la múcura revista Número 5 / SEM 02 - 2016 / ISSN 2357-6464 Universidad Nacional de Colombia Facultad Ciencias Humanas Sede Bogotá
rector / Ignacio Mantilla Prada
la múcura revista, es una publicación semestral en la que los estudiantes de antropología de pregrado y posgrado tienen la posibilidad de publicar sus artículos de investigación y todo su quehacer académico y cultural. Los objetivos de la revista son: crear un canal de comunicación entre todos los estudiantes del Departamento, promover las investigaciones y creaciones culturales de los grupos estudiantiles, y propiciar un espacio en el que se ponga en discusión la labor ética, académica y política del antropólogo.
vicerrector de sede / Jaime Franky Rodríguez director bienestar sede bogotá / Oscar Oliveros coordinadora programa de gestión de proyectos pgp / Elizabeth Moreno decana facultad ciencias humanas / Luz Fajardo Uribe
la múcura es una revista sobre el quehacer antropológico estudiantil de la Universidad Nacional de Colombia y de los estudiantes vinculados al Comité de Estudiantes de Antropología. Los textos presentados en la siguiente publicación expresan la opinión de sus respectivos autores y la Universidad Nacional no se compromete directamente con la opinión que estos pueden suscitar.
director bienestar facultad ciencias humanas / Eduardo Aguirre Dávila directora departamento de antropología / Consuelo de Vengoechea comité editorial
contacto del grupo lamucurarevista@gmail.com /lamucurarevista lamucurarevista.wordpress.com issuu.com/gestiondeproyectos proyectoug_bog@unal.edu.co universidad nacional de colombia Sede Bogotá Edificio Uriel Gutiérrez Sede Bogotá www.unal.edu.co proyectoug_bog@unal.edu.co /gestiondeproyectosUN ugp.unal.edu.co issuu.com/bienestarbogotaun Los textos presentados en la siguiente publicación expresan la opinión de sus respectivos autores y la Universidad Nacional de Colombia no se compromete directamente con la opinión que ellos puedan suscitar.
dirección / Carlos Guillermo Páramo coordinador / Daniel Felipe Bernal Cubillos equipo de colaboradores / María Sirex Consuegra Díaz Granados / Danielle Rodríguez Rivera / Valeria Flórez González / Daniel Alejandro Márquez Bocanegra / Erika Mesa Penagos / Linda Sofía Ordóñez Villa / David Andrés Beltrán / Jesús Sebastián Yepes / Camilo José Acevdo / corrección de estilo / Diana Luque Villegas. diseño y diagramación pgp / Fabio Jiménez
fotografías de carátula / Ajenos (2012) / German Escobar /Altar en la carretera (2016) / Manuel Cajiao impresor / GRACOM Gráficas Comerciales Derechos de Autor y Licencia de Distribución Atribución - No Comercial - Sin Derivar
En homenaje a nuestro amigo Johan Sebastiรกn Arciniegas: gracias por cada sonrisa.
6 9
EDITORIAL Comite editorial La Múcura Revista
Y DESPUÉS DEL GRADO ¿QUÉ? Panorama laboral y perfil del egresado del departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia
50 63
Johan Arciniegas Gil Jaiver Blandón José Díaz Carlos Saiz Laura Sánchez
RESEÑAS HISTÓRICAS grupos estudiantiles -Colectivo Malas palabras -Huerta Semillas de Memoria -Obtura: Grupo de Estudios en Antropología Visual
REFLEXIONES DE UN DOCENTE DE OCASIÓN: Encuentros, contradicciones y perspectivas del departamento de antropología de la universidad nacional en la segunda década del XXI Iván Camilo Rodríguez
26 SUMARIO
32
CINCUENTA QUE CUENTAN Colectivo Malas Palabras
APUNTES CRÍTICOS sobre los grupos y semilleros de investigación del departamento de Antropología de la Universidad Nacional José Bustos Quintero Daniela Chavarriaga Juan Camilo Marentes
79
ARKHAM Y KABUYA Una remembranza de dos proyectos editoriales de estudiantes del departamento de antropología en la década de los 90 Comite editorial La Múcura Revista
88
TRABAJOS DE GRADO 2016-I
EDITORIAL
Sintiendo ese amor férreo que nace de las entrañas de todo estudiante por su alma mater; ese amor de aquel niño que desea ver a su madre sonreír al darle un presente; nosotros, desde el Comité Editorial de la Múcura Revista, le entregamos este número conmemorativo al Departamento de Antropología en la celebración de sus 50 años. Claro está que dedicarle un número a algo tan inasible es difícil de materializar e incluso de imaginar; por este motivo, se lo dedicamos a los que hacen este sueño realidad: los estudiantes de antropología de la Universidad Nacional, a aquellos que ya pasaron por las aulas, a aquellos que nunca volvieron después de graduarse, a aquellos que siguen ahí construyendo el hogar donde alguna vez habitaron; ese pequeño lugar donde soñar, debatir y pensar es posible, y que hoy nos pertenece a las nuevas generaciones. Realizar una edición conmemorativa parecía sencillo, en un principio los ánimos y las ideas fueron y vinieron, llegaron propuestas que nos transportaron a los años 80, otras nos hicieron pensarnos a futuro. Pero, esa sensación de innovar que nos lleva al júbilo se fue apagando, algunas de las propuestas e ideas no se pudieron concretar. Fueron distintas razones las que hicieron que concretar esta edición se complicara, sin embargo, con el apoyo de los autores y el esfuerzo que merece una edición conmemorativa, logramos el objetivo. Por estos motivos y como buenos hijos, en esta edición nos hemos enfocado en todos los aspectos que nos regala la rutina universitaria y la vida después de ella. Sobre esta última, el artículo “El perfil del egresado” deja entrever lo que se nos viene encima al terminar este camino. No obstante, aquellos augurios que se van vislumbrando son opacados por un trabajo que realizamos en equipo con el colectivo Malas Palabras, donde dejamos fluir trozos de memoria en las historias de algunos docentes que estuvieron en nuestro lugar, pues también fueron estudiantes de este departamento. El mismo puesto que hoy ocupamos nosotros y que va a ser estudiado de forma profunda por tres estudiantes. Al preparar este número, notamos que los artículos publicados en esta revista son siempre de antropología, pero nunca sobre quién la hace. Por ello, los grupos estudiantiles, que están ahí y muchos no conocen, se dieron a la tarea de hacer una retrospección y de mostrar que no solo es un nombre bonito con un propósito interesante, sino que también son una historia más profunda de lo que pensamos. Para finalizar esta edición, presentaremos dos textos que tienen mucha historia o muchos años, pues reúnen dos experiencias: una del presente y otra del pasado de nuestro departamento. Por un lado, en la actualidad, el profesor Iván Camilo Rodríguez hace un análisis de su trayectoria por el departamento, los cambios de este y la importancia de repensar el día a día de la experiencia estudiantil. Por otro lado, el
comité editorial de esta revista quiso indagar acerca de aquellos que nos antecedieron en la aventura de publicar los trabajos o las ideas que los antropólogos en formación plasmamos en un papel. Para ello, retomamos a dos grandes de la década de los 90: Arkham y Kabuya. Dos publicaciones, una desde la crítica irreverente y los contenidos “culturales” y literarios, otra desde la militancia política, los cuales permitieron que entendiéramos las tensiones y las luchas –en múltiples sentidos– de esta emblemática época de la antropología colombiana. Por último, desde el comité de la Múcura Revista, queremos resaltar lo importante de realizar diferentes actividades fuera de las aulas de clase, así sean actividades meramente académicas o proyectos extracurriculares. Por eso queremos hacer manifiesto que la Múcura, Malas Palabras, Semillas de Memoria, Obtura y todos los colectivos, proyectos y grupos estudiantiles son espacios de todos los estudiantes, para nosotros y por nosotros; son proyectos que hacen parte de estos celebrados cincuenta años, tanto como Arkham, Kabuya y otros tantos incontables proyectos que van dejando una historia que es importante renovar a partir de las necesidades de las nuevas generaciones de antropólogos. Por lo tanto, los invitamos a sumarse a esos proyectos, y a dotarlos con sus intereses y conocimientos, para que en los próximos años podamos seguir escuchando de estas y nuevas iniciativas estudiantiles que marquen la historia del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia. Comité Editorial La Múcura Revista
Rockola Boyacense (2016). Manuel Cajiao.
Y DESPUÉS DEL GRADO
¿QUÉ?
Panorama laboral y perfil del egresado del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia
>>>
Johan Sebastián Arciniegas Gil Pregrado en Antropología universidad nacional de colombia josarciniegasgi@unal.edu.co
Carlos Andrés Saiz Nava
Jaiver Alejandro Blandón Pedraza
Pregrado en Antropología universidad nacional de colombia casaizn@unal.edu.co
Pregrado en Antropología universidad nacional de colombia jaablandonpe@unal.edu.co
Laura Valeria Sánchez Giraldo
José Díaz Riaño
Pregrado en Antropología universidad nacional de colombia lvsanchezg@unal.edu.co
Pregrado en Antropología universidad nacional de colombia jodiazri@unal.edu.co
Resumen:
Palabras clave:
Antropología, perfil profesional, panorama laboral.
10
El presente artículo busca mostrar un breve panorama de la situación del quehacer antropológico en el ámbito laboral colombiano, su relación con las perspectivas profesionales, esbozadas por el departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia, es decir, perfil del egresado; y las aspiraciones construidas por los estudiantes a lo largo de la carrera. Como se verá, por un lado, existe una brecha entre las expectativas de estos últimos y del perfil profesional proyectado por el Departamento, y la situación laboral de la antropología en el país. Por el otro, pretendemos caracterizar los espacios laborales de la disciplina a nivel de la Universidad Nacional, y compararlos con otras Instituciones de Educación Superior –en términos de opciones de empleo y salarios– para dar cuenta de esta problemática. Finalmente, perfilaremos algunas propuestas con el fin de propiciar el debate entre quienes estamos llamados a construir antropología en la Universidad Nacional de Colombia.
< Johan Arciniegas Gil / Jaiver Blandón / José Díaz Riaño > < Carlos Saiz Nava / Laura Sánchez Giraldo >
Introducción El salto desde el espacio académico universitario hacia el ámbito laboral es, tal vez, uno de los episodios más problemáticos que cualquier estudiante de antropología de la Universidad Nacional de Colombia puede afrontar. El escaso conocimiento que la opinión pública tiene de la labor del antropólogo dificulta los esfuerzos de cualquier profesional de la disciplina para lograr su vinculación laboral. Los fines misionales, la visión, y el perfil profesional que, desde la Universidad Nacional y el departamento de Antropología, se proyectan, juegan un importantísimo papel en el proceso de vinculación laboral, pues la correspondencia o discordancia entre ellos y lo que el país demanda de la disciplina, condicionan las oportunidades a las que se accederán y los rumbos que emprenderán sus egresados. La afirmación “lo que exige el país” resulta también problemática, pues esta comprende una multiplicidad de actores sociales con los cuales, dicho sea de paso, se ha vinculado históricamente la antropología como disciplina. Comunidades étnicas, comunidades locales, movimientos sociales, grupos económicos y empresariales, entidades del estado, entre otros son algunos de los actores que ofrecen empleo a los antropólogos y antropólogas. En ocasiones, los respectivos intereses pueden entrar en contradicción, demandando responsabilidades disímiles a los profesionales afiliados a este campo del conocimiento. En ese sentido, consideramos necesario establecer una diferenciación entre las demandas de un mercado laboral
estructurado en torno a la oferta mayoritaria de –como se verá posteriormente– ciertos sectores sociales y económicos, y las demandas, en general, de los grupos sociales del país, incluyendo a los que ofrecen pocas o ninguna oportunidad laboral remunerada para los antropólogos. La respuesta de los egresados y egresadas a dichas exigencias contradictorias entre sí implica un reto multidimensional a nivel de preparación, capacidades, idoneidad y principios éticos; así como deseos y necesidades personales –tanto profesionales como económicas–, y el compromiso de sus posturas políticas e ideológicas. Una vez hagamos la distinción entre la naturaleza de las demandas de lo que denominamos país, por un lado, y mercado laboral, por el otro, se comprenderán mejor los grandes dilemas y dificultades a los que se exponen los profesionales en antropología formados en la Universidad Nacional de Colombia. Metodología Para la construcción del diagnóstico respecto al perfil del egresado y el panorama laboral, realizamos, en primera instancia, una consulta de fuentes sobre los distintos perfiles profesionales propuestos, tanto por el departamento de antropología de la Universidad Nacional, como por los de otras universidades del país. Igualmente, llevamos a cabo una breve revisión bibliográfica de los antecedentes históricos del departamento y realizamos algunas entrevistas tanto a egresados como a profesores –algunos ostentando ambas posiciones–. Esto, con el fin de rastrear las percepciones que sobre el 11
< Y DESPUÉS DEL GRADO ¿QUÉ? > Panorama laboral y perfil del egresado del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia
panorama laboral tienen los actores vinculados con el departamento de antropología de la Universidad. Finalmente, indagamos en las ofertas laborales dispuestas públicamente en distintos portales de empleo, a fin de sondear las plazas en las que más se solicitan profesionales en el área. Algunos comentarios sobre la visión y misión de la universidad La Universidad Nacional pregona en su Misión ser una institución pública que fomenta el acceso equitativo a la educación superior. A 2017, por un lado, se proyecta como la primera universidad de clase mundial del país, dedicada a reflexionar sobre los problemas estructurales de la nación colombiana; que responda a sus necesidades fundamentales, y contribuya a la construcción y resignificación del proyecto nacional. Por otro lado, reconoce que debe estar preparada para la “inserción en el mundo global” (Universidad Nacional de Colombia, s.f.) y los retos que él mismo plantea. A pesar de estas afirmaciones, la realidad es otra. En primer lugar, el acceso a la Universidad Nacional está lejos de ser equitativo1. Quienes ingresan por admisión regular a la Universidad son jóvenes con un capital cultural y educativo cada vez más alto, principalmente egresados de colegios de Bogotá, por lo que la idea de una institución de carácter plural y nacional queda en entredicho. El panorama flaquea aún más al considerar la situación actual de los programas PAES y PEAMA, que promueven admisión integral, y que debido a las políticas actuales se encuentran en riesgo de reducirse o desa12
parecer (Gallego & Jiménez 2015, Estudiantes PEAMA Medellín y Bogotá 2015; Comunidad académica de la Sede Amazonia 2015). En segundo lugar, la idea de una Universidad Nacional integrada a la Nación y preocupada por sus problemas desaparece detrás del impulso dado en las recientes administraciones a proyectos de investigación y extensión, con un enfoque desarrollista y economicista, más que de reflexión y acción sobre la coyuntura social colombiana. En la siguiente nube de palabras – realizada a partir de la Visión 2017, disponible en la página web de la Universidad–2 el término desarrollo se encuentra repetido con mayor frecuencia que las palabras: académico, social y diversidad. A su vez, investigación, posgrados y extensión ocupan una posición más elevada que
Imagen 1. Nube de palabras. Fuente: Elaboración propia
1. Al año 2014 la sede Bogotá recibió en sus programas de pregrado un total de 5716 admitidos (Dirección Nacional de Planeación y Estadística, 2014, p. 51), 4020 hombres (70.3%) y a 1696 mujeres (29.6%) (p. 53). De estos, 3207 provinieron de colegios privados, en su mayoría de estratos 2 y 3, 2063 y 2289 respectivamente, para un total de 73.1% del total (p. 57). Tan solo 322 ingresaron por algunos de los Programas de Admisión Especial PAES (p. 54) 2. En la imagen aparecen en mayor tamaño las palabras que se repiten con mayor frecuencia en la Visión.
< Johan Arciniegas Gil / Jaiver Blandón / José Díaz Riaño > < Carlos Saiz Nava / Laura Sánchez Giraldo >
pregrado, docencia y educación. La formación en pregrado demanda grandes gastos y la Universidad prioriza, en su lugar, la generación de ingresos propios y la oferta de servicios al mercado. En ese sentido, es válido preguntarse por el tipo de profesionales que la Universidad Nacional apunta a formar y, consecuentemente, su objetivo mismo como institución. Se habla de egresar profesionales que reflexionen sobre las problemáticas sociales colombianas, buscando soluciones a las mismas; pero también de egresados con la capacidad de impulsar el desarrollo económico del país y las demandas del “mundo global”. Aunque estos no son objetivos tajantemente excluyentes, no es menos cierto que, en un contexto como el colombiano, los intereses y necesidades de muchas comunidades y sectores sociales son diferentes a los de aquellos que hablan de desarrollo en términos meramente económicos, entre los cuales está el gobierno mismo. ¿Cuál es el papel que juegan las Ciencias Humanas, en general, y la Antropología, en particular, dentro de dicho modelo de Universidad? ¿Debemos formar profesionales capacitados para enfrentar las problemáticas sociales del país o para responder a las necesidades del mercado? Son interrogantes que no es posible dejar de plantearnos como estudiantes en el actual contexto nacional. En la siguiente sección presentamos una breve contextualización histórica de los perfiles profesionales de la disciplina en la Universidad Nacional, desde su institucionalización hasta la más reciente reforma del año 2008, para, con ello, adentrarnos de lleno en el tema del panorama laboral de la antropología a nivel general.
Los debates del siglo XX y el impacto de la reforma de 2008 en el Departamento de Antropología El camino hacia una identidad disciplinaria en el departamento de antropología nunca ha estado exento de debates y contradicciones. En 1967, apenas un año después de constituido, el plan curricular enfrentaba fuertes críticas por parte de estudiantes y profesores: La falta de una orientación académica consecuente con las necesidades de la ciencia y de una conciencia crítica de nuestro país, la falta de profesorado idóneo y de una política propia para formarlo, la insuficiencia de bibliotecas, de laboratorios, el no preguntarse nunca qué clase de profesionales se están formando, la ausencia de investigación propia, generan dentro de la universidad un sistema caótico en el que la mortalidad estudiantil y el descenso en el nivel académico son la situación normal. (Documento de archivo del Departamento de Antropología, 1967 en Correa-Rubio, 2005, p. 17).
De este modo llegó la primera gran reforma en 1967, impulsada por Enrique Valencia: “[...] atender al conocimiento y la transformación de la realidad del país” y la misión, visión y perfil pasaron a enfocarse en formar un antropólogo “con miras a especializarse en el exterior, capaz de orientar el cambio con orientación teórica útil a las circunstancias locales, capaz de desarrollar estudios exploratorios generales y básicos de investigación y capacitado para continuar la docencia en otras universidades del país” (Correa-Rubio, 2005, p. 16).
Los años setenta se caracterizaron por constantes críticas sobre el lugar de la Universidad Nacional en el modelo económico capitalista, 13
< Y DESPUÉS DEL GRADO ¿QUÉ? > Panorama laboral y perfil del egresado del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia
la posición del antropólogo en la sociedad, la escuela como un mecanismo de reproducción del sistema colonial; la antropología al servicio del capitalismo y la formación antropológica con una orientación teórica-especulativa. Con esta herencia, y tras la turbulenta situación de la Universidad, que llevó a un cierre prolongado a principios de la década anterior, el perfil de los años ochenta rezaba: El antropólogo puede contribuir al análisis de la problemática indígena nacional. Puede promover estrategias de solución participando en investigaciones interdisciplinares. Puede ejercer la docencia universitaria. Además, planear, dirigir y ejecutar programas de documentación, conservación, clasificación y análisis de materiales arqueológicos y museográficos. (Correa, 2005, p. 24)
La orientación indigenista se mantuvo, propiciando, desde los años noventa, un creciente énfasis en antropología social. Se crearon las líneas a partir de las cuales se divide hoy la formación: antropología social, antropología histórica, antropología lingüística, antropología biológica y arqueología. En el primer lustro del siglo XXI se sostuvo el ya tradicional enfoque hacia la investigación académica, y la administración del Departamento se preocupó por inculcar un carácter crítico a sus estudiantes, formando investigadores de alto nivel. Del 2008 data la más reciente reforma, impulsada desde la rectoría para todos los programas curriculares de pregrado, con la que se implementó el sistema de créditos. En antropología se modificó el programa curricular y se eliminó la figura de la sustentación de trabajo de grado (Rodríguez, Comunicación personal [CP], 2015). 14
Lo que este breve recorrido por la historia del Departamento nos dice es que este ha buscado la formación de antropólogos creadores de conocimiento; pero, más importante aún, de profesionales comprometidos con las problemáticas y necesidades de aquellas comunidades minoritarias o vulnerables del país. La realización de este ejercicio retrospectivo nos brinda el antecedente necesario para comprender el génesis de las ya aludidas tensiones entre el perfil del egresado del departamento de Antropología y el panorama laboral de la disciplina. Perfiles de formación en antropología: la Universidad Nacional en contraste con otras instituciones de educación superior Revisando los antecedentes, no resulta extraño que el perfil formativo actual del programa de Antropología sostenga el interés por formar profesionales comprometidos con las realidades y dificultades sociales del país, quienes tengan, además, intereses investigativos respecto a los cambios socioculturales del mismo (universidad Nacional de Colombia, 2015). No obstante, el principal filtro de ingreso es el examen de admisión de la Universidad, donde se evalúan conocimientos concretos, más que el compromiso o interés en sí mismo de los aspirantes con la disciplina. Esto favorece, como mencionamos más arriba, el ingreso de personas provenientes, en su mayoría, de colegios de Bogotá, así como –cada vez con mayor frecuencia– personas de posición económica acomodada (Páramo, CP, 2015): aquellos con la capacidad de
< Johan Arciniegas Gil / Jaiver Blandón / José Díaz Riaño > < Carlos Saiz Nava / Laura Sánchez Giraldo >
acceder a la educación básica y media de más alta calidad del país. Por otro lado, el programa curricular del departamento de Antropología de la Universidad Nacional indica que tiene como objetivo una formación “[…] acorde con la necesidad de preparar profesionales capacitados para contribuir a la descripción y análisis de las características socioculturales del país” (Universidad Nacional de Colombia, 2015). En tanto, en lo que al perfil del egresado respecta, se afirma que los campos en los que este se puede desempeñar son: la investigación para la solución de problemas sociales del país, la asesoría y acompañamiento a las comunidades, y la orientación de procesos de formación. Sobre el papel existe, entonces, una conexión más o menos coherente entre las dimensiones formativa y laboral, aunque, como hemos venido manifestando, ello no sea tan cierto en la realidad. Dentro de la propuesta del perfil se menciona que el estudiante podría especializarse en algunas de las siguientes líneas de la antropología: social, histórica, lingüística, biológica o arqueología. Sin embargo, un rápido examen del plan de estudios revela que la mayoría de las materias del componente disciplinar están orientadas hacia la antropología social y, por lo tanto, aquellos estudiantes que deseen encaminar su formación por alguna de las cuatro líneas restantes se ven obligados a depender de la oferta de electivas o de cursos ofrecidos por otros departamentos. 3 Paralelamente, el grueso de los estudiantes se gradúa con una tesis en antropología social (Guerrero, Pedraza, Rodríguez, Vargas & Velásquez 2016), a pesar de que otras
áreas, como la arqueología, son las que ofrecen mayores vacantes de empleo. Estos enfoques y líneas de especialización se hallan, a su vez, en los esquemas curriculares y perfiles propuestos por cada una de las universidades que ofertan la misma carrera. Así, universidades como la de Caldas y el Externado han hecho de la antropología física y la arqueología, respectivamente, sus componentes principales, abriéndose incluso, para el caso de la segunda, un programa curricular exclusivo de arqueología. Las primeras universidades en abrir su programa de Antropología, Los Andes, en 1964, y la Nacional, en 1966, han mantenido sobre el papel un perfil de carácter holístico o integrador de las diferentes especialidades, si bien es claro que, en la práctica, su formación ha tendido mayormente a la antropología social. Los programas de antropología más recientes, de universidades como El Rosario (Universidad del Rosario, 2016) y la Javeriana (Universidad Javeriana, 2016), por otro lado, instauraron, desde sus inicios, un enfoque netamente social tanto en su misión y visión formales, como en las aulas. Universidades en otras regiones del país, entre ellas la de Antioquia y la del Cauca, han tenido, también, desde su origen un enfoque principalmente social; y, en menor medida, en años recientes, hacia las corrientes arqueológica y de antropología física, como lo reflejan algu-
3. Es particularmente preocupante la situación de la línea de antropología lingüística, dado que, actualmente, solo se cuenta con una profesora de planta; además de que no existe la posibilidad de inscribir las materias de Diseño, Laboratorio y Trabajo de Grado.
