gran cantidad de evocaciones? Como ya se había dicho, la obra del filósofo es prolífera y diversa, los dos textos que trato aquí son pertinentes porque además de distar temporalmente entre sí —el Discurso sobre los orígenes y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres data de 1755 y las Cartas elementales sobre botánica fueron escritas entre 1771 y 1773—, muestran una gran diferencia temática, haciendo más fértil la tarea de hallar entre ambas una unidad en el concepto. No obstante, debe tenerse claro que, dado que Rousseau reflexiona sobre temas políticos, pedagógicos y morales, la Naturaleza servirá como referencia valorativa de los fenómenos personales y sociales a los que alude; incluso cuando Rousseau se ocupa de describir la Naturaleza de manera científica y objetiva, como en los ejercicios botánicos, no pierde su referente moral. Vemos pues que este término es consustancial a la pregunta por el ser humano y su estado actual. Según Starobinski (1973), toda la obra de Rousseau tiene como base y presupuesto la idea que el hombre moderno se encuentra en un estado de dolor y des-
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garramiento; la salida del estado natural no solo da inicio a la historia humana, sino que sumerge a los individuos en una condición dramática en la que hay una separación entre el ser y el parecer. Esta ruptura hace eco en los diferentes ámbitos de la vida humana y vuelve antagónicas las relaciones del hombre consigo mismo, y con la sociedad, con la naturaleza, con el sentimiento y el lenguaje, entre otros. Por ello, la Naturaleza se muestra como el estado de transparencia y unidad en el cual coinciden el ser y el parecer, instancia de la cual el hombre se escinde, lo que lo lleva a un anhelo por recobrar la unidad perdida. En los dos textos, la Naturaleza es una unidad de facto que, al remitir a una esencia e identidad, da sentido a la escisión que caracteriza al ser humano y a la interpretación que Rousseau hace de la historia, de los constructos políticos y humanos. Así, la Nature aparece como objeto de conocimiento científico, de goce estético y medio para la educación; también, se manifiesta como referente histórico y social desde el cual se explican e interpretan los cambios del hombre y sus constructos culturales. De esta manera, la forma en la que aparece esta noción pareciera moverse entre una interpretación clásica y una moderna. En primer lugar, las Cartas elementales sobre botánica beben del ideal sistémico lineano que mantiene cierta afinidad bíblica e impide pensar las transformaciones evolutivas de los seres vivos como algo normal, llegando a concebir la Naturaleza como lo que es, y se mueve en virtud de su esencia, sin salirse de su propio devenir, encerrándose en un círculo de repetición. En segundo lugar, el Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres sugiere, en cambio, una perspectiva moderna que se basa en las nociones de proceso, cambio y desarrollo aportadas por los estudios históricos que tuvieron auge desde el siglo XVIII, como los realizados por Montesquieu, Condorcet y Turgot (Duso, 1998, p. 9). Esta postura se aparta de la anterior, pues situaría a la Naturaleza como uno de los principales referentes explicativos de los cambios del ser humano; si a ello se le suma el hecho de que Rousseau se refiere al perfeccionamiento, esto es, al cambio, como algo natural en la condición humana, podría pensarse que existe en el corpus rousseauniano un conflicto teórico.
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A partir del recorrido realizado en los dos textos, y pese a que las apreciaciones botánicas de Rousseau aparecieron años después del II Discurso, se puede inferir que la lectura tradicional de la Naturaleza — manifiesta sobre todo por la forma de clasificación lineana— mantiene una postura clásica con respecto a lo existente; todo debería poder reflejar y reproducir el modelo original con el que fue creado: en esa reproducción se halla la posibilidad de su feliz realización, la perfección de las plantas y los animales, y la felicidad humana. Las cartas nos ofrecen, a través de una descripción detallada de la fisonomía y de la taxonomía de algunas plantas comunes al contexto del autor, la concepción de la Naturaleza en un sentido científico-objetivo y estético, que refleja su visión unitaria sobre lo existente y explica por qué el ser humano se halla escindido, así como el sentido que tiene la búsqueda de organizaciones políticas que restablezcan la esencia del ser humano a través de la vida civil, la educación moral del individuo y la opción del escape solitario. La aproximación a la realidad se basa en la teoría naturalista botánica de Lineo, especialmente en su Systema Naturae. La particularidad de esta obra se encuentra en el hecho de dar cuenta de la lógica relacional de los seres vivos (en este caso las plantas), a través de un modelo artificial que utiliza un criterio de constancia e invariabilidad; estos son los principios científicos de Lineo basados en la inalterabilidad que, al dejar de lado las variaciones, mantienen la idea de esencia. Se puede advertir todavía una visión deudora de un paradigma clásico que cierra el paso al desarrollo de teorías evolutivas y dificulta concebir la Naturaleza como algo cambiante. Esta concepción estática de Lineo hace eco en la obra de Rousseau: los cambios y las mutaciones de las plantas son vistos por el botánico sueco como una hibridación de los especímenes originales, y por el ginebrino, como un desvío y una deformación de la originalidad: Si los encontráis dobles no os dediquéis a su examen; estarán desfigurados o, si lo preferís adornados a nuestra moda; la naturaleza no se encontrará ya en ellos: ella se niega a producirse por medio de mons-
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truos mutilados de esta manera; pues si la parte más brillante, a saber, la corola, se multiplica en ellos, es a expensas de las partes más esenciales que desaparecen bajo esta brillantez. (Rousseau, 2005b, p. 18)
Rousseau comparte con Lineo una actitud que niega la espontaneidad de la Naturaleza: aquello que se sale del estereotipo, que no es capaz de reproducir los mismos rasgos, es un desvío o deformación que la niega; la perfección consiste en la capacidad de perpetuar los mismos rasgos. A esto se le debe añadir que, en ambos autores, esta idea se relaciona con creencias religiosas: al tiempo que Rousseau ve en la botánica una forma de vincularse con la creación divina, Lineo ordena y clasifica a los seres vivientes “[…] desde los presupuestos bíblicos establecidos en el Génesis” (Bueno: 2001, p. 91); la Naturaleza, más que una realidad móvil y mutable, es un objeto de clasificación. La labor botánica desarrollada por Rousseau nos muestra que bebe de una filosofía fijista de la Naturaleza, pues se basa en una doctrina que sostiene la inmutabilidad de las especies. Esta también se muestra como una ocupación ideal para la formación del carácter y como una salida que permite al individuo reencontrarse con su yo, que se hallaba diluido entre los hombres, así como contemplarse, ser uno y transparente. Por otra parte, del Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres puede decantarse una noción de Naturaleza de todo rasgo antropológico; si bien es cierto que el sentido de esta obra es mostrar que la desigualdad no es justificada por una ley natural —que es ilegítima—, apelando a un supuesto estado de naturaleza humano, es necesario aclarar qué es lo natural del hombre a lo que se refiere Rousseau, desde lo cual explica y valora los constructos culturales y propone formas de organización política que harían justicia a ese estado originario perdido. Puede inferirse del análisis de este discurso, que el concepto de Naturaleza, a pesar de no ser enunciado de un modo explícito, hace referencia a un estado primigenio, a una disposición específica del mundo, con un movimiento propio y un devenir ininterrumpido. Este estado, como constructo teórico, permite comprender la historia y explicar, a partir de ella, la ontología del hombre como escisión.
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La Naturaleza se usa a lo largo del II Discurso como un recurso explicativo que no solo mostrará la ilegitimidad natural de la desigualdad, desvirtuando el estado social y gregario al que llegó el hombre, sino cómo la base conceptual buscará mejores formas de sociabilidad que reflejen la forma natural en la que debe acontecer el hombre. Si bien es cierto que es imposible volver al estado de naturaleza, gran parte del esfuerzo intelectual de Rousseau, si no todo, está dirigido a buscar formas de sociabilidad, de educación y de proyección individual que permitan al ser humano vivir en libertad y su auto- posesión dentro de la vida civil. Por todo lo anterior, puede decirse que la Naturaleza es el principio inmanente a las dos obras aquí abordadas, y si bien es cierto que es empleada con el fin de dar paso a explicaciones históricas, es necesario comprenderla también como un principio ontológico que señala unidad y esencia, dado que así adquieren un significado más profundo las constantes críticas de Rousseau hacia la cultura y su valoración moral, y los intentos por hallar buenas formas de organización social y de educación para los individuos; si la Naturaleza no se tomara de esta forma, carecería de sentido hablar de escisión, desgarramiento y nostalgia en la obra de Rousseau, pues no habría razón alguna de añorar un estado primario y perfecto inexistente. De hecho, surge la pregunta de si en verdad existe, en sentido estricto, una metafísica en Rousseau o si en las obras abordadas simplemente concurre un referente de totalidad, una visión de mundo que no implica necesariamente una teoría del ser. Que una metafísica como tal no fuera desarrollada sistemática y explícitamente en los textos rousseaunianos hace pensar que de estos tan solo se puede inferir la existencia de una noción de mundo, que aunque podría estar latente en todas las obras, no remite a una filosofía del ser en cuanto tal. Sin embargo, la experiencia botánica de Rousseau hace pensar que, vía Lineo, sí se puede hallar una ontología y una metafísica; de ahí la importancia de hacerla patente en otros textos, como en las Ensoñaciones del paseante solitario, en las Confesiones o en Jacques juez de Rousseau, altamente sentimentales, que constatan la escisión ontológica del hombre y dan paso a la búsqueda de una ontología teniendo como referente fundamental, claro está, la Naturaleza.
Es igualmente necesario desarrollar esta tarea inquisitiva en textos como el Ensayo sobre el origen de las lenguas, en el que se hace evidente la separación del individuo con el ser de las cosas mediante el lenguaje, herramienta comunicativa que no deja de velar la relación de transparencia que el hombre natural sostenía con el mundo. Así, la noción de Naturaleza, a pesar de la casi obvia importancia que tiene en el pensamiento rousseauniano, se nos muestra como un concepto alternativo que nos permite pensar a un pensador político en otros términos.
BIBLIOGRAFÍA Bueno, G. A. (2001) El príncipe de los botánicos. Científicos para la historia. Madrid, España: Nívola Libros. Duso, G. (1998). El contrato social en la filosofía moderna. Murcia, España: Res Pública. Rousseau, J. J. (2005a). Cartas elementales sobre botánica. Madrid, España: Abada Editores. _____. (2005b). Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres. Madrid, España: Tecnos. Starobinski, J. (1971). Jean- Jacques Rousseau. La transparencia y el obstáculo. Madrid, España: Taurus.
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LA REINTERPRETACIÓN DEL RELATO POLICÍACO Y EL CONCEPTO DE IDENTIDAD LATINOAMERICANA EN LA MUERTE Y LA BRÚJULA DE JORGE LUIS BORGES cristhian andrey hidalgo montoya Estudiante de Literatura. Universidad Nacional de Colombia cahidalgom@unal.edu.co
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uando se habla del cuento latinoamericano, es inevitable pensar en Jorge Luis Borges. Este magnífico escritor se ha consagrado junto a Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Horacio Quiroga, Julio Cortázar, entre otros, como uno de los representantes más importantes de la cuentística hispanoamericana. Su radical postura frente a la así llamada literatura realista que pregona el color local, el no limitarse a temáticas propias de su literatura nacional: el gaucho, la pampa, el lunfardo, etc., y el considerar el universo como patrimonio del escritor latinoamericano, dan cuenta de su poética, y sobre todo, de su visión de mundo y de la forma de entender el concepto de identidad latinoamericana. En el que es, quizá, el libro de cuentos más reconocido del escritor argentino: Ficciones, hay un relato que a primera vista pertenece al género policial y que reúne de forma magistral todos los elementos característicos de la poética borgiana: el laberinto, la inmortalidad y el tiempo. En “La muerte y la brújula”, Borges hace una subversión de las características propias del cuento policíaco, es decir, reinterpreta el género y como consecuencia obtiene una suerte de parodia; pero esta parodización del género en el cuento tiene un trasfondo que parece proyectar ideas más complejas, ideas relacionadas con la posición del autor frente a la literatura y el ser latinoamericano.
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Para entender en qué consiste la alteración que hace el escritor argentino del género policíaco, es necesario ver los rasgos que le son propios a este. En una de las cinco conferencias que Borges ofreció en la Universidad de Belgrano y que posteriormente recopilaría en Borges oral (1979), escogió como uno de sus temas el cuento policial, al que describe en su prólogo como “[…] ese juguete riguroso que nos ha dado Edgar Allan Poe.” (1989, p. 195). Sin embargo, antes de mencionar estos rasgos, detengámonos brevemente en algunas ideas que Borges tiene sobre el género. El argentino considera a Poe como el padre del género policíaco, y estima que hablar del género es hablar del autor norteamericano (Borges, 1989). Con la invención del género, Poe creó también un lector diferente “… el lector de novelas policiales es un lector que lee con incredulidad, con suspicacias, una suspicacia especial. […] La novela policial ha creado un tipo especial de lector” (Borges, 1989, p. 230). Dicho esto, vemos que más adelante Borges señala las tradiciones del cuento policial, no sin antes advertir en la figura de Auguste Dupin, el primer detective de la literatura. Estas tradiciones o rasgos característicos son: …el hecho de un misterio descubierto por obra de la inteligencia, por una operación intelectual. Ese hecho está ejecutado por un hombre muy inteligente que se llama Dupin, que se llamará después Sherlock Holmes, que se llamará más tarde el Padre Brown, que tendrá otros nombres famosos sin duda. […] El primero de todos ellos […] es el caballero Auguste Dupin, que vive con un amigo y él es el amigo que refiere la historia. Esto también forma parte de la tradición, y fue tomado mucho tiempo después de la muerte de Poe por el escritor irlandés Conan Doyle. Conan Doyle toma ese tema, un tema atractivo en sí, de la amistad entre dos personas distintas, que viene a ser, de alguna forma, el tema de la amistad entre don Quijote y Sancho, salvo que nunca llegan a una amistad perfecta. […] [Doyle] Hace que las proezas intelectuales de Sherlock Holmes sean referidas por su amigo Watson, que no cesa de maravillarse y siempre se maneja por las apariencias, que se deja dominar por Sherlock Holmes y a quien le gusta dejarse dominar. (Borges, 1989, p. 234)
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En “La muerte y la brújula”, algunos de estos cánones son trastocados por Borges. Además, no deja de ser interesante que él, teniendo un profundo conocimiento del género policíaco, haga esa inversión de “las leyes” propias al género. Ahora, analicemos con detenimiento el relato; iniciaremos señalando los rasgos que Borges conservó en la elaboración del cuento. En primer lugar, está la figura del detective Erick Lönnrot y su ayudante Treviranus; en segundo lugar, una cadena de crímenes que encierran un enigma y que Lönnrot está dispuesto a descifrar. Como vemos, Borges respeta los preceptos básicos del relato policial, hecho que nos facilita su clasificación, pero el escritor problematiza la figura heroica del detective. Veamos esto a profundidad. En Erick Lönnrot encontramos un personaje complejo, quizá el más el complejo del relato en comparación con los otros; en palabras del narrador, “Lönnrot se creía un puro razonador, un Auguste Dupin, pero algo de aventurero había en él y hasta de tahúr” (Borges, 2012, p. 157). Es un personaje que recurre siempre a soluciones increíbles, sorprendentes; esta manera de pensar del detective queda evidenciada en la hipótesis que formula con el primer asesinato: —Posible, pero no interesante —respondió Lönnrot—. Usted replicará que la realidad no tiene la menor obligación de ser interesante. Yo le replicaré que la realidad puede prescindir de esa obligación, pero no las hipótesis. (Borges, 2012, p. 159)
Esta forma de analizar las situaciones traerá un final no muy afortunado para el detective borgiano, pues como bien se sabe, descifrar este enigma le costó la vida. Aquí está la primera inconsistencia con la tradición del relato policíaco, por lo general, por no decir que siempre, el detective después de un arduo y profundo análisis de la situación, viendo lo que nadie más ha visto, logra desvelar el enigma sin sufrir un final fatal o desafortunado. Un ejemplo de esto puede ser “La carta robada” de Poe. Por otro lado, está Treviranus. Lo primero que notamos es el fuerte contraste con Lönnrot en la manera en que razonan. Treviranus es un
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personaje más simple, más práctico, sus hipótesis son sencillas y, paradójicamente, acertadas, por lo menos en esta ocasión; para Treviranus el primer asesinato siempre se trató de un error por parte del asesino, observemos lo que nos dice en la escena del primer crimen: Un par de horas después, en el mismo cuarto, […] el comisario Treviranus y Lönnrot debatían con serenidad el problema. —No hay que buscarle tres pies al gato —decía Treviranus, blandiendo un imperioso cigarro—. Todos sabemos que el Tetrarca de Galilea posee los mejores zafiros del mundo. Alguien para robarlos, habrá penetrado aquí por error. Yarmolinsky se ha levantado; el ladrón ha tenido que matarlo. (Borges, 2012, p. 158)
Esta hipótesis que a Lönnrot, como ya vimos, le parece “posible, pero no interesante” será luego corroborada por Red Scharlach cuando le confiesa que todo ha sido un artificio para saldar una cuenta pendiente entre los dos; sobre este punto nos detendremos más adelante. Por ahora, veamos la confesión de Scharlach y que, dicho sea de paso, es el “efecto sorpresa”, el giro que da el cuento y sorprende al lector: En esas noches yo juré por el dios que ve con dos caras y por todos los dioses de la fiebre y de los espejos tejer un laberinto en torno al hombre que había encarcelado a mi hermano. […] El primer término de la serie me fue dado por el azar. Yo había tramado con algunos colegas —entre ellos, Daniel Azevedo— el robo de los zafiros del Tetrarca. Azevedo nos traicionó […] En el enorme hotel se perdió; hacia las dos de la mañana irrumpió en el dormitorio de Yarmolinsky. […] Azevedo le intimó silencio; Yarmolinsky alargó la mano hacia el timbre que despertaría todas las fuerzas del hotel; Azevedo le dio una sola puñalada en el pecho. (Borges, 2012, p. 169)
Aquí está la segunda variación de los componentes estructurales del género hecha por Borges. Aunque Treviranus se deja llevar por las apariencias, su hipótesis resulta acertada y en este sentido es más listo que
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Lönnrot, quien creyéndose un Auguste Dupin, arquetipo del detective, no se percata de la trampa que le han tendido, porque es en última instancia de lo que en realidad se trata el cuento: Borges nos muestra cómo Scharlach construye un laberinto, una ficción para Lönnrot, por medio de elementos reales cuyo centro enigmático le permite atraparlo. Como se mencionó al principio, “La muerte y la brújula”, al igual que la mayoría los relatos borgianos, tiene algunos de los temas que más inquietaron a Borges a lo largo de su vida: el laberinto, la inmortalidad y el tiempo. Por fortuna, en la serie de las cinco conferencias aludidas con anterioridad, Borges habló explícitamente sobre dos de estos tres temas que se han señalado. En la conferencia “La inmortalidad”, ofrecida el 5 de junio de 1978, Borges parte del que es quizá el primer texto en abordar este tema en la literatura occidental: El Fedón de Platón. Allí reflexiona sobre la actitud de Sócrates poco antes de morir. No obstante, lo que verdaderamente nos interesa de esta conferencia es qué entiende Borges por inmortalidad; él parece tratar el tema como la transmigración, que se utiliza para explicar venturas y desventuras, lo que nos sucede en esta vida se debe a lo que hicimos en una anterior y esta a su vez depende de otra anterior. Cerca del final del cuento, el narrador nos refiere el último diálogo que tienen en esa “vida” Lönnrot y Scharlach, en el que abordan los tópicos del tiempo y el laberinto, de los que Borges habla en la conferencia “El tiempo”, dada el 23 de junio de 1978. Veamos: —En su laberinto sobran tres líneas —dijo por fin [Lönnrot]—. Yo sé de un laberinto griego que es una línea única recta. En esa línea se han perdido tantos filósofos que bien puede perderse un mero detective. Scharlach, cuando en otro avatar usted me dé caza, finja (o cometa) un crimen en A, luego un segundo crimen en B, a 8 kilómetros de A, luego un tercer crimen en C, a 4 kilómetros de A y B, a mitad de camino entre los dos. Aguárdeme después en D, a 2 kilómetros de A y C, de nuevo a mitad de camino. Máteme en D, como ahora va a matarme en Triste –le– Roy.
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—Para la otra vez que lo mate —replicó Scharlach— le prometo ese laberinto, que consta de una sola línea recta y que es invisible, incesante. (Borges, 2012, p. 172).
Como vemos, Lönnrot cree en otra vida futura, donde tendrá, al parecer, el mismo final que en esta, como si el error que cometió (el no percibir la trampa) le vaya a ser cobrado infinitamente en sus otras vidas. Por otro lado, este diálogo final no deja de ser impactante, en especial por la idea de un laberinto de una sola línea, que a primera vista parece algo ilógico; un laberinto entre más sinuoso sea, cumplirá mucho mejor su cometido. ¿Entonces a qué especie de laberinto se refiere el narrador? La respuesta la encontramos en la última conferencia mencionada, “El tiempo”. Veamos la explicación que nos da Borges de este “laberinto que consta de una sola línea recta y que es invisible, incesante”. Ahora que estamos hablando del tiempo, vamos a tomar un ejemplo aparentemente sencillo, el de las paradojas de Zenón. Él las aplica al espacio, pero nosotros las aplicamos al tiempo. Vamos a tomar la más sencilla de todas; la paradoja o la aporía del móvil. El móvil está situado en una punta de la mesa, y tiene que llegar a la otra punta. Primero tiene que llegar a la mitad, pero antes tiene que cruzar por la mitad de la mitad, luego por la mitad de la mitad de la mitad, y así sucesivamente. El móvil nunca llega de un extremo de la mesa al otro. (Borges, 1989, p. 245).
