7-3657
ISSN 202
N− mero� 1
S E T N E M DE
S A D A M Ó N
O M S I L I T N A F N I L E L I E T R N B A I O D U T …S S E O T N E I M I V O M DEL
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PARTE DE GUERRA
EMBOSCADA
META-RELATO EXPLOSIVO
FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES DIRECCIÓN DE BIENESTAR DIRECCIÓN DE BIENESTAR UNIVERSITARIO PROGRAMA GESTIÓN DE PROYECTOS
ZONA DE DISTORSIÓN
DE-MENTES NÓMADAS Agosto de 2010 ISSN: 20273657
Grupo de trabajo DE-MENTES NÓMADAS Red Revuelta
Universidad Nacional de Colombia Coordinador de la publicación Rector
Omar Bernardo Millán Bautista
Moisés Wasserman Lerner
Comité editorial Vicerrector de Sede
Grupo De-mentes Nómadas
Julio Esteban Colmenares
Carátula Decano Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales
Diana Marcela Parra
Jose Francisco Acuña Viscaya
De-mentes participantes
Directora de Bienestar Universitario Sede Lucy Barrera Ortiz
Coordinadora Programa Gestión de Proyectos Elizabeth Moreno Domínguez
Coordinadora Grupos Estudiantiles de Trabajo Andrea Fandiño Cardona
Julián Acosta Barreto Luis Alejandro Atara Daniel Cerón Urrutia Juan Carlos Chacón Boris Duarte Caviedes Jesús Alberto Basto Omar Millán Bautista Diana Marcela Parra Milner Tejada Carranza
Información de contacto dementesnomadas@gmail.com http://dementesnomadas.blogspot.com/
Diseño editorial y diagramación Cristian León B. / PGP
Los escritos y opiniones expresadas en esta publicación no comprometen el pensamiento de la institución.
Impresor Guía Publicidad
Ciudad Universitaria, 2010.
FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES DIRECCIÓN DE BIENESTAR DIRECCIÓN DE BIENESTAR UNIVERSITARIO PROGRAMA GESTIÓN DE PROYECTOS
DE-MENTES NÓMADAS Agosto de 2010 ISSN: 20273657
Grupo de trabajo DE-MENTES NÓMADAS Red Revuelta
Universidad Nacional de Colombia Coordinador de la publicación Rector
Omar Bernardo Millán Bautista
Moisés Wasserman Lerner
Comité editorial Vicerrector de Sede
Grupo De-mentes Nómadas
Julio Esteban Colmenares
Carátula Decano Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales
Diana Marcela Parra
Jose Francisco Acuña Viscaya
De-mentes participantes
Directora de Bienestar Universitario Sede Lucy Barrera Ortiz
Coordinadora Programa Gestión de Proyectos Elizabeth Moreno Domínguez
Coordinadora Grupos Estudiantiles de Trabajo Andrea Fandiño Cardona
Julián Acosta Barreto Luis Alejandro Atara Daniel Cerón Urrutia Juan Carlos Chacón Boris Duarte Caviedes Jesús Alberto Basto Omar Millán Bautista Diana Marcela Parra Milner Tejada Carranza
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FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES DIRECCIÓN DE BIENESTAR DIRECCIÓN DE BIENESTAR UNIVERSITARIO PROGRAMA GESTIÓN DE PROYECTOS
contenido PARTE DE GUERRA Proposiciones, amalgamas y fragmentos: tres lecturas de la lucha estudiantil.
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Unidad para la movilización y movilización para la unidad límites y posibilidades de la organización estudiantil.
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El espíritu del movimiento estudiantil no ha muerto, tan solo agoniza.
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Más allá de la militancia.
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¿Estudiantes junto al pueblo construyendo alternativas de poder popular? Movimiento estudiantil. Crítica y falta tras la realidad.
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EMBOSCADA Carta de invitación para escribir a la revista.
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Una primera aproximación a una historia de un cuarto de siglo (Respuesta del profesor Miguel Ángel Herrera Zgaib)
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Ahora la tarea principal es ....... ¡Organizarnos! (Respuesta del colectivo Organízate Con-ciencias)
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Por la re-construcción del cuerpo político.
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META RELATO- EXPLOSIVO Conocimiento, resistencia y liberación.
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ZONA DE DISTORSIÓN ¡No queremos ser estudiantes! ¡Somos maleantes!
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de-mentes
editorial
EDITORIAL
Esta segunda entrega la hemos querido realizar a partir de una pretensión política cuyos resultados, es justo confesarlo, no han sido del todo satisfactorios. Sin embargo, nos consuela el hecho de poder entregar al público el segundo número de la revista De-mentes nómadas. Nuestra pretensión política se ha sustentado con base a la idea de que la comunidad universitaria en general necesita con urgencia canales de diálogo alternativos con el fin de avanzar en la (re)construcción del cuerpo político. ¿Por qué razón? Por razón de que la autonomía universitaria no es un privilegio que es otorgado por parte de los entes administrativos sino que es un proceso que implica la participación de todos los involucrados, entre ellos, los estudiantes. Por eso hemos propuesto nuestra revista como un instrumento para vehicular las distintas voces que conforman nuestra comunidad cono el único fin de aportar a la construcción de un espacio público no estatal.
¿Quiénes son entonces los estudiantes? Nosotros y ustedes. Porque todos tenemos un compromiso con el conocimiento y con la sociedad. Los estudiantes somos personas jóvenes cuyo trabajo está en adquirir herramientas de conocimiento para construir una sociedad mejor, para crear un futuro en el cual la sociedad humana pueda vivir mejor. Pero ¿Qué significa eso? Que no podemos transformar la sociedad sin comprender nuestro presente, y que no podemos comprender nuestro presente sin entender lo que conserva del pasado. Asimismo, no podemos transformar la sociedad sin herramientas eficaces e instrumentos teóricos y prácticos que permitan hacer lo bueno y reparar lo malo, esto es, para producir la alegría y aminorar la tristeza. Por eso, los estudiantes tenemos una responsabilidad enorme con el porvenir en la medida en que el conocimiento es indispensable para transformar de manera positiva la sociedad. ¿Qué valor tiene para los estudiantes la juventud? Que nos permite deshacernos del temor a experimentar nuevas formas de avanzar en la transformación del mundo, que nos exige emplear la vitalidad de nuestros esfuerzos en el incansable trabajo de nuestras manos, que nos ofrece un desafío a la creación de nuevas formas de ser y de actuar. Por eso es legítimo creer que aún es tiempo de abrazar la posibilidad del cambio. La juventud tiene siempre la ventaja de tener toda una vida por delante la cual no cesa de ofrecerle posibilidades y, mientras exista la posibilidad de ser algo distinto, todo es posible. De- Mentes Nómadas es un colectivo de trabajo que no sólo parte de la responsabilidad y el compromiso del estudiante, sino que asume una batalla política contra todo aquello que obstaculice el camino hacia una sociedad mejor, contra todo aquello que permanezca por fuera y por dentro de nosotros mismos erosionando toda capacidad de hacer y de imaginar. Luchamos contra todo aquello que por su naturaleza ponga en riesgo la vida, esto es, contra todo aquello que ponga en riesgo la posibilidad que todos tenemos de estar seguros y de ser libres. Pues si la sociedad en que vivimos se debate entre la vida y la muerte, se desangra en la contradicción que enfrenta a las fuerzas humanas, es necesario poner en claro una posición que rechace todo tipo de confusión, todo tipo de ideas y acciones inadecuadas profesando el nacimiento de una nueva conciencia y de un nuevo deseo que promueva el triunfo de la vida sobre la muerte, que promueva la reconciliación y la cooperación entre las fuerzas sociales. ¡Nos declaramos en guerra contra
toda forma de opresión y miseria que mantenga a la sociedad enfrentada consigo misma!
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nómadas
PARTE DE GUERRA5
PROPOSICIONES, AMALGAMAS Y FRAGMENTOS: TRES LECTURAS DE LA LUCHA ESTUDIANTIL | UNIDAD PARA LA MOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN PARA LA UNIDAD | EL ESPIRITU DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL NO HA MUERTO, TAN SOLO AGONIZA | MÁS ALLÁ DE LA MILITANCIA | ¿ESTUDIANTES JUNTO AL PUEBLO CONSTRUYENDO ALTERNATIVAS DE PODER POPULAR? | MOVIMIENTO ESTUDIANTIL. CRÍTICA Y FALTA TRAS LA REALIDAD.
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de-mentes
parte de guerra
PROPOSICIONES, AMALGAMAS Y FRAGMENTOS: TRES LECTURAS DE LA LUCHA ESTUDIANTIL COLECTIVO DE-MENTES NÓMADAS no tiene como objetivo establecer los lineamientos generales de lo que podría llamarse una “lectura del movimiento estudiantil actual”, o de ofrecer “recomendación alguna sobre el ejercicio reflexivo necesario para la actividad política. El presente texto sólo busca establecer dispersiones provocadoras que operan en distintos niveles y con respecto al ejercicio del pensar. ¿Acaso tiene otros usos por fuera de la máquina de pensar? Si, si los tiene. Pero tales usos no pueden ser premeditados pues la máquina literaria solo funciona en la medida de sus posibles conexiones, conexiones que son ahora y siempre imprevisibles, inimaginables. Y si bien hemos comprendido la necesidad de asumir el pensamiento no como el ejercicio academicista de las citas, los libros y los autores, menos aún con la delineación de trabajos teóricos o hipótesis de trabajo, si lo hemos hecho a partir de aquello que nos constituye como seres existentes, como subjetividad emergente en un escenario de posibles transformaciones, de posibles enunciaciones: el escenario político de las confrontaciones. De ésta manera, las reflexiones que presentamos a continuación son la experiencia libre de fragmentos amalgamados por identificaciones circunstanciales que han llegado a
El presente texto
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condensarse cuidándose de no ser estáticas sino que, sobre cualquier cosa, han buscado preservar la dinámica y el movimiento. Aquí no ha habido negociaciones de ningún tipo, no ha habido consensos de ninguna clase. Aquí solo se ha dado lugar a un encuentro. ¿Encuentro entre quienes? Entre singularidades, puras singularidades que como subjetividad emergente solo entiende dos códigos, de significaciones, de sabotajes, de provocaciones. Si queremos decir lo hacemos y queremos hacerlo de la mejor manera. ¿Cómo es posible hacerlo? Incentivando la producción de ideas. ¿Cómo lo hacemos? Derivando de la separación inevitable de nuestros cuerpos saludos desde la lejanía, enviándonos señales de humo, trasladándonos de la reducción comunicacional a la irreductibilidad de la expresión. Esto es en realidad muy sencillo. ¿Cómo se construyen cuerpos heterogéneos? A fuerza de sobriedad: escuchando, masticando bocados de enunciados y palabras dulces o amargas; entremeses esbozados en el susurro de la idea provocadora; seguido de un plato fuerte colmado de olvido a favor de la experimentación, concluyendo con postres de enunciaciones y proposiciones infinitas cuya potencialidad no se agota en el decir pues su
objetivo no son las fórmulas ni las cartografías; saboreando el intento de que tal conclusividad no sea más que el desatino de las puras desviaciones. ¿Qué queremos decir con todo esto? En realidad nada. ¿Qué queremos provocar con ello? Todo sin lugar a dudas. Si tomamos fragmentos en una aparente unicidad es solamente en función de la tarea política que nos exige un mínimo de coordinación, si amalgamamos es precisamente porque solo comprendemos acoplamientos, adaptaciones parciales, funcionalidades que acaecen de manera fortuita según el deseo manifiesto en hacer de lo dicho la expresión de un sujeto. Un sujeto que habla para la comunidad universitaria con el fin de establecer nuevas expresiones que hagan a la vez de múltiples apariciones. Somos todos los que debemos hacer de lo que ofrecemos a la causa presente algo útil y fecundo para encontrar vías de escape a la crisis, estrategias de combate y tácticas insurreccionales en oposición a todas las fuerzas represivas que se dan como exterioridad aplastante y como interioridad disipadora de confusión. Antes que cualquier cosa, es preciso tomar en consideración diversos apuntes hechos por varios de
nómadas los camaradas que hacen parte de muestro grupo: Primer aporte: Acudiendo a la buena voz de nuestras experiencias y amistades, resaltamos que sobre el tedio que inspira nuestra propia experiencia y a partir de una visión escéptica de hombres que han visto con sus propios ojos el desastre de los egos humanos, sentimos que el movimiento estudiantil permanece apartado de los estudiantes. Tal idea se sostiene en un planteamiento en el cual la permanencia de un movimiento estudiantil como proceso constituido bloquea de manera constante toda potencialidad constituyente, esto es, que todo estudiante que deseando hacer parte de un proceso estudiantil no tiene más alternativa que adaptarse no solo a los criterios tradicionales sino también a sus prácticas. Segundo aporte: Desde la perspectiva del antecedente histórico, entendemos que el movimiento estudiantil se halla en crisis desde la década de los 80´s en la que comenzó el proceso de reforma general de la Universidad Nacional de Colombia. Como consecuencia de aquel proceso y junto al desencanto general frente a la acción política, se produce un desdibujamiento progresivo tanto del propósito revolucionario como de la ética profesional que degenera, de manera crónica, en un hiperindividualismo que bloquea toda posibilidad de movilización. Tercer aporte: Con un propósito verdaderamente crítico sostenemos que el movimiento estudiantil siempre ha padecido de infantilismo por lo cual, la primera tarea de
un movimiento estudiantil renovado, es desmitificar el movimiento estudiantil de las décadas de los 60´s y 70´s como gran ejemplo de movilización. De otra parte, sostenemos también que la enfermedad que aqueja a la movilización estudiantil se caracteriza por un recurrente sectarismo, de tal manera que la unidad proclamada por los estudiantes toma connotaciones hegemónicas y no consensuales, dejando así un gran obstáculo para encontrar unos mínimos comunes necesarios para la consensualización de la unidad estudiantil. Cuarto aporte: Sostenemos que el infantilismo es una condición que manifiesta en los sujetos tanto individuales como colectivos una cierta ambigüedad que oscila entre la infancia y la adultez. Pero establecemos una percepción en la que se definen polos negativos y positivos tanto para la una como para la otra. Teniendo en cuenta que los términos “infancia” y “adultez” solo tienen sentido para un individuo consciente, la infancia en sentido negativo evoca la conciencia incapaz de apropiarse de responsabilidad alguna. La infancia en sentido positivo evoca la inconsciencia como presupuesto necesario para todo proceso creador, inconsciencia que se manifiesta frente a las prescripciones de todo discurso que pretende erguirse con la verdad sobre el sujeto. Por otro lado, la adultez en sentido negativo nos refiere a la funcionalidad propia de un espíritu abnegado y conocedor de las formas más prácticas de la vida, rehuyendo así todo cuestionamiento con el fin de alcanzar la comodidad necesaria para la “su-
pervivencia”. La adultez en sentido positivo nos refiere un sentido muy conocido en el cual se hace uso de la propia razón alcanzando la autonomía necesaria para establecer oposiciones a toda forma que se presente absurda frente a una posición ética y de conocimiento. El infantilismo es pues, una conjugación ambigua de los polos negativos tanto de la infancia y de la adultez como desapego de toda responsabilidad colectiva en favor de la supervivencia individual. A partir de los aportes anteriores y continuando con la exposición, es necesario tener en cuenta los siguientes aspectos: Las perspectivas no se establecen sobre la base de una continuidad temporal o metódica y mucho menos procedimental, tales perspectivas se expresen según una simultaneidad que les hace a lo sumo analíticas. Esto teniendo en cuenta que un esquema sirve solo para hacer operaciones analíticas sobre las cuales pueden construirse herramientas concretas cuya coherencia práctica y teórica estaría asegurada por lo menos en el nivel de sus presupuestos. En un acuerdo general, los distintos aportes se han tratado de recoger de manera sintética en conceptos que expresan relaciones problemáticas a niveles específicos y según segmentaciones especificas. De esta manera, la forma en que se encuentran situados tiene una función nominal y analítica que no denota una especie de clausura del fenómeno en una región determinada sino que, estableciendo una cierta prioridad se ubica según su relación fundamental o primaria
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de-mentes no negando así la existencia de otro tipo de relacionas, conexiones o efectos en otros niveles.
Primera perspectiva, primer problema: del colectivo a la organización. Proposición 1: El colectivo como agrupación primaria o fundamental se diferencia de las organizaciones en la medida en que realiza un trabajo muy especifico (educación, foros, investigación, etc.) mientras que las organizaciones estudiantiles realizan un trabajo de orden político, ya sea articulando el trabajo de los colectivos (red de grupos de trabajo), ya sea por medio del reclutamiento doctrinario o partidario (federaciones o asociaciones de estudiantes, etc.) o bien, como canal de injerencia de corporaciones extraterritoriales (Partido Comunista, MOIR, etc.). Fuera del trabajo mínimamente articulado se encuentra la masa cuyo carácter de individuos dispersos les sitúa por fuera de los colectivos y por lo tanto de las organizaciones. De esta manera el primer problema y que es común a cualquier nivel, pues la naturaleza externa de lo no organizado supone el dominio de una orden cuya dispersión imposibilita toda articulación política, puede definirse como una a-sincronía estructural entre la masa y los componentes organizados. Tal fenómeno establece la no concordancia en el orden global de lo políticamente posible en la medida en que se obstaculiza su funcionamiento por carencia de unidades especificas y de relacione funcionales, y en el orden local por la imposibilidad con respecto al desarrollo de prácticas inclusi-
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parte de guerra
vas hacia una sociabilidad cuyas directrices hagan posible el hallazgo de criterios comunes para toda movilización.
aquello que no posibilita una debida articulación entre los colectivos mínimamente constituidos y las organizaciones más amplias.
Traducción 1: Cuando los individuos abandonados al espacio restringido y reducido de la vida contemporánea, no pueden hallar en el horizonte de la verdad un ápice de existencia, no soportan que aquellos cuya verdad parece digna ensucien de vana necedad la posibilidad de construir un proyecto que les incluya y les haga disolverse, desde su particularidad reconciliada, en un proyecto universal y pluralista. Pero además, cuando las colectividades sacralizan la verdad, verdad que está vedada a la diferencia por ser en sí misma una verdad inalterable y reducida a la retozona nostalgia de un pasado inexistente, terminan por ignorar la realidad de un presente que les exige cada vez más la inclusión de todo aquello que se corresponda con su propia lucha. Es de ésta manera en que no hay un tránsito entre lo constituido y lo constituyente, entre lo tradicional y lo revolucionario.
Traducción 2: La falsa unidad que restituye a su hegemónico sentido lo minoritario, ha sustituido todo proyecto revolucionario por la conservación de identidades heroicas. La mitificaciones que pululan alrededor de los discursos, las anécdotas y las filosofías de la historia, se han reducido al penoso estado de implosión progresiva en que toda creatividad posible en el orden de modificar lo existente se ve oscurecida por una claridad funcional a lo existente: el pasado heroico de los próceres, leyendas de grandes guerreros, de grandes culturas, de grandes ontologías cuya verosimilitud parece no tener ningún antecedente material e histórico perteneciendo así al más infortunado paraíso de las quimeras.
