Gloriosa Gaceta del Mester El encanto de las rutas más secretas
Suplemento de la Gloriosa Gaceta del Mester
Diciembre de 2010
Nº 9 Época II LUGARES SECRETOS DE LA GEOGRAFÍA HISPANA
En este número:
Siurana, último enclave andalusí en tierras catalanas Por Jesús Ávila Granados
La primera chulería de un madrileño, que cuenta la historia Por José Fernández Palacios
Director: D. Francisco Rivero Domínguez
Jefe de Redacción. D. Miguel Ángel Uceda. gaceta@gloriosomester.com
Redactores Jesús García y Jiménez José Fernández Palacios
Comenta: Jesús García y Jiménez - Glorioso Mester Dicen que “Cuando el diablo nada tiene que hacer…”. Pero este no es el caso, ya habíamos pensado, de vez en cuando, lanzar los suplementos, cuando se trate de una serie de artículos cuya longitud, no nos permita respetar la brevedad en los mismos dentro de la edición habitual de la Gloriosa Gaceta del Mester, desde que nuestro Director de acuerdo con nuestro Redactor Jefe, dijeron eso de “Lo bueno y breve…” Más también lo bueno puede ser largo, puesto que hay cosas que no pueden resumirse, como a continuación se verá. Por una parte a nuestro compañero Pepe Fernández, le estábamos emplazando para que después de casi 12 años nos repitiera el célebre artículo por el que fue felicitado acerca de Ruy González de Clavijo, un madrileño que en pocos años ha pasado a ser de prácticamente desconocido a casi popular. Y como no podía ser menos, nuestro también compañero, Jesús Ávila Granados, nos ha pasado una excelente colaboración que va a dejar sorprendido a más de uno y a animar a conocer palmo a palmo los lugares que nos describe.
Colaboración Especial Jesús Ávila Granados
Decimos que nos sirve a todos los que comulgamos con la doctrina viajera, donde en uno de sus mandamientos nos conminan a conocer lugares y no a verlos simplemente, que diferencia notoria existe. Lo mismo que el fallecido J.A. Labordeta insistía que si no hay paisano el paisaje está muerto… Este dogma citado explicita que de no conocer su historia, jamás conoceremos el lugar. Pues aquí está la teoría, así que... ¡Viajeros en marcha ¡ J. G .y Jiménez
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Coronando una empinada cresta montañosa, donde sólo se atreven a llegar las águilas, y en medio de uno de los parajes naturales de más impresionante belleza de la geografía hispana, se alza Siurana, último reducto andalusí en inquisidores, en una sorprendente historia que está envuelta en sobrecogedoras leyendas.
Siurana, último enclave andalusí en tierras catalanas Por Jesús Ávila Granados
E
n el interior de la provincia de Tarragona, al nordeste de la comarca del Priorat –famosa por sus preciados vinos-, se encuentra Siurana, a donde es fácil llegar desde la villa de Cornudella; después, una carretera de reciente creación, nos lleva en acusada subida, a través de profundos barrancos, hasta la cima. Es fácil tener la tentación de parar el vehículo en varios momentos de la conducción, atraídos por la singular belleza de un paraje en superlativo, de espesos robledales y pinares y desfiladeros de vértigo, que se hacen todavía más impresionantes a medida que vamos ascendiendo. Una vez arriba, sobre la sierra de la Gritella, a 758 metros de altura, quedamos extasiados al contemplar las espectaculares
montañas de Prades, al este, y las estribaciones orientales de la Serra del Montsant, a poniente. El lugar reviste todos los atractivos inimaginables, convirtiéndose en un verdadero santuario para los amantes de la Naturaleza, el senderismo y el arte, por encima del tiempo, el espacio y la historia; sí, porque también la historia, y las leyendas, forman parte de este singular escenario, al que, como se dice de San Andrés de Teixido, en la costa atlántica de Galicia, hay que ir al menos una vez en la vida.
Una vez arriba, sobre la sierra de la Gritella, a 758 metros de altura, quedamos extasiados al contemplar las espectaculares montañas de Prades
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Colosales contrafuertes El pueblo de Siurana se ha mantenido inalterable a pesar de los siglos transcurridos, como una estampa medieval, cuyos habitantes han logrado conservar con el mayor respeto. El coche hay que dejarlo a la entrada, en una agradable plaza arbolada; y después, a pie, como mandan los cánones, iniciamos el descubrimiento de uno de los espectáculos culturales más apasionantes y desconocidos de nuestro país. A pesar de tratarse de un enclave diseñado sobre una plataforma que desafía el espacio circundante, los cimientos de la alcazaba andalusí arrancan sobre la verticalidad de la roca viva; esto y la grandiosidad espacial del recinto le confieren todavía mayor consistencia a este baluarte aéreo.