A este laberinto es al que se refería Lönnrot y que, en otras palabras, es el tiempo, aquel que es lineal y además invisible, pero que al igual que un río jamás se detiene, siempre está en movimiento. El móvil en el relato es el detective y, como lo explica Borges en la conferencia, jamás llegará al otro lado de la mesa, en este caso, al final de la línea, se pierde en ella. Explicado este punto, pasemos ahora a otra charla de Borges que permito traer a colación debido a su pertinencia para seguir el desarrollo del tema planteado en este texto.
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En “El escritor argentino y la tradición”, conferencia dictada en el Colegio Libre de Estudios Superiores y publicada en su libro Discusión, en 1932, Borges hace una “mínima confidencia” sobre la escritura de “La muerte y la brújula”; además de un análisis y una toma de posición frente al nacionalismo en la literatura, particularmente en las letras argentinas. Veamos entonces qué opina el escritor frente a este último tema: La idea de que la poesía argentina debe abundar en rasgos diferenciales argentinos y en color local argentino me parece una equivocación. Si nos preguntan qué libro es más argentino el Martín Fierro o los sonetos de La urna de Enrique Banchs, no hay ninguna razón para decir que es más argentino el primero. Se dirá que en La urna de Banchs no están el paisaje argentino, la topografía argentina, la botánica argentina, la zoología argentina; sin embargo, hay otras condiciones argentinas en La urna. (…) Además, no sé si es necesario decir que la idea de que una literatura debe definirse por los rasgos diferenciales del país que la produce es relativamente nueva; también es nueva y arbitraria la idea de que los escritores deben buscar temas de sus países. (…) El culto argentino del color local es un reciente culto europeo que los nacionalistas deberían rechazar por foráneo. (Borges, 1997)
Como vemos, Borges, al igual que otro genio de la literatura argentina e hispanoamericana como lo fue Julio Cortázar, no creía en una literatura de corte descriptivo; este tipo de realismo vacío fue el que pretendió criticar Borges, aquel que se resignaba con una descripción detallada de la realidad que caía en lo tedioso. Como conclusión de esta conferencia, podríamos deducir que este tipo de textos, para Borges, limitaba la literatura argentina. Unas líneas más abajo de la cita anterior encontramos una frase que puede resumir todas las ideas que Borges busca exponer en esta conferencia: “He encontrado en días pasados una curiosa confirmación de que lo verdaderamente nativo suele y puede prescindir del color local”,
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y efectivamente es así, conocido es el ejemplo del que habla Borges sobre la ausencia de camellos, en el que el libro árabe es, por excelencia, el Corán. Esta “curiosa confirmación” le confiere a Borges la oportunidad de hacer la confidencia anteriormente aludida, relacionada con la escritura de “La muerte y la brújula”. Séame permitida aquí una confidencia, una mínima confidencia. Durante muchos años, en libros ahora felizmente olvidados, traté de redactar el sabor, la esencia de los barrios extremos de Buenos Aires; naturalmente abundé en palabras locales, no prescindí de palabras como cuchilleros, milongas, tapia, y otras, y escribí así aquellos olvidables y olvidados libros; luego, hará un año, escribí una historia que se llama “La muerte y la brújula” que es una suerte de pesadilla, una pesadilla en que figuran elementos de Buenos Aires deformados por el horror de la pesadilla; pienso allí en el Paseo Colón y lo llamo Rue de Toulon, pienso en las quintas de Adrogué y las llamo triste-leRoy; publicada esa historia, mis amigos me dijeron que al fin habían encontrado en lo que yo escribía el sabor de las afueras de Buenos Aires. Precisamente porque no me había propuesto encontrar ese sabor, porque me había abandonado al sueño, pude lograr, al cabo de tantos años, lo que antes busqué en vano. (Borges, 1997)
Esto demuestra que las ideas planteadas por Borges en esta famosa conferencia son ciertas; es decir, una obra literaria no debe teñirse de elementos representativos e identitarios propios del país donde se escribe, en este caso Argentina, para dar cuenta de la identidad y del reconocimiento que hace el autor de sí mismo como argentino, suramericano e hispanoamericano. Como bien subraya el Nobel peruano Mario Vargas Llosa, en su ensayo “Las ficciones de Borges” contenido en su libro Sables y utopías. Visiones de América Latina, el escritor argentino marcó un antes y un después en la literatura latinoamericana: Para el escritor latinoamericano, Borges significó la ruptura de un cierto complejo de inferioridad que, de manera inconsciente, por su-
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puesto, lo inhibía de abordar ciertos asuntos y lo encarcelaba dentro de un horizonte provinciano. Antes de él, parecía temerario o iluso, para uno de nosotros, pasearse por la cultura universal como podía hacerlo un europeo o un norteamericano. (Vargas Llosa, 2009, p. 399)
Borges entendió que el escritor latinoamericano debe adueñarse del universo y no quedarse sumido en las descripciones de su ambiente, como lo dice Vargas Llosa, “provinciano”. Tal vez por esto, para algunos lectores resulta difícil encontrar en la obra narrativa de Borges elementos identitarios relacionados con Latinoamérica y muchas veces es catalogado, injustamente, como un escritor cosmopolita. Hasta aquí se ha hecho, más que nada, un análisis textual del relato basado en material teórico y, por supuesto, en el cuento. En adelante, se elaborará un análisis interpretativo del mismo texto, en busca de aportar una nueva lectura y de incentivar a los lectores a pensar en otras posibles interpretaciones. Como se mencionó antes, Borges en “La muerte y brújula” muestra al lector cómo Scharlach construye un laberinto, una ficción para Lönnrot, por medio de elementos reales cuyo centro enigmático le permite atraparlo. Puede verse en este relato, además de la parodización explicada con anterioridad, la radical postura de Borges hacia la literatura realista, su preferencia por la de corte fantástico y su manera de entender la idea que transmite la identidad latinoamericana. Sin lugar a dudas, los dos personajes principales en el relato son Lönnrot y Scharlach. En el primero, observamos a un razonador puro; es difícil no ver en este personaje una caracterización de la literatura realista hecha por Borges. A pesar de tener una hipótesis sorprendente respecto al primer crimen, esta resulta siendo falsa, como las descripciones que intenta hacer la literatura realista de la que tanto reniega el argentino. La capacidad intelectual de la que se ufana Lönnrot sirve como herramienta a Scharlach para perderlo en su laberinto, Borges hace que Scharlach derrote a Lönnrot en un juego en el que él se creía invencible, utilizando los elementos policíacos para su propio fin.
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Para seguir explicando esta interpretación del cuento, es pertinente recordar algunas ideas plasmadas por Gabriel García Márquez en su discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura. El escritor colombiano relaciona conceptos de fuerte contraste entre los dos continentes (América y Europa); enlaza a América con palabras como poesía (entendida como imaginación y espíritu creador) frente a la razón de Europa, la vida frente a la muerte y el caos de las guerras europeas, el materialismo propio de Europa frente al idealismo americano, etc. La imaginación y el espíritu creador son entonces símbolos de la identidad latinoamericana. Siguiendo este orden de ideas, sería válido afirmar que en Red Scharlach se puede ver un modelo de la literatura latinoamericana, del ser latinoamericano, un prototipo del auténtico latinoamericano, porque son finalmente la imaginación y el espíritu creador los que le permiten a Red Scharlach construir esa ficción y completar su venganza. Ahora, es relevante subrayar el quiebre o la ruptura que hace Borges con la tradición del género policíaco. Si la interpretación anterior es adecuada, no deja de ser significativo, y más aun sabiendo la preferencia de Borges por la literatura fantástica, el final que Lönnrot (representante de una literatura realista) tiene a manos de Scharlach; Borges, con la venganza consumada de Scharlach habla no solo de su reinterpretación del género policial, sino también de la superioridad de la literatura fantástica frente a la realista. A modo de conclusión, “La muerte y la brújula” también nos puede hablar de la experiencia de la lectura; es decir, en este caso Borges es un Red Scharlach que a partir de hechos reales construye para nosotros los lectores un laberinto que finalmente nos atrapa, o nos secuestra momentáneamente, como diría Cortázar, por medio del excelente manejo de la historia y la tensión o giro de la trama presente en el cuento. Como lo señala Vargas Llosa, Jorge Luis Borges marcó un antes y un después en la historia de la literatura latinoamericana, y se atrevió a romper las convenciones literarias de su tiempo para hablar de todo, para adueñarse, a fin de reclamar lo que para él le pertenece por derecho al escritor argentino y latinoamericano, un derecho mayor que el
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que pueden tener otras naciones o habitantes del mundo occidental. No sé hasta qué punto sea arriesgado el afirmar que sin la obra, sin las ideas de la literatura y sin sus reflexiones sobre el oficio de escribir, mucha de la literatura latinoamericana que surgió después con autores como Roberto Bolaño o Alberto Fuguet, entre otros, no habría podido nacer, y tampoco reinventarse el concepto de literatura en Latinoamérica.
BIBLIOGRAFÍA Borges, J. L. (1989). La inmortalidad, El cuento policial, El tiempo. En: Borges oral. Buenos Aires, Argentina: Emecé Editores. Borges, J. L. (1997). El escritor argentino y la tradición. En: Discusión. Madrid, España: Alianza. Borges, J. L. (2012). La muerte y la brújula. En: Ficciones. Bogotá, Colombia: DeBolsillo. Vargas Llosa, M. (2009). Sables y utopías visiones de América Latina. Bogotá, Colombia: Aguilar.
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LA FRUTA paula andrea rojas cifuentes Estudiante de Literatura. Universidad Nacional de Colombia paureds5@hotmail.com
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uando descubrí que el árbol de atrás de la casa de papá tenía como frutos unas pequeñas esferas de color bermellón, solo pude pensar en el filete que comí en casa de mamá antes de llegar allí. Mientras devoraba uno de los frutos, sentía cómo el sabor del filete enviciaba mi boca, y sentí más ganas de una cerveza para acompañarlo; al tomar otro de ellos, el sabor de la cebada se esparció desde mi boca hasta el estómago. Cogí unas cuantas frutas para venderlas en la plaza del pueblo, de alguna forma tenía que contribuir con la economía del hogar. De ca-
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mino comí varias de ellas pensando en los más deliciosos manjares que antes habían pasado por mi boca, les ofrecí a los perros que me acompañaban, pero apenas las olisqueaban salían a correr, creo que era porque no tenían muchos recuerdos de comida deliciosa. La hija de doña Carmela compró dos, y mientras me daba el efectivo sentí que un extraño movimiento se pasó por mi estómago, y que mi pie empezaba a cambiar. Me quité una de las alpargatas y vi cómo lentamente mis dedos iban secándose, como los pies de mi abuela Matilde, y cómo iba escondiéndose por mi pie; igual sucedió con mi pie hasta el tobillo, y tuve unas ganas increíbles de defecar. Logré llegar detrás de un árbol cojeando y encontré que salieron de mí unos frutos exactos a los que acababa de venderle a la hija de doña Carmela; me alegré porque ahora podría recoger más dinero y porque el camino a casa sería menos molesto sin el peso innecesario de mi pie. Cuando volví a mi puesto en la plaza observé que la hija de doña Carmela, ahora sin una oreja, también estaba vendiendo los frutos; enfurecí un poco, pero me alivió la idea de que había comido más que ella en el transcurso de la casa de mi papá a la plaza; además, ella tenía un cuerpo menudo que no daría grandes frutos como el mío. La competencia era ardua, pues ella tenía más conocidos en el pueblo, pero yo, que ya no contaba con una mano, una oreja y un hombro, tenía unos frutos grandes, rojísimos y brillantes, de los que no descubría sus propiedades, sino las dejaba como un enigma. El pueblo ya pensaba en tomar el fruto como el símbolo regional y hacer un festival con reina en su nombre. Estaba por llegar la noche cuando mi negocio dejó de prosperar, pues de repente todos tenían frutos espléndidos, aunque de Anita, la hija de doña Carmela, cuyo nombre conocí cuando lo gritó antes de que su boca desapareciera, no quedaba nada, sino unos cuantos fruticos en el suelo que robó un pillo que pasaba por allí. Yo, en cambio, contaba con mi ombligo, por lo que mi padre podría reconocerme y comprobar que las ganancias eran nuestras; además, no tendría que llevar un gran peso de vuelta a casa.
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LA NOCHE DEL BAILE juan sebastián viracachá izquierdo Estudiante de Física. Universidad Nacional de Colombia jsebas635@hotmail.com
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lla está muerta y, aun así, la tengo aquí. Ella está conmigo y me siento feliz, enormemente feliz. Ella vive aquí conmigo. Aún pasa por los cuartos, por las alcobas, camina por los pasillos. Y me siento muy feliz de tenerla conmigo, porque ella me sigue amando, yo lo sé. Ella está aquí conmigo, ella nunca se fue, nunca se ha ido. Anoche danzamos hasta cansar. Bailamos la Sonata n.º 1, esa, sí, esa, la de Chopin, la Op.4 - Sonata para cello y piano, ¡sí! La de piano. Yo no dejaba de verla a los ojos. Girábamos y girábamos. Todos nos aplaudían y no exactamente por buenos bailarines: por el amor que nos teníamos. Y todos eran felices. Las personas llevaban trajes almidonados, de colores bellísimos, ella estaba de blanco, como la paz. La brillantez de la seda pura contrastaba tenue con sus ojos color miel. Ella me tenía tomado por los hombros y yo de su cintura. Estábamos en el centro del gran salón. Y esa música sombría, extraña, bonita. Me sentía dominado, por la música y por sus ojos. Si no nos acercábamos más, era porque no queríamos dejar de vernos y no porque no quisiéramos sentirnos. Y bailamos la misma pieza cientos de veces. Y la gente no dejaba de aplaudir. Yo no quería parar. Era enormemente feliz. De pronto todo se hizo silencio, ya no había nadie. Ella, con su alegría, con sus ojos luminosos, me tomó de la mano enérgica. Yo solo era una pluma llevada por el viento. Subimos las escaleras y me percaté que la sonata nunca paró, que el silencio era solo mío porque la estaba viendo, cenicienta y pura. Entramos al cuarto. Ese cuarto, gran cuarto. Las cortinas mullidas, algodonadas. Las paredes pintadas de blanco. Varios cuadros. Verde, rojo, amarillo, azul, blanco. Era una estructura en forma de cimborrio, como en la iglesia. Las almohadas: ¡ah, las almohadas junto a ella! Ella ya caída en la cama. Casi respiraba la ternura al ver tanta suavidad, tal delicadeza. Casi me dejé caer: quedarme de pie era un acto muy brusco para tanta inocencia. Me acerque con suavidad. La música no dejaba de sonar. Su cuerpo estaba desnudo. Rocé mi mano con sus piernas. Ella no de-
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jaba de verme. La música no paraba. Me acerque flemático. Algún ímpetu extraviado quizá rompiera con la suavidad del momento. Besé su mejilla, luego su cuello. Ella solo me veía, quieta, taciturna: yo no podía pedir más. En adelante solo la sentí con mis labios. Pero pasé por todo su cuerpo. No teníamos límite de tiempo, fue por eso que lo hice con cautela, con lentitud, desde sus cejas hasta la punta de sus pies. Ella solo me miraba. Abrí los ojos. Tenía miedo. Quizá al girar la cabeza la encontrara ahí. Y así fue. Estaba dormida. Tal delicadeza en la quietud era incontenible en mi corazón. Decidí dejarla. Salí, bajé las escaleras recordando lo que había ocurrido anoche. Casi viví de nuevo el momento. Me senté en el diván principal, en ese del gran salón, ¡sí! El de la noche del baile. Bebí el vino que más le gusta a ella. Recordé cómo todos nos miraban. El piano seguía ahí. Sonaba solo, sin que nadie lo tocara. Sonaba en mi mente. Me levanté luego de saciar mi sed. Decidí ver por la ventana. Mi palacio era hermoso. Todos querían entrar a este palacio. ¡Ah, mi palacio! Me acerqué al marco pero ¿dónde están mis jardines? Hace un momento hacía sol. ¿Por qué llueve? ¡La ventana no estaba tan sucia antes! ¿Qué ha sucedido? ¿Por qué está tan oscuro? Donde era verde hay niebla. Donde estaban los tulipanes, al lado de los setos, creció un árbol sin hojas. No importa. ¡Qué importa! Mientras ella esté conmigo. Subí de prisa por las mismas escaleras. La música no sonaba, ni en mi cabeza ni en ningún lado, ya no había nada, no me importó. Aceleré el paso. Llegué a mi destino. Tomé la perilla, la giré con miedo, muy despacio. Empujé la puerta mirando al suelo por el temor de no encontrarla. Levanté la mirada y… Sí, allí estaba. Todo fue de nuevo claro y rosas a la vez, nada mustio, todo alegre. Ya no estaba oscuro. Ella me seguía mirando pero no me decía nada, no me importó. Ella estaba con el mismo vestido blanco, en el mismo cimborrio, al lado de las mismas paredes, ¡todo sigue igual! Abrí los ojos, sentía miedo, miedo de no encontrarla allí. Me ubiqué al costado, y ella estaba mirándome. Ya todo estuvo bien.
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¿Y dónde están los invitados, y la música por qué no está sonando? ¡La angustia, la terrible angustia! El vacío no da espera. Bajé con rapidez. Y todo estaba bien, la noche del baile era perfecta. Sonó la música, el piano no paraba. Yo miraba a todos lados. Colores relucientes, bellos trajes. Todo era perfecto, pero… Pero algo faltaba, ¡ella! Y sí, la vi, bajaba por las escaleras, las escaleras de siempre y el salón de siempre. Extendió su mano pidiéndome una tanda. ¡Las que quieras, mi amor!, le dije con mi mirada. Se juntaron nuestras manos. Bailamos, bailamos toda la noche. Y todos aplaudían. Y todos nos miraban. Yo estaba en ese mundo donde el tiempo no pasa. Ella no dejaba de mirarme, y no me hablaba, Pero no me importa, nada importa ya mientras esté con ella. Ella nunca morirá y yo tampoco. Abrí los ojos y ella estaba allí.
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ELLA daniela mahé soto Estudiante de Ciencia Política. Universidad Nacional de Colombia dmahes@unal.edu.co
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abía empezado a helar al mediodía. Desde entonces, mi madre se instaló en el rincón de nuestra casucha a murmurar en un idioma ininteligible que, según ella, era el idioma de Dios. Sus manos temblorosas, con las articulaciones hinchadas, enrojecidas y deformes, me daban lástima. Mi hermana se hurgaba la nariz y se comía los mocos para distraer el hambre, tal vez debería hacer lo mismo con sus piojos, a veces creo que esos animales tienen más carne que alguna de nosotras. La única manera en que podría tener un panorama más amplio de la carretera era saliendo de la casa, pero no podía, ella se acercaba. Tal vez debería romper los vidrios, no sirven para ver, solo devuelven mi reflejo, los odio. La primera vez que salimos huyendo fue después de ese incidente. A mi madre no le gusta que preguntemos, pero el loco me contó. Antes de que empezara a hacer frío, cuando los rumores empezaron a correr, mi madre comenzó a empacar. Y digo empacar porque en ese entonces teníamos algo de ropa y comida para llevar, mi hermana ni siquiera caminaba, ella no ha conocido nada diferente a huir. Nueve pueblos en menos de tres años es una locura escandalosa y excesiva, es solo un ser humano que se dedica a robar. Cuando le dije eso, me abofeteó con la camándula en la mano. Al rozarme la mejilla, siento una cicatriz como la de la rodilla y me causa gracia, los golpes no le hacen gran cosa a una persona desesperada. ¿Será que alguna vez ella ha sido golpeada?, mi madre dice que el diablo la deja ganar. Esta vez no podemos huir, ya no, y es mi culpa, no puedo reprimir una ligera sonrisa. Las veces anteriores un sudor frío y maloliente empezaba a correr por el cuerpo de mi madre, que cada vez era más visible entre más lamentables eran sus harapos. Sus manos temblaban y
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su mirada se perdía, tal vez buscara a mi padre, quién sabe, tal vez solo busque la muerte. Empezaba a hablar en esa lengua rara, lo poco que decía en castellano eran incoherencias, era un espectáculo deprimente y horroroso, concordaba perfectamente con el escenario y sus dos únicas testigos. Esta vez también hizo lo mismo, pero yo gané, tal vez el diablo también esté conmigo. Estoy empezando a temblar, nadie aparece y la carretera va dando paso a un silencio cada vez más denso, cada vez más inquebrantable. Los hombres del pueblo fueron a asesinar a la bruja, pero su lobo los asesinó primero, fue un espectáculo casi romántico, una mujer fea flacucha y vestida con una tela amarillenta hecha girones acaba con la vida de doce hombres con solo dar una orden. Él se rio cuando me lo contó, a mí me dieron náuseas, él era mi padre. No puedo negar que me dio tristeza darme cuenta de que fue el mismo que me enseñó el sexto mandamiento, la palabra “matarás” siempre me hizo acordar de las matas del jardín; ahí lo enterramos. El cielo es morado. A veces me pregunto qué pasará por la cabeza de ella. Tal vez el loco sí estaba loco y el objetivo de ella no sea tener mil vidas en su mente sino beber la sangre de los niños, como dice mi madre. Tiemblo y se me pone la piel de gallina, quiero llorar, esto es un riesgo, una estupidez, una oportunidad. Ella busca libros, por eso entra a las abadías, ella busca libertad, por eso no entra a la iglesia ni tiene una familia. Ese día no le creí, por fortuna todos los pueblos tienen un loco, tal vez tengan un lugar donde les enseñen a ser locos, como los talleres de artesanos. Mi madre trata de darle leche a mi hermana, ni ella tiene leche ni mi hermana la quiere, eso ya no le sirve. Tengo una ciruela en el bolsillo, era toda mi provisión, pero no puedo dejarlas con hambre. Su orgullo no la deja aceptar la fruta en un primer momento; como siempre, el hambre gana, las escucho masticar y siento una fría gota bajar por mi mejilla. ¿Cuándo fue la última vez que comí bien? ¿Cuándo fue la última vez que no tuve basura como casa? Parecemos ratas. Bruja es la mujer que hace lo que está prohibido, tú no puedes entender lo que dicen los libros porque no te lo permiten, tú no pue-
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des dejar de ir a la iglesia ni evitar casarte, tú no puedes dejar de huir de ella porque ella es libertad, una libertad sola, una libertad triste, pero al fin y al cabo libertad. Recuerdo que mi madre me llamó en ese momento, valió la pena escaparme, los locos me dieron respuestas, los cuerdos me dieron golpes. Quisiera llevarme a mi hermana, pero no sé qué me va a esperar con ella, si lo que me dijo el loco es verdad, ni siquiera sé si me acepte; si es mentira, no sé si amanezca viva. Mi madre se balancea frenéticamente, al igual que yo, siente cómo el tiempo se hace más corto, sabe que ella viene. Lo primero que observo es su sombra deforme, viene con su perro, su olor se filtra hasta la casa y sobresale en medio de la inmundicia en la que vivimos: huele a moho. Siento las manos sudorosas, mi hermana está dormida, mi madre está paralizada, parece que se le fuera a salir el corazón por la boca. Cuando ella pasa por enfrente de la casa me mira a los ojos y me da… lástima. La soledad me asusta, es el producto de una pérdida. La muerte trae soledad, por eso no existe un solo vivo que la quiera. Ella tiene los mismos ojos de quien ha perdido algo que ama, la misma mirada que cargué cuando mi padre murió y la que cargo desde que las maté, la sangre es el precio de la libertad. Hace años que no venía a este sitio, el pasado jamás te olvida. Entré a esa casucha medio derrumbada a llorar, siempre odié estos vidrios.
