GUIAS Y SCOUTS DE CHILE Sistema de Capacitación
ADULTOS EN EL MOVIMIENTO GUÍA SCOUT Modulo perteneciente al Ciclo Introductorio, de carácter obligatorio para todas las guiadoras y dirigentes. Tiempo Presencial
4 horas
OBJETIVOS
1. 2. 3. 4.
Revisar las características de los adultos en el movimiento guia-scout. Integrar el rol de los adultos como responsables del proceso educativo. Verificar su situación personal y función como miembro de un movimiento de jóvenes. Deducir la necesidad de constante perfeccionamiento como adulto dentro del movimiento. CONTENIDOS
1. Características y perfil de adultos que participan en el movimiento guia-scout 2. Rol que desarrollan los adultos como orientadores del proceso educativo que viven los jóvenes y adultos en el movimiento guia-scout 3. El adulto una persona integral 4. Rol del dirigente como miembro de un equipo educador
Sistema de Capacitación – Adultos en el Movimiento Guía y Scout
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RETRATO DE UN DIRIGENTE SCOUT (Extracto de ¡Simplemente Escultismo!, publicado por la Oficina Mundial Scout en 1996) Miguel tiene 35 años. Es ingeniero en informática y trabaja en una empresa que vende computadoras, programas y asegura un servicio de post venta. Es también responsable de una tropa scout en la cual trabaja con 25 jóvenes, muchachos y muchachas de entre 14 y 17 años. Anima su tropa con la ayuda de dos asistentes un poco más jóvenes que él. Como muchos otros, "por la práctica", educando a sus propios hijos, que ahora tienen respectivamente 8 y 10 años de edad, se volvió « educador ». No es en ningún caso un « profesional de la educación », es sólo alguien que se preocupa de los jóvenes y de su porvenir, y que decidió « hacer algo ». Fue scout en otro tiempo. Es a partir de su propia experiencia que piensa que el Movimiento Scout puede enseñar a los jóvenes a desenvolverse en la vida y es por eso que decidió ser dirigente. No busca vivir de nuevo lo que vivió como scout hace 20 años - grandes juegos, trabajos, campamentos - porque sabe que las cosas evolucionan pero siente, cuando está con sus scouts, que hay algo de particular. Cuando piensa en sus hijos, en lo que hacen y en lo que les podría pasar, se siente responsable, directamente comprometido. Si algo sucede, sería por su culpa, se sentiría culpable. Debe entonces estar atento y no tomar riesgos. Con los scouts también se siente responsable, pero no de la misma manera, no tiene los mismos temores. Tiene frente a él otras personas, más jóvenes cierto, pero que no dependen de él. La relación es distinta, la distancia entre él y sus scouts es más grande. En verdad, no espera que ellos logren lo que él no supo hacer, sino sencillamente que ellos se realicen plenamente. Todo el mundo lo sabe, es más fácil ocuparse de los niños de otros que de los suyos, los dirigentes scouts lo saben, y Miguel no es la excepción. Tal vez es lo que le permite mantener con ellos otro tipo de relación. En los medios especializados eso se llama « relación educativa ». Para él, es simplemente su manera de ser con los jóvenes de su tropa. Esta « manera de ser » es bastante compleja, implica muchos elementos, pero al final, es sentida y vivida de manera mucho más espontánea que racionalizada. De hecho, viene de una idea muy simple que todo el mundo puede entender: la educación, el desarrollo de una persona es un proceso, es decir, un enlace escalonado en el tiempo (no es algo que se produce instantáneamente). Los especialistas explicarán que el proceso en cuestión consta de cuatro fases y que para cada uno de nosotros, cada progreso cumplido en cualquier área, pasa necesariamente por esto. En primer lugar, es necesario una toma de conciencia. Por ejemplo: puedo (tengo derecho o la posibilidad física) caminar, correr, escalar. Esta toma de conciencia transforma la potencialidad (puedo) en capacidad, en posible. Así, pruebo, experimento (caminar, correr y escalar) - es lo que se llama la activación - y concluyo (es simple, difícil, exige esfuerzos, entrenamiento o implica riesgos). A partir de aquí, renuncio o desarrollo la capacidad (me entreno, practico, mejoro mis habilidades, mi rendimiento) y la integro a mi experiencia de vida Dicho así, todo puede parecer complicado, pero es un proceso natural, un camino que todos, muchas veces, hemos recorrido. Como dirigente scout, Miguel simplemente acompaña, en su camino, a los jóvenes de los que es responsable. No lo diría seguramente, así pero de hecho crea condiciones que permitirán la toma de conciencia, la activación, el análisis, la profundización y la integración. Para acompañarlos, dispone de una metodología, el Método Scout.
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Miguel sabe que el desarrollo de una persona está orientado hacia un propósito y que esto es el emerger de una persona autónoma -capaz de tomar sola las decisiones que le conciernen - y solidaria - preocupada de considerar el interés de los demás en las decisiones y orientaciones que toma. Sabe también que el Movimiento Scout propone varios objetivos de desarrollo, adaptados a los diferentes rangos de edad, y los conoce. Su papel, como dirigente scout, es orientar a los jóvenes de los cuales se ocupa, hacia estos objetivos, transmitirles las ganas de alcanzarlos, sabiendo claramente que para que esto sea posible, es necesario que cada uno los acepte, los adapte a su propia situación, los reformule para si mismo. Lo que importa, es la orientación general, el detalle varia necesariamente de una persona a otra. Cada vez que Miguel, en su vida de dirigente scout (o de padre) se olvidó o ignoró esto, aplicó una solución que no le dio resultado. Para el dirigente, existe una dirección, un sentido, « objetivos educativos » por alcanzar. ¡Que bueno! Pero eso no nos dice cómo lo tenemos que hacer para alcanzarlos. Si bastara con elegir una actividad bien pensada para alcanzar de repente un objetivo, sería demasiado simple. La actividad es un vector, pero no un cohete con cabeza inteligente que siempre da en el blanco. Otros elementos entran en juego en el Método Scout y todo el arte de Miguel -dirigente scout es usarlos con ingenio y orientarlos en el buen sentido. Tomamos como ejemplo la « manera de trabajar » de Miguel con su grupo (los especialistas llamarían a esto su « estilo de animación »). Es evidente que debe ser coherente con los objetivos definidos. Si Miguel quiere hacer descubrir la importancia del diálogo y del respeto por el otro en este, no puede imponer su elección y sus decisiones al grupo de jóvenes. Lo que se vive, los proyectos realizados, las reglas de vida del grupo, deben necesariamente resultar de un diálogo y reflejar el respeto por el otro. En caso contrario, nos encontraremos en una situación donde todos siendo iguales, ¡algunos serán aún más iguales que los demás!. El dirigente scout no puede vacilar, debe practicar lo que predica, porque sino se podría descalificar en los ojos de los que eligió acompañar y que le gustaría ayudar a crecer. Otro aspecto, el cotidiano del grupo de jóvenes, lo que vive, la manera de relacionarse entre las personas del grupo, todo eso pertenece al proceso educativo, tanto como los objetivos educativos, el modo de animación o la actividad. ¿Por qué deberíamos tener una « actividad » de diálogo, de escucha, e ignorar todo eso en la vida misma del grupo? Uno de los aspectos esenciales del Movimiento Scout es precisamente dar un contenido educativo a todos los gestos naturales de la vida cotidiana, hacerlos entrar en el proceso educativo. Es por eso que durante una salida o un campamento, Miguel deja a los jóvenes tiempo para instalarse, preparar la cena, montar las carpas, en una palabra, vivir juntos. Algunos dirigentes tratan de « ganar tiempo », por ejemplo, suprimiendo el cocinar (hecho por otro o reemplazado por sandwichs) para tener tiempo de « realizar una actividad ». El Escultismo es la escuela de la vida. Recordemos que es caminando que aprendimos a caminar - y tomando riesgo - pero había brazos frente a nosotros para ayudarnos y apoyarnos. Claro, sólo es una imagen, pero es de esa forma que Miguel entendió su papel de dirigente scout: crear un espacio donde el joven tomará conciencia de lo que puede hacer, de las condiciones de seguridad necesarias en los cuales él podrá probar y aprender en plena libertad y entregarles medios para perfeccionarse y apropiarse de la experiencia, para integrarla plenamente a su propia experiencia de vida.
