91 minute read

Lecturas de complemento N4. Pag

BIBLIOGRAFÍA

Manuel Abejón. El Transporte en la sociedad actual. Aula Salvat. Barcelona, 1985. José Paschoal Rossetti. Introducción a la economía. Ed. Harla. México, 1983. P. Nikitín. Economía política. Momo Ediciones. Bogotá, 1982. Carlos A Díaz. Economía a su alcance. Ed Norma. Colombia, 1978. Jhon Charles Pool & Ross M. La Roe. Cómo comprender los conceptos básicos de economía. Ed Norma. Bogotá, 1989. Jean Paul Sallenave. Gerencia y planeación estratégica. Ed Norma. Colombia, 1997. Oscar León García. Administración financiera: fundamentos y aplicaciones. Ed Prensa Moderna. Cali, 1996. Jorge A. Saravia. Planificación de proyectos por objetivos. Inédito. Manizales, 1998. John P. van Gigch. Ed Trillas. México, 1990. Horacio Viana. La globalización y el nuevo modelo de competencia. Inédito. Manizales, 1997. Comisión de Desarrollo y Medio Ambiente de América Latina y el Caribe. Nuestra propia agenda. BID.1990. Jaime Sepúlveda. Técnicas de Investigación aplicada. U de CH. Chile, 1983.

Advertisement

De la Web:

Economía http://www.southlink.com.ar/vap/economia.htm Tutoriales de Economía: http://www.solotutoriales.com/tutoriales.asp?id=0203 Manual de economía política http://www.eumed.net/cursecon/economistas/textos/Bentham-manual_de_ep.htm Diccionario de Economía Política. http://www.eumed.net/cursecon/dic/bzm/index.htm Introducción a la Microeconomía. http://www.aulafacil.com/cursosenviados/cursomicroeconomia/Lecc-1.htm Microeconomía. http://es.wikipedia.org/wiki/Microeconom%C3%ADa Curso de Macroeconomía http://www.aulafacil.com/Macro/CursoMacro.htm Introducción a la Macroeconomía. Enlaces. http://ciberconta.unizar.es/docencia/macro/ ***

ENLACES U.N.

Aerocafé en tiempos de pandemia.

Andén Pacífico Colombiano, ¿otro puerto?

Colombia Intermodal: Hidrovías y

Trenes.

Corredor Bimodal Cafetero.

Corrupción y clientelismo: incultura cívica. ¿Crecimiento con desarrollo ambiental?

Crisis social por disfunciones económicas en Colombia. ¿Cuál es el mejor sistema de transporte para Colombia? De la economía marrón a la naranja. Desafíos Económicos Post Pandemia. Dinámica económica del Eje Cafetero. Economía colombiana: crisis y retos. Ecorregión y bioturismo. Introducción a la economía del transporte. Introducción a la teoría económica. La economía en la era del conocimiento. Movilidad y modelo urbano. Neira: entre la Ruralidad y la Ciudad Región. Nuestra zona franca como motor de desarrollo. Nuestros mares en la economía planetaria. ¿Para quién la plusvalía urbana? Territorio, descentralización y autonomía regional. Retos ambientales y logísticos en la hidrovía del Magdalena. Una mirada al contexto regional. ¿Y el agua en Colombia qué? Yuma o Guaca-hayo: el Río Grande de Colombia …

Lecturas de complemento N4.

116

EJE CAFETERO: CONSTRUCCIÓN SOCIAL E HISTÓRICA DEL TERRITORIO (1)

Imagen 2.1: Triángulo de Oro de Colombia y Eje Cafetero. SMP Manizales A continuación, una visión sobre los procesos de construcción del territorio y las determinantes económicas, ambientales y sociales de desarrollo regional en el denominado Eje Cafetero de la República de Colombia.

Explorando el territorio

Estas tierras mediterráneas del centro occidente de Colombia, que ligan cordilleras con volcanes nevados y valles intertropicales, y que marcan los plegamientos de los Andes más septentrionales de América, fue explorada, en el sector occidental desde mediados del siglo XVI por Jorge Robledo cuando funda Anserma (1539) en tierras de la nación de los Ansermas y a Cartago (1540) en tierra de Quimbayas, y por el naciente, por Gonzalo Jiménez de Quezada quien funda a Mariquita (1551) y Victoria (1553) en tierras de Panches, Gualíes y Marquetones. Abatida y menguada la población indígena y saqueadas sus riquezas durante la Conquista, ya en la Colonia se concentran las actividades antrópicas en dos frentes: uno para la explotación del enorme potencial minero en algunos ríos y montañas, introduciendo la esclavitud negra a las áreas de Marmato, Supía, Arma y Victoria, donde merece destacarse la fundación del Real de Minas de Quiebralomo en 1540 convertido en centro esclavista; y el segundo, para el estudio de la biota de la Nueva Granada en Mariquita, gracias a la Expedición Botánica encomendada a Mutis como punto central de las propuestas ilustradas de Carlos III, para hacer de América un proyecto rentable para España (1). Desde el siglo XVI, cuando las provincias del Nuevo Reino alcanzan a abastecer el 39% del oro mundial, además de iniciarse la construcción de la defensa amurallada para Cartagena de Indias, al hacerse evidente la necesidad de fortalecer el gobierno local, se instituye en 1717 el Virreinato de la Nueva Granada con capital en Santafé. Mientras la minería en la provincia del Cauca que aportaba 70% del precioso metal, se soportaba en la esclavitud de negros e indígenas; en la de Antioquia, que aportaba 20%, el modo de producción era fundamentalmente mediante el trabajo del minero independiente.

117

Imagen 2.2. Camino de madera de Edouard Andre en Geografía pintoresca de Colombia, y Champan por el Magdalena, en Revista Credencial.

Ya en los albores de la República, estando las tierras del sur de Antioquia hasta el Quindío y las montañas de la Mesa de Herveo pertenecientes al Tolima Grande, despobladas e inconexas a sus centros provinciales, aprovechando su condición apta para actividades agropecuarias y mineras, parten corrientes migratorias de la denominada colonización antioquena que, tras un encierro de doscientos o más años, expulsados por la pobreza y atraídos por sueños y oportunidades llegan a estos lares, generándose un fenómeno social tan importante para nuestra historia, como lo fueron la Revolución de los Comuneros y la Independencia. Luego de la ocupación de baldíos de Antioquia entre 1770 y 1874, la colonización, que avanza por las tierras selváticas de la vertiente occidental de la Cordillera Central sobre las que existían títulos de propiedad colonial, conduce a enfrentamientos entre colonos y representantes de la Concesión Aranzazu y de la Concesión Burila. No obstante, las expediciones se establecieron en colonias y fundaron pueblos como Sonsón en 1800, Abejorral en 1805, Aguadas en 1808, Salamina en 1825, Santa Rosa de Cabal en 1844 y Manizales en 1849, los que a su vez sirvieron de puntos de partida para avanzar a otras zonas, repartir las tierras y fundar poblados. Y de tales conflictos entre colonos y Concesiones, y entre aparceros y latifundistas, cuenta el historiador Valencia Llano (2000) (2), que “los terratenientes avanzaban con sus brigadas de asalto - inspectores, jueces, guardianes, levitas, alcaldes, leguleyos-, iban destruyendo cultivos, arrasando las cementeras; incendiando casas”. De la subsistencia a la acumulación Finalizado el primer período presidencial de Tomás Cipriano de Mosquera (1798-1878) quien impulsó la navegación de vapores por el Magdalena, la apertura de caminos y las mejoras de los servicios de correo entra el General José Hilario López al poder, cuando la República se prepara para declarar la manumisión de 16 mil esclavos (1852). Entonces, se da una emancipación temida en los grandes feudos de las provincias de Popayán y Cauca y en las grandes minas de Antioquia, Chocó y Barbacoas, y se proponen cambios fundamentales como la ley agraria, la separación de la Iglesia y el Estado, la libertad de prensa y la federalización de la República. (3). A medio siglo de haberse perdido la importancia comercial alcanzada por Honda durante la Colonia como nodo de la navegación del Magdalena en el camino que parte desde Barranquilla con destino a Bogotá, Antioquia, el Cauca y Quito, consecuencia de la apertura de puertos sobre el Pacífico en Guayaquil, Tumaco y Buenaventura, y del camino establecido por Nare, surge Manizales como el poblado más estratégico de la provincia sur del Estado de Antioquia; entonces esta aldea que se desarrolla sobre una retícula con centro en la plaza mayor, va emergiendo al ritmo de la arriería, al tiempo que se va desarrollando un bahareque de tierra, constituido por un una mezcla de estiércol de equinos y limos inorgánicos aplicados sobre una esterilla de guadua, dispuesta sobre una armadura de tallos de la misma Bambusa. Durante esta segunda media centuria que cierra el Siglo XIX, luego de duros años de trabajo empleados por los colonos con la esperanza de hacerse a la tierra como medio de subsistencia, y buscando el ascenso social, Manizales pasa a ser el teatro de las confrontaciones armadas de 1860, 1876 y 1884 entre los estados de Antioquia y Cauca, donde el necesario

118

aprovisionamiento de las tropas favorece una economía de subsistencia. Para 1876, la población de la aldea de bahareque y tapia pisada llegaba a 10 mil habitantes y la del país a unos 3 millones. Entre tanto, la provisoria economía del fértil valle del rio Cauca, donde se esperaba el beneficio de obras como el Ferrocarril del Cauca, se fue a pique como consecuencia de la inestabilidad política de estas guerras civiles. Pasado este difícil período, las pequeñas fincas de pan coger del área entre Quindío y Manizales, que se laboran bajo el modelo de producción familiar, se siembran ahora con propósitos comerciales, primero en caucho y posteriormente en café, dando origen a un sistema económico y social diferente al de peonaje y haciendas característico de los grandes predios de los estados de Cundinamarca y Cauca, fundamentado en el trabajo asalariado, ya que con la colonización del siglo XIX, al establecerse el principio de “la tierra para quien la trabaje”, se crean las bases para un modo de producción capitalista.(4)

El grano de oro para el desarrollo

Los habitantes de la “Tierra del café” poseen una cultura donde inciden determinantes de la caucanidad y de la antioqueñidad, relacionados con los modos de producción de la minería de la Colonia y de la actividad agraria del siglo XIX. Si en el caucano gravitaron el modo esclavista en la minería y el feudal en la hacienda terrateniente, en el colono venido de Antioquia la nueva caficultura será una actividad minifundista soportada en el trabajo asalariado de pequeños propietarios, donde la cultura se enriquece con el aporte del caucano de clase media caracterizado por sus imaginarios de libre pensador, lo que forja una sociedad laboriosa y emprendedora en este territorio cafetero, y una economía que florece durante los primeros setenta años del siglo XX. Así, en una perspectiva socioambiental, los habitantes de este territorio antes denominado Gran Caldas, heredan en su cultura imbricada con profundas trazas de la racionalidad propia de la tierra del hacha y la ruana, y de la mentalidad abierta y liberal de la caucanidad que impulsa al ciudadano no vinculado a la tierra ni a la minería, hacia el comercio y la producción manufacturera.

Imagen 2.3. Puente de hierro sobre el Gualí, en Honda, Tolima, y Marmato, Caldas. Fuente: 6anrepcU/tL/ra/.org Aunque Manizales aparece al empezar la transformación política y social de Colombia (1849), Pereira se funda cuando Mosquera da la guerra con Ecuador por Tumaco (1863), y Armenia surge al detonar en Santander la guerra de los “Mil Días" (1899-1903). Si bien las fechas de fundación de estas tres ciudades intermedias conurbadas de la tierra del café, emplazadas sobre abanicos aluviales son del período republicano, el mayor esplendor de la región apenas se vivió en la década de 1920, gracias al impacto de los ferrocarriles y cables cafeteros, donde el café y estos medios 20 veces más eficientes en costos y en tiempo que la arriería, para sacar el preciado grano, aparecen como fuerzas motrices del poblamiento del centro- occidente colombiano. (5) Para entonces cambia la fisonomía de Manizales, un pequeño poblado que empieza a tener aires de ciudad gracias al surgimiento de una arquitectura ecléctica, en la que participan estilos victorianos, italianos y afrancesados, al tiempo que el nuevo modelo urbano abandona el trazo de la retícula ortogonal española para seguir las curvas de nivel a lo largo de la escarpada topografía; e igualmente, los numerosos periódicos y tertulias de la capital, anuncian una corriente de intelectuales y artesanos. En Colombia, Carlos Eduardo Pinzón (1874-1925), en la década de 1920 alcanzará a exportar cerca de 35% del café colombiano, tras abrir el mercado de los Estados Unidos. Ahora, habiéndose constituido el café en el motor del desarrollo nacional, dicho empresario antioqueño pudo apoyar el Cable Aéreo Manizales-Mariquita, obra construida por los ingleses entre 1912 y 1922 para cruzar la Cordillera Central previniendo los impactos del nuevo canal interoceánico, y encontrar en

119

el puerto de Honda la salida al Caribe transitando el Magdalena; y también hace lo propio el emérito comerciante promoviendo el Ferrocarril de Caldas como apéndice del Ferrocarril del Pacífico. Inaugurado el Canal de Panamá en 1914, Buenaventura que respondía por 8% de las exportaciones del país, con el impacto del tren y la obra del istmo, pasa a mover 32% .(6) Igualmente, gracias al café, se da la explosión de la navegación por el Magdalena. La importancia del “grano de oro" será fundamental, primero para encontrar la viabilidad del Departamento de Caldas que se crea en 1905, al haberse constituido Manizales en un próspero poblado de 25 mil habitantes —Medellín llegaba a 60 mil—, y segundo, por lo que se aprecian en la década de 1920 cuando el meridiano económico de Colombia pasa por esta ciudad, convirtiéndola en fuente de divisas para la industrialización del país, condición que le permitió reconstruirse luego de los devastadores incendios de 1922, 1925 y 1926.