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DOS MANUELES PARA UNA VERÓNICA leonardo moreno Estudiante de Estudios Políticos. Universidad del Valle. leomor1000@gmail.com
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uego de varios meses de trabajo, había terminado al fin de escribir la historia. Tomé las hojas con manos temblorosas y leí el cuento por última vez. Me encontraba exhausto, pero a la vez dominado por una sensación de complacencia. Como nunca antes, me sentí seguro del éxito. Después de un rato, le envié el texto al editor. Por un momento dudé si llamar a Esther para informarle la noticia, aunque realmente aún no había sucedido nada. Me decidí a hacerlo. Cuando contestó, pronuncié con entusiasmo: “He terminado el cuento y ahora espero la llamada de Hervé; seguramente lo hará en unos minutos para decirme que pondrán mi historia en la antología de cuentistas contemporáneos”. Ella permaneció en silencio, seguramente tratando de comprender el embrollo de mis palabras. Con un poco de enojo le expliqué detenidamente la situación: estaba convencido de que después de dos años, la editorial volvería a publicarme. Esther habló en un tono sereno. Me aconsejó esperar la llamada de Hervé y no ilusionarme hasta ese momento. En la noche fue a mi casa. Durante la comida le narré los proyectos que había imaginado junto a ella. El timbre del teléfono me detuvo. Una voz adusta se escuchó del otro lado: “Hola, Manuel. He leído tu cuento. Me sorprende mucho lo que ha pasado. Te espero mañana”. El día siguiente me presenté donde Hervé. Aunque Esther se había ofrecido a acompañarme, resolví asistir solo. En la oficina del editor se encontraba otro hombre, a quien saludé al entrar sin recibir respuesta. Hervé no dudó en iniciar su exposición: “Usted, señor Manuel Francisco, me ha enviado un cuento en la tarde de ayer. En el mismo mensaje dice sentirse orgullo de la que es, sin lugar a dudas, su mejor obra. Ahora se pre-
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senta, amable y tranquilo, por lo cual creo que no oculta nada, y tampoco tiene nada qué temer. Sin embargo, esa misma historia me la ha enviado el señor aquí presente, tres días antes de recibir su correo”. El hombre pareció invadido por una furia repentina: “Usted ha robado mi cuento. No entiendo cómo, pero lo ha hecho”, pronunció enérgicamente, levantándose de su silla. “Tranquilícese, señor Juan Manuel”, dijo el editor. “Realmente es una situación incómoda para mí”, continuó Hervé. “La similitud de los relatos es asombrosa. No se diferencian en una sola palabra, ni una coma, ni un punto; incluso coinciden en su título: ‘Verónica’. Sin embargo, no me atrevo a pensar que alguno de ustedes se atrevería a cometer un plagio, por lo cual atribuyo todo a una simple casualidad. Podría publicar el cuento firmado por ambos, si ustedes no tienen inconveniente”. “De ninguna manera lo aceptaría”, se adelantó en responder el hombre. “Tampoco estaría de acuerdo”, comenté débilmente. “Declaro entonces esta situación irresoluta”, pronunció Hervé, despidiéndose. Esther intentó alentarme durante los días siguientes. Dijo que pronto escribiría algo nuevo, y esta vez, todo resultaría perfecto. Me avergonzaba escucharla; temía ocasionarle una nueva desilusión. Ella conocía mis pensamientos; nunca mencionó aquel hecho enigmático del cuento, ni tampoco se atrevió a interrogarme por los adelantos de mis otras historias. Nuevamente, me encontré debatiéndome en el tormento de la página en blanco, de los relatos con finales predecibles, de la ausencia de ideas. Fue cuando recordé a aquel hombre sentado en la oficina de Hervé. Me preguntaba si habría escrito ya una nueva historia, o quizás muchas más, y entonces para él todo habría sido un incidente pasajero sin ninguna importancia. Una llamada del editor despejó las dudas: “Juan Manuel accedió a publicar el cuento firmado por ambos. Supongo que estarás de acuerdo”. Me encontré con Hervé y el hombre de inmediato. El editor declaró que la publicación se realizaría el mes siguiente; se presentaría al público como un juego literario, un experimento de dos noveles y prometedores escritores. El anuncio me resultó alentador. Esther igualmente se complació con la noticia. Fueron días placenteros para ambos. Creímos que el primer paso ya se había dado; luego
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todo sería más sencillo: las editoriales publicarían mis libros de relatos, sería un autor reconocido y podríamos irnos del país. Nunca nos preguntamos por el motivo de la “casualidad”: ella era testigo de mis noches de desvelo, de las infinitas correcciones realizadas al cuento, de mi autoría incuestionable de este. Aun así, cómo culpar a aquel hombre de plagio si el editor afirmaba haber recibido el texto tres días antes de mi envío. Decidimos no pensar en aquellas cosas; simplemente no cuestionarnos. Una mañana recibí un sobre en la puerta de mi casa. Tenía adentro un periódico francés y una hoja con un mensaje escrito a mano. Decía: “Un saludo afectuoso de tu amigo y compañero de infortunio. Juan Manuel”. El diario tenía señalado entre un círculo la fecha; había sido publicado dos años antes. Pasé lentamente cada una de las hojas sin saber qué buscar. Allí estaba… mi cuento, nuestro cuento, tan lejos en el tiempo y el espacio pero a la vez tan propio, repitiéndose una vez más como la broma de un azar perverso.
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DESPLAZADOS gustavo andrés valdés acero Estudiante de Filosofía. Universidad Nacional de Colombia. gustafocles@gmail.com
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ame de tu mirada otro trago
hasta que la luz nos lleve ¿Cuántas calabazas estalladas hemos tocado con nuestros ojos? ¿Que de alguien vivo como nosotros no quede más que un zapato, Que del peligro no nos libremos sino cediendo lo único que no podemos ceder?
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Qué puedes limpiar si estás sucia de recuerdos como yo Huyendo como animales Despojados hasta de la posibilidad de amarnos fugazmente Con los ojos estallados de odio contra el odio de Dios, contra la indulgencia de la tierra Contra la sucia mafia de la vida Corramos porque Ella lo manda Exige que preservemos eso que ya no podemos llamar existencia Corramos hacia algún agujero, sorbamos puñados de lombrices, arranquémonos los ojos Aprendamos a desplazarnos con la sola propulsión de nuestros gemidos Cavemos profundo, quedémonos quietos, que el paso de los siglos disuelva la imágenes del terror Que por fin olvidemos, en nuestro adormecimiento que en la superficie hay tenderos y empleados Sicarios y presidentes.
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SANO
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uiero estar solo una vez más
Quiero la vieja soledad con el dolor de siempre El gimnasio que recién mi corazón aprecia He sido hasta ahora el más barato anfitrión hasta el punto de no valer nada Pero yo valgo señores “Tres por existir Cuatro por asistir Cinco por insistir” y ciento por escribir
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Y si en verdad quisieran pagarme no alcanzaría Solo adoro solitario: Belleza Sabiduría Soledad Las cabezas del perro que guarda mi tristeza creadora No más bálsamos no más emplastes no más parches aplicados sobre una mera cáscara Aquí voy alma mía, yo te Salvaré de la empalagosa vulgaridad reinante Te arrancaré de ese cieno en el que enloqueces Seré tu guerrero, tu argolla, tu ariete y tu villano Tú serás mi placebo Mi mentira mi tenue analgésico Mi directa ruta a ningún lado Cerremos juntos las cortinas que el creador no está en el cielo Que tu única amistad es dentro.
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LEMOTBULLE valentina lara Poeta colombiana, periodista de la Universidad Autónoma de Colombia y Magíster en Literatura Latinoamericana de la Universidad Javeriana. Ha publicado los libros Sueños tempranos (1995) y Paisajes subterráneos (2002), y próximamente Pueblo diminuto y Lemotbulle (2014). Le han otorgado el 2.° puesto de Poesía Homenaje Meira del Mar (Colombia, 2009) y el Premio de Poesía Casa de Morada al Sur (Los Ángeles, Estados Unidos, 2004), entre otros. http://lemotbulle.blogspot.com.es/ valelasu@hotmail.com
M
ujer
eres una multitud de insectos, anidan en tu voz, tu aire almacena su vuelo, aletean en tus movimientos. Eres su alimento, tu piel es su territorio, te disfrutan, te utilizan, te celebran. Reparten tus regiones, uno a uno clavan sus aguijones, te hinchas, saborean tu carne, te inflamas en su bonanza.
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Mujer eres una multitud de insectos, eres un jardín, su flor imperfecta. 2 Un gato me mira, descubre mis bigotes. En la ventana su sombra, advierte mi forma felina, su piel puntiaguda busca entre mis piernas un lugar para dormir, guarda sus armas. Sus orejas en mis muslos, dejan un poco de flor y sangre. Un gato, en sus bigotes la huella de una mujer, pintado en su pelo el olor ebrio. Le 1 Nació de la cordillera como un eucalipto, con el camino dibujado en los pies y los sueños como pelos por el cuerpo. Creció caminando por el páramo como un caballo cansado, sobre la tierra recogió como frutos
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las últimas luces de los atardeceres. Vivió entre los árboles y la sombra, con el calor del fuego generoso que alimenta y cobija. Hasta que llegó la guerra a invadir los arroyuelos, las colinas, los senderos, estalló la muerte en su espalda, la palabra enemigo se clavó por primera vez en las hojas. Llegó el vacío, borró su olor, su altura, su peso. Llegó el silencio, ahogo las palabras y las montañas hundieron su eco triste en el viento. En secreto bajo las piedras, las raíces y la luz aún esperan que él regrese. 4 Llevo una mujer colgando de mi cuerpo. Una mujer sonora adornada con alambre, pintada de guerra. Una mujer desamparada en mi cuerpo,
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hĂşmeda de vapores extraĂąos. Sus labios me recorren, me tocan, mis paredes a su paso se reinventan. Tengo una mujer agarrada a mis huesos. 7 Mi nombre es una fruta que tu boca reconoce, redondo, blando, sonoro como un mordisco. Mi nombre pesa como la madera, cae en la lengua como lluvia. Mi nombre se entierra y ve crecer las raĂces, sencillo, se ata a las piedras para que no se lo lleve el viento. Ser valiente dice, valiente se escribe. Mi nombre reconoce los caminos, dejar huella no le importa, ni el eco, ni los aplausos, su vanidad se alimenta de tu boca, cuando lo reconoce como fruta, redondo, blando, sonoro, apetecible.
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AL CAER EL ALBA miguel córdova colomé Estudiante de Licenciatura en Literatura. Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. cormico.miguel@gmail.com
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l caer el alba las sombras se desprenden de las piedras, de los cuerpos, son figuras quebradizas en las esquinas, murmullos de historias que danzan entre los andamios del deseo. Caminan junto al canto de las aves, junto al graznido de las paredes que caen con el movimiento de las hojas, miradas etéreas esparcidas en los sueños. Se reúnen. Charlan con el lenguaje de los astros mostrando cicatrices que las rutas han dejado: calles extraviadas en los alfabetos del viento. En secreto ríen de las travesías, de las horas atadas a los árboles esperando la caída del sol, conforme gira el mundo en sus actos marginales al seguir la penuria de los pasos. De repente un gallo canta y es momento de retornar, de rotar a la espera de lo dual para perderse lejos, en lo profundo de sus cadenas.
DÉJENLOS DESCANSAR EN LA TUMBA: RELATOS GÓTICOS EN EL SIGLO XXI1 karem rodríguez ríos Antropóloga. Universidad de Antioquia. drusilla95@msn.com
1 Parte de la información suministrada en este artículo, forma parte del trabajo de grado para optar al título de Antropóloga, titulado Narrativas de lo siniestro: reseña histórica cultural del gótico en la modernidad y posmodernidad. Universidad de Antioquia. Medellín, 2014.
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n la actualidad, lo gótico es considerado por muchos como un término insulso que se relaciona con una época pasada y que hoy día ha sido reciclado por la moda, utilizado por la publicidad — desde usos y variaciones en tipos de letra, pasando por cómicos comerciales, hasta los más caricaturescos personajes de la farándula—, sin que por supuesto falte el uso y abuso de las series de televisión, las películas y los best sellers juveniles en los últimos quince años. Más allá de este inmoderado contenido mediático con que se le ha bombardeado, lo gótico, más que una categoría de lo absurdo, es la representación de deseos oscuros ante las negaciones del espíritu, la reaparición de los mitos e historias de antaño. En el siglo XVII aparecen los revivals, que correspondieron a un rechazo hacia la exuberancia y el vacío de los estilos rococó y barroco, ampliamente utilizados por la monarquía, en especial por el antiguo régimen francés. Entre los revivals se encuentra el Neoclasicismo, que inicia con las excavaciones arqueológicas realizadas en Herculano y Pompeya (Italia), junto con las ilustraciones de viajeros a Grecia que atrajeron a pintores y escritores hacia las ruinas, que han sido objeto ejemplar del poder destructor de la naturaleza sobre la monumentalidad, factor principal para la construcción romántica décadas más tarde. Tras la Revolución Francesa, la expansión del Neoclásico, la monumentalidad de los templos, los principios epistemológicos de la academia y, paradójicamente, la valoración de los dioses con su majestuosidad y belleza (todo ello mezclado con un ligero toque francés basado en los principios ideológicos de la Ilustración), ocasionó una lucha entre estilos: unos se inclinaron por aquellas características de lo considerado bello a través de las artes clásicas, y otros retomando, a partir de una búsqueda etnológica e histórica, las características culturales de los pueblos del norte de Europa y Gran Bretaña, como antítesis a la expansión cultural francesa. A esto último se le conocería como historicismo. Es entonces cuando reaparecen los antiguos mitos y las leyendas alemanas, las historias de los vikingos y los celtas, los relatos místicos de la religión, y el nacimiento de escuelas esotéricas y de ciencias que
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se creyeron perdidas por el catolicismo o el positivismo; estos elementos darían forma al espíritu de la modernidad: el Romanticismo. Aparecen a su vez los escritos de diversos grupos literarios, entre ellos el Sturm und Drang; Goethe revive la historia del doctor Fausto; se reescriben los antiguos relatos alemanes que más tarde conoceríamos como los cuentos de los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm, y Richard Wagner escribiría su obra emblemática, El Anillo de los Nibelungos y su reconocido himno de La cabalgata de Las Valkirias (1851). En esta misma línea, se construyen los elementos que darían inicio a los nacionalismos, se escribe un nuevo lenguaje que representa cómo se está configurando el mundo, es la búsqueda de la representación simbólica y a partir de ello aparece nuevamente lo gótico. Esta reaparición del estilo gótico estuvo aliada con la arquitectura; las construcciones de Friedrich Von Schinkel son emblemáticas, pero el diseño del castillo de Strawberry Hill, a solicitud de un personaje excéntrico como Horace Walpole, es el símbolo que da inicio a un nuevo género, a un tipo de literatura nunca antes desarrollada. Es el resultado del gusto convertido en profesión, el coleccionista de antigüedades se suma a la obsesión por el misterio que guardan las reliquias de la Edad Media. Es entonces que Radcliffe, Maturin, Lewis, Godwin Shelley, Hoffmann y el mismo Walpole dan inicio a este nuevo género literario, la literatura gótica, nombrada décadas más tarde como literatura de terror. Estos relatos corresponden a una construcción de la historia social y cultural de la modernidad por medio de la fantasía: la caída de una monarquía obsoleta, los horrores de la Revolución Francesa, la inhumanidad de la Revolución Industrial, el surgimiento y los vicios de una nueva clase social, los nuevos valores y principios de los individuos por medio de las ciencias exactas y esotéricas. Estos escritores se apropian de los elementos del inconsciente colectivo, el miedo, el dolor, la vida y la muerte para hacer literatura, algo nunca antes hecho por considerarse sagrado. Doscientos años más tarde, la novela gótica es sinónimo de lo absurdo, lo burdo, lo ridículo; nuevamente esta palabra se convierte en un término peyorativo. Por un lado, su contenido molesta a muchos
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escritores y críticos, pues a diferencia de la novela realista, la cual ha sido analizada ampliamente por la academia, no habla de campesinos, ni de pobres, ni mucho menos de un proletariado; es una novela escrita por y para los aristócratas y burgueses. Menciona la caída de una monarquía envejecida, los vicios de una burguesía naciente, una respuesta a los horrores de la Revolución Francesa y la destrucción ocasionada por la industrialización, la lucha entre el conocimiento científico sobre lo que hay más allá de los sentidos, lo inexplicable. Por otra parte, se convirtió en el cliché de los medios de comunicación para atraer fácilmente adeptos, agregándole los principios de la publicidad y las necesidades del mercado. Los relatos góticos — de terror o ficción fantástica, tan importantes y originales en su época —, se reelaboraron una y otra vez entre las décadas de los sesenta y ochenta del siglo XX de diversas maneras, tanto que se creyó haber creado un tipo de arte relacionado con ellos. Aparece, entonces, un género de terror inspirado en otros mundos posibles, Lovecraft fue maestro en ello y Clive Barker le siguió. En las nacientes películas de suspenso, las imágenes de violencia extrema sobre asesinos en serie mostrarían que la ficción sería superada por la realidad. Sin embargo, fue a finales de la década de los ochenta y a comienzos de los noventa que el uso de los relatos dejó de satisfacer la búsqueda de los misterios de una época y empezó a mezclarse con las ideas burdas de la sociedad del espectáculo. Para el mismo H. P. Lovecraft, las Crónicas vampíricas de Anne Rice fueron el acabose de una tradición. La creación de un personaje con una libido exaltada, imagen construida desde la aparición de Christopher Lee en 1957, majestuoso y eternamente joven como un Louis (Brad Pitt) o un Lestat (Tom Cruise) en Entrevista con el vampiro (Jordan, 1994), es el vivo reflejo de lo que la sociedad de consumo aspira: la eterna juventud, que no es igual a una construcción antropo-zoomorfa como la del personaje del Conde Orlock (Max Shreck) en Nosferatu, eine Symphonie des Grauens —conocida en español como Nosferatu, una sinfonía del horror o de las sombras (Murnau, 1922)—, una de las obras magnas y sobresalientes de esa fantástica escuela que fue el expresionismo alemán, el cual representa la corrupción y la peste que trae consigo quien consume la vida.