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Miguel recuerda la necesidad de un desarrollo global y equilibrado de cada uno, a nivel físico, intelectual, emocional, social y espiritual, y se las arregla para que durante un tiempo, las actividades realizadas y la vida cotidiana del grupo, permitan progresar en todas las áreas. Se esfuerza también por ser coherente en su conducta de animador, con las ambiciones y los objetivos que pregona para los jóvenes ! « ¡Cualquier imbécil puede mandar, hacer obedecer a los demás con la condición de tener los medios para castigar a los que se negarían a obedecer. ¡Motivar a los demás para una gran empresa, es totalmente distinto! » B-P ADULTOS AL SERVICIO DE LOS JÓVENES El Movimiento Scout es ante todo un Movimiento de jóvenes, un espacio donde pueden expresarse, experimentar, descubrir a través de actividades de su gusto, afirmarse y tomar su lugar entre otros jóvenes y frente a los adultos. Los adultos, hombres y mujeres, que aceptan escuchar a los jóvenes sus anhelos y necesidades, están aquí para apoyarlos y acompañarlos durante un tiempo sobre el camino de su vida, permitiendo que las actividades que los jóvenes tienen ganas de hacer contribuyen a su desarrollo físico, intelectual, afectivo, social y espiritual. El adulto no está en el Movimiento para jugar como los jóvenes o prolongar su propia juventud. Adulto en medio de los jóvenes, debe seguir siendo el mismo para poder asumir su papel con ellos, sabiendo a la vez escucharlos y entenderlos. Para ser dirigente, hay que reconocer a cada niño y a cada joven su propio valor. El niño no tiene nada que ver con una página blanca que el adulto podría llenar como el lo entiende, no es tampoco una materia bruta que el adulto tendría que afinar o modelar según sus propios deseos. Es un ser vivo, original, dotado de sus propias capacidades y llamado a desarrollarse durante toda su existencia. La función del adulto es estimular este proceso de crecimiento, proponer hitos que permitirán al joven orientarse y elegir teniendo un conocimiento del tema, consiste también en crear un ambiente favorable al desarrollo del individuo porque "no se hace crecer la planta tirandole el tallo". Es necesario entonces que existan espacios donde se pueda realizar todo lo que no se pueda realizar en la familia, el colegio, el trabajo, etc. El Escultismo debe ser uno de estos espacios Un espacio Nuestra vida se desarrolla en una serie de "espacios", distintos unos de otros. Por ejemplo, "el espacio de trabajo" que tiene características particulares: lugar, estilo, ambiente, percepción de si mismo y de los demás; que no son las del "espacio familia" que, sin embargo, tiene también un estilo, un ambiente, personas, una percepción de si mismo y de los demás. Uno y otro también son diferentes, por ejemplo del "espacio tiempo libre". Al definir el Movimiento Scout como un "espacio" para el joven, es de eso de que queremos hablar. Este espacio tiene algunas características propias que lo diferencian de los otros en los cuales el joven se desenvuelve. En el "espacio scout" cada persona debe tener una función que desempeñar, una responsabilidad que asumir para contribuir en la realización de un proyecto, al desarrollo de una
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actividad y a la vida del grupo. A través de esto, cada uno será reconocido y construirá progresivamente la confianza en si mismo, lo que le permitirá afirmarse más, tomar nuevas funciones, etc. Permitir esta toma de función, indispensable para el crecimiento, es una de las primeras tareas del "espacio scout". Otros espacios como el "espacio familia" o el "espacio colegio", dadas sus características propias, no lo permiten tan bien. El "espacio familia" tiene eso de particular: está muchas veces lleno de ambigüedades y de cosas que no se expresan. Es a veces un campo cerrado de lucha para el poder en donde las relaciones, al fin y al cabo, se inscriben en una comparación de fuerzas permanente entre personas, personas y sub grupos o entre sub grupos. Es un espacio donde cada uno tiene un proyecto para el otro ("¡serás hombre, hijo!") y donde en gran parte, los papeles y guiones ya están definidos. Es cierto que no es siempre así... ¡pero! El "espacio colegio" ocupa una función de integración social. Está a menudo preso de la ambigüedad de su discurso "educativo" (igualdad de oportunidades y desarrollo de las capacidades de todos) y de su realidad selectiva (los "mejores" son los que pueden entrar en el sistema y conocer el éxito, aceptando las obligaciones impuestas). Tanto la familia como el colegio tienen un papel insustituible y son numerosos los ejemplos que demuestran como el desarrollo personal está afectado, el desarrollo se compromete cuando uno u otro falta. Pero desgraciadamente, ninguno de los dos puede superar totalmente su handicap, su contradicción interna. Una relación En el Movimiento Scout, la relación adulto-joven es antes que nada, una relación de cooperación. En primer lugar, eso significa que los dos "colaboradores" - reconociendo cada uno el valor del otro - se ubican sobre el mismo plano para aportar con su contribución a un proyecto común. Aquí el proyecto es la vida o, si preferimos, una vida comprometida, "feliz, activa y útil". Jóvenes y adultos están juntos comprometidos en un proyecto de vida, y cada uno se enriquece de la experiencia del otro. Esta relación supone confianza, diálogo, respeto reciproco y escuchar, aceptar el hecho que el otro puede ser diferente en sus deseos, sus necesidades y su manera de entender el mundo. También está basada en el reconocimiento del hecho que cada uno se encuentra enfrentado a elecciones que sólo él puede hacer, a decisiones que sólo el puede tomar y que nadie puede ponerse en el lugar de otro... ¡aún cuando es adulto, sabio y con mucha experiencia en la vida! Una relación tal entre joven y adulto es más bien rara, pero si uno quiere realmente ser dirigente en el Movimiento Scout, es de eso que se trata. Adulto en el Movimiento Scout, esa es la razón de ser de tu compromiso: aceptaste ponerte al servicio de los jóvenes, dar tiempo y energía para que un espacio tal exista y que una relación tal nazca. "Para ser un buen dirigente scout, (...)hay que tener el espíritu de un joven y poder ponerse rápidamente a su nivel, entender sus necesidades, la mentalidad y los anhelos de los jóvenes en varias edades, ocuparse de cada uno individualmente, más bien que del conjunto, y desarrollar entre todos un espíritu comunitario." B-P
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UN PROPÓSITO: EL DESARROLLO INTEGRAL DE LA PERSONA
