UNA MIRADA A 100 AÑOS

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ASOCIACIÓN DE GUÍAS Y SCOUTS DE CHILE Comisión Proyecto Educativo Institucional (PEI)

CONGRESO NACIONAL GUÍA Y SCOUT 2010 La Asociación que viene Centro Scout Picarquín, Mostazal, 4 y 5 de septiembre de 2010

UNA MIRADA A 100 AÑOS Breve reseña histórica de Guías y Scouts de Chile Por Alberto Del Brutto Ex Director Regional, Región Interamericana, Oficina Scout Mundial Consideramos que Alberto Del Brutto es un actor válido para dar una mirada retrospectiva a nuestra Asociación, aportando un equilibrio apropiado entre proximidad y distancia. Dirigente de Scouts de Argentina desde junio de 1972, estuvo por primera vez en Chile en 1979, participando por su país en el Seminario de Desarrollo de la Comunidad del Cono Sur. En 1983 fue designado por la Oficina Scout Mundial como Ejecutivo de Cooperación Técnica para el Cono Sur, cargo que le permitió visitar el país en numerosas oportunidades y dirigir cursos y eventos. Entre 1991 y 1992 se desempeñó en San José, Costa Rica, como Director de Administración de la Región Interamericana. En 1992, junto con la apertura de la sede de la OSI en Santiago, se trasladó a vivir a Chile, desempeñándose como Director de Recursos Humanos de la Región. En 1997 condujo la elaboración de la Pauta de Recursos Humanos del 19º Jamboree Scout Mundial y luego, entre 1998 y 1999, dirigió la misma área durante la organización y realización del evento en nuestro país. Entre 2006 y 2009 fue Director Regional de la OSI y actualmente ha fijado su residencia definitiva en Santiago. Observador acucioso, acostumbrado a apreciar y registrar detalles, ha sido testigo y partícipe de la vida institucional durante 32 años, casi un tercio de esa vida, lo que le ha permitido conocerla por dentro, manteniendo la independencia de un extranjero y la perspectiva que le proporciona su extensa participación internacional. Agradecemos su colaboración en la autoría de este documento, que esperamos sirva de inicio a mayores reflexiones sobre nuestra historia de propósito, tan desatendida e ignorada en las últimas dos décadas. Comisión PEI

Para contribuir al análisis de la memoria histórica de la Asociación de Guías y Scouts de Chile, me ha parecido útil distinguir cinco etapas que considero claramente delimitadas por hechos igualmente significativos. Primera etapa: 1909-1949. Desde la visita de Baden-Powell a Chile hasta la primera actividad internacional de formación de dirigentes (Fundación, crecimiento, consolidación, tendencias heterodoxas y estancamiento) El aroma del café y la famosa charla en el Salón de Honor de la Universidad de Chile Parece que la curiosidad de Baden-Powell por el aroma que emanaba de un barco que traía café y especias del Brasil a Southampton lo impulsó a obtener un pasaje de ida y vuelta a Sudamérica a cambio de redactar e ilustrar un artículo que la compañía naviera usaría en su publicidad.1 1

W. Hillcourt, Baden-Powell, Las dos vidas de un héroe, traducción de F. Díaz L., Caracas, 1992, p. 383.

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Así, el viernes 19 de febrero de 1909 inició un viaje que lo llevaría a Río de Janeiro, a Buenos Aires y finalmente a Santiago de Chile, donde su presencia y sus palabras detonaron la internacionalización formal del Movimiento Scout. En Buenos Aires residentes británicos habían comenzado a partir de agosto de 1908 algunas experiencias scouts y, así, el domingo 14 de marzo cuando llegaba al puerto, Baden-Powell fue recibido por una patrulla de la localidad de Lomas de Zamora.2 Durante una semana recibió tratamiento de huésped de honor, participó en excursiones y visitas de inspección militar. Manifestó su interés en viajar a Chile y el ferrocarril, propiedad de británicos, le obsequió el pasaje hasta la Cordillera de los Andes. A partir de allí, dado que el túnel del ferrocarril trasandino aún no había sido inaugurado, cabalgó por el paso a más de 3.700 metros de altura, visitó el monumento al Cristo Redentor ubicado en la frontera (de lo cual nos ha quedado una hermosa reflexión que escribió tiempo después)3 y entró a nuestro país para trasladarse de inmediato en tren a Santiago, donde permanecería unos tres días. El viernes 26 de marzo de 1909, en el Salón de Honor de la Universidad de Chile, a invitación de diversas “sociedades sportivas”, Robert Baden-Powell realizó una presentación de su “hobby” predilecto, la actividad scout. Entre los que convocaban a la conferencia se encontraban el médico ginecólogo y fundador del Instituto de Puericultura don Alcibíades Vicencio y el profesor del Instituto Nacional y director fundador del Instituto de Educación Física y Manual don Joaquín Cabezas. Ambos habían recibido la ayuda del teniente coronel Enrique Phillips para ubicar a Baden-Powell -quien había sido recibido por el Ejército de Chile, dada su condición de general en servicio activo- y proponerle que diera la famosa charla. Hay registros que indican que asistieron a la presentación el Presidente don Pedro Montt, el Ministro de Guerra, don Darío Zañartu, entre otras personalidades, que tradujo a Baden-Powell don Carlos Silva Vildósola y que también pronunciaron palabras el Dr. Vicencio y don Alfredo Ovalle Vicuña.4 Sin duda sorprendió a los asistentes al decir: “Muchas instituciones se han propuesto […] formar hombres […] dicen a los muchachos: ‘vengan y sean buenos’. Yo confieso que si a mí se me hubiera dicho eso, habría sentido el impulso irresistible de ser malo. Entendamos la cuestión de otra manera y procedamos como el pescador que para atrapar a los peces les ofrece lo que les agrada. No pone en su anzuelo un pedazo de asado o una naranja, sino una mosca o un gusano, porque esto es lo que a los peces les gusta.” 5 E ilustraba elementos del Método que proponía: “Ante todo, es preciso tener muy presente que todo lo enseñamos por medio de juegos y ejercicios, y nada absolutamente por medio de lecciones propiamente tales. […] puede desarrollarse lo mismo en las ciudades que en el campo, pero, por supuesto, el campo es el verdadero terreno para aplicarla con todo su vigor […] Procuramos también desarrollar en ellos el sentimiento […] de ayudar a su prójimo…” E invitaba a construir el programa de actividades a partir de la realidad local y personal: “… estas son sólo indicaciones hechas al pasar. Hay muchas más que pudieran hacer y otras muchas que ustedes mismos pueden descubrir dentro del espíritu general […] estudiando el carácter de los niños, las costumbres del país, los gustos y aficiones peculiares.” Se reconocen en estas palabras aspectos esenciales del Movimiento: acción educativa sobre la base de los intereses de los jóvenes, aprendizaje por la acción, por el juego y por el servicio, vida en naturaleza.

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El Scout Argentino, revista de la Institución Nacional del Scoutismo Argentino, Buenos Aires, 1962. R. Baden-Powell, Solo en los Andes, publicado en Cristo y el Rover, Sociedad E.V.C., México, 1959. J. Rojas F., Los Boy Scouts en Chile, 1909-1953, Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, Santiago, 2006. El Mercurio, Santiago, sábado 27 de marzo de 1909

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Por otra parte, reconocía que la idea ya se estaba esparciendo por diversos países:“En Alemania, en Dinamarca y Rusia, se organizan grupos importantes… Estoy seguro que la idea hallará adeptos en Chile y que muy pronto estará la institución produciendo entre ustedes sus frutos.” Por cierto, además de lo dicho de las actividades pioneras en Buenos Aires, se sabe que en Chile un activo promotor de la educación física y biológica, don Demetrio Salas, había impulsado una experiencia de tipo scout en La Serena antes de 1909, y así le fue reconocido formalmente tanto en 1915 como en 1935.6 Nace la Asociación Al terminar la conferencia del Fundador don Joaquín Cabezas tomó inscripciones a los interesados en la idea. Una reunión en la Sociedad Médica dio comienzo a los encuentros para dar forma a la iniciativa. El 5 de mayo fue elegido un directorio provisional, encabezado por el Dr. Vicencio; el 12 del mismo mes quedó formalmente constituido el primer Directorio Central –posteriormente llamado Directorio General- en el que, además de Vicencio y Cabezas, aparecían Arístides Pinto Concha, Jorge Westman, José Alfonso, Rómulo Arriagada, Enrique Balmaceda Toro, Felipe Casas Espínola, Galvarino Gallardo Nieto, Juan Antonio Iribarren, Miguel Letelier Espínola, Benjamín Mardones, Enrique Oyarzún, Juan Carlos Pérez, Aníbal Pinto, Carlos Silva Vildósola y Germán Valenzuela Basterrica. La Asociación de Boy Scouts de Chile se declararía fundada el viernes 21 de mayo en una actividad al aire libre junto al río Maipo, en el puente Los Morros, con más de un centenar de jóvenes. Estudiantes del Instituto Nacional, del Instituto Comercial, del Curso de Leyes, del Instituto Pedagógico, del Curso de Ingeniería, de la Escuela de Medicina, del Instituto Superior de Educación Física, del Instituto Agrícola, de la Escuela Normal, de la Escuela de Dentística y del Internado Nacional se contaron entre los que integrarían la que dio en llamarse “Brigada Central”, el primer Grupo Scout de nuestro país.7 Es así como, no obstante las iniciativas surgidas en otras tierras, Chile sería el primer país que, fuera de la Gran Bretaña, echara a andar de manera formal una Asociación de Scouts. Crecimiento inicial El crecimiento de la Asociación fue considerable desde el principio. Ya en septiembre de ese año 1909 la Asociación envió representantes a la concentración de niños frente al monumento a O’Higgins. Al año siguiente, scouts dirigidos por Demetrio Salas, ya mencionado, conformaron la “Decuria del Centenario” y caminaron desde La Serena a Santiago en una actividad que fue parte de las celebraciones por los 100 años de Chile como nación. En mayo se constataba la presencia del Movimiento en Concepción, Valdivia y Valparaíso, además de lo mencionado en Santiago y La Serena. Hacia 1914 las “brigadas” ya estaban asociadas en torno a unos 40 “agrupamientos provinciales” (en el lenguaje actual, probablemente Localidades), desde Arica a Punta Arenas. En los primeros años la Asociación se componía principalmente de jóvenes (hemos visto la integración inicial de la “Brigada Central”) alumnos de liceos y del nivel universitario. En 1913 había “brigadas” en el Instituto Nacional y en los liceos de Aplicación, Barros Borgoño, Lastarria, Valentín Letelier (entonces Liceo Santiago), el Instituto Superior de Comercio y el Internado Barros Arana. Sin embargo, alrededor de ese mismo año en Valparaíso había experiencia scout en las escuelas primarias Blas Cuevas, Sarmiento, San Enrique de Cerro Alegre, y en las Nº 3, 6 y 32. No obstante, la expansión fuerte en la educación básica fue posterior y los integrantes de las “brigadas” ubicadas en tal nivel llegaron a contar con la mayor parte de los miembros durante los años ’20.

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Asociación de Boy Scouts de Chile, Memoria [del] presidente del Directorio General … a la Asamblea General, 1935. http://usuarios.multimania.es/scoutbp/historia/h1.html

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El primer reglamento formal de la Asociación, (1915), establecía la participación de niños y jóvenes de entre 10 y 18 años de edad y, en consonancia con el desarrollo en Inglaterra, aún no se los diferenciaba por grupos de edad: la primera Manada de Lobatos partiría en 1926 en la “Brigada Miguel Tello”. Ese mismo año aparecería el “Cuerpo de Rover Scouts”. Las unidades de niñas y jóvenes mujeres Las primeras unidades de niñas partieron en 1912 con presencia en Rancagua, Valdivia y Valparaíso, parece que con fuerte oposición del público y del clero. Eran conocidas como “girl guides”, “lady scouts”, “señoritas scouts” o incluso “scoutesas”. La “brigada” femenina establecida en Rancagua en 1913 bajo la conducción de Sara Vásquez, Lidia Pino e Irene Morales, captó mayor atención institucional y tuvo asignado un papel central en la primera Concentración Nacional de la Asociación de Boy Scouts, que tuvo lugar en noviembre de ese mismo año en el Parque Cousiño, con ocasión de la visita del ex Presidente de los Estados Unidos Theodore Roosevelt (a la vez Presidente Honorario de Boy Scouts of America). No obstante la aparición de otras unidades de niñas en diversos puntos del país, la Asociación sólo reconoció formalmente su existencia y actividad en 1918, cuando bajo la conducción de la profesora de educación física Victoria Caviedes Brito “invistió” la “brigada” de la Escuela Normal de Preceptoras Nº 3, más tarde denominada “Brigada Guide Educación Nº 1”. La dirigente nombrada ocuparía seguidamente la función de Jefa Guía Nacional (o Guide Jefe Nacional, como aparece en el boletín institucional). El Movimiento en la prensa La actividad institucional gozó desde un principio de cierta atención de la prensa como se puede rastrear en frecuentes noticias, crónicas y artículos publicados en El Mercurio y en otros medios que circulaban en la época, como El Diario Ilustrado, de Santiago y La Unión, de Valparaíso, ambos de orientación católica, quienes siguieron con interés la actividad de la Asociación. En seguida otras publicaciones periódicas se ocuparían del quehacer scout: La Nación, Zig Zag, Los Sports, Dichos y Hechos, Educación Física, entre otros. Más adelante, y como parte de debates por temas controversiales, se verían artículos en La Revista Católica, El Despertar de los trabajadores, El Siglo, La Federación Obrera, Justicia (de la FOCh), La Verdad, Claridad, Topaze, Verba Roja y otros. La presencia de la Masonería y las relaciones con la Iglesia Católica Entre las organizaciones de la sociedad que apoyaban el Movimiento destacaba la Masonería. Los promotores de la idea eran masones, también lo fueron los sucesivos presidentes de la Asociación por varias décadas y muchos integrantes de los primeros cuerpos directivos integraban logias de esa institución. Ya en 1915 el Gran Maestre habría escrito “esperamos que el esfuerzo hasta ahora desplegado a favor del scoutismo por la Masonería chilena se extienda e intensifique sin intermitencias, [de] forma que no haya Logia y, si es posible, no haya Hermano que no consagre su empeñoso afán a la fundación de nuevas brigadas o a la prosperidad de las existentes”.8 La Iglesia Católica tuvo una simpatía inicial por el Movimiento. Por ejemplo, don Juan Enrique Concha Subercaseaux, destacado político católico, en 1911 puso a disposición su propiedad en Pirque para una excursión de la Asociación y dio la bienvenida en su casa a los “comandantes”. Además, diversos colegios católicos de Valparaíso comenzaron a organizar “brigadas” a partir de 1913: los Padres Franceses, el Seminario, los Salesianos y otros. Ese mismo año, en el funeral del Dr. Vicencio, un orador se pronunció en nombre de los Exploradores Andinos, una “brigada” de inspiración católica que seguía operando hacia comienzos de los ’20. 8

http://www.javlop.com/artedelosbosques/home.htm

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Sin embargo, poco duraría la afinidad del comienzo, ya que hacia 1914 circulaban proyectos de los textos oficiales de la Ley Scout y de la Promesa Scout que serían aprobados con ocasión del primer Reglamento formal en 1915. En el texto de la Promesa se había omitido toda referencia al “deber para con Dios” que era parte del original redactado por Baden-Powell desde 1908.9 Entonces surgió una fuerte crítica desde la jerarquía y las publicaciones eclesiásticas. No se hacía cuestión de los propósitos originales del Movimiento sino de la forma en que se los había aplicado en Chile.10 Cabe decir que el Manual del Boy-Scout elaborado por Manuel Alcayaga en Valparaíso en 1911 contenía la frase “ser leal a Dios” en el texto de la Promesa. No obstante algunos vínculos que subsistieron entre la Asociación y la Iglesia (alocución del vicario castrense Rafael Edwards en Arica en 1914, relaciones cordiales con el obispo de La Serena Mons. Ramón Ángel Jara, diversas “brigadas” patrocinadas por instituciones católicas como los Recoletos Dominicos) se fue generando un conflicto que duraría largo tiempo y no encontraría solución sino hasta muchos años después. Apoyo gubernamental El gobierno también manifestó tempranamente la importancia que asignaba al Movimiento Scout, aspecto que se revela en los reconocimientos oficiales que se produjeron por parte del Ministro de Guerra y del Ministro de Instrucción Pública don Carlos Balmaceda. En 1910 este último recomendó a los rectores de liceo que prestaran su apoyo a la constitución de unidades scouts y a los profesores y alumnos que las integrasen debido a sus “altos fines educativos”. Fue también importante la participación de notables personalidades en la dirección de la Asociación o bien en el apoyo a su desarrollo: autoridades políticas, defensores de la infancia, educadores connotados, altos oficiales de las fuerzas armadas, médicos de renombre e intelectuales de fuste. Los nombres de Alberto Mackenna Subercaseaux, Ismael Valdés Vergara, Guillermo Labarca Hubertson, Maximiliano Salas Marchán, Enrique Molina, Amador Alcayaga, Juan Nepomuceno Espejo, Alfredo Ewing, Jorge Montt, Luis Uribe, Pedro Fajardo, Oscar Fontecilla, Isauro Torres y Domingo Amunátegui Solar ilustran las diversas categorías enumeradas anteriormente. Con ocasión de la visita de T. Roosevelt, ya mencionada, se dispuso de la plena colaboración de los ministros de Instrucción Pública, Relaciones Exteriores, Guerra y Ferrocarriles. En enero de 1915 el Gobierno otorgó a la Asociación la personalidad jurídica y en febrero de 1917 el Estado apoyó decididamente la participación scout en la celebración del centenario de la Batalla de Chacabuco, que incluyó el cruce de la cordillera por la ruta del Ejército de los Andes en conjunto con delegaciones de Scouts de Argentina y del Uruguay.11 Hacia comienzos de la década del ’20 le fue solicitado al Presidente Arturo Alessandri Palma que otorgase a la Asociación el título de Institución Nacional, algo que ya había ocurrido en Argentina en 1917 bajo la presidencia de Yrigoyen. Tras algunas posposiciones el reconocimiento mencionado se concretó en la forma de un decreto ley, el Nº 520, promulgado en septiembre de 1925, poco antes de la salida de su cargo del Presidente Alessandri. En enero de 1926 se promulgó el reglamento correspondiente al decreto: otorgaba amplias facilidades para apoyar a la Asociación y su actividad por parte de funcionarios públicos y establecimientos de educación a la vez que indicaba que el Estado haría aportes fiscales al Movimiento.

El Scout. Siempre Listo, Nº 5, enero de 1914, pp. 6-8, en J. Rojas F., op. cit. La Revista Católica, Nº 307, mayo de 1914, pp. 721-724, en J. Rojas F., op. cit. 11 J. Máximo Sartori, Los Scouts evocando el primer centenario de la Batalla de Chacabuco, Mendoza, 1955. Este libro fue prologado por el entonces Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Coronel Tobías Barros, quien siendo teniente e integrante del Directorio de la Asociación había participado en funciones directivas en el mencionado cruce de la cordillera. 9

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En cumplimiento de lo decretado, en 1928 el presidente Ibáñez y el ministro Eduardo Barros firmaron un decreto que reglamentaba la organización de “brigadas” en las escuelas primarias. Promovía además que las funciones de “comandantes” fueran desempeñadas por profesores. En 1929 el presidente solicitó al Ministro del Interior el envío de una circular a intendentes y gobernadores en la que explicaba que el Movimiento y el gobierno tenían coincidencia de propósitos; en especial se solicitó el apoyo de Carabineros, además de las escuelas públicas, para fortalecer la actividad de la Asociación.12 En 1931 se reiteraba tal recomendación mediante una circular de la Dirección General de Educación Primaria, en que se señalaba que los profesores verían contabilizadas como horas de trabajo aquellas dedicadas al Movimiento Scout.13 A pesar de todo lo señalado, los aportes indicados en decretos y circulares nunca tuvieron la regularidad ni la magnitud esperada. La cesión gubernamental de varios locales, ninguno en forma permanente, no resolvió la falta de una sede adecuada. La crisis económica de los años ’30 tuvo efectos importantes en el funcionamiento: para los integrantes el costo del uniforme constituía un problema, así promediando la década el número de miembros había caído a menos de la mitad respecto de las cifras del año 1929. Se percibió cierta recuperación hacia el final de los años ’30 y al comienzo de los ’40 se incrementaron los aportes del Fisco. Sin embargo, hacia el final de la etapa histórica considerada en este trabajo, que coincide con el final de esta última década, cundía el desaliento, en particular entre los profesores desilusionados por la falta de reconocimiento efectivo por parte del Estado a la dedicación al Movimiento, no obstante los compromisos estampados en diversas resoluciones gubernamentales. Imagen ambigua: ¿ideario patriótico, entrenamiento premilitar o fuerza educativa? Desde un principio diversos sectores sociales reaccionaron ante la propuesta de Baden-Powell de distinta manera, interpretándola desde su ángulo particular. Por una parte, desde el comienzo la Asociación puso énfasis en el desarrollo de la ciudadanía, según se enfocaban los valores cívicos en esos años. Así, el amor a la patria y la preparación para su defensa y su desarrollo formaron parte del contenido que incluía la Asociación en sus actividades desde el mismo día de su fundación: en la excursión al río Maipo, el 21 de mayo de 1909, un antiguo tripulante de la Esmeralda, el Dr. Cornelio Guzmán, realizó una presentación acerca del Combate Naval de Iquique y al regreso hacia Santiago los participantes en la actividad pasaron a visitar a la viuda del Capitán Arturo Prat. El mismo año 1909, con motivo de actividades de preparación realizadas por scouts en la Escuela Militar, el Ministro de Guerra destacó que la educación del carácter y de la voluntad que propiciaba la Asociación posibilitaba “robustecer nuestros hombres” tanto en el aspecto físico como moral. Pocos meses después, en 1910, la Armada colaboró fuertemente con una excursión de scouts a Talcahuano y la isla Quiriquina, incluyendo presentaciones a bordo del Huáscar y la conducción de prácticas de tiro.14

Circular firmada por Enrique Bermúdez, Ministro del Interior, octubre de 1929. Boletín Scoutivo Nº 70, septiembre de 1942, circular Nº 16 de mayo de 1931, firmada por Aristóteles Berlendis, Director General de Educación Primaria. 14 J. Rojas F., op. cit., p. 20. 12 13

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Hacia fines de ese año el Ministro de Guerra, el general don Arístides Pinto Concha, a su vez vicepresidente de la Asociación, congratulaba al Movimiento por la calidad de su presentación en la parada militar del 19 de septiembre y por preparar a la juventud en el vigor y el desarrollo del cuerpo, aspectos vitales “para formar buenos militares, de modo que la institución de los Boy-Scouts es una excelente escuela preparatoria para el servicio militar”. Incluso evaluaba positivamente la acción de la Asociación en bien del Ejército “despertando el espíritu militar”.15 Este concepto pre-militar del Método Scout continuó incrementándose, no obstante que hubo voces desde la alta dirección de la Asociación que desde 1913 procuraron desactivar esta percepción por parte de las fuerzas armadas y de la comunidad en general. Sin embargo, no fue posible lograrlo y durante toda la etapa en estudio e incluso más allá, la actividad scout estuvo bastante entrelazada con prácticas militaristas, incluyendo desfiles en que lucían “su porte marcial”, llegándose al extremo que el Estado liberase de la obligación del Servicio Militar a aquellos jóvenes que acreditasen haber participado regularmente en el Movimiento Scout durante un cierto número de años. Contrariamente a la interpretación ya comentada, quienes estaban vinculados a la educación formal aplaudían sin embargo los aspectos que consideraban contribuyentes al desarrollo de niños y jóvenes en la línea de la época. El Ministro de Instrucción Pública, don Carlos Balmaceda, señalaba que las actividades scouts “desarrollan instintivamente el sentimiento patrio” de los jóvenes. La propia Gabriela Mistral, entre otras ideas, alentaba en 1916 a promover “el desarrollo físico de la juventud, con la gimnasia, el ‘escautismo’ y los deportes”.16 No obstante, unos 17 años más tarde, preocupada por el estilo militarista que observaba en las actividades de la Asociación, criticaba los ejercicios duros “a la scout”.17 Otras voces desde este mismo ámbito irían más a la médula de la propuesta original scout. En 1931 la Dirección General de Educación Primaria consideraba al Movimiento un “poderoso factor educativo” y un medio eficaz para llevar a la práctica los principios de la “Escuela Activa”. La propia Asociación enfatizaba en las conclusiones de un congreso regional en 1933 que “el scoutismo no debe ser una institución preparatoria del servicio militar, sino una escuela de civismo, solidaridad y paz universal”. El profesor Joaquín Cabezas, uno de los fundadores de la Asociación, señalaba en 1936 que los aspectos militares de la actividad scout enmascaraban su tarea educativa, la verdaderamente importante. Abogaba por la “educación cívica” en toda su amplitud. Incluso desde el ámbito de la Federación Obrera de Chile, en 1921, un articulista demostraba conocer aspectos clave de la propuesta scout, si bien pensaba que la práctica distaba de la prédica: “muy pocas son las brigadas que se dedican a la vida del campo, a enseñar cosas útiles para la vida práctica y ciudadana. Los Scouts los queremos nosotros sólo como una institución esencialmente educativa, de modo que reemplace en parte siquiera la extensa laguna que en este sentido tiene la enseñanza primaria que se da por nuestras escuelas”.18 Los documentos de la época demuestran que la Asociación nunca pudo resolver en esta etapa la ambigüedad entre su imagen pre-militar y su intencionalidad educativa. Más aun, la excesiva expresión de su carácter patriótico a través de la mera ritualidad –desfiles, bandas de guerra, ceremonias, celebraciones de acontecimientos militares y otros- contribuyó a su perfil equívoco. Según el estudio del Sr. Jorge Rojas, el Directorio General estaba consciente de que la imagen más extendida en el público era que la institución sólo se preocupaba de “las marchas, de las evoluciones y de la exhibición pública”.19 15 16 17 18 19

Boy Scouts de Chile (institución fundada el 21 de mayo de 1909), enero de 1911. G. Mistral, Manuscrito compilado en Magisterio y niño, pp. 247-248. G. Mistral, en Revista de Educación Nº 38, mayo de 1933, pp. 18-21. La Federación Obrera, septiembre de 1925. J. Rojas F., op. cit., p. 143.