…para ver el resto de nuestro entorno, es preciso dirigir la mirada hacia abajo, y es cuando el vértigo puede causar malas pasadas para quien lo padece. Poderosos lienzos de murallas se abren a nuestro paso, realizados con roca del lugar y la intersección de fragmentos de cerámica – tradicional de las realizaciones hispanomusulmanas, para darle una mayor estabilidad a la construcción-, a través de un agradable sendero, que, al ir recorriendo y mirando al espacio, parece como si estuviésemos flotando sobre una nube, porque todo cuanto nos envuelve es aire, cielo, espacio…; para ver el resto de nuestro entorno, es preciso dirigir la mirada hacia abajo, y es cuando el vértigo puede causar malas pasadas para quien lo padece. Pero no hay tiempo para eso; nuestro instinto está en desvelar el resto de este singular escenario. Pero antes, es preciso recordar
algunos de sus momentos históricos más sorprendentes.
La iglesia románica se alza sobre los restos de la anterior Mezquita, al borde del abismo.
Una historia apasionante Las primeras referencias islámicas de este lugar se remontan al año 714, cuando el general musulmán Musa ibn Musayr conquistó a los visigodos todo el valle inferior del Ebro. Y Siurana, gracias a su singular emplazamiento, no tardaría en constituirse en un sólido bastión, desde cuya alcazaba aérea establecer un control sobre un amplio territorio que comprendía gran parte de la actual comarca del Priorat, hasta la villa de García (Ribera d’Ebre), incluyendo, incluso, pueblos del Baix Camp, como Prades. Todo ello, en la actual provincia de Tarragona. Durante 439 años, los andalusíes habían establecido un orden socio-cultural verdaderamente ejemplar: aceite, pan, vidrio soplado…, se elaboraban en la almazara, la tahona y horno, respectivamente; además de trabajarse la tierra con la destreza de verdaderos jardineros del paisaje, como fueron los andalusíes, que convertían las tierras yermas en fértiles huertas, y los árboles frutales conquistaban las laderas de las montañas… En este grado de bienestar estaba Siurana, cuando, en la primavera de 1153, los ejércitos del conde barcelonés Ramón Berenguer IV (1131-1162),
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deciden poder sitio a este estratégico „nido de águilas‟.
que el Temple, como se acordó con los reyes de Aragón, recibió la quinta parte de Siurana y su extenso territorio.
…por orden de Ramón Berenguer IV, la plaza fue entregada a Bertrán de Castellet, señor de Reus, mientras que el Temple, recibió la quinta parte de Siurana y su extenso territorio…
Había transcurrido un lustro de la caída de la poderosa “Tortuxa” –la ciudad de Tortosa-, joya andalusí sobre el curso inferior del Ebro, y cuatro años de la conquista de la ciudad de Lérida (Lleida), y, asombrosamente, este pequeño, pero estratégico reducto aéreo, seguía firme, más cerca del cielo que de la tierra, desafiando desde las alturas cualquier intento de conquista. Pero la situación en Siurana se iba poniendo cada vez más insostenible; a pesar de disponer sus habitantes de toda clase de alimentos frescos y agua potable, que se obtenían a través de las galerías subterráneas que, desde el baluarte superior, descendían hasta el lecho inferior del río. El día 29 de abril de aquel año se iniciaba el asedio cristiano a la plaza. El walí –gobernador- andalusí de Siurana, Almira Almemoniz, mandó a sus soldados una lucha sin cuartel; la defensa del último baluarte sorprendió a los atacantes, y, finalmente, para evitar un mayor derramamiento de sangre, en ambos bandos, el 9 de mayo siguiente, el comendador templario Pere de Rovira, logra establecer un acuerdo con el máximo responsable del baluarte, y Siurana exhibe sobre la torre más alta de la alcazaba la bandera blanca, y abre sus puertas a los cristianos, a cambio de respetar la vida de sus heroicos defensores. Después, por orden de Ramón Berenguer IV, la plaza fue entregada a Bertrán de Castellet, señor de Reus, mientras
La rosa secifolia, la más sagrada para los celtas, y recuperada por los templarios, está grabada en esta estela discoidal del cementerio medieval de Siurana.
