Revista ciencia y sociedad no 2

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Revista Ciencia y Sociedad

IMPRESOR /

2016 / Nº2 / ISSN 2463-1345 UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA Facultad de Ciencias

GRACOM Gráficas Comerciales

El semillero estudiantil Ciencia, Tecnología y Sociedad, es un grupo de trabajo estudiantil de la universidad nacional que desde el año 2006 realiza formación, debate y difusión frente a los estudios sociales de la ciencia y la tecnología, con una perspectiva desde el país y la región. Desde su creación realiza charlas, foros, debates, campañas y actividades de difusión y proyectos académicos y de divulgación al rededor de la temática del grupo.

Semillero Estudiantil Ciencia, Tecnología y Sociedad

rector

Ignacio Mantilla Prada vicerrector

Jaime Franky Rodríguez director bienestar sede bogotá

Oscar Oliveros

coordinadora programa gestión de proyectos

CONTACTO DEL GRUPO

cts.semillero@gmail.com Ciencia Tecnología y Sociedad - Universidad Nacional ctsunal1 Universidad Nacional de Colombia Cra 45 No 26-85 Edificio Uriel Gutiérrez Sede Bogotá www.unal.edu.co

proyectoug_bog@unal.edu.co proyectougbog@gmail.com ugp.unal.edu.co /gestiondeproyectosUN issuu.com/gestiondeproyectos

Elizabeth Moreno

decano facultad ciencias

Jaime Aguirre Ceballos director bienestar ciencias

Luis Fernando Ospina

director de departamento de matemáticas

Cesar Augusto Gomez Sierra Comité editorial Dirección

Andrés Ricardo Moreno Garzón Prof. Director de Proyecto Edición

Camilo Alfonso Moreno Jaimes Diego Andrés Martínez Parada Corrección de Estilo

Diana Consuelo Luque Villegas (PGP) Diseño

Diana Londoño Aguilera (PGP) Diagramación / Ilustración de Portada

Fernando Rodríguez (PGP) Equipo de Colaboradores

Edith Unigarro Santacruz Leidy Andrea Vargas Huerfano

Ciencia y Sociedad es una revista de divulga-

ción e informativa de la Universidad Nacional de Colombia y de los estudiantes vinculados a Semillero Estudiantil Ciencia, Tecnología Y Sociedad. Los textos presentados en la siguiente publicación expresan la opinión de sus respectivos autores y la Universidad Nacional no se compromete directamente con la opinión que estos pueden suscitar.


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LA INTERMITENCIA DE LA CIENCIA EN COLOMBIA

CIENCIA, CIENTÍFICOS Y SOCIEDAD LIBRE

Gabriel Stefan Jiménez Palomo

Nicolás Preciado Muñoz

08 INVESTIGAR PARA PUBLICAR ¿EL NUEVO RUMBO DE LA CIENCIA? William González Daza

11 RELACIÓN UNIVERSIDAD EMPRESA APORTES Y DILEMAS SOBRE EL DESARROLLO ECONÓMICO DE NUESTRO PAÍS Nelson Ignacio Izquierdo Torres

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UNA REFLEXIÓN SOBRE EL QUEHACER INGENIERIL DENTRO DE LA MERCANTILIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO

CONOCIMIENTO INTERDISCIPLINARIO Y PRÁCTICO EN LA ACADEMIA Y FUERA DE ESTA

CONTENIDO

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Jhonatan Camilo Chamorro Cerón

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LOS ECOSISTEMAS BOGOTANOS AL RESCATE DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ESCUELA John William Barreto Cárdenas

29 SECTOR RURAL, EDUCACIÓN Y TECNOLOGÍA Edy Catalina Valest Torres

John Erick Cabrera Ramírez

40 DESAFÍOS DE LAS VACUNAS UNA AMBICIÓN QUE VA MÁS ALLÁ DE REDUCIR LA MORTALIDAD Fernando Sánchez Quete

45 EDUCACIÓN MATEMÁTICA EN COLOMBIA, REFLEXIÓN CRÍTICA SOBRE SU PAPEL Diana Andrea Toquica Arenas


LA INTERMITENCIA DE LA CIENCIA EN COLOMBIA

Hoy, Colombia, es una de las naciones de la región latinoamericana con menos investigadores dedicados a Investigación y Desarrollo (I+D) por millón de habitantes hasta el 2012 (Banco Mundial , 2016), aunque la financiación de la ciencia en el país en el periodo entre 2009-2013 haya aumentado en un 70% (Red de indicadores de ciencia y tecnología, 2016). En la historia de la ciencia de nuestra nación existen tres hitos históricos: la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada (1783-1812), la Comisión Coreográfica de los Estados Unidos de Colombia (1850-1859) y la Escuela de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia (1867-1902) (Díaz-Piedrahita, 1999). Estas empresas buscaron mediante la ciencia de occidente un conocimiento acerca del territorio, usos de recursos, medicinas, sociedades etc. constituyéndose en un medio de consolidación de identidad de los habitantes del norte de nuestra América del Sur. La financiación de la actividad científica ha estado siempre rezagada de las necesidades de investigación que den solución a problemas de conocimiento, prevención, extracción, manejo de recursos entre otros muchos. Como evidencia de esto tenemos la tardía autorización y financiación de la Expedición Botánica (hito magnánimo de la ciencia en Colombia) ya que el Borbón Carlos III aprobó la solicitud del gaditano José Celestino Mutis 20 años después de que este la propusiera en el año de 1763 (Fonnegra, 1983). Situación analógica a la actual Ley de Educación Superior de Colombia que con los pocos recursos brindados a las Universidades en las últimas dos décadas, ha limitado su desarrollo y el progreso de la nación, sumiéndonos en un Gabriel Stefan atraso innecesario evidenciado por la Mesa Amplia NacioJiménez Palomo nal Estudiantil hace ya un lustro. gsjimenezp@unal.edu.co El surgimiento de la educación pública en Colombia, va de la mano de la institucionalización de la ciencia y es parte de la construcción de nación y del deseo Estudiante de Biología de modernidad continuando así con lo desarrollado en la Universidad Nacional de Colombia Expedición Botánica y La Comisión Coreográfica al in-


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terior de la Universidad Nacional, esta última depositaria de los saberes construidos en antaño (Díaz-Piedrahita, 1999). Sin embargo, la des-financiación de las instituciones públicas de educación superior y la implementación de la educación privada, revierten el principio de modernidad por el cual se fundaron algunas instituciones en el siglo XIX, re-elitizando el acceso y la permanencia en todos los niveles de educación, además de socavar las pocas instituciones de investigación de la nación: las universidades públicas. Ahora bien, el modelo que utiliza Colciencias para distribuir sus recursos es similar al que utilizaron los españoles en la ocupación de América, el cual consistía en brindar apoyo económico al investigador (encomendado) y no a instituciones (universidades y centros de investigación). En esto, probablemente, se encuentre nuestro escollo en el número de investigadores; ya que invertimos en la formación y no en la creación de plazas de trabajo cualificado; lo que conlleva, a la migración y el no retorno de mentes brillantes, financiados por nuestro estado, principalmente, contribuyendo al condenado atraso que muestran nuestros indicadores en Ciencia y Tecnología. Por ello, podemos concluir, que hoy por hoy cosechamos lo que sembramos como sociedad y también que es imprescindible cambiar de cultivo.

Bibliografía Banco Mundial. (2016). Recuperado el 16 de abril de 2016, de World Development Indicators: http://data.worldbank.org/data-catalog/world-development-indicators Díaz-Piedrahita, S. (1999). La Escuela de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia 1867-1902. Revista de la Academia Colombiana de Ciencias, 513-525. Fonnegra, G. (1983). Mutis y la Expedición Botánica (Documentos). Bogotá: El Áncora Editores . Prada-Máquez, B. I. (2007). Las Ciencias Naturales en Colombia 1735- 1967. Bucaramanga, Santander: Sic Editorial. Red de indicadores de ciencia y tecnología. (2016). Estado de la ciencia 2015. Recuperado el 22 de Febrero de 2016, de Red de indicadores de ciencia y tecnología: http://www.ricyt.org/publicaciones.

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CIENCIA, CIENTÍFICOS Y SOCIEDAD LIBRE

La ciencia, como sistema propio de estudio, de descripción y de análisis, permite tener una visión institucional enmarcada en el mundo contemporáneo (Richards, 1983): el fenómeno sociológico de la esfera de impacto de las comunidades científicas. Como empresa bandera del desarrollo económico y social de los países del primer mundo en occidente, la sociedad científica ha entretejido una praxis definitiva, donde se ha moldeado y ha sido moldeadora cultural en estos pueblos. La ciencia crece a interés compuesto; puesto que la industrialización le permitió, a la ciencia, ser un componente vital para el comercio en la vida moderna, asegurándose de su propio crecimiento continuo (de Solla Price, 1986). Sin importar los factores que sean medidos, por más de dos siglos ha sido, generalmente, estable donde comienza; asimismo, ha brotado en lugares tan recónditos, cosechando triunfos y derrotas sociales, los cuales no solo han abierto paso a la investigación de la naturaleza, sino también a una sociedad globalizada.

Nicolás Preciado Muñoz npreciadom@unal.edu.co

Figura 1. Iguales pero diferentes. Recuperada de: http:// www.agmc.org.au/same-same-but-different-navigating-sexuality-gender-culture-and-religion/

Estudiante de Química Universidad Nacional de Colombia


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La aldea global, en la ciencia, encuentra una forma de comunicación capaz de generar una salida a los enfrentamientos históricos entre las naciones; una herramienta del desarrollo progresista tan poderosa, que debe ser desarraigada de las elites tradicionales y explotada por los pueblos para una efectiva democratización. Dejar a un lado la paternidad de los estados, entregando un poder responsable a las personas del común va a ser que los brotes esparcidos por en el mundo sean centros de nucleación, centros de verdadera libertad. Saludable es, entonces, en el marco de una sociedad libre, la ciencia como uno de los pilares filosóficos, ya que su fin institucional es la expansión del conocimiento, dejando a un lado los secretos y actuando por el bien común; puesto que el propio científico se benefició con los esfuerzos comunes de sus predecesores. Por lo que, tradicionalmente, la ciencia y los científicos han gozado de un estatus de reputación y conducta particularmente alto (Richards, 1983), lo que forma parte del carácter que se debe escalar, siendo contraparte de la corrupción que solo favorece al “1%”. Es un reto, por esto, hacer de una forma justa, que se asegure a todas las personas el acceso a los descubrimientos en ciencia y a los inventos en tecnología. La autonomía responsable de la ciencia tiene como combustible a autores interdisciplinares. Una de las características de los países en desarrollo es la ausencia de un puente de comunicación de las comunidades científicas con las élites políticas; falla del mismo modelo de segmentación, la cual aleja a los científicos de la realidad social y de las decisiones políticas. Uno de los primeros pasos para lograr la democracia en la sociedad libre es el fusionar las voluntades políticas y científicas; que los problemas sociales sean los de la ciencia y que los problemas de las corporaciones no sean exclusivamente los problemas sociales.

Bibliografía de Solla Price, D. J. (1986). Little science, big science... and beyond. Nueva York, Estados Unidos: Columbia University Press. Richards, S. (1983). Philosophy and Sociology of Science: An Introduction. Estados Unidos: Schocken Books

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INVESTIGAR PARA PUBLICAR ¿EL NUEVO RUMBO DE LA CIENCIA?

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Dentro del ámbito universitario, la investigación es una práctica fundamental que promueve la correcta formación y aprendizaje de los estudiantes; sin embargo, la ausencia del entendimiento y apreciación de la misma, fomenta una distorsión de lo que llamamos ciencia y desarrollo. Temas como la metodología, tiempo estimado, línea de estudio, entre otros, son muy resonantes al momento de realizar una investigación; mas, la competencia por publicar en cantidad sacude con más vigor la inclinación y motivaciones de los científicos actuales (Pascual, 2014). Generalmente, un investigador está interesado (además de contar con recursos para desempeñar de manera correcta su trabajo), en que los resultados de sus investigaciones alcancen la máxima difusión posible, por consiguiente, que su nombre sea reconocido en el ámbito científico (Abdel & Fuenmayor, 1995); pero este último objetivo, en algunos casos, acarrea comportamientos negativos que son contradictorios con el objetivo principal de la ciencia, tales como: una marcada intolerancia ante la crítica y la discrepancia; la distorsión de sus resultados, comúnmente conocido como “fraude científico”; la obsesión con publicar sobre un tema determinado únicamente con la intención de alcanzar el mayor impacto (Schulz & Katime, 2003; Pascual, 2014); la perdida de la auto-convicción sobre un hecho a partir de una o varias pruebas, y la ausencia del útil escepticismo científico que no permite someterse a la autoridad o “verdades universales” (Schulz & Katime, 2003). Para personificar estas conductas, tenemos algunos ejemplos: los controversiales trabajos del psicólogo Sir Cyril Burt, William acerca de los caracteres cognitivos heredados (1943-1966) González Daza que luego de su posterior corroboración afirmaron la exiswgonzalezd@unal.edu.co tencia de fraude, o el sapo falsificado del Biólogo vienés Paul Kammerer en 1909, el cual, dependiendo del medio donde se encontraba, desarrollaba estructuras reproducEstudiante de Biología tivas al mejor estilo de Lamarck, y en 1973, los ratones Universidad Nacional de Colombia teñidos del inmunólogo norteamericano W.T. Summerlin,


