NĂşmero 2 - 2011
Simón Bolívar Moreno Marcillo
Don Simón Moreno nació el 16 de agosto de 1923 en la vereda El Cabuyal, fue un hombre de carácter estricto, sin abandonar su amable y humorística personalidad. Contrajo matrimonio con doña Mercedes Erazo Guancha, con quien tuvo seis hijos: Alirio, Bolívar (fallecido), Lenis del Carmén, Everardo, Armando y Jairo. Desde muy joven entregó su vida al cuidado y siembra de la tierra, actividad con la que forjó el futuro de su familia. Amaba infinitamente su vida en el campo, sobre todo aquellas arduas pero entretenidas mingas de siembra de maíz, que inevitablemente estaban acompañadas del refrescante guarapo extraído de la más fina caña y de típicas comidas condimentadas con ají muy picante. Don Simón moraba en una humilde vivienda en la ribera del río Guabo, donde se extendían sementeras de yuca, plátano y majestuosos árboles frutales. Cuentan quienes le conocieron muy de cerca, de su amor al baile, al juego de la chaza y de su apetencia al guarapo mallamense. Para don Simón, la cacería fue una de sus actividades preferidas, aunque no frecuente. Las prolongadas andanzas por las montañas nariñenses fueron la fuente de las muchas, entretenidas y apasionantes historias que con profunda satisfacción y melancolía él solía relatar evocando un mundo de duendes, viudas, madres monte, fantasmas y demonios que en algún momento entraron a su mente para inmortalizarlos en nuestra memoria. El 4 de octubre del 2011, bajo un cielo que despertó inundado de nubes grises, el latir del corazón de don Simón se detuvo. A los 88 años don Simón parte de la tierra que presenció y colmó su vida, dejándole a Mallama el inmenso legado de su trabajo, y a nosotros, la hermosa e invaluable sensación de estar inmersos en sus novelas de montaña y aventura.
Redacción: José Ricardo Marcillo Alvarado
es
una
publicación
anual
que desde un marco intercultural compila y divulga diferentes
dirección
Wilson Nicolás Benavides
expresiones del saber tradicional y creaciones artisticas de la comunidad indígena Resguardo “El Gran Mallama”, Nariño,
edición
Dalilah Carreño Ricaurte
Colombia. Esta revista está a cargo de estudiantes y egresados de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. agradecimientos
Dirección de Bienestar Universitario Dirección Bienestar Facultad de Ingeniería Unidad de Gestión de Proyectos Iván Padilla, profesor del Departamento de Literatura de la Universidad Nacional de Colombia Centro Educativo Indígena de Puspued, Mallama Institución Educativa Municipio de Mallama Institución Educativa San juan Bautista de la Salle, Mallama Escuela vereda Pususquer, Mallama contacto
Programa de Gestión de Proyectos Univesidad Nacional de Colombia, carrera 44 n.º 45-67 Unidad Camilo Torres, bloque B7, oficina 504, Bogotá, Colombia. Teléfono: 3165000, Ext. 10662-10661 Correo electrónico: sathirillajta@gmail.com rector
Moisés Wasserman Lerner vicerrector de la sede bogotá
comité editorial grupo de trabajo sathiri llajta:
Alba Doris Muñoz Pasuy (Psicóloga) Dalilah Carreño Ricaurte (Lic. Español y Filología Clásica) Wilson Nicolás Benavides (Politólogo) Carlos Andrés Posso Portilla (estudiante de Ingeniería Mecánica) Richard Danilo Noguera (Administrador de Empresas) Johanna Ortega (estudiante Nutrición y Dietética) James Andrés Colimba (estudiante Contaduría) Fredy Álvarez (estudiante Medicina) Édgar Arbey Santander Satacrúz (estudiante Ingeniería Mecánica) José Ricardo Marcillo Alvarado (estudiante Derecho) Andrés Álvarez (estudiante Odontología) Shirley Andrade (estudiante Odontología) Andrea Solarte (estudiante Ciencias Políticas) fotografías
José Ricardo Marcillo Alvarado Dalilah Carreño Ricaurte Alba Doris Muñoz Pasuy Eliana María Muchachasoy Chindoy Diego Coral Archivo Sathiri Llajta
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ilustraciones
directora de bienestar universitario
Deiby Carreño
Lucy Barrera Ortiz decano facultad de ingenieria
diseño y diagramación
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Programa de Gestión de Proyectos
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impresión
jefe programa de gestión de proyectos
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Andrea Fandiño © Universidad Nacional de Colombia Derechos Reservados. Queda prohibida su reproducción total o parcial sin autorización expresa de los autores y editores. Las opiniones de los autores no expresan la opinión de los editores.
Chindé / Revista Cultural de Mallama N.° 2, 2011 / ISSN: 2145-9592
Presentación 4
Contenido
Elay Verá... Mallama es encantada 6
Los siete ríos juntos
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Grimanesa Gualmatán Díaz
Juan Pablo Erazo Alvarado
Con su sombrero grande 7
Caspe, fortaleza de los bosques 26
Simón Bolívar Moreno Marcillo
Karol Dayana Jurado
¡Uno no me gusta! 8
Antirracismo 27
Gonzalo López
Arturo Prado Lima
No era de esta vida 11 Santiago Chamorro
Yaré
Wawitas Soñar no cuesta nada 28 Jhon Erazo
Noche sentimental 12
Cuento sobre un conejo astuto 30
Jácome
Jimena Noguera
Soneto 13
Félix y el diablo 31
Diego Alexander Álvarez
Dorian Herney Erazo López
Reseña histórica de Puspued 14
La casa abandonada 32
Darío Palacios Rodríguez
Liceth Katherine Rosero
Un extraño y misterioso árbol 18 Anita Lucía Bastidas
Historia de la China Bonita 20 Carolina Aracelly Rodríguez Rodríguez
Historia de una vieja 22
Aymuray Chindé, una revista indígena de Mallama para Colombia 34 Arturo Prado Lima
Dora A. Muñoz
El leñador 23 Andrea Guancha
Apayacuar Amazonas joven 38 Entrevista con dos habitantes de Puerto Nariño (Amazonas)
Presentación Chindé. Revista cultural de Mallama una vez más se presenta como la expresión de los mayores, jóvenes y niños mallamenses, todos y todas luchadores y trabajadores que dan a conocer a sus lectores experiencias, ideas, opiniones y trabajos cotidianos. Chindé es un mundo indígena creado para la imaginación, el diálogo y la enseñanza que día a día se comparten en comunidad. Para el número 2 de la revista, el grupo de trabajo estudiantil Sathiri Llajta (‘pueblo sembrador’), de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, presenta una compilación de narraciones orales, cuentos, relatos, poemas, opiniones e historias de vida de los propios habitantes de Mallama y de otras regiones, quienes con el caminar de los tiempos construyen ideas y recrean emociones. Nuestros mayores abren sus relatos con un “Elay Verá…”, expresión que nos invita a adentrarnos a mundos cuyos protagonistas son seres espirituales, otros dirían mágicos o fantasiosos, pero que para la comunidad indígena de Mallama, son el pensamiento, la palabra y el accionar de la vida inscrita en las cosmovisiones ancestrales que perduran hoy en día. Por su parte, nuestros jóvenes mallamenses nos invitan a recorrer en “Yaré” infinitos universos y a conocer lo más profundo de sus sentimientos por medio de la creación literaria. Ellos han querido mostrar cómo se han acercado a la investigación y al diálogo con los mayores, escribiendo a partir de su comprensión y sus emociones la realidad en que se vive, las historias, en otras palabras, la memoria inscrita en su propia cultura. Los “wawitas”, los niños, nos dedican sus esperanzas e ilusiones. Sus breves cuentos son grandes creaciones que conllevan importantes elementos de la tradición. Ellos también han escuchado la palabra del mayor para plasmarla en sus escritos.
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Para “Aymuray”, el escritor mallamense Arturo Prado Lima, dedica unas líneas al reconocimiento e importancia de Chindé por ser una revista que también le habla a Colombia entera acerca del esfuerzo, voluntad y dedicación de los habitantes de Mallama por contribuir a fortalecer su comunidad. A partir de este número, Chindé invita a otras comunidades colombianas a “apayacuar”. Esta expresión ancestral significa intercambio, palabra con la que se conjuga el compartir, la solidaridad, el diálogo, la reunión y la unidad. Así se denominó la nueva sección donde personas de distintas regiones le comparten palabra y conocimiento a nuestra Mallama, con el fin de dar a conocer aspectos socioculturales de otros grupos étnicos. Dedicamos este número de Chindé. Revista cultural de Mallama especialmente a la memoria de don Simón Moreno, mayor de Mallama, y a su familia, por haber compartido con la comunidad innumerables momentos de alegría, trabajo y experiencias cotidianas, y además con el equipo editorial de la revista el grato momento en el que nos contó algunas de sus experiencias con un misterioso ser de la naturaleza, travieso, juguetón y enamorado que ronda los paisajes de esta tierra: el duende. Dos de sus relatos quedaron fijados en nuestra memoria y en las páginas de Chindé. Wilson Nicolás Benavides Director
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Elay Verá...