Proposición 2: En el nivel de nuestra primera perspectiva encontramos un segundo problema que ya no es el de la a-sincronía estructural entre la masa y los componentes organizados, sino que se presenta al interior de una topología organizativa, esto es, entre distintos niveles organizativos referentes a la intensidad de la lucha política. El fenómeno que hemos descrito se caracteriza por problematizar las relaciones identitarias que son indispensables para la construcción colectiva. En este orden de ideas, es el sectarismo
Segunda perspectiva, segundo problema: de la organización a la lucha política. Proposición 3: Las organizaciones como corporaciones con estatuto legal, como agrupaciones insurgentes o como asociaciones de interés, suponen la coordinación de una trabajo político cuyo objetivo es modificar las condiciones sociales a favor de proyectos particulares, demandas especificas, controles locales y globales, reafirmación regímenes, desterritorialización de prácticas concretas, ocupación de territorios, etc.) De acuerdo con esto, la lucha política como terreno de las confrontaciones sociales que comprometen el terreno formal e informal de las
nómadas instituciones, suponen la existencia de tácticas y estrategias que hacen posible el desarrollo progresivo de un determinado proyecto y según procesos sociales y momentos históricos específicos. El fenómeno que hemos ubicado, en términos de la lucha política, es el infantilismo. Tal fenómeno es el resultado de una articulación negativa cuyas ambigüedades destrozan todo nexo entre la interpretación de lo real y su práctica efectiva, pragmáticas de estructuración y procesos históricos de transformación social. Por un lado la fatalidad de un “historicismo” cuya lógica necesaria e inagotable conclusividad nos envía al abandono de todo cuestionamiento y de toda razón. Por otro lado, en provecho de la satisfacción narcisista, de individualidades neuróticas, acaece la condición sedentaria que contiene todo complejo reaccionario. Entonces creemos que hay “cosas necesarias cuyo curso nos lo ha dictado la historia”, de tal manera que toda voluntad se encuentra sometida y arraigada a ello sin posibilidad alguna de emancipación (la adultez en sentido negativo) Entonces ofrecemos al más terrible absurdo nuestro abandono y abrazamos una existencia sin sentido, dejando de lado el uso de la razón y su posibilidad creadora, ya que todo compromiso se ha roto desde sus emancipaciones primigenias hasta sus culminaciones ultimas (Infancia en sentido negativo). Traducción 3: Toda posibilidad política de lo porvenir se encuentra obstaculizada por la fatalidad de una predestinación lógica e historicista convirtiendo las organizaciones estudiantiles en entidades funcionales a la repetitividad de
acciones y procesos ya codificados, a tácticas y estrategias ineficaces precisamente por pertenecer a un catálogo ya conocido que difumina su contenido en la apariencia de lo cotidiano. No se dan cuenta de que la seguridad de encontrar condiciones objetivas o momentos oportunos para el desencadenamiento de un caos revolucionario no está en una ilación heredada del pasado. Y más allá, Lejos de las prácticas políticas y más cerca de una ontología política, toda posibilidad política de lo porvenir se encuentra esclava en la diatriba de rescatar lo acontecido por miedo a la pérdida que llega con el olvido, en perjuicio de lo que está por acontecer en tanto éste acontecer es el resultado de una proyección creadora. Es precisamente que, en provecho de la acontecido y tratando de recuperar la lucha de los pueblos, olvidamos que estos últimos no han desarrollado sedimentaciones sino que operan un desenvolvimiento, un devenir al calor de la cultura que en su naturaleza no cesa de viajar en un juego infinito de creaciones, adaptaciones, sincretismos, de una cultura que no cesa de escapar a sí misma en busca de la liberación de los hombres. La cultura de los pueblos como máxima alteridad, encuentra en la historia su liberación porque es en ella donde toma vida, no de lo que ha sido y será, sino de lo que ha sido, lo que es ahora, y lo que puede ser en el futuro.
Tercera perspectiva, tercer problema: de la lucha a la revolución social. Proposición 4: Cuando nos centramos en el problema especifico y fundamental de la transformación
social, nos vemos enfrentados a la fatiga de tener que buscar, caminando a tientas y palpando con mesura, los medios para tal propósito precisamente porque no existen o se hallan ausentes. La lucha política, ya no como espacio de confrontación sino como tarea del sujeto, trae consigo la necesidad de un esfuerzo hacia la búsqueda y la invención. Pero primero surgen problemas que bien pueden exponerse como preliminares: ¿de qué sociedad estamos hablando?, ¿cuál es la necesidad de su transformación?, ¿Cuál es el sujeto de dicho cambio?, ¿de qué tipo de sujeto estamos hablando?, ¿quién es aquel que dice todo esto? ¿Es preciso hablar de sujeto? Preguntas cuyas respuestas no pueden plantearse según un orden procedimental y analítico. Las respuestas a todas estos interrogantes no pueden ser más que el resultado de un proceso que habrá siempre de avanzar con ese peso sobre la espalda, con la duda y la fe de estar transitando por el camino correcto. Las condiciones subjetivas así como el desarrollo de cierta subjetividad que entienda el estudiantado en la lucha política, solo puede fundamentarse sobre la base de una concepción sobre el rol social de la universidad. Esto no nos dice que haya en el fondo una justificación de la educación pública por sí misma, pues la masificación de la universidad, tal y como lo hemos visto desde hace ya 30 años, trae consigo problemas estructurales y funcionalizaciones del capital global. La defensa de la educación pública nos plantea dos aspectos de difícil conciliación. Por un lado la incondicionalidad del conocimiento, y por otro, la responsabi-
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de-mentes lidad social del saber. En tal orden de ideas, todas las instituciones de educación pública deben conservar la libertad de decir lo que deben decir, de buscar lo que deben buscar. Pero además, conservando un espíritu más fresco con respecto al conocimiento, debe reconstruir el compromiso ético- político con la vida social. La educación debe ser pública en razón de su incondicionalidad, en razón de su pluralidad y en razón de su sentido ético-político con el bienestar y la dignidad de la humanidad en su conjunto. Las organizaciones estudiantiles, como sujetos de la lucha política por la libertad del pensamiento, la no apropiación del conocimiento, por la democratización de la educación y su no determinación por un poder ajeno, deben re-construir el cuerpo político que le sirve de base y le da fuerza política a dicha lucha. Pero hay un fenómeno que obstaculiza toda posibilidad pues es en sí mismo la subjetividad antagónica a la lucha política por la sociedad mejor. Tal fenómenos lo hemos llamado hiperindividualismo. Según esta subjetividad hiperindividualizada el universo de lo social cobra dimensiones de externalidad con respecto a la vida del individuo. La órbita de la idea se reduce al espacio propio no solo como efecto del capitalismo y el Estado liberal burgués, sino también como progresión degenerativa de la modernidad.
parte de guerra
pues la fatalidad como absurdo quedaría desnuda ante nuestros ojos por causa de la finitud humana. El hombre camina a tientas y la única prueba que tiene del mundo en su continuidad histórica es el saber. “Yo” soy aquí y ahora no solo en la medida de mis sensaciones, sino en la medida en que el sentir presente se expande en la longitud temporal que va del nacimiento a la muerte, de la conciencia al mecanismo, del odio y la guerra al amor y al reconocimiento. Este ser de lejanías que nada hace de lo concreto, actualiza sus posibilidades por cuanto conoce el mundo en que habita, y lo habita en el conocer. ¿Qué sentido tiene la defensa de la educación pública si acudimos a ella como mercancía en el mercado laboral? ¿Acaso el conocimiento no debe ser incondicional con respecto al mundo en su oscura trama y a las oscuras turbas humanas?
Nos hallamos pues sobre el borde de un abismo. Por fuera de toda radicalización forzada, quienes privados del conocimiento quedaran reducidos a la condición de engranaje no serían sino la prueba del divorcio del conocimiento consigo mismo, por cuanto ya no hay espacio para la verdad y la razón, y por cuanto ya no hay espacio para las verdades en su creación. Solo seriamos brasa transitoria en el orden de las artificialidades más perniciosas del acontecer político, de la dominación y la servidumbre. Los anteriores aportes son brechas o desplazamientos que pueden eventualmente ser útiles para la creación y dirección de distintas acciones. Con esto no queremos más que contribuir a un nuevo encuentro, esta vez entre el colectivo De-mentes Nómadas y la comunidad universitaria.
Y que sean como niños inquietos, Atentos a explorar el mundo,
Traducción 4: Extravío, extravío… ¿en dónde nos hallamos ahora? ¿Y si el universo no existe más allá del horizonte que en la vista podemos atrapar? No existiría entonces razón para la vida y la libertad
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Conservando la sabiduría del filósofo, La valentía del guerrero y La pedagogía del buen amigo.
nómadas
UNIDAD PARA LA MOVILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN PARA LA UNIDAD Límites y Posibilidades de la Organización Estudiantil Boris Duarte Caviedes “Para crear algo nuevo hay que tener una palabra nueva, la cual irrumpe desde la exterioridad. Esa exterioridad es el pueblo mismo que parece que está del todo en el sistema y en realidad es extraño a él.” Enrique Dussel
en deuda con su pueblo, aun no responde como debiera a su llamado, porque no es consciente de su papel en el proceso revolucionario; sencillamente sus ojos están cegados por cierta idea del quehacer científico y del desarrollo que se reproduce en cada centro educativo a partir de una lógica pedagógica que castra
El estudiantado colombiano permanece
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de-mentes sus potencialidades creativas y lo subordina al pensamiento ya producido en otras latitudes. Algo no anda bien en el sector estudiantil, al parecer la mayoría de las masas estudiantiles de Colombia consciente o inconscientemente siguen embriagándose con la promesa de su asenso en la escala social que le ofrece este injusto sistema de producción, de distribución y de consumo que llamamos capitalismo. Por otro lado, consideramos que las organizaciones estudiantiles que de una u otra manera están a la cabeza del movimiento estudiantil han fracasado en su tarea de construir una política de unidad que logre aglutinar al estudiantado alrededor de las luchas por una nueva universidad, por una nueva pedagogía, por una nueva política educativa y por una nueva sociedad. Estas serán pues las problemáticas que a continuación intentaremos desarrollar, pero advertimos, que esta debe ser una tarea constante al interior de cualquier iniciativa que lance el grito de ¡ya basta, es hora de tomar conciencia y cambiar el rumbo de la historia! Para responder la pregunta acerca de la organización y del movimiento estudiantil que queremos hay que empezar por resignificar los fines y reinventar los métodos que han guiado nuestro trabajo político. Esta labor implica echar la vista atrás, aunque sea por un momento, y tratar de recoger los elementos más significativos en el desarrollo de los procesos de organización estudiantil: tomar atenta nota de las condiciones que posibilitaron o imposibilitaron la emergencia, algunas veces la consolidación,
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parte de guerra
y otras muchas la decadencia del movimiento estudiantil. Este ejercicio de memoria debe servirnos para recoger la experiencia de los diferentes procesos en los que emergió consiente un cuerpo político organizado que logro aglutinar diversas expresiones políticas, enfrentó el régimen político y defendió la universidad pública; debe servir también para entender la importancia de concertar caminos de unidad que garanticen una participación masiva del estudiantado y una articulación consiente con la sociedad toda; y sobre todo para reafirmarnos en la lucha por una educación liberadora, por una universidad para el pueblo, y por una nación libre y soberana. Hoy nuestra tarea es la de imaginar, la de crear, la de arriesgar nuevas apuestas, nuevos métodos en el que hacer político, y esto solo es posible en la medida en que logremos entender la complejidad de la realidad en la que vamos a desarrollar el trabajo. Tal realidad podemos descubrirla no más que en un el análisis riguroso del momento actual, de sus elementos más importantes: Las correlaciones de fuerza, los sujetos, los acontecimientos, las capacidades, los recursos y los objetivos. Es claro que el tratamiento de todos estos temas demanda una constante labor investigativa que es sumamente importante para proyectar el futuro de nuestra organización, del gremio, y de nuestra articulación con la sociedad en su conjunto; hay que entender pues que esta labor es condición de la superación de la crisis actual del movimiento estudiantil. Sin embargo, los trabajos académicos a este respecto
son mínimos, la memoria colectiva prácticamente inexistente y las preguntas demasiadas, de tal manera que el trabajo es entonces todo por hacer. Por eso en esta ocasión, reconociendo cada obstáculo, se trata de un diagnostico general de la situación actual del movimiento estudiantil, y del gremio en general, en lo que tiene que ver con sus motivaciones y con las formas organizativas que adopta para alcanzar los objetivos que se traza; finalmente versaremos acerca de los retos que se deben afrontar hoy en medio de la crisis y de cara a la consolidación de un movimiento estudiantil fuerte.
De dónde venimos (algo de historia, solo para empezar, y para ver si las cosas cambiaron). Las jornadas que se celebran cada 8 y 9 de junio, con cierta regularidad y de múltiples formas en diferentes centros educativos del país, desde hace 80 años, recuerdan la primera vez 1 (iniciado el siglo XX) que el estudiantado colombiano salió a las calles a sentar su voz de protesta contra la injusticia, la desigualdad, la represión del régimen, y fundamentalmente contra la llamada “rosca”. En efecto, el movimiento estudiantil, que durante toda la década de los años 20 estuvo inspirado en el manifiesto de los estudiantes de la universidad de Córdoba2, se caracterizo por la reivindicación de la autonomía y la libertad de cátedra; y por su oposición a la corrupción en el gobierno, a la malversación de los fondos públicos, al clientelismo, etc. Aquel 8 de junio de 1929 se trataba de una
nómadas manifestación estudiantil conmemoratoria de la masacre de las bananeras – por lo tanto antiimperialista –, y contra el nombramiento del general Carlos Cortés Vargas3 como jefe de policía en Bogotá 4. La década del 20 es característica por los debates constantes en el seno de la comunidad estudiantil alrededor de la reforma universitaria. Inspirados en los logros de los estudiantes de Córdoba en 19185 , el estudiantado colombiano lucho por una reforma académica y administrativa, principalmente por la libertad de cátedra, y por la autonomía universitaria. (Ruiz Montealegre, pág. 15-49, 2002) Desde entonces y hasta mediados de los 50 el escenario universitario se había alejado de los debates sobre temáticas de orden gremial y político, había no más que una veintena de universidades, la mayoría de la población estudiantil provenía de las clases acomodadas y se adscribía a uno u otro de los partidos tradicionales. Sin embargo, los acontecimientos del 8 y 9 de junio de 1954 llevarán a algunos sectores estudiantiles a conformar una organización para la representación de sus intereses ante las autoridades universitarias, y ante el gobierno nacional, y que se diferenciase de la FUC 6 . Se crea entonces la Federación de Estudiantes Colombianos (FEC). Mas que una federación en todo el sentido, realmente se recogía en pequeños núcleos estudiantiles establecidos en algunas facultades de Bogotá y en centros educativos de provincia, y estaba constituida por estudiantes de ideas democráticas y progresistas que luchaban contra dictadura por el restablecimiento
de la democracia y la necesidad de una nueva reforma de la universidad. De su estructura organizativa cabe rescatar su organización de base a través de consejos estudiantiles en las facultades, la existencia de una dirección nacional y de un comité ejecutivo, aunque se trato de una organización de corte caudillista que respondía al activismo y al discurso de sus principales dirigentes, y que enfrentaba graves problemas de desarticulación entre el trabajo de los núcleos – que trabajaban casi en la clandestinidad – dificultando una mayor divulgación de los postulados y las actividades de la FEC 7 . El papel de esta organización fue significativo pues represento el inconformismo de un sector del estudiantado que posteriormente será determinante en la conformación de una organización que planteará las transformaciones del sistema educativo, pero en ese entonces no se trato más que de un movimiento estudiantil coyuntural – para enfrentar casi exclusivamente la dictadura de rojas pinilla. (Ruiz Montealegre, pág. 53-86, 2002) En 1957 se asiste a un momento de grandes cambios para la sociedad colombiana, ciertas transformaciones económicas trajeron algún bienestar para la población, por ejemplo, permitieron extender la posibilidad de acceso a la educación superior a sectores marginados hasta el momento de esta oportunidad, y pronto el movimiento estudiantil fue el reflejo de las nuevas capas sociales que iban emergiendo. En este contexto se realiza el primer Congreso Nacional Estudiantil convocado por diversos sectores estudiantiles,
cuyo resultado es el nacimiento de la UNEC como una organización estudiantil con fines estrictamente gremiales e independientes de toda influencia política externa. Las principales motivaciones giraban en torno a la consolidación del sistema democrático, y la suscripción de una nueva reforma universitaria para consagrar elementos como la democratización de la educación y la autonomía universitaria. Este proceso de organización estudiantil camino a pasos lentos y se desarrollo en mayor medida en las universidades privadas, en las que existía ya cierta trayectoria de lucha; era característico de este proceso la manera en que tomaba su fuerza de la capacidad de sus líderes antes que de un conocimiento general de los militantes de la organización acerca de la problemática. En algún momento la unidad que había sido posible en la lucha común contra la dictadura en el 57, dejo ver los primeros síntomas de resquebrajamiento cuando se presento el debate acerca de cual habría de ser el papel del movimiento estudiantil en la sociedad. Muchos dirigentes estudiantiles empiezan a considerar que no se trata solamente de impulsar los cambios de orden académico y universitario, según ellos la organización estudiantil debía interesarse por el desarrollo de una sociedad democrática en beneficio de los sectores mas excluidos como el obrero o el campesino, el papel del estudiantado debía ser el de impulsar estas transformaciones. En 1959 la UNEC celebra su tercer congreso, y para entonces se trataba de una organización que había alcanzado cierta madures en su estructura organizativa, pero
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de-mentes que no lograba encontrarse con el sentir general de las masas estudiantiles que aunque consientes de cómo los partidos tradicionales habían socavado el desarrollo de la universidad, seguían plegadas a los discursos confesionales del oficialismo gubernamental. La UNEC se disuelve hacia finales del 50 en menor medida por la represión del régimen y mas por múltiples divisiones internas y a causas de sus mayores debilidades: la UNEC carecía pues de influencia en grandes centros docentes como la UN; pretendía fundar una federación de carácter nacional sin contar con el apoyo de las masa estudiantiles; y sus dirigentes se habían anquilosado, muchos habían dejado de ser estudiantes y continuaban manteniendo sus cargos en la organización. En síntesis, este fue un periodo del Movimiento Estudiantil, y de organizaciones importantes como la UNEC, en el que se postularon reivindicaciones gremiales alrededor de temas como la autonomía universitaria, el cogobierno estudiantil, la libertad de cátedra, la democratización de la educación y la cultura, etc. Y si bien estos no dejaron de ser mas que consignas, si fueron toda una experiencia muy importante que habría de recoger la inmediata generación de los años 60. (Ruiz Montealegre, pág. 52-86, 2002) La década del 60 inicia con un importante auge y crecimiento del movimiento estudiantil marcado por el desarrollo de un proceso de politización al interior de sus filas: el estudiantado toma conciencia de cómo los problemas en el sector educativo y los conflictos universitarios son una consecuencia de la política educativa del Estado, mu-
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parte de guerra
chas veces relacionada con otros problemas sociales, y no de la coyuntura. Emerge entonces una oposición consiente, que esta determinada por un elemento importante: La defensa de la educación pública, que determino el primer enfrentamiento directo entre el estudiantado y gobierno del Frente Nacional. Este elemento encierra una postura nueva entre el estudiantado y supone una identificación política contra el régimen, justo cuando es evidente, por un lado, el crecimiento de la universidad privada con el apoyo del Estado, y por el otro, los recortes en el presupuesto oficial destinado a las instituciones publicas de educación superior.(Ruiz Montealegre, pág. 116-219, 2002).