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Existieron esfuerzos por evitar este estilo, “pero la tendencia predominante siguió acentuando la ritualidad”. Agrega Rojas que “en 1933 se incentivaba la realización de actividades en fechas significativas: el Día del Scout (23 de abril, día de San Jorge), el aniversario del fallecimiento de Vicencio (30 de abril), el 21 de mayo (Combate Naval y aniversario de la Asociación), la Fiesta del Árbol, la Fiesta del Ahorro, la Semana del Niño (en octubre o noviembre), la Semana Scoutiva (septiembre), las Fiestas Patrias, el Día de la Bandera de la Raza (12 de octubre) y la Navidad. Salvo esta última, todas estas actividades se desarrollaban en torno a ceremonias cívicas, con desfiles y vistosas presentaciones.”20 Una década después, en 1943, la ritualidad de lo patriótico mantenía las prácticas carentes de contenido, las que “estaban volcadas en mayor grado al lucimiento que a expresar un genuino fervor”.21 Ese mismo año, el Comisionado General insistía duramente en este problema, mediante un texto que se cita y analiza más adelante. Una ambigüedad como la expresada no permitía eliminar la imagen militarista. Por ejemplo, el mismo congreso regional de Concepción, citado anteriormente, que se quejaba porque el scoutismo era “una institución preparatoria del servicio militar” propuso recomendar al Directorio General “que los desfiles de los scouts deben verificarse antes que pasen las Tropas y nunca después de ellas. En caso que las autoridades no le den esta colocación, que no se permita su presentación [o] limitar estrictamente las presentaciones públicas a las ya fijadas por el Comisionado General”.22 Comos señala Rojas en su estudio “claramente la contención del militarismo era errática”. Por último, y si bien la Asociación de esta época debe ser analizada en su contexto social y cultural, no se observa en sus programas conceptos que son esenciales a la Misión del Movimiento tales como la participación, la libertad, la justicia social, la defensa de la democracia. El énfasis en lo externo y formal supera a la preocupación por la formación en valores personales y por la integración de los jóvenes al servicio de la comunidad. Se debe agregar que según los convencionalismos de la época, y más allá de su énfasis en la ritualidad, la Asociación no tenía el carácter de lo que hoy entendemos como “Movimiento de Juventud”, pareciéndose más a una obra benéfica para niños, dirigida y orientada por adultos. Así, como lo señala Rojas en el estudio citado, “es probable que la experiencia mayoritaria de los niños en el Movimiento no haya tenido el impacto que la institución buscaba. Auque se pudiera moldear algún aspecto de la conducta, esto no necesariamente alteraba sus valores más profundos.”23 En estos primeros cuarenta años del Movimiento los niveles de libertad y participación eran muy bajos para que operara el auto-aprendizaje que proponía Baden-Powell, lo que se hacía más difícil con la cercanía cada vez más estrecha de las unidades scouts con el sistema escolar formal. Esto mismo pudo haber influido en que en esta primera etapa que analizamos no se observan líderes institucionales generados por el propio Movimiento, lo que va a ocurrir sólo después de 1949, con lo que se llamó “la oficialidad joven”, que contrariamente a la expresión, tuvo poco de oficialidad, lo que le permitió asimilar las nuevas ideas que llegaron en los cursos internacionales de formación. Estabilidad institucional y centralismo Los primeros cuarenta a cincuenta años de vida de la Asociación, no exentos de conflictos y de algunas crisis, mostraron sin embargo bastante estabilidad en cuanto al funcionamiento de sus autoridades nacionales.

J. Rojas F., op. cit., p. de abril del mismo año. 21 J. Rojas F., op. cit., p. 22 Boletín Scoutivo Nº 7, 23 J. Rojas F., op. cit., p. 20

144, quien cita la Circular Nº 3 del 14 de marzo de 1933, publicada en Boletín Scoutivo Nº 1, 101. octubre de 1933. 144.

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En el período 1909-1949 se sucedieron sólo 7 presidentes: el médico Alcibíades Vicencio (1909-13), el abogado y general Arístides Pinto C. (1913-19), el abogado José Alfonso (191927), el profesor y militar Agustín Vigorena (1927-31), el odontólogo Luis de la Barra Lastarria (1931-34), el abogado y juez Gregorio Schepeler (1934-40) y el médico Nacianceno Romero (1940-58). Los tres primeros formaban parte del núcleo fundador y los siguientes llegaron a presidente inmediatamente luego de ejercer como vicepresidentes, lo que manifiesta que el Directorio General era mayormente generado por sí mismo. A su autogeneración el Directorio General agregaba el centralismo. Ya en 1913 el Directorio Provincial de Valparaíso se quejaba: “Hasta ahora […] no hemos sido llamados a constituir un Directorio General”. En 1915 el Reglamento indicó que en el Directorio General debía haber representantes de las provincias (los presidentes de los Directorios Provinciales), pero la tensión entre las posiciones de la autoridad central, en Santiago, y las provinciales, particularmente en Valparaíso y Concepción, se manifestarían durante toda esta etapa. 31 años sin sede propia No obstante el apoyo que la Asociación obtuvo de los gobiernos durante esta etapa, no había logrado adquirir una sede. En 1925 el Directorio seguía sesionando en el Instituto de Educación Física como lo había hecho desde un principio. A comienzos de los años ’30 el Estado facilitó el uso de varios locales, ninguno de los cuales fue permanente. En 1934 la sede estaba en calle Nataniel y en 1936 se había trasladado a la Quinta Normal. En 1940 finalizaron las gestiones para obtener la sede propia y 1941 vería a la Asociación en calle Serrano 240, su sede hasta entrados los años ’70. El método aplicado: entre B-P y la innovación criolla Los inicios fueron sin partitura. Recién en 1911 un reglamento interno definió algunos aspectos de la operación institucional, pero en cada lugar la práctica scout operaba con bastante autonomía, tanto en organización como en aplicación del método. Sólo en 1915 se aprobó un nuevo reglamento. La vida al aire libre fue un elemento que se adoptó tempranamente, junto con la enseñanza de las técnicas y el desarrollo de las habilidades útiles para este tipo de actividades, mediante la aplicación de un incipiente concepto de aprendizaje mediante la acción. Esto se puede rastrear en numerosas fotografías, crónicas y noticias que detallan las excursiones de los primeros años. Algo similar se puede decir de la práctica de juegos, aunque no parece claro que se hubiere desarrollado el concepto educativo de tal tipo de actividad. La participación de los jóvenes se reducía a formar parte de la estructura de las unidades, la que cambiaba frecuentemente. Al comienzo se proponía la formación de “decurias”, obviamente de 10 scouts (en lugar de las patrullas), conducidas por un “decurión” (en lugar del guía o jefe de patrulla) con la ayuda de un “subdecurión”, y diez “decurias” formarían una “centuria” (en lugar de la unidad), dirigida por un “centurión” (en lugar del responsable de unidad). Se ignora dónde se originaron estos nombres y esta estructura. Muy pronto se dejaría de lado la “centuria” y se introduciría el concepto de “brigada” (para denominar a la unidad) formada por tres o más “decurias”, bajo la conducción de un “comandante”, operando en un “cuartel” (en lugar del local). Parece obvio que estas denominaciones tendrían un origen militar. Esta estructura con el tiempo pasó a identificarse con lo que hoy conocemos como Grupo Scout al ampliarse la oferta programática a niños menores con la creación de las Manadas de Lobatos y a jóvenes mayores con el establecimiento del Cuerpo de Rover Scouts. Las denominaciones “decuria” y “decurión” aún se usaban en 1945; mientras que las expresiones “brigada”, “comandante” y “cuartel” subsistieron hasta el proceso de unidad en la década de los ’70. Estas estructuras no constituían un verdadero mecanismo de participación juvenil ya que la determinación de las actividades estaba casi enteramente en manos de los adultos, a quienes se atribuía el papel de instructores de los niños en su formación.

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El marco simbólico se asoció, como sugería Baden-Powell, a los exploradores y aventureros que se atrevían por los espacios aún poco conocidos para adquirir nuevos conocimientos, ayudar a los demás y procurar la integración de todos en una sociedad más amplia. Sin embargo, como ya hemos visto, esta propuesta no se reflejaba en la ritualidad del programa. El emblema de la flor de lis, el lema Siempre Listos, la seña y el saludo, el apretón de mano izquierda, los elementos del uniforme –calcado del usado en Gran Bretaña- y otros aspectos visuales, formaron un temprano cuerpo de símbolos similar al del Movimiento en otros países en la misma época. El emblema institucional consistía en la flor de lis sobre la cual se superponía un cóndor con el escudete nacional en el centro. Tempranamente se incorporó también un sistema de progresión personal vinculado al utilizado en muchos otros países, con denominaciones tales como Aspirante (para el recién llegado que aún no formulaba la Promesa), Tercera, Segunda y Primera Clase, y en la década del ’30 aparecería la etapa del Scout Cóndor. Igualmente se utilizaban otros distintivos que eran evidencia de especialización o de méritos particulares, tanto para jóvenes como para adultos. La educación mediante el servicio también tuvo su lugar en la temprana implementación del Método. Los scouts se movilizaban para dar apoyo a damnificados de catástrofes y también participaron activamente en “ollas del pobre” como se dieron en llamar las tareas de alimentación solidaria en la crisis de 1914. Otras acciones en beneficio de ancianos residentes en asilos, de niños en situación de calle (denominados “niños vagos” en la época), e incluso en cooperación con sindicatos y comités de mineros durante las huelgas de 1942 y 1946, dan algún testimonio de este aspecto. Sin embargo, como ya se expresó, la orientación social del Movimiento era esporádica y se concentraba en tareas de asistencia o en aspectos referidos al heroísmo y arrojo personal. La vivencia de la Ley Scout estimulada por la Promesa era uno de los factores en que se expresaba el divorcio entre la prédica y la práctica, como lo hicieron ver muchos dirigentes de la época. En los 40 años de esta primera etapa la referencia a Dios había sido eliminada del texto de la Promesa, se había modificado el orden y la redacción de los artículos de la Ley respecto de la propuesta por Baden-Powell y había una insistencia casi exclusiva en aspectos tales como lealtad, compañerismo, orden y disciplina. En cuanto al valor de Ley y Promesa como herramientas educativas, se las veía como algo que correspondía “enseñar a los niños” y “ser cumplido por ellos”, pero no como algo que necesariamente formaba parte del testimonio de los “comandantes”. La cada vez mayor proximidad de las unidades scouts al sistema escolar formal y la también progresiva participación de profesores como “comandantes”, derivó en que se entendiera la tarea del dirigente como una extensión del trabajo del aula, lo que contradice el papel que el Método asigna al adulto educador. “Brigadas” ligadas a las escuelas primarias Desde muy temprano las “brigadas” estuvieron patrocinadas por instituciones educacionales. En un principio estas eran mayoritariamente liceos e institutos, pero luego fueron derivando, en la medida que el Movimiento se infantilizaba, a escuelas públicas primarias. A mediados de esta etapa, en 1928, de las alrededor de 275 “brigadas” existentes, algo más de 200 estaban en escuelas primarias, 45 en liceos e institutos comerciales, 2 en industrias, 2 en regimientos, 6 en comisarías y 16 en locales particulares. Mientras un 73% de las “brigadas” funcionaba en escuelas primarias, un 94% de los miembros era de las ramas scouts o guías, lo que indica que en su gran mayoría eran menores de 12 años. En cuanto al número de miembros, existen estimaciones no confirmadas que en 1913 la Asociación contaba con unos 6.000 integrantes, los que en 1929 llegaron a cerca de 15.000 con un 150% de crecimiento, pero que en 1933 bajaron a 7.870 con prácticamente un 50% de pérdida. Estas cifras se recuperaron para alcanzar en 1943 los 18.200 miembros.

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Publicaciones La necesidad de contar con literatura apropiada se reconoció tempranamente. En 1911 fue publicado un pequeño folleto de divulgación.24 El Directorio Provincial de Valparaíso publicó ese mismo año el Manual del Boy-Scout, elaborado por Manuel Alcayaga. Una versión chilena de Scouting for boys también fue publicada muy pronto, en traducción del profesor Mariano Flores con el título Guía del Scout (1912). La novela del inglés Martin E. Le Breton, La patrulla de las nutrias, fue traducida y publicada en 1913. En Valparaíso surgieron folletos y manuales con las pruebas que debían superar tanto los reclutas como los scouts de segunda y primera clase. La primera revista oficial, El Scout de Chile, apareció a fines de 1911 y desapareció en seguida. En 1913 reapareció por algunos meses como El Scout. Siempre Listo, que volvió a publicarse entre 1919-1920 y de manera ocasional en 1925. Ese mismo año José Porras Castillo publicó su memoria para optar al título de profesor de Educación Física en forma de texto titulado El Scoutismo. En 1927, tras la adopción de la Rama Lobatos el año anterior, se publicó la versión chilena del Manual del Lobato, de Baden-Powell y en seguida apareció Consejos de Akela, un manual para responsables de Manada elaborado por Milos B. Dvorak. La Ley Scout fue comentada en Decálogo Scoutivo, por Amador Alcayaga, en 1930. Por fin, Tomás de la Barra tradujo en 1933 Roverismo hacia el éxito, de Baden-Powell. Otras publicaciones periódicas de alcance provincial (Los Ángeles, Punta Arenas, Santiago, Valdivia, Valparaíso) tuvieron corta vida, mientras que en Rancagua El Scout de Colchagua publicó más de 40 ediciones en el período 1928-1933. Desde 1933 y hasta fines de los ’40 se publicaría el Boletín Scoutivo de manera bastante regular. Además, entre otros textos, en 1943 se publicó el Manual de Primeros Auxilios e Higiene, tomado de una versión original francesa, y en 1945 el Reglamento de la Escuela de Comandantes (este último menciona la existencia de 5 tomos de Cartillas de Instrucción, el folleto La Escuela Scoutiva, el texto Juegos Scoutivos, de Victoria Caviedes, además de varios de los antes mencionados).25 Como se puede observar, en el período existía un cierto material, en buena parte traducido de textos extranjeros. Resta por saber cuan coherentes eran estos textos entre ellos, de qué manera facilitaban la tarea de los dirigentes para su trabajo con los jóvenes y qué nivel de diseminación tenían. Grandes actividades Con cierta periodicidad la Asociación realizó grandes encuentros de 1.500 a más de 4.000 scouts que tuvieron el propósito de ofrecer una oportunidad a los jóvenes para compartir con sus pares a la vez que se lucía ante la comunidad el alcance que iba teniendo el Movimiento. Como se ha dicho, en noviembre de 1913 se realizaba la primera Concentración Nacional de Boy-Scouts, en el parque Cousiño, con ocasión de la visita de T. Roosevelt, ex presidente de los Estados Unidos. En septiembre de 1915 la Asociación convocó a una nueva Concentración Nacional en Santiago, en que en el cerro Santa Lucía fue exhibida la estatua (entonces de yeso) denominada Siempre Listo, elaborada por el artista Fernando Thauby.26 Nuevamente hubo actividad amplia en 1917 con motivo del centenario de la Batalla de Chacabuco, como ya se ha visto, y esta vez con la participación de scouts de la Argentina y del Uruguay. En septiembre de 1921 hubo otra Concentración Nacional esta vez con visita a la Escuela de Aviación y el ascenso al Cerro San Cristóbal. En septiembre de 1925, en los Campos de Sports de Ñuñoa, con ocasión de la visita del Príncipe de Gales, hubo otro de estos encuentros que a partir de ese momento pasarían a llamarse Jamborees. Ese mismo año se organizó el primer Congreso Scout Nacional, que tuvo lugar en Santiago. En septiembre de 1926 Concepción sería sede del segundo y Valdivia acogería el tercero en enero de 1928. En 1927 hubo un nuevo Jamboree, en el Parque Cousiño y una nueva Concentración en San Luis de Las Condes.

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Boy Scouts de Chile (institución fundada el 21 de mayo de 1909) , enero de 1911. Boy Scouts de Chile, Reglamento Escuela de Comandantes, Santiago, 1945. Pudiera ser la obra El Scout, cuya versión en bronce, posiblemente una reproducción, está en el cerro San Cristóbal.

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Debido a la crisis de los años ’30 el cuarto Congreso fue pospuesto durante diez años y fue realizado en 1940 con sede en Valparaíso. Asimismo, en diciembre de 1941 volvió a realizarse un Jamboree Nacional, esta vez en la Quinta Normal. Participación internacional A partir de una excursión a Argentina en 1916 y del encuentro con scouts de la Argentina y el Uruguay en Chacabuco y Santiago en 1917, se procuró mantener cierta presencia en el ámbito internacional. En 1920 Álvaro Vicencio encabezó una representación al primer Jamboree Mundial, para lo cual recibió importante apoyo de Agustín Edwards, ministro chileno en Londres. A su vez, Armando Quezada Acharán y Carlos Morla Lynch se contaron entre los delegados a la Conferencia Mundial de 1922, realizada en París. El terremoto de 1923 en Atacama y Coquimbo fue la ocasión para una ayuda internacional de parte de los scouts del Brasil, a quienes la Asociación obsequió una copia de la estatua El Scout, ya mencionada, que se instaló en Río de Janeiro. Por su parte, en 1924 el scout Álvaro Francisco da Silva, de 15 años, caminó desde aquella ciudad hasta Santiago. En el segundo Jamboree Mundial, celebrado en Dinamarca en 1924, hubo una importante delegación de la Asociación, la que también envió delegados a la Conferencia Mundial en el mismo año y país. En esa oportunidad tomaron contacto personal con R. Baden-Powell y dos dirigentes participaron en un Curso en Gilwell. También en 1924, las guías de Chile estuvieron en el campamento internacional de Foxlease, en Gran Bretaña. En 1925 dos representantes de la entonces Oficina Internacional de BoyScouts visitaron el país. La participación internacional continuó con la Conferencia Mundial en Kandersteg, Suiza (1926), el Jamboree Mundial en Birkenhead, Inglaterra (1929) y un campamento internacional en Barcelona ese mismo año. En aquella oportunidad la Asociación obsequió a Baden-Powell, quien la ubicó en Gilwell Park, una estatua denominada El Toqui.27 En 1935 una delegación participó en un Jamboree en Washington. No se observa en la historia de esta etapa que ninguno de estos eventos haya marcado alguna huella en la historia de la Asociación, con excepción de la participación en la primera Conferencia Scout Interamericana (Bogotá, 1946), que serviría de detonante para la crisis que marca el final de este período. Las tendencias heterodoxas de esta etapa que marcan a la Asociación hasta el proceso de unidad • Insuficiencia y espontaneidad metodológica No obstante cierta atención a la producción de orientaciones impresas y a la publicación de versiones chilenas de obras de Baden-Powell y de otros autores, se carecía de un sistema eficaz para la formación de los animadores. Una detallada “escuela de comandantes” no ayudó a controlar la dispersión por la cual cada localidad, y en ciertos casos cada “brigada”, realizaba su actividad de acuerdo con lo poco que podía recoger de aquellas publicaciones –si las conocían-, con la voluntad de sus dirigentes –que se sentían bastante autónomos- y con su interpretación propia de aquello que consideraban pudiera constituir la propuesta educativa del Movimiento. Así, como se ha visto antes sobre la forma en que operaba el Método, poco de su riqueza podía observarse en la práctica habitual de las unidades. • Militarismo Numerosos oficiales del Ejército y de la Armada, de diversas jerarquías, integraron órganos directivos de la Asociación desde un principio. Muchos de ellos, en particular del Ejército, fueron instructores de los jóvenes en ejercicios militares que incluyeron tiro con rifle y fusil, eventual destrucción y reemplazo de puentes, movimientos en trincheras, tiro en formación, salto de cercas con alambres de púas y otros, además de las consabidas formaciones, evoluciones, desfiles y paradas en que se replicaba el accionar de los soldados.28 27 28

Boletín Scoutivo Nº 59, agosto de 1941, p. 13. El Mercurio, Santiago, varios artículos entre mayo de 1909 y octubre de 1911, en J. Rojas F., op. cit., p. 79.

