Revista kumba n01 2010

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REVISTA KUMBA Publicación sobre estudios y manifestaciones afrodescendientes ISSN 2215-8529 Edición No.1 Julio de 2010 Grupo de trabajo estudiantil Volta do Mundo Facultad de Ciencias Humanas Dirección de Bienestar Universitario Universidad Nacional Dirección Editorial Aura Catherine Carvajal Jojoa Dirección de Arte Laura Juliana Cabra Arias Angie Catalina Cobaleda Nancy Liliana Rodríguez Comité Editorial John Galán Casanova Aura Catherine Carvajal Hellen Jisseth Sánchez Guataquira Divulgación y medios Juan Sebastián Forero Mendoza Cesar Augusto Bacca Nelsy Liliana Rodríguez Colaboradores Claudia Mosquera Nestor Alejandro Pardo García Impresor xxxxxxx Contactos revistakumba@gmail.com http://www.wix.com/revistakumba/revistakumba (057) 300 280 75 42

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA Rector Moisés Wasserman Lerner Vicerrector de Sede Julio Esteban Colmenares Decano Facultad de Ciencias Humanas Sergio Bolaños Cuellar Directora de Bienestar Facultad de Ciencias Humanas Maria Elvia Domínguez Blanco Directora de Bienestar Universitario Sede Bogotá Lucy Barrera Ortiz Coordinadora Programa Gestión de Proyectos Elizabeth Moreno Domínguez Coordinadora Grupos Estudiantiles de Trabajo Andrea Fandiño Cardona Director del área Curricular en Ciencias del lenguaje Néstor Alejandro Pardo García


Editorial

SIGUIENDO PASOS La Red de Maestras y Maestros Investigadores ‘Tras lo Hilos de Ananse’. (Un tejido de sabiduría otra). Por Angélica María Quiñones Afro-raíces, 1er Festival Universitario Afro de la UN Por Milena Constanza Ordoñez Potes

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LITERATURA Cuento Entre pieles Por Marcela Patricia Borja Alvarado Batata. Los truenos del tambó en la sangre Por Baraka Ubuntú ¿Qué escribir sobre Capoeira? Por Dana Milena Chavarro Lumbalú Por Baraka Ubuntú

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Poesía Canto a los orichas Por Baraka Ubuntú

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ENSAYOS

Alcances del multiculturalismo constitucional, una perspectiva antropológico filosófica desde la lectura afrocolombiana. Por Jorge Mauricio Donado Correa La totalidad del Muntú Por Baraka Ubuntú

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RESEÑAS

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¿Independencia? Por Hellen Sánchez

RITMOS Y VOCES

Tres golpes, canción para bailar

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NUESTROS AUTORES Y COLABORADORES

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Sin darnos cuenta, las manifestaciones afrodescendientes se encuentran cada vez con más fuerza en los rincones urbanos, en las calles, en los teatros, en las casas de cultura, en la cotidianidad de los espacios destinados a la música, entre otros. Es por ello que el pensar en una publicación estudiantil, puede llevarnos a tejer una red de comunicación entre las comunidades que realizan prácticas afro y las personas que hacen parte de esta intersección, lo cual nos remite a replantear y fomentar investigaciones que puedan aportar a que se le dé un valor acertado a tales prácticas, en ocasiones sin reconocimiento y degradadas en su propio quehacer. Es necesario proponer entonces, nuevos mecanismos de comunicación entorno a la diáspora afro, vista en ocasiones como un universo endógeno, para fomentar una mirada desde sus múltiples manifestaciones, así como desde las diferentes aproximaciones en diversas disciplinas. Ver lo que pasa con lo afrodescendiente hoy, será nuestro objetivo; desde un espacio de aprendizaje en el cual se puedan abrir caminos a un reconocimiento cultural o tal vez,w a un diálogo permanente con lo que hoy nos hace estar presentes en sus propias dinámicas literarias, musicales, corporales, políticas, entre muchas más.

Editorial

La revista Kumba es una publicación que busca integrar estudios y manifestaciones afrodescendientes, que pueda dar cuenta de la intersección cultural de lo afro en nuestra actualidad. Literatura, etnologías, estudios políticos, sociológicos, de imagen, manifestaciones culturales, entre otros, contienen reminiscencias de aquel pasado que hoy en día une a comunidades a través de sus prácticas sociales. Hablar sobre comunidades culturales implica remitirnos a las manifestaciones sociales y lo que ellas conllevan (sus expresiones verbales, corporales, musicales), que a fin de cuenta, narran en su quehacer cotidiano las historias de sus antepasados, hombres esclavizados traídos a la América colonizada.


La Red de Maestras y Maestros InvestigadoresTras los Hilos de Ananse. (Un tejido de sabiduría otra) por Angélica María Quiñones ¿Quiénes somos?

1. Ananse, o Anansi, es un animal que los hombres y mujeres que trajeron en situación de esclavizados deificaron por su autosuficiencia: saca de sus entrañas redes, las que une a África con América. Es paradigma de supervivencia, reta a las deidades más poderosas que ella, con su propio cuerpo teje redes con huecos grandes para entrar y salir libremente; teje casa que sirve para procurarse alimentos. Nosotros somos una Red de resistencia étnica, cultural, pedagógica y política, teje hilos para la creación de palenques culturales, es Ananse porque asume varios roles, maestra madre, maestra cimarrona, maestra mixtura, maestra amiga, consejera, entre otras. Baila, ríe, canta, llora en todo los momentos de la vida. Ananse es todo el que se denomina así mismo libre, autónomo, independiente, el que mantiene viva la memoria de la lucha por la libertad y la autonomía heredada de los ancestros africanos, resuelve situaciones difíciles, que acompañó al esclavizado en todas las situaciones, en las fiestas, en la muerte siempre estuvo ahí Ananse. “Anasi: es una palabra del idioma akán que hablan los grupos fanti ashanti del África centro occidental, y está emparentada con otras entonaciones de la misma región.

La Red de Maestros Investigadores Tras Los Hilos de Ananse1 es una organización voluntaria de maestros que comparten afinidades, sueños, utopías, y divergencias, que negocian significados, con el fin de reconocer, explicar y proponer soluciones a las problemáticas de exclusión y violación de los derechos humanos en las escuelas de Bogotá y, en general, de la sociedad. Esta red, entonces, es una organización alternativa, que tiene como objeto central la conformación de procesos autónomos, en el sentido de asumir caminos propios construidos a partir de nuestra realidad. Además, trata asuntos de personas que, por su condición étnica y cultural, han estado en la penumbra de la historia, en la escuela escondida por los investigadores, académicos, maestros, medios de comunicación, instituciones educativas y sociedad en general. Entre la oscuridad y el silencio de los archivos, libros, textos y toda clase de medios utilizados para reconocer al otro. Es una red pedagógica, cultural y política, que busca la construcción de otras lógicas de pensamiento, que pretende recuperar y reconstruir propuestas metodológicas ancestrales, llevadas a cabo por nuestros antepasados para vivir en armonía con la naturaleza.

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La Historia Se puede decir que la historia de la Red nace en África y hoy desemboca en América, donde nuestros descendientes han dejado su legado, para que desde una reflexión profunda de los estudios afrocolombianos y de la historia, se produzca una visión real en la escuela y en la academia, como una fuente de sabiduría otra, que requiere ser pensada desde las visiones y reflexiones de aquellos actores que no pudieron y que aún no pueden narrar esa otra historia.

Se trata de llevar a la escuela urbana aquellos valores tangibles e intangibles de los afros que tanto han potenciado a nuestro país. La red se propone abrir el debate pedagógico sobre aquellos temas y asuntos que no han sido validados por la academia. Somos un colectivo que hace parte del Movimiento Social Afrocolombiano y Pedagógico Nacional, de puertas abiertas, multicultural, interdisciplinar, tejido entre instituciones educativas del Distrito Capital y maestros comprometidos con los procesos sociales en la lucha contra la violación de los derechos humanos. Asimismo, es un espacio de reflexión permanente orientado a la construcción de políticas públicas, al ser un proyecto educativo incluyente que en sus lógicas de pensamiento, contenidos, métodos y formas de aprendizaje, contribuye a reafirmar la identidad étnicocultural-social, que pueda visibilizar la participación de los pueblos afrocolombianos en el proceso de construcción de nuestro país.

Es así como Ananse, que es uno de los mitos más populares de la mitología africana, nos une como maestras y maestros que trabajamos en común desde la diferencia de nuestros discursos. Así, hemos establecido alianzas estratégicas alrededor del país, que nos han llevado al posicionamiento como grupo crítico que comprende lo afrocolombiano desde la vida misma de los sujetos, llevando esto a las escuelas e instituciones sociales con el fin de erradicar todas las formas de discriminación y racismo que marca a la sociedad contemporánea colombiana. Es por lo anterior, que para nosotros la historia de la Red es también un ejercicio diario que realizamos, y que se reconstruye como una lucha permanente por el reconocimiento de saberes otros que aún no circulan en la cotidianidad de la escuela actual, la cual es una pequeña sociedad que manifiesta en sus representaciones ‘lo afro’ en las mentalidades como un producto de la superioridad europea, sin tener en cuenta a los sujetos que vivencialmente han sido relegados al papel de lo inferior. Por ello, la Red recorre en cada encuentro, cada evento, cada lucha y cada discurso, la telaraña del saber en las raíces de lo ancestral, es decir, que no existe en el discurso de este grupo de maestras y maestros nada que no cuente la historia de nuestras raíces, como descendientes africanos y como maestras y maestros que creen en una sociedad más real, más nuestra, más espiritual,


mas libertaria. Así pues, desde allí reconocemos que la diferencia tiene lugar tanto en el discurso académico como en el discurso social y cultural, ya que de otra manera, estaríamos hablando de una sociedad que a pesar de sus diferencias, aún no se reconoce descolonizada.

La sabiduría otra Como un grupo de maestras y maestros que se inquietan por temas afro y las raíces ancestrales, siempre nos hemos preguntado qué tipo de saber es el que circula en la escuela y como ha llegado a repercutir en la actuación de las comunidades afro en la sociedad. Por ello, una pregunta esencial que antecede a este cuestionamiento es: ¿Cómo el saber configura las representaciones del hombre en las sociedad occidental? la respuesta es bastante difícil y aun más, cuando se trata de olvidar lo que históricamente en la escuela se nos ha enseñado, un saber bajo las reglas de lo demostrable y lo absoluto. Por ello, la Red de Ananse establece en cada encuentro cuestionamientos que dan un giro a las construcciones y representaciones que, como producto de lo occidental, llevamos en nuestras corporalidades. Por esta razón, la sabiduría otra requiere ser pensada desde

un lugar con tiempo, desde un conocimiento místico, desde una perspectiva de la realidad que viven los sujetos y no desde el sentir colonial. De esta manera, surge la importancia de crear una ‘episteme’ —si así la podríamos llamar—, desde los estudios afrocolombianos, como una razón que la Red de Ananse tiene para establecer desde allí lugares comunes en los que se piense la escuela como un sitio distinto, cuyos los discursos lleven a una reparación histórica real y no subyugada como la que tenemos hoy en día. Apostarle a una sabiduría otra es abrir la puerta a maneras otras de establecer diálogos entre los seres que habitan y los que acompañan su andar en el mundo. Es un encuentro con las raíces de la humanidad afro y con esos otros que la sienten, para los que el conocimiento es escrito como un andar diario a través de las redes del amor por la verdadera historia y por esa incertidumbre del saber ancestral.

Integrantes de la red Tras los Hilos de Ananse

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Primer festival universitario afro de la UN Por Milena Constanza Ordoñez Potes Adriana Solórzano Daniel Fernando Sepúlveda Bautista

CELEBRANDO LO QUE SOMOS

Janio Coronado y Costa Caliente Fotografía Jonathan Murillo

El primer Festival afro, un sueño llevado el día 20 de Noviembre de 2009 por un grupo de jóvenes que en medio de tanta invisivilización de lo afro en nuestro país y en nuestro campus, decidieron poner en marcha lo que para ellos es la oportunidad de darse a conocer. Este Primer Festival Afro, comenzó con un simposio en la mañana, para en la tarde terminar con un gran concierto en la Plaza Che. Fue invitado todo aquél que tuviera interés por la música o los temas afro, y por ende tuvo una gran acogida entre el público universitario, que se gozó la tarde en medio de ritmos propios de nuestra diáspora. Sin embargo, más allá del concierto, Afroraices busca comunicar y dar cuenta de la gran diversidad cultural que lleva nuestra sangre africana, y en ello es indispensable reconocer que ser afro es motivo de orgullo, asunto que ha sido objeto de duda gracias a los imaginarios que hoy en día imperan en la sociedad moderna.

Un sentir personal Son las 6:05 am del 20 de Noviembre del 2009. El sol se ve hoy más grande, asomándose por el oriente con un hermoso cielo de fondo pintado de azul celeste que contrasta con las camisetas rojas de los miembros del Colectivo estudiantil AFRORAICES. Todos están preparados, inquietos, a la expectativa y con la responsabilidad de dar comienzo al Primer Festival Afrocolombiano de estudiantes para estudiantes, realizado en la Universidad Nacional de Colombia.

Orden del día El Primer Festival AFRORAICES UN 2009, celebrando lo que somos, reunió más de 500 personas que tuvieron la oportunidad, en horas de la mañana, de conocer un poco de la realidad afrocolombiana,


la historia de su lucha por la igualdad, la situación estudiantil de la comunidad al interior de la universidad, entre otros temas. Algunos reconocidos investigadores en el tema como los profesores Claudia Mosquera y Pietro Pisano, algunos grupos estudiantiles de gran trayectoria en el tema Afrocolombiano (CEUNA), presentaron temas que dan cuenta de las complejidades que lleva consigo dialogar respecto a la suma de lo que hoy somos y los desafíos en el presente y el futuro de la población afrocolombiana A la 12:00 m., una vez concluido el evento académico, se dió paso al evento cultural enmarcado en la influencia de la música afro en diferentes géneros: Pop, Urbano, Alternativo y Tradicional. Entre los artistas participantes se destacan: Diana Pereira, Jonatan Castillo, Janio Coronado y Costa Caliente, Ras Jahonnan y Natural Selection Band, Gaitas y Tambores de la Universidad Nacional, Grupo de Danzas y Cantos Afrocolombianos Universidad Nacional de Colombia y, para el cierre, Chirimia Oro y Plata. Las interpretaciones que estos artistas hicieron de corazón, se sumaron a la causa de tomarnos la Universidad Nacional por medio del conocimiento, el arte y el sentir afrocolombiano. Demostraron una vez más que si se quiere se puede (como diría mi madre). Con los últimos rayos de luz, con el cansancio propio de una larga jornada y con el espíritu grande y feliz por este logro, tan pequeño y tan gigante, daríamos fin a un comienzo.

