Revista interlocucion2 ago10 2012

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EDITORIAL 1

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nterlocuciones es un nuevo grupo de trabajo estudiantil de pregrado y postgrado. Dentro de este proyecto, estudiantes de pregrado de Ciencia Política, Derecho y Doctorado en Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, con el apoyo de Bienestar Universitario de la Facultad, reunimos esfuerzos para hacer visibles investigaciones y posturas críticas que tengan como fin la formación y el desarrollo de procesos dialógicos y constructivos frente a la realidad nacional e internacional. En este sentido, nos esmeramos en la revisión cuidadosa de cada uno de los textos que recibimos, con el fin de seleccionar contenidos de importancia para el lector. En la actualidad, la investigación científica es trascendental en el trabajo académico; antaño, esta actividad estaba consagrada a ciertos niveles docentes. Sin embargo, hoy evidenciamos que incluso desde el pregrado es posible suministrar una propedéutica investigativa de proyección importante para la comunidad universitaria en general. El número 1 de Interlocuciones se dedica, en su dossier, a presentar un conjunto de procesos investigativos que se insertan dentro de la Ciencia Política y que, sin embargo, se articulan con otras disciplinas como lo exige actualmente la complejidad propia de la investigación; con ello, nuestra revista pretende generar diálogos a partir de temáticas actuales que tocan las Ciencias Humanas, Sociales y Políticas, el Derecho y la Filosofía. En el actual estado de cosas, se hace prioritario establecer, tanto en la Facultad como en la Universidad y en el país, una pluralidad de locuciones en el pensamiento y el diálogo que, combinados con una noble crítica, permitan cuestionar la unanimidad, el elitismo intelectual, el provincianismo patriótico y el tradicional pedagogismo norcéntrico. Por eso, presentamos dos investigaciones diversas, pero afines en el aspecto temporal y temático: Entre votos y recursos asignados para los municipios antioqueños. Estudio de los Cabildos municipales 2008-2009 y De qué se trata la «protección de las víctimas» en Colombia. Un análisis del discurso de algunos documentos jurídicos; las cuales


2 pretenden no solo leer la realidad desde sus protagonistas, sino también ilustrar cómo los poderes persisten en ser hegemónicos. Son investigaciones que se detienen en la lectura de los hechos políticos, para asir los antagonismos históricos que dan su sentido. Estos dos textos que conforman el dossier son producto monográfico del pregrado y de un seminario doctoral respectivamente. En la parte de Glocalizaciones, incluimos un interesante texto que articula teoría y estudio de caso de los movimientos sociales, la acción colectiva y la subjetividad; este estudio es producto de la investigación llevada a cabo por Lina Manrique, estudiante de Doctorado en Estudios Políticos y Relaciones Internacionales. Coyuntura es un apartado que muestra un tríptico del pensamiento dedicado a la semblanza de pensadores críticos que combinaron la poética, la política y la filosofía: el escritor José Saramago, el profesor Darío Botero y el maestro Estanislao Zuleta; a partir de los idearios que encarnan estos intelectuales, Interlocuciones quiere iniciar una reivindicación de un pensamiento antidogmático y alejado de eclecticismos. Sea esta una invitación a que los estudiantes de pregrado y postgrado pertenecientes a la Facultad, o aquellos provenientes de otras, se unan para participar y contribuir en el proceso que inicia con este número, llevando consigo el interés de darle a esta publicación larga duración y poder para desprenderse hacia otros caminos y andares que estén siempre al servicio del oficio académico dentro y fuera de la universidad. Yolanda Rodríguez Rincón MIEMBRO DEL GRUPO DE TRABAJO INTERLOKUCIONES

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ÍNDICE 3 Pág. EDITORIAL

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ENTRE VOTOS Y RECURSOS ASIGNADOS PARA LOS MUNICIPIOS: ESTUDIO DE LOS CABILDOS MUNICIPALES 2008-2009

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DE QUÉ SE TRATA LA “PROTECCIÓN A LAS VÍCTIMAS” EN COLOMBIA UN ANÁLISIS DEL DISCURSO DE DOCUMENTOS JURÍDICOS

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FORO MUNDIAL SOCIAL: EL «REPOSITORIO» DE MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA ALTER GLOBALIZACIÓN

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COYUNTURA / Una Semblanza Tríptica del Pensamiento SARAMAGO, LA MIRADA DEL ESCRITOR

EN LA MUERTE DE DARÍO BOTERO URIBE «¡NO ESTOY DE ACUERDO CON LA GUERRA!»

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ESTANISLAO ZULETA (1935-1990)

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RESEÑA SUCRE, GENERAL REPUBLICANO

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ENTRE VOTOS Y RECURSOS ASIGNADOS PARA LOS MUNICIPIOS: 4

ESTUDIO DE LOS CABILDOS MUNICIPALES 2008-20091 Hernán David Jiménez Patiño2

INTRODUCCIÓN

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a asignación del gasto público es un tema de investigación que se orienta a determinar características de apropiaciones y si estas dependen de criterios técnicos o de criterios político-electorales. Lo que le interesa a un político es una reproducción electoral que garantice su credibilidad y permanencia en el poder; en esa medida, el gasto público se convierte en una herramienta para atraer electores, diríamos entonces que por esta vía el gasto público obedece a criterios político-electorales. En Colombia, desde el inicio de la Presidencia de Álvaro Uribe en 2002, bajo los consejos comunitarios que buscan una relación directa gobernante-ciudadano, se hacen apropiaciones presupuestales con criterios electorales como ha ocurrido con el plan vial 2500 (Mejía et al., 2008); de esta forma, los gobernadores y alcaldes en sus respectivos territorios hacen eventos similares a los consejos comunitarios, que en Antioquia son denominados Cabildos Municipales. Las hipótesis que guiaron este trabajo fueron: H1 H2 H3

Los municipios que más votos le ponen a la elección del Gobernador son compensados con más recursos. Los municipios que han realizado cabildos municipales del Gobernador y su gabinete departamental, son compensados con mayores recursos frente a los municipios que no los realizan. Los compromisos que adquiere el gobierno Departamental en los cabildos municipales son cumplidos satisfactoriamente. En este artículo se analiza particularmente la hipótesis H3, que después de la investigación de campo arroja conclusiones relevantes que se mostrarán al finalizar.

1. MARCO CONCEPTUAL

PORK BARREL En Ciencia Política se habla del término pork barrel, que hace referencia a los intercambios políticos o negociaciones del Ejecutivo con el Legislativo a cambio de la entrega de recursos oficiales y con el objetivo de lograr 1 Este trabajo hace parte de la Práctica Especial de Trabajo Académico (PETA) de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, en la Asamblea Departamental de Antioquia del Diputado Alfaro García en el semestre 2010-01. El artículo es una versión preliminar de los resultados de investigación que tiene el mismo titulo del trabajo y financiado por la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín. 2 Estudiante de último semestre en Ciencia Política de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín. Miembro del Grupo de Investigación Historia, Trabajo, Sociedad y Cultura de la misma universidad. E-mail: hdjimenezp@unal.edu.co


respaldo; de esta manera, el pork barrel es utilizado por los legisladores, pues les permite utilizar recursos estatales que les garanticen su reproducción electoral. Esto se debe a la rigidez del Ejecutivo frente al Legislativo (como en el caso colombiano, por ejemplo) en donde el Legislativo no puede autorizar gasto público, pues el Congreso y las corporaciones públicas territoriales solo pueden aprobar o desaprobar el proyecto de presupuesto en tanto sea el Presidente, el Gobernador o el Alcalde quien por decreto lo haya aprobado; en este caso, el papel de la corporación pública de elección popular queda supeditado al ejecutivo. Así, se hace más factible la frecuencia de pork barrel porque: Este dispositivo permite al legislativo tener acceso al gasto y a los proyectos del gobierno central para beneficiar directamente a su distrito, lo cual lleva a la aprobación de proyectos inviables y no eficientes, pero políticamente populares.3 Sin embargo, los intercambios políticos también se hacen dependiendo de varias razones: *

*

La disciplina partidista y la oposición: las negociaciones con el legislativo son individuales o colectivas. La especialización del congresista sobre algún tema específico: en este caso, encontramos que si un congresista es especializado en obras públicas y ha hecho su servicio público en esta materia, al Ejecutivo le queda más difícil hacer la negociación con él; en esta situación, el intercambio político podría beneficiar al parlamentario.4

Neopopulismo Por otra parte, el populismo o neopopulismo, que ha sido una característica de los gobernantes en América latina cuando el poder presidencial es excesivo, busca una relación directa gobernante-gobernado sin intermediarios, como lo son los partidos políticos y la sociedad civil. En el caso de Colombia, a través de los consejos comunitarios del Presidente Uribe, se implementó la relación directa gobernante-pueblo con ayuda del poder de los medios de comunicación; de esta forma, el gasto público puede ser catalogado como neopopulismo. Otros ejemplos serían los Presidentes de Venezuela y Ecuador. Patiño5 en su estudio sobre el neopopulismo 3 Mejía Guinand, Luis Bernardo; Botero, Felipe y Rodríguez Raga, Juan Carlos. “¿Pavimentando con votos? Apropiación presupuestal para proyectos de infraestructura vial en Colombia 2002-2006”, En: Colombia Internacional. No 68, (julio-diciembre 2008), p. 18 4 Ibíd. 5 Patiño Aristizabal, Luís Guillermo. Del populismo al neopopulismo en América Latina. Medellín, UPB, p. 29-58.

latinoamericano, ha señalado cinco características de este estilo de gobierno: • • •

Un patrón de liderazgo personalizado y paternalista que puede ser carismático. Una coalición multiclasista basada en los sectores urbanos y rurales. Una forma de movilización política vertical (es decir, desde arriba) que subordina los mecanismos e instituciones de mediación política.

Existe una ideología ecléctica y un antiestablecimiento que promulga la necesidad de un cambio drástico en cuanto a las relaciones políticas y sociales. La utilización sistemática y expandida de métodos redistributivos y clientelares como instrumento político para generar apoyo entre los sectores populares. En este sentido, la relación directa con el pueblo se ha basado en la discusión de problemas de los ciudadanos; al final, el gasto público se utiliza para subsanar dichos problemas, pero sin criterios técnicos que corrijan necesidades colectivas, pues este tipo de condicionamiento del gasto público se dedica más a lo particular. Así, el citado ejemplo de neopopulismo solo persigue fines político-electorales, ya que utiliza el presupuesto público y los medios de comunicación para garantizar una buena imagen y la permanencia en el poder.

Clientelismo político Las definiciones más comunes que se asocian con el clientelismo político son aumento de la burocracia y asignación de recursos y puestos de trabajo por criterios políticos; pero un autor como Alejandro Gaviria asocia el clientelismo en Colombia con la debilidad del Estado en tres aspectos: *

* *

“Énfasis en el reparto de beneficios particulares o en la provisión de bienes de interés especifico (en lugar de bienes públicos que benefician a toda la población). El clientelismo enfatiza lo visible regionalmente sobre lo pertinente nacionalmente. El gasto público se convierte, muchas veces, en una herramienta para el mantenimiento de redes políticas y lealtades regionales.”6

En ese sentido, los políticos han usado el clientelismo por una sola razón: la reproducción electoral, lo que lleva a la generación de lealtades sociales mediante la asignación de recursos públicos, favor que se devuelve en votos el día de elecciones; este hecho garantiza una posible elección, reelección y permanencia en el poder. 6 Gaviria, Alejandro. Presentación Debilidad del Estado, Facultad Economía Universidad de los Andes, p. 3.

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En otro sentido, Cristina Escobar define el clientelismo como: Sustituto de los derechos sociales al asegurar la distribución (aunque selectiva e irracional) de los recursos del Estado que la población despojada no ha sido capaz de obtener a través de la participación electoral.7

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Así que el ciudadano, como no encuentra suministro de bienes y servicios públicos como salud, educación, empleo, vivienda, entre otros, cuando participa políticamente lo hace únicamente en la elección de sus gobernantes, y para tomar su decisión opta por una tendencia clientelista; de esta manera, encuentra una forma segura de acceder a servicios públicos básicos. En este sentido, el ciudadano entiende la consecución de sus derechos como resultado de la lealtad y la fidelidad electoral con un político. El clientelismo también se define como una relación patrón-cliente, la cual, según Ronal P. Archer8, ha contextualizado un sistema político de patronazgo propio de los colombianos. La red de patronazgo es configurada por los partidos y los políticos; los clientes son los ciudadanos. La relación se da por los intereses de los políticos (el voto) y el interés de los clientes. Se trata de una solicitud de bienes y servicios. Las características de esta forma clientelista patrón-cliente son: * * *

Relación dependiente de bienes y servicios. Lealtad e influencia. Desarrollo de la red patrón-cliente a través del contacto directo de los partidos y los políticos con los ciudadanos.

Igualmente, Francisco Leal y Andrés Dávila9 sostienen que el uso del clientelismo ha permanecido en el sistema político colombiano como una forma de reproducción electoral de los partidos, que se ha instaurado en la forma de hacer política en la democracia del país. Las relaciones directas gobernantes-ciudadanos son expresiones de nuevas formas de representación social, como señalan Cunnil y Bresser10 (1998), debido a la sospecha de los ciudadanos frente al Parlamento y de los partidos políticos. En este sentido, los autores indican: 7 Escobar, Cristina. Clientelismo y ciudadanía: los limites de las reformas democráticas en el Departamento de Sucre. En: Análisis Político. No 47, (Septiembre-Noviembre, 2002). Bogotá: IEPRI, Universidad Nacional de Colombia, p. 39 8 Archer, Ronald P. The Transition from Traditional to Broker Clientelism in Colombia: Political Stability and Social Unrest, En: Working Paper No. 146 [en línea], (July-1990). [Consultado diciembre 13 de 2009]. Disponible en http://kellogg.nd.edu/publications/ workingpapers/WPS/140.pdf 9 Leal Buitrago, Francisco y Dávila, Andrés. Clientelismo. El sistema político y su expresión regional. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, IEPRI, Tercer Mundo, 1990. 10 Bresser Pereira, Luis Carlos y Cunnil, Nuria. Lo público no estatal en la reforma al Estado. Paidos, Buenos Aires, 1998

El control y la participación directa de la sociedad sobre asuntos públicos, usualmente se han institucionalizado por medios que suponen la expresión y defensa de intereses particulares, colectivos y difusos, que se arraigan en la sociedad.11 Así que, de acuerdo con estos autores, existe una sospecha acerca del manejo de los recursos públicos porque las relaciones directas con los ciudadanos generalmente se basan en la intermediación clientelista que termina beneficiando intereses privados; las decisiones públicas solo se encaminan a satisfacer necesidades y demandas individuales por medio del ejercicio de la relación directa gobernante-ciudadano como instrumento irracional del uso de los presupuestos públicos del Estado. Política Fiscal La utilización de los recursos fiscales del Estado ha sido estudiada en los trabajos de Alesina et al.12, en los que se responde a la pregunta “¿Why is fiscal policy often procyclical?”13 desde dos variables: 1 Demandas de los votantes en elecciones. 2 Corrupción

Sin embargo, sus planteamientos para responder a la anterior pregunta se dan en los siguientes aspectos: economía política, sistema político, políticas de equilibrio y las evidencias. En primer lugar, en la economía política, la variable de un gobierno benévolo con el presupuesto sería el aumento del gasto público en un determinado programa de asistencia social. En segundo lugar, en el sistema político, las variables electorales son las que justificarían que los gobiernos se dediquen a capturar rentas para beneficiarse económicamente del Estado que se las apropia para buscar su reelección con promesas, con la particularidad que tal variable sucede en los países en vía de desarrollo. En tercer lugar, las políticas de equilibrio en la política económica, las variables de restricción presupuestal, la deuda del gobierno y si el gobierno decide si va o no a la reelección. En cuarto lugar, las evidencias de la política fiscal procíclica son las siguientes variables de gobierno benévolo: restricción al crédito en recesiones, un problema de organismo político y habitual donde hay corrupción política. De esta manera, estudian los ciclos de política fiscal asociado a variables políticas y electorales de los gobiernos. 11 Ibíd., p. 20. 12 Alesina, Alberto; Campante, Filipe and Tabellini, Guido. “Why is fiscal policy often procyclical”. En: Journal of the European Economic Association.[en línea] ,Vol. 6 No. 5, (September 2008) , pp. 10061036. [Consultado el 3 de diciembre de 2009]. Disponible en http:// www.economics.harvard.edu/faculty/alesina/files/Why%2Bis%2BFisc al%2BPolicy%2BOften%2BProcyclical.pdf 13 Traducción: ¿Por qué es a menudo la política fiscal procíclica?


2. MARCO INSTITUCIONAL

La descentralización política, administrativa y fiscal en Colombia, iniciada en la década de los años ochenta del siglo pasado, ha reestructurado al Estado Colombiano porque entrega, desde entonces, la responsabilidad del Gobierno Nacional en salud, educación y servicios públicos domiciliarios a los departamentos y municipios. De esta manera, según la Carta Política de 1991, los entes territoriales (departamentos, distritos, municipios, provincias, regiones y territorios indígenas, en especial los tres primeros) cuentan con corporaciones públicas de elección popular de carácter administrativo como las asambleas departamentales y los concejos distritales y municipales. En este caso, la Constitución de 1991 señala que la elección de los gobernadores y alcaldes se hace a través del voto programático, en el cual los candidatos inscriben un programa de gobierno ante la Registraduría con el fin de hacer que la ciudadanía vote por ellos y así dar cumplimiento a lo prometido; de no ser así, la elección está sujeta a la revocatoria del mandato por incumplimiento (ver Art. 259 de la C-1991 y la Ley 134 de 1994). Por otro lado, la Ley 152 de 1994 reglamenta la elaboración de los Planes de Desarrollo después de una

elección, cuyo antecedente-diagnóstico es, precisamente, el Programa de Gobierno, y su formulación la hace el respectivo Gobernador con su gabinete departamental, luego pasa al Consejo Departamental de Planeación y posteriormente a la Asamblea Departamental para su aprobación o rechazo. En éste último caso, el Gobernador lo hará mediante un decreto. Por lo tanto, la adopción de la planeación en la actividad estatal permite la preponderancia de factores técnicos sobre las consideraciones políticas de los gobernantes. De esta forma, los criterios técnicos para el departamento de Antioquia son: * *

Plan Departamental de Desarrollo 2008-2011 (Ordenanza No 007 de 2008). Banco de Proyectos del Departamento Administrativo de Planeación Departamental.

El Plan de Desarrollo tiene dos componentes: una parte general y una otra de inversiones. En el siguiente cuadro se puede ver la parte estratégica del Plan Departamental de Desarrollo de Antioquia 2008-2011:

Fuente: Ordenanza No 007 de 2008, Asamblea Departamental de Antioquia.

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El uso de la relación directa gobernante-ciudadanía se encuentra en el Plan de Desarrollo como desarrollo político e institucional. Los mecanismos usados por la Administración Departamental han sido utilizados bajo el nombre de «ejercicios participativos», que buscan una relación directa con las comunidades y gobiernos municipales de 3 maneras:

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Asambleas Subregionales: reunión del Gobernador y su gabinete para discutir temas de importancia subregional con los alcaldes, gabinetes municipales y concejales de cada subregión del departamento. Cabildos Municipales: visita del Gobernador a un municipio para discutir problemas locales en compañía de su gabinete, el Alcalde, el gabinete municipal, los concejales y la comunidad donde se realiza el evento.

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Cabildos Temáticos: reunión del Gobernador para discutir un tema determinado de importancia para el departamento; se hacen en las subregiones o en todo el departamento.

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Encuentro de Alcaldes: encuentro del Gobernador y los 125 alcaldes del departamento para discutir temas de interés local y subregional.

De esta manera, nuestro objeto de estudio es los cabildos municipales como forma de compensación para los municipios con recursos públicos en oposición a los que no realizan esta clase de eventos, ya que los cabildos municipales del Gobernador de Antioquia son una copia fiel del modelo de los consejos comunitarios presidenciales, y tienen el objetivo de discutir los problemas locales. En el siguiente cuadro encontramos los asistentes y los temas que se discuten en estos eventos:

*Alcaldes donde se realizan los cabildos municipales

La realización, coordinación y seguimiento de las tareas de los cabildos municipales están a cargo de la Secretaria de Participación Ciudadana de la Gobernación de Antioquia. 3. RESULTADOS

Para el desarrollo de la hipótesis, se realizó una serie de visitas a diez municipios seleccionados por subregión; en este caso, tenemos 7 municipios de la subregión del suroeste

antioqueño y 3 municipios del oriente antioqueño, donde se realizaron cabildos municipales entre 2008 y 2009. Las visitas a estas localidades se hicieron, en la mayoría de los casos, con concejales y secretarios de Despacho Municipal para discutir cada uno de los temas que prometió el Gobernador en el cabildo. Primero, la Secretaría de Participación Ciudadana suministró la información de cada uno de los temas que se hablarían en el cabildo municipal, y a partir de ahí se abrió un conversatorio en cada localidad con las personas anteriormente citadas.


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*Corresponden a las inquietudes de los concejales y secretarios de Despacho Municipal sobre las promesas del Gobernador en el cabildo.

El promedio de cumplimiento de la Gobernación en sus promesas a estos 10 municipios es del 71,5%, aunque estas se ubican en el periodo 2008-2009 y las visitas realizadas en 2010, así que a 18 meses de finalizar el periodo administrativo 2008-2011 (teniendo en cuenta la aplicación de la Ley de Garantías en 2011) es difícil cumplir con las promesas, en parte porque se deben tener en cuenta los cabildos desarrollados entre 2008-2011 y su responsabilidad con los municipios. Aunque estos eventos permiten una relación directa con las comunidades, tienen un significado políticoelectoral más que una gestión ciudadana para involucrarse en los asuntos públicos, pues en muchos casos existen concejales que ni siquiera se acuerdan o le preguntan a las Administraciones Municipales acerca del cumplimiento de las promesas del gobernador. En el sistema político colombiano, las redes políticas también, así como las relaciones de un concejal y el alcalde de un municipio, son determinadas por su vínculo electoral con un Diputado, Gobernador, Representante, Senador y Presidente, donde cada uno promete a su nicho electoral gestionar más recursos, lo cual muchas veces no se cumple.