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el cual quiso mentir acerca de la reacción de rechazo de tejidos extraños en un cuerpo y su relación con la inmunosupresión inducida (ver Schulz & Katime, 2003). Entonces, entendiendo la naturaleza humana acerca de las inclinaciones propias, el rumbo de la ciencia se debe re-direccionar con base en la búsqueda de la verdad, la curiosidad y la transformación del conocimiento. Para realizar esta tarea, se deben tener en cuenta algunos aspectos, como la correcta aplicación del método científico, el cual le permite al investigador una visión crítica y objetiva sobre la información producida o interpretada (Soto, 2011); además de tener clara la importancia de la escritura para la divulgación adecuada del conocimiento. Escribir no es solo una actividad para comunicar, también sirve para pensar y consolidar el conocimiento; de manera que aprender a escribir es aprender a pensar. Según estudios educativos, el paso entre expresar verbalmente el conocimiento y transformar el conocimiento mediante una composición escrita, no es un proceso de crecimiento, sino que es, más bien, la reconstrucción de una estructura cognitiva (Scardamalia & Bereiter, 1992). Publicar se puede realizar en cualquier columna, periódico, revista, u otros medios; empero no siempre publicar es investigar. Si respondemos de manera precisa a una pregunta con trasfondo, fundamentada en una hipótesis y método correcto, en ese caso, surgirá apropiadamente una buena investigación que particularmente, es la aplicación del método científico inductivo (Asensi & Parra, 2002.). Esta diferenciación entre publicar e investigar, obtiene gran importancia en los estudiantes en formación, puesto que seremos el futuro de la ciencia colombiana. Para nosotros, debe ser prioritario obtener las herramientas para analizar información o experiencias de forma crítica y generar nuevo conocimiento; luego, por añadidura, crear escritos de alta calidad, aplicabilidad y trascendencia, teniendo en cuenta el paso de la “evaluación sobre su contenido entre los sujetos técnicamente capacitados para opinar con autoridad sobre él” (Pérez, s.f., p. 280), y, así, distinguir lo que realmente deberá ser publicado. A partir de la cantidad y la calidad de la producción escrita es evaluado el desempeño, tanto de los estudiantes como del rendimiento investigativo del cuerpo universitario. En consecuencia, en tanto la escritura no sea comprendida como una manera de transformar, acrecentar y evaluar el propio conocimiento, el que-hacer y aprendizaje científico no será enriquecido notablemente; más bien, será una competencia realizada en los primeros años de formación, como una demostración de lo aprendido (Echeverri & Echeverri, 2005).

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Investigar para publicar ¿El nuevo rumbo de la ciencia? William gonzález Daza

Bibliografía Abdel, M. & Fuenmayor, P. (1995). Investigar y publicar. En: Interciencia, 20(1), 40-46. Alhuay-Quispe, J. (2014). Investigar y publicar para hacer ciencia. En: Revista Infoacceso, 1(1), 1-3. Asensi & Parra. (2002). El método científico y la nueva filosofía de la ciencia. Anales de Documentación, núm. 5, pp. 9¬19. Recuperado de http:// www.redalyc.org/pdf/635/63500001.pdf Echeverri, J. C. & Echeverri, G. (2005). Investigar para publicar: una pregunta y una propuesta para la escritura de los docentes en la universidad. En: Uni-pluri/versidad, 5(2), 1-13. Pascual, D. (2014). Publicar no es investigar. En: Sociedad española de cardiología. Recuperado de: http://www.secardiologia.es/multimedia/blog/5341-publicar-no-es-investigar. Pérez, R. (s.f.). Ciencia y Desarrollo. Recuperado de: http://www.academia.edu/13599496/CIENCIA_Y_DESARROLLO_RUY_P%C3%89REZ_ TAMAYO Scardamalia, S. & Bereiter, C. (1992). Dos modelos explicativos de los procesos de composición escrita. En: Infancia y Aprendizaje, (58), 43-64. Schulz, P. & Katime, I. (2003). Los fraudes científicos. En: Revista Iberoamericana de Polímeros, 4(2), 1-90. Schulz, P. (2005). La ética en ciencia. En: Revista Iberoamericana de Polímeros, 6(2), 120-156. Soto, D. (2011). Investigar y publicar siendo estudiante de pregrado. En: Revista ANACEM, 5(1), 70.

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RELACIÓN UNIVERSIDAD-EMPRESA APORTES Y DILEMAS SOBRE EL DESARROLLO ECONÓMICO DE NUESTRO PAÍS

La globalización ha comenzado a mostrar sus primeros efectos negativos sobre la situación económica y medioambiental de nuestro país; efectos que muchos habían afirmado que ocurrirían y nadie hizo nada para detenerlo: el departamento de Casanare enfrentó recientemente una sequía que obligó al gobernador de este Departamento a declarar la situación de emergencia social y medioambiental. Ello, debido, entre otras causas, al uso inapropiado de la tierra en actividades de ganadería extensiva; así como el cultivo de la palma africana, planta que exige grandes cantidades de agua para su desarrollo, dejando la tierra sin este preciado líquido; por otro lado, la incursión de grandes corporaciones minero-energéticas para la explotación de dichos recursos, sin importarles el impacto medioambiental que dichas actividades genera (RCN La Radio, 2014). Dicho fenómeno se ha presentado de manera similar en otras regiones del país, lo cual, vinculado a la incursión de los grupos alzados en armas, genera altos índices de desplazamiento forzado de la población rural (Victoria, 2014), la cual llega a la ciudad sin contar siquiera con el apoyo gubernamental para la apropiada incursión de estos grupos en la sociedad. Esta situación está estrechamente vinculada con una brecha económica cada vez más amplia entre las regiones y entre las personas de mayores ingresos económicos y las personas que no los tienen, y cuyas repercusiones también se dan en la prestación de derechos fundamentales como son la educación y la salud. Nelson Ignacio La economía nacional enfrenta un proceso de desinIzquierdo Torres dustrialización, cuyo detonante máximo es lo que conocemos niizquierdot@unal.edu.co como la ‘maldición de los recursos naturales’. Este fenómeno, de acuerdo con algunos economistas, se deriva de la dependencia de nuestra economía de los recursos que llegan al exterior y Estudiante atraen grandes sumas de dinero, producto tanto del proceso de de Administración adquisición de dichos bienes como de la inversión de cuantiode Empresas Universidad Nacional sas sumas de dinero para el desarrollo de dichos sectores y cude Colombia yas ganancias no se reflejan directamente en nuestra economía.


Relación Universidad-Empresa Aportes y dilemas sobre le desarrollo económico de nuestro país Nelson Ignacio Izquierdo Torres

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El problema radica, fundamentalmente, en que estos fondos provocan una apreciación de nuestra moneda y ello, a su vez, provoca una pérdida de competitividad de los demás sectores y desincentivos a las exportaciones en nuestro país (Kalmanovitz, 2011). Este problema conlleva, igualmente, a una mayor dependencia de nuestra industria de la tecnología producida en el exterior, como nos lo manifiesta el Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología (OCyT, 2013). Todo lo anterior es la más funesta consecuencia de la más devastadora muestra del modelo económico dominante existente en la actualidad y que Martínez (2004) ha sido capaz de subrayar. Sin embargo, de acuerdo con los planteamientos clásicos de la economía, esto tiene una explicación bastante racional: siguiendo a David Ricardo, los países deberían enfocarse en la producción de un único bien y colocarlo a disposición del mercado internacional: este bien significaría una ventaja comparativa para la economía nacional. Un problema inicial dará lugar cuando la economía produzca solo plátano y no produzca ni un solo computador. Frente a este problema, Ricardo propone que cada país enfoque su aparato productivo en la fabricación de un único bien y el excedente se coloque a disposición del mercado internacional. De esta manera, todos los países satisfacen sus necesidades, la oferta y la demanda de bienes estará asegurada y, de esta manera, se obtendrá un Óptimo de Pareto Global, en el que se certifique un bienestar económico óptimo para el mercado global. Bajo esta óptica, se ha propuesto la alternativa de que nuestro país se dedique a la creación de industria que explote sus recursos naturales, abasteciendo, con los mismos, a los países desarrollados, quienes se dedicarían a la producción de tecnología. No obstante, este modelo genera varias problemáticas: una desde el punto de vista teórico y una de naturaleza práctica. Desde la primera óptica, se observa que ello puede generar un aumento en los índices de dependencia tecnológica que tenemos de los países productores de dichos bienes y una balanza comercial deficitaria, en la medida en que nuestro país no es el único que cuenta con una considerable cantidad de recursos naturales en el mundo y que estos resultan siendo bienes con un bajo valor agregado; por lo que el precio que se ha de cobrar por el mismo es igualmente bajo. Desde la otra perspectiva, nuestro país no ha hecho un uso eficiente de sus recursos naturales ni ha definido siquiera una política de industrialización orientada hacia el largo plazo, en donde se definan unos sectores estratégicos de desarrollo económico nacional. Así pues, la idea a presentar en este documento está fundada en la premisa descrita por Martínez (2004) en su artículo la concepción heredada de la ciencia y la tecnología; aquí, se nombra la ciencia y la tecnología como el mejor camino para llegar al progreso económico y social, afirmando que ello podrá dar lugar, siempre y cuando, estas actividades se desarrollen desde un punto de vista holístico, exigiéndose, al tiempo, una participación activa de toda la sociedad en el desarrollo de dichas actividades (Botero-Pinzón, 2014).


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Tomando en consideración esta noción, el Gobierno ha dirigido su mirada hacia la universidad, como esperanza para que el sector industrial pueda llegar a ser más competitivo y pueda competir apropiadamente en el plano económico internacional. En este caso la Universidad deberá tener como misiones fundamentales, aparte de la docencia y la investigación, la extensión y transmisión del conocimiento a la sociedad en su conjunto para que esta pueda satisfacer sus necesidades (Pineda, Morales & Ortiz, 2011). Pues bien, las empresas hacen parte de este conglomerado social y es necesario apoyarlas en el desarrollo de soluciones innovadoras, que respondan favorablemente a sus diferentes necesidades y que reduzcan, a su vez, la dependencia tecnológica existente de los países desarrollados. A esta relación se le conoce como la relación Universidad-Empresa y sobre ella cabe cuestionarnos entre otras ¿qué aportes le generaría a nuestro país? y ¿qué dilemas tendría que enfrentar en el camino? Iniciando el análisis detenido en estas preguntas se hará una observación al artículo escrito por Vega (s.f.), afirmando que las teorías económicas de corte neoliberal existentes no niegan la importancia que tienen los recursos naturales, tecnológicos y humanos sobre el desarrollo económico y organizacional. Lo que sí ha hecho es resaltar que el conocimiento es otro factor de producción, cuya importancia está presente en la medida en que facilita el desarrollo de un bien de mayor valor agregado y que, potencialmente, pueda competir en mejores condiciones en el mercado internacional. Incluso, esta es una de las ventajas que le significa el desarrollo de esta relación al sector empresarial: la generación de bienes de mayor valor agregado y que, por lo tanto, puedan competir en mejores condiciones en el mercado internacional. Así mismo, la Universidad puede facilitarle a las empresas la obtención de una mano de obra más cualificada y una cantidad de conocimiento que antes la empresa no tenía y que puede significarle una reducción de costos. Mientras tanto, para el plano universitario, el fortalecimiento de dicha relación podría otorgarle una mayor cantidad de recursos para superar (en el caso de las universidades públicas) el déficit presupuestal que enfrentan dichos centros educativos, así como una mayor experiencia docente en actividades de investigación y participación en el plano empresarial, haciendo de la transmisión de conocimiento una actividad más fructífera en la medida en que permite inculcar a los estudiantes un mayor aprecio hacia la investigación que se ha ido perdiendo con el paso del tiempo. Sin embargo, si se observa la situación actual de dicha relación, el vínculo más cercano, desarrollado entre la universidad y la empresa, está materializado en el desarrollo de trabajos de consultoría, asesoría y los programas de educación continúa. Ello, se ha debido al poco interés que tienen las empresas en solicitar el apoyo de la universidad para el desarrollo de actividades de investigación y desarrollo, cuyas principales características son el alto componente de riesgo y de inversión que acarrean las mismas. Aquí se presentan algunos de los motivos:

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• Las diferencias existentes en el nivel de temporalidad, donde dichas entidades desarrollan las actividades de investigación: en el caso de las universidades, su orientación está dada hacia el largo plazo; mientras que para las organizaciones es necesario la obtención de resultados en el corto plazo. • El Estado se descargaría de la responsabilidad de financiar las actividades desarrolladas por la universidad pública. • El atentado contra el principio de la autonomía universitaria: sesgando las actividades de investigación hacia las necesidades que tiene la empresa (Burawoy, 2013). • El choque contra las demás misiones de la universidad: haciendo, entre otras, que el conocimiento sea mercantilizado, lo que levantaría los primeros pasos hacia la privatización del sistema educativo superior en su totalidad. • Los posibles conflictos de interés, ante la posible situación de que se obtenga una innovación cuyo potencial comercial sea elevado, ¿a quién le corresponde los derechos de patente y comercialización de la misma: a la Universidad o a la industria? (Moreno -Posada, 2002). • La pobre infraestructura tecnológica existente en las universidades para el desarrollo de actividades de investigación y desarrollo de calidad. Una problemática que debe ser desarrollada con más detenimiento es la baja inversión que hace el sector empresarial para el desarrollo de actividades de investigación, desarrollo e innovación, dada la presencia de un alto componente de costos y riesgos existentes al desarrollar dichas actividades; así como la falta de una mentalidad empresarial orientada hacia la incursión en mercados internacionales. Lo anterior se debe al gran tamaño que tiene el mercado nacional –cerca de 47 millones de habitantes– y a la mala aplicación de la política de industrialización por sustitución de importaciones. Esta política pretendía elevar los aranceles para que no entraran bienes extranjeros; por lo que las empresas nacionales se tenían que desarrollar para atender las necesidades del mercado nacional. Ello condujo a un desarrollo del sistema productivo en las organizaciones, encargado de atender únicamente el mercado nacional, sin llevar a cabo mejoras significativas sobre los bienes producidos, tendencia que se han mantenido hasta nuestros días y que deberá cambiar por la aprobación de los múltiples tratados de libre comercio en los últimos cuatro años, los cuales promoverán, entre otras, la entrada de muchos competidores, quienes ingresarán bienes con mayor valor agregado y con un precio menor, características que harán que las empresas nacionales pierdan competitividad; además, no le podrán hacer frente fácilmente si no innovan. Así pues, en este texto, se ha comprendido el contexto socio-económico que nos obliga a implementar este modelo y el papel que desempeñaría dicha relación sobre la economía nacional. Sin embargo, quedan algunos vacíos en torno a las estrategias que deben aplicarse para solucionar las problemáticas anteriormente señaladas. Desde la teoría, se presentan algunas. Estas en su orden son las siguientes:


