Viajando con una botella de agua y un poco de color
Portales de la ciudad de México
Todo empezó con una visita a la bienal de Clermont-Ferand, Francia, la gran cita de los cuadernos de viaje... El cuadernos de viajes en Francia es un género muy apreciado. Resulta impresionante que exista una bienal dedicada al tema y que haya alcanzado su undécima edición. La Biennale du Carnet de voyage, celebrada en Clermont-Ferrand, (http://www.rendezvouscarnetdevoyage.com), durante el mes de noviembre, es una ocasión impagable para ver de cerca lo que dibujantes de todo el mundo guardan en sus libretas cuando viajan, con toda la variedad de estilos y temas posibles: desde apuntes sueltos y espontáneos, hasta acuarelas reposadas retratando modelos de todos los colores imaginables, de países lejanos o cercanos, en ciudades pobladas o paisajes deshabitados.
En otros países de Europa, la edición a gran escala de estos cuadernos comienza a ser más frecuente, y para los viajeros representan una alternativa para caminar de la mano de estos hermosos dibujos a través de lo cotidiano de cada ciudad.
Ya desde el siglo XIX existía la costumbre de viajar-dibujando. Entre mis cuadernos de viajes antiguos favoritos está la obra de Turner en Venecia...
Y la de Delacroix en Marruecos (ambos del siglo XIX).
Algunos diarios de viaje contemporáneos como Tres años de viaje, de los franceses Claire y Renaud Marca, donde narran su aventura alrededor del mundo, han alcanzado la categoría de guías turísticas, por su información detallada y registro de lo esencial para un turista. http://www.reno-marca.com
Lo más difícil de hacer un cuaderno de viaje ilustrado es que te aguanten tus compañeros de viaje, ya que cada dibujo te puede llevar entre treinta minutos y dos horas. Por ello conviene viajar solo cuando se quiere dibujar.
Imaginaba que estos viajeros que encuentro dibujando en las plazas de diversas ciudades, lo hacían para tener un recuerdo y como mucho enseñárselo a los amigos, pero al visitar la feria de Clermont-Ferand, te das cuenta que hay gente que vive de ello. Ahora hay guías turísticas “acuareladas” de Australia…
De China...
Y de muchas partes del mundo…
Una pregunta que me surge al ver sus cuadrenos es ¿cómo trabajan estos viajeros dibujantes? "Lo primero es buscar un sitio tranquilo y a la sombra, sin mucho barullo de gente y a ser posible un lugar donde sentarse", dice un ilustrador gaditano. “Como no siempre es posible, a veces toca bocetar de pie, hacer pruebas de color y rellenar de vuelta en el hotel”.
Lleva dos cuadernos, uno para anotar y otro para las acuarelas, y va comprando botellitas de agua. Le gusta incluir pequeños collages en sus acuarelas pegando tickets de transportes, entradas de museo, coloristas cajetillas de tabaco o flores que aportan textura y cotidianeidad. "Cuando dibujas te fijas en más detalles", dice. También sirve para conocer gente. "En París nadie te mira, pero en Mali a los dos minutos de sentarte tienes un corro de niños alrededor". En un viaje en tren por la China rural (ocho horas, de pie y sin aire acondicionado) sus acuarelas le consiguieron un asiento en un vagón, eso sí, pasó toda la noche haciendo retratos a los otros viajeros. En lugares así, “los dibujos también sirven para comunicarte por pictogramas", dice el ilustrador, que ha jugado al Pictionary en más de una recepción de hotel asiático.
No hace falta irse lejos para empezar un cuaderno de viajes. Se puede empezar en la propia ciudad, sentándonos en un banco del parque, en una plaza o mirando desde la ventana. En algunas ciudades se organizan paseos de bocetos (sketch crawl), una iniciativa internacional que consiste en reunirse con más personas para dibujar. En España, el blog urban sketches hace eco de estas citas y propone sus propios retos. En México podríamos quedar para pintar las concentraciones en el zócalo, quizá…