Una historia de imposibles La historia de Afroraices se escribe gracias a la unión de una pareja proveniente de Buenaventura, Valle del Cauca, una ciudad sin signos notables de mejoras sociales o económicas a pesar de ser el puerto marítimo más importante del país sobre el océano pacífico. Se escribe en los cabellos lisos y rizados, con o sin extensiones; es una historia que crece a punta de sancocho de pargo rojo, polizontes, chontaduros y gritos de Kunta Kinte de libertad. Es también un recuentro de mi sentir afrocolombiano gracias al Grupo

Institucional de Danza y Cantos afrocolombianos UN. Es la angustia de conocerse a través de la memoria afrocolombiana invisible en nuestra historia, en la literatura, pero a la vez tan visible en los índices de pobreza atemorizantes, en la mayor tasa de mortalidad infantil y, sobre todo, en la vergüenza de los jóvenes afrocolombianos que niegan su condición, mientras en los bares de la carrera séptima les impiden la entrada. Los talleres de liderazgo afrocolombiano patrocinados por la Becas Marthin Luther King me enseñaron algo de todo ello, y me motivaron a crear un espacio para mostrar lo que somos. Sería además una forma de volver algo a la vida, ya que tengo la fortuna de ser una de las pocas estudiantes afrocolombianas con acceso a la educación superior de calidad. El proyecto del festival comenzó a gestarse hace casi dos años atrás, entre charlas con amigas y amigos, quienes entusiasmados con la idea de aportar nuestro granito de maíz, trigo y sorgo, empezamos a engranar cada paso y cada latir de lo que hoy es el Primer Festival Estudiantil Afrocolombiano AFRORAICES. Estas son mis motivaciones, sumadas a todas las de cada uno de los compañeros del Colectivo Estudiantil AFRORAICES UN. No nombrar a las personas que hicieron este festival posible sería como quitarle a Arnoldo Palacios sus Estrellas Negras o a Gualajo su marimba. Ellas y ellos están en cada pedacito del festival, en las huellas de su trabajo, sus aportes, firmas, etc. Nohora, es estudiante de literatura de la UN, actualmente se encuentra en España terminando sus estudios, se alimenta de libros y hace de las palabras sus mejores amigas. Maury Eliana Valencia, es la comadre, hermana, amiga y también madre de la pequeña Paula Alejandra quien entre abozaos, currulaos y uno que otro queso francés, alimentó el motorcito de crear este colectivo. Adriana Solórzano, es estudiante de Antropología Química, sabe bien por qué lo digo, es hoy por hoy quien lidera el proyecto del colectivo junto a mi. Alguien que sin ser afrocolombiana se puso

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la camiseta, demostrando una vez más que para luchar por los ideales afrocolombianos no se necesita tener apellido Perea. Así, poco a poco y de charla en charla llegaron las demás compañeras: Laura, Natalia, Bertha, Luz Adriana, Margarita, Jenny y Lizbet, para hacer parte del colectivo. De igual forma, dentro de la Universidad Nacional existen dos mujeres ejemplares, quienes han creído en los estudiantes y en sus proyectos, a saber, Elizabeth Moreno Domínguez y Andrea Fandiño1, Ellas dos, mujeres profesionales, trabajadoras y entregadas al bienestar de la Universidad, defendieron y lograron darle cuerpo a este proyecto.Convocar a todos los artistas fue una labor coordinada con Lia Samantha, quien logró reunirlos sin que ninguno recibiera ningún tipo de retribución económica. A ella, ¡mil gracias!

Nadie dijo que sería fácil reunir, coordinar, ejecutar y ser responsable de todas las tareas que involucraba ser un colectivo principiante y hacer un festival de tal envergadura, ni cómolos dioses nos ayudarían con manos, brazos y sogas más de una vez para salvar este proyecto. Indudablemente lo más visible de este proyecto son las ganas de cada uno de los miembros del colectivo, porque las noches en vela, madrugadas, estómagos vacios, carreras, dineros, desalientos y sonrisas, nunca tuvieron más significado que al realizar este sueño.

tregadas, comprometidas con el presente y el futuro de la población estudiantil afrocolombiana, que ven en la integración académica y cultural la posibilidad de llegar a todos los públicos con el fin de transmitir el mensaje de lucha, pasión y amor por lograr un país mejor. Mil y mil gracias a todas las personas que hicieron parte de este proyecto.

* Coordinadoras de la división de proyectos estu-

Por último me queda decir: somos el Colectivo Estudiantil AFRORAICES UN, mujeres, estudiantes, en-

diantiles, de Bienestar Universitario, Sede Bogotá Universidad Nacional de Colombia.


Literatura CUENTOS Entre pieles por Marcela Patricia Borja Alvarado Contaban los abuelos de estas tierras africanas que los fundadores del pueblo fueron el señor Brown y su querida esposa doña Micaela. Ambos eran unas personas cálidas, con gran sabor y carisma. No muy lejos del pueblo se asentaron Manú y su esposa Del Sol, quienes lo decidieron así por el gran afecto existente entre Manú y su primo Brown. Con el pasar de los años y el nacimiento de los hijos, poco a poco los dos primos se fueron alejando a la vez que sus respectivas familias crecían rápidamente. Ambas familias crecieron tanto, que la distancia territorial que alguna vez los separó dejó de ser evidente para confundirse. Tanto así, que hoy siendo yo Eleazar, miembro de la tribu Brown con pasar la calle me encuentro a diario con mi amiga Aamorí quien es Manú. La tierra Brown ha sido poco bendecida, es poco productiva. Sin embargo, nuestros amigos Manú han corrido con mejor suerte y sus tierras son muy fértiles, tanto que ahí pueden criar ganado. Nosotros nunca hemos sufrido por razón de alimentos, pues el comercio entre las tribus ha sido permanente. Hace poco han llegado personas extrañas a nuestras tribus y han difundido sus ideas de enemistad. Han

estado convenciendo a los Manú de que son seres superiores a nosotros y que deben eliminarnos. Así fue como inició todo. Poco a poco se acabó el comercio entre las tribus y hasta a Aamorí le prohibieron ser mi amiga; sin embargo, nos seguimos encontrando a diario para jugar a escondidas de los grandes. Aquellos extraños trajeron armas a nuestros pueblos y entrenaron hombres para matar, ¡nos querían exterminar! En una de esas escapadas para verme con mi amiga, llegaron hombres armados a mi casa. Así, que ella y yo nos ocultamos en su casa y desde ahí lo vimos todo: tumbaron la puerta de mi casa de un golpe, sacaron a mi padre y a mis hermanos, los decapitaron; mientras tanto, oíamos los gritos de mi madre y mis hermanas que venían desde dentro de la casa, también las asesinaron pero con disparos, luego supe que además las habían violado. Aamarí me abrazó toda la noche y calmó mi llanto. Ella me tuvo escondido dentro de su casa por varios días y a escondidas de sus padres, guardaba parte de su comida para dármela y prometió cuidarme. Fueron días oscuros en los que sólo había hombres patrullando en las calles y no se veían almas a parte de las de ellos (si es que las tenían). Estos hombres pasaban casa por casa, familia por familia Brown, con lista en mano arrasando con quien no fuera Manú, “purificando la tierra” según ellos.

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Luego de un tiempo, cuando me estaban buscando por no haber sido tachado en la lista con mi familia, se supo el rumor de que Aamarí me tenía escondido en su casa y de inmediato fueron a buscarme. Los pude ver por una rendija cuando se acercaban. Aamarí salió a detenerlos y yo tras ella, ya me estaban apuntando con un fusil cuando ella se interpuso en el camino, se dio media vuelta para mirarme y en ese momento una ráfaga de disparos la consumieron. Ella cayó de rodillas y yo igual frente a ella, nos dimos un último abrazo y ella me dijo “no sé por qué” y cerró sus ojos. En ese instante un disparo me alcanzó, perdí la conciencia. Luego de algún tiempo, no sé cuánto, los picotones de un gallinazo me hicieron recobrar la conciencia. Me lo quité de encima y corrí hasta que mis piernas no me dieron más. Un buen hombre me recogió en su carretilla y me llevó hasta su casa en donde me acogió y cuidó. Para él y toda su familia soy mudo, no he vuelto a pronunciar palabra alguna desde aquél día. No puedo quejarme, no me falta nada para vivir en casa del buen hombre. A cambio le presto mis servicios. Pero no puedo negar la inmensa tristeza que me corroe el alma, a diario lo recuerdo todo, no puedo dormir y hasta desearía haber muerto y no estar sufriendo como lo hago en este momento. Las últimas palabras de Aamarí las recuerdo muy bien, pero no puedo dar respuesta a ellas. Lo que sucedió no era lo que nos contaban los abuelos, así no habían iniciado las cosas para los Brown y los Manú… nunca fuimos tan distintos.


Batata: Los truenos del tambó en la sangre Por Baraka Ubuntú “A mi mujer la música de mi vida” Antiguo dicho palenquero: “Chi ma nkongo Chi ma luango Chi man ri luango di Angola e Chi ma ri Luango mi, ri ma rioso mi.” “De lo congos (soy), De los loangos (soy) De los Loango de Angola (soy ), eh; De los de mi Loango (soy), De (l lugar de) los dioses míos”

La noche aún era oscura como su piel. Soñaba profundamente. El agua se derramaba sobre el techo y sentía la lluvia como si fuera parte de su sueño. Veía los gritos de dolor, sentía en su garganta el calor del trago y cantaba acompañada de sus palmas. Sus ojos estaban cansados y pluviosos, su boca triste soltaba las palabras del lumbalú como la lluvia lavaba la tierra del Palenque. Sus hermanas de bullerengue la acompañaban y los tamboleros tenían la mirada profunda y espesa como la ciénaga que deja la muerte. En sus pies sentía el peso de las noches y la ansiedad de la ausencia. Paró de cantar cuando el humo del tabaco le nubló los párpados. En los alrededores de la casa los ancianos hablaban sin alboroto y jugaban dominó alrededor del fuego. Los tambores currucuteaban bajito y sentía por primera vez la presencia de un espíritu que conmovía su cuerpo. Sus piernas se doblaban sin poder controlarlas, sus ojos se cerraban y retorcían, sus manos temblaban. En su alma sintió una sensación de plenitud y en

“El día de los dioses” Paul Gaughin

su sangre la encarnación del ancestro. Su piel negra como su vestido tenía escrita la historia de sus dioses y antepasados, la música de su libertad. Se revolvía en su cama mientras vivía la profecía del sueño. En ese instante escuchó la voz. Telúrica, masculina, dulce y ronca, la misma voz de su padre y su abuelo. Escuchó su canto en medio de un silencio imposible a su alrededor. Escuchó su voz y su tambor.… —Ay, recíbeme cantando, Gracielita que me muero, ay, recíbeme llorando, adiós mi negra que me muero, Gracielita de mi vida, ay, no llores más, recíbeme cantando, para calmar la muerte, la vida es muy bonita, pero al fin siempre se acaba, ay, recíbeme cantando, Gracielita de mi vida—. Al sentir el relámpago se despertó. De sus ojos brotaban ríos con sangre de estrellas. Sus manos se apretaban con fuerza y tristeza. Escuchó la lluvia fúnebre en el pecho del lombo y palpó la humedad con su piel. Miró el agua llorar y sintió todo el dolor en su pecho.

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—Dió mío, Batata a mueto— Se levantó de la cama, caminó hacia la puerta y antes de salir se desnudó. Se bañó en la lluvia confundiendo sus lágrimas con las aguas del cielo. Sus senos viejos sintieron los besos de las gotas. Palpó todo su cuerpo y sólo el frío de la madrugada la mantuvo en pie. Se derramaba en un llanto de diluvio. Estuvo desnuda en la lluvia hasta cuando el cielo empezaba a presagiar el sol. Entonces la lluvia empezó a contener su fuerza y escuchó el lombo que cantaba. Vio en las ramas del árbol que sembró su hermano en la orilla de su casa al mensajero negro de la muerte. Lo miró con todo el silencio de su boca sonora. El canto trágico del pájaro profético le llenó el cuerpo de un frío insoportable. Con los ojos mojados de sal y tormenta se secó mientras caían los últimos rayos. Vistió su piel antigua con un vestido negro florecido de pétalos amarillos. Secó su pelo blanco y recogido, con las raíces oscuras del África empapadas de llanto mientras afuera escampaba y el cielo se pintaba de un azul oceánico. Fue por las velas y las prendió en frente del altar. La virgen de la Candelaria se iluminó con su piel morena, y los santos proyectaban su sombra larga en la pared. Susurró su plegaria despacito, como nunca cuando lo hacía con la rapidez de la vida. Graciela le pidió a los ancestros que lo recibieran en su tierra, a la virgencita que trajera su cuerpo al Palenque para poder enterrarlo como Dios manda, y a San Pedro que le abriera las puertas del cielo. Invocó a sus Orichas y le pidió a Legba, al igual que cuando estaba vivo, que le abriera todos los caminos. Cuando terminó de rezar apagó las velas y las recogió como hacía en el monte con las frutas. Salió de su casa descalza y sin hablarle a nadie, con una botella de trago en la mano. Al pisar de nuevo la tierra mojada vio las estrellas. Le pareció un milagro ver el cielo tan despejado después de la tormenta que sólo hace poco había terminado de caer. Sintió el calor de sus ancestros y las luces de sus dioses. Vio la luna gigante y mulata. Recordó las palabras que le había dicho en el bunde. Es la Oricha Ochú,

diosa del amor y concubina de Changó. Ella era la luz plateada de sus ojos en tinieblas. Graciela la miró y sintió un profundo alivio, esa luna, esas estrellas, esa lluvia, esa tierra mojada en los preludios del amanecer eran la respuesta más hermosa a sus plegarias. Volvió a sentir la muerte en su cuerpo, como tantas veces la había sentido, cuando caminaba hacia la casa de su hermano. Entró y fue a donde estaban los tambores sin necesidad de ninguna luz. Abrazó al Pechiche en el suelo y abrió la botella. Tomó un trago largo y el otro se lo dio al cuero del tambó sagrado mientras sentía el quemón en su pecho. Besó la piel del Pechiche como si besara las manos de su padre, su abuelo y su hermano. ——Batata—, se repetía sin cesar, como si fuera una oración o una palabra mágica de resurrección. En el silencio de la oscuridad, le contó la noticia al tambor. Acarició su cuerpo grande y robusto como el de un hombre y sintió una leve satisfacción. Se sonrió como lo hacía cuando Dolores Salinas contaba chistes obscenos de animales que relataban los chismes del pueblo.