Sin embargo, en los municipios visitados se presentan dificultades, señaladas por los concejales, que se orientan a los temas de Servicios Públicos de Agua y Alcantarillado e Infraestructura en vivienda; esto es debido a la ejecución del Plan Departamental de Aguas (PDA) en la que los municipios que accedieron a este convenio debían ignorar sus recursos de agua potable y saneamiento básico del sistema general de participaciones por 15 años. Sin embargo, las comunidades que aprobaron el ingreso al PDA no han visto ejecutar un solo recurso, y muchas administraciones municipales están preocupadas por las presiones de la comunidad, como en el Municipio de San Rafael, donde un concejal, por ejemplo, señaló: «La comunidad está diciendo que privatizamos el agua por entrar al Plan Departamental de Aguas». De esta manera, los municipios con pocos recursos y autonomía para administrarlos, han quedado sin recursos de agua potable y saneamiento básico por ingresar a un convenio que, según el CONPES 3463 de 2007, busca darle un manejo empresarial y eficiente en la prestación de los servicios de acueducto, alcantarillado y aseo; por lo tanto,


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lo que muchos esperan es saber cuándo inicia la ejecución del PDA en su municipio y cuál será el costo de las tarifas de estos servicios para todos sus habitantes. Pero así como en el resto país, los municipios visitados en Antioquia sufren por la pobreza y el desempleo de sus ciudadanos. Se requiere de una mayor y justa inversión que genere empleo y el desarrollo socio-económico que realmente se merecen. En estos municipios se presenta alguna o varias de estas inquietudes: *

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El hecho de que la Gobernación de Antioquia maneje la ejecución de todos los contratos lleva a que, frecuentemente, la mano de obra para un proyecto de infraestructura por la firma que gana la licitación sea no calificada y de otra zonas; muchas veces, en la misma comunidad hay personas calificadas para garantizar por lo menos un periodo de empleo formal. Legalmente, en Colombia se creó el Fondo de Cuenta de Seguridad y Convivencia en los Municipios para que el 5% de cada contrato sea llevado a sus arcas y la entidad territorial haga aportes a la seguridad y convivencia del Municipio (gasolina para la Policía, gastos para ayuda a la movilización y mantenimiento de tropas del ejército, entre otros). No obstante, como las Administraciones Municipales no manejan la ejecución de los contratos que realizan a través de cofinanciación por medio de convenios con la Gobernación, no tiene cómo apropiar recursos para este Fondo, de forma que no tiene cómo cumplir con las exigencias y solicitudes de las comandantes de Policía y Ejército para brindar apoyo a la seguridad local.

*

4. CONCLUSIONES

*

En un cabildo municipal no se puede desconocer la búsqueda de acercamiento del Gobierno Departamental con las comunidades, sino que a través de ella, y por su carácter político, se reduce a mantener lealtades electorales con concejales, alcaldes y líderes.

*

Los municipios no solo en Antioquia, sino en Colombia, tienen altos grados de pobreza y dependencia del nivel departamental y nacional frente a los recursos para inversión.

*

Cada municipio tiene particularidades, sin embargo poseen necesidades similares, en general, más inversión en vivienda, agua potable y desarrollo económico, pues es la única forma para lograr que no permanezcan en la pobreza y débiles frente a un desarrollo económico y social que beneficie a las poblaciones.

*

La evidencia muestra que los municipios no cuentan con autonomía para manejar sus recursos y realizar inversiones propias para su desarrollo, pues dependen de las asignaciones presupuestales del Gobierno Nacional y Departamental que pueden estar, en muchos casos, atadas a criterios políticos y electorales.

Los proyectos de vivienda (construcción y mejoramiento) del área urbana y rural son muy necesarios para la lucha contra la pobreza, pero: La Gobernación exige cofinanciación para proyectos de vivienda, sin embargo muchos municipios no cuentan con recursos para apropiar a dichos convenios. 1

Muchos proyectos de vivienda nueva exigen participación de la comunidad (ahorro programado para vivienda, disponibilidad de lote, aportes de los beneficiarios), desconociendo que muchas familias, por su grado de pobreza y miseria, no tienen como cumplir con estos requisitos.

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Se desconoce por qué los municipios no tienen la capacidad técnica y económica para presentar proyectos que exijan cofinanciación y estudios técnicos. En proyectos de infraestructura física, muchos concejales y administraciones municipales señalan que para los proyectos de infraestructura, aparte de la cofinanciación que es difícil por disponibilidad de recursos, también les exigen estudios técnicos y muchos requisitos con los que no cuentan. Las Administraciones Municipales, que se ven mal preparadas con disponibilidad de recursos propios, deben entonces hacer esfuerzos para contratar personas que hagan estudios de suelo y topográficos para cumplir alguno de los requisitos.

En un próximo texto, se busca dar explicaciones a las demás hipótesis y profundizar el resultado de este trabajo con estudios de campo adicionales en otros municipios del Departamento.


Referencias Bibliogr áficas Fuentes primarias

Informe de Cabildos Municipales, Gobernación de Antioquia

Plan de Desarrollo de Antioquia 2008-2011

las reformas democráticas en el Departamento de Sucre.

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Sistema OMEGA, Gobernación de Antioquia

Visitas realizadas a Municipios

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Ley 152 de 1994

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DE QUÉ SE TRATA LA “PROTECCIÓN A LAS VÍCTIMAS” EN COLOMBIA 12

UN ANÁLISIS DEL DISCURSO DE DOCUMENTOS JURÍDICOS Yolanda Rodríguez Rincón1

A modo de antecedentes

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l 25 de julio de 2005, el Congreso de la República promulgó la Ley 975, conocida como Ley de Justicia y Paz (Ley de JyP).1Fue el resultado de un proceso anterior de negociación con los grupos paramilitares, que iniciaron sus diálogos con el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez durante el año 2002, pero que ya habían celebrado reuniones con políticos locales-regionales, quienes, luego, conformarían las listas del Congreso y aprobarían artículos que los paramilitares solicitaron, por medio de la presión armada, fueran incluidos en la Ley2. Cinco meses más tarde, el 30 de diciembre del 2005, el ministro del Interior y de Justicia, Sabas Pretelt de la Vega, publicó el Decreto 4760, por medio del cual supuestamente se reglamentaba esta Ley, y en el que se introdujo un gran equívoco en torno al concepto de víctima, que terminaba incorporando como tales a los mismos perpetradores: Se entenderá como medida de reparación colectiva la entrega, por parte de los desmovilizados, de bienes destinados al desarrollo de proyectos productivos en zonas afectadas por la violencia, que beneficien a desplazados, campesinos y reinsertados que carezcan de medios económicos de subsistencia (Parágrafo 3 del artículo 12 del Decreto 4760 de 2005). El 18 de mayo de 2006, la Corte Constitucional anunció su decisión de declarar constitucional la Ley, aunque con salvedades sobre algunas de las disposiciones que fueron declaradas inconstitucionales o cuya interpretación fue condicionada. El 13 de julio, la Corte Constitucional (CC) publicó su fallo en la sentencia C-370 de 2006. El 29 de Septiembre de 2006, el nuevo ministro del Interior, Carlos Holguín Sardi, expidió el Decreto 3391, con el cual buscaba armonizar la reglamentación de la Ley de Justicia y Paz de acuerdo con la sentencia de la Corte, de forma que revivió los efectos del artículo 71 de la misma Ley (relativo a la sedición) que había sido declarado inexequible por la Corte. Finalmente, y como resultado de todo este proceso, el 11 de Diciembre de 2006, el ministerio del Interior y de Justicia publicó el Decreto 4436, por medio del cual buscaba ajustar las nuevas disposiciones consignadas en la Ley de Justicia y Paz con las disposiciones de la Carta Política y de la Ley 782 de 2002, que constituía el principal instrumento para la desmovilización individual de 1 Doctorante de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales UNAL. caruso68co@ yahoo.com 2 Ver, respecto a esto, el tratamiento que hace Romero, Mauricio (ed.). Parapolítica. La ruta de la expansión paramilitar y los acuerdos políticos, Bogotá: Intermedio, 2007.


los miembros de los grupos armados al margen de la ley, pero introducía nuevas ambigüedades en el proceso. Este breve recorrido jurídico resume parte de la complejidad del proceso que ha vivido la implementación de la Ley de Justicia y Paz.

FUENTES TR ABA JADAS El método cualitativo al que se recurre es el análisis del discurso y a la crítica del discurso foucaultiana, que permiten develar mejor el sentido político, punto de interés por cuanto nos sitúa en el sentido de lo no-discursivo y los nohablantes por las relaciones de poder. Si bien se tiene en cuenta toda la Ley, se enfatizan el capítulo VIII Derechos de las víctimas frente a la administración de justicia, el capítulo IX Derecho a la reparación de las víctimas, y el capítulo X Conservación de archivos en su artículo 56 Deber de memoria; también se tuvo en cuenta la correspondiente sentencia C-130 de 2006 de la Corte Constitucional. Ambos documentos consignan los derechos a la verdad, justicia y reparación de las víctimas en el contexto de procesos de diálogo entre el Estado y los grupos armados irregulares. Se asumen estos documentos como testimonio documental de necesario referente en la indagación de la realidad política contemporánea del país, en el que la memoria (colectiva) potencia o limita sus efectos. Son documentos que se presentan en un periodo promedio de cinco años (2005-2010) que permite retroproyectar la dinámica de la violencia múltiple de las dos últimas décadas. Para efectos del presente trabajo, se revela, desde un tratamiento de Análisis Crítico del Discurso (ACD), las relaciones de fuerza favorables o no a la participación, entendida como la acción colectiva sobre los asuntos colectivos, y en el sentido de construcción de memoria, que, a su vez, está pensada como alternativa deconstructiva de la despolitización y, por lo tanto, de una repolitización, es decir, una nueva politización que proviene desde abajo, desde la movilización social, planteada por ejemplo con el proceso de la Constituyente de 1990, aunque termine institucionalizándola, limitando, a su vez, toda forma de participación instituyente. El análisis presenta un balance de 5 años de Ley de Justicia y Paz3, y de su inmediata necesidad de ajustarla, tal como lo sugirió la Corte Constitucional con la sentencia C-370-2006 al año siguiente de haberse planteado aquella, y transformarla y complementarla con el propósito que dimensionaba la Ley de Víctimas4 respecto a garantizar 3 Una de las hipótesis de este trabajo está orientada a afirmar que los cinco años que se sitúan temporalmente, para hacer un ACD, es porque este tiempo va develando los efectos de, por lo menos, dos décadas largas de recomposición de gran parte del bloque en el poder, por las alianzas non santas y que se institucionalizan. Una de sus componentes sería la Ley en mención y lo que se deriva de ella. 4 A la Ley de Víctimas, también se le había pasado revista desde el texto definitivo aprobado en Sesión Plenaria el día 18 de junio de 2008 al proyecto de Ley 157 de 2007 Senado «por la cual se dictan medidas de protección a las víctimas de la violencia».

verdad, justicia y reparación como componentes de la reconstrucción de memoria, en primer lugar, de las víctimas, y en segundo lugar, en la participación de la sociedad colombiana. La pregunta guía es en qué medida estos instrumentos jurídicos, inicialmente desde un ACD que nos sitúa en la lectura sociológica y política, han politizado o no a la sociedad colombiana, es decir, en qué sentido la sociedad reconoce o no, en su conjunto, las dinámicas de la violencia exacerbada y, por tanto, qué ejercicios o no de memoria —como componentes de una política pública de DDHH, de atención al desplazamiento y de asunción de la problemática de las víctimas— se desprenden, lo cual tiene que ver con hasta dónde, socialmente, no solo se sensibiliza, sino se posibilita la participación. ¿Cómo es que el gobierno decide tomar una medida de este tipo, y cuáles son sus efectos y límites? ¿A qué intereses responde? ¿Cuál es la retórica del conflicto que, en general, se encuentra en tales discursos jurídico-políticos? Si bien se sitúa un análisis crítico del discurso —la perspectiva crítica particular de Michel Foucault— y teniendo en cuenta que las fuentes objeto de este análisis son de origen jurídico, se puede precisar cómo la práctica jurídica (y otras) es empleada por las sociedades para definir tipos de subjetividad, formas de saber y relaciones entre los humanos y la verdad. Las prácticas judiciales son la «manera» en que, entre los humanos, se arbitran los daños y las responsabilidades. Se trata de un «modo en que, en la historia de Occidente, se concibió y definió la manera en que podían ser juzgados los hombres en función de los errores que habían cometido, la manera en que se impone a determinados individuos la separación de algunas de sus acciones y el castigo de otras»5. Entonces, el objetivo es potenciar el análisis de este trabajo que, desde el ACD y desde Foucault, espera complementar la mirada crítica del discurso jurídico —que es político— contenido en los documentos en mención. La práctica judicial como una forma oculta de legitimación del poder construye verdad, que es lo constituye al sujeto y a los sujetos, lo que nos pone en sintonía con el análisis de situaciones y las relaciones de fuerzas: una dinámica del poder. La revelación de la verdad y sus consecuencias marcan una relación de origen entre conocimiento y poder político. «Por detrás de todo saber o conocimiento lo que está en juego es una lucha de poder. El poder político no está ausente del saber, por el contrario, está transado con éste»6. La cita anterior puede señalar hasta dónde se ha suscitado un intenso debate político, jurídico, histórico e incluso moral en la sociedad. Como se intenta referenciar, no basta con el documento mismo. Interesa, además, hacer una comparación entre los documentos, en la medida de lo posible, y tener en cuenta el texto aprobado en Sesión Plenaria en junio 18 de 2008 5 Foucault, M, La verdad y las formas jurídicas, España, Gedisa, 1995, p. 17 6 Ibid., p. 61

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al proyecto de Ley 157 de 2007. Y, para dar cuenta de la pregunta planteada y central de este trabajo, se considera trascendental lo dicho en algunas noticias y el balance del Movice sobre la Ley JyP. La guía del análisis se orienta más al sentido del término Justicia (que va ligado en el interés del trabajo a las víctimas), que al de Paz, que es en el que se enfatiza en el propio documento de la Ley de JyP, dado el dispositivo de gobierno sobre la negociación con los paramilitares.

vantes para el estudio de la participación en relación con la memoria; esto exige al menos ideas informales sobre vínculos entre el texto y el contexto, e ideas que indiquen qué propiedades del discurso pueden variar en función de qué estructuras sociales. De este modo, se puede ver hasta dónde varían tales estructuras en función del poder, así como qué formas cobran los hablantes que hablan allí y qué reflejan al ejercer poder en su discurso o por medio de él. 9

I. Criterios relevantes del

II. Análisis Crítico del Discurso

Análisis Crítico del Discurso

de la Ley de Justicia y Paz

El análisis del discurso, en general, desentraña los significantes y significados de los discursos; por su parte, el análisis crítico del discurso es un enfoque especial que toma fundamentalmente posición política y analiza el papel del discurso en la reproducción de la dominación, así como en la resistencia contra la dominación7. En el ACD no hay métodos fijos, sino que se usa lo que mejor se adecúa en el planteamiento y análisis de los problemas sociales, que son su objetivo principal; además, toma seriamente en consideración las experiencias y las opiniones de los miembros de grupos de la sociedad, y apoya su lucha contra la desigualdad. A diferencia de otros muchos saberes, el ACD no niega sino que explícitamente define y defiende su propia posición sociopolítica. Aquí, «discurso» se utiliza en el amplio sentido de «acontecimiento comunicativo», y «sociedad» se entiende de forma tal que incluye tanto las microestructuras locales de las interacciones cara a cara detectadas como las estructuras más globales, sociables y políticas que se definen de forma diversa en términos de grupos, de relaciones de grupo (como las de dominación y desigualdad), de movimientos, de instituciones, de organizaciones, de procesos sociales o de sistemas políticos, junto con otras propiedades más abstractas de las sociedades y de las culturas.8 Así que para el interés de este trabajo, se selecciona un análisis más pormenorizado de estructuras que son rele7 El ACD puede realizarse en, o combinarse con, cualquier enfoque y sub-disciplina de las humanidades y las ciencias sociales. El ACD es más bien una perspectiva crítica sobre la realización del saber: es, por así decirlo, un análisis del discurso efectuado «con una actitud». Se centra en los problemas sociales, y en especial en el papel del discurso en la producción y en la reproducción del abuso de poder o de la dominación. Siempre que sea posible, se ocupará de estas cuestiones desde una perspectiva que sea coherente con los mejores intereses de los grupos dominados. Ver Teun A. van Dijk, La Multidisciplinaridad del Análisis Crítico Del Discurso: Un Alegato en favor de la Diversidad, En: Ruth Wodak & Michael Meyer, Métodos de análisis crítico del discurso. Barcelona, Gedisa, 2003, p. 143-177. Los nombres más conocidos en el ACD son: Roger Fowler, Michel Pêcheux, Norman Fairclough, Ruth Wodak, Luisa Martín Rojo, Teun A. van Dijk, Theo van Leeuwen, Gunther Kress y Paul Chilton. 8 Transversal a ello, lo cognitivo en la comunicación e interacción es clave para señalar que la emergencia de un problema público y la toma de decisiones son inseparables de los procesos cognitivos para definir y examinar el objeto problemático que hacen los actores implicados.

Adenda El interés en esta parte es analizar la carga simbólica del discurso contenida en los documentos seleccionados para evidenciar los determinantes de una forma de la política. Recordemos con C. Geertz que el abordaje de la acción simbólica indica de las relaciones existentes básicas del ser humano; tal acción es «un marco de actuación social que dota de sentido al mundo y que hace posible su comprensión»10 . O lo que puede deducirse del texto de C. M. Perea11, intentar hacer una analítica de la cultura es develar las relaciones entre la estructura y la acción (política, social…), que es lo que puede aportarnos el enfrentar el discurso de los documentos que se trabajan. Al comparar estos documentos, veremos cómo las estructuras significantes —Ley, paz, reconciliación, víctimas, resocialización, derechos, memoria, etc.— adquieren una densidad simbólica que da sentido —como una suerte de autonomía ritual del poder— a la forma que cobra la política en el país, y que de alguna manera las hace eficaces en tanto reconstruyen una realidad social: la realidad del poder. Sin embargo, la comparación de documentos posibilita también contrastar y redefinir la construcción social de la realidad. Es un proceso que instala una comunicación conservadora y transformadora que, si seguimos a R. Reguillo12, se define por la situación y la posición en la que los discursos se producen; y se sucede una lógica de ejecución de competencias de los sujetos actanciales, quienes en su acción 9 Así, el énfasis, el orden de las palabras, el estilo léxico, la coherencia, las iniciativas semánticas locales (como las rectificaciones), la elección de temas, los actos de habla, la organización esquemática, las figuras retóricas y la mayoría de las formas de interacción que son, en principio, susceptibles de ser controladas por el hablante, parecerían resultar irrelevantes para un estudio del poder social. Pero la apuesta es que más allá de los propios documentos también en dinámicas externas se ha producido una serie de discursos que cuestionan, resisten y proyectan iniciativas diversas frente al hablante dominante. 10 Clifford Geertz, La Interpretación de las Culturas, Barcelona, Gedisa, 1990, p. 118-130 11 Carlos Mario Perea, Porque la Sangre es Espíritu, Bogotá, Iepri, Nuevo Siglo Editores, Aguilar, 1996 12 Rosana Reguillo, En la Calle otra vez, Las bandas: Identidad urbana y usos de la comunicación, Guadalajara, Iteso, 1991.


despliegan significantes. Esto nos interesa por cuanto en la cultura política colombiana, de sentimientos y símbolos ancestrales, como lo define Perea, se recrea hoy una legitimación, mientras se excluye, una vez más, el discurso del otro. Así, al examinar la demanda que interponen los ciudadanos a la Ley de Justicia y Paz, y que no es claro o no basta con detenerse solamente en esta; de ahí, también, la importancia de la comparación de los documentos que asumimos como discursos, a través de lo cuales las individualidades o colectividades construyen hegemonía y antihegemonía.

Desarrollo La elección de las categorías del discurso en el ACD recibe su orientación de la teoría, aunque también de los principales objetivos del ACD, esto es, el estudio crítico de la reproducción discursiva de la dominación en la sociedad. Siguiendo los campos pragmáticos que sugieren Van Dijk13 y Vasilachis14, se ha seleccionado las siguientes categorías y correspondiente análisis: 1.

Temas (significado global)

Son las macroestructuras semánticas, derivadas de la microestructura del significado, las cuales dicen de qué trata el discurso; será lo que tiene relevancia social en la interacción y en la estructura social, un dispositivo estratégico con el que se influye o manipula. Existe, entonces, un papel cognitivo y social de los temas. Con estos se obtiene una primera idea general del asunto que trata un discurso o un corpus de textos, y también se controlan otros aspectos del discurso y de su análisis. Así que, para todos los efectos prácticos, se hace una «lista» de los temas del texto que se trabaja y que se denominan macroproposiciones: * * * * *

M1 Ley que contribuye de manera efectiva a la consecución de la paz nacional M2 Se dan disposiciones para acuerdos humanitarios M3 Incorporación civil de actores armados M4 Garantía de derechos de verdad, justicia y reparación a las víctimas M5 De conformidad con las normas constitucionales

Podemos resumir estos temas en la siguiente macroproposición (temática) general de nivel superior: 13 Op cit., Teun A. van Dijk. Ver también, “Discurso como interacción de la sociedad” en Van Dijk (Comp.) El Discurso como Interacción Social, Estudios sobre el discurso II Una Introducción Multidisciplinar, Barcelona, Gedisa, 1997, p. 19-63. 14 Irene de Vasilachis de Gialdino, La Construcción de Representaciones Sociales. Discurso Politico y Prensa Escrita, Un análisis sociológico, jurídico y lingüístico, Barcelona, Gedisa, 1997. Especialmente los capítulos 1 y 4.