Comités para el desarrollo y caturra para la crisis

Aunque el antiguo Caldas apenas surge en 1905, tras la reforma territorial de Rafael Uribe Uribe (1859-1914), en cuestión de nada se pasa de una economía de subsistencia y de grandes empresas de arriería que le apuntan al mercado nacional, a otra de acumulación con ferrocarriles y cables aéreos que buscan los puertos marítimos. Gracias al café, la nueva sociedad empieza a conocer los beneficios de un cultivo de pequeña superficie con alto efecto distributivo del ingreso, con un modo de producción capitalista, lo que tendrá validez hasta la década de 1970.

Imagen 2. 4: Manizales, carrera 23, tras el incendio de 1925. I magen de video del Historiador Pedro Felipe Hoyos Korbel.

Pero en 1927 se funda en Colombia la Federación Nacional de Cafeteros, institución que mediante los Comités logra irradiar los beneficios de la caficultura al campo, aportando y cofinanciando la construcción de caminos, acueductos, puestos de salud, redes eléctricas y escuelas rurales. Son los tiempos de la chiva y el Jeepao, en los que la economía y la vida de las comunidades de los pequeños pueblos y caseríos de las veredas de nuestra región, resultan pujantes, por lo menos hasta 1970 cuando llega el café caturra con los efectos de una revolución verde, cuyos paquetes tecnológicos y financieros no pudieron ser asimilados por los campesinos propietarios: la consecuencia, sus tierras pasaron a manos de comerciantes y profesionales; entre tanto, aquellos con solo dos años de escolaridad en promedio, migran a la ciudad, justo en momentos en los cuales la reconversión tecnológica cafetera presenta mayores exigencias laborales y empieza a modificar la estructura de productividad y costos. (7) Y conforme la población se va polarizado sobre el eje Manizales — Pereira — Armenia, y el centralismo que desde la crisis de 1929 termina clonándose en las provincias, se facilita la escisión del Gran Caldas al crearse los departamentos de Risaralda y Quindío en 1966, al tiempo que la economía empieza un proceso acelerado de tercerización y se da el ocaso 120 de la sociedad industrial. Además, en la medida en que se ha venido conurbando el territorio vecino a las capitales

cafeteras, la racionalidad agropecuaria en la tenencia de la tierra va cambiado, por otra relacionada con los potenciales usos del suelo urbano, a la vez que cambia el mapa de la caficultura colombiana al desplazarse la producción a otras regiones, donde los bajos costos asociados a una menor productividad resultan viables frente a la crisis de precios del café. Aquí vale la pena señalar que en materia de infraestructura, la región presenta diferencias y asimetrías profundas: de un lado, están las áreas urbanas de las capitales y municipios cercanos a estas, donde se concentra la infraestructura y el ingreso; y de otro, las zonas rurales lejanas a las capitales conurbadas menos equipadas y en las cuales cambian las condiciones relativas, según se trate (a) de zonas cafeteras donde el transporte rural ha cumplido una función esencial como catalizador de la reducción de la pobreza, dada la alta densidad de su red vial, o (b) de las cuencas altas donde la baja densidad poblacional y la precaria conectividad del territorio afecta poblados rurales aislados, como Marulanda (Caldas) y Pueblo Rico (Risaralda). De esta particular circunstancia, el Quindío ha podido sacar ventaja al tener integrado su territorio, lo que no Caldas ni Risaralda.

De la segregación a la integración

En la última generación -25 años, la población de las tres capitales del Eje Cafetero ha crecido así: 41% en Manizales, 96% en Pereira y 60% en Armenia; incremento que pone en evidencia la asimetría en los niveles de conectividad interna y externa de los tres núcleos urbanos. Mientras la región en los tres departamentos cuenta con cerca de 2,2 millones de habitantes, los problemas de empleo y migración a pesar de su posición geoestratégica, indican que la ventaja asociada a su ubicación de privilegio en el denominado “Triángulo de Oro de Colombia”, está inexplotada al no haber conformado entre las capitales cafeteras una ciudad región, no haber complementado sus economías, ni implementado un sistema integrado de transporte interurbano eficiente para desarrollar un mercado interno importante con economías de escala. Ahora, con las autopistas de la Montaña, y al Valle del Cauca, la ventaja del Eje Cafetero para la integración de la gran conurbación entre Cali y Medellín dependerá de la conformación o no de esa ciudad región entre las capitales cafeteras, para no palidecer y en conjunto lograr mayores beneficios, en especial si también se da la conexión del sistema férreo, con el Ferrocarril Cafetero propuesto entre La Dorada e Irra como articulador transversal del sistema de carga de la Región Andina conectando el Altiplano a la hidrovía del Magdalena y a los dos mares de Colombia. (8)

Imagen 2.5. Vapor por el Magdalena, Édouard André en Geografía pintoresca de Colombia, y Ferrocarril de Caldas, Jorge Eduardo Ardila.

121

Hoy, los nuevos desarrollos urbanos aún por implementarse en los planes de ordenamiento territorial del país, deben propender por la integración hacia adentro y hacia afuera de los núcleos urbanos. Esto es, las ciudades deben conformar sus áreas metropolitanas, e interactuar articulando funciones que armonicen con sus mejores competencias y las de los municipios periféricos. Este es un imperativo para las ciudades intermedias conurbadas, que para no palidecer deben integrarse para formar un clúster con base en tres elementos: que las economías entre los centros urbanos en lugar de competir se complementen, que las distancias entre dichos centros se reduzcan a menos de tres horas, y que los centros que interactúen tengan el mismo nivel de relevancia. Pero el reto de Manizales debe empezar por ordenar y reconvertir su industria, orientándola a tres líneas específicas, sobre las cuales todavía no existe una conciencia empresarial: uno, a industrias de alto valor agregado con densidad tecnológica asociadas a las economías digital, verde y naranja; combinando para el efecto la producción de bienes y servicios en TIC, en biotecnologías y en creatividad, que hagan uso del transporte aéreo en un aeropuerto que supere las limitaciones regionales, tal cual lo propone Aerocafé extendiendo su pista para operar como aeropuerto “low cost" y de carga pesada complementando a El Dorado y al José María Córdoba, asumiendo funciones de nodo aéreo transoceánico; dos, a industrias que satisfagan el mercado nacional, renglón para el cual fueron concebidas cuando imperaba el modelo de sustitución de importaciones; y tres, a industrias químicas de base minera que deben ubicarse del lado de la materia prima y no del consumidor, las cuales pueden hacer uso de un corredor logístico que busque los mares, como el que se propone con la hidrovía del Magdalena y con el Ferrocarril de Occidente saliendo desde el Km 41 a Urabá y Buenaventura. Y para cerrar, una mención a tres proyectos estructurantes que han quedado en este aparte: uno, el Ferrocarril Cafetero, un tren de montaña entre La Dorada y el Km 41 que integre la Región Andina para estructurar el sistema de transporte de carga de Colombia; dos, el Aeropuerto del Café con pista de 3800 m para lograr impactar la región y hacer viable el Paisaje Cultural Cafetero, dado que Matecaña siempre estará limitado a aviones de mediano alcance; y tres, un puerto profundo en el Pacífico concebido en el marco del eje interoceánico Urabá-Cupica. El primero supone construir el nuevo Túnel Cumanday perforado en las granodioritas estables vecinas a Cerro Bravo, para que al articular esa vía férrea al Tren de Occidente se pueda movilizar a menor costo un contenedor entre Bogotá y Buenaventura, y se facilite la salida del carbón andino al Pacifico colombiano. El segundo, como medio aéreo fundamental para resolver la condición mediterránea del Eje Cafetero, con vuelos transoceánicos llegando a bajo costo a Asia, Norte América, Europa y el Cono Sur; y tercero, la construcción de un canal interoceánico seco por el Atrato antioqueño en el Chocó biogeográfico, como paso logístico en la interface de los dos océanos de la economía planetaria; con lo cual habrá que prever un desarrollo urbano en Urabá. (9)

Retos y enfoques para la agenda

Es evidente que la sociedad de hoy reclama un Estado que debe implementar políticas sectoriales, culturales y educativas en el nivel local, atender con urgencia los desafíos ambientales y de pobreza e inequidad, y de paso erradicar la corrupción y adecuar de forma coherente el ordenamiento territorial, de conformidad con la oferta cultural y natural de las regiones, y en atención a su problemática social y ambiental. Pero sabemos que estos no son los tiempos de la sociedad industrial de ayer, del Estado solidario que expande sus beneficios gracias a los postulados keynesianos, ni de unas fuerzas productivas soportadas en procesos intensivos en mano de obra. Ahora son los tiempos de la sociedad del conocimiento, en la cual la estructura del empleo ha cambiado. Ahora, en el caso de Colombia, cada vez más transmutada por la tecnología y donde el conocimiento ya alcanza el mayor protagonismo entre los factores de producción, el Estado ha quedado al servicio del mercado y, por lo tanto, de espaldas a las grandes necesidades de una Nación, a la que la pobreza y la fragmentación social y espacial imponen otras prioridades. Luego, si el nuevo empleo ya no se basa en destrezas manuales y fuerza muscular, sino en el desarrollo de competencias intelectuales y sociales, para articularlo a procesos intensivos en tecnología, deberá soportarse en la educación y la investigación, implementando otro modelo educativo que desarrolle el talento humano, la creatividad y la inteligencia social y emocional, como factores requeridos para el emprendimiento y la innovación. (10)

122

Imagen 2.6. Los Mundos de Samoga, representando el territorio de laEcorregión Cafetera, por la D.V. Carolina Calderón Franco, en. http://samoga.manizales.unal.edu.co

Además, para cerrar la brecha de productividad entre los medios rurales y urbanos, urge emprender un desarrollo educativo y cultural que haga factible una reconversión del sector agropecuario orientada hacia modelos de producción limpia, en la que saberes, conocimientos, aprendizajes y experiencias se integren a un desarrollo social y cultural de una región como la del Eje Cafetero, para la cual se debe re-significar y re- elaborar el conjunto de símbolos y valores que le da soporte a su identidad como territorio biodiverso, mestizo y multicultural, así: en la Alta Cordillera de nuestra ecorregión los símbolos de la identidad se relacionan con el pasillo, el páramo, el bahareque de tabla, el sombrero aguadeño y la ruana de Marulanda; en el Magdalena Centro, con la navegación por el Magdalena, la Expedición Botánica, el bunde y la guabina, el rancho de hamacas y la subienda de nicuros, bagres y bocachicos; en Marmato, Supía, Anserma y Riosucio, con la cultura indígena de las comunidades Embera y Umbra, y con la minería del oro y el carbón, nutrida del significativo aporte de las comunidades afrodescendientes, y con los currulaos en esta tierra de artesanías, panela y café. Existe más novela y poesía en el oro que en el café. (11) Finalmente habrá que desarrollar las competencias de la región expresadas en su potencial cultural y natural, y en la propia identidad haciendo uso del civismo, tal cual lo registra la historia de la ciudad que mediante él se ha sobrepuesto a los incendios, terremotos y erupciones volcánicas, para no sucumbir frente a otras acciones mucho más devastadoras como la pérdida de valores, que trae como consecuencia la corrupción ya casi institucionalizada, lo que explica la despiadada acción humana sobre los bienes comunes o públicos. AI fin de cuentas, la civilidad es el valor supremo de la cultura urbana. (12) [Ref: EDITORIAL para la Revista Summa Iuris. Vol 5 Núm 1 (2017)]

REFERENCIAS

(1) Jorge Arias de Greiff (1993). La astronomía en Colombia. Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y naturales. (2) Valencia Llano, A. (2000). Colonización: Fundaciones y Conflictos Agrarios. Recuperado de http://aIbeirovalencia.com/ 123

(3) (4) Duque Escobar, Gonzalo (2016) PCC 2011-2016: desafíos de un patrimonio sustentable. Marco Palacios (2002). El Café en Colombia 1850 a 1970. Una historia económica, social y

politica. Duque Escobar, Gonzalo (2016) Eje Cafetero y Transporte Intermodal. In: Reunión del Comité de Ecorregión Eje Cafetero. Alma Máter. (5) Duque Escobar, Gonzalo (2015) El desarrollo urbano y económico de Manizales. Y Absalón Machado C (2001) El café en Colombia a principios del siglo XX. In: Desarrollo económico y socialenColombia: sigloXX. (6) Duque Escobar, Gonzalo (2015) ¿Para dónde va el Magdalena? : In: III Foro público Honda. https://godues.wordpress.com/2015/09/22/ (7) Duque Escobar, Gonzalo (2017) Plataformas Logísticas y Transporte Intermodal en Colombia. In: Conferencia paralaSAIylaCCOA. Medellín yRionegro. (8) Duque Escobar, Gonzalo (2014) Elementos para la construcción de una visión estructurada del desarrollo deCaldas. (9) Duque Escobar, Gonzalo (2015) El futuro de la Ciudad. In: Cátedra de Historia Regional de Manizales, BAT. U de Caldas. (10) Duque Escobar, Gonzalo (2016) Guerra o Paz, y disfunciones socio-ambientales en Colombia. Revista Civismo SMP Manizales, Colombia.

*** GOBERNANZA FORESTAL PARA LA ECORREGIÓN CAFETERA (2)

Imagen 2.7: Izq. Selva Tropical Andina y Der. Guadua de la Ecorregión Cafetera. Créditos en la imagen. A continuación, dos notas verdes asociadas a la regulación hídrica y a la estabilidad de nuestros suelos, sobre nuestro patrimonio biótico, con la idea fundamental de crear conciencia sobre la importancia de avanzar en el desarrollo de una cultura forestal, del suelo y del agua, que abarque a todos los miembros de la cadena forestal, e incluso a los consumidores finales. En relación con los bosques y con el agua, más importante que la cantidad de agua disponible y extensión de las forestas protegidas, lo que importa es su gestión y la conciencia social sobre su valor estratégico para la biodiversidad y la calidad de vida de los colombianos. Los temas a tratar, son: Primero, para hacer un llamado sobre el deterioro de nuestros bosques andinos y selvas tropicales, consecuencia de la deforestación y del comercio ilegal de la madera, entre otras acciones que se constituyen en severa presión antrópica sobre estos frágiles y vitales ecosistemas. Segundo, la guadua, planta emblema de caldas y recurso fundamental nativo de la región andina; que, por sus múltiples usos en el hábitat rural y urbano, se constituye en un elemento estructurante de nuestra cultura y en una impronta del paisaje de la ecorregión cafetera colombiana. Ambos se

124

han tomado de un par de columnas, surgidas de un ejercicio académico en el que he participado con Carder y Aldea Global, para producir un par de textos relacionados con el proyecto de Gobernanza Forestal en Colombia. Y tercero, el caso e nuestros bosques altoandinos ya reducidos en extensión a la cuarta parte, toda vez que el 80% de la región andina se ha deforestado.