Mallama es encantada
Narró: Grimanesa Gualmatán Díaz (Vereda Betania - Mallama)
Mallama es encantada porque Mallama ‘bía sido un pueblo grandecito. Mallama entonces, Mallama es rico, Mallama tiene por debajo de la sacristía. Entonces esto fue rico. Había el Cacique, el Cacique mayor. Este Cacique al lugar de que no se roben el oro, entonces lo dejó encantado. ¿En qué lo dejó encantado? Lo dejó encantado en un chivo y un venado para que la gente se vaya destruyendo y no haiga más gente allí. Llegó un tiempo que, cierto, no hubo gente en Mallama, y ora ya vuelta ya va viendo gente, ahorita está bonito Mallama por eso. Entonces de que lo encantó el Cacique en un chivo y en un venado para que cuando el padre estaba dando la misa, que el venado y el chivo esté dando el vaho a la gente para que luego se acabe, entonces por la puerta de la sacristía que tenía un hilo de oro que pasa por debajo de la quebrada, pasa al otro lado de la peña. Y varios hicieron por entrar, que los sabios vinieron a romper ahí para ver si pueden sacar el oro ¿no?, la riqueza que está por dentro, pasa por lado allá al otro lado, entonces como les da el vaho del chivo y del venado, entonces ellos no pueden hacer nada, ellos no hacen nada, y ahí está quedado hasta ahora. Es encantado Mallama, capital Mallama.
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Con su sombrero grande
Narró: Simón Bolívar Moreno Marcillo (Vereda El Cabuyal - Mallama)
Acá en Puerembí pasó esto, verá: Nosotros andábamos acarreando una madera, entonces, pues había el rancho, que el último rancho era pasando la quebrada. ¡Eso sí es el duende! Uno no quería quedarse por motivo de que ¡el duende!, eso sí ¡carajo! Era jodido en la casita porque él era jodido. Bueno, tal fue que me fui con mi hermano Gonzalo, ya denochito duro, a coger un agua. Y el finado José Carmen dijo: —Yo quedo prendiendo la candela y ustedes se van al agua. Cuando íbamos, íbamos, jalados las ollitas pa’carriar el agua. El finado Gonzalo iba más adelantico. Había un puente, él [duende] ‘bía estado sentado mirando la agua que bajaba de allá y nosotros íbamos de acá. Y entonces él mirando para allá. Lo miramos bien, con su sombrero grande, pero él no nos miró, ¡no! Cuando ya, el finado Gonzalo sacó la peinilla y ¡raaajs!, un planazo en un palo y ¡uu! ¡chaaas!, nomás sonó el agua… hasta ahí llegó. Si él nos hubiera visto adelante, no dormíamos; eso [el duende] trata de sacarlo. Nos sacaba.
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Elay verá…
¡Uno no me gusta!
Narró: Gonzalo López (Vereda El Cabuyal - Mallama)
Otra vez vino un señor de las tierras de Tumaco para dentro. Ese hombre tomaba yagé… y ese sí sabía de entierros. Y nos fuimos… me llevaron a yo, a mi hermano, a don Marcos… creo que seis, siete fuimos, y ese señor que decíamos que tomaba yagé. Llegamos allá ‘onde el Manuel y nos encerraron en una cocina oscura, cerraron las puertas. Y ese hombre se tomó el yagé. Yo estaba a la derecha de él, al lado de él. Se tomó el yagé y se quedó como dormido; se fumó un tabaco. Cuando ya estaba así, comenzó a conversar con la dueña del entierro. Y se sentía una voz, pero ¡yerta, yerta, yerta!, como cuando se habla en bodoquera, que sabemos tener po’allá en el monte, pitar. Se sentía una alegata con la dueña, entonces ella preguntaba a ese hombre, bien dormido le decía que cómo se llama. Entonces decía: —Juan Cru. —¿Juan Cruz? —decía ella. —¡No!, Juan Cru —decía él. Volvía a preguntar. — Juan Cru —pero una voz, una voz ¡yerta, yerta, yerta! ¡A mí me temblaban las manos del escalofrío, de la frialdad de la que hablaba! Entonces le dijo: —Don Juan, nosotros hemos venido —le dijo— a ver si usted tiene dejado algo, de entierro, nosotros somos pobres. Y creemos que, y pensamos que de pronto que haya dejado el entierro. Y entonces, lo dijo con una voz tremenda, de la frialdad que hablaba el ánima, pero que han dicho que es oro, ¡oro no es!, es plata, que son dos zurrones que están amarrados boca con boca, amarrados con una piola y encima están tres piedras verdes en cruz… Pero terminaba como haciendo pausa, pero no se declaraba. Cuando ya era hora, ya ella arreglaron con él bien, le dijo: —Sí tengo, pero uno de ellos no me gusta. No decía busté, ni busté, ni busté… —como éramos siete—.
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Revista Cultural de Mallama
—¡Uno de bustedes no me gusta!... Pero, sin embargo, les voy a dar siete horas de trabajo. Si en siete horas la sacan, bien, yo voy a estar con ustedes. Si en siete horas lo sacan… bien, si no, pues ahí queda. Ya hicieron el trato con ese señor, pero volvía otra vez: —¡Uno no me gusta! —pero no sabíamos quién era. De todos los que estábamos quién era. Entonces dijo: —El que está a la derecha de mí ¡que se vaya! Yo pensé: “Ps, como si yo soy el de el hambre”…, me paré. ¡Todo estaba oscuro! ¡Pero… Y así me hacía temblar de la frialdad del habla de esa ánima! —¡El que está a la derecha que se vaya! —ahí me paré yo para que me abran la puerta y yo salirme, entonces— ¡El que está a la derecha que se vaya con una pala en la mano y allí en un tronco de aguacate que me espere! Empecé a temblar, para irme solito allá y sentarme a esperarlo. Entonces la secretaria de ella: —No, a usted es que lo manda, que vaya a cuidar el puesto, que usted no es. Pero… volvió otra vez: —Para uno de ellos no es. Lo último, ya de que me salí, entonces ella los encerró y ya dijo quién no le gustaba: —Para Pablo no es —había uno que se llamaba Pablo—. Para él no es. Si Pablo no se queda, no demoraré en entregarle el entierro. Pero ese hombre no quiso, que no, que él lo ha conseguido a ese hombre, y que él tenía que ir. Si él no se hubiera quedado, hubiéramos sacado ese entierro. Bueno, pero sin embargo, nos dio siete horas de trabajo. Y yo ya me fui pero con un miedo ¡verraco!
Continúa 9
Elay verá…
¡Uno no me gusta!
Allá llegué con la pala al tronco de aguacate. ¡¿Cómo no estaría yo, pues, del miedo?!... cuando de pronto vi al Manuel que iba a la carrera, y ya me fue a decir que levante la pala, que no tenga miedo, que él estaba conmigo… que la levante la pala. Bueno, ahí volví un poquito ya del miedo que me daba. En un rato de lo que estuve yo allí ya, cuando vi a una sombra que iba para donde estaba yo… ¡Eso sí es verraco, esa vez a mí sí me dio miedo! Decía: —¡Aquiu!, ¡aquiu!, ¡aquiu!, ¡aquiu!, ¡aquiu! —se oía que se quejaba así. —¡Aquiu!, ¡aquiu! Y yo pues cuando vi eso dije: —¡Me tragó la tierra!, ¡hasta aquí no más llegué yo! Cuando ya se demoraron como dos minutos, cuando ya los vi a los otros que iban más atrás. Había sido el hombre y así para amarrarlo para ir pal… iba él y el ánima, el ánima se la veía adelante, un bulto negro y el hombre atrás, y… ¡Aquiu!, ¡aquiu!, ¡aquiu!,… Cuando ya los vi a los otros que venían, y ahí sí ya no tuve miedo, yo ya dejé que lleguen donde estaba yo. Cuando ya llegó ahí dijo: —¡El que me cuidó el puesto que trabaje hasta sudar! Cuando sentí yo, “¡se me perdió la pala!”, —se me perdió la pala de la mano…— y la pala sola, sola y la vi así… señalando el puesto. Ya de que lo señaló, —el que me cuidó el puesto, que trabaje hasta sudar. Y cogí yo, como había harta gente, pero que ya teníamos el indicio que para el compañero no era, si él se hubiera retirado no demorábamos, ¡harto! Pablo era de Coataquer, y él, que había andado en la Costa y él lo trajo [al señor Juan Cru] aquí, y entonces, por haberlo traído, él no quiso retirarse, o dinó nos entregaba el entierro, porque hasta las siete horas llegamos a las piedras verdes y las sacamos unas dos piedras verdes y se cumplieron las siete horas y se quedó el entierro...