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Cada ser humano es único y original. Cada uno llega al mundo con un conjunto de características propias y con la capacidad para desarrollarlas. ¡Es al realizarlas que se desarrolla! Este proceso de crecimiento no es obviamente limitado a los periodos de la infancia y de la adolescencia. Se inscribe en toda la vida, empieza con ella y se acabará con la muerte La vida es cambio. La vida es movimiento del cuerpo, del pensamiento, de las emociones, de las relaciones, del espíritu. Ser vivo, significa desarrollarse en forma permanente. Desarrollarse, es cambiar, pasar progresivamente de la dependencia a la autonomía en todas las áreas a nivel físico, intelectual, emocional, social y espiritual. Es también descubrir a los demás, alrededor de si mismo y pasar del egocentrismo a la solidaridad. Sabemos también que este proceso no es lineal, sucede por etapas, conoce fases más intensas, más rápidas que otras, pasa por altos y bajos con periodos de pausa. Puede también pararse cuando la persona se considera "llegada" y entonces estima que no tiene nada más que aprender. Estos dos esquemas son solamente una imagen para facilitar el entendimiento del proceso más que una descripción completa de éste, y como ya lo han notado, todas las "áreas de desarrollo" no están. El ideal perseguido es el de una persona feliz y equilibrada, a la vez autónoma y solidaria. A nivel personal, la autonomía - capacidad de elegir, decidir, afirmarse como persona única y responsable - representa un ideal de desarrollo. Sin embargo, éste es inseparable de la solidaridad, capacidad de compartir, de sentir con el otro, de comprometerse para él, para una causa. Ni uno ni otro, será fácilmente alcanzado, sino bien ésta doble capacidad de autonomía y de solidaridad que implica el término "carácter" tantas veces utilizado por B-P. ¿Qué es un ser de carácter?, alguien con el cual se puede contar para utilizar de la mejor forma posible, en una situación dada, todos los recursos que se dispone, con conciencia y de una manera responsable para con él y con los demás. La autonomía personal de la que hablamos no tiene nada que ver con el individualismo o el egocentrismo. El individualista piensa sólo en él y actúa siempre según sus deseos, sin preocuparse ni por un momento de los demás, como si estuviera solo en el mundo. El egocentrista lleva todo a su persona, se considera como el centro del mundo. Todo se organiza alrededor de él y los demás existen solamente en función de él y por los servicios que le pueden prestar. La persona autónoma tiene la preocupación de si mismo y de los demás para manejar bien las situaciones que se presentan, en el respeto a las otras personas. Al desarrollar nuestra autonomía personal en todas las áreas, nos damos los medios para mantener con los demás relaciones más abiertas, más auténticas porque la persona autónoma acepta al otro y lo respeta como es. Se niega a manejarlo para servir sus propios intereses. Cuando hablamos de "desarrollo en todas las áreas", hablamos de las diversas dimensiones del ser: física, intelectual, emocional, social y espiritual. Cada una de ellas puede ser desarrollada durante toda la existencia. Cada una de ellas puede encontrarse en un estado de dependencia en relación con alguien o con algo. Esta dependencia dificulta la autonomía de la persona y deberá entonces ser rota para alcanzar un grado superior de dominio de sí mismo. El dominio de sí mismo no consiste en ignorar, censurar o rechazar sus emociones, sus sentimientos, sus impulsos, sino en poder dominarlos, es decir, orientarlos, dejarlos expresarse cada vez que es necesario - en el respeto de la integridad de los demás - para asegurar su propio equilibrio.
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Tratemos de ver, con la ayuda de ejemplos sencillos, lo que puede ser el "paso de la dependencia a la autonomía" en las diferentes "áreas de desarrollo". El ejemplo más simple es obviamente a nivel físico, porque es concreto y fácilmente observable. Desarrollar la autonomía física es desarrollar la capacidad de moverse, de utilizar sus piernas, sus brazos, sus músculos. En condiciones normales, es decir, en la ausencia de enfermedad o discapacidad - la autonomía física, en apariencia, se adquiere rápido. Si, en efecto, el niño es totalmente dependiente de los demás para moverse, alimentarse, cuidar su cuerpo, las funciones esenciales las adquiere en su primer año de existencia. Sin embargo, siempre hay algo que hacer para mejorar las capacidades físicas, estar en buena salud. Por otra parte, la autonomía física no concierne solamente la movilidad, la capacidad de practicar deporte, sino también la manera de alimentarse, el consumo de alcohol, de tabaco o de drogas y la capacidad de vivir con sus propias limitaciones físicas, encontrar la manera de asumirlas y superarlas, en una palabra, no seguir « dependiente ». A nivel intelectual, se trata de la capacidad de entender, interpretar situaciones e ideas, evaluar en forma crítica, conservar su libre arbitrio. Escuchando lo que dice el otro, cada uno guarda su libertad para hacerse su propia opinión. Es también la capacidad de analizar la información recibida, utilizarla para elaborar una solución o soluciones posibles para un problema dado. Actualmente, la capacidad de innovar, de crear está a menudo comprometida. Cuesta sustraerse a los diversos condicionamientos que impone la sociedad, la moda, los medios de comunicación, todo lo que tiende a prohibir, controlar, dirigir el pensamiento y la reflexión individual en la dirección del "pensamiento único", del "políticamente correcto" o del pensamiento integrista, del lado que venga. Llegar a la autonomía emocional, es primero ser capaz de sentir, reconocer lo que sintió y dejar expresar las emociones. Así, aceptar el placer y la felicidad o el dolor y la pena, sin esconderse por atrás de una apariencia de serenidad y de racionalidad, es un signo de autonomía emocional. La persona que no sabe reconocer y expresar sus emociones se priva de una facultad esencial, y así su vida se empobrece. Además, las emociones que uno niega o que no logra aceptar por lo que son, tendrán mayor influencia sobre nosotros por que precisamente no estamos conscientes de ellas. La expresión de emociones no excluye el respeto a la integridad del otro. Tener ganas de golpear y decirlo es una cosa (expresión de sentimiento y de la emoción) otra cosa es tener ganas de golpear y hacerlo (paso al acto). Los sentimientos y las emociones que provoca una situación (miedo, rabia, etc.) son reacciones naturales, espontáneas y legítimas. El "dominio de si mismo" no consiste en ignorarlos o rechazarlos para que reaparezcan más tarde, más fuertes y posiblemente más destructores, sino en manejarlos en forma dinámica y positiva, en función de nuestro propio interés y el de los demás. ¿Podemos hablar de autonomía a nivel social? ¿No existe aquí una contradicción entre los términos? Claro que no, porque la autonomía no consiste en ignorar a los demás, en desinteresarse por su porvenir y en comportarnos como si estuviéramos solos en el mundo. Ser autónomo es también reconocer y aceptar al otro y a los otros, tal como son, diferentes de nosotros sin ser por eso mejores o peores. Es también reconocer la evidencia de la interdependencia y traducir en actos la preocupación por el otro y la solidaridad, sin renunciar a lo que somos y sin negar ni rechazar nuestras propias necesidades. Ser autónomo significa entrar en relación con los demás, comunicarse libremente con ellos y no en hacerlo porque no hay otra solución. Es elegir la cooperación, el apoyo reciproco y aceptar dirigir durante un tiempo, cuando es necesario. En fin, es integrar las reglas de la vida social para pasar de un