El ocaso del bosque andino y la selva tropical

Dos problemas estructurales íntimamente ligados, la deforestación y el comercio ilegal de la madera, han sido las causas primeras del gradual ecocidio cometido sobre un patrimonio fundamental para el agua y la biodiversidad, como lo son nuestros bosques andinos y selvas tropicales. Si en Colombia la tasa anual de deforestación en 2013 llegó a valores superiores a 300 mil hectáreas, también en la Ecorregión Cafetera, un territorio biodiverso que alberga al 7% de las especies de plantas y animales del país donde el paisaje estuvo dominado por bosques, ahora solo se conserva menos del 20% de dicha cobertura. Para el Ideam, mientras la cifra entre 1990 y 2010 llegó a 310 mil hectáreas-año, y en el Chocó se pierde la batalla contra la deforestación: la Región Andina fue la zona más afectada, seguida de la Amazonía. En cuanto a los principales procesos de destrucción de bosques y selvas de Colombia durante los últimos 60 años, Julio Carrizosa Umaña señala la colonización con propósitos de ganadería extensiva cuando se ofrecieron como alternativa a la reforma agraria, luego el uso de estos como protección de grupos armados y más tarde la presión sobre estos ecosistemas como soporte de cultivos ilícitos. Indudablemente, faltarían la expansión urbana, la palma africana y la actividad minera. La tala ilegal en Colombia cuya cuantía alcanzó al 42 por ciento de la producción maderera según el Banco Mundial (2006), cantidad equivalente a 1.5 millones de metros cúbicos de madera que se explota, transporta y comercializa de forma ilegal, evidencia una problemática que amenaza la sostenibilidad de los bosques nativos, y la subsistencia de especies maderables apreciadas en el mercado, como el abarco, el guayacán y el cedro, para lo cual las Corporaciones Autónomas aplican nuevos modelos y ajustan los existentes, para hacerlos más efectivos. El Eje Cafetero, donde los paisajes están dominados por potreros, cafetales, plantaciones forestales, plataneras y cañaduzales, también la infraestructura y uso de agroquímicos, le pasa factura a los ecosistemas boscosos. Aún más, de un potencial del suelo que es del 4% para potreros, dicha cobertura en 2002 llegó al 49%; de un potencial del suelo para usos forestales del 54%, en 2002 los bosques del territorio solo llegaban al 19%; y de unos usos agrícolas y agroforestales cuyo potencial es del 21% y 20% en su orden, la cobertura agrícola en 2002 subía al 30%. Y respecto a los bosques naturales de guadua, una especie profundamente ligada a nuestra cultura que se expresa en el bahareque, cuyo óptimo desarrollo se da entre 1000 y 1600 msnm, afortunadamente las CAR de esta ecorregión han logrado mitigar la tendencia a su pérdida mediante la implementación de la Norma Unificada para su manejo, aprovechamiento sostenible y establecimiento de rodales y la combinación de dos estrategias: el proceso de Certificación Forestal Voluntaria, cuyo objeto es la apropiación del guadual por parte del propietario para lograr la articulación de los planes de manejo y de cosecha, y la zonificación de las áreas potenciales y el inventario de áreas cubiertas con guadua. A pesar de los esfuerzos que históricamente se han hecho desde el Estado colombiano para combatir el delito de la ilegalidad forestal y la preocupante pérdida de los bosques naturales, dos flagelos que podrían acabar con los recursos forestales del país en cien años, se requiere avanzar en el desarrollo de una cultura forestal, del suelo y del agua que abarque a todos los miembros de la cadena forestal, e incluso a los consumidores finales. Para el efecto se requiere fortalecer los aspectos técnicos, normativos, operativos y financieros en los instrumentos y estrategias de las autoridades ambientales responsables del control y vigilancia forestal y del cuidado de los recursos naturales; y desarrollar campañas orientadas al conocimiento de la normatividad sobre legalidad forestal y a la sensibilización sobre la importancia del bosque; y segundo, desarrollar políticas públicas que enfrenten esta problemática como una estrategia de adaptación al cambio climático, con directrices que contemplen el ordenamiento de cuencas, establecimiento de corredores de conectividad biológica e implementación de modelos agroforestales y silvopastoriles, para resolver los conflictos entre uso y aptitud del suelo, lo que obligaría a replantear el modelo agroindustrial cafetero desde la perspectiva ecológica.

Un SOS por la bambusa guadua

Cuando esta “aldea encaramada” de trama urbana reticulada superaba los 10 mil habitantes y soportaba su economía en el café y en la arriería de cientos de bueyes y mulas, tras los pavoroso sismos de 1878 y 1884 que derrumban el templo principal, surge el bahareque al cambiar la tapia pisada por una “estructura temblorera” configurada por una cercha de arboloco y guadua, con paneles de esterilla cubiertos por una mezcla de estiércol de equinos y limos inorgánicos, o por láminas metálicas, arquitectura cuyo mayor exponente era la Catedral de Manizales que se incendia en 1926. Si en algún lugar de Colombia la guadua ha sido factor fundamental del paisaje natural y del patrimonio arquitectónico 125nativo, es en la ecorregión cafetera donde la gran riqueza de su construcción vernácula se basa en el uso de esta bambusa,

en cuyo estudio se han ocupado la Universidad Nacional de Colombia y la UTP abordando los ámbitos socio-económicos, tecnológicos y arquitectónicos de los sistemas constructivos, como la Universidad de Caldas y la CRQ en las componentes agronómica y biótica de la guadua. Además de la utilidad que presta el rodal como regulador hídrico de las quebradas, en el control de la erosión del suelo y como hábitat de la biodiversidad, este “acero vegetal” liviano de rápido crecimiento, resistencia y manejabilidad, ha servido como material de construcción en formaletas, andamios o como elemento estructural en columnas y vigas, y usado para muebles, herramientas, artesanías, canales de conducción de agua, trinchos, postes, juegos e instrumentos musicales, o para materia prima del papel y leña, entre otros. Cualquier cafetero por sus vivencias exitosas asociadas a los beneficios cotidianos de la guadua, sabe que en lugar de llevar los cafetales hasta la quebrada debería recuperar los bosques de galería sembrando guaduales para proteger los cauces. Y hoy podría hacerlo soportado en las acciones de las autoridades ambientales orientadas a incidir en un modelo agropecuario y ambiental que reconoce la importancia de la guadua como alternativa económica y cultural para el desarrollo rural, e inspiradas en una política ambiental que busca prevenir la deforestación y propiciar el uso y manejo de los rodales naturales de guadua en el marco de la adaptación al cambio climático y la problemática del agua. Actualmente las CAR de la región cafetera, han construido y consolidado un esquema de gobernanza forestal, soportado en cuatro elementos: 1) el acompañamiento técnico brindado a los actores forestales, 2) los ajustes normativos para el acceso legal a los aprovechamientos, 3) la atención a los usuarios buscando la reducción del tiempo en los tramites, y 4) el fortalecimiento del mercado legal no sólo de la guadua sino de la madera. Lo anterior lo consignamos en las “Lecciones aprendidas entorno a la legalidad y sostenibilidad de la guadua” (2012), publicación de la Corporación Autónoma Regional del Risaralda CARDER elaborada en el marco del proyecto Posicionamiento de la Gobernanza Forestal en Colombia, donde se trata la problemática de la legalidad y de la sostenibilidad de esta preciosa gramínea, una de las especies nativas más representativas de los bosques andinos, declarara planta emblema de Caldas según Decreto 1166 de octubre 20 de 1983. Similarmente, la Corporación Autónoma Regional de Caldas CORPOCALDAS y la Cámara de Comercio de Manizales, en el trabajo “Microclúster de la guadua” (2003), su prólogo “El milagro de la guadua” de Mario Calderón Rivera, recuerda que esta especie que formó no solo el hábitat que creó la gesta colonizadora, sino todo un universo cultural, por la captura de CO2 podría jugar un papel de primer plano en el desarrollo del protocolo de Kioto. Pero, así Jorge Villamíl haya visto los guaduales “danzar al agreste canto que dan las mirlas y las cigarras” y Simón Vélez con el empleo estético en sus notables creaciones arquitectónicas haya exaltado las virtudes sismo-resistentes de la guadua, no hemos sabido valorarla: de conformidad con lo consignado en ambos documentos, en los últimos dos siglos la extensión de guaduales en el país se redujo ostensiblemente: se pasa de unos doce millones de hectáreas a sólo cincuenta mil, de las cuales cerca de 20 mil hectáreas están en la zona cafetera y 6 mil en Caldas.

Nuestros bosques de niebla en riesgo

Imagen 2.8: Bosques de Niebla en Colombia. IAvH 2007.

126

Estos ecosistemas únicos y de gran valor por su biodiversidad y como reguladores del ciclo hídrico y fuentes de estabilidad climática, podrían desaparecer en Colombia donde el modelo de ocupación del suelo entra en conflicto con su frágil estructura ecológica, en especial por la ganadería y el urbanismo como factores disipadores de su atmósfera húmeda y brumosa. Si queremos preservar los escasos relictos de dichas selvas nubladas que en Colombia llegaron a sumar 9,7 millones de hectáreas, de las que sólo resta la cuarta parte, habrá que mitigar el riesgo frente a la amenaza antrópica mediante acciones judiciales efectivas, y de protección, recuperación y adaptación al cambio climático. De lo contrario, los pocos bosques andinos nubosos que aún no hemos arrasado, y que aparecen entre 1800 y 3000 msnm, en mayor proporción sobre las vertientes occidentales de las cordilleras Occidental y Central (caso Río Blanco), podrían correr la misma suerte de los guaduales del país, poáceas representativas de nuestros andes tropicales que durante los últimos dos siglos cambiaron su extensión de doce millones de hectáreas a solo cincuenta mil, 20 mil de estas en el Eje Cafetero y 6 mil en Caldas. En la región andina estos frágiles ambientes húmedos caracterizados por la neblina perenne, son un portento ya por la biota propia con variedad de epífitas, musgos, líquenes, hongos y helechos; ya por la alta riqueza de anfibios, con 121 especies en la Cordillera Central, 118 en la Occidental y 87 en la Oriental, (Cavelier et al. 2001); ya por las especies endémicas y en vía de extinción que albergan, como gallarias, tucanes, dantas de páramo, tapires, osos de anteojos, palmas, credelas y prunas. Se estima que sólo el 2,5% de los bosques tropicales del mundo son nublados. Allí, el aire proveniente de regiones bajas, húmedas y cálidas, aporta humedad que en lugar de precipitarse se condensa, garantizando la vida de especies que dependen de un ambiente de saturación hídrica perdurable. De ahí la gravedad del daño que suele ser irreversible cuando se alteran los ciclos biogenéticos, en estos ecosistemas montanos de nuestros andes, considerados fundamentales para el mantenimiento de las fuentes de agua y como sumideros de carbono, y cono complemento del banco de germoplasma por sus plantas silvestres tropicales parientes de especies domesticadas. Según el Instituto Humboldt IAvH, la literatura especializada registra en el Eje Cafetero los siguientes bosques nublados: Caldas, en Manizales (Río Blanco) y Aranzazu (El Laurel); Quindío, en Salento (cuenca alta río Quindío y Reserva Acaime) y Génova (Servia y Mirlas); Risaralda, en Pereira, (Ucumarí, SFF Otún Quimbaya y La Suiza), Santa Rosa de Cabal (La Selva y la reserva Campoalegre), Mistrató (Alto de Pisones y El Empalmado), Pueblo Rico (Siato y PNN Tatamá) y Santuario (Los Planes). Faltarían otros, varios incluidos en áreas protegidas. Si dentro del rango de altitudes de dichos bosques, aún continúan incidiendo factores severos que comprometen dichos ecosistemas, cuando se trate de bosques de niebla vitales, donde la amenaza gravita comprometiendo la prestación de servicios ambientales esenciales y la biodiversidad, tal cual ocurre en Río Blanco, Chec y Cocora, por qué no aplicar el principio precautelar, y proceder con una figura de PNN para blindarlos, o en su defecto con una declaratoria de sujeto de derechos como alternativa última que les queda a los bosques de niebla para su pervivencia en Colombia, y luego retomar el programa del IAvH (2007) trazando nuevas metas de conservación y uso sostenible de la biodiversidad, a la luz de las nuevas problemáticas de nuestros bosques tropicales nubosos en la región andina, para actualizar la información sobre biodiversidad, reformular las políticas y metas que tenían alcance al 2010. Lo anterior permitiría, controlar los factores que los continúa diezmado, e incorporar la amenaza del cambio climático no contemplada entonces por el IAvH, como fenómenos determinantes de primer orden para la pérdida de biodiversidad, y el deterioro de los servicios ambientales en áreas de baja altitud vecinas a centros urbanos importantes de las cuencas de la región andina, que es donde persisten las actividades y cambios de uso del suelo, que conllevan los impactos severos sobre los bosques nublados que hoy se extienden desde las selvas subandinas hasta el páramo. [Ref.: La Patria. Manizales, 2020.03.8]

*** DINÁMICA ECONÓMICA DEL EJE CAFETERO (3)

La participación del Eje Cafetero ha presentado dos cambios: uno cuantitativo que se relaciona con su participación cada vez menor en el PIB nacional, ya que si en los setenta contribuía al 7,1%, en lo corrido del siglo a pesar de un crecimiento promedio anual de 2,9%, por estar debajo del consolidado nacional, ha pasado del 4,1% al 3,9%; y otro cualitativo, ya que si a finales del siglo XIX la actividad económica se soportó en el café, que llegó a representar entre el 20% y 25% del PIB regional entre 1950–1975, o el 4,5% en promedio entre 2001–2010; hoy la estructura de la economía regional depende del Sector Terciario, donde se engloban las actividades relacionadas con servicios y comercio.

