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El arte de escalar

Por: Luis Lemus

Su majestad: la montaña

El ciclismo es un deporte muy dinámico, muy impredecible, no siempre es el más fuerte el ganador , hay muchos factores que influyen en el resultado de una carrera, y tal vez ésta es una de las razones por las que nos encanta este deporte. Sin embargo, la montaña nunca miente, la montaña nos “desnuda” y nos muestra vulnerables, nos muestra tal cual somos, aquí nadie se puede esconder a rueda, todos, sin importar nuestro nivel, categoría , experiencia, género, velocidad, todos nos vemos enfrentándonos a las mismas pendientes , la misma gravedad, y todos tenemos que hacer nuestro propio esfuerzo para conquistar a su majestad: la montaña.

Es tal vez por esto que las montañas dan lugar al espectáculo, esas batallas épicas en el ciclismo, donde vemos a los ciclistas exprimir sus fuerzas al máximo para poder costear las rampas del 15 o 18 %, donde un movimiento en falso nos haría perder el equilibrio y tener que continuar a pie; donde hay una delgada línea entre “bailar” sobre la bicicleta o que parezca una lucha grecorromana sobre el manillar. Las manos cada vez más tensas, los dientes apretados, las piernas ardiendo de dolor, suplicando que paremos esa agonía , pero a pesar de que la respiración esté tan agitada, seguimos, porque sabemos que cada pedalada nos acerca más a la cima; la vista se nubla y no podemos disfrutar el paisaje, que seguramente es magnífico, pero en ese momento sólo podemos ver nuestra propia llanta y un par de metros más, en esos momentos no ves los árboles, sólo el asfalto, no escuchas los pájaros, sólo tu respiración y una cadena a punto de reventar, pero de alguna u otra forma, llegaste, estás arriba y ese dolor se transforma, te llena un sentido de satisfacción que sólo los ciclistas conocemos, sí, las piernas duelen, la respiración sigue agitada, pero ya llegaste, lo lograste, tu solito, porque ya no sabes si tu bicicleta fue tu aliada o tu enemiga, ahora sí te das cuenta de la vista, y te das cuenta que todo ese esfuerzo valió la pena.

No hay manera de hacer que las subidas sean más fáciles, pero todos podemos perfeccionar y entrenar, el arte de escalar.

Así es, escalar es un arte, algunos nacen con más talento que otros para ello, pero todos lo podemos practicar. Como les decía antes, hay que intentar que el escalar se vea como un baile y para ello comencemos desde el inicio.

La selección de pasos: es necesario visualizar la rampa que viene, levantar la cabeza, y saber qué paso necesitarás para dicha rampa, un paso muy pesado y te costará más de lo debido, un paso muy ligero y te quedarás moviendo las piernas sin avanzar. Mira la rampa y anticipa que reacción debes llevar.

Parado o sentado: una vez que tengas el paso indicado para esa sección de la subida, ahora la cuestión es saber si la tomas parado o sentado; el estar parado en pedales ayuda a imprimir más fuerza a estos, aunque también genera más ácido láctico, y las piernas comenzaran a arder. Sentado es más fácil encontrar tu ritmo, pero se requiere de muchísima fuerza y habilidad para poder sortear rampas muy pesadas sentado.

Sentado: si decidiste tomar la rampa sentado, esto es lo que tienes que hacer, mirar al frente, la siguiente curva, al letrero, al árbol, lo que sea que te ayude a ver la subida por porciones y así te puedas concentrar en partes más cortas. Esto aplica también para ir parado en pedales. Sentado tienes que concentrarte en un pedaleo “redondo”, es decir, empujar y jalar, los pedales de contacto ayudan a que mientras un pie empuja, el otro jala, este pedaleo es el más eficiente. El tronco superior debe de ir relajado, las manos y brazos no se pelean con el manubrio, el pecho no se mueve, toda la energía está concentrada en las piernas nada más. Cada movimiento que hacemos y no es de las piernas es energía perdida.

Parado en pedales: esta herramienta hay que saberla cuándo utilizarla, sí, podemos poner más fuerza en los pedales, y se siente que avanzamos más rápido, pero también tiene un precio bastante alto en nuestras reservas de energía. Es ideal para una aceleración y despegarte de un grupo, o para alguna rampa más exigente que el resto. Se recomienda bajar uno o dos pasos antes de pararte en pedales, para tener el mayor beneficio, hacer una aceleración constante y evitar un “pico” de potencia que sólo dure 3 o 5 segundos. Las manos van un poco más firmes y lo mejor es tomarte de los duales o frenos. La vista al frente, hombros relajados, pecho y abdomen firme, y los brazos se dejan llevar con la bicicleta, la bicicleta se ladea con las piernas, no con las manos, las piernas y la fuerza que se hace balancean la bicicleta y tú te dejas llevar con ella, no la intentes controlar con el manubrio.

Al terminar y sentarte en el asiento, recuerda acomodar nuevamente tus pasos para no tener una cadencia tan diferente y poder encontrar tu ritmo lo más rápido posible.

Las subidas son muy exigentes y la respiración se acelera. En estas condiciones es complicado poder comer algo sólido, pero se necesita mantener una ingesta calórica para no caer desfallecido en una rampa. Procura tener líquidos con calorías, de preferencia carbohidratos, utiliza una sección recta y no muy empinada para tomar el ánfora. Los geles también son muy recomendables, antes de comenzar a subir es lo ideal, si la subida es de más de 30 minutos seguro que a mitad de ella necesitarás otro gel más, y al igual que el agua, busca un segmento un poco más tranquilo para poderlo hacer.

No hay manera que esas rampas de 15 % sean más sencillas, pero todos podemos poner esto en práctica y mejorar el arte de escalar.

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