Goliardos - Revista estudiantil de investigaciones históricas nro. XVI

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GOLIARDOS Revista Estudiantil de Investigaciones Históricas. Universidad Nacional de Colombia. ISSN: 2145-986X Año 19, Número XVI, segundo semestre de 2012 Universidad Nacional de Colombia-Sede Bogotá. Facultad de Ciencias Humanas. Departamento de Historia. Rector Ignacio Mantilla Vicerrector, Sede Bogotá Diego Fernándo Hernández Lozada Director de Bienestar Universitario Sede Oscar Arturo Oliveros Garay Decano Facultad de Ciencias Humanas Raúl Esteban Sastre Cifuentes

EDITOR DOCENTE Heraclio Bonilla Director-Editor Carlos Antonio Arbeláez COMITÉ EDITORIAL Carlos Antonio Arbeláez, Felipe Caro, Abraham Ortiz, Daniel Trujillo, Angélica Beltrán, Sthepanie Garcés Corrección de Estilo Albalucia del Pilar Gutiérrez Diseño y Diagramación Nikole Calderón Castañeda Impresión: Gracom Gráficas Comerciales

Directora de Bienestar Facultad de Ciencias Humanas Doris Ramirez de Peña Coordinadora Programa Gestión de Proyectos Elizabeth Moreno Domínguez Coordinadora Grupos Estudiantiles de Trabajo Andrea Fandiño Cardona UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA Cra 45 No 26-85 Edificio Uriel Gutierrez Sede Bogotá

www.unal.edu.co issuu.com/gestiondeproyectos

GOLIARDOS Nº XVI, segundo semestre 2012, revista de estudiantes del departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia-sede Bogotá, se terminó de imprimir el mes de junio del año 2012 en Bogotá. Se imprimieron 300 ejemplares. Queda hecho el depósito de ley.


Contenido 6

La Venta dinámica micro regional de un pueblo hidalguense 1900-1924 Oswaldo Ramírez González / Universidad Veracruzana

Música para amores, desamores, guerras y fiestas Una historia doble de la guaneña Sergio Ospina Romero | Universidad Nacional de Colombia

tema central Historia local y regional

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4 39 La invención de la Región: Las memorias de un pueblo Que jamás estuvo en vilo y el uso de otras herramientas de análiis ciencia, recursos naturales, archivos y memoria histórica César Augusto Duque Sánchez | Universidad del Rosario

Hundir las manos en las sombras Una aproximación a la historiografía sobre los orígenes de la ciudad de Barranquilla, siglo XIX Fabio Rainiero Murillo Sánchez / Universidad Nacional de Colombia

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GOLIARDOS

Revista estudiantil de investigaciones Históricas Universidad Nacional de Colombia Facultad de Ciencias Humanas Departamento de Historia ISSN: 2145 - 986 x Número XVI, Segundo semestre de 2012


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Parámetros generales para la presentación de textos

Herramientas para hacer historia en la web 2.0 Zotero una nueva forma para organizar y compartir información y bibliografía / Laura Tatiana Roncancio Henao / Universidad de Nacional de Colombia

NOVEDADES

El Davis, génesis del Maoísmo en Colombia Incidencia del pensamiento de Mao Tsé-Tung en el sur del Tolima Rodolfo Hernández | Universidad Nacional de Colombia

Una aproximación a la «Cuestión Oriental» El Imperio Otomano y las potencias europeas 1774-1923 Luis Alfredo de La Peña Jiménez | Universidad Nacional de Colombia

TEMA LIBRE

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Editorial Para el equipo editorial de la REVISTA ESTUDIANTIL DE INVESTIGACIONES HISTÓRICAS GOLIARDOS es un placer presentarles su edición número diez y seis. Dedicar una publicación a los estudios regionales y locales nos permite acercarnos no solo a espacios específicos del territorio nacional, sino a las formas en que dichos espacios se configuran histórica y socialmente. Esta preocupación ha sido un elemento clave en la agenda de los historiadores, que han dedicado su tiempo a comprender las formas de construcción y configuración regional; un ejemplo claro de este interés se encuentra en el año de 1979, con la publicación de las Memorias del simposio de los estudios regionales en Colombia el caso de Antioquia, por parte de la fundación faes, allí se llamó la atención sobre la importancia de los estudios de caso de las diferentes latitudes de Colombia. En ese sentido, hablar de historia regional y local es hablar de aquellos elementos heterogéneos, particulares y diferentes que caracterizan una ciudad, un pueblo, una villa, un barrio y, en general, todos aquellos objetos de análisis que nos permitan definir las características de cada una y la posible relación que existe con el desarrollo del país. Al realizar la convocatoria para este ejemplar, fue grato encontrarnos con un aumento considerable de los artículos presentados por los autores respecto a los números anteriores. Además, nos parece relevante mencionar que cerca de la mitad de las personas que acudieron a nuestro llamado con sus trabajos eran de otras nacionalidades o se encontraban localizados en diferentes países al nuestro, esto demuestra que se ha cumplido uno de los principales objetivos que nos hemos trazado, y es dar a conocer nuestra labor en distintos escenarios académicos a nivel internacional y presentar investigaciones que se han desarrollado en otras latitudes, con el fin hacer más fructífero y diverso el debate que gira en torno a la disciplina histórica y sus múltiples desafíos, tanto teórico-metodológicos como temáticos. Esta publicación presenta tres secciones denominadas y organizadas de la siguiente manera, tema central: historia local y regional, donde encontramos el primer artículo Música para amores, desamores, guerras y fiestas. Una historia doble de la Guaneña, Sergio Ospina Romero realiza un análisis en dos direcciones de la emblemática pieza musical, emulando la estrategia narrativa empleada por Orlando Fals Borda en Historia Doble de la Costa; planteando un diálogo entre la veracidad histórica y las crónicas tradicionales, en busca de esos elementos de identidad regional y nacional que han emergido en el departamento de Nariño alrededor

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de este bambuco. En el segundo artículo La Venta: dinámica micro regional de un pueblo hidalguense 1900-192, Oswaldo Ramírez González analiza la dinámica regional del desarrollo del municipio mexicano Progreso de Obregón, teniendo en cuenta distintos factores como el económico, geográfico y demográfico, factores que influyeron de manera decisiva en la transformación de una localidad a un municipio influyente e independiente. De igual manera, enlazando lo regional y lo interno con lo nacional y lo externo, Fabio Rainiero Murillo Sánchez nos presenta un artículo en el cual hace una pesquisa en la que intenta dar cuenta de los principales factores y características de la historiografía que se ha encargado de revisar el tema de los de los orígenes de la ciudad de Barranquilla durante el siglo XIX. También toca dos componentes fundamentales en este tipo de trabajos, el económico y el geográfico. Y para terminar esta sección se encuentra una reseña escrita por César Augusto Duque Sánchez sobre el interesante texto de Nancy Penny Appelbaum, Dos Plazas y una Nación: Raza y colonización en Riosucio, Caldas, 1846-1948. En la sección de ensayos libres encontramos el trabajo de Luis Alfredo De la Peña Jiménez titulado Una aproximación a la «cuestión oriental»: el Imperio Otomano y las potencias europeas 1774-1923. En el que se hace un repaso de la conformación, desarrollo y posibles causas de la decadencia del Imperio Otomano. Para hacer más diverso el contenido de esta publicación, Rodolfo Antonio Hernández Ortiz explora los orígenes del Maoísmo en Colombia y plantea que las ideas provenientes de China y del pensamiento de Mao Tsé-Tung, llegaron al país durante 1949-1958 en la región del Davis, en plena difusión de las teorías y prácticas de la revolución china. En la sección final, comentarios y reseñas, Tatiana Rocancio se encarga de hacer un necesario y valioso reconocimiento a Zotero, que es una herramienta digital creada con el fin de facilitar el trabajo a los historiadores e investigadores de otras disciplinas, en cuanto al manejo, recolección y organización documental. Esperamos entonces que la presente edición de la REVISTA ESTUDIANTIL DE INVESTIGACIONES HISTÓRICAS GOLIARDOS, contribuya a la reflexión académica, a la difusión del conocimiento histórico y al debate sobre la temática propuesta para esta ocasión.

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tema central Historia local y regional


Música para amores, desamores, guerras y fiestas: Una historia doble de la Guaneña

Sergio Ospina Romero1

RESUMEN La Guaneña es uno de los bambucos más emblemáticos del país y, sobretodo, un referente sobresaliente dentro de los discursos de identidad del departamento del Nariño. Por medio de la exploración de los relatos históricos tradicionalmente asociados a la singular pieza, este artículo discute acerca de los aspectos relacionados con la tensión entre veracidad histórica y relatos tradicionales, los elementos de la identidad regional y nacional, y el proceso de desterritorialización de las músicas locales. El artículo se compone de dos partes, emulando de cierta manera la estrategia narrativa empleada por Orlando Fals Borda en Historia Doble de la Costa. Mientras en la primera parte se privilegian los aspectos propiamente narrativos, en la segunda se realiza un balance crítico de la primera parte y se consideran otras cuestiones de índole más reflexiva y teórica.

Palabras clave

Guaneña, Bambuco, músicas colombianas, veracidad histórica, tradición, historia doble, desterritorialización, identidad.

ABSTRACT La Guaneña is one of the most emblematic bambucos in Colombia, and also a significant referent in the discourses of identity in the Colombian department of Nariño. By exploring the accounts of the history traditionally related to La Guaneña, the purpose of the article is to analyse some aspects in relation to the dilemma between historical veracity and traditional accounts, as well as issues like national and regional identities, and the process of deterritorialisation of local musics. The article has two parts, trying somehow to emulate the narrative strategy that Orlando Fals Borda used in his Historia Doble de la Costa. While in the first column the narrative is the main issue, the second column presents the critical discussion of the facts explored in the first column as well as some other theoretical aspects.

Key words

Guaneña, bambuco, Colombian music, historical veracity, tradition, historia doble, deterritorialisation, identity.

1 Candidato a Magister en Historia, Universidad Nacional de Colombia. Correo electrónico: sdospinar@unal.edu.co

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Sergio Ospina Romero

Introducción

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l presente artículo da una mirada a las posibilidades históricas que ofrece la Guaneña: el famoso y emblemático bambuco, cuasi himno del departamento de Nariño, cuyas notas se han escuchado e interpretado en innumerables escenarios y en incontables ocasiones. La mención de posibilidades históricas tiene que ver con el hecho de que en la consideración de los recuentos históricos asociados a la Guaneña convergen toda una serie de mitos, leyendas, creencias populares y convicciones académicas, en las que se puede apreciar todo un conflicto de datos, interpretaciones e intereses. Algunos, más amantes del idilio folclorista y la tradición, se deleitan en historias y hechos que para otros no son más que relatos sin fundamento en datos verificables en documentos primarios. Los pertenecientes al último grupo se podrían sentir particularmente ofendidos, porque en la categoría de posibilidades históricas se incluya tanto los hechos certeros, como algunas de estas historias heredadas de la tradición oral. Sin embargo, el intento de dar cuenta de ambas corrientes tiene una razón de ser, que va más allá del simple papel detectivesco del historiador que trata de decidir quién dice la verdad o quién es más proclive a ella. El propósito de las líneas que vienen a continuación es vislumbrar la forma en que la Guaneña se ha constituido como un emblema cultural y un referente obligado de identidad en los imaginarios de buena parte de la población nariñense y, en cierta medida, de la sociedad nacional. Esto, a la luz de la consideración del gran devenir histórico adscrito a la Guaneña, ya sea en la forma de relatos legendarios, ya sea en la forma de vestigios musicales. Ahora bien, con el ánimo de equilibrar la balanza y con el fin de dar mayor claridad a la presentación, me voy a permitir hacer uso de la estrategia narrativa que Orlando Fals Borda hizo famosa con su Historia Doble de la Costa, en donde el texto aparece en la forma de dos relatos paralelos y simultáneos, el uno en las páginas impares y el otro en las páginas pares del mismo libro. A diferencia del trabajo de Fals Borda, aquí se trata de dos partes, cada una con un enfoque particular. La primera sección es más optimista e incluyente con respecto al relato histórico de la Guaneña, a la luz de las posibilidades históricas ya mencionadas y provenientes, en buena medida, de relatos tradicionales o de famosos artificios literarios. A su vez, en la segunda parte se realiza un balance crítico de la historia contada en la primera columna, examinando fuentes, enfoques, conclusiones y otros asuntos teóricos. De manera similar al texto de Fals Borda, ambos segmentos se pueden leer de forma simultánea y paralela, o simplemente seguir el rastro de una sola columna hasta el final, dejando la consideración a la otra como algo opcional, según la curiosidad, los intereses y los afectos folclóricos o

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académicos del lector. No obstante, eventualmente podrán aparecer símbolos especiales en una y otra sección que sirven para relacionar hechos o ideas entre las dos partes Antes del embarque en la historia doble de este particular bambuco, es importante tomarse unos segundos para considerar su enigmática y popular letra, si bien han existido y siguen coexistiendo diferentes versiones. He aquí una muestra de algunas estrofas. Afortunadamente, en cuanto a los sonidos se refiere, hay gran abundancia y seguramente la seguirá habiendo por mucho tiempo. ¡Guay que sí, guay que no! la Guaneña me engañó por tres pesos cuatro riales con tal que la quiera yo Que a mí si… que a otro no La Guaneña me lo juró Me recibió la platica y con otro se la gastó. Guay que sí… guay que no la Guaneña me engañó el lunes a media noche al Tambo se me largó. Guay que sí… guay que no la Guaneña me engañó ñapanga tan mentirosa en Pasto jamás se vio. Guay que sí… guay que no hay que pena que sentí yo Mirando por mucho tiempo Las chanclas que no llevó Que a mí si que a otro no La Guaneña me lo juró las penas que tuvo mi alma Con cuyes la maté yo.1 1. Academia Nariñense de Historia. Pasto: “Bajo el beso aborigen del sol”. (Pasto: Cámara de Comercio de Pasto, 2007) 31-32. Esta publicación atribuye la autoría de la letra de la Guaneña a Neftalí Benavides quien, como veremos, es un personaje protagónico en el proceso de reificación histórica de este bambuco.

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Sergio Ospina Romero

PRIMERA PARTE De la Independencia al Grammy Latino: un recorrido de 220 años Parece que hacia finales del siglo XVIII, por la misma época en que Francia se debatía en medio de su gran Revolución Burguesa, por los lados de la Nueva Granada, un ilustre flautista pastuso permanecía presa del dolor y el despecho, a causa de la traición de la mujer que amaba. En medio de sus congojas, este músico decidió componer una tonada muy particular en la que plasmó las desventuras de su experiencia, empresa en la que fue secundado por un compañero guitarrista, con el que conformaban uno de los duetos más aclamados del momento en la región. La tradición nos cuenta que el acongojado músico se llamaba Nicanor Díaz, el guitarrista era Lisandro Pabón y la mujer, protagonista del incidente e inspiradora de tales esfuerzos musicales, era conocida como Rosario Torres.2 Rosario era una hermosa «ñapanga» (yapanga, ó llapanga), apelativo de origen quechua que servía para referirse por aquel entonces a una «muchacha del pueblo, de graciosa figura y hermosa vestimenta», y que en Quito era conocida como bolsicona.3 Al parecer, Rosario poseía un recio carácter y por ello cargaba con el sobrenombre de la Guaneña, el cual vino a ser también el nombre de la canción que inmortalizaría las desventuras amorosas entre este músico y su ñapanga, luego de que esta se marchara a tierras lejanas con otro pretendiente, no sin antes llevarse algo del dinero del insigne músico pastuso, cosa por demás clara en el texto de la canción. No pasó mucho tiempo antes de que la canción se hiciera muy popular en toda la región; primero, a través del popular dueto y, poco tiempo después, por medio de la propia banda musical de Pasto que se decidió a incluirla en su repertorio. Al respecto nos cuenta Neftalí Benavides que: Don Nicanor y don Lisandro eran los ídolos de las juventudes pastusas del ayer. No había fiesta, jolgorio donde la pareja de artistas no estuviera presente. La

2 Neftalí Benavides Rivera, “Biografía de La Guaneña”, Revista Cultura Nariñense, Vol. 1, No. 1 (Julio de 1968): 65. 3 Julián Urresty, Son Sureño. (Bogotá: Testimonio, 2003) 29.

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creación musical de don Nicanor, la Guaneña, continuaba su carrera de triunfos. Fue tal el éxito de la composición musical que a los pocos días el terrígeno bambuco era tocado ya por la banda de músicos de Pasto.4 De esta manera, para los albores del siglo XIX, parece que la Guaneña ya estaba presente en toda una suerte de celebraciones religiosas y profanas en Pasto y algunas zonas circunvecinas. Algunas de las conmemoraciones en las que se pudo oír la Guaneña por aquellos días fueron la fiesta a San Juan Bautista, a la Concepción, y el Corpus Cristi, así como en los diversos festejos por acontecimientos acaecidos en la distante España tales como coronaciones (juras), nacimientos o bautizos, alborozos populares como «el baile de la india Manuela Cumbal» y, por supuesto, durante las campañas bélicas, bien a favor o bien en contra de la Independencia de las colonias americanas.5 De hecho, a raíz de este último suceso, la Guaneña obtuvo su carácter emblemático y legendario. En medio de las confrontaciones armadas durante las primeras décadas del siglo XIX, los infortunios amorosos del flautista don Nicanor con su ñapanga se desvanecieron entre los ánimos exaltados por defender los intereses realistas o la causa criolla, de modo que, según estas versiones, la Guaneña se terminó convirtiendo en un himno de guerra, y tal fue su principal rol durante todo el siglo XIX. Además, lejos de la vinculación directa con la figura de Rosario Torres, el apelativo de «Guaneña» se fue extendiendo, poco a poco, a casi cualquier mujer aguerrida, voluntariosa y valentona de la zona. Diego Rosselli afirma, con respecto al período independentista, que «las guaneñas eran las mujeres que se desplazaban detrás de los ejércitos -muchas veces novias o esposas de los mismos soldados y se encargaban de prepararles alimentos y remendarles las ropas».6 Sin embargo, parece que el apelativo y su connotación, al igual que el carácter estereotipado de muchas mujeres nariñenses, fue algo que siguió vigente y resonando vigorosamente por buena parte del siglo XIX.

4 Neftalí Benavides Rivera, «Biografía de La Guaneña», Revista Cultura Nariñense, Vol. 1, No. 1 (Julio de 1968) 65 5 Neftalí Benavides Rivera, «Biografía de La Guaneña», Revista Cultura Nariñense, Vol. 1, No. 1 (Julio de 1968) 65 6 Del Historiador, académico y neurólogo Diego Andrés Roselli Cock, Ipiales: más que lajas y guaneña, en: http://www.encolombia.com/medicina/materialdeconsulta/Tensiometro109_ipialesmasquelajas.htm (Consultado: 13/02/2012).

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Así las cosas, el papel ambivalente de la Guaneña durante los años de la Independencia parece ser un asunto claro, dada la presencia del bambuco en algunos de los relatos para exaltar los ánimos de las huestes nariñenses a favor de uno u otro bando. Pasto se convirtió pronto en el fortín de los realistas, mientras que Ipiales acogió con entusiasmo la causa independentista.7 La Guaneña permaneció en medio, o mejor, compartida por ambas ciudades y ambas facciones, también estuvo presente en variados escenarios bélicos. Por el lado de los peninsulares se cuentan, entre otras, una confrontación entre pastusos realistas y ecuatorianos patriotas en el río Guáitara, muy cerca de Ipiales, en 1809 en la que los primeros salieron vencedores, y la muy citada campaña de Basilio García en contra de Simón Bolívar en 1822 por los lados de Cariaco y Bomboná, en donde según Benavides se inflamaban «los corazones de los soldados con la Guaneña.».8 Por su parte, para los patriotas la animosidad de la Guaneña no pasó desapercibida. Sin duda, la historia más famosa, asociada con la batalla de Ayacucho, es aquella proveniente del coronel Manuel Antonio López, aquella que Joaquín Piñeros Corpas se encargó de divulgar con particular vehemencia. La Guaneña, bam buco de la región de Pasto que en el alba del siglo XIX ya era canción sentida por el pueblo, fue factor decisivo del triunfo en la jornada épica del 9 de diciembre de 1824. Ciertamente, al tiempo que el general José María Córdoba se ponía al frente de sus huestes para tomar el cerro de Condorcunca con la orden inmortal “Paso de Vencedores”, la banda encargada de motivar con música colombiana el sentimiento de los soldados comprometidos en la carga interpretó la Guaneña como manifestación espontánea de los pastusos que integraban el batallón Voltígeros.9 Transcurridos los hechos de la Independencia, otras menciones importantes a la Guaneña tienen que ver, una vez más, con conflictos armados en los que el afamado bambuco seguía haciendo las veces de himno de guerra. Para empezar, varios autores coinciden en afirmar la presencia de la Guaneña en una batalla ocurrida en la colina de Cuaspud, de nuevo cerca de Ipiales, en la que tropas colombianas, al mando del general Tomás Cipriano de Mosquera, se enfrentaron a un

7 Diego Andrés Roselli Cock, Ipiales: más que lajas y guaneña, en: http://www.encolombia.com/medicina/ materialdeconsulta/Tensiometro109_ipialesmasquelajas.htm (Consultado: 13/02/2012). 8 Neftalí Benavides Rivera, «Biografía de La Guaneña», Revista Cultura Nariñense, Vol. 1, No. 1 (Julio de 1968):65-66. Ver además: Alberto Montezuma Hurtado, Nariño, tierra y espíritu. (Bogotá: Colección Banco de la República, 1982). 9 Joaquín Piñeros C. Música de la época del libertador Simón Bolívar y otras obras del sentimiento histórico colombiano. (Patronato Colombiano de Artes y Ciencias, 1998) Academia Nariñense de Historia 29.

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ejército de ecuatorianos a causa de una invasión territorial de los últimos. Al parecer, la victoria de los soldados colombianos, alentados de nuevo por las notas de la Guaneña, fue contundente. Julián Urresty, quién no comparte la versión del infortunio amoroso de Nicanor Díaz, dice que la «guaneña» fue una mujer «bella, valiente y altiva» que hizo parte de las tropas del general Mosquera, «que tenía gestos y vestía atuendos varoniles…» y que contribuyó «decisivamente a la victoria colombiana». Además, que debido a sus encantos, «muchos hombres la pretendieron» pero que, -de manera similar a la Rosario Torres del siglo XVIII, «tenía la mala costumbre de burlar a sus amantes», cosa de la cual la canción sabe dar buena cuenta desde la primera estrofa.10 Por otro lado, la Guaneña siguió presente en el escenario popular nariñense, con un marcado carácter festivo, pero impregnado del belicismo en el que se consolidó su popularidad. Con respecto a lo puramente festivo, se puede mencionar la presencia de la Guaneña durante la instalación del Telégrafo en Pasto: El 21 de agosto de 1887, reza una nota periodística, se colocó el primer poste en Popayán para línea a Pasto y continuarán los trabajos de la tendida de alambre hacia esta ciudad y luego seguirá a Ipiales extendiéndose a Rumichaca, y como que habrá una línea de ramificación a Barbacoas y otras poblaciones. Ese día fue regocijo para la ciudad de Pasto; la Banda de Músicos, haciendo resonar por los aires a cada instante las vibrantes notas ora alegres, ora melancólicas de nuestro bambuco La Guaneña, recorrió las calles de la ciudad; números empleados públicos, caballeros, señoras, señoritas, jóvenes y niños y toda clase de personas, de edad y condición, patentizaron así el entusiasmo y profunda alegría que les causaba saber que el telégrafo en Pasto pronto sería una realidad.11 Algunos años más tarde, en tiempos de la sangrienta Guerra de los Mil Días, la Guaneña cumplió de nuevo su tarea, esta vez «acompañando a los soldados conservadores» que combatían en Túquerres, también dentro de la zona de lo que años más tarde se llamaría el departamento de Nariño. Y de la misma manera, en 1932 durante la guerra entre Colombia y Perú, se registró la presencia del aguerrido bambuco para animar a los combatientes pastusos que resistían al enemigo, mientras llegaban los refuerzos que debían venir desde el interior.12 10 Urresty 25-26. Diego Andrés Roselli Cock, Ipiales: más que lajas y guaneña, en: http://www.encolombia. com/medicina/materialdeconsulta/Tensiometro109_ipialesmasquelajas.htm (Consultado: 13/02/2012). 11 Neftalí Benavides Rivera. «Establecimiento del Telégrafo en Pasto» en Revista Cultura Nariñense Nº 116(julio a octubre 1979). 12 Urresty 26. Ver además: Fidencio Tulcán, Reseña histórica de la Guaneña, (Pasto, 2004) y Jesús Absalón Martínez, Nariño y la Guerra, (Pasto: Imprenta Diario El Derecho, 2003 [1933]).