127

Imagen 2.9. PIB Eje Cafetero 2019. Estructura del PIB en Caldas, Quindío y Risaralda. Fuente, DANE en Mintic.

Respecto a lo primero, si en el período 1985-2000 el PIB del Eje Cafetero alcanzó una participación promedio en el total nacional del 2,2% en Caldas, del 1,0% en Quindío y del 2,1% en Risaralda, hoy esta es del 1,6% en Caldas, del 0,9% en Quindío y del 1,6% en Risaralda. Y respecto a lo segundo, si entre 1960 y 1975 la estructura del PIB regional cae del 38% al 25% en el Sector Primario -extracción y obtención de materias primas- es porque sube tanto en el Sector Secundario del 16% al 23%, como también en el Sector Terciario del 47% al 50%.

Imagen 2.10: PIB Eje Cafetero 2010 y Dinámicas del PIB en Caldas, Risaralda y Quindío (1976-2010). Jorge I Morales. La Patria. ¿Qué ha pasado entonces? Después del rompimiento del pacto de cuotas a finales de la década de los años 80, entre 1995 y 2001 el Café en el PIB regional pasa del 12.6% al 6.4%, siendo Quindío el más impactado al caer dicha participación del 17.3% al 4.5%; y ya para el 2010 el sector baja a 12 puntos porcentuales en el PB regional, cediéndole paso a los servicios que aportarán el 54%, tras ubicarse en el 25% la participación industrial (el porcentaje restante son los impuestos). ¿Pero a qué ritmo crecemos? En el contexto nacional, el Eje Cafetero ha perdido 0,5% en la participación del PIB nacional desde el año 2000. Posteriormente, en 2001–2010, la estructura del PIB por sectores y por departamentos en el Eje Cafetero, es: Sector Primario: Caldas 13,5%, Quindío 18,1% y Risaralda 11,1% -promedio Eje Cafetero 13,5%-; Sector Secundario C 28,1%, Q 20,8% y R 24,9%, -promedio EC 25,4%-; y Sector Terciario C 50,5%, Q 56,5% y R 56,7% -promedio EC 54,1%-. Así, a precios corrientes de 2016, el PIB per cápita en el Eje Cafetero es de $12.900.714. No obstante, a precios constantes de 2005, el PIB real del Eje Cafetero pasó de $12.145 miles de millones en 2000 a $20.164 miles de millones en 2016, presentando un crecimiento real del 66% en el período, siendo las cuantías reales en

128

Risaralda del 81%, en Caldas del 65% y en Quindío del 44%. Tomando las cifras del PIB real a precios constantes de 2005, para 2016, Risaralda crece al 4,5%, Quindío al 2,7%, y Caldas al 1,8%. Ya en 2018, Caldas crece al 3,5%, Quindío al 0,9% y Risaralda al 3,4%. Veamos algunas singularidades del desarrollo en el Eje Cafetero: En Caldas, donde destacan la generación eléctrica y la minería aurífera, su agro destaca por cultivo de café y ganadería; y su industria, por productos químicos, metalmecánicos y de madera, alimentos y licores; el turismo por su variada oferta temática. Quindío, aunque fundamentalmente cafetero y platanero, ha impulsado el turismo con una oferta de parques temáticos, complementada con alojamientos rurales y fincas cafeteras. Risaralda, con Pereira como principal referente del comercio regional, en la agricultura sobresalen la producción de café, caña de azúcar y plátano, y en la industria, las manufacturas, la metalúrgica y la producción de alcohol carburante. ¿Y qué ha ocurrido con la industria?: pese a un crecimiento importante del PIB industrial entre 1985-1990 (Caldas 2,4, % Quindío 5,2% y Risaralda 9,0%), para el quinquenio 1995 -2000 con la apertura económica se resiente su economía de forma significativa, al mostrar variaciones del PIB industrial incluso negativas, así: Caldas 1,8%, Quindío 5,5% y Risaralda -0,3%. Luego, llega el periodo 2002-2016, con crecimientos globales (y de la industria) del PIB regional, más uniformes: Caldas 3,0% (20,1%), Quindío 2,2% (6,5%), Risaralda 4,0% (14,4%) para un promedio en el Eje Cafetero del 3,2% (13,7%). Finalmente, los dos principales desafíos para el crecimiento, a nivel de la RAP del Eje Cafetero, son: 1- Dado que el turismo pudo pasar en el PIB del 2,7% en 2012 al 2,9% en 2017, o al 3,7% incluyendo sectores afines, habrá que impulsar en la región esta actividad, apalancada en el PCCC y en Aerocafé con alcance transoceánico. 2- Las plataformas logísticas asociadas al Magdalena Centro y el Corredor del Cauca, equipadas de polígonos industriales para el desarrollo mineroenergético, y del Ferrocarril Cafetero integrando la Región Andina a nuestros mares. * [Ref. La Patria. Manizales, 2020.01.10]

*** COLOMBIA POST-COVID, ¿QUÉ HACER? (4)

Los hechos

Imagen 2.11. Temas del Covid-19 tomadas de la Web. Crédito en cada Imagen. El mundo se encuentra ante una crisis sanitaria y humanitaria sin precedentes en el último siglo. El nuevo escenario global en tiempos de COVID-19 hace que sea necesario tomar medidas urgentes, no solo en relación con el tema sanitario frente a la enfermedad por coronavirus y el trabajo en tiempos de pandemia, sino también a mediano y largo plazo de forma planificada y coordinada, articulando esfuerzos para responder con acciones integrales y concertadas, evaluando sus impactos frente a los múltiples y complejos desafíos en materia social, ambiental y económica.

Pobreza y desempleo

Mientras la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), basada en supuestos de impacto en la región sobre el empleo y los ingresos laborales para los distintos sectores productivos, estima que a raíz del Covid entre 2019 y 2020, la pobreza podría pasar del 11,0 al 13,5% y la pobreza extrema del 30,3 al 34,7% en un escenario donde el desempleo subiría un 10% y el PIB caería 5,3%, ¿en Colombia qué?... a pesar de las lecciones que deja un modelo privatizado en el cual las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud (IPS), que debieron cancelar el 70% de 129 procedimientos o intervenciones programadas para atender la urgencia, soportan una deuda de las Entidades Promotoras

de Salud (EPS) del orden de los 10 billones de pesos, inexplicablemente , y donde la pandemia ha mostrado las limitaciones estructurales del modelo económico y las insuficiencias de la protección social y del régimen de bienestar, se empezaría a desmontar Colpensiones para eliminar el Régimen de Prima Media, lo que beneficiaría a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFPP), que podrían monopolizar el negocio de los fondos de pensiones y cesantías de los ciudadanos.

Imagen 2.12. Crecimiento global y casos de Covid, en Blomber Economics; Der. Cambios de estratos 2019-2020 en niveles de ingresos, según CEPAL.

Más calidad de vida

Ahora, si el deber ser del Estado es fortalecer su función social y no al mercado, para humanizar la economía en lugar de buscar el crecimiento económico a costa de la gente, ¿por qué no prevenir la mayor desigualdad para reducir la vulnerabilidad de estratos de la población que vive en condiciones crónicas de inseguridad económica ante las pérdidas de ingresos laborales? La política pública podría incidir mejorando la calidad de vida en comunidades con baja capacidad de respuesta, resolviendo además de las condiciones ambientales de hacinamiento y carencias sanitarias, sus limitaciones para el trabajo virtual. Y en cuanto a la clase media que también estará impactada por el Covid-19, en dicha perspectiva se podrían crear las condiciones físicas, educativas y de acceso tecnológico, para aprovechar su mayor capacidad de adaptación al cambio, al trabajo en equipo y a la capacidad de aprendizaje, dadas las oportunidades que se desprenderán del protagonismo del comercio electrónico y la informática, de la logística aplicada a la producción, almacenamiento y distribución de bienes y servicios, y de la cadena productiva en el sector agroalimentario.

¿Y la corrupción qué?

Imagen 2.13 Mapas de la pandemia a nivel global: Izq. Junio 1 de 2020; Der Noviembre 15 de 2020. Pero también, más allá de las nuevas oportunidades que se desprenden de la crisis, resulta fundamental una mirada a los impactos sociales, ambientales y económicos sin precedentes en nuestro país, donde destacamos: 1- la pérdida de medio 130

millón de empleos del sector servicios consecuencia de las cuarentenas y aislamientos; 2- la acción despiadada de la corrupción que se expresa en más de mil procesos abiertos por la Contraloría General de la República por sobrecostos en la compra de mercados para familias vulnerables, entre otras irregularidades; y 3- los casos de salubridad en el Amazonas y en la cárcel de Villavicencio. Esto enseña que, en materia social el Estado debe priorizar acciones y estrategias orientadas a resolver la mayor vulnerabilidad por los estragos de la pandemia en regiones marginadas, en grupos sociales de informales que viven del día a día y en asentamientos con deficiencias sanitarias. Y que en materia ecológica para la post pandemia deberemos cambiar hacia la austeridad, puesto que ya es la hora de asumir un pacto social con la naturaleza, donde en materia de derechos socioambientales, además de austeridad en el consumo y uso de recursos, de la reducción de la contaminación de las aguas y de los suelos, y de la destrucción de los bosques, se proteja la vida.

Dos estrategias

Imágenes 2.14: Mapas de casos Covid -19 en Colombia. Izq: a mayo 31 de 2020. Der Nov 22 de 2020. Mileniooscuro. Finalmente, si en los medios urbanos y rurales habrá que reducir la vulnerabilidad en los estratos bajos o medios-bajos de quienes viven en condiciones crónicas de inseguridad económica, se deberá recurrir a dos estrategias complementarias: 1- Implementar políticas redistributivas y solidarias con enfoque de derechos para viabilizar las transferencias monetarias y subsidios como instrumento de innovación en la protección social, además de la entrega de alimentos, suministro de servicios básicos y redes de aportes solidarios; 2- Desarrollar infraestructura tecnológica estratégica para la productividad mediante la conectividad física y virtual, necesaria para el teletrabajo parcial y la educación semipresencial, y para impulsar la soberanía alimentaria y fortalecer el desarrollo cultural y la producción local.

Una opción por los pobres

Imagen 2.15. Pobreza en Colombia: Imágenes en el Espectador, y Universidad de los Andes. Aunque legiones de campesinos, que en Colombia desde mediados del siglo XX continuaron siendo empujados a las 131 ciudades por la pobreza y atraídos por las oportunidades de las crecientes urbes, o simplemente han sido expulsados del

agro por el conflicto colombiano, ahora tras la pandemia del Covid-19, forzosamente han regresado a nuestros campos, donde silenciosamente deben estar sufriendo por la pérdida de sus productos, y porque allí donde el olvido estatal persiste, la situación poco ha cambiado ya que la pobreza continúa siendo endémica. Igualmente, están los pobres urbanos que viven en la informalidad y del día a día, quienes empujados por la necesidad, tras la cuarentena han regresado a las calles de Colombia; allí como factor adicional a la precariedad de las condiciones sociales, económicas y ambientales, se suman los estragos de una economía semiparalizada, que además de causarles hambre los somete al riesgo de contagio, a pesar de que se está beneficiando por parte del gobierno a muchos necesitados con ayudas, implementadas para facilitar el aislamiento contra el coronavirus.

A reactivar la economía

Imagen 2.16 Izq. Países de Sur América con menores contracciones del PIB. CEPAL. Der. mapa de a corrupción en Colombia Frente a ese panorama que expresa una situación ya convertida en uno de los grandes problemas durante la actual crisis que sacude al país, por la enorme fractura que se advierte en el horizonte de mediano plazo, al observar las cifras de desempleo severo y las previsiones nefastas sobre el crecimiento del PIB colombiano, el nuevo panorama es otro, razón por la cual no se puede esperar a que concluya la crisis sanitaria ocupándonos solo de su manejo, para pasar a una seguridad alimentaria, o de lo contrario la situación podría salirse de control. Aún más: para prever semejante debacle social por la crisis económica de la pandemia, deben subrayarse dos elementos de corto plazo: el primero, que se continúe fortaleciendo en áreas críticas el programa de sustitución diseñado para la erradicación de cultivos ilícitos, previendo que la actual crisis como factor detonante alimente el retorno a la ilegalidad; y el segundo, que se estén emprendiendo actividades que reactiven el empleo bajo la premisa del autocuidado responsable, aunque faltan estrategias para beneficiar a quienes están viendo la cara más dura de esta crisis.

Un plan de acción

Pero además de acompañar lo expuesto implementando estrategias comunitarias de sobrevivencia y del tejido social comunitario, independientemente de cuáles son las raíces de la crisis o de su interpretación oficial por quien la maneja, o por parte de quienes sufren sus consecuencias, es hora de pensar en un pacto de país para formular un plan de reconstrucción pos Covid para Colombia, a largo plazo y soportado en un gran acuerdo, ya que su manejo responsable no sólo debe limitarse a la fase de la emergencia buscando minimizar los riesgos sanitarios y económicos hasta ahora señalados, sino también ocuparse de lo fundamental y trascendente mirando la solución de los conflictos estructurales que se han destapado con la actual crisis. No en vano, algunos académicos como el Profesor Jorge Hernán Cárdenas de la UN Sede Bogotá, y el Académico Hernán Roberto Meneses de la UTP, al igual que la Federación Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas en cabeza de la Dra. Loreley Noriega haciendo eco a propuestas de ambos, se han referido a un plan de acción a largo plazo, concertado y mediado por valores, el que debe partir de un pacto entre todos los actores sociales de Colombia, en atención a las graves problemáticas socioambientales y económicas en el orden social, ambiental y económico, bajo el presupuesto de que esta crisis no tiene precedentes en nuestra historia.