—Erej igualito a ello. Ejpero ke tú sí no te me va morí— Esta vez el primer trago lo bebió el Pechiche y después ella. Al mirarlo, Graciela recordó a su abuelo cuando le enseñaba los ritmos de su sangre. Recordó en un silencio compartido con la casa a todos los muertos que lloró con Pechiche. Finalmente, y fue ahí cuando volvió a llorar, recordó el velorio de su madre. Cuando llovían sus ojos sobre el tambor clamando por su madre vio la luz de la luna y sintió su presencia. Sintió que la Lu abrazaba su soledad con el arrullo de su canto. Ella, su madre, María Luz Valdez Laguna, fue quien la levantó y le ayudó a cargar el Pechiche. Veía su sombra protectora y sentía una fuerza que no lograba consumir el dolor. Salió de la casa de su hermano dialogando con su madre. Le preguntó por qué Batata no murió en San Basilio como sus abuelos. Ella le dijo que sus pasos eran otros y que en estos momentos le hacían su ritual en Bogotá como a un gran artista. Lo homenajeaban más que a un presidente y lloraban más que las nubes en las montañas. Graciela se sonrió. Pensó en esos cachacos que tanto les gustaba el tambor y en esos otros que los trataban como lo hicieron los esclavistas con sus ancestros. Le preguntó a la Lu si traerían su cuerpo para velarlo y enterrarlo en el Palenque como Dios manda. Su madre le respondió con una mirada que la tranquilizó y un canto que le estremeció su corazón. Sintió la inmortalidad de la muerte en la voz de su madre, cantando la misma melodía con la que la bautizó. Cruzaban el pueblo que aún dormía sin saber la muerte de Batata. Apenas había muerto el día anterior, el viernes 23 de enero de 2004 en un hospital a las cinco y media de la tarde con el llanto del ocaso. Su mirada se encontraba rumbo a la amada África, la misma que siempre llevó en su sangre aunque nunca logró pisar con vida. Al fin volvía a la tierra de sus ancestros. Sentía el sol que le dio color a su piel y libertad a su

sangre. Debajo del baobab cantaban por la muerte del babalao. Y mientras recibía la muerte con su hermano de Kulonda en África, Batata le cantaba a Palenque. Fue ahí en la noche congolesa desde donde llamó a Graciela y a su madre la Lu. Cabalgaba el tambó de los ancestros forjando los truenos de Changó en el cuero y frente a la sorpresa de todos cantaba con su voz negra en la garganta de la nieta del difunto. Todos bailaban mientras Paulino cantaba en palenquero, en español, en bantú inspirado por la sabiduría infinita de la muerte. Su canto se escuchaba tan fuerte en toda la tierra de África que logró abrirse camino hasta los sueños de su hermana. Cuando el trueno sonó en el mismo momento que terminó su toque, el silencio le indicó que era momento de regresar a su San Basilio. Graciela llegaba a la entrada del pueblo, a las raíces de la Ceiba centenaria que los protegía y donde moraban sus ancestros. En ese mismo árbol brujo de la libertad con que Benkos Biojo fundó el Palenque colocó el Pechiche mirando hacia su tronco fuerte como las palabras milenarias de sus ancestros. Bebió otro trago, le ofreció al tambó y empezó a invocar a sus abuelos con un repique fuerte y sonoro que hacía vibrar la tierra. Era el mismo repique que su abuelo Batata tocaba para anunciar un lumbalú. Luego empezó a palpitar el ritmo fúnebre con que despedían a sus muertos sin poder evitar que en sus ojos lloviera la tristeza. Otro repique estremeció las hojas de la Ceiba con el viento de sus truenos. Paulino escuchó su llamado en las ramas del baobab. Se despidió de sus abuelos y hermanos prometiendo volver a recibir todos los nacimientos de sus hijos y estar presente en todas sus plegarias. Graciela soltó su grito como un relámpago del amanecer. Su voz aguda, estridente, trágica, ebria de dolor, despertó a su nieta que dormía en los brazos de su hija. Las Alegres Ambulancias escucharon el clamor del lumbalú. Cantaba con todos sus pulmones mientras su cara se arrugaba en un solo lamento. Su voz guiaba

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El espíritu de los muertos. Paul Gaughin. (1892)

a Batata en los oscuros caminos de la muerte. El tambolero mayor traía en sus manos el tambó de Elegba y en su rostro una sonrisa. Todavía en sus oídos resonaban los funerales que recibió en África y Bogotá. Todos sus compañeros y ancestros tocaron en su velorio. Pero le faltaba el rito más importante. El más querido y definitivo: las nueve noches de canto en su San Basilio de Palenque, la tierra natal de sus manos. La nieta de Graciela prorrumpió en un llanto que despertó a su madre, quien dormía mojada por la humedad de la maternidad en sus senos y la del amor en su vientre. No imaginaba que en el momento exacto en que murió Batata ella era sembrada de nuevo por su hombre, muy cerca de las raíces en donde sería enterrado a las cuatro

y media de la tarde con su canto. El último respiro de Batata sucedió en el mismo instante en que ella se convertía en río de mujer y trataba de callar sus gemidos. Sin duda, su unión fue bendecida porque hoy crece en su vientre el futuro sucesor de su tío, que será bautizado en el mismo río de sus ancestros con el nombre tradicional de su familia. Pensó que lloraba por el hambre, pero la niña no quiso los senos. Entonces escuchó al Pechiche. Se levantó sobresaltada. Pensó que la muerta era Dolores que había estado enferma bajo el cuidado de Ciquito y sus hierbas curadoras. El día anterior me había pedido que la examinara como médico pero no quería ofender a Ciquito. Dolores era su paciente y yo tenía que respetar eso. Sin saber bien de quién se trataba, murmuró mientras su niña lloraba —Arió mueto—


Graciela, como la verdadera descendiente de los kankamanas ‘del ritmo que es’, tronaba en el Pechiche igual, o incluso mejor, que como lo hacían sus ancestros. Este tambó que construyó su abuelo y que tenía la edad de los tres Batatas, era parte esencial del alma de Palenque. Su voz fue escuchada por el Rey Benkos, el brujo Paulo, Domingo Criollo y sus mujeres, que ya llegaban a la Ceiba que habitaban los Batatas desde la noche anterior, fumando sus tabacos y escuchando el rezo de sus abuelas. La Ceiba inmensa se llenaba de ancestros pero la copa seguía vacía para los Orichas. La hija de Graciela reconoció la voz de su madre y despertó a su marido angustiada, diciéndole que había muerto Dolores. La verdad le dolió más cuando supo que era su abuelo. Amanecía ya cuando en la puerta vio salir a Las Alegres Ambulancias hacia donde tronaba el tambó. Las vio a todas y se desconcertó cuando reconoció a Dolores liderando su paso apresurado. Ya estaban vestidas de negro. Salió corriendo detrás de ellas con su hija en brazos. Todos los seres se despertaban sobresaltados por el lumbalú. En San Cayetano y en Malagana, a quince kilómetros de Palenque, se levantaban sobresaltados por el canto del tambó. Los que entendían la lengua ancestral del Pechiche sabían desde el principio quien era el difunto. Las Alegres Ambulancias ya escuchaban su nombre en la voz de Graciela que lo llamaba descorazonada. Desde la distancia corearon los pregones de la cantaora. Los tamboleros se ponían su camisa de trabajo aunque sabían que hoy no era día de monte. Cassiani, Valdéz, Salgado, todas las familias salían con la presencia de la muerte en sus rostros. Los pescadores soplaban sus gaitas mientras iban en sus mulas camino al Palenque. A las seis de la mañana ya estaba todo el pueblo reunido en torno a la Ceiba y coreaban los cantos de las bullerengueras. Al medio día ya no cabía una persona en San Basilio. Las mujeres traían las flores

que recogían en el camino y las dejaban en las raíces de la Ceiba. El aguardiente y el ron fluían pero nadie estaba alegre. Ni siquiera las risas de las Ambulancias. Esta vez enterraban a Batata y tenía que ser con todos los honores. —aaa i lombo, ee, releyó… mi tambolero… Batata rompé ese tambó hombé ke si el dueño preguntare yo te lo mandé… aaa— Graciela escuchaba el tambor de su hermano que atravesaba la muerte con su tronar. Ella encadenaba los lumbalú uno tras otro sin parar. Sus manos ardían cuando ya se anunciaba el ocaso. Ninguno de los hombres tenía puesto el sombrero. Los niños lloraban con las palmas de sus madres. Nadie había comido en todo el día y todos los músicos e instrumentos resonaban en el lamento de muerte que era San Basilio de Palenque. Graciela miró hacia las ramas de la Ceiba y vio en el humo del tabaco la danza de Elegba anunciando su presencia. Exclamó con su voz de indiscutible reina del tambor sus pasos benditos. Changó anunció con sus rayos su danza en los bailadores. Poco a poco descendían los Orichas y llegaban todos los ancestros que iban a recibir a Batata. Graciela vivía su sueño sin siquiera recordarlo en ese momento. En el último verso de su canto, se callaron los tambores que recibían con el silencio del respeto, el cuerpo de Batata traído por sus hijos y su mujer. —¡Elegba ábrele los caminos!—

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¿Qué escribir sobre Capoeira? Por Dana Milena Chavarro Al sentarme frente a la computadora y tratar de ‘exprimirme la cabeza’, quiero escribir sobre Capoeira. Pero, ¿qué decir? Acaso ¿ya no se ha escrito tanto sobre ella? Es más, ¿qué puede decir una colombiana de una expresión cultural que ni si quiera es la suya? Entonces, recordé el viaje que hace poco, algunos compañeros y yo, hicimos a Bahía (Brasil). Siempre nos dicen que quien practica Capoeira debe ir allá, que es la “meca” de la Capoeira, y ¡pues sí! Nadie pone en duda eso. Pero ¿qué es exactamente lo que vives en este lugar? ¡Uff!, ¡de todo! —capoerísticamente hablando por supuesto—. Para las personas que vivimos en el trópico, quizá nos sea familiar la temperatura, la arquitectura y hasta la gente misma, obviando por supuesto que se habla un idioma diferente al nuestro y que aparentemente nos es fácil de relacionar. Pero de la misma manera nos es fácil “meter la pata” cuando intentamos comunicarnos con ellos. Pero bueno, de eso no es de lo que quiero hablarles. Quiero contarles sobre un abuelo de 88 años y sobre un 27 de diciembre, justamente el día en que se celebró su cumpleaños: todos aquellos que lo conocen o que han oído hablar de él, quieren ofrecerles sus parabens (felicitaciones). Ese día vi mucho extranjero: uruguayos, alemanes, japoneses, argentinos, franceses, estadounidenses, y no podía faltar la cuota colombiana. También, indiscutiblemente llegaron bahianos, acudiendo al llamado de dicha celebración; esperaba ver muchos mestres (maestros), aunque estuvieron Ciro, Baixinho, Barba Branca, entre otros, el comentario de quien conoce de esto es que “habían faltado muchos”.

Los que sí estuvieron como grupo fueron los alumnos de Mestre Moraes, quienes por cierto comparten el “Forte Santo Antonio” o compartían en ese tiempo; además, por las camisetas, supe que habían asistido representantes de varios grupos locales, entre ellos los alumnos de Mestre Rene, que aunque se les dio permiso de asistir a la Roda (rueda), no participaron de ella, quizá porque el del permiso iba hasta asistir. Otra vez, me voy por las ramas… ¡Si de quien quiero hablar es de mi personaje y su celebración! Después de la puesta en escena de una biografía montada por una de sus alumnas y a cargo de un grupo de niños de una de las tantas “favelas” de la ciudad, comenzó lo que todos esperábamos, la “roda comandada por el Mestre” y así fue; la batería fue asumida por sus alumnos más avanzados y, uno de los Mestres formado por el homenajeado asumió el ‘medio’, cantó la ‘ladainha’, hizo los saludos correspondientes, continuo con el ‘corrido’ y a ‘Jogar’… Antes de continuar narrando las sensaciones de aquella rueda, es necesario mencionar la conformación de la batería: —de izquierda a derecha— Gunga, medio, viola, pandeiro, agogó, reco-reco, atabaque, y en toda la extrema izquierda, el agasajado, comandando la roda con una baqueta como su vara de mando. Iniciaron los corridos, dos capoeiristas debajo de los birimbaos y empezaron los juegos, todos los participantes de la roda sentados en el suelo, íbamos jogando en el orden en que nos acercábamos a la batería. Los juegos, unos más bonitos que otros, unos con mejor técnica que otros, unos más acelerados que otros; hubo de todo y para todos los gustos, pero lo que no se vio por ningún lado fue violencia.


Cuando los corridos se aceleraban mucho, se bajaba el ritmo dando la sensación de un frenazo en seco y los juegos eran acabados siempre por el Mestre, que al hacer una señal con su baqueta lo daba por terminado. De esta manera la roda fue llevada desde el principio hasta su culminación por él. Aunque según los expertos en la materia debió ser más extensa, la roda terminó y con ella la celebración, no sin antes cantarle el feliz cumpleaños junto a una gran torta y una mesa rebosante de frutas. Fue éste el momento más apasionante, el instante cuando mostró en su rostro una agraciada sonrisa, la cual regocijó a todos los presentes y llenó todo aquel silencio que se guardó durante la celebración; silencio cómplice y que sólo un señor con toda la experiencia acumulada de sus 88 años puede, con tan sólo una sonrisa y su andar lánguido, demostrar por usanza de la vida, de qué está hecho un verdadero capoeirista. De quién podría estar hablando durante estos parrafos sino del Mestre de Mestres, del Angolero Mayor, ni más ni menos que Mestre Joao Pequeno. Así que ¡Vayan, conozcan Bahía!, esto no será lo único que vivirán. Pero, les aseguro que el sólo hecho de poder conocer a este gran personaje, hace que el viaje hasta este lugar de nuestro continente, haya valido la pena!

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LUMBALÚ por Baraka Ubuntú Magara I Estoy muerta y sigo caminando. El río de la vida me baña con sus días. Bajo la sombra de una Ceiba o el frío de un frailejón, he encontrado mis pasos. Llevo perdida mi sombra, como si el sol siempre estuviese sobre mi cabeza. Pero en realidad, he perdido los zapatos del cielo. Camino como si fuera a encontrar el regreso a aquella casa donde se cocinaba el maíz. Como si de la puerta fuera a brotar la sonrisa luminosa de mi madre. Pero sólo recibo el silencio del muro que ignora mis penas. No hay pájaros en las ramas de mis sueños, no hay flautas ni tambores en los días de sol y las noches de luna. No está el abuelo que me enseñe el camino y me recuerde que todo lo que vive es sagrado. Mi cuerpo liviano como el aire se convierte en torbellinos de polvo. Soy una hoja perdida En la soledad del viento

II Esa noche me sembró a Manuel. En la casa que construyó con sus manos sobre la tierra desnuda. Nos casamos al otro día con tambores y décimas, con gaitas y maracas en la casa en que me hizo su mujer. Él seguía cultivando en el monte y nosotros vivíamos tranquilos en el Palenque. Allí nació Manuel y crecía como un árbol. Pero mi madre quería regresar a su tierra. Sentía en su sombra el frío de la muerte y quería encontrarse con sus

ancestros. Bonifacio aceptó entusiasmado. Quería conocer mi tierra y a los descendientes de nuestros taitas. La canoa que le regaló mi suegro en el día de nuestra boda recorrió la sangre del río. Cuando llegamos al pueblo, esa misma noche, en la casa de mi tío Juan, mientras dormía, murió mi madre. A la siguiente mañana iniciamos los ritos cuando no despertó ni con el beso del agua. No puedo evitar que mi respiración se corte cuando recuerdo la tarde de ese dos de septiembre. Esa noche de tormenta empezamos los ritos fúnebres y sentí la inmensidad de mi tristeza. Ahora nos encontramos en la muerte, con el dolor del lumbalú tronando en las venas…

III ¿Cómo entrego mi hija a la muerte? ¿Cómo arrodillo mi dolor? ¿Cómo devuelvo el milagro? ¿Cómo…? Tanto luchar para abrir puertas que me llevan al mismo camino. Tanto aferrarme a la vida como si la vida fuera el remedio de la muerte. No serán suficientes nueve noches y nueve días para llorar mi dolor. No hay oración que me devuelva la hija de mis entrañas. Hoy te canto las canciones que te gustaban con las miradas que te hacían reír. Hoy no sé cómo decirte que me muero contigo y aún sigo viva. Hoy no sé cómo sobrevivirte. Vuelvo y levanto mi cabeza a la virgen. Miro en mis ojos que ven morir al hijo en la Cruz. Quisiera cruzar el hilo delgado de la vida y la muerte. Quisiera seguir tus caminos siempre, María Paz….

