Texto Don Guillermo

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CONVERSACIONES CON EL GIMNASIO MODERNO

EL PULMÓN DE LA OFICINA CONVERSACIÓN SOBRE DON GUILLERMO QUIROGA GONZÁLEZ HABLAN JORGE CORTÉS SEGURA, POMPILIO IRIARTE CADENA, OLYMPO MORALES BENÍTEZ, EDUARDO PULIDO, JORGE RODRÍGUEZ GÓMEZ, HERNANDO ROMERO.


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Don Guillermo Quiroga González es profesor del colegio desde el año 65. Ha dictado todas las materias del área de sociales y ha sido director del grado once, durante casi 30 años. Actualmente es Vicerrector del colegio. Fue nombrado en ese cargo por el Prof. y acompañó a Mario Galofre Cano y a Germán Pardo Sánchez en sus rectorías, con la misma lealtad y transparencia con la que ha apoyado la labor de Leopoldo González. Hablan sobre don Guillermo Quiroga González Pompilio lriarte Cadena es profesor del colegio desde el año 72. Estudió literatura en la Universidad Pedagógica. Master of arts de la Universidad del Norte de Iowa, Estados Unidos. Actualmente es profesor de la Universidad Pedagógica Nacional, del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario y es asesor de la presidencia de la República. Amigo personal de don Guillermo Quiroga, quien ha sido su vicerrector durante veintitrés años. Olympo Morales Benítez es ex alumno del 70. Abogado. Amigo personal y discípulo de don Guillermo. Ha trabajado como Presidente ejecutivo de Morales Benítez abogados. Profesor de la Universidad Externado de Colombia. Jorge Rodríguez Gómez es ex alumno del 81. Licenciado en Literatura. Fue alumno de don Guillermo. Actualmente es profesor de Español y literatura en el colegio. Dirige el octavo grado del bachillerato. Eduardo Pulido es profesor de educación física desde el 85. Estudió educación física en la Universidad Pedagógica. Actualmente es director técnico de los Equipos de Volleyball del colegio. Hernando Romero es profesor de Educación física del colegio, carrera que estudió, desde 1977. Fue director de los equipos de fútbol del colegio durante varios años. Al final, dirigió los equipos de fútbol junto con Oscar Bravo, profesor del colegio. Ha acompañado a don Guillermo en las excursiones de los últimos veinte años. Jorge Cortés Segura es profesor de Sociales en el colegio desde 1974. Trabajó junto a Isabelita Holguín durante varios años y aún trabaja por los menos favorecidos desde la Dirección de la Acción Social del colegio. Es amigo de don Guillermo que ha sido su vicerrector durante varios años.


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Olympo Morales Benítez: Viví en una permanente confrontación con don Guillermo. Yo representaba la contradicción con la autoridad. Don Guillermo me remitía al Prof., el Prof. con ese show que heredó don Guillermo le gritaba a don Agustín: "¡el señor Morales o yo!". Y yo quedaba paralizado. Todo lo que pasaba en este colegio era culpa de Olimpo Morales: una vez rompieron unos vidrios y publicaron una lista de castigados y, gran sorpresa, ahí estaba yo en la lista. Fui a donde don Guillermo y le pregunté: "don Guillermo ¿por qué estoy castigado?". Me dijo: "por romper los vidrios". Yo le dije: "no, don Guillermo, yo no rompí los vidrios porque yo estaba en cine". Me dijo: "entonces por capar clase". Jorge Rodríguez Gómez: Yo tengo dos anécdotas: una cuando estábamos en 4º. de Bachillerato y don Guillermo era director nuestro de curso y un compañero, le dijo "Guillermo" mientras íbamos entrando a clase. Don Guillermo se puso histérico y nos metió a todos al salón: nos pidió que lo respetáramos. Nos dijo que él era Don Guillermo, no Guillermo. Pues claro: para un estudiante era un abuso quitarle el "don". La otra cuando estaba en 6º. de Bachillerato, en el 81: yo venía al colegio a veces vestido con la pinta de los chinos. Me habían traído una chaqueta típica de las que usan, y una cachucha. Yo me ponía un pantalón de pijama porque cuadraba y unas abuelitas y don Guillermo me decía "muy bien Rodríguez, muy bien: ¡Mao Tsé Tung, Mao Tsé Tung!".