Actualidad del Movimiento Estudiantil (El estado de la movilización). Hoy la situación del país no es muy diferente que en 1929 en lo que respecta a la cultura política, a las prácticas democráticas, a la desigualdad, al gobierno de “la rosca”, a la exclusión, a la represión, etc.; ni siquiera es muy diferente en lo que tiene que ver con las formas que adopta la organización estudiantil – guardadas las proporciones. Sin embargo el desarrollo y la posterior consolidación del capitalismo a lo largo de los últimos 80 años han dejado a su paso una red compleja de relaciones sociales de dominación que operan en términos generales como “un mecanismo de control arraigado en el consumo, reproduciendo en serie la masificación del individuoconsumidor, incapaz de pensar por si mismo y cada vez mas arrinconado por el alud de la información
y la publicidad de que se encubre con la sutileza de la imagen.”8. De tal manera que se han producido cambios, en las mentalidades de los y las jóvenes estudiantes de Colombia, que deben ser considerados en cada esfuerzo por construir movimiento estudiantil, es decir, por dotar de nuevo sentido la política y por resignificar el contenido de lo público, de la educación publica, de la universidad publica; considerar estos cambios es de vital importancia para los procesos de organización a futuro. Existen pues varios elementos generales propios del contexto político colombiano que deben tenerse muy presentes a la hora de lanzarnos al trabajo político. La aceptación del autoritarismo – que en nuestro país toma la forma de una dictadura civil – como forma de gobierno; el desarrollado, prolongación y degradación del conflicto armado; y la ausencia de un proyecto político alternativo de país. Estos son los elementos generales de un cuadro que debe entender cualquier organización estudiantil que se piense el problema organizativo en el sector. En el se desata la llamada estrategia de guerra contrainsurgente del Estado – en el marco de lo que hoy se ha dado en llamar guerras de baja intensidad – para enfrentar al terrorismo, pero que se trata mas del esfuerzo por asegurar el control total y la obediencia de las capas medias y bajas de la sociedad. En este propósito, el Estado – como instrumento de las clases dominantes – emplea dispositivos como el terror paramilitar, el estado de opinión, los decretos de emergencia, las cárceles, los escuadrones antidisturbios, las redes de informantes,
nómadas las políticas asistencialistas, entre muchos otros, diseñados para silenciar las voces y domesticar los cuerpos de quienes reclaman justicia e igualdad; el establecimiento actúa siempre bajo la idea de que el nuestro es un país democrático que avanza hacia el desarrollo y que por lo tanto no requiere transformaciones estructurales en materia política, social y económica. Además, esta el problema del narcotráfico, que a través de diversas redes alimenta una cultura del dinero fácil que seduce fácilmente a la juventud y la atrapa en una telaraña de promesas y engaños. Y ni que decir de los desaciertos de la guerrilla, que supuestamente desarrolla su lucha en función de una nueva Colombia. Como ya lo decíamos, todos estos elementos tienen efectos importantes sobre los y las jóvenes y sobre el sector estudiantil en su conjunto, que hoy se ha desilusionado en buena medida de un proyecto revolucionario capaz de cambiar el sentido de la política y de redefinir el contenido de lo público, es decir, capaz de entender las verdaderas necesidades del pueblo, y de construir con él las soluciones. En suma, el sector estudiantil, históricamente subordinado, se caracteriza por ser un sector social heterogéneo – tal vez hoy más que antes – en lo que respecta a los fines y las formas que determinan su organización, a los niveles de conciencia, y a su composición. Muchos elementos intervienen en esta problemática, pero analicemos algunos de los más importantes: Si pensamos en la existencia de un movimiento estudiantil hoy, hay que decir en todo caso que este se aleja bastante de la idea
de un cuerpo político que emerge como expresión organizada de un grupo social autoconsciente, que aglutina las masas estudiantiles y que desarrolla una propuesta política perfectamente comunicable y ampliamente aceptada no solo entre el estudiantado, sino por la sociedad en general. En el plano político, se trata mas bien de un sin número de organizaciones dispersas que de manera infantil y frecuentemente agotan sus esfuerzos en peleas absurdas por el control de los diferentes espacios de encuentro (coordinadoras, concejos, asambleas, etc.) aun cuando la mayoría representan tendencias políticas de izquierda afines en sus principios filosóficos, políticos e ideológicos. La consecuencia inmediata de esta situación se refleja claramente en la pérdida de la legitimidad de las organizaciones, e incluso de estos espacios. Además, tienden a prevalecer las agendas propias sobre la agenda colectiva y por tanto se van perdiendo las confianzas entre aquellas minorías organizadas, sin contar con la consecuente pérdida de capacidad de convocatoria amplia e incluyente. Estas disputas intestinas impiden en ultimas la construcción de un proyecto que supere la lógica contestataria y se convierta en propuesta, defendible, realizable, capaz de hacer frente al establecimiento que en cambio si logra desarrollar a su antojo los postulados del neoliberalismo pedagógico. El movimiento estudiantil de hoy carece de mecanismos democráticos de planificación, de desarrollo y de evaluación del proceso, y por lo mismo es completamente espontáneo, de tal manera que se reduce, las más de la veces, a iniciativas aisladas que no cuen-
tan con el apoyo de las masas, y que toman más la forma de débiles alegatos que de un movimiento contra las reformas universitarias y contra las políticas de Estado que afectan al resto de la sociedad en otros ámbitos: el movimiento estudiantil entonces no cuenta con una capacidad de movilización tal, que le permita llegar con la fuerza suficiente a los escenarios de confrontación, y ni siquiera es capaz de generar la suficiente presión sobre el gobierno como para forzarlo a sentarse en una mesa de negociación. En el plano social podría decirse que el estudiantado hoy es mucho más joven y diverso que antes. Esta juventud y diversidad marcan sus posibilidades a futuro, pero también sus límites, al final todo dependerán de la manera en que logremos organizarnos. En términos de su composición está constituido de manera importante por las capas medias de la sociedad y solamente el 30% estudia en instituciones públicas – donde se encuentran los mayores índices de organización. En su seno emergen múltiples expresiones políticas que se desarrollan – la mayoría – como prácticas contraculturales articuladas al arte, al folclor, a la política, a la religión, etc.; y si bien el anticapitalismo no está presente de manera explícita en cada expresión, lo que se ve es que constantemente, implícita o explícitamente, aparecen elementos anti sistémicos que se rebelan contra los órdenes políticos, religiosos, económicos, simbólicos, reproductivos, éticos, morales, etc., propios del modo de producción capitalista. Sin embargo no existe una identidad estudiantil que logre conden-
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de-mentes sar todos los elementos que estas expresiones podrían aportar a una propuesta organizativa, primero, frete a las necesidades del sector, y articulada en todo caso al nuevo proyecto de nación que se espera construir con el concurso de todos los sectores sociales. Estas razones nos mueven a pensar que el accionar de estudiante de hoy esta al parecer más relacionado con el hecho de ser joven que con el de ser precisamente estudiante: es por demás común el hecho de que las practicas de reconocimiento se dan al interior de grupos, de “parches”, de sociabilidades que rebasan el espectro de las relaciones como estudiantes, pero que pueden enriquecerlas.
parte de guerra
ten a la consolidación del movimiento estudiantil.
sitaria en sus aspectos político-docente, administrativo y económico; elección de los cuerpos directivos y de las autoridades
NOTAS
universitarias por la propia comunidad universitaria y participación de sus elementos
1 Si bien en 1909 los estudiantes, y en ge-
constitutivos en los organismos de direc-
neral los sectores popular, se movilizaron
ción; libertad de cátedra; gratuidad de la
en contra del gobierno de Rafael Reyes
enseñanza; fortalecimiento de la función
hasta su caída, poco o nada se sabe de las
social de la universidad; lucha contra las
movilizaciones estudiantiles de la primera
dictaduras y el imperialismo; etc. Para una
década del siglo.
mirada mas profunda de los efectos de la reforma de Córdoba ver: Ruiz Montealegre
2 Manifiesto de Córdoba 21 de junio de 1918.
Manuel, SUEÑOS Y REALIDADAES proceso de organización estudiantil 1954-1966,
3 En 1928 El general Carlos Cortés Vargas
Universidad Nacional de Colombia, Bogotá
ejecuto la orden de reprimir las protestas
2002.
por mejores condiciones salariales de los de la United Fuit Company. La acción en lo
6 La federación de Estudiantes Universita-
que se llamo posteriormente la masacre
rios (FUC) fue creada en abril de 1953, du-
de las bananeras.
rante un congreso estudiantil organizado por el gobierno conservador, se plegaba y
En términos generales el avance del proceso revolucionario en el sector aun se encuentra en una etapa de reconocimiento. Si el objetivo es insertar una ruptura en los mecanismos de subjetivación que el modo de producción capitalista desarrolla para decidir sobre la vida y la muerte de la humanidad, lo lógico será que tratemos de identificar primeramente cual es el lugar que ocupa el estudiantado en este sistema de producción, para determinar con certeza el, o los lugares en los que se puede configurar como sujeto revolucionario, porque será desde allí, y solo desde allí, desde donde agitemos nuestras consignas y levantemos nuestras banderas. Esta es una pregunta que permanece aun sin respuesta, y para resolverla es preciso reconocer los intereses, las resistencias, las motivaciones características del estudiante y joven de hoy. Solo en este momento podremos plantear alternativas políticas sólidas y claras que apor-
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4 El saldo de la jornada fue el asesinato a
seguía los parámetros que le señalaba el
mano de las FFAA del estudiante de dere-
gobierno.
cho Gonzalo Bravo Pérez. 7 Ruiz Montealegre Manuel, SUEÑOS Y 5 La reforma de Córdoba influirán notable-
REALIDADAES proceso de organización
mente en los movimientos estudiantiles y
estudiantil 1954-1966, Universidad Nacio-
se convertirá en el paradigma de la lucha
nal de Colombia, Bogotá 2002.
universitaria hasta mediados de los 60. Para entender los alcances de esta influen-
8 Gonzales Silva Cristóbal, INTRODUCCION
cia en Colombia, algunos de sus principa-
A LAS IDEAS FILOSOFICAS, CED-INS, Bo-
les planteamientos:
gotá 2005.
Autonomía univer-
nómadas
EL ESPIRITU DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL NO HA MUERTO, TAN SOLO AGONIZA1. Omar Millán Bautista2 “Si fuéramos capaces de unirnos, qué cercano y hermoso seria el futuro” Ernesto Che Guevara
estudiantil, del movimiento estudiantil se pronuncia en las asambleas triestamentarias, las asambleas de facultad, las coordinadoras distritales, coordinadoras de facultades, se pronuncia en los encuentros nacionales de estudiantes.
¡UNIDAD! ¡UNIDAD! ¡UNIDAD! De la comunidad
¡UNIDAD!, pronuncian las Redes, las Asociaciones, las Federaciones y demás organizaciones estudiantiles, ¡UNIDAD! pronuncia el y la socialdemócrata, el y la comunista, el y la anarquista, el y la antiimperialista, el y la estudiante de a pie, hasta el y la ni mierdista etc. Sin embargo esta palabra casi siempre no va más allá del simple discurso al momento de actuar en la esfera pública estudiantil, siendo la palabra mas prostituida al interior del movimiento estudiantil.
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de-mentes Sí todos y todas están de acuerdo en que la necesidad objetiva del movimiento requiere la unidad como punto de partida y base sólida para su lucha política. Sin ella encontramos el fatal límite de no ser más que siempre resistencia contenida por la forma de dominación; que si bien es contestaría no logra desplegar mínimamente las estrategias y prácticas que permitan estar a la altura de los retos; estar a la ofensiva, en la primera línea de confrontación contra el dictado impuesto a nuestras vidas y cuerpos, contra el disciplinamiento de la vida, contra la escuela como relación social encargada de producir las mentes anestesiadas que el capital global requiere. Así, pues, sin Unidad es imposible conquistar las banderas de la lucha estudiantil y social. ¿Por qué la unidad del movimiento estudiantil no es un hecho real?, ¿Qué impide que esa unidad, que existe como idea, aun no sea? Nos encontramos frente a la Unidad en un punto muerto al igual que la histórica generación de los 70’s. Será acaso que el tema de la unidad es una utopía o será que los y las estudiantes y el movimiento estudiantil pasan por una etapa de infantilismo que hace de la Unidad un mito sin lugar en la historia, pues las practicas y procesos del movimiento se encuentran codificadas por el poder de tal forma que su recurrencia continua en la historia es muestra del abandono del acontecimiento y de la entrega, en cambio, a la funcionalidad.
Entorno al Infantilismo El Infantilismo es un proceso destructivo y alienante que niega la
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potencialidad del movimiento estudiantil para devenir en formas diferentes a su actual forma, hoy en crisis. El Infantilismo se expresa en múltiples prácticas y formas de ser y actuar en diferentes órdenes de la vida estudiantil. De tal suerte que logra mutilar y marginar el proceso creativo, colectivo e innovador al que los retos del movimiento estudiantil exigen una urgencia inaplazable. El infantilismo radica en el no reconocimiento de la otredad, de la heterogeneidad –que la base del movimiento es diversa-, que es negada recurrentemente por las organizaciones estudiantiles. Ella buscan imponer la forma indicada, acorde a sus concepciones políticas, ideológicas y de trabajo: el cómo debe ser la forma correcta que debe configurar la acción colectiva del movimiento estudiantil. Generando así como fatalidad que el movimiento termine desarticulado, pues su sustancia práctica se encuentra en la diversidad de la base y no en la de la dirigencia. Esta tarea de de intentar someter la movilización estudiantil a la concepción político, ideológica y de trabajo de una o unas organizaciones, conduce a fuertes disputas que no contribuyen en nada a la unidad del movimiento y más bien lo que logran es su deslegitimación ante la comunidad universitaria. Disputas que traen como consecuencia que los métodos y principios de una organización sean vistos por la otra(s) como una “desviación” de la línea pura o correcta para el actuar en el movimiento estudiantil. Este sectarismo niega la diversidad del movimiento en nombre de una “verdad” considerada por unos cuantos como la correcta y absoluta; negando el movimiento histórico como un proceso que es dinámico y contingente al presentarlo como estático y circular. De antemano se señala el curso que debe tomar el movimiento y se simplifica la complejidad de los factores que lo componen y condicionan, clausurando con ello la posibilidad de crear con otros y otras que también están deseando construir universidad acorde a las necesidades materiales y existenciales del pueblo.3 Si bien aunque cada organización siempre se presenta como la más democrática, amplia e incluyente ante la comunidad estudiantil y pese a que comparten elementos y marcos de sentido comunes, como la identidad con la necesidad de transformaciones radicales y profundas en la educación y la sociedad, estas identificaciones no suponen una articulación efectiva, pues, en el movimiento estudiantil, por regla general, existe un desprecio por pensar los procesos de toma de decisiones vinculantes. Estos, en cambio, se caracterizan por no tener mecanismos incluyentes, participativos y democráticos que reconozcan la otredad, la diversidad de la comunidad estudiantil y la diferencia entre organizaciones estudiantiles. Por tanto la articulación efectiva no solo depende de los objetivos establecidos, por ejemplo en un encuentro nacional de estudiantes universitarios, sino también de la forma en que se buscan alcanzar. Avanzar en este sentido implica no sacrificar la diversidad que enriquece la acción
nómadas colectiva; implica también recoger los disensos y cualificar los espacios de toma de decisiones.
¿Unidad Homogénea? Se puede plantear que la unidad que busca la actual forma del movimiento –el infantilismo- es una que busca homogenizar la diversidad del estudiantado y eliminar la diferencia existente entre las organizaciones cuando una o varias organizaciones en determinado espacio reducen el espacio vital de las demás o le buscan imponer sus mismos métodos de trabajo. Aquí es pertinente y necesario decir que las organizaciones no son y no se deben creer el movimiento estudiantil –aunque son vitales para la existencia de éste- y que todo intento de crear unidad en sentido de una única organización estudiantil, actualmente no es pertinente. Por un lado, ello significaría someter la diversidad a la lógica de la homogeneidad de una concepción política e ideológica y en donde se perdería la potencialidad que los diferentes métodos de trabajo de cada organización permiten para el relacionamiento con la diversidad de la base estudiantil y por otro lado debido a la diferencia orgánica entre las colectividades estudiantiles -verticales y horizontales- el esfuerzo por establecer una única organización terminaría por crear una organización más dentro de la escena estudiantil. Por tanto, es necesario el reconocimiento de la pluralidad para avanzar en una unidad concreta en términos de articulación práctica y procedimental que permita generar confianzas entre las organizaciones y mayor sincronía entre el estudiantado, las
organizaciones estudiantiles y las iniciativas no organizadas como colectividad estudiantil. Todo este proceso genera una profunda dispersión de las iniciativas y también una continua recurrencia a los mismos errores del pasado en los cuales se insiste tercamente una y otra vez ¡cómo si en la universidad en la que confluye diversidad de saberes no habitara la razón! De esta forma el movimiento estudiantil se abandona y abandona su fe en la victoria al espontaneismo y a la tradición para combatir un sistema que ha sabido tiempo atrás funcionalizar sus practicas
Agoniza el espíritu del movimiento… Abandonado el movimiento estudiantil al espontaneismo y la tradición, funcionalizado y atomizado, condenado al infantilismo e invisible en su cotidianidad… sucede la fatalidad en situaciones coyunturales, se enfrenta la arremetida del sistema no con un cuerpo político vigoroso, capaz de leer estratégicamente el momento político, sino con un cuerpo desnutrido que no logra resistir la embestida debido a que no logra superar sus contradicciones internas que permitan concretar la unidad. Con ello una nueva derrota que conduce al escepticismo del espíritu estudiantil, la domesticación de la rebeldía y la pérdida de fuerza del movimiento. Derrota que prepara el terreno para que el y la estudiante conformista aplaste sus ideales de libertad entregándose próximamente al mundo aburrido del mercado laboral y la universidad cumple, de nuevo, su papel como institución: normalizar las conductas de las personas que pasan por sus aulas, que construyen con su pasividad, la universidad funcional al capital global, se pierden estudiantes que nunca mas participarán activamente en el proyecto de construir universidad critica y transformadora y que reprocharan todo intento organizativo e iniciativa que lance de nuevo el llamado ético a la lucha. Teniendo encuenta la “gomelización” de la universidad pública y que los índices de militancia en las organizaciones estudiantiles han disminuido con respecto a las décadas anteriores, la persistencia histórica de las contradicciones del movimiento significan la agonización del movimiento estudiantil. La individualización exacerbada del estudiante difícilmente permite un engranaje que ligue la producción del conocimiento con un proyecto de sociedad digno. La Universidad hoy en día sin el derecho incondicional a decir todo lo que tiene que decir, investigar todo lo que tenga que investigar y cuestionar todo lo que tenga que cuestionar, incluso la misma forma de generar critica, ha caído incondicionalmente a favor del poder empresarial y gubernamental para reproducir el proyecto de nación de las clases dominantes que históricamente han excluido de múltiples maneras a las clases populares de tal proyecto.
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de-mentes La universidad hoy en día es; más una empresa que vende productos y servicios -debido a la imposición de su autofinanciación-, que un centro de generación de conocimiento humanístico. En este sentido el movimiento estudiantil colombiano replegado en sus contradicciones, sin capacidad y recursos para transmitir a la indolente comunidad académica y sociedad en su conjunto la necesidad en la defensa de la universidad publica y la construcción de la universidad popular, se disipa, se debilita paulatinamente. Pero su espíritu no ha muerto tan solo agoniza y desde su agonía lanza un grito de dignidad. …Grito de Negación: Desaprender! Este grito de negación es para negar al estudiante conformista, negar al sectarismo de la organización estudiantil, negar a la incapacidad del movimiento estudiantil para conquistar las banderas de la autonomía y democracia, de la financiación estatal, la calidad académica, del saber humanístico al servicio de las clases populares, negar que la protesta no sea masiva, negar la situación actual del movimiento y negarnos a nosotros mismos. Todo ejercicio de dominación supone cierto grado de consentimiento del dominado; negar el infantilismo dado en la incapacidad de imaginar nuevas formas de existir del movimiento estudiantil que liberen su capacidad creadora y desde el compromiso abnegado que caminando el camino construya utopía y revolución con el otro y la otra, que amplié las fronteras de lo posible hacia lo que debe ser una universidad popular sin condiciones, sin límites, que preserve el sentido
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humanístico de la generación y transmisión de conocimiento, que logre unir discurso y praxis. Es un grito de negación de la “nostredad actual” porque podemos ser de múltiples formas y no de solo una. Estas se desarrollan en el devenir contingente que debe articular mínimos comunes para llenarlos de contenido programático, que construya unidad real y no abstracta y discursiva; que en el proceso de la unidad no se aplaste las singularidades en pro de una totalidad que es ineficiente y ficticia sin el desarrollo de estas y reconocimiento de la pluralidad. Cómo se construye ese movimiento estudiantil, sin lugar a dudas afortunadamente nadie tiene la fórmula mágica para ello, pues ella se erigiría como la verdad absoluta con la cual se juzgan como adecuadas o no las distintas formas de resistencia que libra el movimiento estudiantil. Pero por lo que podemos empezar es por aprender a desaprender la forma en que hemos construido movimiento, desaprender el sectarismo y el autoritarismo, desaprender a no incluir al compañero y la compañera. Desaprender la actual relación profesor-estudiante que prescinde de la imaginación, en fin aprender a desaprender a reproducir la institucionalidad y el orden. Todo este proceso debe reposar sobre la base de la construcción de un cuerpo político amplio e incluyente que aprenda a subvertir la institucionalidad que genere mecanismos y procesos que configure hegemonías consensuadas y marcos de sentido amplios con resonancia mas allá de quienes son hoy comunidad estudiantil, que llegue a los excluidos de la educación superior y también a quienes esperan de los estudiantes una aplicación ética de sus saberes; que se construya un movimiento que haga el transito de su escenario particular y propio al campo societal y a la confluencia con las demás luchas del movimiento social. Llegados a este punto es el grito quien libera el flujo de las subjetividades, que hace de la unidad no algo instrumental sino sustancial para poner al estudiante en su verdadera dimensión: en las primeras filas del cambio histórico, donde no se renuncia a la singularidad y pluralidad compleja en la que tales nuevas subjetividades se construyen local y globalmente.
