FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE GIJร N OCTUBRE 2013 // nยบ 0
ORGANIZA
PATROCINA
COLABORA
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SALUDA
Carmen Moriyón Alcaldesa de Gijón
Un año más, Gijón se convertirá pronto en ciudad de cine. Pero no se trata, simplemente, de un año más. En cierto modo, tras la celebración de su 50 edición el pasado 2012, estamos ante un año Uno, que representa la suma de todas las virtudes de medio siglo de trabajo, más las nuevas ilusiones y desafíos de una nueva época, bajo un nuevo equipo, que mostrara ya su profesionalidad y capacidad indiscutibles. Medio siglo presentando y apoyando el mejor cine, independiente, radical y siempre relevante, no es algo que pueda ni deba pasarse por alto. Pocos festivales del Estado han alcanzado esta edad. Edad madura que, sin embargo, gracias a la renovación y el constante trabajo de quienes lo hicieron y lo hacen, sigue teniendo la misma frescura e imaginación, las mismas ansias de crecimiento y calidad, y las mismas ilusiones, que lo hicieron posible desde sus inicios. Por ello, también un año más, desde el Ayuntamiento, agradecemos ese constante impulso, que demostrara sobradamente en su pasada edición que el Festival de Gijón es referente fundamental en el mundo cinematográfico y cultural, español e internacional. Este año, año Uno en tantos sentidos, estamos convencidos de que el Festival y todo el equipo que está tras él, trabajando incansable noche y día, volverán a traer a Gijón lo mejor y más significativo de ese cine que ha hecho siempre diferente y distintivo el certamen de nuestra ciudad. Mirando hacia sus ciudadanos y hacia todos los asturianos, pero también sin perder de vista nunca su significación nacional e internacional. No nos cabe duda de que esta edición tendrá lo mejor de medio siglo de saber hacer, sumado a las nuevas energías y caminos que se abren ante lo que esperamos sea, al menos, otro medio siglo más de cine. Desde aquí, solo nos resta invitar a todos a participar en el Festival y sus múltiples actividades, disfrutando de esa ciudad de cine que será de nuevo Gijón, ciudad abierta.
STAFF Directores del periódico: Nacho Carballo Jorge Iván Argiz Redactor jefe: Jesús Palacios Colaboran en este número: Miguel Cane, Gloria Fernández, José Havel, Sara Majarín Andrés, Ana Isabel Palacios, Jesús Palacios.
Firma invitada: Alfonso Ungría Página de cómic: Albert Monteys Fotografías: FICX Pipo Fernández Diseño y maquetación: SIGNUM (www.signum.es)
Impresión: PROMECAL
Festival Internacional de Cine de Gijón
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¿CÓMO SERÁ LA 51a EDICIÓN?
CICLOS
PERFIL
¿Quién es Hong Sang-soo? Hong Sang-soo, cineasta proveniente de la Nueva Ola de cine coreano que eclosionó a finales de los años 90, es el objeto de la retrospectiva que este año le dedica la 51 Edición del Festival Internacional de Cine de Gijón. Pero, salvo los más asiduos a festivales de cine, es decir, críticos, programadores y fans, ¿quién conoce realmente a este director coreano? ¿Por qué un reconocimiento a su obra en un festival español? Vamos a intentar desvelar el misterio... Quizá la definición más academicista que podríamos encontrarnos de Hong Sang-soo sería ésta: cineasta coreano postmodernista y postestructuralista, conocido en Europa sobre todo como uno de los máximos exponentes de la Nouvelle Vague oriental, emparentado con la narrativa y el esteticismo de directores como Eric Rohmer, Robert Bresson, Luís Buñuel o Yasujiro Ozu. Pero tal vez sean datos más objetivos los que puedan dar la pista a nuestros lectores de la repercusión del realizador coreano: con sólo 15 películas en su filmografía (más algún que otro cortometraje), Hong Sang-soo ha recibido 14 premios en festivales internacionales y ha sido nominado en alguna categoría en más de 30 ocasiones. No hay festival internacional que se precie, y aquí también incluimos a ‘los grandes’ (léanse: Berlín, Cannes y Venecia), que no quiera tener en su programación la última película del director... tanto es así, que Hong ha sido invitado cerca de 250 veces a acudir a festivales de cine internacionales en sus poco más de quince años de carrera. Impresiona un poco, ¿verdad? Pongamos ejemplos: aunque el cine de Hong no se ha asomado hasta este año a las pantallas del circuito comercial de España (en mayo se estrenaba su antepenúltima película, En otro país (Da-reun na-ra-e-suh, 2012), su primer largometraje, The Day a Pig Fell into the Well (Daijiga umule pajinnal, 1996) recibió galardones en los festivales de Vancouver y Rótterdam. De las quince películas realizadas por Hong hasta 2013, ocho de ellas han competido en Cannes, dando como resultado el que HaHaHa (2010) ganara el premio Un certain regard, y En otro país compitiera por la Palma de Oro en 2012. En el Festival de Berlín también se han proyectado varios de sus films, así como su penúltima obra, Nobody’s Daughter Haewon (Nuguui ttal-do anin Haewon, 2013), que compitió en la 63ª edición del festival alemán. Y así podríamos sumar y seguir... Hong Sang-soo se inició en el oficio de director muy tarde. Debutó con 36 años, después de cursar estudios de cine y teatro en Corea y EEUU; más de diez años de aprendizaje hasta que comenzara su carrera profesional con la suficiente madurez artística. Pero, nunca mejor aplicado el dicho “en casa de herrero, cuchillo de palo”, a pesar del prestigio internacional, en su país natal, Corea del Sur, el cine de Hong permanece ajeno a la realidad de su industria cinematográfica. Sus películas son designadas como ‘films de culto’, que transitan por los circuitos de salas de arte y ensayo o cines de autor. La opulencia y comercialidad del cine en Corea, una potente industria con un volumen de 1.100 millones de dólares anuales de facturación (es la quinta potencia mundial en producción de películas) se rige por las reglas del consumo, el espectáculo y la supervivencia. Y es por esto que Hong Sang-soo ofrece algo distinto, algo diferente, una mirada única y atípica a la sociedad coreana, en la que se nos invita a reflexionar sobre la vida misma y, sobre todo, sobre el cine (prácticamente todos sus protagonistas son directores de cine, guionistas o están relacionados con el mundo de las artes, académico o intelectual). Seguramente, para no caer en las redes de la comercialidad, Hong Sang-soo siempre ha insistido en la financiación autárquica y austera de sus películas (casi todos sus films se han producido con el capital de su propia compañía), quizá la única vía para garantizar la ingeniosidad, la libertad y la extrañeza de su cine, lo que le convierte en una ‘rara avis’ dentro del panorama de la industria coreana del cine.
Con sólo 15 películas en su filmografía, ha recibido 14 premios y ha sido nominado en alguna categoría en más de 30 ocasiones.
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CICLOS
Por : Gloria Fernández CineAsia
Our Sunhi (2013).
La mujer es el futuro del hombre (2004).
Improvisación, naturalismo y metalenguaje La característica más diferenciadora del cine de Hong Sang-soo es el particular proceso de trabajo del guión, que se elabora en el mismo set de rodaje. Mientras que una película se empieza a producir a partir de un guión (sólo sus tres primeros films tienen un guión escrito de forma convencional), el director coreano trabaja sin él, sólo con lo que se llama un ‘tratamiento’. ong escribe el guión en la misma mañana del día de rodaje, concediéndole al aquí y ahora un valor inusitado y espontáneo. Según palabras del propio Hong, tiene el 50% de la película antes de empezar a rodar (el tratamiento de guión que hemos mencionado antes), crea el 40% por la mañana cada día de rodaje, y añade el último 10% durante el mismo momento de este. Así pues, improvisación y espontaneidad son las primeras claves para acercarse al universo del director que nos ocupa. Otra de las claves para seguir entendiendo su cine, la encontraríamos en el particular uso del lenguaje cinematográfico que Hong Sang-soo utiliza, que tiene un vínculo muy estrecho con la Nouvelle Vague francesa e incluso con el Neorrealismo italiano. La representación de la vida ordinaria, rutinaria, mundana. La cotidianidad urbana, donde ocurren cosas simples y en la que se adolece de dramas traumáticos o emociones extremas, son las bases sobre las que el realizador asienta sus historias. Historias que se irán repitiendo a lo largo de su filmografía. Es a través de la repetición que el director fija la atención del espectador en los detalles que las diferencian, los pequeños detalles de las variaciones que experimentan sus personajes. Personajes que mayoritariamente ‘vagabundean’ por el entorno del mundillo cinematográfico: las salas de cine, los teatros, los festivales... La auto-referencia (el metalenguaje), la autorreflexión acerca del cine (uno de los temas principales de la Nouvelle Vague), es uno de los elementos fundamentales de la filmografía de Hong Sang-soo. El cine, sin ir más lejos, es lo que siempre hay antes, mientras y después de sus películas. Pero no el cine glamuroso de la alfombra roja, la inspiración genial del creador o el prestigio de las estrellas del star-system
cinéfilo. No, no... Nada de eso. Sus personajes cineastas conviven directamente con sus fracasos, con sus miserias y sus eternas dudas. Son directores, guionistas, escritores... que pululan por la pantalla y cuyos puntos de vista muchas veces atraviesan la barrera entre la ficción y la no-ficción. Porque al director coreano también le gusta jugar al despiste con el espectador y, a menudo, en sus películas, la ficción y la realidad (sueño o fantasía vs verdad y realismo) se entremezclan, de forma tal que cuesta discernir lo uno de lo otro. Pero es así como Hong Sang-soo lo quiere, dicho por él mismo. Le gusta hacer pensar al espectador que lo que está viendo es real cuando no lo es y viceversa. Por si nos sirve para encontrar más pistas, Martin Scorsese definió muy bien el cine de Hong Sang-soo: “Las películas de Hong Sang-soo se desarrollan frente a nosotros de la misma forma en que se pela una naranja”. Naturalismo, intimismo, minimalismo, ningún uso excepcional del montaje (de ahí la utilización de zooms en momentos puntuales, según el director, para no parar la acción), detallismo casi milimétrico en la puesta en escena... Todos estos son elementos claves sobre los que se asientan los films del realizador coreano, en los que historias de amor y desamor, encuentros y desencuentros, de tríos y duetos, están a la orden del día, todos ellos ‘mojados’ por el fuerte sabor del soju (bebida destilada del arroz con alta graduación de alcohol típicamente coreana). La retrospectiva que la 51 Edición del Festival Internacional de Cine de Gijón dedica a Hong Sang-soo consta de 8 films, que recorren prácticamente toda su trayectoria profesional, desde sus primeras obras, como su ópera prima The Day a Pig Fell into the Well y su tercer largometraje, rodado en blanco y negro, The Virgin Stripped Bare by Her Bachelors (Oh! Soo-jung, 2000), su etapa de consolidación y reconocimiento, sobre todo en Occidente (de ahí sus co-producciones con Francia, La mujer es el futuro del hombre/ Yeojaneun namjaui miraeda, 2004; y Un cuento de cine/Geuk jang jeon, 2005; y la ganadora de Un Certain Regard en el Festival de Cannes, HaHaHa), hasta sus tres últimas películas: En otro país, con la actriz francesa Isabelle Huppert, Nobody’s Daughter Haewon, y Our Sunhi (U ri Sunhi, 2013) que será la clausura del certamen de este año. Además, para todos aquellos más curiosos, el Festival de Gijón está confeccionando un libro, el primero sobre Hong Sangsoo en España, sobre el director coreano y toda su filmografía.