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No era de esta vida
Narró: Santiago Chamorro (Vereda El Rosal - Mallama)
Otra vez me dejé yo, ya nos veníamos tarde de
Saqué un cigarrillo y le dije al señor:
La Vega ¿no?, de arriba de la finca. Me dejé es-
—¿Se fuma un tabaco? —y le pasaba ¿no?
tar yo bastante, porque en Piedrancha presenta-
¡No me contestó absolutamente nada! ¡Vea!,
ban un cine, cine gratis, de cuestión de cuando
me vine de allá del hidráulico hasta al frente de
recién quebrantaron la montaña de ‘onde ahora
‘onde el finado Luis Regalado. Ahí sí ya me ve-
son las azucareras de Riopaila. Y por estar vien-
nía dando miedo. Yo dije: “Yo lo voy a dejar este
do todo eso; cómo fue al principio la montaña,
señor”.
como la tumbaron, de ahí sembraron caña y de
Agarré y le ajusté el paso, él también; le mer-
allí fue que ya la cortaron, hasta que se acabó
mé el paso, él también. Ahí a yo ya me venía
eso, ya fue el ingenio panelero primero, después
dando cosita, se me estaba poniendo la cabeza
ya fue azucarero. ¡Pero bonito el paisaje!
¡grande!
Me dejé estar yo. Hasta el Carmelo sí traje
Cuando al frente delde el finado Luis Rega-
buena compañía, venía todos los del Carmelo. Y
lado… ¡se perdió!, fue como haberlo soplado.
hora de ‘onde el finado Luis Regalado pa’acá ya
Cosa que… “¿Qué fue lo que se hizo?”.
no había nadie, solo, y el camino era angostico, esa carretera.
¡Ja!, y de ahí pa’cá se me… por todo el cuerpo y me tantiaba el sombrerito —en ese tiempo usa-
Cuando yo salí ahí a ese… al hidráulico, arriba
ba de esos sombreros de mil vueltas—. Parecía
en el plan, venía un señor adelante, de unas bo-
que no tenía sombrero, y más me lo ajustaba. Y
tas de un material y un vestido gris —adelante
se me pararon los pelos, pues daba miedo… y de
usaban botas rodilleras, así… de esas de mate-
ahí pa’cá regresando a ver…, me daba ganas de
rial—. Y una capa larga. Y fui a alcanzarlo.
prender un tabaco, pero como no me gustaba…
—Buenas noches señor, ¿cómo está? —me traté diciendo—, ¿para dónde se va? lléveme en su compañía.
no prendí. Y no lo volví a ver más nada, aunque dije: “Este me va a volver a salir más acá, más acá
Nada. “Este pasqués mudo”, pensé entre mí.
bajo…”. Era angostico, en un puentecito angos-
No le dije más nada.
tico, ¡no!, yo regresando a ver… La noche clara
En ese tiempo, nosotros… mi papá nos sabía
sí estaba, pero yo no vi nada. Ahí se me perdió…
dar plata para que compremos tabacos pa’los
pero no me pasó nada tampoco, porque no me
piones.
dio ninguna enfermedad.
Yo traía una cajetilla en el bolsillo. —Yo no fumaba, yo no me ha gustado—.
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Pero ese no era, no era de esta vida… no era.
Noche sentimental Esta noche no voy a dormir, voy a ir hacia ella con mi sentimiento, voy a decir todo con una palabra, en un solo momento. Mi palabra expresará cuánto la quiero, y el momento más feliz será el de su encuentro,
Yaré
porque no necesito más que una palabra y un momento, para empezar a soñar con el instante, en que un beso detenga con su dulzura… el tiempo. Jácome (Vereda el Cabuyal-Mallama)
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Soneto He nacido para ti, es mi deseo, con tu alma dentro de mí, formar un solo cuerpo. Amarte siempre quiero y entregarme a ti por entero. Tenerte a mi lado por siempre anhelo, respetarte y quererte, con amor eterno, por un abrazo tuyo me desvelo, tenerte cerca, sería conquistar el cielo. Tenerte por siempre en esta vida, estar junto a ti a cada instante, así apagaría el fuego que me calcina. No olvides el compromiso de estar unidos para siempre, y, sin egoísmo, Dios, así lo quiso. Diego Alexander Álvarez (Institución Educativa Municipio de Mallama)
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Yaré
Chindé n.º 2 / 2011
Reseña histórica de Puspued No se sabe a ciencia cierta cuál fue el primer nombre de Puspued o qué dio origen a ese nombre, pero cuentan los mayores que pudo haber sido por un hombre de apellido Paspuer, que fue uno de los primeros habitantes de este lugar, por eso se debería el nombre de Puspued. En ese entonces existían entre diez y quince casas aproximadamente, las cuales estaban muy separadas las unas de las otras y eran construidas con materiales como barro, madera, chaclas, paja y bejucos. Las casas constaban de una habitación donde se cocinaba y se dormía a la vez. Con el tiempo fueron construyendo las casas con más espacio, ya eran con la cocina y un dormitorio. Para la preparación de los alimentos usaban ollas de barro, y se necesitaba un fogón que se elaboraba con tres piedras llamadas tullpas donde se sentaba la olla de barro. A la hora de servir los alimentos usaban los platos y cucharas de palo. Las bebidas típicas eran los jugos, el trago, la chicha, etc., las cuales se servían en un mate llamado pilche, y para transportar el agua hasta las viviendas, usaban unos recipientes llamados puros. Las mujeres acarreaban el agua en unos zumbos de calabaza. Las comidas más típicas en ese tiempo eran la arniada, locro, morocho, champús, chicha, etc. La economía era en ese entonces la agricultura. Los hombres trabajaban la tierra con bueyes para arar y las herramientas que utilizaban para el trabajo agrícola eran las palas de cute y las palendras, que en ese entonces las llamaban güinchas, que se usaban para atierrar las papas, entre otras cosas; para desmontar, empleaban los machetes y las hachas. Cuando era tiempo de cosecha usaban los cutes hechos de madera. Los productos más comunes eran el hulloco, ocas, habas, la majua, la quinua, el nabo, la arracacha y, sobre todo, el maíz.
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Revista Cultural de Mallama
Los productos obtenidos los intercambiaban con otros que necesitaban o que no tenían, por lo general eran productos de clima caliente los que cambiaban por los de clima frío; por ejemplo, la papa por panela o por plátanos, habas yucas o viceversa. Para el transporte de los productos utilizaban los toros, los machos y los caballos. El salario diario que ganaban las personas que se dedicaban a trabajar como jornaleros era de cinco reales, que en la actualidad equivaldrían aproximadamente a quinientos pesos. Las señoras amas de casa se dedicaban a la crianza de animales domésticos como cuyes, conejos, gallinas, puercos, ovejas y también al cuidado de sus mascotas como los perros y los gatos. Estos animales domésticos que criaban también se vendían o intercambiaban por otros productos. La flora de ese entonces era exuberante y abundante, motivo por el cual también se talaba mucho. Había un árbol llamado “cascarilla” que se comercializaba bastante porque tenía un buen precio, no por su madera, sino por su cascarilla, que la utilizaban para fabricar medicamentos; las personas la usaban para preparar aguas aromáticas. Se comercializaba mucho. Este árbol se encontraba en las montañas, la cascarilla se pesaba y según el peso la vendían. Una flor muy exótica y hermosa era la arbejilla, la cual se usaba como adorno en las casas, pero esta especie se ha perdido.
Continúa 15
Yaré
La fauna de ese tiempo era muy abundante, los animales que habitaban el bosque eran el oso y el lobo, que se alimentaban en ocasiones de las ovejas, pero uno de estos animales se extinguió rápidamente, en gran parte por la deforestación. Los animales que actualmente más abundan son: la perdiz, el pájaro carpintero, la torcaza, la curiquinga, el cuscungo, el gavilán, el gallinazo, el armadillo, el venado, el perrillo, el zorro, la ardilla, el conejo y el cusumbe. Algunos de estos animales eran preferidos para la caza. La primera escuela que hubo fue construida en bahareque y paja. Para poder transportar los productos solo era posible por los caminos de herradura, hasta que el Cabildo y la Alcaldía gestionaron un proyecto para que el Gobierno diera un presupuesto para construir la carretera. La educación era muy limitada porque no había los recursos de ahora. Los estudiantes tenían que escribir en una pizarra y con un lápiz de piedra con tinta. En ese entonces ellos estudiaban en las dos jornadas, en la mañana y después en la tarde, tenían que ir a almorzar a sus casas y volver a estudiar nuevamente. La vestimenta tradicional de las mujeres era el follón de lana, los hombres usaban pantalones de lana llamados “balletones” y ruanas de diferentes colores que llamaban “ponchos finos”, también sombreros de lana, alpargatas de llanta o de hilo. En aquel tiempo celebraban fiestas en honor a los santos patrones como Santiago, San Francisco de Asís, la Virgen de Purificación, la Virgen de los Dolores, y además fiestas, como la fiesta del Niño, la fiesta del Señor. En esta fiesta la costumbre era preparar champús, chicha y guarapo para brindarles a las
personas que asistían.