15
< Y DESPUÉS DEL GRADO ¿QUÉ? > Panorama laboral y perfil del egresado del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia
nos de las más recientes investigaciones allí realizadas (Monsalve & Serrano, 2005). Así pues, el carácter holístico con el que se instaló la antropología en sus inicios continúa manteniendo vigencia si bien son cada vez más frecuentes las instituciones que le apuestan a una formación en pregrado orientada únicamente a una de las ramas. La Nacional se mantiene afiliada a la primera línea, y su perfil profesional aún caracteriza a los profesionales como capaces en cualquiera de las subdisciplinas ¿Afecta esto la articulación de los recién egresados con el panorama laboral? Perspectivas sobre el campo laboral y los egresados del Departamento A diferencia de lo sucedido hasta la década de los ochenta, etapa en la que las instituciones oficiales se proyectaban como principales receptores laborales de los antropólogos (Jimeno, 1984), en los últimos años, existe una fuerte tendencia a la contratación por parte de organizaciones privadas dentro de lo que hemos denominado, para fines de este artículo, antropología como servicio en el mercado. Así, el ejercicio profesional de la disciplina se encuentra, ahora, en función de las acciones e intereses de entidades particulares: mineras, petroleras, de infraestructura, entre otras, las cuales requieren de profesionales en antropología para el cumplimiento de la normatividad vigente en lo concerniente al desarrollo de sus proyectos, a través de la arqueología preventiva y la consulta previa a comunidades locales (Ley 21 de 1991, Ley 397 de 1997). 16
Por supuesto, esto debe entenderse en el amplio marco del fenómeno de la globalización y las políticas económicas de corte neoliberal de los últimos gobiernos nacionales, las cuales tienden a proyectar, con fuerza, la lógica del mercado en el ejercicio académico-profesional. Dando un vistazo a algunas de las plataformas y portales de empleo online 4, encontramos que el grueso de las ofertas asociadas a antropólogos se relacionan, justamente, con actividades económico-empresariales, encontrándose, para años recientes, nuevos campos de desempeño, como los estudios y la elaboración de perfiles de consumo y de mercado, en el marco de estrategias de venta de diferentes marcas y compañías. Esta área de desempeño se encuentra ya especificada como uno de los potenciales ámbitos de ejercicio de la profesión dentro del perfil profesional del departamento de antropología de la Universidad Nacional. La revisión de las ofertas públicas de empleo permite dar cuenta, a su vez, del escaso conocimiento que existe sobre la antropología en el común, pues las posiciones de empleo se ofertan, en su gran mayoría –sobre todo para el caso de la antropología social– de manera simultánea a casi cualquier profesional en humanidades: sociólogos, filósofos, psicólogos, trabajadores sociales, etc., para actividades como la caracterización de grupos poblacionales específicos, con fines de implementación focalizada y especializada de proyectos y/o programas por parte de entidades públicas, organizaciones no 4. Como ejemplo de estos portales se encuentra: www.elempleo. com y www.serviciodeempleo.gov.co
< Johan Arciniegas Gil / Jaiver Blandón / José Díaz Riaño > < Carlos Saiz Nava / Laura Sánchez Giraldo >
gubernamentales, organizaciones internacionales o entidades privadas en contextos específicos, como la consulta previa. Se puede entrever el peso que ostenta el sector extractivo, clave dentro de las iniciativas y políticas económicas de los últimos gobiernos –Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 “Prosperidad para todos” –, dentro de la oferta laboral. En arqueología, particularmente, hay una tendencia por parte de constructoras y compañías extractivas a vincular profesionales de la disciplina para prospectar y excavar yacimientos arqueológicos, en el marco de lo que se ha denominado arqueología preventiva, previo a la construcción de una obra o al inicio de la explotación del suelo y sus recursos. Este panorama contrasta con el modelo de formación y los intereses académicos expresados por el Departamento y sus estudiantes. Aun cuando el programa curricular incluye todas las especialidades de la antropología, hay mayor peso en el aspecto social, y quienes optan por dicha línea se ven enfrentados, reiteradamente, a empleos relacionados con a la arqueología de rescate. Esto conlleva a problemas en las capacidades de los profesionales para responder a las exigencias y funciones asignadas en tales cargos, en tanto la formación para tales efectos resulta insuficiente. La discordancia debe ser objeto de amplio debate dentro del departamento, y será abordada, más adelante, en el apartado de discusión y planteamiento de propuestas. Como parte del presente trabajo, realizamos, también, una serie de entrevistas a egresados y profesores actuales del departamento de Antropología, en las cuales consultamos puntos
de vista sobre el perfil profesional del Departamento, el panorama de sus egresados y el quehacer actual de los profesionales en el área. Dentro de las perspectivas recogidas, se evidencia una tendencia hacia la caracterización de los egresados del departamento como sujetos críticos respecto de la realidad social del país, lo que les hace profesionales idóneos para afrontar las situaciones coyunturales del país. Las posiciones de los profesores sobre los enfoques y áreas consideradas pertinentes para el ejercicio antropológico, son diversas y, en ocasiones, opuestas. Si bien un sector de ellos afirma la necesidad de dar mayor relevancia a problemas sociales coyunturales, como la posesión de la tierra, la violencia y la memoria histórica, otros afirman que, aunque tales énfasis son importantes, no deben dejarse de lado temas no necesariamente coyunturales, relacionados, principalmente, con un ejercicio científico y académico de la disciplina. Otra aseveración generalizada entre las personas entrevistadas fue que, en comparación con los egresados de otras universidades, los antropólogos de la Universidad Nacional manifiestan mejores habilidades en el ejercicio y el trabajo de campo; en la relación directa con las comunidades y actores sociales, así como en el ejercicio práctico directo de labores como la arqueología y la antropología forense. No obstante, se afirma, también, –y esto es una falencia patente dentro del plan curricular– que hay una carencia de habilidades gerenciales o administrativas (Álvarez, CP, 2015; Rodríguez, CP, 2015), en cuanto a conocimiento de la legislación, formulación y ejecución de proyectos. 17
< Y DESPUÉS DEL GRADO ¿QUÉ? > Panorama laboral y perfil del egresado del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia
Los egresados y estudiantes manifiestan que el área de desempeño profesional en que se sentirían más a gusto sería la investigación y/o el trabajo con comunidades, un privilegio reservado, en realidad, a muy pocos, dadas las circunstancias ya expuestas en el apartado en el que se describió la oferta laboral existente. Precisamente, en línea con el panorama laboral, los egresados manifiestan las dificultades que han afrontado ellos mismos –o colegas suyos– respecto a la formación que tuvieron y la realidad laboral que han debido asumir, pues su discordancia genera la dificultad ya señalada en cuanto a la obligación de ejercer labores para las que no tuvieron preparación suficiente y que no son de su total agrado, pero que resultan prácticamente obligatorias en tanto son las oportunidades que ofrece el mercado. Después de describir algunas de las percepciones generalizadas dentro de la comunidad del departamento de Antropología de la Universidad Nacional, acerca del panorama laboral, pasaremos a revisar los prospectos salariales a los que los egresados aspiran según cifras oficiales del Estado. Perspectiva salarial De acuerdo con datos del Observatorio Laboral para la Educación, disponibles en el sitio web del Ministerio de Educación Nacional –actualizados al año 2014–, el sueldo para un antropólogo recién egresado, dentro del panorama laboral colombiano, es en promedio de $1’881.227, muy bajo en comparación a lo que indica el Ministerio de Educación Nacional –MEN– que 18
puede ganarse un médico –$2’647.035– o un geólogo –$2’899.305–, considerada, a 2015, la carrera mejor paga en el país (Alzate, 02 de junio de 2015). El panorama para los profesionales mejora a medida que aumentan los años de experiencia, alcanzando un promedio de $3’461.218, después de diez años en el mercado, sin haber realizado estudios de posgrado. Constituye un sueldo mayor, mas sigue siendo una cifra pequeña si se tiene en cuenta lo cercana que está al sueldo de un geólogo sin experiencia alguna. En el contexto nacional actual, un sueldo comparativamente más bajo al de otros profesionales es poco estimulante para el egresado. El panorama laboral no ofrece las mejores opciones de empleabilidad, dadas las condiciones establecidas por las actividades económicas que se dan en el país bajo el modelo propuesto en el Plan Nacional de Desarrollo. Basta con ver los nuevos lineamientos de Colciencias para los posgrados, los cuales desfavorecen radicalmente los programas en Ciencias Sociales y Humanidades a través del otorgamiento de becas, las cuales privilegian a los estudiantes que aspiran a estudios de maestría y doctorado en Ciencias Exactas (Revista Arcadia, 2015). De la misma manera, el boom en la exploración y explotación minera de hace unos años, y la explosión actual de obras de infraestructura son los que han permitido que haya aumentado la oferta laboral para profesiones como la geología y algunas ingenierías. Examinemos la situación de los antropólogos de la Universidad Nacional en comparación con los de otras universidades. En primer
< Johan Arciniegas Gil / Jaiver Blandón / José Díaz Riaño > < Carlos Saiz Nava / Laura Sánchez Giraldo >
lugar, la Nacional es la universidad que más antropólogos egresa en el país, 348 entre 20102014 5 en oposición a 238 de la Universidad de Los Andes y 185 de la Universidad de Antioquia, los tres departamentos de antropología más antiguos del país. Y la brecha se hace mayor al hacer la comparación con el número de egresados de los departamentos más recientes: en el mismo periodo de tiempo, el Externado graduó 92 antropólogos y la Javeriana, 87. Es decir, en años recientes la administración de la Universidad Nacional, a través de la reforma del 2008, sí ha logrado que disminuya la cantidad de estudiantes que abandonan la carrera antes de graduarse, pero en contraste ahora tenemos una enorme cantidad de egresados inmersos en el mercado laboral, tratando de responder a las necesidades de sus campos de trabajo y, en muchos casos, desempeñándose en áreas para las que no fueron formados o en las cuales no tienen experiencia. Sin embargo, como egresados de la Nacional tenemos una ventaja: el salario en promedio es mayor. Un antropólogo de la Nacional gana, según los datos del Observatorio Laboral, un salario promedio de $3’207.194, solo equiparable al sueldo en promedio de un egresado de la Universidad de Los Andes. Lamentablemente, la situación no es igual para los egresados de otras universidades, cuyos sueldos oscilan en promedio entre $2’000.000 y $2’500.000 y, en consecuencia, se enfrentan a un panorama más complicado al momento de empezar a trabajar. Así que, aun con todas las dificultades que impone el mundo laboral, los antropólogos de
la Universidad Nacional tenemos la mejor de las perspectivas posibles para un antropólogo en términos salariales. El prestigio del que gozan la institución y sus egresados contribuye, en buena medida, a un mejor posicionamiento de los profesionales del departamento, algo que se cumple igualmente en el resto de carreras y facultades. Así mismo, la antigüedad, trayectoria, figuras académicas notables y la calidad de la formación, llevan a que el departamento de antropología de la Universidad Nacional sea uno de los primeros centros de referencia para el gremio antropológico, así como para el público –entiéndase por público a entidades y organizaciones afines–, el cual busca asociarse o vincular laboralmente a profesionales del área en sus proyectos e iniciativas. No obstante, el escenario continúa siendo poco amable para los recién egresados en antropología, en comparación con la situación de los profesionales de otras disciplinas. Sí, es cierto que ahora nos graduamos en mayor cantidad, que la sociedad nacional nos conoce mejor y que recibimos en promedio un mejor salario que nuestros colegas de otras universidades; sin embargo, todavía hay un amplio abismo entre el perfil que proyectamos y lo que el mercado nos ofrece.
5. De un promedio de 43 graduados anuales entre 2001 y 2003, pasamos a 86 en 2004, 122 en 2005 y 132 en 2006. Esto se explica debido a que, durante este periodo, el Departamento llamó a muchos estudiantes que se habían retirado del pregrado en años anteriores sin graduarse para otorgarles el título (Miñana, CP, 2016). Entre 2008 y 2014, el promedio de egresados es de 67 por año, particularmente gracias a la Reforma Académica de 2008 que promovió la flexibilización para contrarrestar el rezago y la deserción (Rodríguez, CP, 2015; Salcedo, CP, 2015).
19
< Y DESPUÉS DEL GRADO ¿QUÉ? > Panorama laboral y perfil del egresado del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia
A continuación, postularemos algunas propuestas que consideramos pertinentes en aras de buscar soluciones para el cierre de la brecha que hemos diagnosticado. Discusión y propuestas Como queda patente a lo largo del texto, es amplia la distancia que separa el ejercicio profesional promovido por el Departamento de Antropología de la Universidad Nacional, y las aspiraciones de estudiantes y recién egresados, frente a lo que dispone un mercado laboral con plazas de empleo ofertadas por entidades u empresas que solo buscan desarrollar sus fines misionales particulares: ya sea cumplir con el requisito legal de prospección arqueológica y/o arqueología preventiva allí donde se pretende adelantar una obra, o realizar consulta previa, como requisito legal para emprender una actividad como la explotación de algún recurso natural o la construcción de una vía. ¿Qué puede hacer el antropólogo o la antropóloga ante este dilema? En algunos casos, ser fiel a los postulados de la antropología académica y a su compromiso con las comunidades vulneradas por el desarrollo, renunciando a un fácil acceso al trabajo o, en su defecto, trabajando fuera del ámbito para el que se formó; o abandonar esas aspiraciones y compromisos, y acogerse a lo que le ofrece el mercado laboral, anteponiendo sus innegables necesidades económicas. Resultan afortunados los pocos antropólogos y antropólogas que consiguen sintetizar ambos, laborando en función de la promoción y reparación de la diversidad cultural y de los 20
sectores sociales o grupos étnicos que corren riesgo de verse afectados por las dinámicas del modelo económico y del contexto particular de conflicto armado que vive el país, ya sea desde la academia, desde las comunidades mismas, o afiliados a organizaciones que comparten sus intereses y compromisos. Igualmente, laborando desde instituciones públicas que buscan mitigar los efectos de la violencia, como en el caso de los antropólogos sociales y forenses, quienes ponen su conocimiento a disposición de las víctimas y de la identificación de desaparecidos, a través de entidades como el Centro Nacional de Memoria Histórica o el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. La clave está, por tanto, en hacer confluir esas expectativas y convicciones de la disciplina y sus practicantes con el ejercicio profesional. Pueden darse pasos en dicha dirección si, en un primer momento, se tienden lazos entre estudiantes y egresados, actores que han permanecido aislados casi por completo. Proponemos que esto se lleve a cabo a través de espacios de interacción y debate, cuyo escenario sea el departamento de Antropología de la Universidad. Eventos como conversatorios y seminarios, los cuales pueden ser fácilmente organizados, aprovechando los espacios que la Universidad brinda, es una buena idea para comenzar y para dar lugar al desarrollo de iniciativas que tengan como fin misional la promoción del empleo y el trabajo cooperativo para enfrentar las dinámicas competitivas del mercado laboral. En una fase inicial, sugerimos la creación de un portal web a modo de blog, en el que confluyan tanto estudiantes como egresados para
< Johan Arciniegas Gil / Jaiver Blandón / José Díaz Riaño > < Carlos Saiz Nava / Laura Sánchez Giraldo >
compartir ofertas laborales y mutuas recomendaciones, siguiendo el modelo de una bolsa de empleo. Esta idea, además de sencilla, no requeriría de una inversión presupuestal alta y permitiría abrir el diálogo sobre el panorama laboral al menos en un nivel inicial. En segundo término, valdría la pena estrechar los lazos del departamento de antropología y sus miembros con aquellas organizaciones con las que comparten una misión y una visión de acción social y profesional, como son organizaciones no gubernamentales, organizaciones sociales, locales o comunitarias en general y entidades públicas, donde ofrezcan posibilidades de avance profesional e inserción laboral para que los egresados no se vean en la necesidad de renunciar a sus convicciones éticas, disciplinares y profesionales para poder subsistir económicamente. Un primer paso consistiría en la creación de una base de datos de dichas organizaciones, la cual esté a disposición de la administración del departamento. Por tal motivo, consideramos importante motivar la firma de convenios para que los estudiantes de últimos semestres tengan la oportunidad de adquirir experiencia laboral, realizando pasantías en dichos organismos. Finalmente, proponemos que se conforme una Red de Egresados de la Universidad Nacional de Colombia, en la que los profesionales encuentren un espacio de apoyo mutuo para propiciar la vinculación de los mismos al mercado laboral y uno de reunión para motivar la consolidación de la antropología como asociación, al menos en un principio, en el panorama nacional. Estas propuestas constituyen una iniciativa
inicial para superar la brecha que se ha establecido en nuestro quehacer y nuestro aprender antropológico, y podrían crecer si se permite, en subsecuentes espacios de diálogo entre egresados y estudiantes, poner sobre la mesa la problemática aquí planteada. Esperamos que sea, por tanto, una campana de alerta para todos aquellos quienes, como estudiantes, maestros, egresados o vinculados en general al Departamento de Antropología de la Universidad Nacional, han elegido este quehacer profesional como su proyecto de vida, o han hecho del mismo parte de ella.
21
referencias Congreso de Colombia (1991). Ley 21 de 1991. Por medio de la cual se aprueba el Convenio 169 sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes adoptado por la 76a. reunión de la Conferencia General de la OIT, Ginebra 1989. Recuperado de: http://www.alcaldiabogota.gov. co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=37032 [16 de octubre de 2015]. Congreso de Colombia. (1997). Ley 397 de 1997. Por la cual se desarrollan los Artículos 70, 71 y 72 y demás Artículos concordantes de la Constitución Política y se dictan normas sobre patrimonio cultural, fomentos y estímulos a la cultura, se crea el Ministerio de la Cultura y se trasladan algunas dependencias. Recuperado de: http://www. alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=337 [19 de octubre de 2015]. Alzate, M. (2015, 02 de junio). “Los profesionales mejor pagados en Colombia con un año de experiencia”. En: El Tiempo, Economía. Recuperado de: http://www.eltiempo.com/economia/indicadores/carreras-quemejor-pagan-en-colombia/15872025 [20 de octubre del 2015]. Comunidad Académica de la Sede Amazonia de la Universidad Nacional. (2015). Comunicado de la comunidad académica de la Sede Amazonia frente a la “Propuesta de apoyo al PEAMA” dirigida al Ministerio de Educación Nacional. Recuperado de: https://drive.google.com/a/unal.edu.co/ file/d/0B6YhaUj9wi-2UzNaVTNKTXctN2c/view [31 de mayo de 2016]. Correa-Rubio, F. (2005) “Transformaciones académicas en la Antropología Social de la Universidad Nacional”. Maguaré, 19, 11-38. Departamento de antropología de la Universidad de Caldas. Aplicaciones de la profesión. Recuperado el 26 de noviembre de 2015 de: http://aspirantes.ucaldas.edu.co/antropologia/. Dirección Nacional de Planeación y Estadística. (2014). Estadísticas e indicadores de la Universidad Nacional de Colombia. Bogotá: Revista de la Oficina Nacional de Planeación No. 20. Dirección Nacional de Planeación. (2010). Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014, “Prosperidad Para Todos”. Recuperado de: https://www.dnp. gov.co/Plan-Nacional-de-Desarrollo/PND-2010-2014/Paginas/ Plan-Nacional-De-2010-2014.aspx [08 de junio de 2016].
Gallego, L. & Jiménez, L. (2015). Propuesta de apoyo al programa especial de admisión y movilidad académica - PEAMA. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Dirección Nacional de Programas Curriculares de Pregrado. Recuperado de: http://www.humanas.unal.edu.co/bienestar/ files/2114/3023/4052/Propuesta_PEAMA_2015.pdf [18 de octubre del 2015]. Guerrero, S., Pedraza, D., Rodríguez, D., Vargas, N. & Velásquez, A. (2016). Producción académica en el departamento de Antropología de la Universidad Nacional, Sede Bogotá. Manuscrito no publicado. Jimeno, M. (1984) “La consolidación del Estado y la Antropología”. En: Arocha y Friedemann (Ed.). Un siglo de Investigación Social: Antropología en Colombia. Bogotá: Etno. Monsalve, T. & Serrano, C. (2005). La síntesis biosocial: una propuesta teórica en antropología biológica. Boletín de Antropología Americana, (41), 5-16. Observatorio Laboral para la Educación [OLE]. (2014). Ministerio de Educación Nacional. Recuperado el 26 de noviembre de 2015 de: http://bi.mineducacion. gov.co:8380/eportal/web/men-observatorio-laboral/ubicacion-geografica Representación Estudiantil Consejo Superior Universitario. (2015, 28 de abril). Conozca las razones de los estudiantes PEAMA para rechazar la propuesta – Universidad Nacional de Colombia. En: Universidad Pública. Recuperado de: http://upublicaresiste.blogspot. com.co/2015/04/conozca-las-razones-de-los-estudiantes.html Universidad de los Andes. (s.f.). Pregrado en Antropoligía. ¿Por qué hacer el pregrado de antropología en la Universidad de Los Andes? Recuperado de: http://antropologia.uniandes.edu.co/index.php/programas/pregrado/ por-que-hacer-el-pregrado-en-antropologia [26 de noviembre de 2015]. Universidad del Rosario. (s.f.). Programa de Antropología. Escuela de Ciencias humanas. Recuperado de: http://www.urosario.edu. co/Antropologia/Inicio/[26 de noviembre de 2015] Universidad Nacional de Colombia (s.f.). Misión y Visión 2017. Recuperado el 26 de noviembre de 2015 de: http://unal.edu.co/la-universidad/mision-y-vision/ Universidad Nacional de Colombia. (2015). Antropología. Carrera de Antropología. Recuperado de: http://www.humanas. unal.edu.co/antropologia/ [26 de noviembre de 2015].
Entrevistas Álvarez, Luis Carlos. (09 de septiembre de 2015). Entrevista personal realizada por los autores. Godoy, Mónica. (01 de octubre de 2015). Entrevista personal realizada por los autores. Gómez, Augusto. (28 de septiembre de 2015). Entrevista personal realizada por los autores. Miñana, Carlos. (19 de mayo de 2016). Entrevista personal realizada por Nicolás Vargas y Alejandra Velásquez. Páramo, Carlos. (10 de septiembre de 2015). Entrevista personal realizada por los autores. Rodríguez, Iván. (08 de octubre de 2015). Entrevista personal realizada por los autores. Rojas, Claudia. (25 de septiembre de 2015). Entrevista personal realizada por los autores. Salas, Rocío. (07 de octubre de 2015). Entrevista personal realizada por los autores. Salcedo, Andrés. (06 de octubre de 2015). Entrevista personal realizada por los autores. Tovar, Manuel. (04 de octubre de 2015). Entrevista escrita realizada por los autores.