Al director coreano también le gusta jugar al despiste con el espectador y, a menudo, en sus películas, la ficción y la realidad se entremezclan.
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¿CÓMO SERÁ LA 51a EDICIÓN?
CICLOS
LAS PELÍCULAS DEL CICLO
The Day a Pig Fell into the Well (Daijiga umule pajinnal, 1996)
Un cuento de cine (Geuk jang jeon, 2005)
Cuatro personajes se dan la mano en la primera película del realizador coreano,
Quizá la película en que la narrativa metalingüística (cine dentro del cine) del realizador
la única con guión no escrito por él. Un escritor de segunda clase que mantiene
coreano sea más patente, y también una de las primeras en las que Hong recurre a dos
un affaire con una mujer casada, un hombre de negocios que sospecha a todas
recursos que a partir de entonces marcarán su cine: la mezcla, sin apenas pistas para el
horas la infidelidad de su esposa, la taquillera de un cine que espera convertirse en la mujer de un escritor, y una ama de casa que desea recuperar sus ambiciones
Hahaha (2010).
espectador, de la realidad y la ficción, y la voz en off en determinados momentos de la narración. En Un cuento de cine, un realizador al que se le está haciendo una retrospectiva está
pasadas. Hipocresía, engaños y deseos vacuos, en este complejo de relaciones y
muriendo en el hospital. Para ayudarle a pagar las costosas facturas, sus ex-compañeros,
cruce de historias, cuyo título rescató directamente Hong de un libro del escritor
colegas de la industria, actores y actrices con quienes ha trabajado, organizan una cena
americano de los años 50 John Cheever.
para recaudar una colecta.
Virgin Stripped Bare by her Bachelors (Oh! Soo-jung, 2000)
Hahaha (2010) En otro país (2011).
Tercera película en la carrera de Hong Sang-soo, filmada en blanco y negro,
Film que ganó en la sección Un certain regard en el Festival de Cine de Cannes de
en la que comienzan a verse muchos de los estilismos que el director utilizará
2010. El director Moon-kyung, a punto de irse a Canadá y dejar Seúl, se encuentra
ya, de forma recurrente, en sus siguientes trabajos. El título, que nos remite
por casualidad con un viejo amigo, el crítico de cine Jung-shik. Deciden ir a beber
directamente a una obra del artista francés Marcel Duchamp, hace referencia a
para celebrarlo y después de unas cuantas rondas de makgeolli, fuerte y típica
la mujer protagonista de este trío “amoroso”: la guionista de una televisión local
bebida coreana, ambos comienzan a relatarse, de forma alterna, la experiencia
atrapada entre dos hombres, el maduro productor y director con el que trabaja
vivida en un pequeño pueblo costero donde han estado hace muy poco. Mientras
como ayudante, y el joven y rico amigo de éste último, que financiará su nueva
que, sin darse cuenta, hablan sobre los mismos lugares en que han estado y de
película. Cuando el solvente amigo se entere de la virginidad de la joven, verá
las mismas personas que han conocido, el espectador es testigo de las memorias
aumentado su deseo de poseerla.
La mujer es el futuro del hombre (2004).
La mujer es el futuro del hombre (Yeojaneun namjaui miraeda, 2004)
independientes pero similares de ambos amigos, casi como si se tratara de un collage de recuerdos de unas vacaciones de verano.
En otro país (Da-reun na-ra-e-suh, 2011)
En una fría mañana de invierno, dos amigos se reen-
La decimotercera película de Hong Sang-soo, primera en
cuentran después de años sin tener contacto. Uno, aca-
estrenarse en nuestro país, que da un giro apreciable
ba de regresar de estudiar cine en los EEUU, el otro, se
en la trayectoria del director: las mujeres comienzan
ha casado y es profesor en la universidad. Entre comida y
a dominar la acción y tienen voz. Esta vez, el di-
unas cuantas copas, rememoran su época de estudiantes y, cómo no, el
rector cuenta como reclamo con la famosísima
recuerdo de una mujer se hace presente. Una mujer con la que ambos
y bella actriz francesa Isabelle Huppert, absolu-
tuvieron una relación. Ahora, ella, regenta el bar de un hotel no muy lejos de la zona donde se encuentran y deciden ir a verla... Horas después, el trío acabará pasando la noche en casa de ella. Para muchos, una de las mejores cintas de Hong Sang-soo y la que le valió reconocimiento internacional; para otros, también la más pesimista y oscura,
tamente inmensa en su papel... perdón, papeles. Tres historias, las tres contadas por una estudiante de guión de cine que está escondida con su madre en un pueblecito de la costa, en las que Huppert hará tres veces de Anne: una exitosa directora de cine, una mujer casada que tiene un affaire secreto con un coreano, y una divorciada a la que
donde se hacen palpables la miseria y degradación humanas. En
su marido ha abandonado por una coreana. Las tres Annes re-
cualquier caso, la película del director que más éxito de público
correrán los mismos lugares, se encontrarán con las mismas
ha tenido en su estreno coreano (más de 200.000 personas,
personas y vivirán situaciones similares... pero distintas. Las
todo un récord en el box office particular de Hong Sang-soo).
Nobody’s Daughter Haewon (2013).
pequeñas variaciones de Hong.
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CICLOS
Nobody’s Daughter Haewon (Nugu-ui ttal-do anin Haewon, 2013)
Haewon, que acaba de despedir a su madre, quien se ha ido a vivir al extranjero, trata por todos los medios de dejar la relación que ha mantenido durante
Our Sunhi (U ri Sunhi, 2013)
Última obra del realizador coreano y película que clausurará el Festival este año. Nuestra bella protagonista, Sunhi, recién graduada en dirección de cine,
bastante tiempo con un profesor de la universidad, casado y con un
decide pasarse por su universidad para pedir una carta de recomendación a
bebé recién nacido. Su amante adúltero no estará demasiado por
un antiguo profesor, y así poder estudiar en los EEUU. Allí, se reencontrará con
la labor, y su mejor amiga no se lo pone fácil: ella mantiene una
los tres hombres que un día marcaron su pasado. Los tres han intentado
larga y duradera relación con un hombre casado y no le va del
olvidarla, los tres la aconsejan... A Sunhi, una vez conseguida la carta, le
todo mal. ¿Logrará Haewon deshacerse de sus fantasmas y ser
quedarán aún cuatro días antes de marcharse al extranjero, cuatro días
libre por fin? Penúltima película de Hong Sang-soo, que participó
durante los cuales los tres ‘ex-amantes’ todavía rondarán por su vida.
en la competición oficial del Festival de Berlín de este año, y que
Our Sunhi ha ganado recientemente el premio al Mejor Director, en el
cuenta con una nueva participación occidental: en este caso, el
pasado Festival de Cine de Locarno.
curioso cameo de la actriz y cantante inglesa Jane Birkin.
Hahaha (2010).
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¿CÓMO SERÁ LA 51a EDICIÓN?
CICLOS
Por : JOSÉ HAVEL
Jean-François Laguionie nació el 4 de octubre de 1939 en «Besançon, antigua ciudad española», según la definió Victor Hugo, también nacido allí, en “Las hojas de otoño” (1831), sus memorias literarias en verso. Pero crece en París, instalado con su familia en una vivienda frente a la estación de metro de Abbesses, la misma donde décadas después, Amélie Poulain (Audrey Tautou) se encontraría por vez primera con Nino Quincampoix (Mathieu Kassovitz), cuando éste recoge fotos desechadas bajo un fotomatón. Abbesses, la más profunda estación del metro parisino, servía de refugio durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Uno de los primeros recuerdos infantiles del futuro cineasta es aquel descenso a un infierno recóndito y umbrío con sombras en las paredes. Ese fue su primer teatro de sombras chinescas.
aguionie reconoce que, en principio, prefirió el teatro a todo lo demás. Sin embargo, junto a su afición teatral muestra otras dos vocaciones bien tempranas: la escritura y el grafismo. De niño escribe cuentos y fábulas en un cuaderno que lleva consigo a cualquier lado. Pese a partir siempre de una historia en forma literaria para sus películas, casi todas ellas adaptadas de novelas cortas o relatos suyos —asimismo objeto de ediciones autónomas—, no sabe muy bien si el gusto por la narración le es innato o si le vino asociado al dibujo: pintar era ya narrar. Estudiante poco interesado en las materias académicas, abandona el Instituto en tercer curso e ingresa en la École Nationale Supérieure des Arts et Techniques du Théâtre (ENSATT), coloquialmente apodada École de la rue Blanche. Allí hace decorados de teatro y pequeños espectáculos de sombras chinas, hasta que su amigo Jacques Colombat (Marcel, ta mère t’appelle, 1961) le presenta a Paul Grimault (Le Roi et l’Oiseau, 1980). Este encuentro con el que será su maestro fraternal, sumado a la triple vocación de la escritura, el grafismo y el teatro, le aboca a la práctica de la animación; es decir, a la posibilidad de explorar a la vez escritura, dibujo, puesta en escena e iluminación, terrenos en los que siempre quiso profundizar. Diez años, de 1963 a 1973, estará junto al maestro amigo, cuyo estudio le produce sus tres primeros cortometrajes.