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Por esta época muchas composiciones nariñenses salieron a la luz y se consolidaron en el repertorio popular, luego del esplendor de un periodo que Julián Urresty ubica entre 1919 y 1929, y que denomina «la edad de oro de la música nariñense», en la cual la Guaneña, junto con otras obras musicales, tuvo por cierto un papel protagónico. Para 1930, Julio Zarama, director de la Banda Departamental de Nariño, hizo una versión instrumentada de la Guaneña, aunque parece ser más difundida la versión del maestro Lubín Mazuera. Además, entre los años 20 y 40, los discos, los fonógrafos, las vitrolas y la radio hacen su entrada pomposa en la región, ayudando a la propagación de ritmos locales y foráneos. Las primeras emisoras fueron Radio Nariño (1937) y Ecos de Pasto (1941), y si bien es poco lo que se puede decir sobre la inclusión de la Guaneña en sus programaciones, no cabe duda de que hacía parte del privilegiado repertorio radial.13 Es entonces cuando comienza el recorrido comercial de la Guaneña y el tránsito de su melodía mucho más allá de las fronteras del departamento de Nariño. Fue grabada por primera vez en Octubre de 1937 por Columbia records en Nueva York [Columbia 5643-X] y en 1967 fue grabada de nuevo por la agrupación colombiana La Ronda Lírica en un disco titulado Mi Nariño.14 Sin embargo, a mediados de siglo, la música tropical, también llamada desde entonces «música bailable», empezó a hacer parte del repertorio predilecto de las fiestas. La Guaneña se oía especialmente en actos públicos, para cerrar el baile en un carnaval o para levantar los ánimos en una fiesta. Por eso, en cuanto a lo que representaba por aquellos años la Guaneña para el pueblo, es particularmente interesante el testimonio de un miembro de la Orquesta Alma Nariñense, agrupación muy popular entre 1944 y 1981: «No había el fanatismo de hoy en el Carnaval donde le dan a la Guaneña durante seis horas que dura el desfile. Antes, solo cuando el baile estaba muy prendidito le gente nos decía: -¡Tóquense la Guaneña, carajo!»15 Y esto coincide con lo que expresa Neftalí Benavides en su famoso artículo de 1968: «Cuando en la elegante fiesta del club va decayendo el entusiasmo y amaina el fervor festivo, una voz grita: “¡la Guaneña, maestros!” Como por ensalmo la alegría florece y va a enseñorearse agresivo y señorero nuestro bambuco…»16

13 Urresty 26, 36, 50, 64-65. 14 Egberto Bermudez. From Colombian «national» song to «Colombian song». 1860-1960 en Lied und populäre kultur/Song and Popular Culture. Special Issue: Popular song in Latin America. (Berlin-New York: Waxmann, 2008) 191-192. Urresty 71-72. 15 Bastidas citado por Urresty 70 16 Neftalí Benavides Rivera, “Biografía de La Guaneña”, Revista Cultura Nariñense, Vol. 1, No. 1 (Julio de 1968) 63.

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De una u otra forma, y a través de lo que parecería ser un considerable devenir histórico, la Guaneña terminó posicionándose en el escenario folclórico popular de Nariño y de todo el país, pues finalmente terminó haciendo parte en 1991 del selecto repertorio de «Las cien mejores canciones colombianas», aunque en aquel entonces fue presentada como de autor anónimo.17 De esta manera, la Guaneña vino a ser parte del corpus oficial de la llamada música nacional. A pesar de esto, una consideración atenta a los contornos rítmicos y melódicos de la Guaneña, permiten relacionarla, con suficiente razón, más a la música andina peruana o ecuatoriana que a los bambucos prototípicos del interior del país. Incluso, una publicación reciente, en pro de aseverar la aparente antigüedad de la famosa pieza musical, se refiere a ella como un «motivo de danza ritual de los indígenas Pastos».18 Pero más allá de todo esto, la eventual difamación de la Guaneña a lo largo y ancho del país, su proyección internacional, y la proliferación de diferentes versiones terminaron siendo hechos certeros. En 1989, para celebrar el aniversario número 450 de la fundación de Pasto, se estrenó un arreglo sinfónico hecho por el compositor Raúl Rosero.19 No obstante, fueron dos proyectos musicales más recientes los que sellaron el estrellato internacional de la Guaneña. En primer lugar, en el 2007, la Orquesta Filarmónica de Bogotá, al celebrar sus 40 años, lanzó una producción de 4 CDs con versiones sinfónicas de música colombiana, con esta se hizo ganadora de un Grammy Latino en el 2008. Esta vez, la Guaneña apareció en el track 9 del primer CD, con arreglos del maestro Fabio Londoño. Por otro lado, Edy Martínez, uno de los músicos nariñenses más sobresalientes de la actualidad, hizo una versión Cha Cha Cha de la Guaneña, incluyendo variados elementos del jazz y de la música latina, versión que interpretó primero con la Big Band de la Universidad de Nariño, y que recientemente incluyó en el disco Midnight Jazz Affair. Edy Martinez & His Jazz Orchestra. Hasta aquí va la historia de la Guaneña, que por cierto está lejos de concluir, pues su protagonismo en el carnaval de Pasto es un asunto indiscutible y fácilmente comprobable, así como su participación en cientos de eventos culturales en diversas plazas en variados contextos. En Nariño es prácticamente un símbolo cívico de la cultura y la identidad del pueblo, recientemente catalogado como «patrimonio musical del sur».20 Muy lejos de Pasto, en

17 Hernán Restrepo Duque. Las cien mejores canciones colombianas y sus autores. (Bogotá: RCN/Sonolux, 1991) 14. 18 Academia Nariñense de Historia, 29 19 Egberto Bermudez. “From Colombian «national» song to «Colombian song». 1860-1960” en Lied und populäre kultur/Song and Popular Culture. Special Issue: Popular song in Latin America. (Berlin-New York: Waxmann, 2008) 20 Academia Nariñense de Historia, 29.

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colegios, en academias musicales y de danza, y en alguna u otra casa, bien sea en su versión instrumental, bien sea en su versión cantada, la Guaneña sigue sonando y sigue gustando, así no se tenga ni la más mínima idea de todo el arsenal histórico que la acompaña —que parece acompañarle o que se ha pretendido que la acompaña—. Estas y otras cuestiones las abordaremos inmediatamente.

SEGUNDA PARTE La Guaneña como representación de la cultura o la fuerza de la tradición El principal responsable de la divulgación de la idea de que la Guaneña fue una composición de 1789 inspirada en la mala experiencia amorosa de un músico pastuso fue el periodista Neftalí Benavides Rivera, quien en un artículo de 1968 trato de hacer el rastreo de lo que él mismo denominó la Biografía Romántica de la Guaneña.21 Desde entonces, esta idea ha trascendido las fronteras académicas y editoriales y se ha difundido de una manera sorprendente, de modo que, sin tener en cuenta las fuentes que pudieron respaldar esta afirmación, se considera un hecho por demás certero que ha servido, por un lado, para posesionar esta canción de forma contundente como un emblema y como un referente de identidad para el pueblo nariñense (y en cierta medida para la nación colombiana) y, por otro, para otorgarle a la Guaneña el reconocimiento de ser el bambuco, si no la canción, con mayor antigüedad en nuestro país.22 Sin embargo, rastrear los verdaderos orígenes de la Guaneña es un asunto que todavía está en discusión. Si bien muchos aceptan la historia del despechado Nicanor Díaz y le dan crédito a la importancia que se le atribuye a la Guaneña en tiempos de la Independencia, otros se muestran más escépticos al respecto y procuran, con base en los documentos disponibles, desvirtuar estos recuentos legendarios y traer más hacia el presente la vida musical y festiva de este bambuco. Por ejemplo, Julián Urresty dice que:

21 Neftalí Benavides Rivera, «Biografía de La Guaneña», Revista Cultura Nariñense, Vol. 1, No. 1 (Julio de 1968) 64 22 Roselli Cock, Ipiales: más que lajas y guaneña, en: http://www.encolombia.com/medicina/materialdeconsulta/ Tensiometro109_ipialesmasquelajas.htm (Consultado: 13/02/2012).

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[…] Neftalí Benavides, con gran ligereza tuvo la infortunada idea de inventarse un autor para la Guaneña: un tal Nicanor Díaz que vivía en Pasto a finales del siglo XVIII. Este hombre habría sufrido el desaire amoroso de una pérfida ñapanga pastusa, la Rosario Torres. En pleno romance con Díaz, la Rosario lo dejó por otro hombre, cruel historia que se repite en todos los tiempos. Fue entonces este desaire lo que hizo aflorar la inspiración del Nicanor. Sin embargo, esta versión hace parte del estilo folclórico que caracterizó a Benavides.23 De hecho la Academia Nariñense de Historia, al presentar la Guaneña como uno de los principales símbolos y emblemas de Pasto, afirma que el autor de la música es anónimo, pero le da el crédito de la letra al propio Neftalí Benavides.24 Algo muy similar podría hacerse al considerar el episodio de la participación de la Guaneña en las guerras de Independencia, y sobretodo el famoso incidente en la batalla de Ayacucho que citamos en la sección anterior, este ganó gran popularidad con la pluma de Joaquín Piñeros Corpas, pues el relato estaba amparado por el testimonio que el coronel, en otros libros General, Manuel Antonio López dejó plasmado en Recuerdos de la guerra de la Independencia, y que recogió en su clásico trabajo sobre la Historia de la música en Colombia, José Ignacio Perdomo Escobar.25 En este sentido, si el interés aquí fuera decidir quién tiene la razón, podrían seguirse citando sucesivamente musicólogos o historiadores particularmente fieles a la veracidad de las pruebas documentales para la elaboración del relato histórico.26 Empero, aunque dicha pesquisa de la verdad histórica puede ser muy relevante en medio de algunos encumbrados círculos académicos, lo cierto es que, en medio de un pueblo que se ufana de la gran tradición que acompaña su canción emblemática, poco sentido parecen tener las discusiones sobre la veracidad de las fuentes documentales. Igualmente, dado el valor cultural y las filiaciones identitarias asociadas a la Guaneña, y que están ampliamente respaldadas en su aparente bagaje histórico y aguerrido, se puede constatar con facilidad el poco interés que habría en tratar de desvirtuar la tradición, ya sea que se trate solo de un relato legendario, ya sea que se trate de una epopeya surgida en la mente de algún literato nariñense. Con el respeto de los colegas, podría ser una empresa sin sentido, como lo fue tratar de convencer a la gente de Río 23 Urresty, 25. La vida reciente de la Guaneña también es defendida en Egberto Bermudez. “From Colombian «national» song to «Colombian song». 1860-1960” en Lied und populäre kultur/Song and Popular Culture. Special Issue: Popular song in Latin America. (Berlin-New York: Waxmann, 2008) 24 Academia Nariñense de Historia, 31. 25 José Ignacio Perdomo. Historia de la música en Colombia. (Bogotá: ABC, 1963) 57. 26 Ver por ejemplo a Martínez Figueroa en Urresty, 25 o Egberto Bermudez. “From Colombian «national» song to «Colombian song». 1860-1960” en Lied und populäre kultur/Song and Popular Culture. Special Issue: Popular song in Latin America. (Berlin-New York: Waxmann, 2008.) 191-192

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Sucio de la idea de que su fecha de fundación coincidía con la de la Batalla de Boyacá no tenía validez histórica. He aquí un fuerte dilema para los historiadores. Verdad histórica Vs. tradición: se trata de una situación ambivalente parecida a la de la Guaneña en medio de realistas y patriotas en tiempos de la Independencia, en la que se hace especialmente difícil tomar partido hacia uno u otro bando. El asunto se puede complicar aún más al hacer frente a la cuestión de por qué, o de qué manera, la Guaneña ha logrado constituirse en una representación cultural tan fuerte para la gente de Nariño, ya que si la respuesta a esto se encuentra una vez más en el sustrato legendario asociado a la Guaneña, las advocaciones por la fuerza de la tradición podrían ser mayores. Y parece que directa o indirectamente, de forma explícita o implícita, la historia construida alrededor de la Guaneña tiene mucho que ver. En primer lugar, quizás no es tan relevante el nombre de Rosario Torres, pero si lo es el estereotipo de mujer que se construyó a partir de las ñapangas y de las guaneñas en particular: mujeres hermosas, pero al mismo tiempo valerosas y voluntariosas; sometidas, desde el modelo patriarcal tradicional, a sus faenas domésticas y a sus deberes como esposas, pero a la vez aguerridas y dispuestas a empuñar un arma o a ir a la guerra de la misma forma que los hombres, y muchas veces con mejores resultados; mujeres de las que es fácil enamorarse perdidamente, pero con las que se corre el muy plausible riesgo de sufrir una desilusión amorosa, pues tan grande como pueden ser en el frenesí de la pasión, pueden llegar a ser sus habilidades para la traición y el desprecio. Desde esta perspectiva, la Guaneña aparece como una imagen acústica, visual y literaria que engloba todo un prototipo y estereotipo de mujer para el siglo XIX: valiente, determinada y, dado el caso, guerrillera; ícono, punto de referencia y emblema para las generaciones sucesivas. Bien se trate de los conflictos entre patriotas y realistas en los años de la Independencia en las inmediaciones de Ipiales y Pasto respectivamente, o de la batalla de Cuaspud en 1863 en medio de las incursiones de Tomás Cipriano de Mosquera, los estereotipos, por lo visto, permanecen. Por otro lado, la efectividad de la Guaneña para levantar los ánimos populares aparece como una constante a lo largo de todo el relato. Es un lugar común en los testimonios recogidos (y en los imaginados) otorgarle a la Guaneña un lugar protagónico y altamente significativo o hasta indispensable a la hora de despertar emociones en distintos públicos, bajo diversas circunstancias, en ámbitos festivos o bélicos. Himno de guerra y canto festivo. Por un lado, se trata de un aspecto evidente y pertinente en las historias de la Guaneña asociadas a las

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batallas de Independencia, a las guerras civiles del siglo XIX, incluyendo la guerra de los Mil Días, y en conflictos limítrofes como los de 1863 y 1932. Y por otro, es un hecho frecuente en las fiestas populares y privadas de la segunda mitad del siglo XX y en el propio Carnaval de Pasto. Por ejemplo, en palabras de Sergio Elías Ortiz. Todo el mundo en el sur de Colombia comprende que la Guaneña es su himno de guerra, su música de combate, su tono de fiesta, su canción de cuna y su preludio de borrachera… El tema de la Guaneña es sencillo: no más de cuatro frases musicales que se repiten pero que despiertan en las multitudes de allí una emoción extraña ya de tristeza, ya de alegría, ya de valor. Seguramente el autor lo sacó de la entraña del pueblo inspirado en sus dolores, sus anhelos, sus locuras, su ansiedad de gritar.27 Todos los años, los días 4, 5 y 6 de enero, las calles de Pasto se desbordan de gente en el marco de los festejos del Carnaval del Negros y Blancos. En el Carnaval interactúan toda una suerte de ritmos musicales, tradicionales y modernos, pero la Guaneña nunca deja de estar presente y de tener un lugar preponderante dentro del repertorio. Sobre la presencia de la Guaneña en el Carnaval de Pasto, Urresty escribe: «Cuando suena la Guaneña hay una explosión de alegría que no conoce límite. El ritmo impetuoso del son sureño hace vibrar las cuerdas del alma y el cuerpo responde. Sería extraña la persona que no sintiera alegría y bailará con estos acordes. Quien no baila al menos salta.»28 Entonces, si examinamos los elementos musicales y culturales implicados en la Guaneña, se puede apreciar mucho del sincretismo de elementos africanos, europeos e indígenas, que caracteriza buena parte de los aires musicales de nuestro país. Sin embargo, para el caso de la Guaneña, el aporte indígena es mucho más evidente que en otros bambucos o en otros aires musicales considerados también «nacionales». Si bien se le ha considerado casi siempre un bambuco fiestero, su composición melódica se aleja de los patrones apreciables en los bambucos tradicionales del interior del país. De hecho, como ya se mencionó en la sección anterior, una consideración atenta de su contorno melódico podría mostrar más cercanía con estilos musicales ecuatorianos, peruanos o bolivianos y, efectivamente, no han faltado quienes lo han afirmado así.29 No obstante, como es de esperarse, tales ideas no han logrado ganar suficiente simpatía y seguramente, es muy poco probable que lo logren hacer.

27 Sergio Elías Ortiz citado por Urresty, 28. 28 Urresty 96. 29 Urresty, 51, 131.

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Por otro lado, el tránsito comercial de la Guaneña en los ámbitos regional y nacional durante la primera mitad del siglo XX, hace parte de un proceso compartido por muchas musicas locales en Colombia. Las primeras grabaciones fonográficas por parte de músicos colombianos (y de «músicas colombianas») son de la primera década del siglo XX y tuvieron lugar en Estados Unidos bajo el auspicio de compañías disqueras como RCA Victor, Columbia y Brunswick, y solo a partir de 1913 se empezaron a hacer las primeras grabaciones en Colombia. Pero en cuanto a la Guaneña se refiere, su primera grabación comercial se registra, como ya vimos, solamente hacia 1937, en Nueva York.30 Estas grabaciones pioneras dejaron ver una importante inclusión de lo regional, especialmente en términos de artistas, compositores y géneros musicales. Así que, de la mano del disco y de la radio, es posible constatar lo que Jesús Martín Barbero y Ana María Ochoa han acertado en denominar como un proceso de desterritorialización de muchos ritmos locales, bien hacia lo regional o lo nacional.31 En efecto, aunque con diferentes matices, junto con la diseminación y popularización de canciones, artistas, y estilos musicales, facilitada gracias a las ventas de discos, a las ondas radiales, al cine, y en menor medida, al comercio de partituras, las tradicionales fronteras territoriales de muchas músicas se expandieron. Pero más allá de la popularización de tonadas o ritmos, es importante resaltar que en dicho proceso de desterritorialización se puede constatar la desterritorialización de toda una suerte de categorías identitarias adscritas a la música. De este modo, sin importar los focos de origen de un determinado ritmo o estilo musical, las zonas receptoras lo insertan con facilidad en sus repertorios musicales, en sus discursos definitorios de identidad, y en sus realidades cotidianas. Sin duda, son muchos los ejemplos que se pueden traer a colación para ilustrar estas ideas, pero indudablemente la salsa, la cumbia, o el vallenato, representan los casos más conocidos. En este orden de ideas, unas veces lenta y tímidamente y otras de forma contundente y decisiva, la Guaneña ha atravesado por un marcado proceso de desterritorialización, desde su terruño local en la frontera suroeste de Colombia, hacia los encopetados listados de canciones nacionales por excelencia. En la arbitraria definición de lo que debía ser «la música nacional» 30 Egberto Bermudez. “From Colombian «national» song to «Colombian song». 1860-1960” en Lied und populäre kultur/Song and Popular Culture. Special Issue: Popular song in Latin America. (Berlin-New York: Waxmann, 2008) 191. Sobre la historia de la grabación fonográfica de música colombiana ver además: Egberto Bermúdez. Historia de la música en Santafé y Bogotá, 1538-1938 (Bogotá: Fundación de Música, 2000) y Jaime Cortés. La música nacional y popular colombiana en la colección Mundo al Día, 1924-1938 (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2004). 31 Jesús Martin-Barbero, “De la telenovela al Vallenato. Memoria popular e imaginario de masa en Colombia” A Contratiempo. Revista de música en la cultura. Nº 10. Bogotá (1998) 66. Ana María Ochoa. Músicas locales en tiempos de globalización (Bogotá: Norma, 2003) 12-13.

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—empresa abrazada con ahínco desde la primera mitad del siglo XX por toda una suerte de músicos, intelectuales, y políticos— la música del interior del país se alzó muy pronto con el protagonismo. De esta manera, bambucos, danzas, y pasillos, sirvieron al propósito de expresar el alma de la Nación, pero a estos se terminarían uniendo poco a poco, en virtud de la fuerte competencia comercial que representaron desde mediados de siglo, otros sabores musicales como los provenientes de la costa atlántica del país o de los llanos orientales, entre otros. No cabe duda que las periódicas compilaciones de música colombiana como las que hizo el periódico Mundo al Día en los años 20 y 30 o aquella de 1991 titulada Las Cien mejores canciones colombianas y sus autores, en donde logró clasificar La Guaneña, son instrumentos predilectos para el ejercicio autoritativo de lo que desde lo musical debe o puede definir la identidad nacional. Por otra parte, durante las primeras décadas del siglo XX, se hizo cada vez más evidente la exaltación de valores y filiaciones regionales en las creaciones musicales colombianas y el surgimiento de considerable número de canciones «emblemáticas» o «himnos regionales» en el escenario artístico nacional.32 Y en dicha tendencia, la Guaneña se erigió como referente musical y poético para una amplia región cultural del suroccidente del país. En términos generales, en estos años, junto con auge de los himnos regionales del tenor del Bunde Tolimense, la Guabina Tolimense, la Guabina Chiquinquireña o la Guaneña misma se puede apreciar una industria discográfica todavía muy colombiana, especialmente en términos de preferencias musicales, en claro contraste con la progresiva y cada vez más masiva invasión de productos musicales internacionales en el mercado nacional que se hace evidente después de 1960. Sin embargo, en las últimas décadas, la Guaneña ha hecho parte, junto con otras músicas locales, de un proceso de re-escenificación a la luz de nuevas dinámicas culturales y sobretodo de mercado, en el que sigue siendo evidente el fenómeno de desterritorialización ya citado, pero ahora con una evidente proyección internacional. Sin duda, todas las canciones no han corrido con la misma suerte que la Guaneña. Ana María Ochoa ha examinado las transformaciones que en las últimas décadas ha experimentado la música popular o local en el contexto de la globalización cultural, las nuevas industrias musicales, el mercado, los avances tecnológicos y las discusiones recientes sobre 32 Egberto Bermudez. “From Colombian «national» song to «Colombian song». 1860-1960” en Lied und populäre kultur/Song and Popular Culture. Special Issue: Popular song in Latin America. (Berlin-New York: Waxmann, 2008) 186-197.

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patrimonio folclórico y cambios estilísticos en las músicas locales. Ochoa deja ver que las vinculaciones locales y regionales siguen vigentes muchas veces para identificar, caracterizar o legitimar estos géneros. En otras palabras, es claramente evidente «la continuidad de la idea de “lo local” como marca constitutiva de estas músicas… algunas de ellas enfatizan su carácter conservador, afianzando una relación estilística e histórica con un lugar… se enfatiza el apego al pasado, a un territorio, a un estilo heredado, a una idea de autenticidad».33 No hay duda de que esto se puede aplicar claramente al caso de la Guaneña. Los esfuerzos recientes de figuras como el jazzero Edy Martinez o de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, re-escenificando la Guaneña, son un vivo ejemplo. Mientras que algunos celebran estas faenas musicales por la manera en que lograr vigorizar las músicas tradicionales, otros en cambio, anclados igualmente en la tradición o paradójicamente en defensa de la vanguardia, no ocultan su animadversión frente a estos trabajos discográficos. Recuerdo, por ejemplo, la reacción de una mujer que hacia parte de una revista interesada en asuntos del folclor, cuando la versión de latin jazz de la Guaneña llegó a colación. Poco faltó para que se rasgara los vestidos, al juzgar la renovada pieza Cha cha cha como una afrenta contra la tradición y a lo que ella consideraba la Guaneña auténtica y original. Basta solamente despedirnos con las palabras que Neftalí Benavides le dedicó a la Rosario Torres, la legendaria ñapanga que para muchos es el punto de partida de toda esta historia de la Guaneña: Rosarito Torres: te mató la lejanía, moriste de dolor y de abandono; Rosarito Torres, Ñapanguita desamorada y cruel, te deshojaste allá lejos como una flor de melancolía… Si en tu tumba no crecen las flores, empero si te arrullan las notas marciales y heroicas de la Guaneña. ¡Tu olvidado Nicanor Díaz te inmortalizó! Vivirás en la entraña del pueblo de Pasto, de Nariño en tanto haya un artista que en noche galante o en un atardecer campesino, eche a volar por los vientos del cielo en las cuerdas de un requinto o de una guitarra el aire imperecedero de la Guaneña.34

33 Ochoa, 12-13 34 Neftalí Benavides Rivera, “Biografía de La Guaneña”, Revista Cultura Nariñense, Vol. 1, No. 1 (Julio de 1968) 68-69.

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Bibliografía Academia Nariñense de Historia. Pasto: bajo el beso aborigen del sol. Pasto: Cámara de Comercio, 2007. Benavides Rivera, Neftalí. Biografía de La Guaneña, Revista Cultura Nariñense, Vol. 1, No. 1, Pasto, Julio de 1968, 63-69. Benavides Rivera, Neftalí. Establecimiento del Telégrafo en Pasto en Revista Cultura Nariñense Nº 116 julio a octubre de 1979. Bermudez, Egberto. “From Colombian «national» song to «Colombian song». 1860-1960” en Lied und populäre kultur/Song and Popular Culture. Special Issue: Popular song in Latin America. Berlin-New York: Waxmann, 167-261. Fals Borda, Orlando. Historia Doble de la Costa. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Banco de la República. El Ancora, 2002. Martín-Barbero, Jesús. «De la telenovela al Vallenato. Memoria popular e imaginario de masa en Colombia» en A Contratiempo. Revista de música en la cultura. Nº 10, 1998. Martínez, Jesús Absalón. Nariño y la Guerra. Pasto: Imprenta Diario El Derecho, 2003 [1933]. Montezuma Hurtado, Alberto. Nariño, tierra y espíritu. Bogotá: Colección Banco de la República, 1982. Ochoa, Ana María. Músicas locales en tiempos de globalización. Bogotá: Norma, 2003. Ospina R., Sergio. «Sonidos en la Historia de Colombia: Notas sobre la música en la Independencia» en Goliardos. Revista estudiantil de investigaciones históricas. Universidad Nacional de Colombia, Año 17, Número XIII, 2010, 3-15. Perdomo E., José Ignacio. Historia de la música en Colombia. Bogotá: ABC, 1963.