Una década después, se produjo una curiosa anécdota que sorprendería a todo el mundo medieval, recogida por los cronistas de la época, pero que, lamentablemente, no ha tenido repercusión en la mayoría de nuestros libros de historia. Y es que Almemoniz, el walí de Siurana, que residía en Valencia, en cuya ciudad se había instalado con su corte, no dudó en volver a su querida población, a petición del propio conde de Barcelona, porque los nuevos señores de la plaza y de este territorio, no terminaban de ponerse de acuerdo a la hora de repartir equitativamente las tierras; además, los cristianos viejos no entendían de agricultura, ni de apicultura, y menos de elaboraciones de aceites u obtenciones de tintes naturales, el horno de fundición de cristal soplado también
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estaba olvidado…; y tuvo que decidir de nuevo Almemoniz en la concesión de estos oficios, en expertos artesanos andalusíes, muy a su pesar para los cristianos; difícil tarea, que sólo pudo establecerse con la atenta y severa vigilancia de los templarios, garantes de un equilibrio y respeto intercultural. El walí, tras culminar su valiosa intervención, regresó a Valencia con su familia y corte. Fue en este esplendoroso período para la historia de Siurana, cuando a este seguro baluarte llegaron algunos colectivos de cátaros, procedentes del Languedoc, huyendo de las masacres de los cruzados, primero, y de las hogueras inquisitoriales, después; estas familias, en precarias condiciones, fueron acogidas por los templarios, ofreciendo su mejor valor: el trabajo, y la experiencia en un campo desconocido: la industria del tejido, con telares manuales. No disponemos de mucha información sobre este período, pero sí de testimonios arquitectónicos y, sobre todo escultóricos, que se manifiestan en numerosas estelas discoidales, que evocan los últimos restos de las personas allí enterradas, con estrellas de doce puntas, y, sobre todo, el singular Cristo, sin cruz, que domina el corazón del tímpano de la iglesia parroquial, obra románica, alzada sobre la mezquita andalusí, como manifestación de la nueva religión dominante en este baluarte. Este Cristo fue realizado por escultores occitanos, pero con la picardía de no demostrar su condición de cátaro a los ojos de las autoridades cristianas; incluso logró pasar desapercibido a los esbirros del Santo Oficio; y los fieles cristianos accedían a una iglesia, que fue antes mezquita islámica, para rendir culto en su altar mayor a una imagen templaria: la virgen negra de Nuestra Señora del Agua, tras haber accedido por una puerta bendecida por un Cristo cátaro… Llama la atención, además, que en la explanada que precede a la fachada meridional de la iglesia,
que se corresponde con el camposanto medieval del Siurana cristiano, reposen cátaros y templarios, como lo confirman la identidad de las estelas conservadas; también vemos algunas rosas sexifolias (estrellas de seis puntas, inscritas dentro de un símbolo solar, de origen celta, símbolo reutilizado por los templarios como elemento protector del lugar y, al mismo tiempo, señal de acogida a los extraños).
Lienzos derruidos de la alcazaba andalusí, que más tarde alojaron a una cárcel de alta seguridad
Leyendas sobrecogedoras Al recorrer la plataforma más elevada, en el interior de lo que fue el patio de armas de la alcazaba, donde quedan restos de antiguos aljibes, nos viene a la memoria una leyenda que sigue flotando en el espíritu de este enclave, y que los mayores del lugar durante los largos meses del invierno recuerdan a sus nietos en las viviendas de las casas, mientras desgranan panochas de maíz frente al fuego de las chimeneas. Se dice que la hermosa Abdelazia, hija de Almira Almemoniz, al tener noticia del acuerdo establecido por su padre con los cristianos, de la entrega del baluarte, no duda en montar en su blanco corcel, lanzándose a galope hacia el abismo; el caballo, de la más pura raza árabe, cuenta la tradición popular, en un frenético intento por detener su carrera, dejó su herradura grabada en la roca, instantes antes de precipitarse con la joven en el profundo
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precipicio; los restos de Abdelazia fueron recogidos del fondo del barranco de l’Estopinyà, y colocados posteriormente en el sarcófago de piedra que todavía se haya adosado en el extremo de la fachada de la iglesia románica, junto al ábside. También conocemos otra leyenda, no menos interesante, que la tradición popular ha transmitido generacionalmente.
Los sótanos de la antigua alcazaba, antes almacenes de alimentos y cuadras, fueron convertidos en lóbregas mazmorras, y sus húmedas
y terroríficas estancias en prisión de alta seguridad… Se dice que los cristianos lograron ascender hasta los mismos muros del baluarte superior de la alcazaba, en tan pocas jornadas, gracias a la intervención de un acomodado judío, que residía dentro del pueblo, a cambio de que los sitiadores respetasen sus propiedades. Pero, una vez establecido el pacto de la rendición final de la plaza, los nuevos señores del lugar se olvidaron del compromiso adquirido con el judío, y éste no tardaría en maldecir a los cristianos. Una roca, con perfil típicamente hebreo domina el sector más elevado del barranco, recordando, según las gentes del lugar, aquel episodio de la historia de Siurana.