Daniel Bernal.
Catรกrsis (2015) Villa de Leyva.
Cincuenta que cuentan
Colectivo Malas Palabras Grupo Estudiantil de AntropologĂa universidad nacional de colombia colectivomalaspalabras@gmail.com
El presente compilado fue realizado por el Colectivo Malas Palabras, en apoyo con la Revista La Múcura, para la conmemoración de los 50 años del Departamento de Antropología. Durante cincuenta años, en el Departamento de Antropología, se han venido formando infinidad de historias y muchas de ellas quieren ser contadas. Como nuestra labor se enfoca en proyectar las ideas de estudiantes a la comunidad universitaria en general, decidimos darle este espacio a aquellas historias que, por ser anteriores a las nuestras, no conocemos y que no tuvieron la oportunidad de ser contadas. Por este motivo creemos que las siguientes anécdotas son parte de la memoria viva de la universidad y parte de las vivencias diarias que, quizás, podamos todos tener en este camino.
<CINCUENTA QUE CUENTAN >
“A mí me pasó algo muy parecido a lo que cuenta Andrés Caicedo en ¡Qué viva la música!, esa gran novela, tienen que leerla, ¿no la han leído? Léanla. Por supuesto que yo me crié con el rock, ¿no? Lo que fuera así… toda esa vaina, lo que oía mi papá... ahora la aprecio mucho más por su puesto, pero en esa época eso era ¡no, música antigua, eso no! A nosotros lo que nos gustaba era Led Zeppelin, Jethro Tull, Iron Butterfly, los Rolling, todo eso… y de pronto, entré a la Universidad, y yo no sé cuándo fue o porqué que oí como unos tambores así de salsa, y yo decía: ¿esta vaina qué es?, ¿esta música qué es tan impresionante esas trompetas? Y era alguien, yo no me acuerdo si era Mauricio Pardo o el negro Cesar Tulio que estaba en el jardín de Freud oyendo en una grabadorcita así esa música, y estaban oyendo a Richie Ray, esa Sonido Bestial: ‘ahí viene Richie, viene virao, como bestia, tocando un tumbao’ [Canta]. Entonces esa vaina para mí fue… y cuando se oye esa descarga tan impresionante de tambores no, yo dije: ¿esa vaina qué es? Y entonces desde ahí con nuestro grupo de amigos empezamos a interesarnos un poquito en eso, y… esos primeros semestres íba-
mos a un sitio, el único sitio que supimos que… ¡claro que era más de bolero que era un poco cansón!, pero a veces ponían algunos sones, que se llamaba El Tunjo de oro, que quedaba en la carrera trece con calle ventialgo… veintidós no sé qué, era un sitio… y ahí se fundó al rato, o a los dos años, eso ya era como el 78, se fundó el Goce Pagano de César Pagano, cuando estaba con Gustavo y todo… no sé qué, y como ahí sí, ya pues fue digamos el sitio en el que empezó a llegar la salsa a Bogotá, porque eso aquí no se conocía. Hubo una época, sí, de la de Lucho Bermúdez y todo, que fue la época de donde mis papás, ¿no?, eso se abandonó en los años sesenta con la entrada del rock y todo eso, eso se olvidó, y ni más de la música así como caribe. Y entonces eso sí me recuerda mucho el Sonido Bestial de Richie Ray, y después oímos mucho también a soneros como Cachao, que fue el primer disco que yo compré de son… ese de Cachao, después hice una colección bastante buena de música… yo tengo por ahí unos quinientos long play por ahí; debo tenerlos por ahí… los tengo donde mi mamá, después tocó pasarme a los CD” Profesor Juan José Vieco
28
< Colectivo Malas Palabras >
“Pues digamos, para responder esa pregunta, qué impresión de tantos años, habría que hacer referencia, se me ocurre, al momento en cuando llegué y al momento en cuando me retiro. Cuando llegué en 1981, el departamento estaba, o la Universidad Nacional estaba viviendo una transición, parecía que era como el fin de una época y el comienzo de otra. El fin de una época, que es decir, años setentas, que fue de mucho conflicto político desde la izquierda, los movimientos de izquierda, y eso había afectado mucho a… desde movimientos muy progresistas de 1971 hasta el periodo de una actitud del gobierno muy reaccionaria en contra de todos los movimientos políticos que casi acaban la Universidad Nacional, digamos no en el sentido en que fuera a desaparecer sino en el sentido académico. Y cuando yo llego es como empieza como una actitud de reforma, vienen unos rectores, como el rector Palacios que es un historiador, quien vienen a decir: no es que la Universidad no es solamente un campo de batalla político sino que es un centro universitario, es para la investigación, es para el conocimiento, para la formación de profesionales; entonces yo llego en un momento muy apropiado porque es de reformas; entonces, en el caso particular de antropología se estaba empezando, llevaban los profesores hablando ya; pero, en esa
época, reformar un plan de estudios o una carrera era muy complicado porque había mucho discurso ideológico encontrado y enfrentado, y entonces… pues… pero en el área de arqueología, que es en la que a mí me contratan, era la hermanita menor de todas las áreas que conforman ese monstruo que llaman la antropología ¿cierto?... entonces pues me toco aquí, existía una persona muy destacada que era el profesor Gonzalo Correal Urrego, gran científico conocido por sus obras con la etapa más temprana de cazadores recolectores, para Colombia él hizo un gran aporte, pero el área académica curricular era casi cero, habían tres materias. Entonces, esa reforma que se empieza ahí implica un conflicto muy grande, yo te voy a hablar rápidamente: 1984 la Universidad entra en una crisis, yo diría que es la última gran crisis, la cierran once meses para reformarla, porque pues en la vida cotidiana no se podía reformar o era muy difícil, entonces se crea, yo diría, con esos antecedentes que había hecho el doctor Correal, el área de arqueología, que era el área pequeñita, se crece y se logra un espacio equivalente a la antropología social o al área que llamamos etnología o etnografía; el área se fortalece mucho y, entonces, ya se crea un laboratorio de arqueología propio del departamento, de la carrera.” Profesor Héctor Llanos
29
<CINCUENTA QUE CUENTAN >
¿Qué olor le recuerda al Departamento? “Esa pregunta era la que más recordaba, porque yo tengo mucha memoria olfativa, es tremenda, y es muy loco, porque apenas leí la pregunta yo dije: pues marihuana [risas], ese es el olor que me recuerda, pero después fui más allá de lo obvio [risas], no mentiras… el olor, por ejemplo, a tinto recalentado también, en la cafetería yo no sé si ahora venden tinto, la verdad, pero antes sí era ese olor a tinto que hierbe todo el día, y acá en el laboratorio el olor a cera de abejas que es con lo que trabaja el profe José Vicente para unir los cráneos, para restaurar los cráneos, ese olorcito sí es muy característico, me recuerda siempre el trabajo aquí en el laboratorio” Un sonido o algo así característico… “Me acuerdo mucho de la voz del profe Pineda, de la voz del profe Roberto Pineda, que digamos… a muchos compañeros les causaba un poco… pues… les adormecía un poco, pero y a mí me daba mucha rabia porque yo decía: está diciendo cosas muy buenas, muy importantes, ¿cómo se les ocurre venir a dormir a clase del profe Pineda? Entonces yo me acuerdo mucho de eso, sí, pienso… yo digo que de estudiantes éramos muy tontos, ¿no?, porque no escuchábamos en realidad, nos perdíamos la mitad de las cosas y hasta más.” Profesora Claudia Mercedes Rojas Sepúlveda
“No recuerdo exactamente cuáles años fueron, pero… de pronto 2008-2009, hemos tenido diferentes años en [los] que hubo movilizaciones sociales o estudiantiles con paros, con bloqueos al edificio de aulas; entonces, como encuentros graciosos, recuerdo una de mis clases que era de pregrado, eran como teorías de poder con miradas hacia el pasado, pero como no era posible hacer clase, decidimos con los estudiantes ir preguntando a diferentes manifestantes sus nociones de poder y entrevistamos personas. Una estudiante en particular encontró a alguien de ciencias políticas, que también estaba en una clase sobre debates de poder desde un punto de vista, de pronto, más institucional, de ciencias políticas, y estaba haciendo las mismas entrevistas, este encuentro fortuito, como enriqueció mucho la clase, nos daba mucha risa, fue graciosa pero más que eso fue como el aprendizaje de que el entendimiento, el diálogo, se hace casi en cualquier momento, y las reflexiones se van enriqueciendo a partir de las muchas experiencias” Profesora Helen Hope Henderson
Este recuento fue un trabajo conjunto entre el Colectivo Malas Palabras y La Múcura.1 1. Para mayor información de Malas Palabras ver su reseña publicada más adelante.
30
Nalkelly Rojas.
Quirquincho (2016).
APUNTES CRÍTICOS
Sobre los
grupos y semilleros
de investigación del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional
José David Bustos Quintero Pregrado en Antropología universidad nacional de colombia jdbustosq@unal.edu.co
Juan Camilo Marentes Hortúa
Daniela Chavarriaga Morgante
Pregrado en Antropología universidad nacional de colombia jcmarentesh@unal.edu.co
Pregrado en Antropología universidad nacional de colombia dchavarriagam@unal.edu.co
Resumen:
Palabras clave:
Investigación, antropología, ciencias sociales, semilleros de investigación, grupos de investigación.
Este documento es una reflexión sobre el estado actual de los espacios de investigación del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia, a partir de la revisión de algunos de sus grupos y semilleros de investigación. La intención es, por un lado, identificar las fortalezas y debilidades que existen sobre este tema y, por otro, proponer estrategias que puedan contribuir al fortalecimiento y la difusión de los procesos de investigación en el Departamento. Esta reflexión, sin lugar a dudas, gira en torno a algunas preguntas, fundamentales en el quehacer de la antropología y de cualquier disciplina social y humana: ¿Cómo estamos investigando? ¿Para qué investigamos? ¿Para quienes investigamos? No se pretende en este documento llegar a responder estas importantes cuestiones, pero sí realizar algunos comentarios críticos en torno a la actualidad de los procesos investigativos que tienen lugar en el programa de Antropología.
<APUNTES CRÍTICOS> Sobre los grupos y semilleros de investigación del departamento de Antropología de la Universidad Nacional
Introducción En Colombia, el sector educativo de nivel superior ha venido afrontando un drástico cambio en la forma de concebir el papel de la academia en el desarrollo del país. Este ambiente dinámico ha hecho que el mismo sector se encuentre, en cierta medida, en terrenos movedizos, es decir, que esté un tanto a la deriva. Bajo este marco, las dificultades para las ciencias sociales han sido y siguen siendo inmensas. Parece ser que, en las prioridades de apoyo gubernamental a la producción de conocimiento, el lugar de las ciencias sociales está cada vez más rezagado y, en los últimos años, su ejercicio ha estado marcado por una progresiva desfinanciación. Por esto, se evidenció en la reunión que, en octubre de 2015, en la Universidad del Valle (Agencia de Noticias Univalle, 05 de octubre de 2015), sostuvieron un buen número de decanos y representantes de las distintas facultades de Ciencias Sociales y Humanas que existen en el país (Correa & Navarrete-Cardona, 10 de octubre de 2015). Como resultado de este encuentro, académicos de las humanidades denunciaron un marcado énfasis en otras áreas de las ciencias, favorecidas por una idea específica de innovación enmarcada en la productividad superior que tendrían las ciencias exactas y las ingenierías, frente a la que pueden tener las ciencias sociales. Todo esto se traduce en la coyuntura que atraviesan las distintas facultades de Ciencias Sociales en el país al tener que enfrentarse a escenarios nada amables como, por ejemplo, los criterios de medición de grupos de investigación de Colciencias (COL34
CIENCIAS, 2015) que, como institución gubernamental, parece sumarse a esta tendencia de minimización del papel de las humanidades en la construcción de nación (Arango-Giraldo, 12 de julio de 2016). Así las cosas, la investigación ha sido el escudo con el que las facultades de ciencias sociales han buscado mantenerse. Sin duda, el gobierno no destina equitativamente recursos económicos para la investigación y uno de los grandes perdedores han sido las ciencias sociales, tal y como lo resalta Ricardo Sánchez, ex-decano de la facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional, a propósito de lo ocurrido en otros países con respecto a este mismo tema: […] vivimos una hora muy mala de crisis, de autoritarismos contra las ciencias humanas, pero no es algo que decidieron hacerlo actualmente, sino que lo han venido aplicando de hace tiempo y que se conecta con todas las transformaciones reverdecidas en el mundo de la imposición de un pensamiento único, de la predominancia de saberes tecnológicos sobre saberes científicos y críticos, cuya expresión máxima y grotesca es la del ministro de Educación de Japón. (Correa & Navarrete-Cardona, 10 de octubre de 2015).
De todas formas, en esta acción defensiva emprendida por las facultades, se vislumbran caminos que fomentan el crecimiento académico y un claro ejemplo lo ofrece la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional. Pese a la preocupante crisis financiera que ha enfrentado desde hace varios semestres, la Facultad cuenta con grupos de investigación activos, los cuales han contribuido, desde sus estu-
< José Bustos - Daniela Chavarriaga - Juan Marentes >
dios, a la construcción de conocimiento sobre la sociedad colombiana. Los productos investigativos de los grupos se convierten en una invitación a los entes gubernamentales para que vuelvan a contar con las ciencias sociales, en el panorama de construcción del proyecto integral de nación al que Colombia tiene derecho. Desde la Facultad, se ha buscado incentivar la investigación entre los jóvenes estudiantes, quienes ingresan a cursar sus programas académicos a través de semilleros y grupos de investigación. Sin embargo, y en parte como resultado de esta problemática, la investigación desde los grupos en la Facultad de Ciencias Humanas se ha tenido que ceñir a unas reglas implícitas, impuestas por el modelo de investigación de Colciencias, actitud que, en el Departamento de Antropología, ha afectado la relación de la investigación con la formación y la pedagogía en las aulas. Teniendo en cuenta lo anterior, en el presente documento se realiza un diagnóstico de la situación actual a la que se enfrenta la investigación en el Departamento de Antropología de la Universidad Nacional, tomando como referencia los grupos de investigación, los grupos estudiantiles y la percepción de la comunidad estudiantil del pregrado sobre el funcionamiento de los mismos. Dicho diagnóstico nos permite proveer unas recomendaciones, con el propósito de fomentar la discusión de manera amplia en torno a estos temas, en aras de estimular un posible cambio en los procesos pedagógico-investigativos, con miras a enfrentar la realidad que, a nivel nacional (Venegas-Raba, 23 de octubre de 2015) e incluso internacional (El Espectador, 2015), afrontan las ciencias sociales en conjunto.
Metodología Para la elaboración de este informe, nos basamos en la consulta de la reglamentación oficial de la Universidad Nacional de Colombia y del Departamento de Antropología en torno a la investigación, y al papel de grupos y de semilleros estudiantiles. También se realizaron entrevistas a representantes de dos grupos estudiantiles y a docentes de tres grupos de investigación, para conocer su posición frente a las temáticas que nos ocupan. Se hizo una revisión de los cinco grupos seleccionados en cuanto a actividades, logros y posición asumida frente a la comunidad educativa del programa de Antropología de la Universidad Nacional, tomándolos como estudios de caso, con el fin de comprender aspectos puntuales del estado de la investigación en el Departamento. Adicionalmente, se realizó una encuesta dirigida a la población estudiantil del programa, construida sobre tres ejes fundamentales –conocimiento de, participación en información sobre los grupos y semilleros de investigación–, dirigida a medir la congruencia de las labores investigativas –en grupos y semilleros– con las posibilidades que tiene el estudiantado de pregrado de ser partícipe de ella. Con la información obtenida, se busca dar paso a un espacio de discusión al interior del programa de Antropología de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia, para alimentar la construcción de un programa equilibrado, consecuente con la visión propuesta por la comunidad estudiantil del programa y que, además, intente ser coherente al brindar, como programa, una respuesta útil a las necesidades sociales del país. 35
<APUNTES CRÍTICOS> Sobre los grupos y semilleros de investigación del departamento de Antropología de la Universidad Nacional
Semilleros y grupos de investigación Desde la normatividad institucional de la Universidad, los semilleros de investigación y los grupos de investigación se suelen distinguir entre sí por tres aspectos generales. En primer lugar, los semilleros están conformados mayoritariamente por estudiantes; mientras que los grupos de investigación los integran personas con mayor experiencia y trayectoria investigativa. En segundo lugar, los semilleros tienen como fin el aprendizaje, la familiarización y la experimentación –de manera autónoma– con métodos, técnicas e instrumentos de investigación; mientras que los grupos de investigación se enfocan más en la producción de conocimiento nuevo, innovador y trascendental en las esferas académica, científica y social. Por último, los semilleros de investigación cuentan con cierta libertad, flexibilidad y autonomía, y los grupos de investigación tienen mayores formalidades en el ejercicio de sus funciones, según lo que los autores pudieron constatar en medio de la investigación previa a este documento. A continuación, veremos el estado de tal normatividad sobre los grupos y semilleros de investigación y de su actual actividad y producción académica. Visión y reglamentación institucional Para los grupos de investigación, no se encontró reglamentación oficial en la Facultad. No obstante, para los semilleros, está el Programa Nacional de Semilleros, adscrito a la Vicerrectoría 36
de investigación. La convocatoria que desde allí se ofrece, está dirigida a “[e]studiantes de pregrado en cualquier área del conocimiento que, con la tutoría de un docente de la Universidad Nacional de Colombia, participen en el desarrollo de proyectos de investigación, creación o innovación” y tiene como objetivo “[p]romover la vinculación y formación de los estudiantes de pregrado de la Universidad Nacional de Colombia en el desarrollo de labores de investigación, creación e innovación a través de su participación en proyectos en cualquier área del conocimiento” (Investigación UN, 2016). Esta convocatoria tiene tres modalidades. La primera de ellas es para proyectos introductorios en la investigación, creación o innovación; la segunda, para proyectos desarrollados como parte de cursos de pregrado, y la tercera, para proyectos desarrollados mediante trabajos de grado. Visión y reglamentación desde el Departamento En el Proyecto Educativo de Programa –PEP– del Departamento de Antropología, encontramos que la estructura del programa tiene la intención de formar a los estudiantes principalmente en investigación. Por esta razón, en el PEP se recalca que el acompañamiento al estudiantado debe ser continuo, tomando a los grupos de investigación como otro importante punto de referencia para acompañar la formación del antropólogo de la Universidad Nacional de Colombia. Al respecto, en el documento se encuentran afirmaciones que no se cumplen de una ma-
< José Bustos - Daniela Chavarriaga - Juan Marentes >
nera sistemática dentro de los programas de cada asignatura, dando un sinnúmero de experiencias a los estudiantes del Departamento, teniendo en cuenta que existe la posibilidad de que cada profesor disponga, a su gusto, de la forma de investigar. Así, encontramos que […] es común que los estudiantes, incentivados por los profesores y profesoras, desarrollen pequeños proyectos de investigación durante todos los semestres para una o más asignaturas. Tales proyectos se presentan en trabajos escritos que por lo general superan las 25 páginas de extensión. Algunos de estos trabajos son insumo para ponencias o artículos” (Proyecto Educativo de Programa, 2014).
Es verdad que existe una libertad de cátedra que permite a los profesores tomar decisiones en las asignaturas de las que son responsables, pero también, en nuestra opinión, puede ser probable que la inclusión de una orientación investigativa general desde la malla curricular pudiera fortalecer los procesos investigativos de los estudiantes, tanto dentro como fuera de las aulas. Respecto a la función específica que tienen los grupos de investigación para el estudiantado de pregrado, solo encontramos un pequeño párrafo: “el Departamento cuenta con cuatro líneas de investigación a las que están inscritos 16 grupos de investigación, los cuales con dinámicas y énfasis diferentes asocian estudiantes de pregrado de acuerdo con las necesidades de cada uno” (Universidad Nacional de Colombia, 2014). Se ve así, que existe una posible irregularidad a la hora de vincular grupos de investigación con las aulas en el nivel de pregrado; vinculación que, aunque en ciertos ca-
sos sí existe, no está reglamentada ni tiene unos principios básicos definidos por los organismos rectores del programa de Antropología. Vinculación a grupos y semilleros de investigación La vinculación a los grupos de investigación y a los grupos estudiantiles en el Departamento se da de distintas maneras: los grupos de investigación, aunque pertenecientes al Departamento, ya sea por sus integrantes o su origen, están inscritos en Colciencias y vinculados desde varios sectores institucionales, como la Universidad Nacional, al Centro de Estudios Sociales –CES– o desde alianzas interuniversitarias e interdisciplinares. A diferencia de estos, no está claro si los semilleros o grupos estudiantiles tienen o deben tener un registro institucional o ante qué ente se hace este registro, por lo que se deduce que, en el papel, este registro se hace ante la Vicerrectoría de Investigación –Programa Nacional de Semilleros–. Sin embargo, en la práctica, se hace ante Bienestar. Este vacío de información, quizá, se deba a que los grupos estudiantiles de Antropología no necesariamente son semilleros, pues algunos tienen otra razón que no obedece directamente a la investigación, siendo sus fines otros aspectos necesarios para enriquecer la labor académica estudiantil, como revistas, grupos gestores de encuentros, trabajos con comunidades, cine-foros, etc.