… el Gobierno garantiza el derecho a la paz conforme a los artículos 2°, 22, 93 y 189 de la Constitución Política. Estos distintos temas y macroproposiciones representan en realidad unos principios de muy elevado nivel, a veces incluso abstractos. En este caso, estas proposiciones son una expresión más o menos directa de una sociedad con un gobierno democrático; en otras palabras, tales macroproposiciones expresan los principios generales, la paz, la cual la sociedad colombiana recibirá del gobierno que, además, se simboliza como el gobierno de la paz. Pero dentro del discurso de la sentencia 130 de 2006 de la Corte Constitucional, en su aparte de la demanda, puede destacarse al respecto lo que señalan más de 990 ciudadanos y organizaciones: inicialmente, los demandantes explican «que la Ley 975 de 2005 en su totalidad, o en subsidio las normas demandadas, son inconstitucionales por motivos de forma y de fondo.» En uno de sus argumentos en contra del Art. 2 de la Ley «no obstante, la regulación de beneficios penales por desmovilización que establece la ley no abarca todo tipo de delitos, sino exclusivamente aquellos que no puedan ser objeto de amnistías e indultos, es decir, delitos de especial gravedad como son los crímenes de guerra y de lesa humanidad, y las graves violaciones a los derechos humanos.» Aquí el interés es qué se define como significados globales. Las macroestructuras, siguiendo a Van Dijk, dicen de los temas que no pueden ser observados directamente como tales, sino que han de ser inferidos del discurso o asignados a él por los usuarios de una lengua, bien sea como dispositivos estratégicos con los que inferir o asignar temas —tal como pretendía hacerlo el hablante o el escritor—, pero, sea también, como influencia y manipulación. De este modo, quienes hablan están destacando el significado, controlando la comprensión e influyendo en la formación de los llamados «modelos mentales» del acontecimiento que aborda el discurso. Para el caso «inconstitucional {…}, los beneficios no abarcan», se evidencia que la Ley macroestructuralmente no será garantía para responder a las víctimas. La Ley, en este sentido, es la expresión de un acto de habla de tipo compromisorio15: el gobierno se 15 Ibid., Vasilachis, p.45 Pero recordemos una carta enviada por Vicente Castaño al Alto Comisionado para la Paz, en Octubre del 2006, en la que le reclamaba por el respeto que el gobierno le debía a los compromisos que previamente había asumido con ellos por intermedio del ministro del Interior y de Justicia Sabas Pretelt. Acerca de esto, el jefe paramilitar afirmó: «el Ministro fue enfático y prometió firmemente de que el gobierno nos cumpliría de cualquier manera con las garantías y condiciones aprobadas en dicha ley. Que el gobierno tenía distintas alternativas para cumplirnos, así tuviera que tramitar otra ley, para darnos cabal cumplimiento a los compromisos acordados. Sobre el tema de la cárcel, el gobierno se comprometió firmemente a construir cinco centros de reclusión para los desmovilizados del proceso de paz, en igual número de sitios del territorio nacional (Magdalena medio, Valledupar, Córdoba,

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compromete con los actores armados, especialmente con los paramilitares, a seguir una cierta línea de acción. Sin embargo, esto que aparece en la misma ley no será mantenido, como se podrá ver desde el balance de la Ley JyP que hacen organizaciones de derechos humanos. Incluso, la prensa ha dicho: «¿Por qué tanto temor a la verdad de los ‘paras’? Será porque es una verdad que puede seguir enlodando círculos de poder en el país y que por tanto es preferible acallarla con la distancia.»16 2. Significados locales Significado de las palabras y estructuras de las proposiciones que dan cuenta contextual. Son el tipo de información que, sometida al control general de los temas globales, influye más directamente en los modelos mentales y, por lo tanto, en las opiniones y en las actitudes de los destinatarios. Junto con los temas, los destinatarios recuerdan mejor estos significados y los reproducen con toda facilidad; de ahí que puedan tener las más obvias consecuencias sociales.17 Reincorporación – desmovilización – alternatividad - reconciliación nacional – adecuada resocialización –promoción de derechos de las víctimas (civiles y militares…) La elección lexical puede influir en la formación de los macronodos del modelo mental de los lectores de este texto, es decir, un plano semántico que tiene varias implicaciones para el contexto social; si no se da la desmovilización, no habrá paz, no habrá reconciliación nacional. Antioquia, Llanos orientales). Se acordó que un lapso porcentual de la pena sería bajo el régimen de mínima seguridad y el restante, en colonias penales. Se discutió un poco sobre el régimen interno y quedamos de acordarlo en reuniones posteriores. El compromiso del Ministro del Interior sobre el tema de la extradición lo dimos parcialmente concluido cuando se nos expresó que el señor Presidente estaba completamente de acuerdo con lo pactado.» (ver «La historia secreta. Una carta de Vicente Castaño enviada al Comisionado para la Paz descubre los compromisos y acuerdos suscritos durante el último año entre el gobierno y las AUC», en Semana, No. 1279, 4 de noviembre de 2006). 16 El Espectador, 2010 16 mayo 17 Pese a que existen muchas formas de estudiar el significado, señala Van Dijk que con frecuencia la investigación en ACD se interesa en el estudio de los discursos ideológicamente sesgados, y en la forma en que estos discursos polarizan la representación del nosotros (grupos internos) y el ellos (grupos externos). Por consiguiente, tanto en el plano local como en el global del análisis del significado, asistimos con frecuencia a una estrategia general de «presentación positiva de uno mismo y de presentación negativa del otro», estrategia mediante la cual se destacan nuestras buenas cosas y las malas de los otros, mientras se quita importancia a nuestras malas cosas y a las buenas de los otros. Op cit., Van Dijk, La Multidisciplinaridad del Análisis Crítico Del Discurso, p. 153

El énfasis de estas palabras —macronodos— tanto en los intitulados de los artículos de la Ley como en su desarrollo textual tienen también la función de asociar a todo el conjunto de la sociedad y su posición con algo bueno y legítimo: «Procesos de paz; reincorporación civil de armados; derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación; contribuir decisivamente a la reconciliación nacional; adecuada resocialización», preparando de este modo la valoración positiva del gobierno y la negativa si no se da la reconciliación y la paz, además de polarizar el modelo mental que se ha construido aquí (implícitamente, lo que se interpreta desde la Ley JyP como la reconciliación nacional o no): la reincorporación de miembros de grupos armados organizados al margen…, para contribuir de manera efectiva a la consecución de la paz nacional. Estos significados locales operan al mismo tiempo como una importante premisa en la argumentación general que presenta el texto. Interesante para la investigación desde el ACD es el estudio de las muchas formas de significados implícitos o indirectos: las implicaciones, los presupuestos, las alusiones, las ambigüedades y demás, con el objetivo de situar y examinar el sentido político. Una información es implícita cuando puede ser inferida de un texto (esto es, de su significado) sin que el texto la haya expresado de manera explícita: «cuando el desmovilizado haya sido previamente condenado por hechos delictivos cometidos durante y con ocasión de su pertenencia a un grupo armado organizado al margen de la ley, se tendrá en cuenta lo dispuesto en el Código Penal sobre acumulación jurídica de penas pero en ningún caso, la pena alternativa podrá ser superior a la prevista en la presente ley»18; pero en la misma Ley del mismo capítulo, el Art. 25: «…teniendo en cuenta la gravedad de los nuevos hechos juzgados, la autoridad judicial impondrá una ampliación del veinte por ciento de la pena alternativa impuesta y una ampliación similar del tiempo de libertad a prueba.» Significa esto que si un actor desmovilizado vuelve a movilizarse y a cometer delito, en este caso sólo se le dará el 20% de la pena ya dada, lo cual, a la luz de varios análisis, se ha definido como impunidad. Y, volvemos a la misma Ley19: «para tener derecho a la pena alternativa el beneficiario se compromete a su resocialización con trabajo, estudio o enseñanza durante la privación de la libertad… promover actividades a la desmovilización del grupo armado»20 . Nunca se está haciendo mención a que la resocialización dará cuenta de las víctimas. Se establece que la Ley JyP sólo se aplicaría en el caso en que la persona tuviera procesos judiciales abiertos o condenas 18 Art. 20 del Cáp. IV 19 Art. 29 del Cáp. V 20 Vale recordar a Molano, Alfredo en Ahí les dejo esos Fierros, donde uno de sus testimonios (Tatiana) ilustra “que promover actividades orientadas a la desmovilización era justamente permanecer en el círculo de la guerra como informante y agradecida a los créditos, si se cumplía”. Una suerte de sometimiento promovido por el gobierno y ni siquiera como la Ley planteaba, hacia la paz, sino a una paz como históricamente ha acontecido, particularmente, en el país.


por delitos no amnistiables o indultables y no pudiera ser cobijada por la Ley 782 de 2002. Aquí, la información implícita es parte del modelo mental de (los usuarios de) un texto, pero no del texto mismo. Es decir, los significados implícitos están relacionados con las creencias subyacentes, pero no resultan afirmados de forma directa; por ello, diversas razones contextuales tocan el objetivo ideológico de quitar importancia a «las malas cosas de unos» y afirmar «las buenas cosas de los otros»21. Así, puede deducirse del registro de la prensa: «La visión del gobierno, parecía inclinarse por buscar condiciones que facilitaran la negociación con los victimarios, dispuestos a ceder en las expectativas de los miembros de los grupos paramilitares de recibir un leve castigo por sus actos haciendo más flexibles las exigencias en materia de verdad, justicia y reparación, con el objetivo de estimular la desmovilización de una fuerza armada de más de 20 mil combatientes»22. Es, en ese sentido, lo que omite el texto, negociación previa de políticos o gobierno con tal actor armado, cuyo resultado es un Congreso del 35% con simpatías y efectividades paramilitares. Más adelante se revelará, en efecto, el tema de la parapolítica. 3.

L a rele vancia de las estructuras «formales» sutiles

Estas diversas «formas» no expresan directamente ningún significado subyacente, y tampoco expresan creencias; señalan las propiedades «pragmáticas» de un acontecimiento comunicativo, como la intención, el estado de ánimo que lo inspiró o las emociones de los hablantes, la perspectiva que éstos tienen sobre los acontecimientos, en especial, de preocupaciones de interacción como la autopresentación positiva y la formación de una determinada impresión. Aunque no es fácil deducirlo del texto mismo, los siguientes significantes dan razón de tales estructuras: * * * * *

«Grupos armados organizados de guerrilla o de autodefensa al margen de la ley …» «reinserción a la vida civil de personas favorecidas con amnistía, indultos… » «reconciliación que promoverá el derecho a las víctimas…» «consecución de la paz nacional…» «Son víctimas… miembros de la Fuerza Pública»

Se distingue aquí (como en los significados: global y local) las formas o formatos discursivos globales y locales. Las formas globales o superestructuras son esquemas generales, canónicos y convencionales, que consisten en unas peculiares categorías de variedades discursivas (argumentos, relatos o artículos de noticias)23. Estos aspectos 21 Ibíd., p. 155 22 Ver Semana, No. 1188, 6 de febrero de 2005 23 Las formas locales son las de (la sintaxis de) las oraciones y las de las relaciones formales entre cláusulas u oraciones ordenadas en secuencias: orden, primacía, relaciones pronominales, voz activa

formales y de significado del discurso dominante no sólo expresan y ejercen el poder, sino que se adaptan a la construcción de lo modelos mentales y las representaciones deseados, esto es, se propone influir, manipular o controlar la mente. En la Ley de Justicia y Paz: (Art. 71) « […] incurrirán en delito de sedición quienes conformen o hagan parte de grupos guerrilleros o de autodefensa […] la pena será la misma prevista para el delito de rebelión.» Y si se observa la realidad subyacente: «A partir de las declaraciones hechas por Carlos Mario García, colaborador de los paramilitares al mando de Jorge 40, se ha podido establecer que la discusión de este artículo (61) y de muchos otros, fueron impulsadas por los propios paramilitares, haciendo lobby en el congreso con el objetivo de que fueran incluidos. “Yo le hice ‘lobby’ a la Ley de justicia y paz. Alias ‘Gonzalo’, un médico que se convirtió en uno de los enlaces políticos de ‘Jorge 40’, está escondido y amenazado de muerte. Ya vio cómo mataron al asesor político de los paras en Sucre y a ocho hombres de confianza del jefe del Bloque Norte”.» («Gonzalo habló en exclusiva con SEMANA», en Semana, No. 1276, 14 de octubre de 2006). Por otro lado, el Artículo que en los debates de Congreso era el 61 (71 ya en la Ley aprobada) fue defendido por el Alto Comisionado de Paz, quien sostuvo que no se trataba de ningún tipo de «narcomico», y por el propio Presidente de la República, quien sostuvo que: «se necesita hacer claridad sobre el texto porque históricamente se ha dicho que la guerrilla comete delitos políticos […] y los paramilitares […] cometen delitos comunes. Yo desde el comienzo he dicho: finalmente ambos están violando el ordenamiento jurídico […] finalmente el daño que le propinan a la sociedad es el mismo»24. Es esto, siguiendo a Van Dijk, lo que puede revelar ciertas estructuras formales sutiles. Argumentando desde la sentencia 130-2006, se tiene que quienes quedarían amparados por dicha ley son una ínfima minoría que el Gobierno ha calculado en 300 a 400 individuos, y que “…la mayor parte de los combatientes no tiene procesos ni condenas en su contra, porque su identidad es desconocida y porque, en todo caso, existe una gran impunidad en el país. Para el grueso de los desmovilizados, el Gobierno dictó o pasiva, nominalizaciones y una gran cantidad de propiedades formales de las oraciones y las secuencias. De este modo, los hablantes pueden destacar buenas cosas, tematizando los significados positivos, utilizando elementos léxicos positivos en las autodescripciones, proporcionando muchos detalles (sobre las buenas acciones, y pocos detalles sobre las malas acciones), valiéndose de hipérboles y de metáforas positivas, dejando meramente implícitas las propiedades negativas propias, o restando importancia a la propia actuación como agente de actos negativos mediante la utilización de oraciones pasivas o nominalizaciones. Op cit., Van Dijk, La Multidisciplinaridad del Análisis Crítico Del Discurso, p. 159 24 «Álvaro Uribe asegura que no puede haber diferencia de castigo para delitos ‘paras’ y guerrilleros», en El Tiempo, 10 de marzo de 2005

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el decreto 128 de 2003, al amparo del cual deja en libertad a quienes no tengan antecedentes judiciales, sin tomarse el trabajo de iniciar siquiera un proceso por su evidente pertenencia a un grupo armado ilegal, lo cual es inconstitucional y contrario también a la Ley 782 de 2002, o ley de orden público, que el decreto 128 pretendió reglamentar”.

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“Se intenta adecuar el texto original de la Ley 975 a los estándares internacionales y estableció, entre otros aspectos, como requisitos para acceder a los beneficios de ‘Justicia y Paz’, que se traducen principalmente en la obtención de una pena alternativa, la confesión plena de los crímenes cometidos; la devolución de los secuestrados, desaparecidos forzadamente y menores de edad reclutados de manera ilegal; la identificación de las fosas comunes en donde fueron depositados los cadáveres; la desarticulación de las estructuras paramilitares; la devolución de los bienes de las víctimas, así como la entrega de los de la organización ilegal y los personales, en orden a asegurar la reparación integral a sus víctimas, entre otros”.

Aquí también, la estructura sintáctica verifica las representaciones semánticas subyacentes. Se trata, para nuestro caso, de la estructura formal más obvia que merece la atención del enfoque del ACD, porque probablemente ilustra el complejo marco argumentativo en el que las normas y valores generales, articulando con lo anterior, con los principios ideológicos, operan como argumentos de carácter general que van dando significado. Modelos conte x tuales Los contextos globales se definen por las estructuras sociales, políticas, culturales e históricas en las que tienen lugar los acontecimientos comunicativos: “La Misión de Apoyo al Proceso de Paz en Colombia de la Organización de los Estados Americanos (MAPP/OEA), explicó que las estructuras paramilitares beneficiarias de la desmovilización habían engañado a la sociedad colombiana, toda vez que un considerable número de personas relacionadas en las listas eran delincuentes comunes de las zonas de influencia paramilitar, que no integraban sus filas, o amigos a los cuales se les «reclutó» días antes de las desmovilizaciones de los frentes y/o bloques, se les entrenó, se les dotó de algún armamento viejo e inservible y se les ofreció un sueldo a cambio de aceptar ser miembros de la organización. Esta situación se presentó sin que los órganos judiciales, de control e inteligencia realizaran actividades serias de investigación tendientes a evitar tales hechos […], evidente continuidad y supervivencia de las estructuras paramilitares, que siguen operando y delinquiendo en las mismas zonas donde hacían presencia, con denominaciones nuevas como las de «Águilas Negras» u «Organizaciones de la Nueva Generación», sin que a la fecha se tenga noticia de acciones efectivas por parte de la Fuerza Pública respecto de estos grupos de naturaleza paraestatal”25. Y en la sentencia C-370 de 2006: 25 Movice, Sin Justicia y sin Paz, Verdad fragmentada, Reparación Ausente. Balance de la Aplicación de la Ley de Justicia y Paz. Bogotá, CSPP, 2009, p. 9 y 10

En el ACD, estas estructuras de contexto constituyen con frecuencia la lógica crítica y explicativa última del discurso y de su análisis. El contexto local se define habitualmente en términos de las propiedades de la situación inmediata e interactiva en la que tiene lugar el acontecimiento comunicativo (política, legislativa, publicitaria, social). Estos contextos limitan las propiedades del texto y la conversación. Es decir, lo que se dice y cómo se dice depende de quién habla a quién, de cuándo y dónde lo hace, y de qué propósito le anima: *

Según la Ley: «para la consecución de la paz; reconciliación, reinserción.»

*

Según la Sentencia: «los demandantes señalan que la Ley 975 de 2005 es inconstitucional por cuanto no se cumplieron los requisitos establecidos en la Carta Política para conceder indultos y amnistías, a saber, votación secreta y mayoría calificada, requisitos que no se cumplieron porque la ley fue tramitada y expedida como una ley ordinaria.»

*

Según las víctimas y movimientos defensores de Derechos Humanos: «era claro que el gobierno promovería un proyecto de impunidad y concentraría sus esfuerzos en garantizar un marco jurídico lesivo para las víctimas y generoso con unos grupos paramilitares que no tenían la menor intención de desmontar sus estructuras políticomilitares, seguían justificando sus crímenes con el argumento de que se había tratado de acciones contrainsurgentes, lesionando las expectativas de las víctimas a ser simbólicamente reparadas mediante demostraciones de arrepentimiento y solicitudes de perdón, y continuaban acumulando poder político, económico y militar en sus territorios de influencia.»


Este último argumento es clave, por cuanto hasta aquí la Ley —incluso, desde su trámite26 — no tuvo en cuenta la voz de las víctimas, sino que se privilegió la voz de los victimarios de forma reiterativa y se buscó contrarrestar el escenario que dio lugar a la manifestación de estos grupos mediante el otorgamiento de poderes de decisión al ejecutivo (en efecto, lo que se tramitó para la Reelección Presidencial Inmediata, y con el Referendo para una segunda Reelección), con el paradójico resultado constatable en Colombia de que la gran mayoría de las veces esta decisión ha terminado fomentando el terrorismo estatal y reforzando con ello el fenómeno que se pretendía combatir. Esta afirmación es posible sentarla desde el propio ACD que inscribe una toma de posición política y deduce a partir lo dicho hasta ahora, tanto desde el ACD, como desde los hechos extratextuales que hace tanto la Sentencia como el balance de la Ley JyP hecho por el Movice; pero, también, desde el texto Ley de Víctimas que contrasta totalmente con la Ley JyP. Como lo señala el Movice: “La administración Uribe Vélez impulsó y consolidó dos marcos normativos que legalizaron los altos niveles de impunidad que han rodeado las investigaciones por graves violaciones a los derechos humanos perpetradas en Colombia por las estructuras paramilitares. 1. El que sustenta las desmovilizaciones colectivas e individuales, y 2. El que hoy se denomina de ‘Justicia y Paz’. Ambos se construyen sobre discursos e instituciones que los proveen de una aparente sujeción a los estándares fijados internacionalmente en materia de verdad, justicia y reparación; pero ambos, a la vez, cuentan con una serie de mecanismos que, al ser estudiados en detalle, ponen en evidencia su clara orientación al desconocimiento y desprecio de los derechos de las víctimas, así como a la consolidación de la impunidad de los crímenes atroces cometidos en Colombia, y que se verifica en los enormes beneficios otorgados a quienes son responsables de graves crímenes de carácter internacional, y en el mantenimiento incólume del poder político, militar, económico y territorial que patrocinó y se benefició con esas estructuras”27. Se impuso, por tanto, esa idea —significado— de la necesidad de un marco jurídico especial para darle viabilidad al proceso de negociación con los grupos paramilitares, tratando una normatividad distinta al sistema ordinario de beneficios contenido en los códigos Penal y de Procedimiento Penal. En esta medida, es una ley redactada de 26 Ver los debates tanto en Comisiones Plenarias del 1 marzo de 2005 a 28 abril de 2005, como en las Plenarias 28 abril de 2005 a 25 julio de 2005. 27 Movice, Op cit, 2009, p. 14

acuerdo con las conveniencias y necesidades, como lo han estudiado y declarado diversas organizaciones de DD. HH28 como “un proceso de negociaciones en particular”, en cuanto estaría a la medida de las exigencias del actor armado. En consecuencia, siguiendo el ACD la ley de JyP argumentaría de una forma que se encuentra desfigurada por omitir información vital. Van Dijk, sin embargo, precisa que no se trata de definir las diversas propiedades de la situación local que controla y constriñe el texto y la conversación, sino las formas en que los usuarios del lenguaje interpretan o definen esas propiedades mediante sus modelos contextuales mentales. Por ejemplo, qué objetivos o conocimientos de los participantes influyen frecuentemente en la conversación y el texto, y si están definidos en el modelo contextual del hablante tal como hayan sido definidos en él. Afirma el autor que los modelos contextuales permiten explicar cuál es el aspecto relevante de la situación social para quienes participan en el discurso. En otras palabras, una teoría del contexto brinda una teoría de la relevancia29. En este contexto “La Ley de Justicia y Paz fue negociada y aprobada para beneficiar a los victimarios y eximir de responsabilidad de la barbarie al Estado colombiano, al dejar en cabeza de aquellos la obligación de reparar a sus víctimas. Que a la fecha exista apenas un condenado es el reflejo de la aplicación de la Ley de Justicia y Paz. El Gobierno de Uribe Vélez también ha contribuido a la miseria de sus resultados… en mayo de 2008 aprovechando la oscuridad de la madrugada extraditó a los Estados Unidos a 15 jefes paramilitares cuando empezaban a hablar de sus vínculos con empresarios y militares activos. Podemos agregar que el mecanismo para que los victimarios sean aceptados como beneficiarios de la Ley 975 de 2005 tampoco ha sido claro ni transparente en la medida en que dicha decisión queda al arbitrio y voluntad del Comisionado de Paz… Finalmente, la Ley de Justicia y Paz tampoco ha logrado el desmonte total de los grupos paramilitares y así ¿cómo puede garantizarse que la barbarie no se vuelva a repetir?”30. 28 Ver los informes de Balances de la Ley de JyP por parte de la Comisión Colombiana de Jusristas; el Cinep, el Movice. 29 Los modelos contextuales resultan cruciales porque son la interfaz entre la información mental (el conocimiento) sobre un acontecimiento y los significados efectivos que se construyen en el discurso. No es necesario expresar en el discurso todo lo que sabemos o lo que creemos, ya sea sobre un acontecimiento concreto, sobre una cosa o sobre una persona, o sobre algo de carácter más general, bien porque pueda ser irrelevante, bien porque pueda ser redundante. Así, los modelos contextuales son aquellas representaciones de la memoria (episódica) que actúan como control general de un acontecimiento comunicativo. Por ello, en cualquier tipo de investigación de ACD que vincule los textos con alguna situación social es importante comprender que, por muy vasta que sea la situación social o política, podría no «llegar» a la gente o no ejercer un impacto en el discurso, simplemente porque un hablante puede considerar irrelevante la información que resulta pertinente para la construcción del modelo contextual —y, por consiguiente, la pase por alto—. Op cit., Van Dijk., p.164 30 López Rincón, Ley de Justicia y Paz: falacia e impunidad, En: Caja de Herramientas, 2009, Julio.