IV Suenan los tambores. Es el primer día en que velamos a Dominguita. Mi abuela estaba destrozada y seguía


llorando como si se le hubiera partido el alma. Su pelo estaba sucio y triste. Sus arrugas eran de dolor. Su piel era más negra. Su voz era la voz misma del Pechiche que lloraba incansable. Mi abuela fue cantaora desde siempre. Hija de cantaora y gaitero, fue arrullada con los mismos cantos con los que me arrulló a mí. Hoy su voz acompaña a mi primita que descansa en el cielo libre de pecado. Mi madre abraza a mi tía que no puede mantenerse en pie. Por las calles empolvadas del pueblo, entre las lágrimas, llevamos a la angelita a la casa más grande de la familia, la de mi tío Bernardo, para poderla llorar como se debe. Allí le cantamos los arrullos y los cantos de muerto para que Dios la reciba en su gloria. Yo le he pedido a la virgen María y al Divino Niño que tiene mi madre en su pieza, que le de consuelo a mi tía y a mi abuela. Les pido que permitan descansar a Dominguita y que su presencia calme los ojos de su madre. Mi abuela siempre le decía a mi tía que Dominguita había sido escogida por Dios para morir libre de pecado, pura, para ser un angelito en el cielo por siempre. Que ella era la que nos iba a proteger porque los que seguimos aquí penando somos nosotros, ella ya está en la tierra de los muertos. Esta noche mi abuela no parará de cantar los lumbalú que aprendió de su madre y que me enseñó cuando murió mi padre:

Cada vez que entierran un difunto, le pregunto si conoció a mis hijos, si pisó mi tierra, si escuchó la voz de mis ancestros. Llegué tan agotada de la vejez, que la vida inmortal de nosotros los muertos es, para mí, disfrutar del silencio fresco y el resguardo sereno del cementerio. Pero Rafael, que nunca pudo caminar entre los vivientes, ahora libre y veloz en la muerte, no habita nunca su tumba. A penas sintió la sangre oscura de la tierra en sus pulmones, partió para nunca detenerse. De vez en cuando, pasa por este cementerio a visitarnos y contarnos de nuestros hijos, padres, hermanos y amados. Hace años que no volvía. Parece que la muerte le hubiera dado alas en los dedos, ahora es el pájaro que siempre soñó ser cuando sus huesos destrozados no concebían la dicha. Los tamboreros sacan sus ritmos de las ramas de los árboles. Mañana me reuniré con mi Bonifacio, al fin, pero será en el funeral de nuestro hijo. Esta fue la parte que Rafael más se demoró en contarme. No podía invocar las palabras. Se sentía mudo como en vida cuando supo que tenía que decírmelo. Yo lo sentí ayer. Sentí un pálpito súbito en el pecho, un dolor punzante que heló mis senos. José Prudencio murió en la ciudad, por no dejarse robar el sueldo que tanto luchó descargando bultos. Ahora vuelvo a cantar el lumbalú … Ilombo fué Ilombo fué Samba Urile Ilombó fue…

–La muerte no te perderá Siempre te encontraremos La muerte no te perderá Siempre te encontraremos Por que con el llanto del tambor A tu oído volveremos Aeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee…

V La muerte ha nutrido las raíces de mi cabellera. En las noches la peino, lluvia blanca con recuerdos negros, mientras escucho la memoria de los muertos. Escucho.

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POESÍA

II Gran Putas ¡Awo cabio sile Changó!

Canto a los Orichas Baraka Ubuntú

Obacosó, Rey de Oyo, Hijo de Yemayá, Obacosó…

I Abridor de caminos

El fuego de tu relámpago La fortaleza de tu brazo libertario La danza de los tambores Gran Manga Fecundo Gran Putas Orún Dios Sol Maferefúm Changó

¡Abobó Elegba! ¡Abobó Elegba! ¡Abobó Elegba! Aché Oricha de la Palabra Que desciendes por el Baobab Niño divino Dios Poderoso Que regresas de todos los caminos Rojo y negro Vida y muerte Que ríes con el humo de tu tabaco Luz y sombra Azar y destino Que bailas con el ritmo de tu garabato

El rojo y el blanco de la sangre y el amor Las cuencas de Obatalá Amante de Oshún y Oyá Esposo de Obá Compañero de Ochú Jinete de los truenos Maferefúm Changó Guerrero de la belleza masculina Con tu enorme falo Tu tragedia Y redención

Eleguá Moforibale Laroye Ecua siré Legba Aché ¡Abobó Eleguá!

Libértanos Gran Fuego Sol ¡Changó!


III Madre agua Yemayá Madre agua Yemayá Marea de Ochú Que besas las costas Con la sal azul de tu tristeza Y el ritmo vida de tu danza Oricha amantísima, Yemayá Olas de sabiduría Bendice la mujer de mi poesía Y concédenos con la fluidez de tu cuerpo La salud de la fe La inspiración Madre La bendición. ¡Aché!

IV ¡Oshún yalode! Iya mi in le oró… Yeyeo ¡Oshún, yalode! Magara de los ríos de mi sangre Belleza de la mujer y de Ochú Riqueza infinita y dulce del agua ¡Oshún, yalode! Oricha de la danza Tu rostro bonito Que ilumina en el cielo Las flores amarillas Y los cantos del tambor Son para que siempre bailes Al son del amor…

V Serenidad Obatalá Babá Dueño de mi cabeza Semilla de mis pensamientos Luz blanca de la luna Serenidad del profeta Música de la armonía Oxalá Papá Humo de la sabiduría Memoria sagrada Taita que has reencarnado En Vishnú, en Bochica, en Emannuel I y en Jesús Y que recibe en su barba de flores Los versos que pinto con sus colores… Jah rastafari

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VI La sanación del arte

VIII Inti y Killa

En el poema En la canción La pintura La escultura El mito y la devoción Renazco como San Lázaro, De mis incontables muertes Y curo como Babalú Ayé Todas las llagas del tormento…

La luz Que renueva mi espíritu Con el rostro de su belleza La máscara de oro y plata De Orún y de Ochú Es la tinta de este poema La melodía de esta canción.

Los perros de Ogún ladran Anuncian su presencia Siento el palpitar de su báculo sobre la tierra Es Babalú Ayé que me sana en la danza de cada poema.

VII El aroma de la tierra Pachamama Iyá Odudúa Respiro La esencia de la tierra En cada bocanada Beso tu piel amada La magia de Ossaín La inspiración de Oko La vida de Dada Oricha Que me llenan con el magara de la Naturaleza. Gracias Aroma de la hierba y la flor Respiración de la tierra Constelación Amor

IX El libro de Orúnla Soy el tejido de los Ancestros Que dibuja sobre la hoja Las raíces del Árbol Brujo de la Libertad. Soy la flor de la palabra Que nace de sol y sombra En la danza de la piedra Soy la letra misma Con que Ifá escribe sus Tablas Soy el libro de Orúnla La partitura del destino Cada instante de la sabiduría La tragedia del camino La palabra ecuménica que entraña La libertad de ser todo.


Alcancesdelmulticulturalismoconstitucional,unaperspectivaantropológicofilosóficadesdelalecturaafrocolombiana Por Jorge Mauricio Donado Correa Escribir acerca de los Afro descendientes en las Américas y en Colombia en el siglo XXI plantea la imperiosa necesidad de adentrarse en el estudio de los fenómenos sociales desde diferentes ángulos. Si bien es cierto que la literatura ha crecido en los últimos veinte años sobre los afro descendientes en Colombia, aún hace falta mucha producción en términos de propuestas sobre prácticas sociales que cambien las estructuras existentes. Las cuales cada día y amañadas bajo los alcances del multiculturalismo liberal siguen erigiendo una sociedad homogénea con altas tendencias a las practicas europeas y ahora norteamericanas. Así, este artículo más que un estudio sobre los afro, es un pequeño análisis acerca del modelo social que impera en Colombia y sus estrechas relaciones con los conceptos dogmáticos del derecho y de la ciencia positiva. Hablar de derecho es en principio hablar con un uso diferente del lenguaje, es decir, dándole a cada palabra una connotación, un contexto y especialmente un significado determinado. Es moverse dentro de un ámbito en el cual por regla general, siempre habrá una consecuencia. Esto se debe a que toda su estructura está basada en concepciones, que no se mueven dentro de aquello que es, sino más bien de lo que debe ser, y que por lo tanto, si no es, (como se ha

establecido), debe ser, ha de acarrear un efecto por tal motivo. A simple vista, la anterior afirmación puede presentarse como sencilla, pero adentrarse en una introspectiva crítica sobre aquello que es o debe ser, es una tarea que al emprenderla trae implicaciones éticas que al final terminan siendo como un radio inservible en mano de niños, un juego apasionante. En análisis sobre cómo fue construida la perspectiva social Latinoamericana y del Caribe de inicios del siglo XXI exige realizar un estudio global de los acontecimientos, de la historia y de las teorías científicas, sociales y jurídicas a la hora de adentrarse a analizar los problemas sociales y conflictos teóricos que ella presenta, valga decir, de la realidad contemporánea con los presupuestos fundamentales de la ciencia pura, la ciencia social y del derecho. Así, la comunidad estudiantil Colombiana de inicios de siglo, tiene la dura tarea de buscar soluciones para los terribles males que aquejan la realidad coetánea del país, pero sobre todo, de tratar de abrir los horizontes, es decir, tratar de expandir las visiones que existen sobre las diferentes ramas del conocimiento para que las generaciones venideras puedan en su momento y con la forma que mejor decidan construir nuevas bases y reedificar. Si bien el panorama de la realidad social no es alentador, se abordará en aras de la reflexión crítica sobre los infortunios que la ciencia humana y jurídica han logrado desencadenar en el contexto colombiano, con el fin de proponer un Estado de emergencia social intelectual. Con esta aserción, no se pretende hacer al

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lector cambiar sus posiciones sobre tal o cual punto de vista, ni mucho menos entrometerse en la esfera cultural de su pensamiento, base de su personalidad y estandarte de su humanidad. Tampoco se especula aquí ser constructores de conocimiento, pues, es una certeza que no tiene por sentado que exista algo que en realidad se le pueda aportar a quien quiera que en su momento se acerque a esta denuncia teórica. Así las cosas, el siguiente texto tiene como propósito fundamental señalar por qué es posible afirmar desde la epistemología y la antropología filosófica, que la concepción filosófica que fundamenta el derecho y su deber ser con respecto a la conducta humana, tienen sólidas bases negativas y principios lesivos perjudiciales para la propia humanidad. Es decir, que las siguientes palabras se encaminarán a no perpetuar la hazaña positivista, sino más bien a acusarla de inempirica y malévola. Para emprender lo anterior, se abordará tanto el plano histórico como el teórico de la fundamentación de la ciencia positivista. Desde allí, en la lucha por la cimentación de la ciencia social, ahondaremos en sus orígenes, intentando apartarla ciencia social de la interpretación filosófica convencional, desde una aproximación a la antropología filosófica Latinoamericana y del Caribe, lo cual puede dar a conocer la urgencia de unas nuevas bases que eliminen lo que el profesor Bunge denomina como el arma despotismo, que es el positivismo jurídico1, con el fin de abrir las puertas para nuevas formas de metodologías emergentes y epistemes en otredad de relacionamiento social.

Hombre Vitruvio (Da Vinci, 1492)

Para tal fin se hace infortunadamente necesario reproducir, una vez más, el contexto sobre el cual se desarrolla el discurso del positivismo jurídico3, el sustento teórico que lo fundamenta y el alcance que este tiene como planteamiento social. Pero bueno, ‘las cosas al derecho y no al revés’, lo primero que hay que observar en el génesis del positivismo jurídico es su procedencia científica. El nacimiento del positivismo tiene relación con la quimera de las ciencias sociales.

Disertación Epistemológica

Ahora bien, para iniciar esta reflexión, cabe decir que uno de los conceptos menos claros del lenguaje es precisamente el de ciencia. Se han escrito cientos de tratados y todas las culturas han aportado de una u otra aporte a la discusión. Se enseña en las escuelas del mundo y poco es ciertamente lo que podemos acordar en su definición. Sucede en las academias, entre los grandes pensadores de nuestro tiempo, los 1. Bunge, Mario (2008) Mario Bunge, el positivismo “científicos”, pero también en las aulas, en las cafeterías, jurídico y la desigualdad. [Video en línea]. Disponible: en los buses. ¿A qué se debe esta extraña paradoja? http://www.youtube.com/watch?v=FO0GRPTg2Ty. ¿Cómo puede ser una de las ideas más debatidas en [Consulta: 2010, Enero 20] la historia moderna del humano, y al mismo tiempo


ser una nebulosa densidad donde pareciera que todos pueden opinar? ¿Sería entonces imprudente que un pensador del derecho reflexionara sobre el quehacer científico? ¿Y sobre el método en el que se asienta? O por el contario ¿es un menester fundamental de su quehacer? Sin importar las respuestas de los anteriores enigmas, se tratará de hacer un pequeño estatuto epistémico del positivismo jurídico, un breve esbozo desde la filosofía de la ciencia. El positivismo jurídico significó un brusco cambio de rumbo para la cultura europea de su momento, esto es explicable por el surgimiento de nuevas ciencias sociales que desplazaronn a la Filosofía. Así se pensó que la ciencia podría llegar a ser la única guía del hombre y no habría otra razón que no fuera la razón científica. El positivismo pretende atenerse a los hechos y su modelo racional será el de la ciencia experimental. La tendencia positivista puede encontrarse en múltiples áreas, estará presente en el socialismo y en el pensamiento de los economistas ingleses de los siglos XVIII y XIX. Éste consiste básicamente en no admitir la validez científica de otros conocimientos, sino sólo de aquellos que provienen de la experiencia, rechazando, por tanto, toda noción a priori y todo concepto universal y absoluto. El acontecimiento es la única realidad científica, y por ende la experiencia y la inducción son sus métodos exclusivos. El positivismo es negación de todo ideal, de los principios absolutos y necesarios de la razón, es decir, de la metafísica. Es una mutilación de la inteligencia humana que hace posible no sólo la metafísica sino la ciencia misma. Ésta, sin los principios ideales, queda reducida a una nomenclatura de hechos, y no es una colección de experiencias sino la idea general, la ley que interpreta la experiencia y la traspasa. Considerado como sistema religioso el positivismo es el culto de la humanidad al ser total y simple o singular: Frente a esta filosofía fue desenvolviéndose, a partir de la Revolución Francesa, una dirección en la que

se combina el predominio del espíritu científiconatural con el desarrollo de las ideas revolucionarias en el sentido de doctrinas sociales. Este movimiento es el que conduce, por una parte a la última forma del positivismo como sistemática de las ciencias enderezada a la dirección de la sociedad y por otra, a la formación de doctrinas socialistas (Dilthey, 1997:210) Asimismo, se nota que el espíritu positivo tiene como uno de sus valores fundar un orden social; la constitución de un saber positivo es la condición de que haya una autoridad social competente, lo cual refuerza el carácter histórico del positivismo. Comte valora altamente el papel de organización que corresponde a la iglesia católica; en la época metafísica, la muestra de la dominación espiritual corresponde a la influencia social de los legistas; es la época de la irrupción de las clases medias, el paso de la sociedad militar a la sociedad económica, es un periodo de transición crítico y disolvente. El protestantismo contribuye a esta disolución. Por último, al estado positivo le corresponde la época industrial, regida por los intereses económicos, y en ella se ha de restablecer el orden social, y éste ha de fundarse en un poder social y mental. Como es de notar, la teoría fundamental del positivismo gira en torno a la coacción y a la imposición del carácter empírico que se profesa como ciencia quedando reducido a su inexistencia, al negar las percepciones reales de cada humano perteneciente a una comunidad. El Estado es entendido por Comte es la situación en la que en una determinada época histórica halla el espíritu humano, caracterizándose cada una de ellas por una forma de interpretar la naturaleza de las cosas y, por una idea distinta de lo que es el saber. Las discusiones científicas sobre el proceder del positivismo nos sirven para sentarnos a realizar un análisis de fondo sobre el tema que realmente nos convoca.