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• Fomentar un cambio de mentalidad en los administradores de empresas de origen nacional. Comprendiendo la importancia que desempeña el desarrollo de actividades de ciencia, tecnología y desarrollo en la producción de bienes menos costosos y con mayor valor agregado para el cliente, que le permita a las empresas ser más competitivas tanto en el plano nacional como en el internacional. • Aplicar prácticas apropiadas para gestionar el conocimiento dentro de las organizaciones. Haciendo que la transferencia de conocimiento realizada por parte de la universidad a las empresas pueda articularse de manera apropiada tanto en el proceso productivo como en los bienes producidos y se pueda fomentar una cultura organizacional basada en la investigación, el desarrollo, la innovación y la creatividad; llevándose a cabo estas actividades de manera sostenible a través del tiempo. • Reconocimiento claro de los objetivos a los cuales desea llegar la Universidad en materia de investigación. Aplicación del principio de autonomía universitaria, para que las empresas acudan a los centros de investigación a los cuales, realmente, debe acudir para efectuar la transferencia tecnológica como de conocimiento; así como obtener innovaciones sobre los procesos productivos y los bienes producidos (Lavía, Olazaran & Otero, 2005). • Una participación más activa del Estado. Entregando verdaderas propuestas para sacar a la universidad pública del déficit presupuestal que enfrenta en la actualidad; fortaleciendo el conocimiento tanto de los directores de las organizaciones como de los investigadores sobre la normatividad existente en materia de propiedad intelectual, y jugando un papel de motivador y mediador en la consolidación de la relación entre la universidad y la empresa. • Definición de políticas de industrialización orientadas hacia el largo plazo. En el que se definan unos sectores estratégicos promotores del desarrollo tanto del sector productivo como de la economía nacional. La definición de estos sectores deberá tener en cuenta tanto las competencias desarrolladas en el plano académico en materia de investigación como las necesidades existentes en el sistema productivo. • Definición de unas políticas educativas orientadas hacia el largo plazo. En el que se promueva un sistema educativo de calidad desde los primeros años de la infancia hasta el contexto universitario, promoviendo, a su vez, una reducción en la brecha existente entre el sistema público y privado de educación. Enfoque a las principales problemáticas que enfrenta la sociedad. Un ejemplo de esta problemática se presenta en las investigaciones llevadas a cabo por el sector farmacéutico, ya que estas están orientadas hacia las enfermedades que enfrentan las sociedades desarrolladas, a pesar de que muchas personas mueren por enfermedades huérfanas o tropicales; estas últimas, presentes en las sociedades cuya economía está en vía de desarrollo. La razón por la que no se llevan a cabo investigaciones sobre estas enfermedades se debe a la poca rentabilidad o baja afectación a las naciones desarrolladas. No obstante, cuánto bien haría para las condiciones de vida de los habitantes de los

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países que se ubican en el eje del Ecuador si se encontraran medicinas para estas enfermedades. Esto mismo ocurre con las diferentes problemáticas que enfrenta entre otras nuestra sociedad y frente a ello, tanto la academia como la industria del siglo XXI tienen que jugar un papel fundamental. En dichas estrategias, la Universidad deberá jugar un rol activo, al ser esta la institución en la cual concurre la investigación, el conocimiento y la crítica con miras hacia la construcción de un nuevo país: uno realmente interesado por las problemáticas que enfrenta la sociedad, que haga uso sostenible de los recursos que nos entrega la tierra y que promueva, de esta manera, un verdadero bien-estar para dicha sociedad.

Bibliografía

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Botero-Pinzón, L. (2014). Internacionalización y competitividad. En: Revista Ciencias Estratégicas, 22(32), 187-196. Recuperado de https://revistas.upb.edu.co/index.php/cienciasestrategicas/article/view/4019/3627 Burawoy. M. (2013). La Gran Universidad Norteamericana. María Victoria Valencia (trad.). En: ¿Qué universidad queremos? (3), Santiago de Cali, Colombia: Universidad del Valle. Kalmanovitz. S. (2011). Nueva historia económica de Colombia. Bogotá, Colombia: Santillana. Lavía. C., Olazarán. M. & Otero. B. (2005). Cooperación, conocimiento e innovación: políticas y agentes regionales de I+D. En: Ekonomiaz: Revista vasca de economía, (59), 186-213. Martínez. F. (2004). La concepción heredada de la ciencia y la tecnología. En: Revista Humanidades Médicas, 4(1). Recuperado de: http://scielo.sld. cu/pdf/hmc/v4n1/hmc030104.pdf Moreno-Posada, F. (2002). La negociación de contratos entre universidades y empresas. En: Revista Letras Jurídicas 07(01), 199-211. Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología (OCyT). (2013). Indicadores de ciencia y tecnología Colombia 2012. Recuperado de: http:// ocyt.org.co/informes_indicadores/Indicadores_OCyT_2012/html/index.html Pineda. K., Morales. M. & Ortiz. M. (2011). Modelos y mecanismos de interacción universidad-empresa-Estado: retos para las universidades colombianas. En: Equidad y desarrollo. (15), 41-67. RCN La Radio. (2014). Tragedia ambiental en Casanare obedece al mal uso de los recursos naturales: Ideam. En: RCN La Radio. Recuperado de: http://www.rcnradio.com/noticias/emergencia-ambiental-en-casanare-obedece-al-mal-uso-de-los-recursos-naturales-ideam-125705 Vega-Cantor, R. (2007). La “sociedad del conocimiento”: una falacia comercial del capitalismo contemporáneo. En: Revista Herramientas, (35). Recuperado de: http://www.herramienta.com.ar/revista-herramienta-n-35/la-sociedad-del-conocimiento-una-falacia-comercial-del-capitalismo-contempo Victoria. C. (2014). Casanare o la tragedia del desarrollo. En: Las dos orillas: Nota Ciudadana. Recuperado de: http://www.las2orillas.co/casanare-o-la-tragedia-del-desarrollo/

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UNA REFLEXIÓN SOBRE EL QUEHACER INGENIERIL DENTRO DE LA MERCANTILIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO

Generalmente, se señala que la ingeniería moderna empezó con la Revolución Industrial; sin embargo, si aquélla se entiende como el encuentro entre la ciencia y la técnica, podría decirse que la ingeniería moderna empezó en la escuela de Alejandría, cuando la ciencia griega y la praxis oriental se unieron, encarnadas en personajes como Ctesibio de Alejandría, Filón de Bizancio, Herón de Alejandría o Arquímedes de Siracusa; quienes, en ese sentido, serían los primeros ingenieros modernos, aunque ya antes Arquitas de Tarento había unido el razonamiento teórico al desarrollo de mecanismos y autómatas. No obstante, si se considera que este fue un evento episódico que no se reflejó en los siglos posteriores, al menos se podría pensar que la ingeniería moderna surgió en la Edad Media, pues el título de ingeniero se utilizó por primera vez en esa época (entre 1150 y 1200) (Valencia-Giraldo, 2010). Las palabras ‘ingenio’ e ‘ingenioso’ provienen de las palabras latinas ingenium e ingeniosus, derivados del verbo ingenero, que significa crear. Por tanto, la persona que creaba o diseñaba máquinas de guerra (arietes, catapultas, torres de asalto, etc.) y otros ingenios mecánicos vino a ser conocido como el ‘ingeniator’ o ‘ingeniero’. El primer acercamiento con el término ingeniería e ingeniero denota, principalmente, aquellas personas que creaban y diseñaban máquinas y artefactos, los cuales podrían tener un fin militar; ya sea que el objetivo fuera eso o que los diseños pudieran ser Jhonatan Camilo adaptados a fines no tan benéficos para las personas, constiChamorro Cerón tuyendo las herramientas más apropiadas para el dominio y jhcchamorroce@unal.edu.co sometimiento de los demás. Empero, quizá Estudiante de Ingeniería Electrónica Universidad Nacional de Colombia

(…) la primera definición de ingeniería fue la del conde Rumford, quien, en 1799, dijo que era: “la aplicación de la ciencia a los propósitos comunes de la vida”. (...) Aunque la más conocida fue la dada en 1828 por el arqui-

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tecto británico Thomas Tredgold presidente de la Institution of Civil Engineers, quien la llamó “el arte de dirigir las grandes fuerzas de la naturaleza y usarlas para beneficio del hombre” (Sastoque, 2015). Es aquí cuando la ingeniería deja de ser vista como una herramienta enfocada en la guerra y se visualiza, como su principal objetivo, en lograr el beneficio y bienestar de la sociedad. Así, surge la visión de la disposición de la ingeniería al servicio de la comunidad; pero, ¿acaso estas concepciones solo son pensamientos idealistas y utópicos de la ingeniería? Es claro que esta pregunta es la que cada uno de nosotros debería plantearse y sentar una posición objetiva de nuestra misión como ingenieros. Por ello, este ensayo solo iniciará esta discusión, adentrándose un poco en la desastrosa realidad sobre el conocimiento, visto como una mercancía más, articulado a la maquinaría productiva. Ya se han presentado algunas concepciones de la ingeniería y, de una manera más general, en la actualidad, se proponen nuevas definiciones, cada vez más largas y complejas; es así como las leyes sobre educación, Ley 30 de 1992, en su artículo 36 y la Resolución número 2773 de 2002, en su Artículo 2 la define así: Ingeniería es la profesión que se fundamenta en los conocimientos de las ciencias naturales y matemáticas, en la conceptualización, diseño, experimentación y práctica de las ciencias propias de cada especialidad, buscando la optimización de los materiales y recursos, para el crecimiento, desarrollo sostenible y bienestar de la humanidad. (Congreso de Colombia & Ministerio de Educación Nacional).

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Definición compartida, igualmente, por la Sociedad Colombiana de Ingenieros (Icfes-Acofi, 2000). Desde sus inicios, la ciencia y la ingeniería han estado asociadas al desarrollo humano, y forman parte de la naturaleza humana, generando lazos estrechos en la generación de tecnología. El avance de la ciencia y la ingeniería se produce de manera natural en un ambiente social, el cual, para existir, exige la transformación de la naturaleza y la solución de problemas. Asimismo, el grado de desarrollo de la ciencia, y de la ingeniería, y su vinculación con los problemas naturales, pueden servir como indicadores del perfeccionamiento y vitalidad de un sistema social. Desde esta perspectiva, la ingeniería es una de las muchas empresas sociales, relacionada con los grandes acontecimientos de la humanidad a través de las edades, donde el ingeniero ha estado al frente como un hacedor de la historia y sus logros materiales han tenido tanto impacto como cualquier otro desarrollo político, económico o social. La ingeniería puede interpretarse como un proceso de diseño en el que diversas partes del “mundo dado” al científico y el “mundo creado” por el ingeniero cobran una nueva forma y se reúnen en algo que la naturaleza no había soñado (Petroski, 1992). La ingeniería no fija, como


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objeto primordial, el mundo ya dado, sino el mundo que los propios ingenieros crean.” La visión del mundo dado como objeto conduce directamente a la percepción de que el hombre podía manipular el mundo natural; de ahí, las palabras de Bacon “el saber es poder”. El mundo se presenta como un objeto que puede ser gobernado y manipulado al antojo del hombre, sin importar las consecuencias de sus actos egoístas, en donde la evolución tecnológica es cada vez más rápida y adopta un carácter cada vez más sistemático dentro de la visión capitalista, sometiéndonos, poco a poco, a una dependencia tecnológica, que busca sumergirnos progresivamente en aquella “sociedad del conocimiento”, que ha puesto en decadencia la visión humanística del conocimiento. “Los que usaron por primera vez las nociones de sociedad y economía del conocimiento <o> fueron instituciones como el Banco Mundial las que acuñaron esos términos” (Vega-Cantor, 2007), y, precisamente, son estas entidades, juntos con las grandes multinacionales, quienes se han autodenominado generadores de progreso y desarrollo; han impulsado un proceso de mercantilización del conocimiento y, con el surgimiento de las nuevas tecnologías, la sensación de mutación y cambio tecnológico se ha hecho más palpable; y con ello la importancia de la ingeniería en las decisiones de la sociedad. En la economía, han aparecido nuevas propuestas que intentan superar el análisis neoclásico, considerando necesario tener en cuenta que la tecnología es un factor impulsor del cambio y del desarrollo económico (Cuevas-Badallo, 2005). La perspectiva neoclásica presuponía, entre otras cosas, que las empresas no tienen los incentivos para innovar, y por ende la tecnología representa información libremente disponible, capaz de extenderse a diferentes contextos; es decir, es un elemento que se incorpora la actividad industrial con una adaptación sin costes. De esta manera, se considera que el desarrollo tecnológico no se debe tener en cuenta dentro del análisis económico. Frente a esta concepción económica, la perspectiva evolucionista define la tecnología de una manera completamente diferente. Se señala que uno de los elementos claves para comprender qué es la tecnología es atender al tipo de conocimientos que se necesita y que debe desarrollarse. Esos conocimientos, en muchas ocasiones, pueden tener un carácter tácito; de modo que la experiencia de aquellos que desarrollan y usan la tecnología es indisociable del artefacto tecnológico. Se apunta que el conocimiento tecnológico tiene un desarrollo más acumulativo que rupturista, es decir, que las trayectorias, los procesos y los antecedentes de la investigación y el desarrollo tecnológico también han de tenerse en cuenta a la hora de estudiar la tecnología y su papel dentro del progreso económico. En las primeras décadas del siglo pasado, los neopositivistas reflejaron, con su quehacer, las contradicciones propias de la nueva etapa, pues, precisamente, en la época del imperialismo, se establece y acelera el proceso de intervención del Estado, y las empresas en la actividad científico-tecnológica por razones especialmente militares y económicas (Martínez-Álvarez, 2000).