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Los atributos con los que se define el debate de la Ley (asunto que ha podido referenciarse por una revista de prensa que ha venido levantándose) provocan la sensación de que tal instrumento jurídico-político es un precepto ineludible. Con Vasilachis, quien sugiere que en análisis del discurso jurídico ha de caracterizar los aspectos relevantes del contexto31, se destaca en nuestros documentos, por ejemplo:

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La Ley de Justicia y Paz fue negociada y aprobada para beneficiar a los victimarios y eximir de responsabilidad de la barbarie al Estado colombiano, al dejar en cabeza de aquellos la obligación de reparar a sus víctimas. En la definición del objeto de la Ley se establece que los derechos de las víctimas constituyen otro aspecto central de la Ley, pero en el desarrollo de la misma se puede ver cómo los derechos de estas y de la sociedad a la verdad, la justicia y la reparación pasan a un segundo plano. La acción comunicativa concreta es la de la publicación o aprobación de un texto jurídico que trata de persuadir o presentar a la población una Ley (orden política y social) que se efectúa mediante los actos de habla que afirman un gobierno en el propósito de su paz, y en defensa, especialmente, de un actor armado. Las (complejas) estructuras mentales que definen la dimensión cognitiva del contexto consisten en las diversas ideologías que están implícitas y explícitas en algunas de la estructuras semánticas que antes se han analizado, pero también que incluyen actitudes y opiniones sobre la acción legal o legítima del gobierno por la paz, expresadas a lo largo de los textos. Pese a expresar la copertenencia a la sociedad, la estructura categórica del contexto presupone que no importa lo dicho por ella, tal como también puede apreciarse en la decisión de la Corte en la sentencia que se trabaja. El extremo importante es el de que, en toda su longitud, los textos —y particularmente la Ley de JyP— se adaptan al contexto subjetivamente construido de la situación comunicativa en curso, y lo hacen, por ejemplo, del siguiente modo: *

La totalidad de los significados del texto resulta comprensible en el amplio marco de la paz, los derechos y la reconciliación por parte del gobierno.

*

El tipo y el acto de habla de la propuesta constituyen una forma de poner en práctica la defensa general del gobierno en su paz.

*

La acción del gobierno se define como un interés por la paz y los derechos.

*

Se presenta como una condición suficiente para el

31 Vasilachis, Op cit., 67 y ss.

éxito de la agenda central del gobierno: La Paz es La seguridad. *

Desde el punto de vista semántico, el tema general expresa la razón para el acto de habla y la variedad discursiva de esta propuesta concreta, desde el punto de vista político: la desmovilización de agentes armados y el impacto respecto a los derechos de las víctimas.

*

La estructura argumentativa se organiza de forma que pueda sostener la función comunicativa de este texto como forma de la ideología del gobierno para su legitimidad, y trata de influir en la población, quienes debieran ser los destinatarios, pero es claro en su dirección con quién negocia.

4. Modelos de acontecimientos La coherencia local y global del discurso no queda definida únicamente en términos de las relaciones funcionales entre sus proposiciones (como las de la generalización, la especificación, el ejemplo, la explicación), sino también, y de manera especial, por las relaciones entre los «hechos» a los que se hace referencia mediante dichas proposiciones, como sucede con las relaciones entre la causa y la consecuencia. Pero no son los hechos los que definen la coherencia, sino que esta se define más bien por las formas en que son definidos o interpretados los hechos por los usuarios del lenguaje en los modelos mentales que tienen de esos hechos. De ahí que se considere clave, además de los textos mismos —Ley JyP y la Sentencia—, tener en cuenta qué se dice —lo dicho— por otros —medios, oposición, organización de DD.HH. (debate y presentación de la Ley de Víctimas)— y las mismas víctimas32 Estas interpretaciones, señalan Vasilachis y Van Dijk, son personales, subjetivas, sesgadas, incompletas o totalmente imaginarias. En otras palabras, los discursos son interpretados como elementos que guardan una relación coherente con los modelos mentales que los usuarios-sujetos tienen sobre los acontecimientos o los hechos a que se hace referencia. Por un lado —oficial— el hecho central, consecuencia de la Ley, sería: La Ley de Justicia y Paz, ha permitido esclarecer cientos de crímenes, localizar fosas comunes, recuperar cadáveres, enjuiciar a políticos y militares que se aliaron con los paramilitares33. 32 Ver a este respecto el Movice, Op cit. 33 Según datos de la Fundación Ideas para la Paz,« ante la Fiscalía se registraron 230.516 víctimas, se han adelantado 1.867 versiones libres por parte de los postulados a los beneficios de la ley, se han confesado 6.549 homicidios y 13.125 víctimas fueron relacionadas. Se han entregado 571 cuerpos y se han recuperado 2.439 cadáveres luego de exhumar 1.197 fosas.»


Para el caso de las víctimas, el hecho concreto sería: La Ley de Justicia y Paz poco o nada logró el desmonte total de los grupos paramilitares. De ahí la pregunta de ¿cómo puede garantizarse que la barbarie no se vuelva a repetir? Si bien la Ley está planteada en un sentido universal, se puede decir que está hecha para los grupos paramilitares. En esta perspectiva de los hechos, se entiende que cuando un miembro de un grupo armado tiene pendientes procesos penales sobre otros delitos, como secuestros, homicidios, narcotráfico, etc., su caso ha de tramitarse mediante la Ley de Justicia y Paz para obtener beneficios penales. Una vez más no son las víctimas el referente para penalizar, sino el delito por sí mismo. Es interesante resaltar también que el mundo de la vida puede ser representado como un acervo de patrones de interpretación transmitidos culturalmente y organizados lingüísticamente. Vasilachis, siguiendo un tanto a Habermas, señala al respecto que «el planteamiento recíproco de pretensiones de validez y el logro de un acuerdo se hacen harto dificultosos cuando existe marginalización discursiva de alguna de las partes34.» En este caso, son las víctimas a quienes se margina; son más el poder y las armas que se fijan como medios en ese mundo de la vida, mediado por el derecho positivo, cuando los procesos de burocratización y de terror penetran el ámbito de la reproducción cultural, la integración social y la socialización. De lo anterior, valga afirmar con C. Geertz, que la política de un país refleja el sentido de su cultura, pues la relación política-cultura no es más que el tratamiento de estructuras de significación en virtud de la cuales los humanos dan forma a su experiencia, donde la política diseña el escenario central en el que se desarrollan tales estructuras.

III. El

discurso jurídico.

Una política del discurso

El discurso de verdad, según Foucault en El Orden del Discurso, es un conjunto de enunciados, compresiones, formas de entendimiento y comportamientos que toman curso en el pensamiento y que cubren el sistema de relaciones e interrelaciones entre los sujetos y sus formas de relación y de organización, de entidades e instituciones que toman cuerpo en la formación social. La noción de discurso se vincula a la noción de archivo, pues bajo este concepto se designa al lugar de emergencia y al espacio de exploración discursiva. Las prácticas discursivas son conjuntos prácticos que se aplican a la manipulación y manejo de tecnologías, destrezas, etc. Foucault señala así que los elementos formadores y generadores del 34 Vasilachis, Op cit., p.83

discurso son: campos de prácticas no discursivas (co-extensivos o próximos a sus objetivos específicos) y regímenes de apropiación de los discursos (derecho a hablar en nombre de ciertos discursos). Veamos entonces cómo, respecto a las víctimas, este discurso jurídico se convierte en política del discurso.35 En su parte motivacional, la Ley JyP no estableció como su norte la garantía de los derechos de las víctimas, sino sólo su promoción (Art. 4), de forma que terminó por diluir el concepto mismo de víctima al incluir a la Fuerza Pública y sus familiares36 y a los del Decreto Reglamentario 4760 de la Ley37 como beneficiarios. Medidas contrarias a las víctimas y a las solicitudes hechas por las organizaciones defensoras de derechos humanos. Es decir, el tipo de discurso no se define propiamente por su «significado», sino que resulta del «lugar» que ocupa uno de los términos en la armazón o estructura bajo los cuales se ordenan. Así que la Ley JyP es, en este sentido, un discurso amo (del orden, de la regulación por la respuesta frente a la hiancia abierta por el deseo) y no es analítico (que causa deseo). Recorramos así con la Ley JyP, y contrastando con la Sentencia y los análisis de organizaciones de DDHH, en especial el Movice, los dispositivos políticos, los sentidos en tanto representaciones semánticas —ya políticas—, que se hacen de la verdad, justicia y reparación, las cuales nos ubican en la dimensión de las víctimas propiamente y permiten complementar las respuestas a las preguntas formuladas inicialmente. Aquí, 35 García Hodgson, 2006, 22 36 Artículo 5 de la Ley de Justicia y Paz: «Definición de víctima. Para los efectos de la presente ley se entiende por víctima la persona que individual o colectivamente haya sufrido daños directos tales como lesiones transitorias o permanentes que ocasionen algún tipo de discapacidad física, psíquica y/o sensorial (visual y/o auditiva), sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo de sus derechos fundamentales. Los daños deberán ser consecuencia de acciones que hayan transgredido la legislación penal, realizadas por grupos armados organizados al margen de la ley. También se tendrá por víctima al cónyuge, compañero o compañera permanente, y familiar en primer grado de consanguinidad, primero civil de la víctima directa, cuando a esta se le hubiere dado muerte o estuviere desaparecida. La condición de víctima se adquiere con independencia de que se identifique, aprehenda procese o condene al autor de la conducta punible y sin consideración a la relación familiar existente entre el autor y la víctima. Igualmente se considerarán como víctimas a los miembros de la Fuerza Pública que hayan sufrido lesiones transitorias o permanentes que ocasionen algún tipo de discapacidad física, psíquica y/o sensorial (visual o auditiva), o menoscabo de sus derechos fundamentales, como consecuencia de las acciones de algún integrante o miembros de los grupos armados organizados al margen de la ley. Asimismo, se tendrán como víctimas al cónyuge, compañero o compañera permanente y familiares en primer grado de consanguinidad, de los miembros de la fuerza pública que hayan perdido la vida en desarrollo de actos del servicio, en relación con el mismo, o fuera de él, como consecuencia de los actos ejecutados por algún integrante o miembros de los grupos organizados al margen de la ley.» 37 El parágrafo 3 del artículo 12 del Decreto 4760 de 2005, relativo al derecho a la reparación, establece: «Se entenderá como medida de reparación colectiva la entrega por parte de los desmovilizados, de bienes destinados al desarrollo de proyectos productivos en zonas afectadas por la violencia, que beneficien desplazados, campesinos y reinsertados que carecen de medios económicos para su subsistencia.»

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tal como R. Reguillo, hay una lógica de ejecución de competencias de los sujetos actanciales, quienes en su acciónejecución despliegan valores-significantes. La arquitectura simbólica del discurso de la Ley JyP alrededor de estos significantes —respecto a las víctimas— permite entonces desagregar los intereses y los nexos político-sociales.

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1. Verdad Un régimen de discurso de verdad no es la verdad en sí misma, la verdad pertenece a un época y se ha constituido sobre la bases de unas condiciones históricas particulares. Son producto de un tipo determinado de articulaciones que invisten los discursos sociales y políticos, que imponen una cierta posición, una cierta forma de mirar y un cierto tipo de funciones; por lo tanto, se trata de un saber social: quien sabe constituye el sujeto y lo sitúa inmanente a la formación social, y así, el discurso es el eje mismo del sostenimiento de las relaciones de poder. La Ley definió el derecho a la verdad en su artículo 7 de la siguiente forma: La sociedad, y en especial las víctimas, tienen el derecho inalienable, pleno y efectivo de conocer la verdad sobre los delitos cometidos por grupos armados organizados al margen de la ley, y sobre el paradero de las víctimas de secuestro y desaparición forzada. Las investigaciones y procesos judiciales a los que se aplique la presente ley deben promover la investigación de lo sucedido a las víctimas de esas conductas e informar a sus familiares lo pertinente. Los procesos judiciales que se adelanten a partir de la vigencia de la presente ley no impedirán que en el futuro puedan aplicarse otros mecanismos no judiciales de reconstrucción de la verdad. La importancia de «la verdad» es que, como derecho, permite ser al mismo tiempo una forma de realizar justicia, reparar a las víctimas y garantizar que los hechos no se vuelvan a repetir; como reconstrucción de la memoria colectiva, se logra vencer la impunidad y el autoritarismo derivados del olvido. Más allá de las declaraciones de principios, la verdad implica un proceso ético-político de suma complejidad, que incluye tanto la clarificación jurídica de los hechos como la reconstrucción del relato sobre la violencia. La verdad judicial enfrenta el obstáculo de no encontrar ninguna conexión entre los delitos, pues termina siendo insensible a los ojos de las víctimas y no es capaz de identificar las causas subyacentes a la reproducción del ejercicio de la violencia. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos puso de presente este riesgo cuando advirtió, en relación con los procedimientos de reconstrucción de la verdad privilegiados por la Ley de Justicia y Paz, que:

… la verdad en la Ley JyP desde su proyecto queda limitada a los relatos parciales e incompletos en cada caso individual, ignorando la conexión entre unos y otros. Ese esquema imposibilitará indagar por las condiciones fácticas y normativas que hicieron posible la comisión de las atrocidades, y por la identidad de funcionarios públicos y los particulares que patrocinaron o encubrieron los crímenes de dichos grupos. Tampoco se establecen disposiciones encaminadas a permitir el conocimiento público y la difusión de lo sucedido, como medida necesaria para prevenir la repetición de los hechos. El artículo 17 de la Ley no exigió la confesión plena de todos los hechos y crímenes cometidos como condición para hacerse a los beneficios, el artículo 18 estableció plazos de investigación claramente insuficientes, y el artículo 25 no sancionó con la pérdida de los beneficios a quienes hubieran omitido parcialmente la verdad en las audiencias durante sus versiones.38 Esta serie de medidas hicieron de la Ley un incentivo para que los miembros de los grupos paramilitares decidieran ocultar lo sucedido. La verdad no resulta exclusivamente de los beneficios penales ofrecidos, aún cuando dichos beneficios sean necesarios para que los grupos paramilitares decidan desmovilizarse y confesar sus crímenes; también es necesario incluir una serie de incentivos (tanto negativos como positivos) que estimulen las confesiones y el suministro de nueva información útil para dilucidar lo sucedido y conocer los crímenes cometidos por parte de estos grupos. Estos mecanismos no solo estuvieron ausentes en la Ley de JyP, sino que el propio gobierno apeló a argumentos contradictorios como el de la supuesta «inviolabilidad del derecho a la no autoincriminación»� para defender la decisión de los miembros de los grupos paramilitares de no confesar todo lo que sabían39, particularmente aquella información relacionada con sus testaferros y con las organizaciones políticas que les permitieron acumular sus riquezas y controlar los territorios. Otro de los contradictorios argumentos empleados por el gobierno para justificar las altas dosis de olvido y ocultamiento de 38 Artículo 25 de la Ley JyP: «Hechos conocidos con posterioridad a la sentencia o al indulto. Si a los miembros de grupos armados al margen de la ley que recibieron los beneficios de la ley 782 de 2002, o que se beneficiaron con la pena alternativa de conformidad con la presente ley, con posterioridad se les llegare a imputar delitos cometidos durante y con ocasión de la pertenencia a esos grupos y antes de su desmovilización, estas conductas serán investigadas y juzgadas por las autoridades competentes y las leyes vigentes al momento de la comisión de esas conductas, sin perjuicio del otorgamiento de la pena alternativa, en el evento que colabore eficazmente en el esclarecimiento o acepte, oralmente o por escrito, de manera libre, voluntaria, expresa y espontánea, debidamente informado por su defensor, haber participado en su realización y siempre que la omisión no haya sido intencional. En este evento, el condenado podrá ser beneficiario de la pena alternativa. Se procederá a la acumulación jurídica de las penas alternativas sin exceder los máximos establecidos en la presente ley.» 39 El Alto Comisionado para la Paz manifestó que la exigencia de una confesión plena «constituiría el ejercicio de una presión sutil, pero indebida sobre el sindicado, que impediría la espontaneidad de la confesión y que vulneraría su derecho a permanecer en silencio y a no declarar contra sí mismo».


la verdad que comportaría la Ley tal y como fue diseñada, fue el de sostener que un conocimiento a profundidad del grado de articulación de estos grupos con el Estado y las FF.AA. ahondaría más en la inestabilidad política que vive el país y le daría fuerza a los promotores de la guerrilla, pues en su concepto, exponer públicamente los nexos existentes entre los grupos paramilitares y las autoridades civiles y militares pondría en riesgo la legitimidad institucional haciéndole un favor al enemigo. 2. L a Justicia La Ley JyP definió el derecho a la justicia en su artículo 6 de la siguiente forma: De acuerdo con las disposiciones legales vigentes, el Estado tiene el deber de realizar una investigación efectiva que conduzca a la identificación, captura y sanción de las personas responsables por delitos cometidos por los miembros de grupos armados al margen de la ley; asegurar a las víctimas de esas conductas el acceso a recursos eficaces que reparen el daño infligido, y tomar todas las medidas destinadas a evitar la repetición de tales violaciones. Las autoridades públicas que intervengan en los procesos que se tramiten con fundamento en la presente ley deberán atender, primordialmente, el deber de que trata este (Art 84). La modalidad y probación proporcional de la pena son dos asuntos que es necesario subrayar en comparación con los crímenes cometidos; aquí se juega la constitución de los mínimos morales y éticos de cualquier sociedad. Para estos crímenes debe existir una pena consecuente. Ahora bien, Colombia ha sido un país que históricamente se ha caracterizado por los altos índices de impunidad, en donde quienes cometen delitos graves resultan eximidos de cualquier responsabilidad y las víctimas continuamente ven como no se hace justicia ni reconocimiento alguno de los crímenes que se cometieron contra ellas. La impunidad no solo opera en la forma más grave de la amnistía o el indulto, sino también en la forma más sutil de la falta de proporcionalidad entre el monto y la forma de la pena en comparación con la ofensa cometida. 3. Derecho a la Reparación y Garantías de no Repetición La Ley JyP definió el derecho a la reparación en su artículo 8 de la siguiente forma: El derecho de las víctimas a la reparación comprende las acciones que propendan por la restitución, indemnización, rehabilitación, satisfacción; y las garantías de no repetición de las conductas.

Restitución es la realización de las acciones que propendan por regresar a la víctima a la situación anterior a la comisión del delito. La indemnización consiste en compensar los perjuicios causados por el delito. La rehabilitación consiste en realizar las acciones tendientes a la recuperación de las víctimas que sufren traumas físicos y sicológicos como consecuencia del delito. La satisfacción o compensación moral consiste en realizar las acciones tendientes a restablecer la dignidad de la víctima y difundir la verdad sobre lo sucedido. Las garantías de no repetición comprenden, entre otras, la desmovilización y el desmantelamiento de los grupos armados al margen de la ley. Se entiende por reparación simbólica toda prestación realizada a favor de las víctimas o de la comunidad en general que tienda a asegurar la preservación de la memoria histórica, la no repetición de los hechos victimizantes, la aceptación pública de los hechos, el perdón público y el restablecimiento de la dignidad de las víctimas. La reparación colectiva debe orientarse a la reconstrucción psicosocial de las poblaciones afectadas por la violencia. Este mecanismo se prevé de manera especial para las comunidades afectadas por la ocurrencia de hechos de violencia sistemática. Las autoridades judiciales competentes fijarán las reparaciones individuales, colectivas o simbólicas que sean del caso, en los términos de esta ley. Al igual que sucedió con los derechos a la verdad y a la justicia, el derecho a la reparación también fue, en apariencia, formulado adecuadamente y, además, poco acompañado por mecanismos y herramientas jurídicas que lo garantizasen. Uno de los problemas de la reparación reside en las dificultades que ya señalamos con ocasión del derecho a la verdad, pues la verdad es la primera forma de reparar a las víctimas. Al no garantizar una confesión plena de los delitos, no solo se afecta la expectativa de la víctima de conocer el paradero de su familiar asesinado o desaparecido, sino que no es posible individualizar la conducta punible, haciendo improbables los incidentes de reparación. La no obtención de la verdad también afecta el componente de la satisfacción o compensación moral, pues no es posible devolverle a la víctima su dignidad y buen nombre. La restitución, indemnización y garantías de no repetición se vieron afectadas al supeditar la entrega de los bienes ilícitos a que estuvieran a disposición de los sindicados, cuando la mayoría de estos se encuentran protegidos por el testaferrato o han sido legalizados por intermedio de notariados corruptos o controlados por los mismos grupos paramilitares, situación que no fue corregida por los decretos reglamentarios de la Ley JyP. Aquí la palabra, enunciado y sentido de verdad, justicia y reparación, en el análisis foucaultiano, permea en su conjunto al cuerpo social y a sus expresiones institucionales.

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La forma más perceptible de ello es lo que se llama ritual, que define la cualificación que deben poseer los sujetos parlantes y la posición que deben ocupar; también define los gestos, los comportamientos, las circunstancias y todo el conjunto de signos que deben acompañar al discurso, y finalmente fija el efecto de las palabras sobre aquellos a los que se dirigen. Foucault piensa que algunos discursos, para nuestro caso, el jurídico-político (pero también religiosos y terapéuticos), no se pueden dar sin su correspondiente puesta en escena y seguimiento del ritual, que no es más que todo el conjunto de signos (poderes) que deben acompañar al discurso; al tiempo que se fija también la eficacia supuesta o impuesta de las palabras. «Pero que nadie se engañe, incluso en el orden del discurso publicado y libre de todo ritual, todavía se ejercen formas de apropiación del secreto y de la no intercambialidad». Digamos finalmente, con Foucault, que en la concepción de los discursos, como series regulares y distintas de acontecimientos, se advierte una odiosa maquinaria que introduce en la misma raíz de pensamiento el azar, el discontinuo y la materialidad.