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Era también costumbre celebrar el Año Nuevo, las fiestas de carnavales, en donde se daban dos comidas a los integrantes de la comparza. La primera vez que se celebró el Carnaval del 6 de enero fue por don Manuel Patiño Álvarez, quien fue el líder por unos quince años consecutivos. Los instrumentos que tocaban eran las guitarras y los requintos. Creo que se debe tomar conciencia sobre cómo rescatar y conservar la flora y fauna porque en gran medida ya ha desaparecido debido a la tala indiscriminada de los bosques. También sería bueno rescatar nuestras tradiciones, esas que se han ido perdiendo con el paso del tiempo, como las semillas propias, pues hoy en día ya no se siembran las mismas cosas, la mayoría de alimentos se compran, o si se siembra es con muchos químicos, ya no se utiliza el abono orgánico como se hacía antes. Todo eso se ha ido perdiendo. Darío Palacios Rodríguez (Centro Educativo Indígena de Puspued - Mallama)
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Yaré
Un extraño y misterioso árbol
Compadre Caspe
En una región muy lejana, donde todavía la civilización no había llegado… sucedió un extraño acontecimiento. Era un pueblo humilde, unido y solidario, pero habitaban dos grandes brujos, el uno era bueno; se preocupaba por la salud de los habitantes, mientras que el otro brujo era cruel y malvado; jamás se interesó por los demás, solo le importaban sus intereses. Este brujo tenía una gran finca sembrada con árboles frutales, casi toda la gente solía ir y coger sin permiso los frutos. El brujo estaba tan molesto que hizo un hechizo y creó un extraño árbol con poderes de ojear a la gente. Luego de crear varios árboles, los sembró alrededor de la finca. Pasaron los días, los meses… Algunas personas comenzaron a padecer de una enfermedad tan misteriosa que ni siquiera el brujo bueno pudo curar, incluso algunas personas murieron. Este brujo comenzó a averiguar, pero
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pasó tanto tiempo y no descubrió nada. Mientras tanto, la gente comenzó a enfermarse y las personas sanas no querían salir de sus casas, los árboles se habían extendido por casi toda la región y cada árbol era un fenómeno sobrenatural. Con magia negra, cuando el brujo bueno se enteró de esto, hizo un conjuro para acabar con estos árboles pero no lo logró. Solo logró alejar un poco de maldad. Después de que la gente se enteró de esto cortaron casi la mayoría de estos árboles e inventaron varios remedios caseros para curarse. El brujo malo desapareció misteriosamente de esta región. El árbol ya no ojeaba tanto a las personas, pero se cuenta que este árbol es un ser muy extraño, por eso la gente le tiene mucho respeto y miedo. Y este miedo y respeto se ha ido contando y experimentando a través de los años. Anita Lucía Bastidas
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Yaré
Historia de la China Bonita Cuentan mis abuelos de la existencia de una mina abundante en oro llamada la China Bonita. En aquella mina trabajaba un gringo muy acaudalado, que tenía los equipos suficientes para transportarse al lejano y recóndito lugar, y explotarlo. Tenía a su mando muchos trabajadores. Debido a las condiciones de pobreza, las personas del lugar no podían viajar a la mina, no contaban con los medios necesarios, su único transporte era el caballo. Lastimosamente las condiciones del terreno no permitían su ingreso. Si marchaban a pie, la única forma de entrada, tardaban una semana. Se había construido una especie de aeropuerto en la cima de la montaña, así que utilizando como medio de transporte un par de helicópteros, el gringo se adentraba en la espesura de la selva, llevando consigo todo lo necesario para el trabajo. Además, aledaño a la China Bonita, se había edificado una enorme casa, acompañada de una cancha de fútbol. La rentabilidad de la mina era de incalculable valor: semanalmente, en modo de varilla, se extraían formidables cantidades de oro. El sujeto explotador viajaba a sus país de origen a negociar el producto, así su riqueza se acrecentaba día tras día. Una mañana como cualquiera, el gringo salió del lugar encaminándose hacia los Estados Unidos y, a sabiendas de la cantidad de dinero que él llevaba, fue asaltado por una banda de ladrones. Nunca más regresó, “el patrón” había sido asesinado.
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El hambre empezó a arremeter contra los trabajadores, ya no tenían nada, de manera que huyeron del lugar como pudieron para nunca más volver. Pasaron muchos años hasta que alguien decidió emprender la búsqueda del utópico lugar. Todo fue un fracaso, nadie pudo hallar el camino hacia la China Bonita. Cuenta mi abuelo que se aprisionaron en la selva durante tres días sin encontrar resultado positivo. Sin embargo, se ha registrado la existencia de un sujeto que conoció el sendero que conduce al sitio, pero nunca lo divulgó. Cuando la carestía arrimaba a su casa, aprontaba su avío, y se marchaba a extraer el oro. Tiempo después el anciano murió. Su egoísmo jamás le permitió a generaciones posteriores conocer la ubicación de la mina. Incontables han sido los intentos de llegar a la China Bonita, solo ha sido posible llegar hasta una parte del camino, desde ahí todo es desconocido. Comentan que el lugar está encantado, pues se ha convertido en la morada de espíritus, en especial está habitado por el alma de un personaje cuyo paso por la vida terminó catastróficamente: fue asesinado con un arma de fuego. A las doce del día se escucha a lo lejos un disparo, como señal para que los espíritus empiecen a rondar el lugar. Hoy en día la selva se ha encargado de secuestrar para siempre a la China Bonita. La espesura del bosque y el cuidado de los espíritus de la naturaleza aprisionan la mina para resguardar esta maravilla, protegerla del hombre y hacer imposible su acceso. Carolina Aracelly Rodríguez Rodríguez (Centro Educativo Indígena Puspued - Mallama)
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Yaré
Historia de una vieja Ya había dejado de llover cuando Eliécer Benavides salió de cacería a las cuatro y treinta de la tarde. El día estaba muy claro y había salido el sol. Él estaba observando algún animal que se cruzara para matarlo en medio de la montaña. Entonces, de repente, se apareció en un árbol una pava muy grande. Él pensó llevarla para la cena a su casa. Cuando él le disparó, la pava solo cacareó y se pasó a otro árbol. Eliécer volvió a intentar pero sucedió lo mismo. Él no entendía por qué no podía cazarla si él era muy puntero y mataba de una sola vez al dispararle a cualquier animal. Luego, la pava se fue más abajo, como dirigiéndose a una quebrada. Él volvió a intentar por última vez y le disparó de muy cerca, pero ocurrió lo mismo. En ese momento subía una niebla muy oscura y espesa y él temió que algo malo le ocurriera. Llegó a la casa de un vecino que vivía cerca de esa montaña, se quedó ahí porque ya estaba muy lejos de su casa y parecía que iba a llover. Cuando él estaba durmiendo sintió miedo, pues se le apareció en los sueños una vieja en forma de pava, que le decía por qué no había ido más abajo de la montaña. O sea, que por qué no se había acercado más a la quebrada; pero esta no se le aparecía en forma de pava en los sueños, sino era una mujer atractiva con los senos enormes, los cuales se los echaba hacia atrás por encima de los hombros. Al amanecer él estaba asustado porque ya le habían contado que la vieja se comía a las personas. Dicen que desde lejos se toma la sangre del corazón, por eso dicen que se come a las personas. Dicen que les chupa la sangre y el resto del cuerpo no le interesa. Dora A. Muñoz (Centro Educativo Indígena Puspued – Mallama)
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El leñador Había una vez un señor que se llamaba David. Él era muy pobre, era leñador y esa leña la vendía para sostener a su familia. Para encontrar la leña tenía que caminar hasta el bosque, que quedaba muy lejos. Le habían hecho un pedido de un árbol muy grande y grueso, cuando llegó al bosque ya estaba oscureciendo, entonces se hizo una casa de hojas de monte. Había prendido candela, cuando llegó un viento helado y un estruendo espantoso, entonces recordó lo que un señor le había dicho: que cuando sucedía eso era la presencia de la vieja del monte y que para que se fuera tenía que insultarla, y así fue. Al amanecer, se fue a cortar aquel árbol. Al lado de ese árbol había una vasija de barro. Cuando él levantó la vasija se dio cuenta de que era la entrada de un túnel y le dio ganas de entrar ahí. Caminó, caminó y caminó hasta que llegó como al centro del túnel y ahí encontró figuras de oro, pero él decidió seguir caminando y de ahí para allá seguía habiendo oro, hasta que llegó al final del túnel, y salía en una chorrera. Regresó por el mismo túnel y sacó el oro que más pudo llevar hasta la entrada del túnel. Después dejó tapado el túnel y regresó a su casa y le contó a su familia lo que había sucedido. La familia de él le dijo que los llevara a aquel túnel, pero dijo el señor que no porque ese oro ahí estaba seguro, porque si lo tenía ahí en su casa, se lo podían robar. Que cuando se acabara el oro, irían a traer más, pero que no le avisaran a sus vecinos, porque podrían irlo a sacar. Al pasar de unos meses su hijo le había conversado a un vecino, ese señor se llamaba Carlos. Este señor se fue a buscar aquel túnel pero cuando llegó allá no lo encontró y lo fueron a buscar y ya no lo encontraron. Andrea Guancha (Centro Educativo Indígena Puspued - Mallama)
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Yaré
Los siete ríos juntos Un anciano, fuente de sabiduría y mucha bondad, nos contó una historia real basada en Mallama. Él dijo: “El siguiente relato es fantasía de un pueblo, es poder y fuente de riqueza de este. La siguiente es tal vez la más bella leyenda que consagra los siete valores más importantes del hombre. Es en Mallama donde se crean las siete virtudes: bondad, inocencia,
generosidad,
humildad,
sinceridad, respeto, y la más importante, la perseverancia. Es en Mallama donde los siete valores se vuelven ríos para inundar a esta gente y esperar los resultados de tan inmensa labor. Los siete ríos se unen en un solo mar para poder formar a un único hombre, el hombre mallamense.
