Goliardos - Revista estudiantil de investigaciones históricas nro. XVII

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. Año 20 . Número XVII . Segundo semestre de 2013 .

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS DIRECCIÓN DE BIENESTAR DIRECCIÓN DE BIENESTAR UNIVERSITARIO ÁREA DE ACOMPAÑAMIENTO INTEGRAL PROGRAMA GESTIÓN DE PROYECTOS


GOLIARDOS

Revista Estudiantil de Investigaciones Históricas. Año 20, Número XVII, segundo semestre de 2013, ISSN: 2145-986X

Universidad Nacional de Colombia-Sede Bogotá. Facultad de Ciencias Humanas. Departamento de Historia. GOLIARDOS, Revista estudiantil de investigaciones históricas es una publicación de los estudiantes del departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia-sede Bogotá, es de carácter académico con una frecuencia semestral, y busca visualizar el producto de los ejercicios prácticos y reflexivos de los estudiantes y la comunidad académica en general interesada en los estudios históricos, generando un espacio para la difusión y el debate académico. revistagoliardos @yahoo.es Goliardos Reevista de Historia-un http://www.revistagoliardos.unal.edu.co/ Rector Ignacio Mantilla Vicerrector María Clemencia Vargas /Diego Fernando Hernández Lozada Director de Bienestar Universitario Sede Oscar Arturo Oliveros Garay Coordinadora Programa Gestión de Proyectos Elizabeth Moreno Domínguez Decano Facultad de Ciencias Humanas Ricardo Sánchez Ángel Directora de Bienestar Facultad de Ciencias Humanas María Elvia Domínguez Director Departamento de Historia Cesar Ayala Diago

EDITOR DOCENTE Heraclio Bonilla Mayta Director-Editor Carlos Antonio Arbeláez Coordinador Editorial Rodolfo Hernandez COMITÉ EDITORIAL Felipe Caro, Rodolfo Hernández, David de Paulo, Sebastián Maldonado, Pedro Conrado, Viviana Díaz, Juan Sebastián Avella Corrección de Estilo Albalucia del Pilar Gutiérrez Equipo de Colaboradores Alexandra Gutiérrez Juan Sebastián Ramírez Elizalde Abraham Ortiz Diseño y Diagramación Nikole Calderón Castañeda Impresión: Gracom Gráficas Comerciales UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA SEDE BOGOTÁ Cra 45 No 26-85 Edificio Uriel Gutiérrez www.unal.edu.co issuu.com/gestiondeproyectos ugp.unal.edu.co gestiondeproyectosUN

Goliardos. Revista estudiantil de investigaciones históricas es una publicación de estudios históricos de la Universidad Nacional de Colombia y de los estudiantes vinculados a Goliardos. Los textos presentados en la siguiente publicación expresan la opinión de sus respectivos autores y la Universidad Nacional no se compromete directamente con la opinión que estos pueden suscitar.

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS DIRECC IÓN DE BIENESTAR DIRECCIÓN DE BIENESTAR UNIVERSITARIO ÁREA DE ACOMPAÑAMI ENTO INTEGRAL PROGRAMA GESTIÓN DE PROYECTOS


Contenido TEMA LIBRE

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Karen Parado Beltrán / Universidad Nacional de Colombia / Universidad Central

IMÁGENES DE LA MEMORIA EN UN ÁLBUM FOTOGRÁFICO

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Rodolfo Antonio Hernández Ortiz / Universidad Nacional de Colombia

LA FORMACIÓN DEL HISTORIADOR COMO CIENTÍFICO SOCIAL EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL. Una mirada a la reforma del 2008

Ana María Bedoya Sánchez Héctor Miguel López Castillón | Universidad de Caldas

DEPARTAMENTO DE HISTORIA Y GEOGRAFÍA DE LA UNIVERSIDAD DE CALDAS: producción y tendencias historiográficas. Manizales. 2000-2012

tema central

editoriaL

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GOLIARDOS

Revista estudiantil de investigaciones Históricas Universidad Nacional de Colombia Facultad de Ciencias Humanas Departamento de Historia ISSN: 2145 - 986 x Número XVII, Segundo semestre de 2013


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Parámetros generales para la presentación de textos

Gilberto Ramírez Espinosa / Universidad Nacional de Colombia

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Reseña: Cómo cambiar al mundo: Marx y el marxismo (Eric Hobsbawm)

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Andrés Eduardo Vivas Díaz / Universidad Javeriana

Reseña: Esclavas sexuales. La esclavitud sexual durante el imperio

NOVEDADES

Diego Alfonso Landinez Guio / Universidad Nacional de Colombia

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Historia mundial e historia universal en el marco de la sociedad contemporánea

Óscar Armando Castro López / Universidad del Rosario

Estados Unidos y los imperios: Una comparación diacrónica

Abraham Ortiz Miranda / Universidad Nacional de Colombia

JOSÉ ANTONIO OCAMPO: CEPAL y la teoría de la dependencia. Una mirada desde lo colombiano

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Para conmemorar los 50 años del Anuario Colombiano de historia Social y de la cultura, el Departamento de Historia de la Universidad Nacional, sede Bogotá, realizó el Encuentro Internacional El Papel de las Revistas de Historia en la Consolidación de la Disciplina en Iberoamérica. La revista estudiantil de investigación histórica Goliardos se vinculó a esta conmemoración no solo participando en el encuentro, sino dedicando el tema central de la edición XVII a la reflexión sobre la trayectoria, la producción historiográfica y el desarrollo de la disciplina histórica, tanto en el Departamento de Historia de la sede Bogotá como en distintos departamentos de historia en Colombia y en otros países. Hay que reconocer que participar en la conmemoración de los 50 años del Anuario es para nosotros un orgullo inmenso, pues estamos hablando del que, quizás, sea el órgano pionero en la publicación y divulgación de investigaciones históricas en el país. Como dijimos en el evento, coincidimos con el profesor Mauricio Archila, al decir que a lo largo de 50 años el Anuario «ha consolidado su presencia en el mundo académico colombiano y latinoamericano, […] ha propiciado debates teóricos, metodológicos e historiográficos y ha divulgado la producción histórica más relevante para nuestra realidad en el contexto de la creciente globalización», en otras palabras y retomando la voz de Renán Silva cuando se conmemoraban los 40 años de esta publicación, reconocemos que el Anuario se ha constituido como un «acontecimiento historiográfico».1 No obstante, su papel no se remite únicamente a la publicación y divulgación de investigaciones históricas, pues como bien lo señala Alexander Betancourt, Mauricio Archila y Jaime Jaramillo, la creación en 1963 del Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura se constituyó en el segundo gran hito para la formación disciplinar de la historia en Colombia2. Razón tenía su editor cuando decía en el 2008 que el anuario «ha contribuido a socializar nuevos enfoques historiográficos y temáticas históricas que han

1 Silva, Renán. (2003) El Anuario de Historia Social y de la Cultura: un acontecimiento historiográfico. En: Anuario Colombiano de historia social y de la cultura, 30, (11). 2 Betancourt, Alexander. (2007). Historia y nación. Primera edición. La carreta editores. Colombia. 2007; Jaramillo Uribe, Jaime. Memorias de un intelectual. Universidad de los Andes. 2007; Archila, Mauricio. La disciplina histórica en la Universidad nacional, sede Bogotá, Universidad Nacional. 2007.


brotado del mundo universitario, y a consolidar la comunidad de historiadores en Colombia»3. Y son precisamente esos dos elementos, la producción historiográfica y el desarrollo de la disciplina histórica, los que quisimos conectar para la edición correspondiente al primer semestre del 2013, por coincidir, además del cumpleaños del Anuario, con los 20 años de la reapertura del Departamento de Historia y, también, con los 20 años de nuestra revista estudiantil. Que las revistas aporten a la formación disciplinar es parte de la razón de ser de este medio de difusión de la investigación histórica. Este aspecto fue reiterado por varios ponentes en el encuentro internacional, y fue ampliamente relacionado con el uso de este método en el ejercicio docente; por lo anterior repetimos nuestro llamado en el evento: que el Anuario y Goliardos se conviertan en un verdadero instrumento de trabajo para profesores y estudiantes, pues ese es el mejor homenaje que le podemos hacer a tan ingentes esfuerzos. La publicación que ustedes tienen en sus manos presenta la misma división en secciones de los dos números anteriores, a saber: Tema central, con el texto Departamento de Historia y Geografía de la Universidad de Caldas: producción y tendencias historiográficas. Manizales. 2000-2012; en esta sección, Ana María Bedoya Sánchez y Héctor Miguel López Castrillón se proponen analizar la producción investigativa y las tendencias historiográficas de los docentes de la aérea de historia del Departamento

de Historia y Geografía de la Universidad de Caldas del año 2000 al 2012. En el segundo texto, La formación del historiador como científico social en la Universidad Nacional sede Bogotá: una mirada a la reforma del 2008, Rodolfo Hernández analiza la reforma curricular del Departamento de Historia sede Bogotá que se realizó en el 2008, teniendo como eje analítico la flexibilidad académica que generó dicha reforma y los resultados en la formación disciplinar de los estudiantes. En el tercer texto, Imágenes de la memoria en un álbum fotográfico, Karen Parrado Beltrán reseña la exposición UN álbum fotográfico, que se llevó a cabo en el primer semestre del 2013, y que muestra, según la autora «la configuración de un discurso visual que se vale del acto fotográfico como medio expresivo de un pasado». En el tema libre, con el texto Estados Unidos y los grandes imperios, Oscar Armando Castro analiza el proceso de conformación de la nación norteamericana como potencia mundial y su papel como aparente imperio. A continuación, en el artículo Historia Universal e Historia Mundial en el marco de la sociedad contemporánea, Diego Alfonso Landinez presenta una interesante reflexión sobre la función de la producción historiográfica en el orden mundial y las relaciones de poder impuestas por occidente. Para finalizar este número de la revista presentamos dos reseñas: la primera versa sobre el libro Esclavas Sexuales. La esclavitud sexual durante el Imperio Japonés, de Yoshiaki Yoshimi, escrita por Andrés Eduardo Vivas Díaz; la segunda, sobre el texto Cómo cambiar el mundo: Marx y el marxismo, 1840-2011, de Eric Hobsbawm, escrita por Gilberto Ramírez Espinosa. Esperamos que este número sea de su agrado y que contribuya al conocimiento histórico y al debate de los temas que toca cada uno de los textos acá publicados, pues nuestra labor como editores y como publicación está representada en este nuevo ejemplar de Goliardos.

3 Mauricio Archila, «Presentación», Anuario Colombiano de historia social y de la cultura: N° 45 (2008): 13.

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tema central


Departamento de Historia y Geografía de la Universidad de Caldas: producción y tendencias historiográficas. Manizales. 2000-20121

Ana María Bedoya Sánchez2

Héctor Miguel López Castrillón3

Resumen El objetivo de este artículo es identificar y clasificar, mediante el análisis de las hojas de vida y material bibliográfico hallado en bases de datos, la producción investigativa y tendencias historiográficas de los docentes-investigadores en el área de historia del Departamento de Historia y Geografía de la Universidad de Caldas durante el periodo 20002012. Aunque serán excluidos capítulos de libros y ponencias publicadas en memorias de eventos académicos, se tendrán en cuenta algunas revistas como Impronta y Credencial, que a pesar de no estar indexadas son de gran importancia para este estudio.

Abstract The aim of this article is to identify and classify, by analyzing resumes and bibliographical material found in databases, research production and historiographical trends of teacher-researchers in the area of history of the Department of History and Geography University of Caldas in the period 2000 to 2012. Although book chapters and papers published in memories will be excluded, some magazines such as Imprenta and Credencial, despite not being indexed, will be on account as they are of great importance for this study.

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Palabras clave

Universidad de Caldas, Departamento de Historia y Geografía, producción bibliográfica, tendencias historiográficas.

Key words

University of Caldas, History and Geography Department, bibliographical production, historiographical tendencies.

1 Avances de este artículo fueron presentados a modo de ponencia en el «Primer Encuentro Nacional de Delegados de Pregrado en Historia», que se llevó a cabo en la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, en 2012. 2 Estudiante del pregrado de Historia y miembro del Semillero de investigación histórica: Poder, Cultura y Poblamiento. Universidad de Caldas. Email: ana.maria.6550@gmail.com 3 Estudiante del pregrado de Historia y miembro del Semillero de investigación histórica: Poder, Cultura y Poblamiento. Universidad de Caldas. Email: hector.lopez583@gmail.com

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Ana María Bedoya Sánchez / Héctor Miguel López Castrillón

Introducción

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«La historia no es lo mismo que la relojería o la ebanistería. Es un esfuerzo para conocer mejor; por lo tanto, una cosa en movimiento». (Marc Bloch4)

a profesionalización de la disciplina histórica en Colombia trajo consigo la apertura de departamentos y escuelas de historia adscritos, en su mayoría, a facultades de ciencias humanas y sociales. Muchos de estos departamentos han tenido, desde su fundación, revistas investigativas, centros de documentación y repositorios5, que permiten identificar su tipo de producción historiográfica, tendencias y proyección por generaciones6. A pesar de esto, el debate en torno a la producción historiográfica de dichos departamentos es una temática aún por desarrollar, sobre todo en las universidades donde los programas de formación son recientes.

Para el caso de Manizales, es preciso aclarar que, aunque la profesionalización de la historia surge con la apertura en 2012 del pregrado en la Universidad de Caldas, mucho antes existía en la universidad un Departamento de Historia y Geografía, compuesto por docentes con formación en Licenciatura en Ciencias Sociales y, en menor medida, historiadores. Esta generación de investigadores (como Albeiro Valencia Llano,7 José Colombano Betancourt8 y José Omar Serna) marcó el tipo de producción historiográfica del departamento durante la década de 1990 e influenció la generación de licenciados que investigaron temas históricos con posterioridad9. Monografías, biografías, semblanzas, reseñas, apologías, artículos y libros hacen parte de este acervo documental, que evidencia la manera como una generación, con miembros en su mayoría de la Academia Caldense y el Centro de Estudios Históricos de Manizales, fijó las bases para realizar análisis más detallados de ciertos procesos históricos de la ciudad y la región. 4 Marc Bloch. Apología a la Historia (México: Fondo de Cultura Económica. Edición en Español, 1952), 15. 5 Para el caso de las monografías sobre historia económica y empresarial producidas en la universidad de Antioquia ver: Luis Efraín Mosquera Rúales. Estado del arte de las monografías sobre Historia económica y empresarial aprobadas por el Departamento de Historia de la Universidad de Antioquia. 1983-2011. Memorias del IV Simposio de Historia Regional y Local (Manizales: Universidad de Caldas, 2012), 164-175. 6 Ver: Bernardo Tovar Zambrano. La Historia al final del milenio. Ensayos de historiografía colombiana y latinoamericana, Volumen I (Bogotá: Editorial Universidad Nacional de Colombia), 1994. 7 Licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad Santiago de Cali. Doctor en Historia, Universidad Estatal de Moscú. Docente jubilado de la Universidad de Caldas. Presidente de la Academia Caldense de Historia, Vicepresidente del Centro de Historia de Manizales. 8 Docente jubilado de la Universidad de Caldas. Miembro de la Academia Caldense de Historia y el Centro de Historia de Manizales. 9 Ver en los anexos los trabajos de Luis Fernando Sánchez.

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DEPARTAMENTO DE HISTORIA Y GEOGRAFÍA DE LA UNIVERSIDAD DE CALDAS

Con la jubilación de los docentes, inició un proceso institucionalmente conocido como «relevo generacional». Vía concurso público, ingresaron al departamento historiadores provenientes de diversas regiones del país, formados en su mayoría en universidades extranjeras10; con ellos se produce no solo un cambio en los enfoques investigativos y de enseñanza, que dejó como resultado la apertura del único pregrado en Historia a nivel regional, sino también un aumento en el número de artículos científicos publicados en revistas indexadas11. En este sentido, el objetivo del artículo será identificar y clasificar, mediante el análisis de las hojas de vida y material bibliográfico hallado en bases de datos, la producción investigativa y tendencias historiográficas de los docentes-investigadores12 en el área de historia del Departamento de Historia y Geografía de la Universidad de Caldas durante el periodo 2000-201213. Aunque serán excluidos capítulos de libro y ponencias publicadas en memorias de eventos académicos, se tendrán en cuenta algunas revistas como Impronta y Credencial, que a pesar de no estar indexadas son de gran importancia para este estudio.

1. Historia política regional Si se analizan las hojas de vida de los docentes del área de historia y su producción historiográfica durante los últimos doce años, se pueden advertir varios elementos. El primero de ellos es el relevo generacional de la planta docente, y el segundo, que varios de

10 Cabe resaltar, por un lado, que dicha planta docente está constituida en su mayoría por personas con estudios de maestría y doctorado. Algunos profesores provenientes de otras regiones del país, como la costa Caribe y Nariño, han tenido la oportunidad de formarse en el exterior, como por ejemplo en Rusia, Francia, Brasil y España. Por otro lado, un flujo considerable de docentes proviene de la Universidad Industrial de Santander, especialmente de la maestría, lo cual justifica el tipo de producción investigativa de los últimos años. 11 Algunas revistas en las que han publicado con mayor frecuencia los docentes en cuestión han sido las siguientes: Impronta (órgano de difusión de la Academia Caldense de Historia), Ánfora (revista científica de la Universidad Autónoma de Manizales), Virajes (revista indexada del departamento de Antropología y Sociología de la Universidad de Caldas). Historia y Espacio (Universidad del Valle), Historia Caribe (Universidad del Atlántico), Anuario de historia regional y de las fronteras (Universidad Industrial de Santander), e Historelo. Revista de historia regional y local (Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín). 12 Los docentes que se utilizaron para el presente análisis fueron: Edwin Monsalvo Mendoza, Margot Andrade Álvarez, Luis Fernando Sánchez, Ricardo Castaño Zapata, Vladimir Daza Villar, Miguel Suárez Araméndiz y Sebastián Martínez Botero. Más adelante se realizará un resumen biográfico de cada uno. 13 La argumentación de dicha periodización se debe a su carácter de «transición» entre las generaciones previamente descritas. Sin embargo, aclaramos que en los casi dos años de fundación del pregrado de Historia se han publicado varios artículos que no fueron analizados en el presente estudio y serán objeto de una próxima publicación que se ocupe de la producción historiográfica a partir de la apertura de dicho programa.

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los docentes-investigadores son historiadores de formación pero con énfasis en historia política y regional, lo cual va dar testimonio de la notable producción de ambas tendencias en relación con las demás. En efecto, con un porcentaje del 72,72%, los estudios sobre historia regional lideran la producción y publicación de artículos científicos desde el año 2000, seguidos de la historia nacional (16,36%), de América (1,81%), de otros países (1,81%) y otros (7,27%); estos últimos se caracterizan por ser de carácter teórico o epistemológico y no toman como base territorios específicos sino tópicos diferentes. A lo largo de la pesquisa pudimos identificar que gran parte de los estudios publicados sobre historia política han sido desarrollados en un marco espacial que podríamos definir como regional y local. Sobresale la costa Caribe, debido a que 3 de los 7 profesores del programa provienen de Barranquilla y la Guajira, y aún se encuentran vinculados a grupos de investigación con tradición en universidades de su región. Este es el caso de Edwin Monsalvo14 y Miguel Suárez,15 investigadores activos del Grupo de Investigaciones Históricas en Educación e Identidad Nacional de la Universidad del Atlántico. Con respecto al «Gran Caldas» o la llamada «región cafetera», quienes lideran la producción investigativa son los profesores Luis Fernando Sánchez16 y Sebastián Martínez Botero17. En el caso del profesor Sánchez, debe aclararse que es miembro de la Academia Caldense de Historia y su participación en las convocatorias de la revista Impronta ha sido constante. El profesor Martínez, por otro lado, ha publicado artículos de historia regional desde la perspectiva de la historia urbana, la conformación espacial y la consolidación institucional. La producción historiográfica con respecto de la región Caribe es liderada por los profesores Edwin Monsalvo y Vladimir Daza18. En el caso del profesor Monsalvo, sus principales investigaciones han 14 Historiador de la Universidad del Atlántico. Magíster en Historia de la Universidad Industrial de Santander y en Historia Hispánica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC. Candidato a doctor de la Universidad San Pablo Ceu. Docente de planta del Departamento de Historia y Geografía de la Universidad de Caldas e investigador en el área de historia política. 15 Historiador de la Universidad del Atlántico. Magíster en Historia de la Universidad Industrial de Santander. Docente de planta del Departamento de Historia y Geografía de la Universidad de Caldas e investigador en el área de historia política. 16 Licenciado en Ciencias Sociales y magíster en Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Caldas. Magíster en Gestión de Documentos y Administración de la Universidad Internacional de Andalucía y candidato a doctor en Historia de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín. Docente de planta del Departamento de Historia y Geografía de la Universidad de Caldas. Miembro de la Academia Caldense de Historia. 17 Historiador de la Universidad Industrial de Santander. Magíster en Historia del Mundo Hispánico: Las independencias iberoamericanas de la Universitat Jaume I. Magíster en Historia de América Latina y candidato a doctor de la Universidad Pablo de Olavide. Docente del Departamento de Historia y Geografía de la Universidad de Caldas y de la maestría de esa misma universidad. 18 Historiador de la Universidad de la Amistad, Moscú. Magíster de la Universidad Nacional de Colombia, sede

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sido acerca de la construcción de la ciudadanía, prácticas electorales, cultura política, conspiraciones y construcción de la Nación en la República de la Nueva Granada y el Caribe colombiano. Por otro lado, el profesor Vladimir Daza, cuya especialidad es la historia económica y cultural, se ha destacado por hacer uso, en la mayoría de casos, de fuentes fotográficas. Sus principales investigaciones han sido sobre la Guajira, Mompox, Valledupar y, recientemente, Manizales19.

Gráfica. 1

Gráfica.2

Bogotá. Candidato a doctor en Historia de la Universidad Minas Gerais. Docente de planta del Departamento de Historia y Geografía de la Universidad de Caldas. 19 Véase: Vladimir Daza Villar. Otros rostros de Caldas (Manizales: Editorial Universidad de Caldas), 2012.

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Finalmente, el profesor Miguel Suárez ha sido autor de varios artículos acerca de la historia e historiografía de los manuales escolares, conformación de milicias y redes familiares de poder en el Caribe colombiano. Su tesis de maestría le permitió publicar algunos artículos en diferentes revistas científicas del país20.

1.1 Historia política nacional Con 8 publicaciones, contando libros y artículos, la historia política nacional constituye el 14,54% de la producción historiográfica total del Departamento de Historia. Los profesores Ricardo Castaño y Edwin Monsalvo lideran este tipo de investigaciones, el primero de estos, con un carácter más ideológico e influenciado por su militancia en movimientos sindicales, ha investigado acerca de los principales sistemas político-económicos del mundo y de Colombia21. Por otro lado, el profesor Monsalvo, desde una perspectiva distinta a la de Castaño, ha publicado artículos de carácter nacional enmarcados en el análisis de las prácticas electorales y la cultura política en el siglo XIX22. Por último encontramos las reflexiones de Margot Andrade23 en torno a la migración de órdenes religiosas francesas hacia Colombia a finales del siglo XIX con el fin de educar a la sociedad en los valores propios de la moral católica y consolidar el régimen conservador durante la regeneración24. Debe aclararse que la profesora Andrade hizo sus estudios doctorales en historia de las relaciones internacionales y de allí su interés por los vínculos diplomáticos y culturales entre Francia y Colombia.

20 Miguel Suárez Araméndiz. “Redes Familiares de poder: los vecinos “notables” a finales del Antiguo Régimen. Valledupar (Provincia de Santa Marta). 1770-1815 (tesis de Maestría, Universidad Industrial de Santander, 2010. [En línea] (http://repositorio.uis.edu.co/jspui/bitstream/123456789/9860/2/136370.pdf). 21 Ver: Ricardo Alberto Castaño Zapata. Del socialismo al neoliberalismo (Manizales: Editorial Universidad de Caldas, 2000). 22 Ver: Edwin Monsalvo y Jorge Conde. “La Construcción del Orden político y las celebraciones republicanas en la Nueva Granada, Colombia, 1810-1832”. Revista Historia y Espacio (2010): 71-96.Edwin Monsalvo Mendoza. “Entre leyes y votos: La legislación electoral en la Nueva Granada 1832-1853”. Historelo: Revista de historia regional y local. Vol. 4: Nº 8 (julio-diciembre de 2012): 12-43. 23 Licenciada en Ciencias Sociales de la Universidad de Nariño. Doctora en Historia de las Relaciones Internacionales de la Universidad Nantes. Docente de planta del Departamento de Historia y Geografía de la Universidad de Caldas. 24 Margot Andrade Álvarez. “Religión, política y educación en Colombia. La presencia religiosa extranjera en la consolidación del régimen conservador durante la Regeneración”. Historelo: Revista de historia regional y local. Vol. 3: Nº 6 (julio-diciembre de 2011): 156-171.

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2. Historia urbana regional Los temas de urbanización y poblamiento constituyen, con 7 investigaciones, el 12,70% de la producción historiográfica. Gran parte de esta ha sido escrita por el docente Sebastián Martínez Botero, quien se ha especializado en la conformación espacial de Pereira, y en general, del centro occidente colombiano25. El profesor Martínez realizó su formación de pregrado en Bucaramanga, donde hizo varios trabajos acerca de sus parques e imaginarios cívicos26. A parte de los trabajos de Sebastián Martínez, tan solo pudo encontrarse un artículo relacionado con temas de poblamiento y conformación urbana escrito por Luis Fernando Sánchez Jaramillo, que fue difundido en una revista local27.

3. Historia sociocultural regional Esta tendencia ocupa el 10,90% de las publicaciones gracias a la producción del profesor Vladimir Daza, quien, con un total de dos libros y cuatro artículos para el caso de la Guajira y dos publicaciones sobre Manizales y Caldas, lidera un tipo de investigación que apenas emerge entre los docentes del departamento. Debe recordarse, como se dijo anteriormente, que el profesor Daza ha innovado en lo concerniente a la utilización de fuentes fotográficas.28

3.1 Historia sociocultural nacional: Colombia y otros países El balance para esta tendencia historiográfica, la cual constituye tan solo el 3,63% y un total de dos publicaciones en doce años, es negativo. Un libro recientemente escrito por Margot

25 Ver: Sebastián Martínez Botero. “Contexto histórico de un territorio. El centro occidente colombiano antes de la colonización antioqueña”. Revista historia 2.0, conocimiento histórico en clave digital. (Colombia: Universidad Industrial de Santander, 2011), 158,170 26 Ver: Sebastián Martínez Botero. “El imaginario civilista en los parques del centro de Bucaramanga”. Revista de Santander - segunda Época I. (Bucaramanga: División editorial y de publicaciones, Universidad Industrial de Santander, 2009), 44, 65 27 Luis Fernando Sánchez Jaramillo. “Anserma y la historia de su poblamiento”. Impronta: Revista de la Academia Caldense de Historia. Volumen 1, (2005), 399,402 28 Vladimir Daza Villa. Guajira, Memoria Visual. (Editora Guadalupe Ltda., 2002). Vladimir Daza Villar. Otros rostros de Caldas. (Manizales: Editorial Universidad de Caldas, 2012).

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Andrade, como resultado de su tesis doctoral en Francia, es quizá la más destacable producción de este tipo que pueda referenciarse en el departamento.29 Publicado en francés por la editorial L´ Harmattan, y a pesar de no estar traducido, ha sido presentado en varios eventos por su aporte a la historia de las relaciones diplomáticas y culturales colombo-francesas. Por otro lado, Vladimir Daza reseñó una de las obras más reconocidas del historiador Robert Darnton, en la cual destacó y reconoció brevemente la importancia de su libro en la comprensión de la literatura clandestina como práctica cultural y causa de los acontecimientos revolucionarios de 1789. 30

4. Archivos e investigación En esta tendencia han sido agrupadas cinco publicaciones, de las cuales cuatro corresponden a Luis Fernando Sánchez y una a Ricardo Castaño en compañía de Luis Felipe Castrillón. Dichos trabajos constituyen el 9,09% de la producción total, reconociendo que en el caso de los estudios sobre archivos es notable la preponderancia de Luis Fernando Sánchez, debido a que su maestría fue en esta área del conocimiento y algunos de sus trabajos31 han sido de carácter teórico y conceptual. Como pudo verse en el apartado dedicado a los estudios políticos regionales, el profesor Sánchez ha combinado la historia y la archivística en algunos de sus escritos acerca de Manizales.32 Finalmente, Ricardo Castaño y Luis Felipe Castrillón publicaron en el año 2012 un libro titulado Diálogos para la investigación y formación de investigadores sobre la historia de la violencia en Colombia33, que surgió en el semillero de investigación «Covimere», del cual ambos docentes son sus fundadores. 29 Norby Margot Andrade. Colombia Y Francia. Relaciones culturales en los siglos XIX-XX. (Paris: Editorial L´ Harmattan, 2012). 30 Vladimir Daza Villar. “Reseña: Robert Darton, Edición y Subversión. Literatura Clandestina en el Antiguo Régimen, México, Fondo de Cultura Económica-Turner, 2003”. Historia Caribe, Vol.: VI, Nº 19 (Barranquilla: Universidad del Atlántico, julio-diciembre), 201. 31 Ver: Luis Fernando Sánchez Jaramillo. “Importancia de los Archivos Históricos”. Impronta: Revista de la Academia Caldense de Historia. Vol.:1. (2004), 177-185. Luis Fernando Sánchez Jaramillo. “Archivos e Investigación”. Revista Academus Universidad de Caldas. Vol.: 1. (Manizales: Editorial Universidad de Caldas, 2000), 79-81. 32 Ver: Luis Fernando Sánchez Jaramillo. “Las desdichas de María Jesús Londoño: Un análisis histórico a partir de la vida de un personaje anónimo de 1880 en Manizales”. Impronta, N° 4, (2006), 547,561. 33 Ricardo Castaño Zapata y Felipe Castrillón. Diálogos para la investigación y formación de investigadores sobre la historia de la violencia en Colombia. (España: Editorial Académica Española, 2012).