A modo de conclusión Los objetivos específicos de la investigación mediante el ACD, como la preocupación central por la forma en que el discurso se halla implicado en la reproducción de la dominación, son los que, en último término, proporcionan la dimensión crítica crucial del análisis que se ha planteado en la perspectiva sociopolítica, la cual da cuenta de la emisión político-jurídica de una Ley como la de Justicia y Paz. Esto da razón a que el ACD —como lo dicen los autores aquí trabajados— requiera una ética explícita. La dominación, que se define como abuso de poder, presupone una definición de la noción de abuso, por ejemplo, en términos de la violación de normas y de los derechos humanos y sociales. Estas definiciones éticas se formulan en el macronivel de los grupos, los movimientos, las instituciones y los estados-nación, a menudo en relación con sus miembros. El ACD ha interesado de forma específica en las dimensiones discursivas que exponen los documentos tratados, donde los abusos son favorables a los acontecimientos y el contexto. Por consiguiente, se ha aproximado un detalle de las condiciones estructurantes de significantes sobre los cuales la realidad social colombiana se produce y reproduce. En este momento, es posible decir que se ha puesto el discurso político —pobre y dudoso— de los paramilita-

res por encima de las emociones morales de las víctimas cuando no es clara la sanción de los delitos de lesa humanidad. Ha sido, por lo tanto, poca o nula la movilización de la sociedad a favor de la población víctima, puesto que, en general, es invisibilizada desde la propia Ley para dar prioridad al desmovilizado. Desde este punto de vista, una justicia con paz sólida no se construye en el marco de la racionalidad instrumental que justifica cualquier medio con el objetivo de alcanzarla, sino que es en el marco de la emotividad humana desde donde puede considerarse prioritario el ser sensible ante el sufrimiento humano y el ser solidario ante los sentimientos de indignación. Lo contrario justifica de hecho y de derecho que la violación de lo humano en cualquier persona sea por fines políticos, o hasta por sentimientos de vergüenza en cuanto termina por ser complaciente con el sufrimiento. La Ley de Justicia y Paz creó un escenario favorable para promover un tipo de cultura política contraria a las dinámicas democráticas liberales de las instituciones y el respeto de la ley, pues hizo latente que los beneficios que les reportan las acciones ilegales a quienes han decidido optar por las armas, en comparación con los costos que representan al momento de su desmovilización (la baja posibilidad de resultar condenados por las acciones y obligados a reparar), favorece un entorno de ilegalidad y de imposición autoritaria tal como puede rastrearse del ACD. El tema de la justicia se ha marginado por el tema de la paz. Tal hegemonía de significante hace, precisamente, que el hacer sensible del conjunto de la población sea mínimo, y que más allá se dificulte o anule la construcción de procesos organizativos, así sean devenidos institucionalmente, los cuales surjan desde la paz misma. Sin embargo, la constitución del propio Movice, los análisis críticos de la academia y sectores de algunos partidos políticos, quienes llevaron los debates por la justicia, verdad y reparación al Congreso, han creado espacios para cuestionar esa Ley y poner en el debate público el tema de la memoria, aunque aún ésta siga fragmentada. Finalmente, es a partir de las estructuras de significación que los humanos dan forma a su experiencia; de ahí que la política no sea sólo Estado ni constitución, sino, como en nuestro caso, uno de los principales escenarios en que se desenvuelven públicamente dichas estructuras, y que en una guerra discursiva e ideológica (Geertz lo llama «una lucha por lo real»), se recrea una estructura institucional que, desde Foucault, es un proceso iniciador de prácticas discursivas, o mejor, un formador de reglas discursivas.


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FORO MUNDIAL SOCIAL: EL «REPOSITORIO» DE MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA ALTER GLOBALIZACIÓN Lina Manrique Villanueva1

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RESUMEN

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l Foro Mundial Social, en adelante FSM, se circunscribe en el «proceso de multiplicación de las movilizaciones de resistencia y protesta contra el dominio del mundo por los intereses del capital»2 que comenzó antes de 2001. Los participantes en el Foro han encontrado una serie de problemas que son el denominador común en varios países, no sólo de América Latina, sino del mundo entero, donde la polarización (centro–periferia, ricos– pobres, incluidos–excluidos) ha conducido a una serie de acciones colectivas paralelas al Foro Económico Mundial. Ahora bien, no todos los movimientos sociales presentan reivindicaciones relacionadas con las condiciones materiales de existencia: los nuevos movimientos3 sociales, por ejemplo de carácter ambientalista, indigenista, los movimientos del orgullo gay, las feministas, van más allá de las reivindicaciones económicas y materiales4 hacia la construcción de identidades. Los nuevos movimientos sociales (NMS) «han planteado el tema de la autodefensa de ‘la sociedad’ ante el Estado (y ante la economías de mercado), y puesto que todos ellos de algún modo luchan por una sociedad democrática civil ‘posburguesa, pospatriarcal’, vale la pena tratar de proveer una evaluación teórica que use la propia categoría clave de estos.»5 Todos ellos han encontrado en el Foro Social Mundial un espacio dónde construir convergencias, alianzas, formular planes y campañas de acción conjunta.

metodologÍa Para la construcción del presente documento se han combinado varios métodos: una revisión del estado de la materia de los teóricos en las corrientes de conductas colectivas y de movilización de los recursos, entrevistas con investigadores6 y con Chico Whitaker, cofundador del FSM, 1 Doctorante en Estudios Políticos y Relaciones Internacionales. El presente artículo es producto del Seminario «Acercamientos teóricos e históricos a la subjetividad, la acción colectiva y los movimientos sociales» I- 2010. 2 Whitaker, Chico. Intentando comprender el FSM, diez años después. Traducido del portugués por Martha Cecilia Herrera, profesora de la Universidad Pedagógica Nacional. Chico Whitaker es un militante social brasileño, uno de los ocho cofundadores del FSM, galardonado recientemente con el Premio Nóbel Alternativo, 2006, lo cual se considera «como una distinción para todo el movimiento altermundialista y para el FSM». 3 «En su más reciente concepción, los movimientos aparecen únicamente como reacciones defensivas contra la penetración del Estado y del mercado en la vida social». Habermas, Jurgen. New Social Movements. Telos, otoño, 1981, pp. 33 – 37 (Traducción de parte del último capítulo de Theorie des kommunikativen handelns, vol. 2. Citado por Jean Cohen en los Cuadernos de Ciencias Sociales de FLACSO, México. 4 5 Cohen, Jean L. Rethinking social movements. Berkeley Journal of Sociology, No. 28, 1983, 97 – 113; Andrew Arato, y Cohen, Jean. The German Green Party, Dissent, verano 1984, pp 327 – 333; 6 Los investigadores entrevistados son: Sandra Liliana Osses Rivera, doctora en Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de México; Ana María Sallenave, editora del libro


y etnografía digital o netnografía7 sobre el Foro Mundial Social. RESULTADOS El texto señala cómo frente a la globalización existen miradas hegemónicas y contra hegemónicas. Los movimientos de alterglobalización o altermundialistas, agrupados en torno al Foro Social Mundial, se ubican en la perspectiva antihegemónica. Después de revisar diversos paradigmas, se resaltan cuatro hallazgos significativos: el primero, que propuestas como la teoría de la elección racional no brindan suficientes elementos para la interpretación del fenómeno, en la medida en que la participación o no en el Foro no es solo fruto de una elección racional, sino que también puede explicarse como desenlace de compromisos emocionales, o por lo que denominan algunos autores las propiedades interactivas8, pues las selecciones racionales fundantes están condicionadas por factores que les permiten la construcción de espacios de homogeneidad e identidad; el segundo, que la noción de ciudadanía se incorpora como elemento articulador para los movimientos sociales que participan en el FSM; el tercero, que las estrategias de comunicación del Foro Social Mundial y de los movimientos sociales, en general, resultan determinantes para su visibilidad en el contexto contemporáneo; y el cuarto, que no todos los movimientos sociales que participan en el Foro encuentran en la Democracia el sistema político necesario, incluso, ni siquiera se lo plantean, porque no está dentro de sus esferas de reivindicaciones más urgentes. introducciÓN

Problema: El Foro Mundial Social y la alter globaliz ación «¿Por qué con tanta frecuencia las personas soportan ser víctimas de sus sociedades y por qué en otras ocasiones se encolerizan y tratan con toda su pasión y todas sus fuerzas de hacer algo al respecto de su situación?»9. En la dicotomía Estado, democracia y populismo en América Latina, publicado por la Editorial de la Universidad del Rosario; Nelson Vásquez, del Instituto de la participación y la acción comunal. Agradecimientos a mis compañeros de seminario Astrid Flórez y Alex Díaz, protocolantes, por sus críticas a la hipótesis inicial; Alcira Aguilera Morales, por sus precisiones conceptuales; y a Juan Bautista Jaramillo, por las discusiones sobre los teóricos, en especial Frame Analysis y, en general, la teoría de los marcos de sentido. 7 La etnografía digital o netnografía es un método de investigación cualitativo documentado por Kozinets en Canadá y otros autores, que explora información disponible en Internet y se apropia del método etnográfico de los antropólogos a comunidades virtuales en el ciberespacio. 8 Propiedades interactivas: interacción regular entre los participantes en un movimiento social. Pliego et al. 9 Esta pregunta es formulada por Barrington Moore, Jr. en La injusticia: bases sociales de la obediencia y la rebelión (1989) y citada en la introducción del libro Participación comunitaria y cambio social por Fernando Pliego Carrasco, doctor en Ciencia Social e investigador

entre reformas y revoluciones10, en el marco de paradojas entre los que tienen esperanza y los que no, emerge la pregunta por los movimientos sociales: ¿Por qué los movimientos sociales son percibidos como marginales por algunos sectores de la población?11 ¿Cuál es la potencia de los movimientos sociales? ¿Cómo pueden las sociedades desiguales encontrar en los movimientos sociales propuestas de acción colectiva para la resolución de problemáticas estructurales?12 ¿Por qué unos sujetos participan y otros no, compartiendo las mismas circunstancias? «¿Bajo qué condiciones y procesos sociales, los individuos que integran un sector poblacional y comparten territorial y estructuralmente determinadas características e identidades, reaccionan de manera diferente a las situaciones de desigualdad social?»13 Explicaciones a estas inquietudes pueden ser encontradas a partir del análisis de las teorías abordadas14 en el seminario teórico «Acercamientos teóricos e históricos a la subjetividad, la acción colectiva y los movimientos sociales», que plantearé a continuación a partir de la revisión del estudio de caso del FSM. El Foro Social Mundial15 se presenta, desde del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. 10 Como lo plantea Zibechi: «Los movimientos sociales de nuestro continente están transitando por nuevos caminos, que los separan tanto del viejo movimiento sindical como de los nuevos movimientos de los países centrales. A la vez, comienzan a construir un mundo nuevo en las brechas que han abierto en el modelo de dominación. Son las respuestas al terremoto social que provocó la oleada neoliberal de los ochenta, que trastocó las formas de vida de los sectores populares al disolver y descomponer las formas de producción y reproducción, territoriales y simbólicas, que configuraban su entorno y su vida cotidiana». Consultado en: http:// www.pensamientocritico.org/rauzib1003.htm 11 “Los movimientos sociales de resistencia global casi no han tenido acceso a las elites políticas, partidarias ni económicas y, generalmente han sido tildados de marginales por estas (VV. AA., 2003).We are everywhere. The irresistible risk of Global Anticapitalism. Londres, Verso. 2003 Citado por: Martí, Salvador. En: http://iberoame.usal.es/americalatinahoy/ALH-PDF-TIFF/ALHvol36/ ALHvol36marti.pdf 12 «Un análisis pertinente de las tendencias vigentes en el sistema mundial requiere, por un lado, retornar a los fundamentos, es decir, al análisis de los mecanismos operativos del capitalismo como modo de producción; por otro, reconceptualizar los mecanismos operativos de los grupos sociales (que se forman, reforman y, por supuesto, desaparecen) que compiten y entran en conflicto dentro de la economía-mundo capitalista a medida que ésta continúa evolucionando y transformándose a sí misma». Arrighi, Terence, Hopkins, Terence y Wallerstein, Immanuel. Movimientos antisistémicos. Akal Ediciones. Madrid, 1999. p. 28. 13 Pliego Carrasco, Fernando. Participación comunitaria y cambio social. Plaza y Valdés Editores. Instituto de Investigaciones Sociales. Universidad Nacional Autónoma de México. p. 299 14 Las teorías contemporáneas de sociedad de masas (Kornhauser, Arendt, Habermas) y el modelo estructural-funcionalista de la conducta colectiva de Smelser, comparten el supuesto de que existen dos tipos de acción: conducta institucional-convencional y no institucional-colectiva. (Kornhauser, W. The politics of mass society, New York: Free Press, 1959. Arendt, Hannah, The origins of totalitarianism, New York: Brace Jovanovich, 1951; Smelser, Neil. The theory of collective behavior, New York: Free Press, 1962. Citas todas de los Cuadernos de Ciencias Sociales de FLACSO, México. 15 Reunión realizada por primera vez en Porto Alegre, Brasil, entre el 25 y el 30 de enero de 2001, que contó con la participación de 15 mil personas. Con el eslogan de «otro mundo es posible», pasó a ser llamado «movimiento altermundialista». Fuente: Chico Whitaker en

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2001, como una respuesta al Foro Económico Mundial16 en un intento de ser vocero del contrapoder a través de un espacio de encuentro que congrega a diferentes movimientos sociales de decenas de países17. El Foro Mundial Social no es un movimiento social en sí mismo, más bien se trata de un lugar de encuentro de movimientos sociales que reúne acciones colectivas, protestas y reivindicaciones. Se trata de un escenario anti partidista y que no pretende llegar al poder sino hacer una construcción de contrapoderes, desde abajo, para dar una respuesta al poder: ni partidista, ni armado.

Pregunta guía / Antecedentes de la hipótesis En un principio, la hipótesis apuntó a preguntar si al igual que se globaliza el capitalismo, se globaliza la conciencia de clase y si esto incide en el movimiento de alterglobalización. En la discusión del seminario18 se sugirió, como sustituto a la noción de conciencia de clase, la de conciencia de subalternidad. «El factor de clase y la conciencia de clase podrían incidir en las motivaciones que llevan a las personas a vincularse a un movimiento alter globalización, así como el tipo de articulaciones que logren. Para este análisis, partimos del supuesto según el cual el marxismo ortodoxo considera que la conciencia de clase del proletariado se obtiene esencialmente en la esfera política, se expresa como subjetividad del proletariado y como tal condensa la expresión del sujeto político19. A través de la construcción del «hombre total», el proletario se libera de la escisión entre el trabajo material e inmaterial y se rehumaniza a través de una nueva concepción del trabajo, rompe con la fetichización de la mercancía y del yo alienado, y se rechaza la consagración de la escisión entre el yo social y el agente a través de la mercancía (esto es, sobre todo, una enajenación porque se trata del yo)»20. En La filosofía conferencia en Bogotá, el sábado 27 de marzo de 2010. Universidad de La Salle. 16 «El Foro Económico Mundial fue fundado en 1971 por Klaus M. Schwab, profesor de economía de Suiza. [1] Su sede principal se encuentra en Ginebra. Además de las asambleas, el Foro, que se realiza en Davos, produce una serie de informes de investigación e involucra a sus miembros en iniciativas específicas de cada sector. [2]». Consultado en: Wikipedia. Enciclopedia Libre. Las citas son de: Pigman, p. 6 – 22. 17 El Foro Mundial Social se ha congregado en Porto Alegre, Brasil; Mumbai (Bombay, India); Nairobi, Kenya; Belén de Pará, Brasil; y Davos, Suiza. Han participado movimientos de más de 100 países del mundo. 18 El comentario del profesor Archila al texto «sanamente tourainiano», los comentarios del grupo y el protocolo del 15 de abril me conducen al abandono de la idea inicial sobre la posibilidad de globalización de la conciencia de clase. «En sistemas como los contemporáneos, donde pierden consistencia las clases como grupos sociales reales, hacen falta conceptos más adecuados. Plantearse esta pregunta es esencial para comprender la doble articulación de autonomía y dependencia que caracterizan al sistema político, y la relación entre movimientos y procesos de representación y de decisión». Melucci, 1999. p. 108 19 Schaff, p. 157 20 Flórez y Díaz, A. Protocolo de la I sesión del taller de investigación. 15 de abril de 2010. Universidad Nacional de Colombia.

de Marx, anota Étienne Balibar que «si nos atreviéramos a plagiar a Habermas, diríamos que para el Marx de La ideología alemana, la conciencia es de entrada, manifiestamente, una ‘acción comunicativa’. Lo vemos en las descripción que propone de las relaciones entre la conciencia y el lenguaje: ‘El lenguaje es la conciencia real, práctica, existente también para otros hombres, y por lo tanto existente igualmente sólo para mí, y como ella, no aparece más que con la necesidad, la exigencia del comercio con otros hombre’ (L´ideologie allemand. Pp. 28). Pero esta acción no está sometida a priori a ninguna norma lógica o interna, que expresa la identidad de las nociones de ‘vida’, ‘producción’, ‘trabajo’ e ‘historia’».21 La hipótesis inicial fue modificada: «más aún, si tenemos en consideración que el elemento que permite su articulación es el sentido de las acciones colectivas y no la posición estructural (de clase, etnia o género) de los actores, como sucede en movimientos como el sindical, el campesino, el indígena o el feminista»22. La esencia de la hipótesis, al principio del semestre, apuntaba a saber si, a medida que se extiende el capital como valor único en la sociedad, se extiende la conciencia de que debe fortalecerse la solidaridad y fortalecer la lucha contra la «eliminación de desproporciones excesivas de las condiciones de vida de distintos grupos»23. Frente al uso de la noción de conciencia de clase, se propuso por parte de los protocolantes la noción de conciencia de sí, «(expresión inspirada en Luckacs24) en el marco de unas relaciones asimétricas de poder, en las cuales es claro que quienes se organizan en torno al MA pertenecen a los sectores subalternos. ¿Es esta la eticidad Hegeliana, es decir, la identificación del hombre con su mundo?»25 Aunque Klaus Eder sostiene que «la clase es todavía un importante determinante de los movimientos sociales»26, la hipótesis migró hacia otra pregunta, teniendo en cuenta que probar si la conciencia de clase determina o no la participación en movimientos sociales y específicamente en el FSM obligaría a un trabajo de campo con los participantes, aplicando un instrumento tipo encuesta, que indague directamente sobre: 1) la existencia de una conciencia de clase en sí, y 2) la relación Bogotá. Inédito. 21 Balibar, Étienne. La filosofía de Marx. Editorial Claves. Colección perfiles. Buenos Aires, 2000. pp. 54 22 Munera, Leopoldo. Cosmopolitismo. Movimientos sociales frente a la globalización. En: http://www.uasb.edu.ec/padh/revista6/ articulos/leopoldomunera.htm#movimiento. Consultado: 11 de abril de 2010 23 Schaff, Adam. Meditaciones sobre el socialismo. El libro de este filósofo polaco, ideólogo del Partido Comunista está disponible en Google Books. En: http://books.google.com.co/books?id=4u v0LjtRLeYC&pg=PA179&lpg=PA179&dq=QUE+FUTURO+NOS+A GUARDA+ADAM+SCHAFF&source=bl&ots=N7NTXbBJnO&sig=liRMxPaudgKBuw9o2rA-qDn1DM&hl=es&ei=UL4KTMi5EYG88gaYzsy JBw&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=5&ved=0CCYQ6AEw BA#v=onepage&q&f=false 24 Uno de los textos más destacados de Georg Lukacs fue Historia y conciencia de clase, escrito en 1923. 25 Díaz y Flórez, A. Op. Cit. Protocolo. 22 de abril de 2010. 26 Eder, Klaus. La institucionalización de la acción colectiva. ¿Hacia una nueva problemática teórica en el análisis de los movimientos sociales? En: Los movimientos sociales, transformaciones políticas y cambio cultura. Editorial Trotta, Madrid, 1998, p. 338


entre dicha conciencia de clase y su participación en el movimiento de alterglobalización.

Nue va hipótesis Frente a la globalización existen miradas hegemónicas y alternativas. El Foro Social Mundial congrega a los movimientos sociales de alterglobalización que se sitúan en la perspectiva contrahegemónica o alternativa frente a ella, con una importante capacidad de crear redes sociales subalternas que pueden generar movilizaciones populares que, en el contexto del siglo XXI, requieren de estrategias de comunicación para lograr visibilidad a través de los viejos y los nuevos medios masivos de comunicación. En el contexto del nuevo orden comunicativo internacional, el esquema emisor–receptor del funcionalismo del siglo XX está revaluado, en la medida que los receptores pasivos ahora son emisores, y existen medios al alcance de todos, pues ya no están solo en manos de los tradicionales emisores. Así, en un contexto de conectividad, la acción colectiva y la acción política, el Foro Social Mundial recoge acciones como las de IndyMedia (http://colombia.indymedia.org/); la Comunidad Web de Movimientos Sociales, CWMS (http://movimientos. org/); los ciberindígenas Llacta, en Ecuador (http://www. llacta.org/); las acciones a favor del Chavismo en Venezuela (http://www.aporrea.org); los Antiescuálidos, por la defensa y la profundización de la revolución (http://www.antiescualidos.com/pag/index.php); el Foro Social Mundial México 2010 (http://fsmmx.saltoscuanticos.org/); Foro Social Mundial en Brasil (http://www.forumsocialmundial.org.br/); y World Social Forum: (http://www.worldsocialforum.info/). Los movimientos sociales contemporáneos, que se expresan a través del FSM, se valen de los nuevos medios para visibilizarse.

Objetivos

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Presentar el Foro Social Mundial como un espacio de encuentro de movimientos sociales con otra mirada frente a la globalización, no hegemónica sino alternativa.

*

Revisar la experiencia del FSM a la luz de teorías como la elección racional, la construcción de marcos de sentido de A. Melucci, (corriente de movilización de los recursos), la estructura de oportunidad políticas, los postulados de los marxistas británicos (Hosbawm, Wallerstein, E. Thompson) y la construcción de identidad (M. Castells).

Sobre el Foro Social Mundial En palabras de François Houtart27: «la función del Foro Social Mundial (FSM) de Porto Alegre es mundializar las resistencias y las luchas sociales frente a la globalización del capital, es decir, frente a la importancia creciente del capital financiero, la concentración de los grandes grupos multinacionales, el monopolio de las decisiones económicas, de la investigación, del conocimiento, todo orientado por la lógica de la acumulación sin límites y garantizado por la hegemonía política y la fuerza militar.»28 En una visita que realizó a Colombia Chico Whitaker29 el 27 de marzo de 2010, este brasileño cofundador del Foro Social Mundial, cuyo origen intelectual proviene en parte de su trabajo con la iglesia Católica en la línea de la Teología de la Liberación, mencionaba en el auditorio de la Universidad de La Salle de Bogotá que, después de 10 años de Foro, el entusiasmo inicial ha tenido altibajos y se va decantando el proceso participativo del mismo: «Las intuiciones iniciales de los organizadores del primer Foro eran en verdad bastante directas: organizar un Foro Social Mundial, y no únicamente económico, como alternativa y contrapunto a Davos; entrar en una fase propositiva de lucha; reforzar la acción de la sociedad civil , como nuevo actor político que surgiera por el rompimiento de las barreras que separaban sus diferentes componentes. El éxito de la iniciativa y la experiencia de los primeros Foros despertaron nuevas intuiciones, más complejas: la opción por la auto-organización de las actividades en los Foros; la afirmación del respeto a la diversidad como principio básico; la garantía de la horizontalidad y de la igualdad de visibilidad en la organización de las actividades y en las relaciones dentro del Foro; el rechazo a constituirse en ‘movimiento de los movimientos’ que ‘representase’ la sociedad civil; a tener dirigentes, un documento final conclusivo y posicionamientos del Foro como Foro, que llevarían a disputas de poder dentro de él; la necesidad de formular una Carta de Principios que incorporase todas estas opciones.»30 Después de escuchar la intervención de Whitaker, y reconociendo la importancia y los alcances de este espacio, lo que puede llegar a ser criticable es que el FSM ha permitido que las empresas privadas lo apoyen. En el discurso del cofundador, se reconoce el poder de los participantes del Foro, en tanto que son consumidores. Esta dimensión excluiría inmediatamente a millones de ciudadanos cuyo poder adquisitivo es mínimo o casi nulo por estar en condiciones de pobreza. El activismo en Europa difiere del activismo en Colombia por 27 *Profesor emérito de la Universidad Católica de Lovaina, director del Centro Tricontinental y de la revista Alternative Sud, Lovain-la Neuve (Bélgica); secretario ejecutivo del Foro Mundial de las Alternativas y miembro del Consejo Internacional del Foro Social Mundial de Porto Alegre. 28 Houtardt, F. Op. Cit. 29 Militante social brasileño. Uno de los ocho cofundadores del FSM, galardonado recientemente con el Premio Nóbel alternativo 2006, lo cual se considera «como una distinción para todo el movimiento altermundialista y para el FSM». 30 Whitaker, Chico. Intentando comprender el FSM, diez años después.