132

Epílogo

Imagen 2.17. PIB Percápita y Pobreza 1980-2020 en América Latina. CEPAL. En el marco de dicho plan, se plantea: a- Para humanizar la economía, cerrar la brecha de productividad entre ciudad y campo, fortalecer el Estado, rescatar lo público en asuntos vitales como la salud, e implementar proyectos estratégicos como la conectividad satelital y rural; b- En lo ambiental, el cumplimiento de los derechos bioculturales en territorios degradados de este país biodiverso y multicultural, la adaptación al cambio climático y resolver la fragmentación social y espacial de las ciudades; y c- Atender las demandas de la Paz, la derrota a la corrupción, y resolver la inequidad, garantizando además de la tierra para los campesinos, el bienestar con perspectiva de género mediante mínimos vitales para los más vulnerables.

. Gracias

Documento para el Curso de Contexto en CTS del Museo Interactivo Samoga de la Universidad Nacional de Colombia. Manizales. Junio 1 de 2020.

LOS GUETOS URBANOS O LA CIUDAD AMABLE (5)

Imagen 2.18: Laderas de Manizales en 1970-. UNIMEDIOS. Ya los pobres de la ciudad son una mezcla de los pobres urbanos con su particular noción del consumo y peculiares costumbres, y de los pobres rurales como los recién desplazados con otra identidad y sin hábitos metropolitanos e hijos de esa violencia que asola la ruralidad de la patria, donde la urgencia de enfrentar la concentración en la propiedad de la 133

tierra, obliga a mirarla como un bien que debe verse, no sólo como medio de producción, sino también en su función social más profunda: como soporte de una cultura. Esto, si queremos la paz y de paso facilitar las soluciones a la traumática descomposición de la vida urbana, donde urge resolver la precariedad de una educación deficitaria en valores y que en promedio no alcanza el nivel profesionalizante. Si bien algunos menesterosos viven en las diferentes texturas cosechando los residuos de las actividades citadinas, también este medio presenta otros escenarios periurbanos degradados a modo de guetos, donde la vida deteriorada y condiciones de inequidad, sumadas a la desigualdad inherente de las clases sociales, alimentan los factores que generan acciones perturbadoras de la seguridad sobre las demás zonas del sistema urbano, lo que ha impulsado la proliferación de otros guetos constituidos por unidades residenciales cerradas para la clase pudiente que se aísla y protege, y donde las vías al perder su carácter público limitan su función social. Mientras persista ese modelo urbano que concentra la infraestructura social y de servicios a favor de los sectores pudientes y no se reconozcan unos mínimos para priorizar la atención a la pobreza y en lo posible corregir la desigualdad; entre tanto el modelo de ciudad no resulte descentralizada e incluyente; y mientras el Estado no priorice la pequeña y mediana empresa como generadoras y articuladoras de las actividades al alcance de los pobres: no se logrará prevenir la “guetificación”, reducir el desempleo, y combatir las tensiones y la violencia urbanas. De ahí la importancia de concebir los necesarios procesos de renovación urbana, no como proyectos de infraestructura sino como procesos sociales para la recuperación del hábitat, o de lo contrario la buena intención del Estado terminará destruyendo la economía solidaria de complemento para unas comunidades vulnerables, al implementar programas que no consideran las singulares actividades características de dichos espacios, adaptados como activos donde la tipología de la vivienda debe ser compatible con los oficios que complementan el menguado ingreso familiar. Pero estos pobres de hoy conforman una masa sin identidad ciudadana, profundamente fragmentada y pauperizada dada la dinámica de una economía de mercado que pone en retroceso los beneficios del Estado y concentra el ingreso. Entonces, si estos pobres urbanos han quedado sin empleo y los desplazados rurales sin tierra, en unos y otros encontraríamos alguna afinidad aleccionadora según consta en las historias de vida del pasado Siglo: la urbanización de la Colombia agraria, consecuencia de esa revolución verde que generó una dinámica demográfica favorecida por el analfabetismo rural que le impidió al campesino asimilar la nueva tecnología del monocultivo y su fórmula financiera, y acelerada por el espejismo de las opciones citadinas sumado a la pobreza campesina. En consecuencia, si los enfoques de la planeación han favorecido los guetos y la asimetría en la distribución de oportunidades- como la salud donde el acceso físico varía pero el económico se restringe según se trate del régimen subsidiado o contributivo-, y si además la revolución tecnológica y la apertura han afectado los ingresos que dependen del trabajo: dichos cambios imponen nuevas condiciones y la necesidad de reducir la brecha de productividad, servicios e ingresos que desfavorece al campo frente a la ciudad, y en la propia ciudad donde igualmente una similar fisura consecuencia de la inequidad y pobreza, obliga a pensar en políticas y programas sectoriales, y en subsidios y fondos solidarios como parte de la solución. Y mientras persistamos en estos modelos de ciudad insolidaria, excluyente y sin opciones de vida para los pobres, caracterizados por una competitividad que desprotege la pequeña y mediana industria, quiebra tiendas y pequeños negocios, y rompe cadenas de economía solidaria vitales para que los pobres cosechen sus escasos activos, entonces las consecuencias descritas se harán insostenibles: los programas públicos terminarán fracasando cuando las estrategias ya no apliquen, las intervenciones sobre el tejido social no llegarán al objetivo, la fragmentación social privilegiará el asistencialismo y clientelismo, los programas de seguridad palidecerán frente a las tensiones, y la población pauperizada quedará entre las fronteras de la ilegalidad y la delincuencia. [Ref: LA PATRIA, Manizales,2010-09-26]

*** CLIMA EXTREMO, DESASTRES Y REFUGIADOS (6)

RESUMEN: Mientras a nivel global en los últimos 20 años, los desplazamientos por epidemias, adversidades tecnológicas y conflictos armados sumaron en promedio 65 millones de víctimas por año, los damnificados por desastres naturales alcanzaron promedios anuales de 200 millones de personas afectadas, de los cuales la mayor proporción se explica tanto por sismos como por eventos climáticos extremos. Según el Departamento Nacional de Planeación DNP, entre 2006 y 2014 uno de cada cuatro colombianos resultó afectado por desastres climáticos con detonantes naturales 134

Imagen 2.19: Imagen: Tsunami de Japón y Sequía en el Cuerno de África, año 2011. Con la incidencia de los fenómenos climáticos extremos ahora exacerbados por el calentamiento global, la posibilidad de tener desplazados es un 60% mayor que hace cuarenta años; según el Consejo Noruego para los Refugiados, a causa de los desastres naturales cada segundo una persona está siendo desplazada; en 2014 los desplazados internos del mundo sumaron 19,3 millones, de los cuales 17,5 lo fueron a causa de siniestros relacionados con el clima. Con 23.000 víctimas, las catástrofes naturales de 2015 costaron más vidas que en 2014; contrariamente, dichos siniestros en 2015 generaron pérdidas económicas por U$90 mil millones, cuantía no sólo inferior a las pérdidas por U$110 mil millones alcanzadas en 2014, sino también a la media anual de U$130 mil millones para los últimos 30 años. El informe ‘Estado de la población mundial 2015, un refugio en la tormenta’, además de advertir que “Vivimos en un mundo en el que las crisis humanitarias arrebatan una cantidad cada vez mayor de recursos a las economías, las comunidades y los individuos”, señala cómo en los últimos 20 años los damnificados por desastres naturales sumaron en promedio cerca de 200 millones por año. A esta cifra habrá que sumar 65 millones de víctimas por epidemias, adversidades tecnológicas y conflictos armados, como el caso de Siria donde 7 millones de desplazados internos y 4 millones de refugiados, expresan la peor crisis humanitaria de la época. En lo corrido del siglo, 8 eventos climáticos y 8 telúricos comparten el ranking de los desastres naturales memorables: el Sismo de Nepal en 2014, el Tifón Haiyan de Filipinas en 2013, el paso del Huracán Sandy por el Caribe y Norte América en 2012, el Terremoto y Tsunami de Japón en 2011, la Sequía y hambruna del Cuerno de África en 2011, el Sismo de Haití en 2010, la Ola de calor en Rusia durante el 2010, el Terremoto y tsunami de Chile en 2010, los Huracanes Ike y Gustav por el Caribe y EE.UU. en 2008, el Huracán Nargis de Birmania en 2008, el Terremoto de Sichuan (China) en 2008, el Terremoto de Ika en 2007, el Huracán Katrina por centro América y el Caribe en 2005, el Terremoto de Cachemira en 2005, el Tsunami de Indonesia en 2004, el Terremoto de Bam (Irán) en 2003, y la Ola de calor en Europa el 2003. Al examinar estas catástrofes con sus causas y consecuencias, pareciera que la problemática radicará, más que en las amenazas que no siempre pueden ser intervenidas, en la vulnerabilidad de las comunidades expuestas, porque no están siendo preparadas ni mitigada la susceptibilidad del hábitat a los desastres con medidas integrales previas suficientes para reducir el riesgo. Si décadas atrás, dado el hacinamiento en las grandes urbes del tercer mundo ubicadas sobre áreas geológicamente activas, los esfuerzos en la mitigación del riesgo sísmico fueron precarios, ahora con el cambio climático también habrá que gestionar el riesgo hidrogeológico, corrigiendo el uso conflictivo del suelo para prevenir los crecientes desastres ambientales originados por la ocurrencia cada vez más frecuente de eventos climáticos extremos, causantes de incendios forestales y hambrunas en tiempos de sequía, e inundaciones y deslizamientos en períodos invernales. Para el caso colombiano, según el Departamento Nacional de Planeación DNP, entre 2006 y 2014 uno de cada cuatro colombianos resultó afectado por desastres climáticos con detonantes naturales, como fenómenos hidrogeológicos asociados a pasivos ambientales, conexos a factores antrópicos como la deforestación y el calentamiento global. Esto significa un total de 12.3 millones de damnificados en dicho período, de los cuales 9.4 se vieron afectados por deslizamientos e inundaciones. Ahora, en el marco territorial, dada la alta exposición de las zonas pobladas a las amenazas y deterioro ambiental causado por actividades conflictivas, según el DNP, la más afectada en esos catorce años fue la Región Andina, seguida de otros departamentos, así: por departamentos y por vidas perdidas, lo fueron Antioquia, Cundinamarca, Caldas, Tolima, Cauca y Santander con el 52% de las 3181 vidas perdidas; en cuanto a viviendas destruidas, el mayor nivel con un 47% de las pérdidas, se dio en Nariño, Chocó, Bolívar, Boyacá, Cundinamarca y Santander; y por infraestructura vial afectada, puntearon Huila, Nariño, Cundinamarca, Santander y Cauca, con el 66 % del total. [Ref.: La Patria. Manizales, 2015.01.18] 135

*** INNOVACIÓN Y GOBERNANZA PARA LA CRISIS CAFETERA (7)

Imagen 2.20: Izq. Paro Cafetero; El Universal. Febrero 25 de 2013. Der. Rama de Cafeto. Blog de Godues.

Es evidente que frente a la crisis económica, ambiental y social cafetera, agravada por la pérdida de valores que aqueja a nuestra sociedad, se reclama, además de procesos participativos y de un liderazgo colectivo anclado en la civilidad como valor supremo de la cultura urbana, una propuesta política soportada en dos ejes: un nuevo modelo educativo para la época del saber, y un modelo rural y periurbano sustentable más acorde con nuestra economía agraria de minifundios deforestados y empobrecidos y de urbes cafeteras tercerizadas donde se concentra el PIB, para ocupar dignamente la fuerza laboral de una población con precarias competencias laborales. Tras décadas de violencia, narcotráfico y corrupción como fenómenos colombianos que gravitan exitosamente en el Viejo Caldas y región circunvecina, podría reflexionarse sobre sus problemáticas y conflictos más relevantes, partiendo de las consecuencias de un modelo cafetero soportado en formas de producción primaria para un sistema de mercadeo insostenible, que se expresa en el deterioro de los términos de intercambio del sector y la actual crisis de una de nuestras instituciones más fundamentales, como lo es la propia Federación Nacional de Cafeteros creada en 1927, tan ajena ahora al quehacer de sus comités e incapaz de canalizar las reclamaciones de sus asociados. De ahí que debamos preguntarnos desde la región cafetera más tradicional de Colombia, sobre cuál es el nivel de cultura política y a qué se le debería apostar en este territorio con raíces históricas y culturales centenarias asociadas a los procesos de colonización antioqueña: a esperar un caudillo carismático de origen cafetero con “conciencia de clase”, claridad política y voluntad suficientes para asumir como causa suya la de esta comunidad laboriosa, además de propender por una caficultura amigable con el ambiente y de valor agregado que exprese nuestra identidad cultural; o contrariamente al líder convencional no cafetero, con refinados instrumentos y medios que siempre le han permitido seducir al gremio, gracias al concurso cómplice de hipócritas aduladores que le facilitan traficar con la conciencia de los asociados, para satisfacer intereses de terceros sin importar la dimensión ambiental y menos la dignidad de nuestros campesinos y su patrimonio cultural y económico. Los enfoques de “desarrollo y crecimiento”, donde inicialmente la apuesta era el asistencialismo cuando sólo interesaba el ingreso percápita que enmascaraba los desequilibrios o a la redistribución del ingreso entre las regiones cafeteras prósperas y vecinas marginales aplicadas a economías de subsistencia, debe ser ahora una política sectorial orientada a cerrar la brecha de productividad de unos y otros con el concurso del Estado y de la Federación para prevenir los desequilibrios del mercado e implementar estrategias como la expansión de las capacidades humanas para acceder a la innovación en los municipios cafeteros. Para estos retos además de metas y procesos y formas de reconvertir el sector para transformar los recursos por los propios cultivadores mirando productos, sectores y mercados en el escenario de la nueva sociedad, se obliga a implementar además de otro modelo educativo, un nuevo ordenamiento territorial y