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Las historias góticas actuales, que no lo son en absoluto, nos hablan de adolescentes, de las complejidades de la pubertad en la población norteamericana con un toque fantástico nada original, sino bastante rebuscado. O acaso alguien puede decir a qué vampiro de 300 o 400 años le gustaría vivir como un adolescente estadounidense, tal y como se describe en las historias de L. J. Smith o de Stephenie Meyer, o en esas adaptaciones de Drácula 2000 y hasta 3000. Son vampiros que asisten a escuelas e incluso se vuelven superhéroes, como la nueva serie de televisión de Drácula emitida por Universal Channel, o como la repetición sin sentido en que se han convertido las innumerables adaptaciones del moderno Prometeo, en las que ni siquiera se propone un nuevo maquillaje para el monstruo. Es tan grave la situación que incluso podemos encontrar una versión colombiana del tema, que resulta terrible, no por lo monstruoso, sino por lo absurdo: Chica vampiro, consecuencia de eso que es tan importante para los medios como estar en sintonía con la juventud. Lo anterior me hace referir a que en la década del cincuenta — momento en que hicieron su aparición los familiares de Drácula, Frankenstein y el Hombre Lobo en series de televisión y películas—, se llegó al tope de lo absurdo y por ello se catalogaron como filmes de serie B; el público se hastió y simplemente dejó de pagar por ver estas películas. Las programadoras decidieron dejar de producirlas, hasta que una década después la Hammer Films tocaría nuevamente a los televidentes con los mismos personajes en historias acomodadas que llegaban a una nueva generación de espectadores. Tal vez la fascinación por un absurdo tan mal clasificado, como lo son estas nuevas historias, habla tanto de los mismos escritores como de la sociedad que las consume. Ed Wood habló más de sí mismo con sus películas duramente criticadas, lo cual fue evidente con Glen or Glenda (1953); lo mismo sucede con escritoras como L. J. Smith, con Vampire Diaries (1991), y Stephenie Meyer, con la saga de Twilight (2005), quienes hablan más de sus deseos y necesidades: un personaje que fue atacado por el rock y el punk en la década de los ochenta y noventa, o la porrista inmersa en la cultura del entretenimiento estadounidense, ligada a un nuevo prototipo de príncipe azul, un adolescente pálido que brilla a la luz del sol
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(algo tan molesto que no logro ni quiero comprender). De esta manera, se deforma una historia hasta convertirla en caricatura; así lo mencionó el caricaturista Peter Kuper en una reciente charla desarrollada en la Biblioteca Luis Ángel Arango en Bogotá: lo que se desconoce y es importante se caricaturiza hasta que llega a infantilizarse.2 Dichas historias comprueban las aspiraciones de la sociedad posmoderna (la belleza, la eterna juventud, el severo problema de la pérdida de la creatividad y la originalidad), que parecieran indicar que todo lo artístico, sensible y creativo terminó de dictarse en el siglo XX. Por último, esa necesidad que tienen los medios de comunicación de estar en sintonía con la juventud adolescente, es la que dicta el curso de las tendencias de la información. La forma en que se han realizado estos “reencauches” sitúa en pésimo lugar a los escritores, músicos y artistas que se relacionan con el gótico más allá de él, usándolo y reelaborándolo de acuerdo con las angustias de la época actual. Además, luchando contra los calificativos peyorativos e incluso agresivos de la academia y la sociedad, para así exaltar nuevamente un género que se va perdiendo por el uso y abuso de la sociedad de consumo, aquello que es hijo de la incredulidad, el terror y lo fantástico. Ante esa escasez de creatividad y de búsqueda por algo que vaya más allá de nuestra realidad social y de los limitados alcances de la fantasía y el misterio, no nos queda otra alternativa que homenajear a los clásicos, buscando sus obras y declarando la necesidad urgente de dejar dormir a estos seres siniestros en sus tumbas, hasta que una nueva generación realmente creativa e inspirada retome los arquetipos del terror para construir nuevas historias sombrías de la sociedad moderna con todos sus prefijos (pos, sobre, súper, trans), en medio de esa densa oscuridad que embarga a la naturaleza humana.
2 Conversatorio. Kuper, Peter. Festival Entreviñetas 2013. Biblioteca Luis Angel Arango. Bogotá. 20 de septiembre de 2013.
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EL ROMANTICISMO Y EL 9-11. UNA PROPUESTA ESTÉTICA elizabeth carrillo padilla Estudiante de Licenciatura en Educación Básica con Énfasis en Ciencias Sociales. Universidad Distrital Francisco José de Caldas. melizabethbathory@gmail.com
“En el siglo XIX, el romanticismo era una propuesta alemana contra la pretensión que manifestaban los franceses de encarnar la civilización universal. A principios del siglo XXI, las ideas románticas han regresado como parte de la resistencia al universalismo estadounidense. Al Qaeda se ve a sí misma como una alternativa al mundo moderno, pero las ideas de las que se nutre son la quinta esencia de la modernidad…” John Gray, Al Qaeda y lo que significa ser moderno
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l 11 de septiembre de 2001, en vivo, las cámaras de diferentes canales de televisión guardaron para la posteridad el registro de dos edificios que habían sido impactados por algunos aviones. Una vez confirmado que este hecho estaba bien lejos de ser un accidente infortunado, ¿qué podría decirme usted si aparte de toda la información tejida sobre lo sucedido añadimos que aquel acto fue una propuesta estética, catalogada como revolucionaria, cuyo valor se puede equiparar con el Romanticismo alemán? Sería un despropósito entender el Romanticismo como un fenómeno homogéneo y limitado a una época particular, como también lo es decir que apenas se proyecta en el plano de lo estético, alimentando exclusivamente la conversación presuntuosa de un coleccionista o erudito. De entenderse así, no seríamos más que unos miopes confundidos ante la incapacidad de comprender el poder de las imágenes.
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Vale la pena recordar que el Romanticismo es un producto moderno. Florencio Hubeñak (1985) escribió en su libro El Romanticismo político que se trata de una “corriente reaccionaria, destinada a buscar una nueva cosmovisión, en medio de una cultura en crisis”, lo que nos da algunas ideas respecto a este movimiento, que aunque se oponga al racionalismo absoluto, se encuentra completamente permeado de todo el constructo de valores que determinó la época. El Romanticismo fue un resultado de las tensiones generadas en el transcurso de las revoluciones burguesas y el planteamiento del nuevo orden geopolítico que imponía Napoleón. En ese orden de ideas, Europa se presentó al mundo con un deber tan práctico como mítico: ser el nuevo mesías, un nuevo modelo a seguir. Para Hubeñak (1985), el Romanticismo se puede rastrear en Francia e Inglaterra a través de un socialismo internacionalista, preocupado por el pueblo y la cuestión social, como también en la propuesta nacionalista alemana e italiana encarnada en el ideal de nación y Estado perfecto como resultado de la máxima potenciación del espíritu. Al respecto, conviene decir que John Gray (2004) logra poner este debate entre los problemas que dan apertura al nuevo milenio, advirtiéndonos cómo el horizonte de aquellas corrientes de pensamiento es alumbrado por el ideal del progreso. En consecuencia, la construcción de conocimiento, bien sea como resultado de los métodos científicos o de la exaltación de valores, es el motor que conduce a la sociedad a su perfeccionamiento. Gray (2004) también es muy puntual al decir que aquellas ideas son la raíz de los totalitarismos del siglo XX, y hace referencia tanto al nazismo como a las transformaciones que tuvo Rusia en este periodo. Señala, a su vez, que los campos de concentración y los gulags son absolutamente modernos, producto de la razón y considerarlos fuera de ello es negarse a la realidad. A lo anterior no escapa el hecho de que los fundamentalismos forman parte del concepto de lo moderno. La siguiente cita puede desenredar la interpretación que puede dársele a los acontecimientos del aquel 11 de septiembre:
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…la creencia de que el mundo puede ser reorganizado mediante un acto de voluntad es tan inherente al mundo moderno como el ideal ilustrado de una civilización universal basada en la razón. El uno surgió como reacción al otro. Ambos son mitos. (Gray, 2004).
Gilbert Durand (2000), en su libro Lo imaginario, nos contextualiza sobre un problema clave cuando habla de los cuatro momentos de iconoclastia occidental, y relaciona el cuarto con el surgimiento del empirismo factual en el transcurso del siglo XVIII, ya que constituyó tal vez el punto crucial para la defensa del individuo que no corresponde al molde del hombre blanco occidental. Ese empirismo factual es definido por el autor como el acto de delimitar hechos y/o fenómenos, ejemplificado en hombres como David Hume e Isaac Newton; se puede también recordar la consolidación del positivismo en el siglo XIX y, por consiguiente, el surgimiento de la sociología postulada por Augusto Comte, que va en consonancia con los principios ilustrados y la consagración de la razón. Durand (2000), en función de alimentar nuestra lectura general de esta época, nos remite al papel de Kant, quien establece una división del conocimiento: …por un lado está el mundo del fenómeno que se puede explorar por la percepción y el entendimiento; y por el otro está el mundo de lo noúmeno, lo que corresponde al campo de lo metafísico, aquellas cosas que no se pueden entender de manera precisa, la muerte, Dios.
Esta explicación del autor está anclada al desarrollo de su hipótesis sobre ‘lo imaginario’ y la negación histórica de su importancia, pero es un insumo para ver por ejemplo aquello que forma parte importante de los individuos, recurrentemente solapado por nuestra cultura. No en vano, los paradigmas científicos asumieron que eran capaces de sostener leyes y verdades absolutas, limitándose a reconocer como conocimiento aquello que respondía a las dinámicas del método científico, tanto que Kant zanjó el problema de la religión reduciéndolo a la fe.
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Alguna vez, sorprendida, me escandalicé al ver cómo estudiantes de izquierda celebraban el 9-11 en una plaza de la universidad, sin comprender que para ellos, en términos simbólicos, constituía una victoria sobre el imperio: golpear el centro económico de Estados Unidos era golpear el lugar sagrado, el corazón. ¡Qué importancia tenía el hecho de que en aquellos edificios trabajaran más latinos que norteamericanos! Finalmente era la magnitud de la acción lo relevante. El hecho se podía comparar con la Conspiración de la pólvora, que transcurre entre 1604 y 1605, cuando los ingleses campesinos y católicos buscaron acabar con el rey Jacobo I volando las torres del parlamento con toda la familia aristócrata y protestante en su interior, aunque el plan fracasara. Lo anterior, en la actualidad, fue recordado a partir de los argumentos de V, personaje protagónico de la película V for Vendetta, basada en la novela gráfica de Alan Moore. Esta película se intentó estrenar en el 2005 para conmemorar aquel suceso del parlamento y, paradójicamente, cuatro años después del 9-11 no se pudo, y fue lanzada unos meses más tarde transmitiendo un concepto muy claro. Otro ejemplo interesante puede encontrarse en la Revolución Rusa de 1905, el accionar político (terrorista) de los revolucionarios de la época contra el zar, ejemplificado claramente en el escrito de Albert Camus Los justos. Todo esto junto es un escenario en el cual se ven las confrontaciones políticas que se expresan en términos de la radicalización de una violencia simbólica. El 9-11 demostró —tal como lo dice Gray (2004)— que Al Qaeda se asume como una “alternativa al mundo moderno”, pero esto se da en los términos y valores de lo que precisamente busca erradicar, tanto que logra instrumentalizar completamente al individuo: su sacrificio está plenamente justificado en pro de su propia exaltación, por tanto el fundamentalismo no es el accionar de bárbaros con conciencias arcaicas. En efecto, puede entenderse el 9-11 como un acto revolucionario que toma sentido al apropiar el legado del Romanticismo, reconociéndole un valor estético a aquel atentado.
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El arte se encuentra en medio de la reivindicación u oposición a aquellos valores socialmente establecidos. La razón por la que retomo a Gilbert Durand (1985) es porque cuando él reivindica el poder de lo imaginario, lo hace analizando cada uno de los contextos, haciendo imposible no pensar que una imagen vale más que mil palabras. Tantas cámaras cubriendo un hecho que le daba la vuelta al mundo era algo absolutamente revolucionario, aquellas torres que simbolizaban los excesos de la hegemonía ardían en llamas. El desespero de quienes se lanzaban al vacío buscando su dignidad en medio de la muerte, constituía definitivamente una perversa propuesta estética.
BIBLIOGRAFÍA Durant, G. (2000). Lo imaginario. Barcelona, España: Del Bronce. Gray, J. (2004). Al Qaeda y lo que significa ser moderno. Madrid, España: Paidós. Hubeñak, F. (1985). El romanticismo político. Revista de Historia Contemporánea, 4, 151-166. Disp onible en: http://institucional.us.es/ revistas/contemporanea/4/art_5.pdf
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ENCRUCIJADAS ENTRE CULTURA, IDENTIDAD Y CONSUMO magdalena barrero Estudiante de Filosofía. Universidad Nacional de Colombia. magdalenadcb@gmail.com
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Cómo hablar de identidad, cultura y consumo en un panorama permeado por la globalización y sus diversas lógicas de mercado? Incluso, ¿puede hablarse aún de cultura nacional en conexión con el consumo y la identidad? Inmersos en un contexto signado por transformaciones profundas y de suma rapidez, deliberar acerca de estas nociones que imperan en nuestra cotidianidad puede ser un beneficioso ejercicio de análisis, guiado en estas líneas por autores como Bauman, García Canclini, Bourdieu y Hall. Nos encontramos ante un panorama complejo, paradójico, en el que las culturas nacionales conviven con las dinámicas y los efectos de la lógica de mercado imperante y de la globalización. Es un panorama en el cual se fragmentan tanto la noción de cultura nacional como la de identidad y a pesar de ello no se pierden, no desaparecen. Es más, reconocer la tensión entre la dispersión y la unidad de estas nociones es vital para esbozar una actitud y unas acciones críticas frente al consumo, un proceso en el que nos vemos inmersos cotidianamente. En su libro Consumidores y ciudadanos, García Canclini (1995) sostiene que las continuas transformaciones en lo que refiere a la comunicación, la tecnología de producción, el diseño y la consiguiente expansión
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de los deseos y las expectativas, tornan bastante inestables las identidades exclusivas de comunidades étnicas o nacionales. Así mismo, Bauman (2002) en su obra La cultura como praxis, explica que frente a esa misma inestabilidad —que se mantiene vigente— el nacionalismo apareció como una respuesta a la destrucción a gran escala de la “artesanía” de las identidades, catástrofe que conducía a una desvalorización de las pautas de vida que se habían generado y legitimado local e irreflexivamente. En efecto, la visión nacionalista se originó en la apremiante esperanza de reconstruir tanto la claridad como la seguridad de existencia que caracterizaba a la vida premoderna, mediante un “nivel de organización supralocal” que se estructurara en torno a la pertenencia nacional y la ciudadanía estatal. Así, en el Estado-nación se incubó una sociedad moderna dirigida por diversos intereses de mercado que no poseían emotividad alguna, en lugar de una unidad de sentimientos. En los siglos XIX y XX, las culturas nacionales funcionaron como sistemas de conservación de diferencias y de apropiación del territorio, y daban cuenta de lugares en los que producían y circulaban bienes de una determinada cultura nacional. En esta dinámica, el consumo de productos nacionales no se ligaba tanto a la preservación de tradiciones, sino que obedecía a una racionalidad económica favorable para el consumidor, en la cual los bienes nacionales eran más accesibles que los extranjeros. Posteriormente, esta oposición dada entre lo considerado propio y lo ajeno se ha desdibujado al volverse accesible para el consumidor la adquisición de, por ejemplo, un vehículo cuyas partes provienen de distintos lugares del mundo. Para García Canclini (1995), se divisa entonces un panorama donde los objetos ya no poseen relaciones de fidelidad con aquellos territorios en los cuales han sido desarrollados. La cultura, en este escenario, resulta en un acoplamiento flexible, en una articulación que puede ser usada por todo ciudadano, independientemente de su país, religión o ideología. ¿Qué sucede entonces? ¿Desaparece la cultura nacional en el ensamblado multinacional? Stuart Hall (2003), en Cuestiones de identidad cultural, sostiene la existencia de un sistema capitalista descentrado a nivel cultural en el marco de un continuo debilitamiento tanto de las economías
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como de las culturas nacionales. Empero, este proceso no indica su desaparición, sino una descentralización que se encuentra signada en parte por relaciones de poder, hegemonía y subalternidad. En este panorama, los Estados no desaparecen; sin embargo, su papel se desarrolla a la sombra de operaciones políticas globales. Esta posición es compartida por García Canclini (1995), para quien no puede afirmarse una desaparición de la cultura nacional, sino que esta entra en una dinámica en la que se da la continuidad de una “memoria histórica inestable” que se desarrolla en intercambio con “referentes culturales transnacionales”. Dichos referentes aluden a la globalización, lugar donde se ha presentado la transición de unas identidades modernas a unas identidades de tipo posmoderno, en las que la territorialidad de las identidades modernas y su monolingüismo se han ido difuminando progresivamente. En consecuencia, desaparece la subordinación de unas regiones y etnias a unos espacios delimitados con algo de arbitrariedad —es decir, la nación—. A su vez, las identidades posmodernas son de carácter transterritorial y multilingüista, más basadas en la lógica de mercados que en la de los Estados, y operan por medio de la comunicación tecnológica, el consumo de bienes y la producción –a nivel industrial– de cultura. Para García Canclini (1995), tales identidades posmodernas posibilitan comprender que una nación tangencialmente se determina por sus límites territoriales o su historia: en realidad, sobrevive como una comunidad interpretativa de consumidores, en la que los hábitos tradicionales que poseen –alimentarios, lingüísticos– los conducen a un tipo particular de relación tanto con los objetos como con la información que transita en las redes. Simultáneamente, se encuentran comunidades internacionales de consumidores —como jóvenes y televidentes— que brindan un sentido de pertenencia allí donde las lealtades nacionales se disuelven. Partiendo de reconocer que no desaparece la cultura nacional —a pesar de basarse en identidades posmodernas transterritoriales y multilingüistas que realizan intercambios con referentes culturales trasnacionales—, se erige entonces la cuestión de cómo abordar el consumo y cómo reflexionarlo en medio de la dificultad que representa su dinámica entregada a las fuerzas del mercado. En procura de que el consu-
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mo se constituya en un ejercicio crítico y reflexivo de los ciudadanos, García Canclini (1995) sostiene que han de cumplirse ciertos requisitos, como contar con una oferta amplia y diversa de bienes y mensajes que sean de fácil e igualitario acceso. También, disponer de información confiable y que se conecte con varios ámbitos en lo que refiere a la calidad de los productos, en los que los consumidores ejerzan control y puedan actuar de manera crítica frente a la propaganda. Por último, el autor insiste en la participación de carácter democrático de los sectores principales de la sociedad civil, en lo que respecta a las decisiones de los siguientes órdenes: material, simbólico, jurídico y político. Es precisamente a través de estos órdenes que se planifican actividades como el aspecto sanitario de los alimentos, las concesiones a los medios de comunicación, el manejo de la información, entre otros. La propuesta de García Canclini, si bien es íntegra y apropiada en pro de tornar el consumo en un ejercicio crítico, me genera ciertos interrogantes acerca de su desarrollo, de su posible materialización. La oferta amplia de bienes y mensajes cuyo acceso sea fácil e igualitario obliga a contemplar un proceso comunicativo con unas variantes lingüísticas —y también multilinguísticas, claro— propias además de otras, entre las que se podría encontrar, a mi parecer, el capital cultural. Este último concepto, desarrollado por Pierre Bourdieu, cubre una vasta cantidad de recursos, entre los que se cuentan la facilidad de expresión y comunicación verbal, el tener conciencia de la cultura general y unas preferencias estéticas, además de conocimiento acerca del sistema educativo y unas credenciales educativas, tal como lo señala Swartz (1997) en Culture and Power: The Sociology of Pierre Bourdieu. Una posesión sustancial de capital económico y de capital cultural es un elemento diferenciador entre las clases, que demarca las clases dominantes como aquellas que poseen un alto capital económico y cultural a diferencia de las demás. Basados en la teoría de Bourdieu, podemos pensar en las motivaciones nacionalistas que explica Bauman (2002), como una idea o un anhelo que, más allá del intento de cohesión en torno a una pertenencia nacional y una ciudadanía estatal, está fragmentado por varias cuestiones. Entre ellas, el diverso nivel cultural de quienes habitan los
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países. Este juega un importante papel en la identidad, en la propia cultura nacional, en las decisiones de consumo, y en la capacidad de cohesión y disensión de los individuos. Incluso, y teniendo en mente lo que dicen Bourdieu (2002) y García Canclini (1995), me pregunto por el impacto del capital cultural de las personas en la decisión cotidiana de adquirir un producto nacional o un producto extranjero: ¿sopeso como consumidor los factores de calidad, la condiciones laborales y de marketing, la economía personal, las empresas nacionales, las empresas internacionales, el estatus del bien adquirido? ¿Le adjudico mayor ventaja a alguno de ellos basado en mi conocimiento, en lo que leo? Y en los casos en que se mantiene la “fidelidad” o la conexión del objeto con el territorio donde fue originado, ¿apoyo ese producto? ¿Hasta qué punto mi identidad está dictaminada por la lógica del mercado? Todo lo anterior conduce a dos escenarios: uno en el que la selección de los bienes y mensajes por parte de los consumidores se encuentra afectada por su nivel de capital cultural; otro en el que un mensaje igualitario no tendrá la misma recepción en una persona que tiene un capital cultural alto que en una persona que tiene uno bajo; evento que a su vez incide en la capacidad de crítica frente al mensaje. Esto se materializa en las comunidades interpretativas de consumidores, o en la forma en que las naciones actualmente perviven, las cuales se encuentran determinadas por los hábitos tradicionales que los consumidores tienen, hábitos que a su vez son una muestra del capital cultural que tienen las personas. Según García Canclini (1995), las anteriores acciones de carácter político (por ejemplo, la actitud crítica frente al consumo, la participación democrática de sectores de la sociedad) posibilitan el paso de las personas de consumidores a ciudadanos, lo que conduce a una percepción del mercado como parte de interacciones de tipo sociocultural de mayor complejidad, no un simple espacio de intercambio de productos. Estas acciones conducen a visualizar el consumo como una apropiación colectiva —no exclusivamente una tenencia individual de objetos— en una dinámica de solidaridad y distinción, en la cual los bienes no solo brindan satisfacciones biológicas y simbólicas, sino que posibilitan el envío y la recepción de mensajes.