37
<APUNTES CRÍTICOS> Sobre los grupos y semilleros de investigación del departamento de Antropología de la Universidad Nacional
Grupos vinculados al Departamento Aunque en el PEP del departamento de Antropología (Universidad Nacional de Colombia, 2014) aparecen 16 grupos de investigación, solo algunos son activos, es decir, mantienen vi-
gencia y actividad continua en la práctica investigativa y de extensión. La causa de la inactividad de algunos grupos es que, muchas veces, el profesor encargado se ha retirado, temporal o definitivamente, de las labores académicas. En la siguiente tabla 1, se pueden apreciar los gru-
Línea de Investagación
Nombre del grupo
Líder del grupo
Estado Colciencias
Año de creación
Instituciones/UAB/ Centros/Institutos
Antropología Biológica
Grupo de Investigación en Antropología Biológica GIAB
José Rodríguez
Categorizado
1988
UNAL
Estudios regionales y territoriales
Augusto Javier Gómez López
Registrado
1997
UNAL (Antropología-CES)
Antropología e historia de la antropología en América latina
Roberto Pineda
Categorizado
2004
UNAL
Desafíos Arqueológicos: Memoria, patrimonio y poder
Ana María Groot de Mahecha
Registrado
1998
UNAL
Programa de ecología histórica y movilidad humana
Gerardo Ardila
Registrado
1997
UNAL(Antropología-CES)
Arqueología, patrimonio y educación
José Virgilio Becerra Becerra
Proceso de formación
UNAL
Cultura material de ayer y hoy: Diálogo de saberes
José Virgilio Becerra Becerra
Proceso de formación
UNAL
Subjetividades contemporáneas en américa Latina
Carlos Pinzón
Registrado
1986
UNAL
Antropología médica crítica
César Abadia
Registrado
2004
UNAL (Antropología-CES) -Pontificia Universidad Javeriana- Fundación Universitaria san Martín
Grupo interdisciplinario de estudios de género
María Viveros
Categorizado
1999
(Antropología- Escuela de Género)
Programa red (Educación): Programa de fortalecimiento de la capacidad científica en la educación básica y media
Carlos Miñana Blasco
Registrado
1992
UNAL- Intersedes
Conflicto social y violento
Myriam Santoyo Andrés Salcedo
Categorizado
1993
UNAL (Antropología-CES)
Grupo de estudios Afrocolombiano
Jaime Arocha
Categorizado
1999
CES - Antropología
Región y territorio
Reinaldo Barbosa
Pueblos indigenas de Colombia
François Corres Ximena Pachón Roberto Pineda
Observatorio social de la munidalización
Jaime Caicedo
Categorizado
2001
UNAL
Antropología Histórica
Arqueología
Antropología Social y Cultural
UNAL
Tabla 1. Grupos de investigación suscritos al Departamento. Fuente: Elaboración propia
38
< José Bustos - Daniela Chavarriaga - Juan Marentes >
pos de investigación que se encuentran suscritos al departamento y, resaltados, aquellos que se encuentran activos. Semilleros vinculados a Bienestar Como ya se dijo, aunque el registro de los semilleros de investigación se debe hacer a través de la Vicerrectoría de Investigación, muchos de los grupos estudiantiles se registran a través de Bienestar. Los grupos, expuestos a continuación en la tabla 2, son aquellos semilleros de investigación que se encuentran registrados ante el Bienestar de la Facultad de Ciencias Humanas y son conformados por estudiantes del departamento de antropología. Estado de los grupos activos Estudios regionales y territoriales
Este grupo de investigación se funda, aproximadamente, hace dos décadas, dentro del Centro de Estudios Sociales –CES– bajo la direc-
ción del profesor Augusto Gómez, quien permanece a su cargo. Su trabajo se ha centrado en el estudio de cinco líneas específicas en diferentes regiones al sur del país tales como: Amazonas, Caquetá, Putumayo, Meta, Sucre, Vichada y Vaupés. Su primera línea de investigación estudia las enfermedades epidémicas en diferentes regiones; la segunda aborda las fuentes documentales primarias para la historia del Amazonas; su tercera línea consiste en la recuperación de la obra de la comisión corográfica dirigida por Agustín Codazzi; la cuarta es la creación de textos guía para la enseñanza, y la última, la recopilación de una etnografía de historia, costumbres y tradiciones. Algunos de sus logros son el premio nacional Alejandro Ángel Escobar en ciencias sociales y humanas en el año 2005, con la obra: Putumayo, indios, misión, colonos y conflictos 18451970, y el premio nacional de antropología, versión 1988, con la obra Amazonia colombiana: enfermedades y epidemias. Además, entre sus textos publicados se puede contar, al menos, un
Naturaleza
Nombre
Año de creación
Reflexiones sobre la arqueología y antropológia biológica
Osteofus
(Revitalización) 2012
Publicaciones estudiantiles
Revista estudiantil de antropología La Múcura
2012
Etnografía y paisaje sonoro
Colectivo Malas Palabras
2012
Trabajo Barrial
Colectivo Eutiquio Timoté
Antropología audiovisual. Ciclo de Cine Etnográfico
Obtura: Grupo de estudios de antropología visual
2012
Coordinación nacional de iniciativas estudiantiles
Red de acción antropológica
2012
Trabajo práctico sobre el uso, apropiación y tenencia del territorio
Huerta Semillas de Memoria
2012
Tabla 2. Grupos estudiantiles registrados ante Bienestar. Fuente: Elaboración propia
39
<APUNTES CRÍTICOS> Sobre los grupos y semilleros de investigación del departamento de Antropología de la Universidad Nacional
centenar, aunque existen otras catorce obras inéditas sin publicar. Por otro lado, en cada línea de investigación, se desarrollan diferentes proyectos, donde colaboran estudiantes de pregrado y posgrado como auxiliares, quienes son pagados por la universidad y, muchas veces, se les recompensa con coautorías, hecho que evidencia el interés y el esfuerzo de sus miembros; no obstante, la relación con Colciencias se ha deteriorado con los años. En principio se registró y categorizó el grupo; pero, con las nuevas condiciones de registro y el enfoque que tiene Colciencias ante las ciencias humanas, al director del grupo ya no le interesa tener relación con esta entidad (Profesor Augusto Gómez, Comunicación personal [CP], 28 de octubre de 2015). Pese a lo anterior, la importancia y la repercusión de la labor investigativa llevada a cabo por este grupo, se refleja en el hecho de que algunos de los temas que abordan son pertinentes para las materias “Historia Sociocultural de Colombia” y “Etnología Regional” obligatorias en la malla curricular; por ello, el profesor Gómez pone a discusión temáticas relacionadas y, en ocasiones, textos producidos por el grupo. Programa Red (Educación): Programa de fortalecimiento de la capacidad científica en la educación básica y media
Este grupo de investigación surge de una pregunta y una necesidad con respecto a la educación colombiana: ¿qué sucede en las escuelas y colegios para que los jóvenes lleguen con falencias en ciencias, matemáticas y español a la Universidad Nacional? 40
En un intento por dar respuesta al interrogante anterior, el profesor Carlos Miñana se vincula desde 1996 al grupo y sigue a cargo de este. Actualmente, se consolida como un grupo de investigación, reconocido y clasificado en la Categoría A de Colciencias; a su vez, goza de una posición importante dentro de la Universidad y del Departamento de Antropología; sin embargo, no se consideran en una buena relación con Colciencias. En la actualidad, es un grupo activo y con varios proyectos dentro de la misma Universidad y con entidades educativas del sector público. Es de carácter interdisciplinario, intergeneracional e interinstitucional, se encarga de estudiar la escuela en contexto y promueve alternativas innovadoras de la práctica pedagógica, a través del trabajo cooperativo escuela-universidad y en tres líneas de estudio e investigación: Mundo Escolar-Universitario, Gestión-Política Educativa, y Comunicación y Educación (Hermes UN, 2015). Estas líneas de trabajo son activas y exigen una frecuente movilización de sus pocos miembros, para lo cual, se hace necesaria la vinculación de estudiantes tanto de pregrado como de posgrado para proyectos específicos. Dependiendo del carácter del proyecto se vinculan estudiantes mediante convocatorias públicas remuneradas, y, hasta el momento, han pasado un centenar de estudiantes mediante esta vinculación o por pasantías acordes a estos proyectos. También hay vínculos con instituciones educativas locales, gubernamentales y extranjeras –con docentes directivos de Bolivia y Chile–, también con la Unesco. De esta manera, se crearon muchos vínculos, generando una RED, y,
< José Bustos - Daniela Chavarriaga - Juan Marentes >
dentro de la Universidad se tienen vínculos con grupos de investigación de ciencias políticas. Este grupo de investigación cuenta con un gran catálogo de publicaciones, hasta el momento, han salido tres libros escritos por los mismos estudiantes, acogiendo tres tesis de pregrado del departamento de Antropología. Igualmente, hay artículos y ponencias del director o, en conjunto con otros profesores de la universidad, informes de investigación, tesis, trabajos de grado de estudiantes de pregrado y posgrados. Todas estas producciones, a excepción de los libros RED, se encuentran alojados en línea, en revistas extranjeras y algunas páginas web en español, condición necesaria para considerar el trabajo de investigación como un ejercicio participativo con la sociedad en general. No obstante, hace falta un espacio más significativo para que sus contenidos sean compartidos en las aulas del Departamento. Dentro de sus logros, está el reconocimiento por parte de la misma Universidad y, del Departamento, por la trayectoria en investigación y extensión 2006; asimismo, la participación del seminario Visión 2034 y sus posteriores publicaciones, en las que se proyecta el papel de la educación en la universidad en 20 años y el impacto de los medios tecnológicos sobre esta. Conflicto social y violencia
El grupo Conflicto Social y Violencia surge en 1993 de la mano de la profesora Myriam Jimeno, intentando responder, desde una mirada interdisciplinar –pero principalmente antropológica–, a las dinámicas sociales que giran alrededor de la violencia y del papel que ha asumido
esta en nuestro país; respondiendo a los diversos interrogantes sobre las relaciones individuo-sociedad y el uso de la violencia en fenómenos sociales específicos del país. El grupo ha desarrollado dos líneas de estudio: Cultura y violencia, y Movilidad forzosa y ciudad. En Cultura y violencia, se estudian fenómenos, causas y consecuencias de la violencia, y sus formas en la sociedad, incluyendo los análisis acerca de la reinserción y la retroalimentación de los hechos violentos para hacer frente a este fenómeno. En Movilidad forzosa y ciudad, se hace énfasis en fenómenos de movilidad, ya sea derivada de la búsqueda de nuevas oportunidades laborales –de manera individual o comunitaria– o del desplazamiento forzoso. Actualmente, los directores del grupo son Andrés Salcedo y Myriam Jimeno. Aunque los integrantes del grupo están directamente vinculados al Doctorado y Maestría en Antropología Social, no se hace énfasis en la relación que los grupos tienen con las aulas. A este cuestionamiento, el director del grupo resalta que, de alguna manera, los estudiantes de últimos semestres de pregrado que estén interesados con temáticas afines se pueden relacionar con el grupo. Los integrantes del grupo que son docentes disponen las monografías de sus estudiantes a consideración del grupo, para que este le haga una asesoría directa; esta sería la manera en que el grupo de investigación aportaría a la formación en el Departamento. Así mismo, han desarrollado labores de extensión y extensión solidaria, donde se resaltan los trabajos “Construcción Colectiva de una metodología participativa para un hábitat digno en Usme” y “A siete años de la masacre del Naya: la perspectiva de las víctimas”. Respecto a su relación con Colcien41
<APUNTES CRÍTICOS> Sobre los grupos y semilleros de investigación del departamento de Antropología de la Universidad Nacional
cias, fue reconocido en la categoría A y ha mantenido buenas relaciones, aunque los directores, Andrés Salcedo y Myriam Jimeno, guardan algunas diferencias con esta entidad.
estudiantes de semestres intermedios consolidados en el grupo y listos para asumir la coordinación de la revista. Obtura
Estado de los semilleros activos Revista estudiantil La Múcura
La Múcura se crea en 2012 con la tarea de retomar la labor hecha por algunos estudiantes en el pasado. Esta consiste en la articulación de trabajos estudiantiles de pregrado en una publicación del Departamento. En vista de que la gran mayoría de trabajos realizados por estudiantes en sus cursos se han quedado en el papel, La Múcura hace un llamado para que su contenido se difunda a través de esta revista. El grupo estudiantil ha pretendido, desde entonces, que la revista sea hecha desde los estudiantes y para los mismos. Además, se han intentado establecer canales de diálogo con estudiantes ajenos al Departamento, para que la labor cotidiana del estudiantado de Antropología sea conocida por un público distinto. Su cuarto número ya fue publicado, y el quinto está en construcción. Respecto a su relación con Bienestar Universitario, la revista ha sido apoyada constantemente, aunque cuentan con recursos limitados. Al igual que otros grupos estudiantiles, los integrantes de La Múcura son conscientes de la vulnerabilidad que tienen los grupos estudiantiles y el riesgo de desgastarse a medida que cambian las generaciones. Es por esto que, continuamente, La Múcura está recibiendo nuevos integrantes, y, a la fecha, cuentan con 42
Este grupo estudiantil surgió en el 2012 y aborda temáticas especializadas en el campo de la antropología visual. Han hecho uso, en los últimos meses, junto con otros grupos, de los espacios físicos que brinda el recién adaptado laboratorio de etnografía, logrando con ello tener la oportunidad de reunirse periódicamente y, así, tener un grupo consolidado de trabajo. Sin embargo, una de sus preocupaciones es el cambio generacional que se avecina, pues algunos de sus miembros se encuentran ad portas de recibirse como antropólogos; por esto han optado por promover la participación de estudiantes a través de convocatorias. Han realizado diversas propuestas de trabajo, apoyadas por el área de bienestar de la Facultad de Ciencias Humanas. Su proyecto más importante, hasta el momento, ha sido “Retractus”, una exposición de fotografías que enseñan las experiencias y los rostros de los protagonistas de diferentes etnografías y prácticas de campo realizadas por estudiantes. Este proyecto ha propiciado la creación de vínculos con otras universidades y con otros grupos de estudio. A través de la entrevista realizada con integrantes del grupo, Obtura (al igual que otros grupos estudiantiles) se considera como una alternativa para aquellos estudiantes que no encuentran en la fase final (proyecto de tesis de grado) de la malla curricular orientación en las temáticas elegidas para su trabajo de grado.
< José Bustos - Daniela Chavarriaga - Juan Marentes >
Encuesta
Con el fin de ampliar la información recolectada para este trabajo, se realizó una encuesta virtual en el periodo intersemestral (entre el 22 de mayo y el 6 de junio de 2016), la cual fue respondida por 68 estudiantes del Departamento. Con las respuestas obtenidas, nos disponemos a dar un vistazo a la percepción de los grupos y semilleros de investigación entre la comunidad estudiantil. La intención era conocer qué tan informada está la comunidad estudiantil de la existencia de los distintos grupos y semilleros del departamento, así como la cercanía que el estudiantado tiene con estos. Así mismo, se buscaba determinar las posibilidades de acceso a los mismos y, de paso, saber qué tan pertinentes son estas herramientas a la hora de apoyar los proyectos de investigación de los estudiantes. A continuación, se presentan cuatro grupos de datos significativos que arrojó la encuesta. En primer lugar, se preguntó acerca del conocimiento sobre los grupos y semilleros; esto partiendo de la hipótesis que relaciona la percepción de baja actividad que tienen estos grupos con un desconocimiento por parte del estudiantado, de las posibilidades existentes en materia de investigación. En la Imagen 1, cada gráfica corresponde a las siguientes preguntas: ¿conoce usted los grupos de investigación adscritos al programa de Antropología? y ¿conoce usted los semilleros de investigación adscritos al programa de Antropología? Al observar los datos, es evidente que existe más conocimiento sobre los grupos estudiantiles que sobre los grupos de investigación de la Universidad adscritos al Departamento, lo cual puede deberse
a la cercanía que los estudiantes que resolvieron la encuesta pueden tener con sus compañeros miembros activos de estos semilleros, pero ¿qué pasa con aquellos estudiantes que no coinciden en cohorte o ni siquiera en alguna materia con estos miembros activos? Es necesario disponer mecanismos de divulgación de estos grupos en los momentos de ingreso a la univerSemilleros
13,2%
13,2%
86,8%
Si Si
Si
No No
No
Si Si
Si
No No
No
86,8%
Grupos
13,2%
39,7%
60,3% 86,8%
Imagen 1. Conocimiento de grupos y semilleros. Fuente: Elaboración propia
43
<APUNTES CRÍTICOS> Sobre los grupos y semilleros de investigación del departamento de Antropología de la Universidad Nacional
sidad de nuevos estudiantes (Semana de Inducción) para subsanar esta falta de conocimiento, sobre todo en relación con los grupos de investigación y, así, llegar a que la totalidad del estu14,7% diantado conozca el abanico de posibilidades que se abre en materia investigativa para el programa de Antropología. La Imagen 2 se relacionó con la pregunta ¿conoce usted mecanismos y/o canales de difusión de información sobre los grupos y semilleros de investigación del Departamento de Antropología? Esto, muy de la mano con la primera pregunta realizada, parte de la hipótesis de que existe una falta de divulgación del trabajo de los grupos y semilleros de investigación que se encuentran realizando labores en el programa de Antropología. La respuesta es clara, no existen mecanismos formales de divulgación, aunque muchos grupos acuden a la publicidad en redes sociales. Se considera necesaria una intervención de los organismos rectores del programa, para que, pre-
13,2%
41,2%
Si Si No No
58,8% 86,8%
44
2,9% 11,8%
2,9%
11,8%
32,4%
14,7%
32,4%
Excelente Excelente
Exce
Bueno Bueno
Buen
Regular Regular
Regu
Malo Malo
Malo
Deficiente Defi Deficiente 38,2%
38,2%
Imagen 2. Conocimiento de los canales de difusión de los grupos y semilleros. Fuente: Elaboración propia
vio mutuo acuerdo con los grupos o semilleros que estén interesados en vincular estudiantes se realicen campañas de divulgación, haciendo uso de diferentes medios y espacios para llegar, así, a la mayor cantidad de posibles miembros. Con esto, lo que se debería pretender es que si un estudiante de Antropología de la Universidad Nacional no hace parte de algún grupo o semillero de investigación sea por una decisión personal y no por la falta de información sobre las posibilidades que en esta materia existen. En la Imagen 3 encontramos los datos correspondientes a las siguientes preguntas de la encuesta: ¿ha participado (o participa) en alguno de los siguientes semilleros de investigación adscritos al Si de Antropología? y ¿ha participado (o Programa No en alguno de los siguientes grupos de participa) investigación adscritos al Programa de Antropología? Esta pregunta fue seleccionada porque, por muy baja que sea la participación de la comunidad estudiantil en los grupos y semilleros de investigación, existen experiencias de participación dentro del estudiantado; es importante re-
< José Bustos - Daniela Chavarriaga - Juan Marentes >
Título del gráfico No par-cipa ni ha par-cipado Osteofus
Revista estudian-l La Múcura
Colec-vo Malas Palabras
Colec-vo Eu-quio Timoté
Obtura
Red de acción antropológica
Huerta Semillas de Memoria
Otro
Semilleros conocer que sí hay grupos y semilleros que por algunos períodos están más o menos activos en la vinculación de nuevos integrantes. 7,4% NoTítulo del gráfico obstante, pese a que lo que se menciona anteriormente es un punto a favor, la idea es que más estudiantes logren pertenecer a es2% tos grupos o semilleros, así como contar con 7,4% la experiencia que esto les aporta para introducirlos al mundo investigativo propio de 70,6% las Ciencias Humanas. También se tuvo en cuenta que existe la Título del gráfico posibilidad de hacer parte de grupos o semilleros de investigación adscritos a otras dependencias o facultades de la No participa ni ha participado No par*cipa ni ha No par/cipa ni ha par/cipado par*cipado Universidad, muchas veces grupos que cuenOsteofus Osteofus Grupo de Inv. en Revista estudiantil La Múcura Revista estudian/l La Múcura Antropología Biológica GIAB Colectivo Malas Palabras Colec/vo Malas Palabras Estudios regionales y Colectivo Eutiquio Timoté territoriales Colec/vo Eu/quio Timoté
Grupos
Obtura Obtura
Antropología e historia de Red de acción antropológica Red de acción antropológica la antropología
Huerta Semillas de Memoria Huerta Semillas de Memoria
Grupo interdisciplinario de estudios de género Otro Otro
71% 87%
No participa ni ha participado No par'cipa ni ha par'cipado Grupo de Inv. en Antropología Biológica GIAB Grupo de Inv. en Antropología Biológica GIAB Estudios regionales y territoriales Estudios regionales y territoriales Antropología e historia de la antropología Antropología e historia de la antropología Grupo interdisciplinario de estudios de género Grupo interdisciplinario de estudios de género Programa red (Educación) Programa red (Educación) Conflicto social y violencia Conflicto social y violencia Grupo de estudios Afrocolombiano Grupo de estudios Afrocolombiano Región y territorio Región y territorio Otro Otro
Programa red (Educación)
Imagen 3. Participación en grupos y semilleros. Fuente: Elaboración propia
Conflicto social y violencia
tan con una mayor divulgación y que, además, hacen uso de los canales de comunicación que Grupo de estudios Afrocolombiano brindan Bienestar Universitario y la Unidad de Gestión de Proyectos. Región y territorio Por último, la Imagen 4 relaciona la hipótesis de que, para realizar algún trabajo investigativo, los estudiantes acuden a algún espacio que brinda la universidad. Evidentemente, la primera opción para muchos estudiantes son los docentes a cargo de las asignaturas, esto son una importante opción más no fomen45
<APUNTES CRÍTICOS> Sobre los grupos y semilleros de investigación del departamento de Antropología de la Universidad Nacional
tan la investigación de manera sistemática, al menos no el conjunto total de los profesores. Por lo anterior, nos parece importante organizar de mejor manera la participación de los estudiantes en los grupos y semilleros de investigación pues se perciben como la mejor opción para desarrollar herramientas investigativas de una manera sistemática, que le permitirán, al futuro profesional, dominar los principios básicos de la investigación en Antropología, sea cual sea la línea elegida. Título del gráfico
7,7%
del gráfico
Docentes
Ante los hallazgos, se puede evidenciar que algunos de los grupos de investigación formalmente constituidos tienen mayor rigurosidad y trayectoria investigativa, lo que se ve reflejado en su nivel de producción académica. Esto, sumado a la vinculación que muchos tienen con Colciencias, les brinda un refugio importante, el cual hace que sean entes mucho más independientes y desconectados de la cotidianidad del departamento de Antropología. En nuestra opinión, la investigación debería acompañar al estudiante y ser probada por este desde el pregrado. Debido a la independencia de estos grupos, no se evidencia un marco común de acuerdo para implantar un programa de investigación que cobije a los estudiantes de todos los semestres del programa curricular de Antropología. La realidad que reflejan los datos obtenidos en la presente investigación nos permite situarnos en una posición que aboga por un estudio de la manera en la que se está concibiendo la investigación dentro del programa, buscando que las respuestas que se obtengan de estas reflexiones acompañen de manera permanente la formación de cada uno de los estudiantes inscritos en el programa de Antropología en los diferentes niveles –haciendo énfasis en el pregrado, pues para posgrado las dinámicas son muy distintas y no se pretende entrar en detalle sobre esto en el presente documento–. Por su parte, los semilleros estudiantiles de investigación tienen el valor de haber surgido por iniciativa de los mismos estudiantes y en los pa-
Grupos de inves8gación
26,2%
Semilleros de inves8gación
52,3%
Asignaturas Laboratorios Otros
9,2%
Docentes Docentes Grupos de investigación Grupos de inves8gación Semilleros de investigación Semilleros de inves8gación Asignaturas Asignaturas Laboratorios Laboratorios Otros Otros
Imagen 4. Medios de apoyo utilizados. Fuente: Elaboración propia
46
Reflexiones
< José Bustos - Daniela Chavarriaga - Juan Marentes >
sillos de su Departamento. Esto, además de hacerlos mucho más asequibles a los estudiantes en general, da cuenta de la multiplicidad de intereses que existen y de la gran voluntad que hay para satisfacerlos. Es importante resaltar esto porque es evidencia de que, si bien existen unas dinámicas que contrarían los procesos investigativos en las Ciencias Humanas, dentro del programa de Antropología de la Universidad Nacional la iniciativa la han tomado los estudiantes, lastimosamente, muchas veces, sin el apoyo de las directivas y de algunos profesores que podrían enriquecer con sus experiencias las iniciativas estudiantiles. Sobre lo anterior, se resalta que el apartado C del artículo 4 del Estatuto de Personal Docente de la Universidad Nacional de Colombia (1999 (1996) establece que “los profesores Asociados y Titulares, tendrán la función de impulsar y dirigir grupos de investigación de docentes y estudiantes de posgrado, en la respectiva Unidad Académica”. Aunque no es muy claro si los docentes tienen la misma obligación en pregrado, sí es evidente, como se mencionaba anteriormente, que su aporte podría ser valiosísimo en el acompañamiento de la formación académica de los futuros profesionales. Ante los grandes vacíos que –en nuestra opinión– posee la malla curricular del departamento de Antropología, son los grupos y semilleros estudiantiles los que terminan intentando complementar la formación, no solo académica sino personal, de muchos antropólogos. Comúnmente, el difícil acceso de los semilleros a los espacios institucionales de investigación, los obstáculos para mantener su es-
tructura con el paso de las generaciones, la fortaleza que les podría dar la inclusión formal en un programa de investigación o la vinculación con la malla curricular han hecho que la formación de los antropólogos de algunas generaciones tenga falencias importantes en torno al tema del dominio de las herramientas básicas de investigación. En este sentido, es fundamental darle visibilidad y reconocer las iniciativas aquí mencionadas, no solo para extender la invitación a nuevos integrantes, sino también para demostrar que la producción de conocimiento no está ligada a la experticia, al número de publicaciones o a los vínculos institucionales sino a la experiencia colectiva. Por esto, es necesario que, seriamente, confluyan: el cuerpo estudiantil, los docentes y las directivas, es decir, la comunidad académica del programa de Antropología, a fin de discutir sobre esta situación, analizar el panorama y proponer soluciones reales que beneficien la formación de los antropólogos del mañana y que, a su vez, respondan a las necesidades del país. Las iniciativas están dadas pero, muchas veces, puede faltar voluntad de algunas partes para darles continuidad. El panorama no es totalmente oscuro para las ciencias humanas, la investigación situada en las problemáticas nacionales puede ser uno de los salvavidas, no obstante, para eso, es necesario que todos y cada uno de los futuros profesionales logre dominar la investigación como herramienta para la solución de problemas sociales desde su misma formación.