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Es aquí, en el momento en el que la producción de conocimiento y la generación de tecnología, mediante la ingeniería, son trastocadas por entes externos al social; estos, a pesar de tener fines justificados, garantizar los procesos de desarrollo integral y que la participación de la ingeniería sea esencial, pueden corromperse fácilmente. Empero, para observar de qué manera la ingeniería y la orientación del desarrollo tecnológico pueden verse afectados por las decisiones relativas de los diversos grupos, hay que partir del establecimiento de una relación estrecha entre la ciencia y la discusión frente a su neutralidad.”. La neutralidad de la ciencia puede verse desde varias perspectivas, entre ellas, la moral. Al respecto, el científico es un hombre o ciudadano como cualquiera, pero calificado para conocer los efectos posibles y, en este sentido, tiene, por tanto, la responsabilidad moral de informar el mal uso que de ella se pueda hacer. Frente a la neutralidad de la ciencia y el científico hay múltiples posturas, entre las que podemos destacar que: (…) el científico en su responsabilidad moral debe cumplir con el rigor que la ciencia le exige: el objeto general y normas del método científico, pero también debe tratar de liberar a la ciencia de cualquier finalidad que no sea la de proveer a la humanidad un servicio ajeno a intereses particulares. (Quintanilla, 1978, p.53).

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Así mismo, como la ciencia es ejercida por los hombres, la ingeniería también lo es; por lo que no está exenta del error humano ni de su naturaleza de seres ‘sentipensantes’, que los hace partícipes de la coyuntura social, cultural, económica y política, capaz de incidir directamente en su ejercicio, buscando hacer lo correcto. No obstante, hay ocasiones en las que la debilidad del hombre, por el dinero o el poder, pueden más; y, en consecuencia, la ingeniería se transforma en el generador del malestar social, al ser una de las principales causas de las mercantilización del conocimiento. Así pues, es indiscutible la utopía de que la ciencia y la ingeniería sean totalmente neutrales; empero, debería ser ética y moralmente responsable. El conocimiento no es totalmente objetivo como se cree, pues está estrechamente ligado con el ejercicio del poder, pretendiendo, así, que lo que se plantea es irrefutable por el ciudadano común y, en algunos casos, la ciencia y la ingeniería, para contratar, son aprovechadas por las firmas de relaciones públicas, las cuales se han vuelto muy sofisticadas en la preparación de comunicados de prensa, y que al servicio de grandes multinacionales se encargan de crear cortinas de humo ante realidades producto del abuso indiscriminado al medio ambiente y los plantean como efectos colaterales de la búsqueda del progreso y bienestar de la humanidad. “Han aprendido a unir los nombres de científicos famosos a investigaciones que esos científicos ni siquiera han visto.” (Stauber, s.f. p. 201, citado por O’Shea, 2009). De acuerdo con lo anterior, se puede afirmar que el conocimiento no es totalmente objetivo como se cree que es, pues está estrechamente


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ligado con el ejercicio del poder; pretendiendo, así, que lo que se plantea no puede ser refutado por el ciudadano del común. Así mismo, en algunos casos, las firmas de relaciones públicas se aprovechan de la ciencia y de la ingeniería para contratar/ contratan aprovechándose de la ciencia y de la ingeniería; volviéndose muy sofisticadas en la preparación de comunicados de presa. Estas, al servicio de grades multinacionales, crean cortinas de humo ante realidades producidas por el abuso indiscriminado del medio ambiente, presentándolos como efectos colaterales en la búsqueda de progreso y bienestar de la humanidad. Han aprendido a relacionar los nombres de científicos famosos con investigaciones ajenas a ellos. (O’Shea, 2009) Quizá, el caso más famoso es la historia de cómo la nafta con plomo entró en escena. En 1922, General Motors (GM) descubrió que los autos tenían más caballos de fuerza si se le agregaba plomo a la nafta. Cuando hubo cierta preocupación sobre la seguridad, GM le pagó al buró de minas para que realizara pruebas falsas y publicara investigaciones falsas que “demostrasen” que la inhalación de plomo era inocua. Sin una oposición científica organizada, durante los siguientes 60 años, cada vez se agregó más plomo a la gasolina, hasta que en los años 70, un 90% de la gasolina contenía plomo. Finalmente, se volvió demasiado obvio para ocultar que el plomo era un importante cancerígeno, cosa que ellos sabían desde el principio, en consecuencia, la gasolina con plomo fue sacada de circulación a finales de los años 80 (Stauber & Rampton, 2002; Druyan, Soter, & MacFarlane, 2014). La concepción mercantil del conocimiento afecta directamente el quehacer ingenieril, debido a que la explotación indiscriminada de los recursos naturales y la necesidad de innovar en el modo de llevar a cabo el combate durante las épocas de guerra traen consigo la creación de nuevas tecnologías, algunas de las cuales se convierten en parte de nuestro día a día. A pesar de ello, por esa misma percepción, la ingeniería ha sido llevada al banquillo de los acusados por el gran público, de un lado, por quienes le exigen que haga más por el bienestar de la sociedad, y de otro, por los críticos del progreso y la tecnología, en especial los pacifistas y los ecologistas. Adicionalmente, existe un problema no resuelto en la ingeniería, que tiene fundamentación científica, tecnológica y socio-humanísitica, y es que la tecnología moderna no puede ser reducida ni a la capacidad inventora ni a la mera aplicación de los conocimientos científicos. Ella se produce a través de la cooperación y, en virtud de su conocimiento, logra que un producto tecnológico llegue a la madurez de su producción, gracias a un continuo proceso de construcción y desarrollo. Es decir, la ingeniería está subsumida en la tecnología, o mejor, en lo que la gente percibe, en general, como la máquina tecno-científica, incluso, tecno-económica. La existencia de múltiples intereses y actores; la necesidad de entenderse y comunicarse con un nuevo ciudadano más consciente y crítico que en el pasado, y la velocidad del cambio tecnológico, social e industrial, en la era del conocimiento y la información, están transfor-

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mando y, a la vez, afectando el ejercicio profesional de la ingeniería; lo que permite entender y reflexionar desde el quehacer ingenieril, aun no acabado, sobre su papel y responsabilidad en y con la sociedad. En 1825, Augusto Comte dijo que: (...) El establecimiento de la clase de los ingenieros con sus propias características es de la mayor importancia porque esta clase constituirá, sin duda, el instrumento de coalición directo y necesario entre los hombres de ciencia y los industriales por medio de los cuales solamente puede empezar el nuevo orden social (1985, p. 53). Esta comprensión del rumbo que debería tener la ingeniería invita a participar activamente en la construcción de alternativas más amigables, que no impliquen “dominio de la naturaleza” sino más bien a ser una noble interfaz entre la tecnología y la humanidad, y sentar una posición crítica frente a la práctica de la ingeniería, la cual debería llevarse a cabo con una gran conciencia y preocupación en cuanto a las posibles consecuencias dañinas de la tecnología sobre las personas y la naturaleza. La humanidad demanda ingenieros más sensibles y mejor preparados acerca de su papel en la sociedad; conscientes de que su actividad no se circunscribe a la esfera técnica, sino que transita de la técnica a lo social; y frente a lo cual se debe aprender a tomar decisiones, especialmente, que afectan a los colectivos humanos, así como al medio ambiente.

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CONOCIMIENTO INTERDISCIPLINARIO Y PRÁCTICO EN LA ACADEMIA Y FUERA DE ESTA

Introducción Usualmente, los problemas que surgen en la vida diaria necesitan de diversas componentes del conocimiento ya que al mirar alguno de estos problemas vemos que existen diversos elementos que influyen en la causa de la problemática. El hecho de que se aborde el problema desde una sola rama del conocimiento puede significar que se esté sesgando el problema para resolverlo de una manera metódica o que, sin saberlo, se ha llegado a omitir una serie de elementos que pueden ser relevantes en la solución de la problemática. Observando las consecuencias del sesgo en la solución de la problemática, como lo han mostrado varios de los expositores en la cátedra de Ingenio, Ciencia, Tecnología y Sociedad; quienes han visto la necesidad de trabajar en equipo, de forma incluyente con respecto a los distintos saberes y sobre todo a trabajar, como lo explica, desde el lenguaje, Paulo Freire (Freire, 1967), no solamente para la gente sino con la gente. Paralelo a esto, en los planes educativos de la universidad colombiana, la formación en diversas disciplinas no es uno de los elementos claves para la enseñanza, aún cuando no se puede negar que en los planes de estudio hay grupos o componentes dedicados a complementar saberes totalmente específicos de una rama del conocimiento. Mucho menos lo interdisciplinar es relevante en los centros de enseñanza básica y media de Colombia. John Erick Cabrera Ramírez

Planteamiento histórico de lo interdisciplinario

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Para entender cada rama del conocimiento como una serie de procesos que son propios y distinguibles de otros procesos, puede verse si bien desde los griegos, también desde

jecabrerar@unal.edu.co Estudiante de Física Universidad Nacional de Colombia


el creador del ‘Método Científico’, René Descartes, cuya segunda regla dice: “El segundo, en dividir cada una de las dificultades que examinare, en tantas partes fuere posible y en cuantas requiriese su mejor solución” (Descartes, 1967, p. 15). Es decir, asumió que el objeto de estudio se puede fraccionar y que para llegar al conocimiento de este como un todo, era necesario unir las partes. En la medicina se puede ver su aplicación al estudiar de manera independiente cada uno de los órganos como partes de un todo: el cuerpo humano. Puede surgir la pregunta de cómo sería posible la unión, la síntesis del conocimiento de cada una de estas partes, para la totalidad, ¿habrían inconsistencias entre cada conjunto de saberes?, o incluso, ¿sería suficiente uno solo de estos para entender el todo? Con la revolución industrial y los avances de la tecnología durante los siglos XVII, XVIII y XIX, se observó cómo la ciencia se involucraba cada vez más con la tecnología, creando nueva tecnología y generando mecanismos complejos para la existente; logrando, además, la solución y el replanteamiento de temáticas que durante siglos habían permanecido estáticas, como el heliocentrismo planteado por Galileo. Sin embargo, la ciencia no es del todo progresiva. En la física, se puede observar que a finales del siglo XIX, se falsean, como lo diría Thomas Kuhn (1971), las teorías que habrían promovido el desarrollo de los siglos XVII al XIX; estas son las teorías cuántica y relativista. La aceptación y el rechazo de hipótesis no ocurren solamente en ese momento histórico sino que ocurre con frecuencia, según los criterios y el funcionamiento de las comunidades científicas. La ciencia tiene un impacto cada vez más creciente en la sociedad, ejemplo de ello fue el desarrollo de nuevas armas y de la tecnología para el consumo que se vio durante la segunda guerra mundial. De ahí parte lo interdisciplinar, de extender esa unión a lo que es carente de una única explicación y predicción. Por esto, surge el término bajo el contexto científico del siglo XX como la conexión bien definida entre (inter) disciplinas, a fin de que no se produzcan aisladas (Wikipedia, 2014) y (Frank, 1988).

Un ejemplo desde la academia En algunos planes de estudio, como los de la universidad Nacional de Colombia, se da la opción de escoger un “paquete” de asignaturas optativas o electivas, limitando, por un lado, la saturación de contenidos, y, por otro lado, impidiendo una visión más completa de alguna rama del conocimiento. En el departamento de Física de la Universidad, se observa cómo la sobre especialización llega a tal punto, que existe una serie de conferencias mal llamadas “coloquios” (entiéndase el coloquio no solo como un suministro de conocimiento sino como un debate); puesto que son muy pocos los que logran hacer debate, unos pocos profesores, en alguna medida, se acercan a la temática.

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Generación y acción del conocimiento desde otras perspectivas Ciencia en centros de investigación En cuba (Martínez, 1998), al ver del creciente impacto de la ciencia en la sociedad del siglo XX, se plantea la necesidad de modificar la metodología con que se realiza y se enseña la ciencia en Cuba; no obstante, como se observa en la figura 1, Cuba debe afrontar una serie de dificultades, como su aislamiento con otros países, para poder construir una comunidad científica que tenga una efectiva comunicación y actualización. En contraparte, es positivo el planteamiento de Fidel Martínez, con respecto a una ciencia al servicio de la sociedad. En la página de la sociedad cubana de física, por ejemplo, hay estudios en agro-física (Sociedad Cubana de Física, 2013), los cuales, sin entrar en detalles de su incidencia en la sociedad, son prueba, al menos, de una preocupación por tener un impacto en los sectores que, en apariencia, no se verían directamente conectados con la ciencia. 40 35 30 25 20 15 10 5 1999 2000

2005

2010

2012 2013

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Figura 2. Colaboración internacional para la producción de artículos en Cuba, tomada de Scimago (2014). Fuente: http://www.scimagojr.com/journalsearch.php?q= 20000195056&tip=sid&clean=0

Gracias a los ejemplos en la academia, se pueden poner varios detalles críticos. El conocimiento que ofrece la educación formal es limitado y no tiene el alcance que se desea en la sociedad, lo cual es mejorable si se promueve el conocimiento interdisciplinar, el cual asume como hecho los saberes de cada disciplina (salvo que se refuten en el proceso) llegando a resultados bastante curiosos y productivos. Las debilidades se podrían salvar promoviendo el diálogo entre disciplinas desde jóvenes y planteándoles diversas temáticas.