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5. Estudios historiográficos Los estudios de carácter historiográfico, entendidos en este escrito como balances y revisiones, conforman tan solo el 5,45% de la producción total. Estas tres publicaciones están divididas: una es de carácter continental, otra regional y finalmente una revisión del profesor Martínez en el contexto local de Pereira. La primera de ellas, como ya se dijo, fue una revisión de carácter local publicada en 2004 por Sebastián Martínez Botero acerca de la importancia historiográfica de una obra clásica de la historia pereirana.34 Cuatro años después, como resultado de su tesis de maestría, Miguel Suárez publicó un balance de carácter regional, o como él lo indicó, unas «notas» para comprender la historiografía de la transición de las familias de poder en el Caribe colombiano35. Y, finalmente, el profesor Edwin Monsalvo publicó en 200936 un artículo cuyo objetivo fue identificar y agrupar, en tres tipologías distintas, «constitucionalista», «conceptual» y «participativa», la bibliografía acerca de las elecciones y la ciudadanía en hispanoamericana.

6. Historia económica regional Con el 1,81%, y con tan solo una publicación, encontramos la historia económica de carácter regional. Este es el caso del libro publicado por Valdimir Daza Villar como resultado de su tesis de maestría, con el título Los marqueses de Santa Coa: una historia económica del Caribe colombiano37. Esta obra recibió un reconocimiento del Instituto Colombiano de Antropología e Historia por su valor y contribución a la historiografía económica de la región caribe.

34 Sebastián Martínez Botero. “La importancia historiográfica de la obra Historia de Pereira”. Revista Pereira Cultural. Vol.: 21. (Pereira: Instituto de Cultura de Pereira, 2004), 34. 35 Miguel Antonio Suárez Araméndiz. “Notas sobre la historiografía de la transición de las familias de poder en el caribe colombiano”. Anuario de historia regional y de las fronteras. Vol.: 13. (Bucaramanga: Universidad Industrial de Santander, 2008), 181-202. 36 Edwin Andrés Monsalvo Mendoza. “Ciudadanía y elecciones en el mundo hispánico. Elementos para un debate historiográfico”. Historia Caribe. Vol.: V, Nº 15. (Fondo Editorial Universidad del Atlántico, julio-diciembre 2009), 159-183. 37 Vladimir Daza Villar. Los marqueses de Santa Coa: una historia económica del Caribe colombiano. (Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2009).

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Conclusiones De lo anterior puede concluirse que los docentes del Departamento de Historia de la Universidad de Caldas han enfocado la mayoría de sus investigaciones a la comprensión de temas y procesos de carácter regional y local. En este sentido, la tendencia más fuerte, sobre todo en los últimos años, ha sido la historia política, debido a diversos factores, como el tipo de formación investigativa de los docentes que han ganado las plazas durante el relevo generacional. Por otro lado, es notable que durante el periodo estudiado las publicaciones acerca de la historia de Manizales fueron escasas, salvo unos cuantos artículos publicados en revistas no indexadas, y por lo general sobre temas ya conocidos y trabajados por escritores empíricos de la ciudad38. En este proceso han cumplido un papel importante instituciones como la Sociedad de Mejoras Públicas de Manizales que, aparte de sus órganos de difusión semestral, ha publicado libros y compilaciones en las cuales han participado docentes del departamento. Hoy en día, el panorama es favorable y con la apertura del pregrado se han podido consolidar convenios y proyectos de investigación que han fortalecido la publicación de artículos de historia regional y nacional, tanto por docentes como por estudiantes. Los semilleros de investigación, eventos de carácter nacional y convenios interinstitucionales han sido un apoyo para los estudiantes que ingresan al programa. Lo más importante de todo esto es que la mayoría de proyectos de investigación son acerca de Manizales, y algunos docentes del departamento, incluso los provenientes de otras ciudades, participan activamente de ellos.

38 Ver los trabajos de Vicente Fernán Arango, Pedro Felipe Hoyos y Alfredo Cardona Tobón.

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DEPARTAMENTO DE HISTORIA Y GEOGRAFÍA DE LA UNIVERSIDAD DE CALDAS

Bibliografía Andrade Álvarez, Margot. «Religión, política y educación en Colombia. La presencia religiosa extranjera en la consolidación del régimen conservador durante la Regeneración». Historelo: Revista de Historia Regional y Local. Vol.: 3, Nº 6 (julio-diciembre 2011). Andrade, Norby Margot. Colombia y Francia. Relaciones Culturales en los siglos XIX-XX. Paris: Editorial L´ Harmattan, 2012 Bloch, Marc. Apología a la historia. México: Fondo de Cultura Económica. Edición en Español, 1952. Castaño Zapata, Ricardo Alberto. «Crisis de soberanía y de democracia en Colombia». Revista Academus Universidad de Caldas. Vol.: 9 (2003). ----------------. Del socialismo al neoliberalismo. Colombia: Editorial Universidad de Caldas, 2000. ----------------. «La educación en Colombia en el contexto de la apertura económica». Revista Academus. Universidad de Caldas. Vol.: 7 (2000). ----------------. Tejiendo el Puente. Un sistema regional para una región que emerge. Colombia: Editorial Universidad de Caldas, 2008. Castaño Zapata, Ricardo y Castrillón, Felipe. Diálogos para la investigación y formación de investigadores sobre la historia de la violencia en Colombia. España: Editorial Académica Española, 2012. ----------------. Hemofagogia del Color. Los herederos vergonzantes del sectarismo político. España: Editorial Académica Española, 2012. Daza Villar, Vladimir. Guajira, Memoria Visual. Colombia: Editora Guadalupe Ltda., 2002. ----------------. «La Ciudad Portuaria de Riohacha». Revista Credencial Historia. Vol.: 223. (2008): 3-15. ----------------. Los Marqueses de Santa Coa: Una Historia económica del Caribe Colombiano. Colombia: Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2009.

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Ana María Bedoya Sánchez / Héctor Miguel López Castrillón

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Historia Caribe. Universidad del Atlántico. Vol.: IV (2005): 51-68. ----------------. «Movilización Electoral en el departamento del Atlántico. 1920-1940». Memorias. Ediciones Uninorte. Año 3, Vol.: 6. (2006): 1-30. Monsalvo, Edwin y Conde, Jorge. «La conspiración como arma política. El plan sedicioso del 14 de agosto de 1833 en Cartagena». Revista Complutense de Historia de América, Vol.: 37 (2011): 73-92. ----------------. «La construcción del orden político y las celebraciones republicanas en la Nueva Granada (Colombia, 1810-1832)». Revista Historia y Espacio. Universidad del Valle. Nº 35 (2010): 71-96. ----------------. «De rebeldes a sediciosos. La cultura política en la Nueva Granada. 1828-1835. Colombia». Memorias. Universidad del Norte. Vol.: 15 (2011): 197-227. ----------------. «La igualdad: entre la retórica republicana y la distinción racial. Cartagena de Indias 1810-1830».Colombia. Anuario de Historia Regional y de las Fronteras. Editorial Universidad Industrial de Santander ----------------. «Referentes doctrinales en la independencia de la Nueva Granada. Colombia». Investigación & Desarrollo. Universidad del Norte. Vol.: 18. (2010): 270-295. Mosquera Rúales, Luis Efraín. «Estado del arte de las monografías sobre Historia económica y empresarial aprobadas por el Departamento de Historia de la Universidad de Antioquia. 19832011». Memorias del IV Simposio de Historia Regional y Local. Universidad de Caldas. (2012): 164-175. Sánchez Jaramillo, Luis Fernando. «Anserma y la historia de su poblamiento». Impronta: Revista de la Academia Caldense de Historia. Vol.: 1 (2005): 399-402. ----------------. «Apelación en pleito por la propiedad y arrendamiento de una casa y un horno de cocer pan en 1552». Impronta: Revista de la Academia Caldense de Historia. Vol.: 1 (2008): 253-258. ----------------. «Archivos e Investigación». Revista Academus Universidad de Caldas. Editorial Universidad de Caldas. Vol. (2000): 79-81.

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----------------. «Importancia de los archivos históricos». Impronta: Revista de la Academia Caldense de Historia. Vol.: 1, fasc. 3 (2004): 177-185. ----------------. «La historia como ciencia». Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, Universidad de Caldas, Vol.: 1, Nº 1 (2002, julio-diciembre): 54-82. ----------------. La memoria al servicio de la imaginación. Rudecolombia. 2000. ----------------. «Las desdichas de María Jesús Londoño: Un análisis histórico a partir de la vida de un personaje anónimo de 1880 en Manizales». Impronta: Revista de la Academia Caldense de Historia. Vol.: 1. (2006): 547-567. ----------------. «Tradición e institución funeraria en una región de frontera». Virajes: Revista de Antropología y Sociología. Universidad de Caldas. Vol.: 11. (2009): 255-276. Suárez Araméndiz, Miguel Antonio. «Discursos sobre higiene, escuela y nación en la prensa barranquillera 1934-1938». Epokhe. Universidad del Atlántico. Vol.: 2 (2006): 20-28. ----------------. «Notas sobre la historiografía de la transición de las familias de poder en el Caribe Colombiano». Anuario de Historia Regional y de las Fronteras. Universidad Industrial de Santander (2008): 181-202. ----------------. «Un proceso de independencia en el caribe colombiano. Valledupar, 18101820». Historia Caribe. Universidad del Atlántico. Nº 11 (2006): 87-109. ----------------. «Los Dragones de Valledupar. La conformación de un cuerpo de milicias a finales del siglo XVIII: vecinos “notables”, milicias y redes sociales». Historia y Espacio. Universidad del Valle. Vol.: 32 (2009, enero-junio): 107-139. Tovar Zambrano, Bernardo. La Historia al final del milenio. Ensayos de historiografía colombiana y latinoamericana. Vol.: I. Bogotá: Editorial Universidad Nacional de Colombia, 1994.

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Tendencia historiográfica

Producciones investigativas (libros y artículos) 2000-2012 - Castaño Zapata, Ricardo Alberto. Tejiendo el Puente. Un sistema regional para una región que emerge. Colombia: Editorial Universidad de Caldas, 2008. - Daza Villar, Vladimir. La Guajira, El tortuoso camino a la legalidad. Colombia: Editorial Offset Gráfico Editores Ltda., 2003 - Daza Villar, Vladimir. Los Guajiros: Hijos de Dios y de la Constitución. Colombia: Editorial Lia Bennedetti Tovar, 2005. - Martinez Botero, Sebastián. La actuación del Cabildo en la primera etapa de la Independencia. El caso de las Ciudades Confederadas del Valle del Cauca en la Nueva Granada (1808-1811). España: Editorial Académica Española, 2012 - Daza Villar, Vladimir. «La utilidad de las Islas Inutiles». Revista de La Tadeo, Nº 66 (2001). - Daza Villar, Vladimir. «La Ciudad Portuaria de Riohacha». Revista Credencial Historia. Vol.: 223. (2008): 3-15.

Historia política regional - Daza Villar, Vladimir. «De la Ciudad de los Santos Reyes del Valle de Upar». Revista Credencial Historia. Vol.: 225 (2008): 3-15 - Daza Villar, Vladimir. «La Independencia de Mompox». Revista Credencial Historia. Edición: Las provincias heroicas: Socorro, Mompox y Cartagena. (Febrero de 2010). - Monsalvo, Edwin. «Prácticas electorales en el departamento del Atlántico 1920-1940». Memorias. Ediciones Uninorte. V. fasc. p. (2006). - Monsalvo, Edwin. «Movilización Electoral en el departamento del Atlántico. 1920-1940». Memorias. Ediciones Uninorte. Año 3, Vol.: 6. (2006): 1-30. - Monsalvo, Edwin. «A la caza de votos. El ejercicio del sufragio en la provincia de Cartagena, 1832-1853». Anuario de Historia Regional y de Las Fronteras. Universidad Industrial de Santander. (2006): 51-66. - Monsalvo, Edwin. «De las urnas a los escrutinios: Las elecciones en el Caribe Colombiano. 1910-1945». Historia Caribe. Editorial Fondo Editorial Universidad del Atlántico (2008).

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DEPARTAMENTO DE HISTORIA Y GEOGRAFÍA DE LA UNIVERSIDAD DE CALDAS

- Monsalvo, Edwin. De la Suprema Junta de Gobierno al Estado Soberano. La Independencia de Cartagena de Indias (1810-1812)». Historia Crítica. Vol.: 41. (2010): 62-85. - Monsalvo, Edwin y Conde, Jorge. «La igualdad: entre la retórica republicana y la distinción racial. Cartagena de Indias 1810-1830».Colombia. Anuario de Historia Regional y de las Fronteras. Editorial Universidad Industrial de Santander - Monsalvo, Edwin y Conde, Jorge. «La conspiración como arma política. El plan sedicioso del 14 de agosto de 1833 en Cartagena». Revista Complutense de Historia de América, Vol.: 37 (2011): 73-92. - Monsalvo, Edwin. «La cultura del voto en la provincia de Cartagena. 1810-1840». Revista Historia y Espacio. Universidad del Valle. No. 38. (2012): 63-88. - Suárez Araméndiz, Miguel Antonio. «Discursos sobre higiene, escuela y nación en la prensa barranquillera 1934-1938». Epokhe. Universidad del Atlántico. Vol.: 2 (2006): 20-28. - Suárez Araméndiz, Miguel Antonio. "«Un proceso de independencia en el caribe colombiano. Valledupar, 1810-1820». Historia Caribe. Universidad del Atlántico. Nº 11 (2006): 87-109. - Martinez Botero, Sebastián. «Biófilo Panclasta. Ser perseguido es ser temido». Revista Pereira Cultural. Instituto de Cultura de Pereira. Vol.: 17. (2002): 58. - Sánchez Jaramillo, Luis Fernando. «Apelación en pleito por la propiedad y arrendamiento de una casa y un horno de cocer pan en 1552». Impronta: Revista de la Academia Caldense de Historia. Vol.: 1 (2008): 253-258. - Sánchez Jaramillo, Luis Fernando. «Tradición e institución funeraria en una región de frontera». Virajes: Revista de Antropología y Sociología. Universidad de Caldas. Vol.: 11. (2009): 255-276. - Sánchez Jaramillo, Luis Fernando. «Las desdichas de María Jesús Londoño: Un análisis histórico a partir de la vida de un personaje anónimo de 1880 en Manizales». Impronta: Revista de la Academia Caldense de Historia. Vol.: 1. (2006): 547-567. - Castaño Zapata, Ricardo y Castrillón, Felipe. Hemofagogia del Color. Los herederos vergonzantes del sectarismo político. España: Editorial Académica Española, 2012.

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Historia política nacional: Colombia y otros países

- Monsalvo, Edwin. «Entre Leyes y Votos: La legislación electoral en la Nueva Granada 1832-1853». Historia Caribe. Universidad del Atlántico. Vol.: IV (2005): 51-68. - Monsalvo, Edwin y Conde, Jorge. «La construcción del orden político y las celebraciones republicanas en la Nueva Granada (Colombia, 1810-1832)». Revista Historia y Espacio. Universidad del Valle. Nº 35 (2010): 71-96. - Monsalvo, Edwin y Conde, Jorge. «Referentes doctrinales en la independencia de la Nueva Granada. Colombia». Investigación & Desarrollo. Universidad del Norte. Vol.: 18. (2010): 270-295. - Monsalvo, Edwin y Conde, Jorge. «De rebeldes a sediciosos. La cultura política en la Nueva Granada. 1828-1835. Colombia». Memorias. Universidad del Norte. Vol.: 15 (2011): 197-227.

- Martínez Botero, Sebastián. «A propósito de la conformación política y espacial de Pereira, 1857-1877». Revista Estudios Histórico-Regionales. Universidad Tecnológica de Pereira. Vol.: 5, (2009): 13-49. - Martínez Botero, Sebastián, y Acevedo Tarazona, Álvaro. «El camino del Quindío en Centro

Historia urbana regional

Occidente de Colombia: La ruta, la retórica del paisaje y los proyectos de poblamiento». Estudios Humanísticos. Historia. Vol.: 4. (2005): 9-36. - Martínez Botero, Sebastián, y Acevedo Tarazona, Álvaro. «El camino del quindío en el occidente colombiano». Revista De Ciencias Humanas. Universidad Tecnológica de Pereira. Vol.: 31 (2004): 24.

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- Martínez Botero, Sebastián. «Contexto histórico de un territorio. El Centro Occidente colombiano antes de la colonización antioqueña». Revista Historia 2.0, Conocimiento Histórico en Clave Digital. Universidad Industrial de Santander. Vol.: 2 (2011): 158-170. - Martínez Botero, Sebastián. «El imaginario civilista en los parques del centro de Bucaramanga». Revista de Santander - Segunda Época. Universidad Industrial de Santander. Vol.: 4 (2009): 44-65. - Martínez Botero, Sebastián, y Acevedo Tarazona, Álvaro. «Temas y relatos para la historia ambiental: Cartago el camino del Quindío en el Centro Occidente de Colombia». Anuario de Historia Regional y de las Fronteras. Universidad Industrial de Santander. Vol.: 10 (2005): 30 - Sánchez Jaramillo, Luis Fernando. «Anserma y la historia de su poblamiento». Impronta: Revista de la Academia Caldense de Historia. Vol.: 1 (2005): 399-402.

- Daza Villar, Vladimir. Otros Rostros de Caldas. Manizales: Editorial Universidad de Caldas, 2012. - Daza Villar, Vladimir. Guajira, Memoria Visual. Colombia: Editora Guadalupe Ltda., 2002. - Daza Villar, Vladimir. «El Discurso de la Costeñidad». Revista de la Facultad de Ciencias Humanas y

Historia sociocultural regional

Sociales. Pontificia Universidad Javeriana. Vol.: 4, Nº 4, (2000): 53-58 - Daza Villar, Vladimir. La Guajira, Fotografía Histórica y Nación. Colombia. - Daza Villar, Vladimir. «Ciudad Homérica de Manizales». Revista Credencial Historia (agosto 2009).

- Sánchez Jaramillo, Luis Fernando. «Importancia de los archivos históricos». Impronta: Revista de la Academia Caldense de Historia. Vol.: 1 (2004): 177-1852. - Sánchez Jaramillo, Luis Fernando. «La memoria al servicio de la imaginación». Rudecolombia.

Archivos e investigación

(2000): 210-215 - Sánchez Jaramillo, Luis Fernando. «Archivos e investigación». Revista Academus Universidad de Caldas. Editorial Universidad de Caldas. Vol.: 1 (2000): 79-81.


- Sánchez Jaramillo, Luis Fernando. «La historia como ciencia». Revista Latinoamericana de Estudios Educativos. Universidad de Caldas. Vol.: 1, Nº 1 (2002, julio-diciembre): 54-82. - Castaño Zapata, Ricardo y Castrillón, Felipe. Diálogos para la investigación y formación de investigadores sobre la historia de la violencia en Colombia. España: Editorial Académica Española, 2012. - Monsalvo, Edwin. «Ciudadanía y elecciones en el mundo hispánico. Elementos para un debate historiográfico». Historia Caribe. Fondo Editorial Universidad del Atlántico (2009): 159-183. - Suárez Araméndiz, Miguel Antonio. «Notas sobre la historiografía de la transición de las familias de

Estudios historiográficos

poder en el Caribe Colombiano». Anuario de Historia Regional y de las Fronteras. Universidad Industrial de Santander (2008): 181-202. - Martínez Botero, Sebastián. «La importancia historiográfica de la obra Historia de Pereira». Revista Pereira Cultural. Instituto de Cultura de Pereira. Vol.: 21 (2004): 8-34. - Andrade, Norby Margot. Colombia y Francia. Relaciones Culturales en los siglos XIX-XX. Paris: Editorial L´ Harmattan, 2012.

Historia sociocultural nacional

- Daza Villar, Vladimir. «Reseña: Robert Darton, Edición y Subversión. Literatura Clandestina en el Antiguo Régimen. México, Fondo de Cultura Económica-TURNER, 2003». Historia Caribe. Universidad del Atlántico (Barranquilla). Vol.: VI, Nº 19, (julio-diciembre de 2011): 197-198.

- Daza Villar, Vladimir. " Los Marqueses de Santa Coa: Una Historia económica del Caribe Colombiano.

Historia económica regional

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Colombia: Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2009.


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La formación del historiador como científico social en la Universidad Nacional sede Bogotá: una mirada a la reforma del 2008 Rodolfo Antonio Hernández Ortiz 1

Resumen

Abstract

El presente trabajo analiza la reforma curricular del Departamento de Historia de la Universidad Nacional, sede Bogotá, realizada en el 2008. A partir de la pregunta «¿Qué peso tiene el componente teórico, metodológico y técnico en la formación disciplinar como historiador?», se analiza la malla curricular, enfatizando en el tema de la flexibilidad. El resultado: el proyecto no es tan flexible como suele creerse, algo que, afortunadamente, no va en contravía de la formación disciplinar centrada en teorías, métodos y técnicas, contenidos garantes de la formación del historiador como científico social.

This paper analyzes the curricular reform of the Department of History at the National University in Bogotá, conducted in 2008. From the question "How important is the theoretical, methodological and technical component in the disciplinary training as a historian? "the curriculum is discussed, emphasizing the issue of flexibility. The result: the project is not as flexible as is commonly believed, which, fortunately, don't goes against the disciplinary training focused on theories, methods and techniques of training content guarantors historian as social scientist.

Palabras clave

Reforma, científico social, flexibilidad, formación, historia.

Key Words

Reform, social scientist, flexibility, formation, history.

Introducción «Pero la principal guía que debe dirigirnos en la elección de profesión es el bienestar de la sociedad y nuestra propia perfección. No debe pensarse que estos dos intereses puedan entrar en conflicto, que uno pueda destruir al otro; por el contrario, la naturaleza humana está constituida de tal modo, que solo podemos atender a nuestra propia perfección trabajando por la perfección y el bien de los demás. (…). La historia llama grandes hombres a aquellos que se ennoblecen a sí mismos trabajando por el bien común; la experiencia aclama como a los hombres más felices a aquellos que hacen felices a un mayor número de personas». Karl Marx. Reflexiones de un joven sobre la elección de profesión. 1 Estudiante de pregrado en Historia, Universidad Nacional de Colombia. Correo: rahernandezor@gmail.com, rahernandezor@unal.edu.co

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E

n la Universidad Nacional se promovió una reforma en el plan curricular del Departamento de Historia en el 2008, la cual se venía discutiendo desde el 2003 cuando en su momento el rector Marco Palacios, historiador además, sentenció: «Quizás estemos enseñando demasiado, entregando un profesional que supera los requerimientos del mercado»1. Dicha reforma en cabeza de sus formuladores estaba inspirada en la adecuación de la educación para estar a tono con la «globalización»2. Al final de cinco años de lucha, los cambios introdujeron, entre otras cosas, la materia de «Introducción a la Historia» la cual fue impulsada principalmente por los estudiantes, sin negar que hubiera profesores interesados en dicha materia. Se menciona ese curso por ser uno de los pocos que permiten dar el debate sobre la formación del historiador. Es así que parte de sus objetivos es presentarle al estudiante de primer semestre el panorama de la historiografía mundial, los paradigmas que han surgido, su desarrollo y crisis, los principales debates históricos y contemporáneos en torno a la disciplina y sus retos. Así, el curso se convierte en un cultivo de reflexión permanente sobre el oficio del historiador, la formación disciplinar y, sobre nuestra propia elección.

El curso permite dar a nuestro juicio una de las discusiones más importantes de la disciplina histórica: ¿es la historia como disciplina una ciencia social? Y, de ser así, ¿cómo formar al historiador como científico social? Al respecto, Julio Arostegui da una amplia argumentación para concluir que la historia como disciplina es «en último extremo, un tipo específico de práctica científico-social»3, y que la formación del historiador «habrá de orientarse, en primer lugar, hacia su preparación teórica e instrumental para el análisis social, haciendo de él un científico social de formación amplia, abundante en contenidos básicos genéricos referentes al conocimiento de la sociedad»4. Convencidos de lo anterior, el presente ensayo recoge los resultados de una investigación que busca responder la siguiente pregunta: ¿Qué peso tiene el componente teórico, metodológico y técnico en la formación disciplinar como historiador? A partir de esa pregunta se hizo un análisis de la última reforma al currículo, tomando como centro la malla curricular con énfasis en la flexibilidad, con el fin de indagar sus implicaciones sobre la formación del historiador como científico social.

1 Palacios, Marco. Hacia la innovación institucional en la Universidad Nacional. (Bogotá: Rectoría UN, 2003.) 2 Villa, Leonardo. La reforma académica que requiere la Universidad Nacional de Colombia. (Bogotá: Rectoría UN, 2004.) 3 Arostegui, Julio. La investigación Historia: Teoría y Método. (Barcelona: Editorial Crítica, 1995,) 51. 4 Arostegui. P. 17

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Rodolfo Antonio Hernández Ortiz

¿Qué entendemos por la formación del historiador como científico social? Cuando hablamos de formación nos referimos a las prácticas de enseñanza y aprendizaje que buscan que los estudiantes de historia adquieran no solo las técnicas propias del oficio, las teorías, los métodos, sino que adquieran la destreza de «pensar históricamente» como bien lo expresa Fontana, recordando a Pierre Villar: «Que se le enseñe que el panorama del mundo social en que vive es tan contingente como el paisaje físico de su entorno y que, como aquel, puede ser modificado. Que no hay nada natural, sagrado e intocable en ese paisaje social, más allá de un único principio ético fundamental que es el del reconocimiento del derecho de todo hombre y toda mujer a su vida, libertad y dignidad. Todo lo demás es discutible y todo puede ser cambiado, y debería ser cambiado cuando convenga a los demás»5. Por otro lado, partimos del entendimiento de la historia como estudio científicamente elaborado, esto implica que la formación del historiador lo debe llevar a adquirir un conocimiento científico y técnico, conocimiento de la historia general, y como plantea el maestro Jaramillo «Una sólida preparación en ciencias impropiamente llamadas auxiliares, porque para el historiador constituye el instrumento mismo de trabajo y elemento esencial de su capacidad de comprensión y síntesis: economía, sociología, filosofía, derecho, filología para situarnos en el terreno del historiador clásico (…) en la formación del historiador contemporáneo entran sin apelación disciplinas como la demografía, la estadística, y si se trata de historia de la economía, un cierto grado de formación matemática (…) Tampoco se podría ser historiador sin ser, en alguna medida, filólogo. No solo porque el lenguaje es el vehículo indispensable de toda comunicación y el depósito inagotable de las vivencias del hombre, sino porque la semántica es un instrumento eficaz de conocimiento de la conciencia individual y social a la cual tienen que referirse el historiador (…) Finalmente, en la época de la sociedad de masas, después de que Freud descubrió e indagó los fenómenos del inconsciente (…) ¿podría decirse que el historiador puede ignorar ciertos aspectos, métodos y conceptos de psicología?»6, esto, en otras palabras, es lo que entendemos como la formación del historiador como científico social. Así, siguiendo la propuesta de Arostegui, consideramos que la formación del historiador como científico social debe comprender tres dimensiones básicas: la de la formación humanística, 5 Fontana, Josep. ¿Para qué sirve la Historia en un tiempo de crisis? (Barcelona: Ediciones pensamiento crítico. 2003.) P 122. 6 Jaramillo Uribe, Jaime. Nueva historia de Colombia. (Bogotá: Editorial Planeta Colombiana.1989.) P 22.

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LA FORMACIÓN DEL HISTORIADOR COMO CIENTÍFICO SOCIAL EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL SEDE BOGOTÁ

la científica y la técnica. En primer lugar, la formación humanística que debe contemplar un conocimiento suficiente de la cultura clásica, las lenguas, la historia y el pensamiento clásicos, es decir, una formación filológica adecuada. De igual forma debe incluir una formación filosófica. Especialmente la lógica y la teoría del conocimiento son imprescindibles para todo científico social. En segunda instancia, la formación científica debe incluir una familiaridad suficiente con los principios del conocimiento científico y con los consiguientes fundamentos del método. En tercer lugar, la formación científica debe ir acompañada de una formación eficaz en métodos de investigación social de orientación diversa, y en técnicas que irían desde la archivística a la encuesta de campo.