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Piñeros Corpas, Joaquín. Música de la época del libertador Simón Bolívar y otras obras del sentimiento histórico colombiano. Colegio Máximo de las Academias Colombianas: Patronato Colombiano de Artes y Ciencias, 1994. Restrepo Duque, Hernan. Las cien mejores canciones colombianas y sus autores. Bogotá: RCN/ Sonolux, 1991. Rosselli Cock, Diego Andrés. «Ipiales: más que lajas y guaneña» en: Tulcán, Fidencio. Reseña histórica de la Guaneña. Pasto, 2004.

Discografía citada OFB. Orquesta Filarmónica de Bogotá es Colombia. 40 años. Bogotá, Vibra Music, 2008. Edy Martinez & 18 Piece Latin Jazz Concert Orchestra. Midnight jazz affair. NY, 2009.

En línea http://www.encolombia.com/medicina/materialdeconsulta/Tensiometro109_ipialesmasquelajas. htm (Consultado: 3/11/2009 y 13/02/2012).

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La Venta: dinámica micro regional de un pueblo hidalguense 1900-1924

Oswaldo Ramírez González1

RESUMEN ste artículo retrata la dinámica regional de Progreso de Obregón en las primeras décadas del siglo XX. Su historia, marcada además por una afortunada posición geográfica, revela cómo la llegada de un nuevo siglo a México arrastró en su marcha el desarrollo de pequeñas economías locales, produciendo de esta manera, profundas transformaciones en su estructura

ABSTRACT This article portrays de regional dinamics of Progreso de Obregon in the first decades of the XXth century. Its history, marked by a fortunate geographical position, reveals how the arrival of a new century to Mexico hauled on its advance the development of meager local economies producing deep transformations on their structures.

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Palabras Clave

Geografía, regional, industrialización, circuitos comerciales, porfiriato, revolución.

Key Words

Geography, regional, industrialization, commercial circuits, porfiriato, revolution.

1 Licenciado en Historia por La Universidad Veracruzana. Correo electrónico: druida_oswald154@yahoo.com.mx

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LA VENTA

Introducción

E

l presente artículo se refiere a la construcción del municipio mexicano Progreso de Obregón. Una localidad relativamente pequeña en relación a municipios y comunidades colindantes que, debido a su ubicación geográfica, no solo ha percibido un paulatino crecimiento urbano y un aumento en su importancia regional a partir de directrices como el comercio, el desarrollo del ferrocarril y la migración, sino que históricamente ha servido de punto de encuentro., Otra serie de factores sociales permitieron también la transformación de una localidad, de un barrio y de una comunidad, en un municipio independiente. El resultado de su historia (como origen) permite ver cómo en algunos municipios y localidades cercanas, a pesar de tener fechas de fundación mucho más tempranas y mejores disposiciones geográficas, no existió una incidencia propositiva gradual en torno al desarrollo social y material; es el caso, por ejemplo, de Mixquiahuala de Juárez y Francisco I. Madero de Tepatepec, donde aún se ve reflejado el estilo de vida que sus habitantes han conservado por generaciones. Partiendo de lo anterior, en este artículo podremos ver como las condiciones socio históricas regionales, el transporte, los caminos y el comercio presentan una importancia coyuntural en el desarrollo de La Venta, comunidad directamente antecesora del municipio de Progreso de Obregón, cuyo origen se remonta a finales del siglo XIX, pero que no será sino hasta principios del siglo XX, cuando gracias al desarrollo del Ferrocarril del Desagüe, la hidroeléctrica Elba, el Camino (Real) Viejo, el comercio y los mesones, va a mantener un desarrollo gradual mayor al de comunidades aledañas que en su mayoría tienen una fundación más antigua que la suya.

Antecedentes 2

Localizada en el corazón del Valle del Mezquital35, esta comunidad se encuentra asentada en una región habitada en la época prehispánica por grupos indígenas otomíes (alrededor del siglo X). Durante la época colonial, su demarcación se delimita a los barrios y Pueblos de Indios (Repúblicas de Indios) pertenecientes al municipio de Mixquiahuala.

35 El Valle del Mezquital es una de las regiones geo-culturales pertenecientes al estado de Hidalgo en México. Consiste en un conjunto de pequeños valles rodeados de vegetación cerril. En cuanto a extensión cabe decir que es la que ocupa más territorio geográficamente hablando, aunque en la actualidad su riqueza natural ha disminuido notablemente, en términos productivo fue considerada como el Granero de México, ya que de aquí provenían gran parte de los cultivos para abastecer la zona centro del país.

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Ilustración 1. Mapa topográfico del Estado de Hidalgo. Se pueden observar las principales cadenas montañosas que atraviesan su territorio así como la colindancia política con otros estados.

Sin embargo, el crecimiento y el origen de La Venta estuvieron vinculados también al asentamiento de una comunidad en el margen derecho del río Tula, denominado La Salitrera, una pequeña comunidad que encontraba su margen de desarrollo a partir de un molino y una fábrica de municiones. Dicha comunidad, cuyo desarrollo data de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, no era mayor a sesenta habitantes y guardaba un vínculo muy estrecho con la comunidad vecina ubicada algunos kilómetros arriba, cuyo desarrollo pendía del camino viejo; esta comunidad llevó por nombre La Venta. Sin embargo, debido a los constantes desbordamientos del río La Salitrera, cambió su ubicación hacia el territorio más elevado, integrándose así de forma definitiva con la comunidad de La Venta36. Para ese entonces el barrio de La Venta, elevado a categoría de comunidad a principios del siglo XX, ya contaba con una creciente participación en el desarrollo local. Su ubicación estratégica en el margen del Camino Viejo hizo propicio que los lugareños se ocuparan además de la agricultura y de actividades como el comercio de paso; con el tiempo, este barrio fue conocido por suministrar de forraje a las bestias de carga, así también fue conocido como sitio de protección y hospedaje luego de la creación de dos mesones37. 36 Cabe decir que aunque la comunidad de La Venta quedó demarcada dentro de la jurisdicción del municipio de Mixquiahuala como barrio desde 1869, no fue sino hasta inicios del siglo XX cuando comenzó a cobrar mayor importancia, importancia que se acrecentó al integrarse a su dinámica regional la comunidad de La Salitrera. 37 Los mesones o posadas son lugares de venta o alojamiento que desde la Época Virreinal, formaron parte del paisaje característico en caminos y poblados aledaños. En ellos los arrieros y/o viajeros se alojaban

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LA VENTA

Ilustración 2. Los primeros pobladores de La Venta ahora Progreso, Hidalgo.

Pese a la existencia de un solo mesón a principios de siglo XX, para inicios de la década de 1930, se había convertido en el reflejo de otros negocios y locales de venta; pulquerías, tiendas de abarrotes y comidas, así como un pequeño tianguis establecido en lo que son ahora son las inmediaciones de la plaza cívica. Existen dos versiones del por qué de su nombre. Una hace alusión a aquel primer mesón como pionero de los negocios de comida, alojo y vendimia de víveres; la otra versión habla de la alusión a la actividad que se generó tiempo después de la creación de los mesones (y aun según relatos ya cuando estos no existían), en la que comerciantes de varias comunidades aledañas se reunían en las inmediaciones de lo que fue el Camino Viejo, para vender diversos productos, principalmente abarrotes, comida y forraje.

El Camino Viejo Se trataba de un camino trazado desde la época colonial, data de 1550, conocido también como el Camino de la Herradura, servía para transportar cargas mineras provenientes de los estados norteños de Zacatecas y Guanajuato. El camino también era conocido por ser un tramo importante de la legendaria Ruta de la Plata y el Camino Tierra adentro38 que conectaba al por una módica cantidad. Estos establecimientos eran irregulares; algunos contaban con unas cuantas habitaciones y un lugar donde dejar amarrados sus animales (resguardando su correspondiente carga), otros solo contaban con el espacio libre en el cuales daban una comida sencilla y permitían resguardar los animales en un establo y a los viajeros en un espacio amplio instalados en el piso. 38 A. Torres Acosta y Joel Bustamante Altamirano “La Ruta de la Plata y el Camino Tierra adentro”, Relatos e Historias de México N°. 44. (Abril 2012).

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municipio de Zimapán, una de las zonas mineras más importantes del estado, con Querétaro y la Ciudad de México. El camino Real también sirvió como enlace de transporte con ciudades alejadas del centro del virreinato, como lo fue San Luis Potosí y Querétaro, en aquel tiempo limitadas por un camino de terracería, que se encontraba bien definido a pesar de las montañas39, pero por la naturaleza de estos caminos se presentaban algunas desventajas debido al tipo de mercancía que transportaban (oro, plata y estaño, principalmente), los parajes eran un tanto inseguros debido al bandolerismo constante, lo que provocaba que además de ir muy bien resguardadas las caravanas, buscaran cruzar las travesías de manera segura en el día, hecho por el cual el papel de los mesones era fundamental para el hospedaje de los viajeros. Este tipo de dificultades favorecieron en este tramo del camino, como en otros más, la creación de los mesones y el desarrollo del comercio en los poblados aledaños al camino, lo cual, por un lado, brindaba seguridad a los viajeros y, por otro, solventaba las economías locales. Estas condiciones dieron origen a un mesón, el primero y el más importante de la zona, establecido por el coronel Pascacio Alamilla Estrada a finales del siglo XIX en el barrio de La Venta; hecho por el cual, tanto el mesón como el barrio de La Venta comenzaron a ser conocidos en la región. A pesar de que el barrio ya era conocido de manera referente, la creación de esta posada dio mayor sustento al nombre que desde hacia tiempo llevaba la población40. La apertura de este mesón motivó el desarrollo comercial de los lugareños, quienes, en consecuencia, comenzaron a tener mayor oportunidad de comerciar sus productos, pues además de vender comida también suministraban forraje para las bestias de carga de los arrieros, así como resguardo de las diligencias. La seguridad que brindaba este mesón era compensada con la venta de forraje y la custodia de los animales de carga, mientras que a los viajeros se les alojaba en un pequeño rincón fuese a un lado de sus bestias (atadas en el corral adjunto al mesón), fuese en alguna esquina junto al mismo.41

39 A. Torres Acosta y Joel Bustamante Altamirano “La Ruta de la Plata y el Camino Tierra adentro”, Relatos e Historias de México N°. 44. (Abril 2012). 40 A pesar de que este dato ha sido verificado por varias fuentes a través de la historia oral, existe el registro de que antes de que apareciese dicho mesón, desde finales de siglo XIX la comunidad ya era llamada de esta manera debido a que era un asentamiento caracterizado por vender sus productos en las inmediaciones del camino, en donde posteriormente se instaló una avenida principal, muy cercana al tianguis municipal en la actualidad. 41 Actualmente, existe una tienda de abarrotes denominada La Trampa, en donde según las fuentes orales se ubicó dicho mesón.

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A partir de la apertura de dicho mesón42, también se comenzó a dar importancia a vías alternas que enrutaban por este poblado caminos con rumbo a la capital estatal, Pachuca de Soto, precisamente por el camino Viejo antes de llegar al mesón del coronel Alamilla existía otra familia, la familia de la señora Dolores Zúñiga, también pioneros en poblar La Venta. Esta familia estableció en un lado de camino (colindante con su propiedad) un pequeño puesto de comida alrededor del año de 1907, en donde a veces los arrieros y viajeros se paraban para regocijarse de la comida y bebida de la región (barbacoa) y del pulque43. En suma, la importancia de estos mesones no solo fue un catalizador económico y poblacional para la creación de La Venta, sino que además sirvió como un enclave que brindó seguridad a los viajeros. Este tipo de rutas (de carácter virreinal) que favorecieron su ubicación, también favorecerían a largo plazo la creación y del municipio de Progreso de Obregón, nombre que adopta La Venta tiempo después.

La hidroeléctrica Elba Por otra parte, es bien sabido que durante finales del siglo XIX y principios del siglo XX, el impacto de la dictadura del general Porfirio Díaz generó un desarrollo contradictorio en México; su lema Orden y Progreso, entre otras cosas, hacia alarde de la modernización tecnológica que llevó al crecimiento material a partir de la apertura de vías férreas e industria de diferente tipo como producto de las concesiones extranjeras. Esta política justificó la creación de un desarrollo desigual que posteriormente generaría el conflicto revolucionario de 1910. No obstante, bajo esta rúbrica, el desarrollo porfiriano tuvo alcances regionales que a la postre serían retomados por los revolucionarios y en algunos casos serían fuente de crecimiento regional. En este orden de ideas, en 1906 se inaugura la hidroeléctrica Elba, cuya concesión perteneció a unos empresarios de origen canadiense, sin embargo poco tiempo después, pasó a dueños ingleses.

42 Que era el más importante, aunque cabe decir que según fuentes orales existía otro mesón en La Venta, pero no se tiene certeza de su nombre. 43 Entrevista de campo hecha al octogenario Idelfonso Serrano viva voz perteneciente a esta familia.

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Ilustración 3. Hidroeléctrica Elba.

Cabe mencionar que la instalación de esta hidroeléctrica obedeció al carácter estratégico que presenta esta región y a que, por su naturaleza orográfica, se ubica en una zona rica en manantiales y fuentes hídricas naturales. Este acontecimiento dio más dinamismo a la localidad, a partir de la migración de trabajadores que se asentaron posteriormente en una colonia muy cercana a la ahora abandonada Planta Elba. A pesar de ello, el desarrollo de Elba fue solo momentáneo, ya que debido a la falta de inversión y como consecuencia del movimiento revolucionario, la planta tuvo que cerrar a principios de 1910. A pesar de esto, para cuando la planta de Elba estaba clausurada, el flujo poblacional ya se encontraba familiarizado con la zona y la localidad, y dadas las circunstancias del país, comenzaron a generar otra fuente de trabajo, el comercio y los servicios. De tal forma que el cierre de la planta, lejos de significar el abandono de La Venta, generó un núcleo poblacional más amplio. Según la historia oral de la localidad, este fenómeno originó una de las primeras comunidades (hoy colonia) ubicada en el área noroeste de la cabecera municipal llamada el Cerrito Colorado. Colonia que hasta el día de hoy es una de las más grandes del municipio y cuya actividad en un inicio estuvo centrada en el comercio.

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Ilustración 4. Algunos trabajadores y funcionarios locales de regreso de la Planta de Elba.

El ferrocarril del Desagüe La caída de Porfirio Díaz como consecuencia de la lucha revolucionaria mexicana (1910-1917) trajo consigo inestabilidad y falta de seguimiento en los planes de desarrollo general en toda la República Mexicana. Promulgada la Constitución en 1917 y una vez asesinados los principales líderes agraristas (Emiliano Zapata y Francisco Villa), las discrepancias políticas llevaron a una ruptura con el entonces presidente Venustiano Carranza quien fue depuesto y posteriormente asesinado gracias a la proclama del Plan de Agua Prieta44 (1920) por subalternos del grupo sonorense.45Sin embargo, aun quedaban asuntos pendientes que remediar en el país como por ejemplo, el conflicto regional originado por el descontento de la iglesia en la región el Bajío Mexicano46 lo que originó la Guerra Cristera (1926-1929)47. Esto junto a la constante división de facciones militares (caudillismo), etapa que finalizó una vez fundado el partido de estado,

44 Promulgado por el general Álvaro Obregón el 23 de abril de 1920, en el cual se desconocía el mandato presidencial de Venustiano Carranza argumentando incongruencias en los acuerdos políticos por parte del ejecutivo y el legislativo, además de un nepotismo que afectaba directamente a los sectores liberales. 45 Grupo de militares originarios del estado de Sonora y de los que Destacaban Adolfo De La Huerta, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, cuya finalidad era deponer a Venustiano Carranza para así posteriormente hacerse del poder, la presidencia de la Republica Mexicana uno a uno según fuera el periodo presidencial. 46 Que comprende los estados de Querétaro, Guanajuato, Guadalajara, parte del Estado de México y el noreste de Michoacán. 47 Dicho conflicto culminó con el asesinato de Álvaro Obregón (1928), presidente electo por segunda vez a la presidencia de México.

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el Partido Nacional Revolucionario (1929). A partir de entonces comenzó una nueva era para México; de la institucionalización y modernización paulatina del país. En este contexto, una de las políticas impulsadas durante, después y en plena Revolución fue la de fomentar el desarrollo de infraestructura, entre ellos estuvo la necesidad de amplificar la red de ferrocarriles en varias partes del país. A pesar de que, en su mayoría, las vías férreas del país habían quedado destrozadas debido a la Revolución Mexicana, en el empeño de modernizar el territorio este medio de transporte fue utilizado para pasajeros hasta mediados de la década de 1950. A la par de ello, los caminos reales resultaban ser obsoletos debido a la estrechez en algunos tramos que, junto con las desavenencias del clima, en épocas de lluvias hacía imposible el paso a veces por horas o días de un poblado a otro. Sin embargo, no todo fue pérdida en el sentido de los viejos caminos, ya que en muchos de los casos estos sirvieron de guía ingenieril para establecer la apertura de nuevas rutas férreas y posteriormente carreteras, caminos y vías rápidas. En la región del Valle del Mezquital este aspecto se vio reflejado en la tarea de gestión, cuyo objeto era ampliar las redes de comunicación hacia esta área, en donde con anticipación desde 192148 se estaban llevando a cabo los trámites pertinentes. El objetivo de construir un ferrocarril de vía angosta (como lo fue el Ferrocarril del Desagüe) era el de establecer una ruta de desahogo de aguas negras provenientes de la ciudad de México y área conurbana, partiendo del vecino Estado de México (Zumpango) en donde se concentraba y hasta la fecha persiste, el alcantarillado de aguas residuales. Ese mismo año a mediados del mes de mayo, el general Álvaro Obregón, presidente de la República Mexicana da la orden de que se extienda la línea de ferrocarril del Desagüe del Valle de México de Zumpango a Mixquiahuala específicamente a su comunidad de La Venta ya que inicialmente la obra estaba destinada para llegar al límite municipal entre Zumpango y Tula de Allende. No obstante, la línea de ferrocarril siguió unos kilómetros más debido a cuestiones meramente estratégicas, ya que precisamente era en La Venta donde confluían dos caminos importantes; en primer lugar, el camino al noreste del estado de Hidalgo que tenía como centros municipales importantes a Ixmiquilpan (municipio indígena dedicado al comercio y hortalizas, principalmente) y Zimapán (municipio dedicado a la minería y al comercio). En segundo lugar, el camino que corría hacia el este del estado como única vía alternativa para llegar a Actopan 48 Para aquel entonces la comunidad de La Venta se encontraba bajo jurisdicción del municipio de Mixquiahuala, a partir de aquí y de las gestiones de su líder político local el señor Crisóforo Aguirre, es que se comienzan a realizar las gestiones a principios de año para extender más el tramo del ferrocarril, que en aquel entonces tenía como límite el poblado de Teocalco, perteneciente al municipio de Tula de Allende.

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(municipio dedicado a la ganadería, agricultura y comercio) y Pachuca de Soto (capital y sede el poder político). Mientras que por la parte sur, (de donde venia la vía alternativas con Zumpango y Tula de Allende) tenía una vía alternativa hacia la Ciudad de México que para aquel entonces en sus delegaciones y áreas aledañas aún se dedicaba al ganado y comercio, por lo que el suministro de forraje49, traído de esta área (Valle del Mezquital) era fundamental para dicha actividad. Por lo anterior, y como consecuencia de las gestiones locales, el 8 de noviembre de 1924 El General Álvaro Obregón, Presidente de la República, arriba al barrio de La Venta (elevado a categoría de pueblo para aquel entonces) para inaugurar la terminal ferroviaria del ferrocarril del Desagüe del Valle de México; ahí mismo, los líderes locales le ofrecen una recepción memorable cuya consecuencia, según la historia oral, es el indicio más remoto de la creación y separación del pueblo de su cabecera municipal.

Ilustración 5. El Ferrocarril del Desagüe.

A pesar de que La Venta aún pertenecía jurisdiccionalmente al municipio de Mixquiahuala, la acción de llevar hasta este poblado la terminal de ferrocarril obedece a una estrategia comercial, la misma que con el tiempo generaría fricciones políticas y sociales entre ambas localidades. No es coincidencia además que La Venta transforme su nombre a Progreso, 49 El forraje junto con el «oro verde» o alfalfa eran productos de primera necesidad para los poblados aledaños a la Ciudad de México y aún para la misma ciudad en laque hasta finales dela década de 1940 aun existían establos y crías de ganado dentro de sus actividades de subsistencia.

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debido a una sugerencia del propio presidente, dada la recepción de sus habitantes en la inauguración del ferrocarril, y por consecuencia es de notar que en esta memoria desde 1970, año en que se crea como municipio independiente el Progreso adopte del anexo de Progreso de Obregón, en alusión a este hecho y en honor a dicho personaje.

La Venta en perspectiva (micro) regional Es importante decir que la dinámica generada a partir del comercio, el desarrollo del transporte y la ultimación de vías alternas como el Camino Viejo dieron como resultado, a largo plazo, un desarrollo micro regional mayor de este lugar en relación con sus comunidades y municipios vecinos.

Ilustración 6. Vista del Palacio Municipal de Progreso de Obregón (en construcción)

En primer lugar, al emplear su desarrollo comercial a partir de la utilización del camino de paso (Camino Viejo), el cual poco a poco fue generando la atracción de comerciantes vecinos, quienes a largo plazo fueron estableciendo ahí su residencia y por lógica su centro de trabajo o intercambio mercantil. En segundo lugar, las condiciones orográficas y pluviales que hicieron posible establecer en la linde del río Tula, cuyo cauce transita por el territorio municipal de Progreso de Obregón (La Venta) una prometedora empresa Hidroeléctrica que infortunadamente, dadas las consecuencias contextuales del país, tuvo que cerrar en poco tiempo. No así al ver estas condiciones los antiguos trabajadores de la hidroeléctrica Elba,

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lejos de emigrar hacia otra parte, se fueron incorporando a la comunidad empleándose como comerciantes, cargadores, y enriqueciendo un poco más la dinámica generada entre los también avecinados habitantes de La Salitrera, así como las familias de la comunidad de La Venta. Finalmente, la apertura del ferrocarril del Desagüe como un medio estratégico que beneficiaba forrajeros, ganaderos y a los mismos habitantes de La Venta que nuevamente fueron beneficiados con el flujo poblacional al integrar a su comunidad a obreros, mecánicos y maquinistas que al pasar del tiempo se establecerían ahí su lugar de residencia, lo que no solo los integró a una comunidad, sino que la volvió más compleja y plural entre sí; campesinos, comerciantes, abarroteros, obreros y mecánicos, entre otros. Esa misma dinámica generó una rotación que hasta el día de hoy ha incorporando al desarrollo de la población, la una uniformidad en cuanto al tipo de ocupación de sus habitantes.

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Bibliografía Álvarez Castillo, Raúl. (2003) Revista Antorcha, estampas y recuerdos. Progreso de Obregón, Hgo., 3ª Edición. México (TOMO 2). Álvarez Castillo, Ricardo. Breve reseña del pueblo «Progreso de Obregón», Estado de Hidalgo. Período 1880-1930. México: Imprentas Castillo, 1992. Torres, Andrés A. y Bustamante Altamirano, Joel. «La Ruta de la Plata y el Camino Tierra adentro». Relatos e Historias de México Núm. 44. Abril 2012. Enciclopedia de los Municipios de México. Estado de Hidalgo. Entrevista a Idelfonso Serrano. Progreso de Obregón Enero /08/2012. Archivo Fotográfico. Escuela Primaria General «Justo Sierra». Progreso de Obregón, Hgo. Mex.

En línea http://www.e-local.gob.mx/work/templates/enciclo/hidalgo/municipios/13050a.htm

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Hundir las manos en las sombras: UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIOGRAFÍA SOBRE LOS ORIGENES DE LA CIUDAD DE BARRANQUILLA, SIGLO XIX 50

Fabio Rainiero Murillo Sánchez.51

Resumen El presente artículo busca dar cuenta de los principales rasgos característicos de la historiografía encargada del estudio de los orígenes de la ciudad de Barranquilla durante el siglo XIX. Serán abordados una serie de textos y autores que brindan una apreciación de las condiciones geográficas y comerciales de la ciudad, factores que han sido empleados como marco habitual desde donde parten las más reconocidas interpretaciones sobre el tema.