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En ese tiempo era súper comunista. Ya el comunismo se devaluó y él hasta se ríe de esas cosas. Pero en ese tiempo tenía ese tipo de detalles simpáticos en pro del comunismo. Simpatizaba con Neruda.

Don Guillermo en una fiesta

Jorge Cortés Segura: Jorge, ¿por qué cree usted que don Guillermo dejó de ser comunista? Jorge Rodríguez Gómez: No, no sé. El comunismo se cayó como sistema económico y... no sé realmente. Olympo Morales Benítez: Yo creo que don Guillermo siempre ha simpatizado con las causas que tienden a ayudar a los más débiles. En ese sentido, no creo que don Guillermo haya cambiado su posición ideológica. Mi impresión del comunismo de don Guillermo tiene que ver con que a él le gustaba un poquito vivir peligrosamente. Don Guillermo entró en el 65 al Gimnasio Moderno, un colegio hecho para


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educar a la burguesía. Don Agustín nunca negó esa condición del colegio y para don Guillermo enseñar en el colegio que está hecho para educar a la burguesía era toda una oportunidad. El no militaba en el partido comunista (la que simpatizaba con él era doña Berenice, su mujer), pero yo no creo que su posición ideológica haya cambiado. ¿No sabía eso, profesor Cortés? Jorge Cortés Segura: ¿Que era Berenice? Yo creo que era al contrario. Olympo Morales Benítez: No era él el que militaba y ella la que se quedaba en la casa. Era ella. Jorge Cortés Segura: Tengo entendido que era don Guillermo el que llevaba a la pobre Berenice a comulgar con esas ideas. Que Berenice lo apoyó y que Berenice lo acompañó. Estoy de acuerdo con lo que dice usted: Guillermo siempre ha vivido como en constante peligro. Como a estar ocupado por algo, como a tratar de llevar un poco la contraria, de no seguir el camino que sigue la mayoría. Usted recuerda que él trabajo mucho en FECODE y pues su comentario ha sido como muy de derecha. Olympo Morales Benítez: No, don Guillermo siempre ha querido ayudar a las causas de izquierda. Yo fui alumno de don Guillermo en 4º. de bachillerato, él fue mi director de curso y en su importancia coincidía toda mi generación. Don Guillermo, como educador, logró abrirnos y cerrarnos unas puertas, es decir, nunca quiso imponer sus posiciones extremas que, además, él exageraba. En ningún momento nos hizo sentir contradicciones con la vida que nosotros llevábamos como hijos, en general, de familias


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acomodadas. No de familias acomodadas económicamente, porque en el Gimnasio, si ustedes examinan, por lo menos en mi época, no era el criterio económico el que primaba en la escogencia que hacía don Agustín. Yo por ejemplo provengo de una familia sin recursos económicos: sin empresas o industrias. Una familia acomodada, pero fruto de una herencia de mi abuelo y de lo que producía mi padre, pero no éramos gente que perteneciéramos a la élite económica. Don Guillermo, sin embargo, nos hizo reflexionar sobre ese mundo en que vivíamos: vimos que existían diferencias, que podían existir diferencias de pensamientos. Yo creo que ahí el utilizaba su militancia de izquierda y sus vocaciones de izquierda más que como un instrumento para acabar con las instituciones, como instrumento para que, aquellos que estábamos destinados a conducir las instituciones, reflexionáramos sobre ello. Sobre las instituciones mismas. Esa es mi visión de la posición de don Guillermo. Yo no creo que haya cambiado mucho.

Jorge Cortés, Pompilio Iriarte y Olimpo Morales en el estudio del Prof..


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Jorge Rodríguez Gómez: Una cosa que me llamó la atención y que siempre recuerdo, es que hasta 4º. de Bachillerato, cuando tuvimos clase con él, no habíamos andado la ciudad, o sea, nosotros nos movíamos del colegio hacia el norte o hacia donde viviéramos cerca de acá. Con su clase de historia y su interés por estos temas nos quería hacer meter un poquito en la historia, pero, también, que conociéramos la ciudad. Nos impulsaba a ir a barrios pobres o a pasar por sitios que, habitualmente, no recorríamos. Eso es importante: es bueno que los alumnos del colegio conozcan Bogotá y que se empapen de qué es la ciudad, de la misma situación del país, que es conflictiva, que es peligrosa, que es de muchas clases socioeconómicas. Eso lo logra él haciendo ese tipo de caminatas o visitas para ir a ver qué estatuas hay en tal sitio de la ciudad. Olympo Morales Benítez: A ver, profesor Pompilio, qué opina de la posición de don Guillermo. Pompilio Iriarte Cadena: A ver. Un rasgo del carácter de don Guillermo que quiero destacar es cierta picardía, cierta astucia para sortear situaciones a veces incómodas. Recuerdo, recién llegado yo al colegio, que entrevistaron a don Guillermo en la casa para El Aguilucho y allí, en la revista, apareció una foto de don Guillermo en su estudio. Al fondo había tomado unos retratos de Engels, Marx y Lenin y le habían puesto como pie de ilustración "Engels, Marx y Lenin: los ángeles de la guarda de don Guillermo". Apenas vio don Agustín ese Aguilucho, bajó y le dijo a don Guillermo: "yo no sabía que Ud. Era comunista. ¿Cómo es esto?" Y le dice don Guillermo: "no, no, no, no don Agustín, es cierto que allí están los retratos de Engels, Marx


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y Lenin, pero es que los chinos no alcanzaron a tomar el Sagrado Corazón que está en seguidita. Olympo Morales Benítez: Creo que don Guillermo interpretó a don Agustín y al Prof., a los que siempre he visto yo como una llave mancomunada. Hay una tendencia a dividir al Prof. y a Don Agustín, y me parece que eso no es así: don Agustín llega con su idea de fundar una escuela nueva, moderna como la llamó él: un Gimnasio Moderno. Cuando don Agustín llegó yo no había nacido, pero cuando llegó a hablar de la escuela nueva, de la educación por la reflexión, de la disciplina de confianza, de las puertas abiertas, pues fue toda una revolución porque seguíamos en la educación que se impartía antes de que se inventara la escritura. No nos olvidemos de quién era don Agustín: si bien aparentemente nunca fue masón, si era hermano de uno de los grandes masones de éste país, que era Luis Eduardo Nieto, gran luchador contra la dictadura. Don Agustín concebía una burguesía en el colegio pero en ese momento había un conflicto entre burguesía y proletariado. Ahora la burguesía es proletaria, pero, en ese momento, don Guillermo encaja como una pieza perfecta en el colegio. El colegio siempre tuvo libertad de pensamiento, siempre fue concebido para que tuviera libertad de pensamiento. Siempre fue concebido para que fuera una caja de resonancia de todo el país. Yo examino mi caso personal y el de mis compañeros: éramos gentes que veníamos de diferentes estratos económicos y nacionales. Por ejemplo, mi padre era un hombre de provincia que llega a Bogotá. Pero entonces don Agustín consideraba que era importante que los muchachitos bogotanos se nutrieran para que no se


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fueran embruteciendo. Sí, de fuerzas nuevas que venían de la provincia. En el curso nuestro había mucha mezcla, obviamente dentro de un cierto nivel, había encaje, entiendo que sigue habiendo. Entonces llega don Guillermo con sus ideas en el momento preciso: ser de izquierda era una cosa un poquito romántica, era lo que tenía uno que ser. Jorge Cortés Segura: Recuerdo la buena amistad que hubo entre Guillermo y el Prof. Olvmpo Morales Benítez: La gente concibe equivocadamente al Prof. Había una identidad de pensamiento entre el Prof. y don Agustín, lo que pasa es que a don Agustín le gustaba estar en su biblioteca y al Prof. le gustaba estar en lo que en una empresa se llamaría la planta de producción. Pero la identidad era total. Don Agustín, por ejemplo, hacia su presencia con el estilo Nieto: paseos. Don Agustín llegaba en el recreo faltando un cuarto para las diez de la mañana -no sé si todavía sea a la misma hora- para que lo viéramos todos. Entraba a saludarnos y nos saludaba, nosotros estábamos ahí echados en La Raqueta y él salía al balcón a saludamos. Estaba la presencia de ese señor ahí y estaba la presencia del Prof. más directa pero dentro de una identidad de pensamientos. Es decir, cuando usted da una libertad de pensamiento y cuando existe una tolerancia, pues obviamente tiene que haber alguien que tenga la fuerza de choque para encaminar esas fuerzas que se liberan y don Guillermo, en esta época, también con una línea de pensamiento, viene a ser ese canal. ¿Quién es el personaje que lleva el contacto directo con los estudiantes? Don Guillermo. Dentro de un gran


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respeto, dentro de un gran "temor" y dentro de un gran cariño por lo que yo veo en los muchachos de 12, 13, 14, 15 años que son mi entorno. Creo que don Agustín y el Prof., con su inteligencia, debieron encontrar en don Guillermo a un sucesor. A un contenedor para esa locura que se opera en los gimnasianos por culpa de la libertad. Él es el dique. Don Guillermo siempre estuvo ahí, con su autoridad, su pensamiento.

Ahora sobre la anécdota que contaba Jorge sobre el "don": considero que soy un excelente amigo de don Guillermo, creo que cuento con el aprecio de don Guillermo. Yo le tengo una gran admiración intelectual y ese agradecimiento que le queda a uno de su maestro, además con el maestro que le abrió a uno llaves del entendimiento. Pero yo no me atrevo a decirle Guillermo. Los de mi generación somos amigos de él y parrandeamos con él y lo invitamos a nuestras fiestas y él va, pero es don Guillermo para nosotros. Yo no me sentiría bien diciéndole Guillermo a don Guillermo.


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Jorge Cortés Segura: Yo creo que es la costumbre del Gimnasio Moderno: decir don Guillermo, don Agustín. Pompilio lriarte Cadena: Yo quiero leer un escrito sobre don Guillermo: "Hablar de don Guillermo es hablar de muchas cosas, heterogéneas quizás, pero siempre enhebradas en el hilo del Gimnasio. Es decir Popayán y evocar consignas estudiantiles devueltas por el eco de los pesados muros coloniales que alguna vez repitieron según dicen los retratos de Engels, Marx y Lenin, colgados a la siniestra mano del Sagrado Corazón, en el estudio de su casa. Es recordar su lealtad siempre independiente y crítica frente a don Agustín, cuando, verbigracia, discutía con él que en la Colonia había habido un presidente, o cuando defendía delante del Maestro el derecho de los estudiantes a leer ciertas obras, por "modernas" y "escabrosas" que fueran, como La Celestina o Manuel Pacho, por ejemplo. Es reconocer el irrestricto amor a su familia, que se traduce en solidaridad y amigable complicidad, que no como el ejercicio de la tiranía paterna. Es admitir su "lopismo" irremediable, al punto de quedar mudo de emoción cuando el Jefe habla, como si hubieran aparecido la Virgen del Carmen o San Judas Tadeo. Es el "stúpido" y el "yo le voy a decir una cosa" con que regaña a los alumnos, para sonreír después como sólo pueden hacerlo quienes conocen los secretos resortes del corazón humano.


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Hablar de don Guillermo es hablar de los árboles del colegio, de los moribundos urapanes y de las acacias, de los pinos y los eucaliptus y, en especial, de los siete sándalos de la India, menos uno, que empiezan a aromar la raqueta, traídos y sembrados por él para que digan en su nombre la lección de historia y de geografía que aún no se ha atrevido a dar, por sospechar que las plantas hablan mejor que las personas. Para hablar de don Guillermo es preciso detenerse un momento en la entrada del comedor y ver la cara que hace cuando advierte que no hay cebolleta en la ensalada y, mejor aún percatarse del momento en que pone pies en polvorosa el día que sirven pasta, en especial, ravioli, verdaderos crímenes, según él, de leso paladar. Hablar de don Guillermo es hacer mención del Johnnie Walker Sello Negro, Sello Azul, Swing Cardhu y Chivas Regal, entre otros, con las mil y una claves para saber si son "chiviados", y el antídoto a la mano para el caso que lo sean. Sí, señor, hablar de don Guillermo es hablar de trago fino, aunque más de una vez haya tenido que resignarse a pechos un buen Néctar en casa de poetas y pintores. Hablar de don Guillermo es recorrer el país en sus excursiones; embarcarse, por ejemplo, en Puerto López, llegar a Puerto Carreño, internarse por el llano venezolano, arriesgarse a ser fusilado por la Guardia Nacional o por la guerrilla bajo sospecha de reaccionario, cavernícola y retardatario; salir a San Fernando de Apure y, por ese rumbo, a Barinas y a Mérida; treparse al nevado en el teleférico más grande del mundo, óigame bien, señor Bermúdez, en el teleférico más grande del mundo, y regresar


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por la Villa del Rosario de Cúcuta a la muy noble Santafé de Bogotá, en una empresa digna de Humboldt o de Vasco de Gama, o mayor aún, pues ellos no tuvieron que dormir sobre el piso aceitoso de una estación de gasolina ni en los camastros malolientes de hotelitos no muy santos. Hablar de don Guillermo, en fin, es hablar del talante de un hombre que detesta el "cepillo", la catadura del sapo y la servidumbre de la tontería; que se ríe de los "sabios" que miran a los demás desde la altura de la sapiencia de una jerga que sólo ellos entienden y desde el castillo de un seudorrigor que a ellos solos aprovecha, porque no acepta la educación como el ejercicio de la arrogancia intelectual que funda guetos de discriminación para atender solamente a los mejores, sino como la gestión sencilla de un buen padre de familia que, reunido con sus hijos alrededor de la mesa, les habla de esto y de aquello, de muchas cosas, heterogéneas quizás, pero siempre enhebradas en el hilo del Gimnasio, acerca del difícil oficio y arte de la vida". Hernando Romero: Dijo todo lo que es don Guillermo. Todo lo que es para el colegio. Jorge Cortés Segura: Aún para el Prof.: cuando uno le preguntaba algo al Prof. inmediatamente decía: "no, pregúntele a don Guillermo que si él no sabe se las inventa". Eduardo Pulido: Esa es una característica de él. Pompilio Iriarte Cadena: Sí, don Guillermo le ha dejado al colegio cierto sentido crítico y la tolerancia. Olympo Morales Benítez: Yo creo que el mayor aporte de don Guillermo al Gimnasio, como institución educativa, es


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precisamente esa, la de educar con sentido crítico. Ese para mí es el aporte básico de don Guillermo: la tolerancia, creo que ha sido uno de los principios del colegio que don Guillermo ha practicado y defendido contra estos vientos que pretenden no ser tan tolerantes, y que a veces soplan por estos jardines. Hernando Romero: Un arma con los cursos inferiores es decirles: "si siguen molestando les vaya llamar a don Guillermo". Olympo Morales Benítez: Don Guillermo encarna la autoridad en el colegio. Hernando Romero: La gente le tiene mucho respeto. Don Guillermo defiende mucho a sus compañeros. Así uno esté trabajando mal, él lo llama a uno después y le dice, pero en el momento él lo defiende y lo respalda a uno. Y eso es lo bueno que le hemos aprendido a don Guillermo. Eduardo Pulido: Creo que don Guillermo grita en los cursos menores y que los alumnos más jóvenes lo ven con miedo. A medida que va transcurriendo la vida, cada muchacho va conociendo que don Guillermo lo que está es formando a la persona. Ya saben que el grito y el autoritarismo es su forma. Pompilio lriarte Cadena: Aunque hay mucho de teatro en esa cuestión. Olympo Molares Benítez: Sí, con don Guillermo es al revés que con la mujer: al principio es muy severo y después uno descubre que lo que hay ahí es un mar de dulzura. Pompilio lriarte Cadena: Es una persona muy amigable,