47
referencias Consejo Superior Universitario. (2013). Acuerdo 123 de 2013. Por el cual se adopta el Estatuto de Personal Académico de la Universidad Nacional de Colombia. Recuperado de: http://www.legal.unal.edu.co/sisjurun/normas/Norma1.jsp?i=59607 Agencia de Noticias Univalle. (05 de octubre de 2015). “De las facultades de humanidades y ciencias sociales”. En: Agencia de Noticias Univalle. Recuperado de: http://www.univalle.edu.co/lo-que-pasa-en-la-u/declaracion-asociacionfacultades-de-humanidades-y-ciencias-sociales [27 de octubre de 2015]. Arango-Giraldo, R. (12 de julio de 2016). “¡Dejen jugar a las Ciencias Sociales y Humanas!”. En: El Colombiano. Recuperado de: http://www.elcolombiano.com/ opinion/columnistas/dejen-jugar-a-las-ciencias-sociales-y-humanas-MA4552925 COLCIENCIAS (2015). Modelo de medición de grupos de investigación, desarrollo tecnológico o de innovación y de reconocimiento de investigadores del sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación, año 2015. Recuperado de: http://www.colciencias.gov.co/sites/default/files/upload/ documents/documento-modelomediciogrupos-2015.pdf Correa, P. & Navarrete-Cardona, S. (10 de octubre de 2015). “¿El fin de las humanidades?”. En: El Espectador. Recuperado de: http://www.elespectador.com/ noticias/educacion/el-fin-de-humanidades-articulo-591959 [27 de octubre de 2015]. El Espectador. (13 de octubre de 2015). “La mala hora de las humanidades”. En: El Espectador. Recuperado de http://www.elespectador.com/opinion/editorial/ mala-hora-de-humanidades-articulo-592433 [02 de noviembre de 2015]. Gómez, Augusto. (28 de octubre de 2015). Entrevista personal realizada por los autores. Hermes UN – Sistema de Información de la Investigación. (2016). Programa red: programa de fortalecimiento de la capacidad científica en la educación básica y media. Recuperado de: http://www.hermes.unal.edu.co/pages/Consultas/ Grupo.xhtml;jsessionid=8DAB0BABD69065A952144C7E2D7E90C2. tomcat4?idGrupo=176&opcion=1 Investigación UN. (2016). Semilleros de Investigación para Pregrado: sistema de investigación. Recuperado de: http://investigacion. unal.edu.co/servicios/convocatorias/convocatorias-internas/ semilleros-de-investigacion-para-pregrado/ [27 de Julio 2016].
Jimeno, M. (s.f.). Grupo Conflicto Social y Violencia. Recuperado de: http:// www.myriamjimeno.com/?page_id=216 [28 de octubre de 2015]. Universidad Nacional de Colombia (2013 – 2015). Convocatoria del programa nacional de semilleros de investigación, creación e innovación de la universidad nacional de Colombia 2013 – 2015. Bogotá, Colombia. Recuperado el 2 de Noviembre de 2015, de http://www.investigacion.unal.edu.co/index.php/mapa-servicios/convocatorias Universidad Nacional de Colombia (s.f.). Convocatorias internas. Bogotá, Colombia. Recuperado de: http://www.investigacion.unal.edu.co/index. php/mapa-servicios/convocatorias [02 de noviembre de 2015]. Universidad Nacional de Colombia. (2014). Proyecto Educativo del Programa PEP. Autoevaluación y seguimiento de la calidad de los programas de pregrado: Antropología. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Departamento de Antropología. Venegas-Raba, M. C. (23 de octubre de 2015). “La nueva cruzada de Colciencias”. En: Las2orillas. Recuperado de: http://www.las2orillas. co/la-nueva-cruzada-de-colciencias/ [28 de octubre de 2015].
Reseñas
Históricas
<RESEÑAS HISTÓRICAS>
Colectivo Malas Palabras: Antropología desde la radio Colectivo Malas palabras Año: 2012. Situación: Grupo de amigos conversando en la popular cafetería de Sociología (o de Socio). Tema de la discusión: Llevar la antropología (y en general cualquier rama del saber) a espacios que trasciendan más allá del lenguaje escrito. Entre risas, tintos y la seriedad que llevaba consigo dicha discusión, se estaba gestando la idea que daría nacimiento al Colectivo Malas Palabras. Ese fue el comienzo, o al menos eso creemos. Lo que está claro es que, de esa conversación acaecida en el segundo semestre del año 2012, nacería la idea de entregar un trabajo para la materia de Antropología Histórica II (con el profesor Carlos G. Páramo). Parecía sencillo: entregar una especie de emisión radial a partir de una fuente histórica cualquiera. Así nació el primer ‘programa’ realizado y producido exclusivamente desde la inexperiencia. Este intentó esbozar las concepciones de las autoridades alrededor de la chicha como ‘la fuente de todos los males’ morales y en contra de ‘las buenas costumbres’, en un contexto previo a la Revolución de los Comuneros; todo basado en los documentos escritos de un caso judicial en contra de una chichería del centro de la ciudad. De esta forma se gestaba lo que más adelante se transformaría en un proyecto para ser presentado en UN Radio. Nuestro primer trabajo para la emisora fue una serie de clips de tres mi52
nutos bautizada como ‘Historias del Parlante’. Este proyecto buscó darle voz a algunas historias que reflejan la relación entre la ciudad de Bogotá y la radio. Intentamos dar cuenta del papel de las transmisiones radiofónicas en diferentes sucesos y escenarios de la vida distrital y nacional, como el Bogotazo o la Vuelta a Colombia; también, resaltamos la difusión de la radio en múltiples contextos deportivos, culturales, escolares, universitarios, e incluso otros más sensibles como la guerra o la vida en la cárcel. Teniendo como bandera un enfoque antropológico, acompañado de una investigación de archivo, en este proyecto se ve reflejada mucha de la inexperiencia que nos rodeaba desde el deseo de hacer ‘Antropología radial’. Así, a intento y error, aprendiendo, y sobre todo aprehendiendo, se fue forjando Malas Palabras. A pesar de ello, nuestra inexperiencia causó que los temas se desgastaran y de alguna forma ‘Historias del Parlante’ nos comenzó a agotar. ¡Ojo que no se malentienda, amamos el proyecto, sin embargo, los temas empezaban a tornarse esquivos y lejanos! En medio de cierta crisis espiritual apareció, como caída del cielo, una frase del profesor Suárez Guava: ‘Se aprende trabajando’. Tras ese comentario en clase, la bombilla se nos encendió: ¡Hablar de trabajos! De esta forma nació el proyecto ‘¡Trabajo Sí Hay!’: una segunda serie de clips de tres minutos que actualmente son transmitidos por UN Radio. Ellos ilustran algunas historias que se encuentran detrás de los diferentes trabajos y profesiones con los que nos relacionamos en nuestra vida cotidiana, cada uno de ellos con singularida-
< Grupos estudiantiles >
des y dificultades propias. Actualmente, este proyecto sigue vigente, han transcurrido cuatro años desde aquella conversación de amigos, tiempo en el que hemos realizado más de 120 producciones para UN Radio. De ahí que, con ocasión de los 50 años del departamento de Antropología, queremos reiterar la importancia de llevar la academia y sus saberes, más allá de los formatos clásicos, y recordar que el (des)conocimiento que buscamos generar debe ser para irrumpir y mejorar, de alguna forma, la cruda realidad que nos circunda. Los diferentes productos académicos que se generan desde la antropología, en muchas ocasiones, suelen ser realizados en diálogo con personas alejadas del ámbito académico, personas cuyas voces y formas de ver el mundo también merecen ser escuchadas. Que sea esta, también, la oportunidad de agradecer a Carlos Guillermo Páramo Bonilla, a Édgar Guasca, a Ana María Lara, y a las demás personas que, de alguna forma, han acompañado este proyecto y sin las cuales hubiera sido imposible su desarrollo; compañeros antropólogos, radio realizadores y sobre todo a quienes han querido prestarnos sus historias para hacer posible nuestro proyecto. Las malas palabras son aquellas que incomodan, que irrumpen en lo cotidiano, que nos emocionan. Con ellas expresamos situaciones de euforia; en ocasiones, se convierten en expresiones vulgares y toscas sin las cuales no podríamos entender esas otras realidades que se envuelven allí, en cada persona, en cada lugar y en cada momento. Queremos que más personas puedan conocer lo que esas malas palabras
que subyacen a nuestra sociedad tienen que decirnos, lo que tienen de nuevo para enseñarnos, tanto las que son tabú como las que redundan en la ‘normalidad’. Como Colectivo Malas Palabras buscamos incursionar desde la radio y asumir el reto de ver las voces, la oralidad, la música y las múltiples realidades que allí se representan a través de la lente antropológica, mediante una forma poco explorada pero que brinda, sin duda, una hermosa oportunidad: hacer de la radio una experiencia etnográfica. Datos de contacto: facebook.com/ColectivoMalasPalabras/ colectivomalaspalabras@gmail.com
53
<RESEÑAS HISTÓRICAS>
Historia: Huerta Semillas de Memoria
Huerta Semillas de Memoria La Huerta Semillas de Memoria del Departamento de Antropología, de la Universidad Nacional de Colombia, nació en el mes de mayo de 2013, como una iniciativa estudiantil que surgió del proceso de encuentro, discusión y debate de los estudiantes: en el Consejo Estudiantil de Antropología. Luego de discutir sobre qué nombre debía llevar este ejercicio de apropiación territorial, decidimos llamarla ‘Huerta Semillas de Memoria’ para conmemorar a amigos y compañeros de antropología que habían dejado este mundo. Puesto que el ejercicio de sembrar, cosechar, regar y cuidar, para nosotros, se proponía desde un ejercicio académico y empírico; una tarea de entregar, recordar y sembrar sueños, anhelos y vida; los que habíamos tejido y proyectado con las voluntades de estas personas. En el Consejo Estudiantil se lleva’n a cabo discusiones sobre las diversas iniciativas estudiantiles que existen en el Departamento y, con ello, buscan fomentar la consolidación de más grupos estudiantiles. Desde nuestro ejercicio colectivo nos parece importante y fundamental la construcción de espacios propios de conocimiento y debate académico por parte de los estudiantes de la disciplina.
54
¿Por qué surgió la idea de la huerta? Un grupo de estudiantes de Antropología, de diferentes semestres, se encontraba interesado en la temática del campesinado y lo agrario, ya que, luego de discusiones sobre las falencias en el programa curricular, nos dimos cuenta de que el departamento de Antropología no ofertaba ninguna materia que tocara esta temática. Y, ese año, con el contexto de la movilización agraria y campesina, nos parecía fundamental adelantar discusiones y debates académicos. Ante esto, nació la idea de encontrar un espacio propicio para empezar un grupo de estudios que se centrara en el problema agrario y la cuestión del campo en Colombia. Pensando en la consolidación de este grupo, otros estudiantes manifestaron su interés en la agricultura y la agroecología. De ahí salió la idea de hacer una huerta estudiantil de antropología –ejercicios que habían sido realizados en años anteriores por profesores de nuestra carrera, cuando eran estudiantes–, que permitiera combinar estos dos intereses estudiantiles: por un lado, estudio del campesinado y sus dinámicas, y, por el otro lado, prácticas y conocimientos en la agricultura urbana. Lo primero que se pensó llevar a cabo fue la construcción de la huerta. Para ello, solicitamos el aval de la dirección del departamento de Antropología y de Bienestar Universitario de la facultad de Ciencias Humanas El permiso de Bienestar se dio a las dos semanas de haber decidido realizar este ejercicio; sin embargo, este mismo trámite debía realizarse a nivel central y en la Dirección de Ordenamiento y Desarrollo
< Grupos estudiantiles >
Físico. Después de esto, cuando íbamos a empezar a preparar el terreno, nos indicaron que un ingeniero iría a ver la zona para verificar que el lugar escogido era el adecuado para realizar la huerta y continuar con el proceso; empero, nunca llegó un correo informando la visita ni se llevó a cabo. Ante ello, proseguimos con la iniciativa, sembrando las primeras plantas, organizando el espacio, haciendo talleres de agroecología, compostajes, abonos y, después de unos meses, empezamos con la cuestión del grupo agrario. Insistimos en que contábamos con el aval del Departamento y de Bienestar de la Facultad para esto.Los primeros grupos de estudio se hicieron con estudiantes de Agronomía, quienes habían propuesto la idea a las personas de la huerta. Este grupo interdisciplinar permitió un contexto histórico del problema agrario y las propuestas actuales de los movimientos campesinos. Luego de un año se logró establecer un grupo de estudios con personas del Departamento e invitados expertos del Incoder y otras entidades importantes con respecto a la temática. Se esperaba que este último grupo fuera más abierto por lo que, actualmente, asisten más personas de las que van al espacio de la huerta. Ante esto, es fundamental entender que, alrededor y desde el ejercicio de la huerta, se consolidó una dinámica académica de debate, discusión y encuentro con diversos sectores institucionales y sociales. En la huerta, además, se adelantaron talleres a los que asistieron distintas personas, no solo de antropología –profesores, estudiantes o egresados–, sino de otras facultades, universidades, movimientos sociales, iniciativas locales
y expertos institucionales. Así, contamos con la participación de Freddy Páez, abogado egresado de la Universidad Nacional y trabajador de ANZORC; Carlos Duarte y Leonardo Salcedo, egresados de Antropología de la Universidad Nacional e investigadores del Instituto de Estudios Interculturales de la Pontificia Universidad Javeriana en Cali; Doña Rosa, líder barrial quien ha trabajado la soberanía alimentaria y la agroecología en el barrio La Perseverancia en Bogotá; entre otras personas. Queremos destacar que dentro de los talleres que se han realizado en la Huerta Semillas de Memoria se encuentran: -Talleres de abonos orgánicos. -Taller de lombri-compostaje. -Taller de crema de caléndula. -Conversaciones de la Cumbre Agraria y el Paro Agrario del 2013. -Recolección. -Talleres de agricultura vertical.
Igualmente, hemos realizado dos visitas. La primera de ellas fue a una Fundación en Usme, acá se trabaja con jóvenes de la localidad y uno de sus puntos de trabajo es una huerta orgánica en la sede de la Fundación. De esta visita se realizó un intercambio de semillas, acompañado de un gran diálogo de saberes e intereses. La segunda visita fue a la granja agroecológica de Doña Rosa, quien convirtió un basurero en el barrio La Perseverancia en lo que actualmente tiene. Aquí encontramos una gran cantidad de semillas, plantas y abonos; por ello, comenzamos un trabajo conjunto, donde al55
<RESEÑAS HISTÓRICAS>
gunos estudiantes iban entre semana para ayudarle en la granja y para aprender un poco más de todos los conocimientos que ella ha ido adquiriendo con su trabajo. Aunque las dos líneas de trabajo: el grupo de estudios y el trabajo empírico en la huerta, son complementarios. Existen personas más interesadas en una que en otra línea, contando con amplia participación de estudiantes, profesores, egresados y personas del común involucradas con la huerta y este espacio de alguna u otra manera. Por ello, la Huerta Semillas de Memoria ya ha sido un lugar de referencia en el Departamento, como una iniciativa estudiantil que se ha mantenido a través de dos años y medio, y que se viene consolidando gracias al interés de estudiantes que van llegando a la Universidad. El segundo semestre del año 2015, por lo consolidado del trabajo, decidimos pasar un proyecto para Bienestar Universitario de la Facultad de Ciencias Humanas. A pesar de que este fue aprobado, actualmente se encuentra paralizado tras el levantamiento sorpresivo y violento de la Huerta por parte de las directivas de la Universidad. Este tipo de acto se ha hecho en tres ocasiones consecutivas; sin embargo, la arbitraria destrucción de la huerta durante el primer semestre del año 2016, finalmente, paralizó el trabajo en esta. Ante esto, hemos venido realizando un proceso jurídico, el cual nos permita sustentar el trabajo que hemos venido realizando y la posibilidad de que este sea reconocido y aprobado por toda la comunidad universitaria. De esta manera, mostramos que lo que se ha realizado desde los estudiantes de Antropolo56
gía ha sido un ejercicio académico y político referente al tema agrario del país. Por ello, como estudiantes, exigimos el respeto a las iniciativas estudiantes, a las formas autónomas de apropiación territorial y a nuestro derecho a la educación; derecho que no solamente se desarrolla en las aulas de clase sino también en los ejercicios de formación autónoma. Finalmente, como Colectivo, extendemos la invitación de participar en este proceso y seguir llenando de vida el campus universitario y a todos aquellos que les apasione el tema del campo, la agroecología o que, sencillamente, quieran entender las mínimas cuestiones para sembrar y cuidar las plantas. Este espacio está totalmente abierto a aquellas personas que quieran seguir re-construyendo la huerta de Antropología. ¡LOS ESPERAMOS! Datos de contacto: facebook.com/semillas.dememoria
< Grupos estudiantiles >
Una forma de hacer: reseña histórica sobre el grupo de estudios en antropología visual - Obtura
Valeria Flórez González Coordinadora del grupo Obtura “La vida es desierto y oasis. Nos derriba, nos lastima, nos enseña, Nos convierte en protagonistas De nuestra propia historia.” Walt Whitman Construir la dinámica de un grupo de estudios es un trabajo arduo, que nace de aquello que podríamos llamar ‘amor al arte’. Si en la vida real no es fácil poner de acuerdo a una persona consigo misma, evidentemente poner de acuerdo a dos o más es toda una odisea. Sin embargo, cuando el diálogo es posible y las personas que deciden pertenecer a un grupo ceden o liman sus vértices más agudos en pro de llevar a cabo una idea es magnífico, pues se revela esa gran capacidad humana que implica compartir y crear. OBTURA – GEAA (Grupo de Estudios en Antropología Audiovisual) es un grupo nacido a principios de 2014 en el Departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia, motivado por una curiosidad artística por el cine, por el lenguaje audiovisual y la fotografía; surge, precisamente, para pensar cómo acercar estas formas propias del arte con la antropología, nuestra disciplina común. Empezamos a reunirnos porque vimos un va-
cío de contenidos en el plan curricular y, en general, en el Departamento, debido a que ninguno de nuestros profesores de clase o cátedra se veía interesado en hablar de la relación entre el cine y la antropología, mucho menos entre las artes visuales y la Antropología. Al conformar el grupo éramos conscientes de que nuestra formación sería autónoma pues representaba un interés particular el de profundizar en este campo; así las cosas, debíamos encontrar un espacio alterno a las clases, el cual nos permitiese conocer, pensar y discutir sobre textos que nos hablaran de lo que es la antropología audiovisual, pero, también, que nos sirvieran para hilvanar nuestra propia perspectiva sobre ella y proyectar el cómo queríamos mostrarla ante los ojos del resto de nuestros pares antropólogos, ante la universidad y, eventualmente, ante la sociedad colombiana. Recuerdo que a la primera reunión llegamos, por lo menos, diez estudiantes. Personalmente, yo no conocía ni a la mitad porque eran estudiantes de segundo semestre y yo ya rondaba el cuarto semestre, en medio de las convulsiones normales de una persona que todavía no sabe si está completamente conforme con lo que estudia. A mí me invitó Alejandro Lombana, un estudiante que había conocido en tercer semestre a través de mi amigo Esteban Zabala y con quien hice una muy buena relación gracias a horas de conversaciones sobre las películas que nos gustaban, la antropología y sobre una que otra cotidiana decepción. Él me dijo que había conocido dos personas de segundo semestre –que luego descubriría, Tatiana Tovar y Juan Sebastián Gómez– que –como no57
<RESEÑAS HISTÓRICAS>
sotros– estaban interesados en lo relacionado con la rama de audiovisual y tenían ganas de explorar el tema. Paralelamente, estaba Ana María Marín, una amiga desde los párvulos de la carrera, quien, igualmente, fue invitada a esa primera reunión. Yo solo los conocía a ellos dos; no obstante, la relación con el resto de las personas que asistieron ese día fue relativamente sencilla de construir y pudimos fijar un plan a seguir para nuestro primer proyecto: el Ciclo de Cine Etnográfico y Documental, un espacio que la profesora Marta Zambrano nos permitió retomar, puesto que, en sus años de estudiante, ella lo había conformado con sus compañeros, también movidos por indagar en esa relación estrecha de la antropología y el cine documental. Gracias a las primeras proyecciones que hicimos en el marco del ciclo, nuestras primeras apariciones en público como grupo, hubo gente que se interesó en aportar con algo de trabajo a Obtura, otro mecanismo de conformación que tuvimos y que amplió el espectro de las personas que ya estábamos allí. Después del primer semestre de trabajo, supimos que había algunos estudiantes que dejarían el grupo porque no se habían acoplado totalmente a la forma de trabajo que habíamos desarrollado en ese tiempo, sin embargo, se forjó una relación estrecha entre los que nos quedamos y, así, nos volvimos la base de personal para logística, mano de obra y curaduría del proyecto RETRACTUS, la exposición fotográfica que nos marcó y que sacó nuestras mejores cualidades y capacidades, un proyecto que nos enseñó cosas que, por lo menos yo, jamás pensé aprender. 58
Más adelante, decidimos dar una zancada para reunir más gente en el nido tan frágil que habíamos construido, rama a rama, en el año 2014: nos arriesgamos en 2015 a hacer una convocatoria abierta para personas –dentro y fuera de la universidad– que estuviesen interesadas en trabajar con nosotros. Lo discutimos mucho pero, en ese momento de tanto fulgor por el éxito de la exposición, pensamos que lo más apropiado era ampliarnos, abrir nuestras puertas y dejar entrar más conocimiento, más mentes y más experiencias. Inicialmente, fue sorpresivo que llegaran tantas aplicaciones, pues mis compañeros tuvieron que lidiar con hojas de vida impresionantes de fotógrafos y profesores que aplicaron para ingresar a nuestro equipo. El problema era que lo único que, para entonces, podíamos ofrecer eran buenas intenciones porque no había un proyecto concreto en el cual trabajar; por ello, pasado un semestre, de esas increíbles personas que habían entrado a participar en Obtura, volvimos a quedar los mismos del inicio. Nos excedimos en el riesgo que quisimos correr y nos desgastamos pensando cómo manejarlo. Los que continuamos, nos quedamos porque tenemos la responsabilidad de seguir el proyecto que nos unió, formó y nos convirtió en amigos, es decir, que nuestro compromiso es también con la amistad que ahora tenemos, por la cual nos debemos honestidad al momento de vislumbrar los problemas y de trabajar para resolverlos. Además, pensamos que, ahora, más que antes, tenemos la obligación de reproducir las intenciones del grupo, para que en el departamento de Antropología no muera
< Grupos estudiantiles >
el impulso de acercar la ciencia social a las artes visuales, y, hacer de esto, un proceso de largo aliento que trascienda a las personas, a nosotros como grupo y a los que vengan. A pesar de los problemas pensamos que, en lo que hemos hecho y logrado, hemos desarrollado una mecánica de trabajo que nos ha permitido resultados de gran calidad, sin ser profesionales en diseño, fotografía, montaje o curaduría. Y esa ha sido, sin duda, la fortaleza que ha tenido Obtura, ya que, desde el comienzo, hicimos una división del trabajo consciente, entre el Ciclo de Cine y RETRACTUS todos nos comprometimos y nos pusimos al servicio del proyecto: algunos hicieron llamadas y enviaron correos, otros grabaron, algunos pintamos y estucamos paredes, otros montaron fotografías en marcos, e incluso se han preparado galletas y otras delicias de repostería. En ese sentido, creo que en Obtura constituimos una forma de hacer que nos permitió obtener cosas con sello profesional y antropológico. En conjunto con el trabajo de grupo, contamos con el apoyo institucional de la profesora Marta Zambrano, a quien debemos agradecer, especialmente, porque durante su período en la dirección de Departamento confió en nosotros y en nuestro trabajo; nos guió y compartió su pasión por el cine, y nos animó a pensar sobre su relación con la antropología. A su vez, le debemos un especial reconocimiento al profesor de la facultad de Artes, Edmond Castell, puesto que sin su confianza en las iniciativas estudiantiles y sin el impulso que le dio a estas durante su tiempo al mando de la Dirección de Patrimonio de la Universidad, la exposición RE-