Todavía hoy JeanFrançois Laguionie considera al cortometraje el más hermoso medio de hacer cine de animación.
del talento cinematográfico de su autor. No se trata de dibujos animados en sentido estricto, sino sólo de animación directa ante cámara con figuras de papel recortado. La música, en adelante elemento con un valor muy particular, parecido al del color, marca la pauta de la trama desde su ritmo. El papier découpé es, en efecto, una técnica de animación natural frente al objetivo, imagen a imagen. Laguionie descubre el procedimiento en producciones de animadores checos (Břetislav Pojar, entre otros). Mover directamente a los personajes delante de la cámara le resultaba el sistema de animación más fácil, viniendo según venía de las sombras chinas. Se avenía también a su necesidad de puesta en escena visual: mientras que el dibujo aborda el movimiento de manera progresiva, el papel recortado, como otras formas de animación directa (óleo, arena, pastel, marionetas, cerillas, etc.), permite percibir la sensación cinética de modo inmediato. Poco a poco, nuestro realizador va puliendo su manejo del papier découpé al mismo tiempo que progresa en la construcción del guión. L’Arche de Noé (1966), Une bombe par hasard (1969) y Potr’ et la fille des eaux (1974) incorporan la imantación a las figurillas troqueladas, ahora de hierro articulado en vez de papel; mientras que L’Acteur (1975) y Le masque du diable (1976) dan paso a la pintura al óleo animada sobre vidrio retroiluminado, técnica que aprendió de ciertos filmes canadienses. El éxito determinante en la carrera de Laguionie se produce con La Traversée de l’Atlantique à la rame (1978), su último corto, premiado en Cannes y Ottawa, y asimismo ganador de un César. Este intento de relatar las relaciones humanas mediante un huis clos cuenta la odisea de una mujer y un hombre enamorados que, en la época del Titanic, afrontan el mediático desafío de atravesar el
Jean-François Laguionie enseña a Grimault una idea pensada en inicio para funciones de marionetas: un violonchelista causa la accidental muerte de una dama. Así surgió La demoiselle et le violoncelliste (1965), Grand Prix del Festival de Annecy, y revelación A Monkey’s Tale (1999).
La Traversée de l’Atlantique à la rame (1978).
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CICLOS
océano en un bote de remos. Conforme avanza, la larga travesía toma un paulatino cariz fantástico, transformándose en una estilizada alegoría del viaje de la vida. La Traversée de l’Atlantique à la rame cierra con broche de oro una labor cortometrajística que define las líneas maestras del universo creativo de su autor, proclive en lo temático a los arquetipos conocidos antes que a los asuntos originales. Un mundo donde el mar, la montaña y los lugares desérticos, o abandonados, aparecen como espacios predilectos; y en el que son personajes recurrentes las embarcaciones, los buscadores, las parejas, la mujer salvadora, el Otro… Situar a sus criaturas en un ambiente fuera de lo común, a fin de conferirles dimensión interior e íntima propia, trasluce la influencia de John Huston, pasión cinéfila suya públicamente reconocida.
The Island of Black Mor (2004).
Todavía hoy Jean-François Laguionie considera al cortometraje el más hermoso medio de hacer cine de animación, por mor de ventajas relacionadas con su duración breve; pues supone un formato muy libre a efectos narrativos, capaz de reflejar mejor el estilo individual de un artista. Razones poderosas le empujarán, no obstante, a dar el salto al largo. De entrada, los cortos cuentan con un público restringido, apenas el de los festivales de cine, curioso y avezado, sí, pero cuando uno crea historias lo hace deseando para ellas una audiencia amplia. Encima, el cortometraje, trabajo más bien solitario, entraña el riesgo de incurrir en el ombliguismo, peligro menos probable dentro de la labor de equipo: a partir del primer largometraje, cambiarán en cada película el estilo pictórico de la imagen y la plástica definitiva de los decorados, confiados sucesivamente a un diseñador jefe diferente (Bernard Palacios, Christian Arnau, Bruno Le Floc’h, Jean Palenstijn…), siempre bajo la matricial supervisión coordinadora de Laguionie. Y, sobremanera, la forma larga le llega porque su gusto por el relato se impone a todo, convencido de demostrar mayor personalidad en la escritura que en el trazo. El cineasta francés decide fundar y dirigir en 1979 su propio estudio, La Fabrique, en Saint Laurent le Minier (departamento de Gard), una pequeña villa al pie de las Cévennes. La vieja nave de un antiguo taller de bobinado recibe a un pequeño grupo de reputados autores de cortometrajes con similares preocupaciones artísticas respecto de la animación, deseosos de hacer un largo: Bernard Palacios, Claude Luyet, Nicole Dufour, Henri Heidsieck, Émile Bourget, Kali Carlini. Los seis nombres iniciales aumentan hasta veintinueve en esa aventura creativa colectiva que fue Gwen, or the Book of Sand (Gwen et le livre de sable, 1984), poético cuento de ciencia-ficción a lo J. G. Ballard: en un mundo post apocalíptico invadido por la arena tras una hecatombe atómica, una niña acude al rescate de su mejor amigo, en poder de una extraña entidad monstruosa que, a cada luna nueva, derrama sobre las dunas misteriosos objetos gigantes. Rodado con cámara multiplano, esta suerte de mito de Orfeo al revés, tenía una buena historia, no así un guión suficiente. Había por aquel tiempo una cultura europea de hacer animación con bellas imágenes, aunque sin preocuparse demasiado de las debilidades argumentales del libreto. A pesar de no gustarle la complacencia en la imagen por sí misma, puesto que cada plano no supone sino el eslabón aislado de una cadena cinematográfica general, Laguionie reconoce haber pecado un poco de los defectos de dicha corriente en su primer largometraje. Gwen sólo obtuvo el favor de la crítica. Toda poesía que se precie de tal necesita cierto grado de indefinición irreductible a un esquema simple de significado racional, y los espectadores de la época no estaban aún preparados para la animación adulta, para cualquier cosa desmarcada de los sencillos parámetros Disney de entonces. La coyuntura cambiaría hacia finales de los 80, gracias a la irrupción del gran anime japonés. Luego del fiasco en taquilla de Gwen, Jean-François Laguionie resuelve pasar quince años dirigiendo su estudio y generando productos televisivos, en aras de la supervivencia de La Fabrique. En 1999 estrena una nueva experiencia multiplano con la lección bien aprendida: firma un filme para todos los públicos, desplazando el mensaje al fondo de la dramaturgia con intención de que ésta transcurra fluida, sin embarazo, carente de lastre filosófico. Producto de vocación internacional, A Monkey’s Tale (Le château des singes, 1999) efectúa el retrato cruzado de dos selváticas tribus de simios separadas
por infundados prejuicios recíprocos, en una de las características fábulas de su creador sobre la diferencia y la percepción del Otro. Con canciones y música de Alexandre Desplat, A Monkey’s Tale, última película de animación por acetatos hecha en Europa, gozó de considerable éxito entre los más jóvenes, sin complejos frente a la poderosa maquinaria hollywoodiense. Cinco años después, la crítica sabe apreciar las bondades de The Island of Black Mor (L’île de Black Mor, 2004), delicado epítome del imaginario aventurero tradicional, que sólo en las salas de Francia vieron 250.808 espectadores. Kid, su huérfano protagonista adolescente, cruza “la línea de sombra” al embarcarse en el marinero lance de hallar el tesoro de un legendario pirata, viaje que a su vez representa la búsqueda de sí mismo. Conrad, Dickens y Stevenson se funden en una ensoñadora propuesta ambientada a principios del XIX, cuya depurada estética, entre la línea clara belga y el esencialismo nipón, nos imbuye de dulce romanticismo atlántico. Pero Jean-François Laguionie dará otra vuelta de tuerca cualitativa a su filmografía con The Painting (Le Tableau, 2011), su obra cumbre hasta la fecha, que formó parte de Animaficx en su pasada edición. El guión, escrito por Anik Le Ray, quien había colaborado antes con el cineasta en la redacción de The Island of Black Mor, desarrolla la siguiente peripecia: tres personajes, miembros de sendas castas pictóricas (los Toupins —pintados del todo—, los Pafinis —no acabados— y los Reufs —bocetos—), salen del inacabado cuadro al cual pertenecen en busca de su desaparecido autor (¡Laguionie en persona!), seguros de que el lienzo adquirirá estabilidad interna si el artista lo concluye a conjunta petición suya. Mixtura de óleo en invención gráfica constante e imagen real, The Painting regala un hermoso canto a la justicia social revestido de perspicaz reflexión metartística, en lo que sin duda es una de las obras mayores del cine europeo del siglo XXI. Medio siglo de pausada pero firme trayectoria, con un saldo de ocho cortos y cinco largometrajes referenciales —realizados éstos últimos a lo largo de tres décadas; uno de los cuales, Louise en hiver, se ultima ahora—, ha erigido en gran patriarca de la animación francesa a aquel imaginativo niño que, mientras los aviones de guerra bombardeaban París, veía su primer espectáculo de sombras chinescas sobre los muros de la subterránea estación de Abbesses.
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¿CÓMO SERÁ LA 51a EDICIÓN?
PREMIOS
Mujeres de Cine, en colaboración con el Festival Internacional de Gijón, tiene el honor de hacer entrega del Premio Mujer de Cine 2013 a una mujer clave en la historia de nuestro cine: Carmen Frías. Excepcional montadora de prolífica carrera cinematográfica, con dos Goyas a sus espaldas -El sueño del mono loco (1990), Belle Epoque (1993)- y más de sesenta títulos en su haber.
Por : Ana Isabel Palacios Mujeres de Cine
n su tercera edición, MDC quiere rendir homenaje a alguien que, tras infinidad de horas de trabajo en la sala de montaje, nos ha proporcionado, además de maravillosas películas, toda una forma de entender y vivir el trabajo de montadora. “Ritmo y emoción”, quizá sean las dos palabras que mejor definan la trayectoria profesional de Carmen Frías.
2005), Para que no me olvides (Patricia Ferreira, 2005) o El baile de la Victoria (Fernando Trueba, 2009). De entre toda su filmografía, Calle 54 es quizá la película que mejor representa esa búsqueda incesante del ritmo idóneo, del meticuloso corte, del montaje puro y duro, donde la música lleva al espectador a golpe de imagen, ritmo y silencio precisos. Desde la sala de montaje (“confesionario” en palabras de Carmen Frías), esta montadora de notable dedicación ha sido “primera espectadora” de innumerables obras, sabiendo conseguir en todas ellas una escritura de imágenes donde ritmo y emoción se unen para regalo de todos los aficionados al buen cine. Por todo ello, para MDC es un orgullo y un placer otorgar el Premio Mujer de Cine 2013 a Doña Carmen Frías.
Como ella misma ha mencionado en alguna ocasión: “Montar una película es contar una historia manipulando el tiempo hasta darle el ritmo adecuado”. Pero ritmo no es rapidez, ni lentitud, sino el compás que precisa una historia para ser narrada. Ritmo sin emoción es solo compás sin alma. Puede que fuera el veneno del cine que le transmitió su padre atrezzista, lo que impulsó a Carmen Frías a contar historias a través de imágenes, miradas, gestos, movimientos, a formar puzles de emoción y vida en las películas en las que ha trabajado. Su carácter tímido y sencillo ha sido el que, quizá, ha decantado a Carmen Frías a dedicarse a la íntima y delicada labor del montaje con honestidad singular. Su propia forma de entender el cine -“Siempre he considerado que el cine es colaboración: el que me precede en la cadena influye en lo que hago y lo que hago influye en el que viene después”-, va irremediablemente unida a la idea de compromiso. De hecho, esa misma idea de compromiso y lucha es la que le lleva ser una de las veteranas más ilustres del TACE (Sindicato de Técnicos Audiovisuales y Cinematográficos del Estado Español), organización de la que ha sido Secretaria General y a la que ha estado muy ligada desde sus inicios. Aunque su carrera está estrechamente vinculada a directores como Fernando Trueba o Gerardo Herrero, son muchos los realizadores que han confiado sus películas al buen hacer de Carmen Frías.
