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Fiesta del Compañero

Fiesta del Compañero

Para los adultos del mundo actual, el término del siglo xx, tan próximo ya, plantea una situación de asombro y desconcierto, de esperanza y temor, quizá si irrepetible en la historia de la humani dad. En menos de un cuarto de siglo el mundo ha cambiado con velocidad de vértigo en todos los aspectos que abarca el saber humano, y el conocimiento acelerado y multifacético ha llevado al hombre a la luna, a mirar de cerca a Marte, a descubrir, recrear, dilucidar, imaginar la mayor aventura posible: la creación del uni verso, de lavida, en el estallido aterradory magnífico de los átomos en la dimensión maravillosa del tiempo.

Nosotros, los que haceun cuartode siglo leíamosa RayBradbury como aJulio Verne de la infancia y nos aterrábamos con el mundo electrónico y deshumanizado que nos ofrecía como perspectiva, vemos ahora con un terror certero que esa ciencia-ficción hoy es realidad, con todas sus maravillosas creaciones, con todas sus terri bles secuelas, como si una gran peste cósmica fuera la necesaria consecuencia de una tecnología que va del simple interruptor doméstico a la creación de gemelos perfectos en probetas de labo ratorio y a la posible destrucción de lavida en un estallido atómico mundial. Vida-muerte en la mano del hombre que hasta no hace mucho dependía de sus manos para la existencia.

Los niños de este fin de siglo, en cambio, nacen al mundo tecnológico y lo manejan con pericia, apenas necesitan un dedo para echar a andar el mundo que los rodea. Ya no escriben, no caminan, no amasan, no siembran, no... Casi todo es un no enorme que lleva a la molicie, salvo en los tocados por el don de crear arte y pensamiento.

Pero la mayoría de los niños y adolescentes son llevados por complicados manejos propios de una sociedad que es empresa en su mayor extensión.

En todos los países del universo surgen, hoy, palabras y clamores de hombres que ven con espanto cómo la tendencia mayor de la

gentejoven está marcada por el materialismo, el arraigo a lo inme diato, el vivir para el placer y el conseguir, fácil, el dinero que compra todo lo anterior.

Se dice que la educación puede salvar al adulto futuro, que las políticas de justicia social, las creencias de fe, la paz universal, lograrán que el hombre siglo xxi sea un individuo armónico, espí ritu y materia sanos, para lograrun mundo mejorque el que hemos vivido.

Sin embargo, infecundo e intrascendente sería todo si el franc masón que se genera en estos Templos no tuviera presente su acción de vida, su interés por la concepción del hombre, por su destinoysufelicidad. Si no insistieraenvivirsuvidaligado al trabajo permanentey liberador y lograr la plenitud de su formación iniciática y el ejercicio virtuoso de sus principios y doctrina. Si no orien tara la dirección de su trabajo en el camino cierto y efectivo del estudio y de la investigación y pretendiera ser portador de esos principios y de esa doctrina.

Los cimientos de la Orden son sus francmasones y ellos son su vida y su futuro y con ellos, ella consigue la realización de sus fines y la consecución de su vigencia. Los francmasones son los protago nistas de la responsabilidad que les permite cumplir con dignidad laincansable tareadel intelecto ylafraternidad. Y los francmasones compañeros son los hombres que levantan la responsabilidad del trabajo como su misión esencial en el segundo tramo de su único y principal deber ineludible.

No es fácil, lo saben, la función y actividades del Grado de Compañero, pero es partefundamental deestas raíces de! aprender parapromoverel tránsito hacia el peldaño siguiente de esteascenso a la calidad del oficio. No nos engañemos con el fácil expediente de la celeridad de este aprendizaje segundo. Ascender no es sólo cosa de reglamento y disposiciones literales, ascender es responsable cuota de sacrificio, y no menos de dolor, en el camino a la preten dida aspiración de la maestría. No es cosa de apurar las normas, es cosa de apurarla inteligenciay el comportamiento conductual para alcanzar el ansiado nombre de maestro.

El Gran Maestro reitera esta noche su fraternal decisión de advertir a docentes e iniciados —porque iniciados son todavía los compañeros— que no se obtiene el conocimiento y la experiencia

del grado sin antes evaluar, en honesto examen de conciencia, los aspectos fundamentales de la enseñanza programática y la rectitud disciplinaria del quehacer cuotidiano. No es fácil, pues, acercarsea los tramos superiores. Examen y apreciación propios y personales son condiciones previas para la exaltación del grado. Si no, ¿con qué títulos pretender este favor? ¿sólo con presentarse a las puertas del Templo recomendado y sin los avíos imprescindibles, claros, precisos yverdaderos? ¿Es lícito interrumpir los trabajosde la Logia sin estarseguro y compenetrado de los saberesaprendidos? ¿Se trae la noción de la dignidad personal, luz primera del espíritu de independencia moral, que hace del hombre una fuerza capaz de dirigirseydirigir? Simbolismo, filosofía, historiay ritualística, ¿están asimilados?