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El autor acota que la abstracción propia de los intercambios mercantiles –con la suma de la distancia física y tecnológica entre los productores y los consumidores– condujo a una creencia en una autonomía de las mercancías, así como en una inexorabilidad de las leyes que determinan las conexiones dadas entre oferta y demanda. No obstante, la confrontación entre sociedades modernas y sociedades “arcaicas” permite observar que los bienes tienen bastantes funciones en las sociedades, no únicamente una función mercantil. En suma, las personas intercambiamos objetos en pro de satisfacer necesidades fijadas culturalmente, en vías de integrarnos con los demás y, a su vez, diferenciarnos para materializar propósitos, analizar nuestra situación y controlar los deseos y brindarles constancia o seguridad gracias a instituciones y ritos. Creo que si bien las transformaciones —en comunicación, tecnología, diseño, expectativas— inciden en la inestabilidad de las identidades de comunidades étnicas o nacionales, así mismo pueden resultar beneficiosas en tanto que fortalecen, a su manera, estas mismas identidades. Esto se debe a que la concepción de la identidad nacional o étnica puede ser sometida a crítica y análisis gracias a unas perspectivas que son fruto de las transformaciones mencionadas. Así, es posible decantar relaciones que contribuyen a una identidad y una cultura nacionales más diversas y abiertas, sin ceder en la resistencia frente al consumo, por ejemplo. Dadas tales transformaciones y la consecuente heterogeneidad de perspectivas presentes en la identidad y la cultura nacionales, no solo resulta complejo llegar a saber qué es lo propio, sino que también cabe cuestionarse: ¿lo considerado propio fue realmente propio antes de difuminarse con lo ajeno? Es decir, antes de la pérdida de esa conexión, de esa “fidelidad” entre los objetos y los territorios originarios; antes de que la cultura se tornara en un proceso de carácter multinacional (García Canclini, 1995), ¿lo propio lo era exclusivamente por ser realizado en un determinado espacio y por una determinada cultura nacional? Un examen fútil de ciertos casos explicita un espacio, una cultura nacional y una dinámica de intercambio permeados por elementos foráneos.
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Siguiendo este pensamiento, tanto el espacio como la cultura nacional se hallaban –antes del “proceso de ensamblado multinacional”– fragmentados por una lengua extranjera impuesta, por un sistema económico que no era propio, por un territorio que en realidad le pertenecía a comunidades étnicas y por unos modos de interacción simbólicos y culturales con raíces foráneas, entre otros elementos. Precisamente tales elementos, a mi parecer, generan dudas acerca de si pueden ser denominados propios o parte de lo propio, o si en contraste con nociones como la pertenencia nacional, la ciudadanía estatal y la memoria histórica inestable, son secundarios o inexistentes al hablar de lo propio. Ahora bien, ya que las naciones sobreviven bajo la forma de una comunidad interpretativa de consumidores, desconozco si puede afirmarse que tal comunidad se encuentra descentralizada y sujeta a las relaciones de poder y hegemonía de las cuales habla Hall (2003). Partiendo de que esa sea la situación, conviene entonces examinar cuáles frentes descentralizados son los que propician relaciones de poder desequilibradas que afectan el desempeño y la resistencia de tal comunidad interpretativa de consumidores, además de desarrollar estrategias que coadyuven en su cotidianidad. Este panorama conduce a profundizar dichas relaciones de poder y hegemonía, y sus conexiones, con los requisitos de García Canclini (1995) para pensar críticamente el consumo: ¿acaso tales relaciones provocan la ausencia de información confiable de la calidad y producción de los productos? Si es así, ¿cuál camino seguir? No solo para este caso específico, sino también para los otros dos requisitos que menciona García Canclini (1995), la educación se erige como un elemento primordial que concatena el panorama con soluciones de formación crítica para el porvenir. Tras reconocer el contexto de la dispersión de identidad en el que las instituciones educativas actualmente se desarrollan, a su manera, como espacios de cohesión social, cabe contemplarlos como vía para materializar un pensamiento crítico frente al consumo y la cultura nacional; quizá sin necesidad de transformaciones curriculares abruptas, sino con base en una enseñanza donde prime el debate. Esto posibilitaría una participación consciente y beneficiosa en las decisiones de
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orden material, simbólico, jurídico y político, en pos de organizar un consumo racional, mesurado y crítico que resignifique el consumo como un proceso simbólico, social y eminentemente cultural. En conclusión, existe una relación estrecha entre las tres nociones planteadas: la cultura, la identidad y el consumo, una relación que nos involucra a todos, como personas, como consumidores, como ciudadanos. Este proceso abarca reacciones, movimientos y fenómenos que traslucen una dinámica de apertura y de necesidad de mantener límites, en un recorrido histórico volátil y diverso, uno en el que nuestras decisiones como consumidores tienen unas conexiones trascendentales con nuestra cultura nacional, con nuestra identidad y, claro está, con las variables que la acción de consumir demandan, como son los aspectos lingüísticos, culturales, económicos y de hábitos, entre otros. Creo que hablar de conceptos como cultura nacional, identidad y consumo, no nos limita a permanecer en un ámbito exclusivamente teórico: es una relación que se materializa en nuestros pequeños actos cotidianos, que nos exige cuestionarnos por nuestras decisiones y sus implicaciones, que nos obliga a ser conscientes del competitivo y globalizado mundo en que nos encontramos. ¿Con cuál fin? Quizá, entre muchos otros, el de poder ser conscientes de la forma en que consumimos, y cómo somos parte de una –o varias– comunidades.
BIBLIOGRAFÍA Bauman, Z. (2002). La cultura como praxis. Barcelona, España: Editorial Paidós. García Canclini, N. (1995). Consumidores y ciudadanos. México D.F., México: Editorial Grijalbo. Hall, S. & Du Gay, P. (Comp.). (2003). Cuestiones de identidad cultural. Buenos Aires, Argentina: Amorrortu Editores. Swartz, D. (1997). Culture and power: The sociology of Pierre Bourdieu. Chicago, Estados Unidos: The University of Chicago Press.
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LA CRISIS DE LA PAZ, LA UNIVERSIDAD PÚBLICA Y LA EDUCACIÓN EN COLOMBIA diego fernando álvarez ariza Estudiante de Derecho y Licenciado en Filología e Idiomas con Especialidad en Inglés. Universidad Nacional de Colombia. difalvarezar@unal.edu.co
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l fuerte debate generado en torno a entender la educación pública como un derecho o como un servicio ha dado muchas vueltas durante varios años en Latinoamérica, cuando se empiezan a sentir los estragos de la adopción de políticas públicas, por demás neoliberales, que tienden a lo segundo. El tema cobró particular importancia en 2011, dado que el proyecto de ley 112 propuesto por el Gobierno lesionaba fuertemente la realidad de la universidad pública que sobrevive como puede desde hace unas décadas; incluso golpeando los intereses de las universidades privadas, que también se unieron a las protestas. Archila (2012) considera el 2011 como uno de los últimos años de la etapa del movimiento estudiantil, al que ha llamado “período de crisis y recomposición” (p. 88), dado que, por primera vez después de varias décadas, aparecía en la esfera pública de forma masiva, legítima y, lo más importante, unificada. En todo caso, últimamente se suele prestar mucha atención al contexto de crisis económica y del capitalismo que propulsó las protestas por bienes públicos en diferentes lugares del mundo, por lo que se suelen ver descripciones detalladas de los hechos que la teoría subsume en conceptos como el de “movimiento social” o el de “acción política”, entre otros. Por ejemplo, se han elaborado hipótesis acerca de cómo las movilizaciones estudiantiles de 2011 en Colombia trascendieron al carácter de movimiento social, dado que asumieron tareas como conseguir nuevos miembros y cobertura de medios de comunicación, movilizar el apoyo de grupos externos, influir en lo político y, sobre todo, conseguir que la administración actuara (Jiménez, 2013, p. 14). Por otra parte, 2013 y 2014 fueron los años dedicados al tema de la paz, a propósito de los diálogos en La Habana entre el Gobierno colombiano y las FARC-EP. Aunque el presente texto no trata el asunto de dichos diálogos o el de la paz como objetivo principal, es necesario considerar que la universidad pública no se sustrae del discurso vinculante de la paz por razones de entorno político. Es decir, se suscitan naturalmente cuestionamientos acerca de si la universidad pública o la educación se relacionan con el objetivo de la paz y de cuál sería esa relación.
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Debido a esto, se presentan a continuación algunas ideas muy generales acerca de cuál puede ser una posible relación entre la paz y la educación superior, y, tal vez más importante, cuál podría ser una relación entre una paz posible y la educación como modeladora de ciudadanos. Como quiera que se desee trazar una relación entre sociedad y universidad, es necesario tener en cuenta sus vicisitudes intermedias. De Zubiría explica cómo la universidad occidental, en este momento, debe enfrentarse a varias contradicciones en medio de los requerimientos que se supone que le hace la sociedad —o más bien, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)—. Estas tensiones se conocen con nombres como alta cultura o cultura de masas, mundo ilustrado o mundo del trabajo, vida teórica o vida práctica, Estado evaluador o autonomía, intereses científicos o utilitarios, responsabilidad social como vínculos con la industria o paternalismo asistencialista, autonomía en el saber o productividad inmediata, etc. (De Zubiría, 2013, p. 22) El mismo autor menciona la gama variopinta de posturas respecto al papel de la educación superior en Latinoamérica, de las que se extrae sin duda que la universidad es una palanca de transformación social que sienta las bases de la vida democrática, para lo cual se exige autonomía y democracia en el interior de la vida universitaria, profesores conscientes de la ideología de la época y del momento, además de una función social de la educación superior. Por esta misma causa, se da por descontado que cada Estado debería tener un modelo educativo que satisfaga sus propias demandas. Sin embargo, el asunto problemático resulta desde el momento en que se analiza si el Estado tiene realmente necesidades propias o impuestas por el orden macroeconómico. Pareciera que en el caso colombiano, dados proyectos de ley como el que fue producto de protestas en 2011, el papel de la educación superior y sus funciones están íntimamente ligadas con la maquinaria económica y financiera de las grandes instituciones a las que el país se ha adherido. Sean cuales fueren las relaciones entre el proyecto institucional de educación y los tratados comerciales firmados por Colombia, existen demandas legítimas en sentido opuesto. De
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acuerdo con el estudio histórico de Archila (2012), las necesidades de la educación superior pública se reúnen en un programa mínimo de seis puntos, entre los que se incluye la financiación estatal adecuada, la autonomía y la democracia universitaria, la calidad académica, las libertades democráticas, y todavía más complicado, se exige que haya relación universidad-sociedad. (p. 93) Probablemente sea el último punto de ese programa el que más nos recuerde la triple crisis en la vida universitaria que propone De Sousa: esto es, una crisis de hegemonía, de legitimidad, e institucional (De Sousa, 1998, p 227). La primera se ocasiona cuando la universidad pierde su papel central y su función necesaria queda expuesta; la segunda se manifiesta cuando se cuestionan los objetivos de la universidad y su carácter democrático; y la tercera, cuando la estabilidad y el automantenimiento se remplazan por lógicas empresariales y productivas, es decir, cuando la esencia institucional deja de reproducirse (De Zubiría, 2013, p. 22). Se puede decir, para ilustrar mejor dichas crisis, que el proyecto de ley de reforma a la educación superior en Colombia era una puerta abierta a la profundización del modelo educativo que se desprende del paradigma neoliberal. Por ejemplo, si se permite que la educación sea un servicio que se vende y no un derecho que se garantiza, así sea de forma progresiva, como escalonadamente haría el proyecto de reforma, entonces se amenazaría la crisis de legitimidad. Ahora bien, se dice como consigna que el neoliberalismo penetró el área de la educación, limitando las posibilidades de acceso a educación de calidad, porque, por ejemplo, se hace prevalecer la cantidad sobre la calidad, y que eso afecta el camino hacia la paz porque no se garantizan unos derechos fundamentales. Sin embargo, se debe tener en cuenta que un modelo educativo atinado y propio no se garantiza solamente invirtiendo más dinero, sino también garantizando que la educación no se convierta en un dispositivo transmisor de valores económicos, y eso solo se logra a través del análisis pedagógico. Escuelas críticas de la pedagogía y la educación, como la latinoamericana, incitan a reflexionar acerca de la dinámica escolar como factor determinante de sociedad. No se trata de entablar una discusión acerca de
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qué tendencias de la pedagogía favorecen más o menos el modelo neoliberal al que se endosa el derrumbe de la educación de calidad en tanto derecho, sino de abrir una discusión acerca de la pertinencia, que parece un camino más despejado para conectar la universidad con la sociedad. Freire (2005), por ejemplo, respecto a los modelos pedagógicos tradicionales, herederos del conductismo psicológico, señala la prescripción de currículos como medidas opresivas que limitan la construcción de conocimiento auténtico: “Cuanto más se les imponga pasividad, tanto más ingenuamente tenderán a adaptarse al mundo en lugar de transformar, tanto más tienden a adaptarse a la realidad parcializada de los depósitos recibidos” (p. 81). Esta reflexión alerta sobre la precaución que se debe tener respecto al tipo de educación para la que se exige más presupuesto y con la que se nos “enseña”. Incluso se puede plantear, de paso, que este tipo de educación que condena Freire (2005) es la causa del atavismo retórico de la política actual colombiana; en palabras más de moda, las aulas podrían ser el lugar perfecto para sofocar cualquier pista de pensamiento crítico, o podrían ser lo opuesto. Ahora, que el orden político y económico de las sociedades contemporáneas no satisfaga las necesidades de todos los individuos en el interior de las comunidades políticas no es tema nuevo, y podría plantearse como un objetivo implícito y más o menos obvio de las discusiones de paz que actualmente ocupan la agenda del país. En este contexto, Amartya Sen (2000) propone que la falta de participación política de los ciudadanos es causa de desigualdad y conflicto en las comunidades (p. 50). Esto repercute en el orden económico, porque cuando se permite a los ciudadanos participar políticamente y asegurarse bienes públicos como salud y educación, se está fomentando que el grueso de la población sea activo económicamente; se produce riqueza para sí y para el Estado (Sen, 2000, p. 47). Es posible creer que en medio de la pasividad del estudiante que denuncia Freire (2005) y la falta de participación política del ciudadano que señala Sen (2000) haya alguna luz que indique cuál puede ser el papel de la educación en el país, incluso más allá del entorno vio-
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lento y el problema de la paz. Es decir, abandonar los asuntos de la educación y la paz como un problema de perspectiva, respecto a cuál es el camino y cuál el fin, para asumirlo como un problema estructural del sujeto que compone sociedad. En este sentido, parece que vale la pena considerar el problema de la crisis de universidad pública más allá de la gastada arista del desasosiego del déficit presupuestal para mirar hacia la construcción de ciudadanos en las aulas, que también es un escenario permanente en que se ejercen y se reproducen las dinámicas de poder.
BIBLIOGRAFÍA Archila, M. (2012). El movimiento estudiantil en Colombia: una mirada histórica. Revista del Observatorio Social de América Latina, 13(31), 71-103. De Sousa, B. (1998). De la idea de universidad a la universidad de ideas. En: De Sousa, B. De la mano de Alicia. Lo social y lo político en la posmodernidad. Bogotá, Colombia: Siglo del Hombre Editores/Ediciones Uniandes. De Zubiría, S. (2013). Universidad, cultura y emancipación en América Latina. Bogotá, Colombia: Izquierda Viva/Fundación Walter Benjamin. Freire, P. (2005). Pedagogía del oprimido. México D.F., México: Siglo XXI Editores. Jiménez, C. (2013). La movilización estudiantil Colombiana: estructura de oportunidades y nuevos repertorios de acción. Revista Andina de Estudios Políticos, 3(2), 32-55. Sen, A. (2000). Desarrollo y libertad. Madrid, España: Editorial Planeta.
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¿EL AUMENTO DEL GASTO PÚBLICO PUEDE FRENAR CIERTOS LOGROS SOCIALES? ivonne sánchez moreno Estudiante de Economía. Universidad Externado de Colombia. ivonne.sanchez@est.uexternado.edu.co
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a Constitución puede tomarse como una norma vinculante y aplicable, es decir, no solo es un documento político, sino también un estatuto que liga al legislador con el ejecutivo y que debe disponer de algún tipo de mecanismo garante de su supremacía sobre las otras dos ramas del poder público; en otras palabras, una especie de justicia constitucional para proteger la Carta Fundamental contra violaciones por parte del legislador o del ejecutivo. Entonces, la Constitución está por encima de las leyes y el juez constitucional debe revisar cada una de las normas creadas por los poderes para comprobar que sean afines al contenido expuesto en la Carta Fundamental. “Para ello es conveniente que las constituciones sean cortas, inequívocas, puntuales y definan los mecanismos que garanticen la libertad y el progreso de los ciudadanos” (Kalmanovitz, 2002, p. 1). Igualmente, una Constitución debería integrar un conjunto de valores morales, además de consagrar un marco de actuación de los poderes públicos y de los particulares, regulando así instituciones y procedi-
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mientos sin señalar los medios que deben seguir estos entes para sus determinados fines. Pero para el caso colombiano, nuestra Constitución tiene un contenido normativo y valorativo de carácter social, ya que no solo reconoce los clásicos derechos liberales (individuales), sino también derechos sociales. Es una Constitución abierta porque admite políticas económicas muy diversas para alcanzar dichos fines, recopilando un gran listado de derechos políticos, económicos y sociales, en su mayoría inalcanzables dado su enorme nivel de desarrollo. Y si a esto se suma el activismo de la Corte Constitucional ejercido durante la década pasada, encontraremos que al desarrollo económico y social en Colombia se le han imprimido principios populistas, pues, por medio de las políticas y los ordenamientos expuestos en la Nueva Constitución, el gasto público se ha visto incrementado al pretender extender sobre toda la población los derechos económicos sociales y culturales, sin tener en cuenta sus negativas consecuencias macroeconómicas. Un Estado Social de Derecho implica que los derechos sociales no deben interrumpirse o verse limitados por los principios del mercado. Sin embargo, en la práctica estos dos conceptos deben relacionarse, pues la Constitución es clara al indicar que el mercado puede manejar subsidios transparentes para realizar una reasignación de recursos sin que esto implique una traba para el aparato productivo de las empresas (Clavijo, 2001, p. 29) Así mismo, la propuesta constituyente del Estado Social de Derecho supone una correspondencia entre el modelo de Estado, los derechos, la distribución de competencias y una serie de normas económicas contenidas en la Constitución. Esta correspondencia se expresa en la preocupación por la igualdad real y efectiva de los ciudadanos, finalidad que recorre el texto constitucional desde los principios fundamentales, pasando por la consagración de una amplia y detallada gama de derechos de contenido social y económico, hasta la caracterización de las normas que establecen las relaciones entre el Estado y la sociedad en materia económica. El objetivo de alcanzar la igualdad real y efectiva de los habitantes solo es posible si el Estado interviene en las relaciones sociales con el fin de
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corregir3 aquellos aspectos que impiden que las personas tengan acceso a los bienes que aseguren la realización del mínimo vital, lo que supone la distribución de unos recursos escasos. Por tanto, la Constitución establece un régimen especial en relación con ciertos recursos públicos (Sentencia T – 520, 2003). Entre las disposiciones más importantes a este respecto, se encuentra la del artículo 366 que establece la prioridad del gasto público social; a esta disposición la Corte recurre con frecuencia al resolver asuntos relacionados con derechos de contenido prestacional. Esta intervención ha estado históricamente asociada al carácter democrático del Estado, y por ello la Corte ha sido enfática en afirmar que el principal responsable de la vigencia del Estado Social de Derecho es el Congreso de la República, pero contrario a esto parece ser que la Corte, durante el último decenio del siglo XX, por medio de sus actos arbitrarios, ha hecho todo lo contrario, de ahí que Clavijo (2001) exponga que la inestabilidad constitucional se produce cuando los jueces y las altas cortes se extralimitan en tareas de contenido económico del legislador. Un claro ejemplo de este abuso de poder tiene relación con el desarrollo del derecho a la vivienda digna, por cuanto la Corte le ordenó al Banco de la República fijar de forma permanente un límite a las tasas de los créditos de vivienda por medio de su indexación a la tasa de inflación reciente, con lo que prohibió capitalización de intereses y reguló los sistemas de amortización, exigiendo al menos el 30 % de la cuota inicial del valor del inmueble y obligando al sistema financiero a aceptar las modalidades de prepagos de la deuda como un derecho del deudor. Esto representa grandes ventajas para los deudores, como estabilidad de la tasa de interés real en la duración del crédito y evitar cuotas insostenibles de pago. Sin embargo, ciertamente, dichas medidas llevarán a grandes efectos negativos al reducir la oferta en el mercado del volumen de créditos, ya que para las entidades financieras se han aumentado los costos de riesgo, pues con la modalidad de prepagos se dejan de percibir intereses 3 Sentencia T - 520 de 2003, la Corte consideró: “…El Estado Social no pretende la transformación radical de las estructuras sociales, sino la corrección sistemática de sus consecuencias más graves, y la promoción de sus efectos deseables. Asimismo, el Estado Social permite la interacción de los agentes sociales, sin querer determinar sus relaciones por intermedio del Estado. Por el contrario, permite su libre juego, dentro de un marco que garantice la convivencia social presente y futura, tomando la dignidad humana como elemento indispensable para la continuidad de cualquier comunidad política”.