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T. Roosevelt recordaría con sorpresa el paso de parada tipo alemán. Pablo Neruda criticó este aspecto en un artículo en Claridad, en 1921: “Obedecer… no hablar, ni reír, ni moverse en las filas en que cada niño se mueve con una rigidez de esqueleto […] Obedecer… y así envenenar el alma de los únicos que pueden prometer algo […] Y ensuciarles así el alma, empequeñecerlos así, cortar en ellos todo lo que tiene alas y hacerlos marchar así […] Scouts… la pasividad, el polvorismo, la guerrería de grito y canto, la mecanización, la estupidez”.29 Los propios profesores, actuando como “comandantes” y sin la formación adecuada, reintroducían estas prácticas no obstante cierta prédica en contrario de parte de las autoridades institucionales. Esto se expresaba igualmente en un estilo de disciplina vertical, relaciones impersonales, actitudes rígidas, estratificación de niños y jóvenes en “grados”, autoritarismo educativo, trato ceremonioso y formal, entre otros.30 La misma nomenclatura de las estructuras que integraban los jóvenes y los adultos (a quienes se seguía llamando “oficiales” y “comandantes” hasta fines de los años ’40) contribuía a mantener estas prácticas en la vida institucional. Ni siquiera las palabras de Baden-Powell, quien repetidamente alertó contra las tendencias militaristas en el Movimiento, consiguieron desactivar esta corriente durante toda la etapa en estudio. Joaquín Cabezas decía que hubo quien vio en las “brigadas” de scouts “un remedo de los fenecidos batallones escolares”.31 Joaquín Cabezas, uno de los fundadores de la Asociación, que desde 1909 venía alertando sobre esta tendencia, puede ser considerado con propiedad como el verdadero líder durante esta época del papel educativo del Movimiento. La tendencia militarista alejó a la Asociación del interés de los educadores, hizo muy rígidos los métodos aplicados, desvirtuó el sentido de la disciplina y creó cierta imagen peyorativa del Movimiento, ya que la presencia pública llegó a ser una caricatura de lo que era una adecuada presentación militar. En algunas fotografías de archivo y colecciones se observa a unidades de la época desfilando incluso con fusiles de madera. • Laicismo Diversos actores, dentro y fuera de la Asociación, reconocían que Baden-Powell incluyó el desarrollo espiritual y la práctica religiosa como parte esencial del Movimiento, a la vez que abogaba por una actitud pluralista en lo confesional. Sin embargo, amparados en cierta autonomía que entendían les habría dado el Fundador para adaptar la práctica scout a la realidad local, quienes establecieron la Asociación en Chile se apartaron de este aspecto de la propuesta de Baden-Powell e impulsaron un estilo laicista desde un comienzo, excluyendo la dimensión religiosa que B-P había considerado esencial. Este aspecto fue, de alguna manera, sustituido por cierta “ritualidad cívica” en que se manifestaba una devoción casi religiosa a instituciones seculares (abnegación por la patria, lealtad a las leyes, amor a la familia) que “han de lucir en el alma de todo scout con la santidad del culto”.32 En la actividad cotidiana se acentuaba el uso de algunos “ritos de iniciación”, “símbolos secretos” y “simbolismo indígena” como forma de llenar el espacio que debiera haber ocupado el desarrollo espiritual y la relación con Dios. Ante la crítica de autoridades eclesiásticas, la Asociación argumentaba que sus objetivos no podían estar al servicio de grupos determinados, en rechazo a lo que imaginaba como un intento de exclusividad confesional de la práctica scout. La resistencia de la Asociación a establecer el “deber para con Dios” en el texto de la Promesa en conformidad con el original, es una evidencia clara de la influencia laicista imperante desde el comienzo: “Los ‘Boy-Scouts’ constituyeron un día obra por excelencia masónica. Fueron masones el alma de toda brigada en la República entera”.33 Claridad Nº 41, noviembre de 1921, pp. 3-4. Ejemplos en Boletín Scoutivo Nº 57, junio de 1941, pp. 21-23. 31 Boletín Scoutivo Nº 75, abril-mayo de 1943, p. 13. 32 Boy Scouts de Chile (institución fundada el 21 de mayo de 1909), enero de 1911, p. 6. 33 Luis Navarrete, Gran Maestre, Asamblea Ordinaria de la Gran Logia, mayo de 1918; en Veritas (seudónimo), La Francmasonería y sus obras en Chile, Santiago, 1920, p. 15. 29 30

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En distintos ejemplares del boletín institucional coexistían citas bíblicas del Antiguo Testamento,34 con relatos sobre la Navidad35 y con la frase “¿acaso las religiones no predican el amor a Dios porque le temen en el más allá?”.36 En 1944 se incorporó un artículo al Reglamento que señalaba que “ningún organismo de la Asociación podrá participar en actividades de carácter religioso”.37 En la primera Conferencia Scout Interamericana (1946) los delegados de Chile plantearon que su Asociación era “arreligiosa” y apolítica, pero no “antirreligiosa”. Poco después la prensa católica en Chile se preguntaba si la Asociación estaba o no al margen del genuino Scoutismo.38 Este laicismo apartó al Movimiento de las iglesias, que tradicionalmente han cumplido en la sociedad chilena funciones de agente educador y que en muchos países patrocinan numerosos Grupos Scouts. • Fragilidad del desarrollo en valores Los objetivos declarados de la Asociación eran la formación del carácter y la transmisión de valores a niños y jóvenes. Transcurrido algún tiempo las actividades recreativas, los desfiles y la rutina de la marcha institucional pasaron a sustituir, en la práctica, aquellos ideales. Esperanzas y esfuerzos de cambio se concentraban más en la estructura que en una transformación en el plano de los valores. De modo que se cayó en una práctica que fue perdiendo sentido, ceremonias públicas que cuidaban la imagen y poco interés en el verdadero desarrollo de valores personales y sociales: “Doloroso es confesarlo, que solamente el niño, que entra a militar en nuestra institución, se limita a vestir el uniforme, a participar en las instrucciones de la Brigada y demás actividades, sin que su atención al cumplimiento de las leyes del Scout, sea de mayor interés”.39 En igual sentido se queja el propio Comisionado General en 1943: “las vanidades traducidas en afán de mando; exceso de distintivos no reglamentarios […], auto bombo por medio de la prensa y el corrillo”.40 Era el efecto de 30 años enfocados en la valoración de lo formal y de los méritos personales, sin referencia a valores sociales tales como la superación de la desigualdad, la democracia, la participación o la libertad: ayudar a los demás no era habitualmente asociado a una mayor solidaridad social o a la defensa del bien común, sino más bien al heroísmo y arrojo personal. “Preparar un Chile más moral” según palabras de José Alfonso en 191941 se intentaría mediante una obediencia ciega “aunque no le agrade […] como lo hacen los soldados”42 para “asentar los principios de jerarquía, de orden y disciplina”.43 En tal perspectiva, conciencia moral parecía ser sinónimo de patriotismo (asociado a nacionalismo económico y a equilibrio entre clases sociales) y de poco más. No es sorprendente que tal enfoque derivara en que a mediados de los años ’40 la mayoría de las “brigadas” estuviera en escuelas primarias y que alrededor del 80% de integrantes fuera menor de 14 años, transformando al Movimiento en una expresión infantil más que juvenil. El énfasis en la disciplina exterior sin atención a la consecuencia entre el pensamiento y la vida, había cobrado un alto precio en la calidad de la oferta educativa de la Asociación.

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Boletín Scoutivo Nº 57, junio de 1941, p. 16. Boletín Scoutivo Nº 63, diciembre de 1941, pp. 11-12. Boletín Scoutivo Nº 58, julio de 1941, p. 7. Asociación de Boy Scouts de Chile, circular Nº 13, 9 de diciembre de 1944. El Diario Ilustrado, Santiago, 27 de julio de 1946. Washington Alarcón, Jefe de Sector, citado en Boletín Scoutivo Nº 72, noviembre de 1942, p. 19. Asociación de Boy Scouts de Chile, Memoria… 1943, pp. 18-19, en J. Rojas F., op. cit., pp. 50 y 101. El Scout. Siempre Listo Nº 1, septiembre de 1919, pp. 1-2, en J. Rojas F., op. cit., p. 69. Boy Scouts de Chile (institución fundada el 21 de mayo de 1909) , enero de 1911, pp. 6-13/37-49. Ministerio del Interior, Decreto Ley 520, 6 de septiembre de 1925.

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Transición y cierre de la etapa La orientación laicista y “arreligiosa” dificultaba la vida de las “brigadas” que operaban en ámbito católico y pareciera que casi ninguna de las que existía antes de 1919 logró subsistir en los años ’20. Hacia 1930 surgió la actividad scout en los Sagrados Corazones de Viña del Mar (tomando como modelo a Scouts de France) y al año siguiente la misma congregación extendió la experiencia a sus colegios en Valparaíso y en Santiago. La coordinación no se hizo esperar y se estableció “Exploradores de Chile”, la primera Federación Nacional de Scouts Católicos, con apoyo de la jerarquía eclesiástica.44 En 1932 la congregación del Verbo Divino estableció un Grupo Scout en el Liceo Alemán de Santiago. Estas unidades de inspiración católica operaron al margen de la Asociación en un comienzo, salvo los Padres Alemanes, quienes inscribieron el Grupo ante el Directorio General. Otros siguieron el mismo camino. Y la tensión se desarrolló cuando estos grupos exigieron la inclusión de los “deberes para con Dios” en la Promesa. Por su parte, en Magallanes, lejos de las tensiones de la zona central, los Salesianos tuvieron unidades scouts con el nombre de “exploradores” desde 1925 y por más de 20 años, sin afiliarse a la Asociación. En otras vertientes cristianas, algunos grupos infantiles uniformados del Ejército de Salvación llevaron el nombre de “Brigada de Boy Scouts Salvacionistas”.45 Varios de los aspectos deficitarios mencionados anteriormente, en particular el laicismo con su exclusión de la dimensión religiosa, habían sido advertidos desde el exterior del país. En 1934 Hubert Martin, Director de la Oficina Internacional de Boy-Scouts, planteaba a la Asociación que esperaba que se conservara en su totalidad el contenido de la Promesa original, incluyendo el “deber para con Dios”.46 Pero en Chile se bajó el perfil al tema y tras el supuesto fracaso de “gestiones amistosas, de franca tolerancia” la Asociación se amparó en el Decreto Ley 520 y declaró “fuera de la ley” a los Exploradores de Chile.47 Sin embargo, no obstante la “irreligiosidad” institucional, en 1943 se “invistió” formalmente a la “Brigada William Booth”, del Ejército de Salvación48 (¡mientras se reafirmaba la prohibición de organizar o asistir a manifestaciones públicas de confesiones religiosas!) y en 1944 se aceptó la inscripción de “brigadas” con base en colegios católicos. Pero en diciembre de ese año se reglamentó que las unidades que surgieran en adelante debían declarar que no participarían en actividades de carácter religioso. En Temuco la “Federación de Exploradores Católicos” publicaba un boletín que recogía el debate sobre el tema.49 En mayo de 1946 la Asociación envió tres delegados a la primera Conferencia Scout Interamericana, celebrada en Bogotá, Colombia.50 Al tratarse del punto de partida de las estructuras regionales en la Organización Mundial del Movimiento Scout, esta Conferencia abordó temas vinculados con los fundamentos del Scoutismo. Se debatió sobre los Principios del Movimiento y sobre la Promesa. El temario se conoció de antemano y los delegados de Chile llevaban el mandato de defender la posición de la Asociación, que se entendía era la manera de respetar todas las creencias religiosas sin discriminación alguna mediante la prohibición de toda exhibición pública que no implicara una acción “puramente scout”, con el fin de evitar que el Movimiento apareciera como cuerpo confesando una determinada religión.51 Exploradores de Chile, primera Federación Nacional de Scouts Católicos, Estatutos y reglamentos aprobados por la Autoridad Eclesiástica, 1931. 45 J. Rojas F., op. cit., p. 46. 46 Asociación de Boy Scouts de Chile, Reunión de presidentes y jefes ejecutivos provinciales celebrada del 18 al 21 de mayo de 1947, Santiago, Imprenta La Economía, 1947, pp. 43-44. 47 Asociación de Boy Scouts de Chile, Memoria que el presidente del Directorio General de los Boy Scouts presenta a la Asamblea General, celebrada el 28 de abril de 1934, Santiago, Imprenta y Enc. Pino, 1934, p. 12; también en Boletín Scoutivo Nº 9, diciembre 1933, p. 2. 48 Asociación de Boy Scouts de Chile, Memoria… 1943, p. 31, en J. Rojas F., op. cit., p. 117. 49 Federación de Exploradores Católicos, Temuco, Nº 1 y 2, julio de 1945. 50 Erasmo Vergara, Nemecio Marabolí y Washington Desport. 51 J. Rojas F., op. cit., pp. 120-121. 44

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De las 19 delegaciones nacionales, sólo Chile mantuvo tal postura. La Conferencia incluyó en sus acuerdos orientaciones para la operación de grupos homogéneos y heterogéneos desde el punto de vista religioso y para ambos casos sugería formas de abordar la orientación espiritual y la práctica de las creencias de los jóvenes, a la vez que promovía la creación de grupos de asesores religiosos formados por capellanes de las distintas denominaciones. Es obvio que la delegación de Chile no firmó tal declaración. Se les habría dicho “ustedes no son scouts de Baden-Powell”52 y el coronel John S. Wilson, Director de la Oficina Internacional expresó que varias asociaciones habían manifestado su “profunda molestia” por el enfoque ideológico del Scoutismo en Chile al “haberse apartado de los principios scouts establecidos”.53 Con posterioridad a la Conferencia Interamericana estallaron críticas internas contra los delegados a la Conferencia, pero el Directorio General los respaldó y se amparó en el carácter de “recomendaciones” de los acuerdos de la Conferencia. En desacuerdo con este respaldo, una corriente disidente procuró obtener el control de la Asociación en la Asamblea celebrada en agosto de ese año. Tras un final tumultuoso debido al desconocimiento de poderes de algunos delegados favorables al grupo disidente, el Directorio encabezado por el Dr. Romero consiguió mantener el control institucional y la disidencia organizó una directiva en paralelo.54 Sin embargo, un resultado eleccionario distinto no hubiera resuelto el tema de la exclusión de la dimensión religiosa, ya que los disidentes no daban señales de cambio en tal sentido. Hacia fines de febrero de 1947 visitó Chile don Juan Lainé, el mexicano que en la Conferencia de Bogotá había sido electo como primer presidente del órgano que hoy conocemos como Comité Scout Interamericano. Lo acompañaba el capellán nacional de la Asociación de Scouts de México. Lainé hizo declaraciones públicas en el sentido de reponer la dimensión religiosa en el Movimiento en Chile. La tensión entre orientaciones opuestas culminó en incidentes con gritos y golpes de puño al término de la ceremonia oficial en la Universidad de Chile el día 26.55 Sin embargo, Lainé no se reunió con la directiva disidente y esto se habría interpretado como un aval al Directorio de Romero, el cual sin embargo tendría que ajustarse a los fundamentos del Movimiento aceptados internacionalmente si quería mantener tal respaldo. En abril, una comisión ad hoc propuso al Directorio que, además de mantener el texto de la Promesa tal y como estaba desde los primeros años (con el argumento que había sido reconocida internacionalmente y no había coartado los principios religiosos de niños y jóvenes), se aprobase una fórmula optativa: “Prometo por Dios y por mi honor…”. Se acordó consultar a las provincias y, posiblemente ese mismo año, se adoptó una única fórmula de Promesa que incluía el concepto: “cumplir mi Deber a Dios”, que aparece en el Manual del Boy Scout publicado pocos años después. Sin embargo, esta medida resultó cosmética, ya que no generó un cambio en el espíritu laicista que se seguía imprimiendo. En mayo de 1948 visitaron Chile el Cnel. John S. Wilson, Director de la Oficina Internacional y el ingeniero Salvador Fernández Bertrán, Comisionado Ejecutivo Regional y Secretario Ejecutivo del entonces Consejo Interamericano de Escultismo. Hubo visitas al Presidente González Videla, Concentración Scout en Quinta Normal y acuerdos sobre futura colaboración. En 1949, en coordinación con el dirigente Manuel Bustos, entonces Jefe del Clan Rover “BadenPowell” del Grupo Guillermo Rivera de Viña del Mar, regresó Salvador Fernández a dirigir un “Curso Preliminar de la Insignia de Madera” (como se llamaba entonces el que posteriormente se conoció internacionalmente como Curso Básico y en Chile como Curso Medio) para la formación de animadores de la Rama Scout. El Diario Ilustrado, Santiago, septiembre de 1946, en J. Rojas F., op. cit., p. 122. El Diario Ilustrado dio a conocer una versión en español de las palabras de Wilson. La frase en inglés: “a great deal of feeling”; fue publicada el 28 de septiembre de 1946. 54 La directiva de la corriente disidente estaba formada por el Gral. (R) Víctor Figueroa Vega, Armando Rodríguez Quezada, Pedro J. Maldonado, Arturo Bustamante, Germán Mateluna y Álvaro Vicencio. 55 El Diario Ilustrado, Santiago, 27 de febrero de 1947, en J. Rojas F., op. cit., p. 126. 52 53

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Manuel Bustos recordaba que “el curso empezó con grandes dificultades debido a que había algunos dirigentes que no aceptaban lo que ellos llamaban ‘innovaciones’, como ser un programa, Ley y Promesa, la religión dentro del Movimiento, pantalón corto (sic), horario de actividades nocturnas; y no aceptaban un padrón establecido para las fogatas en reemplazo de lo chabacano”.56 Agregaba el recuento de Manuel Bustos que “la actitud firme del Clan “Baden-Powell” del Liceo Guillermo Rivera, impuso la aceptación del programa total, que resultó una visión nueva, atrayente y de valor formativo integral. El curso terminó con llantos y promesas solemnes de impulsar este nuevo método”. Es evidente que tal supuesto “nuevo método” no era propiamente nuevo, sino que se trataba simplemente del Método Scout en su plenitud, el que por primera vez era expuesto de una manera completa a la dirigencia de la Asociación. Sin embargo, y no obstante los éxitos que el período estudiado hasta el momento produjo en materia de consolidación de una organización clásica, moderado crecimiento (registraba unos 20.000 miembros) y vinculaciones sociales, las desviaciones a que se ha aludido marcaron muy profundamente a la Asociación, la que tomaba conciencia de la plenitud del método un poco tarde, cuando ya se habían incubado los gérmenes de su futura división. Como lo resumía hace poco el P. Guido Blanchette: “El fundador […] vino a Chile cuando recién había hecho su primer experimento de vida scout en Inglaterra. Quizás vino demasiado pronto. Vino cuando existía la satisfacción de una primera aplicación y la ilusión estaba instalada. Pero faltaba la decantación de las primeras impresiones; faltaban las correcciones a esos inevitables errores en la marcha; faltaba probar algo más ‘el modelo’. En Chile el optimismo de BadenPowell contagió a los que más se acercaron a él. Y de inmediato comenzó la ‘fórmula chilensis’. Nacimos históricamente como una aplicación parcial de una experiencia aún incompleta. De este apresuramiento inicial se originarán no pocos problemas. Mientras en Inglaterra y Europa se difundía el Movimiento y se cotejaban los experimentos, en el lejano Chile se desarrollaba un Movimiento entusiasta, lleno de mística, a veces brillante, pero con algunas desviaciones: militarismo, verticalismo educativo, ateísmo práctico.”57 2ª etapa: 1949-1970 Desde el primer curso internacional de formación de dirigentes hasta la constitución de COCEC (Instituciones paralelas surgen de los conflictos y se hace urgente la unidad) La formación como herramienta de renovación En el plano internacional la Conferencia Scout Mundial promovía un modelo de formación de dirigentes que fuera aplicado de manera estandarizada en todos los países que tenían Organizaciones Scouts Nacionales miembro. Tal modelo se conocía como “esquema de Gilwell” en alusión al Centro de Formación cercano a Londres que había establecido Baden-Powell en 1919 y en el cual ese mismo año partiría el sistema de capacitación de la Insignia de Madera. Hacia 1951 el “esquema” contenía tres niveles de formación, el Curso Pre-Certificado orientado a los recién llegados a una función de animación, el Curso Preliminar destinado a calificar a asistentes y responsables de unidad y el Curso de la Insignia de Madera considerado como la capacitación ideal que debía obtener cada Responsable de Unidad y/o de Grupo. Estos cursos se impartían de manera diferenciada por cada Rama o grupo de edad y los había también orientados a Responsables de Grupo y a quienes conducían estructuras territoriales (llamados “Comisionados”). 56 Guías y Scouts de Chile, Manual del Curso Básico, Sesión Nº 1, Historia…, Documento de apoyo para el conductor de sesión, Santiago, 1992, p. 10. 57 Blanchette, Guido, Ser uno mismo en la diversidad, Santiago, 2008, p. 5.

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A partir de la primera Conferencia Scout Interamericana, en 1946, con la organización de la Región Interamericana y de su sede regional de la Oficina Mundial, las asociaciones scouts de los países iberoamericanos tuvieron la oportunidad de acceder a estos cursos en español y en portugués que eran conducidos por formadores calificados en el plano internacional (tanto voluntarios como profesionales) que viajaban a las diferentes naciones con tal propósito. En los diferentes países, y Chile no fue la excepción, se acentuaba el interés por mejorar las prácticas del Movimiento de una manera que reflejara el genuino Método Scout. Y la capacitación mediante los cursos del “esquema de Gilwell” se convirtió como en el paso inicial en tal sentido. Sin embargo, no obstante el interés por parte de dirigentes con espíritu renovador, en general dirigentes jóvenes, la adopción plena del sistema de formación de la Insignia de Madera y, en especial la modificación que habría que introducir en la forma de operar el Método Scout en lógica consecuencia, fue resistida durante buena parte de esta segunda etapa por parte de los sectores más conservadores de la institución. Es claro que se fue imponiendo progresivamente, y que produjo un cambio positivo en la organización. Pero durante mucho tiempo ambas tendencias coexistieron, sin que nunca se lograra la desaparición total de la antigua. Al Curso Preliminar de 1949 le seguirían otros y en 1953 se condujo el primer Curso de la Insignia de Madera, en el cual hubo también participantes de Argentina, donde aún no se había realizado tal actividad. Una serie de actividades formativas de carácter internacional continuó con la diseminación de las ideas de renovación a lo que también contribuyó la participación de dirigentes chilenos en cursos y actividades de capacitación realizadas en asociaciones de otros países de la Región Interamericana. Hacia fines de los años ’50 la Asociación ya contaba con formadores chilenos capacitados internacionalmente que se constituyeron en el fermento de la renovación del método y en agentes de cambio en el plano institucional. Esto fue vinculando a la Asociación con el desarrollo educativo que había tenido el Movimiento en el mundo y ayudó a reducir su insuficiencia y espontaneidad metodológica y su tendencia militarista, descritas como características de la primera etapa, pero no terminó con ninguna de las dos, las que continuaron resurgiendo de tanto en tanto durante mucho tiempo (más la primera que la segunda, hay que decirlo), en sectores puntuales, producto de la acción de dirigentes que retornaban después de largos períodos de ausencia o que manifestaban desidia en capacitarse para la tarea educativa. En lo que no hubo grandes variaciones fue en cuanto al laicismo y en la fragilidad en el desarrollo de valores, tendencias que coexistieron con las nuevas orientaciones, dando una imagen confusa de la Asociación e impidiéndole la coherencia de un proyecto armónico entre todos sus componentes. Por ello es que en esta segunda etapa se manifiesta en profundidad la crisis que se había incubado en el período anterior y que llevaría a profundas divisiones y a la operación de modelos paralelos de Movimiento Scout. El Movimiento Scout en el ámbito católico La crisis que marcó la transición y cierre de la primera etapa había tenido como uno de sus componentes más visibles el conflicto entre quienes operaban unidades scouts en ámbito católico y la corriente laicista imperante en el Directorio General, que se rehusaba a considerar la dimensión religiosa en el Movimiento. Si algunos vislumbraban en 1947 una desactivación del conflicto con la inclusión en el texto de la Promesa de la frase “cumplir mi Deber a Dios”, pronto verían que poco cambiaba en lo cotidiano, ya que tal “deber” sería considerado por las autoridades de la Asociación como algo de naturaleza “personal” y de ningún modo objeto de acción en el plano educativo.

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Las raíces de tal confrontación, como lo hemos visto en la etapa anterior, eran muy antiguas y no era posible esperar que la divergencia se resolviera con un simple cambio en el texto de la Promesa, ya que la experiencia de los años anteriores había demostrado que se trataba de dos puntos de vista muy divergentes respecto al papel de la dimensión religiosa en la educación scout. Esta misma divergencia se prolongaba hacia el tema de la educación en valores y, dada la lentitud con que operaban los cambios metodológicos debido a que no eran totalmente aceptados, también se proyectaba hacia el ámbito educativo, confrontando dos modos culturales de ver al Movimiento Scout. Sin embargo, las “brigadas” católicas, y los grupos scouts católicos que en este período empiezan a crearse con ese nombre, no actuaban concertados y sus reacciones ante la Asociación dependían de las relaciones personales, de la zona del país en que se actuaba o de la mayor o menor disciplina respecto del Directorio con que operaban los dirigentes regionales. Así las cosas, las “brigadas” de los colegios de los Padres Franceses (Sagrados Corazones) y de los Padres Alemanes (Verbo Divino), que habían recibido el impacto de la Asociación cuando en 1934 declaró “fuera de la ley” a los “Exploradores de Chile” (la primera Federación Nacional de Scouts Católicos), continuaban operando totalmente al margen de la Asociación pero sin una coordinación entre ellas. Algo parecido sucedía con experiencias aisladas que tenían lugar en la zona Sur, como ocurría en la Araucanía y en Magallanes. Un poco diferente era la situación de los Jesuitas (San Ignacio), Maristas (Champagnat, del Instituto O’Higgins), Mercedarios (San Pedro Nolasco), Salesianos (Don Bosco) y numerosos grupos parroquiales de la provincia de Santiago, que en atención a su proximidad, mantenían mayor contacto entre ellos sin constituir una organización formal. Por último, en la Asociación continuaban algunos grupos pequeños que seguían las orientaciones del capellán Romo, quien al mismo tiempo que los asistía de manera incipiente, había tomado la determinación de luchar por el cambio desde dentro de la Asociación. Como se puede ver, era una situación de disconformidad dispersa, en que cada Grupo atendía a sus necesidades educativas de la manera que mejor le parecía, sin una coordinación formal explícita y sin un liderazgo que los aglutinara. La situación cambia significativamente hacia fines de los años ’40 cuando llega a Chile el sacerdote belga Roberto Polain Cartier, quien había tenido una activa experiencia scout en su país. Tras un par de años en Chile Chico, en que realizó animación pastoral y educativa en la constitución de una colonia de compatriotas suyos, se trasladó a Santiago donde en 1952 fundó el Colegio Notre Dame en la comuna de Providencia. En este ámbito el Padre Polain desarrolló una intensa actividad scout sobre la base de su experiencia en la Fédération des Scouts Catholiques Baden-Powell de Belgique, una de las primeras y de las muy pocas que recibieron el privilegio del Fundador de poder utilizar su nombre en el de la asociación (1912).58 Mucha de la actividad del Colegio estaba vinculada al Movimiento Scout: “…el Scoutismo está ligado a la fundación del Notre Dame y aporta aspectos metodológicos en su expresión de colegio […] la mayoría de estos jefes scouts eran profesores jefes y por tanto era natural que en los Consejos semanales de profesores se tratasen temas referidos a las unidades…”59 El P. Polain no tardaría en promover, desde el Colegio Notre Dame, la coordinación de los grupos scouts católicos, hasta entonces bastante dispersos. Así, el P. Polain aportó a todos estos grupos el liderazgo y la unidad metodológica que no les había aportado ni la Asociación ni la literatura traducida en la que normalmente se apoyaban. Entre 1954 y 1956 su labor fructificó en la Federación de Scouts Católicos que obtendría su personalidad jurídica en 1960. El primer Jefe Scout Nacional, por unos meses, fue don Christian Richard, que fue sucedido por don Gonzalo Gutiérrez N., principal miembro directivo del Colegio Notre Dame. El P. Polain, no obstante su cargo formal de Capellán Nacional, se desempeñó como ideólogo, organizador, animador y formador.