TRACTUS no hubiese sido posible de ninguna manera. Igualmente, agradecemos a los profesores Carlos Guillermo Páramo y Andrés Salcedo por el interés que, en estos últimos años, han mostrado por el proyecto de Obtura; por su apoyo e impulso a las capacidades del grupo. Al ser Obtura un proyecto que se desarrolló dentro de la estructura de financiación que maneja la Dirección de Bienestar, tenemos que agradecer el apoyo que, a pesar de las dificultades económicas de nuestra Alma Máter, nos han brindado; así como, reiterar nuestro grato reconocimiento al Departamento de Antropología por ser nuestra cuna y base de trabajo; además, a la Unidad de Comunicaciones y Relaciones Internacionales (UCRI) de la facultad de Ciencias Humanas porque desde el comienzo nos apoyaron difundiendo nuestros eventos por todos los medios posibles. De nuevo, de forma muy especial y profunda, a la Dirección de Patrimonio por la confianza ciega que tuvieron en nosotros como grupo y por todo el conocimiento que nos transmitieron en términos de organización, de curaduría y diseño que, con seguridad, implementaremos en futuros proyectos. En cuanto a la disciplina antropológica, consideramos que nos encontramos en un límite del conocimiento porque hemos tomado un camino alterno para acercarnos a las artes, a la museografía, al documental y a la fotografía. Adoptamos la metodología de la antropología, pues optamos por la etnografía, el archivo, la historiografía y el análisis de la imagen para llegar al cine y al arte visual. De ahí, surge nuestra experiencia de construcción y el pro59
<RESEÑAS HISTÓRICAS>
ceso de trabajo que tuvimos con RETRACTUS, porque, desde distintas miradas e historias, logramos reunir un trabajo fotográfico que compusiera un relato sobre formas de ver e interpretar a Colombia; porque pensamos que de eso se trata la antropología: composición de una narrativa, a través de la unión de distintos puntos de vista, e interpretación de lo que nos rodea para responder al porqué de todo aquello; por lo que, Obtura propone hacer esto desde el ámbito de lo visual. Lo más enriquecedor de este proceso fue desarrollar una idea hasta el final, llevarla hasta las últimas consecuencias y compartirla, darla a conocer, porque –como grupo– nos hemos propuesto sacar a la antropología de los lugares comunes de la academia y aprovechar otros horizontes que sean mucho más incluyentes con la sociedad contemporánea. Acorde con el espíritu de diversificación de nuestro quehacer, decidimos arriesgarnos a tomar temáticas tradicionales de la antropología y ofrecer un punto de vista nuevo sobre ellas; es por eso que, actualmente, estamos trabajando en una segunda exposición en la que, a través de fotografías y otros documentos de archivo, se dé a conocer la forma de vida de los sujetos que pertenecieron a orfanatos, internados y escuelas de misión en Colombia. En conjunto con el profesor Carlos Páramo y el Archivo General de la Nación, nos hemos puesto en la tarea de investigar la manera en que se retrató a los misioneros y a sus pupilos en regiones como la Amazonia, el Putumayo y la Guajira, a fin de dar cuenta de aspectos como la rutina, el vestido y el fundamento del trabajo de la misión, 60
factores que evidencian una dimensión alterna a la que es cotidianamente conocida en el país sobre este tema. En suma, trabajar para lo que queremos lograr con Obtura ha contemplado enfrentarnos, también, a variadas y multiformes dificultades generadas, más que todo, por el contexto en el que nos desenvolvemos. Entre ellas está, por ejemplo, la financiación, pues la realización de proyectos audiovisuales requiere de un respaldo monetario definitivo y, dentro de nuestra estructura universitaria, es difícil conseguirlo debido a que las crisis han hecho que el dinero de apoyo se recorte rotundamente, sin ser esta la única limitante ni la más importante. Paralelamente, consideramos que deberían existir más formas, en el contexto universitario, para que los proyectos estudiantiles se desarrollaran con una dedicación más amplia por parte de sus integrantes, con tranquilidad y seguridad; más parecido a la dinámica de los grupos de investigación que se ciernen a los profesores; en esa medida, la institución abriera una vía de apoyo integral a las propuestas de sus alumnos. Igualmente, pensar en la posibilidad de un presupuesto fijo del Departamento para la financiación de dichas propuestas no es descabellado, así se facilitaría el trabajo de los grupos y la producción de los mismos. De otro lado, sería interesante que hubiera un apoyo más íntimo y abierto por parte de los profesores, pues su papel se ha reducido a firmar para darle cumplimiento a los requisitos que pide Bienestar, actualmente, para recibir un proyecto dentro de su convocatoria de iniciativas estudiantiles. Pensamos que ese apoyo
< Grupos estudiantiles >
podría hacerse más extensivo, porque con su conocimiento y experiencia los profesores podrían ayudar a consolidar las iniciativas de sus estudiantes para que sean más fructíferas y que no se pierdan entre todas las actividades que se llevan a cabo dentro del Departamento. Así mismo, espacios como los seminarios que coordina la Facultad, podrían utilizarse como plataformas de crítica y creación, para que se discutiera sobre los temas de interés de la Antropología de hoy, por ejemplo, y que se profundizara tanto en ellos como en los objetos clásicos de estudio. No obstante, lograr esto implica que haya un proyecto bajo el cual se vincule a todos los actores del Departamento de Antropología, en este caso, para que se trabaje persiguiendo la meta de formar y capacitar profesionales que generen ideas y que puedan llevarlas a cabo con responsabilidad y entereza. Finalmente, desde Obtura, deseamos que en este momento histórico, luego de cincuenta años del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia, aquellos que lo conformamos estemos en disposición al riesgo de concretar nuestras ideas y visiones de mundo, consolidando, así, una forma de hacer antropología para los tiempos que vienen en este país; que no sea única sino que pretenda la construcción creativa de un corpus investigativo y teórico que permita ampliar y mejorar el aporte de nuestra disciplina a la sociedad. Datos de contacto: facebook.com/obturageaa/ obturageaa@gmail.com 61
Ă ngela Jaramillo.
Pescador (2016) Guaviare.
Reflexiones
de un docente de ocasión
Encuentros, contradicciones y perspectivas del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional en la segunda década del XXI
Iván Camilo Rodríguez Torres Antropólogo y Docente universidad nacional de colombia icrodriguezt@unal.edu.co
Resumen:
Palabras clave:
Antropología, docencia, pedagogía, investigación, programa curricular.
Este ensayo es el resultado de diversas y continuas reflexiones que, en los últimos años, he acumulado como docente ocasional y egresado del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional. Estas reflexiones abordan tres grandes temas: el panorama actual del Departamento de Antropología –lleno de contradicciones y precariedades–, sus líneas de investigación y enfoques temáticos después de la reforma curricular del 2008. La situación de la labor docente e investigativa al interior del mismo y el papel de los estudiantes en los diferentes acontecimientos que han marcado la historia reciente del programa curricular y su comunidad académica. La intención no es otra que llamar la atención sobre el lugar poco visible que la pedagogía y la enseñanza tienen en el devenir de nuestro Departamento y la necesidad urgente de recuperarlo, con miras al fortalecimiento de la disciplina a través de la formación de profesionales conectados con la realidad del país.
< Iván Camilo Rodríguez Torres >
Introducción Dice el poema de Antonio Machado “caminante, no hay camino, se hace camino al andar” y, en mi caso, pocas cosas describen mejor mi trayectoria. Me vinculé muy temprano y, tal vez, no muy convencido, como docente, al Departamento de Antropología. Para ese momento, ya llevaba media década en sus salones de clase, entre fotocopias, discusiones, trabajos de campo y amistades de vino y café. Para mi generación, las posibilidades de ejercicio profesional, una vez obtenido el diploma, oscilaban entre la arqueología preventiva, los estudios de mercado y unas reducidas posibilidades de vinculación con entidades estatales. Contra todo pronóstico yo terminé ubicado en el campo de la enseñanza en el mismo Departamento que me había formado. Inicialmente, enseñé durante un par de años, gracias a una beca ahora extinta de la Vicerrectoría Académica de la Universidad; luego, durante otros tantos años más, en la modalidad de docente contratado por horas o, como se le llama formalmente en la Universidad, ‘Docente ocasional’. Ser docente ocasional implica que si la ocasión lo amerita, en este caso, si la necesidad institucional se presenta, un profesional del área con la suficiente experiencia y conocimientos puede ser vinculado como docente a una Unidad Académica Básica para hacerse cargo de asignaturas del programa curricular. Por lo anterior, doy en afirmar que, al igual que el suplente del equipo de fútbol o el acompañante de baile por una pieza musical, fui docente del Departamento de Antropología por la ocasión.
Prefiero pensar que esta ocasión, aunque fugaz, y no libre de tensiones y enfrentamientos, definitivamente ha sido una ocasión muy grata. Durante varios semestres he tenido el enorme gusto de compartir salones de clase, espacios de trabajo y reflexión con estudiantes que destacan e impresionan por sus enormes capacidades, su amor por el oficio, su sentido crítico de país y, sobre todo, por sus abrumadoras ganas de conocer el mundo en el que vivimos con el fin de transformarlo. Asimismo, he tenido la fortuna de contar con el apoyo de colegas docentes, quienes entre acuerdos y discusiones – algunas bastante álgidas–, también han contribuido, sin duda, a formar en mí parte de lo que considero es la enseñanza de la Antropología. Es, a partir de esta experiencia, que hago las siguientes reflexiones sobre los problemas más álgidos, las no pocas contradicciones, la situación de la enseñanza de la Antropología en nuestro Departamento y sus perspectivas a futuro, y especialmente, sobre el papel que cumplen los estudiantes en todo este contexto. El fin de las siguientes páginas no es otro que presentar algunas conclusiones a las que he llegado a partir de estos años y, sobretodo, aportar al siempre vigente debate de cómo hacer, para quien hacer y cómo enseñar Antropología. El Departamento de Antropología de la Universidad de Nacional de Colombia: reformas y problemáticas vigentes Durante el presente año, asistimos a la conmemoración de los 50 años de la fundación del Departamento de Antropología; cincuenta años 65
<REFLEXIONES DE UN DOCENTE DE OCASIÓN:> Encuentros, contradicciones y perspectivas del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional en la segunda década del XXI
dedicados al fortalecimiento y a la discusión continúa sobre un programa curricular creado para responder, de la mejor manera posible, a la urgente necesidad de comprender el país y sus gentes. En principio, el programa fue heredero de una tradición a medio camino entre las humanidades clásicas francesas y un halo de creación fundamentalmente sociológico con orígenes en el modelo científico norteamericano. (Facultad de Ciencias Humanas, 2016) Desde esa época se han presentado, al menos, cinco grandes reformas al programa curricular; la mayoría de ellas motivadas por exigencias de los estudiantes, por el ingreso de nuevas líneas de trabajo o por tensiones políticas del momento. En un principio, el Departamento emulaba teórica e investigativamente las orientaciones del Instituto Etnológico Nacional (Pineda-Giraldo, 1999), combinadas con la guía metodológica, traídas de su origen en la Facultad de Sociología. Más adelante, con fenómenos políticos como la Revolución Cubana o el panorama general de movilización estudiantil de líneas comunistas o maoistas entre el estudiantado de la Universidad Nacional, el programa curricular recibió una fuerte influencia, marcada por el materialismo histórico y las corrientes de pensamiento marxista; esto motivado, fundamentalmente, por sus estudiantes. Entre la década de los ochentas y los noventas, otras líneas de trabajo, como la arqueología y la antropología biológica, tomaron su lugar propio al interior de la malla curricular, abriendo nuevos lugares de ejer66
cicio profesional. Ya para finales del siglo XX, el ingreso de otros campos de reflexión como la antropología urbana, la antropología del desarrollo y los estudios de género, y la posterior emergencia de los programas de posgrado en el Departamento generaron un panorama aún más amplio de profesionalización y discusión en la disciplina .1 En el año 2008, la Universidad Nacional en conjunto atravesó una reforma macro a sus directrices de funcionamiento curricular. Esto suponía dos cambios importantes: el primero de ellos, la re-estructuración de las mallas curriculares de la gran mayoría de sus programas, para incorporar el sistema de calificación y homologación de contenidos por créditos. El segundo, la puesta en marcha de iniciativas de flexibilización curricular, las cuales permitirían, a los estudiantes –según los gestores de la reforma– la posibilidad de tomar asignaturas por fuera de los programas en los cuales estaban inscritos, lo que, además, tendría la gran ventaja de reducir costos de funcionamiento de las diferentes carreras y, en ese sentido, mejorar la situación financiera de la Universidad (Universidad Nacional de Colombia, 2007). Dicha reforma se expresó de manera concreta en la creación del Plan 2553 en el programa curricular del Departamento de Antropología, el cual
1. Para más información sobre la historia del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional puede resultar muy ilustrativo consultar el artículo del profesor François Correa (2005), los documentos del profesor Roberto Pineda (2004) o el material digital del conversatorio, realizado por el Departamento al inicio del ciclo de conferencias del semestre 2016-I disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=OS4FZZTavNM
< Iván Camilo Rodríguez Torres >
incorporó los dos grandes cambios mencionados; a su vez, modificó los perfiles de ingreso y egreso de los estudiantes al Departamento, así como la malla curricular del mismo . 2 En términos generales, la misión, la visión, el perfil del egresado y la malla curricular de una carrera universitaria no solo condensan el conjunto de materias que un estudiante debe tomar para recibir su título, sino que esos aspectos expresan, no siempre, de manera explícita, la manera como sus docentes, directivos y, en el caso de la reforma del 2008, minoritariamente sus estudiantes conciben las principales y más pertinentes orientaciones académicas y políticas que guiarán la formación de profesionales en un campo disciplinar. En pocas palabras, un plan curricular es la radiografía del lugar y la misión que sus docentes y directivas asignan a una carrera en el ámbito académico nacional. A partir de esto, los interrogantes más pertinentes en este momento serían: después de la reforma académica del 2008 ¿qué tenemos, qué nos quedó y qué nos falta en cuanto a lo temático, metodológico y curricular en el Departamento? El Departamento de Antropología ofrece cinco grandes líneas: antropología social, antropología física, arqueología, antropología lingüística y antropología histórica. Debido a una confluencia de factores, entre los cuales parecieran más significativos, la notoriamente mayor disponibilidad de planta docente y las características del campo laboral de nuestra disciplina, en el actual programa curricular corresponden a la línea de antropología social; la que ocupa el mayor espacio en términos de oferta de asignaturas, trabajos de
grado y cantidad de docentes vinculados; seguida por la línea arqueológica y la de antropología histórica; después, encontramos la línea de antropología biológica y, finalmente, la línea lingüística, esta solo cuenta con una docente de planta en el Departamento y dos cursos dentro de la malla curricular. Este notorio desbalance, que, al parecer, obedece más a condiciones externas a la administración del Departamento –aunque esto no quiere decir que no tenga relación con variables internas–, termina perjudicando de manera más directa a los estudiantes, quienes, en caso de que estén interesados en profundizar su formación en alguna de las líneas con menor presencia curricular, ya sea antropología biológica o lingüística, deben recurrir a docentes y cursos de otros Departamentos, esperar varios semestres para poder cursar las materias de la línea o, en últimas, cambiar de línea de investigación para adaptarse a lo que el Departamento ofrece. Con la reforma mencionada se suprimieron varias asignaturas que el programa curricular anterior (2007) tenía; por ejemplo, fundamentos de arqueología, geografía física y humana, parentesco, las antropologías especiales – antropología económica, de la muerte, jurídica, historia medieval de Europa; estudios sobre comunidades afro, y paleografía–, los indicadores
2. Para más información sobre la consolidación de esta reforma en el Departamento, pueden consultarse los documentos generados por los claustros del departamento de Antropología de los años 2008 y 2012. El último, en particular, hace una crítica directa a varios aspectos de la reforma de 2008.
67
<REFLEXIONES DE UN DOCENTE DE OCASIÓN:> Encuentros, contradicciones y perspectivas del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional en la segunda década del XXI
sociales, la estadística, la teoría antropológica VI, dedicada generalmente a autores latinoamericanos o estudios poscoloniales, y, finalmente, los dos cursos teóricos dedicados al Materialismo histórico –Marx– y al Estructuralismo francés –Levi-Strauss–, se fusionaron en un solo curso, el cual, a duras penas, alcanza para abarcar tamañas propuestas teóricas. La discusión sobre si la existencia de un curso teórico o temático garantiza la apropiación de sus contenidos por parte de los estudiantes no se abordará en este momento por cuestiones de espacio; sin embargo, definitivamente, un programa curricular debería brindar, de manera más equilibrada, herramientas para la formación del futuro egresado de antropología .3 Ahora bien, en cuanto a los campos temáticos dentro del programa curricular, también, podemos observar un desbalance entre unos temas frente a otros presentados. Los campos de corte más clásico, como los estudios etnológicos, la antropología histórica y las fundamentaciones teóricas, tanto de antropología social como en arqueología, siguen teniendo un lugar preponderante en la malla curricular; no obstante, es bastante significativo que temas de trabajo como: la antropología en la ciudad, los estudios sobre poblaciones afro-descendientes, las poblaciones campesinas y su relación con el territorio o, incluso, la reflexión sobre las dinámicas de la violencia y el conflicto armado, tan pertinentes en este momento en el país, brillan por su ausencia en la malla curricular del Departamento Antropología .4 En este sentido, hay una reflexión que parece muy pertinente pero que no se ha abor68
dado de manera juiciosa al interior del Departamento de Antropología. Esta reflexión tiene dos vías: primero, ¿cómo balancear, de manera más equilibrada, el espacio que cada una de las líneas tiene dentro del plan curricular, de modo que todos los estudiantes tengan la misma oportunidad de trabajar sobre una u otra línea, de acuerdo con sus intereses y no de acuerdo con la disponibilidad de docentes y espacios de formación o, al menos, tener una formación más integral? Segundo, y a mi juicio aún más urgente, sobre la distribución de campos temáticos y líneas de trabajo al interior de nuestro Departamento; en últimas, ¿qué tan conectados están los temas que trabajamos en nuestras aulas de clase con las problemáticas de orden regional y nacional? Considero que vale la pena preguntarnos si coyunturas nacionales como las acontecidas desde 2013 con el paro agrario nacional y sus recientes replicas, los debates sobre los procesos de consulta previa y las afectaciones a la misma en territorios pertenecientes a colectividades étnicas, los efectos socio-ambientales de proyectos de explotación minero-energética, o, incluso, el tan álgido y coyuntural tema de los diálogos entre el gobierno nacional y las Farc, tendientes a la consolidación de un proceso de paz con este grupo, no ameritan un lugar en
3. La malla curricular del departamento de antropologías puede consultarse en la página oficial del Departamento, disponible en: http://www.humanas.unal.edu.co/antropologia/ files/3513/0815/6564/Malla_Curricular.pdf 4 Al respecto, las últimas administraciones del Departamento han hecho esfuerzos por subsanar estos vacíos, con la creación de cursos electivos..
< Iván Camilo Rodríguez Torres >
la formación de antropólogos y antropólogas en una universidad que se presume, a sí misma, como nacional. Entonces ¿cuáles son las razones de fondo para que sus contenidos hayan desaparecido de la malla curricular? Lo más posible es, como ya se dijo, que las causas de esta situación no sean exclusivamente internas del Departamento; incluso, podríamos pensar que mayoritariamente no lo son .5 El panorama generalizado de desfinanciación de la educación superior pública en el país, como resultado, entre otros, de la falta de apoyo gubernamental a la misma, ha puesto a la mayoría de universidades públicas del país en una situación de precariedad y, a sus directivas, en la posición de tomar decisiones guiadas por un criterio exclusivo de gestión eficiente y austera del gasto. A nivel local, la Facultad de Ciencias Humanas experimentó el punto más álgido de esta precaria situación cuando, a comienzos de 2015, sus directivas anunciaron la imposibilidad de iniciar el periodo académico debido a la falta de recursos para su funcionamiento y la existencia de una deuda considerable de la Facultad con la misma Universidad, por concepto de transferencias provenientes de proyectos de extinción e investigación .6 Como resultado, transcurrido el primer mes de clases del periodo 2015-I varios cursos de la Facultad tuvieron que ser cancelados por la falta de recursos para la contratación de docentes que se hicieran cargo de los mismos, o la falta de docentes de planta que los asumieran. Esto muestra que no es una situación exclusiva del Departamento Antropología, sino que la compartimos con otros Departamen-
tos de la Facultad y de la Universidad ¿Qué sucede cuando no hay recursos disponibles para el pago de docentes vinculados o para la contratación de docentes nuevos? Los temas de trabajo, las iniciativas de formación y las líneas de investigación de un programa se ponen en riesgo; incluso, desaparecen. Observamos, entonces, una de las raíces principales de la grave situación actual a nivel curricular y temático de nuestro Departamento. En apariencia, el criterio principal, que guía la programación semestral de contenidos y asignaturas de formación para los estudiantes de pregrado y posgrado en el Departamento, es la necesidad de hacer lo mejor posible o, al menos, lo mínimo necesario con la precaria disponibilidad de recursos. La pertinencia de tales contenidos para las demandas de los sectores sociales o la cercanía a las líneas de trabajo de los planes de ordenamiento territorial o planes nacionales de desarrollo pasa a un segundo plano. En pocas palabras, pareciera que, a la hora de decidir si una materia se dicta o no en un se5. Me abstengo de pensar que deliberadamente un miembro de la comunidad académica del Departamento no quiera que los estudiantes tengan un espacio de formación sobre, por ejemplo, violencia, memoria y reconciliación. Probablemente su ausencia tenga más que ver con la prioridad que se dan a otros contenidos de fundamentación teórica de la antropología. El asunto es que resulta preocupante que sea la precariedad de recursos y no la pertinencia política o social la que guíe las decisiones curriculares en la Universidad. 6. Para más información sobre esta coyuntura, se pueden consultar los comunicados oficiales de la decanatura de la Facultad: Comunicado del Consejo de Facultad a la Comunidad Académica de la Universidad Nacional de Colombia, del 12 de febrero de 2015 o el Informe: Evaluación al Macro proceso de gestión financiera y administrativa de la Facultad de Ciencias Humanas-Sede Bogotá. De la Oficina Nacional de Control Interno de la Universidad Nacional. (Mayo de 2015).