Vano esfuerzo serállamara las puertasdelTemplo sin el equipa je iniciático exigido. Vano intento de superación sin el diploma de la conciencia y sin el título de aprendizaje interno.

Vano, pues, será salir a las puertas de la calle ciudadana si las cinco gradas del templo de la personalidad de cada uno no se han transitado con rectitud y valentía.

Queridos hermanos compañeros, el mundo de la calle ciudada na los espera, en días y noches de fiestas permanentes, y que la educación de ustedes en estos Templos del saber masónico los levante sin hastío para salvar al adulto futuro, para lograr un hom bre sano de espíritu y materia y para alcanzar la verdadera luz de progreso y esperanza para la patria.

Que así sea.

Oriente de. Santiago, 4 de noviembre de 1993, e:.v:.

Fiesta del Maestro

Para acabar esta Fiesta de Maestros quiero esta noche recordar al poeta y patriota de la libertad, José Martí, en su sentido, breve y profundo mensaje de la arquitectura de la libertad.

“Catedrales debieran hacerse, porque los edificios grandiosos entusiasman, conservan y educan; pero no esas catedrales de ritos, a que los hombres sólo se apegan para salvar su hacienda y privile gios en esta horaobscura, y son, másque catedrales, murallas, y más que altares, parapetos; sino una arquitectura nunca vista, donde se consagrara la redención del pensamiento y fuese el entrar en ella como en la majestad, y como sublimarse en la compañía de los héroes, vaciados en bronce; ¡y las puertas, siempre abiertas!

La libertad debiera ya tener su arquitectura. Padece, por no tenerla” .

Venerables Maestros, “nuestra Orden ama la libertad y enseña a sus adeptos a romper por sí mismos las cadenas que tienen subyu gada la exacta percepción de los fenómenos de la naturaleza, así como losjuiciosyraciocinios de su mente” . Así lo proclamanuestro ritual y así lo he querido traer otravez al entendimiento de ustedes, porque hay conveniencia de mantener vivas esas enseñanzas para no olvidar cuán sabias son en el plan trazado por la Masonería.

Yrecuerden ustedes ese hermoso pasaje de la leyenda de Hirarn, cuando el maestro le responde al compañeroJubelás:

“El camino seguro para conseguir tus deseos se encuentra en el estudio de la arquitectura; en ese grandioso, incomparable palacio de la naturaleza, en el cual trabajan miríadas de millones de seres, que tú no ves ni escuchas, ni siquiera presientes, a pesar de que tu existencia misma no es sino su obra constante de armonía. Vuelve en ti, rompe lavendade tusojos; estudia, trabajay lapalabrasecreta de la fortuna y del poder brillará para ti. La ignorancia es la negación de la luz; la pereza es la negación de lavida. ¿Cómo, pues, podríadarte, aunqueyo loquisiera,vida y luz, si tuscondicionesson ignorancia y pereza?”

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Catedrales grandiosas hagamos, mis queridos hermanos, de es tos Templos; que entusiasmen, reconforten y eduquen y donde se consagre la redención del pensamiento, como reclamaba Martí y donde fuese el entrar en ella como en la majestad. Puertas abiertas a la inteligencia, a lafraternidad y a la cultura. Puertas abiertas a la libertad del espíritu, a la libertad de conciencia individual, a la libertad de la conciencia de todos.

La libertad hay que trabajarla desde el fondo de uno mismo, en el medio de la disputa entre la ignorancia y el conocimiento, la abulia y la firmeza, la soledad y la alegría. La libertad hay que educarla con la pasión del que está convencido de que es el único camino hacia la propia identidad y autonomía. La libertad es luz y esvida; es la arquitecturahumanaconsagradaen estosTemplos por la fuerza del aprendizaje y la pertenencia, de la solidaridad y la pertinacia.