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http://fr.scoutwiki.org/Fédération_des_scouts_catholiques http://www.notredame.cl/index3.htm

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Muchos de los profesores y responsables de unidades scouts del Colegio Notre Dame sirvieron también como los primeros dirigentes nacionales de la Federación. Es el caso del propio Gonzalo Gutiérrez y de Jorge Gray, Fidel Oteíza, Germán Aburto, Andrés Bansart, Roberto Espinoza, el P. Iván Germain y muchos otros que con el tiempo se han destacado en educación y en la dirección de colegios, tanto dentro como fuera del país. Apoyada en el carisma del P. Polain y en los equipos de Notre Dame, a los que se agregaron innumerables otros dirigentes a lo largo del país, quienes se sentían interpretados por el nuevo estilo, la Federación no sólo aglutinó a los grupos scouts católicos existentes sino que estableció otros nuevos, tanto en parroquias como en colegios. En adición a su orientación espiritual y religiosa, estos grupos constituyeron una corriente renovadora en materia de conceptos metodológicos y dirigencia joven. Desde su comienzo su característica fue una estructura simple y flexible, sin vinculación con la Organización Mundial del Movimiento Scout (OMMS), que sólo reconocía la existencia de la Asociación. La FSC adoptó enfoques educativos similares a su inspiradora belga y un sistema propio de capacitación de sus dirigentes, bastante más flexible que el estructurado “esquema” de la Insignia de Madera y por cierto carente de los estrictos registros sistemáticos que lo caracterizaban en el marco de un modelo que operaba bajo el control de organismos internacionales. No obstante lo anterior, en algunas de las “brigadas” de inspiración católica que venían de los años ’30 y ’40, coexistía una actividad pastoral inspirada en organizaciones de scouts católicos de países europeos con formas de aplicar el método que habían caracterizado a la Asociación de Boy Scouts. Es así como grupos de los colegios Salesianos y del San Pedro Nolasco eran reconocibles por su formalidad, disciplina y rigidez. Por ello es que la FSC no sólo coordinó pastoralmente a los grupos scouts católicos sino que les entregó también una unidad en lo metodológico. En 1962 la Federación instaló una sede institucional fuera del Colegio Notre Dame y se vinculó de manera internacional, particularmente con la Conferencia Internacional de Escultismo Católico (tal era entonces el nombre de la CICE), que en la época se vinculaba tanto con asociaciones católicas en el marco de Organizaciones Scouts Nacionales de la OMMS, como con otros agrupamientos de scouts católicos no inscritos en dicha organización. Desarrolló un sistema de obtención de fondos con base en fuentes nacionales y extranjeras, un incipiente servicio de dirigentes remunerados, publicó manuales y otros materiales educativos, además de la revista Signo que comenzó a aparecer en 1966. Hacia mediados de los años ’60 enviaba delegados a encuentros mundiales de la CICE en Europa y, en el plano nacional, su acción se inscribía entre las actividades pastorales de la Iglesia Católica, con la cual intensificó sus vínculos formales. En 1965 Gerardo González Erba fue elegido Jefe Scout Nacional e inició la expansión de la FSC, la que a mediados de 1966 contaba con algo más de 5.000 miembros. En 1969 Cristián Urzúa sucedió a Gerardo González en el cargo de Jefe Scout Nacional y su principal labor consistió en ampliar la acción de la Federación a todo el país, llegando en 1970 a superar los 10.000 miembros. El énfasis de la Federación estuvo puesto en el desarrollo de la persona en todas sus dimensiones, en la plena incorporación de la dimensión religiosa a la vida del Movimiento y en el desarrollo de un liderazgo de jóvenes capacitados. No competía ni confrontaba con la Asociación sino que mantenía su vida institucional en un canal paralelo de funcionamiento, limitándose a encuentros con la dirigencia de la Asociación con motivo de la visita de dirigentes internacionales.

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Progresiva autonomía de las Guías Como se había relatado, las primeras unidades de niñas que partieron en 1912 no consiguieron perdurar: “la fuerte oposición que encontraron en el público y principalmente en el clero, apagó su entusiasmo”.60 La oficialización de las “girl guides” por parte de la Asociación en 1918 dio motivo para la persistencia y aún la acentuación de las críticas. Desde la autoridad eclesiástica, concordando con las perspectivas de la época, se veía como peligrosa “la admisión del elemento femenino”: “¿Es posible que a cincuenta niñas de 12 a 16 años se les den por compañeros de excursión, por montes y quebradas y vericuetos, adonde no puede penetrar la mirada de sus directores, a doscientos muchachos de la misma edad, y a quienes se les ha formado o se les está formando el corazón alejado del temor de Dios, sin nociones de moral, sin rastros de amor al prójimo, sin respeto a nada ni a nadie?”. Así, se llamaba a padres y madres a medir la “profundidad del abismo a que ellos mismos lanzan a sus propias hijas”. Y, no obstante la existencia de “brigadas de boy-scouts católicos”, se desalentaba con firmeza la participación de niñas en tales organizaciones.61 Hacia 1938 la crítica continuaba y la Asociación defendía el papel que ocupaban niñas y mujeres en el Movimiento mediante alusiones a la Iglesia en su mención a “añejos prejuicios que esclavizan aún a respetables Instituciones que persiguen fines morales” y destacaba que la participación femenina acentuaba el “mutuo respeto y cortesía, que aviva la emulación y modera las costumbres”.62 De hecho, en la Asociación había cierta idea de sostener una postura avanzada: “…la práctica del guidismo […] las hace aptas para luchar en la vida al lado de su compañero natural. La vida de campo las fortifica y las robustece, preparándolas para su noble misión; la práctica de la higiene, la natación y los demás deportes propios de su sexo, las hace fuertes y dignas del compañero que más tarde compartirá con ellas la vida. Madres sanas de cuerpo y de espíritu y abnegadas necesita nuestro país…”.63 Pero, como se puede ver en el mismo texto citado, en la práctica cotidiana la orientación dada a las unidades de niñas enfatizaba el papel social de la mujer que predominaba en la época: “…se dedican a labores propias de su sexo: atención de enfermos, aseo de un hogar, etc.”.64 Y tras algunos años “…formar de la niña una mujer de carácter y un modelo de esposa y de madre”.65 Pero había voces que proponían una formación más variada. Victoria Caviedes, por ejemplo, sugería incluir para las “brownies” (nombre que entonces se daba a las niñas de 7 a 10 años), nociones de electricidad, astronomía, fotografía y fabricación de muebles.66 El boletín institucional incluía en sus sucesivas ediciones el contenido de la reglamentación específica para el adelanto progresivo de las niñas. De todos modos, hacia 1945 se reconocía que “Los trabajos de las girl-guides no están todavía bien orientados, cada día se trabaja para darles una verdadera orientación”.67 Y esto se reflejaba en que la estructura e integración de la Asociación continuaba siendo predominantemente masculina. En 1928, con más de 13.000 miembros, alrededor de 3.250 eran guías; en 1943, entre más de 18.000 integrantes, 4.470 eran mujeres. Similar razón mostraba el número de unidades femeninas respecto del total de “brigadas”. La proporción seguía siendo de un 25% no obstante los esfuerzos desplegados.

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El Scout. Siempre Listo Nº 4, 15 de diciembre de 1913, p. 8. En J. Rojas F., op. cit., p. 27. Veritas (seudónimo), La Francmasonería y sus obras en Chile, Santiago, 1920, pp. 14-15 y 33. Boletín Scoutivo Nº 39, noviembre de 1938, p. 2. En J. Rojas F., op. cit., p. 97. Boletín Scoutivo Nº 1, abril de 1933, p. 1. En J. Rojas F., op. cit., p. 97. El Mercurio, Santiago, 24 de noviembre de 1913. En J. Rojas F., op. cit., p. 96. José Porras Castillo, El Scoutismo, Santiago, 1925, pp. 59-61. Boletín Scoutivo Nº 61, octubre de 1941, pp. 15-16. Boy Scouts de Chile, Reglamento Escuela de Comandantes, Santiago, 1945, pp. 19-20.

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En tanto, en el plano internacional las Guías se habían constituido en 1928 en “Asociación Mundial” y, con la formación de la Región Scout Interamericana en 1946, se iniciaba la insistencia de la Oficina Scout Mundial en el sentido de aplicar el modelo internacional en que Scouts y Guías funcionaban en organizaciones separadas. Esto afectaría a varios países de América Latina que tempranamente habían integrado formalmente a niñas y mujeres en sus asociaciones scouts, como fue el caso de Chile y Argentina. En septiembre de 1946 Victoria Caviedes comenzaba a coordinar Comisiones en la ABSCh para acelerar la reglamentación propia para niñas y mujeres (uniformes, especialidades, formación de guiadoras).68 En octubre de 1949 la Asociación constituyó un “Directorio Nacional Guidista” con carácter provisorio. Hacia 1952 se estableció la Asociación de Girl Guides (con unas 6.000 integrantes) y con delegados de los Boy Scouts en su directiva. Encabezaba el Directorio doña Guillermina Chaparro quien por varios años había sido ayudante directa de Victoria Caviedes.69 Por fin, el 15 de junio de 1953, con acuerdo de la Asociación de Boy Scouts, la Asociación de Girl Guides de Chile fue establecida como organización autónoma bajo la conducción de la mencionada Sra. Chaparro, a quien acompañaban Marta Espinoza y Virginia Reyes de Chaparro.70 Obtendría su personalidad jurídica en junio de 1955 y se uniría a la Asociación Mundial de las Guías Scouts en 1957. En junio de 1960 el Estado la declararía Institución Nacional. No obstante el estrecho vínculo que había existido durante 40 años, en poco tiempo Guías y Scouts operaban por caminos claramente paralelos con pocos puntos de convergencia. Parte importante de la dirigencia Guía se abrió a incorporar la dimensión religiosa en la vida del Movimiento y es posible que ese haya sido uno de los puntos que redujeron los contactos con la Asociación. Paralelamente el vínculo con el mundo católico se acentuó por la temprana influencia de las Guides de France, que también se expresó en manuales traducidos de tal asociación y en capacitación para guiadoras chilenas en aquel país. Con los años la Asociación de Girl Guides fue adquiriendo cierta rigidez, apego a las formalidades externas (como uso de diversos uniformes dependiendo de las circunstancias) y un estilo de dirección que planteó una enorme brecha entre la cúpula institucional y las guiadoras de base que llevaban a cabo el programa. Este hecho y la falta de renovación en el programa que ofrecía fue debilitando la presencia de la institución en el país y hacia fines de los años ’60 era apenas una sombra de lo que había sido en el momento de lograr su autonomía. Durante toda esa década Girl Guides y Boy Scouts operaban sin verdadera cooperación mutua; de hecho poco a poco volvía a haber algunas unidades femeninas en la Asociación de Boy Scouts, al tiempo que una incipiente sección de niñas y mujeres iba apareciendo en la Federación de Scouts Católicos. Esa era la situación existente a fines de 1970 cuando se inician los procesos de unidad entre las organizaciones scouts, proceso del cual la Asociación de Girl Guides permaneció más bien ajena. Las divergencia interna sobre método y generación de autoridad: El Movimiento de Reforma Los años ’60 encuentran a la Asociación frente a tres divergencias de naturaleza diferente. Por una parte, las divergencias con la Federación de Scouts Católicos, centradas principalmente en la dimensión religiosa y en la formación en valores y en el método; por otra, con la Asociación de Girl Guides, divergencias que comenzaron en problemas de género y de dirigencia femenina y que se ampliaron a cuestiones de estilo y procedencia social; y por último, el frente interno con las generaciones jóvenes, centrado en problemas de método y de generación de la autoridad institucional. Detengámonos un poco en este tercer frente. 68 69 70

Asociación de Boy Scouts de Chile, Memorias… 1945-1947, pp. 14-15, 41-42, 45-46. En J. Rojas F., op. cit., p. 56. Fogata Nº 109, 110, 113, 114, 115, junio-julio y octubre a diciembre de 1952. En J. Rojas F., op. cit., p. 57. El Mercurio, Santiago, 17 de junio de 1953. En J. Rojas F., op. cit., p. 57.

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Hacia comienzos de los años ’60 aquellos dirigentes que fueron capacitados en el “esquema de Gilwell” comenzaron a cuestionar la reticencia de las autoridades conservadoras de la Asociación a introducir cambios en la implementación del Método Scout. Al mismo tiempo, el sistema de generación de la autoridad institucional no daba cabida a la dirigencia joven renovadora, que en general coincidía con aquellos que habían obtenido la “Insignia de Madera”. El gobierno de la Asociación estaba en manos de un Consejo Nacional integrado por unos 16 delegados provinciales pero, en la práctica, la dirección efectiva era realizada por la Junta Ejecutiva Nacional de 7 miembros. Estos organismos tendían a generar su integración por sí mismos, sin participación de la base de la institución. Además, agudizaba la situación el hecho de que 20 de los 23 integrantes de estos organismos estaban vinculados a la Masonería y no se veía forma en que personas con una visión diferente pudiesen incidir en el funcionamiento de la Asociación.71 La institución mantenía vinculación internacional e incluso participaba en el gobierno del Movimiento a nivel continental: entre 1961 y 1966 don Hugo Vigorena integró el entonces Consejo Interamericano de Escultismo. Sin embargo, hacia mediados de esa década las estructuras internacionales comenzaron a observar con preocupación el debilitamiento progresivo de la institución (la cantidad de miembros descendió de 26.000 en 1952 a unos 19.000 en 1956 y permanecía estable desde esa fecha). A lo anterior se agregaba el dinamismo que mostraba la Federación de Scouts Católicos que se percibía a nivel internacional como una división del Movimiento en la cual la Asociación tenía responsabilidad. De todos modos, había esfuerzos por intentar una recuperación, si bien ellos se mantenían dentro de los modelos que se habían usado por décadas. En 1964 una circular del Director de Educación Primaria y Normal don Luis Moll Briones, promovía la formación de Grupos (o patrullas) de Scouts y de Guías en escuelas urbanas y rurales, suministraba locales para talleres, almacenes, gimnasios y todo lo que contribuyera a las “especialidades vocacionales”, facilitaba la labor de profesores (el tiempo utilizado en actividades oficiales de la Asociación sería considerado tiempo de servicio hasta 6 de las 30 horas semanales; habría anotación de mérito por 5 años de servicio como dirigentes), divulgaba el Movimiento en ámbitos escolares e incorporaba al programa de “moral social” el “decálogo del scout” (el texto de la Ley).72 En la dirección contraria, había quejas de que la Tienda Scout vendía “muchos elementos de banda de música y muy poco de Escultismo. De literatura scout no hay prácticamente nada…”.73 Hacia mediados de la década del ’60 los dirigentes de enfoque renovador comenzaron a constituir una corriente interna, que ante la persistencia de las autoridades de la Junta Ejecutiva Nacional de excluirlos de la dirección efectiva del Movimiento en el plano institucional, en pocos años se convertiría en el Movimiento de Reforma Scout, como se explica más adelante, que llegaría a separarse de hecho de la Asociación y a operar en forma paralela.74 Así las cosas, el Consejo Interamericano de Escultismo procuró estimular una unificación del Movimiento Scout en Chile y envió como mediador a un dirigente scout brasileño, el contralmirante (luego vicealmirante) José de Araujo Filho. La Oficina Scout Mundial, por su parte, elaboró en 1965 un “proyecto de unión” con la participación del mayor general Daniel Spry (Director de la Oficina), de Salvador Fernández B. (Comisionado Ejecutivo Regional) y de Gonzalo Gutiérrez, por entonces Coordinador de la CICE para América Latina.75

Armando Salas Martínez, Documento probatorio Nº 2, Santiago, 1969, Archivo relaciones entre Chile y Oficina Scout Interamericana. 72 Dirección de Instrucción Primaria y Normal, Circular Nº 45, Santiago, 21 de mayo de 1964. 73 Proyecto de Asistencia Técnica a Chile, documento de análisis, México, 1967, p. de notas complementarias. 74 Armando Salas Martínez, Documento probatorio Nº 4, Santiago, 1969, Archivo relaciones entre Chile y Oficina Scout Interamericana. 75 Proyecto de Asistencia Técnica a Chile, documento de análisis, México, 1967, p. 2. 71

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Por otra parte, el propio CIE se reunió en Santiago de Chile del 5 al 7 de mayo de 1966 y allí acordó el “Plan 1966-1969” que contenía un proyecto “para promover la capacitación democrática del joven y el niño latinoamericano mediante el Movimiento Scout” (un programa de “desarrollo de la comunidad” como respuesta al “constante incremento de becas y asignaciones de viaje de países comunistas para el adoctrinamiento de la juventud latinoamericana detrás de la cortina de hierro” según se habría conocido en la reunión mencionada).76 Como reacción a la situación específica del Cono Sur en que en paralelo a la asociación scout miembro de la OMMS funcionaba una organización de scouts católicos, el CIE acordó también el “Programa A” del mencionado “Plan 1966-1969” para la “Resolución de problemas que afectan al Movimiento Scout en Chile, Argentina y Uruguay”. En éste se afirma que “el propio Asesor para Asuntos Juveniles de la Presidencia de la República” [de Chile] está presidiendo las gestiones de unificación.77 La alusión a esta persona bien pudiera referirse a Marco Antonio Roca, Asesor de Asuntos Juveniles del Presidente Eduardo Frei Montalva, o al señor Marco Julio Zúñiga, quien era uno de los principales colaboradores del señor Roca y era dirigente scout que simpatizaba con las posiciones de los jóvenes dirigentes renovadores. El “plan de asistencia técnica” del CIE, que indirectamente culmina en la constitución de COCEC Tras una negociación entre el CIE y la Asociación, el 27 de junio de 1967 se firmó el Convenio de Asistencia Técnica entre la Asociación de Boy Scouts de Chile y el Consejo Interamericano de Escultismo. Como parte del convenio y con financiamiento integral de parte del CIE y la Oficina Scout Mundial, se trasladó a Chile, a partir de fines de abril de 1968, el profesor Armando Salas Martínez, “Ejecutivo Viajero” de la Oficina Scout Mundial en la Región Interamericana (por entonces dirigida por Humberto Pasos Marciacq). Salas pasaría a ser “Comisionado Ejecutivo Nacional” de la Asociación de Boy Scouts de Chile con amplias atribuciones para alentar el desarrollo institucional mediante –entre otras medidasmodificaciones a la normativa de la organización, promoción del desarrollo financiero, mejoramiento de la formación de dirigentes, ampliación de las operaciones en terreno e impulso al crecimiento. Este punto se consideraba sensible y Armando Salas condujo un censo que determinó que en 1968 había 19.590 miembros en 293 Grupos (74,4% de los Grupos y 87,06% de los integrantes operaban bajo el patrocinio de escuelas o liceos).78 El incremento en número de miembros era nulo respecto de 1956. La labor de Salas fue considerada exitosa por muchos de los actores nacionales que interactuaron con él y fueron testigos de los resultados que impulsó: adopción de una política religiosa, obtención de recursos de empresas y del Estado, fuerte dinamismo en la capacitación. Además de la asistencia específica a la Asociación –y como parte del plan de trabajo acordado- estableció cordiales relaciones con la jerarquía de la Iglesia Católica, en particular con el entonces obispo auxiliar de Concepción Mons. Carlos Oviedo C. (quien posteriormente sería cardenal arzobispo de Santiago) y con el obispo de Valdivia y en la época Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, Mons. José Manuel Santos Ascarza.79 Transcurridos 6 meses de su misión en Chile, en noviembre de 1968 Armando Salas elevó un informe al CIE, con carácter reservado, en que hacía un balance de lo realizado y analizaba las falencias que veía en la institucionalidad de la Asociación de Boy Scouts (cuyos aspectos esenciales ya han sido explicados en esta reseña). Presumiblemente en febrero de 1969 el documento se habría “filtrado” hacia la directiva de la Asociación. 76 Interamerican Scout Committee, Plan 1966-1969 for promoting democratic training of Latin American youth and child through Scouting, México 1966. 77 Consejo Interamericano de Escultismo, Plan 1966-1969, Programa A, Resolución de problemas que afectan al Movimiento Scout en Chile, Argentina y Uruguay, México 1966. 78 Consejo Interamericano de Escultismo, Plan de Trabajo para el Proyecto de Asistencia Técnica, Santiago, 1968. 79 Cartas de Mons. C. Oviedo y Mons. J. M. Santos a Armando Salas, Concepción y Valdivia, marzo-abril 1969.

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Hay testimonios que responsabilizan de esto a dirigentes de Argentina vinculados al Consejo Interamericano de Escultismo: Tornquist, Chaieb y Barreiro.80 Como consecuencia, el 19 de ese mes la Junta Ejecutiva Nacional, sesionando con sólo tres de sus miembros (dos de los cuales aparecían cuestionados en el informe), cesó en sus funciones a Armando Salas, lo declaró persona no grata y gestionó infructuosamente ante autoridades del Estado su expulsión del país. Al mismo tiempo denunciaba el Convenio de Asistencia Técnica.81 Armando Salas recibió numerosas cartas de respaldo de dirigentes nacionales, provinciales, locales y de base, obispos, empresarios, autoridades del Ministerio de Educación y otros. Incluso la casi totalidad del entonces Equipo Nacional de Adiestramiento se pronunció abiertamente en contra de la decisión adoptada por la Junta Ejecutiva Nacional y en reconocimiento del mérito de la labor desplegada por Salas. La tensión llegó entonces al máximo y los dirigentes que integraban el Movimiento de Reforma Scout “tomaron” la sede nacional en Serrano 240 el miércoles 5 de marzo a las 00:00 horas y la mantuvieron ocupada hasta el sábado 15 del mismo mes.82 El hecho fue cubierto por la prensa nacional e internacional. El autor de esta reseña recuerda haber visto en manos de su padre (entonces Comisionado de Distrito en Bahía Blanca, Argentina) el recorte de un periódico argentino que informaba de “la toma”. Por su parte, el CIE, que al mismo tiempo sesionaba en Paraguay del 5 al 8 de marzo, conoció los hechos y respaldó a Salas a quien encomendó la misión de “realizar un estudio sobre el terreno para verificar la efectividad de la aplicación de los Principios y Programas del Movimiento Scout por parte de la Asociación Nacional de Boy Scouts de Chile”.83 El Presidente del CIE, Gilbert R. Pirrung (de los EUA), señalaba en carta a Salas que se estudiaría nuevamente el asunto con ocasión de la Conferencia Scout Mundial en Helsinki, el 22 de agosto de ese mismo año. Desde Ginebra la Oficina Scout Mundial también respaldaba a Salas. Con la toma de la casa scout el Movimiento de Reforma Scout afirmó la ruptura con la Asociación y se apartó de la misma para operar en forma paralela. Esto acercó aún más a los renovadores con Armando Salas y acentuó la distancia con el Presidente de la época J. Martínez Camps y con el Jefe Scout Nacional José Pavez Orellana. El 6 de junio Salas emitía un informe en el que proponía la forma en que pudiera estar integrado un “Consejo Coordinador del Escultismo en Chile”, que se sugería paritario entre la Asociación, el Movimiento de Reforma y la Federación de Scouts Católicos.84 Del 18 al 20 de junio visitaron Chile el presidente y el vicepresidente del CIE, G. Pirrung y Nahím Isaías Barquet (del Ecuador), con el objeto de entrevistar a dirigentes de las diferentes partes y de reunir antecedentes para el estudio del caso. La Asociación siguió mostrándose reticente a dialogar si en el proceso se la consideraba en un pie de igualdad con el MRS y la FSC. Entonces en julio Armando Salas escribió a H. Pasos para señalar que el presidente Pirrung le había encomendado estudiar la forma en que el “Consejo Coordinador” se formase sólo con el Movimiento de Reforma y la Federación de Scouts Católicos, “evitando contactar […] a la Asociación reconocida ya que ésta había rechazado la propuesta original del CIE”.85 Poco después de esta nota, al considerarse que su misión en Chile había concluido, Armando Salas dejó el país.