Introducción

A

firmaban quienes visitaban la ciudad, durante su etapa de mayor desarrollo industrial y comercial, que ésta carecía de carácter humanista y cultural. El escenario que presentaba este incipiente puerto se volcaba hacia un acelerado y desorganizado paisaje congestionado por las escasas medidas sanitarias, el ajetreo comercial, y la

50 En referencia a las palabras del catalán Ramón Vinyes al referirse a la historia de Barranquilla: «La historia de Barranquilla por no estar fijada, tiene una existencia inexistente. Para captarla hay que caminar en lo vago, en las avenidas de la dispersión, en los laberintos del recuerdo. Y juntar, unir, resucitar. ¿A quién la tarea de hundir las manos en las sombras?» Tratándose de Barranquilla, a Miguel Goenaga. (1940 Ramón Vinyes. El Heraldo de Barranquilla) Citado en: Jorge Villalón Donoso (Comp.) Historia de Barranquilla. (Barranquilla, Ediciones Uninorte, 2000) 1. 51 Estudiante de pregrado en Historia, Universidad Nacional de Colombia. Correo electrónico: fabiormurillo@gmail.com

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llegada de colonias extranjeras y regionales dispuestas a producir riquezas. Señalaba un visitante, Pierre d’Spagnat en 1889 a Barranquilla como: «la verdadera ciudad sudamericana moderna, vulgar y demasiado joven, preocupada únicamente de comercio, de industrias, de relaciones marítimas, creada por la fuerza de la necesidad bajo la presión económica del rico país que desemboca en ella».52 La sensación de carencia de pasado histórico pareció predominar en el imaginario colectivo de la ciudad durante buena parte del siglo XIX, ni siquiera en los proyectos emprendidos por las élites comerciales y políticas locales se reflejaba un interés por este difuso pasado. Cabe recordar que el Centro de Historia del Atlántico se creó tan solo en 1921, siendo pasajera su existencia y con muy pocas publicaciones producidas por sus miembros, por eso era un ejemplo claro de las limitaciones que afrontó la historiografía local. Una de las mayores dificultades que presenta el estudio de la historiografía barranquillera radica en la limitada existencia de documentos y archivos de su época primigenia. Su condición de ciudad republicana, pero con orígenes prehispánicos, y su paulatino desarrollo demográfico condicionan el entendimiento y la veracidad de los aportes historiográficos. Crónicas, documentos relativos a encomiendas, a visitas y a repartos de compra venta, así como posteriormente, informes consulares, han sido las fuentes de información que de manera directa o indirecta han brindado luces para la construcción de la historiografía local. Por su parte, trabajos interdisciplinares han ayudado a extender las fuentes utilizadas, valiosos son los aportes desde la arqueología y la economía. El panorama fue cambiando con la creación y consolidación de centros educativos de nivel profesional en la ciudad y con la formación de una serie de investigadores forjados académicamente en instituciones nacionales o en el extranjero, el proceso de urbanización, las continuas migraciones y la creación de espacios para hacer y difundir obras de carácter historiográfico aportaron en dicho desarrollo. Es notable el interés que se manifiesta, en el siglo XX, por los orígenes de Barranquilla; así como por la estrecha relación de la ciudad con el río Magdalena y por el papel desempeñado por esta durante los acontecimientos decimonónicos ligados a la Independencia de la Nueva Granada. Tal como señala el profesor Sergio Paolo Solano, estos tres aspectos pueden identificarse como los más recurrentes y tratados temas de la historiografía barranquillera.

52 Citado en: Eduardo Posada Carbó. Una invitación a la historia de Barranquilla. (Bogotá: Editorial Cerec, 1987) 13.

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Contribuciones historiográficas sobre la constitución de la ciudad. Algunas apreciaciones desde el análisis de autores, factores comerciales y geográficos El desarrollo de la historiografía de Barranquilla corresponde a situaciones coyunturales del país y a particularidades de la ciudad que van siendo progresivamente motivo de preocupación e interés para investigadores y científicos sociales. Tradicionalmente se ha caracterizado la historiografía local como pobre y con una muy disminuida tradición e importancia, comparada con la que describe la historia de otras ciudades colombianas fundadas durante el período colonial. Esto puede explicarse debido a que con la elaboración de discursos históricos se pretendía sostener y construir la idea de nación, en este sentido explica Solano de las Aguas.53 La selección de los acontecimientos para historiar era obvia: la fundación de ciudades y villas mediante capitulaciones (convenios firmados entre los conquistadores colonizadores y la corona española) y la gesta emancipadora de con sus héroes y contiendas, sucesos que, acorde con la visión de los historiadores académicos, nos vincularon a la civilización cristiano-occidental y al modelo de la república democrática liberal, cultura y organización tenidas por ideales para cualquier comunidad, e hipotéticamente pilares de nuestra nacionalidad.54 Algunas de estas apreciaciones son compartidas y complementadas por Jorge García Usta, quien señala que el sistema educativo formal en la Costa Caribe concibió y practicó un concepto humanista influenciado por las reminiscencias regeneracionistas. Apreciables son los casos en ciudades vecinas como Santa Marta y Cartagena de Indias. En tal sentido, al menos en el Caribe, como resultado del dominio centenarista en los asuntos culturales, la idea del hombre culto se asoció a la de gramático e historiador, que respondían a las responsabilidades de custodias determinadas; laro era custodiar la circulación gramatical de la lengua y procurar desintoxicarla de las preñeces neologísticas del uso y mucho más de las invenciones dialectales populares; el otro custodiaba los elementos de la memoria histórica, asociada a

53 Profesor titular del Programa de Historia de la Universidad de Cartagena de Indias. 54 Sergio Paolo Solano, Historia General de Barranquilla: sucesos. (Barranquilla: Academia de Historia de Barranquilla, 1997) 1.

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un pasado que debía leerse como una empresa civilizadora de hombres blancos e hispánicos, mensajeros católicos y conquistadores audaces, enfrentados todos ellos a las escabrosidades de la geografía y a los comportamientos sólitos e insólitos de hombres de todas las naciones en una suerte de crisol geográfico que resultó indescifrable hasta muy entrado el siglo veinte.55 En esta «República de blancos» y ante la necesidad de resaltar el valor histórico de las fundaciones precedidas de capitulaciones se dejó un poco de lado el estudio de la historia de Barranquilla, ciudad que empezó a ser considerada posteriormente en la historiografía al conformarse y definirse como una especie de bisagra comercial comunicativa entre la cuenca del Caribe y el interior del país en una articulación económica surgida de las transformaciones y constantes variaciones de productos agrícolas para la exportación al mercado internacional, consolidadas finalmente con la economía de la producción del café. La implementación del modelo económico agroexportador en la Colombia del siglo XIX conllevó a que el sistema de transporte (barcos de vapor, astilleros, ferrocarriles, muelles y talleres de ambos medios de movilización de carga y pasajeros) de sus principales centros portuarios y comerciales, vinculados al mercado internacional, (Barranquilla, Cartagena, Santa Marta y en menor medida los puertos intermedios de Magangué y Calamar) se constituyera en la forma industrial primigenia en el sentido estricto del término y, en consecuencia, en epicentro de las primeras formas de trabajo asalariado moderno tanto por la concentración de trabajadores, como por el empleo de tecnología.56 Este proceso contribuyó a la consolidación de la ciudad y a que adquiriera una identidad, con lo que comenzó a ser objeto de estudio referente en trabajos historiográficos y en las problemáticas abordadas por los investigadores y científicos sociales. Menciona Solano que los sectores intelectuales de Barranquilla de inicios del pasado siglo prestaron poca atención a la promoción del estudio de la historia propia y a la preservación y organización de material bibliográfico y de archivo que pudiese contribuir a la investigación y aprovechamiento de fuentes de primera mano. Estos factores se destacan como los causantes de la sensación de carencia de historicidad en una ciudad que no poseía una fuerte tradición ni mucho menos símbolos, próceres o acontecimientos a la altura de los relatados de manera apologética en la historiografía académica que antecedió a la formación científica contemporánea de muchos de los investigadores encargados de producir una nueva historiografía. 55 Jorge García Usta, «Los “bárbaros” costeños y la modernización de las letras nacionales», en El Caribe en la nación colombiana, comp. Alberto Abello Vives, (Memorias. Bogotá, Ministerio de Cultura, Observatorio del Caribe colombiano, Museo Nacional de Colombia, 2006) 436. 56 Sergio Paolo Solano, Puertos, sociedad y conflictos en el Caribe colombiano, 1850-1930. (Cartagena, Observatorio del Caribe colombiano, Universidad de Cartagena, 2001) 3.

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Enunciada la posibilidad de estudiar los orígenes de la Ciudad, se establecen los primeros planteamientos que buscan esclarecer el nacimiento del poblado que posteriormente daría vida a Barranquilla. De esta manera, se genera una serie de relatos elaborados por escritores pioneros sobre estas temáticas entre los que se hallan Domingo Malabet y Juan José Nieto, entre otros, además de las menciones y crónicas sobre el presunto sitio en donde tenía lugar el asentamiento de Kamach o Camacho, fuentes que provienen de la tradición hispánica y de las primeras incursiones de conquistadores en estas tierras. Juan José Nieto, general tubareño, forjó los cimientos de una de las tradiciones historiográficas más debatidas y persistentes a lo largo de casi todo el material historiográfico escrito sobre la ciudad, trabajó sobre el origen y fundación de Barranquilla por parte de vaqueros procedentes de Galapa. En 1839 se publicó en Cartagena de Indias la obra de dicho autor titulada: Geografía histórica, estadística, y local de la provincia de Cartagena, República de la Nueva Granada, descrita por cantones57. Este libro brinda información regional y arroja datos relevantes sobre el Cantón de Barlovento, donde figura la Villa Cabecera de Barranquilla, a la que le asigna la fecha tentativa de 1629 como fundación. Los argumentos a favor de la validez de esta afirmación son escasos en la obra, carece de soportes documentales y tan solo aparece como un dato inscrito en las páginas de esta pionera obra de las letras regionales. Este se constituye en punto referencial y de partida para la génesis de todo un debate a posteriori, al que se vincularán y que desarrollará una amplia variedad de aseveraciones y metodologías investigativas. La descripción del general atlanticense se adhiere, o quizás inicia, la postura que tiende a asociar el origen de la ciudad con las cualidades comerciales que brinda su posición geográfica, afirmando: «Siendo puramente comercial, ella es donde se establecen todos los grandes negociantes que se dedican al tráfico en aquellos pueblos, como que es el punto donde se compra y da salida a todos los frutos de los tres cantones».58 El siguiente paso en esta carrera historiográfica lo da Domingo Malabet Castañeda, quien expone en 1892 una síntesis investigativa que buscaba dar con la fundación de la ciudad.

57 Juan José Nieto, «Geografía histórica, estadística, y local de la provincia de Cartagena, República de la Nueva Granada descrita por cantones» Boletín Historial Vol.:1: N° 34, 35 y 36, (IV). 58 Juan José Nieto, Geografía histórica, estadística, y local de la provincia de Cartagena, República de la Nueva Granada descrita por cantones. (Cartagena, Imprenta de Eduardo Hernández, 1839). Una segunda edición de (Ediciones Gobernación del Atlántico. Bogotá, 1933): 168. Citado en: Armando Arrieta Barbosa y Ruth Hernández Arévalo, Los inicios de Barranquilla, poblamiento en el bajo Magdalena siglos XVI al XVIII. (Barranquilla. Ediciones Uninorte, 2006).

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Temática con resultados casi nulos hasta la época y que carecía de una formulación concreta. Este autor de origen cartagenero, abogado de profesión y aficionado a la historia elabora una serie de informes publicados en el periódico El Promotor de Barranquilla, posteriormente publicados en la imprenta de El Siglo en el año de 1911, con el título de Resumen histórico de los terrenos del distrito de Barranquilla;59 siendo por último dado a conocer a un público más amplio mediante citaciones en la reconocida obra de José Ramón Vergara y Fernando Baena Barranquilla su pasado y su presente.60 El trabajo de Malabet conduce a afirmar, con base en recolección de tradición oral, que la fecha de 1629 debe ser considerada como el referente fundacional de la ciudad, al ser el punto de inicio de población del sitio cercano a la desembocadura de Bocas de Ceniza. La tesis de Malabet Castañeda plantea el inicio de la población como un resultado fortuito al converger en este punto un asentamiento de habitantes de Galapa conducidos por la necesidad de agua y pastales para el ganado en épocas de sequía. Cabe rescatar que Malabet es uno de los forjadores del inicio de una rudimentaria forma de hacer historiografía sobre la ciudad, al atreverse a puntualizar una fecha exacta y a dar identidad a quienes consideraba los fundadores, por eso es un autor que transita entre las propuestas formuladas por Nieto y los posteriores Vergara y Baena. Malabet no hace referencia explícita al origen preciso de las fuentes informativas que utiliza en la argumentación de su peculiar tesis. Un estudio del mismo autor, sobre la tradición de los terrenos pertenecientes al distrito de Barranquilla, elaborado en 1876, parece arrojar algunas luces sobre el material empleado.61 En este, se hace alusión a la recolección de informes sobre los habitantes más ancianos que pudo encontrar en el distrito, así como de documentos públicos y privados. Sin embargo estos últimos no son precisados y es bastante improbable comprobar la existencia de estos archivos, siendo posiblemente la recolección de relatos orales la base de su formulación. El desconocimiento o quizás omisión voluntaria de la presencia de indígenas en la ribera izquierda del río, a la altura del actual espacio de la ciudad, limita en demasía el planteamiento

59 Esta obra es referenciada en la obra de José Ramón Vergara y Fernando Baena titulada Barranquilla su pasado y su presente. 60 Esta última con edición y apoyo del Banco Dugand de Barranquilla en 1922. 61 Este informe de Malabet había sido solicitado por el Consejo Municipal de Barranquilla para aclarar asuntos de tipo legal relacionados con la propiedad de los territorios aledaños a la ciudad y ante un crecimiento demográfico acelerado. Jorge Villalón Donoso. (Comp.), Historia de Barranquilla. (Barranquilla, Ediciones Uninorte, 2000) 8.

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genésico, debido a que en su tesis se menciona a ganaderos posiblemente blancos provenientes de los alrededores del sitio de Galapa. Esta singular explicación fija los tempranos cimientos para la apertura del debate sobre una de las temáticas que posteriormente gozaría de mayor preponderancia en la historiografía local, debido a la persistencia en las letras de la literatura local y a la diversidad de versiones que se desprenden de ella. Esta versión sobre los orígenes de la ciudad tiene un enorme valor en la historiografía local de Barranquilla. Esto se debe a tres razones: en primer lugar, esta es la indagación histórica inicial que se hizo sobre el asunto, manteniendo vigencia por años. En segundo lugar, esta versión ha persistido y posiblemente presenta datos que actualmente no son descartados del todo, pues promueven el desarrollo de la historiografía barranquillera en asuntos concernientes a los orígenes del poblamiento local (existencia de períodos de sequía, existencia de población ibérica en el poblamiento de Camacho, entre otras). En tercer lugar, es valioso por su contribución en la destacada descripción ambiental de la zona donde nació la ciudad y su entorno paisajístico.62 En 1933, el literato e historiador Enrique Otero D’ Costa (1883-1964) aporta al debate con el reconocimiento de una existencia previa de indígenas en la zona. Relaciones comerciales se efectuaban en parte del territorio en que se hallaba la ciudad, siendo espacio de flujo comercial entre ambas márgenes fluviales. A diferencia de Malabet, Otero propone una historia prehispánica de la ciudad, en la cual hace referencia a cronistas peninsulares y a soportes arqueológicos, como la necrópolis hallada en 1918 por el ingeniero Antonio Luis Armenta63 y demostrada bajo rigor de estudios fundamentados posteriormente en trabajos de campo por el arqueólogo Carlos Angulo Valdés.64 Otero D’ Costa conduce la discusión hacia un terreno mucho más académico, su formación lo dispone para afrontar el mismo tema desde una perspectiva compleja, cercana a las herramientas historiográficas de corte académico, a una formulación con muchos más conocimientos que de los que disponía Domingo Malabet. De esta manera, se emplean una serie de documentos de carácter histórico, poco difundidos, en la labor de modificar la perspectiva tradicional de los orígenes de Barranquilla.

62 Jorge Villalón Donoso (Comp.) Historia de Barranquilla. (Barranquilla, Ediciones Uninorte, 2000) 11. 63 Los hallazgos de Antonio Luis Armenta son extraídos de la obra publicada en 1942 por el Banco de la República titulada Colombia de norte a sur, del arqueólogo español José Pérez Barradas. 64 Puede consultarse información al respecto en: Contribuciones a la historia antigua de Barranquilla, Revista Huellas N°.35 (1992), publicación de la Universidad del Norte. Se afirma que el Instituto de Investigación Etnológica de la Universidad del Atlántico desarrolló en 1952 una serie de sondeos y excavaciones en el perímetro señalado en la investigación previa del ingeniero Antonio Luis Armenta.

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Los resultados arrojados por el planteamiento de Otero D’ Costa y la innovación arqueológica de Angulo Valdés pueden servir como ejemplo de la conjunción de herramientas nuevas y de disciplinas complementarias. Es una de las primeras oportunidades en que la historia de los orígenes de la ciudad toma matices de cientificidad, contando con soportes que se desprenden del estudio de la zona que en que se cree existió un asentamiento prehispánico. El Licenciado en Ciencias Sociales y Económicas y Antropólogo de la Universidad Pedagógica Nacional, con estudios de posgrados en la Smithsonian Institution (Washington D.C.) y en la Universidad de Arizona, Carlos Angulo Valdés (1924) puede ser considerado un claro ejemplo de la profesionalización de los investigadores atlanticenses. Su formación en un ámbito nacional ligado a una institución de carácter público refleja tentativamente la asimilación de una nueva formación en el campo de las humanidades en el escenario nacional. De la misma manera, sus estudios en el exterior aportan en cuanto permiten un refinamiento en las herramientas y procedimientos metodológicos visibles en sus escritos. Propone este autor que en la parte occidental del espacio actual que ocupa la ciudad se pueden hallar evidencias de asentamientos anteriores al poblamiento hispánico. Con base en excavaciones, materiales culturales rescatados y de manera general, afirma que en dicho perímetro existieron comunidades de horticultores y pescadores que eventualmente recolectaban moluscos en la costa marina y en la ciénaga Grande de Santa Marta, así como de la caza de especies medianas y pequeñas. Conocían el hilado y elaboraban tejidos, siendo un pueblo de poblamiento disperso que cubría una zona considerable. Esto con base en la localización de restos extendidos en un radio amplio de extensión.65 Podemos apreciar que existen diversas temáticas que han sido abordadas gradualmente a lo largo de la conformación de la historiografía local de la ciudad. Estas pueden ser identificadas y estudiadas desde un primer aporte o intento por comprender los interrogantes que conllevan al estudio del origen del poblamiento de Barranquilla, para posteriormente pasar hacia una historiografía cada vez más profesional en sus cuestionamientos y metodología que responde a diversas temáticas. La escritura histórica de Barranquilla presenta dos claras tendencias historiográficas. Por una parte, la que da preponderancia a las características comerciales y geográficas; y por otra, la que privilegia aspectos relacionados con la tierra y su función agropecuaria. A continuación, se retomarán ciertas obras ya comentadas, al tiempo que se explorarán otras que son de gran 65 Carlos Angulo Valdés, «Contribuciones a la historia antigua de Barranquilla» Revista Huellas N°.35 (1992) 10.

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utilidad para contribuir a demostrar que existe una mayor variedad de estudios que hacen posible comparar y complementar discusiones al respecto. Los mayores aportes concebidos desde la perspectiva geográfica son elaborados por autores como el mencionado Juan José Nieto, Carlos González-Rubio y el norteamericano Theodore Nichols. Sus estudios tienen en común señalar factores de posiciones geográficas estratégicas como soportes para explicar los primeros momentos de poblamiento y el posterior desarrollo de la ciudad en relación con el aprovechamiento de la hidrografía inmediata. La obra de Nieto, como vimos, enfatiza en la idoneidad de la ubicación del poblado para ofrecer ciertas características que hacían propicia la trashumancia ante condiciones climáticas extremas. Como pionero de la hipótesis de vaqueros de Galapa, reafirma la atractiva posición que brindaban las orillas del río Magdalena y sus pastizales, como la posibilidad de ser un espacio de fluctuaciones comerciales. Carlos González-Rubio, pone en duda la hipótesis de los ganaderos y del encomendero Nicolás Barros, formulada por Domingo Malabet. Resalta la tradición comercial de Barranquilla, proponiendo alternativamente y con base en la inestabilidad del río, el desvío de conquistadores y colonizadores españoles hacia Santa Marta y Cartagena de Indias. No obstante, la posición estratégica del sector con respecto a aquellas ciudades determinó que esta zona se convirtiera en un área de intercambio comercial tanto de carácter legal como ilegal (de contrabando), garantizándose con ello el asentamiento de la futura ciudad.66 Esta interpretación da preponderancia a factores propicios para el establecimiento de actividades comerciales, siendo particular el viraje que otorga con la sustitución de pobladores de Galapa (ya sean nativos indígenas o blancos) por conquistadores y colonizadores desviados a causa de un factor geográfico, la inestabilidad del río. Theodore Nichols, considerado como uno de los primeros investigadores en emplear herramientas y datos analizados con base en una metodología científica en la historiografía de Barranquilla y el Caribe colombiano, llega a conclusiones similares. Este investigador norteamericano destaca las ventajas geográficas del sitio de la ciudad con respecto a otros dos puertos sobre el Caribe (Cartagena y Santa Marta).67 Pese a no descartar la fecha fundacional 66 Carlos González-Rubio, «Los orígenes de Barranquilla», Revista Mejoras, N°. 206. (Barranquilla, junio de 1954) 34-38. Citado en: Armando Arrieta Barbosa y Ruth Hernández Arévalo, Los inicios de Barranquilla, poblamiento en el bajo Magdalena siglos XVI al XVIII. (Barranquilla. Ediciones Uninorte, 2006) 28-29. 67 Theodore Nichols. Tres puertos de Colombia, estudio sobre el desarrollo de Cartagena, Santa Marta y Barranquilla. (Bogotá, Talleres gráficos del Banco Popular, 1973) 7, Señala en el prefacio de su obra que este

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de 1629, sus estudios conducen a erigir una de las obras paradigmáticas de las escritura histórica concerniente a estas tres ciudades. Su proyecto investigativo nace como monografía en 1951, compendiando el período hasta 1940, mediante el cual se hace un recorrido por las características geográficas de la Costa Caribe colombiana. Su original reposaba en la Universidad de California como una tesis doctoral, siendo después de 20 años traducida por Rodolfo Segovia Salas y publicada por el Banco Popular en 1973. El estudio de este autor estadounidense cala más allá de las apreciaciones demográficas, quizás a esto se deba la importancia de la obra, profundizando en la historia de la navegación por el río Magdalena y las redes ferroviarias construidas en la conexión Sabanilla–Barranquilla y Puerto Colombia–Barranquilla. Con base en periódicos colombianos, informes comerciales y consulares norteamericanos, las relaciones de viajes y solo esporádicamente algunos artículos y libros, estructura una detallada síntesis sobre los orígenes y evolución de la navegación fluvial por los caños y ciénagas que sirven de conexión entre el Magdalena con el mar Caribe y los circuitos comerciales de las ciudades en cuestión. La panorámica comparativa es bastante atrevida para la época, brinda una sensación de complejidad y ofrece al lector un relevante estudio sobre las dinámicas comerciales y geográficas que hicieron posible el declive y fortalecimiento de cada una de estas en distintos momentos de sus historias.68 La manera en que Nichols aborda la consulta de archivos supone un rigor metodológico sin antecedentes en la historiografía sobre Barranquilla al recurrir a fuentes no exploradas. Posteriormente, autores como Nacianceno Acosta, pionero del Archivo Histórico Departamental, contribuiría a complementar, con base en datos obviados, la historia del ferrocarril de Bolívar y publicado en la revista Amauta (El ascenso de la interconexión Sabanilla- Barranquilla como primer puerto nacional. Revista Amauta. Año 2, N°4, Barranquilla, 1987). Mención destacada merece el libro El norte de Tierradentro y los orígenes de Barranquilla, de José Agustín Blanco Barros.69 La temporalidad de esta obra no corresponde a la que se aborda en el ensayo, pero su explicación al respecto del poblamiento de la ciudad es de los más completos. La investigación de los documentos del Archivo Histórico Nacional de es también un estudio sobre el transporte en Colombia y de las causas por las que la primacía comercial pasase de uno a otro puerto. 68 Theodore Nichols. Tres puertos de Colombia, estudio sobre el desarrollo de Cartagena, Santa Marta y Barranquilla. (Bogotá, Talleres gráficos del Banco Popular, 1973) 6. 69 Nacido en Sabanalarga (Atlántico) en 1922 ha desarrollado estudios en historia y geografía en centros universitarios como la Escuela Normal superior de Bogotá, donde se graduó en 1950. Realizó estudios de geografía en Japón en 1958 y 1959 y ha sido docente de la Universidad Nacional de Colombia y Javeriana de Bogotá.

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Colombia, documentos hallados en notarías y archivos privados condujo a la presentación de varias hipótesis. Uno de sus primeros avances fue presentado ante la Cámara de Comercio de Barranquilla en 1986, haciendo alusión a algunos aspectos sociales y económicos de la población durante el período colonial, afirmó que en la formación inicial de la ciudad se tienen en cuenta dos o más grupos germinales, siendo estos el Pueblo de indios; posteriormente de libres de Camacho; la hacienda San Nicolás; y finalmente los grupos agropecuarios o hatos de menor magnitud a partir de comienzos del siglo XVII.70 Resulta un poco contradictorio ofrecer varios puntos de origen para terminar en dar preponderancia a la hacienda de Nicolás de Barros. José Agustín Blanco Barros aporta en su obra desde una de las primeras investigaciones realizadas netamente desde la recolección sistemática de información extraída de archivos, sobre todo del censo de 1777 en el cual ya figura Barranquilla. La estrecha relación de la historia de Barranquilla y el comercio y el transporte por la arteria fluvial que representa el río Magdalena es objeto de estudio de autores como Jorge Conde y Sergio Solano. Como parte del primer volumen de la Historia General de Barranquilla, son escritos varios artículos que abordan el siglo XIX barranquillero como una articulación de aspectos que van desde el comercio y el transporte hasta la sociedad y la cultura de la ciudad de entonces. El primero en la serie de estos tres ensayos corresponde al titulado Comercio, transporte y sociedad en Barranquilla, 1830-1848, escrito por Sergio Paolo Solano. Su aporte radica en estructurar diversas temáticas en un breve pero útil artículo. Además de recaer en las condiciones geográficas que condicionaron la comunicación del río con el mar y de las vicisitudes que esto trajo, se adentra en el aporte significativo de los núcleos de traficantes de Barranquilla y del favorecimiento que se dio con la llegada de las primeras colonias extranjeras y de migrantes nacionales provenientes de Cartagena y Santa Marta. Precisamente este marcado rasgo comercial es aprovechado por el autor para y con base en documentos y archivos de rentas locales expresar que: Las actividades económicas y la estructura social señalada garantizan afirmar que la Barranquilla, para la mitad del siglo XIX, era fundamentalmente una comunidad caracterizada por las actividades comerciales y por el transporte fluvial por el Bajo Magdalena, sobre la cual el auge de exportación del tabaco incidirá favorablemente, produciendo una nueva movilidad social al ascender 70 Armando Arrieta Barbosa, Ruth Hernández Arévalo. Los inicios de Barranquilla, poblamiento en el Bajo Magdalena siglos XVI y XVIII. (Barranquilla, Ediciones Uninorte, 2006) 32-33.