Mujeres de Cine es una iniciativa que nace en 2010, con el propósito de dinamizar y dar a conocer largometrajes y cortometrajes españoles realizados por mujeres, a través de una itinerancia que dé cabida a las últimas y más interesante producciones cinematográficas de nuestro país. La acción reivindica el trabajo creativo de algunas directoras de cine, como representación de todo un grupo de mujeres (productoras, guionistas, montadoras, directoras de fotografía, actrices, etc.) que luchan y se abren hueco en el difícil mundo de la industria cinematográfica española.
Su gran legado recoge títulos tan imprescindibles, en las últimas décadas de nuestro cine, como Los viajes escolares (Jaime Chávarri, 1974), Sé infiel y no mires con quién (Fernando Trueba, 1985), El año de las luces (Fernando Trueba,1986), El sueño del mono loco (Fernando Trueba,1989), Cómo ser mujer y no morir en el intento (Ana Belén, 1991), Lo más natural (Josefina Molina, 1991), Belle Époque (Fernando Trueba, 1992), Huevos de oro (Bigas Luna, 1993), La teta y la luna (Bigas Luna, 1994), Malena es un nombre de tango (Gerardo Herrero, 1995), Guantanamera (Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, 1995), Las cosas del querer II (Jaime Chávarri, 1995), Territorio Comanche (Gerardo Herrero, 1997), La niña de tus ojos (Fernando Trueba,1998), Calle 54 (Fernando Trueba, 2000), El alquimista impaciente (Patricia Ferreira, 2002), El embrujo de Shanghai (Fernando Trueba, 2002), El misterio Galíndez (Gerardo Herrero, 2003), El milagro de Candeal (Fernando Trueba, 2004), El principio de Arquímedes (Gerardo Herrero, 2004), Heroína (Gerardo Herrero,
El proyecto aspira no sólo a crear una itinerancia nacional e internacional de muestras cinematográficas, sino a establecer una verdadera red de exhibición alternativa, que abra espacio al debate, al diálogo y a la reflexión sobre la situación de la mujer en el ámbito cinematográfico en particular y cultural en general. Una acción que garantiza, por un lado, la promoción del cine español realizado por mujeres y, por otro, la participación y reflexión ciudadana sobre la situación de la mujer en la sociedad actual. Un foro donde público, profesionales e instituciones establezcan una línea de actuación común en favor de la igualdad de género. MDC, en su afán de promocionar y visibilizar el trabajo de la mujer en la industria cinematográfica española, crea en 2011 el Premio Mujer de Cine, un justo reconocimiento a algunas de las pioneras de nuestro cine. El objetivo final de este galardón es rescatar los nombres de aquellas mujeres que han abierto camino, y otorgar merecido homenaje a su relevante labor profesional, poniendo de manifiesto la importancia de su testimonio y su legado también en nuestros días. Las directoras Josefina Molina y Cecilia Bartolomé fueron las primeras en recibir el Premio Mujer de Cine en 2011 y 2012, respectivamente.
“Ritmo y emoción”, quizá sean las dos palabras que mejor definan la trayectoria profesional de Carmen Frías. Pipo Fernández
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EXPOSICIONES
Jirí Trnka (1912-1969) fue el gran patriarca del cine de animación checo. Sin él, el esplendor sin igual de la animación checoslavaca en particular, y de Europa del Este en general, así como las figuras de realizadores de la talla de Jirí Barta o Jan Švankmajer –por no decir Tim Burton-, serían imposibles. El arte de las marionetas fue llevado por Trnka hasta alturas incomparables, y su labor divulgativa y pedagógica formaría e inspiraría a múltiples generaciones posteriores de cineastas y animadores.
Tras la celebración, el pasado año, del centenario del nacimiento de Jirí Trnka, el Festival Internacional de Cine de Gijón, en colaboración con el Centro Checo de Madrid, ofrece en esta nueva edición una soberbia muestra del arte y el genio creativos del animador checo. Marionetas y maquetas, pero también carteles, diseños, dibujos y bocetos de quien fuera, además de cineasta, reconocido pintor e ilustrador, desvelan un mundo de exquisita fantasía, profundamente enraizado en las tradiciones y la cultura checa y centroeuropea, pero universal en su belleza y sentido últimos. Dispuesto a romper por completo con la impronta disneyana, Trnka, desde los Estudios Barrandov de Praga y primando casi siempre, por encima de otros estilos, la animación de marionetas y muñecos -tan querida por checos y eslovacos-, a través de las más refinadas y cuidadas técnicas de stop-motion, realizó obras maestras del cine como The Czech Year (Spalicek, 1947), The Prince Bayaya (Bajaja, 1950), The Good Soldier Svejk (Dovrý voják Svekj, 1955), según el
Por : Jesús PaLACIOS
clásico de Jaroslav Hašek, o la maravillosa El sueño de una noche de verano (Sen noci svatojánské, 1959), ballet de marionetas inspirado en la obra de Shakespeare, entre otras. Su última obra cinematográfica, el cortometraje The Hand (Ruka, 1965), quedaría como testimonio de su oposición íntima a la tiranía del régimen comunista, erigiéndose en un canto a la libertad de creación. Trnka falleció en 1969, a los cincuenta y siete años de edad, demostrando de forma ejemplar la posibilidad de un cine animado para niños de todas las edades, artística e intelectualmente elaborado, y estéticamente alejado de los modelos de Hollywood. La exposición, que se ofrece en la Sala 1 del Centro Cultural Antiguo Instituto de Gijón, del 14 al 23 de noviembre, incluye las colaboraciones de Trnka en las exposiciones internacionales de Bruselas ´58 y Montreal ´67, así como la proyección de una selección de su filmografía.
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JURADO
Este año, el Jurado de la Sección Oficial del Festival Internacional de Cine de Gijón, tiene un Presidente muy especial: Patrice Leconte. Sin duda, uno de los cineastas franceses más reconocidos, prolíficos y personales desde la segunda mitad del siglo pasado. Un artista de filmografía tan variada como apasionante, cuyo nombre es sinónimo de las mejores virtudes del cine francés.
Patrice Leconte se dio a conocer internacionalmente con dos deliciosas y extrañas historias de amor romántico a la par que trágico, rodadas con especial sensibilidad, que marcaron su tránsito de la década de los 80 a los 90: Monsieur Hire (1989), exquisita adaptación de una novela de Simenon, llevada ya anteriormente a la pantalla, y cuya simple mención evoca una interpretación incomparable de Michel Blanc, la belleza de una Sandrine Bonnaire casi adolescente, y las obsesivas notas del Cuarteto en Sol menor Op. 25 de Brahms; y El marido de la peluquera (Le mari de la coiffeuse, 1990), singular tragicomedia sensual, con un inmenso Jean Rochefort y la voluptuosa presencia de una Anna Galiena en plenitud, que rompió definitivamente fronteras, poniendo el nombre de Leconte en boca de todos, críticos y espectadores.
ara sorpresa de muchos, Leconte no era, ni mucho menos, un recién llegado. Por el contrario, Monsieur Hire y El marido de la peluquera, representaban la maduración definitiva, además de un innegable cambio de registro voluntario, en la obra de un cineasta que llevaba en activo desde mediados de los años 70. En realidad, desde mucho antes. Nacido en París en 1947, cuando cuenta apenas catorce o quince años, Leconte rueda y monta sus primeros cortometrajes de animación. Posee un talento claro como dibujante y caricaturista, que le llevará, a la par que estudia en el Institut des hautes études cinématographiques (IDHEC) y colabora ocasionalmente con “Cahiers du Cinema”, a trabajar como caricaturista para la seminal revista de historieta “Pilote”, entre 1970 y 1974, con excelentes páginas
MÁS JURADOS... ¡ES EL FICX! AÍDA FOLCH Una de las jóvenes actrices del cine español más populares y talentosas. Desde que se estrenara con El embrujo de Shangai (Fernando Trueba, 2002), no ha dejado de crecer artística y profesionalmente, en títulos como Los lunes al sol (Fernando León de Aranoa, 2002), Salvador (Manuel Huerga, 2006) o 25 kilates (Patxi Amezcua, 2008). Su personaje en la serie Cuéntame cómo pasó le ha conquistado a los espectadores televisivos, y en 2012 obtuvo el Goya a la Mejor interpretación femenina protagonista por su papel en El artista y la modelo, de nuevo a las órdenes de Fernando Trueba.
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de humor, de estilo brillante y personal (como curiosidad, recordemos que también Terry Gilliam publicó caricaturas en “Pilote”). Precisamente, su debut en el largometraje tendrá lugar con Les vécés étaient fermés de l´intérieur (1975), en colaboración con su amigo guionista y dibujante de bande dessinée Marcel Gotlib –que será fundador con Jacques Diament de una de las revistas de humor francesas fundamentales: “Fluide Glacial”-, parodia del polar y el cine negro, que no fue especialmente bien recibida por la crítica. Por estos años, Leconte, además de ganarse la vida con spots publicitarios e historietas, estrecha lazos con los actores que frecuentan el café-teatro “Le Splendid”, en el nº 48, de la rue Faubourg Saint-Martin de París. Un grupo de comediantes entre los que se cuentan Christian Clavier, Michel Blanc, Gérard Jugnot, Thierry Lhermitte o Josiane Balasko, quienes serán, precisamente, protagonistas del primer gran éxito del director: Les bronzés (1978). Verdadero fenómeno en Francia, le seguirían Les bronzés Font du ski (1979) y, ya mucho después, Les bronzés 3: amis pour la vie (2006), reunión nostálgica de los viejos colegas del “Splendid”. Este éxito aboca a Leconte durante prácticamente la segunda mitad de los 70 y la primera de la década siguiente, al terreno de la comedia francesa más descacharrante y descarada, colaborando a menudo con la troupe de “Le Splendid”, pero también con actores como Jean Rochefort, Gérard Lanvin o Bernard Giradeau. Pese al estreno internacional de algunos de estos títulos, como Golpe de especialistas (Les spécialistes, 1985), que muestra también sus dotes como realizador de acción, su popularidad queda prácticamente relegada al ámbito nacional, pues sus juegos de palabras intraducibles, personajes y referencias locales, limitan la posibilidad de su distribución. A esas alturas, Leconte es uno de los directores de más éxito en Francia… Y prácticamente un desconocido allende sus fronteras. Es entonces cuando, sin perder nunca una de sus señas de identidad más profundas: el humor, Leconte da un giro de ciento ochenta grados con Monsieur Hire y El marido de la peluquera, en el que le acompañan también actores como Michel Blanc o Rochefort, quienes escapan a su vez de sus habituales papeles cómicos, para encarnar a los nuevos antihéroes lecontianos.
