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A 50 AÑOS DEL MÁS DOLOROSO DE LOS QUIEBRES DE NUESTRA HISTORIA

Pareciera que toda nuestra historia convergiera al 11 de septiembre, nos vemos allí, en las frustraciones de un sueño interrumpido, en el fracaso de los proyectos políticos, en el enfrentamiento de modelos excluyentes o en el análisis profundo y fallido de nuestra idiosincrasia; allí estamos juntos, en la evasión de las culpas compartidas, en la razón de la sinrazón del odio fratricida, en las más oscuras noches de miedo y desasosiego; encontrándonos en la fuga de esperanzas, como arrojados al vacío en la frialdad de una guerra ajena, surgida desde la intolerancia de modelos globales endiosados por unos o por otros; estamos en el salvaje autoritarismo de quienes creían y quizás aún creen en la posesión ciega de una verdad única caída por su propio peso por sobre quienes con humildad, sólo proponen volver a construir un nuevo futuro desde el nunca más.

El Golpe de Estado produjo un quiebre difícil de subsanar mientras aún permanezcan esquivas las verdades del miedo de miles de compatriotas y de sus familias, cuyo único delito fue haber imaginado un nuevo derrotero para su patria; difícil de subsanar mientras insistamos en confundir la comprensión política de las razones de un quiebre, con las responsabilidades definitivas o relativas de quienes justifican la destrucción de la democracia para reemplazarla por una alternativa, en el debilitamiento institucional, en la negación del otro como un otro válido, en abrazar la guerra como campo fértil para supuestas nuevas utopías, en la justificación indolente de un quiebre democrático como vía para corregir nuestros errores y, peor aún, en la materialización de las peores pesadillas de la existencia humana con la ausencia de justicia, la eliminación del Estado de derecho, el exilio, la tortura, la muerte y la desaparición forzada por parte de agentes del Estado.

Hoy Revista Occidente recuerda este trágico hito con historias, reflexiones, testimonios, relatos únicos y personales, sin otro afán que compartir con ustedes una ínfima muestra de los sentimientos que afloran, en voz de colaboradores y lectores que enfrentan estos cincuenta años con la memoria doliente de un quiebre, pero también, al mismo tiempo, porque es posible, la esperanza de un tiempo mejor, donde el sacrificio de tantos no haya sido en vano, y los sufrimientos de dos o tres generaciones sirvan para soñar un mejor futuro, por eso las lágrimas, el recuerdo y un brindis por el mañana, como destino inevitable de nuevos y mejores encuentros, y por la inmensa mayoría de los chilenos que sabemos que nunca más en nuestra Historia repitamos los hechos que conmemoramos en estos cincuenta años.

SEPTIEMBRE

María José Badillo La Florida

50 AÑOS

Sr. Director, Con dolor advertimos en esta

DE LA SOCIEDAD DISCIPLINARIA A LA HIPERVIGILANCIA:

Sujetos De Consumo Y Manipulaci N Psicopol Tica

POR FELIPE QUIROZ ARRIAGADA Magíster en psicología educacional, magíster en educación, profesor de filosofía y licenciado en educación LA DISCIPLINA

Ediscurso social de la modernidad, fundamentado en el Estado de Derecho, la separación de los poderes, la representatividad democrática, la legitimidad política, y todo ello en relación con la valoración de la soberanía popular, tuvo como trasfondo una dinámica disciplinaria que representaba el sentido completamente opuesto a los valores declarados a la luz del día de la vida pública. De acuerdo con Michel Foucault “es preciso más bien ver en las disciplinas una especie de contraderecho”, junto con: “Las Luces, que han descubierto las libertades, inventaron también las disciplinas”. Esto que se escondía en las sombras, discretamente, era una cultura del control de la mentalidad, mediante el adiestramiento analítico de los cuerpos, a través de la disciplina y el continuo examen. Respecto de ello, se advertía: La disciplina “fabrica” individuos; es la técnica específica de un poder que se da a los individuos a la vez como objetos y como instrumentos de su ejercicio. No es un poder triunfante que a partir de su propio exceso pueda fiarse en su superpotencia; es un poder modesto, suspicaz, que funciona según el modelo de una economía calculada pero permanente. Humildes modalidades, procedimientos menores, si se comparan con los rituales majestuosos de la soberanía o con los grandes aparatos del Estado. Y son ellos precisamente los que van a invadir poco a poco esas formas mayores, a modificar sus mecanismos y a imponer sus procedimientos. El aparato judicial no escapará de esta invasión apenas secreta. El éxito del poder disciplinario se debe sin duda al uso de instrumentos simples: la inspección jerárquica, la sanción normalizadora y su combinación en un procedimiento que le es específico: el examen (159). Lo cual se vincula con: Las instituciones disciplinarias han secretado una maquinaria de control que ha funcionado como un microscopio de la conducta; las divisiones tenues y analíticas que han realizado han llegado a formar, en torno de los hombres, un aparato de observación, de registro y de encauzamiento de la conducta. En estas máquinas de observar, ¿cómo subdividir las miradas?, ¿cómo establecer entre ellas relevos, comunicaciones? ¿Qué hacer para que, de su multiplicidad calculada, resulte un poder homogéneo y continuo? (162). Para la instalación de esta cultura, los dispositivos utilizados fueron los ámbitos de la propia institucionalidad social moderna, pero dispuestos en la cultura; la educación, el sistema penal, la clínica, el cuartel. Con lo señalado, se crea, por siglos, una forma de entrenamiento de las mentalidades, las emociones, los comportamientos y los deseos, todo examinado y orientado analíticamente hacia una distribución de los movimientos corporales y las ocurrencias intelectuales, por entero supeditados ambos a lo que la