Carta de Julio Tobón de Páramo, Asesor del C.I.E., Bogotá, 10 de abril de 1969, citando a Juan Martínez Camps. Cartas de Armando Salas a Humberto Pasos, Santiago, 20 y 21 de febrero de 1969. Circular Nº 519 de J. Martínez Camps y J. Pavez O., Santiago, 3 de marzo de 1969. 82 Carta de Carlos Baeza Gajardo a Armando Salas, Santiago, abril de 1969. 83 Consejo Interamericano de Escultismo, Acta de la sesión celebrada en Paraguay del 5 al 8 de marzo de 1969. 84 Carta de A. Salas a H. Pasos, Santiago, 6 de junio de 1969. 85 A. Salas M., Estudio para la creación de una nueva organización Scout en Chile, Memo a H. Pasos, julio de 1969. 80 81

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En agosto de 1969, el Comité Mundial de la OMMS, conciente del deterioro de la Asociación de Boy Scouts y de la incapacidad de sus dirigentes para producir la anhelada unidad, acordó en la Conferencia Mundial reunida en Helsinki suspender en sus derechos a la Asociación con vigencia al 31 de diciembre de ese año. De no existir avances, a partir de esa fecha la Asociación quedaría temporalmente al margen de la OMMS hasta la siguiente Conferencia en 1971. Nunca se implementaron acciones para lograr tales avances. Una comisión formada por el Secretario General Laszlo Nagy, el miembro del Comité Scout Mundial Elías Mendoza (del Perú) y el miembro del CIE Luis Esteban Palacios (de Venezuela) debía dar seguimiento al caso. Esto se realizó sólo por correspondencia hasta noviembre de 1970, fecha en que L. E. Palacios y E. Mendoza visitarían Chile para obtener algún tipo de acuerdo. En tanto, la rigidez de la Asociación había acercado las posiciones del MRS y de la FSC quienes respondieron a la invitación de Palacios y de Mendoza. Tras diversas reuniones los días sábado 28, domingo 29 y lunes 30, la Asociación primero no aceptó la presencia de dirigentes del MRS en la mesa de discusión, pero tras una gestión de E. Mendoza accedió a participar. A último momento el presidente Sr. Martínez Camps intentaría que el MRS desistiera de concurrir, y al no lograrlo marginó a la Asociación del diálogo. Es así como el 1º de diciembre de 1970 se acordó conformar la Comisión Coordinadora del Escultismo Chileno (COCEC) con el propósito de llevar a cabo la unidad. Inicialmente la compusieron por el MRS Lutgarda Osorio y Hernán Tobar Barra, y por la FSC Cristián Urzúa Pérez (JSN) y Gerardo González Erba (Comisionado Internacional).86 La decisión, apoyada por los representantes designados por el Comité Scout Mundial, va a demostrarse muy exitosa en los próximos años. 3ª etapa: 1970-1984 Desde la constitución de COCEC hasta el Congreso Guía y Scout de 1984 (Los procesos de unidad y sus primeros resultados) Un nuevo escenario En las numerosas reuniones de COCEC celebradas en 1971 y 1972 participaban indistintamente por el Movimiento de Reforma Scout Lutgarda Osorio, Hernán Tobar, Ricardo Moya, Carlos Baeza, Gastón Pérez y René Gómez; mientras que por la Federación de Scouts Católicos lo hacían Cristián Urzúa, Jorge Gray, Jorge Correa y Gerardo González. Este último fue designado Secretario General en enero de 1971, posición que mantuvo durante todo el proceso de unidad. La constitución de COCEC tuvo el principal efecto de inaugurar para los antiguos grupos disidentes (Movimiento de Reforma Scout y Federación de Scouts Católicos) un canal de comunicación internacional del cual no habían dispuesto hasta ese momento, lo que les permitió dar a conocer sus puntos de vista ante los organismos internacionales y las demás asociaciones scouts.87 Paralelamente, al ser reconocida como única interlocutora chilena de los organismos internacionales, COCEC fortalecía su posición ante las bases de la Asociación mientras sus autoridades nacionales se debilitaban. Estas últimas no parecían apreciar la gravedad y urgencia de la situación, ya que se acercaba la 23ª Conferencia Scout Mundial, a realizarse en Tokio, entre el 11 y el 17 de agosto de ese año, en la cual el Comité Scout Mundial debería decidir si levantaba la suspensión aplicada en 1969 o bien expulsaba definitivamente a la Asociación de Boy Scouts de Chile de la Organización Mundial. Mientras COCEC desplegaba un gran dinamismo, la Asociación se veía paralizada y sus dirigentes demostraban carecer de una visión o al menos una estrategia que les permitiera superar la situación.

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Acta de la reunión celebrada en Santiago de Chile el primero de diciembre de 1970. Actas de COCEC, enero y febrero de 1971. Cartas de H. Pasos, S. Fernández y E. Mendoza, febrero-abril de 1971.

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La expulsión de la Asociación de la OMMS En espera de lo que ocurriría en la Conferencia Mundial de Tokio, COCEC consolidaba su posición interna, ya sea ante las autoridades públicas como ante los dirigentes de base de la Asociación de Boy Scouts e incluso entre la dirigencia joven de las dos organizaciones que la integraban. Hay que tener presente que los dirigentes del MRS y de la FSC carecían de contactos anteriores entre ellos e incluso los dirigentes de la FSC no habían tenido participación de ninguna especie en las gestiones desarrolladas por Armando Salas durante su presencia en Chile. Más aún, ignoraban que éste había mantenido frecuentes contactos con personalidades de la jerarquía eclesiástica. También en el ámbito internacional COCEC necesitaba afianzar su posición de interlocutora, ya que para los organismos internacionales el punto clave consistía en vencer la actitud inflexible que mantenían las autoridades de la Asociación de Boy Scouts. Era previsible que los organismos internacionales abrieran una ofensiva diplomática de última hora, considerando que la única gestión útil realizada desde la Conferencia de Helsinki en 1969 había sido la visita que culminó en la constitución de COCEC a fines de 1970. Se trataba de evitar que esa gestión pudiera afectar la nueva posición de COCEC. De hecho, entre abril y mayo de 1971, Salvador Fernández, Secretario General Adjunto, desde la Oficina Scout Mundial, mediante cartas al Comisionado Internacional de la Asociación Georges Cauty, procuró convencer a la Junta Ejecutiva Nacional de la importancia de una visita del Secretario General Laszlo Nagy antes de la Conferencia Mundial para intentar el logro de algún acuerdo que evitara que en Tokio se adoptara una medida contraria a la Asociación. Sin embargo, la Asociación rechazó la visita pues no consideraba conveniente dialogar “con grupos ajenos a la institución” en referencia clara al MRS y a la FSC.88 Lo que podría haber sido una oportunidad, aún siguiendo caminos diferentes a los trazados hasta ese momento, los propios dirigentes de la Asociación la desperdiciaban. Así la Asociación no pudo exhibir una solución a los problemas que habían causado su suspensión en 1969, por lo cual en agosto de 1971 la Conferencia Scout Mundial reunida en Tokio no tuvo otra alternativa que poner término a su condición de miembro de la OMMS, es decir, determinó su expulsión formal del Movimiento.89 El Congreso Scout por la Unidad Quedaba así abierto el camino para producir una renovación desde los cimientos y con todas las apuestas a favor de COCEC. Junto con intensificar las actividades que hasta ese momento había desarrollado, COCEC estimó conveniente abrir el juego a todos los dirigentes scouts, cualquiera fuera su organización. Para ello convocó a un Congreso Scout por la Unidad, con el propósito fundamental de crear un espacio amplio de diálogo donde se validaran los esfuerzos unificadores por parte de todas las bases del Movimiento Scout en el país. Luego de intentar diferentes fechas, el Congreso se celebró finalmente los días 19 y 20 de agosto de 1972, realizándose con la participación de más de 600 dirigentes del MRS, la FSC y la Asociación de Girl Guides. No obstante estar invitada, la Asociación de Boy Scouts no participó oficialmente, pero sí lo hizo el Directorio Provincial de Santiago, encabezado por los Sres. Hernán Seguel y Luis Riquelme.

88 Cartas de S. Fernández a G. Cauty y a COCEC, de L. E. Palacios a H. Pasos, de H. Pasos a L. Nagy y a L. E. Palacios, y de L. Nagy a H. Pasos, abril y mayo de 1971. 89 XXIII Conferencia Scout Mundial, Acuerdo 10/71 ‘Chile’. El texto del acuerdo solicita al Comité Scout Mundial valerse de los servicios del Comité Scout Interamericano, individual y colectivamente, para redoblar sus esfuerzos de modo que se estableciese en Chile una Organización Scout conforme a los principios de la Conferencia Scout Mundial.

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El Congreso, en el que participaron más de 600 dirigentes, provocó un gran entusiasmo y sacudió la estructura de la Junta Ejecutiva Nacional, la mayoría de cuyas autoridades optaron por dejar sus cargos luego de casi quince años de deterioro institucional. Una visita sorprendente e histórica Los 90 días que siguieron al término del Congreso Scout por la Unidad precipitaron los acontecimientos con una velocidad que no había ocurrido durante los 23 años anteriores. El hecho que detonó esta circunstancia consistió en la inesperada visita que las autoridades de COCEC hicieran durante una reunión ordinaria a la Junta Ejecutiva Nacional de la Asociación de Boy Scouts, la que a la fecha estaba integrada por autoridades más sensibles a la unificación del Movimiento en el país. En esta histórica reunión, realizada en septiembre de 1972, participaron el Presidente de la Asociación, General del Aire (R) Armando Ortiz Ramírez, y los miembros de la Junta Ejecutiva señores Antolín Miqueles (presidente del Consejo de Reestructuración, una instancia creada por la Asociación para tratar de responder a los cambios que se deberían introducir luego de la renuncia de sus anteriores dirigentes), Georges E. Cauty Lasternas (Comisionado Internacional), Graham Williams (Jefe Scout Nacional, quien había sido comisionado internacional en la Junta anterior) y Adolfo Segovia Martín (Secretario Nacional). Por su parte COCEC estuvo representada por Hernán Tobar, Cristián Urzúa y Gerardo González. En dicha reunión, y en varias que la continuaron entre los mismos interlocutores, se establecieron algunos criterios centrales: la unidad sería un proceso de encuentro y reflexión y no un acto político aislado; en este proceso participarían todos los Grupos Scouts y no sería sólo un acuerdo de las cúpulas; el proceso comprendería todos los aspectos en que se producía conflicto: método, valores, pluralismo religioso, generación del poder, relación con la autoridad y estilo de la nueva asociación; el Movimiento de Reforma Scout se reintegraría de inmediato a la Asociación y ésta se incorporaría a COCEC; y la unidad se haría en torno a la Asociación de Boy Scouts, en la que se introducirían todos los cambios que el proceso recomendara a fin de que fuera considerada la casa de todos. Con base en esos acuerdos básicos, el 20 de noviembre de 1972, en los salones del antiguo Hotel Crillón de Santiago, se procedió a la firma del Documento Preliminar de Unidad, que dio inicio a un proceso que culminó en noviembre de 1974, poniendo término a muchos años de separación y conflictos. 90 La unidad se debe a mucha gente, pero los testimonios históricos apuntan especialmente a algunos: Armando Salas, quien en 1968 dio a conocer ante los organismos internacionales la real situación interna, despertando la duda en la dirigencia internacional sobre la forma en que habían actuado hasta ese momento; Luis Esteban Palacios, miembro del Comité Scout Interamericano, quien defendió hasta el final la estrategia de dar representatividad y reconocimiento a COCEC; a los miembros de COCEC, encabezados por Gerardo González, que condujeron el proceso y supieron hacer bajar la guardia a la Asociación tendiéndole una mano a sus nuevos dirigentes en un momento en que éstos parecían no encontrar salida; Armando Ortiz Ramírez, quien puso todo su prestigio al servicio del proceso de unidad hasta las últimas consecuencias; Antolín Miqueles, quien fue el artífice de la sorprendente reunión de los directivos de COCEC con la Junta Ejecutiva, abriendo las puertas al diálogo. El Documento Preliminar, nuevos conceptos y un lenguaje diferente El documento suscrito en el Hotel Crillón en noviembre de 1972, tiene el mérito de ser el primero en el cual los dirigentes máximos de las tres instituciones asumen la historia e instalan desde ese momento los pilares de lo que será la nueva asociación.

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Programa de Unidad de los Scouts de Chile, Documento Preliminar y Proyecto de Unidad, Santiago, 1973.

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El primero de esos pilares consistió en definir al Movimiento Scout como “un método integral de formación, que busca educar en el joven de hoy al adulto equilibrado de mañana, capaz de ejercer plenamente su libertad y de integrarse solidariamente en la comunidad de los hombres.”91 Frente a las tendencias en pugna y a las derivaciones heterodoxas que se expusieron con anterioridad en esta reseña, desde sus primeras líneas el documento tomaba una opción clara por definir al Movimiento como un método de educación. Paralelamente hacía una opción por los jóvenes, estableciendo que “el joven de hoy tiene un mejor dominio de la creación, que se traduce en una mayor influencia en las ideas, costumbres y sentimientos de la sociedad adulta.” Al mismo tiempo se hace cargo de los cuestionamientos del mundo juvenil a los adultos, que conducen a su contradicción entre pertenencia o evasión y entre identidad o violencia. Para aliviar esa contradicción afirma que el Movimiento ofrece su respuesta en las proposiciones de la Ley Scout, resumen de su humanismo, que “son una puerta abierta por el lado de los valores, un llamado a la conciencia, un desafío para ponerse de pie sobre uno mismo y caminar hacia los demás.”92 Al mismo tiempo, su exposición de motivos recoge los inciertos momentos que vivía la sociedad chilena en los meses previos a septiembre de 1973, declarando que “independientemente de la forma política que revistan los acontecimientos o del rumbo que éstos escojan en definitiva, no es posible negar que la última década está caracterizada por la ascensión de grandes sectores sociales que emergen en busca de sus derechos y de mejores días para ellos y para sus hijos.” Frente a esa realidad define de entrada su vocación social: “El destino de la sociedad chilena es también el futuro de los scouts chilenos. Pertenecemos a esta sociedad y ella nos pertenece. Ningún prejuicio ni falso pudor impedirá que nos comprometamos siempre con nuestra patria.”93 En la misma exposición de motivos define que “el Escultismo es por esencia un humanismo que tiende hacia Dios.” […] “Es por eso que a pesar de haber nacido en la mente de un anglicano, todas las religiones del mundo, sin excepciones, han hecho de él una manera de comunicar su fe. Los scouts podrán discrepar entre sí sobre los caminos que señalan los mensajes entregados por las distintas religiones, pero coincidirán fundamentalmente en que un Ser Superior está al principio, dentro, y al final de la vida humana y de la historia.” Junto con hacer esa declaración, el documento reconoce que “esta convivencia de distintas opciones religiosas en el seno del Escultismo no siempre ha sido armónica. Hemos vivido en Chile la larga noche del sectarismo, en que unos a otros han procurado imponerse tiránicamente su propia verdad, y se han segregado entre sí en razón de sus convicciones religiosas y filosóficas.” Concluye este punto, que responde a uno de los conflictos más extendidos en la historia de la Asociación, diciendo que “Felizmente el diálogo ha sucedido al hermetismo y un nuevo espíritu se inaugura entre los creyentes. Las relaciones que hoy existen buscan el pluralismo como único marco posible dentro del cual ejercitar la convivencia.” El Documento Preliminar cierra esta exposición de motivos diciendo que “todos los razonamientos anteriores nos conducen a la urgencia de la unidad de los scouts.” Y más adelante concluye: “Es por eso que hemos adoptado la serena y firme determinación de solucionar el viejo problema de los scouts de Chile. Decididamente, queremos la unidad y haremos cualquier esfuerzo para obtenerla. Queremos ver un Escultismo que sea renovada expresión de pedagogía y técnica. Anhelamos un Escultismo cada vez más junto a las aspiraciones de la juventud. Lucharemos por un Escultismo creador en medio de la comunidad nacional. Enteramente a su servicio. El trance no es fácil. Sin embargo, la unanimidad de los organismos máximos de las tres organizaciones actuales han tomado la firme resolución de unificarse. Chile y su juventud serán testigos de la honestidad de nuestros propósitos.” 91 92 93

Programa de Unidad de los Scouts de Chile, Documento Preliminar y Proyecto de Unidad, Santiago, 1973, p. 7. Programa de Unidad…, op. cit., pp. 8 y 9. Programa de Unidad…, op. cit., pp. 9 y 10.

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En sólo siete páginas de exposición de motivos, suscritas por la unanimidad de todos los actores, el documento comenzaba a cerrar 63 años de conflicto, restableciendo la vigencia de los conceptos esenciales del Movimiento e instalando un lenguaje diferente. El Proyecto de Unidad Al Documento de Unidad, suscrito en noviembre de 1972, le sucedió con rapidez el Proyecto de Unidad, el que fue aprobado por las Asambleas Nacionales de la Asociación de Boy Scouts y de la Federación de Scouts Católicos los días domingo 14 y sábado 27 de enero de 1973, respectivamente. Aprobado de esa forma, el 10 de mayo de 1973 fue suscrito en la sede de la Asociación en calle Serrano 240, Santiago. Concurrieron a su firma Armando Ortiz Ramírez, Presidente de la Asociación de Boy Scouts de Chile; Germán Aburto Spitzer, Presidente y Jefe Scout Nacional de la Federación de Scouts Católicos; y Gerardo González Erba, Secretario General de COCEC. El Proyecto de Unidad, prosiguiendo la exposición de motivos del Documento Preliminar, contuvo los siguientes capítulos: 1) Método scout; 2) Pluralismo, educación moral y formación religiosa; 3) Estructura y organización; 4) Administración y Finanzas; 5) Difusión y relaciones internacionales; 6) Plazos de ejecución; y 7) Pedagogía de la Unidad. En los primeros cinco de esos capítulos distinguía entre conceptos fundamentales y medidas concretas, lo que lo convirtió a la vez en un documento orientador y en un instrumento operacional, que se reflejará posteriormente en la aplicación del método, en la formación de dirigentes y en los estatutos y reglamentos de la nueva Asociación. En lo formal, el acuerdo consistió en unificarse en torno a la existente Asociación de Boy Scouts de Chile, la que pasaría a cambiar su nombre por Asociación de Scouts de Chile. Los pasos del proceso de unidad En abril de 1973 se solicitaba al Comité Scout Mundial que la Conferencia Mundial que se reuniría en Nairobi, en julio de ese año, restaurase el reconocimiento internacional a la Asociación ya en proceso de unidad.94 El 17 de junio de 1973 las Asambleas Nacionales de ambas organizaciones sesionaron por separado en el edificio que había servido de sede a la UNCTAD, que en esa época se llamaba Gabriela Mistral y que después de 1973 pasó a denominarse Diego Portales. El objeto de estas Asambleas consistía en discutir y aprobar el nuevo Estatuto, el que fue reducido a escritura pública el 25 de septiembre, suscrita ante el Notario de Santiago don Enrique Morgan Torres. En medio del proceso anterior, en julio de 1973, la Conferencia Scout Mundial –en presencia de la delegación de Chile- acordó por unanimidad instruir “al Comité Scout Mundial finalizar procedimientos restableciendo reconocimiento internacional a escultismo chileno en vista resultados logrados en esfuerzos de integración”.95 Como indicaba expresamente el Proyecto de Unidad, tal reconocimiento estaba condicionado a la firma del documento definitivo, lo que debía hacerse a más tardar el 31 de diciembre de 1973. Por su parte, a partir de agosto de 1973 COCEC redactó los nuevos reglamentos de la Asociación y los presentó a los órganos de gobierno de la ABSCh y de la FSC para su análisis pormenorizado en cada una de las dos organizaciones.

Carta a Antonio Delgado, Presidente del Comité Scout Mundial, en nombre de ABSCh, FSC y COCEC, abril de 1973. Telegrama de Antonio Delgado, Presidente, 24ª Conferencia Scout Mundial a Salvador Allende, Presidente de la República de Chile, 21 de julio de 1973. También, XXIV Conferencia Scout Mundial, Acuerdo 3/73 ‘Chile’. 94 95

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Quedaba todavía obtener el acuerdo de la Conferencia Episcopal de Chile para que la Federación de Scouts Católicos, en tanto movimiento de Iglesia, se fusionase con la Asociación. Entre noviembre y diciembre, Gerardo González y Cristián Urzúa recorrieron todas y cada una de las 28 diócesis del país con el objeto de discutir el tema en forma personal con los respectivos obispos. No obstante la reticencia de algunos pastores, los dirigentes de la FSC contaban con dos grandes aliados: Mons. Raúl Silva Henríquez, Arzobispo de Santiago y Mons. Enrique Alvear, Obispo de San Felipe. Así, la Conferencia Episcopal de Chile, celebrada entre la Navidad y el fin de año de 1973, acordó con el voto favorable de 25 de sus obispos otorgar a la FSC la autorización para fusionarse con la ABSCh.96 El 31 de diciembre de 1973, plazo final fijado en el Proyecto de Unidad, fue firmado el Documento Definitivo de Unidad, que establecía por escritura pública la integración de la FSC en la Asociación de Scouts de Chile. El Gral. Ortiz Ramírez representó a la Asociación y el Prof. Aburto Spitzer lo hizo en nombre de la Federación. El documento incluía además la constitución de un Consejo Nacional Provisorio y una serie de etapas a cumplir hasta la primera Asamblea de la nueva Asociación de Scouts de Chile.97 El Consejo Nacional Provisorio estuvo integrado por dirigentes que provenían de los tres sectores que habían “construido” la unidad: Presidente Nacional, Armando Ortiz R.; Jefe Scout Nacional, Germán Aburto S.; Secretario Nacional, Gerardo González E.; Comisionado Internacional, Georges Cauty L.; Comisionado Nacional de Finanzas, Hernán Tobar B.; Comisionado Nacional de Difusión, Juan Ugalde; Comisionado Nacional de Método, Graham Williams; Comisionado Nacional de Lobatos, Edgar Hernández; Comisionado Nacional de Scouts, Vicente Canet S.; Comisionado Nacional de Ruta, Fermín Pereira. Los acompañaban representantes de las Regiones Norte, Centro y Sur. Los nuevos reglamentos elaborados por COCEC y analizados en los órganos de gobierno de la ABSCh y de la FSC, que continuaban vigentes, fueron sometidos a discusión y aprobación por parte de ambas Asambleas Nacionales: en enero de 1974 lo hizo la FSC y en abril del mismo año la ABSCh. A continuación, una comisión de 10 personas (3 nombradas por la Asamblea de la Asociación, 3 por la Asamblea de la Federación y 4 por el Consejo Nacional Provisorio) compatibilizó las modificaciones introducidas por las asambleas al Reglamento y editó su texto. En agosto de 1974, en la Conferencia Scout Interamericana realizada en Miami, Estados Unidos de América, le fue entregado a la delegación de Chile el certificado de reconocimiento como miembro de la Organización Mundial del Movimiento Scout. Tal como se había acordado, el Consejo Nacional Provisorio rigió desde la publicación del Decreto Supremo de aprobación del nuevo Estatuto y hasta la realización de la Asamblea Nacional Ordinaria de la asociación ya unificada en noviembre de 1974. Entre tanto, la ABSCh continuó dirigida por su Junta Ejecutiva Nacional y el Consejo Nacional de la FSC continuó operando hasta la integración total de la FSC en la Asociación, tanto en miembros como en bienes. Todo 1974 fue el año de integración de las estructuras territoriales: Distritos y Zonas. De esta manera se alcanzaba un registro único de los integrantes de la Asociación de Scouts de Chile. El último Distrito que se constituyó fue Villarrica, que conformado enteramente por Grupos Scouts católicos pertenecientes al antiguo Vicariato Apostólico de la Araucanía, se resistieron hasta el final. Pero una vez decididos fueron los primeros.98

Testimonio de Gerardo González en entrevista con el autor, abril de 2010. Asociación de Scouts de Chile, Secretaría Nacional, Circular Nº 1/74, Programa de Unidad del Escultismo Chileno, Documento Definitivo, Convenio suscrito entre la Asociación de Boy Scouts y la Federación de Scouts Católicos. 98 Testimonio de Gerardo González en entrevista aludida. 96 97

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Finalmente, los días 1º y 2 de noviembre de 1974, en Santiago, en el Colegio Alonso de Ercilla, perteneciente a los Hermanos Maristas, se celebró la primera Asamblea Nacional de la Asociación ya unificada y fueron elegidas sus primeras autoridades definitivas con mandato por los siguientes dos años. El General Armando Ortiz asumió la presidencia y Gerardo González fue electo Jefe Scout Nacional. El Gral. Ortiz Ramírez permanecería en la presidencia hasta la Asamblea Nacional Extraordinaria de febrero de 1976. El 29 de marzo de ese año el Consejo designó presidente al ingeniero agrónomo don Carlos Gayán Salinas, quien había participado como joven en el Jamboree de Dinamarca en 1924. Durante 1975 el Comisionado Internacional sería Georges Cauty y a partir de marzo de 1976 lo reemplazaría Hernán Tobar. Ese mismo año Vicente Canet tenía la función de Comisionado de Adiestramiento.99 El padre Roberto Polain, quien había impulsado la Federación de Scouts Católicos y le había trasmitido el estilo que ésta aportó al proceso de unidad, falleció en 1978, cuando el Movimiento ya había alcanzado su unidad plena en el país. El legado del proceso de unidad El aporte histórico del proceso de unidad puede agruparse en tres órdenes de asuntos: 1) Los efectos transformantes inmediatos; 2) las orientaciones rescatadas del contenido genuino del método scout; y 3) las modificaciones introducidas a la administración y sus procesos. 1) Los efectos transformantes, que de un modo general pueden resumirse en los siguientes:100  Puso término a un largo período de querellas interinstitucionales que desgastaban gran parte del tiempo que los dirigentes destinaban al Movimiento.  Produjo una profunda revisión histórica y renovación conceptual de la posición del Movimiento frente a sí mismo, a los jóvenes y a la comunidad.  Dio origen a una Asociación que asumía su historia con conciencia crítica y formulaba un proyecto coherente para el futuro, el que se puede desprender tanto del Proyecto de Unidad como de los sucesivos documentos que la Asociación fue elaborando durante la década siguiente.  Reestructuró enteramente la Asociación que surgió del proceso, convirtiéndola en una institución democrática, comprometida socialmente, con mecanismos de renovación permanente de sus autoridades y con una actitud de anticipación a los hechos característicos de las organizaciones no gubernamentales que se consolidaban en la época. 2) La restauración de los conceptos fundamentales del método scout:101  El Método Scout es un método de educación integral, por lo tanto comprende el crecimiento de los jóvenes en todos los aspectos de su personalidad.  El Movimiento es un instrumento de liberación, que forma en los jóvenes una conciencia libre.  El Movimiento promueve en los jóvenes su integración solidaria en el acontecer social de su país.