69
<REFLEXIONES DE UN DOCENTE DE OCASIÓN:> Encuentros, contradicciones y perspectivas del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional en la segunda década del XXI
mestre, tuviese más peso la disponibilidad del recurso docente y administrativo para que esta se oferte, que la pertinencia social, académica o política de la misma. Preocupante panorama que nos lleva a preguntarnos sobre lo que podemos esperar para el futuro de estudiantes – futuros antropólogos–, quienes se forman en este nada ameno escenario, y para el presente de las administrativas y docentes que hacen posible que todo funcione a pesar de la situación. La labor docente en el Departamento: entre la “carga” la precariedad y la vocación Según uno de los pedagogos de mayor representatividad en América Latina y con mayor influencia en las corrientes críticas sobre la teoría de la enseñanza, Paulo Freire, la labor real del docente no es transmitir o replicar conocimientos ni mucho menos ser una pieza funcional del sistema de reproducción social y económica del estado; por el contrario, la enseñanza, para Freire, consiste en la oportunidad de generar un espacio en el aula que posibilite a los estudiantes ser conscientes de la realidad social en la que viven y, en ese sentido, promulgar por su transformación (Freire, 2005). Pero bueno, en términos más generales, la pedagogía implica básicamente la enseñanza de ciertos contenidos que, en nuestro caso particular, son teóricos, investigativos y metodológicos sobre la antropología. A la luz de las situaciones enunciadas en el apartado anterior, nos preguntamos, entonces, ¿cómo estas problemáticas afectan el ejercicio de la docencia en el Departamento? Es decir, en este contexto de preca70
riedad de la educación superior pública, ¿cómo estamos enseñando Antropología? Mi percepción como docente del Departamento, y que infiero puede ser compartida por varios de mis demás colegas, consiste en que la libertad de abordar contenidos, líneas de trabajo y temas de investigación en la Universidad Nacional está casi en su totalidad supeditada al criterio, antes mencionado, de disponibilidad de recursos. Con esto, aunque no podemos decir que la libertad de cátedra está directamente afectada o censurada 7 en la Universidad Nacional, si es evidente que está supeditada al criterio de solvencia económica de las Facultades. Para los docentes ocasionales, esta disponibilidad presupuestal puede afectar tajantemente la continuidad de su vinculación en el periodo siguiente al que son contratados y, por supuesto, la de las materias a su cargo. Para el caso de los docentes de planta, tal situación los afecta en la medida en que, en ocasiones, deben descuidar o, al menos, dejar en un segundo plano sus labores de enseñanza para dedicarse –aunque a veces de manera voluntaria– a proyectos de extensión que generen ingresos para las Facultades o, en varios casos, a labores administrativas de la misma Universidad.
7. Un caso reciente en el que esto si sucede claramente es el del proceso adelantado por la Procuraduría General de la Nación en contra del profesor Miguel Ángel Beltrán, acusado de nexos con grupos al margen de la ley, proceso frente al cual lastimosamente la universidad no se ha manifestado de manera contundente para apoyar al docente. Para más información consultar: http://www. semana.com/nacion/articulo/miguel-angel-beltran-polemica-por-homenaje-en-la-u-nacional/476059.
< Iván Camilo Rodríguez Torres >
Tenemos, por tanto, un panorama donde el quehacer investigativo y docente de los profesores vinculados, ya sea de planta o de manera ocasional, al Departamento de Antropología se ve directamente limitado por el modelo de funcionamiento de la educación superior pública, al igual que por aspectos burocráticos y administrativos de la Universidad. El tiempo del docente se vuelve un recurso más, que debe utilizarse con eficiencia y austeridad para los fines que las directivas de la Institución consideren más pertinentes. El tiempo del docente deja de pertenecerle a sí mismo y, peor, deja de estar en función de lo más importante que tiene la Universidad, los estudiantes. Cabe preguntarnos acá ¿Cuál es, entonces, el lugar que queda para la pedagogía y para la vocación docente en este escenario? ¿Cuál es el sentido de país que guía la enseñanza de la antropología en nuestras aulas? Si nuestra labor como docentes es generar espacios donde los estudiantes encuentren la posibilidad de formarse a sí mismos como futuros antropólogos, la responsabilidad es enorme. Mas, qué pasa cuando esta labor de enseñanza deja de ser un espacio de formación continua para el docente mismo, un espacio de actualización de contenidos, un espacio de discusión permanente sobre el país y sus problemáticas sociales y culturales para convertirse en, como la burocracia de la universidad la llama y preocupantemente algunos de nosotros también, una “carga docente”, cuando, realmente, no debería ser una carga ni una obligación sino todo lo contrario,
una oportunidad continua de enseñar y aprender. ¿Es tan negro el panorama para que, inevitablemente, con el tiempo, se pierda la vocación docente? Prefiero pensar que no. El papel de los estudiantes de Antropología de la Universidad Nacional en la vigencia de su Departamento Como tercer y último punto quiero abordar brevemente el que, a mi juicio, es el más significativo de todos, el papel de los y las estudiantes del Departamento y su situación en las coyunturas que he mencionado. Los estudiantes del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional, desde los inicios mismos del programa, se han caracterizado por su carácter beligerante y propositivo; eso sí, con más actividad y movilización en unas épocas que en otras. Desde las inconformidades originales de un grupo estudiantes de sociología, quienes llevaron a la creación misma del Departamento, pasando por las exigencias, marcadamente políticas, de un grupo similar que demandaba mayor participación del materialismo histórico en el programa, dando como resultado la modificación de la oferta de cursos, hasta los grupos de estudiantes de la década de los ochentas y los noventas, los cuales inspiraron la creación de iniciativas de trabajo autónomo estudiantil en campos que sus maestros no abordaban. Los estudiantes, desde sus mismas aulas y espacios, han sido uno de los motores más significativos para la transformación constante de nuestro programa curricular. Como las anteriores generaciones de docentes y estudiantes saben 71
<REFLEXIONES DE UN DOCENTE DE OCASIÓN:> Encuentros, contradicciones y perspectivas del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional en la segunda década del XXI
muy bien, decir que el Departamento de Antropología está en crisis es ya un lugar común en los últimos cincuenta años de su existencia y este es, definitivamente, un espíritu que aún ahora se mantiene vigente y no es del todo negativo. La expresión más reciente de esto pudo verse en el año 2011, cuando, en reacción a la iniciativa gubernamental de modificar la Ley 30 de 1992, la cual reglamenta el financiamiento y el funcionamiento de la educación superior pública en el país, el estudiantado de un sin número de instituciones educativas se movilizó masivamente bajo la bandera del derecho a una educación digna y de calidad para todos. Como resultado de esas movilizaciones se creó la Mesa Amplia Nacional Estudiantil –MANE– agrupando las diferentes demandas de los estudiantes y dando como resultado el retiro de la propuesta de modificación de la Ley 30 por parte del Gobierno Nacional .8 A nivel local, es decir, en el Departamento de Antropología, esta coyuntura sirvió para promover un escenario generalizado de movilización y participación activa de los estudiantes en los asuntos del Departamento. En esta oportunidad, el uso de canales alternativos de movilización, de estrategias artísticas y performáticas, y la apertura de espacios de participación política a diferentes orientaciones y organizaciones, permitió la confluencia de diferentes voluntades en un movimiento conformado por estudiantes de Antropología de la Universidad Nacional, conocido como Antropología UN y consolidado, finalmente, como el Consejo estudiantil del Departamento de Antropología. A partir del 2012, este grupo de estudian72
tes impulsó diferentes iniciativas, con el fin de generar espacios continuos de discusión y cuestionamiento sobre la manera en la que ha funcionado el Departamento en los últimos años. Los cuestionamientos y preocupaciones por la situación de desfinanciación de las universidades públicas se materializaban en desacuerdos con el programa y el plan curricular, con los contenidos de las asignaturas, y el papel de las directivas y los docentes en las mismas. Como resultado, los estudiantes promovieron jornadas de análisis de los componentes investigativos del Departamento por líneas, encuentros distritales y nacionales de estudiantes de antropología, y la creación de redes de trabajo, incluso, a nivel inter-universitario con estudiantes y egresados de departamentos de Antropología de otras universidades .9 Al mismo tiempo, asistimos, en estos años, a la emergencia de un gran número de semilleros de investigación y propuestas de trabajo estudiantil autónomo, ubicadas en campos en los que el Departamento no ofrecía una respuesta concreta o espacios de participación a los estu-
8. Si esto fue o no una victoria, es materia de análisis de otros espacios. Varios colegas y estudiantes han señalado que esta propuesta regresó bajo la forma del Acuerdo 2034 que el Ministerio de Educación Nacional ha implementado progresivamente en todos los niveles educativos. 9. Una de las experiencias más significativas en este contexto fue la creación de la Red de Acción Antropológica, conformada en 2012 por estudiantes, docentes y egresados de diferentes departamentos de Antropología de la ciudad de Bogotá, a la cual, gratamente tuve la oportunidad de pertenecer desde sus comienzos. Desde esta iniciativa, se promovieron dos encuentros distritales y el IV Encuentro Nacional de Estudiantes de Antropología y Arqueología –ENEAA–.
< Iván Camilo Rodríguez Torres >
diantes; por ejemplo, el trabajo audiovisual en la Antropología, los cuestionamientos éticos al ejercicio de la profesión, la publicación en revistas de circulación amplia o la discusión y la práctica sobre el territorio y los asuntos agrarios10 . Tuve la fortuna, en mi labor como docente, de estar siempre cercano y dispuesto a apoyar todas estas iniciativas, ya que encontraba, en todas ellas, un motor para seguir vinculado al Departamento, más allá de la inestabilidad que mi vinculación ocasional implicaba. De esas experiencias, la más reciente es una de las que más he aprendido. Durante el segundo semestre de 2015, fui asignado a la asignatura Seminario del Departamento, más por necesidad institucional que por decisión propia y, fundamentalmente, por los criterios administrativos a los cuales me referí en el primer apartado de este escrito. El objetivo inicial de esta materia era el de acercar a los futuros ‘tesistas’, estudiantes de sexta matricula, a los campos y temas de investigación más recientes y pertinentes en la Antropología nacional a través de los trabajos de los docentes del Departamento. Al respecto, mi decisión, de la cual no me arrepiento, fue la de generar este acercamiento a la investigación antropológica, pero desde experiencias mucho más cercanas a los estudiantes, las de aquellas personas que, de manera reciente o inmediata, acababan de realizar un trabajo de grado investigativo para optar al título de antropólogos. Lo anterior tenía una doble intención; por un lado, permitir un acercamiento más directo con los temas de trabajo de personas que los estudiantes mismos podían ver como pares y, en ese sentido,
se podían sentir más identificados con sus vivencias. Por otro, de darle un espacio a los recién egresados para socializar los resultados de sus trabajos de grado y, así, reemplazar la desafortunada pérdida de la sustentación de las tesis en la Universidad Nacional, como resultado de la reforma académica de 2008 11. Los resultados de este ejercicio en los últimos tres semestres no han podido ser mejores y, para fortuna, han cambiado mi percepción sobre los trabajos de grado en el Departamento de Antropología, de los cuales, suponía erróneamente, que como resultado la reforma habían bajado su calidad y alcance. De esta experiencia, me llevo tres grandes enseñanzas sobre las monografías, pasantías e investigaciones que han pasado por el seminario. La primera es que, pese a las circunstancias adversas del Departamento y de los pocos espacios de formación investigativa para los estudiantes, estos siguen escribiendo tesis de muy alta calidad, con agudo sentido etnográfico, y un espectro de investigación amplio y diverso. Segundo, aunque, definitivamente hay temas que se trabajan mucho menos que antes, como las cuestiones agrarias o los estudios etnolingüísticos, los campos en los que nuestros ‘tesistas’ y egresados están trabajando siguen 10. Al respecto, recomiendo la lectura del artículo “Apuntes críticos sobre los grupos y semilleros de investigación del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional” escrito por un grupo de estudiantes del Departamento y presente en esta misma publicación. 11. Sobre este tema, la dirección saliente del Departamento recuperó un espació de socialización de los trabajos de grado, el cual, si bien no es oficial, es de gran ayuda para exaltar los resultados de los trabajos elaborados por los egresados.
73
<REFLEXIONES DE UN DOCENTE DE OCASIÓN:> Encuentros, contradicciones y perspectivas del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional en la segunda década del XXI
conectados con la situación del país, con los cuestionamientos y asuntos del estado, y con las preocupaciones y demandas de los movimientos sociales; lo que me lleva a la tercera y última enseñanza. Frente a las limitadas condiciones de investigación a las que los docentes nos enfrentamos, debido a la precaria situación de la Universidad, en este momento, son los estudiantes ‘tesistas’ y algunos directores de tesis, quienes, a través de sus trabajos de grado, mantienen vigente y activo el Departamento, en el terreno de la investigación para la comprensión y la transformación de la sociedad. Aunque hacen falta más investigaciones sistemáticas sobre este tema, me aventuro a decir que los resultados de tales indagaciones internas serán, por lo menos, llamativos y pertinentes. Comentarios finales La más clara y, a su vez, abrumadora conclusión a la que se puede llegar a partir de las ideas expresadas anteriormente es que la actual situación de la investigación, la docencia y la extensión en el Departamento de Antropología definitivamente no es la mejor. La posibilidad de ejercicio crítico de todas estas labores está en riesgo de desaparecer para dar paso al modelo de universidad basada en los criterios de competitividad y eficiencia de los entes rectores de la educación superior a nivel nacional. Esto deja claro que recuperar la universidad crítica, propositiva, dinámica y autónoma es tarea urgente; además, supone numerosos retos para los diferentes miembros de la comunidad académica del Departamento; no obstante, dado que la condición con la que 74
más cercano me siento es la de docente, llamaré la atención sobre los retos que, como profesores, tenemos y podemos asumir. El reto inicial y más cercano es aprovechar la conmemoración de estos cincuenta años de existencia del Departamento para hacer un alto en el camino y exigir, de una vez por todas, a las directivas de la Facultad y de la Universidad un compromiso serio con el funcionamiento de las Unidades Académicas Básicas. Que, de una vez por todas, se erradique la ya acostumbrada posición de parte de las directivas centrales de la Universidad de dejar la responsabilidad del funcionamiento financiero y administrativo de los Departamentos en sus directores, coordinadores, administrativos y docentes. La universidad y sus diferentes programas son asunto de todos, de la rectoría en adelante. El segundo reto, consideraría yo el más importante, es un reto de memoria sobre aquellas razones por las cuales estudiamos esta profesión y tomamos la decisión de enseñarla. Cuando, como docentes, olvidamos, ya sea por la situación o por voluntad, que no estamos trabajando en la Universidad solo por un salario mensual, que no estamos aquí para publicar continuamente artículos en revistas indexadas o encontrar estrategias para aumentar el puntaje de nuestra hoja de vida en el sistema de registro salarial de la universidad o en el sistema de clasificación de Colciencias; sino que, fundamentalmente, estamos aquí para enseñar y aprender, perdemos, sin duda, nuestro papel como docentes e investigadores. El problema real son las graves consecuencias que esto tiene en las generaciones que estamos formando. Re-
< Iván Camilo Rodríguez Torres >
pito, la docencia no puede ser más una carga; por el contrario, una posibilidad, una oportunidad de trascender en el mundo. Las directivas de la universidad tienen, también, el deber de propender por este objetivo; al fin y al cabo, ellas y ellos también son docentes, aunque comúnmente parecieran no recordarlo. En resumen, basta ya de rechazar la asignación de cursos en pregrado como si esto fuese un castigo; basta ya de huir a las direcciones de tesis; basta ya de no apoyar las iniciativas estudiantiles de investigación; basta ya de menospreciar el importante papel de los estudiantes e, incluso, el nuestro como docentes, en la formación y consolidación del gremio antropológico. Quiero terminar dejando claro que, de todas formas y pese a la grave situación que enfrentamos, me confieso radicalmente optimista, no por terquedad sino por esperanza en el futuro de nuestra disciplina. Esto es gracias a lo que semestre tras semestre veo en el salón de clase, en varios de mis colegas, y en los estudiantes que ingresan al Departamento, sobre todo en ellos, quienes son una de las razones centrales de nuestro trabajo y esto tampoco se nos debe olvidar; al fin y al cabo, ellos serán los futuros docentes investigadores, quienes moldearán la antropología de las próximas décadas. Qué mejor manera de darle futuro a esta disciplina que formando profesionales íntegros, llenos de herramientas, comprometidos y con vocación transformadora. Probablemente, sea esta la única manera de que, por fin, desde nuestro Departamento, podamos vincular los espacios de formación, profesión, investigación e incidencia social de la antropología y, así, re-
cuperar su lugar en los asuntos del país y de su gente. Definitivamente hay mucho trabajo por hacer ¡Manos a la obra!
75
referencias Consejo Superior Universitario de la Universidad Nacional de Colombia. (2007). Acuerdo 033 de 2007 del 26 de noviembre de 2007. Por el cual se establecen los lineamientos básicos para el proceso de formación de los estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia a través de sus programas curriculares. Recuperado de: http://www. legal.unal.edu.co/sisjurun/normas/Norma1.jsp?i=34245 [30 julio de 2016]. Correa-Rubio, F. (2005). Transformaciones académicas en la Antropología Social de la Universidad Nacional. Maguaré, (19), 11-38. Facultad de Ciencias Humanas [faccienciashumanas]. (2016, mayo 31). Historia de la formación en antropología en la UNAL [archivo de video]. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=OS4FZZTavNM [20 de julio de 2016]. Facultad de Ciencias Humanas. (2015, febrero 12). Comunicado del sonsejo de Facultad a la comunidad académica de la Universidad Nacional de Colombia. Recuperado de: http://extension.bogota.unal.edu.co/fileadmin/recursos/direcciones/extension_ bogota/docs/normatividad/gestion_de_extension/comite_extension/actas2015/ acta_sesion_extraord_n_01_feb_27_2015.pdf [30 de septiembre de 2016]. Freire, P. (2005). Pedagogía del oprimido. Segunda Edición. México: Siglo XXI. Machado, A. (2003). “Proverbios y Cantares”. Madrid: El País. Miñana, Carlos. (2006). Sobre la misión de la UN: un esfuerzo por entender el punto de vista de los reformadores. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Oficina Nacional de Control Interno. Universidad Nacional. (2015). Informe: Evaluación al macro proceso de gestión financiera y administrativa de la facultad de Ciencias Humanas-Sede Bogotá. Recuperado de: http://www.humanas.unal. edu.co/nuevo/files/5114/3317/4982/Informe_Final_Auditoria_FCH_2015.pdf Pineda-Camacho, R. (2004). La escuela de antropología colombiana. Notas sobre la enseñanza de la antropología. Maguaré, (18), 59-85. Pineda-Giraldo, R. (1999). Inicios de la antropología en Colombia. Revista de Estudios Sociales (RES), (03), 29-42.
Semana. (2016, junio 02). Polémica en la U. Nacional por homenaje a profesor Miguel Beltrán. En: Revista Semana. Recuperado de: http:// www.semana.com/nacion/articulo/miguel-angel-beltran-polemicapor-homenaje-en-la-u-nacional/476059 [Julio 23 de 2016]. Universidad Nacional de Colombia (2014). Proyecto Educativo del Programa PEP. Autoevaluación y seguimiento de la calidad de los programas de pregrado: Antropología. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Departamento de Antropología. Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas. (2009). Malla Curricular de Antropología. http://www.humanas.unal.edu.co/ antropologia/files/3513/0815/6564/Malla_Curricular.pdf [10de marzo de 2016].
Carátula Arkham número 1 (2016). Linda Ordoñez.
Arkham y Kabuya una remembranza de
dos proyectos editoriales de estudiantes
del Departamento de Antropología en la década
de los
Comité editorial de la revista La Múcura universidad nacional de colombia lamucurarevista@gmail.com
<ARKHAM Y KABUYA> una remembranza de dos proyectos editoriales de estudiantes del departamento de antropología en la década de los 90
En la década de los noventas, por estos mismos pasillos por los que hoy nosotras y nosotros recorremos, retumbaban los nombres de Arkham y Kabuya, un par de proyectos editoriales, joyas genuinas de la historia estudiantil del Departamento que habríamos de encontrar nosotros –Comité Editorial de La Múcura–, escarbando en esa especie de cripta antropológica que es nuestro querido y recién renovado laboratorio de etnografía. Allí, yacen los ejemplares de algunos proyectos editoriales de estudiantes de antropología quienes han pasado por nuestro Departamento desde sus inicios. Leyéndolos, escuchamos las voces de los estudiantes de un pasado del que han dejado un legado material; pero, sobre todo, muchos precedentes sobre lo que motiva la escritura de nuestros textos y publicaciones. Para sacarlas del olvido, y con el objetivo de exaltar y reivindicar las memorias del estudiantado, decidimos escribir este texto. Escogimos estos dos proyectos editoriales porque, además de ser publicaciones contemporáneas entre sí, mantenían posiciones y formas de expresión muy diferentes, lo cual arroja la idea de un Departamento bastante heterogéneo. En el marco de la celebración de los 50 años del Departamento de Antropología, creemos que vale la pena –o, más bien, vale el esfuerzo– acercarse también a la producción escrita, a las ideas y a las luchas de los que fueron como nosotros, estudiantes. Sí, se tomaron clases y se asistió a conferencias, se tuvo la oportunidad de escuchar y dialogar con grandes maestros; además, se construyó pensamiento, se generó disentimiento, humor y controversia. Muchos viaja80
ron y tuvieron que preguntarse interminablemente “¿y ahora qué hacemos?”; o tuvieron que alejarse del seno de un profesor que admiraban porque no les dejaba explorar sus propios demonios y fantasmas. Todo eso ha quedado plasmado en las páginas y las historias de Arkham y Kabuya, publicaciones que vieron la luz en tiempos muy cercanos, entre 1996 y 2001. Por entonces, el clima universitario ya debatía muchas de las preocupaciones actuales. El plan de desarrollo de Pastrana, la forma concreta y pública del Plan Colombia y los recortes a la educación eran circunstancias duramente confrontadas desde la Universidad. La movilización estudiantil, cuyos códigos, lenguajes y estrategias empezaban a desgastarse, ensayaba con nuevos repertorios. Nos cuentan que fue la época en la que, desde Diseño Gráfico, grupos de estudiantes conectados con el movimiento empezaron a estampar camisetas y a organizar actividades similares para aglutinar a la comunidad y darle al movimiento una cara más abierta y diversa por fuera de los ‘combos’ y las consignas de siempre. Al mismo tiempo, el departamento de Antropología vivía dinámicas que hoy no nos suenan tan extrañas. Por un lado, se empezaban a sentir los recortes en las salidas de campo y los apoyos de Bienestar a algunos proyectos estudiantiles por falta de presupuesto. Por el otro, las rivalidades y roces entre docentes se hacían sentir, frecuentemente como debates públicos que terminaban involucrando a los estudiantes. En esos años, el profesor Vasco libraba cierta batalla académica con el profesor Arocha. Las dos publi-
< Comité editorial de la revista La Múcura >
caciones que aquí señalamos sirvieron –o fueron vistas– en algunos momentos, según nos contaron, como espacios de pullas hacia unas y otras formas de hacer/pensar la antropología que estaban, de alguna manera, en disputa. Arkham: el asilo mental El mundo de los cómics le dio el nombre a Arkham. En la época en la que ese universo empezaba a complejizarse, la figura de ciertos ‘héroes’ empezaba a tornarse contradictoria. El asilo mental ‘Arkham’, en la mitología de Batman, es ese lugar donde van a parar sus enemigos, los malos que no solo son malos sino que están locos y resultan demasiado excéntricos y dementes para una prisión regular. Pues bien, en la época surgió una polémica en torno a si Batman mismo debería estar ahí. La editorial del primer número lo dice mejor de lo que nosotras podríamos: En Arkham, el asilo mental de Ciudad Gótica, se encuentran encerrados los más peligrosos criminales y lunáticos. Pero el que es quizás el más peligroso de todos ellos, es el único que siempre anda suelto; un hombre, multimillonario demás que se cree murciélago, amo de la noche, representante de los valores morales y las leyes de unos cuantos. Dotado con increíbles facultades para combatir el crimen, él es el superhéroe, quien protege el cumplimiento de los preceptos morales de la autoridad. Batman viene a ser una institución tan cruel como lo es la policía. ¿Y por qué no liberar esos fantasmas aprisionados en las celdas del asilo mental, bien sea por considerarlos criminales o enfermos, pero en todo caso peligrosos para el orden imperante? (Arkahm, 1996)
Ese referente del asilo mental fue central para explicar la razón de ser de la publicación en sus primeras páginas. Allí, se pretendía abrir el espacio de la participación estudiantil a distintas formas de expresión y posiciones, aunque rompieran con parámetros de diversas clases. La locura ha sido, por mucho tiempo, un concepto interesante de reflexión antropológica, y la metáfora del Arkham es inevitablemente provechosa. La propuesta de “abrir las puertas del asilo” se refería, precisamente, a dejar correr los pensamientos y las formas de aproximarse a la realidad de forma desordenada, por fuera de los lineamientos establecidos y de los modelos metodológicos/ideológicos, tanto de la disciplina como de la sociedad en general. Haciendo eco de cierta “locura comunicativa”, las páginas que conservamos de Arkham son distantes del clásico ensayo antropológico o del artículo de investigación. Un casi exquisito tono literario, muchas veces irónico y condescendiente recorre gran parte de sus letras. Como lo ha dicho uno de sus creadores 1, no se trataba de una revista de o sobre antropología, por más que fuera de estudiantes de Antropología (Cárdenas, comunicación personal [CP], 2015). Más bien era un espacio “cultural” abierto, donde se le daba vía libre a cuestiones o ideas que rondaban sus cabezas, muchas veces desde lo cotidiano; o se le daba un giro a al-
1. Con el fin de complementar la reseña del proyecto editorial estudiantil Arkham, aprovechamos la valiosa oportunidad de realizarle una entrevista a uno de sus ex-miembros, el antropólogo Carlos Cárdenas. A él estamos profundamente agradecidas por el tiempo y la disposición brindados.