Departamento de Historia: reforma o adaptación, los dilemas de la flexibilización El Departamento de Historia de la Universidad Nacional hace parte del largo trasegar por la formación disciplinar de la historia en Colombia, a nivel de antecedentes podemos encontrar en Betancourt (2007), Archila (2006) y Jaramillo (2007) coincidencia en que el primer gran hito de la profesionalización se dio con Jaime Jaramillo Uribe y el surgimiento de la carrera de Historia en 1966, cuando en el marco de la creación de la Facultad de Ciencias Humanas, se fusionaron las dos secciones de Historia que se desarrollaban en la Facultad de Filosofía y Letras7. El segundo gran hito en que coinciden los tres autores es la creación en 1963 del Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura. «Creado el Departamento de Historia, me pareció necesario dotarlos de una publicación que recogiera el producto de las investigaciones que en el campo histórico había iniciado yo mismo y las que adelantaran los alumnos que habían escogido la intensificación de los estudios históricos […]»8. El tercer hito es la primera generación de historiadores, en sus memorias, Jaramillo le dedica una parte importante al hablar de «Los primeros historiadores profesionales», «Al tiempo que se fundaba el departamento de Historia [1962] y se publicaba el primer número de Anuario Colombiana de Historia Social y de la Cultura [1963], terminaban sus estudios el grupo de

7 Betancourt, Alexander. Historia y nación. (Primera edición. La carreta editores. Colombia. 2007;) Jaramillo Uribe, Jaime. Memorias de un intelectual. (Universidad de los Andes. 2007;) Archila, Mauricio. La disciplina histórica en la Universidad nacional, sede Bogotá, (Universidad Nacional. 2007.) 8 Jaramillo. P 191

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alumnos de filosofía entre los cuales estaban los que se dedicarían a los estudios históricos y formarían el primer grupo de historiadores profesionales, de formación especializada, que produciría una obra abundante más allá de todos los cálculos»9. El resultado de todos los esfuerzos para constituir la formación disciplinar de la historia se veía reflejado en nuevos profesionales de la historia con énfasis en la investigación, sin descuidar la docencia. En el mundo universitario se educaba por primera vez un profesional de la historia en todo sentido de la palabra. «No solo se trataba de alguien que manejara teorías y métodos, sin descuidar el rigor empírico de consultar a las fuentes, sino que obtenía sus recursos principalmente de esta actividad»10. Al finalizar el siglo XX el balance para la formación disciplinar fue positivo, a pesar de las crisis en la que cayeron las ciencias sociales, y en donde la historia no estuvo exenta. «Este último periodo ha sido la consolidación curricular de la disciplina en el Departamento, primero con la maestría, como se ha visto, luego con la reapertura de la carrera en 1992 y por último con la creación del doctorado en 1997. La carrera, después de ardua discusión dentro del Departamento, la Facultad y la Universidad, se reabrió con un énfasis en los cursos de procesos, a los que les acompañan las áreas metodológica, teórica y de electivas»11. El balance final de un siglo de trasegar es que el siglo XXI se inicia con un «campo disciplinar autónomo, aunque en constante relación con otras ciencias sociales, cuyos predominios varían por periodos. También se puede aducir una profesionalización creciente, tanto en la autonomía financiera que logran sus practicantes en el mundo universitario, como sobre todo en el rigor empírico, y en el uso cada vez más evidente de métodos y teorías en la interpretación del pasado»12. Bajo ese panorama es que el veintisiete (27) de noviembre de dos mil ocho (2008) el Consejo Académico a través del acuerdo número 243 de 2008 modificó la estructura del plan de estudios del programa curricular de Historia. Previo a eso, el departamento había entrado en una dinámica de discusión y debate de estudiantes y profesores. Las evidencias encontradas datan de noviembre de 2007, el primer encuentro se suscitó en una reunión del consejo estudiantil del departamento, estudiantes de la carrera y el profesor coordinador Roch Little, El 13 de noviembre se realizaría una segunda reunión de estudiantes de historia, en el acta del comité asesor de carrera del 29 de noviembre se aborda el tema y se programa reunión para

9 Jaramillo. P 180-181. 10 Archila. P 185 11 Archila. P 199. 12 Archila. P 200.

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el 10 de diciembre con el objetivo de discutir «la propuesta y observaciones de los estudiantes de historia acerca de la reforma del pensum y la reforma curricular del pregrado». El 1 de agosto del 2008 se vuelve a evidenciar la discusión de la reforma académica en la reunión del Comité Asesor de Carrera en donde además se informa de cuatro reuniones más durante todo el 2008. El análisis de estas fuentes y de las entrevistas semiestructuradas que se realizaron a representantes estudiantiles, egresados que participaron de los debates más álgidos del momento y a varios profesores del departamento, entre ellos a Roch Little, coordinador del departamento de historia en la época, permitió indagar las implicaciones de la reforma en la formación del historiador como científico social. Inicialmente se identificó que dentro del estudiantado estaban como temas de interés el problema financiero, la política de bienestar universitario, el carácter de la universidad y su responsabilidad social, el tipo de historiador que se pretendía entregar a la sociedad y la función en ella, la evaluación del departamento, los criterios de las directivas para implementar la reforma, las propuestas de los pares académicos que «recomendaba» la reforma, la flexibilidad en el currículo y su relación con la bolsa de créditos, la autonomía del departamento para ejercer el diálogo programa académicosociedad y así orientar su propia reforma, la relación teoría práctica en la formación del historiador, el cambio de carácter del proyecto de grado y la relación entre materias optativas y obligatorias. A la hora de sustentar propuestas puntuales las inquietudes se centraron en los aspectos más relevantes como fueron la flexibilidad, los cursos optativos y obligatorios, la implementación de materias como introducción a la historia y las herramientas metodológicas que acercaran el estudiantado a la investigación. El análisis del discurso en los documentos dejó ver que, contrario a las posiciones contestatarias que suelen caracterizar al estudiantado cuando se mueve en masa, las propuestas de los estudiantes de historia fueron viables y debidamente argumentadas. La implementación de materias como «Introducción a la Historia», que se atribuye como una reivindicación del estudiantado, es el mejor ejemplo de esto. Además de la propuesta de esa nueva materia, los estudiantes centraron su preocupación en la flexibilidad del proyecto académico y en la implementación del sistema de créditos. Se sabía de antemano que en los debates del 2005 la flexibilidad era uno de los pilares de la reforma de Marco Palacios, por lo cual la representante estudiantil al Consejo Académico, Calorina

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Moreno13, enfatiza, contrario al profesor Roch, que sí se dio una reforma y que esta cimentó la concepción de universidad que las directivas tenían. Los reformadores del 2005 sustentaban en el Acuerdo 037 que «El espíritu [del] acuerdo es de amplitud, flexibilidad y suficiente generalidad como para que contenga todas las áreas de las ciencias y las técnicas, las artes y las humanidades que se enseñan en la Universidad». Esto incluía, entre otras cosas, reducir el mínimo del componente flexible a un 20%, pero dejando totalmente abierto e indefinido el porcentaje máximo, mientras anteriormente estaba limitado a un 45%. La consecuencia era desdibujar totalmente el perfil de las artes, las profesiones y las disciplinas. Esas propuestas que junto con la eliminación de las líneas de profundización bajo el argumento de que estaban «contribuyendo a la especialización prematura» apuntaban a debilitar el componente flexible disciplinario que podría terminar reducido al 0%, pues los créditos de libre elección de los estudiantes podrían ser tomados, sin límite máximo, en cualquier otro programa de pregrado o tomando asignaturas que no pertenezcan a ningún plan de estudios, es decir, por fuera de la profesión, disciplina o arte que constituye su carrera. Esta era la forma de reducir las carreras al ciclo básico, de ahí que actualmente el profesor César Ayala del Departamento de Historia sustente en entrevista que esta concepción de flexibilidad va contra la formación disciplinar. Otro polo de la discusión sustentaba los aspectos positivos de la flexibilidad cuando esta no va en detrimento de la formación disciplinar, sino por el contrario, le aporta la construcción del científico social. Ya desde antes del 2003 se venía desarrollando una reflexión interdisciplinaria alrededor de las áreas comunes del conocimiento que iban apuntalando las propuestas del ingreso por áreas comunes o del ciclo común de conocimiento. Esto que todavía es motivo de debate, hizo parte del repertorio de propuestas y se sintetizaba en la posibilidad de construir áreas comunes dentro de disciplinas y profesiones afines, sin sacrificar la especificidad de los campos del conocimiento. Por ejemplo, mediante el diseño de clases magistrales comunes acompañadas de seminarios específicos, de acuerdo con las disciplinas, artes o profesiones que confluyen en el área.

La malla curricular Pero más allá de estos tipos ideales de flexibilidad, ¿cuáles fueron las reales consecuencias en torno a la flexibilidad para el Departamento de Historia en la sede Bogotá?, veamos: 13 Entrevista a Calorina Moreno realizada en el primer semestre del 2011.

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En el Departamento de Historia el debate se centró en la flexibilidad del currículo y se dio alrededor de tres planteamientos. En la primera posición estaban los más conservadores que abogaban por más rigidez en la formación disciplinar, es decir, más cursos obligatorios, más prerrequisitos, etc.; al otro extremo, estaban quienes solicitaban plena flexibilidad, con una variante de querer dejar el currículo tal como estaba y solamente implementar el sistema de créditos para cumplir con la normatividad; la tercera posición desde la que se paró la dirección del departamento intentó mediar. Esto ha dado para que el profesor Roch14 se plantee que más que una reforma lo que se dio fue una adaptación de la política macro a las necesidades del departamento. Al finalizar el debate, la reforma organizó el plan de estudios en el componente de fundamentación, el disciplinar o profesional y el de electiva, cada uno con determinado número de créditos obligatorios que al ser sumados se cumple con los 121 de la carrera, los dos primeros componentes subdividen sus créditos en obligatorios y optativos; en el componente de libre elección todos son optativos. Ver gráficas 1, 2, y 3. En otras palabras, de un total de 121 créditos para la carrera de historia, 34 equivalentes a un 28% son créditos obligatorios y 87 equivalentes al 72% corresponden a los créditos optativos, incluyendo allí los 24 créditos o el 20% de libre elección. Ver gráficas 4 y 5. En cuanto a la posibilidad de tomar materias en otros departamentos y que estas sean válidas para el componente disciplinar y de fundamentación, quedó reglamentado en el marco de las llamadas asociaciones con los departamentos de Antropología, Sociología, Geografía y Psicología, esto es 4 de 14 opciones en la facultad y 4 de 52 opciones en la sede Bogotá, es decir, el 28,5% y el 7,7% de flexibilidad respectivamente. Los cursos que se tomen por fuera de esos cuatro departamentos cuentan como electivas, pero no suman para el componente de fundamentación ni para el disciplinar. La posibilidad de tomar cursos tan importantes para un historiador en áreas de la economía o de las ciencias políticas está resignada a ser valorados como electivas. Ver gráfica 6. La relación entre los cursos de procesos y los demás del campo teórico, metodológico y técnico (TMT) quedó determinada por un 35% equivalente a 42 créditos para los contenidos de procesos y un 45% equivalente a 55 créditos para los contenidos teóricos, metodológicos y técnicos, quedando aparte el 20% de los contenidos de libre elección. Ver graficas 7 y 8. 14 Entrevista con el profesor Roch Charles Little realizada en el primer semestre del 2011.

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Las cifras hasta aquí expuestas, como sucede con las matemáticas y la estadística, dan para justificar el punto de vista que se quiera, unos datos arrojan un aparente equilibrio, otros brindan un panorama de mayor flexibilidad y otro de poca movilidad. Ante esta situación se construyó un factor denominado el coeficiente de flexibilidad. El método consiste en tomar las materias que teóricamente son ofertadas por el departamento en su equivalente a créditos y dividirla por el número de crédito que exige cada componente ; en el caso donde haya materias obligatorias, estas se restan a la oferta de los cursos y se hace la misma división .15 Ver gráfica 9. El análisis de la información suministrada por el coeficiente de flexibilidad, ver gráficas 10 y 11, muestra cómo el proyecto académico es sumamente rígido. Siendo uno (1.0) la calificación de mayor rigidez, las agrupaciones de introducción, historia de Colombia, metodología e investigación, historia de América, historia mundial tienen un coeficiente de flexibilidad entre 1,0 y 1,4, esto deja entrever que los estudiantes que quieran omitir estos cursos no tienen margen de maniobra. Frente a la agrupación aquí denominada como (TMT), el coeficiente de flexibilidad demuestra que fue este componente el que mejor salió librado de la reforma. Los cursos que hacen parte del componente (TMT) se puede mover entre los más flexibles como los teóricos con un coeficiente de 11, hasta los más rígidos como la de metodología e investigación con un coeficiente de 1,09, pasando por un término medio como son los métodos en ciencias sociales con un coeficiente de 5. Sumado a lo anterior, está el hecho de poder tomar cursos en las carreras con las que se tiene asociación, aunque basta mencionar, que es urgente superar el 28,5 % de movilidad, ampliando la asociación a todas las carreras de la facultad, a las ciencias económicas y a las ciencias políticas como paso inicial.

Conclusiones La flexibilización sigue siendo más un discurso que una realidad, esto debería de contentar a los estudiantes y profesores que abogan por mas rigidez. Aquí hay que mencionar una variante de quienes cuestionan los cursos optativos que se justifican desde la flexibilidad, en palabras

15 Este () es válido para las agrupación Metodologías e Investigación. En el caso donde la cantidad de matrerías ofertadas sean igual al numero de materias obligatorias se aplica el (historia de Colombia e Introducción a la historia)

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de la ex representante estudiantil al comité asesor de carrera, Jenny Julio16, cuando un curso es obligatorio existen garantías administrativas para que se dé, si es optativo y cuenta con poca demanda, simplemente no se abre por la relación costo beneficio. En síntesis, el análisis de la información suministrada por el coeficiente de flexibilidad demuestra que el proyecto académico es sumamente rígido, rigidez que crece cuando no se ofertan los cursos prometidos, caso muy recurrente con el componente teórico y que pese a ser en teoría el más flexible, en la práctica terminan siendo uno de los más rígidos, por su poca oferta, con el agravante de que los pocos cursos ofrecidos suelen coincidir en los horarios, reduciendo más la posibilidad de tomarlos. En cuanto a la preocupación de si la reforma aporta o no a la formación del historiador como científico social, los datos arrojados por el coeficiente de flexibilidad permitieron falsear la hipótesis inicial de que tanta flexibilidad iba en detrimento de los contenidos teóricos, metodológicos y técnicos, claves en la formación del científico social. De igual forma, la relación de 35% para los cursos de procesos frente a la de 45 % para los cursos de formación teórica, metodológica y técnica (TMT) falsea la hipótesis de un énfasis hacia los procesos y que la columna vertebral de la carrera son estos, por el contrario la distribución porcentual demuestra que no hay detrimento de la formación TMT. Adicional a eso, hay que reconocer que los curso de procesos, como sustenta el profesor Pablo Rodríguez17, son complemento a la formación TMT, todo depende de la metodología del curso; o asistimos a procesos cronológicos, o asistimos a síntesis que dé cuenta de por qué pasó lo que pasó, y cómo el historiador llego a esas conclusiones.

16 Entrevista con Jenny Julio realizada en el primer semestre del 2011. 17 Entrevista con el profesor Pablo Rodríguez del departamento de historia realizada el primer semestre del 2011.

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Bibliografía: Documentos Acta resumen reunión de estudiantes Noviembre 13 de 2007. Relatoría reunión reforma pensum. Noviembre 1 de 2007. Propuesta de reforma al plan de estudios carrera de historia. Septiembre 25 de 2007. Propuesta reforma plan de estudios carrera en Historia UNSB. Septiembre 25 de 2007. Acta comité asesor de carrera 016 Noviembre 29 de 2007. Acta comité asesor de carrera 006 Agosto 1 de 2007. Apuntes sobre la reforma académica en la Universidad Nacional. Documento elaborado por el profesor Leopoldo Múnera y puesto a consideración Movimiento Triestamentario y la Representación Profesoral a toda la comunidad universitaria para animar el debate de Claustros y Colegiaturas. Bogotá. Enero de 2006. Documento Sobre el presente y el futuro de la Universidad Nacional. Bogotá, 10 de enero de 2006. Comisión de Concertación designada por la Asamblea general de Profesores. Acuerdo número 224433 de 2008. Acta número 11 del 27 de Noviembre. Resolución número 150 de 2010. El Consejo de la Facultad de Ciencias Humanas. Acuerdo 033 de 2007 Por el cual se establecen los lineamientos básicos para el proceso de formación de los estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia a través de sus programas curriculares.

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Fuentes secundarias Archila, Mauricio. La disciplina histórica en la Universidad Nacional, sede Bogotá, Bogotá: Universidad Nacional, 2007. Arostegui, Julio. La investigación Historia: Teoría y Método. Barcelona: Editorial Crítica, 1995. Betancourt, Alexander. Historia y nación. 1ª ed. Colombia: La carreta editores, 2007. Fontana, Josep. ¿Para qué sirve la Historia en un tiempo de crisis? Colombia: Ediciones pensamiento crítico, 2003. Jaramillo Uribe, Jaime. Memorias de un intelectual. Bogotá: Universidad de los Andes, 2007. --------------------. De la sociología a la historia. Comp. Gonzalo Cataño. Bogotá: Unidades, 1994. --------------------. Nueva historia de Colombia. Bogotá: Editorial Planeta Colombiana, 1989. Melo, José Orlando. Historiografía colombiana - Realidades y perspectivas, 1996. Palacios, Marco. Hacia la innovación institucional en la Universidad Nacional. Bogotá: Rectoría UN, (2003). Villa, Leonardo. La reforma académica que requiere la Universidad Nacional de Colombia. Bogotá: Rectoría UN, 2004.

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Grรกficos y tablas Grรกfica 1

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Gráfica 2

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Gráfica 6

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Grรกfica 8

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Gráfica 10

Gráfica 11

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Imágenes de la memoria en UN álbum fotográfico

Resumen La configuración de un discurso visual que se vale del acto fotográfico como medio expresivo de un pasado, constituye una intención por fijar en la memoria colectiva imágenes emblemas de una comunidad atravesada por distintos actores y acciones. La imagen es aquí el eje de apoyo para que relatos, memoria e institucionalidad converjan en una amalgama irregular de narrativa e identidad. Una propuesta visual que se toma el espacio expositivo para revelar las fotografías que el pasado ha guardado para el presente

Palabras clave

Imagen, memoria, relato, identidad, universidad

Karen Parrado Beltrán1

Abstract The configuration of a visual speech which makes use the photographic act as an expressive medium of a past, constitutes an intention to fix images in the collective memory of a community emblems pierced by different actors and actions. The image here is the support axis for stories, and institutional memory converge on an irregular amalgam of narrative and identity. A visual proposal which is taken the exhibition space to reveal the photographs saved in the past for the present.

Key words

2

Image, memory, story, Identity, University.

1 Estudiante del pregrado de Diseño Gráfico, Universidad Nacional de Colombia y del pregrado de Comunicación Social y Periodismo, Universidad Central. <Email: kaparradob@unal.edu.co>

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L

a exhibición de imágenes intimistas de la universidad, dispuestas desde el 21 de marzo de 2013 en el espacio expositivo de UN álbum fotográfico, fue el resultado de un trabajo conjunto realizado por el Departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia en colaboración con el proyecto Saber y Vida del Instituto de Estudios Políticos Relaciones Internacionales (IEPRI), el grupo Memoria y Palabra y la Dirección de Museos de la sede Bogotá. La exposición puede establecerse como un signo en la construcción de un relato fotográfico que se lanza a la consolidación de memoria e identidad, delimitada por el espacio social del campus de la Universidad Nacional. La muestra presente en la exposición es un compendio clasificado, depurado, restaurado y publicado de imágenes y recordatorios visuales cuya fuente principal es la fotografía. Este elemento visual, fundamental para la narración y visualización de la historia de un colectivo, concreta la memoria a través de las acciones de reavivar, recordar y reafirmar un pasado de construcción progresiva en el presente. La exposición se presenta como un álbum transitable y habitable desde el cual se da apertura a los transeúntes para que experimenten la inmersión del presente en el pasado, en la historia de la universidad que es a su vez la de sus actores y acciones. Se involucra al espectador en la acción de transitar para evocar, y de esta manera habitar un espacio histórico al cual pertenece en alguna de sus etapas, generando un grado de identificación del que observa con la disposición de un espacio que secciona y revela esta historia a través de imágenes. Claramente la exposición plantea una relación con la figura del álbum fotográfico desde su nombre mismo; un juego de palabras que aluden a la identificación de la Universidad Nacional y a la configuración de un relato nostálgico derivado del muestreo figurativo de la vida universitaria a lo largo de la historia en el objeto álbum. Rastrear la memoria de la universidad es proponer un espacio para la cristalización de lo que ha quedado atrás en el tiempo pero que continúa presente en el archivo fotográfico, en el conglomerado de imágenes de un álbum dispuesto en paredes y bloques expositivos. La vivencia de una comunidad universitaria que ha construido memoria a través del tiempo y que, para eludir lo efímero de esta, se expone en fotografías que la han capturado y disecado.

Se exponen recuerdos en el recorrido de una memoria intencional, en el transcurrir de una muestra que, como sección fragmentaria de una realidad, establece cierta carga de emotividad con el espectador partiendo de tres espacios definidos: hogar, cultura y política, desde donde se acuñan imágenes de emotividades diferentes, mas no excluyentes. Una especie de mediación visual de la memoria universitaria, que si bien propone un espacio para revivir un pasado vigente en el presente, no escapa a interpretaciones paralelas, complementarias a su intención como

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IMÁGENES DE LA MEMORIA EN UN ÁLBUM FOTOGRÁFICO

discurso visual; y que asume un hervor de posibilidades de lecturas latentes en el espacio expositivo dispuesto a modo de álbum fotográfico. Esta triada de la exposición (hogar, cultura y política) dirige la ruta fotográfica del observador, la cual demarca las imágenes con información clave y cronológica como nombres de personas, escenarios y fechas a manera de anotación documental tal como ocurre en el álbum fotográfico familiar. En este escenario la imagen presenta los momentos memorables de una comunidad, exalta las figuras y las acciones más representativas de su esencia como claustro universitario y como familia, e institucionaliza un pasado común, entretejiendo la memoria individual en la construcción nemotécnica de un álbum colectivo1. Se alude a la idea de familia al generar la sensación de estar recorriendo un pasado fotografiado al cual se pertenece desde el presente por medio de las acciones de observar, leer y retener. Álbum y familia son dos factores de autoreconocimiento e identificación que se consolidan en la representación icónica de la fotografía. La imagen documenta el hecho, pero más allá de esto, canaliza recuerdos y formas de ser y de sentir; estructura la memoria de un grupo social para la formalización de la misma que, en tiempos de sobresaturación visual, requiere de un esfuerzo dirigido hacia las sensibilidades de grupo y hacia la idea de pertenencia a una fraternidad y el valor de la misma. Una intencionalidad visual que conduce la ruta de una versión de memoria en específico, aquella validada por la institucionalidad del establecimiento en la figura de Universidad Nacional de Colombia, y que excluye por el camino otros relatos y otras formas de ser, conocer y vivir en el espacio universitario.

Espacio universitario e imágenes de poder De otro lado, como signo de identificación de los miembros pertenecientes a la comunidad universitaria de la Nacional, la exposición también permite la observación de fenómenos de reapropiación y resignificación de los espacios universitarios. En este ámbito de identificación se posiciona la estatua de Francisco de Paula Santander; aquella que fuera fijada en primer momento en la plaza en 1973, como figura emblemática del carácter liberal que el conocimiento 1 Julián David Romero Torres. ¡Luz! ¡cámara! ¡acción! El lente de la fotografía familiar, en Cuadernos de Sociología. (Bogotá: Universidad Santo Tomás, 2010), 244.

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suponía en la universidad, y que hoy irónicamente porta el nombre de «Plaza Ché». Como símbolo ha sufrido transformaciones permanentes y drásticas, las cuales transgreden la imagen de un prócer propio de un discurso histórico local, lo que ha traído consigo la transformación de su rol como imagen de poder perteneciente a la visión tradicionalista; destronándola y marginándola del escenario universitario. Es posible considerar que el ambiente de agitación de la universidad, y su carácter liberal como ente académico de diversidad y convergencia de todos los factores sociales del territorio nacional, haya sido el detonante de la transgresión constante contra este monumento. Al igual que es posible adjudicar un valor de resistencia al hecho de hacer una reapropiación del principal escenario de aglomeración estudiantil, reconfigurándolo por medio de una nueva imagen de poder, un nuevo símbolo inscrito esta vez en el muro y no en el bronce; una resignificación de la plaza por medio de la acción irreverente del esténcil, en la figura de un hombre igualmente político como Santander, pero que expresa una afinidad más legitima con el pueblo, con la comunidad de los dominados y no con la clase dominante. Y puesto que en un ambiente estudiantil como el de la Universidad Nacional de Colombia, atravesado por tantos vectores de conflicto y reflexión, se manifiestan imágenes que son signos de identificación y poder porque engloban ideales de lucha o cambio derivados del contexto nacional tangencial al de la propia comunidad universitaria, la afinidad con el pueblo, en este caso, se expresa en un hombre de actividad política más no de la clase política. De alguna manera, la resignificación de la plaza como un espacio de lucha y de construcción de nuevos discursos sociales y políticos, encuentra su estandarte en el rostro de un revolucionario; y en medio de un proceso de adaptación de esta, la imagen más representativa de todo el archivo fotográfico es del Ché Guevara, en un expresión propia de la insumisión del espíritu universitario de la Nacional. Esta imagen, desprendida del lente del fotógrafo Alberto Korda, se imprimió en un muro e invadió nominalmente la plaza, se erigió en la altura, retando la monumentalidad del Santander erigido sobre el cemento; se posicionó en el centro de la misma y relegó a la estatua de Santander, que como se observa en las fotos de la exposición, se ubicaba a un costado; y con esto la invisibilizó, hasta exiliarla. La imagen del Ché es símbolo de una comunidad juvenil que habita y discurre en el ambiente universitario del campus, y que es afectada por ella como legado de una memoria universitaria pasada. Pero también dicha imagen es la identificación nostálgica de una generación que, en un intento escurridizo, procura afectar su sociedad desde las losas de una plaza que lleva por nombre a un revolucionario foráneo, que de manera metafórica cristaliza todo el proceso ideológico del esfuerzo estudiantil por hacer algo más que solo adquirir una formación profesional. Del propósito de consolidar un espíritu crítico y constructivo hacia ideales participativos que logren una sociedad más justa y equitativa.

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tema LIBRE


José Antonio Ocampo: CEPAL, teoría de la dependencia y una mirada a lo Colombiano Abraham Ortíz

Resumen

Abstract

Después de la aparición de la obra de Raúl Prebisch, la escuela cepalina tendió a escindirse en dos facciones, de las cuales se ha dicho que tienen diferencias irreconciliables. Sin embargo, tales distanciamientos no son tan marcados como se ha dicho, e incluso se ha dado la existencia de intelectuales cepalinos que se mueven entra ambas facciones, sin llegar a definirse por una u otra cara de la moneda. Un pensador que sería ejemplo de lo anterior es el economista, historiador, investigador y político vallecaucano José Antonio Ocampo Gaviria. A la par de que este autor presenta tan característico matiz, su pensamiento tiene vigencia para los análisis económicos y sociopolíticos que se desean realizar sobre América Latina en estos últimos años, por motivo de que su comprensión de que las naciones latinoamericanas van a medio camino para alcanzar su estatus de países desarrollados, aporta un marco histórico y teórico necesario para comprender muchas de las crisis que ha sufrido la región, además de brindar soluciones para que en un futuro no se repitan las calamidades del pasado.

After the appearance of the work of Raul Prebisch, ECLA school tended to split into two factions, which it is said to have irreconcilable differences. However, these spacings are not as marked as it has been said, and, even, there has been intellectuals cepalinos who movde between the two factions, without being defined by one or other side of the coin. A thinker who would be an example of this is the economist, historian, researcher and politician vallecaucano José Antonio Ocampo Gaviria. Along with the author presenting a characteristic hue, his thinking is effective for economic and socio-political analysis you want to perform on Latin America in recent years. By way of his understanding of Latin American nations, halfway to achieve developed country status, he provides a historical and theoretical framework for understanding many of the crises that have hit the region, in addition to providing solutions in the future calamities, so the past may not be repeated.

Palabras clave

Key words

Raúl Prebisch, Theotonio Dos Santos, José Antonio Ocampo, Centro, Periferia, Centros.

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Raul Prebisch, Theotonio Dos Santos , José Antonio Ocampo, Center , Periphery, Centers


JOSÉ ANTONIO OCAMPO

Introducción

D

esde que se publicó el informe de «Relación de precios de intercambio entre los países subdesarrollados e industrializados durante el período de posguerra»1 por parte de las Naciones Unidas, se hicieron más latentes las teorías de la explotación colonialista y neoimperialista en donde los «resultados más sobresalientes de este estudio apuntan a un deterioro de los precios de intercambio de los productos básicos en relación a los productos manufacturados durante el período 1876-1938»2.