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Investigación acción participativa (IAP) Orlando Fals Borda planteó aplicar la investigación acción participativa (IAP) para la educación popular (Ortiz y Borjas, 2008), de tal manera que se pueda establecer un vínculo más estrecho entre el educador y el educando; que los dos tengan cierta empatía para que el educador pueda transmitir lo que conoce al educando y reflexionar sobre qué le enseña y cómo se le enseña; aún más, que el educando también sea un sujeto capaz de transmitir y actuar en el proceso de enseñanza mediante su conocimiento propio, el cual, normalmente, es intuitivo y proviene de su entorno (cultura, necesidades). Esta es una buena táctica para lograr que el proceso investigativo no se encuentre atascado en el formalismo del mundo académico, de manera que salga inmediatamente al mundo. No obstante, ¿el conocimiento que se produce en la educación popular es científico?, ¿el conocimiento que las comunidades de trabajo tienen es científico? O quizá ¿va más allá de la barrera científica? La IAP es específica de cada territorio de acción y suele ser dependiente de los procesos en los que se lleve a cabo, lo cual limita el carácter universal de la ciencia si se desea producir desde ahí, desde conocimiento. Empero, no se niega que pueda surgir conocimiento factible de estos lugares, si, quizá, se pensara en el conocimiento ancestral, el cual ha sido comprobado por numerosas generaciones, quienes juegan el papel de los científicos en la investigación.

Conclusiones • El conocimiento interdisciplinar no es la única alternativa viable para construir el conocimiento. También existen estudios trans-disciplinares, como el de investigación acción participativa. • Desde la interdisciplinariedad, se pueden plantear, y resolver problemas sociales y aquellos que antes no se visualizaban. • Pueden encontrarse contradicciones entre las diversas ramas del conocimiento. • La investigación acción participativa influye significativamente entre los actores de la educación por la empatía entre los que la realizan, el elemento innovador de estar con y no para el objeto de estudio. • El conocimiento producido en la investigación acción participativa no tiene un carácter generalizador, por ser específica de cada condición en que surge.

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Una reflexión sobre el quehacer ingenieril dentro de la mercantilización del conocimiento Jhonatan Camilo Chamorro Cerón

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SECTOR RURAL, EDUCACIÓN Y TECNOLOGÍA

La educación es la suma total de la experiencia que moldea la actitud y determina la conducta de una persona tanto en su etapa de niñez como en la de adulto Inamullah, 2013

Educación en tecnología Países con problemas económicos y de orden público como los islámicos, o países europeos desarrollados como Alemania y Francia, tienen en común, curiosamente, que entre sus primeras consignas gubernamentales o religiosas se encuentra la educación. El motivo es que la educación no solo es cosa de acumular conocimiento, sino de comunicar y expresar ideas y sentimientos dentro de una sociedad. Es decir, el término se extiende lo suficiente como para hablar de una persona educada en ciudadanía (respecto a derechos y deberes), educada en la academia (respecto a los conocimientos), o educada en sus emociones. Siguiendo este conducto, se podría hablar de educación en tecnología, no obstante, este término puede ser mal usado y Edy Catalina describir una educación teórica de la tecnología que perfectaValest Torres mente cabe dentro de la educación académica, cuando, en reaecvalestt@unal.edu.co lidad, se está haciendo referencia a una educación tecnológica que se encuentra fuera de la academia tradicional; una educación que permite apropiarse de la tecnología y aproximarse a lo Estudiante de que sería la ciencia aplicada. Sin embargo, las ciencias aplicadas Diseño Industrial olvidan su razón de ser por la usencia de formación integral Universidad Nacional de Colombia en las mismas. Por eso, sin una buena educación es imposible implementar una tecnología… con efectos favorables.

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Sector rural, educación y tecnología Edy Catalina Valest Torres

Todo avance tecnológico se crea si existe apoyo estatal, comunitario o internacional a las instituciones educativas e investigativas; todo avance tecnológico se implementa gracias a una adecuada educación en el uso del mismo; y todo resultado de un avance tecnológico (positivo o negativo) depende de la capacidad de adecuar la tecnología al contexto cultural existente. Entonces, se puede decir que un resultado exitoso de la educación en tecnología vendría siendo no solo una adecuación de la tecnología, sino la capacidad de la misma para promover los valores culturales de un contexto determinado. Empero, para lograrlo, se requiere de un trabajo reflexivo, de acción participativa y sin decoro a la corrupción; tomando en cuenta a todos los actores del proceso, desde el ente gestor hasta la población involucrada.

Educación rural Todo el territorio colombiano sufre las carencias del sistema educativo, mas, a la población rural hay que sumarle la ubicación geográfica, la cual incide en el difícil acceso a escuelas rurales, a los servicios, a los asesores estatales, a los medios tecnológicos, de comunicación y de movilidad. Y eso, sin hablar de asuntos semejantes a la educación como salud y vivienda. Los términos de la educación formal en las ciudades son difíciles de traducir a los espacios rurales y ocasionan ambientes institucionales poco flexibles para los campesinos, quienes tienen una forma de vida, filosofía, costumbres y técnicas muy particulares en comparación con la gente de ciudad. El pago de matrículas es casi un imposible; los campesinos, en general, son personas de bajos recursos económicos, quienes no alcanzan a costearlas. Y, eso de aceptar el reconocimiento de logros a través de calificaciones queda fuera de lo que se valora en la idiosincrasia campesina, es decir, el trabajo con “las manos”, el cual difiere mucho del título otorgado por una institución (que posiblemente ni cara de institución tenga). Tan perversa es la situación, que, en ocasiones, la continuidad del campesino en el sistema educativo (para bien o para mal) depende más de las normas del profesor que de las del sistema. Así, un montón de cosas son impuestas a los campesinos sin siquiera tomar opinión o recibir asesoría necesaria. Se insiste en que el sistema escolarizado nacional es muy excluyente con el sector rural. La mayoría de las familias campesinas son analfabetas, por lo que los hijos y los nietos muchas veces deciden permanecer en la misma situación; tampoco se crean opciones para campesinos que empezaron estudios en su infancia y deciden continuarlos en su vida adulta; y lo más crítico es que las personas que logran formarse dentro del sistema consideran su tiempo perdido porque lo que aprenden no es práctico ni se vincula con su día a día. Da mejor información un paseo por las veredas de pueblos colombianos en cualquier región que leer las estadísticas del gobierno.

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La escuela debe proyectar más su acción hacia la comunidad y no quedarse como una burbuja trabajando sólo con los progra-


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mas del currículo básico nacional; para lograrlo, debemos comunicarnos más con la comunidad y conocer cuáles son los temas que allí se necesitan más e integrarlos con las actividades que se hacen en la escuela (Ortiz y Borjas, 2008, p.10). Este debate es recurrente en escuelas, universidades, instituciones públicas y hasta privadas, sin embargo, aún existe un hueco grandísimo entre el discurso y lo que se hace. No se hará énfasis en este punto, empero, se quiere, por lo menos, invitar a recordar en silencio ¿qué hay de por medio impidiendo que las palabras se hagan realidad? Porque no solo es deshonestidad política; también falta la acción personal autónoma e independiente del asistencialismo, y, por supuesto, trabajo en equipo, con los demás y por los demás.

Crisis campesina y tecnología “La creciente complejidad de nuestra sociedad, el aumento de la dependencia constante de cambios en la tecnología y la obsolescencia acelerada del conocimiento, sugiere que la población rural tenga necesidades de aprendizaje complejas, dinámicas y variadas” (Mott, 2008, p.47). De no ser así, esta sociedad condensada en las grandes urbes va a consumirse a sí misma, pues no solo es dependiente de la tecnología sino también del campo de manera indispensable y vital. “Las zonas rurales se han dejado de lado cada vez más, ya sea como pintorescas reliquias algo atrasadas de nuestro pasado agrícola o como enclaves peligrosos de pistoleros, bebedores o paletos” (Ritchey, 2008, p.93). Los centros urbanos se han convertido en la única expectativa de una mejor vida tanto para sus propios habitantes como para los campesinos, quienes nacidos y educados en el campo, deciden, junto a sus hijos y nietos, buscar mejores oportunidades laborales y educativas yendo a una ciudad. Lamentablemente, llegar a la ciudad prometida es peor, se les trata con inferioridad por sus ropas, su forma de hablar y salen a flote expresiones como: “no sea tan campesino” o “no sea campeche”, como si serlo fuera un delito; cuando eso no ocurre, simplemente se les asocia con guerrilleros y paramilitares, y, de forma despectiva, se les tilda como ‘pueblerinos’ o ‘provincianos’. Esta imagen elitista, junto al bajo nivel de educación, determina un modelo de desarrollo en el que el campo se mantiene en estado pasivo, dando más cabida al atraso; mientras tanto, la ciudad se mantiene a la vanguardia de avances tecnológicos aislados de los procesos inherentes a la tierra, concibiendo un entorno insostenible que posibilita salarios bajos sin prestaciones y daños permanentes en el medio ambiente. El paraíso de ciudades tecnificadas que tacha al sector rural de ignorante y peligroso por ausencia de seguridad social o presencia de grupos al margen de la ley, no es el paraíso. La metrópoli actual no está dispuesta para albergar población rural. La sobrepoblación en las urbes ocasiona más demanda de productos y servicios, los cuales son gene-

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rados por el sector rural que está quedando baldío. Básicamente, sin campo no hay ciudad. La población colombiana por zona de residencia casi se ha invertido en los últimos años. En los años cincuenta, alrededor del 40% de la población vivía en las zonas urbanas, mientras que ahora cerca del 70% de la población vive en estas zonas. Por tanto, dado el alto porcentaje de migrantes a las ciudades, son insuficientes los estudios que calculan la rentabilidad de la educación y que dividen el análisis entre campo y ciudad. (Vargas, 2013, p. 207). Como respuesta a la migración campesina, se propone incorporar tecnología en el campo como vía de desarrollo. Aunque sea una intención filantrópica, existen estudios y opiniones que demuestran contrariedades de “tecnificar” el campo sin una educación que soporte y promueva la tecnología sugerida. La innovación no se produce a través del artefacto técnico, sino en el nivel de la práctica social. (Howaldt, y Schwarz, 2010, p.26). Por ejemplo, implementar el uso de computadores para el aprendizaje parece bueno y el resultado esperado se relaciona con personas que aprendan de forma rápida y sencilla. No obstante, ¿en realidad estos resultados han sido comprobados?, ¿en realidad el solo hecho de llevar computadores a zonas aisladas mejora la cobertura y la calidad de la educación? Lo único que se ha confirmado en el tema es que las computadoras mejoran el desempeño de lectura y aprendizaje en algunos pocos campesinos, quienes ya tienen niveles de educación considerables; además, que mantienen contacto frecuente con la ciudad, sea por familia, negocios, etc. En realidad, la población campesina necesita educación y conocimiento en todos los niveles (cívico, académico, emocional, etc.); así como, recursos informativos e instructivos que les permitan relacionar la utilidad y prestaciones del objeto con el entorno; por ello, ve inútiles los computadores y otros dispositivos. Ahora, si estos computadores poseen internet, hay que exponer: tanto sus beneficios; el potencial para conectarse con otras personas; ampliar oportunidades de aprender, discutir, crear; etc.; como sus amenazas, el potencial para abrir portales para el desarrollo poco constructivo de una cultura de consumo en el campo (Ritchey, 2008). Las sospechas y dudas acerca del uso del Internet, de los computadores y otros dispositivos móviles, como tabletas y celulares inteligentes, aunadas a la falta de programas educativos que prevengan a los usuarios de las amenazas que acompañan al consumismo generan, entre los campesinos, una percepción negativa de la tecnología y, en consecuencia, su rechazo. Desde este punto de vista, es cuestionable que el mismo sistema educativo citadino (que, en ocasiones, no funciona en las ciudades) funcione en el campo, y, por tanto, que la tecnificación pueda llegar a zonas rurales y, a su vez, atienda las necesidades del entorno. En vez de computadores, podrían adaptarse elementos culturalmente más cercanos (televisores, radios, teléfonos móviles sencillos,…), los cuales permitan acceso a información política, económica, educa-


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tiva, de empleo, etc.; así, paso a paso, estos dispositivos pueden reemplazarse por unos más avanzados, luego, por sistemas tecnológicos más avanzados, y algún día llevar al sector rural proyectos funcionales y de desarrollo coherentes con los elementos autóctonos del sector, en vez de propuestas que generan desconfiguración del contexto socio-cultural y basura para el medio ambiente. Hay que dirigir el desarrollo al campo, pero hay que saber hacerlo. En lo agrario, es esencial pensar en eso, puesto que los impactos de este sector se presentan tanto en zonas rurales como en zonas urbanas. Igualmente, existen tareas “obvias”, enmarcadas en las dinámicas de la ciudad, las cuales son indispensables para los campesinos y pueden requerir de herramientas tecnológicas; hacer depósitos y retiros bancarios, completar formularios, enviar paquetes, o poder leer recetas médicas (Zeelen, Rampedi y van der Linden, 2014). En definitiva, los recursos tecnológicos son primordiales en la academia y más aún fuera de esta, pues comprometen la vida cotidiana y ciudadana de cualquier persona.