Carta de Hernán Tobar a Boris Ricci Valle, 13 de julio de 1976. Guías y Scouts de Chile, Manual del Curso Básico, Sesión Nº 1, Historia…, Documento de apoyo para el conductor de sesión, Santiago, 1992, p. 14. 101 Programa de Unidad de los Scouts de Chile, Documento Preliminar y Proyecto de Unidad, Santiago, 1973, pp. 35-38 y 44-47. Elementos en: Asociación de Scouts de Chile y Asociación de Guías de Chile, Documento de Unidad, mayo de 1977, pp. 1-3 y 5. También: Guías y Scouts de Chile, Manual del Curso Básico, Sesión Nº 1, Historia…, Documento de apoyo para el conductor de sesión, Santiago, 1992, p. 15-16. 99

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 Es condición de existencia del Movimiento que éste se identifique auténticamente con las necesidades de los jóvenes.  Por ese mismo motivo, los jóvenes son el centro del quehacer educativo y la justificación de la participación de los adultos en el Movimiento.  El Método Scout es un método activo que propende a la autoformación de los jóvenes, convirtiéndolos en los principales interesados en su propia formación.  El Método es dinámico y creativo y su contenido y modo de animarlo se hayan vinculados al espíritu del Fundador más que a la letra de su obra, lo que exige continuidad permanente en la elaboración y en la renovación.  La vida en naturaleza es una condición esencial del Movimiento y es su recurso propiamente original.  El Movimiento posee un sistema de valores que se expresa en una serie de signos, símbolos y solemnidades. Pero la formalidad simbólica no debe ahogar la vitalidad ni el sentido de los valores que transmite.  El Método debe recuperar continuamente el sentido de la tradición, sin exagerarla ni despreciarla, reconociendo en ella una entrega valiosa que enriquece las elaboraciones del presente. Pero no se entenderá como tradición las desviaciones metodológicas del pasado.  La disciplina que el Método propone es libremente aceptada y libremente vivida.  La autoridad, en todos los niveles del Movimiento y de la organización, entraña el cumplimiento de una responsabilidad y por ningún motivo el disfrute de un poder.  El Método valora especialmente el trabajo en equipo, como más conforme a su estilo y como más efectivo desde el punto de vista educativo.  El dirigente educador debe ser un testimonio real de los valores que el Movimiento propone.  Para formar dirigentes es indispensable un proceso especial que les exija superación personal y constante renovación de sus aptitudes.  El Movimiento debe vivir en permanente contacto y relación de servicio con la comunidad. Este concepto debe expresarse en acciones concretas, reales y significativas, integradas al proceso educativo y exentas de todo exhibicionismo.  El proceso educativo de la Asociación respetará fundamentalmente la vocación de cada uno de los jóvenes que la integran y les ofrecerá oportunidades de ejercer su libertad.  El Movimiento es pluralista, esto es, respetará las distintas opciones y opiniones que conviven en su interior.  La educación ética y religiosa es parte integrante de la formación en el Movimiento, y la Asociación favorecerá el desarrollo espiritual en todos los niveles. 3) Los cambios en la administración y sus procesos:102  Las estructuras de la Asociación se generarán con el máximo de democracia que permita el carácter educativo del Método Scout, de manera de asegurar el dinamismo del Movimiento.  La estructura garantizará el máximo ejercicio de la autoridad que permita el carácter democrático del Movimiento y su integración por jóvenes, de manera de asegurar la orientación educativa.  Ambos principios, democracia y autoridad, se sujetarán en todo al espíritu scout.  La Asociación se dará una estructura lo más sencilla posible, cuya base será el Grupo.  En la Asociación la administración está al servicio del Método y del Movimiento.

Programa de Unidad de los Scouts de Chile, Documento Preliminar y Proyecto de Unidad, Santiago, 1973, pp. 50-51, 58-59 y 62-63. Elementos en: Asociación de Scouts de Chile y Asociación de Guías de Chile, Documento de Unidad, mayo de 1977, pp. 3-6. También: Guías y Scouts de Chile, Manual del Curso Básico, Sesión Nº 1, Historia…, Documento de apoyo para el conductor de sesión, Santiago, 1992, p. 16-18.

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 Sin embargo, la nueva Asociación valorará las funciones administrativas como fundamentales para el logro de los objetivos educacionales.  La nueva Asociación propenderá a la descentralización territorial.  La nueva Asociación extremará sus esfuerzos por autofinanciarse y no aceptará colaboraciones que signifiquen compromisos ajenos a su estilo y finalidad.  La Asociación surgida de la unidad valora especialmente el esfuerzo de los dirigentes que prestan servicios en calidad de profesionales y luchará por la dignificación de sus funciones y el mejoramiento progresivo de sus condiciones de trabajo.  Las comunicaciones internas serán oportunas y se harán llegar a todos los niveles; y la difusión a la opinión pública contribuirá a una imagen real de lo que el Movimiento es y quiere ser.  La Asociación ampliará su acción no sólo a sus miembros sino que procurará convertirse en reflejo de los intereses y aspiraciones de la juventud.  La nueva Asociación mantendrá el criterio de promover las mejores relaciones con todos los integrantes del Movimiento en el mundo en especial los de América Latina, sin otra limitación que el interés de los jóvenes. Al mismo tiempo estará atenta a los adelantos internacionales en materia educativa y mantendrá una adecuada información internacional de las experiencias que realice en el plano nacional, destacando la originalidad de su aporte.  La Asociación adhiere a los principios inspiradores y normas de funcionamiento de la Conferencia Scout Mundial y de la Conferencia Mundial de las Guías Scouts. Los primeros signos, acciones y efectos de la unidad En 1975, iniciando su nueva etapa, la Asociación de Scouts de Chile estableció su sede nacional en la casa ubicada en calle Gorbea 1765, que había sido la sede de la FSC. En tanto, la propiedad de Serrano 240 se utilizaría indistintamente y al mismo tiempo como sede de la Tienda Scout, de la imprenta, de la Región Metropolitana y de algunos servicios de apoyo. La Asociación adoptó como emblema institucional el mismo de la Organización Mundial del Movimiento Scout, que pasó a ser utilizado en el uniforme como insignia de pertenencia al Movimiento. En reemplazo de los colores de los uniformes de las organizaciones que se unificaban, y como signo de unidad, se adoptaron nuevos colores: camisa gris, pantalón azul y nuevas insignias en todas las Ramas. Más allá de estos cambios formales, el primer énfasis de fondo estuvo puesto en la formación de dirigentes. Al mismo tiempo que se diagnosticaba y se nivelaba la formación alcanzada por los dirigentes durante la aplicación de los dos sistemas anteriores, el equipo nacional trataba de construir un esquema unificado y obtener para ese esquema la aprobación de los organismos scouts internacionales, particularmente de la llamada Comisión Interamericana de Adiestramiento, como era la política internacional de la época. Durante los años 1975 y 1976 el proceso anterior enfrentó dificultades, especialmente originadas por el desencuentro entre la rigidez de los dirigentes regionales y la diversidad interna de la nueva Asociación. Las dificultades cesarían con la aprobación de la nueva política mundial sobre formación en la 26ª Conferencia Mundial celebrada en Montreal, Canadá, en julio de 1977: a partir de entonces cada Organización Scout Nacional miembro tendría plena autonomía para diseñar, desarrollar y aplicar sus sistemas de formación de dirigentes.103 La formación se acompañó con la producción de literatura, especialmente fichas técnicas, material de apoyo para cursos y manuales destinados a formadores, esto es, a quienes debían conducir los cursos para dirigentes de Unidad.

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XXVI Conferencia Scout Mundial, Acuerdo 15/77 ‘Formación de Formadores’.

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Era natural que la formación y las publicaciones generaran pequeños conflictos internos: la tradición “gilwelliana” de los Grupos más progresistas de la ABSCh, matizada con arrestos de los viejos militarismos, se debían conciliar con los sistemas un tanto desestructurados provenientes de los Grupos ex FSC. De tanto en tanto, las suspicacias, especialmente de algunos dirigentes ex ABSCh, se incrementaban al ver la presencia de sacerdotes en distintas tareas, lo que era frecuente en la FSC, pero a lo que ellos no estaban acostumbrados. Las exigencias de la formación, y la necesidad de resolver en armonía esos conflictos, determinaron al mismo tiempo una intensa actividad en la animación territorial. Cada curso en terreno era ocasión de hacer “pedagogía de la unidad”, lo que suponía armonizar las culturas previas de ambas instituciones. Grandes hechos contribuyentes fueron en 1975 la donación del parque de 20 hectáreas que luego sería el Campo Escuela Callejones; y en 1976 la realización del Jamboree Nacional en Quebrada de Macul, que estuvo precedido por un exitoso Festival de la Canción. El Campo Escuela tuvo una frecuencia de uso inmediata, al Jamboree asistieron casi 4.000 jóvenes, cifra inédita para un evento nacional, y al Festival se presentaron más de 30 composiciones originales, todo lo cual contribuyó a que los Grupos Scouts se sintieran parte de la nueva Asociación y se identificaran con su estilo, incluidos sus dirigentes. Las desconfianzas iniciales se superaban también en la medida en que la asociación unificada daba testimonio del pluralismo prometido: en el Consejo Nacional como en las diversas estructuras internas actuaban en armonía personas de distintas concepciones. Un factor que hizo confiable la transparencia de la nueva asociación consistió en sincerar las cifras de miembros, las que generalmente se abultaban por razones de competencia. En 1975 la Asociación contaba con 21.662 integrantes reales.104 La crisis de la década de los ’60 había afectado al Movimiento a tal punto, que había crecido sólo 14% en 20 años, lo que era inferior al crecimiento de la población. Otro elemento que parece haber contribuido a dar sentido de pertenencia fue la moderada solvencia financiera alcanzada por la Asociación, la que junto a recursos internos se fortalecía con apoyos internacionales provenientes de la Oficina Scout Mundial, de asociaciones scouts de países desarrollados y de fundaciones extranjeras, especialmente europeas, todas las cuales miraban con simpatía los nuevos vientos aportados por el proceso de unidad. Esto permitía al equipo nacional contribuir a subvencionar cursos y eventos, lo que aumentaba las posibilidades de participar. Para conseguir los apoyos provenientes de fuera del país era preciso hacer acto de presencia en los eventos internacionales. En agosto de 1975 la Asociación participó en el 14º Jamboree Mundial en Noruega y en la 25ª Conferencia Mundial en Dinamarca. Igual cosa hizo en 1977 en la 26ª Conferencia Scout Mundial de Canadá. El 7 de mayo de 1975 Gerardo González era invitado a integrarse al Consejo Interamericano de Escultismo, con mandato hasta la Conferencia Interamericana que se realizó en México, en agosto de 1976.105 En febrero de 1977 la Oficina Scout Mundial, Región Interamericana, determinó que Chile sería sede del Ejecutivo de Cooperación Técnica para el Cono Sur, función para que la cual designó al mismo Gerardo González, quien se desempeñó en esa tarea hasta junio de 1979. A comienzos de 1977, Juan Palacios Albornoz fue elegido como Jefe Scout Nacional, quedando bajo su dirección la tarea de ampliar el proceso de unidad a las guías.

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Censo al 31 de diciembre de 1975, enviado a la Oficina Scout Mundial. Carta de Boris Ricci, Comisionado Ejecutivo Regional (Oficina Interamericana) a Georges Cauty, 7 de mayo de 1975.

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La Asociación de Guías de Chile y la extensión del proceso de unidad En el marco de los acuerdos de unidad, la Asociación de Scouts de Chile se entendía como organización de integrantes varones solamente. De hecho y como consecuencia del Congreso por la Unidad de agosto de 1972, la Asociación de Girl Guides había firmado un acuerdo con la Federación de Scouts Católicos con el objeto de acoger a las integrantes de sus ramas femeninas. En el proceso de integración de los miembros de la Federación en la Asociación a lo largo de 1974, las unidades femeninas de la Federación se agruparon primero como “Guías Católicas de Chile” y el 12 de octubre de 1974 acordaron integrarse con la Asociación de Girl Guides en una organización que se llamaría Asociación de Guías de Chile. En tanto, las unidades femeninas que había en la Asociación de Boy Scouts rehusaron salir de ella con motivo del programa de unidad y no se integraron en la Asociación de Guías de Chile. Por ese motivo la Asociación de Scouts de Chile se compuso por una muy amplia mayoría de integrantes varones más una pequeña cantidad de unidades femeninas, lo cual obligó a crear las subcomisiones de Alitas y de Guías a la vez que se definió que no habría unidades mixtas. Esta situación no se sostuvo en el tiempo y ya en 1976 se iniciaron conversaciones entre la Asociación de Guías y la Asociación de Scouts que llevaron a la elaboración de un documento preliminar de unidad que fue aprobado por los consejos nacionales de ambas instituciones el 15 de enero de 1977. Posteriormente fue sometido a las asambleas nacionales de ambas organizaciones en calidad de proposición. La Asamblea Nacional extraordinaria de la Asociación de Scouts conoció tal propuesta y la aprobó con algunas modificaciones el 28 de enero de ese mismo año. La Asamblea Nacional extraordinaria de la Asociación de Guías conoció la proposición y también el texto aprobado por la Asociación de Scouts, y dio su aprobación con modificaciones el 17 de abril del mismo año. Una comisión mixta con plenos poderes, designada por ambas Asambleas, compatibilizó los textos e introdujo las modificaciones efectuadas, lo cual se completó antes de fines de ese mes. El 29 de abril de 1977 concurrieron a la firma del Documento de Unidad, por la Asociación de Guías: María Teresa Maldonado Riquelme, Nora Cabrera Vargas y Hortensia Palma Alvear; por la Asociación de Scouts: Ester Valenzuela Reyes, Diógenes Villegas Soto y Juan Palacios Albornoz.106 Hasta que se concretase la unidad plena las comisiones nacionales de las ramas femeninas de ambas organizaciones trabajarían coordinadamente pero mantendrían su pertenencia institucional. Así elaborarían las líneas generales del método de trabajo en cada rama para entregarlas a la Comisión Redactora del Estatuto y del Reglamento que regirían a la nueva organización fusionada. El proceso siguió durante el año 1977 con la discusión y aprobación del texto definitivo del Estatuto y del Reglamento de la nueva organización fusionada en las asambleas nacionales extraordinarias de ambas organizaciones que sesionaron por separado, lo cual fue realizado en la Casa de Jornadas San Francisco Javier los días 23 y 24 de septiembre de 1977.107 El modelo de unificación planteaba una organización paritaria entre hombres y mujeres en términos de gobierno institucional y de aplicación del programa. Por ejemplo, si el Consejo Nacional elegía para la presidencia a un hombre, la vicepresidencia debía ser ocupada obligatoriamente por una mujer, e igualmente en el caso contrario: si se elegía una presidenta debía haber un vicepresidente; el Consejo tendría un número fijo de integrantes y estaría formado por hombres y mujeres en proporción a la cantidad de miembros de sexo masculino y femenino que hubiera en la institución. Asociación de Scouts de Chile y Asociación de Guías de Chile, Documento de Unidad, mayo de 1977. Guías y Scouts de Chile, Estatutos y Reglamento, aprobados por el Ministerio de Justicia mediante Decreto Nº 13 del 4 de enero de 1980, edición de 1983, Taller de Comunicación Scout, Sazié 1825, Santiago. 106 107

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Junto a un Comisionado General para toda la institución, la Asamblea elegiría además una Guiadora Nacional para la sección femenina y un Jefe Scout Nacional para la sección masculina. La Asociación inscribiría a sus integrantes varones en la Organización Mundial del Movimiento Scout mientras que las niñas y mujeres estarían afiliadas a la Asociación Mundial de las Guías Scouts. Para atender las relaciones internacionales habría un Comisionado Internacional Scout y una Comisionada Internacional Guía. De igual forma, existiría una Comisión de Pastoral Católica que se registraría en la Conferencia Internacional Católica de Escultismo y en la Conferencia Internacional Católica del Guidismo. La Asociación de Guías y Scouts de Chile celebró su Asamblea Nacional Extraordinaria el 24 de marzo de 1978, donde ratificó el Reglamento aprobado por las asambleas extraordinarias de las dos organizaciones componentes en septiembre de 1977. Así se completaba un ciclo de convergencia tras 25 años de caminos en paralelo desde la autonomía de las Guías en 1953. Como presidente de la nueva Asociación fue electo Carlos Gayán Salinas y como Comisionado General Juan Palacios Albornoz. María Teresa Maldonado ocupó el cargo de Guiadora Nacional y Raúl Fernando Jara fue Jefe Scout Nacional. Los primeros pasos de Guías y Scouts de Chile a partir de la unidad La institución adoptó como emblema una superposición de los utilizados por la OMMS y la AMGS, es decir, una flor de lis en color morado superpuesta a un trébol en color dorado, todo rodeado con la cuerda cerrada por el nudo llano, también en color morado.108 La participación internacional fue intensa y sistemática. Con grandes esfuerzos, ya que se disponía de recursos limitados, fueron enviadas delegaciones a las conferencias mundiales de la Organización Mundial del Movimiento Scout y de la Asociación Mundial de las Guías Scouts. En el plano regional se activaron las reuniones de Jefes Scouts Nacionales del Cono Sur con fuerte impulso de parte de la asociación chilena para generar intercambios y coordinar actividades conjuntas para jóvenes y para adultos. También en el ámbito internacional, en 1978 el padre Guido Blanchette recibía la invitación para integrarse a la Subcomisión Interamericana de Adiestramiento, con mandato hasta la Conferencia Interamericana de 1980.109 En el Consejo Nacional el ingeniero comercial y empresario Rodolfo Kantor asumía como presidente y en abril de 1979 la Asociación de Guías y Scouts de Chile estrenaba su unidad acogiendo el Seminario de Desarrollo de la Comunidad del Cono Sur, conducido por personal de la Oficina Interamericana y destacados formadores chilenos. A esta actividad concurrieron participantes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Un año más tarde, también para el Cono Sur, la Comisión de Pastoral organizaría el Seminario de la Conferencia Internacional Católica de Escultismo. Una de las dificultades que planteaba el desarrollo de la Asociación era la necesidad de recursos financieros que se seguían obteniendo a partir de proyectos patrocinados por diversas fundaciones europeas, además de las cuotas de afiliación que pagaban los integrantes de la institución y algunas campañas de obtención de fondos, tales como el calendario, con fotografías que mostraban las actividades scouts, que recibía patrocinio de empresas y se vendía al público.

108 No obstante un ensayo en los años ’90 por adoptar un emblema de diseño más moderno, nunca se ha modificado formalmente el original que ya lleva 32 años de utilización. 109 Carta de Gale F. Johnston, Jr., presidente del CIE, a Guido Blanchette, 9 de octubre de 1978.

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Ese mismo año 1979 se incrementó la obtención de fondos de manera sistematizada. Gerardo González regresó a Guías y Scouts de Chile para establecer el Departamento Proyectos, que tomaría a su cargo diversas iniciativas destinadas a producir resultados financieros tanto para la institución en el nivel central como para sus estructuras de base.110 Así, por ejemplo, la campaña de tarjetas de Navidad, que comenzó con ejemplares adquiridos a la Oficina Scout Mundial y luego se desarrolló como producto propio con base en obras de pintores chilenos reconocidos, cuyos originales se montaban en exposiciones a lo largo del país. La Asociación llegó a vender dos millones de tarjetas. La rifa fue otra campaña exitosa y en su mejor época llegó a sortear tres automóviles nuevos y otros premios menores. Estas dos campañas distribuían en iguales partes la utilidad entre el nivel nacional y el Grupo que participaba. El cancionero “Cantos para todos”111 fue un éxito editorial y financiero, ya que el Ministerio de Educación compró 50.000 ejemplares que distribuyó en establecimientos educacionales como un material de apoyo extraescolar. El libro de canciones tuvo como complemento un conjunto de 3 casetes de aprendizaje y uno llamado “Todos cantan”, en formato medley, que grabó un conjunto de jóvenes guías y scouts llamado “Los Cóndores de Fuego”. La tienda de la Asociación fue reformulada y un préstamo, que fue enteramente cancelado en su oportunidad, permitió establecer “Camping Scout”, que pronto operó con sucursales fijas en Santiago Centro, Providencia, Valparaíso, Concepción y Temuco; e incluso tiendas móviles, que funcionaban en un furgón que permanecía varios días en una misma ciudad. Junto con vender literatura, insignias y artículos de camping, se vendía el uniforme completo, cuyas camisas se confeccionaban en un taller que funcionaba en la misma sede del Departamento Proyectos. Del 10 al 19 de octubre 1980 Chile fue sede de la 12ª Conferencia Scout Interamericana y de diversos seminarios y talleres realizados simultáneamente, los que tuvieron lugar en la entonces Feria Internacional de Santiago (FISA). En 1982 se realizó un nuevo Jamboree Nacional, el primero tras la unidad entre Guías y Scouts, esta vez en Peñuelas, con notable participación de delegaciones de asociaciones de países cercanos. La Asociación tuvo también una intensa proyección hacia la comunidad: campañas de solidaridad, atención de menores en situación de vulnerabilidad, actividades de protección de la naturaleza y otras acciones, que mostraron a la sociedad el espíritu de servicio del Movimiento. No debe olvidarse la situación política que se vivía en Chile en esos años, el golpe militar de 1973 había suspendido la vida democrática no sólo en las estructuras de gobierno del Estado nacional y municipal, sino que la elección libre de autoridades fue suprimida en una variedad de instituciones de la sociedad civil mediante intervenciones de parte de los mandos militares. Sin embargo la Asociación, aunque observada por los organismos de seguridad, no tuvo que sufrir intervención y operó de manera democrática en los niveles de Grupo, de Distrito y nacional al punto que un número considerable de jóvenes veía en ella un espacio de participación que difícilmente encontraba en otros ámbitos. Los esfuerzos en todos los planos lograron un crecimiento moderado y el informe de 1983 revelaría la existencia de 29.857 miembros, un 38% de incremento en 8 años.112

110 El volumen de las operaciones del Departamento de Proyectos hizo necesario arrendar una propiedad en calle Sazié Nº 1825, en la cual funcionaban sus oficinas, el taller de confección de uniformes, las bodegas y los sistemas de despacho de las campañas institucionales. 111 Guías y Scouts de Chile, Ediciones de Extensión, Cantos para todos, primera edición, 1983. Presentación firmada por Marta Stefanowsky Bandyra, Jefa del Departamento de Educación Extraescolar y Delegada Nacional del Canal Escolar. 112 Censo al 31 de diciembre de 1983 enviado a la Oficina Scout Mundial.