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los sectores que se ligaron a su comercialización y fortaleciendo la navegación a vapor, al existir un volumen de carga de gran demanda internacional que hará rentables las empresas de transporte moderno.71 Finalmente, y quizás no tan conocida como las anteriores, es la explicación que ofrece Jorge Enrique Caballero Leguizamón en Barranquilla y la modernidad; un ejercicio histórico publicado en 2000. Este estudio sugiere una comprensión de la ciudad como una red vial que propicia intercambios culturales imposibles durante la Colonia. Como caso aislado y anómalo, propone este historiador del arte y la arquitectura, que el espacio en que se construyó la ciudad no existían las condiciones necesarias para establecer una ocupación estable y permanente. Como resultado de ello, el modelo de ordenamiento del primer poblado no tuvo soporte en la explotación agropecuaria, como ocurrió con la mayoría de las ciudades colombianas, sino fundamentalmente en la actividad comercial, financiera y productiva.72 Jorge Conde Calderón73 publicó dos artículos titulados: Desarrollo de Barranquilla, 1871-1905, y Barranquilla en los inicios del Modelo Liberal Decimonónico 1849-1870 como parte del primer volumen de Historia General de Barranquilla: sucesos.74 Los temas son bastante sugestivos, especialmente porque abordan problemáticas poco estudiadas como la historia urbana y de la vida cotidiana de Barranquilla. Son estudios que corroboran y exploran sobre la ubicación geográfica de la ciudad y el circuito mercantil del puerto fluvial con la cercana población de Sabanilla, además de la articulación de estas mediante un ferrocarril (1871). Conde Calderón brinda contundencia metodológica y vira en repetidas ocasiones hacia la historia cultural y comercial de la ciudad, realizando constantes comparaciones entre diversos puertos del Caribe colombiano para identificar posibles causas explicativas a favor del ascenso de Barranquilla, precisamente menciona a favor de esta última: «Su crecimiento económico permitía la movilidad social y el ascenso de los sectores vinculados al comercio, banca, transportadores, ganadería e industria, actividades económicas claves en el empuje que vivía la ciudad».75 71 Sergio Paolo Solano, «Comercio, transporte y sociedad en Barranquilla, 1813-1848». En Historia General de Barranquilla: sucesos, ed. Rodolfo Zambrano Moreno (Barranquilla: Academia de Historia de Barranquilla, 1997) 48-49. 72 Jorge Enrique Caballero Leguizamón. «Barranquilla y la modernidad. Un ejercicio histórico». Santa Fe de Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2000. Págs. 11-12. En: Armando Arrieta Barbosa, Ruth Hernández Arévalo. Los inicios de Barranquilla, poblamiento en el Bajo Magdalena siglos XVI y XVIII. (Barranquilla, Ediciones Uninorte, 2006) 31. 73 Doctor en Historia de América Latina de la Universidad Pablo de Olavide, España. 74 Rodolfo Zambrano Moreno (Ed.), Historia General de Barranquilla: sucesos. (Barranquilla: Academia de Historia de Barranquilla, 1997). 75 Jorge Conde Calderón en: Rodolfo Moreno Zambrano. (Ed.) Historia General de Barranquilla: sucesos. (Barranquilla: Academia de Historia de Barranquilla, 1997) 80.

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Comparación que es válida al momento de explicar las dinámicas que conllevaron a que en un mismo período las dos ciudades experimentaran condiciones opuestas, Cartagena de decaimiento comercial y demográfico, mientras que Barranquilla experimentará un aceleramiento antes desconocido.

Conclusiones Finalizamos esta breve apreciación del estado en que se encuentran algunos aportes sobre la literatura historiográfica de la Barranquilla del siglo XIX y sus orígenes. Reconocemos que son evidentes los vacíos en temáticas como la historia de las mentalidades, la historia urbana y la historia política local. Tras el acercamiento historiográfico constatamos que la discusión sobre los orígenes de la ciudad republicana mantienen vigencia, y que los enfoques desde los que se ha estudiado giran en torno a la función comercial y a la preponderancia geográfica de la ciudad; y, por otra parte, al uso agrícola y aprovechamiento de la tierra como hacienda o lugar de aglomeración poblacional. Consideramos valiosa la temática del origen de la ciudad debido a la vigencia y persistencia en los actuales estudios históricos sobre Barranquilla, siendo cada vez más completa su explicación. Pese a todo, se deben continuar explorando nuevas fuentes documentales manteniendo una apertura hacia el desarrollo de temas que se han dejado de lado y que están disponibles para ser complementados en la etapa genésica de la ciudad como las relaciones mercantiles y comerciales articuladas a la posición geográfica de este puerto.

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Bibliografía Abello Vives, Alberto. El Caribe en la nación colombiana. Bogotá: Observatorio del Caribe colombiano, 2006. Angulo Valdés, Carlos. «Contribuciones a la historia antigua de Barranquilla». Revista Huellas No.35 (1992): 5-12. Arrieta Barbosa, Armando y Hernández Arévalo Ruth. Los inicios de Barranquilla. Poblamiento en el Bajo Magdalena siglos XVI a XVIII. Barranquilla: Ediciones Uninorte, 2006. Bell Lemus, Gustavo. El caribe colombiano: selección de textos históricos. Barranquilla: Ediciones Uninorte. 1988. De Certeau, Michelle. La escritura de la historia. México: Universidad Iberoamericana, 1993, Capítulo II. La operación historiográfica. Melo, Jorge Orlando. Historiografía colombiana: Realidades y perspectivas. Medellín: Colección de autores antioqueños, 1996. Nichols, Theodore E. Tres puertos de Colombia: estudio sobre el desarrollo de Cartagena, Santa Marta y Barranquilla. Bogotá: Talleres Gráficos del Banco Popular, 1973. Posada Carbó, Eduardo. Una invitación a la historia de Barranquilla. Bogotá: Editorial Cerec, 1987. Solano, Sergio Paolo. Puertos, sociedad y conflictos en el Caribe colombiano, 1850-1930. Cartagena: Observatorio del Caribe colombiano, 2001. Vergara, José Ramón y Baena, Fernando E. Barranquilla su pasado y su presente. Barranquilla: Talleres Gráficos Recio y Smith, 1946. Villalón Donoso, Jorge. (Comp.) Historia de Barranquilla. Barranquilla: Ediciones Uninorte, 2000. Zambrano Moreno, Rodolfo. (Ed.) Historia General de Barranquilla: Sucesos. Barranquilla: Academia de Historia de Barranquilla, 1997.

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La invención de la Región: las memorias de un pueblo que jamás estuvo en vilo y el uso de otras herramientas de análisis -ciencia, recursos naturales, archivos y memoria histórica César Augusto Duque Sánchez76

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Appelbaum, Nancy Penny. Dos Plazas y una Nación: Raza y colonización en Riosucio, Caldas, 1846-1948. Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia ICANH, Universidad de los Andes, CESO, Universidad del Rosario. Traducción al español por María del Carmen Londoño. Primera edición, 2007, 355 págs.77 Esta reseña está dedicada a: William, Héctor Antonio y Carmelina. Cinco páginas sobre una historia que siempre han buscado en el baúl de sus recuerdos. «Las regiones son comunidades imaginadas y, como tales, no son necesariamente más “auténticas” que la nación […].» (N. Appelbaum 301)

“la controvertida y racializada historia de la Región Cafetera sugiere una nota de precaución: las regiones, como todas las comunidades en Colombia, han sido imaginadas y construidas por medio de procesos cargados de poder que han privilegiado a algunos grupos, a la vez que han subordinado y excluido otros.» (N. Appelbaum 301) 76 Estudiante de pregrado en historia, Universidad del Rosario. Correo electrónico: xfirmex@ hotmail.com 77 Nota biográfica de la autora: Nancy Appelbaum se desempeña como investigadora y profesora del Departamento de Historia en Binghamton University –State University of New York-. Su interés en la investigación histórica está fuertemente orientado por los problemas del género, la raza y la historia comparada de América Latina. Su interés por la raza y la formación del Estado-Nación observa con énfasis la construcción de la región y los regionalismos como andamiajes que permiten articular o dividir la aceptación del orden nacional. Para lograr su propósito, este marco de investigación pretende cotejar las hipótesis generales sobre los procesos «nacionales» de identidad y desarrollo económico en los escenarios locales, creando con ello un ejercicio inductivo de investigación. En la actualidad, la profesora Appelbaum prepara un trabajo sobre las imágenes regionales contenidas en las cartografías de los geógrafos decimonónicos colombianos.

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s difícil encontrar un libro de historia que sea bueno y ambicioso a la vez. Es decir, que se proponga dar una nueva mirada a múltiples problemas históricos y lo logre. Muchos de los debates que emprenden los libros con tantas ambiciones no son resueltos en las páginas que los constituyen. Este no es el caso del libro Dos Plazas y una Nación: Raza y colonización en Riosucio, Caldas, 1846-1948. Las intenciones de esta reseña son mostrar los debates en los que se involucra el libro y resaltar las herramientas de análisis más innovadoras del mismo. En el texto, Nancy Appelbaum sostiene un diálogo con los clásicos de la «colonización antioqueña»78. Para Appelbaum, la colonización no solo es un proceso de asentamiento; en ella también hay procesos de identificación y demarcación de la diferencia. Si bien la colonización consagró la explotación de los recursos naturales y el monopolio de la tierra, también permitió la configuración de fronteras regionales que constituyeron la geopolítica departamental colombiana que dio como resultado una imagen racializada de cada región. Para reforzar este proceso, las disputas internas por la administración de los recursos naturales locales y la construcción de identidades raciales ayudaron a tejer afinidades políticas partidistas. Con tal sentido y fuerza, el término región sustituyó en la segunda mitad del siglo XIX a los términos patria, nación, provincia, vecindad, etc. como herramientas discursivas de unidad en varias partes del país. Este texto permite al lector reflexionar sobre la función que desempeña la identidad en los actores sociales involucrados en la disputa por varios recursos naturales. No solo se trata de una disputa por la tierra, el conflicto entre los habitantes de las dos partes de Riosucio y los municipios aledaños al mismo, también gira en torno a la explotación minera y de los recursos forestales como la madera o el agua, recursos que no necesariamente exigen asentamiento. 79 78 Algunos autores «clásicos» que han desarrollado este tema son Luis Eduardo Agudelo Ramírez. El Gran Caldas: portento del despertar de Antioquia. (Medellín: Ediciones Autores Antioqueños, 1989). Keith H Christie.”«Antioqueño Colonization in Western Colombia: A Reappraisal” Hispanic American Historical Review, Vol. 58 (mayo, 1978). Luisa Fernanda Giraldo Zuluaga. La colonización antioqueña y la fundación de Manizales. (Manizales: Imprenta Departamental, 1983). Catherine Le Grand. Colonización y protesta campesina en Colombia. (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1988). Marco Palacios. El café en Colombia 1850.1970: una historia económica, social y política. (Bogotá: Ediciones Uniandes, Planeta y El Colegio de México, 2002). James Parsons. La colonización antioqueña en el occidente de Colombia. (Bogotá: Banco de la República y El Áncora. 1997). Alonso Valencia Llano. Estado soberano del Cauca. (Bogotá: Banco de la República, 1988). 79 Los recursos forestales no son de vital importancia para los habitantes de estas municipalidades, pero han motivado reflexiones de alto impacto para la historiografía regional y nacional que pretende explicar los procesos de colonización decimonónica atados al fenómeno del monopolio de la tierra y la excepcional

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LA INVENCIÓN DE LA REGIÓN

Aquí, la identidad de los distintos actores sociales desempeñó una labor central en el fortalecimiento de las demandas de los indígenas sobre la tierra y la exigencia de protección estatal. Appelbaum señala con esto la importancia de contemplar la imagen del «otro» que circula entre los distintos actores vinculados en un conflicto. Una reflexión para nada innovadora. Sin embargo, para Appelbaum la identidad es capaz de configurar la cartografía racial de una nación en el imaginario de sus habitantes. De esa manera, la identidad no solo genera contrastes interregionales, también sirve como herramienta para brindar abrigo a los habitantes de cada región en la adquisición de privilegios estatales.80 Debido a estos beneficios, las regiones pueden comprenderse como «comunidades imaginadas» que ilustran las disputas de la memoria para legitimar a los pueblos que cohabitan en un mismo lugar, incluso si son de diversa procedencia. Allí, manipular la historia fue un ejercicio frecuente que permitió unificar el pasado en torno a los intereses del presente. Las narraciones del pasado elaboradas por los indígenas y las élites blancas no tomaron la historia como lo que realmente ocurrió, sino que, en su lugar, la convirtieron en lo que ellos quisieron que hubiera sido.81 Appelbaum identifica con dificultad, debido a su arduo trabajo de archivo, las actividades políticas y económicas ejercidas por las poblaciones indígenas82 y negras, las instituciones estatales y las élites locales, nacionales y extranjeras en una disputa por la propiedad de la tierra.

preservación de tierras comunales. Este es el caso del trabajo realizado por Claudia Leal en el artículo «Disputas por tagua y minas: recursos naturales y propiedad territorial en el Pacífico colombiano, 18701930» Revista Colombia de Antropología, Vol. 44, No. 2, (julio-diciembre, 2008): 409-438. 80 Así, esta primera sección invita inconscientemente al lector a mirar la historia regional como un enfoque útil a la hora de revisar las aproximaciones generales formuladas en otras investigaciones históricas, tomando la minuciosidad del trabajo de archivo local como una parte importante del aparato crítico del historiador que corrige las contradicciones in terminis. 81 Nancy Appelbaum. Dos Plazas y una Nación: Raza y colonización en Riosucio, Caldas, 1846-1948. (Bogotá: ICANH, CESO, Universidad del Rosario. Traducción al español por María del Carmen Londoño. Primera edición, 2007): 243-300. 82 Sin duda, este es uno de los términos más problemáticos en el texto de Appelbaum. El grueso de la población que habitaba en Riosucio en las últimas décadas del siglo XIX no comparte las características del indígena. En su lugar, se asemeja más al campesinado indígena de otras regiones colombianas o latinoamericanas de la misma época. Incluso, una buena parte de la bibliografía usada por la autora para caracterizar el dilema de la identidad racial analiza el problema del campesinado indígena en el marcado contraste sostenido entre la urbe y la ruralidad.

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El trabajo de fuentes83 que permitió la elaboración de este libro, ilustra al lector muy bien sobre las dificultades que enfrenta el historiador al pretender historiar lo local o lo regional, sobre todo cuando se dirige a los maltratados y olvidados archivos municipales o de distritos. Todo el capítulo 3 del libro, y parte del 4° capítulo, permiten ver entre líneas la gran dificultad que pasa la historiadora al narrar con duda cualquier actividad del campesinado indígena -que rastreó en los archivos municipales- ante las disputas por el dominio de la tierra en las cabeceras municipales aledañas a Riosucio. En medio de esa bruma documental logra, además, un trabajo innovador con archivos oficiales. El censo de 1874 es tomado como un recipiente de categorías construidas para favorecer los intereses estatales de conteo y administración de la tierra. La división regional, al igual que la numeración cuantificable en categorías poblacionales, están fuertemente marcadas por las actividades científicas que permiten al Estado ejercer poder sobre sus ciudadanos, si así los considera, o sobre todos los habitantes que ocupen su territorio. Estos censos ayudan a consolidar las categorías raciales que antes parecían difusas, de modo que los habitantes de cada región adquieren identidades fijas que los condicionan a formar parte de un pueblo y una raza. En ocasiones, esta regla se rompe. De ese modo, se presentan las identidades móviles en individuos que pertenecen al pueblo de los indios sin poseer las características fenotípicas de los mismos. Por otra parte, este momento de auge científico es aprovechado por las élites para exigir la separación de Riosucio del departamento de Caldas bajo el argumento que sus habitantes comparten características «étnicas» y laboriosas capaces de consolidar una región aparte con el mismo poder que cualquier otra. Sin embargo, la autonomía administrativa jamás le es concedida a Riosucio, a diferencia de Quindío o Caldas, territorios más prósperos y homogéneos racialmente. De esa manera, la región se constituye gradualmente como materialidad fronteriza bajo patrones históricos, lo que lleva a la autora a afirmar que «[las regiones] emergieron como parte del proceso de formación del Estado-nación colombiano»84

83 La investigación tomó, según Appelbaum, 10 años en los archivos de la Academia Nacional de Historia, el Archivo General de la Nación, el Archivo Central del Cauca, el Archivo del Arzobispado de Popayán, la Biblioteca Nacional, la Fundación Antioqueña de Estudios Sociales y la Hemeroteca de la Universidad de Antioquia. Allí, recogió fuentes pictóricas y escritas que pertenecieron a notarias, juzgados municipales o de circuito, prensa, memorias e, incluso testimonios orales. 84 Appelbaum, 295

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LA INVENCIÓN DE LA REGIÓN

El principal debate sostenido por Appelbaum consiste en revalorar el supuesto de que «la topografía montañosa de la Nueva Granada colonial originó regiones autónomas»85. El problema más grave de esta interpretación consiste en aseverar que «el regionalismo desarraigado obstaculizó los esfuerzos republicanos por modernizar el Estado e integrar la fragmentada nación, lo que llevó a una violencia endémica y a un Estado débil»86 En conclusión, el libro «se aleja del énfasis en la geografía como moldeadora de la historia y se enfoca en cómo la historia dio forma a la geografía»87, algo que celebramos parcialmente, pues aun falta reflexionar sobre el brusco abandono de la realidad geográfica como dimensión importante para explicar los fenómenos históricos. Claro, en un texto orientado por el constructivismo social parece que esa labor no es algo digno de lamentar.

85 Appelbaum, 295 86 Appelbaum, 295 87 Appelbbaum, 295

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TEMA LIBRE


Una Aproximacion a la «Cuestion Oriental»: El Imperio Otomano y las Potencias Europeas 1774-1923

Luis Alfredo De la Peña Jiménez1

RESUMEN Este ensayo pretende describir y analizar las causas de la desintegración del Imperio otomano sus agentes externos e internos y los diversos componentes históricos e ideológicos que condensaron lo que en la diplomacia e historiografía occidental posterior sería conocido como la «cuestión oriental». El escrito comienza situando las principales características que permitieron el desarrollo y expansión del Imperio Otomano y cómo los problemas en el control del Mediterráneo oriental, la región de los Balcanes y Mesopotamia fue la causa de su posterior decadencia gracias a los intereses de las potencias europeas sobre su territorio (Rusia y la salida al Mar Negro, Inglaterra y el control del canal del Suez) sumándose a esto los nacientes nacionalismos en sus territorios, donde griegos como serbios, árabes e incluso los mismos turcos no veían dentro de sus proyectos nacionales la continuidad de un Imperio otomano. Terminando estos procesos con su desintegración y la formulación de la república de Turquía.

ABSTRACT This essay aims to describe and analyze the causes of the disintegration of the Ottoman Empire, its external and internal agents and various historical and ideological components which condensed in diplomacy and Western historiography later would be known as the “Eastern Question.” The writing begins by placing the main features that allowed the development and expansion of the Ottoman Empire and how the problems in the control of the eastern Mediterranean, the Balkans and Mesopotamia was the cause of further decline due to the interests of European powers on its territory (Russia and the exit to the Black Sea, England, and the control of the Suez canal) adding to this nascent nationalism in their territories, where Greeks, Serbs and Arabs and even the Turks themselves were not within their national projects in the continuity of Ottoman Empire. Completing these processes with their disintegration and the formulation of the Republic of Turkey.

Palabras Claves Imperio Otomano, Balcanes, Nacionalismo, Imperialismo, Inglaterra, Grecia, Rusia, Turquía. 1 Estudiante de pregrado en historia, Universidad Nacional de Colombia. Correo electrónico: ladej@unal.edu.co

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«El Imperio Otomano es el hombre enfermo de Europa» Zar Nicolás I de Rusia en 1853.88

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entro del estudio de los sistemas coloniales es recurrente analizar las experiencias que respectan a los países de Europa occidental y por extensión la de sus colonias. Pero otros sistemas y modelos, como ejemplo concreto el chino, el japonés, el ruso y pertinentemente el turco otomano han sido rezagados de la investigación, pues el volumen y difusión de contenidos al respecto no es proporcional al de los casos europeos, tal vez por dificultades en su estudio al estar fuera de la esfera académica y científica, por ser considerados temas exóticos (y ser analizados como tales) o incluso por la misma «colonialidad» del conocimiento y de la historia que rige los parámetros de la investigación. Es pertinente el caso turco por los hechos inmediatos y tangentes que hoy día afectan su devenir histórico, la llamada «primavera árabe»89, que tanto ha sido alabada en Occidente, se desarrolló en territorios que fueron provincias del Imperio Otomano durante siglos y, hoy como ayer, las potencias occidentales han intervenido en este proceso. Pero esta no es la única razón para estudiar a la Sublime Puerta (nombre con el que también se conocía al Imperio Otomano, en especial a su sector diplomático) y su experiencia colonial y de desintegración relacionadas con el accionar de las potencias europeas, sino también para analizar someramente las características propias y completamente diferentes que tenía con respecto a las metrópolis coloniales europeas. El ensayo contempla esta primera parte de presentación del imperio y del término que da el título al texto, la «cuestión oriental», así mismo hace un recorrido por los acontecimientos que desencadenaron el fin del Imperio y sus posteriores configuraciones. No sobra decir que como reza el título este artículo es una aproximación a la «cuestión oriental» por la historiografía existente, y más aún disponible en nuestro ámbito, tanto geográfico como académico. Claramente la bibliografía supera con creces el conjunto de libros que aquí se comenta, pero otros textos importantes fueron dejados de lado por el simple hecho de no tener acceso a ellos ni física ni virtualmente, más allá de que se encontraran en otras lenguas como francés, alemán, ruso, turco, árabe y griego.

88 Francisco Veiga: El turco: diez siglos a las puertas de Europa. ( Barcelona: Debate, 2007.): 322 89 Se le llama «primavera árabe» al proceso de movimientos y protestas sociales acaecidos a mediados del 2011 en lo países árabes, y que han significado un cambio radical en la dirigencia de los mismos, con la caída de los regímenes en Túnez, Libia, Yemen y Egipto; así como fuertes protestas en Siria, Jordania y Omán.

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UNA APROXIMACION A LA «CUESTION ORIENTAL»

Los descendientes de Osmán y su imperio El mundo en el que se forjó el Imperio Otomano en Anatolia, desde la batalla de Manzikert en 1071, pasando por el debilitamiento del imperio bizantino con la cuarta cruzada en 1204 hasta la toma de Constantinopla en 1453, era profundamente turco y tímidamente musulmán.90 La crisis del Imperio Bizantino después del último auge con la dinastía de los Conemnos había rezagado su poder político y militar hasta la irrupción de tribus turcas nómadas que al ser desplazadas por los mongoles de su hábitat natural y de vencer a los selyúcidas y asentarse al Este de Anatolia, pronto se hicieron musulmanes y empezaron a despuntar entre la ingente cantidad de principados que aprovechaban la falta de una autoridad central fuerte en esta región para surgir. El gran salto hacia adelante de los descendientes de Osmán (el primer sultán otomano y quien le da el nombre al imperio) viene con Mehmed II el Conquistador, quien reclama la primera capital imperial para los turcos otomanos el 29 de mayo de 1453 al tomar Constantinopla. De ahí en adelante y hasta entrado el siglo XVIII, el Imperio Otomano será la contraparte mediterránea, asiática y africana de la cristiandad. Dominador de las rutas de comercio de oriente y amo y señor del mediterráneo hasta la apertura del mercado atlántico y la victoria de don Juan de Austria, hermano de Felipe II de España en Lepanto, en 1571. «El Islam es el desierto», afirmó en una ocasión el ensayista Essat Beey. A diferencia de las otras dos grandes religiones monoteístas, en el islam no existe el sacerdocio. Así, un nómada puede desaparecer durante semanas sin que su dios todopoderoso y omnisciente le abandone. 91 Este factor haría de los dominios otomanos un imperio en toda regla en poco tiempo, basándose en su temible cuerpo de jenízaros, esclavos cristianos entrenados como tropas de élite y en sus innovadoras baterías de asedio. Ampliando sus dominios desde Argelia hasta Armenia y desde el mar negro hasta el golfo Pérsico. En suma, el Imperio Otomano era multinacional y no era ni exclusivamente islámico ni exclusivamente turco, era un imperio dinástico en el que la única lealtad exigida a sus variopintos habitantes era la fidelidad al sultán. 92 Los cultos y las tradiciones culturales de los pueblos colonizados fueron respetados bajo la figura del millet que será analizada más adelante, aunque la preminencia en cargos públicos militares y jurídicos sería turco-musulmana, así en los primeros siglos del imperio, un visir podía ser albanés, croata o

90 Colin Imber, El Imperio Otomano: 1300-1650. (Barcelona. Vergara Grupo Zeta, 2004): 25 91 Jason Goodwin. Los señores del horizonte: Una historia del Imperio otomano. (Madrid: Alianza Editorial, 2006): 25 92 Imber, 20-21.