Aporte de las universidades Todos los días podemos ver los edificios de la universidad. Siempre nos preguntamos si esta gran institución con todo su conocimiento nos puede ayudar. Pero no sabemos cómo pedir y tenemos miedo de que lo que harán es echarnos. Zeelen et al., 2014, p.21 La universidad debe recordar que su función es gestar y reproducir conocimiento para el desarrollo, lo que se demuestra llevando bienestar a las personas, más aún en donde ellas no puedan solicitarlo. El “carretazo” de la inclusión social no solo es para hablar de la metrópoli, sino para ver un panorama amplio, diverso y sin límites, donde los profesionales puedan explorar nuevos espacios o, mejor dicho, espacios olvidados. Eso sí, llevando por delante el requisito de guardar respeto y afecto por la riqueza cultural del país y del mundo. Los campesinos necesitan entes generadores de conocimiento, que lleven a ellos temas de desarrollo según sus intereses; la jardinería orgánica, la política, la espiritualidad o la filosofía. Con esto podrían permitirse encontrar la necesidad de más educación o capacitación para su retorno al trabajo remunerado; el deseo de aprender más acerca de un nuevo diagnóstico médico y el tratamiento disponible; o reconocer un nuevo hobby o pasatiempo (Mott, 2008). Los campesinos tienen mucho que ofrecer de sus transiciones en la vida y en el entorno, y un inmenso deseo de mantenerse útiles, aportando en la construcción de su comunidad. Si estas figuras estatales carecen de iniciativas dirigidas a la reactivación del campo, el resto de la comunidad, encabezada por las universidades, debe adelantar trabajos de inclusión y desarrollo social

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provenientes no solo de áreas directamente relacionadas con el humanismo o la justicia social, sino también de los ámbitos técnico, científico y artístico (Lucena, Schneider y Leydens, 2010, p.20). La identidad nacional no se expresa en una camisa de fútbol, se manifiesta en la solidaridad. Es necesario pensar en una identidad nacional más colombiana y menos ‘bogocéntrica’, que impulse la comunicación entre la capital y los hechos que afectan al resto del país, y así diseñar, a la par, estrategias de desarrollo homogéneas para toda la población. La ciudad colombiana puede prosperar solo si, definitivamente se le echa mano al campo.

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LOS ECOSISTEMAS BOGOTANOS AL RESCATE DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ESCUELA

El currículo de las ciencias naturales en los colegios de Bogotá, comprende un conjunto de conocimientos, los cuales incluyen modelos y conceptos en continua expansión y de progresiva complejidad, que los profesores de secundaria deben hacer entendibles, teniendo en cuenta los intereses de sus estudiantes y el contexto donde desarrollan su vida cotidiana. A algunos estudiantes, algunas de las prácticas didácticas les parecen anticuadas y su estudio les genera rechazo. Por tanto, al igual que en otros entornos escolares, los docentes manifiestan que “(...) es preocupante el desinterés y hasta el rechazo que un gran sector del estudiantado siente por el aprendizaje de las ciencias” (Caamaño, 1995; Solbes & Vilches, 1995; Fernández, 1995). Lo anterior, asociado al fracaso escolar de un elevado porcentaje de estudiantes, constituye un problema de especial gravedad, tanto en Colombia como en toda Latinoamérica. Aunque no es posible que los estudiantes posean los mismos conocimientos especializados de los científicos, sí se debe lograr que el componente en ciencias de sus saberes y sus actuaciones, se desarrolle suficientemente; para que, sean capaces de adquirir perspectivas integradas de los problemas, así como, elaborar respuestas más autónomas y racionalmente fundamentadas sobre su entorno. John William Barreto Cárdenas Autores como Caamaño (1995) proponen abordar en la esjwbarretoc@unal.edu.co cuela el estudio de las ciencias naturales desde su relación con la sociedad, la tecnología y el ambiente (CTSA), pues, desde allí, es posible intervenir positivamente y con arguMagíster en mentos científicos en los asuntos y acontecimientos que se enseñanza de las presentan en la localidad, en la ciudad y en el país, al tiempo ciencias exactas y naturales que se motiva el estudio de las ciencias a partir del estudio Universidad Nacional de los problemas del entorno. de Colombia

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Los ecosistemas bogotanos al rescate de las ciencias naturales en la escuela John William Barreto Cárdenas

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Las investigaciones en el campo de la enseñanza y el aprendizaje señalan la necesidad de lograr, en los estudiantes, una alfabetización científico biológica, donde se llegue a la aprehensión, comprensión y aplicabilidad de los conocimientos biológicos funcionales e integrados en su vida cotidiana, al poder actuar de forma correcta ante su realidad sociocultural y sus problemáticas (Cañal, 2004), puesto que el aprendizaje de las ciencias también incluye formar ciudadanas y ciudadanos críticos, capaces de resolver problemas y tomar decisiones que involucran a toda una comunidad en general (Jiménez, 2003), por lo cual, se deben promover conocimientos conceptuales sobre las características, causas y consecuencias de fenómenos biológicos de interés educativo general (Bannet-Hernández, 2000), en este caso, relacionados con el ambiente de la ciudad o, en general, del entorno próximo a cada uno. Pero pese a lo anteriormente planteado, la lógica positivista, tal como la han transmitido los libros de texto al servicio de una enseñanza memorística, muestra la ciencia como la acumulación de conocimiento incorporado en un determinado marco teórico, donde la racionalidad es “absoluta”, el conocimiento científico es universal y ahistórico. Por ello, es pertinente crear propuestas docentes contextuales que cambien esta imagen distorsionada que se ofrece a menudo, de modo que la ciencia deje de ser un conocimiento elitista, sin relación con sus aplicaciones y sin compromiso con la sociedad (Chamizo & Izquierdo, 2005) y, de esta manera, reconocer que los conceptos científicos surgen de situaciones problemáticas y, por lo tanto, requieren de una situación real para aplicarse (Blanco, España, & Rodríguez, 2012), como la propia cotidianidad de los estudiantes, para mejorar el interés por su aprendizaje y para que desarrollen sus competencias científicas (Cañas & Martín-Díaz, 2010). Por todo esto es que las propuestas sobre el estudio y la apropiación de los ecosistemas cercanos a las instituciones educativas, por ejemplo los humedales de la ciudad, constituyen un importante modo de abordar temas de la enseñanza de las ciencias naturales desde la propia investigación de los estudiantes, convirtiéndolos en protagonistas empoderados de su conocimiento y de su territorio, impactando positivamente a la comunidad de su vecindario más cercano. Los estudiantes de la mayoría de colegios distritales de la ciudad de Bogotá habitan en sectores que se caracterizan por altos niveles de conflictos sociales, causados por las situaciones que los jóvenes viven diariamente. Los estudiantes de dichos sectores, al igual que sus familias, viven en una constante lucha por escapar de estas problemáticas y, quizás, la herramienta más importante que tienen para hacerlo, es la educación brindada por las instituciones educativas públicas. Es así, como la escuela adquiere el compromiso y el deber de realizar acciones que incidan en la forma en la que los habitantes del sector se apropian de él y se transforman en actores propositivos del cambio socio-cultural que necesita su entorno. En estos casos, los ecosistemas de humedal se constituyen como un escenario adecuado y como la excusa propicia para adelantar propuestas escolares que les lleven a reconocerlos como espacios propios,


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los cuales merecen ser conocidos y preservados. Esto teniendo en cuenta que, seguramente, no todos los estudiantes llegarán a ser científicos ni tecnólogos especializados en temas afines a las ciencias, pero sí seguirán siendo vecinos de los humedales. Y tanto para ellos como para sus familias, el conocimiento de las problemáticas y la participación en la búsqueda de soluciones a estas ayudarán a consolidar una comunidad responsable de sus acciones y respetuosa del ambiente. En términos generales, sería recomendable trabajar bajo el marco de lo que se denomina “Investigación-acción” ya que, de manera cíclica, se trata de generar una espiral dialéctica entre la acción y la reflexión, de manera que ambos momentos queden integrados y se complementen. objetivo reflexión reflexión

socialización

planeación

ejecución

socialización

planeación

ejecución

Figura 3. Modelo de “Investigación-Acción de Kemmis y Mc.Taggart. Fuente: Figura adaptada por el autor de Kemmis y Mctaggart, 1988.

En muchos colegios de la ciudad de Bogotá y del país entero, estudiantes y profesores se sienten desmotivados y no abordan con entusiasmo e interés algunos temas propios de las ciencias naturales. Por tanto, se requiere implementar e indagar sobre la validez de nuevas propuestas didácticas. Razón que lleva a formular, experiencias pedagógicas innovadoras en donde se creen y consoliden semilleros de investigación escolar. En este proceso, el docente debe encargarse de incentivar, acompañar y orientar a los estudiantes que aceptaron el reto de participar. Cabe mencionar que en la actualidad, la apropiación de actitudes responsables es indispensable, por tanto, quienes estudian y orientan las propuestas educativas sobre la enseñanza-aprendizaje de las ciencias han acordado que su principal finalidad educativa sea la alfabetización científica y tecnológica para todas las personas echando mano de los medios tecnológicos a disposición, como por ejemplo las redes sociales, teniendo en cuenta que, en la actualidad, se espera que con el uso de internet y, en general, con la apertura de espacios virtuales, se recuperen y construyan nuevas interacciones sociales (Reig-Hernández, 2012) las cuales permitan un mayor empoderamiento y expansión del conocimiento. Para el desarrollo de estas actitudes, se requiere de la construcción de escenarios que permitan a los estudiantes apropiarse de ellas y

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es precisamente aquí donde los semilleros de investigación escolar se convierten en puntos de convergencia de intereses, desde los cuales es posible que los jóvenes encuentren sentido a sus acciones y, a partir de ello, desarrollen habilidades y competencias científicas que les permitan transformarse en ciudadanos forjadores de cambio. Finalmente y a partir de las anteriores reflexiones, quedan varias preguntas para que cada uno de los profesores de Ciencias Naturales de los colegios se haga en su labor cotidiana: ¿Qué clase de ciudadano quiere formar a partir de sus clases? ¿Potencia la responsabilidad individual, colectiva y, a la vez, le permite a los estudiantes indagar de manera más profunda sobre temas de interés, usando comprensivamente el conocimiento científico para explicar fenómenos de orden científico-social que suceden a su alrededor? ¿Permite a sus estudiantes la opción de proponer soluciones, a los problemas que ellos encuentran en su análisis del entorno? Los jóvenes bogotanos de las localidades con mayores índices de pobreza y con los mayores problemas de delincuencia, permanentemente, están en la búsqueda de alternativas para escapar de estos flagelos. ¿Cree usted que a partir de sus clases de Ciencias Naturales posibilita el encuentro de espacios adecuados de su entorno, en los que, mediante procesos de interacción puedan empoderarse de su barrio y su localidad con miras a mejorar algunos aspectos de los mismos, actividad que, en últimas, puede darles la oportunidad de descubrir mejores opciones de futuro? Si todas estas preguntas le parecen ajenas, usted es uno de los causantes de que las Ciencias Naturales no sean, en este momento, las protagonistas del desarrollo de nuestra ciudad y nuestro país. Pero no se preocupe, aún hay mucho qué hacer y nunca es tarde para comenzar a utilizar los espacios naturales de su contexto escolar para dinamizar las clases y emprender el camino del cambio para reivindicar la labor de las Ciencias Naturales en la escuela y volverle a dar su papel protagónico en el desarrollo del país.

Bibliografía

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Bannet-Hernández, E. (2000). La enseñanza y el aprendizaje del conocimiento biológico. En: J. Perales & P. Cañal (Coordinadores). Didáctica de las ciencias experimentales. Teoría y práctica de la enseñanza de las ciencias (pp. 449-478). Alcoy, España: Marfil. Blanco, A., España, E. & Rodríguez, F. (2012). Contexto y enseñanza de la competencia científica. En: Alambique: didáctica de las ciencias experimentales, (70), 9-18. Caamaño, A. (1995). La educación ciencia, tecnología y sociedad: una necesidad en el diseño del nuevo currículo de ciencias. En: Alambique: didáctica de las ciencias experimentales, (03), 4-6. Cañal, P. (2004). La enseñanza de la biología: ¿Cuál es la situación actual y qué hacer para mejorarla? En: Alambique: didáctica de las ciencias experimentales, (41), 27-41.


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Cañas, A. & Martín-Díaz, M. (2010). ¿Puede la competencia científica acercar la ciencia a los intereses del alumnado? Alambique: didáctica de las ciencias experimentales, (66), 80-87. Chamizo, J. E. & Izquierdo, M. (2005). Ciencia en contexto. Una reflexión desde la filosofía. Alambique: didáctica de las ciencias experimentales, (46), 9-17. Fernández, L. (1995). La asignatura de ciencia, tecnología y sociedad en el nuevo bachillerato. Alambique: didáctica de las ciencias experimentales, (03). p. 61-68. Jiménez, M. P. (2003). La enseñanza y el aprendizaje de la biología. En: M. P. Jiménez (Coord.). Enseñar Ciencias (pp. 119-146). España: Grao Kemmis, S. & Mctaggart, R. (1988). Cómo planificar la investigación-acción. Barcelona, España: Laertes Reig-Hernández, D. (2012). Socionomía. ¿Vas a perderte la revolución social? Barcelona, España: Grupo Editorial Planeta. Solbes, J. & Vilches, A. (1995). El profesorado y las actividades CTS. En: Alambique: didáctica de las ciencias experimentales, (03), 30-38.