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Algunas dificultades surgen en el camino Sin embargo, no todo caminaba sobre rieles. Hacia 1981 un grupo de antiguos integrantes de la Asociación de Boy Scouts que formaba parte del sector más identificado con el estilo imperante en los ‘60, se manifestó disconforme con el camino que llevaba el Movimiento, particularmente con su renovación educativa, el nuevo enfoque en la formación de los dirigentes, la integración del desarrollo espiritual en la actividad habitual de niños, jóvenes y adultos y, como suele ser en estos casos, por hechos que se agudizaron en atención a diferencias personales y cuestiones de poder interno. Este grupo se separó de la Asociación de Guías y Scouts de Chile y formó una organización aparte a la que intentó denominar Asociación de Boy Scouts de Chile. Sin embargo, el Estado no le permitió utilizar tal nombre del que era continuadora Guías y Scouts de Chile, quien mantenía la titularidad de la personalidad jurídica otorgada en 1915. La personalidad jurídica de esta nueva organización fue concedida entonces en 1982 con el nombre de Agrupación Nacional de Boy Scouts de Chile. La “Agrupación” adoptó como emblema el de la antigua Asociación de Boy Scouts, igualmente perteneciente a Guías y Scouts de Chile como continuadora legal de la anterior, y lo ha seguido utilizando ya que las sucesivas autoridades de la Asociación han optado por no objetar tal hecho. La “Agrupación” no tuvo una acogida significativa al interior del Movimiento, ya que la mayor parte de Grupos y dirigentes que provenía de la Asociación de Boy Scouts continuó su actividad en Guías y Scouts de Chile, incluyendo numerosos adultos vinculados a la Masonería, institución que salvo el apoyo inicial a la Agrupación dado por su Departamento de Acción Masónica, nunca ha optado por identificarse enteramente con ella. Por informaciones indirectas se estima que su número de miembros nunca ha superado el 10% del que registra la Asociación.113 Las tensiones iniciales generadas en la década de los 80 por el surgimiento de esta nueva institución, que era vista como un rompimiento a la unidad lograda, se han mitigado con el tiempo al punto de mantenerse en la actualidad una relación diplomática cordial, con invitaciones mutuas a dirigentes para participar en eventos significativos de ambas. Otro aspecto que se mostraba poco eficaz era la estructura territorial de la Asociación. El Proyecto de Unidad preveía que todo el país quedase organizado en 17 zonas, 3 de las cuales en la Región Metropolitana. Sin embargo, pocos años más tarde la Asociación contaba sólo con diez zonas, una de las cuales abarcaba la totalidad de la Región Metropolitana con alrededor de la mitad de los Grupos de la institución. Esto creaba una falta de equilibrio entre estructuras y dificultaba dar asistencia técnica a los niveles de base de una manera equitativa y efectiva. Igualmente, el modelo de “asociación conjunta”, con una sección femenina y una masculina para la mayor parte de los aspectos educativos, tendía a duplicar la necesidad de recursos humanos para funciones directivas y de hecho mostraba una cierta “distancia” entre scouts y guías que no reflejaba el espíritu con que había sido construida la unidad y la forma en que se vivía el Movimiento en las estructuras de base. En estas condiciones se llegó a la Asamblea Nacional de marzo de 1984 , en Valparaíso, en que resultó electo Gerardo González como Comisionado General, acompañado por Janine Constantin en la función de Guiadora Nacional y Patricio Hasbún Nazar como Jefe Scout Nacional. El Consejo acordó invitar para desempeñar la presidencia a la doctora Paula Peláez Gómez, destacada académica, educadora y servidora pública en el área de la medicina de la adolescencia.114 Es interesante cotejar lo que la Agrupación de Boy Scouts dice de sí misma y de las razones por las cuales se estableció en los ’80. Su sitio en Internet <www.boyscouts.cl> contiene detalles de la historia del Movimiento en Chile durante sus primeros años. Un signo del bajo poder de convocatoria de esta organización es que para comienzos de 2010 anunciaba un “Jamboree del Centenario” con una expectativa de participación de 2.500 jóvenes y adultos. 114 Paula Peláez llegó sin vinculación personal o familiar al Movimiento y desde un principio se incorporó a múltiples actividades institucionales incluyendo la formación de dirigentes. Aportó su notable prestigio en la comunidad y su servicio a la Asociación y al Movimiento se extendió por muchos años más allá de su presidencia. 113

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Una de las primeras acciones del nuevo equipo directivo, en busca de crear condiciones de profundización de la acción institucional a 10 años del proceso de unidad, consistió en convocar a un Congreso Nacional Guía y Scout que se realizó en Santiago, en mayo de 1984, como parte de los actos conmemorativos de los 75 años de la Asociación, con la participación de dirigentes invitados de Argentina, Bolivia y Uruguay, de la Comisionada Internacional de los Scouts de Francia, Srta. Claire Cazin, del Secretario General de la OMMS, Dr. Laszlo Nagy y de la Presidenta del Hemisferio Occidental de la AMGS, Sra. Sarah Workman. El Congreso representó una oportunidad para evaluar y dar una mirada crítica a lo que se había realizado desde el comienzo de los procesos de unidad en 1970, a la vez que motivó una profunda reflexión sobre el futuro del Movimiento. Particularmente inspiradora fue la presentación “El abierto futuro”, efectuada por el catedrático y Vicepresidente del Instituto Carlos Casanueva Sr. Enrique Cueto. Junto con dar nombre al Congreso, esta presentación inspiró en los participantes la necesidad de relacionar el nuevo enfoque que había adoptado el Movimiento con su proyección a la comunidad, que se constituyó en el tema central del Congreso. Señaló Enrique Cueto al término de su presentación “…nosotros, los que ya hicimos gran parte del camino… renacemos cada vez que ustedes los jóvenes se ponen de pie, no se dejan contaminar definitivamente con nuestras cobardías, con nuestros odios ni con nuestros cansancios, cada vez que vuelven a creer y convocan hacia el abierto futuro ese tesoro oculto, esa fuerza del amor y de la esperanza y no abdican de su libertad interior, porque es ahí donde están sus voces más puras, más ricas, más nuevas y más creadoras.”115 Los temas analizados en las distintas comisiones dan testimonio de esta apertura del Movimiento hacia los jóvenes y sus necesidades: presencia del espíritu scout y guía en la vida institucional y su proyección en la comunidad nacional; educación para la solidaridad, servicio y desarrollo de la comunidad en el Movimiento; el impacto de la violencia en la juventud y una educación para la paz; la coeducación en el Movimiento; personas con discapacidad y Escultismo de extensión; menores en situación irregular; juventud y participación; los medios de comunicación y su impacto en los valores espirituales de los jóvenes; juventud y el ambiente del futuro; juventud y drogadicción; juventud y alcoholismo. El Dr. Laszlo Nagy a su vez reforzó ante los asistentes la pertinencia del Movimiento frente a los desafíos que enfrentaban los jóvenes y que serían analizados durante el Congreso: “…acabamos de pasar revista a los principios del Movimiento y nos damos cuenta de que todos sin excepción, favorecen las condiciones que son indispensables para salir del subdesarrollo, y quizás para encontrar, por añadidura, la felicidad.” Agregaba el Dr. Nagy que “…en el Movimiento tenemos en nuestras manos una herramienta fantástica para ganar la batalla no solamente contra el subdesarrollo económico, sino también contra el subdesarrollo moral.” Pero su exposición también advertía de los riesgos: “los scouts no tenemos la loca pretensión de poseer el poder o de proponer la panacea que podrá curar todos los males del mundo.” Y además, “los scouts sabemos que con nuestros principios nos ponemos del lado de los valores que no son populares a una mayoría. Dicho de otra forma, el Movimiento aparentemente nada contra la corriente. Y nada contra la corriente con mucha mayor dificultad si se tiene en cuenta que, como la juventud en general, también el Movimiento es halagado, solicitado, asediado por todos lados y expuesto así a la tentación de la facilidad y de la pasividad.” Pero luego de advertir sobre los riesgos, su exposición regresaba al optimismo, porque “…después de todo, lo que el Movimiento propone es una visión de la vida que no se detiene en el simple aspecto material, la práctica de la responsabilidad, el respeto al prójimo, un estilo de vida en armonía con el medio ambiente y un método capaz de ayudarnos a alcanzarlo. Ciertamente, no es siempre ésta la imagen que el público tiene de nosotros. Pero debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance porque esta imagen cambie…”116 Guías y Scouts de Chile, El abierto futuro, Conclusiones y principales exposiciones del Congreso Guía y Scout, Santiago, mayo de 1984. Exposición del Dr. Laszlo Nagy, en documento citado.

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Y concluía el Secretario General de la OMMS con una frase que va a resultar profética a la luz del desarrollo que experimentará la Asociación con posterioridad al Congreso: “Si todos los aquí presentes están tan convencidos, como yo lo estoy, de que el Movimiento representa en nuestras manos un instrumento eficaz al servicio del bien, después de sus discusiones seguirá la acción para engrandecer y extender nuestro Movimiento en Chile. Si esto es así, no hay duda de que el Movimiento Scout chileno continuará su marcha ascendente hacia otros 75 años aún mejores, fiel a la visión y a la fe del viejo soldado, nuestro fundador Baden-Powell.” Examinados a 26 años de distancia, los contenidos del Congreso nos hablan de un Movimiento que procuraba centrarse en los jóvenes y no en sí mismo. El espíritu de anticipación que animaba a los participantes y a los dirigentes de la época, se reflejó finalmente en la “Declaración de las Guías y de los Scouts de Argentina, Bolivia, Chile y Uruguay”, que fue emitida por el Congreso a su término, el 21 de mayo de 1984: “Nuestro Movimiento es un mensaje de paz para los jóvenes y los hombres de todo el mundo. No vamos contra nadie. Creemos en la fuerza transformadora del amor, y lo ofrecemos a todos sin reparar en el color de su piel, en su idioma, en su credo, en su condición social o en su opción política. Aprovechando esta ocasión, y en la proximidad del Año Internacional de la Juventud, les invitamos a optar por la paz. La paz tiene más héroes que la guerra. Por eso la paz fascina y atrae a las almas grandes. Dominar por la fuerza es una tentación fácil en la que han caído los débiles desde los albores de la humanidad. La paz la construyen los generosos, los capaces de extraer de su propia vida lo que hace falta para la vida de los demás.”117 4ª etapa: 1984-1993 Desde el Congreso Scout de 1984 hasta la obtención del Jamboree Scout Mundial (El desarrollo como resultado de la consolidación de una nueva visión) Con un gobierno autoritario en el país, que en 1984 llevaba en el poder más de una década, el Congreso constituyó una fuerza inspiradora que recorrió toda la Asociación y que la hizo muy atractiva para jóvenes, padres y educadores, especialmente en los niveles locales, donde operan los Grupos Guías y Scouts, corazón de la aplicación del método y de la vida del Movimiento. Los cambios se sucedieron con rapidez. Las primeras acciones posteriores al Congreso tuvieron relación con la adecuación de la estructura territorial y la intensificación del servicio a los territorios, lo que se desarrolló por medio del incremento del personal profesional, de la capacitación institucional de los dirigentes voluntarios y de la animación territorial personalizada. Reforma de estatutos y reestructuración de Zonas y Distritos El primer paso consistió en la introducción de reformas a los estatutos y reglamentos, tarea que se había mostrado como urgente con anterioridad al Congreso. Después de varios meses de análisis y estudios el tema fue resuelto en 1985 en una Asamblea Nacional extraordinaria. Se sustituyó el modelo de dos secciones, una femenina y otra masculina, y con ello la necesidad de nombrar una Guiadora Nacional y un Jefe Scout Nacional, así como otras autoridades paralelas que se duplicaban en diversas estructuras. El Consejo pasó a tener doce miembros electos por la Asamblea, renovándose cuatro de ellos cada año. Al Consejo se integraba también quien ocupase la función de Comisionado General, la persona que había sido el Presidente o la Presidenta anterior, el Asesor Nacional de Formación Religiosa y el o la dirigente que el Consejo eligiera como Presidente o Presidenta si el cargo no era ocupado por ninguno de los consejeros electos. 117

Declaración del Congreso de 1984, en documento citado.

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El Consejo se integraba así por un máximo de 16 personas en total.118 Las funciones de las estructuras territoriales fueron definidas como de representación hasta el nivel Distrito y de orientación desde el nivel nacional hasta el nivel zonal. Estas y otras reformas comenzaron a regir a partir de la Asamblea Nacional de 1986, en que Gerardo González fue reelecto como Comisionado General. Con el objeto de posibilitar un mejor servicio y animación de las estructuras de base, el Consejo Nacional aumentó el número de zonas a 20, con lo cual los Grupos de la Región Metropolitana pudieron ser mejor atendidos a través de 8 zonas. Seguidamente se reorganizó la división del país en distritos y se modificó su configuración, de modo que su número creció sobre 60 distritos y sus funciones se definieron y relacionaron de forma articulada tanto con las Zonas y el nivel nacional por una parte, como con los Grupos a los que asistían por la otra. Servicio profesional, formación institucional y animación territorial En la medida en que aumentaban las posibilidades financieras que siguieron al crecimiento, la Asociación conformó un equipo profesional que en el año 1991 llegó a contar con 104 personas remuneradas. Tres cursos para profesionales se desarrollaron en este período, mientras paralelamente se incorporaba el concepto de capacitación institucional, la que se destinaba específicamente a dirigentes voluntarios que cumplían funciones institucionales, tanto a nivel Grupo, como a nivel territorios y nacional. En refuerzo de la tarea de formación institucional, en abril de 1989 la Asociación envió a cuatro dirigentes a capacitarse en el Curso para el Desarrollo de Habilidades de Liderazgo realizado en Argentina; y en julio y septiembre de ese mismo año se realizaron en Talagante y Punta de Tralca, con la cooperación de la Oficina Interamericana y de formadores de Argentina, los dos primeros de la que sería una larga serie de Cursos de Liderazgo. La existencia de numerosos profesionales y voluntarios capacitados en conducción institucional, permitió que la estructura de la Asociación adquiriera fluidez y efectividad en el manejo de lo que en la época se conoció como animación territorial personalizada, proceso de asistencia técnica a Zonas, Distritos y Grupos, que junto con capacitar apoyaba en la tarea y conectaba a los distintos niveles entre si, generando crecimiento en todos los aspectos. Formación de dirigentes de Unidad Muy ligado a la animación territorial operaba el sistema de formación de dirigentes de Unidad, que destacó en este período por la frecuencia de los cursos y la cantidad de participantes, llegando varios años a bordear, y en algunos años a superar, la cifra de 9.000 guiadoras y dirigentes que cursaron el sistema. Para hacer posible este proceso se renovó completamente la capacitación de formadores, realizándose alrededor de 12 cursos destinados a preparar conductores de sesión, tutores y directores de cursos Básico, Medio y Avanzado, la mayor parte de las veces con la colaboración de la Oficina Interamericana, que sólo a fines de este período instalaba su sede regional en Santiago. A medida que se ampliaba el número de cursos se preparaba y editaba material para la conducción de la formación, el que siempre resultaba insuficiente. En el período se hicieron también algunos proyectos puntuales de capacitación en líneas complementarias. En cooperación con la Universidad Diego Portales y JUNAEB se produjo el material “Drogas, un juego Mortal”, en parte adaptado de Boy Scouts of America.119 Guías y Scouts de Chile, Estatutos aprobados por la Asamblea Nacional Extraordinaria, realizada en La Leonera, comuna de Codegua, el 31 de marzo de 1985; y por el Ministerio de Justicia mediante Decreto Nº 385, de 13 de abril de 1987, publicados en el Diario Oficial el 16 de mayo de 1987. 119 Guías y Scouts de Chile, Ediciones de Extensión, Drogas, un juego mortal, elaborado por P. Cardemil, L. F. Fantini, P. Criado, P. Peláez, D. Asún, A. Infante; en cooperación con la Universidad Diego Portales y la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas, octubre de 1993. 118

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En octubre de 1985 la Asociación organizó un Seminario para el Cono Sur sobre la participación en el Movimiento Scout de jóvenes con discapacidades y necesidades especiales, que contó con una amplia participación internacional y la conducción de una experta de la Oficina Scout Mundial.120 Sin embargo, el incesante esfuerzo en formación de dirigentes no se reflejó totalmente en los resultados. No obstante que cada año cursaban su Nivel Avanzado alrededor de 250 dirigentes, lo que hasta hoy continúa siendo una cifra apreciable, cerca de un 50% de los participantes interrumpía o limitaba su formación al Nivel Básico, lo que junto con denotar la rotación de dirigentes que ha sido característica del Movimiento, se atribuía a la tendencia del sistema a exceder la exposición teórica de contenidos, a un cierto intelectualismo poco habilitante para la función, a la ausencia de seguimiento por parte de los tutores y a una carencia de estos últimos. La planificación estratégica Ante los resultados obtenidos por el proceso de formación, surgió la necesidad de que los dirigentes tomaran conciencia de las numerosas posibilidades educativas que ofrece un Grupo Scout y de ese modo valoraran la necesidad de ampliar su formación personal y su capacitación para la tarea. Con ese propósito se diseñó un instrumento denominado “Hagamos un Plan de Grupo”, que planteaba parámetros de desarrollo de un Grupo Guía y Scout en 6 diferentes áreas estratégicas: valores, programa de jóvenes, recursos humanos, gestión institucional, recursos financieros y crecimiento. El proceso de elaboración y aprobación de este instrumento, que tuvo lugar entre junio y agosto de 1991, constituyó una interesante experiencia de participación en la que intervino el equipo central, los equipos territoriales y parte del personal de la Oficina Scout Interamericana, que aún tenía su sede en San José de Costa Rica. Este instrumento fue publicado en octubre de 1991, en edición conjunta entre Guías y Scouts de Chile y la Oficina Scout Interamericana. Tan pronto fue publicada esta herramienta no sólo recorrió la Región Interamericana, sino que se tradujo y adoptó en países europeos, de modo que conoció ediciones en español, inglés, portugués, francés e italiano. En noviembre del mismo año, con ocasión de una reunión de responsables de comisiones del Comité Scout Interamericano realizada en Viña del Mar, se comenzó a preparar el instrumento “Y ahora, el Plan de Distrito” cuya edición definitiva fue tarea de la Oficina Interamericana, pero que igualmente para su elaboración contó con el apoyo de Guías y Scouts de Chile.121 El proceso dio origen a tres instrumentos de planificación, ya que poco más de un año después se publicó “Todos con el Plan Nacional”, documento que cerraba el ciclo. Estos instrumentos, especialmente el primero, tuvieron una aceptación inicial sin precedentes y generaron un proceso de planificación participativa a todos los niveles, pero progresivamente la motivación y el apoyo se redujeron y el interés fue disminuyendo. Puede que “Hagamos un Plan de Grupo” haya sido un instrumento demasiado completo para una organización de voluntarios no habituados a planificar, pero la falla parece haber residido en la cultura institucional: falta de hábito en la base y de apoyo por parte de la dirección. Esta última cambió a pocos meses de la partida del sistema y tuvo otra actitud y propuestas ante la iniciativa. En todo caso, si bien el proceso no tuvo los resultados previstos desde la perspectiva de la planificación, el manejo de los instrumentos produjo un efecto pedagógico apreciable sobre la comprensión de los dirigentes en torno a todo lo que un Grupo Scout podía llegar a ser, lo que se desprendía del carácter propositivo de los diferentes parámetros contenidos en las seis áreas estratégicas. Sólo como nota curiosa, la experta fue Beatriz Fernández L., hija de Salvador Fernández, quien fuera el director del primer Curso Preliminar de la Insignia de Madera realizado en Chile en 1949 (ver final de la 1ª etapa de esta reseña). 121 Guías y Scouts de Chile – Consejo Interamericano de Escultismo, Comisión de Planeamiento Estratégico, Hagamos un Plan de Grupo, 1ª edición, octubre de 1991. 120

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Los resultados de este proceso, varios no previstos, tanto favorables como desfavorables, tuvieron la virtud de acelerar la renovación del programa de jóvenes, tarea que se había iniciado en 1985 con la publicación de la versión preliminar de un documento sobre características del desarrollo evolutivo122, pero que comprendía todo el proceso de aplicación del método y el programa de jóvenes. Diseño de un modelo de actualización permanente del programa de jóvenes Es así como un aspecto notable de este período lo constituyó la reflexión en torno al modelo de aplicación del programa de jóvenes y su consiguiente actualización. El estudio cubrió desde la misión del Movimiento hasta el desarrollo de las actividades, comprendiendo una serie de pasos intermedios relevantes: proyecto educativo, objetivos terminales, edades de las Ramas, características evolutivas de esas edades, objetivos educativos intermedios de Ramas y edades, participación de los jóvenes en la determinación de las actividades, fichas de actividades y cartillas y manuales.123 Luego de la aparición del mencionado documento sobre desarrollo evolutivo, el paso siguiente consistió en la aprobación y edición del Proyecto Educativo de Guías y Scouts de Chile124 y posteriormente de los Objetivos Terminales del Proyecto Educativo.125 Además de los tres pasos anteriores, sobre la base de material preparado desde 1987, la elaboración de los objetivos educativos intermedios se comenzó el año 1992, en que un equipo formado por dirigentes y especialistas redactó la versión preliminar de las primeras cuatro áreas de desarrollo: corporalidad, creatividad, carácter y afectividad. Estas versiones preliminares se consultaron con dirigentes y jóvenes en seminarios nacionales y cursos avanzados, y posteriormente fueron analizadas y aprobadas en la Comisión Nacional de Educación. A mediados de 1992 sobrevino el cambio en la Dirección Ejecutiva de la Asociación y la Oficina Scout Interamericana (OSI) inició la instalación de su sede regional en Chile, hechos que alteraron la participación de la Asociación en este proceso. Sin embargo, la Asociación y el organismo regional, que había decidido ampliar la experiencia a toda la Región, continuaron trabajando en conjunto en la elaboración de los objetivos intermedios. En 1993 un equipo de dirigentes chilenos contribuyó a pulir la primera versión de los objetivos del área sociabilidad; y en 1994 otro grupo similar revisó en conjunto los objetivos del área espiritualidad. Finalmente, en septiembre de ese año, la Asociación y la OSI introdujeron los últimos ajustes a dichos objetivos, los que luego de ser aprobados por los organismos regionales pertinentes, fueron publicados en versión definitiva para toda la Región al año siguiente.126 De esa manera, el estudio realizado a partir de la experiencia chilena, dio origen a nivel internacional a lo que posteriormente se denominó Método de Actualización Permanente de un Programa de Jóvenes (MACPRO), al que la Conferencia Interamericana celebrada en Cartagena de Indias en 1995 le dio su aprobación por unanimidad, incluido el voto de la asociación chilena, como política regional oficial en materia de programa de jóvenes.

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Guías y Scouts de Chile, Desarrollo Evolutivo entre 7 y 21 años, elaborado por R. Correa, O. Pizarro y L. Morales, 1ª edición, noviembre de 1989. Reeditado en junio de 1991 y octubre de 1994. Reimpreso en mayo de 1995. 123 El estudio contó con la asesoría del profesor Oscar Pizarro, ex director de la Unidad Técnico Pedagógica del Colegio Seminario Menor de Santiago, quien encabezó un grupo de profesionales externos de 4 personas que se integraron a los dirigentes scouts en el diseño del sistema. 124 Guías y Scouts de Chile, Proyecto Educativo, sancionado por el Consejo Nacional el 10 de octubre de 1985, publicado en septiembre de 1988 como parte de las actividades conmemorativas del 80º aniversario de la Asociación y presentado a nivel regional en la Conferencia Interamericana de Buenos Aires, celebrada ese mismo año. 125 Guías y Scouts de Chile, Objetivos Terminales del Proyecto Educativo, edición publicada en 1989 como parte de las actividades conmemorativas del 80º aniversario de la Asociación. 126 Oficina Scout Interamericana, Objetivos Educativos del Movimiento Scout, Santiago, 1995.