Es a partir de allí que el profesor Raúl Prebisch comenzó a cuestionarse el devenir de la América Latina en general desde todos sus ámbitos3, llegando a la conclusión de que «el resultado neto [de las relaciones económicas establecidas por América Latina con otras regiones del mundo, sobre todo con los países desarrollados» ha sido una transferencia masiva de ingresos de la periferia a los centros. Mientras que los centros se guardaban todos los beneficios del desarrollo técnico de sus industrias, los países de la periferia les transferían una parte de las utilidades derivadas de su propio progreso técnico (…) [con lo que esta] (…) teoría (…) postula la inevitable existencia de un centro desarrollado (Europa, Estados Unidos, Japón, Corea) y una “periferia” subdesarrollada4 (el tercer mundo del que América Ibérica y cristiana es parte relevante) (…) [siendo que tal aseveración] (…) corre paralela a otras de corte marxista, leninista surgida a principios de este siglo y que los ideólogos seguidos de Lenin, resumieran en el tan repetido lema del imperialismo, última etapa del capitalismo»5, conformándose a partir de tal postulado el denominado pensamiento cepalino o estructuralismo latinoamericano. Con el transcurso del tiempo se generaron dos corrientes de pensamiento dentro de dicho estructuralismo, siendo una de ellas de «inspiración» u origen marxista y otra de origen weberiano, tal y como las identifica el pensador Theotonio Dos Santos, aduciendo este que la «primera6 defiende la tesis de la reproducción ampliada de la dependencia dentro del sistema capitalista, de la superexplotación del trabajo, de la tendencia al fascismo, o a los regímenes de contrainsurgencia, por parte de las burguesías locales, sin excluir la presencia de tendencias democráticas y afirma al socialismo como única solución ante las olas de pobreza y miseria generadas por la dependencia. La segunda7, aun cuando parte del reconocimiento económico de la situación de dependencia y de la exclusión social que genera, tiende a subordinar las variables específicas de dependencia económica a las variables políticas, negando cualquier componente estructural y cualquier

1 Artículo citado en: Cuesta Marroquín, Luis Pedro. Exposición de la teoría de la dependencia. Tesis para optar el grado de “licenciado en Ciencia Políticas”, Guatemala de la Asunción, Universidad Francisco Marroquín, 1998. http://www.tesis.ufm. edu.gt/pdf/522.pdf. (consultado el: 24/11/2012). 2 Cuesta. (consultado el: 24/11/2012). 3 Sobre todo desde los económicos y político-sociales, siendo los de mayor peso los primeros. 4 “Lo que según sus propias palabras [las del profesor Raúl Prebisch] conforman la periferia del mundo”: Cuesta. (consultado el: 24/11/2012). 5 Cuesta. (consultado el: 24/11/2012). 6 La línea marxista. 7 La línea weberiana.

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lógica de reproducción ampliada de la dependencia, que substituye por la idea de dependencia negociada. De esta forma, critica los conceptos de superexplotación del trabajo, de tendencia a los regímenes de excepción de la burguesía dependiente y del socialismo como fundamento para resolver la cuestión de la pobreza y la miseria en estas regiones»8. Un pensador que se podría enmarcar en la línea weberiana del pensamiento cepalino, según los parámetros propuesto por el doctor Theotonio9, es el economista, historiador, investigador y político vallecaucano, José Antonio Ocampo Gaviria, el cual «es, según la mayoría, uno de los pensadores sociales y económicos colombianos más extraordinarios de los últimos 25 años»10. A partir de las diferentes líneas de interpretación de los axiomas del profesor Prebisch, las cuales produjeron las divisiones de pensamiento dentro del estructuralismo latinoamericano ya enunciado11, se puede deducir que el pensador colombiano, al utilizar la metodología económica del pensamiento cepalino, siendo que tal se haya supeditado en sí a la «teoría de la dependencia, que subraya la dicotomía entre el “centro” (los países avanzados) y la “periferia” (América Latina), así como las desiguales relaciones de intercambio entre ambas regiones, (...) [donde se ha] (…) considerado que el principal obstáculo al desarrollo económico latinoamericano son sus desiguales relaciones con las potencias extranjeras»12, postula: «(…) [El] balance del período13 muestra evidentes avances, pero también estancamientos y retrocesos (…) [siendo que la] (…) mayor frustración ha sido la sostenida divergencia en términos de producto por habitante entre la región y el mundo desarrollado desde 1973. (…) Por consiguiente, los países de América Latina y el Caribe enfrentan enormes desafíos, que demandan acciones coordinadas en los planos nacional, regional e internacional. (…) Esto recoge una lección esencial 8 Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. “Theotonio Dos Santos: introducción a la vida y obra de un intelectual planetario”. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/ libros/unesco/martins.rtf. (consultado el: 24/11/2012). 9 Parámetros que se pondrán en cierta medida en discusión más adelante. 10 The International Development Research Centre. Digital Library. Canada. “UN ECONOMISTA PÚBLICO Y PRIVADO. José Antonio Ocampo Gaviria”. The International Development Research Centre. Digital Library. Canada. http://idl-bnc.idrc.ca/dspace/bitstream/10625/23985/1/109152.pdf. (consultado el: 24/11/2012). 11 Las cuales tienden, según los propios pensamientos del profesor Theotonio, “a separarse progresivamente de sus identidades iniciales”. Consejo Latinoamericano. (consultado el: 24/11/2012). 12 Bulmer-Thomas, Víctor. La historia económica de América Latina desde la Independencia. (México: Fondo de Cultura Económica, 1998). 24-25. 13 El periodo que él enuncia, y el cual enmarca su estudio, es el que denomina la “tercera fase del desarrollo global del capitalismo”, “tercera etapa de integración global”, “tercera fase de internacionalización de la economía mundial”, “tercera fase de globalización” entre otros términos usados en sus escritos. Ocampo, José Antonio y Juan Martín, coord. América Latina y el Caribe en la Era Global. (Bogotá. D.C.: Alfaomega, 2004). 1-5.

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de la historia: ante procesos de raíces tan profundas como es la globalización, no caben las actitudes que lo ignoran o que, únicamente, lo resisten. Las alternativas deseables son el desarrollo de una globalización más sólida y la mejor inserción de los países en dicho proceso. (…) El mundo de hoy está marcado por lo que se conoce como el proceso de globalización, es decir, la creciente gravitación de los procesos económicos, sociales y culturales de carácter mundial sobre aquellos de carácter nacional o regional. Aunque no se trata de un fenómeno nuevo, puesto que sus raíces históricas son profundas, los drásticos cambios en los espacios y tiempos generados por la revolución de la información y las comunicaciones le han dado nueva amplitud y velocidad, con lo cual ha sufrido una transformación cualitativa14.» José Antonio Ocampo, por lo tanto, se para sobre la línea trazada por Prebisch años atrás para construir su pensamiento, dándole continuación a los axiomas primeros del pensador argentino. Es con base en el postulado anterior que se puede reconocer en su pensamiento la existencia de unos centros y unas periferias económicas a nivel mundial, aunque en este punto su propuesta difiere de la original cepalina ya que se acerca más a la concepción de multicentros económicos globales que propone el profesor Theotonio Dos Santos15, los cuales están representado por las multinacionales que, gracias a los avances tecnológicos, han expandido sus «filiales» a nivel mundial, logrando así una mayor intervención sobre las economías locales. No obstante, y a pesar del dialogo y los consensos, con la línea marxista difiere al proponer que «(…) las alternativas deseables [para los denominados países del tercer mundo] son el desarrollo de una globalización más sólida y la mejor inserción de los países en dicho proceso (…)»16 con lo que se aleja de la solución acotada por Theotonio y sus pares de una vía al socialismo; con tal propuesta modifica también la solución ortodoxa, la cual enuncia que la posibilidad para que los P.M.D.17 se desarrollen está en adoptar el modelo I.S.I. (industrialización por sustitución de importaciones)18 yendo más allá, sin dejar de reconocer el postulado de «centros y periferias», al hacer hincapié en que «(…) es necesario agregar que la economía internacional se caracteriza también por imperfecciones básicas que tienen un carácter “sistémico” más que de “centro-periferia”»19 entendiéndose que dichas naciones a medio camino de su desarrollo, más que industrializarse, deben saber elegir en qué tipo de producción centran sus industrias, apuntándola sobre todo a generar productos de «alta elasticidad-ingreso» (tecnología).

14 Ocampo. América. X. Cursivas Mías. 15 La cual se expondrá más adelante 16 Ocampo. América. X. 17 Países Menos Desarrollados. 18 Cuesta. (consultado el: 26/11/2012) 19 Ocampo. Ocampo, José Antonio. “Raúl Prebisch y la agenda del desarrollo en los albores del siglo XXI”. Revista de la Cepal. N° 75 (2001): 29.

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Es así que los análisis de Ocampo, a partir del axioma anterior, abarcan desde las relaciones de intercambio, en donde se llega a analizar la vulnerabilidad externa, las políticas macroeconómicas y la inserción en los mercados globales de bienes y servicios por parte América Latina, pasando por estudios sobre el fortalecimiento de los sistemas de innovación y del desarrollo tecnológico, y la cuestión de la globalización y el desarrollo social, hasta observaciones sobre la globalización y la sostenibilidad ambiental, continuando en parte y rompiendo a veces con la línea ortodoxa de Raúl Prebisch, llegando a refutar, en cierta medida, el postulado sobre la base teórica en la que supuestamente se sustenta la línea weberiana para llevar a cabo sus estudios, planteada por Theotonio Dos Santos. Siendo su campo de estudio tan amplio, que incluso no solo analiza las políticas exteriores sino también las llevadas por cada zona e incluso país de la región, a las cuales propone solución también, el ideal de este escrito, centrado sobre todo en los análisis de políticas de relación de intercambio internacional basadas en la producción de bienes y la comprensión que se genera a partir de allí sobre el postulado de centro y periferia en el pensamiento de Ocampo, es intentar demostrar la validez de su noción de centro y periferia dentro de la perspectiva dependentista, esencial en el pensamiento de aquel profesor vallecaucano, y cómo su planteamiento acerca del desarrollo, desde la visión de relaciones de intercambio internacional entre los centros y las periferias, influye en aquel primer principio, acercándolo o alejándolo de ciertas líneas de estudios dentro de la CEPAL20.

«La relación de intercambio21 y su interpretación» por parte de Ocampo Gaviria22 El profesor Prebisch, para sustentar sus planteamientos de la existencia de un centro y una periferia, plantea las existencia de «(…) desiguales relaciones de intercambio entre ambas

20 Un estudio sobre todos los factores que pone en juego el profesor Ocampo en su comprensión de la teoría de la dependencia y sus observaciones sobre la situaciones de América Latina y el Caribe abarcaría muchas más paginas, que incluso daría tema para una tesis de grado, no siendo este el espacio indicado para hacerlo con lo que me centraré en los ámbitos ya enunciados. 21 Desde los ámbitos de industrialización y producción de bienes por parte de las diferentes regiones. 22 Este título fue propuesto por el licenciado Luis Marroquín Cuesta en su trabajo sobre la exposición de la teoría de la dependencia planteada Raúl Prebisch en donde analiza, como su nombre lo indica, las relaciones de intercambio establecidas por América Latina, y por todos los denominados países menos desarrollados (P.M.D.), con los nombrados Países Desarrollados (P.D.). Esto mismo me propongo hacer, no obstante, desde el pensamiento del profesor Ocampo Gaviria.

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regiones, (...) [donde se ha] (…) considerado que el principal obstáculo al desarrollo económico latinoamericano son sus desiguales relaciones con las potencias extranjeras»23 con lo que para superar tales diferencias económicas Prebisch postula que la mejor salida para alcanzar los niveles de los P.D. por parte las naciones latinoamericanos es el impulsar la industria nacional haciendo uso del modelo I.S.I. (industrialización por sustitución de importaciones).24 Con tal estrategia lo que se deseaba era, primero, remplazar los bienes de consumo que hasta antes de la segunda guerra mundial, y sobre todo antes de la crisis económica sufrida en 1929, se compraban normalmente a los P.D.; ello a razón de la «caída del valor de las exportaciones que impidió continuar comprando en el exterior»; segundo, generar políticas redistributivas que colaboraran en la mejora de la situación socio-económica de población en general25. Con el surgimiento de un «sentimiento de defensa del interés nacional», también se proponía lograr, en un último tercer estadio, «la diversificación económica, el crecimiento del mercado interno, el estímulo a la inversión y al ahorro nacional, y el aprovechamiento de las potencialidades geográficas y humanas de los países latinoamericanos»26. Desde este punto de vista, el profesor Ocampo continúa tal línea de estudio original de la teoría de la dependencia resaltando que efectivamente hay una diferencia entre los centros y las periferias en tanto sus relaciones de intercambio económico, por lo que empieza argumentado que tal diferencia se puede rastrear en los bienes de exportación en los que se especializan las diferentes naciones resaltando que «Estados Unidos y Canadá, al igual que lo países en desarrollo de Asia, tienden a especializarse en la exportación de los productos más dinámicos dentro del comercio internacional. Por el contrario, América Latina y el Caribe se distinguen por su concentración en productos pocos dinámicos, que representaron más de dos terceras partes de sus exportaciones en los años noventa»27. Tales productos de exportación poco dinámicos en lo que se especializan las naciones latinoamericanas son los productos primarios y las manufacturas basadas en recursos naturales. Los productos primarios han sufrido un gran deterioro de sus precios a razón de la creciente competencia que se ha producido en los mercados, con lo que dicha competencia 23 Bulmer. 24-25 24 Cuesta. (consultado el: 25/11/2012); Ocampo. Raul. 26. 25 Políticas concomitantes al desarrollo de medidas de intervencionismo estatal en el mundo económico latinoamericano. 26 Las citas y las ideas contenidas en este párrafo se encuentran en: Sistema UNO, GrupoSantillana. “El modelo de industrialización por sustitución de importaciones (ISI)”. Sistema UNO, GrupoSantillana. http:// repositorio.sistemauno.com.co/secundaria/sociales_b_/Ampliaciones/Ampliacion/El%20modelo%20de%20 industrializaci%F3n%20por%20sustituci%F3n%20de%20importaciones.pdf. (consultado el: 25/11/2012). 27 Ocampo. América. 9.

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es causa y consecuencia de «(…) la composición del comercio mundial por categoría de bienes [que ha] ha registrado cambios sustanciales (…)», siendo que en tal medida el comercio de manufacturas basadas en recursos naturales también se encuentra relegado a un segundo plano dentro de la economía global por motivo de que «las manufacturas, las producidas sobre la base de tecnologías avanzadas muestran un dinamismo muy superior al conjunto. Los incrementos más marcados corresponden a maquinaria y equipo, especialmente eléctricos y relacionados con la industria de la información y las comunicaciones»28. Prebisch fue el pionero en estos análisis de asimetrías de las estructuras productivas, siendo que el propio Ocampo reconoce que esos axiomas no son suyos, sino que él simplemente los continúa desarrollando: De acuerdo con una formulación muy cercana al pensamiento de Prebisch, «en contraste con la estructura productiva de la periferia, especializada y heterogénea, la de los centros se caracteriza por ser diversificada y homogénea» (Rodríguez, 2001, p. 105). Dado que el cambio técnico se origina en los países del centro y ellos ostentan, además, una mayor capacidad de consumo, tienden a concentrar en cada momento las ramas de producción más dinámicas a nivel mundial. Esto genera, en la visión de Prebisch, una tendencia a la especialización de los países industrializados en productos de alta elasticidad-ingreso y de los periféricos en aquellos de baja elasticidad-ingreso (materias primas y, crecientemente, manufacturas en sus etapas maduras), que se refleja, a su vez, en una tendencia a la divergencia en los ritmos de crecimiento y/o a la aparición de problemas de balanza de pagos en los segundos, es decir, a una «brecha» o «estrangulamiento» externo. Estos problemas son particularmente severos durante los períodos de crisis, reflejando la alta vulnerabilidad cíclica de los países en desarrollo frente a las perturbaciones provenientes del centro de la economía mundial29. América Latina y el Caribe no solo producen bienes de consumo del sector primario. También la región se ha venido especializando en tareas industriales tales como el montaje y el ensamblaje. No obstante, tales procesos industriales acentúan la desigualdad existente en las relaciones de intercambio mundial con la región por motivo de que al presentarse, primero, una creciente competencia para el desarrollo y crecimiento de las empresas, segundo, «adelantos tecnológicos que permiten establecer enlaces en tiempo real a gran distancia y [por último] la liberalización de las políticas de comercio exterior, [a razón de que tales] han impulsado una 28 Las citas y las ideas provienen de: Ocampo. América. 9. 29 Ocampo. Raúl. 26.

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mayor dispersión geográfica de todas las funciones empresariales. En estos sistemas complejos las tareas más sencillas, entre otras, [nuevamente], el montaje y el ensamble, se asignan a áreas menos industrializadas, mientras las funciones que exigen conocimientos especializados y de tecnología se trasladan a áreas industriales más avanzadas, conforme a modalidades de internacionalización que dependen de las propiedades del producto y su mercado»30. Es así que tal pensador vallecaucano concuerda con la idea del licenciado Cuesta, ya que en América Latina y el Caribe se ha dado un incremento de la «(…) mano de obra disponible para el trabajo industrial, producto de la migración campo-ciudad y por el aumento demográfico»31, siendo que tal pensador guatemalteco menciona: «(…) aunque muchos productos pueden ser producidos con tecnologías alternativas que difieren en cuanto a la intensidad con que utilizan capital y mano de obra, algunos productos tiene un coeficiente absoluto muy elevado de capital puesto que exigen una relación capital/mano de obra sumamente elevada aun con la tecnología (relativamente) más intensiva en mano de obra disponible, mientras que otros productos tienen un coeficiente absoluto muy elevado de mano de obra. Bajo un régimen de libre comercio, las economías con abundante mano de obra se especializarán en producir los últimos tipos de productos y tenderán a importar los primeros. (…) Por ende, al alentar la sustitución de las importaciones, estos países, por elección propia, estaban alterando su estructura productiva desviándose hacia la producción de una mezcla de productos con un elevado coeficiente de capital. (…) En este sentido, la última moda es lamentarse del problema de «la tecnología inapropiada»; es decir, que la tecnología que deben importar los PMA invariablemente ahorra mano de obra. Sin embargo, examinando con una cierta perspectiva estos acontecimientos debiera resaltarse claramente que no se trata de un problema tecnologías inapropiadas, sino más bien de productos inapropiados32.» No obstante, el fantasma de Raúl Prebisch reaparece, siendo tal espectro quien marca la pauta para la interpretación de «la propagación del progreso técnico» desde el centro, reconociendo Ocampo que él es solo un digno heredero de lo plasmado por el primero: 30 Ocampo. América. 9. 31 Sistema UNO. (consultado el: 25/11/2012). 32 Cuesta. (consultado el: 25/11/2012). Es así que con los análisis que realiza el doctor Ocampo, mostrados más arribas, sobre los bienes en que se dedica a producir América Latina y el Caribe concuerda con la crítica que realiza Cuesta sobre el modelo I.S.I que postula Prebisch en sus estudios, alejándose de esta manera el colombiano del pensador argentino.

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La consecuencia más importante de las asimetrías de la economía mundial es que las oportunidades económicas de los países en desarrollo siguen estando determinadas en gran medida por su posición dentro de esta jerarquía internacional. Hay ciertamente «propagación de progreso técnico» desde el centro, a través de los canales ya mencionados. No obstante, utilizando los términos de Prebisch, dicha propagación ha seguido siendo «relativamente lenta e irregular», y sus frutos se han distribuido desigualmente en los países en desarrollo, manteniendo o incluso ampliando su «heterogeneidad estructural». Dentro del «objetivo móvil» que representa la frontera tecnológica mundial (Pérez, 2001), pocos países —y pocos sectores y empresas dentro de ellos— logran moverse más rápido y reducir así su atraso tecnológico; muchos otros solo logran avanzar al ritmo de la frontera y no pocos se quedan rezagados33.

Centro(s)34 y periferia con sabor a «Cali Ají» A parte de la asimetría presente en las relaciones de intercambio en cuanto a industrialización y producción de bienes, y su comercialización, el profesor Ocampos, siguiendo la línea investigativa formulada por Prebisch, comprende que existe una cantidad de asimetrías económicas y de intercambio adicionales a nivel mundial, las cuales están «(…) asociadas con el contraste entre la creciente movilidad de capitales y la restricción a la movilidad internacional de mano de obra, especialmente de aquella con menores grados de calificación»35, entre otras36, examinando estas de manera profunda a partir de su marco histórico, el cual enuncia que hoy en día se está viviendo la tercera fase de la globalización. Theotonio Dos Santos, al analizar por su parte las etapas de desarrollo del capitalismo, identifica que el último periodo de dicho tiene como base conocimientos tecnológicos y científicos, siendo su principal característica «(…) el amplio desarrollo de la concentración, centralización, conglomeración e internacionalización del capital monopolista, que cristaliza en un nuevo tipo de entidad económica (las corporaciones multinacionales) y en la profundización e intensificación de los vínculos entre los monopolios y el Estado». De allí que se argumente: 33 Ocampo. Raúl. 28. 34 Aquí se esbozará la razón por la que se pone entre paréntesis la “s” en el título a partir de la concepción de Centro-Periferia que logra el pensador Ocampo. 35 Ocampo. Raúl. 29. 36 Ya mencionadas en la introducción.

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«Las corporaciones multinacionales constituyen, para Theotonio, al mismo tiempo la célula y la infraestructura del proceso de integración capitalista de posguerra y se caracterizan por el hecho de que las actividades que realizan en el exterior no son parte complementaria, sino esencial de sus actividades productivas, financieras y comerciales. Sus inversiones se dirigen priorizadamente al sector manufacturero de los países receptores y a sus mercados internos, lo que las vincula fuertemente con las economías locales. Estas corporaciones tienen como objetivo estratégico mover sus capitales en función de extraer la mayor masa posible y la tasa más alta de beneficios que se puedan obtener en el ámbito internacional (Dos Santos, 1978-B). La expansión de las corporaciones multinacionales está ampliamente basada en la potencia económica de sus respectivos Estados nacionales, que las impulsan y apoyan financiera, política y militarmente; pero a pesar de esto, entran en contradicción con esos Estados, ya que priorizan el ámbito internacional sobre el nacional.»37 La propuesta de Ocampo Gaviria entra en estos postulados de la existencia de ya no un centro económico38 y distintas periferias a nivel mundial, sino que ahora lo que prepondera a nivel económico global es la presencia de varios centros económicos los cuales son constituidos por las grandes multinacionales, según se puede interpretar de lo escrito por el pensador brasileño Dos Santos. Ocampo en su pensamiento aprueba la existencia de estos multicentros económicos ya que insiste en que «(…) la movilidad que ofrece los avances tecnológicos transforma las filiales de las empresas trasnacionales, que antes se encontraban dispersas desde el punto de vista geográfico pero con producción autocontenida, en redes de producción y distribución integradas en el ámbito regional y global. En estas redes, las empresas pueden adquirir los insumos que necesitan producir para el mercado local o regional, o bien pueden integrar actividades económicas dispersas en distintas regiones. En tal sentido, la regionalización de la economía mundial es, paradójicamente, un corolario de la globalización»39. De tal manera el profesor vallecaucano se aleja del pensamiento ortodoxo cepalino «(…) que subraya la dicotomía entre el “centro” (los países avanzados) y la “periferia” (América Latina) (…)»40 entrando a dialogar e incluso a converger con las críticas provenientes de la línea

37 Las dos citas anteriores se encuentran en: Martins, Carlos Eduardo. “Theotonio Dos Santos: introducción a la vida y obra de un intelectual planetario”. En Los retos de la globalización. Ensayo en homenaje a Theotonio Dos Santos, ed. Francisco López Segrera. (Caracas: UNESCO, 1998). http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/unesco/ martins.rt. (consultado el: 25/11/2012). Cursivas Mías. 38 Europa y Estados Unidos, según enuncia las ideas primeras de la teoría de la dependencia. 39 Ocampo. 10. 40 Bulmer-Thomas. 24.

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marxista del estructuralismo latinoamericano y de otras corrientes ideológicas económicas41, con lo que llega a esta conclusión: «Por último, es necesario agregar que la economía internacional se caracteriza también por imperfecciones básicas que tienen un carácter «sistémico» más que de «centroperiferia». La primera es el contraste entre el desarrollo dinámico de los mercados y el rezago en la construcción de una gobernabilidad global, que ha conducido a un suministro subóptimo de «bienes públicos globales» (Kaul, Grunberg y Stern, comps., 1999). La segunda es la enorme diferencia entre la rápida globalización de algunos mercados y la notoria ausencia de una verdadera agenda social internacional o, con más precisión, la carencia de instrumentos efectivos de carácter internacional para garantizar el cumplimiento de las metas de desarrollo que se reiteran de manera periódica, más recientemente en la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas. La tercera es el carácter incompleto de la agenda internacional, que tiene también en alguna medida dimensiones «centroperiferia», dada la ausencia de temas de alto interés para los países en desarrollo, como la movilidad internacional de mano de obra o la liberalización acelerada, por los países desarrollados, de mercados de alto interés para los países en desarrollo (Ocampo, 2001a)»42

Conclusión y la solución… De tal manera, y aunque es ambivalente en su comprensión sobre la teoría de la dependencia43, reconoce a esta y la amplia, controvirtiendo los postulados marxistas del estructuralismo latinoamericano que arguye que aquellos que dan soluciones diferentes al socialismo para los problemas presentes en América Latina, siempre tienden a «(…) subordinar las variables específicas de dependencia económica a las variables políticas, negando cualquier componente estructural y cualquier lógica de reproducción ampliada de la dependencia, que substituye por la idea de dependencia negociada»44, como se ha venido explorando.

41 Como la del profesor Cuesta. 42 Ocampo. Raúl. 29. 43 Además de que nunca a mostrado una postura clara frente a ella. 44 Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. “Theotonio Dos Santos: introducción a la vida y obra de un intelectual planetario”. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/ libros/unesco/martins.rtf. (consultado el: 24/11/2012).

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Es así que el pensamiento de Ocampo Gaviria tiene vigencia para los análisis económicos y sociopolíticos que se desean realizar sobre América Latina en estos últimos años, ya que su comprensión de que las naciones latinoamericanas van a medio camino para alcanzar su estatus de países desarrollados aporta un marco histórico y teórico necesario para comprender muchas de las crisis que ha sufrido la región además de que brinda soluciones para que en un futuro no se repitan las calamidades del pasado o como diría en sus propias palabras el profesor vallecaucano: Esto recoge una lección esencial de la historia45: ante procesos de raíces tan profundas como es la globalización, no caben las actitudes que lo ignoran o que, únicamente, lo resisten. Las alternativas deseables son el desarrollo de una globalización más sólida y la mejor inserción de los países en dicho proceso46. Desde la perspectiva de generar políticas globales para que los P.M.D. puedan salir de su atraso de una manera eficaz y logren relaciones de intercambio menos desiguales y desfavorables para ellos, y así salir del círculo vicioso de las «imperfecciones básicas» que presenta la economía global, las cuales presentan un carácter «sistémico» que tienden a acrecentar la brecha entre los centros y las periferias, Ocampo propone la siguiente agenda internacional: (…) el diseño de una agenda internacional equilibrada pasa inevitablemente por corregir las asimetrías del sistema económico internacional con acciones en tres frentes: i) aplicar mecanismos que aceleren la «propagación de progreso técnico» desde el centro: la transferencia de tecnología, a través de distintas formas de «trato especial y diferenciado»; ii) contribuir a través de las instituciones financieras internacionales a aumentar los márgenes con que cuentan los países en desarrollo para adoptar políticas macroeconómicas anticíclicas, a contrarrestar la concentración del crédito, poniendo recursos a disposición de los países y agentes que no tienen acceso al crédito en los mercados privados internacionales, y a acelerar el desarrollo financiero en los países en desarrollo, como única forma de compensar a largo plazo las asimetrías que caracterizan al sistema financiero internacional, y iii) garantizar que la movilidad internacional de mano de obra reciba la misma atención en la agenda global que la movilidad internacional de capitales47 .

45 Las crisis económicas sufridas y las políticas de acción tomadas para confrontarlas. 46 Ocampo. América. 9 47 Ocampo. Raúl. 30. Con esto se termina de desvirtuar las criticas de Theotonio a la línea cepalina que él ha denominado weberiana. Aquí también se incluye soluciones de política interna para cada país con lo que su análisis queda abierto para quién desee llevarlo a cabo.

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Bibliografía. Fuentes Impresas. Bulmer-Thomas, Víctor. La historia económica de América Latina desde la Independencia. México: Fondo de Cultura Económica, 1998. Ocampo, José Antonio y Juan Martín, coord. América Latina y el Caribe en la Era Global. Bogotá. D.C.: Alfaomega, 2004. Ocampo, José Antonio. “Raúl Prebisch y la agenda del desarrollo en los albores del siglo XXI”. Revista de la Cepal. N° 75 (2001): 25-40.

Documentos en la Red. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. “Theotonio Dos Santos: introducción a la vida y obra de un intelectual planetario”. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. http:// bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/unesco/martins.rtf. Cuesta Marroquín, Luis Pedro. Exposición de la teoría de la dependencia. Tesis para optar el grado de “licenciado en Ciencia Políticas”, Guatemala de la Asunción, Universidad Francisco Marroquín, 1998. http://www.tesis.ufm.edu.gt/pdf/522.pdf. Martins, Carlos Eduardo. “Theotonio Dos Santos: introducción a la vida y obra de un intelectual planetario”. En Los retos de la globalización. Ensayo en homenaje a Theotonio Dos Santos, ed. Francisco López Segrera. (Caracas: UNESCO, 1998). http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ ar/libros/unesco/martins.rt. Sistema UNO, GrupoSantillana. “El modelo de industrialización por sustitución de importaciones (ISI)”. Sistema UNO, GrupoSantillana. http://repositorio. sistemauno.com.co/secundaria/sociales_b_/Ampliaciones/Ampliacion/El%20modelo%20 de%20industrializaci%F3n%20por%20sustituci%F3n%20de%20importaciones.pdf. The International Development Research Centre. Digital Library. Canada. “UN ECONOMISTA PÚBLICO Y PRIVADO. José Antonio Ocampo Gaviria”. The International Development Research Centre. Digital Library. Canada. http://idl-bnc.idrc.ca/dspace/bitstream/10625/23985/1/109152.pdf.

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Estados Unidos y los grandes imperios1 (Una comparación diacrónica) Oscar Armando Castro López2

Many Americans doubtless play Age of Empires, just as the Rangers in Mogadishu played its board game predecessor, Risk. But remarkably few Americans - or, for that matter, American soldiers - would be willing to admit that their own government is currently playing the game for real. Niall Ferguson, Colossus. 2004.