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Es aquel hombre bondadoso con alma inocente, desde un pequeño niño hasta un sabio anciano. Es aquí donde el hombre es un ser que, desde lo más profundo de los bajos recursos, es generoso con su prójimo, es únicamente aquí donde la humildad es capaz de transformar a cualquiera y arrancar el egoísmo de su corazón. El personaje sincero nace en estas tierras, él es incapaz de romper con estos valores porque su alma tiene un legado histórico que solo en Mallama se forja. Nace aquí el hombre respetuoso con todos, un hombre perseverante que nunca se va a sentir cansado, agotado o vencido. Es aquí en Mallama donde siete inmensos ríos al juntarse pueden crear algo inimaginable, porque desde el Azufral hasta el otro extremo del infinito se consagra tal vez el mejor municipio de Nariño y de Colombia, por eso uno se siente orgulloso al decir: ¡Yo soy mallamense!”. Juan Pablo Erazo Alvarado (Vereda El Cabuyal-Mallama)
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Yaré
Caspe, fortaleza de los bosques Todo parecía brillar en aquella época, Villa Hermosa era el pueblo más bello que alguien hubiera visto en ese tiempo. Era un lugar pasivo, de hermosos paisajes y bella gente. El turismo y la agricultura mantenían a la gente estable en su economía, todo parecía ir bien. Pero en el Olimpo algo extraño estaba ocurriendo. Había una reunión de todos los dioses, allí se encontraban los dioses de los reinos de la Tierra, la primavera, la Fauna y la Flora, en este último reino todo era incertidumbre. Al comenzar la reunión, Flora exclamó: “¡Mi reino está viviendo la paz y la armonía, por esto Villa Hermosa vive feliz!”. Pero Fauna pidió la palabra y dijo: “En mi reino hay un ser extraño, poco querido por todos, que además parece pertenecer al reino de Flora”. El dios del Olimpo se estremeció al pensar y recordar que él había puesto allí un árbol. Flora protestó: “Jamás alteraría la paz de mi reino, pero tampoco soy capaz de abandonar una criatura que me pertenece. No importa si es bueno o si es malo, porque un hijo es un hijo”. El Olimpo se conmovió ante las palabras de la bella Flora y la madre Naturaleza decidió otorgar algunos dones al reconocido árbol, pero con la condición de que el árbol se llamará Caspe de ahora en adelante, pues sería fuerte, el más fuerte de todos los árboles y porque lo que produce a la humanidad serviría de advertencia para que los humanos no olviden que la madre Naturaleza aún vive y no podemos destruirla. Entonces dijo: “Él cuidará la paz de tu reino, pues quien se atreva a entrar a un bosque donde él esté e intente destruirlo sufrirá graves consecuencias”. Así se hizo. Con el tiempo y poco a poco los habitantes empezaron a destruir el bosque, el medio ambiente e incluso a la madre Naturaleza. Entonces, en el Olimpo se decidió que era hora de mandar al más fuerte y valeroso de los árboles. Cuando la gente volvió a intentar destruir la naturaleza, el rey supremo y fuerte de los bosques, el caspe, surgió de la tierra, y le hizo la advertencia a cada humano dañino, así restableció la paz en los bosques y creó cultura y mitos en la humanidad e incluso generó terror. Un terror no dañino, no destruible, pero sí fuerte ante insultos y mitos regionales. Aún la madre Naturaleza guarda un misterio en torno a este árbol que seguirá con su labor de restablecer la paz en el reino de la Flora. Karol Dayana Jurado (Institución Educativa San Juan Bautista de La Salle)
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Revista Cultural de Mallama
Antirracismo
La fiesta está en su fulgor en los patios del Theaterhuas Mitte am Koppesenplaz, donde hemos leído poemas, bailado y cantado. Hay vino y cerveza para todos. Él trata de tomar la mano de la mujer que se sienta a su lado y parece su esposa. Quiere imaginar su antigua dulzura. Es una mujer rubia, del porte de ella misma, de espaldas anónimas y cintura de alambre. En sus manos antes vivía una manada de cisnes. Un negro argelino la invita a bailar y ella se muestra diestra en una cumbia colombiana que sale por las ventas y se riega en las calles del viejo Berlín. El esposo, rubicundo y alto, interrumpe a la pareja, que baila a toda prueba, para ofrecerle a su esposa un cubo de queso parmesano ensartado en un palillo. Ella lo rechaza con ojos, boca, nariz y cuerpo completo, sin decir nada. En seguida es el esposo quien la invita a bailar. Ella no puede negarse, la sorprendió con la guardia baja. Entonces el negro argelino toma otro cubo de queso parmesano en la punta de un palillo e interrumpe el baile de la pareja para ofrecerle a ella el queso parmesano. Se lo acerca a sus labios, carnosos, suculentos. Ella recibe el queso entre sus dientes, esquivando los labios para no despintarse el rojo de ciruela, lo degusta hasta el límite y le agradece a gritos para que todo el mundo la oiga. En un silencio entre dos canciones, el esposo le pide una explicación a la que parece su esposa. —Es muy simple —dice ella— las alemanas no somos racistas. Arturo Prado Lima
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Wawitas
Soñar no cuesta nada Érase una vez un niño llamado Joselito que nació en un pueblito lejano y muy pobre, allí eran muy pocos los que podían ir al colegio, los que podían pensar en un futuro prometedor. Pero Joselito era diferente, el creyó que a pesar de nacer en un hogar muy humilde y en un pueblito pobre, él sí podría estudiar, trabajar y ser un gran señor para servir a su comunidad para no permitir que los niños y las niñas se quedaran sin estudiar como sus padres, pues ellos solo siembran plátanos, piñas, naranjas, mangos, y cuando ya están en cosecha llegan los comerciantes y les compran muy barato o les cambian por otras cosas de comer, pero los engañan, pues ellos no saben leer ni hacer cuentas. Entonces Joselito al darse cuenta de estas injusticias con su pueblo, dijo: “Yo seré el salvador de los míos —contaba solo con diez años y empezó a soñar— de este pueblo saldremos muchos profesionales, yo estudiaré, seré de esos que estudian para defender los derechos de los niños, las niñas, las mujeres, los ancianitos y a todos aquellos que no se les respeten sus derechos; además seré el alcalde de este pueblo, a mi hermanito lo ayudaré para que se eduque y sea el presidente de la República. Joselito tenía once años y empezó a hacer reuniones para organizar a su gente con el fin de asociarse para trabajar: los hombres en el campo y las mujeres en la crianza de pollos, cuyes, etc. Don Pablo y doña Juana, que eran sus padres, pensaron: “Qué tristeza tan grande, nuestro hijo se chifló”. Joselito al oír esto les dijo: “No papito y mamita, no estoy chiflado, me he dado cuenta de la realidad en la que vivimos no porque nos toque, sino porque nosotros lo permitimos; pero no más, ayúdenme y lograremos la meta”.
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Sus padres y su comunidad se organizaron y pidieron para que hubiera escuela y colegio en su pueblo. Ahora muchos son profesionales, yo soy abogado, mi pueblo creció y progresó. Mi familia y pueblo me consideran un héroe, mi hermano ya ha ocupado cargos muy importantes en el gobierno de este país. Después del mandato del actual presidente será candidato a la presidencia y seguro ganará. Soñar no es difícil, y si se cultivan los sueños, se alcanzan, sí, sí… Fin Jhon Erazo 5º de primaria (Centro Educativo Pususquer - Vereda Pususquer, Mallama)
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Wawitas
Cuento sobre un conejo astuto
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Félix y el diablo Hace mucho tiempo, en la vereda Pususquer, municipio de Mallama, departamento de Nariño, vivía un señor llamado Félix López, quien sabía salir en las noches hasta otra vereda a una casa donde vendían chapil, una bebida extraída de la panela y condimentada con anís. Félix compartía con sus amigos, a veces tomaban o si no, conversaban y luego se regresaba a su casa, pero el trayecto era poco poblado, se podía decir que había una casa lejo lejo y la carretera era destapada. Una noche, cuando regresaba a su casa, siendo aproximadamente las nueve de la noche, sintió el llanto de un niño en el filo de la carretera, se acercó y encontró a un niño envuelto en pañales, y pensó: “Qué madre tan cruel, tan descorazonada, ¿cómo va a botar a su hijo siendo tan chiquito tan inocente y tan indefenso?”. Cargó el niño y siguió su camino, entonces dijo: “Lo llevaré a mi casa”. Cuando iba por el Helechal, un lugar por donde decían que salían espantos o que ahí asustaban, el niño lloró y le dijo a Félix: “¡Papito ya tengo dientes!”. Félix tanto se impresionó que cayó desmayado. En medio de su desmayo, él niño le reveló que se había salvado porque él era el diablo y se lo iba a llevar, pero como Félix demostró ser un hombre de buen corazón esto lo libró de que el diablo se lo llevara. Desde entonces Félix dejó de salir y estarse hasta bien de noche. Dorian Herney Erazo López 5º de primaria (Centro Educativo Pususquer - Vereda Pususquer, Mallama)
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Wawitas
La casa abandonada Érase una vez una casa muy antigua, que por la forma que tenía se miraba en ella que había sido construida muchos años atrás, estaba situada en un pequeño pueblo llamado Bellavista, que había sido abandonado por sus habitantes porque veían que en aquel pueblecillo no tenían futuro alguno. Una pequeña familia muy pobre de cuatro miembros decidió ir a vivir a aquel pueblito sin saber que allí no habitaban más personas. Vieron que era un pueblito humilde donde nadie los iba a rechazar. Vieron aquella casita vieja y abandonada y decidieron habitar en ella. Pasaron los días, el padre desesperado porque no tenía para alimentar a su familia decidió buscar trabajo, pero no había donde. Decido ir al pueblo vecino para ver en que podía trabajar para alimentar a su familia, pero en el pueblo vecino nadie le quería dar trabajo. Al regresar a su casa, se dio cuenta que su familia no estaba, había huido de aquella casa y le dejaron de recuerdo una simple carta que decía: Querido,
perdóname
por
haberme
marchado,
pero,
la
verdad,
la
situación que estamos pasando no era conveniente para nuestros hijos y hoy te dejo para buscarles un buen futuro. Adiós, perdóname por haberme ido sin avisar, pero creo que fue lo mejor.