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absajo, pero para cuestiones oficiales se comunicaba única y exclusivamente en turco, esta era la lengua del poder y por esto gozaba de un gran prestigio.93 Estos primeros siglos de armonía conquistas y expansión con gobiernos destacados empezaría a decaer con la llegada del siglo de las luces y el cambio de núcleo económico del Mediterráneo al Atlántico. Ahora bien, la cuestión de Oriente* fue formulada desde el siglo XVIII y definida como las posibles consecuencias de la decadencia del Imperio Otomano que, desde finales de ese siglo fue atacado y desmembrado interna y externamente; en lo interno por el despertar de los nacionalismos, en especial los balcánicos, y en lo externo por las grandes potencias, espectadoras pacientes de las porciones correspondientes del reparto. El interrogante principal giraba en torno a si era preciso conservar la integridad del Imperio o repartirlo entre las grandes potencias.94 Al final, la «cuestión Oriental» traspasó el plano colonial y se ubicó en el de un choque civilizatorio, entre Occidente (representado por los pueblos balcánicos y en especial los griegos) y Oriente, representado por el Turco, ese molesto e inquietante enemigo desde los tiempos de las cruzadas.95 Se podría analizar a este problema como un conflicto interno de la región intermedia de Eurasia, en la cual intervino Occidente. 96 Pues desde la antigüedad, este espacio ha querido ser reunificado bajo un imperio: Persia, Macedonia, Roma, Bizancio, los califatos, los mongoles, los turcos y los rusos. Compartiendo curiosamente con España la misma característica, el Imperio Otomano antes de llegar a su decadencia, vivió su etapa de desarrollo cultural más fructífera, y así como hubo un «Siglo de Oro» español, Mehmed IV fue el sultán que impulso el Lale Devri o «Período de los Tulipanes» donde la gramática, la pintura, la arquitectura, la poesía y por supuesto las ciencias naturales comandadas por la botánica tuvieron su época de mayor esplendor, que además impulsó el primer proyecto reformista del Imperio Otomano.97 Entre 1736 y 1739 Rusia y el imperio austro-húngaro pusieron una nueva contienda bélica en marcha. Viena y San Petersburgo tenían grandes planes para Europa Oriental acordando así un ataque mutuo al Imperio Otomano en los Balcanes, pero las fuerzas austro-húngaras no estuvieron a la altura y se firmó prontamente la paz de Belgrado por temor a una contraofensiva otomana. Esta victoria dio pie a las facciones tradicionalistas para frenar el impulso modernizador durante todo el siglo XVIII.98 93 Imber, 21 *Entendiendo el término «cuestión oriental» como el conjunto de problemas políticos y diplomáticos que se consideraban en Europa con motivo de la creciente decadencia del Imperio Otomano, especialmente en los territorios europeos de los turcos otomanos. 94 Dimitri Kitsikis. El imperio otomano. (México. Fondo de Cultura Económica, 1989.): 128 95 Kitsikis, 129 96 Kitsikis, 130 97 Veiga, 277 98 Veiga, 283

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Los inicios de la «enfermedad» del Imperio En 1762 asciende al trono de Rusia Catalina la Grande, paradigma del despotismo ilustrado quien había llegado con ideas bien claras con respecto a las decadentes colonias vecinas de Polonia y el Imperio Romano. La «Minerva rusa» tenía planeado cumplir con el propósito de su antepasado Pedro I el Grande de reinstaurar el imperio bizantino (y por extensión cristiano ortodoxo) en Constantinopla, utilizando a los cristianos habitantes del imperio romano para socavar a su enemigo desde adentro, práctica que será utilizada por las demás potencias europeas involucradas en la «cuestión oriental». Por lo tanto, y siguiendo la moda diplomática de la época en la cual la repartición de territorios equilibraba poderes entre las potencias, Rusia y el Imperio Otomano entraron en guerra por la sucesión al trono polaco en 1768.99 La falta de modernización de las fuerzas otomanas y la indisciplina del cuerpo de jenízaros amén de la muerte del sultán Osmán III, selló con una derrota y con la humillante imposición del tratado de Küçhuc Kaynarca el 21 de julio de 1774.100 Sin embargo, esta contienda marcaría la pauta para próximas confrontaciones en las que el Imperio Otomano se salvaba de la debacle por la desconfianza de las demás potencias europeas de una Rusia muy fuerte en Europa Oriental.101 La burguesía griega otomana, con la firma del tratado de Küçük Kaynarca con Rusia en 1774, puso su flota a disposición de Rusia, sobre todo en el mar Negro (que hasta el momento era un «lago» otomano) y permitió la incipiente colonización económica de los territorios otomanos. Se sabe que uno de estos burgueses comerciantes griegos, Juan Kapodistrias, se convirtió en ministro ruso de relaciones exteriores, y luego, a principios del siglo XIX, se convertiría en presidente del primer estado griego independiente, tan románticamente apoyado por Europa.102 El sultán Mehmed II, después de la conquista de Constantinopla en 1453, protegió y conservó la identidad religiosa y cultural de sus súbditos no musulmanes bajo la figura del millet o tribunal.* Obviamente, de estos grupos sociales el que mayor preponderancia tenía en los dominios del imperio era el griego, representado por los llamados fanariotas o pequeños comerciantes y

99 Veiga, 285 100 M. S. Anderson. The Eastern Question, 1774–1923: A Study in International Relations. (New York: Macmillan, 1966): 26 101 Veiga, 287 102 Kitsikis, 132 *Al principio solo existía el millet que protegía a los antiguos habitantes del imperio bizantino, es decir a los griegos o Rum, pero rápidamente esta figura se extendió a la protección de los Yahudi o judíos y los armenios o Ermeni.

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negociantes griegos que vivían en el barrio noroccidental del Fener en Estambul y que influirían tremendamente en la posterior configuración del nacionalismo griego y las ansias de separación del Imperio. Esta influencia empezaría desde los tratados de Küçük Kaynarca en 1774 cuando a los navegantes y marinos griegos se les permitió navegar por el mar Negro bajo la protección del pabellón Ruso.103 Y aunque la crisis del siglo XVIII en el Imperio Otomano fue similar a la de Francia en la misma época, con la diferencia de que la división de clases sociales tenía un marcado carácter étnico entre la burguesía comercial turca musulmana y la burguesía terrateniente griega cristiana. La Sublime Puerta evitaba la pérdida de sus territorios balcánicos una vez más por los hechos ocurridos en Francia durante 1889, apartándola del panorama internacional mientras las demás coronas europeas se abalanzaban sobra la Francia revolucionaria.104 El recién ascendido Selim III en vista de los acontecimientos de sus fronteras emprendió reformas que solventaran ante todo la capacidad militar y administrativa del imperio en la Rumelia (península balcánica). Pero la reticencia y falta de aplicación a estas reformas no consistía en una persona o discurso concreto, sino en arraigados intereses y esquemas de poder; el imperio estaba conformado de tal manera que un vasto sector de la población no estaba interesado en reformar en lo más mínimo las estructuras del imperio. Esta paralización con el paso de los años adquiriría un carácter autodestructivo.105 Otro problema que enfrentaba la administración de la Sublime Puerta era la creciente autonomía que tomaban los gobernantes locales de las provincias al dominar el sultán provincias tan ricas como Egipto, Grecia y Mesopotamia, la autonomía económica de estas y la misma naturaleza del dominio Otomano, el cual designaba líderes locales permitían a estos tomarse ciertas ventajas ante la autoridad del sultán, complicando así la recaudación de los tributos y la protección de las fronteras.106 Desde el siglo XVII, quizá el aliado más firme de la Sublime Puerta en Europa Occidental era Francia, las misiones diplomáticas y los informadores eran frecuentes en ambas partes y esta relación tomó un nuevo camino con la expedición del primer cónsul Napoleón Bonaparte el 1° de julio de 1798 a Egipto, que tomó por sorpresa a las autoridades locales y del palacio de Topkapi y desembarcó en Alejandría con un contingente de 50.000 hombres, la idea del cónsul Bonaparte y del ministro de relaciones exteriores Tayllerand era, por decir lo menos, demasiado arriesgada, pues pretendían anular el poder naval de Gran Bretaña tomando Egipto, construyendo un canal en Suez y llegando hasta la joya del poder colonial inglés, la India. 103 Veiga, 310-311 104 Veiga, 290 105 Veiga, 295 106 Veiga, 296

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Las relaciones entre las cuatro grandes potencias la Sublime Puerta a comienzos del siglo XIX cambiaron radicalmente gracias a las inconsistencias del accionar político de Napoleón.107 Esta expedición conmocionó hasta los huesos al sistema de alianzas en Oriente, el desenlace fue afortunado para la Sublime Puerta por el simple hecho de que las victorias francesas en Europa volvieron a girar el curso de los acontecimientos. Pero en Estambul ya sabían que fueran quienes fuesen sus aliados circunstanciales el peligro de que aprovecharan su posición para hacerse con porciones del Imperio Otomano era latente.108 En 1807, una insurrección por motivos de orden público en Serbia, pasaba a ser una guerra de independencia con todas las de la ley; la Sublime Puerta se alió con Francia mientras Serbia pedía ayuda a los rusos, entrando este conflicto a ser una pieza pequeña, pero importante en las ya complejas guerras napoleónicas, la derrota militar de los jenízaros provocó una profunda crisis en Estambul, Selim III constituyó un nuevo cuerpo de reclutas anatolios para contrarrestar las deficiencias (y los alcances políticos) que los jenízaros habían adquirido con el tiempo. Las Nizam Cedit chocarían de frente con los sectores tradicionalistas otomanos, lo que valdría la deposición del sultán Selim.109 Las diversas revueltas que intentan separar sus territorios del Imperio no toman el carácter multinacional de este y fracasan. La del burgués griego Rigas en 1798; la del príncipe ruso, Alejandro Yspilantis en 1821 y la del líder rumano Tudor Vladimirescu también en 1821. La primera gran revuelta que triunfa es la griega, precisamente porque renunció al carácter social de la revolución por un carácter nacional. Aun así, entre los mismos griegos y obviamente entre los otros pueblos subyugados al Sultán primaba la idea de reformar el imperio sin repartirlo, pues más allá de los emergentes nacionalismos, sus habitantes reconocían la civilización común que el imperio representaba.110 Los griegos veían como el Imperio Otomano se pudría por dentro ante tantas amenazas exteriores, es así como al llenarse de las impresiones desfavorables que en el resto de Europa se tenían de la Sublime Puerta, convirtiendo a la rebelión griega de 1821 (a diferencia de la serbia de 1804) en una insurrección netamente teñida de intencionalidad política). Aun así, para 1821 los griegos no lograron una unidad nacional, donde los continentales peleaban con los isleños y ambos contra los del Peloponeso, conflicto que duró abiertamente hasta 1824.

107 William Miller: The Ottoman Empire and its succesors, 1801-1927 : with an appendix, 1927-1936. (Cambridge: Cambridge University Press, 1936. ): 31 108 Veiga, 299 109 Kitsikis, 142. Veiga, 302-303 110 Kitsikis, 137

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Reformas, guerras y problemas nacionales. Los griegos querían la igualdad greco-turca, pero no deseaban extender esa igualdad al resto de los Balcanes, querían un imperio greco-turco en el que los eslavos estuvieran sometidos.111 Ion Dragoumis, por el lado griego, y Ziya Gökalp (del cual se hablará más adelante), por el lado turco, fueron los intelectuales que abogaron y teorizaron por la identidad cultural fundamental del mediterráneo oriental y las naciones que componen a la región. Tenían la idea de que las diversas naciones (griega, turca) debían unirse en una confederación para preservar la identidad cultural del mundo egeo. Una vez realizada la confederación se alcanzaría el estado supranacional para la creación de una raza oriental.112 Durante la insurrección griega el ejército otomano fue tan incompetente que la eliminación del cuero de jenízaros era cada vez más urgente. El 15 de junio de 1826 los jenízaros se rebelaron contra el sultán Mahmud II en Estambul que a diferencia de su antecesor Selim III estaba preparado para hacerle frente a las unidades de élite de su ejército, reunió a sus hombres de confianza y proclamó por toda la ciudad que esta vez los corruptos jenízaros no contaban con el apoyo de los ulemas. Así fue como las organizadas tropas del sultán hicieron retroceder hasta sus cuarteles al cuerpo de jenízaros donde la artillería los bombardeó hasta su liquidación total en una gran masacre; este hecho pasó a la historia como el «Benéfico Evento» o en turco, Vakayı Hayriye.113 En Europa la rebelión griega inflamó los corazones con el filohelenismo producto a su vez de la moda romántica, que tenía como paradigma la vida y muerte de Lord Byron en 1824. Las pasiones levantadas en Europa Occidental por la prensa afectaban tanto a liberales radicales como a revolucionarios intransigentes que veían en Grecia la cuna de sus ideologías.114 Las reformas impulsadas por Mahmud II tenían dos direcciones, por un lado, la centralización del estado tomando Estambul el control directo sobre los poderes locales de las provincias y, por otra parte, se estaban haciendo los primeros intentos para crear «ciudadanos» en vez de «súbditos» tomado el primer paso al reformar la democracia estatal con el nombramiento de funcionarios laicos que dejaran a un lado las diferencias religiosas y nacionales que se habían preservado a través de los siglos. Estas intenciones quedaron resaltadas por la famosa disposición de 1829, por la cual todos los funcionarios deberían vestir a la Europea y usar el 111 Kitsikis, 150 112 Kitsikis, 151 113 Veiga, 316 114 Veiga, 319

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fez en vez de el turbante, prenda que también se consolidó como parte del uniforme militar del nuevo ejército, siendo la intención del sultán que esta prenda de vestir debería extenderse a toda la ciudadanía sea cual fuere su confesión religiosa o nacionalidad, convirtiéndose posteriormente en un símbolo del imperio y de Turquía.115 Desde 1850 se estaba gestando una nueva crisis entre las potencias europeas por los santos lugares, más específicamente entre Rusia defensora de los ortodoxos y Francia, protectora circunstancial de los católicos. Aunque pueda parecer anacrónico este conflicto tenía profundos intereses políticos en juego como la restauración de una hegemonía francesa que no ocurría desde 1815 y la oportunidad de Gran Bretaña de hacerle frente a Rusia en el comercio en el Mar Negro y el mediterráneo. La guerra que se desató a continuación y que estalló en 1853 tenía a los rusos por una parte y a los franceses británicos y otomanos por otra, y mientras estos últimos se batían en el frente más amplio en Bulgaria, franceses e ingleses se embarcaban en la irreal aventura de tomarse Sebastopol, la base de la flota rusa en el Mar Negro convirtiendo a esta, la guerra de Crimea, en un conflicto audaz y sangriento, predecesor quizá de lo que pasaría 60 años después durante la Primera Guerra Mundial, pero al igual que en esta guerra Crimea no carecía de sentido, era solo cuestión de tiempo para que Europa Occidental ajustara cuentas con Rusia. Claramente para el Imperio Otomano este apoyo de Francia e Inglaterra fue un gran alivio a las tan mermadas defensas fronterizas, los aliados le habían prestado un enorme servicio a la Sublime Puerta: habían anulado la amenaza rusa de forma consistente por primera vez desde 1699, claramente la guerra de Crimea le permitió al imperio sobrevivir varias décadas más, pero el precio que pagaría por este favor a sus aliados fue muy alto.116 La guerra de Crimea en 1854 es el culmen de la contradicción de la «cuestión oriental»117 pues al ofrecer a las potencias occidentales su alianza al Imperio Otomano siguiendo el principio de integridad de los dominios de la Sublime Puerta, tuvo que tener en cuenta un nuevo principio, el del nacionalismo. Usando la multinacionalidad del Imperio contra San Petersburgo y contra la misma Estambul.118 Quizá uno de los elementos que mejor describa la integración del Imperio Otomano en Europa y la intromisión de las potencias europeas en él se da con los primeros intentos de modernización

115 Veiga, 324-325 116 Veiga, 331-332 117 Anderson, 110 118 Kitsikis, 133

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comenzando por la infraestructura vial y el tan mentado Expreso de Oriente, el cual acercaba a los europeos a la fascinación y el misterio del Oriente Medio.119 Esta modernización tanto de vías como de infraestructura del Imperio, así como su aparato estatal militar y burocrático, empezó a generar círculos sociales e intelectuales con líderes propios entorno a los cuales se aglutinaron los nuevos medios de comunicación y la naciente prensa. Los abanderados de este nuevo movimiento llevarían el mote de Yeni Osmanlılar «Jóvenes Otomanos», generación crítica que pugnaría por las reformas al imperio.120 Uno de los ejemplos del accionar de estos jóvenes otomanos y de su influencia intelectual en los posteriores grupos nacionalistas sería una de las obra de teatro de su principal líder Namık Kemal, titulada La Patria o Silistria (Vatan Yahut Silistre) la pieza teatral exponía la heroica defensa de esta ciudad búlgara contra los rusos veinte años atrás. Esta obra aportaba dos novedosos conceptos: el primero era la lealtad y el amor propio hacia el país, algo inédito para la mentalidad musulmana de la época, y la idea de que esa patria no era Turquía sino todo el Imperio Otomano121 Durante los últimos veinticinco años del siglo XIX la «cuestión oriental» fue un juego muy complejo de equilibrios entre las principales potencias europeas que buscaban defender en lo posible la integridad y la existencia del Imperio Otomano. Pues la preocupación por un vacío geopolítico en la región de los tres continentes que los dominios del imperio ocupaban estaba muy presente en la mayoría de los cuerpos diplomáticos de Europa. Aun así con la tensa calma que trajo el desenlace de la guerra franco-prusiana en 1871 no impidió la suma de protagonistas al concierto político europeo, donde cada cual con sus objetivos y proyectos buscaba acomodarse dentro del apretado mapa del continente formándose así las zonas geopolíticamente conflictivas hasta el día de hoy y que hacían parte del Imperio Otomano: el Próximo Oriente y los Balcanes.122 En 1878, del 13 de junio hasta exactamente un mes después bajo la batuta del «canciller de hierro», Otto Von Bismarck.123 Se celebró la Conferencia de Berlín en la cual las potencias europeas decidieron la suerte del Imperio Otomano bajo el arbitrio del II Reich mientras los delegados del sultán fungían como simples espectadores. Esta Conferencia consagró a los recientemente creados estados balcánicos como agresivos estadosnación de la era imperialista, copias a escala de las potencias occidentales, patrocinadas por la revolución industrial triunfante.

119 Veiga, 339 120 Veiga, 340 121 Veiga, 343 122 Miller, 358 123 Miller, 387-389

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Durante los siguientes gobiernos y en especial bajo el reinado de Abdülhamid II, las Tanzimat124 se empezaron a aplicar con mayor rigurosidad, incluso la calidad de califa (líder espiritual y político de los musulmanes) que ostentaba el sultán desde 1774 fue revitalizada y las incursiones y guerras de gran envergadura fueron evitadas hasta el estallido de las guerras balcánicas en 1912. El sultán y su burguesía fueron paulatinamente presas del nacionalismo, identificándose cada vez más con la vertiente turco-musulmana, extendiendo este pensamiento hacia todos los confines del imperio, cerrándose el proceso con las guerras balcánicas de 1912. Este nuevo período de las Tanzimat coincidió con la derrota del ejército del zar en la guerra ruso-japonesa de 1905. En la coyuntura del momento, Japón se perfilaba como una opción antimperialista no solo para los otomanos, sino para los filipinos, indios, iranés y todos aquellos países sometidos durante la segunda etapa de colonización.125 Y aunque el imperio gozaba de relativa paz y tranquilidad, pareciera que el sultán se confiaba en este bienestar sin lograr un avance significativo y la modernización del estado otomano. Es así como en la primavera de 1908 el descontento del ejército en Macedonia y la importancia que a este hecho le dieron el zar de Rusia y el rey de Inglaterra permitió a los Jóvenes Otomanos la oportunidad para derrocar al régimen. El descontento y el apoyo hacia los insurrectos hicieron que al final el sultán diera su brazo a torcer y convocara a la conformación de un Parlamento, sellando así el 23 de julio de 1908 el triunfo de la Revolución de los Jóvenes Turcos.126 La única posesión que aún mantenía la Sublime Puerta en África del Norte era Libia que sería invadida y anexada por Italia en 1911 siendo este un durísimo golpe para el imperio, pues si una potencia europea de segundo nivel como lo era Italia podía atacarla sin ninguna dilación, la seguridad de la misma Estambul estaba en duda. La pérdida de Libia al ser su población casi en su totalidad musulmana golpeó duramente la moral del sultán y sus súbditos.127 Ziya Gökalp, principal ideólogo del nacionalismo turco y quien había estudiado a Durkheim y Tönnies, hizo una distinción entre «cultura» y «civilización» con respecto a la nación turca, llegando a la conclusión de que esta poseía su propia cultura vital que la historia había sumergido en una civilización medieval, bizantina y árabe por partes iguales. Por lo tanto, el camino a seguir consistía en remplazar la base de esa civilización por otra moderna y europea, conservando la cultura turca. Relación académica aplicada a la política que se utiliza hasta prácticamente hoy en día.128 Al final, la última aventura que el Imperio Otomano emprendería 124 “Reorganización”: reformas que buscaban la modernización y penetración de occidente. 125 Veiga, 380 126 Veiga, 383 127 Veiga, 388 128 Veiga, 398

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sería la participación en la Primera Guerra Mundial que durante su primera etapa no veía ni la necesidad ni la razón de participar en ella. Visto en perspectiva, sería un suicidio enfrentarse a imperios tan grandes y fuertes como el ruso y el británico, contando solo con el apoyo de la lejana Alemania; pero la experiencia de la guerra de los bóers en Sudáfrica y la guerra rusojaponesa habían sido humillantes derrotas para el zar y para el rey. Obviamente, en Londres y en San Petersburgo la derrota en las guerras balcánicas, les daba argumentos para pensar en una fácil victoria sobre las fuerzas otomanas. Pero la Sublime Puerta fue capaz de mantener a raya a los rusos y de infligir, quizá, una de las derrotas más sonadas de la Gran Guerra, estableciendo como ejército un mejor rendimiento que el de las tropas austro-húngaras durante todo el conflicto.

El fin del Imperio y la proclamación de la República El desastre de Gallípoli a principios de 1915, en el cual como buena potencia colonial, los ingleses (aunque sufrieron grandes y lamentables bajas, gracias a la terquedad del primer lord del almirantazgo, Winston Churchill) hicieron que las tropas de sus colonias literalmente se sacrificaran en una misión imposible por tomar las inexpugnables posiciones otomanas en la escarpada posición de Gallipoli. Canadienses, australianos y neozelandeses fueron aniquilados sin contemplación y durante largos nueve meses frente a las costas de la península, una victoria que no solo fue contra la marina más fuerte del mundo en ese momento, sino que al ser Gallipoli el primer punto en Europa desde donde se extendieron las campañas de los descendientes de la dinastía osmanlí. La otra gran derrota infringida a los «casacas rojas» durante la Primera Guerra Mundial es menos conocida, pero quizá más humillante. Las fuerzas imperiales fueron enviadas desde la India y el mar Rojo para tomar posesión de Mesopotamia, pero el desierto y la recobrada bravura del ejército otomano le causaron 25.000 bajas al ejército inglés y la rendición de Kutal-Amara el 29 de abril de 1916 de una guarnición de 10.000 soldados indios y británicos con toda la oficialidad y el mayor general Charles Townshead a la cabeza.129 Aun así, los eventos más presentes de la desintegración del Imperio Otomano después de la derrota de la Entente en la Gran Guerra están relacionados con la pérdida de los territorios propiamente árabes en Asia de la Sublime Puerta; Palestina, Siria, Irak y parte de la Península Arábiga pasaron a estar bajo la protección británica, los pueblos árabes al ver la caída libre del gobierno del sultán se 129 Veiga, 405

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rebelaron con el apoyo británico y bajo la égida de un romántico personaje: T. E. Lawrence, quien pasó a la posteridad por su sobrenombre de Lawrence de Arabia y por su colosal obra Los siete pilares de la sabiduría, quizá esta rebelión árabe fue absurdamente inflada por los medios británicos y por la historiografía posterior cuando en realidad los árabes pelearon hombro a hombro con los turcos tanto en Gallipoli como en Kut-al-Amara y fue más bien el interés netamente económico (los beduinos llamaban a Lawrence de Arabia «el Hombre de Oro») y el visto bueno que el gobierno británico había dado para la creación de un estado judío a los sionistas europeos en Palestina, lo que permitió establecer un protectorado británico en esta zona.130 La Sublime Puerta claramente se derrumbaba y la situación se hacía insostenible, después de la pérdida de las provincias árabes el fundamento religioso del sultán como califa al tener el control sobre las ciudades santas de La Meca y Medina dejaba aún más desprotegido al imperio. Tanto así que después de la Primera Guerra Mundial los griegos invadieron Anatolia131, llegando a las puertas de Estambul siendo repelidos solamente por la heroica resistencia liderada por el que sería el padre de la moderna república de Turquía, Mustafá Kemal Atatürk (padre de los turcos), figura preponderante en la historia de este país, heredero político e ideológico de los Jóvenes Turcos y quizá uno de los líderes históricos que más han permeado la sociedad, la historia y la mentalidad de una nación, siendo este todo un problema histórico que no corresponde a este escrito. *** Varias conclusiones se pueden dilucidar del problema histórico que la «cuestión Oriental» representa, a continuación se enunciarán las más pertinentes en cuanto al accionar de la Sublime Puerta y las potencias durante el periodo estudiado y luego unas referencias a la marca que estos hechos han dejado en la Turquía Moderna: la virtual eliminación de la Rumelia turca y la sustitución de su dominio en la península balcánica con la creación de las repúblicas yugoslavas, griegas, búlgaras y albanesas por supuesto no proporcionaron una solución para una cuestión insoluble, pues los problemas raciales y religiosos aún pululan en esta zona.132 La «primavera árabe», a la cual se hacía referencia en la introducción del ensayo, por tener el caso más inmediato, pero la desintegración de Yugoslavia a finales del siglo XX y el conflicto árabe-israelí desde mediados de ese mismo siglo, son pruebas fehacientes de este hecho.