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las circunstancias socio-económicas de los participantes y las motivaciones para las reivindicaciones. No obstante, la cronología presentada por Leopoldo Múnera Ruiz, en su capítulo publicado en Mitos y realidades de la globalización, deja ver la creciente participación de los ciudadanos en diversos escenarios donde los movimientos sociales se han manifestado: «Seattle (noviembre – diciembre de 1999, más de 40 mil manifestantes contra la Organización Mundial del Comercio (OMC); Washington (abril de 2000, contra el Comité Monetario y Financiero del FMI –Fondo Monetario Internacional-); Buenos Aires (mayo de 2000, contra la delegación del FMI que visitaba Argentina); Praga (septiembre de 2000, contra la reunión del FMI y del BM –Banco Mundial-); Porto Alegre (enero de 2001, Foro Social Mundial frente a la reunión de Davos del Foro Económico Mundial, más de 10 mil participantes); Nápoles (marzo de 2001, más de 15 mil manifestantes contra el Foro Global de Información); Gotemburgo (junio de 2001, contra la reunión del Grupo de los Quince) Génova (julio de 2001, 150 mil manifestantes contra la cumbre del G8); Porto Alegre (enero – febrero de 2002), Segundo Foro Social Mundial, más de 50 mil asistentes de todos los continentes); Barcelona (marzo de 2002, 200 mil manifestantes con ocasión de la Cumbre de la Unión Europea marcharon bajo la consigna: ‘Contra la Europa del capital y la guerra, otro mundo es posible’). Sin mencionar las manifestaciones en Melbourne, Niza o Québec durante esos años.»31 FEM 32 Vs. FSM En contraposición con el Foro Social Mundial, que busca globalizar las resistencias, el Foro Económico Mundial busca relegitimar la globalización. «Como apuntó el gran pensador italiano Antonio Gramsci, cuando la legitimidad ha desaparecido y no se ha recuperado, es solo una cuestión de tiempo para que la estructura colapse, no importa qué tan sólida sea en apariencia.»33 El desempeño de la economía mundial a fines del siglo XX, especialmente a partir de una crisis financiera en Asia, condujo a una crisis de legitimidad 31 Múnera R,, Leopoldo. Cosmopolitismo, movimientos sociales frente a la globalización. En: Mitos y realidades de la globalización. Editorial Universidad Nacional. Bogotá, 2003. p., 410 32 «El Foro Económico Mundial (World Economic Forum, WEF) es una fundación sin fines de lucro con sede en Ginebra, conocida por su asamblea anual en Davos, Suiza. Allí se reúnen los principales líderes empresariales, los líderes políticos internacionales y periodistas e intelectuales selectos para analizar los problemas más apremiantes que enfrenta el mundo; entre ellos, la salud y el medioambiente. Durante el 2008, se lanzó la ‘Cumbre Inaugural sobre la Agenda Global’ en Dubai, con la presencia de 700 expertos mundiales de cada sector que trataron 68 cambios globales identificados por el Foro. El Foro Económico Mundial fue fundado en 1971 por Klaus M. Schwab, un profesor de economía de Suiza. Además de las asambleas, el Foro produce una serie de informes de investigación e involucra a sus miembros en iniciativas específicas de cada sector». 33 Bello, Walden. Praga 2000: hacia un mundo globalizado. En: Resistencias mundiales. De Seattle a Porto Alegre. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO. Buenos Aires, 2001. p. 159.

del Fondo Monetario Internacional. En 2000, el presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, envió una carta a los funcionarios del Banco Mundial donde decía que: «la próxima semana será un tiempo de prueba para la mayoría de nosotros». Esto se debía a que se logró mostrar que «con la mayoría de sus recursos destinados a los países en vías de desarrollo más ricos, y en sus proyectos en los países más pobres con el pasmoso nivel de fracaso de 65 % al 70%, el Banco Mundial es irrelevante para el logro de una supuesta misión de alivio de la pobreza global. […] esencialmente, quiere abolir al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial, una meta que tenía focos de apoyo en nuestro Congreso» (Bergsten, 2000)34. El Foro Económico Mundial en Latinoamérica es una versión regional del Foro Económico Mundial (The World Economic Forum) que se realiza anualmente en Davos (Suiza), al cual asisten dirigentes y expertos para tratar temas coyunturales, y problemáticas mundiales económicas, sociales, y medioambientales En Cartagena, se llevó a cabo el Foro Económico Mundial, donde «la vicepresidente para América Latina y el Caribe del BM, Pamela Cox, afirmó que los créditos en 2011 alcanzarán los 7000 y 10 000 millones de dólares. El crecimiento económico de la región podría ubicarse entre un 3,5 y un 4 por ciento este año y podría acelerarse ligeramente entre 4 y 5 por ciento el año entrante»35. En función de este estudio de caso, el Foro Económico Mundial es la reunión que provoca una respuesta de resistencia, es el «antagonista» de esta disertación particular. En el espacio antagónico al Foro Económico Mundial, el FSM, aparece una noción cohesionadora que usan unos y otros a su acomodo: es la ciudadanía. «Desde mediados de los años ochenta y la década de los noventa, los movimientos populares, los sectores excluidos, las ONG, los sindicatos y los partidos de izquierda han adoptado cada vez más la noción de ciudadanía como elemento central en sus estrategias políticas. Primero se tomó como referencia común entre una variedad de movimientos sociales, tales como aquellos conformados por mujeres, minorías étnicas y negras, homosexuales, adultos mayores y jubilados, consumidores, ambientalistas, trabajadores urbanos y rurales, y aquellos organizados alrededor de los problemas urbanos en las grandes ciudades, tales como vivienda, salud, educación, desempleo, violencia, etc. (Foweraker 1995; Álvarez, Dagnino y Escobar, 1998). Estos movimientos, organizados con el propósito de presentar diversas reclamaciones, se dieron cuenta de que referirse a la ciudadanía no solo era una herramienta útil para cada una de sus luchas específicas, sino que también, en algunos casos, era un poderoso vínculo articulador entre estos movimientos»36. 34 Op. Cit. Bello. p. 158 35 El Tiempo. Consultado en: http://www.eltiempo.com/foroeconomico-mundial-2010/creditos-del-banco-mundial-a-a-latinaalcanzarian-cerca-de-us15000-millones-en-el-2010_7550349-1 36 Chaparro, Adolfo et al. Estado, democracia y populismo en América Latina. CLACSO. Universidad del Rosario. Bogotá, 2008. p. 197.


desarrollo

En una alusión escrita al Manifiesto del Partido Comunista37, el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, en su libro La potencia plebeya. Acción colectiva e identidades indígenas, obreras y populares en Bolivia, hace la siguiente referenciación teórica: «la ‘mundialización’ actual del capital, lejos de poner en duda el pensamiento crítico de Marx, es el presupuesto histórico a partir del cual él propone indagar las posibilidades de superarlo: ‘El capital es un producto colectivo; no puede ser puesto en movimiento sino por la actividad conjunta de muchos miembros de las sociedad y, en ultima instancia, solo por la actividad conjunta de todos los miembros de la sociedad’.»38. El papel del Estado es relevante para los estudios sobre globalización. Con frecuencia, en la literatura se habla del debilitamiento del Estado como actor fundamental dentro del escenario de las Relaciones Internacionales en el contexto de globalización, y se menciona el rol de las empresas transnacionales y multinacionales, del capital financiero internacional39; el diálogo sur–sur no aparece en la agenda, y tal como anotó Mosquera «vivimos en un mundo de ‘globalización axial’ y ‘zonas de silencio’, de manera que, por ejemplo, en muchos lugares de África los lazos culturales y comunicativos tienden a fluir directamente hacia metrópolis europeas, dejando a muchos países africanos separados los unos de los otros, con vínculos muy tenues entre ellos»40. Lo mismo podríamos decir de los países latinoamericanos y del potencial entre nuestros países hispanoparlantes y Brasil, con políticas que deberían superar la barrera lingüística y cultural. En su trabajo Poder y Contrapoder en la Era Global, Ulrick Beck, con respecto a la globalización, dice: «Primero, en muchos campos la presión que parte de la globalización es menor de lo que generalmente se supone. Segundo, de la globalización no solo sale una llamada al ‘menos Estado’ y ya está, sino que en muchos campos de la política internacional, los actores que operan transnacionalmente reclaman regulaciones estatales más fuertes y cooperación internacional. Tercero, la diversidad de reacciones de los sistemas políticos nacionales muestra que la globalización económica no barre sin más las instituciones históricamente adultas. Cuarto, finalmente, la presión de la globalización tiene efectos muy diversos en la capacidad de acción y autonomía de los Estados nacionales»41. 37 Marx, Karl y Engels, Friedrich. El manifiesto del partido comunista. En: Obras escogidas. Tomo I. Buenos Aires, Progreso, 1980. 38 García Linera, Álvaro. La potencia plebeya. Acción colectiva e identidades indígenas, obreras y populares en Bolivia. Colección pensamiento critico. CLACSO. ED. Siglo del Hombre. Buenos Aires, octubre de 2008. p. 530 39 Para una mirada desde la perspectiva de las Relaciones Internacionales, se sugiere la lectura de: Slater, David. Repensar la especialidad de los movimientos sociales: fronteras, cultura y política en la era global. p. 411 – 435. Escobar, Arturo et al. Política cultural & Cultura Política. Editorial Taurus, ICANH. 40 SLATER, David. Repensar la especialidad de los movimientos sociales: fronteras, cultura y política en la era global. p. 415 41 Grande, Edgar y Risse, Thomas. Citados por Ulrick Beck en Poder

Para responder a la pregunta sobre la alterglobalizacion, se propone que es «otra globalización», donde frente a la afirmación de que la globalización tiene ganadores y perdedores, se formulan preguntas sobre cómo es posible superar la dicotomía entre unos y otros y, específicamente, cuáles son las responsabilidades y los caminos que tienen, desde abajo, los perdedores de la globalización. O en otras palabras, qué pueden hacer los localizados, que son los pobres del mundo que no se globalizan sino que solamente se «localizan» en entornos para la supervivencia, anclándose bien sea en sus lugares de origen o en su condición de emigrantes, frente al hecho de que más de medio mundo pobre se ha tratado de instalar en las periferias del Centro (Europa y los Estados Unidos) reconfigurando las sociedades receptoras y transformándolas a pesar de las políticas antimigratorias y los esfuerzos por parte del Estado para responder a los intereses de los ‘jugadores locales’ frente a los ‘visitantes’. Paradigmas de referencia teórica . Hasta aquí se ha presentado una descripción del FSM; a continuación, se profundizará en algunos elementos teóricos para ilustrar los movimientos agrupados en torno este. Para ello, se retoman las preguntas planteadas inicialmente: ¿Cuál es la potencia de los movimientos sociales? ¿Cómo pueden las sociedades desiguales encontrar en los movimientos sociales propuestas de acción colectiva para la resolución de problemáticas estructurales? ¿Por qué unos sujetos participan y otros no, compartiendo las mismas circunstancias? «¿Bajo que condiciones y procesos sociales, los individuos que integran un sector poblacional y comparten territorial y estructuralmente determinadas características e identidades, reaccionan de manera diferente a las situaciones de desigualdad social?»42 Los paradigmas que retomo para el estudio del Foro Social Mundial son: (1) la teoría de la elección racional —en su corriente de movilización de los recursos— (Anthony Oberschall y Olson); (2) la estructura de oportunidad política, EOP, (Tarrow – Tilly); y (3) la construcción de la identidad (Melucci y Touraine). El primer paradigma ofrece elementos explicativos de la participación en los movimientos ajustados a los parámetros psicológicos de las decisiones del sujeto. El segundo, en una elaboración compleja, analiza las estructuras de oportunidad política y los ciclos de protesta; y el tercero, la construcción de identidad, apela a la riqueza de los elementos simbólicos y otras variables que no habían ocupado un papel protagónico en las otras corrientes teóricas. Sobre la segunda mirada, refiriéndose al trabajo de Charles Tilly43, el profesor Archiva explica: «Desde el nuevo repertorio de contestación, Tilly estudia los movimientos sociales, a los y contrapoder, pp. 49. Editorial Paidos. Estado y Sociedad. 2001. p. 49 42 Pliego Carrasco, Fernando. Participación comunitaria y cambio social. Plaza y Valdés Editores. Instituto de Investigaciones Sociales. Universidad Nacional Autónoma de México. p. 299 43 Tilly, Charles y Wood, Lesley. Los movimientos sociales, 1768 – 2008. Desde sus orígenes a Facebook. Traducción castellana de Ferran Esteve. Crítica Barcelona. Madrid, 2010.

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que caracteriza, como ‘todo desafío sostenido y organizado a las autoridades existentes, en nombre de la población empobrecida, excluida o víctima de abusos’. Los movimientos sociales son, por tanto, formas históricas de relación con las autoridades vigentes o, en otras palabras, expresiones temporales de repertorios de contestación amplios». Más que grupos específicos son alianzas temporales, a semejanza de las campañas electorales contemporáneas, dirigidas por «empresarios» políticos.”44 Con relación al Foro Social Mundial como espacio de encuentro del movimiento alterglobalización, cabe formularse la pregunta: ¿Cómo ha logrado el FSM construir una identidad alrededor de la construcción de la alter globalización, donde los movimientos sociales y los diferentes agentes y actores de los mismos empiezan a construir identidades que, desde prácticas de resistencia y ejemplos de desarrollo no comunista y no capitalista, dan cuenta de la negociación entre esas identidades locales y la propuesta alter-global?45 Una perspectiva que permite responder a esta pregunta es la planteada por Wallerstein cuando dice que «la oposición es consustancial a la existencia de sistemas sociales jerárquicos»’46. En efecto, la propuesta para resolver el interrogante pasa por la reflexión sobre la acción colectiva y la consolidación de lo que puede significar una identidad como alterglobalista o altermundialista, si es que así se puede denominar a un tipo de identidad específico. ¿Existe la identidad altermundialista? ¿Significa ser altermundialista estar en contra de todo aquello que se vincule a la mundialización y la globalización? ¿Significa estar a favor de «otra» globalización? ¿Cuál? ¿Cómo? Para ello, se necesita un enfoque que aborde la dinámica de los sistemas sociales, de los sistemas de dominación y de poder, esto es, un enfoque que recupere aspectos estructurales de la acción colectiva. Esta es la única manera de establecer diferencias sustanciales entre un tipo de grupos orientados a la construcción de nuevos sistemas de coordinación social —las prácticas de movilización social— y otro tipo de grupos, orientado a la reproducción de los sistemas de coordinación social (el actuar de las instituciones). Se encuentra una tendencia en las escuelas de investigación y en las corrientes teóricas a subordinar la acción del individuo a los imperativos colectivos, por lo que se le concibe como una mera criatura o simplemente como un dato marginal. «Trátese, por ejemplo, de los estudios clásicos del marxismo como la obra de L. Trotsky y A. Gramsci, las propuestas estructurales marxistas de los años setenta y principios de los ochenta sobre los movimientos sociales (M. Castells y J. Borja), las teorías pluralistas de la democracia (R. Dahl) o las teorías neocorporativistas (P. Schmitter), tienen la peculiaridad de analizar las acciones colectivas como fenó44 Archila, Mauricio.. ICANH, CINEP, Bogotá, 2003. p. 46 45 Aguilera Morales, Alcira. Aportes a la exposición «Los movimientos sociales y la alter globalización». Estudiante del Doctorado en Estudios Latinoamericanos. UNAM. Pasante Universidad Nacional. 11 de abril de 2010. 46 Ver su capítulo ‘Los dilemas de los movimientos antisistémicos’, p. 29. Arrighi, g. Arrigí, t.k. Hopkins Wallerstein, I. Movimientos antisistémicos. Madrid, Akal, 1999, p. 9-65

menos organizativamente globales, en los cuales no resulta importante la acción individual».47 La recuperación del papel del individuo, de su libertad, como actor central de la constitución y desarrollo de las acciones colectivas, es un esfuerzo que encontramos más bien en otro grupo de teorías: en las que hacen hincapié en los mecanismos de elección racional. En una de las versiones clásicas, por ejemplo la obra de Mancur Olson, se pone de relieve así los procesos que intervienen en la toma de decisiones de participar en una acción colectiva y para contribuir al desarrollo de sus actividades. Sin embargo, el precio por pagar también es igualmente alto. En primer lugar, se abandona completamente el enfoque histórico de las teorías estructurales de la acción colectiva, y no puede analizar su relación con los procesos de cambio o reproducción de las sociedades. En segundo lugar, el hincapié de las decisiones individuales no permite resolver el problema de la coordinación social, de la interacción sistemática entre individuos formalmente libres, y en consecuencia deja sin explicación la conformación de la acción colectiva a partir de las acciones individuales. Es el problema que Talcott Parsons definió como «de la doble contingencia», y que «no puede ser resuelto por una perspectiva que descansa únicamente en un enfoque individualista y voluntarista de la acción»48. Entre estos dos conjuntos polares de investigadores, los colectivistas y los individualistas, para nombrarlos de manera simple, corrientes teóricas y escuelas de investigación, encontramos otro grupo de esfuerzos que buscan articular dinámicas de tipo estructural e individual en el estudio de la acción colectiva. Señalaremos fundamentalmente tres: las teorías del comportamiento colectivo, en específico las versiones de Blumer y Smelser quienes destacan el aporte de las respuestas expresivas antes situaciones institucionales en crisis; los paradigmas de identidades Turner y Killian, Melucci, Alberoni, Touraine quienes enfatizan las dinámicas de construcción de comunidades normativas y las teorías de movilización de recursos Tilly, Hardin, Oberschall, McCarthy y Zald quienes hacen énfasis en los condicionamientos estratégicos e instrumentales en la formación de la acción colectiva. «En términos de movimientos sociales, Charles Tilly concreta dicho modelo en forma simple: la actividad de los Estados, que no es ajena a los cambios económicos y a la dinámica de la guerra, crea oportunidades para la contestación. Dicha contestación se hace recurriendo a repertorios, que son las formas de lucha heredadas (no meros discursos), utilizadas en distintos contextos, según sea la oportunidad política».49

47 Pliego Carrasco, fernando. participación comunitaria y cambio social. méxico, 2000. 48 Pliego Carrasco, Fernando. Participación comunitaria y cambio social. Plaza y Valdés Editores. Instituto de Investigaciones Sociales. Universidad Nacional Autónoma de México. p. 17 - 20 49 Archila, Mauricio. Idas y venidas, vueltas y revueltas. Protestas sociales en Colombia. 1958-1990. ICANH, CINEP. Bogotá, 2003. p. 45


L a elección racional por una alterglobaliz ación

El Foro y su entorno de oportunidad política , EOP

Desde la teoría de la elección racional, se podría plantear con Mancur Olson que «las personas racionales y egoístas no actuarán para lograr sus intereses comunes o de grupo a menos que exista una coacción o un incentivo»50, pero una vez alcanzado el objetivo, el grupo se disolverá. Desde este punto de vista, los participantes en el Foro Social Mundial se dan cuenta de que la globalización conduce inevitablemente al dumping social y se mueven a participar, ya que esto perjudicará a corto o mediano plazo sus intereses individuales inmediatos. Un antecedente al Foro Social Mundial es el 30 de noviembre de 2000, la protesta contra la Organización Mundial del Comercio, OMC, en Seattle. La «Batalla de Seattle» se transformó así en un gran hito de la protesta social en los Estados Unidos. Fue la más importante manifestación que conoció la sociedad norteamericana desde los años de las manifestaciones contra la guerra de Vietnam. Pero además, Seattle cristalizó la convergencia, aún con matices y diferencias, del movimiento obrero norteamericano con movimientos ecologistas, campesinos, de defensa de los consumidores, estudiantiles, de mujeres, contra la deuda en el Tercer Mundo51, etc. En el marxismo, el «movimiento social» es el proletariado; en los análisis sistémicos y funcionalistas se construyen explicaciones del sujeto en el sistema, desde la función del sujeto, desde la óptica de la psicología individual o social. Desde la sociología, la comprensión evoluciona hacia lo colectivo como un ente en sí mismo, donde hay una asociación de la separación del yo y lo otros, para hablar de un «nosotros», pero no de un falso «nosotros» donde el dominante incluye al dominado en una aparente integración orientada a la unidad, bien sea de un colectivo o de una «masa» o sociedad de masas, como se estudia en las teorías de la comunicación. «Desde su inicio, los teóricos de la movilización de recursos rechazaron el énfasis anterior sobre sentimientos y reclamaciones, el uso de categorías psicológicas y en la desarticulación, característica del enfoque de conducta colectiva. Mas aún, organizaron un gran volumen de evidencia empírica en contra de la noción de que los principales actores de los movimientos sociales eran individuos dispersos, motivados por alguna tensión social.»52

Desde esta perspectiva teórica es necesario detenerse en la coyuntura en que aparecen los movimientos sociales, la cual genera una Estructura de Oportunidades Políticas, en adelante EOP, tomando en cuenta que «durante una buena parte de la historia los partidos absorbieron y satelizaron otras formas de participación como diversas practicas asociativas que, en cierto modo, se legitimaban por el hecho de vincularse a una organización partidaria»53. ¿Por qué un activista decide participar en un movimiento social y NO en un partido político? En gran parte, se podría explicar porque el partido político ha dejado de ser la instancia, a veces vitalicia, que le permitía no solamente su realización como homo politicus, sino que ha perdido su valor simbólico y material. La gran estructura de oportunidad política para el FSM es Davos. La atención que reclama el Foro Económico Mundial de parte de los medios masivos de comunicación, se convierte en aliada clave para que esos mismos medios observen que no solo los líderes del mundo y los empresarios se pronuncian sobre los temas globales: en las calles los manifestantes se agrupan y protestan. El momento para ellos, los movimientos sociales, ha llegado. La «estructura de oportunidad política, se entiende como el conjunto de dimensiones o factores del entramado político que proporcionan incentivos o condiciones facilitadoras para que se desarrolle una acción colectiva de contestación, orientada a incidir sobre los procesos y los resultados de las políticas públicas. Sus dimensiones analíticas más desatacadas son: a) los niveles de apertura o cierre relativos del sistema político (puntos de acceso formal a las instituciones, al sistema de partidos, etc.); b) los niveles de estabilidad o cambio en las posiciones compartidas por las elites ante una contestación en forma de acción colectiva; c) la estructura de alianzas y configuraciones de poder en relación con indeterminado movimiento opositor; d) la capacidad del Estado para llevar a cabo sus políticas; e) la propensión de las instituciones a la represión, y f) la localización temporal del movimiento o acción colectiva en el ciclo de protesta.»54 Para el caso del FSM, la oportunidad está claramente dada por la coyuntura del mismo, pero con el tiempo este espacio ha empezado a encontrar oportunidades menos coyunturales y más estructurales, por lo cual se reúnen en foros itinerantes durante el año, y no sólo esperan a la gran cumbre del Foro Económico Mundial. El mismo Sydney Tarrow dice que «en efecto, si son las oportunidades políticas las que traducen el movimiento en potencia en movilización, incluso grupos con demandas moderadas y escasos