Hombres paradójicos, solitarios, ansiosos de colmar el vacío de unas vidas construidas sobre el puro deseo inaprensible, irrevocablemente condenados al fracaso. La gramática cinematográfica de Leconte cambia también, convirtiéndose de súbito, aparentemente, en maestro del tempo narrativo, con un fluir calmo pero no lento, en el que se alternan diálogos precisos e imágenes evocadoras, en perfecta fusión con los leit-motivs musicales, tanto intra como extra-diegéticos, creando una tensa alternancia entre contención y emoción, ligereza y melancolía, que da como resultado una atmósfera única, de esteticismo proustiano –quizá cabría mejor citar al Fournier de “El gran Meaulnes”-, trufado de precisos elementos de género –el thriller hitchcockiano y el polar criminal en Monsieur Hire, o la comedia de costumbres y el erotismo felliniano en El marido…-, que enriquecen mutuamente el conjunto final, dotándolo de identidad propia. Es obvio que, para llegar a esta síntesis, el director se ha curtido ya en las arenas de la comedia, el cine de acción, la bande dessinée, el cortometraje, la crítica y la publicidad, adoptando de estos medios aquellos elementos que le interesa poner, aislados o combinados, al servicio de cada nueva historia diferente.
Durante más de tres décadas, el cine francés ha contado con Leconte como uno de sus cineastas más prolíficos, personales y representativos.
Esta magnífica ductilidad, esta profesionalidad elevada a categoría autoral, que permite a Leconte cambiar de género o registro, sin perder nunca su carácter individual, es la misma que a menudo conduce al despiste o la incomprensión a un cierto número de críticos y espectadores, incapaces de seguirle el juego. Así, para quienes descubrieron al director con El marido de la peluquera, Monsieur Hire o El perfume de Yvonne (Le parfum d´Yvonne, 1994), melancólicas, románticas y agridulces, extravagantes comedias como La maté porque era mía (Tango, 1993) o Cómicos en apuros (Les grands ducs, 1996), supusieron decepciones que hoy, especialmente en el caso de la primera, se evidencian simples injusticias críticas, ante productos claramente personales a la par que coherentes con su trayectoria como realizador de comedia típicamente francesa. Quienes ensalzaran, con toda
IVÁN TRUJILLO
RAY LORIGA
Biólogo, cineasta y profesor de cine mexicano, es el actual director del Festival de Cine de
Escritor, guionista y director, fue uno de los miembros más destacados de la llamada Generación
Guadalajara, así como director general de la Filmoteca de la Universidad Autónoma de Mé-
X de jóvenes escritores españoles de los 90, a la que contribuyó con novelas de culto como “Lo
xico. Fue profesor titular de Historia del Cine Documental en el Centro Universitario de
peor de todo”, “Héroes” o “Caídos del cielo”, esta última, llevada por él mismo a la pan-
Estudios Cinematográficos de la UNAM. Dentro de su labor artística cabe destacar
talla como La pistola de mi hermano (1997). Cambió de registro con su segundo
su cortometraje documental Monarca… adivinanzas para siempre (1988), y la
largometraje, Teresa, el cuerpo de Cristo (2007), basado en la vida de Santa
idea original para la serie documental 18 Lustros del siglo XX en México (2009),
Teresa de Jesús, y ha trabajado como guionista para Almodóvar, Saura o
galardonados ambos trabajos con varios premios Ariel.
Calparsoro, publicando numerosas novelas, libros de relatos y artículos.
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justica, su espléndido film de época Ridicule. Nadie está a salvo (Ridicule, 1996), aclamado unánimemente por público y crítica y merecedor de cuatro premios César, se llevaron las manos a la cabeza ante Uno de dos (Una chance sur deux, 1998), reunión de los veteranos Delon y Belmondo con Vanessa Paradis, ligero y divertido homenaje a los viejos films de Philippe De Broca y el cine de acción francés, género al que él mismo contribuyera con Golpe de especialistas. Quizás sea este el motivo principal por el que Leconte se escurre, a menudo, entre los dedos de las manos de la crítica más rigurosa, pero también entre las de un público cada vez más adocenado por la influencia de Hollywood. Y por desgracia, el motivo de que no siempre sus películas se estrenen entre nosotros. Así, salvo ocasiones puntuales, Félix et Lola (2001), Rue des plaisirs (2002), el documental Dogora – Ouvrons les yeux (2004), La guerre des miss (2008) o Voir la mer (2011), no han podido apenas verse en España, mientras, afortunadamente, sí lo hicieran la deliciosa fantasía romántica La chica del puente (La fille sur le pont, 1999), el drama histórico La viuda de Saint Pierre (La veuve de Saint- Pierre, 2000), el indefinible fantastique, El hombre del tren (L´homme du train, 2002) –nueva colaboración con el novelista, guionista y viejo colega de “Pilote”, Claude Klotz-, el thriller psicológico Confidencias muy íntimas (Confidences trop intimes, 2004) o la comedia romántica Mi mejor amigo (Mon meilleur ami, 2006). Todas ellas, en distintos grados, muestras excepcionales de la talla profesional y el carisma autoral de su director, nunca ausentes de sus producciones, llegando a menudo hasta la auténtica excelencia (pensemos, por ejemplo, en El hombre del tren, que no desmerece en absoluto de las mejores pesadillas de Polanski o Lynch). A lo largo de su abundante filmografía, pese a poder dividir esta grosso modo entre una primera mitad netamente “comercial” y una segunda, iniciada en 1989 con Monsieur Hire, más claramente “autoral”, Leconte ha mostrado una firme identidad en la variedad, estableciendo un universo propio, habitado por personajes y temas típicamente lecontianos: la soledad, la vejez y el suicidio; el amor fou, el deseo insatisfecho, la amistad y la traición, la omnipresencia de la suerte y el azar... Encarnados en tipos agridulces y esquivos, solitarios que lo pierden todo al realizar su sueño (aunque no siempre), ingenuas femme fatales que arrastran consigo la perdición, sin pizca de malicia o perversidad, misóginos perdidamente románticos y enamorados
El marido de la peluquera (1990).
Le magasin des suicides (2012).
Uno de esos ejemplos peculiares que saben unir de forma singular el arte de entretener y conquistar a todo tipo de públicos, con el Arte de crear un discurso cinematográfico eminentemente autoral.
perdidamente ingenuos, que conforman con sus tragicomedias humanas un mosaico en el que raramente faltan el humor –a veces negro-, la pasión, la belleza, el misterio, lo mágico e incluso lo fantástico. Un panorama en el que Leconte combina con rara precisión la ingenuidad y lo perverso, la esperanza descabellada –en un ideal- con la tranquila resignación –de saber que la realización de este ideal entraña también a menudo su destrucción-. Todo, con un estilo –o variedad de estilos- perfectamente reconocible, pero nunca subrayado por medio de ningún exceso formal característico, a la manera de un Jeunet, un Ozon, un Téchiné, un Assayas o un Carax, hijos de otras generaciones, sino a través de una funcionalidad sofisticada y personal, conforme a cada historia y, sobre todo, a su propio hacer y sabiduría cinematográficos. El pasado año, el FICX tuvo el placer de proyectar, en su sección Animaficx, Le magasin des suicides (2012), de Patrice Leconte. Para muchos, sorprendente incursión de su director en el largometraje de animación. Un divertido musical de humor negro para niños inteligentes de todas las edades, basado en la novela de Jean Teulé, que, pese a algunas lógicas influencias de Tim Burton o la tradición de Charles Addams, respira Lenconte por los cuatro costados, y nos recuerda sus inicios no solo en el cortometraje animado, sino como caricaturista de bande dessinée para la revista “Pilote”. Este año, contamos con su impagable presencia como Presidente del Jurado Internacional de la Sección Oficial del FICX. Durante más de tres décadas, el cine francés ha contado con Leconte como uno de sus cineastas más prolíficos, personales y representativos. Uno de esos ejemplos peculiares que –como Melville, Chabrol o Truffaut-, saben unir de forma singular el arte de entretener y conquistar a todo tipo de públicos, con el Arte de crear un discurso cinematográfico eminentemente autoral.
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ENFANTS TERRIBLES
La sección Enfants Terribles es una de las más emblemáticas de un festival que, hace ya más de medio siglo, comenzó su andadura dedicado al público infantil y juvenil. Mucho ha llovido desde entonces, muchas generaciones han crecido al ritmo del FICX, pero este siempre ha mantenido una conexión especial con ese espectador, tantas veces infravalorado, que constituyen niños y adolescentes.
También el cine dirigido a este público, especialmente aquél apartado de los circuitos más comerciales, ha cambiado, ha evolucionado al ritmo de los tiempos, reconociendo no solo la estatura –que no se mide en centímetros- de sus espectadores, sino buscando también el desarrollo del propio lenguaje cinematográfico, la variedad de propuestas y, sobre todo, la visión del cine como herramienta de aprendizaje. Una herramienta que nos sirva a todos, niños que serán adultos, adultos que fuimos (y seguimos siendo) niños, para construir una visión personal, crítica e individual de la realidad que nos rodea y moldea. A través de Enfants Terribles, FICX apuesta por una pedagogía cinematográfica tan independiente y arriesgada como el resto de su programación. Alejada de tópicos, con propuestas que tienen tanto que enseñar a niños y adolescentes como, más aún, a padres y adultos. Buscando crear también en el espectador recién llegado, un genuino amor al cine, que le acompañe a lo largo de toda la vida.
The Snow Queen (2012).
Por eso, como siempre, Enfants Terribles trae films para todas las edades, sin desdeñar nunca la fantasía ni la diversión. Películas para los más pequeños, como The Snow Queen (Maxim Sveshnikov, Vladen Barbe, 2012), la mayor superproducción en la historia del cine de animación ruso, inspirada en el cuento de Andersen, espectacular aventura digital que los avispados productores de Hollywood se han apresurado ya a plagiar. O The Little Ghost (Das Kleine Gespenst. Alain Gasponer, 2013), producción alemana basada en el popular libro de Ottfried Preussler, viejo conocido del FICX, donde se pudo ver en su día también la adaptación de su novela juvenil Krabat y el molino del diablo (Krabat. Marco Kreutzpaintner, 2008). Una divertida aventura espectral, en la línea de films como Casper (Brad Silberling, 1995), El pequeño vampiro (The Little Vampire. Uli Edel, 2000) o Vampire Sisters (Die Vampirschwestern. Wolfgang Groos, 2012), que pudimos ver el pasado año. En A Horse on the Balcony (Das Pferd auf dem Balkon. Hüseyin Tabak, 2012), a través de una ágil historia de
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ENFANTS TERRIBLES
Jesús PaLACIOS
La Cité Rose (2012).