Resumen Este artículo es un análisis del ascenso de los Estados Unidos en su papel como potencia y su aparente figura imperial, dicho acercamiento investigativo es también una mirada comparativa diacrónica que toma los conceptos relevantes que definen las principales características de los grandes imperios, verbigracia, Roma y la Gran Bretaña, para así poder explicar el fenómeno social del imperio no solo en el decimonónico siglo sino igualmente en el siglo XX y parte del XXI.

Abstract This article is an analysis of the rise of the United States in its role as potency and apparent imperial figure. This research approach is also a diachronic comparative look that takes the relevant concepts that define the main characteristics of the great empires, for instance Rome and Great Britain, in order to explain the social phenomenon of the Empire not only in the nineteenth century but also in the short twentieth century and part of the new century. 2

Palabras clave

Imperio, Hegemonía, Comparación Diacrónica, Estados Unidos, Gran Bretaña, Imperialismo.

Key words

Empire, Hegemony, Diachronic Comparison, United States, United Kingdom, Imperialism.

1 El artículo se realizó como trabajo final del curso Historia Comparada II en el Doctorado en Historia de la Universidad Nacional de Colombia durante el primer semestre de 2013. Dicho curso fue dirigido por la Doctora Gisela Cramer docente del Departamento de Historia de la Institución. El trabajo fue entregado el día 14 de mayo de 2013. 2 Estudiante de Doctorado en Historia de la Universidad Nacional de Colombia, 2012-2. E-mail. oacastrol@unal.edu.co

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Introducción

E

l presente artículo pretenderá realizar una comparación diacrónica respecto a la formación y constitución de los Estados Unidos frente a los grandes imperios históricos. Igualmente, los conceptos abordados se tomarán a partir de importantes autores que han trabajado tanto el auge de la Unión Americana como potencia, así como del estudio de los principales imperios, sobretodo el británico. Por tanto y para comenzar la exposición del tema, es necesario partir del cuestionamiento sobre qué tipo de similitudes o alteridades subyacen entre el poderío de los Estados Unidos de cara a los imperios más relevantes, principalmente Gran Bretaña, además de cuáles son las características que constituirán tal imperio a futuro. Como primer acercamiento es pertinente mencionar que existen ciertas características básicas que identifican lo que es un imperio, además que no todas trascienden a lo largo de la historia y hasta hoy (se tomará como ejemplos base del fenómeno social del imperio a Roma —para el caso de la antigüedad— y del Reino Unido —para el caso moderno—).

Apuntamientos conceptuales Es importante para contextualizar al lector, definir lo que se entiende por diacrónico, pues según la Real Academia Española de la Lengua3, la palabra proviene del francés diachronie, que a su vez se relaciona con la palabra griega Χρόνος (que significa «a través del tiempo»). Y refiere al estudio de un fenómeno social a lo largo de su desarrollo histórico y comparado entre distintas civilizaciones. Por ejemplo, el tema que convoca este trabajo sería el estudio diacrónico del concepto imperio. Ahora bien, se puede indicar que desde la perspectiva histórico-geográfica de Agnew4 imperio, del latín imperare, que traduce el ordenar de los antiguos magistrados, se refiere al control del territorio y de la población circunscrita, a partir del sometimiento o adopción de relaciones políticas y económicas determinadas, que garanticen vínculos sociales, culturales y de bienes,

3 Definición del Diccionario de la lengua española en su vigésimo segunda edición. (publicación virtual en: http:// lema.rae.es/drae/?val=diacronico). 4 John Agnew es un geógrafo Inglés adscrito a la Universidad de California y es experto en relaciones geopolíticas.

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entre una periferia y una metrópoli. Y de otro lado, él identifica otro concepto importante como lo es hegemonía5, relacionado con el dominio, liderazgo o dirección político-cultural a gran escala, conducente a una paz común y un destino trazado para quienes le integran.6 Una caracterización de un poder hegemónico puede ser la Liga de Delos y del Peloponeso, comandadas por Atenas y Esparta respectivamente. En este sentido, las relaciones diacrónicas que se establecen entre Imperio y Hegemonía, desde la perspectiva de Robinson7 (quien a su vez retoma a T. J. Barfield) es la de poder comparar a los imperios en diferentes épocas, ya que esto brinda una perspectiva sobre la clasificación que se les puede dar, desde su surgimiento con las primeras federaciones nómadas en China, hasta la constitución del poder imperial con Grecia, Roma, Egipto, Nubia, Turquía, Gran Bretaña, Portugal, etc.8 En esta yuxtaposición del concepto de imperio y hegemonía, Maier9 menciona que no necesariamente un imperio es hegemónico, así como un poder hegemónico no tiene que ser imperial.10 Por ejemplo para el primer caso, los hunos al mando de Atila construyeron un imperio de arena, el cual se desfragmentó paulatinamente tras la muerte de este. En el segundo caso, la Unión Europea tiene un liderazgo político en el mundo de carácter hegemónico, más no de tipo imperial. Asimismo, como un primer acercamiento a las características del fenómeno del imperio hoy en día, Agnew relaciona el poder hegemónico detentado de los Estados Unidos respecto a su poder, en una nueva geografía multilateral, las sociedades de mercado y la globalización11. Mientras que Maier sostiene, el cómo se construye los imperios, 5 “(…) Hegemony* is often confused with empire and frequently appears with such ancillary words as imperial, imperialist, and so on, as if they all meant the same thing. Of course, they can be made to mean the same thing. But what if the consensus is fundamentally mistaken about what is actually unique about the current situation? And, by way of substitution, what if the word hegemony is given a meaning distinctive from that of empire, a meaning it has long had, thus providing an alternative conception of contemporary world politics? My task is to convince readers that the word hegemony, at least in the usage I give it, is a much better term for describing the historic relationship between the United States and the rest of the world than is the word empire”. (Agnew: 14). *El subrayado y la cursiva son del autor del artículo. 6 Agnew, J. Hegemony (Filadelfia: Temple University Press, 2005). 25 7 Eric Robinson es un historiador estadounidense adscrito a la Universidad de Indiana. Él es especialista en historia de la antigua Grecia y Roma. De otro lado, este autor retoma a T. J. Barfield en razón a sus cuestionamientos sobre el imperio que aparecen en la compilación de un libro de 2001 llamado “Empires, Perspectives from Archaeology and History”. 8 Robinson, E. "American Empire?" en The Classical World. Vd: 99, Nº 1 (Otoño, 2005) 35-50. 9 Charles Maier es un historiador estadounidense de la Universidad de Harvard. Es experto en historia europea. 10 Maier, C. Among Empires (Cambridge: Harvard University Press, 2006). 43 11 “Exercising power beyond national boundaries does not require territorial control. Indeed, it can be enabled and pursued through the cooperation, assent, and acceptance of others as a result of their socialization into seeing it as right, proper, and rewarding. This required a shift in the geography of power from a strictly absolute territoriality (bounded, absolute space) to a functional, relational spatiality involving command over the rules of spatial interaction (trade, capital flows, etc.). Intended or

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cómo se amplían, además de cómo establecen una Pax «duradera», (así como también de su decadencia)12. Lo anterior en perspectiva para poder explicar según el autor, que la Unión Americana cumple tales características para tener una formación imperial. Como otras particularidades relativas a la concepción de imperio, Robinson dice que existen dos tipos de imperio. Al que él llama primario, es un Estado centralizado que ha basado su poder en la conquista y soberanía en territorios continentales o menores incorporados, ejemplo de este es la antigua Roma. Y los que él llama secundarios, son Estados en que su formación parte de un imperio principal y actúan como parásitos en relación al primero para catapultarse, por ejemplo, los mongoles en relación a los chinos. El autor menciona otro tipo llamado imperio nostalgia y son los que se forman en reflejo de un imperio ya caduco, es el caso de los carolingios en relación a los romanos (Robinson, 2005: 38)

Del imperio y el imperialismo moderno Con los conceptos anteriormente expuestos se mostrará las características contenidas sobre el imperio durante la era moderna, lo cual puede comprenderse a través de Hobsbawn13, pues con sus argumentos puede entenderse que cuando un Estado consigue la conjunción de los conceptos de imperio (dominio territorial) y hegemonía (liderazgo político-cultural) puede hablarse de otra fase de la noción imperial, denominada como imperialismo. Si la clara ejemplificación de imperio hegemónico (imperialismo) en la antigüedad es Roma, para el autor este papel lo ocupará la Gran Bretaña industrializada en el decimonónico siglo, aunque no será el único poder imperial. (La metodología comparativa usada por el autor, puede decirse que es simétrica, en el sentido que explica a partir de conceptos la relación con el desarrollo y composición del capitalismo industrial en las potencias centrales, para así poder advertir sobre el fenómeno del imperio en su auge y decadencia). not, this fundamental alteration in the practice of foreign policy is what laid the foundation for later globalization”. (Agnew: 29) 12 “(…) there is also no clear way to resolve this issue, as so much will depend on definition and classification. Neither can we quantify the counterfactual: whether there would have been more or less violence in the absence of an imperial system. Napoleon III boasted, L’empire—his own, at least—c’est la paix. A great deal of nostalgia surrounds the idea of the imperial peace, whether Pax Romana, Pax Britannica, or Pax Americana. Apologists for the Habsburg Empire have always contrasted the alleged tolerance and coexistence of nationalities under the dynastic umbrella with the strife that followed” (Maier: 128). 13 Eric Hobsbawn quizá el historiador británico de más amplia trayectoria y de mayor popularidad de los últimos años. (Alejandría, 9 junio de 1917 – Londres, 1 de octubre de 2012). Los textos a los que se hace alusión y referencia al autor corresponden a La era del imperio (1875-1914) reimpreso en el año 2009; y el segundo libro es la compilación de ensayos publicados en 2008 bajo el nombre de On Empire y sin traducción hasta el momento a la lengua castellana.

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Como punto de partida para este apartado es pertinente resaltar, que el estudio sobre imperio hecho por Hobsbawn conforma la tercera parte de la trilogía escrita para explicar la conformación de la sociedad industrial en el largo siglo XIX. Los libros que anteceden la obra despliegan un estudio sobre las revoluciones (1789-1848) y sobre el apogeo del capital industrial (1848-1848). De esta manera, él menciona la situación de una sociedad europea a casi cien años de la revolución francesa y que significó una época en que se consolidaría la concepción de progreso social, así como el ideal del liberalismo que por lo menos se fecundó en las principales potencias capitalistas y con una clara expansión liberal a futuro, en las zonas de influencia occidental.14 Se considera por tanto, como potencias capitalistas e imperialistas a la Gran Bretaña a la cabeza, Francia, un Estados Unidos en auge, las pequeñas Holanda y Bélgica, además de una Alemania en proceso de expansión; y de otro lado una Italia, Austria-Hungría y en ínfima medida Rusia con claras desventajas en cuanto a su modernización para estar a la par de las grandes economías. Las zonas de influencia estaban determinadas por los territorios ultramarinos y de influencia británica, la Europa occidental anquilosada representada en España y Portugal, la atrasada Europa Oriental bajo el control de las potencias centrales y finalmente la en apariencia independiente Latinoamérica, políticamente emancipada de España pero con dependencia económica al Reino Unido.15 Continuando con lo anterior, los subsecuentes estallidos revolucionarios de los obreros que se forjaron y controlaron a mediados de siglo, habían consolidado la confianza de la burguesía en su papel hegemónico al interior de la sociedad. Dicha confianza permitió el intento del capitalismo por abrir, edificar, consolidar y expandir mercados alrededor del mundo, lo que permitió el incremento en bruto de la productividad industrial de las principales potencias; no obstante, tal crecimiento económico estaba directamente relacionado al control y tráfico por parte de los Estados, de la extracción de las materias primas, su transporte a los centros de producción y posteriormente la redistribución de los productos transformados a los mercados instalados alrededor del mundo.16 Dicho control del territorio en cuanto a lo político, cultural y económico, que encerraba todos los ciclos de la producción desde la extracción del recurso hasta su distribución de los mercados, marca la fase imperial de las potencias capitalistas. Las partes del globo que se repartieron entre los principales imperios fueron: África, el Medio Oriente, el Sureste Asiático, el Pacifico y Oceanía.

14 Hobsbawn, E. La era del imperio 1875 - 1914. (Buenos Aires: Planeta, 2009). 21. 15 Hobsbawn, 65. 16 Hobsbawn, 42.

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A pesar del prospero camino que trazó el capitalismo, este modo de producción tiene sus propios ciclos además de puntos de desequilibrio y fue precisamente, según el autor, que debido a la saturación de sobreproducción en los mercados, que se provocó una picada del precio de las mercancías, por ello el sistema presentó crisis durante el periodo 1880-1890 lo que condujo, al declive de las premisas librecambistas y del laissez faire, laissez passer, tales preceptos fueron reemplazados enfáticamente a políticas proteccionistas y al privilegio de los mercados nacionales. Por tanto, esta era del imperio se sustentaría diametralmente en sostener la viabilidad de las industrias, garantizando el acceso a materias primas y posibilitando que los excedentes fueran comerciados en economías de segundo orden o bajo el dominio de la metrópoli. Como consecuencia de lo anterior, según lo dicho por Hobsbawn, se dio el despliegue de una maquinaria militar por parte de las grandes potencias, con el fin de acceder a territorios y mercados alrededor del globo. La armada británica controlaría en esta medida, las principales rutas de comercio y las demás potencias emprenderían campañas militares a grandes costos y también como fórmula expedicionaria, serviría para sacar de las ciudades el excedente de mano de obra que no podía ser absorbida por la economía, pero que valía como engranaje en el sistema colonial. En este orden de ideas Hobsbawn devela igualmente que, en la medida en que aumenta el flujo de capitales a la metrópoli y que esta se empieza a enriquecer, también aumenta la expectativa de vida dentro de la población y por tanto su nivel socioeconómico. Pero para que esto se concretara, fue necesario que paulatinamente las sociedades se abrieran para integrarse políticamente, sobre todo con el auge de distintos partidos en el sistema democrático liberal.17 Estas circunstancias coinciden también, con el despunte del movimiento obrero en Europa y los Estados Unidos que conllevó a una progresiva dignificación del proletariado en cuanto al salario, tiempo laborado, derecho a sindicalizarse, entre otras luchas, que por lo menos se conquistaron en algunos países occidentales. En países como Inglaterra con una importante clase obrera, los partidos de izquierdas que los representaban, se integraron más fácilmente al sistema parlamentario que países como Alemania, donde los socialistas tuvieron que en ocasiones abrirse espacios a la fuerza, pues allí se carecía de una tradición democrática. No obstante, mientras una parte del movimiento obrero jugaba a la democracia liberal, los sectores más radicales de la clase obrera, llámese comunistas o anarquistas, concebían una revolución que socavara los cimientos del capitalismo como única forma de desterrar la opresión.18 Pero a la par que en las potencias se abría campo a la democracia y a la reivindicación de los explotados, sus colonias sucumbían en la tiranía causada. 17 Hobsbawn, 94. 18 Hobsbawn, 122.

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Fue por tanto, en medio del ímpetu colonizador de las potencias, que se exacerbo el espíritu de identidad nacional como forma de singularizar y legitimar el factor dominante sobre otros pueblos. La anterior estrategia que exaltó el nacionalismo, fue arma de las derechas como elemento unificador y de apaciguamiento de las diferencias sociales al interior del país. Sin embargo, fue precisamente dentro de algunas potencias, donde se comenzó a resquebrajar el dominio cultural de una población sobre otra subyugada, ya que florecieron otras identidades nacionales que controvertían a un poder central. Por ejemplo, los irlandeses frente a los ingleses o los checos frente a los austriacos. En adelante el factor nacional servirá también como motor político.19 En estos tiempos de la belle époque, se caracterizan una serie de cambios trascendentales al interior de la sociedad occidental, donde el autor lo expone de la siguiente manera. Primero, se da una reconfiguración al interior de la burguesía, pues surge una diferente a la industrial debido al ascenso de «nuevos ricos» que hicieron fortuna gracias a las faenas de explotación en las colonias o los dedicados a la industria del espectáculo, entre otros factores. Estos nuevos millonarios tuvieron dificultades para integrarse a la burguesía, pero el hecho de su enriquecimiento significó una mayor diversificación de los mercados.20 Segundo, el papel transformador que empieza a tener en la sociedad occidental la mujer, que inicia con la justa reivindicación de derechos laborales y de a poco se transforma en derechos civiles de igualdad conducentes a la adquisición del voto. La importancia de la mujer hará que entre no solo como protagonista del mundo laboral, políticocultural y de la producción, sino como partícipe en la sociedad de consumo.21 Tercero, La época del imperio estará identificada por la popularización de ciertas artes, por ejemplo del cine que se transformará en una industria y en la masificación de géneros musicales como el jazz o de la popularización de la literatura. Bajo la premisa de elaborar productos para abastecer mercados, varias de las artes también serán tratadas como mercancía para explota.22 Cuarto, estos años son ejemplo de la revolución de las ciencias positivistas, por ejemplo se supera la física newtoniana y comienza el camino de la relativista, nace la química moderna y estos tiempos también serán reconocidos por sus avances tecnológicos que ahondarán aún más la brecha entre las potencias y el resto del mundo, así como su papel imperial.23 Como quinto punto, se encuentra el esplendor del pensamiento comtiano y la visión positiva sobre la sociedad reflejada en Spencer o Durkheim y que se reproduce en un sistema educativo moderno en todo su esquema (desde la educación primaria hasta la superior, lógicamente una educación diferenciada para formar mano de obra 19 Hobsbawn, 152. 20 Hobsbawn, 175. 21 Hobsbawn, 202. 22 Hobsbawn, 229. 23 Hobsbawn, 252.

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y otra para las elites), y que comienza a fragmentar los pretéritos conocimientos de las ciencias naturales y del espíritu para que estos sean pragmáticos. 24 De esta manera, la soterrada confianza de las potencias dejará de lado dos factores trascendentales en la coyuntura del inicio del siglo XX. Primero, el desbordamiento por Europa, sobretodo la central y oriental que se distinguían por ser zonas de modernización lenta, donde un movimiento obrero revolucionario al que se le cerraron los espacios de participación en estos Estados poco democráticos y que a través de la acción directa o la lucha política pretendían sacar de tajo a una insípida burguesía y a una vieja aristocracia; la fuerza de dicho movimiento desencadenó la agudización y desestabilización de Rusia.25 Segundo, la fricción entre los imperios y sus territorios, que durante un tiempo no pasó de escaramuzas y pequeñas batallas, chocó con el caldeado ambiente político alemán que traía un tras de sí, un letargo expansionista inconcluso, además de los últimos gritos agónicos de los Habsburgo, que sumado a otros factores de las demás potencias, dieron inicio a la Gran Guerra que arrasaría Europa y acabaría como tal, el poder que nació de los imperios decimonónicos.26

El surgimiento de los Estados Unidos Para dar inicio a la comparación entre estas dos potencias (Reino Unido y Estados Unidos), es importante referirse a los mitos fundacionales con las que estos se han erigido, en este caso Adas27 muestra cómo se construyó una figura legendaria alrededor de los primeros peregrinos, la cual se forjó sobre la conquista del territorio en medio de «los salvajes», con el propósito de poder fundar una nueva Jerusalén, de allí nace el imaginario que refiere a la «excepcionalidad progresista norteamericana».28 Y es esta misma cimentación simbólica del excepcionalísimo, la que permitirá y abrirá el camino para quienes se dieron a la tarea de invadir otros pueblos. Por estas mismas circunstancias, el autor propone que se haga una historia comparada no solo hemisférica o transatlántica, sino también que sea transcultural y que indague por la construcción de América más allá de una raza blanca «excepcional». Puesto

24 Hobsbawn, 271. 25 Hobsbawn, 285. 26 Hobsbawn, 310. 27 Michael Adas es un historiador estadounidense suscrito a la Universidad de Rutgers. Se ha destacado por sus temas sobre historia anticolonialista. 28 Adas, M. "From the settler colony to global hegemony" en The American Historical Review. Vd: 106, Nº 5 (Dec, 2001). 1672 - 1720.

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que el fin de esta nueva propuesta de historia, debe venir de la visión cultural hecha a partir de los otros pueblos (amerindios, africanos, asiáticos o del Pacifico), que también ayudaron a edificar la nación americana y el continente mismo.29

El imperio de ayer y hoy Para adentrarse sobre cuáles son las similitudes y diferencias frente al concepto de imperio, Hobsbawn muestra de forma sistemática la distancia entre el imperialismo decimonónico y la forma en que se estructura el «super-power» contemporáneo con los Estados Unidos. Es así que en primera instancia30, el autor expresa cómo los imperios tal cual se conocieron llegaron a su fin al concluir la segunda guerra mundial, así como con el inicio del periodo de descolonización y las luchas de liberación nacional en el África y el sudeste asiático. Si bien la gran guerra desarticuló el ímpetu expansionista de las potencias europeas, los Estados triunfantes con el pacto de Versalles pudieron mantener sus vastos territorios coloniales durante el periodo entreguerras y un poco más durante el inicio de la guerra fría, momento en el cual comenzó la independencia de sus colonias. En segundo término, Hobsbawn31, manifiesta que los conflictos venideros luego de la Segunda Guerra Mundial estuvieron influenciados por el poder hegemónico de alguna de las dos potencias de la guerra fría y dichos conflictos se sustentaron en el liderazgo y la prevalencia ideológica de alguno de los bandos. Por tanto, los enfrentamientos bélicos debieron legitimarse con los valores del mundo libre, para buscar el respaldo de los Estados aliados y de sus conciudadanos en el caso de occidente32, mientras que los soviéticos se justificaron en el plano ideológico del internacionalismo «revolucionario». Sin embargo, tras el desplome del bloque soviético prevalecerá el liderazgo político de los Estados Unidos en tanto su poder sea convalidado en un campo multilateral, por ejemplo, el que ofrece las Naciones Unidas. Y su hegemonía servirá en los tiempos recientes para hacer el papel del gendarme del mundo, así como para señalar a los nuevos enemigos, los cuales son aquellos que no desean incorporarse al campo de la multilateralidad, verbigracia el narcotráfico, el fundamentalismo islámico, entre otros33. 29 Adas, 1720. 30 Hobsbawn, E. On Empire. (New York: Pantheon Books, 2008) 31 Hobsbawn, 33. 32 “(...) the avoidance or control internal armed violence depends even more immediately, however, on the powers and the effective performance of national governments and their legitimacy in the eyes of the majority of their inhabitants.” (Hobsbawn: 33) 33 “In recent years the situation has been further complicated by the tendency in public rhetoric for the term “war” to be

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Por último, como tercer factor para definir el imperio hoy en día, Hobsbawn asume la hipótesis de que el poderío de los Estados Unidos dista del imperio decimonónico construido por la Gran Bretaña, en tanto los Estados Unidos con su maquinaria bélica no han ejercido un control del territorio prolongado, (como si lo hicieron los británicos), además, sus acciones están convalidadas en cierta medida por la aceptación de la multilateralidad y no por un poder univoco. Incluso, la multilateralidad entre los Estados permite que formen un poder en su conjunto, donde se evita el liderazgo de uno solo y se impide también el choque o confrontación con otros grandes Estados, puesto que entre ellos se generan mecanismos de dependencia y coacción.34

El coloso americano Desde la perspectiva de Ferguson35, se sostiene que en términos militares como económicos los Estados Unidos es el Imperio más poderoso de la historia36. Así como lo fueron los británicos, ellos aspiran a establecerse como el eje fundamental del «mundo libre», bien sea a través de la fuerza o con el «soft power». En su tesis él establece que los Estados Unidos evita compromisos a largo plazo para evitar comprometerse económicamente, así ello conduzca a apoyar regímenes dictatoriales. A pesar de ello, los cimientos y pies de esta «nueva Roma» pueden tener cierta inestabilidad.37 Para Ferguson, lo que él llama los sin límites del imperio estadounidense, tiene su génesis en el proyecto expansionista de las trece colonias que se proyectaron hacia el interior del continente, conquistando el territorio ya fuese por vía de la fuerza (frente a los nativos o contra México) o por compra, (Luisiana, Florida o Alaska), hasta finalmente conseguir un used to refer to the deployment of organized force against various national or international activities regarded as antisocial (...)” (Hobsbawn: 23) 34 Hobsbawn, 60 35 Niall Ferguson es famoso por varios de sus Best-sellers, él es un historiador británico, profesor de la Universidad de Harvard y es analista de la historia económica y financiera. 36 “Define the term empire narrowly enough, of course, and the United States can easily be excluded from the category. Here is a typical example: “Real imperial power... means a direct monopoly control over the organization and use of armed might. It means direct control over administration and justice and the definition thereof. It means control over what is bought and sold, the terms of trade and the permission to trade (...) what the United States did after the end of the Second World War was, however, fundamentally, different in character. According to one recent formulation, it was “not an imperial state with a predatory intent”; it was “more concerned with enhancing regional stability and security and protecting international trade than enlarging its power at the expense of others.” (Ferguson: 2004:8) 37 Ferguson, N. Colossus. (Londres: Penguin Books, 2004)

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Estado-Nación continental. Luego, para establecer su presencia en el hemisferio comenzaron a ejercer su papel «imperial» en el Caribe (a través de la guerra hispano-estadounidense), con el dominio de Cuba y Puerto Rico y de otro lado en el Pacifico, con la conquista de islas como la misma Hawái, Guam, entre otras, hasta finalmente ejercen una relación de metrópolicolonia con las Filipinas. Aparte de estas conquistas territoriales, los Estados Unidos ejercieron de facto su presencia tanto política como militar a principios del siglo XX en Latinoamérica auspiciando a regímenes autoritarios.38 Otra característica que muestra al aparente «imperio americano» es que irónicamente, los Estados Unidos son un «imperio antiimperialista», este autor lo sustenta en que la llegada de los estadounidenses como potencia, permitió comenzar a resquebrajar los cimientos de los antiguos imperios decimonónicos, no solo ocupando su lugar comercial, sino también de posicionamiento geopolítico39, lo cual fue visto, al transcurrir la gran guerra y posteriormente en su papel de «luchador del mundo libre», primero contra el nacionalsocialismo alemán y luego frente al comunismo soviético.40 De esta manera, los Estados Unidos van consolidándose como el imperio que juega con la multilateralidad (legitimada en las Naciones Unidas) y que busca su reconocimiento entre sus aliados donde pregona y es cabeza de la ideología del liberalismo económico41. El actuar de los Estados Unidos se devela en dos frentes bajo el marco de la multilateralidad. El primero se basa en su brazo militar, dado que su despliegue bélico tiene presencia en todos los puntos estratégicos del globo, lo que le permite un control del territorio tácito sobre las fuentes de riqueza. El segundo, es a través del denominado «soft-power42» (o poder suave), el cual lo logra penetrando ideológicamente en los demás territorios con el pregón del libre mercado, el american way life o el Estado protector de las libertades civiles, que se ve reflejado, en sus productos comerciales de alcance global y con los medios mundiales de comunicación. En últimas, este poder blando para Ferguson puede ser interpretado como la cubierta de terciopelo que cubre la afilada daga. En último lugar, las relaciones de multilateralidad y posición oficial de 38 Ferguson, 13 39 “In reality, of course, “active participation in the lands across the oceans” had been going on almost from the moment of the Republic’s inception and was already far advanced long before 1915, to say nothing of 1941.” (Ferguson: 2004:62) 40 Ferguson, 61 41 Un elemento que singulariza en este aspecto Ferguson, es su visión de los Estados Unidos como una nueva Roma, pues, en tanto se participe dentro de su poder hegemónico, se tendrá participación en las “ventajas” del libre mercado y la “libertad” que promulga esta nación. Incluso, el autor es desfasado cuando relaciona al General Douglas MacArthur como un paladín de dichas luchas ideológicas y lo denomina como un nuevo “Cesar Americano”. 42 El término originalmente fue mencionado por Joseph Nye de la Universidad de Harvard en 1990 y define, la capacidad de un actor político como lo es el Estado, para provocar acciones valiéndose la cultura, la ideología y la diplomacia.