81
<ARKHAM Y KABUYA> una remembranza de dos proyectos editoriales de estudiantes del departamento de antropología en la década de los 90
gunos de los temas que surgían en las aulas para entregarlos transformados en el lenguaje, estilo y contenido que se quisiera. Muchas veces sí se publicaron los resultados tempranos de las investigaciones de algunos o las experiencias de campo de otros. Dentro de estas encontramos, por ejemplo, una excelente crónica sobre un viaje al Urabá, titulado “Navidad en Pavarandó: De un acompañamiento solidario a una historia de vida”, así como varios escritos que recogían el estudio y las reflexiones de Mauricio Caviedes y Liliana Múnera sobre el movimiento estudiantil, su historia y su significado. Otros hablaban de la salsa y del cine, de esos ‘otros’ antropólogos de universidad privada, del fútbol y del comercio bogotano. Desde el principio, manejaron un criterio editorial radicalmente amplio: “todo va”. Cuando llegaba un texto, revisaban la ortografía y los aspectos más formales pero no evaluaban el contenido. La idea era que la gente pudiera escribir sobre cualquier ocurrencia, cosas ‘serias’ y ‘bobadas’, y en un estilo alejado de las rigurosidades de lo académico. Lo que muchos interpretaron como mediocridad, era para ellos una política. Los artículos iban llegando por medio de los integrantes del grupo, casi siempre de amigos o conocidos, y, en algún momento, se reunían para aglutinarlos y decidir si ya tenían suficientes. La verdad es que, en su mayoría, los autores de los textos eran los miembros del grupo y su círculo de amigos. Solo hacia el final, cuando la cantidad de textos empezó a exceder el espacio de la publicación, debían hacer una selección de aquellos que podían incluirse. 82
Cuando efectivamente no alcanzaba el espacio, algunos artículos iban quedando en una especie de lista de espera para ser publicados y “se miraba solo que pues estuviera ortográficamente, la redacción, pero en cuanto a ideas, o si era demasiado radical, si era demasiado tonto o si, digamos, no decía nada realmente, no importaba.” (Cárdenas, [CP], 2015). En algún momento, creemos que alrededor del año 2000, empezó a surgir un reclamo porque, prácticamente, todos los artículos publicados eran escritos por hombres, y algunos de los enviados por mujeres no habían logrado el corte. De allí surgió la polémica idea de sacar el “Arkham Luna”, un número enteramente dedicado a las mujeres. Por supuesto, la iniciativa levantó críticas y discusiones, tal como nos dice Carlos (Cárdenas [CP], 2015): “para entonces fue una pelotera porque fue como si nunca hubiéramos permitido que publicaran mujeres”. Parece que después de cierto debate interno y externo, se decidió que las estudiantes interesadas podían hacer el Arkham Luna “ellas mismas”. Aunque no tenemos en este momento mucha claridad acerca de cómo se dieron las cosas, sabemos que el resultado de la trifulca fue el sexto número de la publicación, cuya portada es quizás la más escandalosa. La imagen de una mujer gótica, vampiresca que muestra el sexo a la cámara, vestida únicamente por guantes, mallas y cinturón negros ocupa la página frontal, justo debajo del encabezado que incluye: “Apoyado por Bienestar Universitario”.
< Comité editorial de la revista La Múcura >
Kabuya: crítica antropológica El carácter satírico, “anarco” y libre que se desarrollaba en las publicaciones de Arkham se alejaba, un poco, de las pretensiones de Kabuya. Este último, dirigido por el entonces profesor del Departamento Luis Guillermo Vasco, se construyó bajo unos lineamientos académicos que tenían como objetivo publicar artículos sobre crítica antropológica, tal como se expresaba en el lema que apareció en varios de los números publicados: “en la lucha ideológica es absolutamente necesario emplear el arma de la crítica”. Las problemáticas que estaban enfrentando las comunidades en el campo; la coyuntura universitaria y política del país; y los debates y eventos antropológicos eran temas recurrentes. No pudimos indagar quiénes conformaron el comité editorial de Kabuya; sin embargo, sabemos que en los dos primeros números se exhibieron los nombres de María Angélica Ospina y Andrés Ríos M., quienes participaron como estudiantes en la escritura, elaboración y publicación del periódico, y el profesor Luis Guillermo Vasco. El primer número del periódico de Kabuya se publicó en 1996, abriendo con un artículo que criticaba tajantemente la labor de Anthanas Mockus, quien era rector de la Universidad Nacional de Colombia para aquellas épocas. En este, se señalaba el fracaso de un programa que, en un plan de cultura ciudadana, buscaba transformar la 80 en una vía modelo y se denunciaba la pérdida de 369 millones de pesos invertidos en un proyecto que no funcionó. Según expresan los editores del periódico, en este
proyecto participó parte del Departamento de Antropología, un profesor y estudiantes de la asignatura Taller de Técnicas Etnográficas, lo que desencadenó una “fiesta de la antropología urbana” en el Departamento. Como resultado de esto, vinieron cambios en el Departamento: A la hora de recoger la cosecha, es bueno mencionar que este es uno de los frutos del cambio de énfasis de la carrera de antropología hacia lo urbano, -supuestamente en vista de lo “problemáticos” que se han vuelto los indígenas con los etnógrafos y porque aquellos “ya son capaces de hablar por sí mismos”-, cambio que ocurrió el año pasado y que se mantuvo oculto para los estudiantes y muchos profesores hasta que un grupo de estudiantes, que 2 precisamente no querían que las técnicas etnográficas se siguieran centrando en lo urbano, se entrevistó con el Comité Asesor y recibió esa respuesta. (Kabuya, 1996, pp. 1-2)
Por supuesto, los artículos no se limitaban a hablar de las problemáticas que enfrentaba la Universidad Nacional de Colombia; igualmente, se publicaron textos que aludían a hechos de carácter político nacional e internacional. Entre esos, el artículo “¡No crea! A propósito del encuentro Colombia Crea”, donde se invita al cuestionamiento del programa Colombia Crea, impulsado por el Ministerio de Cultura durante el gobierno de Samper (Kabuya, 15 de septiembre de 1998); o qué decir sobre el número 6 del periódico publicado en junio de 1998, dedicado por completo al profesor Eduardo Umañana Mendoza, asesinado en abril del mismo año. En medio de la conmoción, se expresaba la reacción de los estudiantes ante el hecho a través del periódico: 83
<ARKHAM Y KABUYA> una remembranza de dos proyectos editoriales de estudiantes del departamento de antropología en la década de los 90
Su muerte ha producido inmenso dolor y rabia entre los trabajadores y demás luchadores populares, a cuya defensa dedicó su vida. Se destacó como defensor y consejero en casos recientes de persecución contra los trabajadores, como los de los procesos contra los sindicalistas de Ecopetrol, los trabajadores de Telecom y la Empresa de Teléfonos de Bogotá, en consejos de guerra, casos de justicia regional y otros procesos que involucraban a miembros del Movimiento 19 de Abril, el Ejército Popular de Liberación, el Ejército de Liberación Nacional y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, los desaparecidos del Palacio de Justicia, el secuestro, tortura y asesinato de los dirigentes indígenas Arhuacos, la masacre de La Chinita y otras; en los últimos días había logrado que se reabriera el caso de Jorge Eliécer Gaitán, con nuevas pruebas que involucran a la CIA y a altos personajes de la política nacional en su muerte. (Kabuya, 1998)
Muchos de los artículos publicados en Kabuya correspondían a temas seleccionados por el profesor, los cuales, posteriormente, eran desarrollados por los estudiantes que conformaban el comité editorial del periódico. Es evidente que el objetivo de Kabuya era generar debates tanto en la antropología como al interior del Departamento en cuanto a las formas de hacer antropología, y aún más en torno a la cercanía de los y las antropólogas con las comunidades en el campo. Bajo estos lineamientos se redacta el artículo “La Investigación Social: ¿Para quién?, ¿Para qué?, ¿Cómo?” (Kabuya, 1999), el cual responde concretamente a las preguntas planteadas en el título de la siguiente manera: Los estudiantes que quieran tomar partido por este cambio tendrán que asumir conscientemente la lucha de clases y ponerse decidida84
mente del lado de los oprimidos y explotados. Tendrán que dar una lucha por desechar la posición de la falsa neutralidad de la ciencia, y con ella de la supuesta “objetividad” que sirve para ocultar los diferentes intereses de clase del conocimiento. Tendrán que bregar porque su trabajo académico esté estrechamente ligado a las necesidades del pueblo, por desarrollar una práctica investigativa que parta de considerar a las comunidades, no como el objeto sino, por el contrario, como el sujeto histórico [...] (sin paginación)
Estas mismas preocupaciones invaden, hoy, los pensamientos de los estudiantes de nuestro Departamento ¿qué tan alejados nos encontramos de la realidad social de las comunidades?, ¿qué saben los estudiantes en Bogotá de lo que están enfrentando las comunidades en los campos? Kabuya buscaba, a través de sus publicaciones, traer las experiencias que estaban viviendo las comunidades indígenas por fuera de Bogotá a las aulas del Departamento de la Universidad Nacional. Por ello, en el número 8 del periódico se publicó una crónica sobre un encuentro que hubo en la Universidad de Córdoba para que los indígenas Embera-katío expusieran su problemática con la represa hidroeléctrica de Urrá: [...] un grupo de unos treinta Embera, entre hombres, mujeres y niños, entraron al auditorio ante la mirada escrutadora de los asistentes que escudriñaban en sus faldas coloridas, en sus vistosos collares y en los pies desnudos de algunos de ellos, los restos de una cultura que ha sido diezmada poco a poco por el paso de los años de contacto con la sociedad blanca. Pero los Embera no venían a que los miraran, venían a dar a conocer una problemática que se viene presentando en su comunidad como producto de la construcción de la represa de Urrá; una problemática más de esas que aparecen to-
< Comité editorial de la revista La Múcura >
dos los días en los periódicos y noticieros pero que por lejanas y ajenas no nos detenemos a mirar, o miramos muy superficialmente “como para estar informados”, razón por la cual, precisamente, aparecen ante nuestros ojos como lejanas y, sobre todo, como ajenas, porque desconociéndolas, ignoramos lo estrechamente relacionadas que se hallan con nuestra propia realidad. (Kabuya, 1998)
otro el espacio que estamos construyendo. Empero, nos alegra pensarnos como un pedacito de las historias que le han dejado victorias diversas y autónomas a la vida estudiantil de esta Universidad.
Debates suscitados Muchos damos por sentado, y no decimos que en efecto no sea cierto, que la labor de los científicos sociales está íntimamente ligada al arte de escribir, pues se nos ha enseñado que esta es la manera natural de consagrar nuestros debates, pensamientos e investigaciones. Desde los debates generados por la antropología, cabe recurrir a la desnaturalización de aquella tan normalizada labor que consiste en escribir y publicar, y realizarnos ciertos cuestionamientos, más aún cuando notamos las diversas formas de escritura y los distintos usos que se les puede dar a la hora de publicar. ¿Por qué escribimos? ¿Qué nos motiva a escribir? ¿Sobre qué estamos escribiendo? ¿Quiénes nos están leyendo? Y ¿Qué nos incentiva a que nuestros textos circulen a través de publicaciones? A nosotros, que realizamos también esa tarea de escritores y editores en una publicación estudiantil, nos dejan ambas experiencias mucho que pensar. En los 90, los de Arkham escribían “Podemos decir que hay algo de victoria en estas páginas” (Arkham, 1997, sin paginación), orgullosos de haber ejercido su “(des)control” sobre ese espacio que sentían suyo. El momento de La Múcura es otro, 85
referencias Arkahm. (1996). Editorial. Arkahm, (1.), sin paginación. Arkahm. (1997). Editorial. Arkahm,(03), sin paginación. Kabuya. (1996, abril). “¡Hasta cuando Mockus en la Universidad!”. Kabuya, (0), 1-2. Recuperado de: http://www.luguiva.net/admin/pdfs/Kabuya%200.pdf Kabuya. (1998, diciembre 15). “¿!Hurra! Urra? Acerca de la amnesia y otros males”. Kabuya, (8), 1-8. Recuperado de: http:// www.luguiva.net/admin/pdfs/Kabuya%2008.pdf Kabuya. (1998, junio 09). “La muerte de Eduardo Umaña Mendoza tiene más peso que la cordillera de los Andes”. Kabuya, (6), 1-4. Recuperado de: http://www.luguiva.net/admin/pdfs/Kabuya%2006.pdf Kabuya. (1998, septiembre 15). “¡No crea! A propósito del Encuentro Colombia Crea”. Kabuya, (7), 6-9. Recuperado de: http://www.luguiva.net/admin/pdfs/Kabuya%2007.pdf Kabuya. (1999, abril 15). “La Investigación Social: ¿Para quién?, ¿para qué?, ¿cómo?”. Kabuya, (9), 1-7. Recuperado de: http:// www.luguiva.net/admin/pdfs/Kabuya%2009.pdf
Entrevistas Cárdenas, Carlos. (17 de mayo de 2015). Entrevista personal.
Contracarátula Arkham número 7 (2016). Linda Ordoñez.
Trabajos de Grado 2016-I
A partir de la edición anterior, La Múcura Revista pone a disposición los títulos de los últimos trabajos de grado desarrollados por los estudiantes del Departamento, para que todas las personas interesadas los conozcan y tengan presente las líneas de investigación que han trabajado nuestros compañeros graduandos, y, a partir de ello, posiblemente crear alianzas estratégicas de investigación.
<TRABAJOS DE GRADO>
¡Ya pa’ qué el sembrao! Resistencias cotidianas en la vida campesina de Monguí.
Una casa hecha de río. Constructores informales en el barrio San Vicente de Ferrer.
Autor: Edilberto Vergara Argüello.
Autora: Daniela María Gaviria Rivera.
Música y lucha social entre los Nasa.
Esclavitud prehispánica.
Autor: Jorge Sebastián Galvis Parra.
Autora: Kimberly Lucía Niño Castro.
Ecos de sonidos ancestrales: música Nasa y resistencia cultural.
Interacción comunicativa y ritual: estudio en una comunidad religiosa minoritaria.
Autor: Christian David Beltrán Morales.
Autor: Juan Pablo Osorio Ramírez.
El saber alfarero y la descripción cerámica de Usme.
Secretos y saberes de la partería: dos historias de vida.
Autor: Duvan Rodrigo Córdoba Caicedo.
Autora: Paula Andrea Hoyos Alcalde.
La alfarería del periodo herrera en el Valle del Tundama y Sogamoso. Homogeneidad y variabilidad del saber tecnológico, alfarero. Aproximación al análisis de las variables empleadas para su clasificación.
Tierra bomba: historia de una expulsión.
“Comunicación solidaria” lo aprendido acompañando a los Misak.
Autor: Andrés Eduardo Escobar León.
Autora: Karen Ximena Toro Domínguez.
Almacenamiento prehispánico en los Llanos del Casanare. Aproximación desde dos sitios arqueológicos en Tilodirán.
La mujer, América y la selva. Un acercamiento a los imaginarios de la virginidad.
Autora: Ana María Marín Morales.
Autora: Lina María Bedoya Mejía.
Autor: Edwin Arvey Rico Jiménez. Pases sentadas, pases vividas: experiencias y narrativas de mujeres que construyen paz en el pie de monte llanero.
Autora: María Alejandra Rico Tolosa.
“Por fuera nos ven sonriendo, pero por dentro nos estamos quemando” la autonomía indígena en el marco de los proyectos de desarrollo. El caso del pueblo Sikuani del Resguardo Wacoyo.
Autor: Daniel Alejandro Márquez Bocanegra. Yo soy nuestras manos. Construcción de comunidad e identidad a través de la lengua de señas colombiana.
Autora: Anamaría Vargas Turriago. 90
Arqueología de la industria: la ferrería del municipio de Pacho en la historia de Colombia. “Ergonomía en las formas de trabajo del siglo XIX”.
Autor: David Espitia Tibaquira.
< 2016/I >
Experiencias de enfermedad y dolencia en contextos de hospitalización: Fundación Cardio Infantil.
Historias, bebidas y fiestas. Etnografía sobre las experiencias de Amistad en un grupo de antropólogos.
Autor: Santiago Andrés Castilla Parra.
Autor: Jorge Andrés Castellanos Moreno.
Minería y licencia social: dispositivos de convencimiento de la AngloGold Ashanti en Cajamarca, Tolima.
(De)Construyendo cuerpos danzantes: contextos de formación corporal en el baile salsero bogotano.
Autora: Mariana Gerstner Chaparro.
Autora: Ángela Rocío Leguizamón Adames.
El médium es el mensaje: sonidos mágico-medicinales del AM. Hacia una etnografía de la sonoridad de la radio.
Todos a defender el territorio: conocimientos, memorias y documentación comunitaria para la defensa de Sa’t Tama Kiwe.
Autora: Alejandra del Mar Gantiva Clavijo.
Autor: Alejandro Enrique Tinoco Carrillo.
Chuymampi jan asjarasiña (con toda la energía y sin temor). El metal con elementos indígenas en la Sabana de Bogotá.
El mundo globalizado en una llamada: cotidianidad y resistencia en un Contact Center de Bogotá.
Autor: Germán Javier Torres López.
Autora: Michelle Andrea Arraut Mora.
Poética del enredijo. Etnografía de los haceres y la transmisión de mi familia en el barrio Candino Quintero de Duitama.
Autoetnografía y enfermedad: otra forma de construir conocimiento por medio de la experiencia.
Autora: Laura María Alba Melo.
Autora: Gabriela Gonzales Rangel.
Estrategias para la permanencia en el territorio: experiencias etnoecológicas en la vereda Fátima, cerros orientales de Bogotá.
Cuando el territorio no está en venta. El lugar del patrimonio arqueológico en la construcción de identidades y territorios en Usme.
Autora: Denise Natalia Peinado Vásquez.
Autora: Sandra Carolina Díaz Gámez.
No regreses ni a sacudir las abarcas: memoria migratoria de Barrancabermeja.
Experiencias y prácticas de la partería autónoma en Bogotá.
Autor: Andrés Mauricio Dager Mora.
Autora: Paula Amapola Cáceres Pacheco.
91
<TRABAJOS DE GRADO>
Recolectores de alimentos de la basura en Corabastos: fragmentos de una economía primitiva.
Cuerpos, identidades y motos en San Andrés.
Autor: Juan Sebastián Amaya Suarez.
Conflicto e identificación humana. Evaluación de los métodos Purkait y Albanese en población colombiana.
“Mezclado, mezclado soy yo”: relaciones entre la gente negra e indígena de Tierradentro, Cauca. Apuntes hacia una antropología de lo inter-étnico.
Autor: John Edisson Sabogal Venegas.
Autora: Claudia Katherine Ortiz Vaca.
Autor: Javier Andrés Fuentes Bernal. Detrás de la ruda: un acercamiento a la transformación simbólica desde la finca, la plaza de mercado y el consumidor final.
Avivamiento: mecanismos de expansión de una iglesia cristiana en Bogotá.
Autor: Hernando Alonso Martín Forero.
Autora: Laura Constanza Prieto Granados.
La luciérnaga de Caracol Radio: la mezcla de realidad y ficción.
Esa suerte que tengo yo: una vida con la flota mercante grancolombiana.
Autor: Juan Francisco Beltrán Becerra.
Autores: Isabel Cristina Lozada Agredo y Carlos Alberto Cristancho.
Proyecto: “Publicación de catálogo y archivo digital: “Afrodescencientes, minería y cambio social en la cuenca del río San Juan, Chocó, 1896-1997” Grupo de Antropología social (Informe de pasantía).
Hilando el pasado, tejiendo el cambio: transmisión cultural a través del tejido en Sutatausa - Valle de Ubaté.
Autora: Juliana López Cuervo.
Autor: Mateo Escobar García. On mockingbirds and dragons (Sobre ruiseñores y dragones).
Entre la tierra y el despojo. Transformación de los usos y apropiación de la tierra en el concejo comunitario Alto Mira y Frontera.
Autora: Leidy Laura Gonzales Bojacá.
Autor: Sergio Ortiz Pabón.
El circo: un collage de imágenes.
Autora: Erika Mesa Penagos.
Muiscas de Bosa. Memoria oral, raizal y territorial.
Autor: David Felipe Henao Neuta. You never know when you will need a friend: cooperación en los pescadores artesanales de San Andrés.
Autor: Antonio Olmos Pinzón. 92
Ă ngela Jaramillo.
Hogar (2015), Guajira.
La revista La Múcura 5 se terminó de imprimir en las instalaciones de GRACOM Gráficas Comerciales ubicada en la Ciudad de Bogotá, Colombia en la carrera 69K nº 70-76 en el mes de noviembre de 2016. El tiraje es de 300 ejemplares en papel bulky. Las familias tipográficas usadas fueron: Garamond Premier Pro ConduitITCStd