La historia negra Tras la pérdida de control de los caballeros templarios sobre Siurana, a finales del siglo XIII, un nuevo orden se establece en esta estratégica plaza, aislada del mundo, y los colectivos “heréticos” (hispano-musulmanes, judíos y cátaros) son puestos en el punto de mira de la Inquisición. Los sótanos de la antigua alcazaba, antes almacenes de alimentos y cuadras, fueron convertidos en lóbregas mazmorras, y sus húmedas y terroríficas estancias en prisión de alta seguridad, a donde verían el final de sus desdichadas vidas numerosas personas, también aquellas que molestaban a los regímenes gobernantes; entre los inquilinos más célebres de estos antros, debemos citar a un monarca francés de la dinastía Anjou, Carlos II de Nápoles, “el Cojo” (1254-1309), quien, tras la victoria de la escuadra aragonesa de Roger de Llúria sobre los franceses en el golfo de Nápoles (5 de junio de 1284), fue conducido y recluido en Siurana, en cuyas mazmorras permanecería preso hasta su coronación en Rieti, fruto de los tratados de Olorón y Canfranc (Huesca), el 29 de mayo de 1289, como rey de Sicilia. Uno de sus trece hijos, Luis de Anjou (1275-1297, quien renunció a sus derechos dinásticos para convertirse en monje franciscano, estando preso en Siurana en 1296, recibió la noticia de su nombramiento como obispo de la ciudad de Tolosa (Languedoc), en carta escrita personalmente por el pontífice Bonifacio VIII, quien también protagonizó su canonización.
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Los tiempos modernos El papa Inocencio XI (1676-1689), en 1682 declaró a Siurana lugar de Jubileo; hecho que motivó una constante peregrinación a la iglesia románica, en cuyo altar se rinde culto a la Mare de Déu de l’Áigua (Nuestra Señora del Agua), una hermosa imagen negra, relacionada con los templarios, a la que las gentes de estos contornos elevan sus rezos para pedir la lluvia, vital para las tierras de cultivo; tradición que se mantiene todavía, celebrándose todos los 9 de mayo. Vista frontal del tímpano de la iglesia, donde podemos ver un Cristo bogomilo (cátaro) dominando la escena.
Siurana en la actualidad, con un censo de 12 personas, es un núcleo adscrito a Cornudella de Montsant.
Una moderna carretera, a modo de serpiente de asfalto, se abre paso entre estas colosales montañas, para alcanzar la cima, sobre la cual se alza Siurana.
Siurana fue declarado en 1961 “Paraje Histórico”; con lo cual se dio un paso importante hacia la conservación del conjunto monumental, así como a toda su vasta área de protección. Veinte años después, por Real decreto, se constituyó un patronato que cedió su protagonismo al Ministerio de Cultura, y luego a la Generalitat de Catalunya. Siurana ha sido fuente permanente de inspiración de poetas y literatos; entre los cuales, debemos citar a Joan Sales, escritor y editor, quien, por decisión propia, está enterrado en el pequeño cementerio próximo a la iglesia. Josep Iglésies y Joaquim Santasusagna, en 1929, describieron de este modo a Siurana: “…minúscula población de 160 habitantes, a 758 metros de altitud. Alcanzó una extraordinaria importancia durante la dominación andalusí. Fue cabeza y residencia de un walí. Su situación es, además, magnífica. La Serra de la Gritella se constituye en una lanza de montaña que avanza hacia dentro del Priorat, contorneada por un arrogante conjunto de desfiladeros. Siurana es la proa de este enorme navío de roca y edificaciones militares, herméticamente envueltas por un abismo de vértigo. El citado castillo hispano-musulmán, muy famoso en época pasadas, está emplazado en el mismo espacio más estrecho de la cresta de la
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montaña, obstruyendo el paso hacia el resto, convirtiéndose así en una magnífica fortaleza natural…”.
…donde lo mejor de la civilización
andalusí alcanzó su mayor esplendor en tierras catalanas, por encima del tiempo, el espacio y la historia. Siurana en la actualidad, con un censo de 12 personas, es un núcleo adscrito a Cornudella de Montsant. Allí arriba, lejos de cualquier parte, la historia se confunde con las leyendas y el embrujo de los espíritus del pasado flotan en una atmósfera que sobrecoge el ánimo; meta permanente de numerosos grupos de excursionistas y escaladores, y también de poetas, literatos y pintores; un altar de raíces celtas dedicado a la cultura, donde lo mejor de la civilización andalusí alcanzó su mayor esplendor en tierras catalanas, por encima del tiempo, el espacio y la historia.