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los Estados Unidos no reflejan su real intención imperial, de hecho, mantiene un trato de pares con los europeos, pero su propósito se manifiesta en el despliegue belicista y de una imposición de relaciones desiguales por ejemplo, con los países del Medio Oriente.43

El imperio-mundo o la constitución del neoimperio posmoderno La constitución del imperio-mundo parte de la hipótesis central de Negri y Hardt44 que consiste en que la soberanía ha adquirido una nueva forma, la cual se compone de una serie de órganos nacionales y supranacionales unidos, por una única lógica de dominio. A tal forma de dominación global ellos le llaman imperio (Negri y Hardt, 2002: 11), apelativo distanciado del imperialismo decimonónico y de la primera mitad del siglo XX. De esta manera, los autores explican cuál es precisamente la constitución política de dicho imperio, el cual se establece de una serie de entes político-económicos e instituciones supranacionales. Una de ellas y quizá la principal, la Organización de las Naciones Unidas, órgano al cual, los diferentes Estados-Nación han entregado parte de su soberanía45. Para dar paso a un orden racional y jurídico-político a escala mundial que gobierne las relaciones internacionales, las cuales deben ser sustentadas en una producción capitalista globalizada. Igualmente, la forma de lograr ejercer la autoridad en esta fase posmoderna del imperio, es por medio del ejercicio del poder, que es naturalizado con estructuras lógicas jurídicas, que facultan la sujeción de los sujetos a través del derecho positivo. Así, tal sujeción conlleva a la implementación de valores universales en el ámbito político, sociológico y fenomenológico. En este sentido, la lógica del poder en el «imperio» se da en el uso de la biopolítica, término tomado de Michel Foucault y que es usado por los autores para explicar aquellos dispositivos que se trasmutan de una sociedad disciplinaria a una sociedad de control. Es decir, cuando un sujeto interioriza los mecanismos de coerción de las instituciones disciplinarias y dicho sujeto tiene actos de contención y autocontrol (subjetivo y corporal), frente a la producción de tecnologías de poder en la sociedad imperial46. 43 Ferguson, 200. 44 Antonio Negri es un filósofo italiano adscrito a la corriente del post-marxismo. Michael Hardt es un politólogo estadounidense post-estructuralista. 45 Es precisamente el imperialismo de las potencias centrales que crea dicha institución, la cual tiene como antecedente la Liga de las Naciones que legitimó la preponderancia de los imperios triunfantes de la Gran Guerra. 46 Como parte del control en la sociedad imperial se halla, la ideologización y legitimación del Imperio, vistos,

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De otro lado, las características más sobresalientes de la formación de la soberanía47 en el imperio, los autores lo circunscriben a tres fases de la modernidad europea. La primera es una acción inmanente circunscrita, que refiere a un acto revolucionario, la segunda es una reacción contra esas fuerzas inmanentes y la tercera, es la solución al conflicto de la inmanencia y su reacción, mediante la formación de un Estado moderno con una soberanía trascendente. Lo anterior conduce a explicar un origen inmanente, perdurable y revolucionario de la modernidad en contraposición a un régimen pretérito. Por tanto, la soberanía otrora suscrita a un poder en desecho, ahora se legitima a través del Estado de una manera trascendental, que puede aglutinar y coaptar. Así se conforma el Estado Moderno, donde Hegel justifica su soberanía, en tanto exista un sometimiento de la multitud (pueblo) al proyecto de una totalidad ordenada48. De aquí parte la visión Weberiana de la soberanía del Estado en función de los mecanismos administrativos burocratizados, así como del Estado y sus dispositivos de disciplinamiento social en la perspectiva de Foucault. La transformación definitiva en el concepto de soberanía moderna vendrá, cuando se trasfigure la designación soberana del rey absolutista al poder de coacción y aglutinador de la Nación, el que indudablemente se guiará, por el poder y triunfo de la burguesía; no obstante, posterior al siglo XVIII y de la revolución francesa, el elemento cohesionador de la Nación se enlazará a través del pueblo; así, soberanía nacional y soberanía popular son de trasfondo parte de la misma construcción, que servirá como escudo de protección, ante la injerencia de un agente externo o como el camino hacia la modernización. Asimismo, coexiste otro tipo de soberanía, la impuesta por el proceso de colonización, que no solo refiere a la dominación político-económica, sino también a la enajenación de los elementos socioculturales. Aquí parte la disyuntiva, de que a parte del poder hegemónico del imperio, subsisten realidades alternas e incluso trasgresoras, que pueden retar a la constitución imperial, como otrora lo hiciesen las luchas de manumisión y descolonizadoras. De tales elementos parten sofisticados mecanismos de subversión y alteridad que evitan la reconfiguración de ideologías de sumisión.

a través de los medios de comunicación y de otro lado, cuando peligra la defensa del Imperio, se impone la intervención mediante la fuerza, que mantiene la integridad del orden imperial. (Dicha actividad policial puede identificarse con la preeminencia del ejército de los Estados Unidos y su gobierno, que para el concepto del Hardt y Negri, Norteamérica no es el Imperio sino una parte de él. 47 Precisamente, la concepción de la soberanía subyace al mandato trascendental y unívoco de las monarquías medievales, en relación a los súbditos; Sin embargo en la modernidad, se configura una trasmutación del concepto ahora enfocado, en el poder de cohesión a través del uso racional del Estado. 48 Como han explicado los autores, esta primera fase inmanente de la soberanía, es revolucionaria, pero, en su consolidación trascendental a través del Estado, de cierta manera se transforma en reaccionaria. Hardt y Negri dan por ejemplo los proyectos de liberación nacional durante la época de descolonización, que después de convertirse en Estados, varios de ellos subyugaron a sus respectivos pueblos.

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Es por ello, por el surgimiento de tales disyuntivas y alteridades que resisten al poder hegemónico central guiado por el capital corporativo del mercado global, que surgen miradas postcoloniales capaces de reconfigurar la concepción de modernidad en la sociedad mundial, y también pueden escapar a las nuevas aristas de explotación del capital corporativo y del mercado mundial. Dicha superioridad del imperio para dominar puede llegar a través de elementos culturales como los medios de comunicación o impuestos por la fuerza; de hecho, los autores proponen que ante los atropellos del capital transnacional se instalen comisiones de la verdad parecidas a las que se dieron en los Balcanes tras la guerra. Asimismo, el texto es claro al describir el supuesto «rostro» del imperio, el cual es de un corte abiertamente liberal para que puedan participar los sujetos con sus diversas expresiones, lo que conduce a una aceptación de las diferencias dentro de él, para finalmente conducir al control coercitivo y disciplinariamente disimulado. En este sentido, los autores consideran a los Estados Unidos como parte de esta construcción del imperio (más no es el imperio mismo), y como una Nación que se encuentra fundamentada en los preceptos de soberanía trascendental provenientes del iluminismo de Maquiavelo, Hobbes, Rousseau, entre otros. En esta medida, los límites del imperio son viables, en la medida que permanezcan los niveles de explotación–producción y de flujo de capitales. De hecho, el imperialismo como lo había descrito Lenin,49 refiere a una concepción político-económica del desarrollo capitalista, mientras que el poder imperial, refiere al despliegue hegemónico que se extiende más allá de los límites de los Estados o los ciclos económicos y se cimienta sobre la producción corporativista global transnacional50. Es precisamente, con los esquemas anteriormente planteados, la manera en que se constituye el sistema imperial mundial; sin embargo, a pesar de que existe una no centralización del poder en el imperio, su preeminencia y autoridad es relevante, en tanto que los demás Estados (como parte del imperio) sedan parte de sus soberanías a la densificación de un supra poder inmaterial. Ahora bien, como elementos diacrónico-comparativos adyacentes, se encuentra el cómo los autores exponen la consolidación imperial de los Estados Unidos, desde su misma constitución y de cómo se transformó en un poder continental, en contraparte, a que en la actualidad solo conforme una parte del engranaje y es el gendarme, en la concreción del sistema del imperio 49 Hardt y Nen. Imperial (Buenos Aires: Paidós, 2002). 200. 50 El capitalismo transnacional se hace más efectivo, en tanto las formas de producción y los distintos sectores de la economía, se han imbuido en la revolución informática y tecnológica, lo que ha permitido la automatización, descentralización (y mayor disciplinamiento) en la fabricación de bienes y servicios superando sobremanera, el modelo taylorista en la fábrica (Hardt y Negri: 250).

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mundo. Otro de los aspectos a mencionar, es el nacimiento de una nueva Roma fundada a partir del mundo actualmente constituido (del que Estado Unidos es una pieza importante) y en el que está depositado dentro de sí, la descentralización de la producción no solo de mercados sino también de subjetividades; así como Roma era el centro de la civilización, el mundo integrado es el camino de la modernidad. En este contexto, los autores relacionan la concepción de Polibio, quien infería que el poder de Roma estaba compuesto por la triada de monarquía, aristocracia y democracia; de esta manera, desde el surgimiento de la Constitución de los Estados Unidos, tales elementos son reconfigurados y representados en el imperio con la triada unidad-poder, justicia y multitud. Por último, el papel de los Estados Unidos luego de la guerra fría se consolida, en garantizar el orden jurídico-político supranacional que respete las reglas de juego dentro del imperio. Por último, se muestra en la obra de estos autores cómo la corrupción propicia la caída del imperio y de su soberanía, pues la desfragmentación es inmanente a él. Tal situación sucederá cuando la sociedad civil tome su papel como desestabilizador del equilibrio de las fuerzas inmanentes del capital y del poder trascendente de la soberanía, para que así, la multitud pueda producir nuevas subjetividades trasgresoras al imperio; además, como dicho poder hegemónico ha sido racista, Hardt y Negri proponen que el camino en la lucha sea trazado por la multiplicidad de etnias y culturas, en una unión de los trabajadores y parias del sistema, para que inicien un éxodo de alteridad al poder imperial. En este sentido, la resistencia debe hacer entrar en crisis al imperio, para que este no se retroalimente de los procesos de expansión capitalistas. Así la crisis, será el vehículo de triunfo de la multitud ante la dominación imperial.

Conclusiones Bajo los anteriores argumentos expuestos en el presente artículo es posible entrever las siguientes conclusiones, las que lógicamente van de la mano con lo relacionado a los autores indagados. De esta forma, puede pensarse que si bien continuará la hegemonía occidental (llámese Estados Unidos o Europa), esta se encuentra cediendo campo a poderes no occidentales, verbigracia, a la relevancia político-militar de la China y el vigor económico alcanzado por la India51. Como bien lo había dicho Hobsbawn, en su análisis sobre la vigencia del imperio y de la hegemonía,

51 “Nevertheless U.S. supremacy must be acutely vulnerable to its relative decline, and to the shift of industrial power, capital, and the high technology into Asia. In a globalized the “soft power” of market and the cultural Americanization no longer reinforces American economic superiority.” (Hobsbawn: 87)

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el comienzo del nuevo siglo XXI no traerá una disputa bélica directa como tal entre potencias; pero sí es evidente el surgimiento de la China como jugador dominante en términos político-económicos y militares. En este mismo sentido, los Estados Unidos necesitan cada vez más del multilateralismo para emprender sus acciones exteriores, tomando el riesgo que estas, no sean aceptadas de lleno por la comunidad internacional52. (Por ejemplo, la incertidumbre a tomar partido en la guerra civil de Siria, su apoyo incondicional a Israel o el papel que juega a través de Naciones Unidas para frenar la escalada armamentista de Corea del Norte o Irán). Asimismo, de cara al papel que juegue la sociedad civil (multitud) ante el imperio, puede especularse que seguirán las manifestaciones de resistencia y de empoderamiento social, ante los excesos del capitalismo transnacional, sin que ello conduzca en corto plazo o de facto, a una neo revolución obrera como se vio durante el siglo XX (Hardt y Negri, 2002: 344). Tales movimientos de resistencia popular son ejemplificados hoy por los zapatistas, los indignados o Anonymous, por mencionar algunos casos. Trayendo a Maier, él explica claramente que es incierto saber cuánto durará un imperio y cuál será su rumbo a tomar. No obstante, el autor pone de relieve algunas consideraciones históricas de cuando un imperio se concibe en términos a priori. Por ejemplo. Los padres fundadores de las trece colonias tenían en mente una gran nación, pero nunca imaginaron una de tales proporciones; de otro lado, Hitler pensaba que el proyecto del III Reich duraría mil años y este, no pasó de apenas una década de existencia53. Finalmente, aludiendo la obra cinematográfica del director estadounidense George Lucas Star Wars, y en relación con lo expuesto alrededor de la constitución del imperio, puede pensarse que la armonía de la “Confederación Intergaláctica” (multilateralidad vista en los organismos supranacionales), comienza a peligrar cuando un sector reaccionario intenta imponerse y dominar a los demás, sin que este posea una hegemonía reconocida o aceptada por los otros. De esta misma forma, puede la llamada Pax multilateral, que hoy en día es aceptada por la mayoría de Estados (que a su vez excluyen del concierto internacional a los Estados parias), fracturarse sin remedio y dar paso, a una nueva formación imperial con otras estructuras y dinámicas de poder54. 52 “In principle, sovereign states, acting officially, respected one another’s borders and kept out of one another’s internal affairs.” (Hobsbawn: 63) 53 “(…) The Roman Empire drifted on in the West for more than four centuries and in the East for about fourteen. The Ottomans conquered Constantinople in 1453 and lost it in 1922. The Thousand Year Reich consumed itself in twelve years. Far more than ordinary monarchies, empires and republics have been viewed as mortal regimes, subject to decay and disintegration from within (…)” (Maier: 23) 54 “(…) sometimes, as in Rome or the early days of the Third Reich (or in the foundation of George Lucas’s imagined intergalactic empire of the Sith), the representatives turn over their power without much overt resistance. More generally,

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Bibliografía55 Adas, M. «From the settler colony to global hegemon». The American Historical Review. Vol.: 106, Nº 5 (Dec. 2001): 1692-1720. Agnew, J. Hegemony. Filadelfia: Temple University Press, 2005. Ferguson, N. Colossus. Londres: Penguin books, 2004. Hobsbawn, E. La era del Imperio 1875-1914. Buenos Aires: Planeta, 2009. ______________. On Empire. Nueva York: Pantheon Books, 2008. Hardt, M. y Negri, T. Imperio. Buenos Aires: Paidós, 2002. Maier, C. Among Empires. Cambridge: Harvard University Press, 2006. Robinson, E. «American Empire?» The Classical World. Vol.: 99, Nº 1 (otoño, 2005): 35-50pp.

the empire opens up the formal claims to participation in public life or citizenship but reduces their substantive role (…)” (Maier: 54) 55 *** La mayoría de los textos aquí referenciados difícilmente se encuentran en librerías colombianas, por tanto se sugiere su búsqueda en la web, donde todos aparecen completos en formato digital; igualmente, los artículos aquí señalados pueden ser descargados de la base de datos Jstor. Finalmente, los textos que se encuentran aquí en lengua inglesa todavía no tienen traducción al castellano.

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Historia universal e historia mundial en el marco de la sociedad contemporánea Diego Alfonso Landinez Guio1

Resumen El texto es una reflexión en torno al problema de la llamada Historia Universal. Se propone un origen crítico de la constitución de los metarrelatos modernos en función de unas relaciones de poder que ejercen los adalides de Occidente sobre los sectores sometidos al capitalismo en el mundo globalizado. Se abarca el problema de la fragmentación de las ciencias humanas y especialmente la corriente posmodernista que ha empapado la academia desde los ochenta. Se plantea como hipótesis que es posible un discurso global de la historia en el marco de la contemporaneidad, pero no una historia universal.

Palabras clave

Historia universal, globalización, historiografía, posmodernismo.

Abstract This essay is a reflection about the Universal History problem. It proposes a critic origin of the modern Metanarratives in function of relationships of power that the leaders of West exert on subject regions to capitalism in a global world. It attempts ask the question about of the Human Sciences fragmentation and specially about of Postmodernism that has preoccupied the academy since the eighties. It propounds the hypothesis that is possible a global Discourse of History in the context of Actual Society, but not a Universal History.

Key words

Universal History, globalization, historiography, Postmodernism.

1 Estudiante de pregrado en Historia, Universidad Nacional de Colombia. Correo: die_nihil@yahoo.es

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Introducción

D

esde la antigüedad la historiografía ha sido un instrumento a partir del cual los sectores dominantes de una sociedad han legitimado su poder y las condiciones que de él se siguen. Para Josep Fontana, ella ha desempeñado un papel ambivalente: por un lado, ha sido el de «legitimar el orden político y social existente», y por otro, el «preservar las esperanzas colectivas de los que eran oprimidos por el orden establecido»1. En esta medida, ¿a qué relaciones de poder está ligado el concepto de historia universal? De acuerdo con Leopoldo Zea a la hegemonía de Occidente y sus pretensiones de universalidad a partir de la cual subsume la historia, las costumbres y la mentalidad de los «pueblos marginales».

La historia «por excelencia», en tanto se entiende como «historia del mundo occidental» sería el proyecto de legitimación del poder de los adalides de la Europa dominante: «un pequeño grupo de pueblos entre los que se destacan Inglaterra, Francia y Holanda y, más tarde, Alemania»2, así como luego Norteamérica. ¿Cuáles son los pueblos marginales a los que se refiere Zea? Oceanía, África, Asia y Latinoamérica: el resto del mundo. ¿A partir de qué se configura la idea de la historia universal como un discurso de dominio? A partir de la idea de progreso, aquella que «tiene por sujeto a la humanidad como héroe de la libertad»3, que justifica la igualdad de oportunidades al mismo tiempo que la desigualdad relativa a la capacidad de cada individuo, solo que el mundo occidental es quien define tanto las oportunidades como las capacidades, que, desde luego, coinciden con las suyas propias. Pero dos acontecimientos permiten reevaluar la idea de progreso, el ideal europeo de humanidad y, al mismo tiempo, la idea de historia universal: el fin del colonialismo y el desarrollo de las comunicaciones. Para Gianni Vattimo, «los pueblos “primitivos”, los así llamados, colonizados por los europeos en nombre del buen derecho de la civilización “superior” y más desarrollada, se han rebelado y han vuelto problemática de hecho una historia unitaria, centralizada»4, y el desarrollo de las comunicaciones, del acercamiento mediático, «han venido a ser elementos de una explosión y multiplicación general de Weltanschauungen, de concepciones del mundo»5. 1 Josep Fontana, La historia de los hombres (Barcelona: Crítica, 2001), 11. 2 Leopoldo Zea, América en la historia (Madrid: Revista de Occidente, 1970), 37. 3 Jean François Lyotard, La condición postmoderna (Madrid: Cátedra, 2000), 63. 4 Gianni Vattimo, “Postmodernidad: ¿una sociedad transparente?” En Colombia: el despertar de la modernidad, editado por Fernando Viviescas y Fabio Giraldo (Bogotá: Foro nacional por Colombia, 1991), 190. 5 Vattimo, 191.

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Al término de la Segunda Guerra Mundial, diferentes países y culturas del mundo empiezan a reclamar para sí mismos los valores que obstinadamente Occidente se reservaba: igualdad y libertad. A este respecto, las posiciones tanto de Vattimo como de Zea son diferentes, para el primero lo que acontece es una ruptura con el ideal occidental de humanidad, para el segundo, la demanda de una universalización de los mismos. En todo caso, de lo que se duda es de la validez del concepto de progreso y, por consiguiente, del dominio indiscutible de Occidente; se cae en lo que Lyotard llama la «incredulidad con respecto a los metarrelatos»6 y, en esta medida, en la crisis de los discursos por ellos legitimados, particularmente el discurso universal de la historia. Queremos preguntarnos, por consiguiente, ¿es posible concebir una historia universal después de la crisis de la idea de progreso? ¿Es posible articular un discurso historiográfico universal o, por el contrario, solo es posible elaborarlo legítimamente desde lo particular, lo local y lo fragmentario? Nuestra hipótesis: es posible un discurso global de la historia en el marco de la contemporaneidad, pero no una historia universal.

Expansión de Occidente, liberalismo e historia universal Aunque a mediados del siglo XIX los territorios coloniales americanos de España y Portugal lograron en gran parte su independencia, la incursión de potencias capitalistas sobre países no occidentales se hace notable en una segunda etapa colonial europea. La crisis social que el desarrollo industrial del siglo XVIII dejó especialmente sobre las clases bajas en Inglaterra abre una brecha entre la capacidad productiva y la posibilidad de comercialización y adquisición de mercancías dentro de los límites nacionales: «una gran masa con una mayoría de desocupados y empobrecida tenía que ser, forzosamente, un mal mercado para los productos que habían hecho posible la industrialización del país», y la solución adoptada fue la expansión hacia el exterior, «hacia los pueblos no occidentales, en los que no se tropezase con la competencia que ya se hacía patente en otras naciones occidentales». La consecuencia no podía ser más propicia, pues, concluye Zea, «el bienestar social y económico que la burguesía inglesa había ofrecido a toda la nación iba a ser posible», en tanto que «otros grupos más débiles y más desamparados que sus nacionales iban a pagar esa esperada prosperidad»7, el proletariado industrial se vería desplazado a naciones enteras: las colonia europeas en Asia, África, y Oceanía.

6 Lyotard, 10. 7 Zea, 72.

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Pero el poder capitalista occidental no se manifiesta únicamente en los territorios sujetos directamente a la soberanía colonial (Argelia, Marruecos, India, Sudáfrica, etc.), sino que se extiende a los países Latinoamericanos emancipados del dominio peninsular (cuyo modelo eran las potencias europeas), en los que se impone «un nuevo tipo de subordinación colonial, la económica del imperialismo occidental»8. Asimismo, a Inglaterra y Francia se une otra potencia, Estados Unidos, que recurrirá no a la primera dinámica, sino a la segunda. Mas en uno u otro caso la sujeción económica fue relativamente la misma: explotación de recursos naturales tanto como de fuerza de trabajo proletarizada que desencadenó una división social del trabajo a gran escala. Es en el seno de esta dinámica que han tenido lugar, por nombrar un hecho cercano y de sobra conocido, acontecimientos desafortunados como el que se recuerda con el nombre de «masacre de las bananeras» (1928) bajo la ocupación explotadora de la United Fruit Company en territorio colombiano. Como en toda expansión imperial, las potencias capitalistas tenían, y tienen aún, su propio discurso legitimador del orden dominante, que de una u otra manera repetían y siguen repitiendo los pueblos sometidos a dicho orden. A diferencia del colonialismo español, que legitimaba la conquista americana de manera confesional (la bula papal de Alejandro VI y el requerimiento son ejemplo de ello), el dominio capitalista orientó su crecimiento de manera secular, con una perspectiva laica que alcanzó su formulación más completa con el liberalismo. En la ideología dominante entran en escena conceptos centrales como libertad, igualdad, individuo, progreso y civilización, que caracterizarán la acción de las naciones occidentales y su relación con los países subordinados. Occidente propone una nueva concepción del mundo, una nueva forma de vida en la que la libertad fundamente todas las instituciones sociales y políticas, pese a que esa libertad se circunscriba casi exclusivamente a la libre competencia. Propone un orden democrático, producto de una sociedad civilizada en el cual cada individuo tenga el puesto que le corresponde acorde a su capacidad y sus logros, y no a irracionales derechos de nacimiento producto de regímenes despóticos que cohíben la libertad y rehúsan conceder la igualdad connaturales a todo ser humano. ¿Qué puesto les corresponde a los pueblos sometidos a este orden? El límite, la periferia que corresponde a aquellos que no han sido capaces de llegar por sí mismos a la verdadera civilización, o en términos kantianos, a la «mayoría de edad». En los marcos de esta visión, el hombre occidental (inglés, francés, holandés o norteamericano) burgués moderno, se ve a sí mismo como más avanzado, más evolucionado respecto a sociedades 8 Zea, 74.

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no occidentales primitivas que no han podido salir de la barbarie (o incluso del salvajismo), que han quedado rezagadas en estadios anteriores de la Historia que él ya ha superado, que no han recorrido un camino hacia el progreso que él ya ha transitado y, por consiguiente, se ve a sí mismo y a su sociedad como mejor, como el modelo a seguir, ya que si el progreso «es algo a que pueden aspirar todos los hombres», dado que nacen iguales, no obstante, es «algo que solo alcanzará un grupo de ellos, los más capaces, los mejores o más aptos»9. Por lo tanto, queda justificada la acción del hombre europeo: actúa en el marco de la igualdad, pero es el más capaz de todos los hombres para seguir el camino del progreso, pues es el más adelantado. Los pueblos más atrasados (el «tercer mundo») pueden llegar al desarrollo únicamente bajo su tutela, por cuanto personifica la finalidad misma de la Historia: «grupos sociales, sociedades, pueblos o individuos cuyos intereses sean opuestos, o siquiera diversos, tendrán que someterse o exponerse a su exterminio»10. El pasado fue un medio para llegar al presente, el presente es Occidente y el futuro es su cometido, así reza el ideario occidental que lee la historia universal en función de sus propios intereses y su propia tradición. En el contexto del dominio británico sobre India, Dipesh Chakrabarty resalta cómo incluso en la actualidad, después de la descolonización, la historia del tercer mundo solo puede ser comprendida a la luz de la europea pero no a la inversa. Las categorías a partir de las cuales se comprende son una hipóstasis del hombre europeo moderno que relega a las no occidentales a la periferia, de ahí que en la consideración inglesa se haga patente «la proclividad a leer la historia india en términos de carencia, de una ausencia, de un estado incompleto que se traduce en una “ineptitud”»11, pero con la aclaración de que este no es un juicio exclusivo del inglés que se erige como agente civilizado y civilizador, sino también del indio que ve en «la ciudadanía y el estado nación», en los ideales burgueses occidentales, una meta: «para el indio de los años 1830 y 1840, ser un “individuo moderno” significaba convertirse en “europeo”»12. Observación que, lejos de ser válida únicamente para la India, puede hacerse también para el resto del mundo no europeo que sigue estando bajo la égida del capitalismo, que con una especie de síndrome de Estocolmo ha aceptado, aunque no sin reparos, la sujeción a la historia de Europa como relato universal y universalizable.

9 Zea, 44. 10 Zea, 51. 11 Dipesh Chakrabarty, “La postcolonialidad y el artificio de la historia: ¿quién habla en nombre del pasado “indio”?”, Historia Social, No. 39 (2001): 93. 12 Chakrabarty, 94-95.

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Crisis de los metarrelatos, capitalismo multinacional y fractura de la historia Cuando Julio Aróstegui habla de la crisis de los «grandes paradigmas» de la historiografía contemporánea: escuela de los Annales, marxismo y cuantificación (cliometría y estructuralcuantitativismo), en la década de 1970, aborda el problema desde su dimensión epistemológica, ya que «la idea de una historiografía-ciencia ha perdido, a finales del siglo XX, gran parte de su fuerza y su atractivo»13, crisis sintomática de las ciencias humanas en general, que hace manifiesto el «cansancio de la investigación globalizadora, despersonalizadora, sin duda, que buscaba las condiciones “abstractas” de la acción y resultados de lo histórico»14. Aunque este análisis no se refiere concretamente a la crisis de la idea de Historia Universal, plantea, no obstante, el problema de la reticencia a las explicaciones globales dentro de la práctica historiográfica. Por esta línea, pero haciendo referencia a la historiografía colombiana, la profesora Vera Weiler afirma que «los historiadores en la actualidad están experimentando una marcada desconfianza en sus posibilidades de participar, de forma relevante, en la comprensión del mundo en su conjunto»15. ¿A qué se debe dicha crisis? No solo a problemas teóricos sino a problemas socioculturales de fondo, al problema de la legitimidad de la Historia y la naturaleza de su visión de conjunto. El problema teórico lo plantea en gran medida Lyotard en el contexto de las ciencias. Para él, todo discurso científico de la modernidad era investido con una autoridad encargada de justificar su propio quehacer y «prescribir las condiciones convenidas (…) para que un enunciado forme parte de este discurso»16. Autoridad constituida por un metarrelato en sí mismo externo a la propia esfera científica pero que circunscribe y legitima su campo de acción tanto como sus propósitos. Dichos metarrelatos son básicamente dos: el «relato de emancipación», que propende a la defensa de la libertad humana y el progreso (representados por “el pueblo”), y el «relato especulativo», fundado en el idealismo alemán, que unifica en un principio único conocimiento y acción institucionalmente en la universidad17.

13 Julio Aróstegui, “Teoría, historia e historiografía (La naturaleza de la disciplina historiográfica)”. En La investigación histórica: teoría y método (Barcelona: Crítica, 1995), 130. 14 Aróstegui, 132. 15 Vera Weiler, “Sobre Historia Mundial Hoy”. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, No. 21 (2001): 186. 16 Lyotard, 23. 17 Lyotard, 64-65.

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Pero la especialización de las ciencias por fuera de dicha unidad, la irreductibilidad de los «juegos de lenguaje» respectivos a la ciencia (los enunciados descriptivos) y a la praxis (enunciados prescriptivos), el «auge de técnicas y tecnologías después de la Segunda Guerra Mundial, que ha puesto el acento sobre los medios de la acción más que sobre sus fines», y el desarrollo del capitalismo «que ha eliminado la alternativa comunista y que ha revalorizado el disfrute individual de bienes y servicios»18, han desacreditado los metarrelatos, han hecho que entren en la crisis que Lyotard no duda en llamar posmoderna, pues los supuestos desde los cuales se edificaba la modernidad quedan en tela de juicio y ya no demandan obligación de ningún tipo. Esta crisis tiene, por lo tanto, serias implicaciones respecto a la concepción unitaria y total de la historia en la que el Estado-nación europeo era su manifestación, y el progreso, o la realización del espíritu, su teleología19, por cuanto la unidad y la emancipación se revelan como producto de la ideología legitimadora de la hegemonía de Occidente sobre el resto del mundo. Esta crisis se hace patente con la disolución del ideal occidental, moderno, de humanidad, ideal que se ha desarrollado «en relativa, y a veces absoluta, ignorancia de la mayor parte del género humano»20. Pero su decadencia no es tanto producto de la crítica a la Ilustración realizada por los filósofos de los siglos XIX y XX, sino de la rebelión de los pueblos menos desarrollados que emergen de la opresión occidental, a partir de lo cual su valoración de lo humano empieza a manifestarse «como un ideal más entre muchos otros, no necesariamente el peor, pero que no puede pretender, sin violencia, el derecho de ser la esencia verdadera del hombre, de todo hombre»21. Paralelamente a la emergencia de las racionalidades colonizadas y la reevaluación de la «humanidad» occidental, se exige la universalización de sus valores, pues es «en nombre de estos» que «se enfrenta el colonialismo»22. Aunque parezca paradójico, el argumento de Zea juega con la dualidad liberal de la forma y el contenido, pregunta: «Argelia, Marruecos, Egipto, los países árabes (…) ¿representan una amenaza para la cultura occidental?», a lo que responde negativamente, porque «estos pueblos, con independencia de su religión, formación cultural concreta, lo que piden en su supuesta rebelión no es la entronización de sus respectivas religiones o culturas, sino el complimiento de los principios que el mundo occidental ha llevado al mundo no occidental»23. 18 Lyotard, 73. 19 Cf. Hegel, Lecciones sobre la filosofía de la historia universal (Barcelona: Altaya, 1994). 20 Chakrabarty, 89. 21 Vattimo, 190. 22 Zea, 88. 23 Zea, 93.