136

organizacional dotado de tecnología, para que los productores encuentren oportunidades accediendo al tema de la innovación donde encaja el Paisaje Cultural Cafetero PCC. A manera de ilustración, veamos algunos de los principales desafíos de nuestra ecorregión en el marco de un desarrollo sustentable: en lo social, el surgimiento de una crisis organizacional que exige liberar el establecimiento para ajustarlo y ofrecer alternativas de verdadero desarrollo para los productores rurales, como estrategia necesaria para la construcción de un territorio de paz. En lo ambiental, atender la degradación y deforestación de las cuencas cafeteras a partir de una gestión sostenible de fuentes hídricas, recuperación del sombrío y ecosistemas estratégicos, como también de una infraestructura para la competitividad soportada en equipamiento tecnológico y acciones para mitigar la amenaza del calentamiento global y las dinámicas periurbanas, en el marco del PCC. Y en lo económico, aplicar reformas estructurales para corregir las disfunciones de un aparato productivo, reconvirtiendo el clúster cafetero a partir de estrategias de innovación en la cadena productiva diversificada, y de políticas de fortalecimiento democrático que ubiquen a los productores rurales en el centro del desarrollo. Para finalizar antes que sembrar en el imaginario de los agremiados la esperanza del surgimiento de un caudillo que represente sus ideales y actúe en un complejo contexto internacional donde las fuerzas de la globalización imponen condiciones, la fórmula para enfrentar la compleja crisis cafetalera sin depender de un hecho tan fortuito y escaso como ese, debería ser consolidar el liderazgo colectivo ejercido por los productores en una apuesta política que opte por la gobernanza y la reconversión sectorial, e incluso el control político y celosa vigilancia del patrimonio del gremio, si es que este no se ha dilapidado en aventuras empresariales impropias a la actividad. [Ref: La Patria, Manizales, 2013-03-18]

AGUA, ORDENAMIENTO TERRITORIAL Y DESASTRES (8)

Imagen 2.21: Deslizamiento en La Marmolera. Vereda Gallinazo, Felipe Mejía

Repite el evento de la Planta Luis Prieto Gómez que suministra la mayor proporción de agua potable para Manizales, con una avalancha de medio millón de metros cúbicos, muy superior a la del pasado 19 de octubre, que vuelve y destruye a su 137 paso sobre el río Chinchiná, las dos tuberías de conducción de agua potable para la ciudad, recién reparadas a pesar de

su sobre elevación que no resultó suficiente. Igualmente, colapsaron por el movimiento en masa procedente del hato La Marmolera, y del cual se hacía el monitoreo necesario por el riesgo cuyas consecuencias superaron los niveles esperados, el gasoducto que pasa al otro lado del rio y dos puentes vehiculares, entre ellos el de la vía a los hoteles termales. Ahora la diferencia es, primero que contamos con la Planta Niza recién puesta en servicio para proveer la mitad del consumo de agua que podría bombearse al tanque más alto vecino a Niza donde se recibe el agua potable de la planta de Gallinazo, para redistribuirla en toda la ciudad dado que un circuito ha quedado fuera de servicio, y segundo que además se tienen repuestos y mayor capacidad para reparar de forma expedita las conducciones de agua dañadas, reinstalar un puente metálico para pasar el Chinchiná en el lugar de los hechos y de reponer sin mayores tropiezos la citada línea de gas. No obstante, la lección que queda de estos daños que afectan las líneas vitales y otros ocurridos sobre la vía al Magdalena y la carretera al norte por Neira, exige nuevas consideraciones ambientales para romper paradigmas. Uno de ellos con la propuesta de Corpocaldas de meses atrás, útil para enfrentar el grave deterioro de la vía Maltería-La Esperanza, y que consiste en implementar una figura ambiental que vea más allá de las cunetas, muros, transversales y pavimentos de la carretera, entendiendo que una vía como cualquier línea vital comprende todo el corredor ecológico del sistema, y las relaciones socioambientales y económicas que se dan en ella, y donde la extensión del área de influencia del modelado comprende, además del medio transformado, el medio natural que le sirve de soporte y que lo conforman las microcuencas interferidas. Y a pesar de que el Cambio Climático es realmente la amenaza, y la Niña solamente el fenómeno natural que exacerba el clima, estos desastres son antrópicos: existen normas para aplicar los instrumentos de planificación existentes, pero en los suelos no están bien aplicadas o se violan, lo que finalmente conduce a permitir, a través del Plan de Ordenamiento Territorial, el uso conflictivo del suelo en lugares sin aptitud para el destino que tienen, lo que potencia las amenazas, cuando no el mayor riesgo para las personas y las líneas vitales. De ahí que se construya sobre deslizamientos y ocupen humedales y vaguadas a lo largo y ancho de nuestra geografía. Igualmente, tampoco se ha valorado con suficiente resolución el alcance espacial y temporal, y probabilidad de ocurrencia de las amenazas, en muchos casos; de ahí que se deban sumar esfuerzos para proveer a Corpocaldas y a las dependencias responsables de la gestión del riesgo, de una cartografía con mapas temáticos donde se incluya la espacialización del conjunto de variables que esto demanda, sino también para los mapas ambientales que requiere el ordenamiento de las cuencas y otros necesarios para el ordenamiento ambiental del territorio a lo largo y ancho del departamento, dado que se inicia un nuevo ciclo del ordenamiento territorial en Colombia. Otro asunto, es que prevalece la creencia de que la ingeniería es garantía absoluta por no decir invencible, cuando por regla general sus diseños están del lado de la falla: una obra construida para una vida útil de 25 años, sometida a eventos con un período de retorno de 25 años, tiene un riesgo del 64%, similar al que presentan obras cuya vida útil es de 100 años, frente a eventos con 100 años de período de retorno. Ahora, las obras con una vida útil de 25 años que deban enfrentar amenazas cuyo período de retorno sea de 100 años, tienen un riesgo de falla del 98%, casi cercano a la certeza de falla. * [Ref: La Patria, Manizales, 12/12/2011]

*** MEDIO AMBIENTE, MERCADO Y ESTADO (9)

RESUMEN: La fuerza del mercado frente a las falencias del Estado, como factores que explican las barreras para el desarrollo de la vacuna sintética contra la malaria en Colombia y la falta de control a las causas antrópicas del ecocidio de los chigüiros en el desierto de muerte del Casanare

… Frente a la tesis del Congreso Nacional de Economía celebrado en Cúcuta (1979), de que los dos principales problemas de Colombia eran la concentración del poder y de la riqueza, el entonces Profesor de la Universidad Nacional de Colombia, Economista Jesús Antonio Bejarano, oponía a esa conclusión, un comentario opuesto señalando que ambos eran un mismo problema, puesto que la clase de propiedad que se establezca sobre los medios de producción es lo que define las relaciones de producción, y como tal el sistema político.

138

Imágenes 2.22. El arte de Angie Vanessita en https://totumasymaracas.wordpress.com Permítanme ilustrar lo señalado con dos ejemplos antagónicos asociados al desarrollo de la Nación y al tema ambiental, cuando se enfrentan las contradicciones entre nuestra economía de mercado y el Estado: uno, el que importen más los micos que sirven a un fin trascendente como el del Instituto de Inmunología Colombiano, quien con limitaciones para sus investigaciones y mucho esfuerzo genera conocimiento con propósitos humanitarios, que los micos del Congreso para el asalto a la cosa pública; y dos, el de la autoridad ambiental que, además de desestimar el desierto de muerte en Casanare, desconoce responsabilidades a su cargo, para terminar también como en el caso anterior, favoreciendo al mercado. Sobre Manuel Elkin Patarroyo, quien ayer había sido víctima del desfinanciamiento de sus investigaciones sobre la vacuna sintética contra la malaria por parte de Colciencias, hoy cuando la carrera por coronar la producción de este preciado bien donado con propósitos humanitarios, que se desarrolla conforme a principios éticos fundamentales, surge un fallo del Consejo de Estado de Colombia calificado por el subdirector del South Centre como una vergüenza, por condenar al científico tolimense a suspender durante años el uso de los monos del Amazonas, hasta no obtener una licencia. Si bien la investigación que beneficiaría a 3500 millones de habitantes de naciones pobres del planeta, incluye extender esa tecnología innovadora para la producción de otras vacunas sintéticas, como esta que en un mercado controlado por las multinacionales farmacéuticas valdría diez veces más, el acto judicial que desconocer que dichos animales son capturados en Colombia sin poner en riesgo la especie ni su ecosistema trinacional, en lugar de reclamar el apoyo del Estado para Patarroyo, no le deja opciones para la producción oportuna de su vacuna, pues lo obliga a suspender labores hasta obtener los certificados, lo que pone en riesgo una actividad científica de Colombia que podría perder la carrera por la patente en pocos años. Y sobre el ecocidio de los chigüiros, un espécimen de la fauna silvestre colombiana, que dada la presión antrópica en pocos años podría encontrarse en peligro de extinción, de la que sus dos especies conocidas en Colombia están aisladas geográficamente por nuestros Andes: la Hydrochoerus isthmius que habita la vertiente Caribe y valles interandinos, y la Hydrochoerus hydrochaeris ubicada en la Orinoquia y Amazonía, preocupa que la hoy Ministra del Medio Ambiente y ayer responsable de las licencias ambientales para las petroleras del país, hiciera esta absurda afirmación: “No fue la tragedia que los medios presentaron en Casanare; allí hay un millón de chigüiros […] solo se murieron 6.000″. Difícilmente la sequía sola podría explicar la extensión local de sus impactos por la intensa ola de calor, ya que tras cada temporada húmeda ocurrida entre abril y noviembre, año por año siempre quedan reservorios de agua con sus babillas, peces y tortugas, para que en cada temporada seca, de diciembre a marzo, chigüiros, venados, ganado y aves encuentren el preciado líquido y su alimento, yendo a lagunas formadas por meandros abandonados, a caños encharcados asociados a corrientes trenzadas, a esteros, morichales y cananguchales de las vagas y rondas del drenaje. Entonces la hecatombe del Casanare aunque pueda asociarse a un evento climático extremo como factor contribuyente, obligaría a señalar factores estructurales como la imprevisión de la autoridad ambiental, quien contemplando los beneficios del crecimiento económico, nunca controló la causa real de una tragedia asociada al impacto de la prospección petrolera con sus perforaciones y cargas sísmicas profundas que destruyen acuíferos, al uso indebido del agua por arroceros y palmeros, y al descontrol hídrico y pluviométrico causado por la deforestación de la Cordillera Oriental con su piedemonte llanero y los bosques de galería. * [Ref. La Patria. Manizales, 2001. 139

ECORREGIÓN CAFETERA Y BIOTURISMO (10)

Presentación

Imagen 2.23: Paisaje Cafetero: obra del Maestro Luis Guillermo Vallejo.

Para la crisis que enfrenta la Ecorregión Cafetera, con problemáticas de empleo, pérdida de participación en el PIB, pobreza rural y degradación ambiental por deforestación y contaminación hídrica e indebida expansión urbana, además de fragmentación social y espacial, se propone entender y tratar el territorio como una construcción social e histórica para avanzar en dos estrategias: una revolución urbana aprovechando la conurbación de las capitales cafeteras, y otra rural que debe mirar el potencial natural y cultural del territorio. En lo urbano, dado que existe una relación directa entre Movilidad-Conectividad y Economía, si en lugar de competir se complementan las economías metropolitanas e integran los mercados, se implementa un sistema integrado de transportes, y se articulan acciones y planes de ordenamiento territorial y desarrollo soportados en procesos participativos para la apropiación social del territorio, crecerá ostensiblemente la riqueza de forma sostenible con equidad de oportunidades. En lo rural, una segunda declaratoria del territorio del PCCC como sujeto de derechos bioculturales que se sumaría a la de la UNESCO (2005), facilitaría el rescate de la ruralidad, del ecosistema cafetero y de la identidad cultural, y conduciría a trazar políticas e implementar acciones de reconversión productiva para resolver los usos conflictivos del suelo que presionan las áreas de interés ambiental, lo que haría viable el bioturismo como estrategia que articula vías lentas y poblados lentos, propiciando no solo la venta de BB artesanales con denominación de origen y de SS ambientales, sino también la adaptación al cambio climático con grandes beneficios para los ecosistemas y para asegurar los servicios ambientales. Ver: Cultura y turismo en Caldas.

El territorio

Para desarrollar la identidad del Eje Cafetero como región biodiversa y pluricultural, el Museo Interactivo Samoga de la U.N de Colombia Sede Manizales ha propuesto “Siete mundos”, que interpretan el territorio como una construcción social e histórica. En dicha propuesta, mientras tres mundos, los del arte, la cultura y la tecnología, contemplan las estrategias necesarias para dar respuesta a las problemáticas de la ecorregión a partir de su potencial natural y cultural, para su descripción se presenta el con cuatro subregiones, recurriendo a una analogía con los cuatro elementos aristotélicos, así: Por el Mundo de la Tierra, Pachamama, que recoge el occidente minero con Anserma, Marmato y Riosucio, un lugar de marimbas, de resguardos, de carnavales y de negritudes, y además una subregión panelera con arquitectura de tapia pisada y vocación minera: en el oro de Marmato y Riosucio existe más novela y poesía que en el café; para este territorio triétnico y colonial, la música es el currulao. Por el Mundo del Agua, Bachué, en la subregión magdalenense con su recurso hídrico excedentario; es el oriente caldense, tierra de ranchos de hamacas, de chinchorros, de subiendas de bagres, nicuros y bocachicos, del petróleo

140

de Barranca, de la historia de los vapores por el río y de la Expedición Botánica. Es la subregión del bunde, donde sobresalen el bosque de Florencia y los humedales del Magdalena. Por el Mundo del Aire, Yuruparí, donde el aroma de la tierra del café cubre los dos ejes de la colonización antioqueña; es la región Cafetera propiamente dicha, que empieza en Neira y llega hasta el norte del Valle; es la tierra de las chivas, del bahareque de guadua, de los cables aéreos, de los Ferrocarriles Cafeteros, del bambuco y la música de carrilera. En este territorio de guaduales y yarumbos, la gastronomía se relaciona con el plato montañero. Por el Mundo del fuego, Chiminigagua, para la alta cordillera con sus volcanes y las fértiles tierras de San Félix-Murillo; un espacio geográfico que tiene sus propios íconos en el cóndor, el pasillo, la ruana de Marulanda, los caminos empalizados, la palma de cera, el pasillo y el sombrero aguadeño. Es el territorio del páramo y el bahareque “parado” o entablado. Ver: UMBRA: la Ecorregión Cafetera en los Mundos de Samoga.