La vie nous appartient (1967).
amistad y aventuras, se aborda desde la normalidad el tema del autismo y, en concreto, del Síndrome de Aspergen, mostrando cómo a veces lo que nos hace diferentes puede hacernos también únicos. Como única es la protagonista de Clara and the Secret of the Bears (Clara und das Geheimnis der Bären. Tobias Ineichen, 2013), bella historia de misterio sobrenatural y amor a la naturaleza, en medio de paisajes montañosos teñidos de viejas leyendas y tradiciones. Todas ellas, muestras de la excelente salud que goza el cine familiar –en el mejor sentido del término- en la vieja Europa germana y oriental. De Inglaterra, por su parte, llega Streetdance All Stars (Ben Gregor, 2013), una comedia llena de música, humor y valores positivos, protagonizada por otro “viejo” conocido de Enfants: Theo Stevenson, es decir, Pablo Diablo… o Horrid Henry, como gustéis. El relato iniciático es uno de los géneros por excelencia no solo de la narrativa de ficción, sino de la vida misma. El despertar al mundo adulto, de una u otra forma siempre traumático, es el tema de films tan diferentes como Mother, I Love You (Mammu, es Tevi milu. Janis Nords, 2013) o la australiana Satellite Boy (Catriona McKenzie, 2012), ingenioso y bello homenaje al clásico Walkabout (1971) de Nicolas Roeg, que cuenta con la presencia del actor aborigen australiano por excelencia, el veterano David Gulpilil. Las dificultades de la adolescencia, la incomprensión de un mundo hostil, pero también las pasiones de esa edad dorada, cuando la vida entera está por delante, son el marco sustancial de films tan atípicos como el canadiense Sarah préfère la course (Chloé Robichaud, 2013), impasible retrato de una pasión al borde de la obsesión, admirablemente interpretado por la joven revelación Sophie Desmarais, o La vie nous appartient (Alex K. Lee, 2013), estreno mundial en el FICX, sobre la extraña relación entre dos adolescentes que han concertado una cita suicida a través de Internet, en medio de las montañas de Austria. Dos joyas destacan este año en la sección, que ningún amante del cine debería perderse. La Cité Rose (Julien Abraham, 2012), retrato trepidante, realista y lleno de ritmo de la vida en un suburbio parisino, salpicado de humor, violencia y música, que remite a lo mejor del cine francés urbano –El odio (La haine. Mathieu Kassovitz, 1995)-, y a clásicos como Los chicos del barrio (Boyzn the Hood. John Singleton, 1991). Y Baby Blues (Bejbi Blues. Katarzyna Roslaniec, 2012), ganadora del Oso de Cristal en Berlín, y segundo largometraje de su directora. Una lúcida y ácida mirada a una parte de la juventud europea, desnortada y sumida en el absurdo del consumismo y la falta de valores, que muestra con elegancia visual, al borde del minimalismo y sin caer nunca en el melodrama, los trágicos resultados de una crisis que no es solo económica, sino ética, y que desprovee a las nuevas generaciones de referentes morales, estructuras fiables o sentido de la realidad y la responsabilidad alguno. Un auténtico puñetazo en el estómago a la sociedad, sin moralismos zafios ni fáciles condenas, con un grupo de actores adolescentes sin experiencia anterior en la pantalla, absolutamente escalofriante. Un film que nos recuerda por qué la piel de los niños y adolescentes sigue siendo dura… Y por qué esta sección se llama Enfants Terribles. Baby Blues (2012).
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HOMENAJE
Vicente Aranda (Barcelona, noviembre de 1.926) es uno de los directores españoles más productivos y controvertidos de los últimos cincuenta
Por :
años. Su manera de hacer cine no pasa desaper-
Sara Majarín Andrés
cibida, por el contrario, estimula emociones que,
Autora del libro Conversando con Vicente Aranda (Editorial Zumaque, 2013)
al menos, quedan como inolvidable recuerdo en el espectador.
El homenaje que rinde este año FICX al realizador barcelonés es bien merecido. Aranda, a través de su obra, nos ha aportado más de treinta oportunidades para aprender, entretenernos, conocer más del laberinto humano de las problemáticas y las emociones personales, ayudándonos a pensar, así como saber más de la historia de España y de Asturias.
a abordado sin vergüenza los asuntos del desamor, la sexualidad, el deseo, el odio, la pareja, los celos, las infidelidades, los triángulos amorosos, los complejos, las frustaciones, la prostitución, la muerte y en definitiva, todo lo que conlleva la vida misma. Hasta hace apenas tres años, ha estrenado películas que han levantado pasiones, rodando escenas capaces de provocar cierta inquietud, deseo y arrebato en el público, tanto masculino como femenino. Los rasgos de su personalidad se entrevén en sus creaciones, ya que él habla a través de éstas, y no puede haber un lenguaje más sincero que el inconsciente. Sus pensamientos, preferencias, deseos, vivencias e intereses se trasladan a sus realizaciones, y así los defiende con empeño, autenticidad y gallardía. Su carrera ha estado marcada por una vocación tardía pero intensa: su primer filme lo rodó a los 38 años, pero su vida ha estado entregada por completo al séptimo arte, permitiéndole cumplir un destino al que estaba irremediablemente abocado. A través de su filmografía (veinticinco largometrajes, un cortometraje, series de televisión, documentales, etc.), ha sido el descubridor e impulsor de grandes actores y actrices, que hoy día son ya profesionales consagrados, gracias a la confianza que demostró en ellos: Victoria Abril, Maribel Verdú, Imanol Arias, Pilar López de Ayala, Ana Belén, Paz Vega, Jorge Sanz, Aitana Sánchez Gijón, Teresa Gimpera, etc. La serie de televisión que Pilar Miró le encargó expresamente en 1.990, Los jinetes del alba, obtuvo en 1.991 el Primer Premio en el Festival Internacional de Programas Audiovisuales de Cannes, y muestra, siguiendo la novela homónima de Jesús Fernández Santos, la Revolución de Asturias de 1.934, hecho quizá poco conocido fuera de estas tierras, pero acontecimiento histórico fundamental a nivel nacional.
Como realizador, ha recibido un total de ocho premios por su trayectoria y carrera artística. Su primera película, Brillante Provenir (1964) la codirigió con Román Gubern, y su cinta más reciente, Luna Caliente (2.010), la dirigió con 83 años. Estos datos son ya auténtica muestra de su entrega y amor por su profesión. Hablar aquí de sus principales películas resultaría realmente difícil, pero por nombrar algunas, las más populares, destacaremos: La muchacha de las bragas de oro (1.979), Asesinato en el Comité Central (1.982), Fanny Pelopaja (1.984), Tiempo de silencio (1.986), Si te dicen que caí (1.989), Amantes (1.991), La pasión turca (1.994), Celos (1.999) o Carmen (2.003), entre otras que merecerían ser mencionadas expresamente. Sus largometrajes abarcan momentos y épocas destacables en la historia de nuestro país. Así, nos contó la Guerra Civil española a través de Libertarias (1.995), mostrándonos visiones diferentes a las que ya conocíamos; nos presentó a personajes carismáticos, como Eleuterio Sánchez en El Lute, camina o revienta (1.987) y El Lute II, Mañana seré libre (1.988); nos descubrió una imagen desconocida del reinado de Juana de Castilla y Felipe el Hermoso, en Juana la Loca (2.001); adaptó Tirant lo Blanc, la novela de caballerías del Siglo XV, que inspirara parcialmente a Cervantes para escribir El Quijote, que convertiría en su antepenúltima película, estrenada en 2.006. Tocó de refilón el nacionalismo catalán en El amante bilingüe (1.992), aunque el tema pasó desapercibido. Quienes han trabajado con él dicen que, desde la primera película bajo su única dirección (Fata Morgana, 1.965), pasando por otras próximas al género fantástico -Las crueles (1.969) y La novia ensangrentada (1.972)-, prosiguiendo con otras más dramáticas, como Canciones en Lolita´s Club (2.007), siempre profesa una extrema concentración y entrega en los rodajes. Quedan sin nombrar aquí otros trabajos apenas conocidos, pero no por ello menos interesantes. Películas muy personales y atrevidas, que han tratado su universo y el de todos nosotros. Que, aún veinte años después, resultan tan relevantes y fascinantes como en su estreno: La mirada del otro (1.988), Intruso (1993), etc. Ha llevado al cine novelas de autores tan prestigiosos como Juan Marsé, Manuel Vázquez Montalbán, Antonio Gala, Andreu Martín o Fernando G. Delgado, permitiéndonos ver plasmadas en imágenes historias que han sido
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HOMENAJE
HOMENAJE EN EL FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE GIJÓN Premios Planeta, en las décadas de los 70, 80 y 90. Aranda ha escrito prácticamente todos sus guiones, siendo esta dualidad como guionista y director una de las claves de la concordancia entre texto e imagen, respectivamente, dentro de su obra. Sus películas “forman e informan”, suponiendo esta circunstancia una condición perseguida por él a ultranza, queriendo convertirla en su personal aportación a la sociedad, mostrando su interés en dejar un legado para sus seguidores. A su manera, mezclándolo todo de forma hábilmente sutil, con ánimo pedagógico, aprovecha y utiliza sensaciones íntimamente ligadas a nuestra propia esencia como individuos, y a la percepción que podamos tener de nuestro entorno. Como reflejo de las diferentes realidades que le ha tocado vivir, sus obras sirven como espejo para contemplar y revisar nuestros miedos, ideologías, obsesiones, carencias, voluntades, inquietudes e incertidumbres.
Ha sabido aunar con maestría la imaginación y la provocación, rodando escenas donde se oculta más de lo que se enseña.