NOTAS 1 Reflexiones, conclusiones y conjeturas de mi experiencia personal durante mi estancia en la Universidad Nacional. 2 Estudiante de Ciencia Política, Universidad Nacional de Colombia. 3 Estas consideraciones y otras evidentemente no buscan negar el esfuerzo de organizaciones estudiantiles y personas que con espíritu realmente crítico trabajan por un movimiento y organización estudiantil más incluyente y consensual.
nómadas
MÁS ALLÁ DE LA MILITANCIA Jesus Alberto Basto queremos escuchar!”: fue la iracunda respuesta que obtuvimos en algunos salones de clase, cuando pedíamos un par de minutos para informar acerca de lo que ya no eran denuncias de activistas universitarios, sino de los grandes medios de comunicación del país, e inclusive, del profesor Moisés Wasserman, rector de la UN: si las políticas de financiación de la Universidad Pública no se replantean, la UN será insostenible en el plazo de dos años. Junto a este incidente, aparentemente aislado, podemos ubicar los enfrentamientos que se presentan en torno a los bloqueos de edificios (enfrentamientos que algunas veces alcanzan el nivel físico); la baja participación en las asambleas y espacios de discusión en torno a la problemática universitaria; y la corta duración del sentido de pertenencia con la Universidad Pública que adquieren algunos estudiantes, principalmente, los de los primeros semestres. Para los que llevamos más tiempo en la UN, cada coyuntura nos presenta todos estos elementos como partes de una película que ya hemos visto, y cuyo final nos ha decepcionado. Frente a este panorama desalentador (el de el posible cierre de la UN; pero aun mas, de la actitud del estudiantado frente a ello), la invitación (o provocación, como preferimos llamarla) que extiende el Colectivo De-Mentes Nómadas, a discutir un conjunto de proposiciones en torno al movimiento estudiantil, adquiere gran relevancia… o al menos esperamos que la adquiera.
“¡Váyanse, no los
Después de estas consideraciones, abordemos entonces el problema que nos convoca. La primera proposición nos plantea una diferenciación entre el estudiantado “organizado” y el “no organizado” así como una “a-sincronía estructural” entre estos dos componentes. Pero además, la segunda proposición habla de una desarticulación interna del componente “organizado”. Yo creería que la clave para el entendimiento del problema radica en tratar de establecer qué es lo que nos haría al estudiantado ser un conjunto diferenciado de individuos con nuestros propios intereses y aspiraciones gremiales. Inmediatamente identificamos que dichos intereses serían las condiciones de nuestra formación y las de nuestro futuro profesional.
Desempolvando Otro “Diagnóstico”
un rol especifico en una pasividad general. [2] El estudiante no es una excepción a la regla. Este viene a jugar un papel provisional, un ensayo hacia su rol final como un elemento de la sociedad de mercado tan conservador como los demás. Ser estudiante es una forma de iniciación. Una iniciación que evoca los ritos de las sociedades primitivas con bizarra precisión. Sucede fuera de la historia, sin vínculo con la realidad social. El estudiante lleva una doble vida, suspendido entre su status actual y su futuro rol. Los dos se encuentran absolutamente separados, y el transito del uno al otro es un evento mecánico “en el futuro”. Mientras tanto, se mantiene en un estado de conciencia esquizofrénico, retirándose a su grupo de iniciación para huir de dicho futuro. Protegido de la historia, el presente es un trance místico.” [3]
Entonces, podemos hallar aquí, la característica esencial del estudiante: su actual estado de transición, de preparación para una futura “inserción” en la sociedad. Este problema ya había sido analizado en 1966 por estudiantes miembros de la Internationale Situationniste en un documento de gran importancia en la historia de los movimientos estudiantiles titulado “Sobre la Miseria de la Vida Estudiantil: considerada bajo sus aspectos económico, político, psicológico, sexual y particularmente intelectual, y una modesta propuesta para su solución” [1]: “El capitalismo moderno y su espectáculo impone a cada individuo
Pero entonces, ¿Cómo es que el estudiante “huye de su futuro”? El documento continua: “La lógica del capitalismo moderno impone que la mayoría de estudiantes solo puedan llegar a ser petits cadres (con la misma función en el capitalismo actual que la de un obrero calificado en la economía del siglo XIX). El estudiante conoce lo miserable que será su “glorioso futuro”, el cual, se supone, compensará la vergonzosa miseria de su presente. Frente a este conocimiento, prefiere dotar su presente de un prestigio inexistente. Después de todo, no habrá compensación mágica para la monotonía presente: mañana será como
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de-mentes ayer, señalando a estos ingenuos el camino a la muerte. Es de esperarse entonces, que tome refugio en un presente irreal.” [4] Esto es cotidiano entre el estudiantado de la UN. Las continuas alusiones al prestigio que implica ser estudiante de “La Universidad Nacional” (alimentadas irresponsablemente desde la semana de inducción por los monitores y directivas de la universidad), la participación en “congresos” que nos hacen sentir parte de grandes comunidades científicas realmente inexistentes, nuestro supuesto “asegurado” acceso a los posgrados, y el mito de un país económicamente emergente son el “opio” que nos auto administramos constantemente para hacer nuestra situación más llevadera y ocultar la penosa lucha por sobrevivir que vemos en los recién graduados. El estudiante “celebra todos los valores y mistificaciones del sistema, devorándolos con la ansiedad que el infante tiene hacia el seno. Una vez las viejas ilusiones han tenido que ser impuestas sobre una aristocracia obrera; los futuros petits cadres las ingieren bajo el pretexto de la cultura.” Pero en medio de este prestigio auto fabricado, del cual podría hablarse mucho mas, se presenta un fenómeno bastante curioso y pertinente para nuestro análisis: algunos “reconocen” la responsabilidad social que implica tener este altísimo privilegio. Observamos entonces la “politización” de un sector del estudiantado y el fenómeno de la militancia estudiantil. [5] La conciencia del estudiantado sobre su “rol social” como futuro
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dirigente en la sociedad colombiana presupone una concepción de universidad que no difiere mucho del ideal burgués de esta: sigue siendo un espacio para la formación de cuadros (profesionales o políticos). El problema que inmediatamente salta a la vista es entonces, ¿cuál es el futuro de los cuadros universitarios una vez realicen su “inserción” en la sociedad? Hay básicamente dos caminos: se continúa la militancia en organizaciones de izquierda (buscando iniciar una “carrera” política), o una cómoda carrera profesoral de “resistencia académica” en la universidad; o se realiza un lento acomodamiento al sistema, adoptando sus valores y estilo de vida, dejando tan solo una nostalgia de izquierda y, tal vez, la participación en una que otra marcha. Por supuesto, este no es un fenómeno endémico. Volvamos al documento: “En Francia más que en cualquier otra parte, el estudiante se encuentra pasivamente predispuesto a ser politizado. En esta esfera también acepta con facilidad la misma participación alienada y espectacular. Recogiendo los restos resquebrajados de una izquierda que fue aniquilada más de cuarenta años atrás por el reformismo “socialista” y la contrarrevolución estalinista, es de nuevo culpable de una ignorancia impresionante. La derecha tiene muy claro que el movimiento obrero ha sido derrotado, y también los mismos obreros lo tienen claro, aunque de una manera más problemática. Pero los estudiantes continúan alegremente convocando a movilizaciones en su nombre, en las que participan estudiantes y solo estudiantes. Esto es falsa conciencia política en su estado virginal, un hecho que naturalmente convierte a las universidades en un terreno de caza para los manipuladores de las decadentes organizaciones burocráticas. Para estos últimos, es juego de niños el programar las opciones políticas del estudiantado.” [6]
Más Allá De La Militancia El punto de vista de la militancia ha sido siempre el de la separación de las luchas y sus objetivos, de medios y fines, de vanguardias y masas. Desde este punto de vista, se entenderían las conexiones que nos proponen las tres perspectivas de nuestra hipótesis (Colectivo-Organización, Organización-Lucha Política, Lucha Política-Revolución Social) como fases o etapas diferenciadas (y en este orden) del proceso de lucha. Es decir, partimos de pequeños colectivos, formamos una gran organización única, y así, emprendemos la lucha por una universidad diferente. Es por esto, que desde sus primeros años el movimiento estudiantil latinoamericano se ha encontrado con un problema ineludible: ¿Cómo afrontar la conexión Universidad-Sociedad en el contexto de este “plan de lucha”? El estudio de esta conexión ha llevado a formular una pregunta más urgente ¿cambiamos primero la universidad para que esta contribuya a la revolución; o esto es imposible, y solo podremos tener una universidad diferente (y lo mismo con cualquier otra institución social) cuando haya cambiado la sociedad, es decir, después de la revolución (o en otra variante, después de la llegada al poder de algún gobierno reformista)?
nómadas Los que han optado por la primera opción, intentan formar organizaciones estudiantiles “puramente gremiales” que inmediatamente se estrellan con la realidad de que el estudiantado está constituido por individuos de distintas clases, regiones, y culturas; lo cual hace que confluyan en el seno de este una gran cantidad de intereses muchas veces contradictorios entre sí. Además, el hecho de que el estudiante tiene una corta estancia en la universidad impone bastantes dificultades al proceso organizativo. Lo que algunas veces ha resultado ser el factor de unificación del estudiantado, ha sido la inminente desaparición de la universidad (y por tanto del estudiantado mismo) en términos de desfinanciación (la actitud asumida actualmente por el estudiantado de la UN justifica el “algunas veces”), o una reforma que altere profundamente el rol social de la universidad; pero en fin, el factor de unificación es la defensa de una universidad que está (cada vez mas) lejos de ser la deseable. El segundo camino, que ha sido tomado por la mayoría, replantea la lucha estudiantil como parte de una más amplia por la transformación social, en la que confluyen las luchas de otros gremios, clases sociales y grupos subalternos contra un enemigo común; enemigo que puede verse identificado en un gobernante, partido, o sistema económico establecido. Vemos entonces como históricamente muchas organizaciones estudiantiles han orientado (y siguen orientando) sus prácticas hacia el reclutamiento de estudiantes para
engrosar las filas de las organizaciones políticas (o político-militares) de oposición al régimen, [7] y al desarrollo de las agendas programáticas que estas últimas quieran llevar a cabo en las universidades. De este modo, las reivindicaciones que conciernen a la universidad (autonomía, democracia, gratuidad, etc.) pasan en la práctica a segundo plano, quedando subordinadas a la lucha por el acceso al poder por parte de dichas organizaciones políticas. Lo anterior presenta una serie de problemas que las organizaciones estudiantiles se niegan a ver: a) Hay una incoherencia fundamental con una de las banderas de la lucha universitaria con la cual todas las organizaciones dicen identificarse: la autonomía. Luchamos por esta última como un fin, pero no somos autónomos en el desarrollo concreto de nuestras luchas: nuestros derroteros y agendas de trabajo vienen impuestas desde organizaciones externas. b) Las organizaciones estudiantiles parten de distintas posiciones ideológicas sobre el cómo se debe dar este amplio proceso de transformación social, lo cual hace que la mayoría de las veces no pueda haber acuerdos sobre las iniciativas a impulsar, y estas no puedan llevarse a cabo por consenso, sino por imposición hegemónica. Se incurre de nuevo en otra incoherencia: queremos democracia, pero podemos ser profundamente antidemocráticos en el desarrollo de nuestra lucha. c) El grueso del estudiantado, que no se encuentra organizado, se encuentra con un movimiento en el cual no puede incidir, quedando con la opción de participar en los términos establecidos o no participar. Ya sabemos cuál es la opción que esta mayoría adopta. De esta manera, las organizaciones estudiantiles pueden desarrollar plataformas de lucha, agendas de trabajo, “alianzas estratégicas” con partidos políticos y pliegos de exigencias (construidos con bastante esfuerzo), que a la hora de presentarlos ante el estudiantado no van a tener mayor acogida, con la excepción de algunos pocos individuos que cumplen el papel de recoger las banderas que deben entregar los que se van graduando, en una especie de “relevo generacional” que hace que la lucha continúe en los términos que siempre ha tenido, tan solo tratando de adaptarse a factores coyunturales externos del orden de la política nacional y mundial. Esta propuesta organizativa, que en otras épocas tuvo éxito relativo en cuanto a la unificación del estudiantado, no tiene en cuenta que dicho éxito estaba fuertemente condicionado a la existencia de ciertos referentes de sociedad que aparentemente carecían de los males de la sociedad burguesa. En el nivel nacional, también las organizaciones político-militares de izquierda (y sus proyectos) gozaban de la simpatía de amplios sectores de la población colombiana. Debemos tener en cuenta que hoy en día dichos proyectos de sociedad han dejado de ser vistos como una alternativa por la mayoría de la población; y esto es un hecho independiente de las distintas posiciones que podamos adoptar frente a estos
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de-mentes proyectos y de los factores a los que atribuyamos su fracaso. Otro factor que no tienen en cuenta las organizaciones estudiantiles (y este es un punto de quiebre fundamental) es el cambio en la composición de clase y la pérdida del carácter nacional del estudiantado a finales de los 80’s y principios de los 90’s con la desaparición de las condiciones de bienestar (hoy calificadas como “asistencialistas” por la administración Wasserman) y el aumento del cobro en las matriculas (llevado a cabo por un rector, que hoy en día como candidato presidencial, pregona que la educación es central en su proyecto de nación); que hace que los jóvenes de estratos económicos bajos y de provincia ya no puedan ingresar masivamente a las universidades públicas. Hay que reconocer que esta es una realidad con la que debe lidiar un movimiento que defiende un proyecto de universidad alternativo. Existe además, una dispersión generalizada entre el estudiantado, la ausencia de una “vida común” entre nosotros frente a lo que se podía observar en épocas anteriores. Un factor muy influyente en esta dispersión fue la pérdida de espacios que configuraban una especie de rutina diaria como las grandes cafeterías y residencias estudiantiles que hacía que los estudiantes entablaran relaciones más sólidas. Frente a este problema, las organizaciones estudiantiles tienen un papel más activo que jugar en la recomposición del lazo social, pero lamentablemente solo se hacen visibles ante el estudiantado en los momentos coyunturales, y además, llevan bajo el brazo planes de
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movilización ya trazados que el resto del estudiantado debe seguir. [8] Entonces, uno de los retos de las organizaciones estudiantiles es el de reconocer las diferencias que tenemos y aprovecharlas para generar un amplio y constante debate sobre la universidad que queremos y como lograrla; pero debe ser un debate que se dé con los mecanismos adecuados buscando contar con el grueso del estudiantado, no como mero espectador (como tradicionalmente lo ha sido, y lo sigue siendo), sino como interlocutor activo. La Universidad Pública Como Asunto Efectivamente Público Otro de los retos de las organizaciones estudiantiles, tal vez el más importante, parte de resolver una de las más grandes incoherencias en las que incurrimos: defendemos la educación pública, pero por la forma en la que lo hacemos, la convertimos en un asunto que concierne solamente a los universitarios, en un asunto privado. Por un lado, siempre que surge una movilización planteamos el problema universitario en términos privados: la reforma académica “nos va a convertir en mano de obra barata”; la desfinanciación “nos impedirá seguir estudiando”; pero no tratamos de formular el problema teniendo en cuenta las implicaciones que tiene más allá de nosotros en nuestra condición de universitarios; es decir, las implicaciones que tiene para el proyecto de nación en el que se enmarca la universidad. Por otro lado, en la defensa de la educación pública se excluye a otros sectores que podrían (y deberían) estar interesados en esta, precisamente porque es pública. La forma en la que tradicionalmente los distintos sectores sociales han vinculado sus luchas ha sido en términos de la solidaridad, teniendo en cuenta que tenemos un “enemigo común”. De manera que la relación entre los distintos sectores ha consistido en comunicados y marchas de apoyo; pero no en la formulación y resolución conjunta de las distintas problemáticas como unas que nos atañen a toda la sociedad; es decir, la política agraria, la de salud, la salarial, la de educación, la de desarrollo industrial, como problemas que deben ser formulados y resueltos por la sociedad en su conjunto, como problemas públicos. Este reto, el de la vinculación de los distintos sectores sociales a la lucha universitaria plantea una serie de complicaciones, ya que como lo menciona el profesor Antonio García Nossa en su libro La Crisis de la Universidad: “Desde el punto de vista de esas clases que ni tienen acceso a la educación superior, ni ordinariamente pueden pagar los servicios de los médicos, de los ingenieros, de los arquitectos, de los economistas, la universidad es un cuerpo extraño, ajeno, ausente, incomprensible e inabordable.” [9] En ese sentido, podemos decir que la universidad se encuentra segregada de la sociedad, estableciendo conexiones con esta a través de la mediación del capital, las cuales son justificadas por modelos de desarrollo según los cuales “darle al rico beneficia al pobre” en un esquema
nómadas similar al de la política de Agro Ingreso Seguro (denominando otras posibles formas de extensión universitaria como “Extensión Solidaria”). La principal avanzada de este modelo consiste en el proyecto Universidad-Empresa-Estado. Pero el problema no se presenta únicamente entre la universidad y la sociedad como estructuras sociales segregadas: así como hablamos de una dispersión generalizada entre los individuos que componemos el estudiantado, podemos ver este fenómeno en la sociedad en general. Las relaciones sociales que se establecen entre los individuos generalmente son mediadas por transacciones monetarias, por el “interés de las partes” de ganar dinero, de valorizar sus mercancías (incluida la compra y venta de la fuerza de trabajo, por supuesto). Aunque podemos ver como en muchos casos las comunidades están teniendo éxito en la recomposición del lazo social al emprender proyectos productivos comunitarios, de desarrollo artístico, educación popular, etc. Para tratar de romper con esta segregación, los universitarios debemos participar en los intentos que se hacen por recomposición del lazo social (universidad-sociedad y entre los individuos) mediante el desarrollo de proyectos encaminados a la Construcción de Poder Popular, entendiendo este último como “la capacidad de los grupos de base (explotados hoy por sistemas socio-económicos) de actuar políticamente y de articular y sistematizar conocimientos (el propio y el externo), de tal manera que
puedan asumir un papel protagónico en el avance de la sociedad y en la defensa de sus propios intereses de clase y de grupo.” [10] Podemos decir que esto constituye la gramática de los nuevos movimientos sociales, los cuales ya no se encaminan en proyectos a muy largo plazo, que justifican sus prácticas apelando a una serie de categorías trascendentes a la praxis humana con las cuales pretenden explicar el desarrollo social, donde los beneficios solo puedan ser obtenidos por las generaciones futuras tras largos periodos de sacrificio de parte de las generaciones presentes. [11] Tal como lo desarrolla Franco Ingrassia: “De lo que se trata es de poder generar, en un contexto de dispersión, formas de cohesión alternativas a las generadas por los circuitos de valorización del capital. En este sentido, las practicas militantes se reformulan, centrándose en la constitución de secuencias autónomas de reproducción de la vida social, en las cuales la política pierde la centralidad de antaño, para componerse con las distintas dimensiones económicas, afectivas y culturales de la comunidad.” [12] Una manera de hacerlo son los proyectos de educación popular en los cuales se puede concientizar a los sectores populares (y a los estudiantes que participemos de estos) acerca de la importancia de una educación diferente; se puede formular conjuntamente con ellos el problema de cuáles son sus necesidades más urgentes (mediante el desarrollo de los postulados de la pedagogía crítica); nos permite a los estudiantes adquirir una visión diferente de nuestra educación; desarrollar de una manera alternativa docencia, investigación y extensión como momentos inseparables del quehacer universitario; y además, por muy poco que sea (pero muy significativo para quienes participamos), establecer de una manera prefigurativa los rasgos de esa sociedad, que se supone, queremos todos los estudiantes revolucionarios. “Más allá de cualquier dimensión utópica, este tipo de experiencias se diseminan hoy por todo el mundo. No forman parte de un proyecto único, pero comparten herramientas de pensamiento. No tienden a la constitución de una organización unificada, pero coordinan sus acciones y socializan sus recursos. No se identifican bajo un mismo nombre, pero logran reconocerse en lo que sus apuestas tienen en común. Se trata de experiencias donde la potencia múltiple y creativa rechaza el destino impuesto de alimentar la acumulación de muerte y pasado que constituye al capital, desarrollando procesos colectivos de inmanencia, afecto, pensamiento, expansión y alegría.” [13] Podría haber aquí una de las posibles salidas al problema; pero no se limita a esta, ya que como lo menciona nuestra hipótesis “la lucha política, ya no como espacio de confrontación sino como tarea del sujeto, trae consigo la necesidad de un esfuerzo hacia la búsqueda y la invención”. Otros, pueden ser los medios de comunicación alternativos, brigadas de salud, proyectos ambientalistas, grupos de teatro, cineclubs populares,
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de-mentes etc., que no deben ser concebidos como proyectos asistencialistas y altruistas, sino como el compromiso efectivo del estudiantado con la solución (colectiva entre universidad y comunidad) de los problemas sociales. Dicho compromiso apela a la coherencia que debe tener el estudiante que realmente desea la transformación social; ya que dicha transformación, de darse, no puede simplemente “pasar por debajo nuestro”, implica superar el infantilismo, el cual hemos caracterizado como el “desapego de toda responsabilidad colectiva en favor de la supervivencia individual.” El estudiante debe entonces de manera autónoma buscar un enfoque alternativo en su formación académica, en conexión directa con la forma en que conciba (y deseé participar en) el proyecto de transformación social; evitando de esta manera la transición mecánica y drástica anteriormente mencionada entre su presente como estudiante y su futuro como profesional. Un ejemplo de esto (entre muchos otros que puede haber) fue el abogado Eduardo Umaña Mendoza, quien a partir de su formación desarrollo una carrera profesional de defensa de los oprimidos desde los estrados judiciales y la denuncia pública de sus casos. Pero esto no debe ser tarea exclusiva de los estudiantes de humanidades. En el caso de los que estudiamos disciplinas de las ciencias naturales e ingenierías, implica que el saber que adquirimos sea reinterpretado en el contexto de las realidades concretas de nuestras comunidades; y que sea reformulado mediante una crítica de la estructuración de dicho saber
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y de sus fundamentos enmarcados en epistemologías positivistas. [14] En cuanto a los artistas, implicará la creación, de parte de los sectores sociales oprimidos, de expresiones y situaciones que permitan hacer visibles, tanto sus denuncias, como sus aspiraciones, buscando romper la alienante óptica impuesta por el “espectáculo”. cvv vLa reconciliación de la lucha política junto con la formación académica, puede además vincular algunos sectores del estudiantado que podrían por fin entender que tiene que ver la defensa de la universidad con sus propios intereses y los de sus comunidades, y que se encontrarían con un movimiento estudiantil abierto y en permanente construcción. Además, de esta forma, los estudiantes participamos en espacios donde confluyen los diversos sectores de la sociedad, más no algunos personajes u organizaciones que se atribuyen la representación de dichos sectores; representación, que en la mayoría de los casos es ilegítima. Esto nos lleva a no entender la autonomía como un privilegio nuestro, sino como un principio que debemos reconocer en las diferentes comunidades: la autonomía de formular y solucionar sus propios problemas. Entonces, la lucha estudiantil no debe ser entendida como parte de la lucha por la transformación social: debe ser la lucha a través de la transformación social. La una se realiza a través de la otra, y viceversa. El problema de la segregación de la universidad respecto de la sociedad, tal vez constituye el principal obstáculo de la lucha universitaria; pero así mismo, la lucha universitaria realmente se trata de romper con esta segregación: “El problema esencial para este tipo de universidad incoherente, hipertrofiada, inorgánica, autoritaria, segregada de la propia sociedad y del propio pueblo que la sustentan, no consiste en que no puede idear proyectos de reforma, sino en que carece de la capacidad política, de la organización y el poder para reformarse así misma y para romper el estado de segregación que le impide relacionarse, directamente, con las fuerzas sociales que podrían apoyar y participar en su reforma.” [15] “Pero el problema de la segregación, del aislamiento social y nacional de la universidad, no radica solo en el hecho insobornable de que existe: el problema también se expresa en el fenómeno de que la universidad parece desconocerlo o situarlo fuera del campo de su conciencia o interpretarlo a la luz de la óptica mitificadora de las pequeñas sectas que se llaman así mismas marxistas. El ilusionismo característico de esta escolástica de izquierda, incurre en el mas craso y frecuente de los errores como es el de creer que “los núcleos de intelectuales marxistas son efectivamente partidos políticos” y que por llamarse a sí mismos proletarios o populares están constituyéndose realmente en una vanguardia del movimiento obrero o de las clases populares. Obviamente este tipo de sectarismo -entre ingenuo y trágico-, a juzgar por sus efectos que acarrean y condicionan impiden ver esta realidad de la segregación y evaluar los alcances de esta política de enclaustramiento de la universidad y de los destacamentos universitarios, así pretendan hablar a nombre del proletariado, del campesinado y de la pequeña burguesía.” [16]
nómadas “¿Y qué tal que mientras nos ponemos en esas vainas nos acaben la universidad?”: Como (correctamente) lo ha sostenido el movimiento estudiantil, a la universidad la vienen acabando desde hace décadas; y hemos enfrentado el problema con las mismas estrategias, obteniendo como únicas victorias el poder negociar los términos de nuestras derrotas. Dar el paso que se propone nos lleva a creer en una de nuestras tradicionales consignas: la universidad somos nosotros, y está donde estemos nosotros. Además, la universidad no se va a acabar: para el sistema es esencial refuncionalizarla en torno a los proyectos de consolidación de Colombia como una “Sociedad del Conocimiento”, tal como lo ilustran los planes del gobierno central como “Visión Colombia 2019”.