SU OPINIÓN NOS IMPORTA efecto, Bauman señalaba que si a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX lo que enfermaba a la psiquis de sus contemporáneos era la represión ejercida por la disciplina desde el Súper Yo hacia el Ello, o sea, hacia el instinto -de acuerdo con categorías freudianas-, en estos tiempos de modernidad líquida lo que ahora se reprime con absoluta violencia psicológica es colocar límite al deseo de consumo, tanto como a la necesidad de aceptación. Lo primero relacionado con el Ello, y lo segundo con el deseo narcisista. Respecto de lo primero, se señala: A partir de estas premisas, Freud llegó a la conclusión de que las aflicciones y los malestares psicológicos provienen en su mayoría de la renuncia a una considerable porción de libertad a cambio de un incremento en la seguridad. Esta libertad trunca es la víctima principal del «proceso civilizatorio», así CORREO

DE LOS LECTORES fecha conmemorativa del golpe cívico-militar que aún hay personas que más allá de sus legítimas interpretaciones políticas del quiebre democrático, no terminan por condenar el Golpe de Estado, y lo que es peor, relativizan, justifican o niegan los gravísimos atentados a los DD.HH. que sufrieron nuestros compatriotas. Algunos de los cuales nunca conocimos su destino ni nadie que haya dado pistas del lugar donde están sus restos. Esa es una herida que sin duda permanecerá abierta mientras no seamos capaces de mirarnos a las caras y construir un Chile a partir de condenar estos hechos. Son más las generaciones de chilenos que no vivieron esos hechos y que, sin embargo, aún les heredamos los mayores nuestras cuentas pendientes. Espero que sepamos salir adelante y podamos mirara el futuro sin vergüenzas.

Atte.

Francisco Vargas González Santiago

REVISTA OCCIDENTE

Sr. Director, Cada vez que llega a mis manos Occidente sé que me esperan para la lectura de artículos de gran interés, he seguido atentamente las reflexiones constituyentes en cada número, que muestran con detalle propio de escribano el progreso de los procesos constituyentes que se han venido realizando desde el estallido social, de igual modo los artículos de laicismo, que como una marca de la revista ha relevado el tema en cada edición. Los felicito, la sorpresa viene muchas veces de los análisis de los temas de actualidad que saben tomar distancia del barullo cotidiano y mirar reflexivamente, y las notas de literatura y cultura que son un bálsamo para nuestras horas de ocio. Agradezco los contenidos y sigan igual.

Alberto Garretón García Recoleta

REVISTAS EN PAPEL norma exigía, sin el suplicio al cuerpo del desobediente, como en la sociedad inquisidora, pero sí orientada a la subjetividad, así como a la intersubjetividad. Poder dispuesto a afectar a la psiquis del entramado social completo, pero desde lo más intimo, desde la articulación emocional y afectiva de las personalidades. Tal instalación resulta, entonces, en una dinámica moralizante, mediante la cual la psiquis en su dimensión inconsciente se acostumbra a obedecer a la norma. Es aquello que Freud, con anterioridad, denominara el Súper Yo. La revista, el desfile, la disciplina en los colegios, la analítica del alma en los psiquiátricos, todo ello, representan maneras sutiles, microscópicas, de biopolítica, como las denominara Foucault, para el adiestramiento de perfiles de personalidades identificables, distinguibles, abordables, a las cuales imponer un poder silente, e invisible.

Sr. Director, Soy de una generación que leyó revistas, recuerdo Mampato que atesorábamos como si cada número fuera una pieza de colección, una revista inteligente para niños inquietos, ¡cómo se echa de menos! O las revistas políticas que analizaban con independencia los hechos de actualidad en tiempos difíciles, las innumerables publicaciones de cultura, de cine, de literatura; los espléndidos suplementos de los diarios que hoy casi ni quedan. Occidente hoy se ha convertido en un oasis, lamentando solo que no podamos acceder a cada edición en papel, porque para los de mi época es el formato en que verdaderamente se lee una buena publicación.

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Se agradece igual el esfuerzo y continúen así.

Marcelo Campos R. Valparaíso

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