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Especialización en Docencia Universitaria Bibliografía Módulo 1
Juan Manuel Escudero M., de la Universidad de Murcia. “La formación permanente del profesorado: cultura, contenidos y procesos”, publicado en Agenda Académica, Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1998, Vol. 5, Nº 1. El desarrollo y mejora de la institución universitaria, de sus cometidos sociales y formativos, de sus recursos, estructuras y procesos necesarios para ello, está en el centro de muchas demandas y preocupaciones, quizás ahora con todavía mayor intensidad que hace sólo unos años. Un empeño como éste, como es fácil suponer, se resiste a soluciones fáciles, o a fórmulas presuntamente expeditivas. Con toda seguridad, en la construcción de su posibilidad han de participar condiciones que están más allá de los estrictos confines de la Universidad, y también otras muchas que residen en su interior. Entre algunas medidas recientes y en curso, pertenecientes a esta segunda categoría, la autoevaluación institucional, diversos esquemas de evaluación externa y acreditación, así como una nueva sensibilidad hacia la formación y el desarrollo profesional de los profesores, han irrumpido con fuerza en los últimos años; de uno u otro modo, están haciendo acto de presencia en la política universitaria corriente. En su conjunto, representan algunas de las medidas que la Universidad está tratando de elaborar para responder a imperativos múltiples que le son formulados por el entorno social, así como para satisfacer de modo más adecuado sus cometidos y propósitos. Al atender a demandas sociales, culturales y políticas externas a través de estos nuevos focos de atención, nuestra institución busca reconocimientos y legitimación social. Ni unos ni otra resultan hoy fáciles de conseguir. Pero lo que sí parece probable es que de lo que haga para lograrlos, y del modo que sea capaz de acreditarse socialmente, va a depender cada vez más su propia supervivencia, sus recursos materiales y humanos. Sobre este telón de fondo, lo que está en cuestión, es decir, sometido a revisión, en este momento histórico particular, es su naturaleza como institución para la enseñanza superior, sus finalidades y cometidos, así como también sus estructuras de gobierno y gestión, sus modos de operación y resultados. La revisión de que es objeto afecta a cuestiones concernientes a su organización y distribución de saberes y capacitaciones, a su condición de espacio cultural privilegiado para la reconstrucción y generación de nuevos conocimientos y desarrollos, así como a su potencialidad formativa a través de las prácticas y relaciones que propicie para los sujetos y ciudadanos que tienen el privilegio de participar en las mismas. La formación del profesorado universitario es considerada en este concierto, o para ser más precisos debiera serlo, como una de la áreas de atención preferente. Suele definirse como una parcela estratégicamente ineludible para encarar un presente cada vez más inestable y un futuro incierto. Su historia ya dilatada ha puesto de manifiesto, por lo demás, que la preparación y formación de sus profesores ha representado, particularmente en los ámbitos científicos e investigadores, uno de sus baluartes más representativos, reconocidos y sustentadores. Si, como es ahora el caso, la formación que nos preocupa pretende extenderse hasta incluir otras facetas tradicionalmente más relegados como fue la formación didáctica o pedagógica para el ejercicio de la docencia, estamos acogiéndonos a un valor altamente privilegiado en nuestra institución, pero al mismo tiempo cifrado en otros contenidos, referentes y estándares, a todas luces diferentes de los propiamente docentes, pedagógicos, o didácticos.
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