Esta propuesta (o más bien, reflexión, ya que no se incluye ninguna propuesta programática concreta) busca responder al urgente debate que planteamos desde el Colectivo De-Mentes Nómadas.
Mientras la sociedad colombiana no defina de manera autónoma, cual es la universidad que quiere tener, ni que haga suya la lucha por ella, esta continuara adaptándose a los requerimientos del gran capital, sin importar los esfuerzos que realicen las organizaciones estudiantiles hacia el interior de los muros universitarios. Se hace entonces necesario que el estudiante que desea profundas transformaciones sociales adquiera la responsabilidad que le imponen sus propias convicciones, y busque romper con los temores que le impiden abandonar su “posición de privilegio”; privilegio, que como hemos mostrado, cada vez es más inexistente. Se hace necesario entonces, que el estudiante que se encuentra en contra del actual estado de cosas, reconozca que debe ir contra-y-más-allá de su condición actual.
En fin, considero que el estudiante revolucionario es todo estudiante.
¿A quién apelamos para asumir este debate?: A ciertos individuos y organizaciones que han asumido públicamente una posición explicita frente a la problemática universitaria. ¿A quién apelo yo personalmente?: al estudiante revolucionario. Pero entonces, ¿quién es el estudiante revolucionario? Si nos referimos a la tradición de la izquierda colombiana, podemos decir que el estudiante revolucionario es aquel que se identifica ideológicamente con algún cuerpo de ideas acerca de la posibilidad de una mejor sociedad; por supuesto, con alguna serie de criterios que le indican que sería “una mejor sociedad”. Yo prefiero creer en una ubicuidad del potencial revolucionario, encontrándolo en las continuas expresiones prácticas de rechazo, conscientes e inconscientes, que estoy seguro, todos presentamos a diario frente a una realidad humana que nos negamos a aceptar. Pero también seguro de que dichas expresiones vienen inevitablemente unidas a otras de conformismo e impotencia frente a dicha realidad; donde conformismo e inconformismo, adaptación y desadaptación se funden en un antagonismo que atraviesa a cada sujeto y define, precisamente, su subjetividad. [17]
NOTAS 1 El documento ejerció una profunda influencia sobre los estudiantes franceses en el movimiento de “mayo del 68”. Para un análisis de la influencia del documento ver http:// www.newstatesman.com/life-and-society/2008/05/1968-vietnam-students-world. Aunque existe una versión en español (puede verse en http://www.sindominio.net/ash/miseria.htm), prefiero arriesgar una traducción propia de la versión del documento en ingles (puede verse en http://library.nothingness.org/articles/SI/en/display/4); ya que considero, plantea mejor el problema. 2 El concepto de “espectáculo” es central para los miembros de la I. S. en el entendimiento del conformismo que se presenta en el capitalismo tardío. Tal como lo plantea Guy Debord en la tesis 30 de La Sociedad del Espectáculo: “La alienación del espectador en favor del objeto contemplado (…) se expresa de este modo: cuanto más contempla menos vive; cuanto más acepta reconocerse en las imágenes dominantes de la necesidad, menos comprende su propia existencia y su propio deseo. La exterioridad del espectáculo en relación con el hombre activo se hace manifiesta en el hecho de que sus propios gestos dejan de ser suyos, para convertirse en los gestos de otro que los representa para él”. 3 On The Poverty Of Student Life 4 On The Poverty Of Student Life
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de-mentes
parte de guerra
5 Aunque la concepción de militancia que
asuntos gremiales. Para un análisis acerca
Filosofía de la Historia, en Ensayos Esco-
Negri y Hardt defienden en la parte final
de la influencia que tuvieron los medios de
gidos, p.48-49.
de su famoso libro Imperio toma distancia
comunicación propios de las organizacio-
de la concepción ortodoxa, debo decir que
nes en los procesos de politización, or-
12 Ingrassia, Franco. Autonomía y Disper-
también difiero de esta posición. Para una
ganización y movilización en los años 60,
sión, en Insignificancia y Autonomía: De-
discusión más amplia véase el artículo de
véase el libro de Manuel Ruiz Montealegre
bates A Partir De Cornelius Castoriadis, p.
John Holloway “Going in the Wrong Direc-
“SUEÑOS Y REALIDADES. Procesos de or-
208.
tion or Mephistopheles: Not Saint Francis
ganización estudiantil 1954-1966”, particu-
of Assisi”. Se puede encontrar en http://
larmente entre las páginas 117 y 132.
libcom.org/library/going-in-the-wrong-
sión, en Insignificancia y Autonomía: De-
direction-or-mephistopheles-not-saint-
9 Garcia Nossa, Antonio. La Crisis de la
bates A Partir De Cornelius Castoriadis, p.
francis-of-assisi
Universidad, p. 176.
209.
6 On The Poverty Of Student Life
10 Fals Borda, Orlando. Conocimiento y Po-
14 Para una crítica de la estructuración del
der Popular, p. 126.
saber positivo, tanto en las ciencias socia-
7 En el remoto caso de que este camino ten-
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13 Ingrassia, Franco. Autonomía y Disper-
les como en las naturales, véase el ensayo
ga “éxito”, la universidad no tiene garanti-
11 “El sujeto del conocimiento histórico es
de Max Horkheimer Teoría Tradicional y
zado el cumplimiento de sus demandas. Un
la misma clase oprimida que combate. En
Teoría Crítica, en Teoría Crítica, p. 226-271.
ejemplo de esto es la situación actual del
Marx aparece como la última clase escla-
movimiento estudiantil ecuatoriano (pue-
va, como la clase vengadora, que lleva a
15 Garcia Nossa, Antonio. La Crisis de la
de verse en: http://feuenacional.blogspot.
su fin la obra de liberación en nombre de
Universidad, p. 176.
com/), donde un gobierno supuestamente
las generaciones de vencidos (…) La so-
progresista está planteando reformas en
cialdemocracia se complacía en asignar a
16 Garcia Nossa, Antonio. La Crisis de la
la educación superior que no cuentan con
la clase trabajadora el papel de redentora
Universidad, p. 177-178.
el respaldo del estudiantado, y ha adelan-
de las generaciones futuras. Y así cortaba
tado fuertes medidas de represión frente a
el nervio principal de su fuerza. En esta
17 Para un desarrollo más amplio de esta
un movimiento que anteriormente lo había
escuela la clase desaprendió tanto el odio
concepción del sujeto revolucionario véa-
respaldado.
como la voluntad de sacrificio. Pues ambos
se Holloway, John. Del Grito de Rechazo al
se nutren de la imagen de los antepasados
Grito de Poder: La Centralidad del Trabajo,
8 Una forma de que lo hagan es estable-
oprimidos y no del ideal de los descendien-
en Marxismo Abierto. Volumen I, p. 1-38.
ciendo medios de comunicación sobre
tes libres.” Benjamin, Walter. Tesis Sobre
nómadas
Tomemos lo que nos une y dejemos lo que nos separa.
¿ESTUDIANTES JUNTO AL PUEBLO CONSTRUYENDO ALTERNATIVAS DE PODER POPULAR? Luis Alejandro Atara común, y de aquellos que usualmente asisten a marchas y diferentes manifestaciones que el estudiantado realiza, me ha parecido sumamente curioso un cántico que suele entonarse en este tipo de acontecimientos: “ Estudiantes!, Junto al pueblo! Construyendo alternativas de poder popular!”. Me surgen diferentes preguntas respecto de esta entonación, pero principalmente suelo pensar en aquello de “junto al pueblo” y “construyendo alternativas de poder popular”.
Siendo un estudiante del
Respecto de la primera expresión, me resulta un tanto contradictorio el hecho de decir que el estudiantado sigue articulado a eso que llamamos pueblo, teniendo en cuenta el proceso paulatino de desligamiento que han tenido los estudiantes respecto de los demás individuos de la
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de-mentes sociedad. No se trata de negar el hecho de la vinculación del movimiento estudiantil a diferentes movimientos de distintos tipos (como por ejemplo el indígena al cual se le ha prestado apoyo cuando en ocasiones han necesitado la universidad como punto de reunión), mas no es esto una muestra significativa de una vinculación directa a las masas explotadas que conforman a la población en general en Colombia. El problema está en que el estudiantado está retornando a esas dinámicas propias de los años anteriores a los años sesenta (y más propiamente a la aparición de Camilo Torres) en los cuales estos eran una élite dentro de una sociedad analfabeta en su mayoría, despreocupada por los sucesos de índole político, económico y social que acontecían dentro de la cotidianidad del país. Con la aparición de Camilo, los estudiantes empiezan a romper esa visión elitista en la cual eran ellos los llamados a promover el cambio, desconociendo que no eran ellos los representantes por excelencia de un país oprimido y explotado. Camilo viene a introducir al estudiantado a las masas. Un ejemplo de ello, son las brigadas a Tunjuelito (Barrio de condiciones económicas bajas en aquella época, y aún en nuestros días) en las cuales los estudiantes no acudían con un interés particular o colectivo de una alfabetización a dichas personas, sino que reconocían la importancia del saber producido por estas personas. El herrero, el obrero, el boticario, todas es-
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tas personas tenían cosas que aportar al movimiento, desde una perspectiva principalmente particular. No obstante estos saberes eran de suma importancia ya que el estudiante que acudía a estas brigadas aprendía cosas de suma utilidad para su vida cotidiana. Los estudiantes entonces comprendían que las alternativas al poder popular no se construían solo desde el espacio académico, sino desde las vivencias personales articuladas al ejercicio del análisis propio de los claustros académicos. Pero esto era antes, actualmente algunos estudiantes suelen buscar estas alternativas mas no es esa vinculación directa de aprendizaje para con las masas, retornamos a las dinámicas propias de una élite burguesa. No se trata entonces de vernos como el elemento más relevante dentro de la transformación social, más bien debemos analizar aquellos componentes de los que carece el movimiento estudiantil que son propios de las masa y ello en busca de la conformación de una frente amplio de masa en el cual los saberes son otorgados por aquel sujeto que sea útil dentro de la dinámica de cambio. Este primer interrogante me lleva al segundo. ¿Será cierto entonces que se construyen las alternativas al poder popular? En mi opinión se construyen pero cada vez más alejadas de las dinámicas sociales, lo que no quiere decir que no se generan alternativas válidas, sin embargo resulta preocupante que volvemos a un ámbito solo académico, el cual no es un ámbito de
poca relevancia, mas no podemos centrarnos simplemente en este, pues el papel dicta en ocasiones ideales que si no se complementan con la realidad social resultan inútiles. “Las vías de participación establecidas por los gobernantes para el pueblo están cerradas” decía Camilo Torres, por ello era en esa época (y es aún) importante la generación de mecanismos de participación ciudadana, de participación popular en la toma de decisiones gubernamentales. El papel del estudiantado entonces tenía un matiz de suma relevancia, matiz que aún no se ha perdido, pero que al parecer ya no divisamos en el horizonte. El enfoque entonces es simple. El estudiantado está en el deber de retomar las actividades que lograron construir una oposición fuerte a los gobiernos de turno durante los años sesenta y setenta, en la cual, los estudiantes entendían la labor social de su actividad. Esto a su vez era la principal motivación, el cambio se veía cerca y no debe perderse de vista que en cualquier momento puede darse, y el estudiante no debe sentirse excluido, debe integrarse, debe articularse y por sobre todo organizarse. La reflexión se enfoca entonces a esa necesidad de la que adolece el actual movimiento estudiantil, sino, en el futuro preferiblemente no digamos cosas ni entonemos cánticos que motiven pero que a la vez desmotiven a quien los entonces en el momento en el cual de con la triste realidad de la pérdida de la integración a las masas.
nómadas
MOVIMIENTO ESTUDIANTIL. CRÍTICA Y FALTA TRAS LA REALIDAD. Hernán Buitrago
Nacional en la actualidad, se ha caracterizado por una deficiencia organizativa y estructural, no hace falta considerar problemas como los paros que se han realizado en los tres últimos años para darnos cuenta que el movimiento y como tal los estudiantes están fragmentados. Ya sea por una reproducción de unos ideales pasados que terminan convirtiéndose en monolitos o en símbolos petrificados que no han transfigurado su estado inicial, o por la ruptura con los ideales, de la modernidad que en algún tiempo generaron un sentido de pertenencia y de unidad y que en la actualidad se ven reducidos a la individualización exacerbada de las personas, la subjetivación de la realidad o a la inmediatez y competencia que exigen una sociedad como esta que algunos catalogan como “post-moderna”.
El movimiento estudiantil de la Universidad
Sin embargo cabe preguntarse: ¿a qué se debe la crisis que sufre el movimiento estudiantil que se observa en la actualidad?, para lograr comprender esta situación hay factores tanto al interior del movimiento, como externamente que influyen en esta polarización.
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de-mentes Podemos situarnos en el área interna, en tres perspectivas donde en apariencia se sufriría de falencias como: La primera la de los compañeros que son apáticos al paro por considerarlo algo que trunca el libre desarrollo de las clases, o porque no observan una perspectiva a largo plazo efectiva para el movimiento en la universidad por cuestiones, como las acciones que realizan los líderes estudiantiles. Pero que muchas veces las perspectivas de este grupo de compañeros, no va mas allá si no de un pragmatismo, entendiéndose esto que carece de alternativas para un accionar más efectivo. Los segundos serian los propios líderes y los compañeros que los apoyan, los cuales buscan una solución a los problemas que sufre la universidad, pero sin entender una realidad contemporánea y tendientes a caer en un modo de decisión autoritario, centralizado y en medidas de acción bastantes anárquicas (cuando hago referencia al término anárquico no significa lo mismo que anarquismo, por lo menos para mí), caracterizados por un accionar desorganizado y a corto plazo donde los resultados duran hasta donde llega la euforia de la masa o del grupo. Los últimos finalmente se pararían en una posición crítica tanto frente a los apáticos del movimiento como a los líderes estudiantiles donde tratan de encontrar mecanismos alternativos de organización pero terminan cayendo en una liquidez estructural, donde no se observa un resultado de las acciones pro-
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puestas y se termina estancando en ideales. Por otra parte los factores externos que influyen en esta polarización se ubican primero en el desarrollo de la competencia e inmediatez que exige una sociedad de mercado como ésta. Otro elemento externo que influye en la desarticulación del movimiento son los señalamientos y estigmatizaciones que existen hacia los compañeros y las políticas autoritarias que han tenido la mayoría de los gobiernos oficiales para con la universidad. eso sin contar que gracias a que vivimos en una sociedad básicamente receptiva de la información, los medios de comunicación ejercen gran influencia sobre la opinión pública, por lo cual muchas veces lo que acontece no solo en la Universidad Nacional, si no igualmente en otras universidades públicas se expone pero de manera sesgada no llegando los medios de comunicación a la profundidad del problema y mostrando simplemente un barniz o superficialidad de la situación. Generalmente se presenta la situación que se vive en la universidad solo de manera parcializada o de un solo bando que por lo general es el oficial . Otro factor que influye demasiado en su desarticulación es la falta del conocimiento de la mayoría de los compañeros que estudian en la universidad; es la historia y aunque parezca esto contradictorio es porque nuestros líderes viven sembrados en modos de accionar históricos que para la actualidad no tienen validéz. Pero sin embargo,
se olvidan de recordar el por qué es que existe la real importancia de mantener un movimiento y aún mas de renovarlo y son historias como la sucedida el 11 de mayo de 1984 donde murieron y desaparecieron muchos compañeros defendiendo la causa de la universidad. Haciendo estas consideraciones y entendiendo muchas veces que la universidad está sola, sea por la estigmatización del gobierno, por la forma sesgada o parcializada en que los medios presentan la información, o por la condena de la misma sociedad. Es importante el entender que muchas veces como estudiantes y aún como trabajadores y profesores, nos podemos encontrar solos, lo que no significa reducidos. Es necesario tener presente que cada grupo de compañeros que entra en la polarización debe comprender que esta situación lo único que genera es una debilitación en la articulación de la lucha por lo realmente importante: la universidad en sí. Conocer la historia de la universidad los hechos sucedidos en ella, para generar un símbolo de unidad es necesario, pero igualmente, no estancarse en esta situación sino observarla desde una retrospectiva, para así poder, en primer lugar prevenir que no vuelva a ocurrir y en segundo lugar que estos acontecimientos que han tenido lugar a lo largo de su historia deben tener un amplio conocimiento por parte de los estudiantes. Sin embargo, es necesario no vivir de ellos o como escribiría Marshall Berman en su libro (Todo lo Solido se Desvanece en el Aire), donde cita Marx en una famosa frase : “la tradición
nómadas de todas las generaciones muertas oprime como un pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando se disponen precisamente a revolucionarse y a revolucionar las cosas, y a crear algo nunca antes visto, es precisamente cuando conjuran temerosos los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia mundial”. Es necesario realizar un autocritica y no limitarnos a las críticas hacia los otros. Entrar en una lógica de amigo-enemigo al interior del movimiento estudiantil genera polarizaciones y no conviene para el grupo, debido a que los nuevos estudiantes que ingresan, tienden a no interesarles el movimiento por no ver un proyecto a largo plazo de una manera concreta y unifica-
da. Además es importante realizar como movimiento un diálogo con la sociedad y acercarlos más a lo que ocurre en la universidad para que desde afuera se genere una solidaridad con los estudiantes y se elimine cierto estigma de que solo se va a la universidad a “tirar piedra” para que la sociedad observe el trasfondo de lo que ocurre. Es conveniente que antes de entrar en conflictos entre los grupos y procurar cada grupo jalar para su lado para ver quién tiene la verdad, realizar el trabajo que ha realizado Heidegger, quien plantea que en vez de encontrar la verdad absoluta, plantea que solo hay cosas correctas, porque las verdades absolutas lo único que generan es polarización, y es precisamente lo que aprovecha tanto el gobierno nacional, como el gobierno universitario.