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código de conducta impuesto a un sistema de valores libremente aceptados, sobre los que serán fundados comportamientos responsables, respetuosos del otro y de la cultura común. Se trata de pasar de un conformismo de fachada a una adhesión profunda a reglas comunes cuyos fundamentos fueron reconocidos y libremente aceptados. A nivel espiritual, la autonomía consiste primero en reconocer una dimensión que nos supera no somos ni el principio ni el término de todo - en aceptar profundizarlo y en sacar para cada día, y en todas las otras dimensiones, las consecuencias que se imponen. Permite en particular, entrar en un proceso permanente de crecimiento y de desarrollo de la consciencia. Esta dimensión da su « sentido » (dirección y significado) a todo el resto. Si nos referimos a los principios fundamentales del Movimiento Scout y en particular a las tres primeras dimensiones mencionadas en ellos como "deberes" (Deber para con Dios, Deber para con los demás y Deber para consigo mismo) y sobre los que funda su acción, reconoceremos sin dificultad, que se trata realmente del desarrollo integral de la persona. Es en el espíritu del Movimiento Scout, y primero en el de su fundador, que se encuentra la apuesta fundamental. Si queremos contribuir a la construcción de un mundo mejor, el mejoramiento de la sociedad pasa necesariamente por el de los individuos que la componen, y este pasa obligatoriamente por el desarrollo integral de cada persona. Es cierto, el Movimiento Scout no podría pretender llevar a cada persona al pleno desarrollo de sus ideales, es decir, al pleno desarrollo de su personalidad, ¡porque eso es la meta de toda una vida! Sabemos muy bien por otro lado, que el Movimiento Scout no es el único agente de educación que interviene en la vida de un joven. La familia, el colegio, la institución religiosa, constituyen otros agentes de educación, cada uno con sus medios, sus fuerzas, sus debilidades y sus límites. No debemos olvidar tampoco, otros elementos como los demás jóvenes, "el grupo de pares", la pandilla, los medios de comunicación, etc. quienes constituyen también "factores de educación", generalmente mucho menos formales, pero a menudo más determinantes que los otros. Esto nos sitúa el problema en una perspectiva más amplia y debe llevar al dirigente scout a ser más humilde. No es el único actor y no tiene entonces que imaginar que va a "modelar el alma del joven". Sin embargo, el Movimiento Scout puede tener - y muchas veces tiene - un papel importante porque el efecto de una experiencia de vida sobre la evolución de una persona, su formación, no está solamente relacionada con la duración de la experiencia, sino sobre todo a su intensidad. La fuerza del Movimiento Scout está precisamente aquí. Permite al joven vivir plenamente experiencias personales y sociales intensas, y fuertemente significativas para él. En la medida que la persona logra integrarlas en su historia, estas experiencias se volverán elementos determinantes de su personalidad. « El individualismo que dejamos desarrollarse conduce al egoísmo, lo que está al lado opuesto de lo que nosotros buscamos. Al contrario, la individualidad apoyada sobre un carácter, es otra cosa. Es un individuo capaz de tener disciplina, lleno de energía, hábil y leal, preocupado por la justicia y por el bien de los demás. » B-P
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UNA ELECCIÓN EN MATERIA DE EDUCACIÓN Según una definición, "la educación es una acción ejercitada por las generaciones adultas sobre las que no son todavía maduras para la vida social. Tiene como meta suscitar y desarrollar en el niño ciertos estados físicos, intelectuales y morales que exigen de él, la sociedad y el medio en el que está destinado." (E; Durkheim, 1911). Según otra definición, "la educación, es el conjunto de las metodologías que permiten a un niño cruzar los periodos de desarrollo que lo conducen a una plenitud personal tan completa como posible, en relación con la apertura que la sociedad le ofrece." (S. Lebovici, 1979). La primera tiene su raíz en "educare" ("formar"), es decir, darle forma a lo que no tiene forma y la segunda en "educere" ("hacer nacer"), es decir, dar vida a lo que ya existe. Sin embargo, en un caso como en otro, conviene retener que los dos elementos, individual y colectivo - persona y sociedad - están presentes porque sería vano pretender educar sin tomar en cuenta al mismo tiempo a la persona y a la sociedad en que vive. El Movimiento Scout inventado por Baden Powell integra las dos dimensiones. Su meta es a la vez personalista y comunitaria. Apunta al desarrollo integral de la persona para que esté mejor capacitado para tomar parte activa en la sociedad. A través de su Método, se preocupa por acompañar a cada individuo en su gestión personal de desarrollo y predica "la educación desde adentro" por oposición a la "instrucción desde afuera". Se trata de desarrollar lo bueno, hacer crecer lo latente en un sentido positivo y responsable. Es lo que explica el enorme éxito que conoció B-P en una época donde la tendencia de "vaciar" el individuo dominaba netamente el mundo de la educación de los jóvenes. Fuera del hecho que considera al individuo como un ser único y responsable de si mismo, esta aproximación tiene como ventaja el no situar a la educación como una fase "preparatoria" ubicada arriba, en espera de la vida (adulta), sino más bien en una continuidad de la vida. Cada individuo es una persona completa en cada momento de su vida. No es dar crédito al hombre considerar la fase adulta de su vida - y además tendríamos que saber exactamente cuando ésta empieza y termina - como la única fase "acabada" de su personalidad, antes de ella no seríamos todavía hombres, y después de ella seríamos personas más completas. Cuando señalamos que el Movimiento Scout es una