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con un buen sentido del humor, con amabilidad para tratar las personas, con una fina intuición para, por ejemplo, advertir cuando se le está mintiendo. El capta bien cuando alguien le miente y tiene una habilidad increíble para manejar tantas cosas en el día. Porque vive muy ocupado, vive muy atafagado, con la agenda muy apretada. Jorge Cortés Segura: Sí, Guillermo en verdad es el tipo que tiene la charla para con uno, es la persona agradable y, como dice Pompilio, el que tiene un sentido del humor, algo picaresco, hasta para tratar a sus compañeros. Hernando Romero: Y cuando el colegio está un poquito desorganizado y cuando hay mucho desorden sabemos que don Guillermo no está en el colegio. Eduardo Pulido: Sí, suplirlo a él es difícil, esa parte autoritaria que ejerce don Guillermo en el colegio creo yo que es la más importante. Suplirlo requiere que todos los profesores estemos muy comprometidos. En años anteriores hablábamos que cuando don Guillermo no esté todos los profesores debemos estar presentes. Es que él está en todas partes. Pompilio lriarte Cadena: Él dice: mi oficina es el Gimnasio. Eduardo Pulido: Yo creo que es su casa, su vida, todo.


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En la oficina

Olympo Morales Benítez: Para mí don Guillermo era la erudición. Imagínese, si todavía don Guillermo lo descresta a uno con datos o interpretaciones históricas, cómo sería recibir su presencia y oírlo a los 13 o 14 años. Su clase de historia superaba la rigidez de la memoria y comenzaba una fiesta de la inteligencia. Don Guillermo descubría quién no estaba de acuerdo con lo que él decía y entonces lo confrontaba a uno con el único objeto de crear la discusión y de abrirle a uno el apetito del conocimiento: "a ver, señor Morales, ¿usted por qué no cree que Bolívar es el mejor tipo?". Eso lo obligaba a uno a estudiar a Santander. Su clase era un resplandor de la inteligencia. Pompilio lriarte Cadena: Yo recuerdo a don Guillermo como una persona de mucho prestigio y de mucha ascendencia entre sus colegas.


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Eduardo Pulido: Sí, cuando me recibió, lo hizo con una amistad, una amplitud. Mi primer encuentro con él fue tan amistoso. Hernando Romero: Es que uno reconoce la forma como lo trata a uno, la bondad. En tantas excursiones que hemos tenido, recuerda una en la que nos volcamos yendo hacia la Guajira. Unos alumnos salieron mal librados y tuvimos que esperar unos días a que se recuperan. A los cuatro o cinco meses, don Guillermo se fue con su familia para la Costa y también tuvo un accidente. En la excursión siguiente hubo otro accidente, en Tierra dentro. Él vive muy tensionado en las excursiones. En Maracaibo buscábamos y buscábamos alojamiento y no encontrábamos. En un punto encontramos sin saber que se trataba de un Motel. A la hora, nos dimos cuenta y don Guillermo se enloqueció. Eduardo Pulido: Yo tengo otra anécdota: don Guillermo estaba hablando sobre Aníbal, el cartaginense, y le preguntó más tarde a un alumno qué opinaba. El alumno le respondió: "no, don Guillermo, ese capítulo de Los Magníficos yo no lo vi". Obviamente se le dañó la clase. Jorge Rodríguez Gómez: ¿Cuál será la característica más notoria de don Guillermo? Olympo Morales Benítez: No, pues no, eso sí nadie se lo va a decir. Da pena.


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El Centro Cultural hoy en día.


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