Finalmente creo que igualmente para un reconocimiento sobre los errores que comete cada grupo sobre sí mismos, es importante no dejar de lado la participación de trabajadores y profesores, con los cuales se puede realizar una deconstrucción, y establecer un dialogo con todos los compañeros. Lo escrito en este artículo no se puede tomar como una solución a un problema estructural dentro del movimiento, busca simplemente es plantear ideas para poder en algún momento generar una solidaridad y que nos permita vernos como iguales no como enemigos, sino como compañeros que estudiamos en la misma universidad y por lo tanto, que necesitamos forjar antes que nada, un sentido de pertenencia por ella.
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PLANETA Y TIERRA DEL EXCESO | UNA PRIMERA APROXIMACIÓN A UNA HISTORIA DE UN CUARTO DE SIGLO | POR LA RE-CONSTRUCCIÓN DEL CUERPO POLÍTICO
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PLANETA Y TIERRA DEL EXCESO Continente de infinitas expresiones. País de las violencias inconclusas. Ciudad de periferias invisibles y de centros excesivamente visibles. Universidad de quimeras y ensoñaciones.
24 de marzo de 2010.
Querido(a) compañero(a) o querido(a) adversario(a): Tenemos el gusto de invitarte a gozar con nosotros en un nuevo intento por transformar el mundo. Ese mundo, el pequeño mundo de nuestras tentativas y limitaciones. Ese mundo, el pequeño mundo de nuestras infinitas afecciones. ¿Para qué? ¿Con qué objetivo? Con el objetivo de hacernos a nosotros mismos y a ti uno más de entre todos aquellos que quieren entrar en un nuevo diálogo o por qué no, en un nuevo enfrentamiento. El diálogo sería posible si nos dedicamos a conspirar desde un mismo sitio, desde un lugar cualquiera que haga de nosotros y de ti una comunidad: lo cual sería hermoso. El enfrentamiento sería posible si tú te hallas en un lugar diferente al nuestro; lo cual sería más hermoso todavía. Lo hermoso es en sí mismo la posibilidad de encontrarnos por fuera de las ambigüedades que presentan el reconocimiento en la forma de su ausencia. Por tanto si eres o no nuestro amigo, poco importa, a condición de que seas sincero y claro con tus posiciones. Este es entonces un nuevo intento por construir una esfera pública no estatal, por fuera de la soberanía inconclusa de esta modernidad sin freno, como una necedad entre las muchas que apuntan hacia una irrupción positiva en nuestro presente, en el tuyo y en el de todo testigo al cual estarían destinados los frutos de nuestro ejercicio: queremos saber de ti, queremos que sepas de nosotros, queremos que el testigo sepa de ti y de nosotros. ¿De qué se trata todo esto? De nuestra revista. Deseamos utilizarla como un espacio de controversia que tenga la capacidad de vehicular las distintas posiciones que pueden encontrarse al interior del escenario político de la universidad con respecto a la gran cantidad de problemas que con el paso del tiempo se van presentando. Pero no como fatalidad pues pensamos que la apertura de nuevos lazos de amistad no debe tejerse sobre la marcha de un camino mortuorio. No se trata en lo absoluto de las trampas típicas de la política convencional y de las prácticas burguesas (la de los individuos aislados en su particular interés). Se trata por el contrario de una política del reconocimiento mutuo, pues para resolver nuestros desacuerdos primero debemos saber quienes somos. No como una masa homogénea que hace de la diferencia lo innombrado sino para hacer de ésta diferencia algo digerible, claro y por que no, exquisito según su potencial de creación. Por supuesto, la totalidad encierra en sí
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de-mentes misma una apertura de todo lo que es particular y es esto lo que queremos hacer ¿Quién no se ha dado cuenta de la necesidad de hallar nuevos espacios para la comunidad universitaria donde sea posible un reconocimiento amplio de sus diferencias? Comunicar en la medida de lo posible éstas diferencias es una tarea que queremos asumir con éxito. No buscamos coaliciones ni queremos hacer un trabajo político de vanguardia. Mucho menos queremos emprender el camino de la desacreditación y la política frágil de las tácticas y estrategias burguesas. Por lo menos de nuestra parte, anhelamos una nueva política sobre la base de un debate público donde cada participante pueda manifestarse con la libertad que le otorga el ser reconocido, pero además, donde cada participante asume sus responsabilidades políticas ¿Por qué no hacerlo? Creemos que es tiempo de volver a creer en nosotros mismos y asumir la democracia como un ejercicio no determinado por instituciones que nos son ajenas. Creemos que es tiempo de sentar las bases que puedan hacer posible, en el marco de la política universitaria, un proceso continuado y exhaustivo, público y honesto: debemos aprender a decir lo que se tiene que decir, a quien se tiene que decir, en donde es pertinente decirlo. Queremos por lo tanto proponer una primera discusión con relación a una pregunta ¿Qué tanto ha madurado la política estudiantil? Nuestra posición puedes encontrarla en el anexo. Puedes discutir con ella, puedes respaldarla, puedes alienmentarla, puedes corregirla y proponer una nueva, o simplemente destrozarla con tus críticas. Pero nos sentiríamos muy tristes si la ignoraras porque eso supondría el fracaso de nuestro ejercicio. No es necesario que seas estudiante para que puedas participar. Lo que si es una exigencia es que no pretendas evadir tu compromiso con lo dicho. Lo que es una exigencia es que te tomes la palabra en serio así como queremos hacerlo nosotros y así como esperamos que el testigo lo haga: que la palabra sea un compromiso. Esperamos contar con tu participación para que nuestro diálogo o controversia sea publicada en la revista De-mentes Nómadas, sin ambages ni perturbaciones traicioneras sino con la fidelidad que corresponde a la pretensión de establecer nuevos lazos de confianza entre nosotros. Lazos que permanecen rotos por causa de los fracasos inconfesos, por causa de las euforias incontroladas, por causa de paranoias exacerbadas. Puedes enviarnos tu participación o en su defecto una razón por la cual has rechazado nuestra invitación al correo dementesnomadas@gmail.com. Esperamos saber de ti muy pronto. Un cordial y fraternal saludo.
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UNA PRIMERA APROXIMACIÓN A UNA HISTORIA DE UN CUARTO DE SIGLO Miguel Angel Herrera Zgaib miguel.herrera@transpolitica.org Por intermedio del común amigo Jesús, recibí la carta de invitación a par-
ticipar de la reflexión y el compromiso que nos propone la revista cuyo primer número tuve oportunidad de conocer hace algo así como un año. Me agrada, que en lugar de enemigo se utilice la expresión de adversari@ y la de compañer@, en la disposición de vivir con alegría en la diferencia, y sin sucumbir a la tentación de las identidades permanentes, con el riesgo de quedar presos en el culturalismo, a la vez que reclamar la necesidad del reconocimiento mutuo. Por supuesto, el diálogo que se propone es urgente para la suerte de la Nacho y de las universidades. Y sobre todo, decirlo claramente, con disposición democrática radical. Lo que para mí significa capacidad de decidir sobre lo colectivo colectivamente, el modo autónomo individual y pluralmente. Todo lo cual implica acabar con ciertos tabús y encarar con madurez intelectual y práctica no pocas ilusiones. Ahora bien, se agencia una pregunta urgente: ¿Qué tanto ha madurado la política estudiantil? Lo primero que convendría recordar es la interlocución entre los mismos estudiantes. Ésta ha tenido focos preliminares de reflexión y acciones puntuales que dan muestra en lo organizativo que madurez colectiva atraviesa la política estudiantil. En los boletines de coyuntura, y en los dos números aparecidos de SURmanía, para referir lo que conozco más de cerca, se han hecho algunas aproximaciones. Como parte de la investigación del Grupo Presidencialismo y participación hemos publicado recientemente un libro que tiene acentos personales conectados con lo propone la filosofía de la praxis, y con nuestro método de Investigación Acción Formativa, IAF. Pienso que con ocasión de la presentación de la publicación Educación Pública Superior, hegemonía cultural y crisis de representación política en Colombia, 1842-1984, podemos conjuntamente, y a través de la red plural Escuela Ciudad Blanca, engarzar el debate con este otro foco de interés intelectual y político, que implica una forma de leer la realidad de la lucha estudiantil y sus logros en perspectiva nacional, bajo las tensiones propias de la participación y la representación. O dicho de otra manera, cómo se ha vivido hasta 1984, sobre todo, en la Universidad Pública, y la Nacho en particular, lo que Gramsci denominó una crisis orgánica de capitalismo, una crisis de larga duración, que tiene su especificidad.
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de-mentes Hasta llegar al momento de una ruptura institucional en la principal universidad del sistema de educación superior de Colombia, pero que tiene su proceso mediato en la gran movilización estudiantil que despega al inicio de los años 70, en respuesta a la imposición del Plan Atcon, en el marco de la reacción del hegemón estadounidense a la amenaza de la revolución cubana, que intentó reformar la vida de la intelectualidad y del campesinado, a la vez que realizar una campaña de aniquilamiento de la población en armas que hizo “célebre” la resistencia en el Pato, Marquetalia y Guayabero, y la muerte de Camilo Torres Restrepo. De 1984 a 2010 ha pasado una cantidad de años casi igual a la de la etapa que menciono. Pero, pienso que es una periodización útil, que a su vez, tiene que ser parcelada por un conjunto de hechos que marcan la lucha de una nueva generación de jóvenes estudiantes, que conducen al derrumbe del sistema de bienestar universitaria y una acción de guerra en los predios de la Nacional en Bogotá, durante la rectoría del médico Sánchez Torres en 1984, que hasta hoy se señala se tradujo en varios muertos, que hacen parte de cientos de desaparecidos cuya contabilidad trágica aun no termina. La reapertura luego de casi un año de cierre, le fue encomendada en 1985 a Marco Palacios, que selló el proceso de cierre del bienestar, y la utilización de la mercantilización como herramienta de la reforma que también fue intelectual y profesional. De ese año data la
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institución del IEPRI, en cabeza de su primer director, Francisco Leal Buitrago, un exmilitar que estudió sociología en la Nacional, e hizo carrera en Ciencia Política de los Andes, y en los Estados Unidos, con el cual se armó el primer instituto interdisciplinar en las ciencias sociales, cuyo primer gran encargo vino con la presidencia de Barco Vargas, e hizo después famosos a los jóvenes violentólogos en conjunción con añejos marxólogos reformistas. Con los nuevos intentos de reforma de las instituciones educativas, donde fue importante el papel de dos exrectores, Mockus y Páramo, todo confluyó a la sanción de la llamada Ley 30, cuando se estrenaba la Constitución de 1991, y el pacto de paz parecía viable y promisorio. Uno de los animadores de la ley fue también un exrector, Ricardo Mosquera, quien entonces era senador de la República. Hoy esa ley, como la Constitución de 1991, más allá de qué tan democráticas sean sus instituciones, se encuentra ahora bajo escrutinio con diferentes miradas en el marco de una década que yo califico como degeneración democrática. De ahí que lo De-Mentes Nómadas se pregunta sea oportuno, y convendría para engarzar la reflexión que se propone con los presuntos o reales adversarios, tome en cuenta que están en Bogotá cuatro exrectores muy importantes para examinar la situación actual de la Nacho para invitarlos a un debate necesario y esclarecedor. Me refiero en su orden a los profesores Sánchez Torres, el rector
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del 84, Marco Palacios, el exrector de dos reformas, la de 1985, y la más reciente que perfeccionan los doctores Aljure y Wasserman, el candidato presidencial Antanas Mockus, y Víctor Manuel Moncayo, quien fuera expulsado como profesor en la década de los 70, y que fue luego rector en dos periodos, así como Ricardo Mosquera Mesa, quien también fuera rector de la Nacional. Pienso que con ellos se puede hacer una discusión fundamental que permite determinar las realidades de la historia de un cuarto de siglo, y cómo ellos piensan el presente en diálogo sin cortapisas, entre compañeros y/o adversarios interesados con pasión en la verdad de lo que ha acontecido. Así se despeja el pasado y se ilumina el presente, atendiendo a la sugerencia que en materia de historia contemporánea algunos califican de “futuro anterior”. El nombre de un proyecto intelectual y político que juntó a tantos jóvenes de antaño que en París y con sus redes hicieron un primer descarnado inventario de un tiempo de revolución, cincuenta años atrás, el mítico mayo del 68, la contracultura y los años del plomo.
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AHORA LA TAREA PRINCIPAL ES… ¡ORGANIZARNOS! Para hacer una reflexión sobre el movimiento estudiantil de la universi-
dad nacional debemos referirnos a los paros, en la medida en que en los últimos años estos han sido la mayor parte de la expresión del movimiento, en ausencia de un trabajo que saque al movimiento de las coyunturas, no sólo en tiempos, sino en propuestas. que tengamos en este momento un Estatuto Estudiantil -en sus disposiciones académicas- exactamente igual al propuesto antes de la movilización que suscitó su aprobación; o que el problema presupuestal de las universidades publicas persista, mientras en el congreso se habla de una reforma a la ley 30, que más que solucionar el déficit, apunta a dar nuevos dineros, siempre y cuando se generen nuevos “costos” (como el aumento de cobertura), son sólo algunos de los ejemplos que sirven para señalar que como movimiento estudiantil estamos haciendo algo mal: ¿deseamos mal?, ¿pedimos mal?, ¿nos quedamos en los 70’s?; el siguiente documento se propone plantear una serie de apreciaciones, análisis y propuestas que desde Organízate Con-Ciencias hemos construido, buscando aportar a la discusión sobre la práctica de los últimos tiempos del movimiento estudiantil y aun más queriendo que este debate se vea reflejado en la acción de tal forma que resulte en posibles soluciones a los principales problemas del movimiento. “Ah! es que en ciencias nunca se hace un culo” es la expresión que en los momentos previos a un paro se escucha en mucha gente del movimiento, y es que subjetivamente nosotros podríamos decir que en toda la Universidad tampoco, al desalentarnos luego de ver multitudinarias asambleas triestamentarias y salir de ellas a un salón con todos nuestros compañeros esperando clase, o numerosos bloqueos en una solitaria universidad con los billares de la 30 a reventar. Pero claro, decimos subjetivamente porque sabemos que objetivamente se ha tratado de hacer, el problema es que no de la mejor manera, lo cual argumentaremos en las siguientes líneas. Hemos visto a lo largo de este tiempo que una de las principales debilidades del movimiento se encuentra en esa “a-sincronía estructural” –como lo llaman los De-Mentes-, una separación entre los “componentes organizado y no organizado”, que se sustenta por las dinámicas de trabajo que mantiene el componente organizado. Es decir, que la forma en la que camellamos es la que se encarga en separar al estudiante que no trabaja en ningún grupo de trabajo, del trabajo de los grupos. RESPUESTA COLECTIVO ORGANIZATE CON-CIENCIAS
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de-mentes Vemos que esto ocurre principalmente por dos razones: Primero, el trabajo que desarrollamos quienes estamos en el “componente organizado muchas veces desconoce lo que piensan, los intereses, las motivaciones, etc., de los compañeros que no están organizados. A veces incluso el desconocer el sentir del estudiante va más allá, llegamos muchas veces con el típico discurso de los 70’s, desconociendo la diferencia no solo en los contextos si no incluso en la diversidad del estudiantado que conforma la Universidad. Cuando vemos que a actividades que convocamos sobre la temática universitaria, como foros, charlas, seminarios, etc., llegamos prácticamente solo nosotros, el “componente organizado” –como se vio en este semestre-, y lo que hacemos es continuar sacando cosas que no tienen que ver con la cotidianidad del estudiantado: que el acuerdo humanitario, que los presos políticos, que la minga estudiantil, que estudiantes con Robledo, que 1ro de mayo revolucionario, etc., seguimos manteniendo esta separación, pues provocamos que los compañeros no se identifiquen con estas actividades, y mucho menos que entren a nutrir con propuestas los distintos espacios. Con esto no queremos decir que estemos en desacuerdo con que la Universidad debe ser un escenario para la expresión y cualificación política pero creemos que una cosa es una cosa y otra, otra, porque del grueso del estudiantado exagerando el 5 % camella en algún grupo político, pero y ese 95% restante, ¿qué?