El bahareque cafetero

Imagen 2.24: Continuo urbano en calle del costado Sur de la plaza de Pijao, Quindío, en: http://vivequindio.com

Tras el sismo del Quindío (1999), recuérdense las vías a Pijao y veredas cerradas por derrumbes, y las casonas de bahareque en el marco de su plaza en pie, en medio de ruinas de construcciones de mampostería. En el sur del Quindío, sobre la zona cordillerana epicentro del sismo, las laderas de las montañas no colapsaron, pero sí los taludes de las vías, todas ellas ruto de las recientes transformaciones que rompen el frágil equilibrio alcanzado por la montaña. Pero lo más sorprendente es el caso del bahareque, no sólo porque ha sobrevivido con absoluto éxito a las sacudidas del suelo, sino porque se le ha desconocido su calidad de bien cultural autóctono que potencia el turismo del Quindío: como arquitectura vernácula el bahareque de la colonización antioqueña es hermoso, sismo-resistente y de bajo costo. La cultura se entiende como el resultado de una relación dialéctica entre las colectividades humanas y su medio ecosistémico, donde el medio ambiente evoluciona. Este bahareque que soporta la declaratoria del Paisaje Cultural Cafetero como patrimonio de la humanidad por parte de la UNESCO, surgió hace más de un siglo, cuando se incorporan la guadua y el arboloco como materiales de construcción con propiedades “tembloreras”. Y como patrimonio arquitectónico característico de poblados como Pijao, Marsella, Neira, Salamina y Aguadas, el bahareque de la colonización con sus cuatro versiones de bahareque: con tierra y cagajón, entablillado, metálico y encementado, adquiere su mejor expresión en el último donde las formas variadas admiten los estilos coloniales, republicanos y victorianos, que han adornado nuestros poblados cafeteros. Ver: Una lectura al PCC desde Pijao.

Algo de historia

Ahora, desde mediados del siglo XIX, cuando se da la fundación de Manizales sobre la ruta de la Colonización antioqueña, el desarrollo histórico de la ecorregión, hoy Región Administrativa de Planificación RAP del Eje Cafetero, se podría resumir en cuatro períodos económicos:

141

Uno de supervivencia en tiempos de la gran arriería, que parte de la fundación de Manizales (1849), caracterizado por las guerras civiles entre los Estados de Antioquia y Cauca, y una trama urbana ortogonal; Otro de crecimiento económico y acumulación en el que se da la creación del departamento de Caldas (1905), el trazo de la ciudad abandona la retícula ortogonal para seguir las cuevas de nivel, y florecen medios de transporte como el Ferrocarril de Caldas y el Cable Aéreo Manizales-Mariquita; Un tercer período de verdadero desarrollo, el de las chivas y jeepaos en el que florece el campo cafetalero cuando se crea la Federación Nacional de Cafeteros (1927), y se irrigan sus beneficios electrificando el campo y construyendo escuelas y puestos de salud; Y uno final de profunda crisis, consecuencia de los impactos sociales y ambientales de la Revolución Verde, cuando los monocultivos arrasaron además de la biodiversidad el paisaje Cultural Cafetero, y el campesino que no puede asimilar los nuevos paquetes tecnológicos y financieros de la nueva caficultura, emigra a la ciudad. Con el advenimiento de la cuarta revolución industrial, la de la inteligencia artificial y la robótica, en lo corrido del siglo XX conforme palidezca la sociedad industrial de ayer, entraremos a una nueva etapa, la de la sociedad del conocimiento para la cual se demanda otro modelo educativo que desarrolle el talento humano. Ver: Manizales, ¿entrando a la era del conocimiento?

La ruralidad

Imagen 2.25: Distribución de la tierra 1960-2014 e informalidad rural. Censo Nacional Agropecuario. OXFAM –CEDE-IGAC. Las dinámicas en la estructura de la tenencia de la tierra en Colombia, caracterizada por un Gini del 0,88 al 2009, como medida de una inequitativa distribución, en lugar de haberse reducido en las últimas décadas, crece gracias a una historia de reformas agrarias fallidas, a la violencia de los últimos cincuenta años y al despojo de tierras que aún continúa. Si entre 1938 y 1951 casi no hubo avances en la alfabetización de la población, durante el Gobierno del Frente Nacional (1958-1970), aunque se logró reducirla, la educación rural tuvo menor cobertura que la urbana. En 1938, el analfabetismo de la población entre 7 y 14 años que en los medios urbanos era del 38 %, en las zonas rurales llegaba al 67 %. Más adelante, entre 1951 y 1990 la población urbana del país pasó del 38 al 70 %, al tiempo que la brecha educativa entre ciudad y campo se amplió al crecer la diferencia de 2 años en 1950 a 3,4 años en 1995. Según Salomón Kalmanovitz y Enrique López Enciso (2005), a lo largo del siglo XX el analfabetismo se fue reduciendo, al pasar de cerca del 70 % al 8 %. En dicho panorama, según la Defensoría del Pueblo (2017), de 7,7 millones del desplazamiento forzado ocurrido desde 1985, el 6,2 % proviene de comunidades indígenas y el 21,2 % de afrocolombianas, con lo cual, la mayor afectación recae sobre campesinos, puesto que, el 80 % de los propietarios de la tierra en el país son minifundistas, toda vez que las Unidades de Producción Agropecuaria (UPA) de menos de 0,5 hectáreas representan el 70,4 % del total de UPA, según el Censo Nacional Agropecuario.

142

Cerrar esta brecha de desigualdad es llevar la paz a un país donde un millón de hogares campesinos que viven en menos espacio del que tiene una vaca para pastar y, en el que el 1 % de las fincas de mayor tamaño son latifundios que acaparan el 81 % de la tierra colombiana, según Oxfam (2018). Ver: Doscientos años de regresiones rurales en Colombia

El Paisaje Cultural Cafetero PCC

Imagen 2.26: Paisaje Cultural Cafetero declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad. Mosaico en blog de la SMP Manizales. El Pasaje Cultural Cafetero de Colombia, conformado por 47 municipios en su área principal y 4 más de su área de influencia, comprende 340.000 hectáreas de la zona rural en 858 veredas cafeteras donde habitan cerca de 500.000 personas, y 3.500 hectáreas de zonas urbanas de los municipios de Aguadas, Belalcázar, Chinchiná, Neira, Pácora, Palestina, Risaralda, Salamina y San José en Caldas; Montenegro, Salento y Filandia en Quindío; Apía, Belén de Umbría, Marsella y Santuario en Risaralda; así como El Cairo en el Valle del Cauca.} La declaratoria del Paisaje Cultural Cafetero como patrimonio de la humanidad, representa una oportunidad para hacer de dicho instrumento un factor de desarrollo rural integral, mediante la implementación del “bioturismo”- concepto que incorpora cultura y medio ecosistémico -, apalancado con un programa de vías lentas que cruce poblados lentos. Lo anterior supone recuperar la economía campesina, y la reconversión del modelo agrario cafetero, uno y otro soportados en una agroindustria que, en lugar de aportarle valor agregado al café, con los monocultivos y el uso de productos químicos, ha destruido la biodiversidad y convertido la caficultura en una economía de enclave. Con el Paisaje Cultural Cafetero, la suerte de los pequeños poblados cafetaleros dependerá del papel del transporte rural como catalizador de reducción de la pobreza, del bahareque como arquitectura vernácula, de la salud del suelo y del agua, del sombrío para la biodiversidad, de las sanas costumbres, y de un cúmulo de elementos tangibles e intangibles de nuestro patrimonio cultural y natural. Pero el bioturismo que se soporta en lo autóctono y en la biodiversidad, exige una revolución educativa, para hacer viables la reconversión productiva, el desarrollo de la identidad cultural, el fortalecimiento del tejido social y la solución de la brecha de productividad entre ciudad y campo, y eficaz el apoyo institucional. Colombia, con 9.153 especies endémicas y 56.343 registradas en 2016, aparece entre los doce países biodiversos del mundo y el primero en aves y orquídeas: por esta razón el aviturismo se constituye en una opción económica, ya que con el 20 por ciento de las aves existentes en el planeta, equivalentes a 1.912 especies, de las cuales 79 son endémicas y orquídeas, el país tiene la mayor diversidad de aves del mundo. Ver: Eje Cafetero: construcción social e histórica del territorio.

Ecosistemas y agua en riesgo

Las transformaciones e interacciones entre el hombre y los recursos naturales no siempre son compatibles con la cultura y el medio ecosistémico. AL OBSERVAR LA DEFORESTACIÓN EN LA Ecorregión Cafetera, se pueden advertir los desafíos para lograr la sustentabilidad del territorio cuando se considera la problemática socioambiental ante el cambio climático: en 2002 mientras la superficie apta para potreros era del 4 % del territorio, las coberturas en

143

dicho uso alcanzaron el 49 %, y mientras el potencial forestal era del 54 %, las áreas en bosque bajaron al 19 %, según Alma Mater. En este territorio biodiverso pero deforestado, pluricultural y mestizo, caracterizado por ser una zona tropical andina ocupada por cerca de 3,7 millones de habitantes herederos de una cultura cafetera, la mayor proporción de su población deberá enfrentar la amenaza climática bien sea por eventos climáticos extremos que se traducirán en falta de agua y desastres naturales, o por el incremento de la temperatura, que ocasiona pérdida de biodiversidad facilitada por la fragmentación de los ecosistemas. Aunque la copiosa precipitación en el oriente caldense ofrece un patrimonio hídrico excedentario, y el escenario de alto riesgo de sequía está el Cañón del Cauca, en toda la ecorregión las cuencas más degradadas son las de los ríos Chinchiná, Otún, Quindío y Combeima, lugares que albergan las ciudades capitales emplazadas sobre sus abanicos aluviales. Dado que en las cuencas altas –2.000 msnm– y en las zonas bajas y cálidas –por debajo de los 1.200 msnm de altitud– se presenta deforestación, el sector agropecuario deberá replantear el modelo productivo desde la perspectiva ecológica, implementando la agroforestería y las prácticas silvopastoriles para resolver dicha problemática. Y para los suelos entre los 1.200 y 1.800 msnm, el referente deberá ser el Paisaje Cultural Cafetero, una declaratoria de la Unesco que demanda una caficultura orgánica con sombrío. Ver: ONG: desarrollo sostenible, gestión del riesgo y cambio climático. …

El cambio climático

Imagen 2.27. Escenarios de Cambio Climático para el Eje Cafetero. IDEAM (2015) Según el IDEAM, en comparación con el clima del 1976-2005, en Colombia ocurrirían cambios en la temperatura media anual del aire y en la precipitación anual hacia finales del siglo XXI. Como referente, por cada grado centígrado que varía el clima, se da un cambio altitudinal de 170 m en las zonas de vida del país. Veamos los pronósticos del clima en el escenario para finales de siglo en el Eje Cafetero

144

CALDAS: Para el fin de siglo la temperatura del Departamento según el IDEAM, podrá aumentar en 2,4°C en promedio de acuerdo a los escenarios proyectados. Los principales aumentos dentro del territorio, se podrán presentar en la región magdalenense del departamento, en donde la temperatura podría aumentar hasta en 2,5°C sobre la temperatura actual de referencia. Y en precipitaciones, aunque según los escenarios modelados, Caldas no presentará disminuciones de precipitación para los periodos evaluados, estima el IDEAM, que en general el Departamento tendrá aumentos de entre un 20% en 2040 y hasta un 28% para fin de siglo, y que en las subregiones Centro Sur, Bajo Occidente y Alto Occidente para fin de siglo, la precipitación podrá aumentar hasta en un 30%. RISARALDA: Para el IDEAM a finales de siglo la temperatura podrá presentar aumentos de hasta 2,4°C en los valles de los afluentes del Cauca, y un mayor el incremento hacia el poniente en Pueblo Rico y Mistrató, donde la temperatura subiría 2,6° C adicionales. En precipitaciones, según el IDEAM, Risaralda podrá presentar aumentos importantes en promedio de hasta un 28%, y entre 30% y 40% en Pereira, Quinchía, La Celia y Balboa. En la cuenca del San Juan, y en vecindades del Cauca, se esperan los menores cambios de precipitación. QUINDÍO: Estima el IDEAM que, para finales de siglo, el departamento podrá presentar aumento de temperatura sobre el valor actual, en especial hacia el poniente (Quimbaya, Montenegro, La Tebaida, Armenia, Circasia y Finlandia) donde podría incrementarse 2,3°C. Y en cuanto a la precipitación, el mayor aumento con un 24%, se daría hacia el N y NW, en los municipios de Quimbaya y Finlandia, según los escenarios modelados. Fuente: Nuevos Escenarios de Cambio Climático para Colombia 2011-2100 .