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DESAFÍOS DE LAS VACUNAS UNA AMBICIÓN QUE VA MÁS ALLÁ DE REDUCIR LA MORTALIDAD

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Más de 12 millones de personas murieron en el año 2012 a causa de enfermedades infecciosas, según un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud, lo cual representa el 23% del total de muertes en el mundo (WHO, 2015). Aunque el desarrollo y la aplicación de vacunas ha dado lugar a la disminución de casos y muertes por esta causa, a la fecha, no se han desarrollado vacunas eficaces para varias enfermedades infecciosas como la Malaria, el VIH/SIDA, la Leishmaniasis, entre otras enfermedadesde interés en salud pública (Obaro & Ota, 2006); sin embargo, las vacunas han permitido la erradicación de algunas enfermedades a nivel mundial y de las Américas, la viruela y la poliomelitis respectivamente. Asimismo, los beneficios de la vacunación se han limitado, en buena parte, a los países desarrollados (Obaro & Ota, 2006; WHO, 2015); por tanto, el principal reto de las vacunas no solo es desarrollar aquellas que protejan contra los patógenos infecciosos actualmente no cubiertos, sino también garantizar el acceso universal a las mismas, haciendo más incluyente el sistema de salud de las naciones. Esto último es de mucha importancia ya que la globalización conlleva a un mayor riesgo de exposición, por lo que se debe asegurar coberturas óptimas de vacunación para evitar la importación y/o exportación de patógenos. Paralelo a esto, el carácter preventivo de las vacunas es, en parte, similar a los seguros de bienes tangibles, los cuales, en caso de daños totales o parciales (contacto con un patógeno), se reestablece el bien inicial (no desarrollo de la enfermedad), es decir, el cambio total es nulo. Lo anterior indica, que una persona vacuFernando nada puede contactar n veces el patógeno contra el cual Sánchez Quete se confirió protección y no debería resultar en un cambio fsanchezq@unal.edu.co desfavorable de su estado de salud; no obstante, algunos casos de enfermedades prevenibles con vacunas reportan antecedente vacunal (INS, 2014) y esto puede deberse a Estudiante de Biología una baja protección de las mismas; por ejemplo, la vacuUniversidad Nacional de Colombia na BCG (Bacillus de Calmette y Guérin), ampliamente


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utilizada en recién nacidos para prevenir la tuberculosis (TB), es aún controversial por su eficacia limitada, sobre todo en países con una alta carga de la enfermedad y circulación de cepas resistentes a antibióticos; de hecho la BCG protege más contra la lepra que contra la misma TB (Iqbal & Hussain, 2014). Por tanto, un reto inherente de las vacunas son los determinantes de la generación y el mantenimiento de una memoria inmunológica; esta se puede definir de forma simplista como células del sistema inmune (linfocitos) que responden más rápido a una infección específica, debido a un previo contacto de reconocimiento. Los avances en este propósito tienen que ver con el diseño en sí de las vacunas, donde el método tradicional consiste en aislar el patógeno o un componente del mismo, eliminar su capacidad de producir la enfermedad e inyectarlo en la persona sana (De Gregorio & Rappuoli, 2014). Empero, la tendencia es implementar los métodos contemporáneos que aprovechan las tecnologías de nueva generación, un campo bastante amplio y diverso, en el cual vale la pena resaltar la vacunología reversa y la vacunología estructural. La primera parte del conocimiento de todo el genoma del patógeno y, a partir de este, se seleccionan los genes candidatos para el desarrollo de la vacuna; mientras que la segunda parte del conocimiento de las proteínas y de la variación de sus conformaciones (De Gregorio & Rappuoli, 2014). También se puede resaltar el papel de los adyuvantes, los cuales son equivalentes a los aromas que emplean las flores para atraer insectos polinizadores, es decir, los adyuvantes son moléculas que “llaman” a las células del sistema inmune para, así, garantizar, en últimas, el contacto con los componentes claves de la vacuna (Reed, Orr & Fox, 2013). Dado que los adyuvantes continúan en intensa investigación, se espera que jueguen un rol central en garantizar la producción de memoria inmunológica (De Gregorio & Rappuoli, 2014; Reed, Orr & Fox, 2013). Otro aspecto a considerar es que la mayoría de los niños y niñas asocian las vacunas con dolor, ya que los procedimientos actuales de vacunación emplean con frecuencia agujas y jeringas (Mitragotri, 2005); por ejemplo, el actual esquema de vacunación infantil de Colombia tiene 11 presentaciones de vacunas, de las cuales solo 2 (las vacunas contra la polio y el rotavirus) se administran vía oral; las demás requieren del doloroso “pinchazo” (MSPS, 2015). Igualmente, el número de vacunas que los niños reciben rutinariamente sigue en aumento, debido a la inclusión de vacunas en los programas de inmunización (Mitragotri, 2005). Para el caso de un niño colombiano, al cumplir el año de vida le aguardan 5 vacunas de “regalo”, todas administradas con agujas (vía intramuscular o subcutánea). Esta situación no solo indispone a los infantes, sino también a los padres de familia, quienes indirectamente sufren este procedimiento con sus hijos. Debido a lo anterior, las organizaciones de salud están enfrentado este reto de las vacunas mediante la generación de métodos contemporáneos de vacunación sin aguja, tales como la aplicación tópica

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en piel, píldoras orales, aerosoles nasales, entre otras (Mitragotri, 2005). Así mismo, ello demanda el desarrollo de nuevas técnicas para la polivalencia de las vacunas, es decir, generar “más por menos” que se traduce en más protección contra varios patógenos en una única vacuna y menos dosis de refuerzo, lo cual va muy de la mano con lo expuesto en el anterior párrafo. Gracias a los avances del conocimiento en el sistema inmune y la biología del desarrollo, otra idea revolucionaria es la inmunización vertical (materno-fetal) (Obraro & Ota, 2006), la cual, aunque presenta dificultad para la generación de memoria inmunológica, permitirá que la vacunación de mujeres embarazadas favorezca la transferencia no solo de anticuerpos (como sucede actualmente), sino de linfocitos de memoria funcionales al feto, garantizando la protección a temprana edad, sin necesidad de agujas y jeringas. Ahora bien, la investigación y el desarrollo de vacunas es de alto costo y riesgo puesto que demanda sostificadas instalaciones y seguridad en el producto final (Buckland, 2005). Lo anterior es de esperarse dado que la administración de vacunas se realiza en personas sanas con el propósito de prevenir la enfermedad, a diferencia de los fármacos convencionales los cuales se emplean para tratar individuos previamente diagnosticados. A pesar de que la industria de las vacunas es poco atractiva debido a sus limitaciones de carácter económico, de infraestructura y la incertidumbre del resultado de las investigaciones (todas insignificantes para las multinacionales farmacéuticas), la posibilidad de salvar millones de vidas continúa impulsando otro reto de las vacunas: reducir su costo sin afectar el volumen de producción. Algunas de las estrategias para lograr esto incluyen la administración de un menor número de dosis o menos cantidad del componente clave vacunal por dosis, así como el desarrollo de vacunas basadas en tecnologías de nueva generación (Buckland, 2005), mencionadas anteriormente. Otra tendencia, que no es sostenible con el tiempo, es el aporte de recursos por entidades sin ánimo de lucro, por ejemplo, la iniciativa “el decenio de las vacunas” de la fundación Bill y Melinda Gates prometió una inversión de $10 billones de dólares para la investigación y el desarrollo en este tema y fue lanzada en la sexagésima cuarta asamblea mundial de la salud del año 2010, donde el propio Bill Gates (como se citó en Rappuoli, Mandl, Black y De Gregorio, 2011) manifestó: “Las vacunas son una de las mejores inversiones que podemos hacer para el futuro, porque las personas sanas pueden conducir economías prósperas” (p.865). En este mismo sentido, el director global de investigación de vacunas de la industria Norvartis y colegas, Rappuoli et al. (2011), expresaron que:

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Las vacunas en el siglo XX eliminaron muchas de las enfermedades infantiles que causaban millones de muertes. En el siglo XXI, las vacunas también jugarán un rol en aumentar la espe-


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ranza de vida, enfrentar la reemergencia y emergencia de enfermedades y cerrar las brechas de pobreza (p.865). Esta frase está argumentada en una de las principales razones del aumento constante de la esperanza de vida, el control de las enfermedades infecciosas que conlleva a la disminución de la mortalidad temprana. Se estima que en un futuro cercano la esperanza de vida podría llegar a los 100 años y una de las estrategias para ello son las vacunas (Rappuoli et al., 2011). También hay que destacar que las vacunas se han pensado para las enfermedades no transmisibles y neurodegenerativas, como el cáncer, la diabetes y el Alzheimer; por lo tanto, están destinadas a romper el paradigma de su asociación solo a la prevención de enfermedades transmisibles (Bachmann & Dyer, 2004). Finalmente, las vacunas también se proyectan bajo la visión de la medicina personalizada, y, por ello, se espera brindar un esquema de vacuación diferencial según la necesidad por edad y otras consideraciones especiales (Rappuoli et al., 2011), las cuales podrían ser perfiladas masivamente por los avances en el rendimiento y bajos costos de las ómicas (estudios en biología molecular). Esto conllevaría, en últimas, a predecir una respuesta individual a la vacuación, según redes de riesgos genéticos, metabolicos, del comportamiento, entre otros (Mooney, McWeeney, Canderan & Sékaly, 2013). Por ejemplo, una persona inmunodeficiente que por su estilo de vida le demande viajar constantemente a diferentes paises, y que, además, presente “huellas genéticas” asociadas a riesgo de padecer una enfermedad crónica como la diabetes, requerirá de un análisis del conjunto de estos datos para definir un esquema de vacunación apropiado a sus necesidades. Lo anterior, a su vez, demanda avances bio-informáticos y computacionales para integrar y modelar los datos desde multi-ómicas (Mooney et al., 2013). En resumen, los alcances de las vacunas parecen ilimitados ya que su principio se basa en “educar correctamente” al sistema inmune para que responda a un objetivo concreto deseado y que dicha respuesta persista en el tiempo; sin embargo, al igual que la educación básica y universitaria, educar sigue siendo un reto y las vacunas no solo requieren de tecnologías y recursos, sino, paralelamente, un avance en el conocimiento de la complejidad del sistema inmunológico y su capacidad de generar memoria. Igualmente, el diseño de los esquemas de vacunación se deben acoplar a las necesidades de la sociedad del siglo XXI, quien demanda vacunas efectivas, personalizadas, no invasivas, seguras, en lo posible, sin refuerzos y cuya producción y acceso esté al alcance de cualquier nación.

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Desafíos de las vacunas: una ambición que va más allá de reducir la mortalidad Fernando Sánchez Quete

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EDUCACIÓN MATEMÁTICA EN COLOMBIA, REFLEXIÓN CRÍTICA SOBRE SU PAPEL

Un pequeño acercamiento a la historia de la educación matemática La educación matemática es considerada como una rama de investigación de la matemática, la cual se centra en el estudio e investigación de la enseñanza y aprendizaje de las matemáticas desde una visión amplia de contexto, niveles formativos, didácticas pedagógicas, uso de herramientas tecnológicas, etc.; esta se ha consolidado poco a poco como un campo de investigación de la matemática, atrayendo a profesionales de matemáticas y áreas afines. La historia de la educación matemática es relativamente reciente, aunque la educación en sí siempre ha sido un campo de estudio, “Desde su comienzo, la investigación en educación matemática ha sido también modelada por fuerzas provenientes del campo más general de la investigación educativa, la cual abandonó, hace aproximadamente un siglo, la especulación filosófica en favor de un enfoque más científico.” (Kilpatrick, 1998, p. 2). Aunque para inicios del siglo XX la investigación en educación y, por ende, en educación matemática toman este enfoque científico; es hasta la década de los 70 que se logra consolidar este campo de investigación con una comunidad a nivel mundial, la cual se organiza, realiza encuentros, congresos, publicaciones, etc.; la cual, también, es resultado de una larga trayectoria y esfuerzos de investigadores Diana Andrea y universidades a lo largo del siglo XX quienes impulsan la eduToquica Arenas cación matemáticas como un campo de investigación y no algo datoquicaa@unal.edu.co secundario en la matemática. Estudiante de Matemáticas Universidad Nacional de Colombia

Y en el país… En Colombia, después de mediados del siglo XX, varios matemáticos inician estudios e investigaciones en esta área movidos por las ideas introducidas y traídas al país con respecto a

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Educación matemática en Colombia, reflexión crítica sobre su papel Diana Andrea Toquica Arenas

la educación, los métodos de enseñanza y la educación matemática. A pesar del gran interés que mostraban varios académicos en esta área de investigación, se encontraron con dos obstáculos significativos, los cuales retrasaron las investigaciones en educación en Colombia. El primer gran obstáculo era la estandarización de currículos, (…) por esos mismos años se estaba generalizando en el país la línea de diseño de instrucción y tecnología educativa inspirada en el análisis experimental de la conducta. La OEA y los Cuerpos de Paz, las Universidades de Stanford en California y de Tallahassee en la Florida propagaban estas técnicas de diseño curricular en toda Latinoamérica. Se consideró por mucho tiempo que ya se sabía lo suficiente para que un buen tecnólogo educativo convirtiera cualquier objetivo general de cualquier área de la educación en objetivos específicos, tareas analizadas cuidadosamente, técnicas didácticas, materiales de apoyo e indicadores de evaluación. Esa falsa creencia, acompañada por el descrédito de toda metodología investigativa que no se ciñera al diseño experimental cuantitativo, bloqueó durante casi dos décadas la investigación en educación matemática. (Kilpatrick, 1998, p. 42).