El señor, al sentirse solo, abandonado, decaído y sin ánimo, murió en aquella vieja y humilde casa. Liceth Katherine Rosero 4º de primaria (Centro Educativo Pususquer - Vereda Pususquer, Mallama)
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Chindé, una revista indígena
Aymuray
de Mallama para Colombia*
He sido aficionado a las revistas desde siempre. Con Nubia Flórez fundamos la primera cuando estudiábamos en la Facultad de Economía de la Universidad de Nariño: Nuevo Amanecer. Luego colaboramos en la fundación de la revista Macondo, en Quito, Ecuador. Vinieron después Encuentros para la cultura y la paz, en Pasto. En Madrid, fundé la revista Destinos de América y el Mundo y Magazine Bolivariano Internacional. En Alemania, coparticipamos en la creación de la revista Café Berlín, la única que en estos momentos sigue viva gracias al empuje de Jaime de la Gracia, su fundador y director, y de su comité de redacción, integrado por el escritor Luis Fayad, el periodista ecuatoriano Manolo Palacios, el cineasta chileno Hernian Renner y el que escribe esta nota. Mi permanencia inestable en estas ciudades no me ha impedido seguir adelante con los proyectos. Fundar una revista es complicado, sobre todo por su financiación. No es fácil encontrar patrocinadores. Cuando vivía en Nariño, pensé fundar una revista en el municipio de Mallama, donde nací, pero tuve que partir muy temprano y todo quedó en sueños.
*Publicado el 11 de enero del 2011, en: http://soyperiodista.com/cronicasemigrantes/nota-6611-chinde-una-revista-indigena-de-mallama-colombia
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Hoy, un grupo de estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia, encabezados por Alba Doris Muñoz Pasuy y Wilson Nicolás Benavides, apoyados por un numeroso y meritorio comité de redacción, han puesto en circulación la revista Chindé. Gracias a esta iniciativa, los indígenas de Mallama y sus campesinos se han dado a conocer en ciertos ámbitos de la nación. Este es el primer paso para sensibilizar a un pueblo. Es la primera piedra para vernos a nosotros mismos a través de nuestras creencias, costumbres, tradiciones y proyecciones de futuro. Es el primer intento colectivo de reconocernos como pueblo y de buscar en la convivencia social y cultural las distintas sensibilidades que lo componen. Es una actitud valiente y afortunada de estos estudiantes. La tradición oral es el eje de la revista. A través de las narraciones podemos ver los rasgos generales de la cultura y el tiempo que vivimos en Mallama con respecto al departamento, la nación y el mundo. En la primera narración, don Pedro Araujo nos deja claro que su salvador no es precisamente Dios. La fórmula del demonio es la clave para que el protagonista de la narración salve de una segura muerte al rey. Su servidumbre arraigada le impide cobrar lo que el rey quiere pagarle y que es lo que se merece. Es más, trabaja tres años para él. El amo intenta pagarle tres bultos de plata. Pero el campesino se asusta y se niega a recibirlos. Los cambia por tres consejos: nunca averigües cosas que no te importen, nunca dejes de usar lo viejo por usar lo nuevo y nunca actúes antes de saber. Y nuestro personaje actúa a rajatabla.
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Aymuray
He aquí los elementos constitutivos de la tradición de nuestro municipio, según el relato “Hombre rico, hombre pobre”: ignorar lo suyo a favor del amo, negación de lo nuevo para aferrarse a lo viejo y pasividad ante lo aparentemente inamovible. Otro detalle: soñar con encontrarse una huaca: un entierro con grandes cantidades de oro o plata. Las necesidades básicas insatisfechas nos llevan a ello. Es el tema del segundo relato de Chindé. Y luego leyendas, duendes, viudas, reinas, reyes, príncipes, nostalgias, amores, vanidades, doncellas, fábulas criollas llenan las páginas de la revista en las que afloran claras y nítidas las frustraciones y los sueños de una raza vencida, como la indígena, y las aspiraciones que no acaban nunca de cuajar.
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Pues bien. El merito de estos estudiantes y egresados de la Universidad Nacional de Colombia, nativos del Gran Mallama, municipio ubicado en el piedemonte costero del departamento de Nariño, es precisamente poner sobre el tapete estos temas para que los lectores empiecen a identificar las necesidades culturales y económicas del pueblo y, en consecuencia, actuar. Y en esta discusión cabe todo, tal como un chindé, que es un recipiente de mimbre que se utiliza para todo, para guardar, recoger, almacenar, transportar toda clase de objetos, alimentos, minerales. De esta manera, el grupo de trabajo Sathiri Llajta (‘pueblo sembrador’), del resguardo Gran Mallama, ponen el dedo en la llaga, y es demostrar la falta de este tipo de medios en dónde mirarnos y al mismo tiempo la capacidad de construirlos cuando hay la voluntad para ello. En este breve comentario para “Soyperiodista.com” de El Espectador, solo quiero rasaltar lo importante que ha sido para mí esta publicación, pues a partir de Chindé he empezado a cuestionar mi propio compromiso con la región. Hoy más que nunca deseo que la revista sobreviva gracias al apoyo de la Universidad Nacional, sede de Bogotá, de sus lectores y todos aquellos que ven en estas páginas alternativas el verdadero valor y compromiso con nuestro origen. Por: Arturo Prado Lima
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Amazonas joven*
Apayacuar
Dos habitantes de Puerto Nariño (Amazonas) le cuentan a Mallama cómo han recuperado parte del saber ancestral de su comunidad
¿Rubiel y Arú, qué le quieren contar a Mallama?
Rubiel: Mi nombre es Rubiel Acevedo Cobello Berenque. Nací en Puerto Nariño1*. Hace diez años se fundó Amazonas Joven. Amazonas Joven es una organización que nació de jóvenes necesitados. Al graduarnos, nos conformamos jóvenes con bajos recursos económicos, pero pensando que nosotros tenemos una fuerza, ya que muchos jóvenes, los niños, estaban perdiendo la cultura y el habla y el idioma ticuna, el cocama y el yagua2**. Entonces reuní como sesenta jóvenes, de la edad, en esa época éramos jóvenes casi de 24 años, 16 años, y comenzamos a adaptar jóvenes al grupo y con la conformación de que volviéramos a fortalecer lo que es la danza. Entonces comenzamos a fortalecer, digamos por medio de reuniones, por medio de encuentros, en las noches, quiénes eran los jóvenes interesados en volver a fortalecer las danzas, el teatro, la música, ticuna, ¿no? Y también lo que era el yagua y lo que era el cocama. Entonces dividimos los grupos por etnias. En el 2001, comenzamos a fortalecer primero la etnia ticuna, para lo cual pues motamos danzas, por ejemplo, tradicionales, por ejemplo, La pelazón, que es una danza sagrada. Con mucho respeto, pues, la montamos demostrándola ante el público, luego lo que era el teatro, uno de lo que nos llevó al éxito, pues, a nivel nacional y nivel internacional también con la participación en Caballococha, Perú, El cazador y otros teatros, por ejemplo, El delfín enamorado, historias y leyendas que llevamos al aire ¿no? al público, para que la gente también nos fuera, pues, conociendo ¿no? Y fortaleciendo y * Entrevista a Rubiel Acevedo Cobello y Arú Galis. Adulto y joven indígenas ticuna, respectivamente. La entrevista fue solicitada y concedida el 16 de septiembre del 2010, en Puerto Nariño (Amazonas), exclusivamente para la sección “Apayacuar” de la revista Chindé, realizada por Dalilah Carreño Ricaurte, licenciada en Español y Filología Clásica. Para la transcripción de la entrevista se conservaron las formas y giros lingüísticos originales y se destacan en cursivas los regionalismos. Este texto fue revisado y autorizado para su publicación por los mismos entrevistados. 1. También conocido bajo el nombre de “Pesebre Natural de Colombia”, es un municipio del departamento de Amazonas. Limita por el oriente con el municipio de Leticia; por el occidente con Perú; por el norte con el corregimiento de Tarapacá, y por el sur con el río Amazonas. [Nota de la entrevistadora] 2. Lengua ancestrales correspondientes a las etnias indígenas ticuna, cocama y yagua que actualmente habitan en el trapecio amazónico. En el casco rural de Puerto Nariño se ha conformado la comunidad ticoya, nombre con el cual se designa a la unión de estas tres etnias. [Nota de la entrevistadora]
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enseñándole a los niños que ingresaban cada vez a la organización Amazonas Joven ¿no?, para que ellos también fueran conociendo. Pero el trabajo que se siguió en el 2003 no era únicamente con niños y jóvenes, sino ya se llamaban también a los abuelos; que el abuelo también ‘tuviera con nosotros ¿no?, ensañándonos por ejemplo las historias, las leyendas, por lo menos cómo se formaron el lago Tarapoto; las historias, quiénes fueron los indios que vivieron en ese lago, por ejemplo la historia de los animales, por ejemplo de la curupida y de la historia del delfín enamorado, realmente cómo era, por lo menos historias ancestrales de dónde nosotros procedemos como ticuna, por ejemplo por qué nos llamamos Másbuta. Másbuta quiere decir ‘el primer pueblo ticuna pescado del lago Eware’, en el Brasil, entonces nos comenzaban a contar las historias, entonces desde allí nosotros comenzábamos a montar lo que es el teatro.