escuela de la vida, queremos afirmar que permite aprender a vivir mejor, es decir, de manera más consciente, más desarrollada, más responsable en cada una de las áreas que ya mencionamos, físico, intelectual, emocional, social y espiritual en cada momento de la vida. Visto bajo este ángulo, la persona es un todo. Constituye un todo en relación - relación consigo mismo (cuerpo, emociones, voluntad, deseos, anhelos, etc.), relación con los demás (persona o grupo), relación con el mundo (naturaleza, medio ambiente, sociedad), relación con Dios (la vida, la muerte, el más allá, etc.). Está claro que esta "relación" se construye progresivamente, sobre un conjunto de valores, a los cuales la persona elige adherir y que "dan sentido" a su vida. Porque, al final, vivir, es vivir todas estas relaciones en forma cada día más consciente y unificadas. La relación con el cuerpo no es independiente de la relación con los demás o de la con Dios. Está claro que mi apariencia corporal, la forma de vestirme, mi salud, el cuidado de mi cuerpo, influye sobre la manera en que los demás me perciben y como entro en relación con ellos. Lo mismo ocurre en el sentido inverso, el estado de mi relación con el otro influye mi estado físico, mi relación con el cuerpo. ¿Para qué sirve tener una buena salud si está relación se acaba? Es igual en el área espiritual. Si mi fe hace de mi cuerpo "el templo del Espíritu" eso
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entrenará necesariamente una exigencia de "pureza" que deberá traducirse en mis actos, en mi manera de considerar mi cuerpo, de cuidarlo y respetar el de los demás. Esta concepción de la educación, relacionada con el movimiento de la vida, con el desarrollo de un ser consciente, activo y responsable, a la vez autónomo y solidario, no es lineal. No puede existir un encadenamiento automático de las etapas porque la evolución sigue el movimiento de la vida, relacionado con el carácter único de cada persona y con su libertad. Cada persona se desarrolla esencialmente a partir de las experiencias a las que se enfrenta. Lo vivido es un encadenamiento de experiencias que conciernen a la persona en su globalidad y se relacionan entre ellas. Así, una experiencia intelectual puede provocar sentimientos, emociones, sensaciones físicas, modificar la percepción de si y la de los demás, y ser la base de una experiencia espiritual. Sin embargo, en todas las experiencias vividas, es la persona misma la que elige - que decide - no sólo de manera racional (intelectual), sino que a partir de lo que siente física y emocionalmente, lo que será retenido o rechazado. Lo que es retenido está integrado a la experiencia de vida y, entonces, a la persona misma. Yo soy - por una parte - lo que hago, siento y vivo. ¡Al hablar de educación, aquí está lo que reubica en su lugar al educador - al mentor -! El propone y la persona dispone... ¡si por lo menos le dejamos la posibilidad de hacerlo! « En materia de educación, utilizamos esencialmente dos sistemas opuestos. Uno consiste en hacer nacer la personalidad de cada individuo, en comunicarle el deseo, el entusiasmo de aprender por si mismo. El otro consiste en inculcar ideas, hacerlas entrar por la fuerza en la cabeza de la gente. En el escultismo, es el primer sistema el que utilizaremos. » B-P Si bien este texto está destinado a dirigentes varones, expresa plenamente, en términos experienciales, lo que se quiere de un adulto en el Movimiento. Ahora pasemos a sistematizar los contenidos. ROL DE EDUCADOR Es el responsable de que el proceso de formación se realice. Normalmente no es propio del niño o del joven sentir la educación como una necesidad y menos aún asumir los medios para ello. Al adulto le corresponde evaluar este proceso y lograr su desarrollo. Su rol no es pasivo, mero observador; ni impositivo desde su perspectiva. Este proceso, en el Movimiento Guía - Scout, es definido a partir del niño, por lo tanto el adulto asume el rol de CONDUCTOR del proceso. Esto significa conocer la realidad del niño, de su ambiente, de la situación que está viviendo y desde ella motivar, estimular, cuestionar, orientar para que el propio niño asuma el ser gestor de su desarrollo, con su ritmo. Fundamentalmente su rol le exige crear las instancias, proporcionar los medios que no están al alcance del niño o del joven, apoyar y propiciar la reflexión, tanto en los momentos de éxito como en las dificultades y desaciertos; prevenir, proyectar, relacionar, por su experiencia, preparación y criterio, precisamente aquellas situaciones que escapan al natural conocimiento y vivencia del que está en ese proceso o etapa de su formación. Pero siempre desde la perspectiva del niño y con el objetivo de otorgarle cada vez mayor autonomía, él es el protagonista y el educador está a su servicio. Sistema de Capacitación – Adultos en el Movimiento Guía y Scout
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Ahora estamos abriendo la puerta a un nuevo Dirigente o Guiadora, quien al llegar puede tener algunas experiencias que es muy conveniente reconocer y aprovechar: a)
b)
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Con experiencia "guía o scout" en su etapa infantil o juvenil. En tal caso es necesario aprovechar su vivencia y sus conocimientos. Además esta sesión es de capital importancia para entender, fundamentar y motivar el cambio de rol de rutero a dirigente, de "educando a educador". Con experiencia pedagógica. Esta sesión debe ser capaz de hacer vivenciar a los profesores: El rol formador de valores, de la personalidad, que asume como dirigente o guiadora. La importancia de proporcionar situaciones de vivir experiencias, más allá de los conocimientos. Que el niño o joven es el protagonista y él está a su servicio. Personas cuya experiencia de vida, independientemente de su profesión, tienen elementos pedagógicos, valóricos, humanos... que son una buena base en el desarrollo como futuros dirigentes.
VISION DE BADEN POWELL SOBRE EL EDUCADOR El adulto juvenil "Como palabra preliminar de aliento para los que aspiran a ser dirigentes Scouts, quisiera desvanecer el concepto errado que usualmente se tiene sobre que, para llegar a lucirse como dirigente scout el individuo debe ser émulo del admirable caballero Crichton, es decir ser sabio... no hay tal cosa. Sencillamente, lo que sí debe ser es adulto juvenil, esto es : a. b. c. d.
Poseer espíritu de joven y saber como primera medida, sin perder la madurez y el criterio de adulto, ponerse en el plano de los jóvenes. Ser consciente de las necesidades, perspectivas y deseos inherentes a las distintas edades de los niños y jóvenes. Tratar con los muchachos personalmente y no sólo en conjunto. Fomentar el espíritu de cooperación para obtener los mejores resultados.