Abandonamos este sobrecoger escenario al atardecer, cuando los rayos del crepúsculo ponen una nota de color y silencio; el drama de un pasado nebuloso se desdibuja en el ambiente, mientras contemplamos absortos, rodeadas de colosales cumbres, en un espacio más aéreo que terrenal, el misterio de un tímpano cátaro, la arrogancia de unos muros de origen andalusí y la sensación de sentirnos amparados por una virgen templaria.
Texto y fotos:
Jesús Ávila Granados 26 de Noviembre de 2010 (www.jag.es.vg)
Siurana fue declarado en 1961 “Paraje Histórico”; con lo cual se dio un paso importante hacia la conservación del conjunto monumental, así como a toda su vasta área de protección.
Panorámica de la iglesia, desde los restos de la alcazaba superior; al fondo, la inmensidad del Priorat
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JESUS AVILA GRANADOS Nacido en la ciudad de Granada, en octubre de 1950, reside en Cataluña desde 1967, y concretamente en la población de Santa Perpètua de Mogoda (Vallès Occidental), desde el 12 de octubre de 1985 Licenciado en Ciencias de la Información (Periodismo), en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), con Tesis de Licenciatura (1982). Es miembro de la “ACEC" (Asociació Collegial de Escriptors de Catalunya), y de "CEDRO" (Centro Español de Derechos Reprográficos), entidad de autores y editores. Como periodista profesional, independiente, dedicado totalmente a la labor de reflejar el mundo que nos rodea, destacando siempre los aspectos positivos de los valores socio-culturales de los pueblos y gentes, conoce más de 50 países de los cinco continentes. Fruto de ese constante periplo es el fondo de documentación con más de 7.000 títulos de ensayo y un archivo de imágenes propio que supera el millón de diapositivas; todo ello, debidamente clasificado. Es colaborador habitual de los más prestigiosos medios de comunicación, de difusión nacional, contando con secciones fijas en numerosos medios especializados, tocando en todos los casos el tema del turismo, al que se llega desde las diferentes vías: historia, arte, naturaleza, gastronomía, enología, antropología, etc. Como escritor, es autor de cincuenta y ocho títulos (84 ensayos y 1 novela histórica); En Noviembre de 2004 fue investido con la Beca de Honor del Glorioso Mester, galardón impuesto por su obra, y afinidad ideológica viajero – cultural y colaboración con esta Asociación, que recientemente ha cumplido XXII años de existencia.
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La primera chulería de un madrileño que recoge la historia. Por José Fernández Palacios
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n los comienzos del siglo XV cuando aún los árabes ocupaba una buena parte del sur de la península ibérica un país de cultura y religión musulmanas se estaba convirtiendo en una potencia y a la larga, podía llegar a ocupar el lugar dejado en un tiempo lejano por el Califato de Córdoba y someter a los diferentes reinos cristianos peninsulares. Era el imperio turco que en aquellas fechas parecía realmente imparable tras las espectaculares victorias sobre el ejercito de la confederación balcánica en Kosovo (1389) y sobre los cruzados en la batalla de Nicópolis (1396) lo que le permitió ocupar la mayor parte de los territorios que pertenecían al caduco Imperio de Bizancio sometiendo tanto la casi totalidad de los Balcanes como del norte de África.
“No te admires, ¡Oh gran Señor! de lo que me has mostrado, porque el gran León (rey) de Castilla tiene una ciudad que se llama Madrid, la antigua Ursaria, mucho más fuerte que ésta por estar cercada de fuego y construida sobre agua”.
Sin embargo, el avance en la zona de Anatolia fue radicalmente detenido por un pueblo que procedía de las estepas centrales de Asia. La gran batalla se dio en las cercanías de Ankara, en 1402 y el desastre del ejército turco fue tan enorme que incluso cayó prisionero el propio Emir Bayaceto. Sería el imperio mongol que tenía un extraordinario ejército comandado por Timur Lenk a quién nuestro cronistas le llaman Tamerlán y que había establecido su capital en Samarkanda.
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Retrato póstumo del rey Enrique III de Castilla obra del Maestro Dionisio que figura en la obra escrita por Alonso de Cartagena “La Genealogía de los Reyes de España” y que se conserva en la Biblioteca del Palacio Real de Madrid.