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Segundo, vemos que esa “a-sincronía estructural” se mantiene también porque el trabajo que desarrollamos muchas veces es burocrático, pues nuestro trabajo se muestra rígido, terminado, construido, de forma que no se invita a construirlo si no a “unirse” a este, promoviendo ingresar a este trabajo organizado, pero con el miedo a disentir o a criticar, por que se ve que no se va a escuchar, y así no se le muestra a los compañeros su papel activo y fundamental en la construcción de la Universidad. Esta separación no solo permite que muchos compañeros vean con indiferencia el pensarse la universidad –e incluso la sociedad-, también genera en otros una dependencia, que de nuevo les impide aportar, por que “hay alguien que habla mejor”, “hay alguien que la tiene más clara”, luego el papel de este estudiante se reduce a marchar tras otro (incluso literalmente) desconociendo que el también puede criticar, construir y proponer. Nada raro es que las asambleas triestamentarias no se hagan sin que el representante al CSU, o al consejo de sede este en la mesa. La solución a esta separación la llamamos “trabajo de base”, un trabajo que no busca negar que incluso quienes pertenecemos al “componente organizado” estamos en un proceso de construcción de perspectivas y posiciones; sino que busca diferenciar el trabajo que realizamos en busca de ampliar la perspectiva o comprensión política (la cual le interesa a un sector generalmente reducido de
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estudiantes) y un trabajo enfocado a construir procesos en torno a los intereses estudiantiles más cercanos, que toquen su cotidianidad, les muestre la importancia de trabajar y así también amplíen su perspectiva. Con esto, el nuevo estudiante se va a interesar más fácil y continuamente por trabajar, lo que permite solucionar un problema adicional que no es producto de nuestras formas de trabajo: constantemente están entrando nuevos estudiantes, y así mismo graduándose nuevos profesionales, lo que implica que el movimiento estudiantil debe mantener una dinámica que permita continuamente involucrar al nuevo estudiante. Podríamos continuar reconociendo un problema persistente entre quienes trabajamos en algún combo, y este es el sectarismo. Muchas veces las críticas que tenemos hacia unas prácticas concretas de otros grupos u organizaciones, se degeneran en críticas subjetivas -y hasta personales-, que llevan a que si un colectivo u organización determinado esta intentando sacar cierta actividad o propuesta, otros parches no participen, sólo por que ven con recelo el accionar de los primeros, generando así una desunidad que hace del movimiento una suma de fuerzas y no una única fuerza. Además en la misma medida en que hacemos propia esta manera errada de criticar, empezamos a temerle a la critica del otro, y de esta forma en ciertos momentos empezamos a huir de la discusión (como en las rechiflas en las asambleas) por miedo a la supuesta “subjetividad” de la posición contraria –calificándola
nómadas sin conocerla-, llevando así a promover una confusión entre unidad y unanimidad. Si es nuestro deseo construir el movimiento estudiantil que queremos, este debe ser autocrítico, de forma que su práctica le permita reconocer errores propios, y corregirlos mientras mantiene sus fortalezas. En ese sentido el movimiento estudiantil no le debe temer al debate, por esto debe incluso caracterizarlo. Tal como hemos tratado de señalarlo –implícitamente- el movimiento estudiantil debe trascender de las coyunturas, no solo en tiempos, de forma que sea un trabajo constante, no podemos seguir esperando que sean las directivas o el gobierno quienes mediante reformas y leyes nos impongan el debate, el movimiento estudiantil debe “sacarse” de las asambleas de las que es frecuente escuchar que “sólo sirven para irse a paro”, y llevarlo a la cotidianidad de todos nosotros como estudiantes. Fue en medio del reconocimiento de todos estos problemas que vimos necesario “organizarnos”. Y esta es justamente la propuesta que como Organízate Con-Ciencias les traemos. Vemos necesario organizarnos, de manera planificada, porque hemos visto que la “organización espontánea” que surge en las coyunturas se queda corta para constituir un movimiento estudiantil dinámico, que luche las reivindicaciones concretas, y no solo los aspectos coyunturales, que articule las distintas expresiones de la comunidad universitaria, que permita
ser construído por un ejercicio de discusión crítico y democrático de todos los estudiantes. Por esto no queremos que se entienda como una propuesta de organización “clásica”, que aparente ser algo diferente pero que solo cambie efectivamente en el nombre, queremos que sea radicalmente diferente, pero querer no es suficiente debemos hacerla diferente, por esto vemos importante pensarnos nuevas formas de articulación y de trabajo incluyentes, que generen nuevas dinámicas que permitan reconocernos más allá de las coyunturas como parte constitutiva de la Universidad. Debemos organizarnos a través de la comprensión de la diversidad de temáticas que le importan a los estudiantes (reivindicativas, culturales, políticas, académicas, etc), debemos lograr recoger del grueso de estos sus inquietudes y propuestas, para construir con ellas y ellos el movimiento estudiantil, comenzaremos. Sin embargo, debemos ser consientes que este es un proceso largo, para lo que debemos construir y alcanzar metas más pequeñas. Debemos organizarnos reconociendo la diferencia como una característica constitutiva del estudiantado, que permita justamente la diversidad de perspectivas y expresiones dentro de un movimiento estudiantil que todos debemos construir. Por lo cual, para permitir que tales expresiones se representen y participen de este movimiento, es importante que el organizarnos, no se convierta en lo que hemos criticado (que a costa
de un proyecto político, volvemos a la separación del estudiantado y al sectarismo), es necesario enfatizar en el carácter abierto de la discusión. Estamos de acuerdo completamente con la conclusión de la última asamblea triestamentaría del semestre pasado: “la tarea primordial, es fortalecer los procesos organizativos de las facultades, y de los departamentos”. Sin embargo vemos que aunque mucho se habla de organización, de la debilidad del movimiento en cuanto a este aspecto, pocas son las ganas y la real voluntad de muchos de meterle el hombro a la construcción de tales procesos y aunque no es tarea fácil, como tampoco lo es pensarse en una solución para los problemas del estudiantado reconociendo su diversidad y temporalidad, es prioritaria a la hora de rectificar el camino. Así debe ser tarea de cada departamento y cada Facultad reconocer sus particularidades, sus características y avanzar hacia la construcción de procesos incluyentes, que recojan y motiven el trabajo en torno a las necesidades e intereses cotidianos, es tarea de procesos como la Coordinadora Estudiantil de la Universidad vincular a su construcción la diversidad de expresiones estudiantiles, en especial aquellas que empiecen a consolidar el trabajo que tanto ha faltado, el de base. Entonces, nuestra meta no debe ser “simplemente” organizarnos, debe ser el reconocer que una mejor universidad requiere que
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de-mentes nosotros los estudiantes que la integramos, asumamos un papel activo y más critico dentro de ella, reconozcamos las limitaciones en cuanto a la viabilidad de algunas propuestas, pero igual construyamos universidad mediante la discusión y la practica organizada, estando siempre atentos a las necesidades e intereses del común de los estudiantes.
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¡Llegó la hora compañeros de los que pasemos del discurso y hagamos real y efectiva la construcción de procesos organizativos que fortalezcan en todos los niveles esta dinámica que llamamos movimiento estudiantil!
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POR LA RE-CONSTRUCCIÓN DEL CUERPO POLÍTICO Porque definitivamente no tienen sentido más individuos que representen, sino colectividades que sean representadas. Daniel Cerón
Somos estudiantes y creemos que quienes son aspirantes a la representa-
ción se equivocarían al plantear propuestas basadas en los límites constitutivos de la institucionalidad administrativa, negándose de principio a utilizar el espacio de la representación para resolver problemas de fondo, en el orden de la sustracción tendiente a invertir la lógica institucional en beneficio de procesos estudiantiles autónomos.
Primera parte 1. CONTRA LOS AMANTES DE LA INSTITUCIÓN. Con relativa generalidad la representación es vista desde la perspectiva del relato político moderno, como una estructura que persiste en la delegación de la llamada voluntad del pueblo. Más allá, como todo aquello que tiene un tinte burgués y de poco alcance, por incapacidad incluso de la ciencia moderna para ahondar en los espacios intersticiales de la socialidad política, las formas materiales del poder y las paradojas presentes en el orden de la construcción social, la voluntad del pueblo como abstracción propia del liberalismo político concibe por instrumento conceptual al interior de su sistema formal un procedimiento determinado que va del cuerpo político hacia las instancias institucionales produciendo un sistema de garantías jurídicas y por la misma vía la legitimación
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de-mentes del poder político: consumación de normas legales que componen el escenario positivo donde tiene lugar la existencia del órgano representativo. En el marco de la representación estudiantil no puede hablarse de la emergencia de un constituyente primario o secundario. Sería un error no solo teóricoconceptual, sino un error interpretativo y de contextualización puesto que las reformas estatutarias no son tarea del representante estudiantil y mucho menos cuando “el cuerpo representativo” no es tal, ni es un cuerpo ampliado. Sin embargo parece que quienes pretenden participar en ella así lo creen. Constantemente caen en el error de pensar que la transformación de las actuales circunstancias se deriva de la fortaleza institucional.
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éstos se limiten tan solo a ser enunciado y no a ser planteado y desarrollado según una propuesta orgánica. ¡Pura demagogia! La representación no ha tenido más que un papel institucional que, dependiendo de una propuesta responsable puede o no funcionar de manera inversa y multiforme: representación, control político, socialidad solidaria, polivocidad del lo completamente otro y anarquía son pues los elementos de sentido que para nosotros deberán ser indispensables. No son suficientes las propuestas político administrativas que redundan sobre los concejos de estudiantes, veedurías, defensorías, vocerías o ampliaciones del cuerpo representativo. Dichos escenarios no son más que formas institucionalizadas de un cuerpo político presupuesto. ¡Grave error! En política nada debe presuponerse, su campo es discontinuo y de confrontación, nada está ahí de la misma forma y para siempre. En este orden de ideas, la lógica que sustenta la necesidad de dichas instituciones comprende la política en su devenir descendente y no ascendente, cosa que no entiende ni la lógica del poder, ni la posibilidad de resistencia estudiantil contra la arbitrariedad que caracteriza la racionalidad administrativa propia de los imperativos de productividad de los cuales hoy padece la universidad… banderas ignominiosas de la administración empresarial y no de la consolidación académica.
2. DE LO IMAGINARIO A LO CONCRETO. Observando con mediana atención, se aceptará que no puede considerarse que el espacio de la representación tenga como finalidad la representación del cuerpo político. Tal y como se conocen las cosas lo que hacen es representar la institucionalidad administrativa, y no por causa de una voluntad subsumida, sino por el hecho de que se ignora la forma en que los lineamientos del sistema determinan todo proceso. Y lo decimos por una razón muy sencilla: la dinámica propia de la representación solo gestiona una coraza ideológica que le permite a la administración declarar sus pretensiones democráticas sin que éstas últimas se hagan reales. Ya otros han planteado la necesidad de re-significar el espacio de la representación. Pero todos sabemos que no basta con ello. La irresponsabilidad propia de quienes no se toman en serio los procesos de cambio hace que
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Según lo anotado anteriormente, una propuesta responsable no debería encerrarse a sí misma sobre la base de la formalidad representativa, sino hacer de ésta última algo real. ¿Cómo hace tal cosa? Conectando las posibilidades de gestión administrativa o de control político supuestos en la representación con dispositivos pragmáticos que puedan re-construir el cuerpo político para que la representación pueda representar algo. Infortunadamente, la comunidad estudiantil ha perdido el interés por la política representativa siendo esto el resultado el resultado de procesos erróneos que han llevado a cabo distintos grupos u organizaciones que más preocupados por el fortalecimiento de sus procesos internos han descuidado el proceso en su generalidad. Y esto lo decimos según una generalidad crítica y con vistas a establecer una discusión. Por tales razones lo más conveniente, según el orden de razonamientos expuesto, es crear condiciones de posibilidad para que el cuerpo político re-aparezca en los escenarios de debate estudiantil, y para ello, es indispensable construir escenarios político-culturales en vías al reconocimiento. No solo con el fin de oponer a la máquina contractual y a la lógica administrativa una fuerza opositora que defienda a los estudiantes desde los estudiantes, sino también, para que las instituciones de control político tengan algún sentido. Esto será posible organizando dichos espacios según propuestas concretas que serán el producto de ciclos que tendrán por propuesta formulada cuatro momentos: a) presentación; b) discusión y ampliación; c) corrección y decisión y; d) evaluación y registro. Aquí podrá participar quien tenga por bien hacerlo.
nómadas 3. CONJURANDO LA POLIVOCIDAD. Otro error tiene que ver con suponer el cuerpo representado como un cuerpo homogéneo. ¿Cuáles son las necesidades de los estudiantes? Probablemente aún no alcanzamos a interpretarlas, ninguno de nosotros podría de manera atrevida señalar cuales son. Los problemas propios de la comunidad estudiantil deberán ser formulados a través de procesos ampliamente deliberativos. La administración encuadra sus planeas a de atención a los problemas de los estudiantes por medio de tipologizaciones propias, de alguna manera presupuestas según lo que pueden imaginar de los estudiantes. Sin embargo, para nosotros existen serias dudas sobre la naturaleza prioritaria de aquello que se deriva de tales tipologías. Probablemente son de relativa urgencia, pero el problema no debe ser remitido a la institucionalidad pues esta no reformará su sistema para la satisfacción de las verdaderas necesidades estudiantiles, pues el orden en cuestión plantea sus propios límites, es fundamentalmente un sistema autorreferente. Lo prioritario es el cuerpo político como el que habrá de llevar a cabo las luchas futuras y que habrá de tomar las decisiones más importantes incluso en oposición a las instituciones más arbitrarias. Por las razones anteriores, la representación debe ser tomada como una posibilidad de alimentar procesos políticos estudiantiles en sincronización con procesos sociopolíticos de base, no amarrando la representación a la lógica de la
institucionalidad administrativa, sino al contrario: la representación deberá siempre estar amarrada al proceso que sustenta la base que representa, deberá situarse por completo en una lógica no-centralizada. Por eso es importante que las propuestas planteen de qué manera el cuerpo político podrá controlar y someter a evaluación a sus representantes o de ser necesario a la destitución. Deberán garantizar la horizontalidad en los procesos de construcción y así como su proyección, en tanto fuerza política, en las instancias de gestión. Deberá garantizar sobre todo la transparencia de su formulación, decisión e implementación como también su control y evaluación. Dicha sincronización solo será posible en la unidad de las organizaciones, grupos de trabajo y estudiantes en general a partir de un trabajo conjunto. Partiendo de la heterogeneidad que suponen las diferentes ideologías políticas, visiones culturales, intereses de clase y condición de género. Y todavía más importante, en la unidad de cada uno de los individuos que componen la comunidad estudiantil ¿Como habrá de ser esto posible? 1) Con la materialización de espacialidades habituales en torno a la posibilidad de expresarse políticamente; 2) con la materialización de escenarios de construcción discursiva hacia la refundación de una socialidad solidaria y hacia el desarrollo de una conciencia de clase; 3) por medio de la búsqueda exhaustiva de criterios mínimos de unidad y convergencia, no solo para plantear una oposición efectiva en términos de la coyuntura, sino también para garantizar la continuidad de procesos autónomos y; 4) calculando la fórmula justa para llevar a cabo todo proceso según los medios y recursos económicos, políticos y sociales disponibles. Porque debemos recordar siempre que las luchas futuras dependerán de nuestra unidad, organización y capacidad para reconocer quienes somos y hacia donde queremos ir.
Segunda parte Como lo reclama todo aquello que intenta tener un mínimo de coherencia, es necesario plantear los mecanismos que harán posible la reconstrucción del cuerpo político. De acuerdo con ello partiremos de tres principios: 1) la responsabilidad; 2) el compromiso y; 3) la participación. La naturaleza de estos tres principios se anclan directamente a lo que se conoce como el ideal democrático. Tres principios que tendrán por manifestación la construcción de tres escenarios o espacios cuya naturaleza prioriza cada uno de esos tres principios sin dejar de lado los otros dos que serán, más que su criterio de funcionamiento, nociones de sentido y criterios políticos que habrán de asegurar la cohesión y continuidad del proceso.
1. unidad promotora. Le llamamos unidad pues se trata de un cuerpo de naturaleza técnica. Es un espacio reducido cuya única función es la construcción y sustentación, así como la evaluación de propuestas. Le llamamos promotora
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de-mentes pues consideramos indispensable su función para asegurar la “inclusión formal” de los diferentes sectores estudiantiles, la construcción rigurosa de las propuestas y su justificación académica y científica. Sus alcances: aquí podrá participar quien tenga por bien hacerlo, bajo la responsabilidad del trabajo riguroso y la disciplina del proceso en su generalidad. Su naturaleza reflexiva tiene por objeto la dirección científica del proceso. Las propuestas formuladas en cualquier instancia deberán ser objeto de revisión en esta unidad a fin de establecer las críticas y los aportes pertinentes. Sus límites: esta unidad solo operara en función de la formulación de propuestas que serán objeto de tratamientos distintos y de aprobación en el ejercicio de las otras instancias.
2. red de colectividades. Le llamamos red pues se trata de la conexión entre distintos grupos u organizaciones cuya diversidad converge a través del trabajo conjunto orientado por criterios mínimos de unidad. Se trata de colectividades pues consideramos que la “función movilizadora y pragmática” necesita de la experiencia de grupos organizados. Aquí se plantearán os programas de acción según los medios económicos, políticos y sociales disponibles. Aquí podrá participar cualquier grupo por pequeño que sea bajo el compromiso propio de la acción militante. Sus alcances: aquí se reorganiza el complejo de las fuerzas políticas
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con el fin de conquistar la fuerza movilizadora que permita no solo llevar a cabo actividades y campañas, sino a hacer frente a las situaciones de coyuntura por vías de hecho. Sus límites: aquí se hará tan solo el trabajo político de movilización y conjunción de fuerzas como producto de las propuestas y decisiones tomadas en el ejercicio de otras instancias.
3. Asamblea de los comunes. Le llamamos asamblea pues es un espacio de deliberación abierto a cualquier persona o grupo que encuentre en ella su posibilidad de participación. Consideramos que pertenece a los comunes pues en este espacio existen identidades diversas alrededor de un proyecto común. Es indispensable reconocer que la asamblea, para que lleve a cabo la toma de decisiones de manera responsable, deberá ajustar a un proceso de deliberación encausado a partir de un ciclo de discusiones que garantice las extensiones comunicativas necesarias para el trabajo colectivo. Sus alcances: aquí se llevara a cabo el proceso de decisión según un proceso deliberativo amplio y ordenado que contará con la participación de todos los miembros de la comunidad estudiantil que quieran hacerlo. Sus límites: estas instancias de decisión deciden y participan a partir de su necesaria sincronización con el proceso de otras instancias, por lo cual, su ejercicio es el producto de un trabajo de ida y vuelta entre las instancias. NOTA: La propuestas podrán ser generadas por cualquier persona, sea o no miembros de la comunidad estudiantil. Sin embargo, pera ser discutida en asamblea, tales propuestas deberán ser objeto de revisión por cada una de las instancias, ya sea para observar la coherencia de los planteamientos, la viabilidad de sus postulados y programas y, la fuerza política que pueda tomar en las instancias decisivas.
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CONOCIMIENTO, RESITENCIA Y LIBERACIÓN.
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CONOCIMIENTO, RESISTENCIA Y LIBERACIÓN Boris Duarte Caviedes
importantes que la humanidad tiene delante de si es la pregunta por la realidad. De su respuesta derivan nuestros comportamientos, y lógicamente la justificación de nuestras acciones en cualquier situación (el aula, el hogar, el parche, el frente, la retaguardia). Cómo vivimos nuestra vida, si aceptamos o rechazamos al otro o a la otra siempre es una respuesta a tal cuestión. Humberto Maturana, un biólogo chileno, si, biólogo, y del sur, nuestro-americano, insiste en que un entendimiento adecuado de los fenómenos sociales debe pasar por una mayor atención a este problema de la realidad, y a su vez este problema de la realidad solo puede recibir una respuesta adecuada si entendemos que el observador, u observadora – de la realidad – son sistemas vivientes cuyas habilidades cognoscitivas se alteran si su biología – la de quien observa – es alterada. En síntesis cosiste en explicar el acto de conocer como fenómeno biológico. Esto es importante para entender que en tanto seres humanos somos sistemas vivientes, y lógicamente compartimos los rasgos constitutivos de todos los sistemas vivientes, en particular la incapacidad para diferenciar en la experiencia la realidad de la ilusión, la verdad de la mentira. Maturana explica que todos los animales incurren en algo que llama errores de percepción; incluso señala que las más de las veces sacamos provecho de esta incapacidad cuando los engañamos durante la cacería. Por ejemplo, un pez no diferencia entre la carnada y la presa, es decir, solamente cuando salta para atrapar la carnada trenzada en el anzuelo descubre que no se trata de una presa, sino de una ilusión.
Una de las preguntas más
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nómadas Nos permitimos esta reflexión inicial para poner en cuestión la forma en que se construye la realidad que todas y todos observamos hoy, mas aun, la realidad que nos atrapa y nos determina, que nos sujeta, que nos escinde e individualiza, que nos hace objeto de dominio y de control, en una multiplicidad de relaciones (patrón-obrero, juez-reo, educador-educando, Dueño-desposeído, hombre-mujer). ¿Cómo nos atrapa? ¿Cómo nos escinde? ¿Cómo nos sujeta? ¿Cómo nos determina? ¿Cómo nos individualiza y controla? Estas respuestas implican entender las razones de la dominación, de la explotación, de la individualización y el control. Entender estas razones implica entender la relación conocimiento-sociedad-estado y entender esta relación es entender la vía por la cual ciertas complejidades sociales (la libertad, la enfermedad, la escases, la inseguridad, la diversidad sexual, etc.) se elevan a la categoría de problema social, o patología social. Pues solamente el problema es objeto de la intervención, de control, de normalización por parte de los poderes totalizantes del estado, que se fundan en cierto tipo de conocimientos. Si el objetivo final es hacer frente, resistir un poder, unas relaciones de poder, una realidad que ilusiona nuestros sentidos y engaña la vida por medio de la muerte. La posibilidad de tal resistencia, de tal liberación, esta en en la producción de un conocimiento liberador.