Con referencia al primero de estos puntos, es de saber que el Dirigente Scout no tiene que ser ni maestro de escuela, ni oficial de mando, ni director espiritual, ni tampoco instructor. Todo lo que se requiere es el don de saber gozar con provecho del aire libre, compenetrarse del anhelo de los muchachos, y tener el tino de encontrarles otras personas que los encarrilen en la debida dirección ya sea respecto a materia de señales o de dibujo, del estudio de la naturaleza o de la exploración." (Baden-Powell, Guía para el Jefe de Tropa.) La participación del adulto en el proceso de desarrollo del niño o joven en el Movimiento Guía Scout tiene sentido en la medida que la educación se realiza en la interacción del joven con el adulto. Este acepta la relación con los niños y se compromete a ser plenamente persona y a acompañar a los muchachos, caminando con ellos y esforzándose por comprenderlos, sabiendo escucharlos en sus sueños, sus proyectos y sus necesidades más profundas.
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Su Misión es educar Educar es crear las oportunidades para vivenciar y conocer por la propia experiencia, sin embargo, uno de los elementos para lograr esta tarea puede ser la instrucción, teniendo presente que ésta es un sólo instrumento para el logro de la misión. Educar, en el Movimiento, no es buscar prioritariamente producir un cambio en otra persona, sino fundamentalmente un proceso de acogida a la persona desde su propia realidad, presentar vivencialmente los valores del Movimiento creando las oportunidades para aprenderlos en la práctica y descubrir así las propias capacidades y limitaciones, aprovechándolas para ser el gestor de su desarrollo permanente, integral y armónico. Por lo tanto la Guiadora y el Dirigente deben ser capaces de producir nuevas experiencias y guardar nuevas enseñanzas. El hombre del mañana debe ser capaz de descubrir la información, almacenarla, hacer inferencias y sacar conclusiones. La Guiadora y el dirigente deben poner a disposición del niño y del joven toda la información que necesiten, para que sean ellos los que la completen y puedan sacar sus propias conclusiones: así aprenden haciendo. El adulto en el escultismo debe tener las siguientes actitudes: * * * * -
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Observar La realidad, las personas, los acontecimientos... para poder conocer y entender desde la perspectiva de la realidad misma, sin hacer una interpretación subjetiva de ella. Acompañar Se acerca, no sólo espera que ellos lleguen. Camina con los niños y jóvenes, a "su lado". Comprende su lenguaje Sabe escuchar y tener una gran disponibilidad. Dinamismo para entrar al juego, a la aventura que quieran vivir. Acoger Acepta a las personas en su realidad, con sus impedimentos. Se interesa por las personas en y con sus problemas, más que por los problemas de las personas. Apoyar Encontrarse dónde y cuándo los jóvenes lo necesitan. Tiene una exigencia educadora para poner las cosas en su sitio. Los errores deben llamarse errores, distinguiendo la persona, que siempre debe ser respetada y el error que siempre debe ser corregido. Ayuda a asumir la realidad, a diferencia de una sumisión pasiva que daña y no permite el desarrollo. Testimoniar Con su vivencia personal, revela, manifiesta los valores del movimiento. Ayuda a descubrirse a sí mismo Crea espacios de apertura y comunicación Personalizar a cada muchacho. Orienta, motiva, clarifica individualmente a cada joven, según sus necesidades, capacidades e intereses; adecuándose a su ritmo de aprendizaje, evitando la flojera, el estancamiento y el favoritismo, tanto como la presión y la "ley pareja no es dura".
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CONDICIONES BASICAS REQUERIDAS PARA LA GUIADORA O EL DIRIGENTE De acuerdo al Proyecto Educativo de la Asociación de Guías y Scout de Chile, el educador adulto voluntario que participa en el proceso educativo no formal, se incorpora alegremente a la vida de los niños y jóvenes, manteniéndose plenamente adulto, dando testimonio de los valores que el Movimiento propone y ayudando a descubrir y revelar, nunca ejerciendo control autoritario, sino una responsable evaluación y retroalimentación. Este estilo de presencia adulta facilita el diálogo y la cooperación entre las generaciones y expresa el verdadero sentido de la autoridad adulta, la que existe como un servicio para la libertad de los jóvenes. Del mismo modo, el adulto que trabaja con niños y jóvenes debe estar capacitado para las tareas educativas que asume. Por eso vemos a la Guiadora o al Dirigente como una persona mayor de 18 años que:
Tenga interés y sienta agrado por participar en un Movimiento Mundial, que contribuye al desarrollo de niños y jóvenes, capaz de comprender y asumir la realidad en que vive, de comprometerse en un servicio solidario e integrarse a un trabajo en equipo.
Que sea una persona equilibrada, que inspira confianza, expresa su desarrollo en acciones concretas, tiene una actitud positiva frente a la vida, y una situación vocacional clara.
Que reconozca sus limitaciones y capacidades y está dispuesto a replantearse aquellos aspectos que se contradicen con sus valores.
Que tenga una visión de Dios, y sea consecuente con su Fe a través de una religión, coherente con la Propuesta Educativa del Movimiento.
Que valora la familia y el matrimonio y busca mantener su situación afectiva en forma clara y estable.
COMPROMISO DEL ADULTO EN EL MOVIMIENTO Lealtad al Movimiento La Guiadora y el dirigente deben recordar que además de su deber particular para con sus muchachos, tiene otro en general para con el Movimiento. Ser leal a sus Principios significa también ser leal a las personas que la constituyen, a la Institución y a sus autoridades y responsables en los diferentes niveles. Esto lo logra el dirigente siendo consecuente en su actuar con los Principios y planteamientos del Movimiento, con los acuerdos y la Política Institucional, fijada por las instancias y autoridades correspondientes. Su responsabilidad implica saber analizarlos oportunamente, en el tiempo y lugar adecuado; comprenderlos o replantear otras perspectivas, cuando corresponda, que ayuden a hacer crecer el Movimiento, cualitativa y cuantitativamente desde dentro. Cumplir los objetivos "Somos un Movimiento de educación que se ejerce de un modo no-formal, complementario de la familia y la escuela, que busca desarrollar en los jóvenes las capacidades, pensar, crear... en la adhesión a valores y en la formación de actitudes, antes que la adquisición de conocimientos o habilidades específicas." Sistema de Capacitación – Adultos en el Movimiento Guía y Scout
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La Guiadora y el dirigente tienen una sola finalidad: Asumir el Propósito del Movimiento. Responder a las necesidades de los niños y jóvenes. Al destacar el compromiso del nuevo adulto que llega al Movimiento, podríamos saltarnos la referencia a los niños y jóvenes, pensando que ésta es labor principal del Responsable de la Unidad. No obstante este compromiso le es propio, y no sólo como cooperador, porque este criterio, si se responde o no a las necesidades de los niños y jóvenes, permite discernir la calidad y oportunidad de las actividades que realizan. Y todo el actuar de quien llega al Movimiento se centra en aprender a trabajar con los niños y jóvenes. Este es su principal compromiso, los demás los irá profundizando y están para clarificarle y perfeccionar el actuar con la juventud. Para dar respuesta a las necesidades de los niños y jóvenes, es imprescindible: -
Saber escucharlos y entender el sentido y contexto de sus expresiones. Analizarlas en la perspectiva del Método y los valores del Movimiento. Conversarlas con el Equipo de la Unidad Incluirlas en la Plan de trabajo de la Unidad, expresado en el Plan de Grupo.