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Disertación Antropológica Filosófica En las constantes introspecciones sobre la conducta humana, se ha ahondado continuamente sobre el factor original de la naturaleza humana. Sin embrago, en este devenir interrogativo se ha olvidado realizar un análisis juicioso sobre la procedencia y manifestación externa de ésta desde un punto de vista mucho más humano y menos estepario. Varias son las ópticas que sobre este tema han existido como ha de suponerse. Pero para poder abrir las puertas de un campo real de acción al debate sobre la naturaleza humana hay primero que hacer un intento por definir que es la antropología filosófica, piedra angular de este análisis. Así habremos de afirmar que: “la antropología filosófica puede ser entonces definida como la disciplina que postula como tarea fundamental de su investigación responder la cuestión: ¿Qué es el hombre?, intentando captar en su totalidad al hombre a diferencia de toda otra antropología” González, et al., (2005). Es decir, que esta disciplina del conocimiento trata de encontrar las respuestas a los principios y fines últimos de la pregunta ¿quién es el hombre? Basta decir que en el Sapiens Sapiens nace todo, los conflictos y amores. El ‘ser’ como proposición filosófica y científica siempre va a ocupar el punto más alto en los estudios que se puedan realizar en cualquier campo, pues su análisis es abarca la complejidad de su procedencia. Y en ese desplegar de posibilidades, aparecen respuestas que se mueven bien dentro de un campo noético (es decir espiritual), o un ámbito orético (del impulso animal o irracional); en últimas, es la manera de concebir este valor, la que va a dar un punto de vista decisivo a la hora de responder la pregunta sobre cuál de estos factores es en definitiva el que regula la conducta humana. “La introspección

nos revela ten solo aquel peWqueño sector de la vida humana que es accesible a nuestra experiencia individual; jamás podrá cubrir por completo el campo entero de los fenómenos humanos” Cassirer, Ernst (1994:16).Dentro de la concepción noética o espiritual podemos encontrar varias referencias en la antigüedad, de las cuales no nos ocuparemos hondamente por la necesidad de tratar con más extensión de las referentes al otro punto de vista, es decir, a los planteamientos positivos. Los pensadores clásicos Sócrates, Platón y Aristóteles proponían perspectivas encaminadas a resaltar la dualidad existente dentro del hombre y basarse en ella para crear un discurso sobre la forma, bajo la cual deben los humanos guiar sus relaciones entre sí. Por un lado Arístocles Podros afirmaba que, “El hombre es un alma que se sirve de un cuerpo. Distingue claramente un cuerpo y un alma con la primacía del alma sobre el cuerpo, puesto que el alma es el principio de movimiento del cuerpo” (González, et al., 2005:80). Es conocida la alegoría de Platón sobre la dualidad del alma, la cual está representada para el pensador como un carro alado jalado por un caballo blanco que representa lo bueno y uno negro que representa lo malo. Cabe resaltar que esta idea solo refuerza la dualidad ontológica del ser y crea a partir de esta, jerarquías que propone como necesarias para el buen funcionamiento de esta. “Pero entonces, los hombres no son buenos por naturaleza” afirma Sócrates en uno de los diálogos de Platón. (2001:309). Aristóteles (2001:26), por su lado resuelve el problema con magnifica disparidad, pues también es universalmente conocida su máxima “Zoon Politico”, es decir, que este concibe al humano como un animal gregario, político y económico, pues no separa al ser de sus instintos, aspiraciones y motivaciones animales y naturales, sino que más bien lo reconcilia con su esfera intelectual y racional. Confirmando una vez más lo ecléctico de sus posturas al respecto.


La Nefasta Orexis Por otro lado, se erigen sobre la misma pregunta inicial, respuestas animalistas y caóticas. Abordaremos tan sólo dos propuestas, una del inglés Thomas Hobbes y otra del francés Jean Jaques Rousseau. Cabe anotar que en Filosofía se habla de un diálogo histórico que sostienen los pensadores a través del tiempo, lo cual hace posible identificar por qué a pesar de que entre Thomas Hobbes y Rousseau existe un lapso amplio de casi 100 años se los enmarca a los dos dentro del pensamiento contractualista. En este orden de ideas y para exponer los conceptos surgidos por el carácter orético (del impulso animal o irracional) del pensamiento saltaremos en la historia hacía la antropología filosófica. Así, la historia registra dentro de las antropologías oréticas típicas, las concepciones políticas de Maquiavelo, Hobbes y Rousseau pues aportan un horizonte desde la acción política partiendo de la visión de naturaleza humana. En primer ñugar, tomaremos la óptica Hobbesiana del asunto, iniciamos con él como puede suponerse a esta altura, no por su aparición cronológica, sino por la importancia de sus planteamientos como una muestra significativa dentro de esta visión, que tiene como presupuesto la maldad de las personas buscando en la ciencia natural las respuestas que solo el espíritu puede proporcionar: (…) arranca de los problemas políticos. Como humanista encontró en la ciencia de los antiguos (derecho natural radical de los últimos Sofistas) los principios a tono con su espíritu. Pero su propósito de ampliar el empleo del atomismo más allá del campo social, al científico-natural, encontró la base en la combinación del materialismo con el nominalismo de Oxford y los descubrimientos de Copérnico, Keppler y Galileo al que visitó en 1936. Es aquí donde nace el primer sistema materialista moderno, que encuentra una limitación gnoseológica por el reconocimiento del carácter fenoménico del mundo que se nos da en la percepción ex-

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terna. En este sentido, Hobbes podría ser considerado también como padre del positivismo, que desemboca en Comte a través de D´lembert, Turgot y Condorcet (Dilthey 1997:148)

Ahora bien, como primera aproximación epistemológica, es plausible decir que Hobbes acepta la existencia de una sola ciencia universal, la cual denomina como filosofía. Y aduce a continuación que esta ciencia tiene como objeto la totalidad de los hechos dados en la percepción y como objetivo el conocimiento de las causas, sin embargo describe que sus medios son los conceptos definidos por designaciones nominales que representan las cosas. Profundizando más en el análisis, este autor se detiene en el hombre y en las formas que rigen su conducta. Partiendo de estos principios, nacerá el primer eslabón de la cadena causal explicativa hasta el Estado fin último de su expresión. Estos principios versan sobre todo de una teoría que gira en torno de la razón, de las pasiones y animalidades de las que dota Hobbes al humano además del poder, ya que este lo establece como un innegable atributo humano. Nótese muy bien lo que constituye este primer discurso Hobbesiano, el marcado sostenimiento de la irracionalidad, de la ira, de la hostilidad que ve Hobbes entre los hombres. Así, a la descripción de la naturaleza que ha adoptado como método científico, y la cual se hizo notar por su estrecha relación con las corrientes científico-naturales de su época, la dota de la función de informar a los seres humanos sobre los efectos de idealizar un estadio o situación humana sin el sostenimiento de leyes universales, firmes, inmutables y eficaces. Concluyendo en esta etapa de formación de su conocimiento, el máximo planteamiento para esta introspección Antropológico Filosófica, afirma que todos los seres pertenecientes a la humanidad están dotados de un alto nivel de maldad estructurado básicamente por la obligatoriedad de satisfacer sus necesidades y de relacionarse con sus semejantes.

Como se nota, hay en los anteriores planteamientos, un alto nivel orético que sitúa el génesis de la organización social en el instinto depredador, pasional e irracional del hombre que se ve inmerso en ella. Así es que se ha erigido la sociedad contemporánea, sobre preceptos caóticos y malévolos. No es difícil entonces comprender el por qué de los miles de males que aquejan a la humanidad Contemporánea Latinoamericana y del Caribe, ya que si bien por un lado, los europeos que se vieron así mismos como un conjunto de salvajes y bárbaros y se dieron para sí tales explicaciones y horizontes para resolver sus dualidades, por otro, estas nada tienen que ver con las perspectivas indígenas y africanas a las que oprimieron, destruyeron y redujeron encasillándolas dentro de sus intereses bajo el sello de la civilización cristiana, las cuales tenían raíces en la sabiduría popular y el armónico relacionamiento de los humanos con la naturaleza y sus pares. Continuando con las ideas de Hobbes, y ya para concluir, este análisis antropológico filosófico de las raíces del positivismo, cabe anotar, que para este pensador las leyes de la naturaleza, leyes fundamentales para el devenir social, son los planteamientos morales y racionales, que denotan los deberes que se hacen imperativos frente a los demás con el fin de avalar su supervivencia. Éstos imponen el terrible sometimiento racional, consciente y “voluntario” de los humanos a ciertas estructuras de colaboración social, presentando las máximas que deberán seguir para no caer en la amenaza de la paz social. Ahora bien, ¿Cómo no se verá amenazada la paz social, si esta paz no nace del espíritu de los propios humanos sino de una concepción prescriptiva de algo que ellos deben ser? Pero bueno dejemos descansar al pobre y enclenque espíritu del docto y maestro Hobbes, y acerquémonos más en el tiempo. En Francia, la ilustración proponía sus planteamientos que aunque bastante impropios, lograron establecerse como paradigmas de pensamiento para toda una reinterpretación de la humanidad que


planteamientos de sus colegas coetáneos y degeneró la concepción del hombre bueno en sí mismo para afirmar que el problema del hombre no es que sea malo por naturaleza, sino que cuando encuentra a sus pares se muta en un ser oscuro, ambiguo y diferente, en todo un depredador.

se conocerá como la modernidad. Rousseau en principio un buen pensador, todo un visionario, se oponía a los planteamientos básicos de la ilustración francesa ya que desvalorizaba la cultura, la razón y la sociedad a favor del hombre, de su estado natural. Todo un noético en potencia. Su especulación del sentimiento resultaba además, escandalosa y rimbombante para sus colegas. De la misma manera sus ideales políticos generaban una gran controversia entre los círculos intelectuales. Afirmaba el agudo y fogoso pensador Rousseau que el hombre natural vivía aislado, ya que carecía de una sociabilidad natural. Creó entonces la silueta del “buen salvaje”, estructurada bajo los presupuestos de la inocencia natural y la bondad, afirmando además que esta es innata así como la igualdad absoluta entre los hombres. Asevera que tampoco hay moral. Y establece que sin embargo, esta condición natural hace parte de un estado que ya no existe, pero que resulta benéfico para reflexionar sobre el estado actual. Así, el concepto de naturaleza funciona como punto de partida y concepto directriz. Ahora bien, arguye también que a medida que trascurre el tiempo el ser se torna menos feliz, menos libre y menos bueno. Parece que en este punto Rousseau se hubiese querido asimilar al pretor romano Poncio Pilatos al decir “Ecce Homo”2, pues si bien en un principio procedió con ética, terminó por rendirse a los fariseos 2. He aquí el hombre.

Así, la concepción del progreso inicial y óptimamente anarco es claramente atacada en cuanto que el hombre empieza a perder su libertad y las desigualdades ganan campo cuando nace la propiedad privada y la autoridad que la garantiza y la asegura. Palabras más, palabras menos, este planteamiento lleva a concluir que la sociedad moderna tal y como está planteada no es más que un engaño, y que los hombres se unen, esto en una suposición bastante utópica para defender a los débiles cuando en verdad lo que realizan es una apología a los intereses de los más ricos. Así las cosas, las disparidades se hacen claras: ricos-pobres; poderosos-débiles; amos-esclavos. “Así como un pastor de ganado es de naturaleza superior a la de su rebaño, así también los pastores de hombres que son sus jefes son de naturaleza superior a la de sus pueblos” (1996:7). Este precepto romano, occidental, manifestado ampliamente por el Magno Furiossi Emperador Calígula y desarrollado ampliamente por los ilustrados y la ciencia positiva, acerca de cómo es que se realizan, sustentan y desarrollan las relaciones sociales tal y como se presentan hoy en día. Como es de notar, la hazaña positivista tiene un arraigado fin lesivo y perjudicial para la humanidad, o lo que es lo mismo una falencia grandísima a nivel de la antropología filosófica. Pastores de hombres, como San Pedro, que con su red marinera van atrapando adeptos para la dominación espiritual y la susodicha dominación del hombre por el hombre. Así, el nacimiento de la sociedad contemporánea y de muchas de sus proposiciones posteriores como el positivismo jurídico está marcado por peces y lobos, entre Simón Pedro y Thomas Hobbes.

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Negación de la homogeneidad de Colombia. La urgencia de un dialogo intercultural La diversidad se encuentra presente en todos los ámbitos de la naturaleza y el universo, así como en la vida humana en todo su despliegue. Pluralidad de elementos encontramos en la tabla periódica de los elementos, de arboles en la madre selva, en las especies de los animales que rondan y moran el mundo junto a nosotros, y por supuesto, pluralidad de percepciones del mundo encontramos también en las diferentes sociedades que han poblado este planeta, el planeta tierra, único aspecto común que compartimos por ser nuestro lugar intimo y común de residencia. Somos diferentes los unos de los otros y los otros de los unos, sin embargo compartimos puntos similares de afrontar la vida que están relacionados principalmente con los aspectos biológicos que nos unen, siendo así que compartimos las mismas necesidades básicas, de alimentarnos, de abastecernos, de vestirnos, de asearnos, de protegernos, de resguardarnos, en fin. No obstante, todas las sociedades a lo largo de la historia han afrontado estas preocupaciones de forma diferente. Unos idearon sistemas de riego en los que se transportaba agua de un lugar a otro para suplir sus necesidades económicas y alimentarias pues no tenían cercanía a los ríos o el mar, otros por el contrario idearon sistemas de cultivo hidropónico hechos no ya sobre tierra sino sobre el agua misma por tener exceso de agua en sus territorios. Guardamos similitudes pero definitivamente no tenemos los mismos puntos de referencia, ni desarrollamos todas las personas las mismas habilidades y definitivamente no tenemos las mismas experiencias de relacionarnos ni entre nosotros como seres humanos pertenecientes a una comunidad especifica, ni mucho menos de relacionarnos con el medio que nos rodea.