130 Veiga, 418-419 131 Anderson, 353 132 Miller, 562

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El califato y el sultanato solo se unieron bajo el reinado de Abdülhamid I en 1774 (lo que quiere decir que tanto Selim I y Solimán II el Magnífico no lo ostentaron durante la fase de expansión del imperio, rebatiendo la tesis de un estado otomano «teocrático») con un claro objetivo estratégico: responder a las potencias occidentales con los mismos métodos que ayudaron a la desintegración del imperio. Si se proclamaban defensores de las minorías cristianas en el Imperio Otomano, el sultán-califa podría hacer lo mismo con las minorías musulmanes de los imperios rivales; herramienta usada primordialmente por Abdülhamid II un siglo después, causando una gran conmoción en San Petersburgo y Londres.133 Aun así no era en los Balcanes donde las potencias europeas tenían puestos sus ojos, sino en las provincias árabes donde actuaban de una manera más contundente, desde la Conferencia de Berlín el Imperio Otomano sufrió un acoso casi constante que lo llevaría a su destrucción en menos de medio siglo. Los dominios de la Sublime Puerta sufrieron reiteradamente la intensa presión del por entonces nuevo imperialismo europeo. La cercanía geográfica de la «cuestión de Oriente» permitía que a diferencia de los espacios asiáticos y africanos, fuera lo suficientemente lejana, pero a la vez lo relativamente cercana como para facilitar las continuas intervenciones desde la campaña de Napoleón en Egipto, quizá los golpes más certeros al dominio otomano en África, en particular, fueron las anexiones de Túnez por Francia en 1881 y de Egipto por Gran Bretaña en 1882.134 Quizá el lector se pregunte qué falló en los procesos de modernización y de control de los territorios del Imperio Otomano e hilvane algunas hipótesis al respecto, pero no puede considerar que la religión musulmana haya sido la causante de este atraso, más bien debería reflexionar acerca del interés real de las potencias europeas que desde comienzos del siglo XIX eran conscientes de que tenían el destino de Imperio Otomano en sus manos, respondiendo claramente al sistema de desarrollo por acumulación de capital por el cual se llega a la anulación de socios débiles como el Imperio Otomano y hasta la aniquilación, como ocurrió en las guerras mundiales.135 Los otomanos, en los momentos finales, preferían la negociación a la toma de decisiones, la tradición a la innovación, y una comprensión reducida del desarrollo del mundo, en especial de todo aquello que en Occidente era pujante y desarrollado.136 Actualmente, la herencia de la «cuestión oriental» es tremendamente latente tanto en Turquía como en los países que alguna vez decidieron la suerte del Imperio Otomano, desde su fundación como república en 1923 con el tratado de Lausana (documento que pone fin a la

133 Veiga, 568 134 Veiga, 365 135 Veiga, 366-367 136 Goodwin, 118

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«cuestión oriental»)137, Turquía se ha visto en la encrucijada que geográfica e históricamente ha tenido que sobrellevar desde la antigüedad, el paso entre dos continentes, dos mares, un medio geográfico agreste y complicado, además de factores claves como lo son la religión y la cultura obligaron a los padres de la república, y en especial a Atatürk, a pensar la manera de evitar repetir los errores que sus antepasados otomanos habían cometido; ciertas medidas claves en el desarrollo histórico de la sociedad turca contemporánea, como la modernización del idioma, la occidentalización de las instituciones y la apertura económica y migratoria hacen de Turquía una paradoja. La mejor forma de explicar esto es con el constante debate que hay en torno al ingreso de Turquía a la Unión Europea, y la cuestión gira en torno de los mismos ejes casi siempre, que si es o no europea; si es o no una economía fuerte, que el poderoso (militar y políticamente hablando) ejército turco es un factor inconveniente para su ingreso, o si su enorme población para los estándares europeos desequilibraría la unidad continental y por último, pero no menos importante, su carácter religioso como elemento disonante. Considero que todos estos elementos tienen una estrecha relación con los eventos ocurridos durante los años que se analizaron en este artículo, la constante necesidad de reforma pero a la vez el choque por el apego con la tradición, el intervencionismo de naciones extranjeras, la multinacionalidad del imperio y de las misma Turquía actual (la «cuestión kurda») y es aquí donde realmente toma relevancia el estudio de la «cuestión Oriental», pues la disciplina histórica no puede refugiarse en la burbuja del pasado para no considerar nuevas perspectivas sobre el presente, sobre todo en cuestiones tan tangibles como las aquí analizadas. Pero el mismo devenir histórico, tan ajeno a sentencias y leyes hacen considerar que ese afán de Turquía por ingresar a Europa el primer ministro Recep Tayyip Erdoğan hoy por hoy, viendo la situación de la Unión Europea, se lo puede ahorrar.

137 Anderson, 388

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Luis Alfredo De la Peña Jiménez

Bibliografía Anderson, M.S. The Eastern Question, 1774–1923: A Study in International Relations. New York: Macmillan, 1966 Goodwin, Jason: Los señores del horizonte: Una historia del Imperio otomano; Trad. Gregorio Alonso García. Madrid. Alianza Editorial, 2006. 462 p. mapa; 18 cm. Imber, Colin: El Imperio Otomano: 1300-1650. Trad. Jordi Vidal. Barcelona. Vergara Grupo Zeta, 2004. Kitsikis, Dimitri: El imperio otomano; Trad. Sergio Fernández Bravo. México. Fondo de Cultura Económica, 1989. Miller, William: The Ottoman Empire and its succesors, 1801-1927 : with an appendix, 19271936. Cambridge: Cambridge University Press, 1936. Palmer, Alan: The decline and fall of the Ottoman Empire. London: Barnes & Noble Books, 1992. Veiga, Francisco: El turco: diez siglos a las puertas de Europa. Barcelona: Debate, 2007. Vucinich, Wayne S. The Ottoman empire: its record and legacy Toronto; New York: Princeton, 1971.

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El Davis, génesis del Maoísmo en Colombia: Incidencia del Pensamiento Mao Tsé-Tung en el sur del Tolima

Rodolfo Antonio Hernández Ortiz1

RESUMEN La historiografía del Maoísmo en Colombia asume, en términos generales, que este llegó a nuestra tierra en el contexto del conflicto chino soviético en la década del sesenta, teniendo al Partido Comunista de Colombia Marxista Leninista-PC de C - ML como máximo exponente; contrario a eso, el presente ensayo trabajará la hipótesis de que en Colombia se dio una experiencia inspirada en los vientos de oriente provenientes de China y del pensamiento de Mao Tsé-Tung, durante 1949-1958 en la región del Davis. Partimos del hecho de que las teorías y prácticas triunfantes de la revolución china, bajo la guía del pensamiento de Mao Tsé-Tung, se habían difundido por todo el mundo y Colombia no fue la excepción.

Palabras clave Maoísmo, Partido Comunista, El Davis, Lucha Armada.

ABSTRACT The historiography of Maoism in Colombia generally assumed that it came to our land in the context of the Chinese Soviet conflict in the sixties, with the Communist Party of Colombia Marxist-Leninist-pc C ML as the prime example, contrary to that, this papper test the hypothesis that work in Colombia was an experience inspired by the east winds from China and thought of Mao Tsé-Tung, during 1949-1958 in the region of Davis. We assume that the theories and practices of the victorious Chinese revolution under the guidance of Mao Tsé-Tung had spread throughout the world and Colombia was no exception.

Keywords Maoism, Communist Party, The Davis, Armed Struggle.

1 Estudiante de pregrado en historia, Universidad Nacional de Colombia. Correo electrónico:rahernandezor@gmail.com

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Introducción

L

a historiografía del origen del Maoísmo en Colombia suele relacionar su surgimiento con la disputa chino-soviética a principios de los años sesenta. Mosquera lo plantea como el reflejo en Colombia de la «ruptura de los dirigentes chinos con el marxismo–leninismo y su expresión práctica -el movimiento comunista internacional»138; Archila menciona cómo la ruptura chino-soviética se vivía en el seno del comunismo colombiano «…especialmente con la expulsión del Comité Central de Pedro Vázquez Rendón y Carlos Arias en 1963 y de Francisco Garnica, secretario de la Juventud Comunista de Colombia (JUCO) en el Valle, en 1964»139; y Frank Molano ubica que el Maoísmo como imaginario revolucionario dentro de la izquierda colombiana, «Fue el resultado de la asimilación, por núcleos de jóvenes intelectuales y dirigentes sociales de la década del 1960 y 1970, de las ideas del líder comunista chino Mao TséTung y las tesis políticas e ideológicas del Partido Comunista de China, particularmente las de la Revolución Cultural, y su fusión con las tradiciones y mentalidades políticas colombianas»140. Esto ubica el debate en el año 1963 cuando las divergencias entre ambos partidos no solo se hacen públicas, sino que llegan a un punto de no retorno141. La propuesta de este artículo, si bien merece un posterior desarrollo, consiste en ubicar los orígenes del Maoísmo en Colombia en los albores de la década del 50, en forma del pensamiento de Mao Tsé-Tung, el cual se expresó en la experiencia de autodefensa y lucha guerrillera durante los años 1949 y 1958, en la región del Davis, Tolima. Fue allí donde se dio un desarrollo de zonas de poder popular142 orientadas por el Partido Comunista de Colombia PCC. Esto se daría antes de la disputa chino-soviética y la posterior división del campo socialista en pro chinos y pro soviéticos; antes de la constitución del Maoísmo como tercera etapa del marxismo; y mucho antes de que la estrategia y táctica de Mao para la revolución china fuera

138 Álvaro Mosquera, Marxismo y Maoísmo. Problemas de la lucha ideológica (Bogotá: Ediciones Suramérica, 1977) 74. 139 Mauricio Archila, “El maoísmo en Colombia: la enfermedad juvenil del marxismo-leninismo”. Controversia N°190 (2008) 147. 140 Frank Molano Camargo, El imaginario maoísta (1965-1982). Como mentalidad revolucionaria en la izquierda Colombiana (Tesis de Maestría de Historia, Universidad Nacional de Colombia, 2004) 1. 141 El 14 de julio de 1963 el Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética pública carta abierta a las organizaciones del partido y a todos los comunistas, allí se expresa por primera vez y de forma pública las divergencias que se venían discutiendo internamente desde 1956. 142 Se entiende por poder popular la creación de poderes políticos alternativos o de formas de organización popular en medio de la guerra.

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considerada como guía para la liberación de los llamados países oprimidos. Se parte del hecho de que antes de los años sesenta, las teorías y prácticas triunfantes de la revolución china, bajo la guía del pensamiento de Mao Tsé-Tung, ya se habían difundido por todo el mundo y Colombia no fue la excepción.

Sensibilidad ante la Revolución China. El triunfo de la Revolución China tuvo un eco relevante en la izquierda colombiana, en parte, debido a la difusión que de esto hiciera el PCC. Recién alcanzado el triunfo por parte de los comunistas chinos en 1949, el pleno del Comité Central del PCC, reunido en su vigesimosegunda sesión, saludaba «calurosamente las grandes victorias, de alcance histórico universal, del ejército popular de China, que ha hecho morder el polvo a los sirvientes del imperialismo»143, asimismo, llamaba la atención a todos los comunistas para que «estudien y asimilen las formidables lecciones del Partido Comunista Chino, artífice de la victoria».144 Posterior a esto, la influencia del pensamiento de Mao continúo a partir de las primeras traducciones de los textos del líder chino. Nicolás Buenaventura relata que al puerto del pacífico llegó una remesa clandestina en donde se encontraba un mimeógrafo obsequiado por unos marineros comunistas norteamericanos y unos libros: «entre los libros venía por primera vez a Colombia el texto de Mao Tsé-Tung Sobre la Dictadura Democrático Popular […] quiero recordar que Anteo Quimbaya desde que tomó en sus manos ese texto, no tuvo sueño tranquilo ni descansó hasta que lo tradujo y organizó su edición clandestina».145 Entonces, Quimbaya tradujo del Ruso en agosto de 1952 el texto de Chen Pota, La doctrina de Mao Tsé-Tung sobre la aplicación del marxismo leninismo a la revolución china; Gilberto Viera en septiembre de 1952 se encargó de traducir del francés Sobre la nueva democracia; y Juan Francisco Mujica traduce del francés, en el mismo año, A propósito de la contradicción, tomado del órgano central del Comité Central del partido Comunista de Francia. El resultado de este trabajo salió publicado en el libro La Nueva Democracia China146 impreso en Bogotá por Graficas Centauros. El libro contiene el trabajo de Chen Bo-Da: La doctrina de 143 Comité Central del Partido Comunista de Colombia, Treinta años de lucha del Partido Comunista de Colombia (Bogotá: Ediciones Paz y Socialismo, 1960) 87. 144 Comité Central del Partido Comunista de Colombia, 87. 145 Nicolás Buenaventura, “Memoria de Anteo Quimbaya”, Documentos Políticos N° 86 (1970): 96. 146 Mao Tsé-Tung, La Nueva Democracia China (Bogotá: Graficas Centauros, 1952).

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Mao Tsé-Tung sobre la aplicación del marxismo leninismo a la revolución China, la Constitución Provisional de la Republica Popular de China; y los trabajos de Mao Tsé-Tung: la nueva democracia en china, la situación presente y nuestras tareas, la dictadura de la democracia popular, A propósito de la práctica, y el inédito filosófico, A propósito de la contradicción. En las notas de los editores, donde reconocen la profunda influencia de Mao Tsé-Tung en el desenvolvimiento y en la victoria final de la revolución china, no solo se valora esta revolución «como el acontecimiento más importante de nuestros días después de la histórica revolución proletaria de 1917»147, sino a su principal líder como «el genial conductor del pueblo chino en su gran revolución agraria anti-imperialista»148, que con sus enseñanzas «ilumina el camino de la liberación de los países dependientes, de todos los pueblos coloniales y semi- coloniales».149

Ideas que generan diferencias La característica de guerra prolongada del proceso revolucionario en China tuvo eco en la desbordante violencia que Colombia vivía con posterioridad al Bogotazo, estos debates se vieron reflejados en el seno del PCC. En 1951 se libra una lucha ideológica en el 14 pleno del Comité Central del PCC donde aparecieron dos tendencias: la que consideraba necesario y fundamental la acción guerrillera, y la que sostenía como principal y fundamental el incremento de la lucha de masas. A la primera se le llamó «extremo izquierdista e idealista… además aventurera, porque se proponía lanzar, y en algunos lugares lo había logrado, a sectores de la autodefensa campesina a la ofensiva, cuando la correlación de fuerzas favorecía al enemigo».150 El partido dice que tuvo que combatir con posiciones que solicitaban pedir armamento para los guerrilleros en la Unión Soviética, trasladar miembros del Comité Central a las guerrillas, y que a su vez reivindicaban la existencia de una «Republica Popular» surgida en los llanos.151 El VII congreso del PCC en 1952 orientó la Autodefensa Campesina aclarando que «las guerrillas no serán un factor decisivo en la lucha por la liberación del pueblo colombiana (sic) mientras no pueda fundirse con un movimiento popular que se exprese en la lucha de 147 Tsé-Tung, 5 148 Tsé-Tung, 5 149 Tsé-Tung, 5 150 Comité Central del Partido Comunista de Colombia, 96 151 Comité Central del Partido Comunista de Colombia, 95

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MASAS»152; ante esto los militantes comprometidos con el desarrollo de la lucha guerrillera manifestaron sus objeciones; de hecho, las orientaciones de la Primera Conferencia Nacional del Movimiento Popular de Liberación Nacional en agosto de 1952 donde estos militantes tenían gran influencia, iban mucho más allá de la tímida orientación de las autodefensas, y expresaba aspectos de unidad en su forma y contenido con las orientaciones para las zonas liberadas o bases de apoyo153 de Mao Tsé-Tung: 1. Buscar la unificación del conjunto del movimiento guerrillero; 2. Iniciar de inmediato y por iniciativa de la resistencia armada, una reforma agraria democrática; 3. Impulsar una alianza obrero-campesina guerrillera como medio para alcanzar el poder; 4. Tomar como criterio para ubicar a los amigos y enemigos del proceso, la simpatía o antipatía con el movimiento armado. Además, se invitó a los asistentes a fortalecer en sus regiones al Frente Democrático de Liberación Nacional, se creó una «Comisión Nacional Coordinadora», y se llamó a fortalecer las luchas populares, en orden al derrocamiento de la dictadura y la instauración de un gobierno democrático, popular y antiimperialista.154 No es gratuita la afirmación que Gilberto Vieira hiciera: «Este programa expresa el anhelo de los campesinos revolucionarios, de los comunistas que están en la lucha abierta por el poder, que luchan por la tierra. Este programa tiene mucha influencia en el sur del Tolima, pero también en el movimiento de Sumapaz y en el oriente del Tolima [...] No influye lamentablemente en la mayoría de las guerrillas de entonces».155

Diferencias que se materializan La influencia del pensamiento de Mao Tsé-Tung en Colombia se evidencia con la materialización de sus ideas militares en el seno de los grupos guerrilleros del Davis, sur del Tolima. Es en esta región de la geografía colombiana donde se ubicaron, en lo fundamental, los núcleos guerrilleros comunistas en el periodo de 1949-1958, también conocido como de Autodefensa 152 Comité Central del Partido Comunista de Colombia, 101 153 Una vez liberado un territorio por la acción armada del ejercito comunista, allí se constituida todos los elementos de un nuevo Estado 154 Eduardo Pizarro Leongómez, “Los orígenes del movimiento armado comunista en Colombia (19491966)”. Análisis Político N° 7(1989): 14. 155 Arturo Alape, La paz, la violencia: Testigos de excepción (Bogotá: Planeta Colombiana Editorial, 1985) 86.

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y lucha guerrillera; Pizarro Leongómez plantea que allí tuvieron debut militar «Los futuros comandantes de las guerrillas comunistas […] Incluso el futuro fundador del maoísta Ejército Popular de Liberación, Pedro Vásquez, [quien] estuvo en la zona como comisario político a nombre de la dirección del Partido Comunista».156 Entonces, al estudiar los hechos políticos, sociales, y militares que se dieron en la región del Davis, se encuentra que allí se constituyó lo que en el léxico maoísta se llama una Base de Apoyo En el Davis, explica Manuel Marulanda, se daba una: Oganización civil-militar, surgida en el proceso de crecimiento de la acción guerrillera, en primera etapa, se inspiraba en el sistema de funcionamiento de los cuarteles de tropa y la organización y dirección civil de una ciudad. Era la fusión de estas dos formas orgánicas adaptada a las condiciones en que se manifestó la vida en el Destacamento y con las limitaciones objetivas y subjetivas que puedan anotarse. ¿Cuál su causa primordial? La existencia de una población no combatiente compuesta por ancianos, mujeres, niños, que habían corrido al monte al lado de los guerrilleros, porque confiaban en que los protegerían de la violencia.157 Sus habitantes llegaron allí cuando los destacamentos comunistas, con objeto de librar a la población civil del asedio oficial, movilizaron a cientos hasta el sur del Tolima tras sortear muchas dificultades. Este hecho, inspirado en la Gran Marcha de Mao Tsé-Tung, se conoce como la Columna de Marcha.158 Medófilo Medina analiza esas mismas condiciones así: En la práctica, la concepción predominante entre los guerrilleros comunistas del sur del Tolima fue la de la lucha armada en la perspectiva de guerra popular prolongada. En esa concepción el enclave de El Davis y la zona sobre la cual está influida, tendía a considerarse con desproporcionado optimismo como zona liberada. La influencia de la revolución China era, a este respecto, muy evidente.159 En el trabajo de Mario Aguilera Las guerrillas y las construcciones de poder popular, se muestra cómo durante el periodo de colonización los grupos guerrilleros sustituyeron al Estado en 156 Pizarro, 12 157 Manuel Marulanda Vélez, Cuadernos de campaña (Bogotá: Editorial Abejón Mono, 1973) 13. 158 Pizarro, 13 159 Medófilo Medina, “La resistencia Campesina en el sur del Tolima”. En Pasado y presente de la violencia en Colombia. Editado por Gonzalo Sánchez (Bogotá: CRRC, 1986) 258

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sus funciones de organización y respaldo a las comunidades campesinas. Desde los años cincuenta las guerrillas controladas por el PCC estimularían en sus zonas de autodefensa la explotación colectiva de la tierra, el desarrollo de trabajos comunales y la solidaridad entre los campesinos. «Comisiones políticas» de la organización guerrillera se encargaron de resolver conflictos entre vecinos y problemas hogareños guiados por el criterio de que estos debían resolverse en forma amigable.160 Esto reafirma el análisis que se viene haciendo entorno al concepto maoísta de base de apoyo. En los estudios de Medina Gallego sobre los orígenes de la FARC y más concretamente la guerrilla del sur del Tolima en los años cincuenta, muestra cómo los grupos guerrilleros que se venían configurando, se dedicaron a consolidar su presencia en El Davis, «A principios de 1953 llegaron a la zona Martín Camargo y Pedro Vásquez Rendón, cuadros delegados del Comité Central del PCC que habían estado empujando desde antes la necesidad de desarrollar la lucha armada y convertirla en la forma principal en la lucha»161. Esto se dio previo al ascenso al poder del general Gustavo Rojas Pinilla, el 13 de Junio de 1953 y sus promesas de una amnistía general. Las promesas del nuevo gobierno tuvieron sus efectos en El Davis, al igual que en el resto del país. La Dirección Regional ordenó negociar con el gobierno, abandonar El Davis y dispersarse hacia el trabajo amplio. Esta orientación acentúa las ya nacientes fisuras al interior del partido y de la organización guerrillera que genera las rupturas de la década siguiente. Por orientación del PCC son aislados Martín Camargo y Pedro Vásquez Rendón, a quienes se les criticó sus orientaciones como dirección política, por el énfasis que estos hacían en la necesidad de mantener y desarrollar la lucha armada.

De las diferencias a la división Las nuevas orientaciones del PCC en 1958 agudizaron las diferencias en el seno de su militancia, que se venían acumulando en teoría y práctica. Al comienzo del Frente Nacional el PCC orienta apoyar al sector liberal en la perspectiva de reconquistar la legalidad y bajo la tesis de construir un «gran partido de masas». Esta táctica política profundizó la inconformidad

160 Mario Aguilera Peña, “Las guerrillas y las construcciones de poder popular”. En Marx Vive. Editado por Jairo Estrada (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2008) 342. 161 Carlos Medina Gallego, Conflicto armado y procesos de paz en Colombia. Memoria casos FARC-EP y ELN. (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2009) 151.

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entre sus miembros, que veían que el Partido empezaba a perder su vitalidad revolucionaria frente a otras fuerzas y procesos que se estaban desarrollando simultáneamente. El grueso de la discusión radicaba en el ejercicio de la lucha armada, mientras el Partido consideraba en 1958 que «podría abrirse perspectivas para el desarrollo por la vía pacífica de las luchas por la transformaciones fundamentales» y después en el IX congreso «cada reunión plenaria del comité central insistió en la necesidad de la autodefensa de masas contra la violencia oficial y reaccionaria».162 Para el grueso de los militantes que acompañaban las guerrillas campesinas, la lucha armada era inminente y necesaria para hacer la revolución. En 1958 era expulsado Pedro León Arboleda por su posición izquierdista; En 1959, Pedro Vásquez Rendón difundía en el Partido el documento titulado, Hacia un reenfoque estratégico de la revolución colombiana163 , allí insistía en la lucha armada y en la estrategia de guerra popular campesina, por esta razón fue sancionado y posteriormente expulsado; aun así, en 1960 el Comité Central del partido editaba Treinta años de lucha del partido Comunista de Colombia en donde hacía alusión, con una larga cita, a las enseñanzas de Mao Tsé-Tung contenidas en el trabajo Nuestro estudio y la situación actual, como documento valioso para estudiar los errores del partido164. Para la segunda edición de este libro, la situación había cambiado, la cita de Mao fue retirada, «pues ya no podría aparecer en un material del partido después del rompimiento ruso chino, y del alineamiento del partido colombiano en el sector pro soviético».165

Conclusiones ¿Qué tanto puede durar el proceso de formación política e ideológica de un comunista entorno a otra línea política? Esta pregunta incita a pensar en el tiempo que tardó el pensamiento de Mao Tsé-Tung para configurarse como línea política al interior del PCC, hasta el punto de provocar la masiva expulsión de militantes de todos los niveles, e incluso de las organizaciones generadas como lo fue la Juventud Comunista (JUCO)166. Si se parte de 1949 cuando se

162 Partido Comunista de Colombia. Documentos del decimo congreso del Partido Comunista (Bogotá: Secretaría Nacional de Agitación y Propaganda, 1966) 36-37. 163 Medina Gallego, 151 164 Comité Central del Partido Comunista de Colombia, 5 165 Comité Central del Partido Comunista de Colombia. Treinta años de lucha del Partido Comunista de Colombia (Medellín: Editorial la Pulga, s/f) 5. 166 En su trabajo Molano habla con detalle del numero de expulsado y los regionales a las que pertenecían.