Integrarse al trabajo de Equipo. Desde el primer momento la Guiadora o el Dirigente deben saber que su labor educativa no es individualista, sino plenamente coordinada al Equipo de educadores, el Consejo de Grupo. Y desde allí propiciar, con todos los medios a su alcance, la unión del grupo, en la búsqueda de la verdad. La unidad no se construye con silencios, complicidad u ocultando las fallas, sino que es fruto del diálogo y de la actitud de verdad. Es necesario estar conscientes de que la verdad no es una frase o una cosa, sino una actitud interna que motiva a exponer con sinceridad y sencillez la perspectiva personal y que con la misma actitud se escucha y acoge la perspectiva de los demás, para tomar la posición que en conciencia le parezca más clara. Uno de sus compromisos importante, como de todo dirigente, es hacer los aportes correspondientes en el diagnóstico, elaboración y ejecución del Plan de Grupo. Esta es una labor de todo el Consejo de Grupo y según sean las distintas funciones que en él se desempeñen, determinan diferentes responsabilidades en la labor común, sin excluir a nadie. Asumir personalmente su formación integral permanente. Este compromiso no puede quedar en buenas intenciones, sino cristalizar en una respuesta concreta al Propósito del Movimiento, asumiendo con decidido interés personal el sistema de capacitación propio de la Asociación de Guías y Scouts de Chile, como un medio para su formación integral permanente, es decir terminar el Ciclo Introductorio y formalizar su Plan Personal de Formación, de acuerdo con su Evaluación de Desempeño.
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RELACIÓN PERSONA - COMUNIDAD Una mirada al mundo de hoy nos ofrece un panorama confuso, complejo. Crisis es la característica de este "hoy", crisis económicas, crisis ecológicas, crisis energéticas, crisis moral, crisis en familia, etc. El hombre ha cambiado los valores persona por los valores cosas. Por lo anterior "la ciudad más subdesarrollada en el hombre es el corazón". El hombre ha olvidado su propia trascendencia, los hombres se han olvidado de sí mismos. Como dice Phill Bosmans "lo trágico está en el hecho de que un poder humano fantástico opera en medio de un vacío espiritual sin precedentes. Diariamente aumenta el hombre su capacidad científico técnica y diariamente se reduce relativamente su conocimiento de los misteriosos lazos vitales humanos y de la profunda relación de destino de hombre y pueblos. Carece sobretodo de la fuerza espiritual para animar y dar sentido a todo". Parte de esta situación se debe a una incongruencia en la adhesión verbalizada a los valores y su real vivencia. Los valores se saben buenos porque fueron enseñados así, pero ¿son parte de mí? Ayudar a los niños a desarrollar un conjunto integral de valores es una tarea compleja ya que se compite con la televisión, la publicidad, el medio ambiente, etc... Padres y educadores afectan el carácter de los niños a través de los principios de aprendizaje. Proporcionan modelos para la estimulación del desarrollo del yo y la adquisición de sentimientos de valor personal, es la esencia de la formación del carácter. La primera comunidad con la que se relaciona el hombre es la familia; ésta le permite tener derechos y obligaciones, los que más adelante y en forma paulatina, también le impone la sociedad. La niñez es la época en que los valores y los ideales básicos de la persona se forman en un grado considerable. La experiencia que el niño tenga en el hogar, en la comunidad, en la escuela, durante esos años formativos determinará, por ejemplo, si será un niño miedoso o tendrá confianza en sí mismo, si será tolerante con los demás, si será dependiente, etc. Este rol debe ser asumido en forma primordial por la familia, así lo plantea el Concilio Vaticano Segundo "La familia es la primera escuela de las virtudes sociales que todas las sociedades necesitan", sin embargo, no es de su absoluta responsabilidad. El niño pertenece a una comunidad más amplia y a diferentes grupos: escuela, iglesia, scout, etc., cada cual con su tarea a desempeñar, la cual no puede postergar ni desvalorizar. Es la infancia, desde el punto de vista educativo y de la formación del carácter, sin lugar a dudas, el período más importante. Los educadores que toman al niño en este nivel deben comprender sus necesidades fundamentales, sus problemas y las fuerzas que modifican y producen cambios en su desarrollo. La afirmación que "el niño es el padre del hombre" tiene validez psicológica. Las pautas de crecimiento, aprendizaje y adaptación establecidas en la niñez se extienden en el futuro e influirán en el curso de toda su vida. Los derechos son una protección de la sociedad hacia la persona, es una relación recíproca que lleva al hombre a tener un comportamiento hacia ella. Ese comportamiento debe estimular y desarrollar el proceso de esta relación recíproca en forma libre y respetuosa por ambas partes.
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La persona encuentra en la comunidad un estímulo para desarrollarse en forma libre e independiente, tanto positiva como negativamente. Ahí comienza la libre elección de cada persona respecto del papel que desarrollará en su comunidad. Este puede ser de índole personal o a través de su vida familiar; o bien prestando un servicio profesional, social o espiritual. La persona debe estar consciente de que sus derechos van muy vinculados con el papel que cumple en su comunidad, incluyendo por igual las obligaciones. El compromiso con la comunidad está muy relacionado con la función que desempeña la persona como servidor público o privado que detenta una cierta autoridad, realizando sus labores profesionales. En ambos casos estas tareas deben ser desempeñadas teniendo en cuenta los valores de bien común. Ninguna sociedad puede sobrevivir sin el aporte de cada uno de sus miembros, quienes deben entregar sus capacidades para la construcción del bien común. La comunidad proporciona a las personas distintas alternativas para realizarse, y por lo mismo, a su vez, le exige que en el desempeño de su tarea aporte al crecimiento de dicha comunidad, lo que implica el desarrollo, renovación, perfeccionamiento y evaluación personales, los que debe revisar constantemente. Aun cuando la sociedad le ofrece al hombre los espacios para su aporte, es éste quien debe buscar esos espacios y contribuir a utilizarlos para sí y su comunidad. CUMPLIMIENTO DE RESPONSABILIDADES PERSONALES Y PARTICIPACIÓN SOCIAL Conocimiento de sí mismo Para aportar adecuadamente a la sociedad es importante que la persona conozcan sus capacidades, limitaciones, valores y debilidades y se ubique en el rol que va a desarrollar. Por ello, debe estar consciente de sí mismo para entregarse a su comunidad positivamente. El conocimiento personal implica estar permanentemente preocupado por esta búsqueda de sí mismo. La persona frente a sí misma establece sus prioridades, reconoce cuáles apuntan hacia los valores espirituales y cuáles son puramente materiales. Descubriendo sus capacidades a través de la reflexión, puede encontrar nuevas perspectivas de aporte a la comunidad, mediante un servicio hacia la juventud. A su vez, debe estar abierto a las posibilidades de que sus iguales le puedan ayudar en esta búsqueda del desarrollo personal; debe ser abierto a la crítica, de tal modo que en lo posible, sus actitudes sean marcadamente positivas. Esta perspectiva de elegir le permite realizar una labor pedagógico - educativa, según las características o cualidades que ha logrado descubrir en sí mismo. Esto lo lleva a incorporarse a instituciones ya existentes vinculadas con sus valores y creencias o a movimientos que trabajan netamente con juventud, independientes de tendencias, que lo pueden frenar como persona en su desarrollo.