Enrique III debió pensar aquello de “los enemigos de mis enemigos son mis amigos” y decidió enviar una embajada para darse a conocer y estrechar lazos con el jefe mongol. Al fin y al cabo el Reino Nazarita ocupaba una buena parte de la actual Andalucía y sus puertos podían ser una puerta abierta a nuevas invasiones tal y como ya había ocurrido en siglos anteriores con la llegada de almorávides y almohades. Se trataba de un hecho realmente insólito en la época ya lo que hoy conocemos como relaciones internacionales era algo casi inexistente. Para ello decidió enviar una embajada, pero antes, para preparar el terreno mandó como avanzadilla a dos importantes personales de la Corte como eran Payo Gómez de Sotomayor y Hernán Sánchez de Palazuelos que salieron a principios de 1402 regresando a Sevilla en febrero del año siguiente.
Sepulcro de Payo Gómez de Sotomayor que se conserva en el crucero de la antigua iglesia del convento de Santo Domingo en Pontevedra.
La gran expedición que estaba compuesta por 14 personas entre las que viajaban importantes personajes del entorno real como fueron el monje dominico y teólogo Alonso Páez de Santa María y el guarda del rey Gómez de Salazar fue encargada para su organización al madrileño Ruy González de Clavijo.
Los diferentes documentos que hablan de él, lo citan como una persona culta, con gran facilidad de palabra, muy agudo e ingenioso y con gran sentido del humor.
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Manuscrito iluminado por el gran cartógrafo mallorquín Abraham Cresques en su Atlas que está fechado en 1375 y hoy conservado en el Archivo de la Corona de Aragón de Barcelona. Aquí se ve una caravana similar a la utilizada por Clavijo.
Retrato idealizado de Ruy González de Clavijo realizado en el siglo XIX. Había nacido en el palacio familiar que ocupaba el solar donde hoy se alza la Capilla del Obispo entre las plazas de la Paja y de los Carros y pertenecía a una de las familias más importantes de la pequeña población que por aquellas fechas era Madrid. Fue Camarero Mayor, y por tanto, hombre de confianza de cuatro reyes castellanos, Enrique II, Juan I, Enrique III y Juan II.
Todas las vicisitudes ocurridas durante el recorrido así como las costumbres muy diferentes a las de los intrépidos viajeros, animales desconocidos con los que se encontraban y muchos datos curiosos se conocen a la perfección ya que Clavijo hizo una larga y detallada descripción que entregó al rey castellano y que tituló de esta manera: “Historia del Gran Tamerlán e itinerario y narración del viaje y relación de la embajada de Ruy González de Clavijo que le hizo por mandato del muy poderoso señor Rey Don Enrique el tercero de Castilla”. Esta obra se publicó por primera vez en 1528.
Los diferentes documentos que hablan de él, lo citan como una persona culta, con gran facilidad de palabra, muy agudo e ingenioso y con gran sentido del humor. A principios de marzo de 1403 la comitiva salía desde Madrid con destino a Cádiz, donde embarcaban el día 23 en su puerto de las Muelas. La primera parte del recorrido fue por mar pasando por Creta y Rodas hasta Constantinopla que aunque de una forma nominal seguía siendo capital del Imperio Bizantino, en la realidad apenas tenía territorios en que gobernar ya que los turcos los habían ido ocupando progresivamente. Desde aquí, y ya por tierra, atravesaron Trapisonda, Armenia, Persia y el Turquestán hasta llegar a Samarcanda el día 8 de septiembre de 1404, casi año y medio después de la salida.
Manuscrito del siglo XIV en el que figura el retrato del Gran Tamerlán con algunos componentes de su gobierno que se conserva en la Biblioteca del Museo Británico de Londres.
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Timur Lenk (el cojo) ó Tamerlán como se le llamaba en Castilla había nacido en Kesh, cerca de Samarcanda, en 1336, era mongol de raza pero de cultura turca y religión musulmana que poco a poco y a base de eliminar a todos sus competidores, consiguió hacerse con las riendas del imperio mongol y llegarse a declarar como el heredero del de Gengis Khan.
A principios de marzo de 1403 la comitiva salía desde Madrid con Rodas hasta Constantinopla destino a Cádiz, donde embarcaban el día 23 en su puerto de las Muelas. La primera parte del recorrido fue por mar pasando por Creta y… Fue una persona enamorada de la literatura y de las artes pero tremendamente cruel con sus enemigos, no dudando en destruir ciudades enteras decapitando a sus habitantes aunque salvando a los artistas y a los hombres de letras. Consiguió formar un terrible ejército en el que el elemento básico era la caballería con el que conquistó grandes extensiones de terreno que iban desde el mar Mediterráneo y sur de la Rusia actual hasta las fronteras de China. Su gran debilidad era la capital, Samarkanda, donde llevó artistas y artesanos de todos los rincones de su imperio para su embellecimiento. En el 1404 intentó conseguir el que había sido el sueño de su vida, como era el conquistar China y convertirla a su religión, ya que pensaba que con ello se haría perdonar todos sus pecados. El 15 de enero de 1405 cuando iba a comenzar la expedición, le llegó la muerte y su imperio, como tantas veces a lo largo de la historia, quedó dividido, en sultanatos, janatos y emiratos, tras diversas luchas intestinas entre todos aquellos que aspiraban al poder total. Con el tiempo, los grandes beneficiados serían los turcos que ocuparían una buena parte de los antiguos territorios del imperio mongol.