Ahora bien, analizando el fenómeno social desde un punto de vista histórico por un lado y local por el otro, es imperativo nombrar que la forma como Colombia ha tenido un proceso social de relación inter-étnico responde a unas circunstancias específicas que van desde la forma en cómo se relacionaron los indígenas con los españoles creando la sociedad mestiza colombiana emergente, la cual pasaría a tomar el control político del país y se mutaría prontamente en una copia avasallada del liberalismo ilustrado europeo. Hasta la forma en que lo hicieron por un lado los indígenas y los españoles, cada uno independientemente del otro con los africanos, así como también de los mestizos con los africanos. Y luego con la llegada del pueblo Rom a Colombia la de las diferentes etnias en relación con esta. La Constitución de 1991 establece en su artículo 7 ubicado en el acápite de los Principios Fundamentales que el Estado protegerá la Diversidad Cultural y la Pluralidad Étnica, y les da una carácter amplio para el desarrollo de las relaciones políticas, sociales, jurídicas y económicas de las personas que conforman el colectivo colombiano. Con lo anterior, la constituyente demostró comprender la responsabilidad histórica que tenia y quiso de tal manera, hacer extensiva la lectura de que somos producto de la unión de la mescolanza de un trípode, de una “triacidad” o de una trinidad como se quiera ver y, que en tal sentido deben ser interpretados los fenómenos que surjan dentro de este colectivo especifico. La concepción propia del multiculturalismo tiene como factor principal de su composición el concepto de cultura. La cultura ha sido abordada desde diferentes ópticas y por diferentes pensadores del planeta tierra en diferentes periodos, y está ligada muy intrínsecamente a la forma en cómo las personas viven e identifican sus vidas, no sólo


en su aspecto más individual sino también en el más genérico. Es posible percibir los contornos sociales de diferentes maneras al igual que abordar sus conflictos y sus posturas. Las personas, los humanos y humanas, sujetos y sujetas activos y activas de la cultura, han desplegado sus formas de relacionarse dependiendo de factores que van desde lo ambiental, geográfico, étnico hasta lo político, filosófico y jurídico. Pero la cuestión con el multiculturalismo no para ahí. Hablar de multiculturalismo en un sentido muy amplio, es hablar de la posibilidad de coexistencia, de respeto y aceptación que tienen las diferentes culturas y concepciones de la vida, del mundo y el cosmos cada una frente a las otras. Sin embargo, esta primera concepción del multiculturalismo aunque exorbitante y pacificadora, no es la propia que se tiene de este como tal, pues este es sobre todo un planteamiento político, que propone el reconocimiento de una identidad diversa, diferente la cual entra en conflicto generalmente con la que esta interactuando. Sin embargo, la inclusión de la perspectiva multicultural dentro del canon constitucional debe ser cuestionada con los alcances reales que tiene la lectura liberal colombiana. Dentro del multiculturalismo, existe la posibilidad de una permanente interacción entre concepciones diferentes del mundo, y esto en estricto sentido alimenta a la humanidad y permite la ampliación de los conocimientos que se poseen. Sin embargo, no se pueden desligar los aspectos culturales de la devastadora realidad nacional, la cual exige realizar un estudio global de los acontecimientos, de la historia y de las teorías científicas sociales y jurídicas a la hora de adentrarse a analizar los problemas sociales y conflictos teóricos que ella presenta, valga decir, de la realidad contemporánea con los presupuestos fundamentales de la ciencia, de la ciencia social y del derecho, con el fin de

comprender que los cambios no están completamente en los giros constitucionales, que si bien colaboran en el mejoramiento de las relaciones sociales son el eje fundamental y determinador de la forma en cómo se despliega la sociedad, sino en la misma realidad del país. Conflicto armado, grupos armados al margen de la ley, reinserción social de personas pertenecientes a estos grupos, discriminación sexual, racial, desaparición forzada, desplazamiento forzado, narcotráfico, el surgimiento de una dictadura, de una tiranía, corrupción, pobreza, desempleo, miseria. Un caos de fenómenos sociales es lo que presenta la coyuntural actualidad colombiana y por lo tanto ninguna facultad en cualquier campo de formación académica profesional está excluida de aportar sus propuestas para solventar las necesidades que diariamente afligen a Colombia, y de buscar formas de sanar y corregir los males que laceran la realidad nacional. Pero no todo se reduce a un cúmulo de desastres sociales, no, la cuestión no es tan sencilla, va más allá. Puesto que las creencias y más aún los postulados constitutivos de las ópticas teológicas, filosóficas y científicas que estructuran y erigen la sociedad actual, corresponden como en una relación sentimental a las nefastas manifestaciones sociales que se acaban de mencionar.

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Si bien las expresiones fundamentales de la carta magna colombiana acerca de los pilares de la identidad nacional hacen relación con una concepción plural estructurada principalmente en la diversidad étnica, la cual es notoria a lo largo y ancho del territorio, tal expresión es tan sólo una voz muda del papel frente a la sonoridad estridente de la realidad en relación a la dominación de una clase social por otra la cual está ligada en su origen a una formación racial mestiza colombiana, que halla la base de sus prácticas sociales y teológicas en los paradigmas traídos por la labor evangelizadora de occidente por medio de los conquistadores españoles. De esta forma el multiculturalismo es elevado al carácter de principio rector dentro del ordenamiento jurídico colombiano cuando la carta hace una mención explícita a la protección de la diversidad étnica y cultural, teniendo un enfoque con dos extremidades de funcionamiento, uno político y otro cultural. El político se refiere a la reivindicación que buscan las minorías del colectivo colombiano, ya bien sean estas minorías de carácter étnico o simplemente de carácter nacional y que tratan asiduamente, las unas y las otras, por obtener poder político y administrativo dentro del funcionamiento del establecimiento público y así lograr una intervención activa en las decisiones que los afectan no sólo como minoría sino también como parte activa de esa sociedad, buscando así la consecución de una real y efectiva autodeterminación. Al respecto la Corte Constitucional ha expresado: La diversidad cultural hace relación a formas de vida y concepciones del mundo no totalmente coincidentes con las costumbres de la mayoría de la población en aspectos de raza, religión, lengua, economía y organización política. Los grupos humanos que por sus ca-

cias, con fundamento en los principios de dignidad humana, pluralismo y protección de las minorías.3

Por otro lado, el enfoque cultural hace referencia a los movimientos sociales que surgen alrededor de las concepciones primarias del colectivo social y los cuales buscan reivindicar sus prácticas sociales frente a ese colectivo mayor, con base en un sistema de valores, principios y normas previamente establecidos en la constitución que los protegen y que de una u otra forma comportan una preocupación de igualdad generalizada en tales movimientos. Sin embargo, esta preocupación altruista sobre la igualdad para el caso especifico de las comunidades afro descendientes de Colombia ubicadas en Bogotá D.C, en vez de reunirlos como un solo grupo y bajo una sola bandera, se ve truncada entre otras por el territorio del que migran, valga decir, puesto que no es igual una persona procedente de Talaigua Nuevo, en la zona baja del departamento de Bolívar, que una procedente de los caudales del Atrato, puesto que el primero tiene sus ancestros en el norte África y sus prácticas sociales estas eminentemente relacionadas con los Bantús, y el segundo los halla en el África septentrional con los negros el Imperio Yoruba lo que hace que sus perspectivas culturales y políticas sean diferentes. Definitivamente, tal homogeneidad no puede ser concebida como posible en un mundo tan diverso como el que tenemos, y porque de ser concebida esa idea, sería solo una práctica en un mundo permeado por la tiranía, basado en la individualización, desleal y castrense competencia, y en términos teóricos en un panoptismo social que permite el control de unos pocos sobre todas

racterísticas culturales no encuadran dentro del orden económico, político y social establecido para la mayo-

3. CORTE CONSTITUCINAL. Sentencia T - 605

ría, tienen derecho al reconocimiento de sus diferen-

de Diciembre 14 de 1992.


las personas. La sociedad no puede ser homogénea por que las personas no se parecen unas a otras, así como ninguna gota de agua se parece a otra, así como cada átomo es uno, es ese y no otro, así las comunidades de personas organizadas son diferentes, y si bien tienen el deber de vivir en pacífica convivencia, bueno esto por lo de deber ser, no deben, tienen ni pueden ser homogéneas. Esto no quiere decir que se nieguen de plano las similitudes que se guardan y las convenciones a las que se llegan en aras de esa interacción, pero tales generalizaciones a pesar de tener el carácter de tales, son tan sólo una pequeña porción porque en realidad la regla generalmente universalizada es que somos diferentes. El problema es que esto es sólo comprensible dentro de unos círculos especializados en el estudio de este tipo de problemas sociales, y no en la sociedad real como tal, ya que esta no se orienta por las teorías que le sean más benéficas sino por las ideologías, imaginarios, entelequias que se han establecido como paradigmas del colectivo social imperante, para el caso colombiano. Es la sociedad mestiza que tiende al blanqueamiento en donde los debates teóricos quedan reducidos, delegados un plano terciario o simplemente son asumidos como ideas extravagantes y terroristas. El establecimiento de la sociedad moderna, reposa sobre parámetros concretos que responden no sólo a la forma en cómo el ser humano ha enfrentado sus relaciones con el mundo que lo rodea, sino también a la manera en cómo ha respondido a las relaciones naturales que surgen entre sus congéneres. Los humanos —tal como parecía plantear a Aristóteles— somos gregarios y contradictorios por naturaleza, además teniendo la necesidad de conformar una organización social para suplir las necesidades. La forma reina que surgió de esa organización social se denominó Estado, y su principio básico de funcionamiento consiste en que todas las personas de una comunidad entregan sus derechos a ese ente

colectivo para que éste les salvaguarde y les garantice sus derechos. Este ente, entre tantas de sus funciones, presenta una que es de fundamental importancia para la vida en sociedad: la solución de los conflictos que surgen entre las personas que integran tal Estado, esa función recibe el nombre de función jurisdiccional. Ahora, de la misma vida en sociedad surge un elemento fundamental para la comprensión y ejecución de ese ente colectivo, tal elemento es el derecho, este lo entendemos actualmente como el conjunto de normas escritas que regulan la vida en sociedad, si se busca algo más específico, que regula la forma de interacción social de una comunidad determinada que ha convenido acogerse a tales normas. Podemos aceptar que el derecho se divide en dos grandes vertientes, el subjetivo, que se refiere a las reglas, escritas o no, que sirven al individuo para vivir en comunidad. Y el derecho objetivo, es decir, un derecho escrito, un conjunto de reglas generales que regulan las relaciones de las personas. Este último se divide a su vez en dos, en derecho público, que versa sobre las relaciones de los particulares con el Estado y uno privado que regula las materias que surgen entre los particulares. Todo esto es materia del derecho sustancial, es decir, aquel que consagra los derechos, deberes, obligaciones y garantías que tiene tal o cual comunidad; sin embargo, existe también un derecho procesal, que es que permite que tales derechos sean conocidos y realizados por el Estado, como se nota, este derecho es eminentemente de naturaleza pública. Estos son el tipo de “carretazos” que aman los juristas y los doblegados de espíritu que no pueden ver más allá de lo que la ley le ha impuesto previamente. Los discursos sobre la humanidad y sus conocimientos siguen siendo aún pequeños esbozos, mínimas dilucidaciones de cómo ganarle la partida al ocio. Lo que si resulta muy cierto es el factor que nada o muy poco tenemos que ver las personas Latinoamericanas y del Caribe con los planteamientos de la sociedad blanca, occidental y cristiana, que ha arroyado con

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todo lo bueno que existía en el mundo. Por una relación dentro del marco de una buena convivencia entre los pueblos diremos para terminar que: La iniciativa, en particular, de una ética intercultural, es más originaria arriesgada que otras propuestas de acción y pensamiento moral, porque desde antiguo la ética se ha querido mundial o «universal» para todos los seres humanos, pero no se había detenido a pensar que este todo al que se refiere está hecho por y para la diferencia, y no sólo para lo común e igual. No se trata, sin embargo, de una iniciativa idealista, algo así como la profecía de un reino pacifico en el que convivan en armonía los seres más distintos («El león reposará con el cordero…», Isaias, 11, 1-9), sino de una propuesta justificada por la experiencia y la necesidad, en ésta, de un entendimiento social para salvaguardar la diversidad cultural. Una ética intercultural no es una ética comparativa y teórica, sino propositiva y práctica. Y es lo primero, una ética básica y general, porque no puede dar por supuesta, como intercultural, un ética anterior, de la que sería un aparato o una derivación, y porque sus propios fundamentos son o deberían ser validos para todo sujeto moral, en atención o no a una identidad o circunstancia cultural.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

(Bilbeny, 2004: 8)

Aristóteles, (2001). La Política, Editorial Porrúa México D.F: 26. Bilbeny, Norbert (2004) Ética Intercultural, la razón práctica frente a los retos de la diversidad cultural.. Editorial Ariel, S.A. Barcelona: 8 Cassirer, Ernst (1994) Antropología Filosófica. Fondo de Cultura Económica, México: 16. Dilthey, Wilhelm (1997) Historia de la Filosofía. Fondo de Cultura Económica, Bogotá : 210. González, Luis José. et al., (2005) Perspectiva Latinoamericana. Universidad Santo Tomás, Bogotá : 78. Platón (2001) “Menón o de la Virtud” en Diálogos, editorial Porrúa, México: 309. Rousseau, Jean Jaques (1996) El Contrato Social. Editorial Cometa de Papel, Medellín: 7


La totalidad del Muntú por Baraka Ubuntú

“Puede afirmarse que en la gran orfandad de los africanos en su exilio del África, la tierra natal, el palmoteo de sus tambores fue el arma que con su ritmo y voces les recordaba que nunca la sombra de sus ancestros les abandonaba en la desnudez de América. Danza, música y canto constituyeron para ellos los pilares de la “vida, la esperanza y la libertad.” Delia Zapata Olivella.