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Una de esas alternativas que se le presenta es el Escultismo, al cual se ha optado con anterioridad a través de un Grupo Scout. El Movimiento, una opción de compromiso social, exige de sus miembros un grado de responsabilidad que está basado en la entrega personal de cada uno, a través de su vivencia de la Ley y Promesa. El Movimiento está basado en el trabajo voluntario, lo que significa que el compromiso es netamente una decisión asumida por cada uno en particular según su disposición y carácter, orientada por valores. El nivel de compromiso puede tener una expresión formal y observable en el proceso de su actuación con los jóvenes y demás personas. Gran parte de la calidad del compromiso depende de la confrontación personal del dirigente con lo que la Asociación le propone y su disposición para asumirlo. Permanentemente, nos debemos preguntar si la opción asumida es la correcta, porque no siempre la calidad del compromiso es equivalente a la plena disponibilidad de la persona. La plena disponibilidad no debe reflejar un escapismo, falta de un espacio o lugar en la sociedad, u otras formas de carencia. ¿Cuál es la verdadera razón para estar aquí? ¿Busco un espacio que me permita desarrollar mis potencialidades, un lugar donde reencontrarme con los valores y desarrollar mi espíritu? ¿Qué quiero: sólo recibir, sólo entregar, o ambas cosas? Como respuesta a estas preguntas y en la medida que el adulto se va desarrollando va cambiando sus tipos y grados de compromiso. Dichas preguntas y otras como; ¿Qué se espera de mi? o particularmente en los umbrales del Nivel Avanzado ¿Cómo es un Nivel Avanzado? son cuestionamientos que deben ser reiterativos en un dirigente. PROYECCIÓN DEL COMPROMISO PERSONAL El compromiso como persona debe manifestarse en una actitud de desarrollo y crecimiento personal permanente, que se proyecte a la vida y a las responsabilidades cotidianas: familiares, sociales, políticas, espirituales. Esto implica un testimonio permanente de los valores que el Movimiento le ha dado en todos los ámbitos en que el dirigente actúa. El término vocación significa "llamado" e implica una "respuesta". Es decir, una persona tiene vocación cuando siente un llamado para realizar una determinada función, no como algo externo a ella sino fruto de tener las capacidades para desempeñarla; y por otra parte "da una respuesta", hay una decisión de su voluntad de hacer todo lo posible para cumplir a la perfección. Es por esto que un educador con vocación, se dedica con condiciones, alegría y convicción a su desempeño, más allá de la mera función administrativa, o de las estrictas obligaciones. ROL COMO MIEMBRO DE UN EQUIPO EDUCADOR. La naturaleza humana es sumamente modificable y los educadores desempeñan un papel decisivo en el proceso de producir el desarrollo pleno e integral de cada niño.
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Es evidente que el educador tiene que cuestionarse el por qué de su actividad. Al encontrar alguna respuesta estará en condiciones de saber si lo que hace es esencial o no. De no plantearse esta pregunta sus actividades pueden dejar de tener sentido. Realizar actividades sin sentido es desmerecer a un ser que debe caracterizarse por su propósito y autodeterminación. Debemos considerar que los niños pequeños en sus primera etapas son incapaces de comprender razones de los principios morales, no hay otra opción que presentarlos como si fueran parte del orden natural de las cosas. Sin embargo, es de prioritaria importancia considerar una secuencia en la adquisición, internalización y vivencia de valores. Para esto el educador debe dar todas las posibilidades de experiencias y ejercitación de las capacidades del niño. Así, paulatinamente, se van dando las condiciones para que, a través de las actividades y su propio desarrollo, cada niño comprenda y se comprometa con los valores. La caridad a nivel humano es en buena parte, la generosidad. El hombre busca una mayor plenitud humana y sobrenatural para servir a Dios, los demás y si mismo. Pero para poder servir necesita confiar, confiar en sí mismo, en sus padres, en sus amigos, en Dios. La confianza produce el optimismo y esto invita a la acción. El optimismo debe estar presente en todas las edades con igual intensidad. Debemos reconocer que hoy el mundo está pobre de optimismo, pero si la persona no logra un sano optimismo, pierde la ilusión, el deseo de vivir, el deseo de crecer humanamente. Como educadores es nuestro deber asumir el rol que nos corresponde en dejar el mundo mejor que como lo encontramos. El término "Animador" proviene de la palabra latina "animare", que significa dar vida. Se llama animador a aquella persona que da vida a un grupo, que es generadora de vida grupal. En la historia de los procesos grupales y su interacción propia, con cada día mayor relevancia el término de facilitador. Es la persona que tiene todo el grupo en mente tanto las relaciones internas, como en sus aspectos de contenido, de procedimiento y socio - emotivo, poniendo el acento en el crecimiento y cohesión del grupo... Intenta mantener abiertas las vías de comunicación alentando la participación de otros, regulando el curso de ella. Es un catalizador; va compaginando y dando forma al mosaico grupal. Está dentro del grupo, es uno más, sin dejar de estar afuera, de acuerdo con las necesidades y apoyando el proceso grupal. El facilitador así descrito se identifica con el animador ideal. El animador es el que acoge, el que busca el consenso y acepta las contribuciones de los demás. Su actitud denota solidaridad y compañerismo. Hace sentir que juntos se avanza mejor. Es el que estimula y refuerza de diferentes y sutiles maneras, comprende y acepta, sin dejar de ser él mismo quien realmente es. El animador puede asumir roles y categorías como las anteriormente bosquejadas. No existe el animador químicamente puro. Pareciera ser que el animador es el alma del grupo, por eso puede verse enfrentado permanentemente a situaciones de dependencia y de contradependencia. De lo anterior se desprende que el animador puede desempeñar, de acuerdo con las diversas circunstancias, diversos roles. Sin embargo ser monitor, coordinador o experto, resultará más fácil que ser capaz de asumir toda la riqueza que implica la tarea del animador; esta tarea se hace más compleja aun, cuando el animador se inserta en el contexto educativo.
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