Cuando se produjo el primer encuentro entre los viajeros y Tamerlán, éste estaba ya en el ocaso de su vida, tenía 70 años, una edad exagerada para la época, estaba inválido de brazo izquierdo por un flechazo en una batalla, casi ciego y cojo de la pierna izquierda de una herida de juventud de donde le venía el mote de Lenk (cojo, en turco), pero, pese a todo, seguía manteniendo un afán de conquista y una fuerza interior idénticos a los que le llevaron a ser el mayor conquistados de Asia. Al producirse el primer encuentro con el ya achacoso Tamerlán, éste preguntó a Clavijo sorpresivamente por la salud de “su hijo el rey” por lo que se ponía en un plano menor al del monarca castellano. A continuación vino el banquete que Clavijo comenta con una minuciosa descripción. Un detalle del jefe mongol hacia nuestro personaje fue el de no ofrecerle vino ante de las comidas en respeto a la condición de abstemio del madrileño. Según la costumbre de los mongoles, una comida no podía empezarse a no ser que los invitados estuvieran completamente borrachos ya que en caso contrario podría considerarse una ofensa hacia los anfitriones. El propio Tamerlán se encargó de enseñarle los más bellos palacios, las más altas torres y todo lo mejor de su capital Samarkanda. Pero ya a punto de regresar se produjo la anécdota recogida en el extenso relato de Clavijo y que ha dado título a esta pequeña historia. En el momento en que le mostraban uno de los mejores palacios de la ciudad, Clavijo, demostrado una vez más, su buen sentido del humor y no pudiendo resistirse mas dijo a Tamerlán lo siguiente:
“No te admires, ¡Oh gran Señor! de lo que me has mostrado, porque el gran León (rey) de Castilla tiene una ciudad que se llama Madrid, la antigua Ursaria, mucho más fuerte que ésta por estar cercada de fuego y construida sobre agua”.
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Si nos imaginamos a la ciudad fea, sucia, oscura y minúscula que era el Madrid de principios del siglo XV respecto a las impresionantes ciudades que describió Clavijo la comparación parece odiosa, pero había, por encima de todo un claro deseo de no retroceder ante nada de no dejarse achantar por mucho que el tártaro quisiera presumir de sus dominios. ¿Cabe mayor chulería? Con Ruy González de Clavijo se inicia, al menos documentalmente, la rancia costumbre madrileña de no echarse nunca atrás ante nada ni ante nadie que trate de presumir de tener algo mejor ó más bonito de lo que tenemos en la Villa y Corte. Solo le faltó añadir aquello de “De Madrid al Cielo” y la cosa hubiera quedado completa.
recogían el agua de los acuíferos y los dirigían para su aprovechamiento en los regadíos. Precisamente el nombre árabe de Madrid, Mayrit ó Machrit, significa lugar donde hay abundancia de agua. Finalmente indicar que Ursaria es el legendario primitivo de la ciudad y está relacionado por la abundancia de osos en sus inmediaciones (ursus en latín). Por fin llegó el momento de la despedida y tras el enésimo intercambio de presentes se inició el viaje de regreso siguiendo el mismo itinerario terrestre que a la venida. En Constantinopla embarcaron y tras realizar escalas en los puertos italianos de Gaeta y Génova llegaron al Puerto de Santa María en primero de marzo de 1406. Rápidamente, Clavijo se puso en marcha hacia Alcalá de Henares donde estaba el Rey para darle cuentas de su largo periplo y para hacerle entrega de los regalos ofrecidos por el Gran Tamerlán.