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Se encontraba la educación en una disputa ideológica y política, desde el ‘primer mundo se intentaba imponer un único método de enseñanza hacia los países de América Latina, mientras encontraban, en otros paradigmas investigativos, un elemento contradictorio a sus lineamientos; es así que se desmeritan los estudios e investigaciones en educación y son poco apoyados y valorados. En esta misma vía, se encuentra el segundo obstáculo: se desmerita, desde la comunidad científica, a los profesionales de matemáticas y a las instituciones universitarias y gubernamentales, “Hasta entonces ni se aprobaban dichos proyectos, ni se asignaba puntaje para ascenso a esos artículos. Tal era la discriminación de los matemáticos contra los que intentábamos hacer algo por la educación matemática desde el punto de vista investigativo.” (Kilpatrick, 1998, p. 43). Hasta 1986 se comenzó a reconocer, en el país, la investigación en educación matemática y varios matemáticos son reconocidos a nivel nacional e internacional; por ejemplo, los profesores de la Universidad Nacional Alberto Campos, Carlo Federici y Yu Takeuchi, entre otros, quienes fortalecen, principalmente, líneas de investigación en enseñanza y aprendizaje de la geometría, la aritmética básica y la psicología del aprendizaje en matemáticas. Para la década del 90, inició la etapa de consolidación de la comunidad de investigadores en educación matemática en Colombia, así como la ampliación de lo que significaba hacer investigación al respecto, pues “el significado del término investigación en educación matemática no es evidente. Por lo tanto, es muy difícil referirse a este tema. Por otro lado, tampoco es fácil saber si una persona se puede considerar como investi-


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gador en educación matemática.” (Gómez, 2000, p. 1), y con diferentes escuelas y paradigmas de investigación, se comienza a realizar investigación matemática en distintas líneas. En orden cronológico, se presentan los siguientes acontecimientos. En 1987, se crea, en la Universidad de los Andes, por parte de un grupo de profesores de matemáticas, “Una Empresa Docente”, un grupo que inicia su investigación en educación matemática a partir de falencias de estudiantes de ciencias sociales en cursos de matemáticas básicas. Este grupo, más adelante, será importante en el impulso de enfoques alternativos de investigación, dado que desarrolló un componente interdisciplinar muy cercano a las ciencias humanas1. Iniciando la década del 90, se desarrollaron los siguientes eventos: (…) principalmente en los encuentros de la incipiente red de investigadores en esta área en la Universidad Javeriana en septiembre de 1990 en Bogotá, y en la Universidad del Cauca en noviembre de 1991 en Popayán. Se tuvieron también algunas reuniones de investigación en aritmética en la Universidad Externado de Colombia, y en geometría en la Universidad Pedagógica Nacional en Bogotá, además de un encuentro regional de matemáticas para el occidente colombiano, que se realizó en la Universidad del Valle del 20 al 24 de abril de 1992 en Cali (…). En marzo de 1993, “una empresa docente”, centro de investigación en educación matemática de la Universidad de los Andes, organizó y realizó, a través de su programa Club EMA, el Primer Simposio Internacional de Educación Matemática. (Kilpatrick, 1998, p. Introducción). El impulso que se le dio en Latinoamérica a los estudios en educación matemática, a su vez, incidió en Colombia. Desde 1987, se impulsó el Comité Latinoamericano de Matemática Educativa, el cual, cada año, desde su creación, realiza la Reunión Latinoamericana de Matemática Educativa; asimismo, desde 1997, impulsó la Revista Latinoamericana de Investigación en Matemática Educativa. Para 1998, la Reunión Latinoamericana de Matemática Educativa No. 12 se realizó en la Universidad Nacional, sede Bogotá; este encuentro reunió cerca de 900 participantes nacionales y 300 internacionales; claramente, impulsó el encuentro y la articulación entre los distintos 1 Para mayor información se pueden profesionales que trabajaban e investigaban soconsultar “Una empresa docente” de la bre educación matemática en el país; por ello, facultad de Educación de la Universidad de los Andes en:http://ued.uniandes.edu. un año después, se creó la Asociación Colom2 co/%C2%BFQui%C3%A9nessomos/ biana de Matemática Educativa (Asocolme ), Historia.aspx impulsada por investigadores de universidades públicas de Bogotá. 2 Para mayor información se pueden En lo corrido de este siglo, en el país, se ha consultar la página web de la Asociación consolidado la educación matemática como un Colombiana de Matemática Educativa campo de investigación en matemáticas; la co–Asocolme–, http://asocolme.org/asociacion/historia munidad de investigadores en esta área cada vez

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es más reconocida y apoyada; Asocolme ha crecido y realiza, casi anualmente, el Encuentro Colombiano de Educación Matemáticas (ECME), el cual, en el 2015 se encontraba en su dieciseisava edición. De forma paralela, la asociación impulsa la revista ATA y ha reconocido los avances e importancia de la investigación en este campo, permitiendo la creación de espacios e, incluso, posicionándola como un área de investigación en los congresos colombianos de matemática. Sin embargo, no solo estas grandes organizaciones han impulsado la educación matemática, cada día, más profesionales se interesan e investigan en esta área; en distintas universidades, se han conformado grupos de estudio e investigación, y son varias las revistas y publicaciones que se realizan respecto al tema.

Reflexión crítica sobre el papel de la matemática educativa en el país Como se observó en párrafos anteriores, en el país, se ha consolidado la investigación en educación matemática; actualmente, los profesionales en matemáticas, quienes trabajan en esta área, intentan posicionarse con los avances que se vienen dando a nivel mundial; la educación matemática se trabaja en una gama cada vez más amplia de áreas de la matemática, el algebra, la geometría, el calculo, etc. con aplicación en los niveles de educación básica y media, y, en los últimos años de la educación superior, trabajando diferentes formas de pedagogía, uso de herramientas tecnológicas, didácticas y material pedagógico. Una reflexión superficial afirmaría que avanza por buen camino, no obstante, se contradecirá esta afirmación hasta cierto punto. El trabajo realizado en educación matemática ha dejado de lado un elemento importante: la educación en sí es un complejo proceso social, que determina elementos de desarrollo o atraso, capacidades y potencialidades de comunidades o sectores sociales; por lo que, un elemento esencial al abordar la investigación en educación es el contexto social. (…) la enseñanza y el aprendizaje son procesos sociales; y las matemáticas que se enseñan están determinadas socialmente (...). La totalidad del aprendizaje de las matemáticas tiene lugar dentro de circunstancias sociales. Este puede ir desde el aprendizaje individual, donde las influencias sociales se experimentan a distancia, siendo mediadas por el texto de un autor, hasta el aprendizaje en grupo, donde las influencias sociales son inmediatas. Todos los profesores, estudiantes y observadores educativos saben que existen muchas influencias sociales e interpersonales que tienen lugar en la clase de matemáticas. Por lo tanto, es imperativo que los investigadores intenten interpretar el aprendizaje de las matemáticas desde una perspectiva social si es que la investigación ha de tener alguna validez y credibilidad para el contexto del salón de clase (Kilpatrick, 1998, p. 14).

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Este elemento, el contexto social, es una falencia que se hace entendible desde el distanciamiento de saberes, una práctica de desmerito y desprecio desde los científicos “puros” hacia otras ciencias particularmente para este caso, las ciencias sociales, humanas y políticas. Esto ha llevado a que no se realice, en gran medida ni a profundidad, un desarrollo de la matemática educativa de manera inter y trans-disciplinar; pero ¿Por qué darle tanta importancia a esto? Un país como Colombia, donde se acrecientan problemáticas sociales, políticas, económicas y culturales, los cuales han convertido el país en uno de los más desiguales, con altos índices de pobreza y miseria; circunstancias que no permiten el pleno desarrollo de capacidades democráticas en los individuos; y, en consecuencia, requiere que los esfuerzos y procesos educativos no sean ajenos a estas dinámicas; que contribuyan al desarrollo del país, a la construcción de democracia, justicia social y paz. Pero, ¿Cómo pude contribuir la matemática y su enseñanza con esto? La matemática, generalmente, es considerada como una ciencia formal y abstracta, cuyo objeto de estudio no son elementos concretos-reales, ya que (…) una demostración matemática no puede dar cuenta de ningún fenómeno real, sino tan sólo de enunciados matemáticos abstractos. De acuerdo con el platonismo, el mundo de las matemáticas existe completamente por fuera del mundo empírico y las proposiciones matemáticas sólo tratan las “formas” puras. (Skovmose, 1999, p. 49). Cambiar estas concepciones de abstracción y de la no relación con el mundo material encuentra, desde sus inicios, contradictores, pues revestir la matemática de algún carácter subjetivo, de ideología o poder político, para muchos, implica perder la neutralidad y pureza, la esencia de las matemáticas. Aun así, el desarrollo de la investigación en educación matemática a nivel mundial ha estado acompañado por estudios sobre el papel social que juegan las matemáticas, desde diferentes perspectivas. A inicios de los 1980s, la afirmación de que las matemáticas y la cultura estaban relacionadas significó un remezón a la visión típica de aquel momento (…). Actualmente, la neutralidad de las matemáticas y la educación matemática está en tela de juicio (…), las matemáticas y la educación matemática forman parte de las tecnologías de poder de las sociedades modernas ha contribuido, sin lugar a dudas, a romper con el mito de la neutralidad política de estos campos del saber y práctica. (Valero & Andrade-Molina, 2015, p. 288). Aunque son varias las corrientes y las formas como se ha intentado abordar una investigación en educación matemática, con un enfoque social o político, en los últimos años, se han recogido y potenciado desde la corriente de la educación matemática crítica (EMC), la cual recoge, principalmente, elementos de la educación reflexiva, la pedagogía de la liberación y la etnomatemática.

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Educación Matemática Crítica

Escuela de Frankfurt

ap o r tes

Emancipación autorreflexión crítica

Freire

ap o r tes

Diálogo Educación problematizadora

Etnomatemáticas

ap o r tes

Relación cultura y matemática

Dimensiones Conceptual, Histórica cognitiva, Cambio de la vida diaria, Epistemología, Política y Educativa

Figura 4. Algunas influencias teóricas sobre la Educación matemática crítica. (Guerrero, 2008 p. 70).

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Desde la EMC se ha hecho una construcción del papel que juegan las matemáticas en la sociedad; “se ha levantado una crítica entorno a las prácticas en educación matemática para el entendimiento y estudio de la relación entre la educación matemática y el poder.” (Valero& Andrade-Molina, 2015, p. 291), desentrañando las formas en que la matemática modela, en cierta forma mas no totalmente, la sociedad, las estructuras de poder y la aplicación de la matemática a diferentes campos. La matemática en sí se ha convertido en una herramienta de modelación racional del mundo, una herramienta para comprenderlo, manipularlo y transformarlo. Entonces, la matemática, esta arma elemental y poderosa, para quienes son capaces de estudiarla, comprenderla y desarrollarla, la adquieren para sí; allí, nacen las principales preocupaciones y las principales perspectivas de trabajo en EMC; mas, ¿cómo hacer de las matemáticas un elemento democrático fundamental en la sociedad, contra toda forma de dominación y opresión? Hacer de la matemática, la pedagogía y la enseñanza en esta área una herramienta que desarrolle, en los individuos, capacidades intelectuales, críticas, reflexivas, democráticas, ciudadanas y culturales, las cuales inculquen: valores y principios; conciencia ambiental, social y política; en últimas, la formación de ciudadanos y sujetos reflexivos y críticos hacia su sociedad, capaces de entenderla, actuar y transformarla3. El papel que puede cumplir la matemática educativa con este enfoque puede ser primordial para un país que atraviesa un momento complejo en el ámbito económico, social y ambiental; mientras que en el ámbito político se llevan a cabo unas conversaciones y negociaciones de paz. Entonces ¿Cuál es el camino a seguir? ¿Cómo potenciar el desarrollo, la democracia, la justicia social y la paz desde la educación matemática? Se trata de generar una hibridación entre lo que hoy se trabaja como matemática educativa y la EMC, pues los 3 Aunque no se profundiza en la eduprofesionales que trabajan ambas líneas se han cación matemática critica, los lectores distanciado progresivamente, más consiente interesados en conocer acerca de esto que inconscientemente, generando pugnas y pueden encontrar en la bibliografía divisiones. La visión crítica se debe seguir de- varios textos de consulta con abundante material al respecto.


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sarrollando y potenciando; no obstante, debe entrar en la matemática educativa para que esta, desde sus campos de avances e investigación, pueda generar un cambio real. Los investigadores que se dedican al campo de la matemática educativa deben abrir sus espectros de investigación, metodología y, prácticamente, abrir esa burbuja cognitiva, entendiendo el complejo proceso social que implica la educación y sus entornos; encontrar esa necesaria conexión con otras aristas de la academia y la ciencia, la cual permita la comprensión de la matemática más allá de un objeto de estudio abstracto, y que, por ende, debe estudiarse desde un campo más amplio: transdisciplinar. Igualmente, hay bastante en esta vía por hacer; en Skovmose y Valero (2012) se propone, incluso, “una agenda de investigación para la educación matemática y la democracia” (p. 16), la cual, si bien es muy general y no está aterrizada al contexto del país, contiene elementos propositivos y teóricos importantes. Lograr que los científicos tengan una conciencia social no es un reto fácil, ni mucho menos poder transmitirla como docentes y pedagogos; empero, es un reto necesario para los tiempos mejores que nos esperan.

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Semillero Estudiantil

Ciencia, Tecnología y Sociedad 10 años

“creando y liberando conocimiento científico y tecnológico, endógeno e integral, para un nuevo modelo de sociedad sustentable y solidaria”




Ciencia y Sociedad

Se terminó de diseñar en julio de 2016. Para su elaboración, se utilizaron las fuentes Hoefler Text en sus variantes Regular, Black e Itálica; Nilland-SmallCaps en su variante Regular y Noticia Text en su variante Regular. Se imprimió en los talleres de GRACOM Gráficas Comerciales, ubicados en la Carrera 69K # 70-76. Se imprimieron 300 ejemplares. Bogotá, Colombia, 2016.



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