… La dimensión económica

Para hacer de la Ecorregión Cafetera un territorio de poblados con historia y etnias, y de centros turísticos, se requieren dos instrumentos: una Política Pública sectorial con enfoque cultural y ambiental, y un Plan Maestro de Turismo que propenda por el desarrollo del Paisaje Cultural Cafetero, entre otros programas como las rutas turísticas y propuestas de desarrollo comunitario con enfoque rural y ambiental. En materia de Políticas Públicas, se requiere un esfuerzo coordinado a nivel de la RAP del Eje cafetero, que reconociendo la importancia económica, social y cultural del Turismo asociado a la Cultura y al Medio ambiente, desarrolle herramientas coherentes para su gestión, entre ellas el Plan Maestro de Turismo a nivel de departamentos y de subregiones, sin desestructurar los territorios compartidos, tomando como base la declaratoria del Paisaje Cultural Cafetero a nivel suprarregional. No obstante, dicho instrumento a nivel urbano en las áreas metropolitanas, también debe ocuparse del Turismo de Eventos. Ahora cuando el Producto Interno Bruto (PIB) del Eje Cafetero ha disminuido su contribución en la actividad económica nacional en las últimas décadas hasta representar durante 2001 – 2010 el 4,1%, se requiere priorizar sectores estratégicos como las TIC, la Biotecnología y la Creatividad, además del sector servicios donde el turismo juega un papel crucial por tratarse del sector terciario que es el de mayor participación. Dicha agenda pasa por la cultura, el desarrollo rural y el desarrollo comunitario: la función social del turismo como generador de empleo, nutrido de elementos que le apuesten a la conservación ambiental y a la preservación de la cultura local y de los bienes patrimoniales culturales y naturales, exige además de capacitación y formación fortalecer y equipar de herramientas los destinos y emprendimientos. Aunque el turismo as nivel mundial representa cerca del 10% del PIB y del empleo, en Colombia donde no llega al 5% del PIB de 2018, sí ha mostrado un importante avance en los últimos años: según datos del Centro de Información Turística de Colombia, la cuenta de hoteles y restaurantes al 2017 ha tenido un crecimiento de 24% en los últimos seis años, cuantía 6,9% por encima del promedio nacional. Para ver el potencial del turismo y por lo tanto del PCC como dinamizador del empleo y la economía, mientras a nivel nacional el cultivo del café sólo le aporta al PIB 0,8%, la economía naranja o de la creatividad en 2017 le aportó 3,6% al PIB, cuantía 1,5 veces superior a la del sector minero. Ver: Subregiones del Departamento de Caldas: Perfiles.

El PCC como sujeto de derechos

La Corte Constitucional mediante la Sentencia T-622 de 2016 al reconocer el Atrato como sujeto de derecho, le ordenó al Gobierno Nacional tomar las medidas necesarias para restaurar el río y proteger en sus riberas a las

145

comunidades afrocolombianas e indígenas afectadas por graves acciones antrópicas, como la minería ilegal que además de la salud, también altera suelos, aguas y ecosistemas con el uso intensivo de maquinaria pesada y el vertimiento de sustancias tóxicas como el mercurio, entre otras graves problemáticas socio-ambientales que amenazan y afectan el territorio chocoano. En igual el 5 de abril de 2018 la Corte Suprema de Justicia dictó el fallo de la Sentencia T-622/2016 en la que también reconoce a la Amazonia colombiana como entidad “sujeto de derechos”, para resolver la grave problemática ambiental dado el alarmante proceso de deforestación en la región, buscando con ello ordenar estrategias de ejecución nacional, regional y local, de tipo preventivo, obligatorio, correctivo, y pedagógico, dirigidas a la adaptación del cambio climático. Dado o anterior, dados los conflictos que ponen en riesgo el PCC como Patrimonio de la Humanidad, para prevenir además de la desestructuración y degradación a la cual continúa sometido, la ilegalidad, la confluencia de actores armados, la pobreza, la desigualdad, la prostitución, la violencia y la falta de oportunidades, ¿por qué no reclamarle a la Corte declarar el PCC como sujeto de derechos bioculturales? No de otro modo, se podrán garantizar las acciones y procesos de construcción del territorio ajustadas a unas determinantes económicas, ambientales y sociales que en lugar de privilegiar la agroindustria cafetera intensiva en productos de base química, propendan por un desarrollo rural armónico centrado en una economía campesina orgánica y de tipo artesanal, que reconozca saberes, conocimientos, aprendizajes y experiencias locales integradas a un desarrollo social y cultural, para el cual se deben re-significar y re-elaborar el conjunto de símbolos y valores tradicionales que le dan soporte a la identidad regional, como territorio biodiverso, mestizo y multicultural. Ver: Diez años del Paisaje Cultural Cafetero de Colombia PCCC.

Recomendaciones de los expertos

Según La Patria, las siete recomendaciones de los expertos en turismo Juan Pablo Franky y David Palomares, y de la presidenta ejecutiva de Anato, Paula Cortés, expresadas en el 24 Congreso Nacional de Agencias de Viajes y Turismo que se realizó en Medellín del 1 al 2 de agosto, son: Debe existir voluntad política para que se incluya el turismo en los planes de desarrollo, no como una acción sino como un eje estratégico para el departamento. Por eso, se debe aumentar la inversión presupuestal para que el turismo se consolide. Formular planes sectoriales de turismo que articulen al sector privado, público y la academia. Esto se debe complementar con planes de manejo y salvaguarda ambiental, y con el diseño de mapas que ilustren las prioridades y las rutas turísticas. Construir el concepto ciudad – región, es decir, conectar a Manizales con los municipios patrimonio (Salamina y Aguadas), los pueblos cafeteros (Chinchiná, Palestina), los atractivos naturales (Valle de Samaria, Embalse Amaní, Parque Natural Los Nevados, termales) y los lugares con fuerte tradición cultural como Riosucio. Identificar la vocación turística de Caldas, eso significa seleccionar las riquezas del departamento, engranarlas en un portafolio y ofrecérselas a los turistas en paquetes. Caldas debe explotar su turismo cultural, de experiencias alrededor del café (Paisaje Cultural Cafetero), de naturaleza, de eventos, de deporte. Invertir en infraestructura y vías, especialmente en las zonas rurales, porque sin carreteras es imposible hacer turismo. Pavimentar más vías y que la Gobernación y las alcaldías refuercen los esquemas de seguridad. Capacitar y formar a las personas que trabajan en la cadena de valor del turismo para que presten sus servicios con calidad y le apuesten a la sostenibilidad. También se debe incrementar la formación empresarial. La promoción es el punto central del impulso. Contarle al mundo qué se hace en Caldas, cómo se llega y qué hay para conocer a través del ecoturismo. Para eso se debe invertir en plataformas o portales web, y digitalizar la información. Ver: Los siete puntos para fortalecer el turismo en Caldas

… Epílogo I Sabemos que las dinámicas regionales de integración, que deben pasar por proyectos como Aerocafé por ser fundamental para hacer del Paisaje Cultural Cafetero una opción de desarrollo, también obligan a un ordenamiento profundo del territorio conurbado, y a buscar alianzas con municipios vecinos que comparten una misma fortaleza. La brecha de productividad que muestra el PIB entre la ciudad y el campo, y que explica los bajos ingresos rurales, parte de la falta de políticas de ciencia y tecnología imbricadas con la cultura, para incorporar el conocimiento al agro como

146

factor de producción, al lado de la tierra, del trabajo y del capital. Aún más, con solo cuatro años de educación básica en el campo, sumada a la grave problemática del transporte rural y a la ausencia institucional, no se hace viable elevar la productividad rural. Adicionalmente, las políticas para el agro que partieron de la tesis de que debió apoyarse la empresa terrateniente por ser más eficiente y generadora de empleo, muestran estar equivocadas cuando la realidad es que los campesinos con apenas el 14% de la tierra, están generando el 51% del PIB agropecuario en Colombia. Si los ingresos urbanos de las capitales cafeteras superan hasta cuatro veces los rurales, también con los TLC diseñados para sacar ventaja en varios sectores como la agroindustria, los ingresos rurales caerán entre el 25% y el 50%. Ver: La SMP de Manizales 107 Años en la Construcción del Territorio.

… Epílogo II Sabemos de problemáticas como la degradación de valores, las deficiencias del sistema de salud, los altos NBI en los medios rurales, la violencia, la fragmentación social y espacial de los territorios, y las brechas de escolaridad, productividad, infraestructura e ingresos agravando los desequilibrios entre la capital y la provincia. No obstante, entre los determinantes culturales y ambientales, para el desarrollo de la ECOREREGIÓN CAFETERA, habrá que insistir en dos elementos: 1- El advenimiento de la cuarta revolución industrial, la de la Inteligencia Artificial y de las industrias creativas, donde la formación apunta a la interdisciplinariedad, la academia tendrá como reto fundamentar la dimensión humana, estratégica y creativa de la tecnología y la ciencia. Para acceder a la cuarta revolución industrial, en el actual PND y en las políticas del gobierno se contemplan instrumentos de financiación y apoyo institucional a los emprendimientos y de ayuda a la comercialización de productos a nivel internacional. Ver: América Latina: Oportunidades en la Economía del Conocimiento. 2- La amenaza del cambio climático por la ocurrencia de eventos climáticos extremos causando sequías e inundaciones, donde la vulnerabilidad del paisaje deforestado poniendo en riesgo los ecosistemas en un escenario biodiverso con especies endémicas vulnerables y los servicios ambientales, en especial el agua, obliga a implementar estrategias de adaptación. Par el efecto, el país cuenta con el respectivo plan. Ver: Gestión del riesgo natural y el caso de Colombia.

Epílogo III Para la doble problemática que enfrenta la ecorregión, conocida como la crisis cafetera que se expresa en la pérdida de participación en el PIB, en la pobreza rural y la degradación ambiental por deforestación y contaminación hídrica, se propone avanzar en dos estrategias: una urbana y otra rural: A- La urbana: avanzar en la consolidación de las áreas metropolitanas en las capitales cafeteras, para conformar la Ciudad Región del Eje Cafetero, lo que conduce a una revolución urbana que permite, no solo prevenir conflictos relacionados con problemáticas que ya desbordan las fronteras difusas, sino también a potenciar desarrollos mediante planes conjuntos e integrados de largo plazo, con mayores beneficios y redistribución de la riqueza en los municipios conurbados. Ver: Sí a la Metropolización del Centro-Sur de Caldas. B- La rural: dada la disrupción del modelo cafetero en la ecorregión, relacionada con los monocultivos y el uso de productos de base química que han comprometido la estructura ecológica cafetera y destruido la biodiversidad, para lograr su desarrollo rural y adaptarlo al cambio climático, si es que nos decidimos por el rescate de la estructura natural y simbólica con sus elementos tangibles e intangibles conexos a la cultura y al ecosistema cafetero: ¿por qué no declarar sujeto de derechos bioculturales el territorio del Paisaje Cultural Cafetero para ordenar su recuperación bajo los preceptos de la declaratoria de la UNESCO? Ver: Preservación Ambiental e Hídrica dentro de la Declaratoria del PCC de Colombia.

… Epílogo IV

147

Finalmente, seis puntos para esta agenda, habrá que: 1- Implementar los mecanismos de participación ciudadana con fundamento en el civismo activo como valor supremo de la cultura urbana; 2- Ubicar a las personas en el centro del desarrollo, priorizando la formación de capital social sobre el crecimiento económico; 3- Considerar a fondo el derecho a la tierra y el transporte rural, como catalizadores de la reducción de la pobreza rural. 4- Implementar políticas de ciencia y tecnología imbricadas con la cultura para resolver la brecha de productividad; 5- Replantear el modelo agroindustrial cafetero desde una perspectiva ecológica compatible con la economía rural artesanal; y 6- Desarrollar políticas públicas ambientales que enfrenten la problemática del riesgo y del cambio climático desde el empoderamiento social. 7- Desarrollar un nuevo modelo educativo con cobertura rural e inclusión social, que desarrolle el talento humano e impulse la innovación y el emprendimiento empresarial. 8- Resolver la crisis del sector rural, relacionada con una dinámica económica, social y política estructuralmente condicionada por la concentración de la propiedad de la tierra y un modelo de desarrollo ambientalmente insostenible, que acentúa las brechas de inequidad, exclusión y pobreza. Ahora, para expandir el sector turístico, además de un direccionamiento hacia el bioturismo a partir de estrategias como las “vías lentas” y “poblados lentos”, se deberá construir sinergias sobre el patrimonio inmaterial y material de la cultura cafetera, para mejorar los procesos de producción, transformación y mercadeo de bienes y servicios, orgánicos y con denominación de origen. Ver: Elementos para la construcción de una visión estructurada del desarrollo de Caldas.

… Gracias Ref: Ponencia para el II Encuentro Nacional en Torno al Bahareque. Evento organizado por la Fundación San José de Colón – Centro de Historia, con el Patrocinio de la Gobernación del Quindío, del Ministerio de Cultura de Colombia, y otras Instituciones de Pijao y del Quindío. Sábado 17y Domingo 18 de Agosto de 2019. Pijao Quindío.

… ENLACES U.N.

Amenaza climática en el trópico andino.

Amenaza para la Reserva de Río

Blanco en Manizales.

Amenazas naturales en los Andes de

Colombia.

Análisis de la Vulnerabilidad frente a la Amenaza Hidrogeológica.

Colombia: riesgos geodinámicos y hábitat.

El Estado y la función del suelo urbano.

El inestable clima y la crisis del agua. El Paisaje Cultural Cafetero: ¿Sujeto de Derechos? El porqué de los aguaceros en Colombia. El ocaso del bosque andino y la selva tropical. El Río Grande en la Audiencia Ambiental Caribe de la PGN. Gestión del riesgo natural y el caso de Colombia. La adaptación de la ciudad al trópico andino. La sed de los cafetos. Un pacto con la sociedad y la naturaleza. Un país con grandes retos ambientales. Un SOS por la bambusa guadua. Un territorio forjado en oro panela y café. Una mirada al contexto regional. Una salida al mar para el occidente colombiano. Urabá frente a los mares de Colombia. Vías lentas en el corazón del Paisaje Cultural Cafetero.

148

This article is from: