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Control Integrado de Plagas en granos almacenados – GLEBA

Control Integrado de Plagas en granos almacenados

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Expertos estiman entre un 5% al 10% de la producción almacenada de alimentos se pierde por causa de los insectos, con casos que llegan hasta el 50%. Roedores, insectos y ácaros son las principales plagas que amenazan a los granos almacenados, generando pérdidas de calidad y cantidad. Controlar estas plagas es imprescindible ya que los estándares de comercialización de comercialización prohíben la venta de granos con insectos vivos.

La preservación y conservación de las cosechas representan hoy en día una cuestión vital. Toda la reserva debe ser cuidadosamente beneficiada y conservada durante el almacenamiento para que no se altere su valor nutritivo. Por lo tanto, el propósito del almacenamiento es preservar la calidad de los productos agrícolas después de su cosecha, limpieza y secado.

Las principales plagas que amenazan los granos almacenados se dividen en primarios y secundarios, según su tipo de alimentación. Los insectos se alimentan de los granos enteros y sanos. Estos pueden atacar al grano y producir la primera infestación. Al completar su ciclo dejan el grano picado. Entre estos se encuentran: los gorgojos (Sitophilus spp. y Acantoscelides obtectus Say), palomita de los cereales (Sitotroga cerealella Oliv.) y taladrillo de los cereales (Ryzopertha dominica F.).

Los insectos secundarios no atacan los granos enteros y se alimentan de los granos quebrados, partículas y polvos que dejan los insectos primarios. Algunos también se alimentan de los hongos que se desarrollan en los granos húmedos. Algunos ejemplos son: Carcoma dentada (Oryzaephilus surinamensis L.), carcoma achatada (Cryptolestes pusillusch y Cryptolestes ferrugineussteph.), tribolio castaño (Tribolium castaneum herbs.), tribolio confuso (Tribolium confusum duv.), gusano oscuro de la harina (Tenebrio obscurus F.), carcoma grande (Tenebroides mauritanicus L.), polilla de la harina (Anagasta kuehiella zell.) y polilla de la fruta fresca (Plodia interpunctella Hbn.)

Los roedores son otras de las plagas que atacan y ocasionan grandes y cuantiosos daños en los granos almacenados.

Por lo tanto, se recomienda implementar un Programa de Control Integrado de Plagas, que combine las técnicas de prevención, monitoreo y control directo, evitando la aparición de pla-

gas, y minimizando los daños de calidad.

El Programa de Control Integrado de Plagas de Granos Almacenados está conformado por estrategias orientadas a: 1) Prevenir la aparición de la plaga. 2) Monitorear e identificar la plaga. 3) Controlar la plaga.

PREVENCIÓN

La correcta limpieza de las instalaciones previa al acopio ayuda a prevenir las infestaciones. Los restos de granos y el polvo son fuente de alimento para los insectos, roedores y aves. Deberemos mantener limpios: los transportadores de granos (norias, sinfines, caños de carga y descarga, cintas transportadoras), los vehículos de transporte (camiones, tolvas, carros) y las estructuras de almacenaje (piso, conductos, paredes laterales, techo, bocas de inspección, ventiladores).

Es recomendación realizar un tratamiento de desinfestación de las instalaciones vacías, ya sea por un método físico como la alta temperatura o por un método químico, como los insecticidas. El tratamiento por alta temperatura provoca la muerte de los insectos por deshidratación, donde a temperaturas superiores a los 50°C provoca trastornos a nivel celular, destrucción de enzimas, cambios en el balance de sales y coagulación de proteínas. El tiempo necesario de tratamiento para instalaciones es de 4 a 12 horas.

Por su parte, los tratamientos químicos se deben realizar con insecticidas de tipo residual con el objetivo de eliminar alguna pequeña población de insectos remanentes y de evitar una infestación por un tiempo prolongado después de su aplicación.

Las medidas de control, en la actualidad, se basan en la aplicación de productos químicos, debido a su eficacia y bajo costo. Los métodos químicos incluyen a los insecticidas sintéticos

convencionales, los fumigantes, los reguladores de crecimiento y los insecticidas de origen vegetal. Los más utilizados son los insecticidas químicos convencionales como los organofosforados (malatión, metilpirimifós), los piretroides (deltametrina), las piretrinas y los fumigantes que incluyen la fosfina y el bromuro de sulfhidrilo y el bromuro de metilo.

La deltametrina es un insecticida piretroide en formula- ción de concentrado emulsionable para el control de plagas insectiles muy utilizado para el control de grando almacenados. No afecta la germinación de la semilla, ni la calidad del grano. Su modo de acción es de contacto e ingestión, actuando sobre el sistema nervioso central, comenzando con agitación, parálisis general, y terminando con la muerte del insecto.

En Argentina los principios activos aprobados para su uso en granos almacenados por el SENASA, en su mayoría, pertenecen a las familias de los organofosforados y piretroides.

Las principales ventajas de los tratamientos con insecticidas radican en la facilidad para aplicarlos y en su elevada efectividad para eliminar insectos, siempre que se realicen correctamente, siguiendo estrictamente las indicaciones del marbete en cuanto a dosis, formas de aplica- ción, período de carencia, elementos de protección personal y gestión de envases vacíos.

Cuando decidimos almacenar el grano por un lapso prolongado, se recomienda aplicar insecticidas residuales, también llamados “protectores de grano”. Estos se aplican sobre el grano en movimiento y matan a los insectos por contacto o ingestión. Gracias a su poder residual, ofrecen una protección prolongada durante el almacenamiento. Los principios activos que se aplican directamente sobre el grano son los mismos que se utilizan para instalaciones vacías, aunque varían las dosis y los métodos de aplicación.

Paralelamente, se recomienda la fumigación con fosfina al ingreso de mercadería si hay una infestación evidente o bien se sospecha de infestación oculta.

MONITOREO

El plan de monitoreo es un documento que informa cuándo se tomarán las muestras de granos, cuándo y dónde se colocarán trampas para insectos y cuándo se realizará el análisis de las mismas.

La termometría es una herramienta complementaria y valiosa para anticiparse a posibles problemas de insectos. La detección de zonas de mayor temperatura puede estar indicando un foco de infestación por insectos o bien un aumento de la actividad biológica de los hongos. La frecuencia del monitoreo dependerá principalmente de la temperatura del grano, ya que ésta influye directamente en la duración del ciclo de vida de los insectos. Si los granos están fríos (menos de 17ºC), el monitoreo puede realizarse una vez al mes. Con temperaturas entre los 17ºC y los 25ºC, debe realizarse con una frecuencia de 20 días, y con temperaturas superiores a los 25ºC, se recomienda monitorear una vez cada 15 días.

Si detectamos insectos, es primordial identificarlos correctamente para determinar la medida de control más efectiva. Existen insectos resistentes a determinados principios activos, por ej. el taladrillo de los granos (Rhizoperta dominica), es resistente a la acción de los organofosforados.

CONTROL

Actualmente existen dos metodologías que permiten eliminar los insectos en todos sus estadios: las atmósferas modificadas y la fumiga-

ción con fosfina.

Atmósferas modificadas

Este método consiste en alterar la composición atmosférica normal de la instalación de almacenaje. Existen dos formas generales de control con atmósferas modificadas, basados en alta concentración de dióxido de carbono (hipercarbia) o en baja concentración de oxígeno (anoxia).

La hipercarbia consiste en inyectar dióxido de carbono líquido para lograr mantener una atmósfera de al menos 60% de dióxido de carbono. La anoxia se consigue inyectando nitrógeno en la unidad de almacenamiento, purgando el oxígeno hasta que se llega a valores inferiores al 1% de oxígeno, logrando en este caso un efecto de control total en 15 días.

En Argentina las instalaciones de almacenamiento (silos, celdas) no se fabrican herméticas, lo que es clave para estas herramientas, por lo que habría que hacer un importante trabajo de sellado de instalaciones existentes.

Fumigación

El método más utilizado es la fumigación con fosfina. La fosfina es un gas letal para los insectos capaz de eliminar todos sus estadios de desarrollo, incluso los de las plagas primarias, ya que difunde hacia el interior del grano. Se considera ser el insecticida fumigante más potente para el control de insectos, roedores y otras plagas.

En la práctica la fosfina se genera comúnmente por descomposición de fosfuros metálicos (de aluminio o de magnesio) al entrar en contacto con la humedad del aire. Una característica importante de la fosfina es que no posee poder residual ni persiste en el ambiente, degradándose rápidamente entre 5 y 28 hs. Por lo que no afecta el poder germinativo de las semillas.

Como regla general, en Argentina se recomienda una concentración mínima efectiva de 200 ppm de fosfina durante por lo menos 5 días dentro de la estructura de almacenamiento (ya sea silos, celdas, bolsas plásticas, vehículos, etc.) para eliminar adultos, huevos y larvas de insectos.

La clave para lograr esta concentración radica en dos factores muy importantes: la hermeticidad del recinto y la dosificación del fosfuro metálico. La hermeticidad permite que se establezca la concentración letal de fosfina y que se mantenga por el tiempo necesario para eliminar todos los estadios del insecto.

La aplicación de un Programa de Control Integrado de Plagas, cubriendo la prevención, el monitoreo y el control, es la forma más efectiva para garantizar la calidad de los granos almacenados, evitando la aparición de las plagas, y consecuentemente importantes pérdidas económicas.

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