Changó el Gran Putas es una novela totalizadora, como el espíritu de su autor. Es la escritura del universo que comprende todo el ser del Muntú, el río que fluye uniendo pasado, presente y futuro. Esta novela es para Manuel Zapata Olivella su libro dentro del gran cosmos unificado de su obra, es en el que escribe toda su sabiduría y vitalidad creadora. Plenitud y síntesis, Changó es la culminación de la literatura del gran maestro colombiano. En esta novela, que es una epopeya ritual de la libertad, una saga en prosa que empieza con veinticuatro poemas, Manuel crea un nuevo lenguaje literario con toda su multiplicidad cultural. Sus búsquedas y herencias, sus obsesiones y viajes, su ser plural y toda su vida se plasman en la literatura, alcanzando la que considera como capacidad ontogénica del ser humano: la creación. Es bien conocida la naturaleza multifacética de Manuel Zapata Olivella, como médico, antropólogo, escritor, musicólogo, vagabundo, etc, y es esta misma multiplicidad la que forja su visión del arte y la literatura, el ser y la cultura. Por esto, al igual que en la filosofía vital del Muntú, al leer Changó el Gran Putas se comprende un cosmos. El conocimiento profundo que tenía Zapata Olivella de la cultura africana y latinoamericana, junto a su escritura poética y fragmentaria, crea la palabra viva que bebe de la historia, la tradición oral y la mitología

ancestral. La escritura en Changó es canto, plegaria, poesía, música, teatro, historia, medicina, denuncia, y, sobre todo, libertad. En la lluvia de voces narrativas está la memoria inmortal de los ancestros, el dolor profundo de la esclavitud, la presencia vital de la divinidad y la redención poética de los libertadores. Es un libro escrito no sólo para la diáspora africana, sino para toda la humanidad, gracias a la universalidad del arte. Antes de sumergirnos en el océano poético de Changó el Gran Putas es necesario comprender la filosofía vital, espiritual y artística del Muntú. En esta palabra esencial para su escritor se encuentra la característica primordial de la novela: su ser de totalidad. Muntú es el singular de Bantú y significa el ser humano en su cosmos. Este concepto trasciende la connotación occidental del hombre al incluir en su significado a los vivos y muertos hermanados con los animales, las plantas, los minerales, las herramientas, las tierras, las aguas y las divinidades. Está palabra es tomada por Manuel de la cultura y la lengua Bantú, la familia lingüística que se extiende en toda el África austral por debajo del río Níger y cuyos distintos

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génica de la creación: la palabra), los seres animados (animales, plantas, elementos) y los seres inanimados (minerales, herramientas, cosas). Esta armonía se encarna en el Muntú, el ser humano dotado con la palabra que le permite crear, comunicarse con la Divinidad y los Ancestros, a la vez que hermanarse con el resto de los seres de la tierra. La raíz ‘ntú’, de la palabra Muntú, significa la expresión de la fuerza vital-universal en todo lo existente. Este elemento filosófico es el que da origen a los siguientes vocablos: Bantú (humanidad), Kintú (objeto), Kuntú (cuando y forma) y Hantú (lugar). En el Muntú está presente la segunda potencia de la fuerza vital en sus distintas expresiones, después de la divinidad.

imperios fueron saqueados con la captura esclavista de los europeos. Las raíces de la cultura Bantú fueron sembradas en América por millones de africanos arrancados de su tierra madre, dejando como grandes frutos sus concepciones filosóficas, religiosas y vitales. Es importante tener en cuenta que la lengua y familia Bantú está íntimamente ligada con sus hermanas Yoruba, Fon, Carabalí, etc, en la gran diáspora genésica y universal del África, por lo que dividirlas en polos separados sería negar sus raíces. En la ontología bantú, como en todas las culturas africanas, la idea esencial es la fuerza vital (vida, inteligencia, palabra, espíritu) llamada bumi, nommo o magara. Esta fuerza vital es el ser de la divinidad, su creación en el cosmos. Los Bantú enfatizan en la armonía de los cuatro elementos que conforman la existencia: la Divinidad (fuerza creadora, ser supremo en la cumbre de todo lo existente), los seres humanos (vivos y muertos con la capacidad onto-

En este punto es fundamental otro concepto en la filosofía espiritual de los Bantú: ‘kulonda’. Esta palabra significa la semilla física y espiritual con la que el Ancestro protector auspicia el nacimiento del Muntú al sembrarla en el útero de su madre y sólo es fecundada cuando la unión sexual es bendecida por la divinidad. El kulonda es la potencia omnipoderosa de la creación que teje el irrompible nudo que une la vida y la muerte, los humanos perecederos y los difuntos inmortales. Los Ancestros siembran libre y voluntariamente el misterio del magara que engendra la vida, la palabra, la inteligencia y el don creador del Muntú. Este pacto irrompible es una bendición para los vivos mortales y los muertos inmortales, porque el Ancestro alimenta las potencias creadoras de su protegido, y el humano engrandece el nombre de su sembrador ante la divinidad porque multiplica la vida con sus hijos y acciones. Mezcla de luz y polvo, los vivos y los difuntos son una familia única con los astros, árboles, animales y piedras por el regalo divino de la vida. Esta es la gran similitud entre todas las mitologías africanas: el culto a los Ancestros. Todas las filosofías del continente africano tienen en sus raíces el culto a los Antepasados, las sombras o espíritus protectores que acompañan al humano durante toda su vida y lo reciben en la muerte. Como ser primigenio de la tierra y semilla de la diáspora gené-


sica del África, el Muntú tiene infinita conciencia de su pasado, las raíces y la inmortalidad de la vida en las ramas del Baobab. Las dos sombras primordiales de cada ser humano son: la de un Ancestro Protector, dador del kulonda (vida, palabra, inteligencia y creatividad), que es visible a la luz con su desprendimiento negro de los pies; y la de la Descendencia, portadora de la herencia en la sangre de los futuros nacimientos, que es invisible. En las ramas del Baobab africano (el árbol de la palabra) como en las de la Ceiba americana (el árbol brujo de la libertad) viven los ancestros y moran los Orichas que alimentaron siempre la vida y energía creadora del Muntú donde quiera que fue oprimido. Esta profunda espiritualidad del africano, su fe en la divinidad y en sus antepasados, junto con su inagotable libertad creadora le permitieron sobrevivir los más grandes oprobios sufridos por la humanidad para alcanzar su redención en el arte. Por esto nunca olvidaran su tierra, la madre África de toda los seres humanos, y sin embargo se enamorarán de cualquier tierra que reciba su semilla. “África, con sus ríos, montañas, selvas y sabanas; con sus permanentes vientos oceánicos y la convivencia con animales y plantas, acompañándolos en la aventura de la existencia, les hace concebir su tierra como un gran templo donde son, a la par oficiantes y devotos de una religión (en el sentido primario del vocablo), para compartirla con los vivos y sus Ancestros. Hablemos, pues, más de una manera de ser y sentir la existencia que de un ritual contemplativo y gratificante de las fuerzas superiores. Es la expresión existencial del pensamiento y del sentimiento para comunicarse con sus deidades: el cuerpo, la danza, el canto, la música, la palabra. Son los mismos lenguajes mágicos y sagrados que utilizó el Homo Sapiens cuando tuvo conciencia de que no estaba solo en el universo. Este contexto cosmogónico y vital ha inspirado la filosofía del Muntú: la gran familia de los difuntos y vivos, hermanados con los animales, plantas, mares, ríos, astros, estrellas y las herramientas. (Temples). Esta es la memoria ancestral que mantiene unidos a los millones de africanos transplantados a la

América, donde siempre se sintieron libres bajo el colonialismo expoliador de las fuerzas vitales, nueva forma de opresión que lo diferencia de los sistemas esclavistas, en los cuales a los oprimidos se les reconocía el derecho a la vida, la familia y sus gentilicios culturales.”

(Manuel Zapata Olivella, El Árbol Brujo de la Libertad) En Changó el Gran Putas está omnipresente la filosofía y la cultura del Muntú como el aire en la piel de la tierra. Su mitología ancestral y arte milenario, su historia antigua y su filosofía vital hace parte profunda de la sabiduría que nutre la escritura de Changó. La novela, como la cultura africana, es una totalidad inseparable: la libertad. En este sentido es comprensible el gran recibimiento que tuvo Manuel Zapata Olivella en África, pues él es un gran babalao-escritor del arte, un maestro de la cultura y un guardián de los Ancestros. En Changó se plasma todo el vitalismo y la espiritualidad de la cultura africana, que relaciona lo más particular con lo universal del cosmos. Es gracias a esta unidad que en la novela confluyen de manera esencial la cultura, la mitología, el arte, la filosofía y la historia. Porque el Muntú no es sólo africano, también es indígena, americano, asiático, oceánico, árabe y europeo. En la sangre triétnica del escritor nacido en Lorica en 1920 nunca hubo espacio para la discriminación, sino que siempre fue la expresión de la hermandad. Tanto en su profesión de médico como de antropólogo, musicólogo y profesor, Manuel Zapata Olivella fue y será siempre la encarnación de su obra literaria: porque para él el arte es vida y muerte. En la creación de Zapata Olivella vive la multiplicidad de la libertad: la Palabra. Su intensa vitalidad se encuentra en la profunda investigación y escritura poética de su obra. El conocimiento de su cultura implicaba sentirse hombre universal, hijo de la tierra y heredero de toda la sabiduría milenaria de sus Ancestros. En Changó el Gran Putas y en El Árbol Brujo de la Liber-

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tad está escrita la cultura, la mitología, la filosofía y la historia del Muntú en la plenitud del arte. El profundo conocimiento de Manuel Zapata Olivella sobre la cultura africana se encuentra claramente en estos dos libros anteriormente mencionados. África para el escritor colombiano es la madre de la humanidad, las raíces de su espíritu, la tierra de sus Ancestros y la semilla fecundadora de su amada América. Para encontrarla desciende, como el personaje de Hemingway en su última novela, a la aurora de la humanidad y al presente de su vida hasta pisar el suelo de sus Orichas. Manuel también tiene la conciencia de que para alcanzar su libertad tiene que nutrirse de sus raíces y de toda la cultura humana, fuente de sus potencias creadoras. Y para él, tanto la literatura como el arte son expresiones de la sabiduría del ser humano, por esto hacen parte de la creación de los valores fundamentales de la cultura. Zapata Olivella también concibe la mitología como la primera creación poética de la humanidad. El inicio de los dos libros anteriormente citados se centra en la profunda poesía espiritual de

la mitología africana, con plegarias a los Ancestros y Orichas. Porque la esencia principal de la cultura africana es la espiritualidad, latente en su arte, filosofía e historia. En todas las mitologías de la humanidad está siempre la presencia creadora de Dios. Para los africanos este Dios tiene varios nombres: Odumare, Olorum, Ngai, Mwene-Nyaga, Oshalá, Ngama Zumbi, etc. En la obra de Manuel Zapata Olivella este Dios creador aparece tanto en la forma cristiana (En Chimá nace un santo por ejemplo) como en la africana, específicamente como Odumare en Changó el Gran Putas y El Árbol Brujo de la Libertad, o como Ngai (dios de los Massai) y Mwene-Nyaga (dios de los kikuyo de Kenya) en Hemingway, el cazador de la muerte. Odumare es el Dios Supremo para los yorubas, creador del universo, también es omnipresente y todopoderoso como el dios bíblico, lo que permitió su sincretización con Alá, Yahvé, Jah y el Señor de los cristianos. La principal fuente mitológica en Changó el Gran Putas y El Árbol Brujo de la Libertad, es la Yoruba. Esta palabra designa a la gran familia lingüística de la floresta del Níger y su antigua civilización cuya capital es la


ciudad sagrada de Ilé-Ifé. En su mitología se destaca la presencia de Odumare, dios todopoderoso que posee tres manifestaciones (como el misterio de la Santísima Trinidad para el cristianismo), creador de los Orichas y Ancestros (fuerzas divinas, naturales e inmortales) y del Muntú, que con su arte, especialmente en el dominio artístico de la palabra, la música y el bronce, son los principales portadores de la fuerza vital. De igual forma está presente en la escritura del gran artista colombiano la filosofía espiritual de los Bantú, como de todas las etnias de África y la humanidad en su raíz común: la poesía vital de la mitología. El arte y la mitología de la cultura salvaguardan y liberan la fuerza vital del Muntú, como el concepto de kupanda en la filosofía Bantú, que alimenta el bumi en contraposición de kufwa que es la disminución de la fuerza vital (la esclavitud) y kufwididila, la muerte. La mujer es el ser primordial en la cultura y la espiritualidad del vitalismo africano. Ella es Muntú creadora de la vida, la más grande bendición para los hombres y el equilibrio en el cosmos. Es la encarnación de la divinidad, la compañera del amor y la libertad de la palabra: el arte sagrado que crea el magara.

en la tierra. En la cultura africana se encuentran las raíces y confluencias de la historia de la humanidad, gracias a su intrínseca relación con América, Asia, Europa y Oceanía. Porque la historia para los africanos, como para los indígenas, es la vida de sus Divinidades y Ancestros en su devenir sagrado. No es el simple transcurso del tiempo, sino la plenitud y realización de toda la fuerza vital. La historia del Muntú es la historia del universo, porque él es un elemento inseparable de la totalidad, al igual que el arte en la novela Changó el Gran Putas. La historia es la grandeza y la miseria de la humanidad, la escritura sagrada de la divinidad, la vida en su plenitud y la inmortalidad de la muerte. Es el relato de la cosmogonía, la cultura, la esclavitud y la libertad de sus Ancestros. Este es el fundamento más profundo del realismo mítico de Manuel Zapata Olivella que permite la plenitud del pensamiento poético en la realidad de la historia y la savia de la cultura. El libro escrito en el siglo XX que es poema épico y novela, mitología e historia, arte y antropología, medicina y afirmación surge de las raíces más profundas de la humanidad para florecer en sus días más caóticos.

La milenaria historia de África es la expresión de su cultura, mitología, filosofía, arte y vida en el devenir del río del tiempo, uniendo siempre pasado, presente y futuro en el fluir de la existencia. La historia del Muntú tiene sus raíces en la cosmogonía, en la existencia primordial de la divinidad, al igual que su presente en la vida de los mortales y su futuro en los nacimientos de sus hijos. Esta concepción filosófica del tiempo para los africanos es fundamental en su historia: su creación cultural y artística en el destino escrito por la divinidad y vivido día a día por el Muntú. Esta historia también cuenta la grandeza de sus civilizaciones (Egipto, Manikongo, Angola, Monomatapa, Bantú, Yoruba, Ewe-fon, Malí, Ghana, Azum, Kush, Nubia, Chad, etc), las epopeyas de sus héroes, la vida de sus Ancestros, la filosofía del cosmos y los ritos a sus dioses; pero también narra las distintas opresiones y esclavitudes a las que es sometido el Muntú en su diáspora genésica

El arte es un elemento esencial en la novela Changó el Gran Putas de Manuel Zapata Olivella que se relaciona íntimamente con la cultura, la vida, la muerte, la libertad, la mitología, la historia, el erotismo y la sabiduría. El arte es para el Muntú la expresión arquetípica de su magara, su creación más espiritual y total. La importancia fundamental de la música, la poesía, la danza, el teatro, la pintura y la escultura enriquece profundamente la literatura del maestro colombiano. En Changó el Gran Putas el arte es la forma natural de expresión, liberación y redención del Muntú, su relación con los bazimu y los Orichas, su magara y su vida inmortal con los Ancestros. La constante palpitación de los tambores, la inspiradora iniciación de la kora, las guitarras danzantes, los violines proféticos, el carángano y el canto mágico suenan en la musicalidad entrañable de Manuel Zapata y su novela. La palabra viva de la poesía, que como en Juan Rulfo está presente en la narrativa y se nutre de la tradición oral, la presencia

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Babalao La sabiduría de tus palabras inunda mi libertad La música de tus tambores truena en mi espíritu El fuego de los Orichas palpita en mis manos Las sombras de nuestros ancestros amparan mis pasos Y los ritos de la escritura cantan la divinidad en mi sangre Mientras el arte danza en las letras de tu nombre… Aché

de la muerte y la multiplicidad de voces, adquiere en Changó la plenitud artística y vital de la cultura africana y latinoamericana. El arte como la espiritualidad y el culto a los Orichas, como fiesta y bunde de los ekobios, canto del Babalao, redención del espíritu enfermo de esclavitud, lumbalú a los Ancestros y bazimus, como libertad del Muntú y la palabra viva del escritor es la síntesis de los elementos principales del trabajo de grado. El análisis de personajes como Ngafúa, Kanuri Mai, Domingo Falupo, Pupo Moncholo, Mackandal, Bouckman, Simón Bolivar, José Prudencio Padilla, Langston Hughes y el Alejaidinho, entre otros, es fundamental para analizar la presencia del arte en Changó el Gran Putas y su relación profunda con los Orichas y los Ancestros. La presencia permanente de la música y la poesía se evidencia desde el inicio de la novela, en el canto épico de Ngafúa, el babalao, poeta, cantor, músico y sabio ancestro que será un personaje omnipresente a lo largo de la narración junto con sus compañeros de esclavitud y redención Nagó, Olugbala y Kanuri Mai. La multiplicidad de la escritura de Manuel Zapata Olivella no sólo se da en las distintas artes, sino que también está presente en la fragmentación, la compleja estructura narrativa y la inclusión de registros extra-literarios como el de los libros de bitácora y de derrota, las novelas de guerra, las declaraciones inquisitoriales, los cantos del bullerengue, poemas épicos, citas textuales, esculturas y rituales religiosos.