En el 2004, ya trabajamos lo que fue la danza, montamos danza de la uva, de la yuca, danza de las frutas, en sí, varias danzas que son, o sea de temas regionales ¿no? No son temas digamos de otras regiones o, sino que son temas regionales ¿no?, siempre tratando de conservar lo que al ritmo de las músicas de nuestros abuelos. Eso era lo que nosotros veníamos trabajando y lo que seguimos trabajando actualmente ¿no? En el 2005, tuvieron varias participaciones también encuentros interculturales de la Amazonía con Raíces Vivas, a nivel de Perú.
¿Qué es Raíces Vivas?
Rubiel: Raíces Vivas es una fundación que siempre viene a realizar en Puerto Nariño, en el mes de julio, el Encuentro Intercultural, y ahí también tuvimos éxito, también en las presentaciones. Luego fuimos al Encuentro Intercultural Perú, Colombia y Brasil que fue el primer, en el año 2006, en Leticia. Tuvimos éxito también, luego fuimos hasta Caballococha, y la siguiente presentación en los siguientes años, ya mis amigos que fue Galis, Eliázar, Fausto, Miguel Arcángel, todos. Por sus buenos éxitos en el trabajo fueron llevados, becados por el Ministerio, como allá hacen pasantía de cultura, de artes también, trabaja, y ellos, el trabajo de hoy ya por ejemplo, ya son, ya han terminado su pasantía, otros siguen, y pues la experiencia que hemos tenido de la organización Amazonas Joven es que todos los que estuvimos pues nos hemos
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proyectado por el futuro. Y hoy por ejemplo trabajamos independiente, unos trabajan en unas fundaciones, unas fundaciones teatreras. Por ejemplo, los que están, los que han llegado, trabajan con clubes juveniles. Hoy por hoy nosotros seguimos trabajando en la cultura, no podemos olvidar. Hoy trabajamos con escuelas de formación deportiva, culturales de teatro.
tenemos hijos, nosotros trabajamos en el teatro con nuestros hijos, pues, como decía el compañero Galis, fue muy poco apoyo del Estado ¿no?, más que todo digamos hablando de la Alcaldía, pero hemos podido sacar nuestra organización, con el mayor esfuerzo de nosotros mismos, sin necesidad de nadie, entonces por ejemplo, las salidas, en recolecciones de eventos que hacíamos por ejemplo de minibazares y así nosotros seguimos trabajando.
¿Qué hacen en los clubes juveniles?
Rubiel: La idea es allá enseñar el arte ¿no?, el arte de cómo es el manejo de la bisutería, o sea cómo se maneja la artesanía, de dónde procede, cómo eran las artesanías de nuestros primeros abuelos ¿no?, por qué lo utilizaban en las pelazón o por qué nosotros nos pintamos los brazos de esta forma o por qué el yagua utiliza el color del achote, por lo menos por qué el ticuna por ejemplo utiliza el uito, entonces todo, todo, todas esas historias que nosotros vamos trascendiendo y contando a nuestros niños, nuestros hijos. Mira que cuando comenzamos con esta organización éramos jóvenes solteros, no teníamos esposa. Ahora tenemos esposa,
¿Y actualmente cómo trabajan?
Rubiel: En la actualidad, pues tenemos varios teatros montados y hoy hacemos intercambio cultural con el turista, con el caminante, con grupos de visitantes, como intercambiar nuestra historia, nuestras costumbres, nuestras pinturas, con ellos ahora trabajamos con grupos de visitantes de los diferentes liceos que vienen de Colombia y hemos trabajado con ellos en teatro, en danza, en música, en talleres de pintura y nos ha ido muy bien, y también enseñarle la protección del medioambiente, también hoy adaptamos a la organización la sensibilización del medioambiente, también comenzamos a rescatar desde nuestra antigüedad cómo se fundó Puerto Nariño, cómo es el cuidado de nuestro medio, cómo eran antiguamente las costumbres de nuestros abuelos, aunque sea, qué hacía en tiempo de cuando era verano, cuando era invierno, qué cultivaban, cómo cuidaban sus tierras, todo eso. Hoy queremos también
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compartir con todas las organizaciones, hoy hemos tenido mucha experiencia con muchos muchachos no solo yo como fundador, sino también con los muchachos que me acompañan hoy como Arú Galis, Eleázar, Miguel Arcángel, Exadil López y otros muchachos que no llego a nombrarlos, que siempre me han acompañado, gracias a Dios hoy es una fuerza para Puerto Nariño y también para la gente. Hemos tenido varios procesos, por lo menos hemos estado casi los nueve, diez años luchando por el Consejo Municipal de Juventud. Tenemos algo, aunque el Estado no nos colabore tenemos aportado de nuestra parte al Estado, para que ellos vean en nosotros que no solamente del dinero se vive sino que de algo que nosotros queremos ¿no?, que la gente conozca, y ese es el trabajo que actualmente hacemos como la organización de Amazonas Joven con los compañeros.
¿Y los integrantes solo son de Puerto Nariño o también vienen de otras comunidades?
Rubiel: Solo somos de Puerto Nariño, mayoritariamente son ticuna. Tengo un amigo que
es yagua, que es el que integra, el que hace las danzas yagua, tengo un cocama también, que es divertidísimo, entones es el taller que hacemos con los turistas; hacemos primero la historia ticuna, luego los del yagua, luego el cocama. Ya lo que es la pintura sí ya lo unimos todo porque lo único que diferencia de la pintura es que el ticuna tocamos solamente el color negro, y lo que es el rojo lo toca, lo que es el rojo le pertenece al cocama y al yagua. Entonces son pinturas que ellos utilizaban ancestralmente para ellos digamos, digamos, el ticuna, para diferenciarse, noso-tros los ticuna nos gusta la pintura negra, ya se sabe que ese es un ticuna, el yagua está pintado de rojo, eso es lo que lo diferencia, y el traje, que es diferente, por eso nosotros utilizamos, dice mi ancestro, no era la yan-chama como hoy lo utilizamos, sino que era una tela especial y pues ya después trascendieron ya el tiempo y utilizamos el yanchama para, o sea, para distinguirnos. Entonces ya los yagua ya utilizan otro traje diferente, de pronto has visto en alguna otra parte trajes yagua que es algo como, aquí les dicen “champa”, champa es algo de tiras. El traje del cocama es diferente. El traje del cocama es una tela especial también, el traje del cocama no es desnudo como lo hacen, sino que es algo, algo casi como el vestido de un guajireño ¿no?, casi de un pastuso, eso es el traje. Es un traje muy especial [que se usa en las representaciones de historias que se conocen del cocama, por ejemplo, danzas del buurque o danza del chon-taduro, por ejemplo en la danza del yagua, danza del mico. 41
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¿Y ustedes cómo investigan acerca de esas danzas?