50 Olson, Mancur. La lógica de la acción colectiva: bienes públicos y la teoria de grupos, México, Noriega / Limusa, 1992, capítulos IV – VI. p. 12 51 Seoane, José et Al. “Resistencias mundiales. [De Seattle a Porto Alegre]”. CLACSO. Buenos Aires, 2001. pp. 113 52 Cohen, J et al. Cuadernos de Ciencias Sociales. Teoria de los movimientos sociales. Secretaria General. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). No. 17. México, 1988. pp. 11

53 Martí Puig, Salvador. Los movimientos sociales en inmundo globalizado: ¿alguna novedad? Disponible en Internet: http://www. americanismo.es/latinoamericanista-MARTI_PUIG_Salvador-440. html 54 Martí Puig, Salvador. Los movimientos sociales en inmundo globalizado: ¿alguna novedad? Disponible en Internet: http://www. americanismo.es/latinoamericanista-MARTI_PUIG_Salvador-440. html

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recursos internos pueden llegar a ponerse en movimiento, mientras que los que tienen agravios profundo y abundantes recursos —pero carecen de oportunidades— pueden no llegar a hacerlo.»55

Identidades en torno al Foro Social Mundial

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¿Existe entonces la identidad altermundialista? Reflexionemos sobre la construcción de la identidad en la aldea global, cuando la condición local marca la diferencia y constituye al sujeto y a la acción colectiva56. La identidad es la fuente de sentido y experiencia para la gente. «No conocemos gente sin nombre, ni lenguas o culturas en las que no se establezcan de alguna manera distinciones entre yo y el otro, nosotros y ellos. […] El conocimiento de uno mismo —siempre una construcción pese a que se considere un descubrimiento— nunca es completamente separable de las exigencias de ser conocido por los otros de modos específicos».57 En la tensión entre lo local y lo global, los movimientos sociales del siglo XXI rescatan, tras décadas de avances y retrocesos de los europeos, la pregunta por el sentido de los mismos y de los estadounidenses la manera de organizarlos; y de los latinoamericanos y los africanos los profundos problemas sociales. Entre el por qué y el cómo, entre la intención de «construir nuevas identidades» y «la habilidad para movilizar recursos y ganar representación política», se puede trabajar tanto en la construcción teórica sobre los movimientos sociales como en las pistas concretas para la acción colectiva. Manuel Castells revisa, entre otros, tres casos para señalar algunos caminos. Escribe sobre los catalanes, sobre los fundamentalistas islámicos y sobre el afro americano, descentrado por su condición de clase social (elites, clase media y clase baja) en los Estados Unidos. En la sociedadred, la identidad puede ser legitimadora, de resistencia y de proyecto: «(a) Identidad legitimadora: introducida por las instituciones dominantes de la sociedad para extender y racionalizar su dominación frente a los actores sociales, un tema central en la teoría de la autoridad y la dominación de Senté, pero que también se adecua a varias teorías del nacionalismo. (b) Identidad de resistencia: generada por aquellos actores que se encuentran en posiciones / condiciones devaluadas o estigmatizadas por la lógica de la dominación, por lo que construyen trincheras de resistencia y supervivencia basándose en principios diferentes y opuestos a los que impregnan las instituciones de la sociedad, como Calhoun propone cuando explica el surgimiento de las políticas de 55 Tarrow, Sydney. El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política. Alianza Editorial. Pp. 49. 56 Este apartado retoma las ideas trabajadas en la reseña para la octava sesión del Seminario teórico. Acercamientos teóricos e históricos a la subjetividad, la acción colectiva y los movimientos sociales. “Los movimientos sociales y la globalización”. Manrique, Lina. I semestre de 2010. Universidad Nacional. 57 Calhoun, 1994, p. 9 y 10, citado por: Castells, Manuel. “La era de la información. El poder de la identidad. Volumen II. México, 2001. Editorial Siglo XXI. p. 28

identidad. (c) Identidad proyecto: cuando los actores sociales, basándose en los materiales culturales de que disponen, construyen una nueva identidad que redefine su posición en la sociedad y, al hacerlo, buscan la transformación de toda la estructura social». La identidad legitimadora pone de relieve que los movimientos sociales no necesariamente son contrahegemónicos, también pueden ser hegemónicos. La identidad de resistencia, frente a los que el autor llama «condiciones devaluadas», y a partir del descontento, traza posibles caminos para sobrevivir, apelar a una ética colectiva y a valores como la solidaridad, que pueden generar sospecha en una sociedad-red o en un sistema-mundo, como lo llamaría Wallerstein, altamente individualista. Ahora bien, «la oposición es consustancial a la existencia de sistemas sociales jerárquicos. La oposición es permanente, pero en su mayor parte latente. Los oprimidos son demasiado débiles política, económica e ideológicamente para manifestar su oposición de modo constante». Y bien lo subrayan Michael Hardt y Antonio Negri: «las clases están determinadas por la lucha (…) Con el concepto de multitud, pues, se quiere significar, en un primer momento, que una teoría de la clase económica no tiene por qué elegir entre unidad y pluralidad. La multitud es una multiplicidad irreductible; las diferencias sociales singulares que constituyen la multitud han de hallar siempre su expresión, y nunca nivelarse en la uniformidad, la unidad, la identidad o la indiferencia». Factores que cohesionan Para la construcción de una teoría de la identidad, reflexión que propongo al pensar en la identidad altermundialista, Castells retoma las ideas de Rubert de Ventón, mediante los cuatro factores que cohesionan, pero a la vez aíslan: primarios, generativos, inducidos y reactivos. «Los primarios, como la etnicidad, el territorio, la lengua, la religión y cosas semejantes, factores generativos, como el desarrollo de las comunicaciones y la tecnología, la formación de las ciudades, el surgimiento de ejércitos modernos y monarquías centralizadas; factores inducidos, como la codificación del lenguaje en gramáticas oficiales, la expansión de las burocracias y el establecimiento de un sistema de educación nacional; y factores reactivos, es decir, la defensa de las identidades oprimidas y los intereses sometidos por un grupo social dominante o un aparato institucional, desencadenando la búsqueda de identidades alternativas en la memoria colectiva del pueblo»58. En la mayoría de los casos son factores reactivos los que movilizan al Foro Social Mundial. Entre ellas, reacción de los Sin Tierra, afroamericanos con quienes se tiene una deuda histórica pendiente, y de los indígenas. Para comprender el contexto de los movimientos sociales y la globalización vale la pena mirar qué es lo nuevo en el sistema actual y Samir Amín lo describe con precisión: «la erosión del Estado-nación y la fractura entre un centro industrializado y las regiones perifé58 Castells, Manuel. La era de la información, Vol. 2 “El poder de la identidad”, Madrid, Alianza, 1998, cap 1y2


ricas no industrializadas». Con respecto a los estados-nación centralizados, Castells presenta diversos escenarios posibles: las naciones contra el Estado, el Estado contra la nación, naciones que no tienen Estado, Estado que no tienen nación. «Nuestra digresión sobre los dos extremos opuestos de Europa aporta algún conocimiento sobre la nueva función de las naciones y el nacionalismo como fuente de significado en la era de la información». Una de las tesis de Castells, la que sostiene que el catalán como lengua genera cohesión, no sería aplicable al caso de hispanoamérica, porque aun teniendo un idioma en común, las fronteras nacionales y mentales nos separan aunque los problemas sociales sean compartidos. Los nacionalismos y los regionalismos o separatismos marchan a dos velocidades diferentes. Las historias compartidas y no compartidas marcan la diferencia entre los sueños de unos pueblos frente a otros e incluso, frente a sí mismos. Concluye Castells, que «los movimientos sociales […] son muy diferentes. Y no obstante, bajo formas distintas que reflejan sus raíces sociales y culturales diversas, todos ellos desafían los proceso actuales de globalización en nombre de sus identidades construidas, afirmando representar los intereses de su país o incluso de la humanidad.»59 Un aspecto adicional que no debería quedarse entre el tintero es la relación entre los movimientos sociales y los partidos políticos. Frente al debilitamiento y lo que algunos han llamado la crisis de los partidos políticos, los movimientos sociales se presentan como colectivos, hegemónicos o contrahegemónicos, reformistas o revolucionarios, que pueden ser de oposición aunque no sean antisistémicos, entendiendo por antisistémico «que desarrollaron proyectos para destruir el régimen existente». Sistémico o antisistémico, el movimiento social puede actuar como un agente catalizador, para contener los excesos de los más poderosos. Allí podemos remitirnos a lo ya mencionado en las clases de la categoría marxista o «marxiana» de la clase en sí y la clase para sí. «Weber la utiliza de un modo particular. Las clases en relación una con otra, en una comunidad política dada, son clases en si por definición, pero no clases para sí. En este caso, Weber siguió de modo inequívoco la economía política premarxiana convencional contemplando los intereses de clase inmediatos como algo dado por la posición en el mercado y, por tanto, como teóricamente indeterminada la acción de clase colectiva, se trate directamente de su relación con las restantes clases o indirectamente de su relación con el aparato de la comunidad política (Estado).»60

Análisis interpretativo del estudio de caso: Foro Social Mundial . Con respecto a las acciones, puntualmente de Porto Alegre, resalto cuatro ejes: las tácticas de protesta, las estrategias 59 Op. Cit. Castells, pp. 132 60 Op. Cit.

frente al poder mundial, las relaciones entre lo social y lo político, y la concentración de riqueza y poder. I. Tácticas de protesta: en las acciones organizadas del FSM se han empleado tácticas violentas y no violentas. 1. Acción directa no violenta: este tipo de acción se caracteriza por acciones como marchas, proclamas, consignas, actos simbólicos, performances. Movimientos sociales como los de mujeres, que participan en el FSM, están a favor de la lucha contra la violencia contra las mujeres, las minorías étnicas, los inmigrantes, los niños, los animales, etc. Sus tácticas de protesta son simbólicas y precisamente evitan este tipo de acciones porque están expresamente contra ellas. 2. Formas tradicionales violentas: aunque el terreno discursivo el Foro Social Mundial no es violento, en Seattle, Portoalegre y otros foros se han presentado acciones violentas, en algunas facciones de los manifestantes. Como lo narra el mismo Whitaker: «hay memoria de casos de movimientos y organizaciones que son llevados a enfrentarse en luchas fratricidas, hasta violentamente. Las barreras que separan son muchas veces resultado de informaciones distorsionadas sobre lo que hace y piensa cada uno, envenenados por incidentes o actuaciones personales o colectivas para cuya superación bastaría prestarse a mutuas aclaraciones»61. II. Estrategias frente al poder mundial: La estrategia principal del Foro es mantener autonomía frente al poder mundial, no permitir que se «institucionalice» o que el Foro sea cooptado; una de las metáforas que usa el Foro Social Mundial es la «metáfora de la plaza pública». El FSM puede ser visto como una plaza pública: «La plaza, siendo pública, no tendría dueño, como un terreno particular. Ella pertenecería a la colectividad. Ni podría ser apropiada por este o aquel segmento de la sociedad, por ejemplo como un lugar de propaganda de una determinada organización política, de culto o de proselitismo de una determinada opción religiosa. Nadie podría escoger por lo tanto quién podría entrar en la plaza ni decidir qué actividades sería o no permitidas en ella. Serían solamente establecidas las condiciones general de su uso y el desarrollo armonioso de las actividades realizadas estaría a cargo de la corresponsabilidad de todos y cada uno»62. 61 Whitaker, Chico. Entrevista 27 de marzo de 2010. Universidad de la Salle. Bogotá, D.C. 62 Whitaker, Chico. Intentando comprender el FSM, diez años después. Traducido por Martha Cecilia Herrera, profesora U. Pedagógica Nacional. p. 5. Bogotá, 2010

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1. Cláusulas que contengan los excesos de los tratados bilaterales o regionales. El Foro Social Mundial se ha pronunciado frente a los tratados de libre comercio, las acciones legales contra inmigrantes, los transgénicos y las acciones de multinacionales que deterioran cada vez más el clima mundial.

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2. Políticas de ruptura y despojo. Al interior del FSM se ha planteado la pregunta acerca de ese espacio sólo como un lugar para presentar experiencias o como la posibilidad de articular movimientos sociales y generar ruptura con las fuerzas hegemónicas que se imponen a las minorías. III. Relación entre lo social y lo político: 1. Tensión entre movimientos sociales y asociaciones. Las tensiones en el FSM cruzan la relación entre los movimientos, las asociaciones, las instituciones y los mismos gobiernos. «Los gobiernos, por su parte, al contar éstos con muchos recursos humanos y financiero, llevaría a que su presencia fuese de inmediato invasiva e impositiva, transformando las plazas en eventos ‘oficiales’ en los que el pueblo sería reducido a la condición de espectador»63 2. Tensión entre partidos políticos y movimientos sociales. Una situación similar ocurre al Foro Social Mundial con relación a los partidos políticos. De hecho, el Partido de los Trabajadores de Brasil ha sido parte activa del FSM. ¿Pretende el movimiento social organizarse como una estructura de partido político con aspiraciones dentro de los sistemas electorales? O más bien, ante las crisis de los partidos políticos son los movimientos sociales aquellos que ofrecen respuesta a los reclamos y acciones colectivas que estarían eventualmente en manos del Partido o los partidos políticos. IV. Concentración de riqueza y poder 1. Regular al sistema financiero. El sistema financiero ha estado en la mira de algunos de los movimientos sociales y ha sido cuestionado por el FSM. Así lo corrobora el siguiente testimonio de este miembro del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra: «El ‘Estado neoliberal’, constituido en las tres últimas décadas fue ‘secuestrado’ por el capital financiero y las grandes corporaciones transnacionales que lo convirtieron en su ‘principal 63 Hay casos de empresas estatales como Petrobrás, que invaden espacios en los cuales sus prácticas, no necesariamente “ecológicas”, pueden llegar a ser cuestionadas. En determinados Foros, sus galpones bien equipados, como ocurrió en Nairobi, pueden ofrecer un buen refrigerio a los cansados participantes, cuenta Whitaker.

medio de acumulación de capital’, sostuvo João Pedro Stédile, uno de los coordinadores del brasileño Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra»64. El flujo de capital financiero, las desventajas para la clase media de las altas tasas de interés y la imposibilidad para el proletariado y los campesinos de acceder a recursos obligan al FSM a dedicar jornadas a mesas de trabajo relacionadas con la regulación del sistema financiero. 2. Cuestionar las formas de propiedad. Frente a la concentración de la propiedad de la Tierra en pocas manos, los campesinos, los destechados, los indígenas, los desplazados, los expropiados y los afrodescendientes reivindican el derecho a la tenencia de la Tierra. Los miembros de los quilombos en Brasil hacen parte de estos movimientos que reclaman: «Hay 3.524 comunidades quilombolas identificadas en Brasil, pero conocedores del asunto estiman que hay más de 5.000 y unas pocas decenas consiguieron legalizar la propiedad de la tierra, según el derecho reconocido por la Constitución de 1988, como una deuda social generada por la esclavitud que en este país solo fue abolida en 1888»65. Formulación del problema: ante la idea extendida por Margaret Tatcher y los Reagonomics de que «no hay alternativa», el Foro Mundial Social busca mostrar, por el contrario, que «otro mundo es posible».

CONCLUSIONES

1. El modelo teórico de la elección racional de Mancur Olson no es suficiente para la comprensión del fenómeno de movimientos sociales y alter globalización, en la medida de que algunos de los aspectos de su propuesta resultan tautológicos. «Cuando explica los factores que condicionan la decisión para participar en una acción colectiva, mediante el recurso a incentivos especiales y factores coercitivos, no se da cuenta que traslada el problema hacia los contribuyentes de esos incentivos y factores coercitivos». Su salida de la elección racional tampoco abarca la comprensión de decisiones que superan la lógica de la acción colectiva en un sentido estrictamente racional, pues subyacen valores intangibles u otros aspectos de la conciencia como los sentimientos, los impulsos, las creencias y los valores de tipo religioso, ético o moral. 64 http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=94556 65 OSAVA, Mario. Negros reclaman sus territorios. En: http:// ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=91163


2. No obstante, la teoría política traza una frontera entre un adentro (yo), —sujeto— y un afuera (el otro, lo otro, los otros)66 —acción colectiva— (Connolly, 1991), en el cual no hay mucho espacio para la «interdependencia radical» a ambos lados de las fronteras, esto es, la interdependencia entre (yo) y (los otros). 3. El Foro Social Mundial pretende una vuelta a la plaza pública como terreno que pertenece a la colectividad, pero en esa medida los organizadores del Foro Mundial Social tienen el doble reto de consolidar ese espacio como de todos y no de nadie, a la vez que refrenar los intereses de empresarios, partidos, movimientos armados, religiosos que se apropien de él para imponer sus puntos de vista y someter al resto de la colectividad. 4. La visibilidad de los movimientos sociales depende en gran medida de su presencia en circuitos de comunicación. La utilización de los medios de comunicación internacionales, con el fin de difundir lo más ampliamente posible las ideas y las preocupaciones de los movimientos sociales, es fundamental en la construcción de una esfera pública que reconozca y se identifique con la educación de los ciudadanos y su tránsito, de la opinión a la acción, frente al reclamo de sus derechos fundamentales y a la contención de los abusos de poder. 5. No obstante, se hace urgente una explosión de nuevos medios de comunicación que, desde abajo, construyan y divulguen otros discursos que indaguen por las causas de los movimientos y no se limiten al mero registro de una marcha, una protesta o un disturbio, sin contextos ni razones, por fuera de la lógica de los monopolios de la comunicación y el entretenimiento. Y en la lógica de la esfera pública y de los medios masivos de comunicación, la construcción de una «esfera publica plebeya».67

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* 66 SLATER, David. Repensar la especialidad de los movimientos sociales: fronteras, cultura y política en la era global. En: “Política cultural y Cultura política”. Escobar, Álvarez y Dagnino. Pp.415. Editorial Taurus - ICANH. 67 Álvaro García Linera desarrolla en su libro La potencia plebeya una importante elaboración teórica en este sentido y brinda, entre otros, los conceptos de narrativa colonial y comunal.

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COYUNTURA /

Una Semblanza Tríptica del Pensamiento

SARAMAGO, LA MIRADA DEL ESCRITOR

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n la historia mundial de las letras, el apellido Saramago será recordado como aquel que le dio el primer nobel de literatura a Portugal en 1998. Y si avanzamos en las precisiones que nunca faltan, también fue el primer nobel en lengua portuguesa, contando esa vasta y maravillosa literatura del Brasil, aún sin premiar. Pero Saramago es un apodo, un sobrenombre, un mote con el que quisieron, y a fe que lo lograron, distinguir y menospreciar al papá de José de Sousa. Sin embargo, para paradojas, está la vida: ese niño también fue bautizado con el nombre del padre, pero de él no heredó propiedades, honores o distinciones, pues no las tenía en su haber como policía pobre que fue, a no ser el apellido que en realidad es un apodo, desconocido para muchos, pero desde 1998 laureado con un nobel de literatura más que merecido: Saramago. Alguna vez José de Sousa, nacido en un pueblo perdido en la provincia de Portugal, Azinhaga, «el culo del mundo», según dijo, ese hombre que llegó a ser nobel tardío de literatura a los 75 años, el niño delgado y entristecido hecho hombre de letras, el autodidacta amante de las bibliotecas públicas, el enamorado de Pilar del Río, su traductora al castellano, aquel que venía de una familia de campesinos iletrados, pobres y sin perspectivas de progreso alguno, el niño que nació reconociéndose en la explotación de sus mayores que no tenían ni baño en un hogar que es mucho llamar casa, ese mismo que recibió las burlas de sus familiares cuando lo oyeron leer sus primeras frases en alguno de los periódicos viejos que sirven para todo menos para aprender a leer, dijo en una de sus novelas: «Lo que no es literatura es vida». Porque para él, su vida misma no era literatura. Otra cosa pensamos sus lectores, ayer asombrados con su imaginación literaria, orgullosos con su creación humana y su sensibilidad como ciudadano, pero hoy entristecidos con su partida, esperada, es cierto, y por eso mismo lamentable y dolorosa. Definitiva. Ha muerto un amante de las letras, gran lector y entusiasta novelista que llenó con su creación artística las horas y los días de quienes queremos encontrar, y a veces encontramos, explicaciones al mundo presente, a sus absurdos o a sus desesperanzas, desde la poesía, las novelas, el teatro, los cuentos, los relatos personales, los artículos de prensa. Saramago transitó esos mundos y entre las páginas de sus 30 libros nos enseñó a mirar la realidad con los ojos del que pregunta, con la mirada de aquel que no se calla ante los horrores del mundo; incluso con 87 años no pensaba dejar la pluma. Él no escribía, miraba. Y su mirada no solo cuestionaba este mundo de injusticias, mentiras y violencias, sino que creaba una sensibilidad especial para que los lectores nos diéramos cuenta de que existe el sentido común de las 1 Profesor de la Unal. Grupo de investigación Presidencialismo y Participación. jcgarcialo@unal.edu.co