¿Independencia? Por Hellen Sánchez “Los Bicentenarios de las independencias son escenarios para hablar de manera franca en el país acerca de la racialización padecida por las personas consideradas negras puras (…)” Claudia Mosquera Después de la reciente conmemoración del Bicentenario de la Independencia de nuestro país, han surgido diversas opiniones, criticas, teorías, políticas e incluso contradicciones respecto a la existencia real de una independencia colombiana. Sin embargo, existen investigaciones y aseveraciones con argumentos reales que refutan la idea de si esta existió o si por lo menos en su desarrollo cubrió a todos los sectores sociales existentes en ese momento y multiplicados hasta ahora. Estamos hablando de aquellas que se han realizado acerca de la independencia existente para los ciudadanos negros, afrocolombianos, palenqueros y raizales; del momento en que esta se dio, de las situación actual de estos y sobre todo de las consecuencias históricas que se han dado a lo largo de la vida social y de la consolidación del Estado colombiano. Al respecto, el libro ACCIONES AFIRMATIVAS Y CIUDADANÍA DIFERENCIADA ÉTNICO-RACIAL NEGRA, AFROCOLOMBIANA, PALENQUERA Y RAIZAL, escrito por Claudia Mosquera RoseroLabbe y Ruby Esther León Díaz, en su primer capítulo señala la importancia de analizar y replantear el papel del afrodescendiente en la independencia y en los procesos siguientes a esta. Inicialmente este capítulo cuestiona la verdadera existencia de un Estado de derecho que se legitima

en la constitución política de 1991 al incluir dentro de sus capítulos y artículos la existencia de la riqueza étnica colombiana, pero que no repara significativamente en ninguno de los pueblos, sobre todo en los negros y afroamericanos, de manera considerable. Al respecto sostiene que: “Tenemos hoy una constitución incluyente, desarrollada por funcionarios(as) del estado que, en su gran mayoría, actúan en pos de la salvaguardia de una hegemonía cultural estatal excluyente, aún presente de manera contradictoria en el estado multicultural, en las instituciones y en las políticas públicas que se ponen en marcha, que defienden los estandartes de la ciudadanía republicana decimonónica” (Rosero-Labbé, 2009). Bajo estas palabras la autora defiende sus aseveraciones acerca de la falta de principios como la equidad y la igualdad social que, a pesar de estar consignados en los derechos fundamentales del ser humano y en la constitución política de nuestro país, no cubren a toda la sociedad y generan una clase de racismo que hace que sujetos de color no hayan constituido parte de la independencia colombiana hace 200 años, en especial se habla de aquellos que fueron esclavos hasta 1851, y que en la actualidad no representan gran parte en los sectores burocráticos y gubernamentales de la sociedad. Es de anotar que este texto no se queda solamente en la crítica, su autora señala la importancia de los procesos independentistas que estuvieron en manos de artesanos negros, como la Primera Independencia de Cartagena y de la conformación de “una ciudadanía

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cultural alterna con unas características perceptibles en la contemporaneidad de las afrocolombias en relación con la Nación mestiza andinocéntrica” (Rosero-Labbé, 2009). Además propone abrir la discusión acerca de temas como el carácter discursivo de la igualdad formal y racial, la necesidad de concretar la igualdad en grupos sociales, la radicalización y politización del multiculturalismo y la necesidad de evaluar la memoria nacional que se enseña en manuales escolares y en libros de historia colombiana. En este orden de ideas, plantea construir alternativas que realicen “una nueva y profunda estructura que dé cabida real a las diversidades culturales y étnico-raciales de manera radical dentro de una sociedad pluriétnica y multicultural como la nuestra” (Rosero-Labbé, 2009). A continuación el capítulo nos muestra los principales cuestionamientos que desde la independencia se han venido presentando con respecto al tema de la población negra y que no sólo han sido parte de las teorías de las autoras, sino de muchos historiadores que ven la necesidad de hablar de Colombia desde una perspectiva realmente multicultural. Entre estos señala: • Los cuestionamientos a la narrativa de la formación del Estado durante el proyecto postindependentista, es decir, se cuestiona la historia que nos han narrado durante dos siglos de existencia como país incluyente desde el momento de nuestra independencia y se expone que mientras esta se dio, no existieron conflictos sociales que apartaran a la sociedad de la consecución de la emancipación. • Los cuestionamientos a la narrativa de formación de la Nación durante el proyecto postindependentista: al respecto el texto sostiene que en el proceso de formación de Nación “se preocupó más por los grandes procesos sociales y económicos en la formación del Estado y de la Nación que por entender las dinámicas referidas a la política y a la cultura” (Rosero-Labbé, 2009). Se pretendía afanosamente concretar

a la Nación sin tener en cuenta los problemas sociales que pudieran presentar avances y no retrocesos en su formación. • Cuestionamientos a la narrativa de la homogeneidad cultural y étnica de la Nación: Desde la creación del proyecto republicano se estableció el imaginario de unidad como práctica discursiva para establecer el ideal de nacionalidad, sin importar los parámetros de esta y excluyendo corrientes culturales que tienen como principio una nacionalidad diferente a la planteada. En este espacio, se señala la importancia de reconocer la existencia de razas, generos y culturas que conforman el territorio colombiano y que actuan en principio de acuerdo a sus costumbres y luego de acuerdo a las leyes planteadas. • Cuestionamientos a la narrativa de la igualdad racial durante el proyecto postindependentista: Este último cuestionamiento pone sobre la mesa el tema del racismo y la necesidad de igualdad a pesar del color de la piel o la cultura.


No obstante, como lo señalé anteriormente, este capítulo no sólo se encarga de poner sobre la mesa las críticas que han surgido acerca de la participación de los negros en la independencia colombiana. Señala y sobre todo exalta aquellas batallas que protagonizaron los negros en pro de su propia independencia. En principio imprime la concepción de raza a manos de los españoles y a conciencia de los criollos como un obstáculo para que se desarrollaran los principios y las leyes de la república, concepción ante la cual se desarrolló la busqueda de la ciudadania negra y la lucha en contra del racismo bajo la consigna de la “igualdad de las razas”. Sin impotar las alianzas jerárquicas que debian hacer; pero como todo intento de libertad, este fue castigado con la criminalización de aquellos que denunciaron el racismo de manera temprana. Aún así, el ejemplo señalado del Pacifico Sur constituye un modelo de la lucha ganada y la creación de una Nación cultural distinta que representaría lo que en este capítulo se denomina etnogenesis de los grupos negros y que se anclaría en la percepción del territorio como singular y propio. Pero estos procesos no surgieron de la nada, la idea que desde la independencia de los criollos se dió, representó para los esclavos negros una meta que se fue construyendo poco a poco: los ideales de igualdad, fraternidad y libertad que aparentemente estaban lejos de ser alcanzados por ellos, fueron el bastión para las victorias que les daría la historia y a pesar de que durante la independencia no fue abolida la esclavitud, los procesos independentistas fueron el ejemplo a seguir de la emancipación negra. Dentro de los logros alcanzados, a pesar de no ser el ejemplo más justo, se encuentran las leyes de manumisión que se dictaron en 1814. Para finalizar la autora presenta unos puntos cruciales que se deben tener en cuenta para la consolidación de la verdadera independencia negra: la creación de una ciudadania diferenciada, el reconocimiento de la diferencia cultural, la atención a las cuestiones del racismo

y de la discriminación racial, son sólo algunos puntos que debe tener en cuenta el Estado y la Nación colombiana con el fin de consolidar una Colombia verdaderamente multicultural y proporcionar los derechos que se merece un Estado con esta variedad. El Bicentenario de la independencia es un momento que nos llama no sólo a la reflexión de nuestra libertad como colombianos, sino de nuestros recursos, nuestra economia y nuestro territorio. Es un momento para reflexionar acerca del verdadero sentido de esta, del significado de la palabra autonomía y del reconocimiento de todos los actores que en un proceso como este, se deben tener en cuenta. Más que esta reseña, este libro y en particular este capítulo es un ejemplo de las excelentes investigaciones y críticas que se han propuesto para que nuestro país sea un lugar verdaderamente incluyente.

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Esta es una pequeña muestra que hacemos de nuestra querida música de gaitas colombiana. Con ella, las voces y el rito que nos remiten a los sonidos del tambor y el cuerpo presentes en nuestros ritmos afrodescendientes Artista: Los Gaiteros De San Jacinto Tres golpes, tres golpes, tres golpes, na’ma’ El baile de Villanueva Tres golpes na’ma’ Eh, Le-Le-Le-Le-Le-Le-Le-Le-Le Le-Le-Le-Le-Le-La-Le-La Tres golpes na’ma’ Cuando yo estaba chiquito Me daban panela y queso Ahora que estoy grandecito Me dan con un rejo teso Tres golpes, tres golpes, tres golpes, na’ma’ El son de Villanueva Tres golpes na’ma’ Eh, Le, Le, Le, Le, Le-Le-Le-Le-Le Le, Le, La-Le-La-Le-La Tres golpes na’ma’ Cuando yo estaba chiquito Me daban panela y coco Ahora que estoy grandecito Me dan con la cacha e’l soco Tres golpes, tres golpes, tres golpes, na’ma’ El baile de Villanueva Tres golpes na’ma’ El hijo de Amalia llora Porque no le dan pescao’ No llores hijo de Amalia

Que ya te lo traen asao’ Tres golpes, tres golpes, tres golpes, na’ma’ El baile de Villanueva Tres golpes na’ma’ Eh, Le-Le-Le-Le-Le-Le-Le-Le-Le El baile de la Villanueva Na’ma’ tenia una camisa Un solito pantalón No les cause admiración Mi sombrero era la brisa Tres golpes, tres golpes, tres golpes, na’ma’ El baile de Villanueva Tres golpes na’ma’ Eh, Le-Le-Le-Le-Le-Le-Le-Le-Le El paí­s de la Villanueva Tus ojitos, tus ojito’ Porque me miran así­ Cuando me miran maluco Son bonitos para mi Tres golpes, tres golpes, tres golpes, na’ma’ El baile de Villanueva Tres golpes na’ma’ Cuando te miro me acuerdo Cuando no, te echo en olvido Cuando te vuelvo a mirá’ Ven acá¡ mi amor querido Tres golpes, tres golpes, tres golpes, na’ma’ El baile de Villanueva Tres golpes na’ma’ Eh, Le-Le-Le-Le-Le El paí­s de la Villanueva Eh, Le-Le-Le-Le-Le-Le El paí­s de la Villanueva


Agradecemos inmensamente a todos las personas que pusieron su granito de arena en la puesta en marcha de nuestro primer número, esperamos poder seguir contando con tan valioso talento...

Jonathan Murillo Becario MLK. Estudiante de Ciencias Sociales, Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Jorge Mauricio Donado Correa Es politólogo de la universidad Libre. Músico y cantante del grupo Severo Video, de música fusión.

Adriana Solórzano

Contacto: ajdj87@hotmail.com

Líder del Colectivo Estudiantil AFRORAICES UN. Es-

Marcela Patricia Borja Alvaradou

tudiante de Antropología, Miembro del Grupo de Títeres

Una persona responsable, con bastante conciencia social,

“La tónica latero”, Grupo de Capoeria Angola, Universi-

amante del buen cine y la buena literatura; amiguera, com-

dad Nacional.

pinchera, montadora; perezosa y desordenada pero con

Angélica María Quiñones

bastante imaginación y aptitudes artísticas. Le encanta la

Pertenece a la Red de Maestras y Maestros Investigadores

fotografía, los colores y un buen plan de café. Siempre la

Tras los Hilos de Ananse. Es maestra de Educación Física

han fluido las letras pero hasta ahora comienza a hacerlas

del Colegio Fe y Alegria Bellavista, realiza investigación so-

públicas y no le gusta leerse luego de que ha terminado un

bre lo afro en America Latina relacionado con el cuerpo y

texto porque siempre encuentra que no es lo suficientemen-

dentro de la Red hace énfasis en la línea del cuerpo a través

te bueno.

del Cimarronaje.Contacto: akiroangel@gmail.com

Contacto: mpborjaa@unal.edu.co

Dana Milena Chavarro

Milena Constanza Ordoñez Potes

Es Socióloga de la Universidad Nacional de Colombia.

Líder del Colectivo Estudiantil AFRORAICES UN. Be-

Actualmente estudia maestría en Ciencias sociales en la

caria MLK. Miembro del Grupo Institucional de Danzas

Universidad Pedagógica. Su vida ha estado marcada por la

Afrocolombiana. Semilla del grupo de Investigación en In-

capoeira angola, disciplina que enseña y comparte con sus

geniería de Rocas SIRUN. Estudiante de Ingeniería Civil,

estudiantes en la Universidad Pedagógica Nacional.

Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá.

Contacto: 10dandara@gmail.com

Contacto: afroraices@gmail.com

Daniel Fernando Sepúlveda Bautista

Sergio Andrés Sandoval

Miembro del Grupo Institucional Gaitas y Tambores de la

(Seudónimo Baraka Ubuntú) nació en Bogotá el 14 de

Universidad Nacional de Colombia. Coordinador del Gru-

febrero de 1987. Estudió Literatura en la Universidad Ja-

po Estudiantil “La Flor de Melón”. Estudiante de Ingenie-

veriana y actualmente es profesor y estudiante becado de

ría Agronómica, Universidad Nacional de Colombia

maestría en la Universidad de los Andes. Está vinculado al

Hellen Sánchez

proyecto de investigación “Encajes estéticos, étnicos y éti-

Es estudiante de último semestre de lingüística de la Uni-

cos” sobre estudios y artes afrodescendientes en la Universi-

versidad Nacional de Colombia. Actualmente ejerce su

dad de los Andes, donde presentó la ponencia “El canto de

campo de acción en el análisis crítico del discurso, con én-

la sangre: la música en la poesía de Jorge Artel” en el segun-

fasis en hechos históricos

do seminario. Contacto: sergiosando@hotmail.com

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