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Como ejemplo paradigmático Zea nombra a Jomo Kenyatta de Kenia —y en diferentes momentos también a Nehru y Gandhi de la India— que se educa en la cultura occidental inglesa y regresa a su país en 1946 para exigir la extensión de la libertad e igualdad a Kenia, valores que promulgados por Gran Bretaña sirvieron de base para el sometimiento a una competencia económica salvaje y desigual a las colonias, y que ante sus miembros más competentes (ya que la excusa era la incompetencia de su gente) se niega a hacerlo. ¿Cuál es la opción ante dicha negativa? Continua el autor, «asumir su barbarie y no ver en los representantes de la cultura occidental otra cosa que los ocupantes de su tierra, los explotadores de sus hermanos y luchar contra ellos (…) ser el bárbaro que se dice que es, contra una civilización que se niega a incorporarlo»24. La crisis del predominio de Occidente reviste en apariencia una forma dialéctica en la que el colonizado termina adoptando, convencido, aquellos valores que le fueron impuestos, mas el colonizador se pone en evidencia, porque aquello que impuso se vuelve en contra de sus pretensiones en forma de exigencias, que al no tener satisfacción redundan en cuestionamientos y resistencia a su presunta universalidad. De esta manera, se generan dos posiciones diferentes aunque no necesariamente antagónicas: la de aquellos que, como Zea, abogan por la universalización efectiva de la cultura occidental en la que los antiguos países periféricos se incluyan con plena dignidad e igualdad, y la de aquellos otros que, como Chakrabarty, prefieren resaltar «los fundamentos no democráticos de la democracia»25, la represión y la violencia inherentes al triunfo de Occidente sobre el resto del mundo. En lo que coinciden es en resalar la heterogeneidad cultural que subyace a la homogeneidad universal que impone y la existencia efectiva de unidad, pero fracturada. La pregunta es: ¿qué condiciones permiten la prevalencia del poder occidental después de la crisis de su validez universal, después de la descolonización y la «condición posmoderna»? Para Frederic Jameson la respuesta está en el desarrollo del capitalismo contemporáneo, ya que para él la crítica posmodernista «es la expresión interna y superestructural de toda una nueva ola de dominación militar y económica norteamericana de dimensiones mundiales»26. La descolonización del mundo no occidental y el descrédito de los metarrelatos permitieron la crítica del carácter universalista del dominio cultural europeo haciendo irrumpir lo parcial a nivel local y regional en el tercer mundo, del mismo modo que la especialización independiente de las ciencias disgregó la unidad de la institución universitaria. Pero es el sistema capitalista «avanzado, consumista o multinacional», la «forma más pura de capitalismo de cuantas han

24 Zea, 99. 25 Chakrabarty, 109 26 Frederic Jameson, El Posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado, Barcelona: Paidós, 1991, 19.

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existido», lo que procuró una «ampliación prodigiosa del capital hasta territorios antes no mercantilizados»27, en un nuevo circuito económico más inclusivo en el que se inserta lo descolonizado, lo disgregado y lo heterogéneo, dentro de unas nuevas relaciones de dominio a la cabeza de lo cual está Estados Unidos. La fractura de los grandes ideales modernos y su individualismo estarían provocadas por la extensión del capitalismo a zonas más amplias, superando cada vez más formaciones precapitalistas (en esto consistiría la tercera fase del capitalismo multinacional). La heterogeneidad dentro del sistema de dominación occidental (esta vez norteamericano) solo sería posible en la medida en que el capitalismo la mercantilice. En este sentido, se forma lo que Deleuze y Guattari llaman una «organización internacional» o «ecuménica» que «no procede por homogeneización progresiva, ni por totalización, sino por adquisición de consistencia o consolidación de lo diverso», en la que el Estado imperial únicamente «forma parte de ella de acuerdo con su propio modo, en la medida de su orden, que consiste en capturar todo lo que puede de ella»28. El dominio sigue siendo político y militar, pero adquiere una mayor contundencia económica. ¿Qué consecuencias trae esto para la concepción de la historia? Si se parte, como afirma Vattimo siguiendo a Benjamin, de que «las cosas de las cuales habla la historia son las vicisitudes de la gente que cuenta, de los nobles, de los soberanos y de la burguesía cuando llega a ser la clase poderosa»29, con la irrupción de movimientos anticolonialistas y la crítica posmodernista dicha idea, si bien no llega a su fin, se pone en duda, ya que al decaer «la idea de una racionalidad central de la historia, el mundo de la comunicación generalizada estalla como una multiplicidad de racionalidades “locales” (…) que toman la palabra y dejan de ser finalmente acallados y reprimidos por la idea de que solo existe una forma de humanidad verdadera digna de realizarse»30. Por lo tanto, la idea de una historia universal se revela como una invención de Occidente que solo por imposición en un tipo de relaciones de poder concretas pudo extenderse y tener vigencia incluso hasta hoy, pero que no tiene validez «en sí». La historia se fractura en una multiplicidad de historias parciales, heterogéneas e irreductibles la una a las otras, entre las cuales se encuentra la historia occidental pero no como centro ni como motor de una única historia, como Hegel lo sugería, sino como una entre otras que se ha erigido dominante no porque de hecho sea más importante, sino por el ejercicio de la 27 Jameson, 81. 28Gilles Deleuze y Felix Guattari, “Aparato de captura”. En Mil mesetas: capitalismo y esquizofrenia, (Valencia: Pre-textos, 1980), 443. 29 Vattimo, 189. 30 Vattimo, 194.

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violencia que ha desplegado sobre los demás pueblos, ya que es «esta violencia la que juega un papel decisivo en la implantación de significado, en crear regímenes de verdad, en decidir (…), cuál es y de quién el “universal” que gana»31. Pero al mismo tiempo que la historia se fractura en su unidad homogénea, el reconocimiento de la diferencia e irreductibilidad de las historias parciales se muestra como la extensión de los mismos valores occidentales: libertad, igualdad, autonomía, etc., que en términos de Lipovetsky no es otra cosa que la extensión de la democracia sobre el ámbito de la cultura32, y sobre todo, como señaló Jameson, por aquel tipo de mercantilización multinacional que gracias a la supervaloración del valor de cambio sobre el valor de uso33, termina infravalorando el contenido y, por consiguiente, aceptándola en toda su diversidad, aunque sea una diversidad falseada. No obstante, una serie de preguntas surgen al respecto: ¿Qué nexo existiría entre todas las historias parciales (incluida la de Occidente)? ¿Estamos forzados irremediablemente a considerar estas historias, en plural, sin relación con ninguna otra? ¿Cualquier tipo de relación es válida dado que ya no es posible concebir un derrotero y una teleología globales? ¿Qué ocurriría con el discurso historiográfico? ¿Quiénes serían sus productores (emisores), y cuál su público (receptores)? ¿Es posible que los discursos historiográficos parciales caigan en un aislamiento narcisista34 en el que el emisor sea el único receptor posible, en la medida en que cada historiografía regional se interese y produzca solo para sí misma? Las preguntas son de vital importancia, pues como sugiere Aróstegui, «La reflexión sobre la naturaleza de lo histórico (…) constituye el primer e inexcusable paso de una teoría de la historiografía»35, pero también de una reflexión filosófica de la historia.

31 Chakrabarty, 108. 32 Para este filósofo y sociólogo francés, «Solamente en esa amplia continuidad democrática e individualista se dibuja la originalidad del momento posmoderno, es decir, el predominio de lo individual sobre lo universal, de lo psicológico sobre lo ideológico, de la comunicación sobre la politización, de la diversidad sobre la homogeneidad, de lo permisivo sobre lo coercitivo». Gilles Lipovetsky, La era del vacío: Ensayos sobre el individualismo contemporáneo. (Barcelona: Anagrama, 1986), 115. 33 Desde un punto de vista cercano a Marx, el profesor norteamericano afirma que «la cultura del simulacro se ha materializado en una sociedad que ha generalizado el valor de cambio hasta el punto de desvanecer todo recuerdo del valor de uso, una sociedad en la cual (…) «la imagen se ha convertido en la forma final de la reificación mercantil»». Jameson, 45. 34 «Eso es precisamente el narcisismo, la expresión gratuita, la primacía del acto de comunicación sobre la naturaleza de lo comunicado, la indiferencia de los contenidos, la reabsorción lúdica del sentido, la comunicación sin objetivo ni público, el emisor convertido en el principal receptor». Lipovetsky, 14-15. 35 Aróstegui, 45.

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Historia mundial e historia del presente De nuevo partamos de Aróstegui: «“historia universal” es un concepto con grandes implicaciones ideológicas y teóricas», y de acuerdo a lo dicho hasta ahora, es de alguna manera insostenible en los términos en los que había sido concebida, por ejemplo, por Hegel, no obstante, sigue el autor, «La fragmentación de la historia de la humanidad en sociedades concretas también. ¿Dónde está el límite entre las sociedades históricas? ¿Es posible entender una historia “microterritorial” sin tener en cuenta los conjuntos globales? Y, ¿Cuáles son esos conjuntos globales?»36. El problema fundamental es por tanto la relación entre lo global y lo particular, la relación que puedan tener las diferentes historias parciales entre sí, así como su naturaleza. El análisis anterior no niega, sin embargo, la existencia de una globalidad que comprenda las diferentes parcialidades, sino que pone de manifiesto su problematicidad histórica, política y filosófica, muestra que lo que existe no es una historia universal que subsuma todas las sociedades y fenómenos humanos en todo tiempo y lugar, que exista en sí con una racionalidad y teleología propia (lo que sería caer en una metafísica de corte cristiano), sino una historia global, en sí misma producto histórico de relaciones sociales de poder concretas, determinadas por vicisitudes políticas, culturales, económicas, militares, etc., que surge como fenómeno exclusivamente moderno. En este sentido, Chakrabarty asevera que «“economía” e “historia” son las formas de conocimiento corespondientes a las dos mayores instituciones que el surgimiento (y la posterior universalización) del orden burgués ha dado al mundo: el modo capitalista de producción y el estado nación (la “historia” que habla a la figura del ciudadano)»37. En síntesis, la historia global o mundial (no universal) es el producto histórico, moderno, de las relaciones sociales que Occidente ha creado entre sus adalides (Europa y Norteamérica) y el tercer mundo. De tal manera, ante las exigencias globales de un sistema capitalista en expansión, en el que irrumpen el mercado mundial, la internacionalización del mercado laboral, la «entrada acelerada e intensa de la cultura electrónica y de la información masiva en todos los países», en suma, ante las exigencias del mundo de la «globalización»38, en el que están integrados de diferentes maneras la mayoría de países y poblaciones del mundo, la «historia mundial», dice

36 Aróstegui, 48. 37 Chakrabarty, 107. 38 Weiler, 191.

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Vera Weiler, «se presenta como un imperativo de la búsqueda de formas de acción colectiva más acordes con el mundo real»39, mundo que nace de relaciones históricas concretas, cuya principal característica es precisamente dicha globalidad. Pero, como se hace evidente por las observaciones anteriores, una historia de este tipo no es «la sumatoria por partes iguales», ya que de esta manera «no se puede encontrar ninguna articulación y, por consiguiente, ninguna explicación histórica a escala mundial»40. La historia mundial no consiste en la consideración aislada de historias parciales que se juntan, sino el análisis de la sintaxis del tejido social en el que se desarrollan y adquieren significación y relevancia desde el punto de vista temporal. Por lo tanto, la historia mundial o global se inscribe en la historia del presente, ya que se asienta en los procesos de desarrollo capitalista propios de la modernidad, en el proceso continuo en el que la historia occidental captura las demás cuyo devenir histórico anterior es de hecho irreductible a cualquier comprensión que pretenda abarcarlas como un proceso unitario. Así, una historiografía global tendría un campo de análisis tanto en corta, mediana y larga duración, pues estaría encaminada a la comprensión del conjunto de procesos de consolidación del dominio de Europa sobre el resto del mundo, pero sobre todo de cómo en el marco de dichos procesos África, Asia, Oceanía y América se insertan y participan activamente en la configuración de un mundo internacionalizado, siempre en el contexto de la historia contemporánea. En este sentido, la historiografía global tendría no solo que preocuparse de acontecimientos de impacto mundial, sino también de acontecimientos y procesos singulares en relación con acontecimientos y procesos globales, donde, sin embargo, «se evita o queda amortiguado el eurocentrismo»41, lo que no implica, desde luego, soslayar su real influencia y dominio sobre los demás pueblos del mundo

Conclusión La historia universal se muestra como el producto de la ideología que justificó la expansión de Occidente, primero Europa, especialmente Inglaterra y Francia, y luego Estados Unidos en un tipo de competencia desigual que revestía, bajo los valores liberales, la apariencia ilusoria de libertad 39 Weiler, 192. 40 Weiler, 205. 41 Gonzalo Pasamar, “Formas tradicionales y formas modernas de la ‘Historia del Presente’”. Historia Social, No 62, 2008: 169.

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e igualdad con los que se justificaban además unas relaciones de sometimientos entre civilizados y bárbaros. Ante la exigencia de reconocimiento de los valores dominantes para los pueblos sometidos, así como de su autonomía política y cultural, se genera una negativa, y esta produce a su vez una tensión que provoca la crisis de la validez universal del predominio occidental. Por otro lado, la crisis interna de la cultura moderna, alentada por una estructura económica multinacional o ecuménica creada y permitida por el capitalismo, da la clave para el fraccionamiento de la idea occidental de humanidad, así como la de progreso y desarrollo. No obstante, frente al imperio de la globalización, al tiempo económico, social y cultural, la existencia de una estructura mundial es ineludible, y aunque no revista la misma forma de la historia universal que subsume bajo su dominio todo el desarrollo de las sociedades humanas, sí es totalizante, en la medida en que todo lo integra, pero no en un proceso de homogeneización, sino en la individualización diferencial que reconoce la heterogeneidades en función de la mercantilización capitalista. El reconocimiento de las nuevas relaciones de poder, del papel que cumplen los países del tercer mundo junto a las potencias occidentales, su influencia recíproca (aunque sea asimétrica), las tensiones e incluso las formas de resistencia en su referencia constante a la globalidad, son objeto de estudio de la historia mundial, concepto que se refiere directamente a la historia presente dentro de su estructura globalizada. Finalmente, se ciernen diferentes preguntas respecto a la historia parcial de países periféricos: ¿cómo considerar la historia de culturas llamadas «primitivas» e «indígenas»? ¿Solo a la luz de los acontecimientos mundiales? ¿Puede pensarse, aún hoy, en un sistema mundial que abarque todo tipo de sociedades existentes? Ahora, ¿todo tipo de sociedad es asimilable a la estructura económica capitalista? Quizá sea posible pensar que aquellos pueblos que se encuentran en la periferia, aquellos llamados primitivos e incluso salvajes, cuya organización es enteramente diferente, por ejemplo los yanomami en el Brasil, tengan posibilidad de escapar a la disposición globalizada del capitalismo, pues la estructura totalizadora de la historia mundial no puede abarcar de hecho, como ninguna estructura de poder, toda formación social existente: hacia la periferia el poder se sujeta de manera más débil y laxa, ¿cómo enfrentaría la historiografía los retos que implican las comunidades que se escapan a la globalidad de la historia mundial? ¿Cómo abordar desde la filosofía esta serie de problemas? Son problemas que quedan simplemente esbozados.

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Bibliografía Aróstegui, Julio. «Teoría, historia e historiografía (La naturaleza de la disciplina historiográfica)». La investigación histórica: teoría y método. Barcelona: Crítica, 1995. Chakrabarty, Dipesh. «La postcolonialidad y el artificio de la historia: ¿quién habla en nombre del pasado “indio”?>>. Historia Social, Nº 39 (2001): 87-110. Deleuze, Gilles y Guattari, Felix. «Aparato de captura». Mil mesetas: capitalismo y esquizofrenia. Valencia: Pre-textos, 1980. Fontana, Joseph. La historia de los hombres. Barcelona: Crítica, 2001. Hegel, G. W. Lecciones sobre la filosofía de la historia universal. Barcelona: Altaya, 1994. Jameson, Frederic. El Posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado. Barcelona: Paidós, 1991. Lipovetsky, Gilles. La era del vacío: Ensayos sobre el individualismo contemporáneo. Barcelona: Anagrama, 1986. Lyotard, Jean François. La condición postmoderna. Madrid: Cátedra, 2000. Pasamar, Gonzalo. «Formas tradicionales y formas modernas de la “Historia del Presente”». Historia Social, Nº 62 (2008): 147-170. Vattimo, Gianni. «Postmodernidad: ¿una sociedad transparente?» Colombia: el despertar de la modernidad, editado por Fernando Viviescas y Fabio Giraldo. Bogotá: Foro nacional por Colombia, 1991. Weiler, Vera. «Sobre Historia Mundial Hoy». Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, Nº 21 (2001): 185-208. Zea, Leopoldo. América en la historia, Madrid: Revista de Occidente, 1970.

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NOVEDADES


Yoshimi Yoshiaki Esclavas Sexuales. La esclavitud sexual durante el Imperio Japonés.

Barcelona: Ediciones B, S.A. 2010, 242 Pp.

Por: Andrés Eduardo Vivas Díaz Pontificia Universidad Javeriana

E

andreseduardovivas26@hotmail.com

l libro Esclavas Sexuales. La esclavitud sexual durante el Imperio Japonés, de Yoshimi Yoshiaki, es quizá uno de los pocos trabajos que se han dedicado exclusivamente a uno de los temas más delicados en Asia oriental: la responsabilidad legal que tiene el gobierno japonés con las mal llamadas mujeres de consuelo durante la guerra del Asía Pacífico entre 1937 y 1945. Yoshiaki, quien es catedrático de historia de Japón Contemporáneo y miembro fundador del Centro de Investigación y Documentación de las Responsabilidades de guerra japonesas, ha realizado un exhaustivo trabajo de investigación y recopilación de todos aquellos materiales que involucran tanto a las fuerzas militares, como al gobierno imperial como actores centrales y gestores de la construcción, uso y administración de los centros de consuelo (ianjo).

La introducción del libro le presenta al lector que eran las Jungun Ianfu o mujeres de consuelo, las cuales eran mujeres coaccionadas para mantener relaciones sexuales (en la mayoría de los casos) en contra de su voluntad y en las condiciones más paupérrimas de vida. El autor es enfático que no se puede hablar de mujeres de consuelo y que preferiría usar el término gunyou seidorei, «esclavas sexuales del ejército», debido a que el significado del término consolar posee una connotación de amor y de afecto hacia la otra persona, mientras que lo vivido por estas mujeres no era otra cosa que esclavitud sexual. Sin embargo, el autor opta por usar el término Jungun Ianfu, debido a que tiene gran aceptación y difusión dentro de la sociedad tanto japonesa como de otras regiones. Por último, el autor nos es enfático en que las Jungun Ianfu no son lo mismo que las prostitutas, prostitutas reguladas, sirvientas o camareras (baishunfu, geigi/shougi, shakufu y jokyu respectivamente), y tampoco un centro de consuelo es lo mismo que un burdel. Yoshiaki, en la introducción, ilustra al lector sobre el debate que ha surgido en torno a la responsabilidad legal y moral del gobierno japonés en cuanto al reconocimiento de aquellas mujeres que fueron obligadas a ser mujeres de consuelo. Este ha surgido, por la organización de diferentes mujeres (especialmente coreanas) quienes iniciaron un proceso en donde exigen que el gobierno japonés las indemnice y acepte su responsabilidad como criminal de guerra. Por otro lado, Yoshiaki nos presenta como el gobierno no ha reconocido muchos puntos problemáticos en el tema, pues si bien ha ofrecido «sus más sinceras disculpas y su arrepentimiento» (owabi) sigue sosteniendo que no

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es posible garantizar indemnizaciones individuales y que el derecho a reclamar reparaciones a escala nacional ya no es aplicable1. El owabi o la disculpa, dice el autor, es un término en japonés que no es más que una disculpa que depende de su interpretación y que en la mayoría de casos simplemente es apenas mayor a decir «disculpe» cuando se tropieza con alguien. De este modo, el autor concluye que si bien se han llevado a cabo investigaciones oficiales (muy limitadas) y se ha admitido la participación del Ejército y la Policía en la coacción a mujeres de consuelo, el no aceptar su responsabilidad legal hacia estas mujeres ha hecho que la owabi no sea un factor determinante en una disculpa real con las víctimas. En cuanto a la estructura, el libro está divido en 6 capítulos, los cuales abordan diferentes puntos de análisis del tema. El primer capítulo lo dedica a establecer los motivos de la creación de los centros de consuelo y donde fue que empezaron a funcionar. Una de las razones históricas que da el autor del porqué de esa práctica, se centra en la experiencia que trajo consigo el envío de tropas a Siberia en 1918 en el marco de la Revolución Rusa, en la cual, los soldados no tenían conocimiento del que papel jugaban en dicho conflicto y esto genero una pérdida de la moral por parte de la tropa e indisciplina, la cual tenía que permanecer en el frente durante largos períodos de tiempo en los cuales la tropa acogía una actitud nihilista. Por otro lado, los ejércitos occidentales habían aprendido en la Primera Guerra Mundial la importancia que tenía darles a las tropas permisos, pero, como ya se ha visto, el Ejército y la Armada japonesa no implementaban ese esquema. Yoshiaki afirma que el primer centro de consuelo documentado surge en Shangai, lugar donde, después del conocido «incidente de Shangai» el Imperio Japonés emprende una campaña de conquista sobre China. A medida que se prolongaba el conflicto, las violaciones empezaron a preocupar al cuartel general por dos motivos: el primero, debido a que los soldados estaban infectándose con enfermedades venéreas lo cual mermaba el número de hombres aptos para el combate; segundo, debido a que en China las violaciones eran una ofensa de suma gravedad y si Japón esperaba convertir a China en una colonia, debía ganar el beneplácito de los chinos. De este modo, se empezó la construcción masiva de centros de consuelo, pero contrario a su función de prevenir violaciones y enfermedades, estas nunca se detuvieron a pesar de que se construyeran más centros. Un psiquiatra del 11º departamento jurídico y medico de nombre Hayao Torao escribió lo siguiente: El propósito fundamental de estos recintos [Centros de consuelo] es apaciguar a los soldados satisfaciendo sus deseos y prevenir las violaciones, que merman el honor del ejército imperial. […] Con todo, el número de violaciones sigue siendo considerable en las zonas rurales y tras la línea del 1 La owabi enviada por el primer ministro Hashimoto Ryoutaro en 1996, fue mas a titulo personal que oficial.

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frente. […] debido a lo extendida que está la creencia de que puede hacerse con el enemigo todo lo que jamás se haría en casa.[…] Los comandantes, por su parte, opinan que [las violaciones] son necesarias para levantar la moral de la tropa. Incluso fingen no saber nada acerca de las violaciones que presencian2. Yoshiaki presenta que como las enfermedades venéreas seguían en aumento dentro de la tropa, se estipularon normas «de uso» de los centros de consuelo, además se estableció una serie de restricciones como las de visitar burdeles locales y se inició una política en la cual las mueres debían someterse a exámenes médicos una vez por semana. El segundo capítulo se centra en cómo tras el inicio de la expansión militar en el Asia Pacifico, se llevó consigo el modelo de los centros de consuelo. Uno de los puntos en los que hace referencia Yoshiaki, es la rápida captación de mujeres locales, las cuales empezaron a ser preferidas por los japoneses más que las «profesionales» traídas desde Japón3. Cabe aclarar que todas estas mujeres locales no eran profesionales y fueron forzadas a prostituirse. El tercer y cuarto capítulo, el autor los dedica a describir cómo eran reclutadas las mujeres y la vida que estas eran obligadas a llevar. Yoshiaki hace uso de las diversas entrevistas y los documentos para explicarnos cómo en muchos casos estas mujeres provenían de sectores muy humildes, en donde sus familias afrontaban serios problemas económicos, al igual que la mayoría de las mujeres no tenían posibilidades claras de conseguir un futuro estable. De este modo, muchas de ellas eran engañadas por intermediarios, los cuales muchas veces les ofrecían puestos de enfermeras o ayudantes. Por otro lado, también existían mujeres las cuales eran vendidas (tanto por sus padres como por conocidos) y otras que eran simplemente secuestradas. Uno de los puntos en los que el autor hace énfasis es en el tráfico de mujeres (muchas menores de edad) con una clara ayuda de las autoridades tanto locales (las gobernaciones de las colonias) como imperiales (comandancia central y el ministerio de la guerra). La vida que estas mujeres estaban destinadas a llevar no era para nada envidiable, el autor nos muestra cómo vivían en pequeñas habitaciones en las cuales apenas cabía una cama, tenían que mantener relaciones por varias horas al día y solo se les permitían 1 o 2 días libres al mes. Además, Yoshiaki muestra cómo eran objeto de maltrato físico y psicológico, como no se les pagaban sus «servicios» en muchos casos y como en caso de estar enfermas eran literalmente abandonadas a su suerte. 2 Yoshimi Yoshiaki, Esclavas Sexuales. La esclavitud sexual durante el imperio Japonés (Barcelona: Ediciones B, 2010), 57 3 Yoshiaki, 89.

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En el quinto capítulo, el autor revisa cuales fueron las violaciones al derecho internacional que vulneró el Imperio Japonés con estas mujeres y los juicios por crímenes de guerra, en donde queda claro que fueron muy pocos los condenados por estos delitos, además que solo Holanda fue quien denunció este trato con sus conciudadanos en las Indias Holandesas (Indonesia), sin embargo, las mujeres de las Filipinas, Taiwán, Corea e incluso las japonesas no tuvieron una oportunidad real de denunciar el trato del que fueron víctimas. Por último, el autor alerta que en la mayoría de veces, los casos no se investigaron a fondo debido al interés de EE. UU. por tener ventajas sobre Japón en lo que ya se vislumbraba como la Guerra Fría. Para el sexto capítulo, el autor nos presenta la situación después de la derrota del imperio, en donde se ve cómo estas mujeres debieron ocultar su pasado como mujeres de consuelo para no ser estigmatizadas por la sociedad. Esta estigmatización se dio sobre todo en ámbitos familiares y laborales, en donde las mujeres que hablaban abiertamente de su pasado fueron vistas como prostitutas por sus sociedades. Por otro lado, la mayoría no logro consolidar un hogar estable, ya que en muchos casos sus esposos las dejaban al conocer su pasado o simplemente los traumas psicológicos generados por las experiencias que vivieron impidieron que confiaran y crearan un lazo de mutuo entendimiento con sus parejas. Por otro lado, el autor hace una reflexión sobre la violación como un accionar generalizado en todos los ejércitos presentes en la Segunda Guerra, mostrando que si bien el concepto de los centros de consuelo son prácticamente japonés, el ejército rojo, la Wehrmacht e incluso los estadounidenses cometieron estos actos. Uno de los casos menos conocidos es que los estadounidenses al terminar la guerra usaron centros de consuelo establecidos por el gobierno Japonés para su diversión al igual que se dieron diversos casos de violación a civiles japoneses. El autor concluye su trabajo haciendo una reflexión sobre qué cosas han cambiado desde la IISG y cuáles no, mostrando hasta qué punto las violaciones y el trato inhumano hacia la mujer sigue presente en los conflictos actuales como en Bosnia. Además el autor reflexiona sobre como la cultura popular vende a la mujer, en donde la «importancia» del sexo no se ha superado, y en series de televisión, comics y demás medios es un tema recurrente y el cual ya no tiene regulación clara. Por otro lado, el autor analiza la enseñanza que nos deja el caso de las mujeres de consuelo, donde no solo se vulnera su derecho como mujeres y se convierten en simples esclavas sexuales sino además mostro una discriminación étnica y racial hacia las mujeres no japonesas. Por último, Yashimi Yoshiaki nos dice que el gobierno debe cerrar este círculo que lleva más de 50 años, dejando a la luz pública todos los documentos que tiene en custodia y reconociendo e indemnizando a todas las mujeres que fueron víctimas, mostrando que al hacerse esto posicionaría el Japón como una nación comprometida con los Derechos Humanos y recuperaría la confianza a nivel internacional.

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RESEÑA: ESCLAVAS SEXUALES

Este es un muy interesante texto que no solo nos muestra un tema que no ha sido estudiado a fondo sino que además nos permite ver cómo existieron diversos actores en la construcción y administración de estos recintos. Uno de los puntos más relevantes del texto es que el lector podrá encontrar los diversos extractos de los documentos que ha investigado el autor, dejándole ver de primera mano qué es lo que se decía de los ianjo y de las Jungun Ianfu, para que así él mismo pueda sacar su conclusión al respecto, aunque Yoshiaki logra demostrar sus argumentos, pues en muchos casos es clara la participación del gobierno, los militares y el sufrimiento de las mujeres. En un segundo lugar, Yoshiaki no es ajeno a la realidad actual y nos presenta una reflexión que invita al lector a pensar en su entorno y qué cosas han cambiado y cuáles no con relación al trato dado a las mujeres y la importancia que aún tiene en la sociedad los actos como la violación. De este modo, considero que el libro además de ser una fuente importante para todo aquel que se interese por la Guerra del Pacífico y de los crímenes de guerra perpetrados por el Imperio del Japón, es también un material que permite al lector autoreflexionar sobre diversas situaciones concernientes al uso de la violencia sexual como eje de coacción, y cómo hasta que no se instaure una verdadera política y enseñanza sobre estos hechos, muy difícilmente se logrará un cambio verdadero en los años venideros.