No hay que olvidar que nuestra Orden ha nacido en la historia de la humanidad con un mensaje de igualdad y fraternidad entre los hombres. La tolerancia y el respeto surgidos al interior de nuestros Templos iniciaron un diálogo fecundo entre los herma nos. Se trata hoy de extender este diálogo intramuros hacia el exterior para que esta libertad masónica aprendida entre la igual dad y la fraternidad, la inteligencia y el amor, se convierta en fundamento de un diálogo a nivel universal. Si la Francmasonería en el pasado fue capaz de imponer en el mundo el término de las desigualdades de clases y de hacer posible la aparición de la demo cracia, debemos pensar hoy que, de la misma manera, la Francma sonería debería ser capaz de desencadenar un diálogo fructífero entre todos los hombres y los pueblos para afianzar la libertad y la democracia, la tolerancia y el respeto, la moral y la concordia y aguardar con esperanza y optimismo el futuro de nuestras patrias.

La libertad a la que aspiramos, mis venerables hermanos, es la libertad de cada masón, es la soberanía de cada uno repartida a lo largo de la Obediencia, es la soberanía de todos. Pero es, más que nada, la libertad y soberanía conquistada por sí mismo, por el trabajo iniciático que nos hace capaces de pasar de la ley que nos fuerza a perseverar en la existencia a la ley del amor que nos hace un poco ceder nuestro deseo para acceder al deseo del otro. Se trata, pues, de una conversión de la mirada que dirigida al exterior

se vuelca al interior para descubrir allí no la imagen de sí mismo, sino aquella otra presente en nosotros mismos. Tal es la libertad y fraternidad que hemos puesto en nuestra obra y que debemos practicar sin renunciamiento de verdaderos masones.

La Fiesta de ustedes esta noche nos ha acentuado la idea de que la libertad es indispensable para el progreso del individuo y de la sociedad, pero, a la vez, es uno de los temas más complejos y cuestionables de cuantos existen. “No hay filósofo, ni ensayista, ni ideólogo —decía un periodista, recientemente— que, frente a su bandera multicolor, no exponga sus propias ocurrencias” . Ya lo hemos oído en el trabajo de esta noche y seguiremos, sin duda, conociendo en el futuro interpretaciones plurales acerca de nuevas ocurrencias. Y continuaba el articulista: “a la libertad paradójica mente la exaltan con igual fervor los partidarios de la democracia como los devotos de las dictaduras. Por añadidura, agréguese que el mismo grado de libertad que acrecienta a un ciudadano ya preparado para disfrutarla, rebaja a otro que no sabe qué hacercon ella. Y hay más aún: en el orden social es más fácil que funcione bien gracias a las cortapisas impuestas por la ley, que en el orden individual, donde el egotismo es incontrolado y gravitante en esos enfoques críticos que debieran ser lo más objetivos posible” .

Por eso, mis queridos hermanos, es hoy más que nunca un deber ser fieles a la cadena de la transmisión iniciática, proseguir la obra iniciada hace siglos y permitir que todos persistamos siempre en la construcción del Templo de la humanidad para que la libertad pueda tener su propia arquitectura y para que no padezca por no tenerla.

El progreso de los pueblos nunca ha dejado de sufrir dolores y penurias, soledades e injusticias, pero siempre ha levantado la inteligencia y la voluntad de los hombres y las fuerzas de la natura lezaparaenaltecer las edades de lahistoria. El estudio de lavidadel mundo conocido ha sido misión esencial de los maestros masones y hoy, como ayer, esta Masonería de Chile reclama este deber irrenunciable compatible con sus propios derechos. Este deber trabajará, en la confidencia bullcnte del Taller, la libertad política y espiritual del hombre y la conquista de su emancipación. La libertad necesita la indispensable solidaria atmósfera del Templo para estallar afuera en verdadera resurrección de vida a la libertad.

Así será posible enseñar a los demás la responsabilidad para hacer a los hombres libres, iguales y hermanos. Misión de maestros es, pues, enseñar a conquistar la libertad.

Hiram, lo saben ustedes, es el símbolo universal de la fuerza misteriosa que cada día produce en el universo más armonía, más justicia, más amor, más libertad.

“Hiram es la justicia escarnecida, es la libertad violada, es la civilización invadida porla barbarie, es la cultura intelectualy moral avasallada por la superstición yel fanatismo, es el progreso conteni do por sofismas y persecuciones. Pero la libertad y la justicia, la civilización y el progreso, son fuerzas indestructibles que, como Hiram, pueden padecer un eclipse momentáneo; pero que impri men rumbos a la evolución y provocan, un día u otro día, la resurrección gloriosa de los nombres de aquellos que cumplieron abnegadamente su deber y su misión” .

Hiram, mis queridos hermanos, es el maestro de los Templos de la historia; es el maestro de los Templos del hombre.

Que las puertas de estos Templos estén siempre abiertas a la redención del pensamiento para que la libertad construya en ellos su ansiada yverdadera arquitectura.

Que así sea.

Gran Templo, 12 de noviembre de 1991, e:.v:.

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