Rubiel: Lo investigamos ante los abuelos. El abuelo Hernán, el maestro de Galis, allá vamos, investigamos qué danzas tienen. Aquí, un amigo, el artesano que es cocama, le preguntamos qué danzas ellos tienen, entonces sobre eso trabajamos este año. Primero investigamos y miramos cómo es el proceso, la historia, y entonces sobre eso ya imaginamos, ya el teatro es el que llevamos y presentamos al turista, al visitante, como intercambiar ¿no? los conocimientos. ¿Del futuro también? ¿Ese tipo de actividades las desarrollan o Rubiel: Claro!, nosotros tenemos que mirar las promueven en los colegios con el fin de sosteniblemente la cultura de nosotros, que no sea solamente para el turista? por ejemplo, muy bonito lo que hacíamos Rubiel: Sí, eso lo promovemos en los anoche, hablando, dialogando, como está encuentros, antes de los encuentros hacemos nuestra niñez, nuestra juventud, cómo eran visitas, entonces tenemos que promocionarlo nuestros abuelos antes, el ambiente, el ¿no?, y luego pues un encuentro grande medioambiente, cómo era antes, cómo es así como ahora en Expresiones Juveniles, ahora y cómo puede ser mañana. Por qué. llegamos y presentamos lo que…, y ante eso Porque, o sea, el mundo pues cada día va pues se hace por ejemplo como unas charlas, modernizándose, va tecnificándose, por historias, cómo eran los ticunas antepasados ejemplo, hoy antes de aquí, hace diez años, ¿no?, el cocama, el yagua, entonces alguien doce, trece años, usted no escuchaba esa va y también divulga lo que… y cuenta su música en el aire que hay en el parque3 *** historia, y eso es lo que nosotros queremos, quizás era algo silencio, el tambor, la música, y ahí estamos trabajando. Como decíamos la dulzaina del abuelo que está cantando, anteriormente, cada uno trabaja en su labor, entonces eso se está perdiendo ¿no?, se está pero cuando hay que trabajar por teatro pues perdiendo, entonces ya los jóvenes muchas nos unimos todos, hacemos diálogos de las veces ya no quieren digamos saludar en historias que conocí del pasado, del presente 3. Se refiere a música moderna que sonaba en el parque de Puerto Nariño durante la entrevista. [Nota de la entrevistadora] y futuro. 42
ticuna, ya no quieren escuchar la historia del abuelo. Entonces pregunta: “cuéntame una historia”, y ya no conoce la historia, antes ya le da pena contar ¿no?, o quizás el papá o la mamá nunca le ha contado una historia tradicional ¿no? que aquí tenemos muchas historias.
Arú: eso que anoche estábamos tocando el tema recopilaciones de historias, por ejemplo el proceso de la yanchama, por ejemplo, yo trabajo la parte del balso, de maderas blancas, lo llamamos balso. Entonces digamos hoy en día ya se ve muy poco el palo sangre, se está como escaseando, entonces ahora hoy digamos lo ponemos como el mando de no solamente trabajar el palo sangre, sino que tenemos varias clases de árboles de maderas blancas, por ejemplo, tenemos el palo cuchara, que se da en las bajas, las bajas llamamos a las restingas, en los lagos, lo que es el balso. Los que se dan pues en la altura sembramos pues en las chagras. Tenemos una chagra integral, en la cual ahí lo vamos a montar como un sitio turístico. Entonces anoche tuvimos ese tema porque es una prohibición que vamos a manejar.
a hacer investigaciones por ejemplo de plantas medicinales ¿sí? Entonces sobre el medioambiente, entonces digamos allá estamos haciendo como lo que llamamos ayer algo de sembrar artos, lo que decía el compañero Jairo, él tenía como el sueño de un centro botánico, donde ahí están todas las clases de plantas medicinales y lo ideal es que venga el turista para que conozca, por lo menos decirle presencialmente, “ese es el chachaojo, esta es la chuchuguasa, esto es la malva”, para qué sirve…
¿Una especie de museo, por decirlo así?
Arú: ¡Exacto!, pero algo natural, de allá, algo nativo de nosotros, real, ¿sí? Entonces esa es como la idea de nosotros también, estamos creando lo que es pollos de engorde, por este momento estamos trabajando con cuarenta pollos. Sí, una iniciativa, y en el caso mío, pues que son de artesanías, entonces el club se llama Club Juvenil Artesanitos, el taller, Galisarte, manejado por mí, entonces hacer como el espacio grande. Son proyectos que tenemos, pero realmente ya estamos adelantando, porque ya empezamos casi como un mes apenas, un mes y ya llevamos un avance súper.
¿La chagra integral es un nuevo proyecto?
Arú: La chagra integral con jóvenes. Digamos una chagra particularmente, pero manejada por jóvenes ¿sí?, ahí se va montar lo que es la parte del turismo porque digamos, por ejemplo, hay muchos turistas que vienen 43
Apayacuar
¿Y cuál es la respuesta de la comunidad?
¿Los abuelos también quieren participar?
Arú: Nooo!!, admirados, admirados. Ya he-
Arú: ¡Exacto! ¡Claro!, primero son los abuelos
mos llevado al Alcalde, hemos llevado al director de Corpoamazonia, mejor dicho al resguardo indígena.
y después nosotros. Ellos nos van a enseñar ¡Ufff! Un trabajo pues muy interesante, formar malocas, cosas que tenemos por el arte. Pero la idea de esto es que digamos que no quede así como en habla, sino verla en la realidad de lo que tenemos como jóvenes.
¿Todos estos proyectos bajo el nombre de Amazonas Joven?
Rubiel: No, de Clubes Juveniles. Arú: De Clubes juveniles, en el municipio de Puerto Nariño. Entonces es la idea de nosotros. Igual, digamos en la parte de artesanías estamos comprometidos en montar una escuela taller de bellas artes indígenas. Entonces es como un proyecto que tenemos con el Ministerio de Cultura. A ver si, todo pues es a largo plazo ¿no? Ahí vamos suavemente, entonces pues es como uno de los vacíos que pues digamos se han venido trabajando pero que nunca, digamos, había un presupuesto para eso, pero nunca fue realidad. Ahora lo estamos haciendo nosotros sin contarles, queremos demostrarle a ellos. Entonces la escuela taller va a tener varios módulos, talleres de pintura, talleres de la extracción de la yanchama, de la chanvira, extracción del balso. Entonces vamos como a convocar a la comunidad de los muchachos que estén interesados, y va a haber un centro de conocimiento de los abuelos, entonces es un proyecto pues grande.
Rubiel: La idea es que por lo menos como cuando comenzamos también con Amazonas Joven, nosotros comenzamos a investigar a los abuelos porque ahorita nuestros abuelos ya están muriendo ¿no? Los que nacieron aquí, por lo menos nuestros abuelos, ¡pailas! El que se sabía la historias, por ejemplo, del conflicto ya murió, nos queda solamente el fundador, aquí el abuelo Vargas, un uitoto. Un abuelo que pues vino que también conoció la historia del Putumayo de la casa Arana, desde allá viene él.
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Arú: Es un tesoro para nosotros.
allá y vemos todo eso y entonces ahora ya estamos comentando ¿sí? Ahí vamos en la Rubiel: Y pues la primera casita fue… ahí lucha. Muchas cosas que se pueden pues donde está toda esa cancha. Entonces él fue comentar. el fundador con varias personas. El primer curaca de Puerto Nariño se llama Octavio Cobello, de ahí procede toda la historia, de Rubiel y Arú, muchas gracias por apayacuar cómo se fundó Puerto Nariño, de sus habicon Mallama. tantes.
¿Y qué piensan hacer con todo ese conocimiento que han encontrado?
Arú: Pues uno de los programas es como, después de esos programas que ya hemos recopilado, y la idea es como montar una biblioteca, una biblioteca tradicional de acá de la comunidad, donde vamos a compartir con las instituciones educativas.Por ejemplo, acá tenemos dos colegios que es el Internado San Francisco del Oretoyacu y el José Celestino Mutis. Entonces digamos ha sido como una de las debilidades que ellos digamos como instituciones deberían gestionar eso ¿sí? Entonces pues obviamente que hay una biblioteca normal, pero tú vas y investigas qué es una historia, de dónde nacieron los indígenas y… nada. Y digamos que extracción, cuál es el proceso para sacar una yanchama, cuándo la planta está madura, cuándo la planta ya está pues vieja o cuándo la luna esté verde4**¿sí? Es que nos hemos metido 4. Los indígenas ticuna llaman “luna verde” a la fase de la luna comúnmente conocida como “luna llena”, esta fase dura aproximadamente diez días. Ellos consideran que durante esta fase la luna está débil y por eso recomiendan no tocar la madera,
incluso a la mujer, pero sobre todo no tocar los cultivos, pues manipular la producción agrícola perjudica a las plantas, “el cultivo no crece bien, por ejemplo, la madera se enpolilla rápido. Si es en la yanchama, al golpearla se rompe, no sirve, la chambira, que está verde, rápido se va a dañar”. Lamentablemente esta tradición se ha olvidado y las personas trabajan sus cultivos sin atender a este fenómeno natural. (Entrevista con Rubiel). [Nota de la entrevistadora]
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Chindé, Revista Cultural de Mallama es una publicación anual, editada por el grupo estudiantil Sathiri Llajta, de la Universidad Nacional de Colombia. Para su composición se usaron los tipos Franklin Gothic, Monotype Corsiva, Giddyup y Cambria Este número se imprimió en Bogotá, Colombia, en diciembre del 2011, en los talleres de Gracom Gráficas Comerciales
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FACULTAD DE INGENIERÍA DIRECCIÓN DE BIENESTAR DIRECCIÓN DE BIENESTAR UNIVERSITARIO PROGRAMA GESTIÓN DE PROYECTOS