Descubriendo el enemigo Enrique Dussel ha reflexionado frente a la triste situación de nuestra América. Triste en tanto victima
de históricos procesos de dominación, de subordinación, de negación de su no-ser que en todo caso es diferente del ser occidental-moderno. Triste realidad que asesina, que aliena, que niega la diferencia, que totaliza lo otro. Ante esta realidad Dussel plantea entonces su filosofía de la liberación, y esta debe serlo en la medida en que libere. Pero ¿a quien libera y de que lo libera? Libera al negro, al indio, al criollo. Libera en todo caso a la América periférica, a toda la periferia. Y si es una filosofía liberadora un pensamiento emancipatorio, es porque libera de otra filosofía, de otro pensamiento, de otro conocimiento, el de la opresión. Y La posibilidad de emergencia de este nuevo pensamiento es en la opresión misma. Geopolíticamente hablando emerge este pensamiento en la periferia, desde los periféricos. “La filosofía que sepa pensar esta realidad, la realidad mundial actual, no desde la perspectiva del centro, del poder político, económico o militar, sino desde más allá de la frontera misma del mundo actual central, desde la periferia, esa filosofía no será ideológica (o al menos lo será en menor medida). Su realidad es la tierra toda y para ella son (no son el noser) realidad también los “condenados de la tierra”1. En un país como el nuestro, en un continente como el nuestro es evidente la urgencia de un cambio, de una transformación, de una revolución. Decir o pensar lo contrario es una necedad, y aun incluso los más necios – nuestros gobernantes – han hablado por siglos de cambios, de reformas, de transiciones, etc. Esta es nuestra posición, nuestro no-lugar. Pero cual será la realidad de tales cambios, es decir, a que necesidad responden estos para ser racionales2 . En ultimas, por que cambiar. Y de hacerlo, a que pregunta estarían dando respuesta las transformaciones y más específicamente las transformaciones del régimen político. Siguiendo a Engels3 , hay entonces una realidad que debe ser cambiada porque ya no es necesaria. Y en efecto eso hacemos. Dussel nos plantea: “Las clases oprimidas, como oprimidos, son partes funcionales de la estructura de la totalidad política. Son partes que deben cumplir con trabajos que los alienan, que les impiden satisfacer las necesidades que el mismo sistema reproduce en ellos. Estas clases explotadas e insatisfechas anhelan por ello un nuevo sistema, porque, además, tienen experiencia de otro mundo que es exterior al sistema que los oprime […] la historia propia es anterior a la opresión que sufren y por ello tienen otro sentido de la vida; es otra cultura.”4 ¿Y cual es nuestro sentido de la vida? Pregunta en extremo difícil. En todo caso no es el mercado mundial, no es el trabajo asalariado, no es judeocristiano, no es occidente, no es la “modernidad”. Se trata entonces de acabar con la opresión, de oponernos a ser aplanados por el sistema capitalista en sus relaciones unidimensionales, donde la pregunta por la vida ha perdido valor y la razón quedo atrapada en la pregunta por la
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de-mentes técnica (Botero: 1993). Se trata de reafirmar nuestra diferencia. Hay que entender entonces que: “Como la distinción es exterioridad que niega la unidimensionalidad del sistema, su bien está en la incorporación indistinta intrasistemática: ser uno más entre los demás. El que se opone al aplanamiento es. diferente; es el otro. Como otro que el sistema está más allá del ser; como el ser es y el noser no es, el tal no es. Si habla, si provoca, si irrumpe, es la irrupción o la palabra expresión del no-ser. Decir el no-ser es lo falso. Antes que el otro continúe su tarea de falsificación, de desmoralización del sistema, el héroe se lanza sobre el enemigo, el otro, y lo aniquila, lo mata, lo asesina. Así procedieron los SS en la Alemania fascista, así procede la CIA en la periferia -brazo legalmente armado de las transnacionales-.”5 Una reflexión histórica puede aclararnos nuestra situación. Otros ya han comenzado, pero aun es insuficiente, hay un vacio que debe ser llenado. Dussel reflexiona por tanto: En toda la periferia hay una lenta pero ascendente toma de conciencia de la necesidad de la liberación; es decir, del romper los lazos de dependencia dominadora. Es al mismo tiempo una realidad político nacional que cultural (de las culturas latinoamericana, árabe, africana, hindú, del sudeste asiático y china). Los héroes de este proceso histórico son conocidos mundialmente, aunque no signifique que sus gestos fueron viables; al menos son símbolos de las patrias futuras libres: Ho Chi Minh, Mao
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Tse Tung, Ben Bella, Lumumba o el “Che” Guevara, significan esta nueva edad del mundo. Los teóricos de esta etapa son los Theotonio dos Santos, Enrique Falleto, Frantz Fanon, Samir Amin, o los ya nombrados vietnamita o chino. Sin embargo, no hay entre ellos filósofos en sentido estricto -pensamos comenzar el camino para colaborar en llenar este vacío- que hayan expresado esta praxis histórica.
¿Hacia donde debe apuntar entonces el nuevo pensamiento? Si elevamos esta la pregunta de la realidad al plano de lo público, es decir de aquello en que se supone todos y todas tomamos parte activa, más allá de lo estatal, de la estatización, podríamos decir que la respuesta es siempre una acción política. Pero esta acción no es una acción en cualquier sentido, es una que pretende dar salida a los problemas del público. Así, La pregunta por el conocimiento, o mejor, por la producción de conocimiento como forma potencial de resistencia adquiere sentido, o tiene relevancia para nosotros en la relación que este guarda con la constitución de la realidad social. Hemos visto entonces las contradicciones que nos ofrece el mundo moderno cuando intenta totalizar nuestras experiencias de vida, cuando la razón europea divide al mundo entre civilización y barbarie, cuando somos sometidos a modelos económicos que invaden incluso nuestros cuerpos y apunta al aislamiento negando aquella proximidad natural del humano de la que habla Dussel. Un conocimiento liberador debe plantear en primer término una objeción al dominio de la razón europea en tanto esta se ha abstraído de la vida social y se convirtió en mero cálculo. Esta ha rechazado los problemas de la existencia, ha renunciado al análisis de la causalidad de los fenómenos y la finalidad de la normatividad social, ha quedado atrapada en el desarrollo de la técnica y consecuentemente no responde más que a la eficiencia de los procesos productivos, negando la satisfacción de las necesidades como fines de la organización social. Las pretensiones imperialistas de esta razón europea de saberlo todo, de explicarlo todo, plantea que esta ratio debe abstenerse de invadir el mundo de la norazón. Esta no-razón, no debe entenderse irracional, sino más bien es el territorio del inconsciente, de la naturaleza, del arte, de la libido, etc. De otra parte, un conocimiento liberador debe apuntar hacia el rechazo de la modernización, esta que habla del colonialismo, que desarticula nuestra vida económica y social. La modernización monopoliza, discrimina, desarticula y solo produce riqueza a costa de más miseria. En esta misma vía, lo que debe son nuevas formas económicas y sociales. Plantear por ejemplo la necesidad de busca un modelo económico a la medida de nuestra América, en la que el hombre es el fin del proceso productivo y no al contrario. Esta economía no puede negar los desarrollos tecnológicos, pero debe ajustarse a nuestra realidad. Lo importante es dejar de lado el capricho de la acumulación y responder a necesidades concretas, inmediatas.
nómadas Para finalizar hay que decir que ante esta problemática, emerge un nuevo pensamiento, nuevo porque es diferente del mismo: “moderno”. Este pensamiento deberá llevarnos a nuestro reconocimiento como diferentes, a realizar nuestro no-ser en correspondencia con nuestra cosmovisión. No podemos seguir creyendo que nuestra producción intelectual, artística, etc., es inferior, ni nuestra producción de conocimiento seguir siendo tributaria de occidente; pero tampoco negar la posibilidad de identificarnos con las experiencias de otros pueblos en otras latitudes, y siempre reafirmándonos en lo que nos hace únicos, para proyectarnos en la contribución a la que podría denominarse: corriente de pensamiento mundial.
¿Cómo se hace práctico el carreto? ¿Qué se debe tener en cuenta para hacer del conocimiento una posibilidad de resistencia?
NOTAS 1 Dussel Enrique, FILOSOFIA DE LA LIBERACION, Editorial Nueva América, Bogotá 1996, pp. 21 2 Frente a lo racional Engels recurre a la doctrina de Hegel para describir su entender de la realidad y su racionalidad por lo cual dice: “Pero, para Hegel, no todo lo que existe, ni mucho menos, es real por el solo hecho de existir. En su doctrina, el atributo de la realidad solo corresponde a lo que, además de existir es necesario, “la realidad, al desplegarse, se revela como necesidad”; por eso Hegel no reconoce, ni mucho menos, como real, por el solo hecho de dictarse, una medida cualquiera de gobierno […] Pero todo lo necesario se acredita también en última instancia, como racional. Engels Federico, LUDWING FUERBACH Y EL FIN DE LA FILOSOFÍA CLÁSICA ALEMANA, Editorial La Oveja Negra, Colombia 1975. Pp. 19. 3 Engels decía de las reflexiones de Hegel frente al Estado prusiano, “Ese Estado es racional, ajustado a la razón, en la medida en que es necesario; si no obstante eso, nos parece malo, y a pesar de serlo, sigue existiendo, esta maldad del gobierno tiene su justificación y su explicación en la correspondiente maldad de sus súbditos. Los prusianos de aquella época tenían el gobierno que se merecían.” Engels Federico, LUDWING FUERBACH Y EL FIN DE LA FILOSOFÍA CLÁSICA ALEMANA, Editorial La Oveja Negra, Colombia 1975. Pp. 19. 4 Dussel Enrique, FILOSOFIA DE LA LIBERACIÓN, Editorial Nueva América, Bogotá 1996, pp. 90. 5 Ibíd. Pp. 68.
• Entendamos primero que todo que no es posible considerar ninguna situación social como intrínsecamente problemática sino en relación con los actores que la construyen como tal. • La producción de conocimiento no es solamente un recurso orientado a la resolución de problemas sociales, sino que cumple un papel en los procesos de construcción de esos problemas. • El conocimiento en si mismo es el producto de construcciones sociales. Por ello, su papel social como su contenido cognitivo son el resultado de diversas intervenciones, tanto dentro del campo científico como en otros campos de producción simbólica y material.
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ยกNO QUEREMOS SER ESTUDIANTES! ยกSOMOS MALEANTES!
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¡NO QUEREMOS SER ESTUDIANTES! ¡SOMOS MALEANTES! Prólogo
Esto es un panfleto. No es un libro, ni un libreto, ni un cuaderno, ni un cuadernillo, es un panfleto. No pretende, ni de lejos, ser objetivo, ni crear consenso. Sus pretensiones son mucho más altas, pues no entendemos por qué hemos de ser modestos cuando podemos aspirar a lo máximo. ¿Qué es lo máximo? No queremos tener límites. No sabemos si los tenemos o no, pero precisamente esa no es nuestra cuestión, no DESEAMOS tener límites, queremos desbordarnos. Nos importamos nosotros. Nos preocupamos de los obstáculos y de los enemigos en la medida en que nos impiden hacer lo que deseamos u obtener lo que necesitamos. Si no estorban, no existen. Y si estorban, deben dejar de existir. Ya nos hemos preocupado durante bastante tiempo por reflexionar sobre el enemigo, el Sistema, el Capital, y tal y cual. Creemos que ya es hora de que nos preocupemos por nosotros. ¿Qué nos gusta? ¿Qué no nos gusta? ¿Qué queremos? ¿Qué no queremos? ¿Cuáles son nuestros deseos reales?. A eso vamos. Eses es nuestro objetivo, y estamos en disposición de ir a por ello, y a por todo lo demás. Se dan las condiciones para que lo que ya exista en esencia, salga a la luz y exista realmente. Como decían algunos estudiantes de la prehistoria del movimiento estudiantil allá por los 60, los estudiantes son una clase en sí misma. No somos asalariados, aunque estemos destinados a serlo la mayoría; ni somos dirigentes como estamos destinados a ser los pocos. No estamos en ningún lado, estamos todavía en transición, en proceso. No queremos decir que estemos a salvo de la mierda del Sistema, pero sí decimos que se dan las condiciones materiales, reales, para revolucionarse, revolverse contra aquello que no queremos y por aquello que queremos. No tenemos posesiones, nada es nuestro. No tenemos casa propia, ni coche, ni familia, ni hijos a nuestro cargo, por lo que no se nos puede engañar con eso de que somos de clase acomodada, pues no tenemos nada que conservar. Nos falta todo todavía por tener. Lo tenemos todo por delante. Es el primer punto del que hay que tomar conciencia: no tenemos nada que perder. Si hacemos una huelga, no nos van a echar del trabajo, ni vamos a dejar de cobrar un sueldo, ni tan siquiera tenemos que perder unas estúpidas “conquistas sociales” con las que lograron engañar a nuestros padres. Si hacemos huelga, no sólo no vamos a perder nada, sino que vamos a ganar muchas cosas, vamos a recuperar un día de aburrimiento para nuestro beneficio, y lo vamos a convertir en un día de vida real, vida intensa en la que vamos a hacer en cada momento lo que nos plazca y no lo que nos corresponda en nuestro papel de estudiante. Disfrutando del placer del momento subversivo.
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de-mentes Que no nos tomen el pelo, lo único que se puede perder de verdad es el miedo. Miedo que ya no es tanto a las posibles represalias de las distintas autoridades -profesores, consejo, padres…-, ni tampoco es sobretodo el miedo al castigo social por no actuar según lo que se espera de ti acorde con tu rol. Es miedo a uno mismo, miedo a no saber qué hacer cuando nadie nos dirige y nos dicta. Miedo a no saber hacia donde ir cuando nadie nos marca el camino, miedo a no saber qué paso dar en cada momento. Miedo a vivir sin amos. Miedo a la incertidumbre. Os vamos a contar un secreto al oído: nosotros también tenemos miedo! Es más, creemos que buena parte de nuestra fuerza se basa en ese miedo. No queremos tener las cosas muy claras, no queremos tener un camino marcado ni una luz al final del túnel a la que dirigirnos sonámbulamente. Queremos construir nuestra vida a cada momento, y afrontar el miedo, por lo tanto, de vivir sin amos. Tenemos miedo, es verdad, y nos corroe la incertidumbre, pero esa incertidumbre también hace que nos pique el gusanillo y que nos hierva la sangre. ¿No os atrae la idea de experimentar una vida nueva y abandonar esta existencia mediocre? Pues experimentad, haced lo que sea, hagamos lo que sea, no lo sabremos hasta que no lo intentemos, y aun así, nunca lo sabremos, pues a cada momento estaríamos descubriendo cosas nuevas. No necesitamos más cosas. Queremos movernos. ¿A donde?. No lo sabemos. ALLÍ, por ejemplo, sabemos que no queremos estar aquí. Cualquier cosa menos esto, estamos cansados, este mundo nos
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aburre, no satisface nuestras necesidades y deseos, no nos place, no nos divierte. Sólo nos divierte joderlo. Pero queremos más, queremos una vida mejor. Que no nos engañen, tampoco, con nuestro porvenir. Ni somos el futuro ni tenemos un gran futuro por delante. No nos da la gana aceptar el futuro, tener un futuro es escribirse una muerte, escribir la novela de tu vida antes de vivirla: sólo haces lo que YA está escrito, y no construyes tu vida a cada momento. Y no aceptamos el futuro además porque YA no aceptamos el presente miserable que hay ni aceptamos el futuro de mierda que nos tienen preparado. ¡Esta vida es una miseria!. Somos conscientes, pese a todo, de nuestra situación en el mundo. Somos conscientes de que estamos aquí para ser futuros trabajadores, sabemos que tenemos un papel que cumplir en este mundo, el de estudiante, el de persona que aprende a tragar la mierda de Realidad, el de persona que se afana en aprender la ideología que insuflan los intelectuales del Sistema a través de la cultura, personas que aprenden a reducir su cuerpo y su mente a unos espacios y unos horarios rígidos para llegar al mundo del trabajo con el cuerpo y la mente ya reducidos. Somos conscientes de que somos Estudiantes. Pero somos conscientes de que queremos dejar de serlo. No queremos acostumbrarnos a unos horarios y espacios, no queremos tragar mierda, no queremos aprender su ideología, ni ninguna ideología. No más intelectuales, no más cultura, no más arte. No-
sotros también queremos dejar de ser estudiantes. Pero no queremos dejar de ser estudiantes para ser Trabajadores u otra cosa. No queremos desprendernos de un papel para coger otro. No queremos tener ningún papel, no queremos ser nada, queremos ser lo que nos dé la gana en cada momento. En cada momento. Los estudiantes debemos de empezar a dejar de aferrarnos a ideologías y pensamientos creados, cosas YA hechas a las que nos agarramos por ese miedo a vivir sin amos, a construir cada uno su vida en cada momento. Es la hora de liarse la manta a la cabeza, abandonar todas las creencias e ilusiones que nos garantizan la seguridad de vivir en este mundo. La seguridad en esta sociedad no son más que unas vallas que nos protegen de… ¿de qué? ¿os habéis parado a pensar alguna vez de qué nos protege la Seguridad que nos ofrecen? ¿De qué debemos tener miedo? Las seguridades nos protegen de nosotros mismos, es a nosotros a los que las vallas no dejan salir, y no a los demás a los que no deja entrar. Nos impiden desbordarnos de lo que está permitido. Son nuestra propia policía que nos vigila en nuestro arresto domiciliario. Te pudres en ti mismo, te adormilas y te aburres, con la seguridad de que vas a seguir viviendo, es decir, tu corazón va a seguir latiendo. ¿Y los demás? ¿y los sueños? ¿y los deseos? ¿y las emociones? ¿la pasión?. Todo eso está ahí, al otro lado de la valla. Abandonad las seguridades, lo único que hacen es atar, y lanzaos a la emocionante experiencia de vivir sin normas, sin amos, sin roles. Experimentad.
nómadas Queremos vivir y experimentar YA, no a medio ni largo plazo. La idea de la revolución como proceso está muy bien, pero no podemos esperar. Necesitamos mejorar nuestro vivir, queremos una forma más intensa de vida, y por eso queremos crear momentos para vivir intensamente. Queremos insurrecciones, sublevaciones, revueltas, la tensión del conflicto abierto. No nos vale tener simplemente el sueño de una revolución, preferimos el sueño y la utopía de un momento en insurrección. La sublevación es una reapropiación, una verdadera ruptura con la monotonía de la vida cotidiana, una verdadera ruptura con las normas sociales, una verdadera ruptura con los roles que a cada momento de la vida debemos adoptar. El momento en sublevación rompe los horarios, el tiempo, que deja de ser una tiranía lineal, para pasar a ser un desorden de momentos vividos intensamente. Sabemos que una insurrección no va a cambiar el mundo, pero sí creemos que puede transformar nuestra vida. Porque se trata de cambiar el mundo, pero también se trata de transformar la vida. No estamos interesados en ninguna revolución que no eleve nuestra calidad de vida. No nos interesa un mundo, por muy libre y justo que sea, si la vida es igual de aburrida, tediosa, monótona, racional y mediocre que la que hay ahora. Abogamos por crear la revolución que nunca triunfe. No queremos triunfar. No queremos perder el sueño y la utopía. No nos interesan las cosas que tienen un fin, ni las cosas cuyo destino
anticipado es morir. No queremos tener futuro, ya iremos fabricando nuestra vida. No queremos definirnos ahora, ya nos irán definiendo nuestros actos. No queremos tener todas las cosas claras, ya nos iremos aclarando con la práctica. No tenemos las cosas claras. Pero OJO, eso no quiere decir que vayamos a permitir que vengan listillos a aclararnos a nosotros y a decirnos quiénes somos y que queremos y qué no queremos. No admitiremos vanguardias revolucionarias que vengan a encabezar nuestra revuelta con sus ideologías. Y no vamos a permitir, tampoco, a los líderes sindicales ni a los sindicatos en sí mismos. No os vamos a dejar, os lo avisamos, no vamos a permitir ningún intento de manipulación, ni vamos a dejar que recuperéis nuestras luchas para el Sistema, llevándonos por los inofensivos cauces de la democracia. ¡Abajo la democracia! ¡no más diálogo! Hay que dar caña. Os lo advertimos, si intentáis meter vuestra zarpa entre nosotros, vamos a arremeter contra vosotros con toda nuestra ira. Mejor todavía, arremeteremos contra vosotros aunque no intentéis meter la zarpa, sólo por lo que sois y lo que hacéis, por vuestra función de bomberos del fuego de la revuelta. ¡Recuperadores de mierda, estáis en el punto de mira!. Todo está en el punto de mira. Nada de este mundo es salvable. Los estudiantes nos cagamos en todo. Hemos empezado a desengañarnos de las credulidades de la vida moderna, no creemos en la seguridad del hogar lleno de sentimientos electrodomésticos, ni en las máquinas que dan una felicidad patética, como la sonrisa del burro
al morir. Los coches no son más que el modelo del ideal burgués de felicidad. Quemémoslos, rompamos los escaparates de la alienación y de la falsa vida. Quemar coches, romper escaparates. No es una consigna lo que os mandamos. Quemar, romper, son nuestros sentimientos lo que os lanzamos. Os lanzamos nuestra rabia, nuestra ira. Nuestros deseos y nuestros sueños. Es lo que pensamos. Nosotros somos eso. Insurgimos en nuestro ambiente como lava de volcán. Queremos irrumpir, no esperar a florecer como las plantas. Queremos lucir el doble sin resignarnos a durar la mitad de tiempo. Somos utópicos, somos unos ilusos. ¡Ilusos! ¡Habéis dejado de soñar! Os habéis hecho mayores, sois tan adultos como un universitario invadido por el tedio con veintipocos años. Nosotros nunca hemos dejado de ser niños. Aún somos salvajes y nos resistimos a que nos domestiquen. Mordemos. Somos utópicos y salvajes. Seguro que pensáis que estamos locos, ¿verdad? Este panfleto es un virus. Se extiende y fluye por el mundo sin límites tejiendo redes de deseos subversivos. Puedes formar parte de él. Es más, puedes ser él. Difúndelo, fotocópialo, regálalo a tus seres queridos. Crea sueños.
Salvajes Madrid, diciembre de 1998. 55