En esta maqueta conservada en el Museo de San Isidro, se reconstruye como sería Madrid a principios del siglo XV con el Alcázar a la izquierda, en el centro la ciudad amurallada, a continuación el barranco natural del arroyo de San Pedro, hoy calle de Segovia y a la derecha la Morería, ó barrio habitado por la minoría mudéjar que, dentro de sus limitaciones, seguía conservado su religión y costumbres. Hay de explicar la leyenda del fuego y del agua. Lo del fuego viene como consecuencia que la primera muralla que tuvo la ciudad, es decir, la que levantaron los árabes en los siglos X y XI era de granito y cubierta exteriormente de pedernal por lo que al impactar contra ella piedras o cualquier objeto metálico saltaban chispas. Por otra parte, hay que citar que la ciudad está construida sobre los numerosos arroyos subterráneos que llevan sus aguas al Manzanares y además los árabes construyeron un buen número de canales que
Si nos imaginamos a la ciudad fea, sucia, oscura y minúscula que era el Madrid de principios del siglo XV respecto a las impresionantes ciudades que describió Clavijo la comparación parece odiosa El rey Enrique III, que había patrocinado el viaje, falleció en Toledo el 12 de diciembre de 1406, es decir, pocos meses después del regreso de la expedición y fue como consecuencia de la tuberculosis que sufría lo que le hacía tener numerosos achaques y que le ha hecho pasar a la historia con el sobrenombre del Doliente. Fue un magnífico monarca que tuvo que luchar duramente con la nobleza que continuamente trataba de reducir el poder real en propio beneficio. Además, fue el iniciador de los viajes ultramarinos al igual que hacían los portugueses. Durante su breve reinado una expedición por él financiada y comandada por el normando Juan de Bethencourt iniciaba la conquista de las islas Canarias y ponía la primera piedra del que en siglos venideros sería el gran imperio español allende los mares.
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Sus miras hacia una política de futuro relacionándose con pueblos de otras culturas no fueron seguidas por sus sucesores y pese a la reconquista del reino Nazarita el peligro de una invasión turca se mantuvo hasta mediados del siglo XVIII cuando el Imperio Otomano empezó a decaer.
De la posterior vida de nuestro protagonista no se conservan demasiados datos. Se sabe que se reintegró a su puesto de Camarero Mayor, que fue testigo del testamento de Enrique III y que vivió hasta su fallecimiento en el palacio familiar donde había nacido. Con su propio patrimonio reconstruyó la capilla mayor del cercano monasterio de San Francisco y allí fue enterrado. La desaparición del viejo monasterio durante el siglo XVIII para la construcción del que hoy conocemos como San Francisco el Grande hizo que se perdieran los restos de este personaje al que algún historiador ha denominado “Primer madrileño universal” Texto y fotografías:
José Fernández Palacios Reproducido del artículo que se insertó en 2001 en la web del Glorioso Mester (www.gloriosomester.com)
Dentro del código del viajero al que con frecuencia hacemos notoria referencia, es añadir el punto histórico a todas las actividades viajeras. Cualquier actividad quedaría “coja” si le faltasen los principales elementos. En un viaje tiene vital importancia la gastronomía del lugar, el alojamiento y por supuesto las visitas. Mal viajero es el que acude a un lugar solo para verlo, si se precia deberá conocerlo, y ese conocimiento no se adquiere si no es “destripando” de algún modo la historia pura y dura del lugar, pero contado de tal modo que nos sienta transportados a épocas pretéritas. Hogaño caemos en malas prácticas, querer ver muchas cosas en muy poco tiempo. Me relataba un buen amigo, Tour operador emisor a Italia, de ese fenómeno en los circuitos que denominaba Los forzados en el turismo, y datos aborrecibles de visitar hasta cinco ciudades, distantes entre sí, en el mismo día. Prácticamente comiendo a la carrera y ni tiempo para el necesario “pis”. Craso error de quién lo practica, pues el operador hace lo que vende y si lo vende, diría Perogrullo, es porque el turista lo compra. Lo que si podemos estar orgullosos de conocer a través de los relatos de Pepe Fernández Palacios en nuestras sabatinas visitas matritenses de recibir tal aporte de datos sobre la riqueza histórico turística que oferta la Capital de las Españas. Algo que desde hace 20 años estamos llevando a la práctica, lo que nos sitúa en los pioneros en tal menester, y máxime cuando se hace de un modo altruista y desinteresado. Todos estos datos recuerdo haberlos recibido oralmente, y otra vez más, con motivo de la fallida visita que los miembros del Glorioso Mester hicimos el pasado 23 de Octubre a la Capilla del Obispo, afortunadamente pudimos visitar y conocer, redescubriendo, más lugares de la Villa y Corte. Resumiendo: Ver no es conocer, conocer nos asciende, de simples turistas, a ocupar la dignidad celtibérica de viajeros. J. G .y Jiménez
Glorioso Mester: Una Asociación diferente para un Turismo distinto Gloriosa Gaceta del Mester-Suplemento
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