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Paralelamente, la Región Europea creaba, a partir de Macpro, el método denominado RAP (Renovación y Actualización del Programa), el que contenía los mismos pasos de Macpro, desarrollados con mayor detalle y amplitud. En 1996, luego de frustrarse la iniciativa de publicar guías y cartillas en conjunto entre la Asociación y la OSI, lo que marcó la separación definitiva de la Asociación del proceso, en una reunión celebrada en Santiago en agosto de ese año, la Región dio inicio a la preparación de esos materiales para la Rama Lobatos con la participación de las asociaciones de Argentina, Brasil, El Salvador, México y Perú. Comenzaba así un largo proceso participativo de casi 13 años de duración, que culminó en enero de 2009, y que ha editado en total -entre Guías, Cartillas, libros de actividades y material complementario- 17 publicaciones en español, 11 en portugués y 8 en inglés. Uno de esos textos, la Guía para dirigentes de la Rama Scout, se ha publicado en 7 idiomas, siendo declarado por la OMMS como “manual mundial” que sirve de base para la edición de textos nacionales. La Asociación, que dio la partida a este proceso en septiembre de 1988 con la publicación de su Proyecto Educativo, con posterioridad a 1993 sólo participó en uno de los 14 encuentros que tuvieron los diferentes grupos de trabajo que se realizaron.127 El Programa Nacional de Campamentos Escolares (PNCE) En 1990 Chile retornaba a la vida democrática. Los esfuerzos de proyección hacia la comunidad que la Asociación había realizado desde el Congreso de 1984 fueron valorados en forma positiva por la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (JUNAEB), lo que dio lugar a un convenio para la ejecución del Programa Nacional de Campamentos Escolares, cuya primera versión se realizó a comienzos de 1991. Ese primer año se atendió a 46.000 niños, niñas y jóvenes provenientes de sectores de alta vulnerabilidad social. Cada año el PNCE, con el apoyo y orientación de cientos de voluntarios aportados por los Grupos Guías y Scouts, movilizaría a decenas de miles de niños y jóvenes en situación de pobreza y vulnerabilidad, los que participarían en una semana de campamento al estilo scout. De esta manera, junto con ofrecer la oportunidad de extender los beneficios del programa y del estilo del Movimiento a muchos miles de niños y jóvenes que quizá de otra forma nunca lo hubieran disfrutado, el PNCE prestigió al Movimiento a través de un servicio estrechamente vinculado a su método y experiencia. Paralelamente, permitió el desarrollo de los dirigentes scouts como líderes en otros ámbitos, generando en ellos competencias que no sólo mejoraban sus condiciones para desempeñarse en el Movimiento, sino que también los proyectaban sobre la comunidad. Esto ha quedado demostrado en la práctica, ya que a partir de 1996, en que el programa se abrió mediante licitación a otras organizaciones de la comunidad, varias de las que han ido postulando se han creado integrando dirigentes scouts o por su iniciativa.128 Este programa tuvo también amplia repercusión en el ámbito scout a nivel interamericano, ya que bajo la inspiración de la experiencia chilena y con asesoría de la Asociación y luego de la OSI surgieron iniciativas similares en muchas asociaciones. Iniciativas de gran envergadura tuvieron lugar en Argentina, Perú, Brasil, Colombia, Costa Rica, El Salvador y México. Incluso el proyecto tuvo una versión similar en Scouts de France, quien puso en marcha el programa “Au plein vent.”

127 En la última reunión del grupo de trabajo de la Rama Pioneros y primera de la Rama Caminantes, celebrada en Santiago del 8 al 12 de junio de 2005, participaron parcialmente por la Asociación Renato Bustamante y Carlos Cox, mientras en la totalidad de la sesión lo hizo Vladimir Rojas. 128 Es el caso de la Fundación Gesta, integrada por ex dirigentes de los Grupos patrocinados por los colegios maristas; de la Fundación Profaces, dirigida y organizada por líderes scouts de la Zona Santiago Norte; de la Fundación Rerum Novarum y de otras surgidas en varias Regiones del país.

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Fuerte presencia internacional Como consecuencia del desarrollo obtenido por la Asociación, en este período se multiplicaron los contactos y el apoyo a nivel internacional. Al mismo tiempo, las iniciativas de la Asociación eran replicadas en el exterior, como ocurrió con el Proyecto Educativo, los sistemas de autofinanciamiento por medio de productos propios, la planificación estratégica, el establecimiento de la Unión Parlamentaria Scout y los Campamentos Escolares, proyectos en que la Asociación había sido pionera durante este período. La intensa actividad internacional se incrementó desde los primeros años de este período. Poco antes de la firma del tratado de paz y amistad entre Argentina y Chile que ponía fin a la tensión por las disputas de las islas y áreas marítimas próximas al canal Beagle, la Asociación de Guías y Scouts de Chile propuso a la Asociación de Scouts de Argentina y a la Asociación Guías Argentinas la realización de un encuentro de jóvenes en la zona fronteriza en que está el monumento a Cristo Redentor. La actividad, no exenta de dificultades por tempranas nevadas que obstaculizaban el uso del túnel y retrasaron la celebración, movilizó a más de 200 jóvenes de Chile que cruzaron a confraternizar con sus pares de Argentina. Un álbum recogió firmas y testimonios de los participantes, el que fue posteriormente obsequiado al Papa Juan Pablo II en agradecimiento por su intervención mediadora para preservar la paz entre los dos países. En 1986 la Asociación obtuvo del Consejo Interamericano de Escultismo la nominación para organizar en 1989 el 6º Jamboree Panamericano. El mismo año, en la Conferencia Scout Interamericana celebrada en Trinidad, Patricio Hasbún fue electo miembro del CIE con mandato hasta el año 1988. En octubre de 1987 el Comisionado General de Guías y Scouts de Chile fue invitado a participar en la dirección de un Seminario Internacional de Finanzas de la Asociación Mundial de las Guías Scouts, realizado en Buenos Aires. En mayo de 1988 la Asociación acogió nuevamente la Reunión de Jefes Scouts Nacionales del Cono Sur y amplió la actividad mediante la oferta de un seminario para Comisionados Internacionales. En junio prestó ayuda a la Federação das Bandeirantes do Brasil (Guías del Brasil) mediante un curso sobre obtención de recursos financieros y desarrollo institucional que se realizó en Sao Paulo. En la Conferencia Scout Interamericana de Montevideo, en noviembre de 1990, Patrick Lyon D’Andrimont, quien en la época era Presidente de la Asociación después de ser tres años Vicepresidente durante la presidencia de la Dra. Paula Peláez, fue elegido con amplia mayoría para integrar el Comité Scout Interamericano. En la misma Conferencia, sus pares del Comité lo nombraron Vicepresidente por el período 1990-1992.129 La elección y posterior designación de Patrick Lyon constituyó un respaldo a la posición chilena, ya que la delegación de la Asociación había abogado fuertemente a favor de la adopción en el plano regional de la Estrategia 2002, iniciativa de nivel mundial que se propuso crecer sobre la base de mejorar el programa educativo de jóvenes, la gestión de los recursos adultos y el desarrollo institucional. La delegación chilena obtuvo pleno éxito en ese propósito, para lo cual debió lograr que la Conferencia cambiara casi totalmente la agenda prevista.

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En 1992, en la Conferencia Scout Interamericana de San José, Costa Rica, Patrick Lyon pasó a ocupar el cargo de Presidente del Consejo por el período 1992-1995. En la Conferencia Scout Mundial de Oslo, en 1996, fue elegido miembro del Comité Scout Mundial, y a partir de 1999 se desempeñó como su Vicepresidente hasta la Conferencia Scout Mundial de Tesalónica, Grecia, el año 2002. De esta manera, Patrick Lyon fue dirigente regional o mundial durante todo el proceso de aplicación de la Estrategia 2002. Durante todo ese período, otro chileno, Gerardo González, primero como Director de la Comisión Interamericana de Planificación Estratégica y desde 1992 como Director Regional de la OSI, se desempeñó en la conducción de tareas ejecutivas, impulsando el mismo programa.

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El nuevo presidente del CIE, el canadiense Geoff Wheatley, en equipo con Patrick Lyon, configuró un dinámico Comité Ejecutivo que puso en marcha un Programa Preparatorio de la Estrategia 2002,130 fundamentalmente elaborado en Chile entre abril y mayo de 1991, e impulsó una profunda reforma a las comisiones del Consejo. Como parte de esas reformas, Gerardo González asumió la presidencia de la recién creada Comisión de Planificación Estratégica, con la asistencia del autor de esta reseña como ejecutivo de apoyo. La principal tarea de la Comisión consistió en diseminar en el continente el instrumento “Hagamos un Plan de Grupo”, que se había elaborado recientemente en Chile y que conoció varias ediciones. En febrero de 1992, en la Isla Teja, Valdivia, la Asociación fue anfitriona de una reunión ampliada del CSI y sus Comisiones, lo que permitió enfocar las tareas que los equipos de la Región deberían asumir en la línea de la Estrategia 2002, tal como señalaba el Programa Preparatorio ya mencionado. La Asociación había integrado a varios de sus dirigentes destacados en las Comisiones Interamericanas y el encuentro en la isla Teja fue ocasión para una interacción con numerosos miembros de la institución dada la cercanía de Valdivia con la localidad de Los Lagos, donde simultáneamente se celebraba el Jamboree Nacional de 1992. En abril y mayo de 1992 dos dirigentes chilenos -José Varas, Coordinador de Operaciones y Eduardo Chiang, Responsable de Campamentos Escolares- permanecieron un tiempo prolongado en ciudad de México y en Tijuana, colaborando en temas de gestión institucional, campamentos escolares y escuelas para padres, culminando en un Seminario de Desarrollo Institucional. Al final de su viaje, los mismos dirigentes participaron en San Diego, California, en un programa de promoción del Movimiento en barrios latinos. Era un signo de la activa vinculación internacional de la Asociación. La Unión Scout Parlamentaria Con motivo del lanzamiento del PNCE y como parte de su activa presencia internacional, en noviembre de 1990 el Dr. Jacques Moreillon, Secretario General de la OMMS, visitó Chile. Sólo seis años antes, con ocasión del Congreso de 1984, la Asociación había acogido al Secretario General de la época, Dr. Laszlo Nagy. En la oportunidad también asistió al lanzamiento de la Unión Parlamentaria Scout de Chile, que se establecía con el propósito de crear vínculos entre parlamentarios que habían sido scouts o estaban relacionados con el Movimiento. No obstante pertenecer a diferentes sectores políticos, estos parlamentarios compartían los valores propios del Movimiento y la unión entre ellos y ellas permitía que en su labor legislativa fueran testimonio de esos valores en pro de la niñez, la juventud, la familia, la naturaleza y la paz. La Unión Parlamentaria Scout de Chile llegó a contar con 45 legisladores de las dos cámaras del Congreso Nacional y demostró ser un grupo vital para determinados logros que exhibiría la Asociación en los años venideros, particularmente en el aporte estatal a la construcción de Picarquín y a la realización en el país del 19º Jamboree Scout Mundial. La iniciativa de la UPSM y otras destinadas a una renovación profunda en el Movimiento en el plano mundial, eran consecuencia de un análisis comenzado en 1987 bajo la dirección de Laszlo Nagy con el objeto de contar con una estrategia a largo plazo para la OMMS.131 El “Programa Preparatorio de la Estrategia 2002” sentaría las bases para el desarrollo estratégico de la Región Interamericana que se verificó a partir de 1992. Fue preparado por Patrick Lyon en consulta con Geoff Wheatley y con la colaboración estrecha de Gerardo González E. y del autor de esta reseña. 131 El estudio denominado “Hacia una Estrategia para el Movimiento Scout”, considerado en la 31ª Conferencia Scout Mundial celebrada en Melbourne, Australia, en enero de 1988, identificaba cuatro áreas en las que la Organización debía actuar para incrementar la eficacia del Movimiento: el programa de jóvenes, la gestión de los adultos en el Movimiento, la gestión institucional y el desarrollo de los recursos financieros. 130

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Por ello es que la Unión Parlamentaria Scout de Chile se integraría a la Unión Parlamentaria Scout Mundial, aún en formación.132 En 1991, con ocasión de la Asamblea Constitutiva de la Unión Parlamentaria Scout Mundial celebrada en Corea, la delegación de Chile obtuvo el mandato para organizar la Primera Asamblea Ordinaria de la UPSM. La reunión tuvo lugar en 1994 en Santiago, con participación de 65 parlamentarios de 23 países y la asistencia del Rey de Suecia. Los grandes eventos de jóvenes A partir de 1985 se comienza a definir una política que permanecerá largo tiempo en la Asociación, en el sentido de que cada edad debía tener una actividad nacional significativa de sus Ramas cada tres años. Es así como en 1986 un Jamboree Nacional reunió en Panguipulli a cerca de 6.000 jóvenes de las Ramas Guía y Scout. Este evento mostró que la Asociación estaba madura para acoger un gran encuentro internacional de jóvenes, lo que determinó postular al Jamboree Panamericano de 1989. El Jamboree Panamericano de 1989, que reemplazó al Jamboree Nacional de ese año, se realizó en Villarrica, reunió poco más de 11.000 jóvenes, de los cuales cerca de 800 participantes provenían de países de la Región Interamericana. Los resultados obtenidos animaron a su vez a las autoridades nacionales a presentar su postulación para el Jamboree Mundial, lo que se hizo efectivo en 1993 en la Conferencia Scout Mundial de Bangkok y ello se analiza al considerar el final de este período. Culminó la serie de Jamborees cada tres años el que se realizó en 1992 en la cercanía de la ciudad de Los Lagos, con una participación cercana a los 6.000 jóvenes. Igual política se siguió con los eventos de las Ramas Mayores, llamados Culla-Huentrú y luego denominados Rover Moot o simplemente Moot. En 1985 se realizó el Culla-Huentrú en La Serena, en 1988 el Moot tuvo lugar en Lautaro y en 1991 se efectuó en Valdivia. Igual política se aplicó a los Paxtú, grandes eventos de las Ramas Menores, los que dada la edad de lobatos y golondrinas (entonces denominadas Alitas) se realizaron en cadena los años 1987 y 1990. Desarrollo financiero A medida que la Asociación desarrollaba nuevos programas aumentaba el número de miembros y de Grupos, los que solicitaban el apoyo de la Asociación para financiar sus actividades. De esta manera el Departamento Proyectos activó las campañas financieras en apoyo a los Grupos y a la Asociación, en especial las que ofrecían un producto propio. Se incrementaron las que se habían iniciado en 1979 y 1980, esto es, la Rifa Anual y la venta de Tarjetas de Navidad, con altos índices de venta y excedentes significativos para los Grupos y la Oficina Nacional. En este período se diseñó una nueva campaña con producto propio y con contenido educativo: el álbum “Caminando Chile”, que presentaba los diferentes ecosistemas del país a todo color y en el cual se adherían láminas de la flora y fauna de cada uno de ellos, con explicaciones educativas simples. No obstante su valioso aporte educativo, en su comercialización inicial no produjo los resultados previstos e incluso generó importantes restricciones en la caja de la institución. La dificultad fue pasajera, ya que cinco años más tarde sería relanzado como material de apoyo al Programa Nacional de Campamentos Escolares. Su éxito sería tal que agotó el stock y fue necesario editar varias reimpresiones, con los consiguientes beneficios educativos y financieros.133 132 Presidió la Unión Parlamentaria Scout de Chile don Gabriel Valdés S., entonces Presidente del Senado y quien en su juventud había sido Responsable de la Unidad Scout en el Grupo San Ignacio del Colegio homónimo (ubicado en Santiago, calle Alonso Ovalle). 133 Guías y Scouts de Chile, Álbum Caminando Chile, 1984, declarado material didáctico complementario de la educación chilena, por el Ministerio de Educación, República de Chile, Ord. Nº 563, de 4 de junio de 1984.

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En esta etapa de la Asociación se ampliaron las actividades de Camping Scout, el que llegó a facturar aproximadamente un millón de dólares al año. En este resultado fue determinante la variedad y calidad de los productos, la cercanía a los usuarios, la mantención permanente de stock y su autonomía financiera. Su contribución a la caja central se expresaba en aportes bajo la forma de arriendo de las propiedades regionales en que operaba, las que se adquirieron en el mismo período, con lo que se financiaba el dividendo de los respectivos créditos hipotecarios. Por su parte, el PNCE requirió y generó una considerable movilización de recursos, lo que permitió: a) ampliar la planta profesional, tanto en el nivel nacional como en los territorios; b) incrementar la disposición de predios rústicos, algunos en propiedad y otros bajo distintas formas que posibilitaban su posesión o tenencia, los que no solamente servían al PNCE sino también a variadas actividades de distritos, zonas y nivel nacional; c) disponer de una pequeña flota de camionetas y otros vehículos de trabajo, que junto con apoyar el programa que los originaba, eran de mucha utilidad para la animación territorial; y d) contar con abundante material y equipo para la vida al aire libre, el que también era utilizado en actividades de formación de dirigentes y de programa de jóvenes.134 Por último, y a medida que la Asociación crecía aumentaban las cotizaciones pagadas por los miembros, lo que empezó a ocurrir desde 1984, seis años antes que se iniciara el PNCE. Ya en 1986 el aumento de recursos permitió adquirir con un crédito hipotecario una nueva sede nacional en calle Ejército Libertador 177 y vender la antigua de Gorbea 1765. La sede de calle Ejército fue continuamente refaccionada y ampliada hasta completar 4 pisos en algunas áreas. La adquisición de propiedades incluyó algunas sedes regionales: Valparaíso, Concepción y Temuco. Además se adquirió una propiedad en la misma calle Ejército, que se utilizaba como bodega de materiales. Los compromisos adquiridos en razón de estas adquisiciones eran pagados casi en su totalidad con las utilidades que generaba Camping Scout. Como siempre, no faltaron las dificultades Esta etapa histórica también vivió problemas. Uno de ellos se debatió entre 1986 y 1988 y se desarrolló entre la Asociación y uno de los miembros del Consejo, un religioso que operaba de manera prácticamente autónoma un conjunto de hogares de menores en situación vulnerable en el área de Puerto Varas, bajo el nombre y la responsabilidad de la institución. El conflicto se acentuó debido a que un anterior Presidente de la Asociación tomó partido en el tema, confundiendo algunas opiniones a nivel interno y produciendo inquietud en los sectores externos que recibían sus denuncias. En noviembre de 1988 una Asamblea Nacional extraordinaria conoció el caso, escuchó al anterior presidente y finalmente por casi la unanimidad de sus miembros lo desautorizó en todos sus argumentos contra el Consejo de la Asociación.135 Dos años después, el religioso cuyos programas habían originado el asunto solicitó ser escuchado por el Consejo Nacional, ocasión en que presentó sus disculpas al Consejo y solicitó perdón a los afectados, lo cual le fue aceptado por ambos. Otra dificultad fue generada por algunas autoridades de la Agrupación de Boy Scouts, quienes activaron contactos en el exterior cuestionando la equidad con que la Asociación de Guías y Scouts de Chile habría respetado las diversas posiciones en su interior tras los procesos de unidad, particularmente las relacionadas con el pluralismo religioso.

El volumen de las campañas financieras que realizaba la Asociación, el desempeño exitoso de Camping Scout y de la imprenta y el Programa Nacional de Campamentos Escolares llevaron a que en 1991 Guías y Scouts de Chile operase con un presupuesto cercano a los cuatro millones de dólares. 135 La dificultad surgió pues la gestión de los hogares de menores era de discutible eficiencia y generaba una probabilidad alta de poner en riesgo la salud de los niños atendidos, lo que era supervisado por el SENAME. La dirección nacional de la Asociación procuró poner en orden el programa y mejorar su gestión, pero el religioso a cargo resistía la supervisión, pero continuaba operando en gran parte bajo el nombre y responsabilidad legal de la institución. 134

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Concretamente se acusaba a la Asociación de tener responsabilidad en la separación de 19811982 que había dado lugar al establecimiento de la mencionada Agrupación. El tema fue tratado en la Conferencia Interamericana en Trinidad y motivó una visita del entonces presidente del CIE Sr. Juan Niemann, la que se realizó en abril de 1987. Luego de escuchar las distintas posiciones y observar los hechos en terreno, el CIE desestimó las acusaciones, las que no se volvieron a interponer.136 Crecimiento La variedad de acciones descritas para esta etapa a partir de 1984 tuvo una expresión evidente en el crecimiento del número de miembros. Frente a los 29.857 miembros que existían en 1983, la Asociación alcanzaba a fines de 1991 poco más de 70.000 integrantes. Casi un 135% en 8 años, o bien un 11,24% anual sostenido, quizás la tasa de crecimiento constante en el tiempo más alta que ha tenido la organización en su historia. Con esto Guías y Scouts de Chile pasaba a ser la organización con mayor número de miembros entre los países de habla hispana. Además, el número de niños y jóvenes que la integraban, unos 60.000 aproximadamente, representaba el 1,75% de los jóvenes del país en edad de ser miembro beneficiario, lo que también representaba la tasa más alta de los países del área iberoamericana. 1992: cambian las autoridades y la Asociación decide postular a sede del 19º Jamboree Scout Mundial El 1º de mayo de 1992 Gerardo González fue nombrado por concurso como Director Regional de la OMMS para la Región Interamericana, determinando el Secretario General que asumiera de inmediato, el Consejo Nacional decidió que fuera sustituido en calidad de Director Ejecutivo Subrogante por Daniel Oyarzún, quien a la fecha se desempeñaba como Director de Operaciones. Posteriormente, en noviembre de ese año, la Asamblea Nacional reunida en La Serena eligió a Daniel Oyarzún para la función en calidad de titular, cargo que desempeñaría hasta comienzos de 1999.137 Hasta fines de 1992 la OSI funcionó en parte en Costa Rica y en parte en las oficinas de la Asociación en Santiago, hasta que en enero de 1993 inauguró su sede en avenida Ricardo Lyon 1085, comuna de Providencia. Ese mismo año 1993 la Asociación presentó su candidatura como organizadora del 19º Jamboree Scout Mundial y todo el primer semestre preparó la postulación con fuerte apoyo de la OSI, ya instalada en Santiago. La planificación detallada y la originalidad de la propuesta fueron clave para el éxito, ya que en julio de ese año la 33ª Conferencia Scout Mundial reunida en Bangkok, Tailandia, otorgó la sede del Jamboree a Chile con más del 75% de las preferencias en circunstancias que la organización que disputaba la postulación era Indonesia, que podría considerarse casi como “local” por su cercanía con Tailandia y que reunía a 8 millones de jóvenes.138

La Conferencia Interamericana no pudo sustentar el caso que se había planteado contra la Asociación. La visita del Presidente del CIE (acompañado por el autor de esta reseña), en la cual sostuvo entrevistas tanto con las autoridades de la Asociación como con representantes de la Agrupación, simplemente confirmó que Guías y Scouts de Chile había actuado y seguía actuando en el marco de las normas y el espíritu del Movimiento y que había honrado y seguía honrando los compromisos asumidos con ocasión de los procesos de unidad. 137 Su mandato terminaba en noviembre de 1998 pero fue extendido hasta abril de 1999 por acuerdo del Consejo Nacional debido al Jamboree Mundial que se celebró entre el 28 de diciembre de 1998 y el 8 de enero de 1999. 138 La presentación de la Asociación para obtener el apoyo de la Conferencia Mundial para el Jamboree fue innovadora, juvenil y sumamente completa: el apoyo del Gobierno de Chile se aseguraba con una nota leída por una autoridad pública; jóvenes dirigentes guía y scout manifestaron la invitación; un folleto muy moderno llegó a todos en español, inglés y francés; poleras con el emblema del Jamboree fueron obsequiadas e inundaron la sala; y la canción del Jamboree sonó por los altoparlantes con más de cinco años de anticipación a la actividad. 136

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5ª etapa: 1993-2010 Desde la obtención del Jamboree Mundial hasta nuestros días (En la cúspide internacional, recambio generacional, nuevos conflictos y decaimiento)

¿Qué causas originaron en este período que la Asociación de 1993 se transformara en la de 2010? Información para el lector: Alberto Del Brutto nos ha entregado esta reseña completa, desde marzo de 1909 hasta comienzos de 2010, es decir, incluidos y analizados los antecedentes históricos que se tienen sobre esta quinta etapa. Sin embargo, la Comisión PEI, considerando los fundamentos en base a los cuales se ha convocado al Congreso Guía y Scout “La Asociación que viene” y teniendo en cuenta que las reflexiones de sus grupos de trabajo se centrarán en la Visión 2020 a partir de la realidad de los últimos años, ha preferido no incluir esta última etapa, convencida que de esa manera no anticipa el diagnóstico y el material previo ofrece más oportunidad a la libre expresión de las ideas. Comisión PEI

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