En su filmografía se tratan a menudo asuntos “prohibidos”. Aborda aquello de lo que la mayoría no habla: lo que está en silencio, pero existe…Sus protagonistas, en su mayoría mujeres, encaran con valentía las emociones sentidas y vividas, tratan sus sentimientos como si fueran hechos y se implican en éstos, poniéndoles solución si les suponen un problema. Admitiéndolos, piensan en respuestas y/o esperan a que la vida les sorprenda. En base a esas emociones sufren o disfrutan de su vida, admiten lo que el destino les depara y no se quedan nunca quietas, maquinando siempre planes, eligiendo el mejor momento para actuar en consecuencia. Aranda ha demostrado siempre mucha seguridad en sí mismo, abordando este tipo de cine realista, con el coraje de poner en imágenes y dejarnos al descubierto, sin vergüenzas ni impedimentos, lo que otros quizá no han identificado y asumido como verdades que acompañan al ser humano. El cine de Vicente es ventajoso: nos hace recapacitar en los regalos que nos dan la vida y nuestro cuerpo, sus placeres y posibilidades, lo verdaderamente importante del día a día, eso que a veces perdemos por el camino, cuando nos distraen otros problemas. Nos muestra lo que todos tenemos en común, las causas por las que merece la pena seguir luchando. En fin… nos aporta en la pantalla un abanico de oportunidades para la observación, poniendo a nuestra disposición aprender de cada una de estas lecciones. Sus féminas (Luisa, Desideria, Marian, Pilar, Trini…) se enfrentan a las cuestiones de cara, actuando “ellas mismas”, siguiendo sus propias razones, su manera de sentir y percibir la realidad. Viven sus emociones como hechos aplastantes, que las invaden y llegan a obligarlas a cometer asesinatos o a padecer la incomprensión y el aislamiento. Nos muestra mujeres con personalidad marcada, comprometidas con ellas mismas ante todo-
y con los suyos, incomprendidas pero admiradas y seguidas. Hembras de una tipología concreta, varones con unas características comunes de todos conocidas, que tienen todos como denominador común la pasión con que toman las cosas, el interés que ponen en salir adelante y disfrutar de la vida. Vicente ha sabido aunar con maestría la imaginación y la provocación, rodando escenas donde se oculta más de lo que se enseña, haciendo que el espectador imagine situaciones distintas a lo que ve en la pantalla. Buena parte de sus filmes han sido candidatos a los premios Goya, presencia obligada en festivales de cine nacionales e internacionales, como Berlín y Cannes, obteniendo distinciones varias. Muchas de las actrices y actores antes mencionados, recibieron premios por sus interpretaciones en los largometrajes dirigidos por Aranda, lo que demuestra su buen hacer como director, que sabe obtener de cada actor la parte más creativa.
En el rodaje de Amantes (1991).
Actualmente, sigue escribiendo, siempre muy crítico consigo mismo. A fecha de hoy tiene acabados cinco guiones más, guardados en el cajón, a la espera de la respuesta de algún productor. Sus tareas profesionales se desarrollan mayormente desde su domicilio. Hace unos meses le fue ofrecida la ocasión de dirigir Amantes, en versión para el teatro, pero prefirió delegar esta tarea en Álvaro del Amo. Ser testigo durante un año de todas estas experiencias, contadas en primera persona, ha supuesto para mí una gran oportunidad de crecimiento interior. Tenerle ya como amigo próximo y cercano, es un excelente regalo aportado por el cine.
Sus obras sirven como espejo para contemplar y revisar nuestros miedos, ideologías, obsesiones, carencias, voluntades, inquietudes e incertidumbres.
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¿CÓMO SERÁ LA 51a EDICIÓN?
EXPOSICIONES
Antes, dentro y en la esencia misma del cine estuvo y estará siempre, la fotoPor :
grafía. Un arte, un documento, un testimonio, una forma de vida, que se entrete-
Jesús PaLACIOS
je con la materia misma de la que están hechos sueños y realidad.
Maestro del fotoperiodismo, veterano de la foto-fija, Pipo Fernández nos ofrece en esta exposición un tapiz tejido con las experiencias y el ojo experto de quien ha vivido y fotografiado, día tras día, año tras año, la historia viva del cinematógrafo.
Pipo Fernández (Madrid, 1959), es uno de los maestros indiscutibles de la fotografía española, maestría que ha puesto desde sus comienzos, tras siete años de estudios cinematográficos, al servicio del propio cine, tanto en su faceta como reportero periodístico para revistas como “Fotogramas”, “Cinemanía”, etc., como para instituciones (Academia de Cine) o distribuidoras (Filmax, Warner, Media Pictures, DeaPlaneta, etc.). Como fotofija profesional, su carrera recorre más de dos décadas de lo mejor del cine español: Soldadito español (Antonio Giménez-Rico, 1986), El Día de la Bestia (Álex de la Iglesia, 1994), Libertarias (Vicente Aranda, 1995), Novios (Joaquín Oristrell, 1997), Asfalto (Daniel Calparsoro, 1999), El oro de Moscú (Jesús Bonilla, 2002), Camarón (Jaime Chávarri, 2005), El corazón de la tierra (Antonio Cuadri, 2006), Mortadelo y Filemón. Misión: Salvar la Tierra (Miguel Bardem, 2007), y un largo etcétera, al que habría que sumar su trabajo en series de televisión como Martes de Carnaval, Manolito Gafotas o La mujer prohibida, en campañas publicitarias y en producciones internacionales como Los límites del control (The Limits of Control. Jim Jarmusch, 2008) o La lista (Deception, Marcel Langenegger, 2007).
Najwa Nimri en Asfalto. Pipo Fernández
Testigo de excepción, con el ojo educado y curtido en mil y un festivales, estrenos, certámenes y batallas cinéfilas y cinéfagas de toda índole y condición, frente al objetivo de Pipo Fernández han pasado prácticamente todos los rostros del cine español e internacional. Desde los deslumbrantes de las estrellas más cotizadas, hasta las caras ocultas de técnicos, productores y profesionales del medio. Su mirada ha inmortalizado, entre las luces y sombras del más exquisito blanco y negro, o con los brillantes colores de una realidad que supera la ficción, a las más grandes figuras del panorama cinematográfico mundial. Tras exposiciones anteriores, como “La moda en el cine”, “Camarón-un mito” o “Fotografiando películas”, entre otras, ahora, con “Estuve allí”, Pipo Fernández despliega ante nuestra mirada una vida de película y películas, en la que ficción y biografía, documento y fantasía se entretejen para dejar testimonio del mágico y siempre fascinante mundo del cine. Vicente Aranda en el rodaje de Libertarias. Pipo Fernández
La exposición fotográfica de Pipo Fernández “Estuve allí”, permanecerá abierta en el Palacio de Revillagigedo desde el 14 de noviembre al 12 de enero de 2014. Una extensión de la misma podrá visitarse también en el Jardín Botánico de Gijón. Durante el Festival Internacional de Cine de Gijón, Pipo Fernández ofrecerá un curso-taller de fotoperiodismo cinematográfico. Los interesados pueden dirigirse a: info@gijonfilmfestival.com www.gijonfilmfestival.com
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¿CÓMO SERÁ LA 51a EDICIÓN?
ESTRENO MUNDIAL EN FICX
ESTRENO TRANSMEDIA
¿Es una película? ¿Es un videojuego? ¿Es un cómic? No, es… ¡Panzer Chocolate! El primer largometraje transmedia del cine español. Un experimento, un divertimento, un entretenimiento y algo más.
Panzer Chocolate es una nueva experiencia interactiva, en la que el espectador podrá participar de la trama e influir en su desarrollo, antes, durante y después de la proyección del film, ampliando sus experiencias a través de Internet, una serie de cómic, un Juego de Realidad Alternativa (ARG) y diversos dispositivos de móvil, entre otras cosas. Se trata del primer largometraje transmedia concebido en la industria española, gracias al esfuerzo de Silencio Rodamos Producciones, y desde su presentación en sociedad como proyecto en el IX Encuentro Internacional de Estudiantes de Cine del Festival de San Sebastián del 2010, hasta hoy mismo, no ha dejado de suscitar curiosidad e interés.
motion comic, ARG, etc.- que convergen en determinados puntos argumentales, pero siguen a la vez y al tiempo diferentes líneas de desarrollo, dependiendo no solo del medio sino, sobre todo, de la interacción con el espectador, convertido también en jugador, personaje y co-creador de la historia(s). Una nueva manera de hacer, ver y entender el cine, más allá de la pantalla.
Dirigida por Robert Figueras y Gemma Dunjó, creadores también de la idea y concepto originales, Panzer Chocolate es una intriga de horror y suspense, que narra la historia de un grupo de jóvenes arqueólogos quienes, investigando los restos de un búnker alemán en los Pirineos, se topan con la existencia de una orden secreta nazi, que sigue utilizando las famosas e infames tabletas de Panzer Chocolate. Es decir, chocolate recubierto de metanfetamina, capaz de convertir a los soldados en máquinas de matar. Descubiertos, los investigadores deberán comenzar una huida desesperada, perseguidos por una monstruosa criatura, Das Kommandant Frank, producto de experimentos genéticos nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Una persecución angustiosa, en la que el espectador podrá intervenir, a través de su iPhone y otros dispositivos de móvil. Protagonizada por Melina Matthews, Geraldine Chaplin y Tony Corvillo, la propuesta de Panzer Chocolate es crear una nueva forma de espectáculo y entretenimiento, a través de la narrativa transmediática: utilizando distintos medios y canales –página web, videojuego,
Tras anunciarse en festivales como San Sebastián o Sitges, Panzer Chocolate tendrá su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de Gijón, el día 22 de Noviembre, a las 22.30 horas, en el Teatro Jovellanos. Una proyección llena de cine, tecnología, suspense, chocolate… Y muchas sorpresas.
Por: J. P.
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FICX 50
Varias de las cintas que formaron parte de la Sección Oficial de la 50 edición del FICX han tenido una larga carrera después de su paso por Gijón, con apariciones en otros Palmarés del circuito de festivales y algunos con exitosos estrenos comerciales, tanto en España como en el extranjero.
así como del premio al Mejor Director en la categoría de cine mundial, de la pasada edición del Festival de Sundance. En los European Film Awards, Mads Matthiesen fue nominado como descubrimiento del año 2012, y la cinta fue una de las sorpresas de taquilla en Escandinavia tras su estreno.
Por : MIGUEL CANE
Hello, I must be going (Todd Louiso, 2012), obtuvo el premio de la prestigiosa National Board of Review a Mejor Película Independiente del año, mientras que Melanie Lynskey fue candidata en los Gotham Awards, al Premio a Mejor Actriz.
About the pink sky (2011).
California Solo (Marshall Lewy, 2012) se estrenó en Estados Unidos el 30 de Noviembre de 2012 y obtuvo los premios a mejor película narrativa y mejor montaje en el Woodstock Film Festival. Robert Carlyle se hizo con el premio a la mejor interpretación en el Tallgrass Film Festival, de 2012. La productora Mynette Louie recibió el premio Piaget en los Independent Spirit Awards de 2013, y en mayo, Savannah Lathem recibió el Young Artist Award como mejor actriz de reparto en un largometraje.
Greatest Hits FICX 50
Approved for adoption (Couleur de peau: Miel. Laurent Boileau y Jung, 2012), la cinta animada belga dirigida por Laurent Boileau y Jung, basada en la novela gráfica (y autobiográfica) de este último, obtuvo los premios UNICEF y del público, en el Festival de Cine Animado de Annecy, y fue uno de las films con mejor recepción crítica en Francia, donde formó parte de las listas de las mejores películas del año publicadas por críticos de Le Monde y Le Figaro.
Between Us (Dan Mirvish, 2012) obtuvo el Gran Premio del Jurado en el Festival Internacional de Cine de Bahamas, y formó parte de las secciones oficiales de los festivales de Atlanta, Los Hamptons, Memphis, Dallas, Sarasota y Whistler (Canadá). La piedra de la paciencia (Syngué Sabour. Atiq Rahimi, 2012) fue la cinta elegida para representar a Afganistán en la 85ª entrega de los premios Oscar, y su protagonista, Golshifteh Farahani, que se hizo con el premio a la mejor actriz en Gijón, fue nominada al premio a mejor actriz en los Asian Film Awards. La película se estrenó comercialmente en España en septiembre.
Children of Sarajevo (Djeca. Aida Begic, 2012), que obtuvo el premio Gil Parrondo a la Mejor Dirección de Arte en Gijón, se llevó los premios a Mejor Actriz (Marija Pikic) y Mejor Dirección en el Festival Internacional de Cine de Sarajevo, y en el Festival de Cannes obtuvo un reconocimiento especial del jurado, en el ciclo Un certain regard.
About the pink sky (Momoiro sora o. Keiichi Kobayashi, 2011), ganadora del Gran Premio del Jurado del FICX 50, se estrenó con notable éxito en Japón, donde también se hizo con el Premio a la Mejor Película en el Tokyo International Film Festival. Se estrenó en nuestro país en agosto de 2013.
Gimme the Loot (Adam Leon, 2012), fue reconocida en el Festival South by Southwest como mejor película argumental, y Adam Leon obtuvo el premio como Mejor Director debutante en los Independent Spirit Awards. Tras su estreno en marzo en los Estados Unidos, se convirtió en la cinta independiente con mayor promedio de taquilla del año.
Mejor no hablar de ciertas cosas (Javier Andrade, 2012), la cinta ecuatoriana, obtuvo los Premios a Mejor Película y Mejor Director en el Festival Internacional de Cine Latinoamericano de Lleida, participó en la Sección Oficial del Festival Internacional de Cine de Miami, y será el film que por primera vez represente a su país en la categoría de mejor película de habla no inglesa en la 86 entrega de los premios Oscar, que tendrá lugar el 2 de marzo de 2014. Teddy Bear (Mads Matthiesen, 2012), fue ganadora del Premio a la Mejor Película danesa del año en los Bodil Awards, que otorga la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Dinamarca,
Epilogue (Hayuta ve Berl. Amir Manor, 2012) la cinta israelí, que marca el debut como realizador de Manor, y que en Gijón se hizo con los premios a Mejor Actor (Yosef Carmon) y Mejor Guión, obtuvo un considerable número de reconocimientos en el Festival Internacional de Cine de Tesalónica, incluyendo Mejor Guión, y del público. También fue nominada para representar a Israel en los Oscar, mientras que Yosef Carmon y Rivka Gur arrasaron con los premios a las mejores interpretaciones, masculina y femenina, en los festivales internacionales de cine de Jerusalén y Bratislava.
La piedra de la paciencia (2012).
Beyond the Hills (După dealuri. Christian Munguiu, 2012) la cinta inaugural del FICX 50, que ya había obtenido en Cannes el Premio al Mejor Guión y ex-aequo a la Mejor Actriz, para sus protagonistas Cristina Flutur y Cosmina Stratan, fue uno de los filmes más aclamados del panorama cinematográfico europeo del año 2012. Obtuvo el Premio a la Mejor Película en el Festival de Mar del Plata. Su estreno comercial llegó incluso a capitales como Nueva York, donde la crítica estadounidense la reconoció como uno de los mejores filmes del año, representado a Rumania en los premios Oscar.
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LA FIRMA
Por : Alfonso Ungría Director de cine y televisión, realizador de films como Soldados (1978), La conquista de Albania (1983) o El deseo de ser piel roja (2002), y de la serie televisiva Cervantes (1981), entre otros títulos. Ha publicado recientemente su primera novela: “La mujer falsificada” (Alianza, 2013).
En este momento, volvemos a estar en una situación en la que la muerte del cine español vuelve a necesitar comenzar desde cero. l periodista me había preguntado algo así como: - Pero, usted, ¿qué ha intentado con esta, su primera película? - Bueno –respondí yo, resueltamente-, aparte de contar una historia, he querido romper con el pasado y plantear un nuevo modo de hacer y narrar en el cine. Para justificar tal respuesta se pueden aducir tres razones, dos simples y otra más compleja. Las primeras se refieren a mis veintitrés años y a que mi película, El hombre oculto, había sido seleccionada por el Festival de Venecia (1970) y saludada allí como una revolución dentro del cine español. Naturalmente, por ambas cosas, yo andaba muy “crecido” (es decir: atiborrado de una vanidad rayana en la impertinencia). Hasta aquí todo muy lógico; pronto la edad y la vida me pondrían en “mi sitio”. La tercera razón, aún siendo la que me gustaría trasmitir aquí, es más difícil de desentrañar y comentar. Quizá porque contiene elementos que, a pesar de ser fundamentales, son inconcretos y evanescentes. Justamente los que explican la necesidad de crear, de renovar la tradición y abrirse al futuro. Y, como son conceptos, más propios de tribuna y coloquio, intentaré, a través de contar simplemente la propia experiencia, que se revelen, salgan de ella, y se expliquen por sí mismos. Yo había ganado un premio principal en el Festival de Cine Documental de Bilbao con un mediometraje. Al productor Mamerto López Tapia le gustaba mucho el film y me llamó para concertar una cita. En ella me trasmitió su deseo de trabajar conmigo. Yo, por supuesto, estaba encantado. “Lo único malo –me dijo- es que, por el momento, no tengo casi dinero (solo un millón de pesetas)”. Desilusión por mi parte y, en seguida, un intento desesperado en base a una pregunta: ¿cuál es la cantidad mínima, repito, mínima, con la que se podría producir una película? Empezamos a hacer números en una servilleta de papel de la cafetería en donde nos encontrábamos. Según sumábamos costes, íbamos eliminando necesidades y personal. Al final –de las cuentas, de la tarde y de la ristra de cubatas-, todas las reducciones al mínimo calculado, se resumían en conseguir que cada uno de los miembros del equipo técnico y artístico trabajara gratis (o, lo que es igual, dentro del eufemismo “en cooperativa”). También las localizaciones, decorados, vestuario, attrezzo y demás partidas del presupuesto debían tener un coste cero. ¿Cuáles serían, entonces, los pagos imprescindibles?: el alquiler de la cámara, la película virgen (con un metraje exiguo) y los trabajos de laboratorio y edición (aplazables en último caso). En cuanto al personal, según mi más experimentado socio, solo había dos técnicos irreductibles a dejar de cobrar su salario: un foquista y un electricista-maquinista. ¿Y el material de iluminación? Yo ya había visto algunas experiencias de Rohmer, Truffaut y otros –con Néstor Almendros de director de fotografía- y aposté por rodar solo con luz natural (al final compramos cuatro o cinco fotoflous, esas bombillas “gordas”). Y, por supuesto -¡Oh, Godard!-, la silla de ruedas de
una vecina, como travelling. Con todos estos condicionantes el dinero a desembolsar no sobrepasaría el millón y medio de pesetas. Para aportar el medio que faltaba hubo que recurrir a empeños y soluciones rayanas en lo delictivo. Tras la posibilidad de producción “resuelta”, lo primordial, claro está, era encontrar una historia que pudiera contarse con tan pocos medios. Nada más plantearnos el proyecto yo sabía cual iba a ser. Dentro de mi carpeta de “Temas” (esa en la que metemos ideas y notas para desarrollar en cuentos y sueños peliculeros), había guardado un recorte de prensa con la noticia de la salida a la calle de varios cientos de “hombres topo”: republicanos escondidos por miedo a las represalias desde la Guerra Civil. Con esa idea, yo había imaginado un guión que narrara la vida de uno de estos hombres, durante más de treinta años, refugiados en sótanos, buhardillas y falsos techos de sus casas. Treinta años autoencerrados, reprimidos, aterrorizados por ser descubiertos, desaparecidos por sus propias familias. Mi película sería El hombre oculto. La historia de una cotidianidad pervertida. Tanto como la de todo un país sometido, durante igual número de años, por la dictadura franquista. Así empezó esa etapa de preparación que, en este caso (como bien saben muchos jóvenes cortometrajistas), sería mejor llamar la “etapa de seducción y persuasión”. Es decir, captar e implicar a una serie de personas, convenciéndoles de que hacer una película juntos –por “amor al arte”- llenaría su espíritu creativo mientras vivían la mayor experiencia de su vida. Para cubrir las profesiones del equipo técnico la cosa era sencilla, echar mano de los amigos cinéfilos: Emilio Martínez Lázaro, Augusto Martínez Torres, Ricardo Franco, Manuel Pérez Estremera, etc. (juntos ya habíamos realizado cortos y escrito un “Manifiesto por un cine casposo”). Como operador y montador, dos magníficos colegas cubanos, recientemente exilados, deseosos de abrirse paso en el cine español. En cuanto al reparto artístico había que enamorar a actores y actrices del tipo “entusiastas, apasionados y sin mucho trabajo”. También fue posible ligarse a una chica muy mona que habíamos conocido regentando una galería (una tal Carmen García Maura). Bueno, pues con todo este bagaje de equipo y materiales, ya solo se trataba de meterse en una casa –prestada- y filmar en ella durante un mes sin salir para nada que no fuera comprar bocadillos. El resto es otra historia y forma parte de una filmografía, la mía: lo malo y lo bueno. Lo primero llegó de la cruel tijera de la censura. Y lo estupendo fue la selección oficial de la película (en contra de la opinión del Ministerio) por el Festival de Venecia, el premio de la Critica Internacional, el revuelo que armó en el país y el germen que nos impulsó –tanto a mí como a otros- para darnos alas y comenzar una “carrera” cinematográfica (ganando, incluso, algún dinero “cooperativo”). Fin del relato. ¿Pero, por qué me he colgado en este recuerdo (espero que sin asquerosa nostalgia), con cierto olorcillo a batallita del abuelo para consumo de jóvenes aprendices? Confío en que resulte evidente (porque prefiero analizar narrando). En este momento, volvemos a estar en una situación en la que la muerte del cine español (propiciada por nefastas generaciones de políticos y sus políticas, y consentida por la sociedad entera) vuelve a necesitar comenzar desde cero. Olvidarnos del pastiche del mal cine americano actual (casi todo) y recuperar proyectos viables, audaces y autogestionados como los que inspiraron aquella Nouvelle Vague, aquel Cinema Novo brasileño, etc., o las actuales cinematografías de Polonia, Turquía, Irán, Argentina o Rumanía, donde sus cineastas se lanzan a realizar películas valientes, originales y autenticas. Películas pequeñas y propias cuya novedad y coraje las hace grandes y maravillosas. Películas de grandes ilusiones: justo lo que aquí nos hace falta junto a la independencia que da siempre la libertad no usurpada. Escupo al viento. Amén.
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24 VIร ETAS POR SEGUNDO
POR monteys