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sobre estos montos de dinero y el acceso al crédito se hará más exigente por cuanto se requieren unos ingresos reales más altos. Otro claro ejemplo de los errores que ha cometido la Corte en materia económica, respaldándose en principios constitucionales, ha sido el fallo sobre la reliquidación de las deudas hipotecarias tras la declaratoria de la Emergencia Económica de 1998, cuando se pretendía generar subsidios de vivienda para las familias de escasos recursos de manera que se restituyera el saldo real de la deuda. La Corte Constitucional, aplicando el principio a la igualdad formal, incurrió en un grave error, pues los mayores beneficiados con esta declaratoria fueron los más acaudalados a quienes se les condonó una gran porción de su deuda, de manera que …los criterios de supuesta igualdad terminaron por derrotar el propósito de mejorar la distribución del ingreso: los estratos más altos se llevaron la mayor cantidad de los subsidios otorgados a través de las reliquidaciones. (Clavijo, 2001, p. 47)
Como se puede apreciar en estos casos, la Corte Constitucional no debería tomar este tipo de decisiones dentro de sus funciones, ya que por la naturaleza perpetua de los fallos constitucionales, se impide su fácil modificación según la coyuntura económica del momento. Por lo tanto, la escogencia entre opciones de índole económico le corresponde al Congreso de la República, que refleja la opinión del pueblo en cuanto a la distribución del presupuesto del país, en el sentido de la aplicación de nuestro régimen democrático resultante del voto popular.
BIBLIOGRAFÍA Clavijo. S. (2001). Fallos y fallas económicas de las Altas Cortes: el caso de Colombia 1991-2000. Revista de Derecho Público, 12. Kalmanovitz, S. (2002). Formas de pensar jurídicas y económicas. En: Ensayos sobre banca central en Colombia. Comportamiento, independencia e historia. Bogotá, Colombia: Editorial Norma.
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EL DÓLAR Y LA INVERSIÓN EXTRANJERA: SU IMPACTO EN LA INDUSTRIA Y LA SOCIEDAD COLOMBIANAS johan david mora moreno Estudiante de Ingeniería de Sistemas. Universidad Nacional de Colombia. jodmoramo@unal.edu.co
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a Inversión Extranjera Directa (IED) en Colombia ha crecido estrepitosamente en los últimos diez años, pasando de U$1.720 millones en el 2003 a U$15.823 millones en el 2012, lo que representa un incremento de aproximadamente 920 % (Cabrera Galvis, 2013). Esto resulta en un gran aumento de la cantidad de dólares que circulan en el país, lo cual es un hecho muy común desde la apertura económica incentivada fuertemente en 1990 por el entonces presidente César Gaviria Trujillo, política que ha tenido diversos efectos nocivos en nuestra sociedad en todos los niveles y aspectos. Estos efectos los podemos observar a diario: múltiples multinacionales han llegado al país a dar su aporte al incremento del IED y, por supuesto, a generar sus propias ganancias. Un claro ejemplo, retomando a Cabrera Galvis (2013), es la rentabilidad efectuada durante el período 2009-2012, cuando se invirtieron en el país cerca de U$43.322 millones y se reportaron ganancias por U$48.190 millones; es decir, un 15,6 % más de lo que se invirtió. Esta entrada de dólares ha causado una revaluación del peso, pero se avecina una próxima devaluación de nuestra moneda porque al final saldrá más dinero del que se invierte en el país. La IED genera empleo, abre oportunidades al mercado e incrementa la diversidad de productos que podemos obtener de los diversos oferentes. En el artículo escrito por el consultor privado Mauricio Cabrera
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Galvis para la revista Portafolio, en marzo de 2013, se puede observar una gráfica de flujos de inversión extranjera directa en Colombia desde 2003 hasta 2012; cifras en millones de dólares que muestran un hecho bastante curioso: un incremento del 234 % del 2012 respecto al 2010, justamente desde cuando el actual presidente Juan Manuel Santos implementó su política de confianza inversionista, dando vía libre al IED en nuestro país, y ahondando el daño a la industria nacional que dejaron las nefastas directrices del gobierno Uribe. Santos logró ir un poco más allá con mayor sutileza. Las consecuencias de esta política las vemos reflejadas en la firma de Tratados de Libre Comercio (TLC) con múltiples países que nos aventajan en términos económicos, lo que atenúa la desigualdad de economías. Sin embargo, como se ve reflejado en un informe publicado por El Tiempo, la producción colombiana decayó un 11,5 % para marzo, la cual es la peor caída en los últimos 47 meses (El Tiempo, 18 de mayo de 2013). No es mentira, ni está oculto para nadie, que desde la apertura económica nuestra industria se ha visto fuertemente afectada, lo cual ha mermado el crecimiento del país en todos los aspectos. Aun así, la balanza comercial del país indica que para febrero de 2013 se exportaron U$4.668 millones contra U$4.221 millones importados, lo que refleja una diferencia a favor de U$386.4 millones, y se recupera un saldo en contra de U$163.8 millones que dejó enero de ese mismo año, según la Balanza Comercial emitida en abril de 2013 por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). La sociedad colombiana, durante este mismo periodo, dio su opinión sobre las diversas políticas respecto al tema; los múltiples paros mostraron un inconformismo frente a las prácticas del Gobierno actual que apoyan al inversionista extranjero, pero no toman decisiones efectivas para el crecimiento de la industria colombiana. Es necesario, entonces, verificar las cifras oficiales sobre los diferentes TLC que se han firmado, como en el caso de Canadá: para el primer semestre del año las exportaciones colombianas decayeron un 15,9 %, mientras que las importaciones de productos canadienses incrementaron un 30 % (Movimiento Obrero Independiente Revolucionario [MOIR], 2012).
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Los TLC son buenos entre economías no desiguales, a diferencia de otros casos concretos como el firmado con Estados Unidos, en el que la diferencia es abrumadora. Se puede notar que para el consumidor final es beneficioso, pues se consiguen productos de la canasta básica más baratos que los producidos por la industria nacional; pero al no motivar la industria, crece el desempleo (uno de los graves problemas de nuestra sociedad y cuyos datos oficiales, emitidos por el DANE en abril de 2013, dicen que el 10,2 % de la población se encuentra en esta condición). Las estadísticas muestran que las importaciones colombianas provenientes de EE.UU. crecieron un 14,6 %, mientras que las exportaciones de nuestra nación al país del norte crecieron un 3,3 %, sin dejar de lado que las exportaciones se están concentrando en mercados de nicho, completamente marginales y en consecuencia inestables (Tobar, 2013). Con la IED se logra una mayor inversión en el país, algo beneficioso a corto plazo, pero las ganancias de dicha inversión se regresan al país de origen de los inversionistas, mientras las cifras muestran las funestas consecuencias de los TLC para la sociedad colombiana. Cabe anotar que este incremento de la IED en el periodo 2010-2012 se dio principalmente en actividad minera (MOIR, 2012), práctica que destruye nuestro país, contamina el agua y el aire, no genera empleo suficiente, ni deja grandes ganancias, pero sí un medio ambiente destruido y difícil de reparar. Habrá que mirar por qué la balanza económica es favorable, mientras la industria colombiana se ve mermada y los mercados colombianos quedan inundados con productos extranjeros.
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BIBLIOGRAFÍA Cabrera Galvis, M. (marzo, 2013) El dólar y la inversión extranjera. En: Portafolio, Bogotá; p 78. DANE. (marzo, 2013). Principales indicadores del mercado laboral. Boletín de prensa. Disponible en: http://www.dane.gov.co/files/ investigaciones/boletines/ech/ech/bol_ech_mar13.pdf. DANE, (abril 1, 2013). Balanza comercial. Disponible en: http://www.dane.gov. co/index.php?option=com_content&view=article&id=135&Itemid=56 Movimiento Obrero Independiente Revolucionario - MOIR. (agosto 18, 2012) Cifras del TLC con Canadá reafirman el fracaso de la política de “Libre” Comercio. Disponible en http://www.moir.org.co/Cifras-del-TLC-con-Canada.html Tobar, C. (mayo 14, 2013). A un año del TLC con EE.UU. Disponible en: http:// www.moir.org.co/A-un-ano-del-TLC-con-EE-UU.html (21, mayo, 2013).
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PERSPECTIVAS DEL ASCENSO CHINO EN EL ESCENARIO HEGEMÓNICO INTERNACIONAL. EL DESPERTAR DEL DRAGÓN DORMIDO fabián becerra gonzález Estudiante de Literatura. Universidad Nacional de Colombia fabecerrag@unal.edu.co
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finales del siglo XX, tras la culminación de la Guerra Fría, se dio punto final al escenario geopolítico de la bipolaridad y el mundo presenció el surgimiento de un nuevo orden internacional —apolar para unos, multipolar para otros—, un desorden mundial que algunos académicos sostienen que cesará solo en el momento en que China y Estados Unidos decidan enfrentarse frontalmente, como en su momento lo planteara Eric Hobsbawn. Actualmente, China tiene el 30 % del Producto Interno Bruto (PIB) mundial y se erige como un país con un lugar preponderante en el escenario internacional. Sin embargo, el hecho de que tenga un despunte económico aún no garantiza que se erija como el principal hegemón mundial, pues todavía afronta problemáticas contundentes, como tener su exportación enfatizada en productos dependientes que requieren una mano de obra demoledora que conlleva cuantiosos usos de energía, así como la dependencia de importación de recursos minerales. Por otra parte, la indecisión respecto a querer disciplinar al mundo desde la perspectiva de las guerras de orden occidental, haciendo más bien uso de una configuración de corte confuciano, impide establecer con claridad la manera en que China impondría su supremacía, ya que el sistema internacional es uno de competencias, no de diálogo, y dichas competencias se libran a través de la guerra. En el caso de China, a diferencia de los postulados de guerra frontal de Clausewitz, se acude a la fuerza como instancia última, pues, tomando como base El arte de la guerra de Sun Tzu, la mejor victoria es aquella que implica ganar sin luchar. Al reivindicar un orden internacional de múltiples vértices (Estados Unidos, Rusia, Unión Europea, al igual que Brasil, India y Sudáfrica en tanto potencias emergentes), China apela a la cooperación con todos los países posibles, cuidándose de llegar a establecer bloques que indispongan sus relaciones diplomáticas con Estados Unidos, y afianzando con esto el declive de un país que ha visto afectada su preponderancia como imperio al vivir trastrocamientos en su economía y un descrédito en la convicción ciudadana como producto de la crisis financiera de 2008.
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Dicha diplomacia reposa en la convicción histórica sinocentrista4 que va de la mano con la tradición confuciana de no hacer hincapié en el uso desmedido de la fuerza, sino de la persuasión como garante de legitimidad. Por esta razón, China ha sabido zanjar los cuestionamientos que muchos países de Occidente hacen al Partido Comunista (PCCh), debido a la limitación de libertades y al desdeño ante la posibilidad de una transición democrática. Al ennoblecer la mediación política, el partido adquiere una legitimidad, no solo a nivel internacional, sino también en varias capas de la sociedad china que ven la majestuosidad socioeconómica de su régimen como algo que palia las inconformidades frente a los abusos de poder, especialmente si se mira que muchos de sus habitantes hoy en día gozan de mayor estabilidad en comparación con hace 30 años, cuando aún no se habían insertado las reformas y la incursión al sistema de mercado que actualmente lo caracterizan. Anteriormente, China no se interesó en el expansionismo al pensar que todos los recursos que requería se producían en su territorio. Ahora, algo que no puede desconocerse son las relaciones que efectúa en la región, pues ello puede denotar que estaría dispuesta a tomar una posición de fuerza solo en la eventualidad de que agredan sus fronteras con financiación de sus enemigos, ante lo cual se mira con recelo la posible expansión estadounidense en Asia central. Respecto a India, pese a la diplomacia que los caracteriza, aún existen tensiones en cuanto a recursos energéticos, pues ambos países tienen intereses frente al gas de Birmania. Por otra parte, Estados Unidos puede encontrar aliados estratégicos en India y Paquistán, viendo que en estos países existen sectores que miran con buenos ojos la animadversión del Tíbet contra China. Ante esto, se hace imprescindible ganar la voluntad de terceros países que no se sientan amenazados frente a la emergencia china per se y que no estén dispuestos a reafirmar los intereses estadounidenses en la región. Es por esto que China busca, diplomáticamente, posicionarse en territorios africanos y latinoamericanos apoyándose en sus tradiciones nacionalistas confucianas, sobre todo si 4 Término que se acuña a la concepción milenaria que se tenía para comprender a China como el centro del mundo.
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se tiene en cuenta que Estados Unidos aún tiene un fuerte margen de acción en países como Corea del Sur y Japón, que son piezas claves en la tensión que se tiene con Corea del Norte, donde Kim Jong Un se encarga de hacer el trabajo sucio que China solapa. El PCCh apela entonces por un proyecto que defienda a capa y espada su legado cultural milenario como mecanismo que contenga la acción occidental, no solo a nivel cultural, sino también político. Quizás tenga disposición a la cooperación sin pretender modificar el sistema hegemónico occidental, siempre y cuando sus intereses de desarrollo interno y de influencia en la región no se vean afectados; o, en cambio, opte por trastocar la hegemonía de Occidente en la medida en que el sistema internacional pudiera desconocer su autoridad y sus intereses en la zona, enfrentándose a Estados Unidos y sus adeptos en la región. Sea cual sea el caso, la realidad será que China progresivamente buscará afianzar su primacía en Extremo Oriente sin desligarse del sistema de alianzas con potencias emergentes, afirmándose como actor activo y relevante en el nuevo orden internacional, sin descuidar el objetivo de consolidar la modernización del país. Esos pilares de la política china (primacía, alianzas estratégicas y modernización) seguirán siendo determinantes para su comportamiento a escala global, siempre y cuando China adquiera garantías que mantengan el sistema político que la caracteriza, a fin de aseverar su soberanía y afianzar su integridad geopolítica, dos aspectos que podrían llegar a desencadenar conflictos con otros países que pueden incidir contundentemente en las próximas dos décadas. Todas estas razones son las que hacen que muchos académicos sostengan que el siglo XXI girará el timón hacia el Pacífico, uno manejado por la nación a la que muchos se refieren como el dragón dormido que hoy en día despierta.
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LA PASIÓN DEL AMOR EN EL ALMA. DEL AMOR PASIONAL EN EL HOMBRE, UN FRENESÍ DE LA PSIQUE lizeth andrea alfonso carrizosa Estudiante de undécimo grado. Centro Educativo Nuestra Señora de La Paz. Proyecto “Custodiando mi vida para darle sentido a la existencia”, 2013. Actualmente cursa la carrera de Historia en la Universidad Nacional de Colombia.
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Un hombre sin pasiones, sin sueños, sin ilusiones, sin esperanzas, sin sonrisas, es un hombre muerto. Anónimo
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s significativo el alcance que tienen las contradicciones entre el intuir, el premeditar y el actuar en los comportamientos de los seres humanos. Se presenta una tendencia a indagar lo desconocido y al mismo tiempo, aterra lo que es totalmente ajeno. Por ejemplo, al imaginar que en este preciso instante aterriza una nave alienígena en el jardín, la sensación de temor se haría presente al no conocer ni la apariencia, ni los fines de estos seres extraños, y sin embargo, la morbosidad humana llevaría a tener un acercamiento con el objeto desconocido. Este es el mismo impulso por lo que se espía tras una puerta cerrada o se agudiza el oído al detectar un secreto ajeno, ese temor-interés se manifiesta en las tormentas del alma, está en una constante pugna entre razón y pasión e igualmente es ahí donde la toma de decisiones del sujeto juega un papel clave en cuál carácter dominante tendrá su futuro. Pero al sentir y no manifestar, se fomenta un auto-sometimiento y no hay peor verdugo que la persona misma, si la verdad nos hace libres, la sinceridad propia debe ser entonces la piedra angular de la libertad, “hasta el más valiente de nosotros tiene miedo de sí mismo” (Óscar Wilde, 1891). No es para menos que el ser humano tema a sus sentimientos, a sabiendas de que se ha centrado en conocer su razón, pero ha olvidado conocer su frenesí1, cuando intenta encajar con la normalidad de una sociedad que premia los títulos pero se olvida de la sabiduría emocional del sujeto. Si los individuos no se conocen, están perdidos y es por ello que las pasiones del alma deben ser reconocidas y manifestadas sin pudor, pues de lo contrario solo se contribuye a la formación de seres incompletos y aterrados ante la posibilidad de liberar sus sentires irracionales. No cabe duda de que para poder plantear una solución a la negligencia ante las pasiones del alma, es clave partir de lo que es una pasión. Si se 1 1. m. Delirio furioso. / 2. m. Violenta exaltación y perturbación del ánimo.
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precisa en las definiciones que el diccionario nos da, todo confirma la impresión de que las explicaciones presentadas son muy distintas entre sí, lo que supone el principal problema, no hay una definición concreta del concepto pasión2. Si se sitúa entonces en un espacio distinto al lingüístico y se toma ahora la definición filosófica (René Descartes, 1649), “se puede en general definirlas como percepciones, o los sentimientos, o las emociones del alma, que se refieren particularmente a ella, y que son causadas, sostenidas y fortificadas por algún movimiento de los espíritus”. Antes de continuar conviene señalar que, en primer término, son percepciones3 en la medida en que son involuntarias. Cuando se es objeto de alguna pasión, la premeditación y el arrepentimiento a menudo son borrados de la mente, tal como decía Nietzsche en su Genealogía de la moral: cuando un enamorado obra, no obra por bien o por mal, sino que la pasión desvaría su comportamiento y le hace así inmune a los juicios comunes; en otras palabras, se le nubla el buen juicio, lo que hice, lo hice por amor. En segundo lugar, obran como sentimientos4 al poder decir de ellas que son recibidas en el alma, como un fino perfume o un manjar exquisito en el cuerpo, y finalmente se manifiestan como emociones combinadas, pues es la manera más voluble de describir la reacción que una pasión desata en el alma; la impotencia, la insatisfacción, la alegría, la intriga, el asco, la agitan y la conmueven. En otras palabras, una cualidad propia de las pasiones es su carácter impredecible, voluble y desconcertante: “Olvida toda conveniencia, desconoce todo afecto, es obstinada y terca en lo que se propone, sorda a los consejos de la razón, agitándose por causas vanas, inhábil para distinguir lo justo y verdadero” (Lucio Séneca, 41 d. C). Dado que el amo, además de ser una pasión, está clasificado según la jerarquía como un gigante del alma, es sumamente potente y dependiendo de la etapa que atraviese, puede ser descontrolado. El ejemplo más eviden2 1. f. Acción de padecer. / 2. f. Lo contrario a la acción/.3. f. Estado pasivo en el sujeto. / 4. f. Perturbación o afecto desordenado del ánimo. / 5. f. Inclinación o preferencia muy vivas de alguien a otra persona. / 6. f. Apetito o afición vehemente a algo. 3 Las percepciones son clasificaciones subjetivas, selectivas, relativas y que están relacionadas con la experiencia. 4 1. m. Acción y efecto de sentir o sentirse. / 2. m. Estado afectivo del ánimo producido por causas que lo impresionan vivamente. / 3. m. Estado del ánimo afligido por un suceso triste o doloroso.
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te de esto es el llamado crimen pasional, en el que se altera la conciencia al cometer un crimen guiado por la ira, los celos o el desengaño y no por la premeditación, a esto se refiere Lucio Anneo Séneca (41 d. C): La primera etapa es involuntaria y se refiere al impulso o empuje, la segunda etapa es la de voluntad y es allí cuando la pasión es vulnerable y fácil de corregir y la tercera etapa es tiránica la cual ya vence del todo a la razón.
Piense usted por un segundo en aquellos momentos en los que ha sido más feliz, seguramente estarán marcados por un impulso, un tinte de irracionalidad cuyo carácter sorpresivo los hizo aún más especiales, tal como dice Susana Castellanos de Zubiría (2010): Al dar rienda suelta a sus pasiones, el hombre se cree —aunque sea por un momento efímero— inmortal y libre. En los arrebatos de desmedida pasión erótica, el hombre olvida su existencia mortal y miserable y por un instante se iguala con los dioses. (p. 34)
Hay que reconocer que el amor pasional juega un papel importante en la vida, es el escape, la manera de olvidar la penosa e incompleta condición humana, y una forma de contrarrestar el vacío existencial con que el individuo ha sido arrojado al mundo a merced de unas condiciones; en el amor se busca el Dasein5. No estará por demás traer a colación el mito de la androginia. Zeus crea un ser dotado de cuatro brazos, cuatro piernas y dos cabezas, y que por su soberbia amenazante ante el poderío de los dioses, es partido a la mitad y condenado a vagar por el mundo en un estado lamentable, en busca de su complemento, su otra mitad. Igualmente, el ser humano está condenado a vagar hasta encontrar su otra mitad, y una vez que la encuentra, descubrirá que el poder del amor es comparable con el de los dioses: “Pues es el amor de los unos a los otros 5 Para Heidegger, el Dasein, el ente que somos, es un ente que consiste en haber de ser o tener que ser.