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exaltaba la revolución China hasta 1963 cuando se agudizan las contradicciones al interior del PCC y se dan las expulsiones masivas, se está hablando de 17 años de lucha ideológica y política, no solo en el terreno teórico, sino en la misma práctica que trajo consigo experiencias como la mencionada en este ensayo, y otras por investigar como las experiencias del llano, las protagonizadas por organizaciones que se desprendieron del PCC como ARCO167 y el MOEC.168 No es extraño pensar que lo dado en 1965 con la constitución del Partido Comunista de Colombia Marxista Leninista fue solo la síntesis de casi dos década de construcción ideológica y política entorno al pensamiento de Mao Tsé-Tung. Entonces podemos concluir que desde el inicio de las Autodefensas y lucha guerrillera en 1949, pasando por la orientación de «Autodefensa Campesina» del VII Congreso en 1952, hasta llegar a la orientación de «Combinar todas las formas de lucha» del IX Congreso en 1961, los militantes del PCC afines con el pensamiento de Mao Tsé-Tung desarrollaron una práctica revolucionaria fácilmente leída desde las características de la guerra popular prolongada.

167 ARCO, Acción Revolucionaría Colombiana, constituida en 1960. MOEC, Movimiento Obrero Estudiantil Campesino constituido en 1960 168 José Abelardo Díaz Jaramillo en su trabajo de maestría en historia en el 2010 El movimiento obrero estudiantil campesino 7 de enero y los orígenes de la nueva izquierda en Colombia 1959 – 1969 habla de la influencia Maoísta en el MOEC en estos términos: «El maoísmo fue la referencia política que más acompañó al MOEC 7 de Enero en sus años de trasegar. Por lo menos fue la más reivindicada, o, en otros términos, la más mencionada por los militantes. Precisamente, si hay algo que llame nuestra atención de la historia que venimos describiendo, es la persistencia del maoísmo en el MOEC 7 de Enero, sin que este lo hubiese convertido en su ideología oficial.» P. 94

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Bibliografía Aguilera, Mario. Las guerrillas y las construcciones de poder popular. En Estrada, Jairo. Marx Vive. Bogotá: Universidad Nacional, 2006. 339-351. Alape, Arturo. La paz, la violencia:Testigos de excepción. Bogotá: Planeta Colombiana Editorial, 1985. Archila, Mauricio. El maoísmo en Colombia: la enfermedad juvenil del marxismo-leninismo. Controversia 190 (2008): 148-197. Buenaventura, Nicolás. Memoria de Anteo Quimbay. Documentos Políticos N°.86 (1970). Jaramillo, José Abelardo Díaz. El movimiento obrero estudiantil campesino 7 de enero y los orígenes de la nueva izquierda en Colombia 1959 – 1969. Tesis de maestria. Bogotá: Universidad Nacional, 2010. Medina, Carlos. Conflicto armado y procesos de paz en Colombia. Memoria casos FARC-EP y ELN. Bogotá: Universidad Nacional, 2009. Medina, Medófilo. La resistencia Campesina en el sur del Tolima. En Sánchez, Gonzalo. Pasado y presente de la violencia en Colombia. Bogtá: CRRC, 1987. Molano, Frank. El imaginario maoísta (1965-1982). Como mentalidad revolucionaria en la izquierda Colombiana. Tesis para obtar el titulo de Maestría en Historia, Universidad Nacional. Bogota, 2004. Mosquera, Álvaro. Marxismo y Maoísmo. Problemas de la lucha ideológica. Segunda Edición. Bogotá: Ediciones Suramérica, 1977. PCC, Comité Central del Partido Comunista de Colombia. Documentos del decimo congreso del Partido Comunista. Bogotá: Secretaria Nacional de Agitación y Propaganda PCC, 1966. Treinta años de lucha del Partido Comunista de Colombia. Primera Edición. Bogotá: Ediciones Paz y Socialismo, 1960.

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Rodolfo Antonio Hernández Ortiz

Treinta años de lucha del Partido Comunista de Colombia. Segunda Edición. Medellin: la Pulga, SF. Pizarro, Eduardo Leongómez. «Los orígenes del movimiento armado comunista en Colombia (1949- 1966)» Análisis Político N°. 7 (1987): 33. Tsé-Tung, Mao. La Nueva Democracia China. Bogotá: Centauros, 1952. Vélez, Manuel Marulanda. Cuadernos de campaña. Bogotá: Abejón Mono, 1973.

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NOVEDADES


Herramientas para hacer historia en la web 2.0 Zotero: una nueva forma para organizar y compartir información y bibliografía

Laura Tatiana Roncancio Henao1

Reseña

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a recolección y organización de documentos, de información escrita, oral o gráfica, es una de las exigencias propias del quehacer del historiador. Estas actividades solían realizarse en una dispendiosa tarea que incluía contar con un espacio para la compilación de papeles, carpetas, fichas bibliográficas, fichas con apuntes, y archivos de bibliografía tan largos y difíciles de manejar que solo quien lo hubiera construido, contando con una excelente memoria, podía navegar en esa marejada de referencias y papeles. Zotero es una herramienta digital creada por historiadores tanto para historiadores, como para otros investigadores, esta busca no solo facilitar la recolección y organización de documentos y referencias bibliográficas, sino que permite a las personas compartir información, hacer bibliotecas de referencias conjuntas y conectar información de tipo diverso en una herramienta sencilla que facilita la descripción minuciosa de las fuentes según los requerimientos de la disciplina histórica. Zotero es un proyecto del Roy Rosenzweig Center for History and New Media del Departamento de Historia e Historia del Arte de la George Mason University. Este Centro está destinado a la construcción de herramientas y espacios de historia digital, cuya motivación ha sido, desde

1 Estudiante de pregrado en historia, Universidad Nacional de Colombia. Correo electrónico: laurataty@ gmail.com

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HERRAMIENTAS PARA HACER HISTORIA EN LA WEB 2.0 ZOTERO

1994, democratizar la historia, incorporar múltiples voces, capturar audiencias diversas y alentar la participación popular en la presentación y preservación del pasado. Además, se proponen fomentar el desarrollo de medios digitales y tecnología para preservar la historia en línea y avanzar en la enseñanza y la comprensión de la historia.169 Zotero es una aplicación que se instala en el navegador de internet del computador (inicialmente funcionaba como una aplicación de Firefox, pero ya puede usarse en otros navegadores). Esta aplicación permite acceder a la herramienta de clasificación y almacenamiento de forma muy sencilla en la parte inferior de la pantalla de navegación. Sin embargo, toda la información que se recopila en una cuenta de Zotero queda subida en la red. Así, es posible consultar la biblioteca personal en cualquier momento desde cualquier lugar del mundo —siempre que se cuente con acceso a Internet—, y se puede tener acceso tanto a las referencias que se han organizado, como a las anotaciones y enlaces que se hayan creado. En el home de la página de Zotero (www.zotero.org) se encuentran fácilmente algunas indicaciones sobre qué es esta herramienta y para qué sirve; junto con estas descripciones se encuentran vínculos en los que hay información escrita y audiovisual sobre cómo usarla y cómo aprovechar sus diferentes componentes. Además se encuentran los enlaces para estar en contacto con los realizadores de Zotero en las principales redes sociales (Twitter, Facebook, y el Blog de Zotero); y hay noticias a propósito de los nuevos desarrollos de Zotero (actualizaciones, aplicaciones para smartphones, las mejoras en curso y otras noticias de interés). Asimismo, hay una completa sección de documentación en la que se encuentra información audiovisual a propósito de la instalación y funcionamiento de Zotero y de las funciones a las se puede tener acceso. Hay una sección de foros de discusión sobre la herramienta por categorías, en la que los usuarios de Zotero exponen sus dudas y sus ideas para el mejoramiento de la herramienta. Como se mencionó al principio, una de las ventajas de Zotero es que además de organizar y clasificar documentos esta aplicación ha sido creada para que sea posible compartir información. Así, Zotero cuenta con una plataforma para la creación de grupos a los cuales pueden asociarse varias personas y fabricar bibliografías compartidas. En la página de grupos, se puede navegar por los que han sido creados por otras personas, buscar comunidades de su interés o crear su propio grupo. Esta es una de las herramientas más innovadoras que tiene 169 Vea más información a propósito del Roy Rosenzwieg Center for History and New Media en: http:// chnm.gmu.edu/

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Laura Tatiana Roncancio Henao

este programa, puesto que permite que distintas personas puedan trabajar desde distintos lugares, al mismo tiempo, en proyectos conjuntos, y que encuentren la posibilidad de afiliarse a grupos de su interés para compartir con otras personas la información al respecto. Además, es una excelente herramienta para grupos de investigación, ya que la base de datos de información de un proyecto puede estar siempre disponible para todos los investigadores, lo que agiliza y favorece las dinámicas investigativas. Igualmente, Zotero ofrece una herramienta de búsqueda de personas según su disciplina, lo cual resulta muy útil para fomentar el intercambio y la comunicación al interior de la comunidad científica. Una de las cosas más llamativas de Zotero es que tiene una política de construcción colectiva: se encuentra una sección que explica las formas en las que las personas pueden involucrase con Zotero. Hay formas de contribución para programadores informáticos que pueden hacer que la herramienta sea cada vez más útil y sencilla, es posible ayudar complementando la sección de documentación y haciendo aportes en cuanto a traducciones y respuesta de preguntas, además de sugerir nuevas formas de citación que la herramienta no tenga aún incorporadas y de vincular el software de Zotero a su institución. La página de Zotero es muy sencilla gráficamente, está hecha para que sea muy fácil acceder a lo que se busca y para que las personas puedan descargar la aplicación de forma sencilla. Zotero tal vez sea uno de los mejores ejemplos de que las herramientas de la web 2.0 pueden ser muy útiles para las ciencias sociales, en particular para la historia, y de que las nuevas tecnologías pueden volverse un gran aliado del investigador, pues permiten formas de organización y construcción colectiva de la información antes inimaginables.

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PARÁMETROS GENERALES PARA LA PRESENTACIÓN DE TExtos La Revista estudiantil de investigaciones históricas GOLIARDOS, publicación de los estudiantes del departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá, es de carácter académico con una frecuencia semestral. Busca visualizar el producto de los ejercicios prácticos y reflexivos de los estudiantes y la comunidad académica en general interesada en los estudios históricos, generando un espacio para la difusión y el debate académico.

Tipología de documentos recibidos La revista GOLIARDOS publica artículos inéditos producto de ejercicios de investigación y reflexión sobre la Historia en diversos campos del conocimiento, que cumplan con los parámetros básicos de la investigación histórica: i. Ensayos. ii. Reflexiones y aportes teóricos sobre el quehacer histórico. iii. Debates historiográficos. iv. Reseñas de libros no mayores a 5 años de ser publicados, a menos que su reflexión lo amerite. v. Con el fin de hacer visibles y difundir las tesis y trabajos monográficos de pregrado, maestría y doctorado, recibiremos reseñas sobre los mismos. vi. Las editoriales o autores podrán remitir sus libros recientemente publicados para que el comité editorial de la revista se encargue de realizar una reseña sobre el mismo. vii. Entrevistas académicas. viii. Trascripción de documentos inéditos con su respectiva crítica de fuente.

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Evaluación Cada artículo postulado se someterá a una fase de evaluación en la que se verificará el cumplimiento de los parámetros básicos de uso de fuentes y rigurosidad académica del ejercicio de escritura de la Historia; si cumple con dichos requisitos, será remitido a dos evaluadores competentes anónimos, quienes emitirán uno de los siguientes conceptos: aprobado, aprobado con cambios o no aprobado; será obligación del autor realizar los cambios sugeridos por los evaluadores para que su artículo sea publicado en la revista. Asimismo, el comité editorial se reserva el derecho de hacer correcciones mínimas de estilo.

Envío y presentación Los artículos deben ser enviados a la dirección electrónica de la revista: revista_goliardos@ yahoo.es en formato Word (.doc,.docx,.rtf), letra Times New Roman tamaño 12, formato carta a 1.5 interlineado, margen de 3 cms (ver parámetros editoriales). Las imágenes o tablas deben ser enviadas por separado en formato digital (.jpg,.png,) en resolución alta o media y con especificación de la parte del texto donde deben ser incrustadas. Los autores que envíen sus artículos a la revista GOLIARDOS se responsabilizan por la autoría y originalidad del texto enviado; autorizan además su reproducción y publicación en cualquier medio impreso o digital con el fin de hacer un trabajo efectivo de difusión y circulación. La inclusión de un artículo publicado en la revista GOLIARDOS en otra publicación debe hacerse bajo autorización previa del comité editorial. Los autores se responsabilizan por adquirir los permisos de publicación y reproducción de imágenes, ilustraciones, figuras y citas que contengan gran contenido de un texto, en caso de que fuese necesario. Los artículos constan de título, subtítulo, autor(es), filiación institucional, resumen analítico y palabras clave en inglés y español (en caso de no poder efectuar la traducción se deberá informar al comité editorial para que éste encuentre a un especialista para ello), texto del artículo, bibliografía, tablas e imágenes con su respectiva cita o leyenda. Los datos del autor se entregarán en documento adjunto señalando el nombre completo, teléfonos, dirección de correo, filiación institucional, y fecha de remisión del texto.

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Parámetros editoriales i. Los trabajos se presentarán en letra Times New Roman tamaño 12 en formato carta a 1.5 interlineado, con margen de 3 cms. ii. Cada texto incluye un resumen en español e inglés que no supere las 200 palabras y hasta 8 palabras claves en español e inglés. iii. Los títulos de las subdivisiones del texto se harán en minúsculas y negrita. iv. Las notas a pie de página se harán en letra Times New Roman a espacio sencillo con numeración en tipos arábigos. v. La bibliografía del artículo se hará en orden alfabético y con sangría francesa. vi. Uso de comillas: las citas textuales dentro del texto se harán en comillas angulares, siguiendo los criterios del Diccionario Panhispánico de dudas (« »); reservando las comillas dobles (“ ”) y simples (‘ ’), en el caso en que se deba entrecomillar una cita dentro de la cita; por ejemplo: «Antonio me dijo: “Vaya ‘cacharro’ que se ha comprado Julián”» (Ejemplo tomado del Diccionario Panhispánico de dudas). Para usar el modo abreviado de Word: Alt. + 174 («) y Alt. + 175 (»). vii. Fuera de la cita, las comillas dobles se usarán para indicar palabras o expresiones impropias, vulgares y usos irónicos o de sentido especial. viii. Las citas textuales de más de 4 renglones se harán en párrafo aparte con sangría al lado izquierdo y en letra tamaño 11. ix. El uso de letra itálica o cursiva se reserva para: títulos en la bibliografía, notas al pie o en el texto; locuciones en otro idioma; términos técnicos o neologismos; señalar géneros o especies; distinción de palabras clave; títulos de películas, programas de radio o televisión, nombres de manifestaciones artísticas; o para señalar las preguntas de una entrevista. x. El uso de la negrita se reserva para los títulos en general.

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xi. El uso de los signos de incisos (paréntesis, corchetes, rayas y guiones): se usa el paréntesis ( ) para aclaraciones, incisos, referencias bibliográficas, fechas y siglas o acrónimos; los corchetes [ ] se usan para encuadrar un texto dentro de un paréntesis, para adiciones hechas por el autor de transcripciones literales que no aparecen en el original y para indicar con puntos suspensivos […] la supresión de un texto trascrito; la raya — es más larga que el signo menos — y que el guión -, y sirve para aislar una información con un énfasis mayor que la coma, también para señalar las líneas de un diálogo. El guión debe usarse para separar componentes, por ejemplo, en palabras compuestas. xii. L os acrónimos se usarán siempre y cuando luego de la frase completa en su primera aparición se señale entre paréntesis la sigla, haciendo saber que se utilizará a lo largo del texto. Por ejemplo: «La Organización de los Estados Americanos (OEA) se creó en mayo de 1948» xiii. Todas las imágenes, tablas, ilustraciones, mapas o figuras que se adjunten, deberán tener una referencia a pie y deben estar numerados secuencialmente. xiv. La bibliografía se organizará en fuentes primarias y secundarias. Las fuentes primarias se subdividirán teniendo en cuenta la respectiva clasificación (archivos, entrevistas, periódicos, etc.); las fuentes secundarias se subdividirán en generales y teóricas según la conveniencia.

Pautas de citación y bibliografía La revista GOLIARDOS usa como base para el estilo de citación y bibliografía una adaptación de la Modern Languaje Assosiation of America, disponible en línea: http://www.utoledo.edu/ library/help/guides/docs/MLAstyle.pdf No se usa Ibíd., Ibidem u Op. Cit. Las abreviaciones usadas son: ed. (editor) et al. (y todos), reseña de (Res. de), traductor (Trad.), coord. (Coordinador) En caso de haber dos autores con el mismo apellido en las citas a pie de página, ponemos los dos apellidos y así sucesivamente. Si es necesario subrayar la fecha de la primera edición se pone en corchetes cuadrados el año de esta frente al año de la edición consultada. Ej. [1984] Para referirnos a la bibliografía usaremos B, para referirnos a notas a pie de página P. Usamos un número en superíndice para simular la citación.

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LIBRO Un solo autor:

B: Apellido(s), Nombre. Título completo. Ciudad: Editorial, año P: 15Nombre Apellido(s), Título completo (Ciudad: Editorial, año), 66.

Un autor con dos o más publicaciones:

B: Apellido(s), Nombre. Título completo. Ciudad: Editorial, año. -----, ed. Título completo Ciudad: Editorial, año. P: 1Nombre Apellido(s), Título completo (Ciudad: Editorial, año), 66. 2 Nombre Apellido, dos o tres palabras del título, 55. 3 Apellido, otro título, 44.

Autor como editor (ed.), compilador (comp.) o traductor (trad.):

B: Apellido(s), Nombre, ed. Título completo. Ciudad: Editorial, año. P: 6Apellido, Nombre, ed. Título completo (Ciudad: Editorial, año)

Dos autores:

B: Apellido(s), Nombre, y Nombre Apellido(s). Título completo. Ciudad: Editorial, año. P: 17Nombre Apellido(s) y Nombre Apellido(s), Título completo (Ciudad: Editorial, año), 66.

Tres o más autores:

B: Apellido(s), Nombre; Nombre Apellido(s), et al. Título completo. Ciudad: Editorial, año. P: 7Nombre Apellido(s) et al., Título completo (Ciudad: Editorial, año), 66.

Autor corporativo:

B: Universidad Nacional de Colombia. Título completo. Ciudad: Editorial, año. P: 5Universidad Nacional de Colombia, Título completo (Ciudad: Editorial, año), 66.

A rtículo en libro:

B: Apellido(s), Nombre. «Título artículo». En Título completo, editado por Nombre Apellido(s) y Nombre Apellido(s). Ciudad: Editorial, año. P: 13Nombre Apellido(s), «Título artículo», en Título completo, eds. Nombre Apellido(s) y Nombre Apellido(s) (Ciudad: Editorial, año), 45-50.

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A rtículos multivolúmen:

B: Apellido(s), Nombre; Nombre Apellido(s), et al. Título completo. Vol. 1. Ciudad: Editorial, año. P: 25Nombre Apellido(s) et al., Título completo Vol. 1. (Ciudad: Editorial, año), 66.

Introducción, prefacio, epílogo, etc.:

B: Apellido(s), Nombre. Introducción a Título completo. Por Nombre Apellido(s). Ciudad: Editorial, año. Ciudad: Editorial, año. iii-x. P: 22 Nombre Apellido(s). Introducción a Título completo. Por Nombre Apellido(s). (Ciudad: Editorial, año. Ciudad: Editorial, año) viii.

Traducción:

B: Apellido(s), Nombre. Título completo. Trad. Nombre(s) Apellido. Ciudad: Editorial, año. P: 15Nombre Apellido(s). Título completo. Trad. Nombre(s) Apellido. (Ciudad: Editorial, año) 5.

A rtículo en libro de referencia:

B: «Título del artículo» Título de la Enciclopedia o de donde haga parte. Año ed. P: 16Nombre Apellido(s), «Título del artículo» Titulo de la Enciclopedia o de donde haga parte. (10ª ed., año) 666.

Ediciones subsecuentes:

B: Apellido(s), Nombre. Título completo. Nº Ed. Ciudad: Editorial, año. P: 15Nombre Apellido(s), Título completo Nº Ed. (Ciudad: Editorial, año), 66.

PUBLICACIONES PERIÓDICAS O SERIADAS A rtículo en revista:

B: Apellido(s), Nombre. «Título artículo». Título revista Vol.: Nº (año): 45-90. P: 34Nombre Apellido(s), «Título artículo», Título revista Vol.: Nº (año): 45.

A rtículo de magazín:

B: Apellido(s), Nombre. «Título artículo». Título magazín, Ciudad, día y mes, año. 20-65. P: 15Nombre Apellido(s), «Título artículo». Título magazín, Ciudad, día y mes, año. 27.

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A rtículo de prensa:

B: Apellido(s), Nombre. «Título artículo». Título periódico, Ciudad, día y mes, año. P: 8Nombre Apellido(s), «Título artículo», Título periódico, Ciudad, día y mes, año, D-3.

Editorial de periódico:

B: Apellido(s), Nombre. «Título de la editorial». Editorial. Título periódico, Ciudad, día y mes, año, 4-6. P: 18 Nombre Apellido(s). «Título de la editorial» editorial. Título periódico, Ciudad, día y mes, año, 5.

R eseña:

B: Apellido(s), Nombre. Reseña de Título completo de Nombre Apellido, Título de publicación donde aparece la reseña Vol.: Nº (año): 47-80. P: 15Nombre Apellido(s). Res. de Título completo de Nombre Apellido, Título de publicación donde aparece la reseña Vol.: Nº (año): 47.

TESIS O TRABAJOS DE GRADO Tesis o disertación:

B: Apellido(s), Nombre Título tesis. Tesis para optar al grado de, Universidad, año. P: Nombre Apellido(s), Título tesis (tesis pregrado/Maestría/PhD, Universidad, año) 57-58.

ARCHIVOS Fuentes de archivo:

B: Nombre completo del archivo (sigla), Ciudad-País, sección, Fondo, vol./leg./t. P: Siglas del archivo, Sección, Fondo, vol./leg./t., f. o ff. (lugar, fecha y otros datos pertinentes). La primera vez se cita el nombre completo del archivo y la abreviatura entre paréntesis, luego sólo la abreviatura.

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Entrevistas:

Entrevista a Apellido(s), Nombre, Ciudad, fecha completa.

DE INTERNET Publicaciones de libros en Internet:

B: Apellido(s), Nombre, y Nombre Apellido(s), eds. Título completo. Ciudad: Editorial, año. http://www.nombredeldominio.com/link P: Nombre Apellido(s) y Nombre Apellido(s), eds., Título completo (Ciudad: Editorial, año), http://www.nombredeldominio.com/link (consultado el: día, mes, año).

Sitio web:

B: Nombre del sitio Web. «Título de la entrada» Nombre del sitio Web. http://www. nombredeldominio.com/link P: 11Evanston Public Library Board of Trustees, “Evanston Public Library Strategic Plan, 2000– 2010: A Decade of Outreach,” Evanston Public Library, http://www.nombredeldominio.com/ link (consultado el: día, mes, año). Elaborado por: Javier Ruiz.

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Contenido 4

GOLIARDOS Universidad Nacional de Colombia ISSN: 2145 - 986 x Número XVI, Segundo semestre de 2012

Editorial TEMA CENTRAL: HISTORIA LOCAL Y REGIONAL

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MÚSICA PARA AMORES, DESAMORES, GUERRAS Y FIESTAS: Una historia doble de la guaneña Sergio Ospina Romero Universidad Nacional de Colombia

25

LA VENTA: dinámica micro regional de un pueblo hidalguense 1900-1924. Oswaldo Ramírez González Universidad Veracruzana

39

HUNDIR LAS MANOS EN LAS SOMBRAS: Una aproximación a la historiografía sobre los orígenes de la ciudad de Barranquilla, siglo XIX. Fabio Rainiero Murillo Sánchez Universidad Nacional de Colombia

54

LA INVENCIÓN DE LA REGIÓN: LAS MEMORIAS DE UN PUEBLO: Que jamás estuvo en vilo y el uso de otras herramientas de análiis - ciencia, recursos naturales, archivos y memoria histórica César Augusto Duque Sánchez Universidad del Rosario TEMA LIBRE

60

UNA APROXIMACIÓN A LA «CUESTIÓN ORIENTAL»: El Imperio Otomano y las potencias europeas 1774-1923 Luis Alfredo de La Peña Jiménez Universidad Nacional de Colombia

77

EL DAVIS, GÉNESIS DEL MAOÍSMO EN COLOMBIA: Incidencia del pensamiento de Mao Tsé-Tung en el sur del Tolima Rodolfo Hernández Universidad Nacional de Colombia NOVEDADES

89

HERRAMIENTAS PARA HACER HISTORIA EN LA WEB 2.0 ZOTERO: una nueva forma para organizar y compartir información y bibliografía Laura Tatiana Roncancio Henao Universidad de Nacional de Colombia

93

PARÁMETROS GENERALES PARA LA PRESENTACIÓN DE TEXTOS


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