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Ikigai de los arquitectos | Homero Hernández
El ikigai de los arquitectos
Por HOMERO HERNÁNDEZ
Ilustración TATIANA DEL TORO
EN VARIAS OCASIONES, estudiantes de arquitectura me han preguntado en qué consiste la autorrealización del arquitecto, a lo que yo les he respondido que, en mi forma de ver, nuestra profesión es altamente demandante y en ocasiones nos pide trabajar días y noches enteros sin siquiera permitir tiempo para descansar. Esto solo se puede lograr cuando en nosotros hay una verdadera pasión por nuestra disciplina y a través de ella significamos dichos sufrimientos.
Esta vocación como algunos le llaman, deberá estar acompañada de otros incentivos para completar el sentido de nuestra existencia.
Recientemente encontré un texto que me llevó a investigar acerca de un concepto japonés que refleja ampliamente esta necesidad de los arquitectos, y en general de los artistas, por trascender su vida a través del trabajo que realizamos.
Es así como conocí el concepto japonés del Ikigai, el cual no tiene una traducción literal, pero puede definirse como “la razón de vivir” o “la razón de ser” o “lo que hace que la vida valga la pena ser vivida” o “el motivo que hace que te levantes cada mañana”.
Todo el mundo, de acuerdo con la cultura japonesa, tiene su propio ikigai. Encontrarlo requiere de una búsqueda interior, profunda y prolongada.
El término japonés se compone de dos palabras: iki que significa vida y gai que describe valor Se necesita ser sensato y honesto para reflexionarlo y después humilde para aceptarlo ya que el camino elegido quizás pudiera no ser el ideal. Sin embargo, lo más importante es que a través de este ejercicio podremos encontrar lo que verdaderamente nos brindará la trascendencia.
Es así como los arquitectos que ejercemos cabalmente nuestra profesión, debemos sentirnos agradecidos con la vida por estar practicando una actividad que, en el mejor de los casos, se inserta en cada una de los círculos del ikigai, activando el centro del diagrama y conectando con el espíritu del mismo. Y si por alguna razón, alguno de los cuatro círculos no estuviera satisfecho, deberemos trabajar en ese rubro para complementarlo.
No tengo la menor duda de que las grandes obras de la arquitectura, han sido el resultado del ikigai de grandes arquitectos.
Después de todo, qué mayor satisfacción podríamos tener en nuestra vida que el hacer buena arquitectura, disfrutar hacerla, satisfacer las necesidades de quien la solicitó y capitalizar esta actividad obteniendo recursos por llevarla a cabo.
o mérito y que significa “la realización de lo que uno espera y desea”.
Basados en este concepto se puede hacer un diagrama formado por cuatro círculos que representan cuatro tipos de actividades y que tienen el siguiente contenido: –Para lo que somos buenos y sabemos hacer bien. –Lo que nos encanta hacer y realmente disfrutamos. –Lo que el mundo necesita de nosotros. –Por lo que nos pueden pagar.
Cuando los círculos se entrelazan se abren áreas compartidas que nos hacen evidente la pertinencia de dichas actividades y mejor aún, cuando en el centro se entrelazan los 4 círculos, se detona el Ikigai como sentido de nuestra existencia. Todas las actividades que logren responder a los cuatro círculos de manera positiva formarán irrefutablemente parte de nuestro ikigai.
Encontrarlo entonces, será toda una travesía que nos llevará a una autoreflexión en la cual determinaremos si lo que hemos estado haciendo durante toda la vida de verdad nos llena y si somos buenos para seguirlo llevando a cabo.