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innato en los hombres y restaurador de la antigua naturaleza, que intenta hacer uno solo de dos y sanar la naturaleza humana” (Platón, 380 a. C.). Pero no podemos olvidar también el riesgo que implica amar, el cual incide muchas veces trágicamente en el destino humano, por su estrecha relación con la muerte y el sufrimiento; si bien reconocemos la acción sanadora del amor en el alma, también debemos considerar su carácter enloquecedor y trágico. Antes de continuar, conviene señalar cómo el aspecto fatídico se manifiesta de muchas maneras. Lamoré (amor) y Lamort (muerte) poseen en común más que una homofonía, son términos ligados entre sí; cuando el amante ama, se siente vivo pero así mismo muere, todo su criterio se viene abajo a pesar de sentirse renovado. La magia del amor tiene su origen en la necesidad de inmortalidad. De igual modo, lo teoriza Freud mostrando la relación intrínseca entre Tánatos (muerte) y Eros (amor), mientras Tánatos es instinto de muerte y agresión, Eros es la vida, el amor y la sexualidad, juntos conviven componiendo las venturas y desventuras de los hombres. También, Kali6, Astarte7 e Ishtar8 son algunas deidades de las distintas culturas que funden estos dos aspectos en uno solo, mostrándonos una especie de Ying Yang, en el que el amor no existe sin la muerte y viceversa, sin la interacción de ambos no se genera vida. Permítanme ahora que insista en la relación psicológica y la connotación del comportamiento biológico inmerso en la naturaleza (Emilio Mira y López, 2003); en “las llamadas bodas tánicas, en las que la cópula fecundante va seguida de la muerte de uno o de ambos cónyuges”, el animal tiene una aceptación de su muerte siempre y cuando se origine un nuevo ser. Es claro que la procreación, concretamente, no es la finalidad última del individuo, en él la finalidad de la pasión es la creación de algo sustancial, un amor atemporal, esto 6 Diosa hindú basada en el principio de que la muerte no puede existir sin la vida y la vida no puede existir sin la muerte. 7 Diosa fenicia que representaba el culto a la madre naturaleza, a la vida y a la fertilidad, así como la exaltación del amor y los placeres carnales. Con el tiempo, se tornó en diosa de la guerra y recibía cultos sanguinarios de sus devotos. 8 Diosa babilónica del amor y la guerra, de la vida y la fertilidad.
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se hace evidente después del coito, tras la máxima expresión de amor sobreviene un sueño, o como diría García Lorca, la muerte chiquita. El amor en su máxima expresión es un punto de equilibrio entre la total plenitud y la muerte que origina algo inédito. Lo primero que podemos observar es que en ocasiones la pasión de los amantes trae consigo una serie de desventuras. La historia se repite sin respetar diferencias de época, ni de culturas: un amor no correspondido que lleva a los amantes al borde de la locura, uno de ellos (o ambos) ya está comprometido con otra persona a quien no ama y el resultado es trágico, muere alguno y el otro le sucede, ya que no pueden vivir sin el amado: la muerte es la solución. De dicho relato existen incontables ejemplos, entre otros: Marco Antonio y Cleopatra, Cayo y Drusila, Tristán e Isolda, Calixto y Melibea, Eloisa y Abelardo, los amantes de Teruel, Romeo y Julieta, y Juana, la loca y Felipe, el hermoso, para quienes sus vidas fueron trágicamente determinadas por pasiones irremediables y la muerte selló su destino. Sin embargo, a pesar de lo trágico de sus historias, hay que rescatar lo lamentable de la percepción que se tiene de la muerte como final, aun cuando desde otra concepción más tolerante y menos rígida ante su misterio, la aceptaríamos como parte importante de la vida y sabríamos que estos personajes obraron bien puesto que amaron y trascendieron: crearon algo inmortal. El ser humano tan consciente de su finitud sabe que lo único seguro es la muerte, sabe entonces que no vivirá para siempre, pero si tiene suficiente pasión, su legado prevalecerá y su amor será eterno. En definitiva, las pasiones del alma deben ser reconocidas y manifestadas sin pudor, pues forman parte esencial del individuo. A pesar de lo salvaje e irracional de su proceder, le dan a la vida un toque de riesgo, la única manera de ser feliz es siendo libre, y la única manera de ser libre es través de la verdad. Hay que reconocerse como alguien con caprichos y emociones, integrar en la vida lo voluble y temperamental del actuar del frenesí. Hay sacrificios por hacer, pues la única manera de hallar el amor es siendo perseguido por la muerte, pero a fin de cuentas eso no será un impedimento, será un amor tan grande que al
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igual que el de Cleopatra y Marco Antonio9 hará tambalear a un imperio; es la manera de ser inmortales, de ser atemporales. Se necesita entonces, en pleno siglo XXI, un toque de fatalismo romántico. Cuál es la decisión correcta, ¿amar o morir? ¿Será el amor la finalidad última del ser humano? Si el amor es una relación entre almas, ¿existirá realmente la homosexualidad o simplemente es un asunto superficial?, ¿será que la pasión se puede fingir?, ¿qué pasa con aquel que se niega a sentir? Se sabe que la manera como se vive el amor es subjetiva, la combinación de emociones, percepciones y sentires es personal, pero existe una certeza, solo a través de la aceptación y el conocimiento del interior como parte del yo real, se estará listo para ser amante o amado.
REFERENCIAS Castellanos de Zubiría, S. (2010). Amores malditos: Pasiones mortales y divinas de la historia. Bogotá, Colombia: Editorial Norma. Descartes, R. (2005). El tratado de las pasiones del alma. Madrid, España: Editorial Biblioteca Nueva. Mira y López, E. (2003). Los cuatro gigantes del alma. México D.F., México: Editorial Ala de Avispa. Platón. (1962). El banquete. Madrid, España: Editorial Aguilar. Real Academia Española - RAE. (2001). Diccionario de la lengua española (22.a ed.). Madrid, España: RAE. Séneca, L. (2000). De la cólera. Madrid, España: Alianza Editorial. Vásquez Rodríguez, F. (2012). Pregúntele al ensayista. Bogotá, Colombia: Emfasar Editores. Wilde, O. (1891). El retrato de Dorian Gray. Bogotá, Colombia: Editorial Norma.
9 Ella, reina de Egipto, y él, emperador romano. Aunque se aman, él pierde su poder político ante ella. Cleopatra reclama para Egipto el territorio de Chipre, Fenicia y Creta. Este amor, a pesar de ser el culpable de la pérdida de la batalla de Acce, continúa consumiendo a los amantes, le proponen a Cleopatra dejar el trono y asesinar a Antonio para que su vida sea perdonada, ella se rehúsa y en cambio finge su muerte. Antonio, atormentado al creerse el supuesto fallecimiento, se suicida y Cleopatra, al enterarse de la muerte de su amado, le sigue en el camino y se suicida ella también.
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LO ABSURDO maría camila sánchez naicipa Estudiante Colegio La Presentación Luna Park. En Colombia no hay certeza sobre la cifra de niños que combaten una guerra absurda de adultos. Puerto Candelaria
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os yacimientos de violencia en Colombia vienen desde los procesos de colonización y de independencia, tras los cuales el país no se unificó, sino que dividió a su población en clases sociales y según intereses. Seguidamente, las marcadas conveniencias y convicciones dieron paso al nacimiento de dos grupos ideológicos opuestos: los liberales y los conservadores. Múltiples disputas, muertes y un conflicto interno que empezó a fracturar a Colombia, causaron sucesos tales como la muerte del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, El Bogotazo, el Frente Nacional y la formación de grupos al margen de la ley. La falta de oportunidades políticas y los intereses oligárquicos llevaron a varios campesinos a formar dichos grupos, a reclamar sus tierras, y a protestar por las precarias condiciones laborales y la falta de organización de un gobierno. Los grupos se formaron tras este fraccionamiento. En los setentas, el país vivió el auge de las guerrillas de inspiración socialista. Los primeros grupos trataron movimientos agrarios y ante las protestas, el Gobierno respondió con las armas. Después de unos años, las guerrillas lucharon por derrocar el sistema vigente e imponer otro, uno democrático o socialista (Lozano, Mejía, Eastman, Rojas & Feo, 1991). La respuesta a los intereses oligárquicos fue crear grupos paramilitares. Su
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principal objetivo fue formar un grupo que defendiera las tierras de grandes propietarios, las cuales estaban siendo invadidas por guerrilleros. Luego la problemática se amplió al aliarse con el narcotráfico. A mediados de los ochentas, al país se traen mercenarios preparados en otros países para que entrenen a los paramilitares. (Gómez, Sánchez Cristo & Revista Semana, 2008), e inicia el exterminio de guerrilleros, políticos y de ciudadanos inocentes: Un ejemplo de ello es: Mirando la historia no es de extrañar entonces que en contubernio impúdico las FF.MM. del Estado colombiano y el narcotráfico organicen, entrenen, armen y den apoyo logístico a “ejércitos mercenarios” que los colombianos hemos llamado paramilitares. Son conocidas la alianza de la Brigada de Inteligencia Militar (BIM) y el conocido capo narcotraficante del Cartel de Medellín Gonzalo Rodríguez Gacha (posteriormente asesinado por los organismos de seguridad de Colombia y la DEA) para realizar los asesinatos de los militantes de la UP, entre ellos los magnicidios de Jaime Pardo Leal y Bernardo Jaramillo, y de 5.000 activistas más. (Agenda de Noticias Nueva Colombia [Anncol], s. f.)
Y se siembra dolor en nuestra patria con el actuar de estos grupos, confesiones que nos llevan a reflexionar: En un informe, los paramilitares confesaron su participación en 1.046 masacres en todo el territorio nacional, así como 25.747 homicidios. Igualmente se registraron confesiones de 3.599 desapariciones forzadas, 1.618 casos de reclutamiento ilícito. Los paramilitares desmovilizados confesaron además su participación en 11.172 desplazamientos forzados, 1.916 secuestros, 1.078 extorsiones, 1.916 secuestros y 776 actos de tortura. En uno de los casos más llamativos se obtuvo información sobre 3.929 fosas comunes, con lo cual se logró la ubicación de 4.809 cadáveres. Por último se señala que los ‘paras’ confesaron su participación de 65 casos de tráfico de estupefacientes, así como 96 registros de violación sexual. (El Espectador, 2 de enero de 2013)
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Las FARC-EP afirman que su objetivo es acabar con las desigualdades sociales, políticas y económicas, pero ¿es este realmente su objetivo? Podría decirse que así lo fue en su primer momento; sin embargo, con el tiempo se ha visto que en lugar de acabar con estas desigualdades, la guerrilla ahonda las problemáticas del país aprovechándose de los campesinos y de las poblaciones con bajos recursos. Tienen una “doble moral”, la de usar la máscara de los ideales populares para justificar sus acciones, sin tener en cuenta el valor de la vida y la integridad de la persona. Esto se ha visto reflejado no solo a través de sus actos públicos, como los son los atentados a la población civil, sino también dentro de sus propias filas en donde se juzga cruelmente la más mínima falta, incluyendo a seres inocentes como los cientos de niños abortados anualmente por guerrilleras, que en la mayoría de los casos son menores de edad entre los 14 y los 16 años. ¿Realmente se puede hablar de tratados de paz con personas que no sienten el más mínimo remordimiento por sesgar la vida de un niño, de una mujer, de un hombre o de un anciano de forma tan cruel, sin tener en cuenta el daño que les causan a sus familiares y al país en general? El Ejército, la guerrilla y los paramilitares usan la fuerza para tomar el control de las situaciones, cualesquiera sean los objetivos que aspiren alcanzar. ¿Las armas son la respuesta para una solución? Teniendo en cuenta que es un país con una democracia participativa, en la que uno de los derechos fundamentales es la vida, el Gobierno debe velar por el respeto a la dignidad de la persona y esto encierra educación, salud, familia y vivienda. Sin embargo, dado el conflicto y que al parecer se ha olvidado el principio fundamental de nuestra existencia, muchos de los integrantes de estos grupos han sido educados desde casa para “el arte de la guerra”, y ansían desde muy temprana edad, de forma que, llegados a la adolescencia, su orgullo se enaltece al tomar su primera arma y anhelan su primera experiencia: ser partícipes de un asesinato. Otros son arrastrados por amigos o conocidos, o son reclutados. He aquí la contradicción entre la igualdad ante la ley y la igualdad ante la vida. No es democracia cuando no se brindan posibilidades para que las personas se desarrollen como seres culturales y tengan una identidad propia. Se
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lleva a la población a condiciones y a caminos absurdos. La prostitución, la indigencia y la mendicidad, son espejos claros de la realidad. Esta es una realidad tangible que involucra a terceros, quienes sufren más las consecuencias de la guerra que los mismos participantes, y lo más triste, sin elección. ¿Quiénes son esos terceros? El pueblo, la gente, nosotros. En nosotros recaen las consecuencias de la violencia. Nos vemos involucrados indirectamente, somos parte del terreno en el cual se ejerce el poder y la manipulación. Hoy en día, el conflicto sigue vigente y no se ha conseguido nada con ello. Han crecido las cifras de desapariciones, asesinatos, torturas, la pobreza y la miseria. Ha sido más clara la situación de violencia del país y su supuesta democracia. Se callan las ideas, se ahogan las peticiones y los derechos humanos son vulnerados. Debemos apropiarnos de nuestra historia, reconocer a nuestra nación, educarnos para ella y lo más importante, entendiendo que el conflicto es parte fundamental para la creación de sociedad, guiado por el bien común, las ideas y las necesidades de su pueblo, las cuales crean y reestructuran la sociedad. Hay que dejar esta guerra absurda por el dinero, las drogas y las tierras, que no llena ni contribuye al desarrollo de la sociedad, es simplemente vacía y banal que no se terminará de satisfacer nunca.
REFERENCIAS 1.046 masacres fueron confesadas por paramilitares desmovilizados. El Espectador, 2 de enero de 2013. Disponible en: http://www. elespectador.com/noticias/judicial/1046-masacres-fueronconfesadas-paramilitares-desmovili-articulo-394870 Agenda de Noticias Nueva Colombia - Anncol. (s. f.). Masacres en Colombia: somera revisión histórica (I). Disponible en: http://www. rebelion.org/noticia.php?id=1615 Gómez, M., Sánchez Cristo, J. y Revista Semana. (2008). Colombia vive, 25 años de resistencia de un país sin memoria. Documental. Lozano Riveros, R., Mejía, G., Eastman, J. C., Rojas, I. E. y Feo, J. V. (1991). Civilización 9. Bogotá, Colombia: Editorial Norma.
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RETROSPECCIÓN1 juliana alejandra aguirre rodríguez Estudiante de undécimo grado. Colegio San Francisco de Asís. Proyecto: La historia de vida como instrumento de construcción y deconstrucción del sujeto en el aula escolar.
1 La presente reconstrucción historiográfica fue presentada como trabajo final para el área de Ciencias Sociales en 2012, cuando la autora cursaba noveno grado de educación básica secundaria.
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ANTES DE MI NACIMIENTO Mis abuelos maternos, Arcelia Jiménez y Próspero Rodríguez, vivían en Zetaquirá (Boyacá), en la vereda La Esperanza. Mi abuela nació el 1 de agosto de 1950, época en la que en Colombia aumentó la violencia después de El Bogotazo, llegando a una guerra civil no declarada entre liberales y conservadores. Desde ahí comenzaría la lucha guerrillera en Colombia, con el deterioro del orden público y de la situación sociopolítica del país. Arcelia Jiménez Noy era hija de mis bisabuelos Pablo Julio Jiménez y Sofía Noy, quienes tenían un gran terreno y contaban con trabajadores para que les ayudaran en los deberes de la finca. Se podría decir que no eran los más ricos del pueblo, pero tampoco eran los más pobres; su estabilidad económica era media. Mi abuelo, Próspero Rodríguez, nació el 7 de junio de 1948, dos meses después de que fuera asesinado el político Jorge Eliecer Gaitán y ocurriera El Bogotazo. Él es hijo de mis bisabuelos Teresa Vargas y Pastor Rodríguez (quien murió cuando mi abuelo era todavía un bebé). Ellos vivían del trabajo de mi bisabuelo, quien era jornalero2, pero en cuanto murió, mi bisabuela tuvo que trabajar para responder por sus hijos, por lo menos mientras mi abuelo cumplió cinco o seis años y ella se volvió a casar con Manuel Bernal. Desde entonces, mi abuelo fue a vivir con mi tatarabuelo Vicente Vargas, quien le enseñó a trabajar y lo crió como a un hijo. Al crecer vivió también algunas temporadas con sus tíos y sus hermanos mayores, pero nunca le gustó, pues su trato no era el más agradable. Él me cuenta: “[…] Definitivamente yo era muy feliz cuando vivía con mi abuelo y no estaba ningún tío en el ranchito”.3 Pasado un tiempo, cuando mi abuelo tenía 16 y mi abuela 14, se conocieron porque él iba a trabajar a la finca de mi bisabuelo, Pablo Julio Jiménez, y así fueron novios durante tres años. Mi bisabuelo no estaba de acuerdo con esta relación, pues él quería que mi abuela se 2 Persona que trabaja a cambio de un jornal o pago por día de trabajo. Término acuñado para campesinos que no poseen tierras. 3 Entrevista realizada a Próspero Rodríguez.
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casara con Elías Martínez, quien era dueño de al menos una vaca, mientras que mi abuelo era un simple jornalero. Sin embargo, mis abuelos no se rindieron y después de esos tres años contrajeron matrimonio, el 8 de noviembre de 1969. Una noticia importante ese año fue que el Deportivo Cali obtuvo su tercera estrella en el Campeonato de Fútbol Colombiano y el subcampeón fue América de Cali, equipo que tenía al argentino Hugo Horacio Lóndero, goleador del certamen con 26 goles. Luego de un mes de casados, mi abuela quedó embarazada, en espera de mi tío Omar Hernán Rodríguez Jiménez, ese mismo año. Así que se independizaron y se fueron a vivir en una vereda llamada Campo Alegre, donde construyeron un ranchito y comenzaron a trabajarlo. Dos años después, el 4 de agosto de 1971, mi abuela tuvo a su primera hija, Hilda Marlén Rodríguez Jiménez. Por su parte, mi abuelo —quien siempre piensa en grande—, no quiso quedarse en el campo, así que decidió avanzar y se vinieron a Bogotá en busca de estabilidad económica. Al llegar a la capital, se instalaron en el barrio San Francisco, donde fueron hospedados por mi bisabuela y madre de mi abuelo, Teresa Vargas, junto a una hermana de mi abuelo llamada Elvia Rodríguez, en 1973, cuando se realizaba en el país la Operación Anorí.4 Pasado un año, más o menos, mi abuela otra vez quedó embarazada y tuvo a mi madre, Nelly Cenaida Rodríguez Jiménez, quien es la menor, nacida el 15 de diciembre de 1974, año en el que se eligió como Presidente de la República a Alfonso López Michelsen, candidato del Partido Liberal Colombiano, en un proceso electoral que se caracterizó por el final del Frente Nacional y la participación de otros movimientos políticos.5 4 “La Operación Anorí fue una operación militar llevada a cabo por la Quinta Brigada del Ejército de Colombia contra guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN), el 7 de agosto de 1973, quienes pretendían tomarse militarmente la población de Anorí, en el departamento de Antioquia. Tras la operación, el gobierno del presidente Misael Pastrana Borrero, dio un parte de victoria que confirmaba el desmantelamiento del ELN”. Tomado de: http://es.wikipedia.org/wiki/Ej%C3%A9rcito_de_Liberaci%C3%B3n_Nacional_(Colombia) 5 “El Frente Nacional fue una coalición política y electoral colombiana entre liberales y conservadores vigente entre 1958 y 1974. Por extensión, también se refiere al período histórico de dichos años. La principal característica de este período fue el acuerdo de igualdad entre los dos partidos durante este proceso, ya que planteaba que estos se alternaran la Presidencia durante sus 16 años de duración y una idéntica cantidad de parlamentarios liberales y conservadores en el Congreso”. Tomado de: https://sites.google.com/site/tutoriadesociales10/tema
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Mis abuelos se mudaron al barrio El Dorado tras 20 días de haber nacido mi mamá. Allí mi abuelo compró un lote y comenzó a construir con sus ahorros una casa de cuatro apartamentos (que duraron construyendo probablemente más de 20 años). Él pudo conseguir empleo en Alpina,6 empresa de la cual se pensionó. Después, compraron una casa de dos pisos para ellos dos y compraron un negocio que es muy bueno y da buenas ganancias en el barrio Alfonso López. Ese fue el motivo de arrendar la casa y los dos apartamentos: mudarse a Alfonso López y tomar en arriendo el segundo piso del negocio, que es una casa, y así poder vivir mucho mejor. Actualmente, ellos tienen una buena estabilidad económica y malcrían a más no poder a sus nietos de parte de su hijo mayor Omar Rodríguez: Edwin y Natalia; sus nietos de parte de su hija Marlén Rodríguez: William y Nicolás Bravo, y sus nietos de parte de su hija menor, Nelly Rodríguez: Juan David Aguirre y yo, Juliana. Ahora, devolvámonos a 1974. El 15 de diciembre nació mi madre, en la Clínica San Pedro Claver de Bogotá, en perfecto estado salud. En 1973, nació mi padre Julián Eduardo Aguirre Gil, el 9 de noviembre, en su casa, en Manizales.7 Nelly Cenaida Rodríguez Jiménez, hija de Arcelia Jiménez y Próspero Rodríguez, a sus 6 años empezó a estudiar en la escuela del barrio Aulas Colombianas, terminando allí su primaria. Empezó el bachillerato en el Colegio de los Ángeles, ubicado en el barrio La Candelaria, en el centro de Bogotá, ya que fue becada por su buen puntaje en el examen del ICFES, en 1987. Año en el que ocurrió el asesinato de Jaime Pardo Leal, quien fue un abogado y político colombiano, candidato a la presidencia por el Partido Unión Patriótica. Estudió en el Colegio de los Ángeles hasta grado noveno, en 1990. En esa época las elecciones presidenciales en el país sufrieron la violencia de las mafias narcotraficantes, siendo Pablo Escobar su cabeza más vi6 Alpina es una compañía colombiana multinacional de productos lácteos, fundada en el municipio de Sopó (Cundinamarca), en 1945. 7 Información obtenida de los registros civiles de nacimiento de Julián Aguirre y Nelly Cenaida Rodríguez.
