Jorge Riechmann nació en Madrid, en 1962. Es Doctor en Ciencias Políticas y profesor titular de Filosofía Moral en la Universidad Autónoma de Barcelona desde 1995; es autor de una extensa obra ensayística sobre temas ecológicos, y traductor de poesía francesa y alemana. Está considerado por la crítica como uno de los mejores exponentes de la poesía española de las últimas décadas. Ha obtenido los premios Hiperión de Poesía en 1987, Jaen de Poesía en 1997, Gabriel Celaya en el 2000, y en el mismo año recibió el Premio Stendhal de traducción por su versión de Indagación de la base y de la cima de René Char (Madrid: Árdora, 1999). Ha reunido ensayos de poética y reflexión estética en Poesía practicable (Madrid: Hiperión, 1990), Canciones allende lo humano (Madrid: Hiperión, 1998) y Resistencia de materiales (Barcelona: Montesinos Editor, 2006). Sus publicaciones de poesía más importantes son: Cántico de la erosión (Madrid: Hiperión, 1987), Cuaderno de Berlín (Madrid: Hiperión, 1989), Material móvil, precedido de 27 maneras de responder a un golpe (Madrid: Ediciones Libertarias, 1993), El corte bajo la piel (Madrid: Bitácora, 1994), Baila con un extranjero (Madrid: Hiperión, 1994), Amarte sin regreso (poesía amorosa 1981-1994) (Madrid: Hiperión, 1995), La lengua de la muerte (Villafranca del Bierzo: Calle del Agua, 1997), El día que dejé de leer el país (Madrid: Hiperión, 1997), Muro con inscripciones (Barcelona: DVD, 2000), Trabajo temporal (Béjar: El Sornabique & lf ediciones, 2000), La estación vacía (Alzira: Germanía, 2000), Desandar lo andado (Madrid: Hiperión, 2001), Poema de uno que pasa (Valladolid: Fundación Jorge Guillén, 2002), Un zumbido cercano (Madrid: Calambur, 2003) y Ahí te quiero ver (Barcelona: Icaria, 2005).
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Jorge Riechmann Amarte sin regreso
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"Cuando a la casa del lenguaje se le vuela el tejado y las palabras no guarecen, yo hablo." Alejandra Pizarnik
Para los mĂŠdicos y mĂŠdicas, enfermeros y enfermeras que la atendieron; para las mujeres que cocinaron y limpiaron para ella.
12 Ya pasó, ya pasó, y sólo quedan los chiquillos jineteando sus mountain-bikes en el baldío -más allá del aparcamiento, diminutos desde la planta décimay esa gota de sangre sobre los cubiertos de plástico.
1. Tanto dolor escrito en este cuerpo. Tanta luz anegada en estos ojos claros. La rosa es sin porqué -ya lo sabías. El dolor nunca tiene para qué.
2 En el hospital el tiempo es otro tiempo. Sigue pautas distintas: leche caliente a las cuatro y a las once, desayuno a las nueve, tantos medicamentos en vasitos de plástico, tomar la tensión por la mañana y por la noche, visita de los médicos a las diez más o menos, la comida a la una, tan temprano... Lo que desaparece es la impaciencia. La habitación es un vagón de ferrocarril y el tren no va a llegar a su destino antes de tres semanas. Una visita ha observado que el Madrid que se ve desde este piso décimo es un óleo de Antonio López.
11 Eres sagrada Tu orina huele mal eres sagrada Se te cae el hermoso pelo negro eres sagrada Las piernas no te sostienen eres sagrada Las heridas no cicatrizan eres sagrada Sin morfina no aguantas las llagas de la boca eres sagrada eres sagrada y por eso mañana baja la fiebre baja la fiebre azul empieza el día de tu restitución.
10 Un archipiélago de pequeñas estrellas de sangre sobre los muslos. Tienes sólo doce mil plaquetas hoy. Han bautizado a tus estrelIitas petequias.
3 Después de lamitoxantrona orinas azul. Cerca agoniza un muchacho a quien han serrado la pierna en la cadera: cercenada pesaba treinta y cinco kilos, más peso que el resto de su cuerpo ahora. Un mesmerizador lo hipnotiza para que no quiera morir aunque se muere. Tú orinas un azul contiguo a esa agonía.
4 Estas enfermedades se llevan muchas cosas. Lo que queda me atrevo a llamarlo esencial. Por ejemplo: estรกs viva. Te amo.
9 El tรณnico facial y la crema hidratante hasta con treinta y nueve grados. Hasta cuando eso representa mรกs trabajo que el de la jornada en que mรกs hayas trabajado en tu vida. Todo ese trabajo para salvar la tersura de la piel salvar la vida y el mundo que hoy dependen de la tersura de la piel.
8 SueĂąas que queman por dentro a un caballo y al dĂa siguiente empieza la fiebre.
5 El cafĂŠ con leche cuesta ochenta pesetas. El zumo de naranja natural, doscientas. Un litro y medio de agua mineral Cuesta ciento veinticinco. El tratamiento -que paga la Seguridad Social- de seis a ocho millones.
6 A veces he pensado que ya estabas muerta y yo vivía alguna vida sin ti, quizá con otra mujer. La libertad de un duelo. Me imagino releyendo los cuadernos de tu mano escritos con esa letra que tú juzgabas tan fea. Entonces me doy cuenta de que esa vida es un pozo seco que en realidad no imagino y no tendría que ver conmigo nada, nada.
7 De pie detrás de ti te rodeo la cintura con los brazos mientras te inclinas para lavarte la cara (esta mañana te desvaneciste y volviste luego con un minuto de terror sobre la lengua). Te sostengo para que no caigas, mi carne junto a tu carne. Mientras estamos así pienso en todas las veces que estuvimos así pero mi carne dentro de tu carne pero tu carne envolviendo mi carne. Y de repente eres tú quien me estás sosteniendo para que yo no caiga.