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Hobsbawm, Eric. Cómo cambiar el mundo: Marx y el marxismo, 1840-2011, trad. al castellano de Silvia Furió, Buenos Aires, Editorial Crítica, 2011, 490 p.

Gilberto Ramírez Espinosa1

A

escasos meses antes de su muerte, el célebre y reconocido historiador Eric Hobsbawm (Alejandría, 1917 Londres, 2012) nos sorprendió con su última obra, cuyo título Cómo cambiar el mundo, es quizá la mejor forma de resumir la vida y obra del mencionado autor como de la tradición de acción y pensamiento que inauguraron Karl Marx y Frederick Engels. La preocupación por Marx y el marxismo fue permanente en Hobsbawm para que finalmente, pasada ya una década del globalizado mundo del siglo XXI, él nos haga la invitación como lectores «a reflexionar sobre la cuestión de cuál será su futuro y el de la humanidad en el siglo XXI» (p. 10). Compuesto de dos partes de a ocho capítulos cada una, la obra es una compilación de escritos ya editados y algunos inéditos sobre todo aquello que para Hobsbawm explica lo más significativo e importante que dio tanta fuerza a las ideas y acciones que con Marx y después de él adquirieron sus herederos políticos e intelectuales, como el contexto histórico en el que interactuaron y su respectiva influencia. Partiendo de la convicción de que «No podemos prever las soluciones de los problemas a los que enfrenta el mundo en el siglo XXI, pero para que haya alguna posibilidad de éxito deben plantearse las preguntas de Marx, aunque no se quieran aceptar las diferentes respuestas de sus discípulos» (p. 25), Hobsbawm se restringe a la evaluación de algunos de los principales escritos que diferenciaron a Marx y a Engels de aquello que ya desde antes de ellos se entendía por socialismo, revolución y lucha de clases, para de esa manera poder seguir la evolución que ha dicho debate se fueron sumando a lo largo del siglo XIX y XX gran cantidad de hombres y mujeres que creyeron encontrar una respuesta, sino una solución a muchos de los problemas de la humanidad, en la propuesta dada por el decimonónico revolucionario alemán. De esa manera, la primera parte del libro se centra en aquello que Marx y Engels en vida influyeron con su obra y a que se debe la actualidad de la misma a pesar de su distancia en tiempo y espacio con los problemas de hoy.

1 Historiador Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá

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Gilberto Ramírez Espinosa

En debate con quienes como el mismo Hobsbawm se han propuesto una revisión radical de las ideas originales de Marx2, nuestro autor destaca la precariedad o insuficiencia con que tales han sido abordadas, ya sea por la prematura decisión de considerarlas obsoletas o superadas, o la opción de darlas por insuficientes o inadecuadas para la comprensión o eventual transformación del mundo. Partiendo del destacado análisis que hiciese Marx de la capacidad del capitalismo para superar formas de vida diferentes a todo aquello que no se considere dentro del «crecimiento económico» (convirtiéndolas en su «pasado»), como de su acelerada generación de contradicciones propios de su particular desarrollo «en crisis» (caracterizada por la sobreproducción de mercancías), Marx deja vigente unas categorías que siguen sin ser superadas, al menos en lo que atañe a establecer un curso general de la historia de la humanidad, y de ahí según Hobsbawm su irremediable, aunque angustiante, actualidad y vigencia. Irremediable en razón del peso de su obra escrita, que solo hasta hoy promete poderse disponer de forma completa, y angustiante, debido a que el legado de Marx hoy día no es claro en las premoniciones que tanto caracterizaron a quienes políticamente se comprometieron (y siguen comprometiéndose) en su defensa. Así se deja entrever en los primeros tres capítulos del libro («Marx hoy», «Marx, Engels y el socialismo premarxiano» y «Marx, Engels y la política») la forma en la cual los reconocidos amigos de origen renano creyeron posible y se hicieron a la certeza de la posibilidad de una alternativa radical al capitalismo en ciernes a mitad del siglo XIX. Es precisamente la pregunta por la opción del socialismo y la constitución del mismo a través de la política lo que actualmente adquiere importancia frente a crisis económicas como las 2008, y en dicha vía es que Hobsbawm nos ofrece el panorama con que Marx y Engels se enfrentaron a esas mismas preguntas hace más de siglo y medio, reconociéndose deudores de la moderna crítica a la sociedad burguesa de parte de personajes como Robert Owen, Charles Fourier y Saint-Simon como del activismo radical e insurgente contra la propiedad privada por parte de Etienne Cabet y Wilhelm Weitling. De dicho dialogo se dio la particular influencia política de Marx y Engels al concebir la realización del socialismo solo por vía de la revolución comunista, es decir, de una activa organización política de la clase obrera que se propusiese la abolición de la propiedad privada y su garante, el Estado, como consecuencia de una revolución dada dentro de la llamada «lucha de clases».

2 Entre quienes destaca el autor de la última y ya reconocida biografía de Karl Marx, Jacques Attali, quien en su libro “Karl Marx o el espíritu del mundo” (en español, Fondo de Cultura Económica, 2007) ofrece una sugerente y brillante introducción a nuevas generaciones sobre la importancia del célebre político y filosofo.

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RESEÑA: CÓMO CAMBIAR EL MUNDO

Son precisamente en los capítulos cuarto, quinto y séptimo donde nuestro autor destaca el carácter visionario que Marx y Engels consolidaron en su obra, obra en la que sobresale (dedicándole un respectivo capitulo a cada uno) el famoso Manifiesto comunista (1848) de autoría conjunta, como La situación de la clase obrera en Inglaterra (1845) de Engels y Las formaciones precapitalistas (1857-1858) de Marx, todas obras que precisamente facilitaron la popularización de múltiples variantes de socialismo como de tipos de revolución en base a las premisas que señalamos en el anterior párrafo. Debido a su amplia traducción y edición, a la calidad de su prosa y desarrollo conceptual, los tres textos seleccionados por Hobsbawm presentan un espléndido y didáctico acceso al desarrollo de las premisas del bautizado por el mismo Marx y Engels como «materialismo histórico»*, en cuanto reconocimiento de la producción de la vida de los hombres en sus diferentes «modos» y la respectiva forma en que asumen dicho papel tales «hombres»»3. Sorprende entonces luego Hobsbawm con su original y sugerente estudio de la evolución de los escritos de Marx y Engels con ocasión, primero del exilio de ambos (caso de los Grundrisse; capitulo sexto) y segundo, con la muerte de Marx (la obra completa de El Capital en sus tres volúmenes «corregidos» por Engels y posteriores escritos del mismo para «aclarar» la propuesta de su colega; capitulo octavo). Destaca Hobsbawm la desigual e incompleta distribución que por razones de idioma irán adquiriendo la literatura de los fundadores del materialismo histórico, siendo por mucho tiempo desconocidos muchos de tales escritos, así como subestimados en el alcance de sus principales tesis y afirmaciones (en especial con los escritos filosóficos de juventud de 1837-1846). El balance de la primera parte del libro es quien da la pauta de los desarrollos esbozados por Hobsbawm en los capítulos de la segunda parte, que de paso ocupan el periodo del siglo XX y comienzos del XXI (ese último abordado a manera de epílogo en los dos últimos capítulos), años que coinciden con buena parte de la vida del mismo autor. Tal coincidencia es felizmente aprovechada para retomar la incidencia póstuma de Marx en la misma patria natal de Hobsbawm y por mucho tiempo residencia del mismo Marx: Inglaterra4. Los llamados «críticos victorianos» fueron los que en un tono muy común desde entonces al debate académico sobre la obra de Marx, inauguraron las refutaciones clásicas en objeción a la validez teórica de muchos planteamientos de la «critica a la economía política» formulada por

3*Aunque también conocido en su muy polémica variante de “socialismo científico”. Especialmente es así abordado y de especial interés para Hobsbawm el escrito de Las formaciones precapitalistas, puesto es quien mejor abordo lo histórico del materialismo sugerido por Marx (p. 139-140). 4 Abordado en el capitulo noveno “El Dr. Marx y los críticos victorianos”.

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aquel. En un tono que marcadamente privilegio el debate dentro del terreno de la economía, personajes como M. Kaufman, J. A. Hobson, J. R. Tanner y E. S. Carey, entre otros, fueron los primeros protagonistas del debate en torno a la obra madura del «Dr. Marx» en razón de su mérito en la descripción y análisis del funcionamiento del capitalismo, caracterizando la peculiar asimilación de Marx por la escuela del «antimarxismo» que sugiere útil la lectura de Marx, pero desmesurada e inoportuna sus conclusiones y posibles consecuencias. La recepción y evolución autónoma que el ya reconocido como «marxismo» empieza a adquirir en varios países de la Europa de finales de siglo XIX y primera mitad del XX es aquella que le da continuidad antes que nada al legado inicial esbozado en los primeros capítulos. La preocupación por instaurar el socialismo ante el eventual colapso del capitalismo y los correspondientes gobiernos del mundo (especialmente europeos) que le dan sostén, es finalmente la que halla acogida al periodo que va de 1880 a 1945, correspondiente precisamente a la trayectoria de la herencia política directamente auspiciada por Marx y Engels, como son las asociaciones internacionales de trabajadores, más conocidas como las «internacionales». Hobsbawm rescata en los capítulos decimo y noveno, que en lo que va de la experiencia de la II Internacional (de mayoría socialista y socialdemócrata) a la III Internacional (de filiación comunista y su posterior coordinación exclusiva desde la experiencia de gobierno soviético), ambas marcadas por la agresiva expansión del capital y las economías de mercado a nivel mundial en la época clásica del «imperialismo» y la subsecuente consolidación de activos partidos políticos de masas de tradición socialista, obrera y democrática, se constituyen como la época en la cual se hizo abiertamente popular la esperanza en una transformación radical del mundo hasta entonces existente, popularizándose de paso aquellos que lideraron tales iniciativas, como E. Bernstein, K. Kautsky, Rosa Luxemburgo, V. I. Lenin, Leon Troski, entre muchos otros. La singular experiencia de las dos guerras mundiales junto al periodo que las separa son quienes precisamente propician, en las circunstancias más extraordinarias de guerras y crecimiento económico jamás visto, los fenómenos que en su denuncia y crítica le gano tantos adeptos y simpatizantes al «marxismo»5, como son el imperialismo y el fascismo. En razón de la crítica y resistencia al fascismo es que Hobsbawm privilegia en el capítulo

5 Hobsbawm destaca la inusual forma (y quizá única vez) en que científicos destacados en los terrenos de la biología, la química y la física fueron cercanos al marxismo inclusive desde sus mismas temas de estudio, en lo que atañe a la oposición y resistencia al fascismo, como de los progresos de la URSS (p. 295-296).

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decimosegundo y decimotercero la vida y obra del político y pensador italiano Antonio Gramsci (1891-1937), puesto que la experiencia de dicho personaje radica en ser uno de los pocos que lograron tan decisivo arraigo del materialismo histórico sobre temas no abordados por sus fundadores como independiente de la evolución clásica del «marxismo oficial» de la URSS. Tan vinculante y particularmente estrecha fue la asociación del marxismo con una doctrina de Estado, una forma de hacer política como una ciencia para estudiar cuanto fenómeno de la naturaleza y la sociedad se presentase, que Hobsbawm rastrea con especial énfasis critico la identificación de la vida y obra de Marx (como de Engels) con los respectivos sucesores de los jefes de Estado que se iban posesionando con ocasión de las revoluciones acaecidas a lo largo del planeta y su peculiar lealtad a la URSS, quienes se encargan de llevar al clímax tales asociaciones mencionadas. Las innumerables genealogías de las versiones de «marxismoleninismo» que surgen con ocasión de la estabilización de múltiples gobiernos y partidos simpatizantes del socialismo en su versión marxiana, típicas del mundo de posguerra y de la llamada «guerra fría», es aquello que ocupa a Hobsbawm en los últimos tres capítulos del libro, siendo precisamente el periodo en que el marxismo sería cada vez menos identificado con sus preguntas que con sus «respuestas». La aparente crisis inevitable del capitalismo con la consecuente revolución que tal proceso conllevaría fue una expectativa que no logró sobrevivir al colapso de la URSS en 1991 y que aun a pesar de los mayores avances de la cantidad y calidad de la literatura marxista6, muchas veces rezagada y cada vez más en contravía de sus «avances» políticos, como de los avances de movimientos políticos y sociales de horizonte anticapitalista, no han hallado una acogida como la que obtuvo en las décadas posteriores a la muerte de Marx y luego Engels. Finalmente, no es el propósito del libro permitir una acogida del marxismo como la descrita por Hobsbawm como extraordinario éxito póstumo de Marx, aunque un libro con semejante título e invitaciones tan radicales como las mencionadas al comienzo pudieran darlo a entender. Es quizá simplemente poder pensar que, en medio del fracaso de economías de planificación centralizada como de fundamentalismo de mercado, «una vez más, ha llegado la hora de tomarse en serio a Marx» (p. 424). La invitación que el fallecido Hobsbawm nos dejó es más que oportuna para quienes preocupados por el conocimiento histórico sean capaces de vérselas con la herencia de ese tan inquietante o incómodo «marxismo» del cual el mismo Hobsbawm es tan familiar 6 Que además incluye la posibilidad de pro primera vez disponer de las obras completas de Marx y Engels (p. 391-392)

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en el estudio de la historia, ya que al disponer de una obra como la reseñada se puede facilitar una introducción critica a los problemas trabajados por el marxismo sin suscribir sus conclusiones pero tampoco ignorándolas. Si tenemos en cuenta que el mismo Departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia de Bogotá publicó hace tres décadas una obra con el sugestivo título de El marxismo en Colombia7, bien valdría la pena retomar o siquiera atreverse a revisar lo que en nuestro país tales ideas han contribuido a transformar nuestro país como el mundo del cual hace parte.

7 Fals Borda, Orlando (et al.). El marxismo en Colombia, Bogotá, Universidad Nacional, 1983, 264p.

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PARÁMETROS GENERALES PARA LA PRESENTACIÓN DE TExtos La Revista estudiantil de investigaciones históricas GOLIARDOS, publicación de los estudiantes del departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá, es de carácter académico con una frecuencia semestral. Busca visualizar el producto de los ejercicios prácticos y reflexivos de los estudiantes y la comunidad académica en general interesada en los estudios históricos, generando un espacio para la difusión y el debate académico.

Tipología de documentos recibidos La revista GOLIARDOS publica artículos inéditos producto de ejercicios de investigación y reflexión sobre la Historia en diversos campos del conocimiento, que cumplan con los parámetros básicos de la investigación histórica: i. Ensayos. ii. Reflexiones y aportes teóricos sobre el quehacer histórico. iii. Debates historiográficos. iv. Reseñas de libros no mayores a 5 años de ser publicados, a menos que su reflexión lo amerite. v. Con el fin de hacer visibles y difundir las tesis y trabajos monográficos de pregrado, maestría y doctorado, recibiremos reseñas sobre los mismos. vi. Las editoriales o autores podrán remitir sus libros recientemente publicados para que el comité editorial de la revista se encargue de realizar una reseña sobre el mismo. vii. Entrevistas académicas. viii. Trascripción de documentos inéditos con su respectiva crítica de fuente.

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Evaluación Cada artículo postulado se someterá a una fase de evaluación en la que se verificará el cumplimiento de los parámetros básicos de uso de fuentes y rigurosidad académica del ejercicio de escritura de la Historia; si cumple con dichos requisitos, será remitido a dos evaluadores competentes anónimos, quienes emitirán uno de los siguientes conceptos: aprobado, aprobado con cambios o no aprobado; será obligación del autor realizar los cambios sugeridos por los evaluadores para que su artículo sea publicado en la revista. Asi mismo, el comité editorial se reserva el derecho de hacer correcciones mínimas de estilo.

Envío y presentación Los artículos deben ser enviados a la dirección electrónica de la revista: revista_goliardos@yahoo.es en formato Word (.doc,.docx,.rtf), letra Times New Roman tamaño 12, formato carta a 1.5 interlineado, margen de 3 cms (ver parámetros editoriales). Las imágenes o tablas deben ser enviadas por separado en formato digital (.jpg,.png,) en resolución alta o media y con especificación de la parte del texto donde deben ser incrustadas. Los autores que envíen sus artículos a la revista GOLIARDOS se responsabilizan por la autoría y originalidad del texto enviado; autorizan además su reproducción y publicación en cualquier medio impreso o digital con el fin de hacer un trabajo efectivo de difusión y circulación. La inclusión de un artículo publicado en la revista GOLIARDOS en otra publicación debe hacerse bajo autorización previa del comité editorial. Los autores se responsabilizan por adquirir los permisos de publicación y reproducción de imágenes, ilustraciones, figuras y citas que contengan gran contenido de un texto, en caso de que fuese necesario. Los artículos constan de título, subtítulo, autor(es), filiación institucional, resumen analítico y palabras clave en inglés y español (en caso de no poder efectuar la traducción se deberá informar al comité editorial para que éste encuentre a un especialista para ello), texto del artículo, bibliografía, tablas e imágenes con su respectiva cita o leyenda. Los datos del autor se entregarán en documento adjunto señalando el nombre completo, teléfonos, dirección de correo, filiación institucional, y fecha de remisión del texto.

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Parámetros editoriales i. Los trabajos se presentarán en letra Times New Roman tamaño 12 en formato carta a 1.5 interlineado, con margen de 3 cms. ii. Cada texto incluye un resumen en español e inglés que no supere las 200 palabras y hasta 8 palabras claves en español e inglés. iii. Los títulos de las subdivisiones del texto se harán en minúsculas y negrita. iv. Las notas a pie de página se harán en letra Times New Roman a espacio sencillo con numeración en tipos arábigos. v. La bibliografía del artículo se hará en orden alfabético y con sangría francesa. vi. Uso de comillas: las citas textuales dentro del texto se harán en comillas angulares, siguiendo los criterios del Diccionario Panhispánico de dudas (« »); reservando las comillas dobles (“ ”) y simples (‘ ’), en el caso en que se deba entrecomillar una cita dentro de la cita; por ejemplo: «Antonio me dijo: “Vaya ‘cacharro’ que se ha comprado Julián”» (Ejemplo tomado del Diccionario Panhispánico de dudas). Para usar el modo abreviado de Word: Alt. + 174 («) y Alt. + 175 (»). vii. Fuera de la cita, las comillas dobles se usarán para indicar palabras o expresiones impropias, vulgares y usos irónicos o de sentido especial. viii. Las citas textuales de más de 4 renglones se harán en párrafo aparte con sangría al lado izquierdo y en letra tamaño 11. ix. El uso de letra itálica o cursiva se reserva para: títulos en la bibliografía, notas al pie o en el texto; locuciones en otro idioma; términos técnicos o neologismos; señalar géneros o especies; distinción de palabras clave; títulos de películas, programas de radio o televisión, nombres de manifestaciones artísticas; o para señalar las preguntas de una entrevista. x. El uso de la negrita se reserva para los títulos en general.

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xi. El uso de los signos de incisos (paréntesis, corchetes, rayas y guiones): se usa el paréntesis ( ) para aclaraciones, incisos, referencias bibliográficas, fechas y siglas o acrónimos; los corchetes [ ] se usan para encuadrar un texto dentro de un paréntesis, para adiciones hechas por el autor de transcripciones literales que no aparecen en el original y para indicar con puntos suspensivos […] la supresión de un texto trascrito; la raya — es más larga que el signo menos — y que el guión -, y sirve para aislar una información con un énfasis mayor que la coma, también para señalar las líneas de un diálogo. El guión debe usarse para separar componentes, por ejemplo, en palabras compuestas. xii. L os acrónimos se usarán siempre y cuando luego de la frase completa en su primera aparición se señale entre paréntesis la sigla, haciendo saber que se utilizará a lo largo del texto. Por ejemplo: «La Organización de los Estados Americanos (OEA) se creó en mayo de 1948» xiii. Todas las imágenes, tablas, ilustraciones, mapas o figuras que se adjunten, deberán tener una referencia a pie y deben estar numerados secuencialmente. xiv. La bibliografía se organizará en fuentes primarias y secundarias. Las fuentes primarias se subdividirán teniendo en cuenta la respectiva clasificación (archivos, entrevistas, periódicos, etc.); las fuentes secundarias se subdividirán en generales y teóricas según la conveniencia.

Pautas de citación y bibliografía La revista GOLIARDOS usa como base para el estilo de citación y bibliografía una adaptación de la Modern Languaje Assosiation of America, disponible en línea: http://www.utoledo.edu/ library/help/guides/docs/MLAstyle.pdf No se usa Ibíd., Ibidem u Op. Cit. Las abreviaciones usadas son: ed. (editor) et al. (y todos), reseña de (Res. de), traductor (Trad.), coord. (Coordinador) En caso de haber dos autores con el mismo apellido en las citas a pie de página, ponemos los dos apellidos y así sucesivamente. Si es necesario subrayar la fecha de la primera edición se pone en corchetes cuadrados el año de esta frente al año de la edición consultada. Ej. [1984] Para referirnos a la bibliografía usaremos B, para referirnos a notas a pie de página P. Usamos un número en superíndice para simular la citación.

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LIBRO Un solo autor:

B: Apellido(s), Nombre. Título completo. Ciudad: Editorial, año P: 15Nombre Apellido(s), Título completo (Ciudad: Editorial, año), 66.

Un autor con dos o más publicaciones:

B: Apellido(s), Nombre. Título completo. Ciudad: Editorial, año. -----, ed. Título completo Ciudad: Editorial, año. P: 1Nombre Apellido(s), Título completo (Ciudad: Editorial, año), 66. 2 Nombre Apellido, dos o tres palabras del título, 55. 3 Apellido, otro título, 44.

Autorjtor (ed.), compilador (comp.) o traductor (trad.): B: Apellido(s), Nombre, ed. Título completo. Ciudad: Editorial, año. P: 6Apellido, Nombre, ed. Título completo (Ciudad: Editorial, año)

Dos autores:

B: Apellido(s), Nombre, y Nombre Apellido(s). Título completo. Ciudad: Editorial, año. P: 17Nombre Apellido(s) y Nombre Apellido(s), Título completo (Ciudad: Editorial, año), 66.

Tres o más autores:

B: Apellido(s), Nombre; Nombre Apellido(s), et al. Título completo. Ciudad: Editorial, año. P: 7Nombre Apellido(s) et al., Título completo (Ciudad: Editorial, año), 66.

Autor corporativo:

B: Universidad Nacional de Colombia. Título completo. Ciudad: Editorial, año. P: 5Universidad Nacional de Colombia, Título completo (Ciudad: Editorial, año), 66.

A rtículo en libro:

B: Apellido(s), Nombre. «Título artículo». En Título completo, editado por Nombre Apellido(s) y Nombre Apellido(s). Ciudad: Editorial, año. P: 13Nombre Apellido(s), «Título artículo», en Título completo, eds. Nombre Apellido(s) y Nombre Apellido(s) (Ciudad: Editorial, año), 45-50.

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A rtículos multivolúmen:

B: Apellido(s), Nombre; Nombre Apellido(s), et al. Título completo. Vol. 1. Ciudad: Editorial, año. P: 25Nombre Apellido(s) et al., Título completo Vol. 1. (Ciudad: Editorial, año), 66.

Introducción, prefacio, epílogo, etc.:

B: Apellido(s), Nombre. Introducción a Título completo. Por Nombre Apellido(s). Ciudad: Editorial, año. Ciudad: Editorial, año. iii-x. P: 22 Nombre Apellido(s). Introducción a Título completo. Por Nombre Apellido(s). (Ciudad: Editorial, año. Ciudad: Editorial, año) viii.

Traducción:

B: Apellido(s), Nombre. Título completo. Trad. Nombre(s) Apellido. Ciudad: Editorial, año. P: 15Nombre Apellido(s). Título completo. Trad. Nombre(s) Apellido. (Ciudad: Editorial, año) 5.

A rtículo en libro de referencia:

B: «Título del artículo» Título de la Enciclopedia o de donde haga parte. Año ed. P: 16Nombre Apellido(s), «Título del artículo» Titulo de la Enciclopedia o de donde haga parte. (10ª ed., año) 666.

Ediciones subsecuentes:

B: Apellido(s), Nombre. Título completo. Nº Ed. Ciudad: Editorial, año. P: 15Nombre Apellido(s), Título completo Nº Ed. (Ciudad: Editorial, año), 66.

PUBLICACIONES PERIÓDICAS O SERIADAS A rtículo en revista:

B: Apellido(s), Nombre. «Título artículo». Título revista Vol.: Nº (año): 45-90. P: 34Nombre Apellido(s), «Título artículo», Título revista Vol.: Nº (año): 45.

A rtículo de magazín:

B: Apellido(s), Nombre. «Título artículo». Título magazín, Ciudad, día y mes, año. 20-65. P: 15Nombre Apellido(s), «Título artículo». Título magazín, Ciudad, día y mes, año. 27.

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A rtículo de prensa:

B: Apellido(s), Nombre. «Título artículo». Título periódico, Ciudad, día y mes, año. P: 8Nombre Apellido(s), «Título artículo», Título periódico, Ciudad, día y mes, año, D-3.

Editorial de periódico:

B: Apellido(s), Nombre. «Título de la editorial». Editorial. Título periódico, Ciudad, día y mes, año, 4-6. P: 18 Nombre Apellido(s). «Título de la editorial» editorial. Título periódico, Ciudad, día y mes, año, 5.

R eseña:

B: Apellido(s), Nombre. Reseña de Título completo de Nombre Apellido, Título de publicación donde aparece la reseña Vol.: Nº (año): 47-80. P: 15Nombre Apellido(s). Res. de Título completo de Nombre Apellido, Título de publicación donde aparece la reseña Vol.: Nº (año): 47.

TESIS O TRABAJOS DE GRADO Tesis o disertación:

B: Apellido(s), Nombre Título tesis. Tesis para optar al grado de, Universidad, año. P: Nombre Apellido(s), Título tesis (tesis pregrado/Maestría/PhD, Universidad, año) 57-58.

ARCHIVOS Fuentes de archivo:

B: Nombre completo del archivo (sigla), Ciudad-País, sección, Fondo, vol./leg./t. P: Siglas del archivo, Sección, Fondo, vol./leg./t., f. o ff. (lugar, fecha y otros datos pertinentes). La primera vez se cita el nombre completo del archivo y la abreviatura entre paréntesis, luego sólo la abreviatura.

Entrevistas:

Entrevista a Apellido(s), Nombre, Ciudad, fecha completa.

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DE INTERNET Publicaciones de libros en Internet:

B: Apellido(s), Nombre, y Nombre Apellido(s), eds. Título completo. Ciudad: Editorial, año. http://www.nombredeldominio.com/link P: Nombre Apellido(s) y Nombre Apellido(s), eds., Título completo (Ciudad: Editorial, año), http://www.nombredeldominio.com/link (consultado el: día, mes, año).

Sitio web:

B: Nombre del sitio Web. «Título de la entrada» Nombre del sitio Web. http://www. nombredeldominio.com/link P: 11Evanston Public Library Board of Trustees, “Evanston Public Library Strategic Plan, 2000– 2010: A Decade of Outreach,” Evanston Public Library, http://www.nombredeldominio.com/ link (consultado el: día, mes, año). Elaborado por: Javier Ruiz.

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Se terminó de imprimir en las instalaciones de GRACOM Gráficas Comerciales, Ubicada en la Ciudad de Bogotá, Colombia, en la Carrera 69K N° 70-76, en el mes de Agosto de 2014. El tiraje es de 500 ejemplares en papel Ivory de 90 gramos. Las fuentes utilizadas, Calibri y Vani.

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Contenido 4

GOLIARDOS Universidad Nacional de Colombia ISSN: 2145 - 986 x Número XVII, Segundo semestre de 2013

Editorial TEMA CENTRAL:

7

DEPARTAMENTO DE HISTORIA Y GEOGRAFÍA DE LA UNIVERSIDAD DE CALDAS: Producción y tendencias historiográficas. Manizales. 2000-2012 Ana María Bedoya Sánchez / Héctor Miguel López Castillón Universidad de Caldas

28

LA FORMACIÓN DEL HISTORIADOR COMO CIENTÍFICO SOCIAL EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL. Una mirada a la reforma del 2008 Rodolfo Antonio Hernández Ortiz Universidad Nacional de Colombia

47

IMÁGENES DE LA MEMORIA EN UN ÁLBUM FOTOGRÁFICO Karen Parado Beltrán Universidad Nacional de Colombia Universidad Central TEMA LIBRE

52

JOSÉ ANTONIO OCAMPO: CEPAL y la teoría de la dependencia. Una mirada desde lo colombiano Abraham Ortiz Miranda Universidad Nacional de Colombia

66

ESTADOS UNIDOS Y LOS IMPERIOS: Una comparación diacrónica Óscar Armando Castro López Universidad del Rosario

84

HISTORIA MUNDIAL E HISTORIA UNIVERSAL EN EL MARCO DE LA SOCIEDAD CONTEMPORÁNEA Diego Alfonso Landinez Guio Universidad Nacional de Colombia NOVEDADES

99

RESEÑA: ESCLAVAS SEXUALES. La esclavitud sexual durante el imperio Andrés Eduardo Vivas Díaz Universidad Javeriana

105

RESEÑA: CÓMO CAMBIAR AL MUNDO: Marx y el marxismo (eric hobsbawm) Gilberto Ramírez Espinosa Universidad Nacional de Colombia

111

PARÁMETROS GENERALES PARA LA PRESENTACIÓN DE TEXTOS


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