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sible. Antes de las votaciones, fueron asesinados los candidatos Luis Carlos Galán Sarmiento, Bernardo Jaramillo Ossa y Carlos Pizarro. En 1992, mi mamá terminó su bachillerato en el Colegio Pitágoras, cuando Colombia vivía el peor apagón de su historia, durante la presidencia de César Gaviria, entre el 2 de mayo de 1992 y el 7 de febrero de 1993, por efecto del fenómeno de El Niño. Mi mamá me cuenta: “Yo me acuerdo de la hora Gaviria, cuando todos tuvimos que adelantar una hora el reloj […] para que se oscureciera más tarde y así poder tener un corte de energía más largo” [sic].8 En ese mismo año mi mamá conoció a mi papá, Julián Eduardo Aguirre Gil, hijo de mis abuelos paternos Flover Aguirre y Nubia Gil, hermano mayor de seis hermanos. Nació en Manizales, pero lo registraron en Bogotá (por lo cual aparece como oriundo de Bogotá en su Registro Civil de Nacimiento). Estudió la primaria en el Colegio República del Ecuador y el bachillerato en el Colegio Benposta, y se graduó en 1992. Casi no tengo historias sobre la infancia de él, aunque sé que fue dura pues le tocó trabajar desde muy pequeño y buscar cómo ayudarle a mi abuela en la casa, según cuenta mi madre. Mi mamá y mi papá se conocieron a través de una amiga en común que los presentó, mi padre me dijo: “La primera vez que vi a su mamá le dije que tenía unos ojos muy hermosos y la fui conquistando con detalles, pero realmente no me acuerdo bien del día en que fuimos novios [...] es que fue hace tiempo” [sic].9 Cuando le pregunté a mi mamá si se acordaba del primer día del noviazgo con mi papá, tampoco dio alguna respuesta válida. Pasaron dos años como novios hasta que él tomó la iniciativa de pedirle matrimonio, ella sin dudarlo le dijo que sí. El 4 de noviembre de 1994, mis padres se casaron por la Iglesia, año en el que “las elecciones presidenciales de Colombia llevaron a Ernesto Samper Pizano a ocupar la Presidencia de la República. El triunfo se vería opacado por el escándalo del proceso 8.000, que revelaría que
8 Entrevista realizada a Nelly Cenaida Rodríguez Jiménez. 9 Entrevista realizada a Julián Aguirre.
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a la campaña presidencial ingresaron dineros del Cartel de Cali.”10 Lastimosamente, a los siete meses de casados notaron que entre peleas y grandes problemas la relación se estaba desequilibrando. Después de dos años, la familia ya estaba asustada pues mi madre no quedaba embarazada y llegaron a pensar que era estéril, pero en 1998, el 21 de febrero, nací yo, lo que según mi mamá: “fue un hermoso regalo que le dio Dios a la familia”, aunque en esos años entre mis padres se escuchaba la palabra ‘divorcio’. Pasaron otros dos años y mi mamá quedó nuevamente embarazada, en espera de mi hermano menor, Juan David Aguirre Rodríguez, quien nació el 3 de mayo del 2000 (cuando los presidentes Hugo Chávez y Andrés Pastrana dialogaron en una reunión en Santa Marta sobre la seguridad fronteriza y el comercio binacional). Mi hermano fue la razón por la que mis padres decidieron reconciliarse, pero esa reconciliación no duró tanto como se esperaba. Mis padres ya estaban haciendo los trámites del divorcio, que duró tres años mientras se legalizaba su separación civil, aunque no por la Iglesia, o como dice Arcelia Jiménez, mi abuela: “no se han separado ante los ojos de Dios”. En los documentos, quedó escrito: “De conformidad con las atribuciones otorgadas por la Ley 446 de 1998, la Comisaría Tercera de Familia fija la separación de cuerpos del matrimonio conformado por los señores Julián Eduardo Aguirre Gil y Nelly Cenaida Rodríguez Jiménez, a partir de la fecha de los diez (10) días del mes de marzo del año del dos mil seis (2006) siendo las 07:30 a.m.; informándoles que su vínculo matrimonial continua vigente hasta tanto cuestionen el correspondiente proceso de cesación de los efectos civiles del matrimonio católico mediante el procedimiento de divorció, ante el juzgado de familia respectivo” (sic).11
Así, su matrimonio se disolvió el 10 de marzo de 2006, otro año electoral en el que esta vez la guerrilla de las FARC intentó sabotear las elecciones, con numerosos asesinatos de políticos y sus familiares. Uno de los casos más 10 Tomado de: http://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_presidenciales_de_Colombia_de_1994 11 Acta de conciliación n.° 1091. Rug. No.310400501
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sonados fue el asesinato de Liliana Gaviria, hermana del expresidente y líder del Partido Liberal Colombiano, César Gaviria, con el fin de desprestigiar al presidente Álvaro Uribe y su política de seguridad democrática.12 Después de todo lo sucedido, mi padre conoció a una mujer llamada Adriana, quien vivía con sus dos hijas, y se fue a vivir con ella. Mi mamá conoció a un hombre llamado Jairo, quien tenía un hijo que se fue a vivir con la mamá, así que Jairo se vino a vivir con nosotros solo durante tres años. Luego la relación de él y mi madre se acabó y él se fue. Mi padre tuvo un hijo a quien le pusieron su mismo nombre (Julián) y sigue viviendo con Adriana. Mi mamá es madre cabeza de familia, pero nuestra situación económica es buena. Ella es una luchadora y nos sacó adelante sola, vivimos en un apartamento y ella trabaja con mis abuelos en el negocio de ellos, ¿lo recuerdan? El del Alfonso López. Gana un buen salario y a veces nos consiente en todo lo que queremos, pero cuando no se puede lo entendemos y la ayudamos.
DURANTE Y DESPUÉS DE MI NACIMIENTO Mi nombre es Juliana Alejandra Aguirre Rodríguez, tengo 14 años, nací el 21 de febrero de 1998 en el Hospital Materno Infantil de Bogotá D.C. Mi mamá me comentó: “Durante el embarazo hubo un poco de complicaciones, pues en ese momento me diagnosticaron trombosis venosa profunda en mi pierna izquierda. Debía de tomar varias medicinas, entre ellas dos dolorosas inyecciones en el brazo todos los días durante tres meses. Llegó un momento en el que los doctores le dijeron a mi madre que no nos podíamos salvar las dos: o era su hija o su nieta, pues las dos estaban en un alto riesgo de morir” [sic]13.
Para confirmar lo que los doctores le dijeron a mi abuela, le pregunté a ella y me contestó: “Me dijo el ginecólogo que era el que estaba viendo a su 12 Tomado de: http://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_presidenciales_de_Colombia_de_2006 13 Entrevista realizada a Nelly Cenaida Rodríguez Jiménez.
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madre. Le pregunté que cómo estaba el bebé y él me contestó […]: No me pregunte por el bebé que eso es lo que menos interesa, preocúpese por su hija, que así como la ve, en este momento, ella se nos puede morir” [sic].14 Cuando llegó el momento del parto, mi mamá esperó casi 24 horas a que mi papá llegara a la casa y la llevara al hospital, pero nunca llegó. Así que ella tuvo que llamar a mis abuelos para que la ayudaran. Mi abuela me dijo: “Su mamá me llamó a las 6:00 am y la llevé al Hospital del Guavio. Allá nos tuvieron hasta las 9:32 am y nada que la atendían, y llegó su papá al hospital todo bravo que porque no la atendían, y me dijo que se tenía que ir a trabajar, que se le iba hacer tarde […] Yo le dije que se fuera, que yo qué podía hacer y se fue. Entonces yo pregunté por su mamá y me dijeron que estaba hospitalizada en la sala de parto. Así que me fui a la casa […]. Cuando iba a descansar, me llamaron y me dijeron que tenía que ir al hospital porque la iban a trasladar. Su abuelo se quedó en la salida del hospital y yo me fui en la ambulancia con su madre” [sic].
Una de las preguntas que me hice fue la razón de por qué tuvieron que hacer traslado de hospital. Mi mamá me contestó: “Me trasladaron porque sumercé se enredó en el cordón umbilical y no podía bajar y ya estaba en 9 de dilatación, porque me habían aplicado pitocín y nada que usted bajaba” [sic]. Cuando llegaron al hospital de traslado, el Materno Infantil, pusieron a mi mamá en una camilla de emergencia con una máscara de oxígeno, pues el parto tuvo que ser por cesárea. Nací pesando 3.600 gramos y midiendo 50 cm, en un perfecto estado de salud, claro que al tenerme mi mamá se enfermó con un nivel muy alto de fiebre que determinaba una infección. Quedó hospitalizada durante ocho días con antibióticos que le ayudaron a eliminar la infección. Mi mamá me comentó: “Cuando usted estaba conmigo en el hospital usted dormía todo el día y se despertaba todas las noches a llorar […] y así duró durante 3 meses” [sic]. En mis primeros años de vida, mi papá estuvo conmigo hasta los 5 años. Cuando tenía 2 años de edad 14 Entrevista realizada a Arcelia Jiménez.
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hubo una gran sorpresa en mi familia: el nacimiento de mi hermano Juan David Aguirre Rodríguez, el 3 de mayo del 2000, en el Hospital Materno Infantil de Bogotá. Después de dos meses de su nacimiento, tuvieron que llevarme al hospital, pues sufrí una caída del sofá de mi casa y quedé inconsciente, me hicieron un TAC pero no fue nada grave. A los 4 años comencé el jardín. Cuando cumplí 5, en 2003, comencé la primaria en el Colegio Asociación Cristiana Femenina, en transición. Este año mis padres se divorciaron en los primeros meses y en vacaciones de mitad de año, me fui a Armenia (Quindío). En ese entonces mi tía Marlén vivía allá con su esposo y sus hijos. Un día después de haber llegado me puse hacer equilibrio en un muro de dos metros, mis cálculos fallaron y caí al suelo. No quedé inconsciente, solo creí que había tenido unos raspones, pues no sentía nada, pero cuando me fijé en el suelo había sangre y miré mi brazo y vi que el hueso del codo estaba salido así que pararon un taxi y me llevaron de inmediato a la Clínica Central de Armenia, donde me anestesiaron y me hicieron una cirugía de urgencia para restaurar el hueso. Duré diez días hospitalizada y un mes después me quitaron los puntos, pero perdí la movilidad de mi brazo, mis dedos y mi mano. Cuando volví a Bogotá, estuve tres meses en terapias intensivas, las cuales me hacían llorar y gritar de dolor, pero no me arrepiento de nada, pues gracias a Dios y a esas terapias pude recuperar la movilidad. Ese 2003 un ministro fue víctima de un accidente aéreo en el que murió. Era el antioqueño Juan Luis Londoño de la Cuesta y su muerte ocurrió cuando se desarrollaba un ambicioso proyecto: las controversiales reformas laboral y pensional, durante el primer mandato de Álvaro Uribe. Cuando cumplí 6 años, mi mamá conoció a Jairo, quien se mudó con nosotros. Mi relación con él no fue mala, pues me compraba libros y hasta me malcriaba con todo lo que quería, pero en cuanto él llegó a nuestras vidas me cambié de colegio y tuve que conseguir nuevos amigos. Ese fue un proceso un poco complicado, porque la mayoría de personas que estaban en el nuevo colegio (Hogar de la Niña Veracruz) no eran tan amigables, ni gentiles, así que tuve que estar dos años cursando tercer y cuarto grado sin una vida social es-
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table. Lo único que me daba ánimos para seguir en este colegio era el grupo de danzas al que pertenecía. Cuando mi mamá terminó su relación con Jairo, yo regresé a mi antiguo colegio, lo que me puso muy feliz al saber que volvía con mis viejos amigos, quienes me recibieron con grandes sonrisas. En quinto de primaria, a mi mamá se le ocurrió la gran idea de mudarnos a Armenia con mi tía Marlén, pero me acordé que a los cinco años fue allí donde me partí el brazo y un año después me quemé las piernas con chocolate caliente. Cada vez que iba a Armenia algo me pasaba, así que la idea no me agradaba mucho, pero el destino me escuchó y cuando me gradué de primaria mi padre asistió y mi tía llamó a informarnos que desempacáramos nuestra mudanza, pues ella era la que se mudaba para Bogotá, así que me salvé de volver a Armenia. Al terminar mi primaria, el Cadel me dio cupo en el Colegio San Francisco de Asís, en el que empecé a estudiar con mi prima Paula Aguirre. Allí conocí personas maravillosas y sentí (y todavía siento) que encajo en esta sociedad. En ese colegio tuve al primer amor de mi vida, a mi mejor amiga, a aquellos amigos que forman una familia. En el 2012, estaba practicando mi pasión que es el baile y tuve un accidente por un mal movimiento que me causó una desviación en la rótula. Recuerdo que eso fue un sábado en la mañana y los doctores me preguntaban que yo que hacía bailando un sábado por la mañana, yo les dije que bailaba todos los días sin importar el día, la hora y el lugar que fuera. Eso sí, no salí del hospital sin advertencias, pues el doctor me dijo que debía evitar los malos movimientos y que durante mi crecimiento podía pasarme varias veces seguidas, lo cual no me gustó, ya que es muy doloroso y cuando me pasa tengo que estar vendada por más de tres días. Este año, Colombia está pasando por una negociación de paz, pero todavía no se sabe si funcionará. Este año Colombia está pasando por una negociación o diálogos de paz, pero todavía no se sabe si esto funcionará. La negociación se da entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC, estas discusiones tienen como objetivo acabar con el conflicto y, según las FARC, “buscar la paz con justicia social por medio del diálogo”, palabras dichas por Iván Márquez, miembro negociante. En mi opinión no sé si realmente funcionará negociar algo que lleva años en proceso; las FARC con el
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tiempo transcurrido se han convertido en uno de los mayores grupos terroristas del país y ahora una solución rápida no es una opción. Si tal vez en unos años más se lograra llevar al cabo una reconciliación esto sería en el transcurso de una nueva etapa de paz para el pueblo colombiano; mientras tanto, seguiré con mi vida recordando una de tantas historias que han trascurrido en un país corrupto y lleno de violencia, con la esperanza de que llegue el día en que las armas, las lágrimas, el dolor y la tristeza sean enterradas en el olvido.
AGRADECIMIENTOS Agradezco a la persona principal, quien me ayudó a que esta historia de vida se realizara. Su nombre es Nelly Cenaida Rodríguez Jiménez, mi madre, quien es una guerrera y gracias a ella pude recopilar algunos datos que me era imposible conocer, ya que por algunos obstáculos que se me presentaban, no tenía la oportunidad de preguntarle a la persona de la que hablaba en mi historia. Agradezco a los medios de comunicación por las fotos y los documentos que me ayudaron a armar el rompecabezas de la historia antes y después de mi nacimiento. Agradezco a Arcelia Jiménez, a Próspero Rodríguez, a Julián Aguirre y nuevamente a Nelly Rodríguez por ayudarme con mi trabajo, respondiendo las preguntas o dándome la información que necesitaba. Y por último, agradezco a mi profesor, Fabián Becerra González, por darnos ánimos y confiar en todos nosotros, los estudiantes del curso 904. Por tenernos fe y darnos más de una, dos o hasta tres oportunidades —si es que no fueron más—, pues gracias a él tuvimos la iniciativa de investigar y saber más allá de lo que sabíamos en nuestras historias de vida. Si él no hubiera tenido esta idea, yo seguiría ignorando mi pasado y no me daría cuenta de toda la historia que recorrió mi familia antes y después de mi nacimiento. Realmente, profesor, tiene usted mis más sinceros agradecimientos y con ello mis más sinceras disculpas. Si lo he defraudado en algún momento, no era mi intención. Por esto que acabo de decir y por muchas cosas más, le agradezco, señor profesor.
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MEMORIA DEL CLUB DE LECTURA COLECTIVO CULTURAL GAVIA
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esde su fundación, una de las misiones del Colectivo Cultural Gavia ha sido la promoción de la lectura dentro y fuera de las aulas. En función de esa trayectoria, damos a conocer el trabajo efectuado por estudiantes y profesionales interesados en divulgar la obra de autores procedentes de diversas partes del mundo, mediante ciclos periódicos de autor o temáticas específicas.
2011-I JULIO CORTÁZAR Daniel Mauricio Bohórquez Universidad Distrital Francisco José de Caldas
MILAN KUNDERA Ana María Nivia y Karen Bautista Universidad Nacional de Colombia y Universidad de Buenos Aires
FERNANDO VALLEJO Lorena Ramírez Universidad Distrital Francisco José de Caldas
2011-II YASUNARI KAWABATA: LA LITERATURA QUE SE HACE SILENCIO Rolando Franco Universidad Distrital Francisco José de Caldas
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FRANZ KAFKA Y LA VEHEMENCIA DEL HASTÍO Elizabeth Carrillo Padilla Universidad Distrital Francisco José de Caldas
¿POR QUÉ ME APASIONA ROBERTO BOLAÑO? Diego Valbuena Universidad Distrital Francisco José de Caldas
EL MARQUÉS DE SADE: PLACER, PODER Y DECADENCIA. NO APTO PARA MOJIGATOS Ana María Nivia, Karen Rubio y Cristian Caicedo Universidad Nacional de Colombia y Universidad Distrital Francisco José de Caldas
2012-I ANDRÉS CAICEDO: 5 MESES Y 4 DÍAS DE INSENSATEZ Steven Calderón Valles Universidad Pedagógica Nacional
ÁLVARO MUTIS. ENTRE LA POESÍA Y LOS VIAJES DE MAQROLL EL GAVIERO Rolando Franco Universidad Distrital Francisco José de Caldas
HORACIO QUIROGA: CUENTOS DE AMOR, LOCURA Y MUERTE. ANTES Y DESPUÉS Ney Durán Politécnico Grancolombiano
AQUILES CUERVO. LEYENDO EL DESTINO EN UNOS LITCHIS DE MADAGASCAR Aquiles Cuervo Instituto de Brasil en Colombia
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2013-II CLUB DE LECTURA UNIVERSITARIO E INTERCOLEGIADO, COLECTIVO CULTURAL GAVIA. ETAPA I Escuela Normal Superior Distrital María Montessori Colegio Integral Avancemos Centro Educativo Nuestra Señora de La Paz
2014-I CLUB DE LECTURA UNIVERSITARIO E INTERCOLEGIADO, COLECTIVO CULTURAL GAVIA. ETAPA II Escuela Mediática Colegio Domingo Faustino Sarmiento Colegio Manuelita Sáenz Colegio Isla del Sol Colegio La Presentación Luna Park Colegio Centro Lestonnac de la Compañía de María Colegio San Francisco de Asís Colegio de la Universidad Cooperativa de Colombia Colegio Antonio García Liceo Siglo XXI
2014-II JOSÉ SARAMAGO: EL EXCESO COMO HERRAMIENTA DE REPRESENTACIÓN Valentín Castellanos y Diana Hidalgo Universidad Nacional de Colombia y Universidad Distrital Francisco José de Caldas
LAURA RESTREPO: DELIRIO-COLOMBIA, UNA REALIDAD CERCANA Ney Durán Politécnico Grancolombiano
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LITERATURA Y EROTISMO. SEXUALIDAD, GOCE Y DESEO EN LA NARRATIVA DE CLARICE LISPECTOR Cristhian Andrey Hidalgo Montoya Universidad Nacional de Colombia
DEL NAUTILUS A LA LUNA. UN RECORRIDO ESPACIAL GEOGRÁFICO CON JULIO VERNE Carolina Vargas y María Alejandra Salazar Universidad Distrital Francisco José de Caldas
JOSÉ ASUNCIÓN SILVA: EL CORAZÓN IDÍLICO DEL POETA María Fernanda Vidal y Nicolás Reyes Universidad Distrital Francisco José de Caldas
ROMANCEROS DE AMOR Y MUERTE EN LA OBRA DE FEDERICO GARCÍA LORCA Paula Andrea Rojas Cifuentes Universidad Nacional de Colombia
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El objeto principal del COLECTIVO CULTURAL GAVIA es la promoción de actividades culturales enfocadas hacia las distintas áreas del conocimiento, así como la generación de publicaciones periódicas con contenidos que promuevan y divulguen la creación literaria, el pensamiento humanista y la reflexión estética. LA VENTANA / SOLUCIONES IMAGINARIAS recibe textos alusivos a campos como las letras, el cine, el teatro, la danza, la música, la fotografía, las artes gráficas, la política y la didáctica. Toda obra debe remitirse en fuente Times New Roman, 12 puntos, interlineado 1.5, tamaño carta. Las propuestas enviadas deben referenciar nombre del autor, procedencia institucional, carrera, números de contacto y correo electrónico personal. Los autores seleccionados se comprometen a diligenciar el aval que permita la publicación de su obra dentro de los términos normativos del comité editorial de la revista. Los trabajos se recibirán por vía electrónica en la dirección laventana_fchbog@unal.edu.co