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Casa Malka (Casa ‘M’) en El Viñedo | Roy Azar + Sozo Landscape

El recorrido guarda varias sorpresas: Una estancia familiar que convive con un jardín zen donde rocas de obsidiana negra y arboles de magnolia componen el paisaje sumado a una cocina que mira directamente al lago a través de las jacarandas sembradas estratégicamente.

CASA ‘M’ nace sobre un viñedo en San Miguel de Allende, Guanajuato. Al inicio, un lienzo en blanco rodeado de montañas al borde de un lago. Un escenario perfecto para capturar la calma y crear un entorno relajante para la vida diaria.

«Durante la primera visita al sitio, la magia se hizo presente. Había que escucharla, sentirla e incorporarla para hacerla visible, palpable…», platica Roy Azar sobre la planeación y desarrollo de esta residencia.

«De primera instancia –cuenta Azar– la manera cómo visualizamos esta casa fue como un partido arquitectónico muy simple y práctico. Un sembrado en forma de ‘U’ sobre el cual se crearían vistas propias, internas y cruzadas. Espacios versátiles para vivir al interior y exterior todos los días del año. Sorpresas visuales donde quiera que se mire y postales inolvidables que enmarcan momentos singulares. Lo demás sería limpio y puro para así, fundirse con el entorno».

«Una serie de espejos de agua exteriores que rematan con elementos de fuego nos reciben.

Sólo materiales naturales debían componer la sinfonía: Piedra, madera y concreto en sus formas más puras. Esta sería la paleta inicial. Lo demás sólo complementos. Y dentro de ellos, dos muros centrales en el área social recubiertos de obsidiana dorada en pequeño formato que capturan los destellos de luz cambiante, según las horas del día», dice el ecléctico, atrevido y vanguardista arquitecto, cuyas obras desbordan creatividad, arte y diseño.

La bienvenida a Casa ‘M’ es a través de un vestíbulo interior-exterior bañado de luz natural en sus cinco fachadas. Un pabellón independiente cuyos muros perforados permiten la circulación del aire durante el día. Al caer la noche, un escenario completamente distinto donde decenas de veladoras brillan para acoger la oscuridad y envolver de misticismo.

«Roba la escena el volumen oculto de los baños para visitas; revestido enteramente con mosaico tridimensional en bronce satinado. Cambiante según la luz indirecta de sus candiles que dan vida a la obra de arte», detalla Azar.

«El corazón da un salto al salir a la estancia exterior. Acogedora a más no poder. Nos queremos mezclar con el entorno. Ser parte de él. No queremos irnos… Apreciamos la piscina, larga de 18 metros en mármol blanco mate que se mezcla con el lago, separada solo por un elemento de fuego que ilumina el agua del lago que, a su vez, refleja las nubes del cielo como un espejo enorme e imponente».

El recorrido guarda varias sorpresas: una estancia familiar que convive con un jardín zen donde rocas enormes de obsidiana negra y árboles de magnolia componen el paisaje sumado a una cocina que mira directamente al lago a través de las jacarandas sembradas estratégicamente.

El dormitorio principal, como el centro de la escena, permite tener muy cerca todos los rincones del entorno. El singular vestidor con vistas privilegiadas, envuelto de ventanales y un gran domo, invita a ver el movimiento del sol según las horas del día. Ahí al fondo, como pieza central y al pie del lago, un espacio para la lectura, la siesta de la tarde y la meditación. «No hay espacio dejado al azar. Todo encaja, embona y tiene razón de ser. En Casa ‘M’ el tiempo se detiene para vivirlo en plena tranquilidad», concluye el arquitecto. royazararchitects.com

El recorrido guarda varias sorpresas: Una estancia familiar que convive con un jardín zen donde rocas enormes de obsidiana negra y arboles de magnolia componen el paisaje sumado a una cocina que mira directamente al lago a través de las jacarandas sembradas estratégicamente.

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