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cosas. Ese que no vemos, ese que nos haría espantarnos de lo que somos: seres crueles, indiferentes, insociables… Para Saramago, todas las cosas nos ven, así nosotros no lo advirtamos. Todas las cosas de la vida y de la muerte ocupan un lugar en el mundo de los hombres, el problema está en que somos ciegos o vivimos en cavernas que llamamos ideologías, de las que nunca salimos como en el mito platónico. Nuestra identidad está siempre en cuestión y no somos conscientes porque no queremos saber lo que somos, y menos queremos abrir los ojos para cambiar de mundo. Saramago, como artista que fue, escribió para mirar. Su mirada era la del ciudadano que pensaba, analizaba y cuestionaba este orden de cosas, esta realidad capitalista en el que no se hallaba ni se reconocía, y en el que, por supuesto, tomó partido a favor de los explotados. Él que era, toda la vida lo fue, un hombre de izquierda, como tal vez no ha habido nobel de literatura. Se ha ido un escritor político, un hombre que se hizo a sí mismo, aquel que no perteneció a ninguna escuela literaria y que menos quiso fundar alguna. Ejerció el libre pensamiento como su conciencia de ciudadano autónomo se lo dictó, asumiendo sus costos, los que para un escritor se resumen en la censura y el silencio de los editores, por algo vivió y murió en Lanzarote, España. Consecuente con su pensamiento de izquierda, con su pasado como obrero explotado, con su admiración por Marx, como hombre inscrito en la gran división social del trabajo, tomó partido desde muy joven por el ateísmo y el comunismo en plena dictadura de Salazar, del cual hay un cuento extraordinario en Casi un objeto. Su lucha como artista, como escritor, como ciudadano fue contra las ideologías que se declaran a sí mismas eternas, únicas, absolutas. Sus novelas así lo revelan: La caverna es una reflexión sobre las miserias del capitalismo; El evangelio según Jesucristo es un ensayo sobre el nacimiento del cristianismo como relato histórico; Levantado del suelo es un cuestionamiento del latifundio y del campesinado explotado; El ensayo sobre la lucidez es una novela sobre el poder de la autonomía individual y colectiva en un país donde la política es una mentira que se cuenta con votos; El hombre duplicado es una reflexión sobre la falta de identidad del hombre moderno; Las intermitencias de la muerte es una discusión sobre el poder del amor frente a la muerte; El ensayo sobre la ceguera es una lectura de la crisis de la razón humana para explicar y transformar el presente. Y así muchas otras, como Manual de pintura y caligrafía o Historia del cerco de Lisboa, obras donde refrenda el valor de la palabra escrita y su poder no advertido: todo se puede cambiar. Se extinguió ese elefante de la literatura, José Saramago, y el mundo de las letras ha perdido un pensador inigualable, un filósofo de la palabra escrita, un hombre democrático, aquel que nos enseñó a mirar el sentido común de las cosas, a reconocernos en ellas y a no olvidarlas. Las intermitencias de la muerte, una de sus últimas novelas, empieza y termina con una propuesta de no olvido, como tal vez José Saramago, el maestro, el amigo, el escritor,


EN LA MUERTE DE DARÍO BOTERO URIBE «¡NO ESTOY DE ACUERDO CON LA GUERRA!»

quisiera ser recordado: «Al día siguiente no murió nadie». arío Botero Uribe ha muerto. Fui alumno de una de sus tantas asignaturas en la Universidad Nacional de Colombia y pude comprobar, como muchos de sus estudiantes, su entusiasmo por el conocimiento, por la palabra, por la vida cotidiana, por lo que él llamaba con propiedad «la utopía». Ha muerto un filósofo, Profesor Emérito y Maestro de la Universidad Nacional de Colombia, excelente escritor de filosofía, lúcido y sencillo: sus libros lo confirman. Sus alumnos lo atestiguamos. Abogado de formación, se dedicó a la filosofía y como buen filósofo quiso fundar y fundó una corriente de pensamiento, Vitalismo Cósmico la llamó. En ella abogaba por la vida con utopías, porque toda reflexión filosófica empieza y termina con la vida. Por eso era un enamorado de la filosofía de Nietzsche y de Heidegger, a los cuales les dedicó sendos libros, hermosos por demás, en los que exploró lo fundamental de sus obras. Y para ambos maestros del pensamiento, alemanes eximios, lo fundamental era la vida, y en ella la creación, el arte. Fueron filósofos vitalistas, como Darío Botero Uribe, quien a su manera lo fue, y de qué forma para dicha de Colombia. Si ahora exploro algunas de sus obras sobre Nietzsche y Heidegger, libros que tengo a la mano, sobreviene a mi mente con cariño la imagen del maestro en el salón de clase de la Facultad de Derecho de nuestra Universidad Nacional. Voz pausada, como quiera que entonces tenía una afección gripal, con bufanda y abrigo como compañeros, disertaba con sencillez sobre el sentido de la vida filosófica. El maestro reflexionaba y sus escasos 15 estudiantes de pregrado hacíamos las veces de gran auditorio expectante; lo fuimos durante todo el semestre. Era el año 1999 y la discusión se centró sobre el pensamiento latinoamericano, su preocupación por entonces, y me imagino que fue la misma inquietud que lo llevó lejos de aquí y lo acompañó en Alemania Federal, cuando estudió en 1983 y 1984 ese posgrado con Jürgen Habermas que reseñan sus libros. Ese día que refiero en el segundo semestre de 1999, el maestro Botero se enojó profundamente porque uno de sus estudiantes en el seminario discutió con él sobre la tragedia de la guerra en Colombia; el estudiante, sin mayores argumentos, quiso legitimar la lucha armada, a lo cual se opuso el profesor. La discusión llegó al terreno en el que las voces levantadas hasta el techo dicen más que las palabras, y el maestro abandonó con dolor el reducido salón, luego de decir para siempre: «¡No estoy de acuerdo con la guerra!». Los que asistimos a dicha sesión en silencio le esperamos de regreso, pero él no volvió esa noche. Fue una de sus tantas lecciones honrando el silencio. Total, era un filósofo vitalista, defensor de la vida filosófica y de la filosofía hecha vida. Siempre estuvo contra la guerra, contra el poder. Martin Heidegger: la filosofía del regreso a casa y La voluntad de poder de Nietzsche son dos de sus libros más representativos. Pero tiene muchos otros, como Vitalismo cósmico, El derecho a la utopía, ¿Por qué escribo?, pues, sin temor a equivocarme, era el más prolífico escritor que tenía la

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Facultad de Derecho, de la cual fue estudiante y decano, y de la que ya se había, creo, retirado en silencio. Ambos autores citados son complementarios en el pensamiento del maestro Botero, siendo como son en una primera lectura, divergentes; por ejemplo Heidegger es católico y Nietzsche es ateo. Esa era una de las virtudes del maestro Botero como filósofo, la complementariedad filosófica. Darío Botero Uribe enseñó que a los filósofos se les discute, y él discutía con ellos. Pero volvamos. En el primero de sus libros citados, propone un diálogo con Heidegger, filósofo de la vida cotidiana, pero un diálogo desde América Latina. Con Heidegger accedemos a la crítica de la modernidad, al estudio y cuestionamiento del ser y del tiempo. Se puede leer en el libro en cuestión: «Heidegger entre nosotros no ha sido comprendido críticamente». Comprenderlo es la labor del filósofo, más cuando se piensa en un diálogo «intercultural» desde América Latina con el objeto de crear «una tradición filosófica propia», tradición que no existe. Tal era la preocupación del maestro Botero, lo fue siempre, ahora lo entiendo. La pregunta sigue abierta: ¿hay un pensamiento latinoamericano? El otro libro referido sobre Nietzsche es la reafirmación de la crítica a la razón; como filósofo de la vida frente a la muerte de Dios, Nietzsche reflexiona sobre el poder de la verdad y de la historia. Según el maestro Botero: «Hay que arrancar la dominación religiosa y política de la conciencia de los dominados». Y Nietzsche es por ello un pensador vigente con el que podemos discutir y discutimos. «Nietzsche hizo tanto por la liberación del hombre como el que más, sólo que no en el campo de los bienes, de la economía, sino en el campo del espíritu, de los prejuicios, de las concepciones y doctrinas que atenazan al hombre contemporáneo, que lo ligan al rebaño». Este libro sobre Nietzsche es, sin dudarlo, el mejor libro de Botero, pues aboga sin rodeos por la liberación de los dominados. No olvidemos su título: La voluntad de poder de Nietzsche. Ser un crítico: esa fue la labor de Darío Botero Uribe. Para dicho apostolado laico como profesor, como maestro, se vistió con las prendas de la duda, de la crítica y de la reflexión filosófica, él que era un gran conocedor del pensamiento europeo, a su manera fue un hombre de izquierda, un liberador de mentes, hombre de la utopía. Ha muerto un hombre que buscó que accediéramos al pensamiento universal, a la crítica filosófica, al saber del mundo. Que sean estas palabras una pincelada sobre el pensamiento plural, rico en matices, provocador y generoso que nos lega el maestro Botero, cuando su cerebro ha dejado de pensar y su cuerpo yace eterno en el corazón de sus discípulos, amigos y familiares, quienes le conocieron y apreciaron. Ahora sus libros, la prueba de su paso por la vida, nos esperan para seguir pensando, con él y junto a él, esta contrahecha y utópica América Latina.


ESTANISLAO ZULETA (1935-1990)

Adiós, filósofo del arte y de la vida. tros tenían mejores bibliotecas y acaso mejores libros, en ediciones originales y hasta únicas. Se dice que las voluminosas colecciones de Alfonso Palacio Rudas y Nicolás Gómez Dávila, hoy en donación, harían las delicias de los cultores de la literatura, las ciencias y la filosofía. Eran grandes coleccionistas, no hay duda. Sin embargo, nuestro lector contó con una modesta biblioteca, escasa como aconsejaba Platón, pero valiosa pues amaba sus libros al igual que Borges los suyos. Acaso fue el mejor lector que había en Colombia. También amaba a sus autores preferidos. A ellos se entregó desde niño en un rito diario de fructífera lectura e interpretación; y con ellos buscó abrigo ante la ausencia temprana del padre al que no distinguió, pero al que siempre extrañó en soledad. Así fue como se formó autodidacta, siendo su propio maestro. Con ayuda de otros, familiares y amigos, en él creció el culto a las letras, al saber, al ejercicio rico del pensamiento libre y la imaginación creadora. A un libro leído con voracidad, tipo El ser y la nada, le siguieron otros del mismo Sartre y de otros autores como Mann, Dostoievsky, Dos Pasos, Hemingway, Barba-Jacob, De Greiff... Según contó, la literatura fue el origen de todo. El deseo de conocer lo cultivó toda la vida, hasta esa infausta hora cuando la muerte le confirmó con su presencia dolorosa y definitiva que no se puede vivir sin amar. Fue un maestro de la palabra, de la dialéctica y de la autonomía individual y colectiva. Por eso se educó fuera de la academia; ni bachiller fue. En aquélla sedujo con su saber socrático, saber que era un ejercicio de lucidez único en el que el maestro hablaba para pensar. En la academia, en sus aulas y auditorios, en Medellín, Cali, Tunja y Bogotá, se congregaron estudiantes de los más diversos estilos de vida para escuchar sus cuestionamientos y preguntas, para ser afectados con las verdades, pues como él mismo decía citando a Lacan: «uno puedo adaptarse a la realidad, pero no a la verdad; la verdad lo transforma a uno o se reprime». Su voz pausada y reflexiva llenaba las horas en recintos nutridos de asistentes que se convertían luego en conocidos y amigos. Con él como expositor, como pensador, los distintos saberes sociales se sucedían con la erudición que sus alumnos y contertulios admiraban, y otros envidiaban, cuando no cuestionaban. Igual podía discutir de literatura, filosofía, psicoanálisis, historia y lingüística, y citar, con la modestia del que sabe, las teorías más lejanas y para muchos extrañas: aquéllas enseñanzas de Platón o Aristóteles en la antigua

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Grecia, o los discursos racionalistas de Descartes, Kant o Hegel, así como las reveladoras verdades de Balzac, Flaubert, Kafka, Tolstoi, Freud, Heidegger, Althusser, Lacan o Levi-Strauss. Siempre se consideró a sí mismo un pensador, un pensador comprometido; por eso fue un solitario y también un gran bohemio; un hombre que siempre elogió las dificultades como aquello que nos define como trabajadores, como artistas. Él mismo fue un artista, pero también filósofo y científico; en una palabra, un pensador que no se redujo a reproducir la división social del trabajo. Muy joven abrazó la causa de la izquierda en un país donde el dogmatismo, los prejuicios y el autoritarismo hacen causa común con los más peligrosos señalamientos, y hasta con la eliminación física del otro, el diferente, el contradictor; frente a la violencia que todo lo acaba, defendió la democracia como aquel orden donde los hombres ejercen el derecho a ser diferentes. Proscribió la guerra, esa «borrachera colectiva», y abogó por una sociedad autónoma, igualitaria y participativa en la que todos estemos a la altura de las conquistas de la humanidad: el arte, la filosofía y la ciencia. Su pensamiento interdisciplinario y complejo se alimentó de corrientes y teorías en apariencia contradictorias, como el marxismo, el psicoanálisis, la literatura, la antropología, la pintura, los derechos humanos; en todos ellos encontró, como enseñó Mann, la complementariedad artística, científica, filosófica y ética que hace democrática a una sociedad, en tanto se acepta el conflicto como lo propio del mundo socio-histórico, presente y futuro. Publicó unos cuantos libros, dictó infinidad de seminarios, escribió poco, vivió con la modestia del asalariado, se alejó de la familia, no se reconoció en la sociedad burguesa de su tiempo, fue un solitario amante de Baudelaire y Poe, y dejó como enseñanza el valor de la palabra, el escepticismo de la guerra y la urgencia de ser consecuentes con nuestro pensamiento, como Kant, Goethe, Nietzsche, Marx, Mann y Freud lo enseñaron. Como Don Quijote, del que aprendió que si existe el sentido de la realidad debe existir el sentido de la posibilidad. Y en la posibilidad está la creación, la autonomía, la libertad. El pensamiento. La verdad. A su manera, Estanislao Zuleta fue un rebelde, un creador de la autonomía y un incitador de la inteligencia como no ha habido otro en la academia colombiana, él que era un antiacadémico. Honrando su vida y su obra, el viernes 14 de mayo en el auditorio Camilo Torres de la Facultad de Derecho de nuestra Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá, sus amigos, familiares y lectores, le recordaremos rindiéndole un sentido y público homenaje en sus veinte años de fallecimiento como él mismo, imaginamos, quisiera ser recordado: hablando, discutiendo, pensando.


RESEÑA /

SUCRE, GENERAL REPUBLICANO

45 Juan Carlos García1

A Mariana y Valentina «Bolívar es el amigo de los hombres y el ángel de la libertad.» Antonio José de Sucre, 1825.

Q

ue Mauricio Vargas, el periodista de El Tiempo, antiguo ministro de comunicaciones del entonces Presidente César Gaviria, haya escrito un libro sobre el general Antonio José de Sucre en el género novelado, es una curiosidad mayor, porque él no es propiamente historiador y menos novelista, pero sí un escritor de larga trayectoria en la prensa. Y la curiosidad crece si nos adentramos en la lectura atenta de esas 383 páginas, porque en ellas lo que es Mauricio Vargas como periodista en su posición ideológica, claramente a favor del Estado y con acento por la derecha política, riñe con la propuesta analítica que queda al terminar de leer El Mariscal que vivió de prisa, libro publicado y premiado en 2009. Acaso esa sea la contrastación la mayor riqueza del libro, pues en algún momento lo que fue el Gran Mariscal de Ayacucho como republicano en armas, como revolucionario, único heredero fiel de Simón Bolívar, el niño que a los 15 años ya militaba en el Ejército Libertador, el hombre que no le agradaba mandar gobiernos, el héroe que quiere comandar las tropas colombianas para liberar Cuba, Puerto Rico o Paraguay, aquel que escribía de su puño y letra todas sus miles de cartas (¡en un día fueron 52!), el enamorado lejano de la quiteña Mariana Carcelén y Larrea, el hombre desprendido de los bienes materiales que no supo qué es ser papá, ese que amaba a Bolívar como a un padre, el colombiano maravilloso que pocos conocen, en algún momento ese hombre insigne coge vuelo propio y se separa de la posición ideológica del autor. Tal es la fuerza del personaje. Es indiscutible que hay una destreza discursiva en la novela, que no por serlo deja de ser también historia política de lo que fue Colombia la grande, y de lo que aún sigue siendo como un recuerdo de la patria de todas las patrias que era para el Libertador. Pero como decimos, la lectura del libro se nos convierte con el paso de las páginas y de los 18 capítulos en una legitimación de aquel hombre que luchó hasta con la muerte por darle dignidad a un orden igualitario, libertario y participativo, que los guerreros de entonces con orgullo ante los imperios europeos llamaron República y que solo fue el sueño de dos quijotes solitarios, Bolívar y Sucre: esa es la conclusión del libro. Porque si Vargas sigue la pista de lo que significó el general Sucre como ingeniero militar, como guerrero, como Mariscal glorioso, 1 Grupo de investigación Presidencialismo y Participación. jcgarcialo@unal.edu.co


46 como organizador de estados, como hombre derrotado y traicionado que fue, también, sin quererlo, está haciendo una genealogía de la revolución colombiana, como fue llamada esa creación que hoy muchos catalogan, sin saberlo muy bien, de independencia. Revivir la memoria de los derrotados, como Sucre, aunque haya sido el general más victorioso de la Independencia, aquel que podía suceder en gloria al Libertador, es por esa misma virtud de las palabras cuando son bien escritas que la obra en su integridad revalida un imaginario colectivo actual y necesario: la libertad. Sucre es un hombre de avanzada, en los decretos a favor de los indígenas, en la educación pública, en la liberación de los esclavos, en los acuerdos de regularización de la guerra, en la democratización de los llamados bienes terrenales, en la tolerancia religiosa, en constituir un orden libre e igualitario con leyes que consulten las necesidades latinoamericanas. Un bolivariano. Volver sobre la memoria de los revolucionarios republicanos es reconocernos en ellos, no tanto en sus victorias, como en sus derrotas. La memoria de esos vencidos puede ser la clave ideológica de los quijotes victoriosos en este bicentenario. Estudiar la historia pasada, traicionada u olvidada, es poder cambiar también el presente, porque si las ideologías, como dice Marx, no tienen historia, la historia sí tiene ideologías, pues ella está hecha de éstas: las de los hombres que lucharon y luchan por cambiar el mundo, la tradición de esas generaciones muertas en el cerebro de los vivos, como enseña también Marx. Sucre es uno de ellos. Es claro que Vargas no lo dice así, pero la buena lectura de El Mariscal que vivió de prisa puede llevar al lector a preguntarse por la actualidad del ser republicano, del ser bolivariano. El 80% de la novela está documentada en fuentes históricas, dice el autor en alguna entrevista, lo cual de entrada revela que sigue un método lógico y argumentativo centrado en la historia política de Colombia, sin ser del todo una novela histórica. Para confirmarlo hay una «Nota final», que nos presenta las fuentes más significativas. El restante 20% es un relato novelado, en concreto el nacimiento y la muerte del Mariscal de Ayacucho, dos periodos de los cuales poco o nada se sabe. Curioso en un hombre glorioso que no parece tener vida ni muerte oficial, como si la historia nos quisiera decir: Sucre es un guerrero que no tiene origen ni final, como los héroes que han sido y son.


47 No es, como decimos, una novela histórica, ni una biografía novelada, o un libro de historia, y menos una novela biográfica. Pero es todo eso al tiempo, pues también parece ensayo y crónica: tal es la versatilidad de Vargas. El Mariscal que vivió de prisa tiene una ruptura versátil en el discurso con infinidad de refranes, diálogos casuales sin personajes definidos, afirmaciones de un narrador omnisciente que aparece sin querer en el relato, y al final, una suerte de crónica detectivesca para saber quién truncó la vida gloriosa de Sucre a los 35 años. Todo apunta a los caciques del sur, y así es: José María Obando y José Hilario López, quienes después serán Presidentes de Colombia cuando ella haya vuelto a su nombre colonial de Nueva Granada en plena vigencia del pensamiento santanderista. Quien asesinó a Sucre fue los enemigos de Bolívar, dice Vargas, los cuales tenían haciendas y regimientos de ejércitos incluidos, y con los cuales los padres de la patria gobernaban, cuando no les legan dicho honor; tal es el caso de Santander, un antibolivariano en el relato de El Mariscal que vivió de prisa, al que el autor del mismo le hace un señalamiento como responsable político de la impunidad y el delito, no solo de la división de Colombia la grande. El general Santander, por ejemplo, cuando muere le lega la espada al general Obando, quien participó y se benefició directamente con el asesinato de Sucre en el sur; Santander convierte a Obando en su heredero político cuando éste asume el poder presidencial de la Nueva Granada 1854. Hay, pues, una proyección desde las guerras bolivarianas a los enemigos posteriores del proyecto continental de Bolívar. Obsérvese la sugerencia que hace Vargas, tomando un comentarista casual de los tantos que se asoman en las páginas de su obra: «—Bonita república la que tenemos —comentó, pasado de aguardientes, un comerciante en la capital—, el sucesor de Santander mandó a matar al sucesor de Bolívar.» Por eso también la obra es bella, porque denuncia y señala a los responsables de la violencia y de la desunión de los colombianos, antes de la muerte de Simón Bolívar y luego de ella, pues seguir la pista de quiénes intentaron matar al Libertador y no pudieron, pero sí lo lograron con Sucre, es buscar al tiempo la respuesta de por qué se truncó la Independencia de América Latina, y de Colombia en concreto. Vargas la va tejiendo, de forma indirecta, pero la teje en su relato histórico. Es decir, la institución de la hacienda derrotó el proyecto de la gran república de Simón Bolívar, como lo


48 han enseñado historiadores colombianos como Indalecio Liévano Aguirre y Marco Palacios. Pero leámoslo en Vargas: Los enemigos de Bolívar, que lo eran también del Mariscal por heredero encono, el hijo del tirano, eso es el maldito cumanés, que no pase de Pasto que va para el sur a revolver las cosas, a organizar un ejército para restaurar la dictadura, a aliarse con los peruanos para quedarse con todo, lo tenían entre ojos. La guerra y los primeros años de la república habían sido ocasión para un aprendizaje intensivo de egoísmo y pequeñez, unos esperando convertir a sus pobres terruños apenas más grande que una hacienda en una nación independiente y soberana, sí señor, que cada gallo quiere su muladar, y otros, igual de mezquinos, dedicados desde la capital a intrigar por una tajada del gran empréstito de los ingleses, el de los treinta millones de pesos. Detestaban al Libertador y renegaban de sus sueños de grandeza, de su pretensión de imponer una sola república donde los caciques regionales no eran más que cola de león y los lanudos del altiplano no pudiesen enriquecerse a su antojo. Una vez Bolívar hubo abandonado Bogotá para dejarlos así huérfanos del objeto de su abominación, dirigieron su rabia al Mariscal, a quien el caraqueño había intentado dejarles como sucesor, y de ese modo, toda la tirria de decena de mandamases locales disfrazados de demócratas apuntaba a un solo hombre, bien sabido es que el odio se acrecienta cuando se vuelve más preciso. El Mariscal que vivió de prisa no es una novela, si por tal entendemos un género literario alimentado de ficción; es, más bien, un manifiesto libertario en un relato histórico en la vida y obra del más bolivariano de todos los generales del Libertador, Antonio José de Sucre. Que no nos desvíe la ideología política de Mauricio Vargas como individuo, respetable por demás, sino la obra que escribió como propuesta de análisis de la historia política de Colombia en el imaginario continental de Simón Bolívar, ayer traicionado y olvidado, pero hoy recordado, y por qué no, revalidado como ideología en curso. Sucre, como Bolívar, se funde en la palabra libertad, que fue una bella idea, pasión y verdad de un proyecto histórico en un pueblo irredento que quiso ser grande y universal, Colombia. Con ella se conquistó un nuevo mundo: América.

Bogotá, a 180 años de la muerte del Mariscal Sucre.




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