Esteban de Esmir y Labazuy, un hombre afortunado

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ESTEBAN DE ESMIR Y LABAZUY UN HOMBRE AFORTUNADO

Antonio Baldellou Vázquez


ESTEBAN DE ESMIR. DOCTOR EN AMBOS DERECHOS, OBISPO, MECENAS. Esteban de Esmir fue un hombre afortunado. Hijo de Graus, desarrolló una trayectoria vital modélica que le llevó a ser doctor en “ambos derechos”, profesor de la Universidad de Lleida, prior de la iglesia de Monserrat en Roma, canónigo de la Seo y Vicario General de Zaragoza, consultor del Santo Oficio, Obispo de Huesca, diputado del Reino y autor de publicaciones importantes. Compaginó las obligaciones inherentes a sus cargos civiles y eclesiásticos, con un mecenazgo muy generoso para con su querido Graus. Falleció en Huesca el 13 de febrero de 1654 y descansa en paz, como así lo quiso, en la Basílica de Santa María la Virgen de la Peña de Graus. Cualquier época de su vida merece un estudio monográfico, pero un breve resumen de ella permite reflexionar acerca de su ejemplar legado. (Sainz de Varanda P, Ramón de Huesca).

HIJO DE INFANZONES DE GRAUS Esteban de Esmir y Labazuy (o Labazuey), hijo de Victorián de Esmir y de Dyonisia Labazuy, nació en Graus, seguramente avanzada la segunda mitad del siglo XVI, en el seno de una linajuda familia de infanzones muy influyente en ambientes universitarios, clericales y de la administración pública. De los Esmir, “Infanzones inmemorial de la villa de Graus donde tienen casa solar de Infanzones”, según Castán Alegre, cabe destacar, entre otros muchos miembros importantes que, un bisabuelo o quizás un tio-abuelo de Esteban (Pedro Esmir) fue rector de la Universidad Sertoriana de Huesca en 1589; un hermano suyo (Juan) era Prior de Roda en 1641; y otro (Victorian) era “Zalmedina” – equivalente a un gobernador - de Zaragoza en 1644; un sobrino - nieto (José Esmir) fue en 1670 Consejero de las dos Salas Reales y Consejero del Reino de Aragón. (Broto Aparicio S, Lucea y Parra Mª P., de Fantoni y Benedí R.). La familia materna de los Labazuey o Labazuy, también infanzones viejos, eran carlanes de Santaliestra, de Vacamorta y de Vall de Terraza, y señores temporales de casas y campos de Las Heras de Santaliestra. Tenían domicilio en Benabarre, donde poseían además un notable patrimonio de huertos, olivos, viñas y casas de campo. Cerca de Purroy todavía existe la partida de los ”Masos de Labazuy” con los resto de cuatro antiguas edificaciones (Trell Porte V.). Además, su escudo luce en la puerta de la iglesia del “nuevo” hospital de San Lorenzo, actual convento de las Hermanas Carmelitas Trinitarias de Graus; lo cual sugiere que, como benefactores de la obra, también fueron influyentes en esta villa. Eran dos linajes blasonados. El escudo de los Esmir, cortado horizontalmente, muestra en la parte superior un espejo de plata con marco de oro en fondo azul, y en la inferior una cabeza sangrante de moro en fondo rojo, mirando a diestra. El de los Labazuy trae en campo rojo un león de oro y en otro cuarto una estrella de oro en campo azul. (Nicolás-Minué Sánchez A.J.). Como consecuencia de ello, el escudo episcopal de Esteban, combina los dos blasones, en homenaje a su padre y a su madre.


Escudo episcopal de Esteban de Esmir y Labazuy en la portada de las Constituciones Sinodales del Obispado de Huesca. Cuarteles 1 y 3 con las armas de los Esmir. Cuarteles 2 y 4 con las de los Labazuy.

Familia materna y paterna de solar conocido. La casa Esmir, ubicada en la plaza Coreche de Graus, según el libro de Centena de 1.607, es el edificio del actual hotel “Palacio del Obispo” en cuya fachada campea el escudo del Obispo Esmir. (Broto Salanova J.). Pero en el número 66 de la actual calle de San Vicente, en “casa Capucho”, hogar de la familia Andreu, destaca el escudo de los Esmir con el espejo y la cabeza de moro. Pudo ser la primitiva casa de los Esmir, o es posible que el escudo fue trasladado allí desde otra procedencia. La casona Labazuy, con su huerto incluido, sita en la calle Mayor de Benabarre, confrontaba en 1703 con la del médico Bartolomé Ardanuy con la de Jusepe Santruexi (?) y con la Jaime Cristóbal según recogen unas capitulaciones matrimoniales de 1704. (Trell Porte V).

DOCTOR EN AMBOS DERECHOS Y PRIOR DE LA COFRADÍA DE MONSERRAT EN ROMA. La formación académica inicial es posible que la recibiera en Graus porque en el siglo XVI ya existían en Aragón las escuelas municipales, pero no puede descartarse que tuviera lugar en Barbastro o en Huesca, lugares en los que tenía familia y más posibilidades en ese sentido. Para sus estudios de jurisprudencia y para el inicio de su carrera eclesiástica tuvo que acudir necesariamente a una Universidad, siendo la Universidad de Lleida y la Sertoriana de Huesca las más adecuadas por su prestigio y por su cercanía. Los lazos familiares con la Sertoriana, con un familiar suyo como rector, hacen suponer que Esteban curso sus estudios universitarios en Huesca. Sin embargo, en la relación de graduados altoaragoneses (y más específicamente entre los 14 procedentes de Graus) que nos ha llegado, no aparece el nombre de Esteban de Esmir, mientras sí que se recogen los de Jacobo Esmir, de Barbastro bachiller en leyes en 1620 y el de Pedro


Esmir de Graus, bachiller en cánones en 1596, licenciado en cánones en 1597, y con tres años de estudios previos en Lérida (Lahoz Finestres J. Mª.). Son frecuentes los errores en la transcripción de nombres y apellidos, por lo que este Pedro podría ser Esteban porque las fechas son compatibles con ello, pero por el momento no pasa de ser una sugestiva hipótesis. Tampoco tenemos – por ahora - datos que atestigüen su bachillerato o su licenciatura o su magisterio de Cánones en la Universidad de Lleida, pero es cierto que resulta casi imposible obtener un directorio completo a pesar de la cada vez más abundante información disponible. En relación con la Cátedra hay que considerar dos cosas. En aquellos años era habitual que el profesorado enseñara indistintamente en la Universidad de Huesca y en la de Lleida; y además el nivel del profesorado no era muy elevado y, como el desempeño de una cátedra se consideraba como una experiencia previa a más importantes cargos, podía – por esos motivos - no quedar constancia escrita de ello. (Esteve y Perendreu F., Ramis Barceló R.2018, Pemán Gavin J.). En algunos resúmenes de su biografía se cita su rectorado en la Universidad de Lleida, pero en la mayoría de ellos no se recoge este dato. Pudo ser rector cuando ya era obispo de Huesca porque, con independencia de los repetidos cambios en la normativa de esa universidad, en tiempos de Esmir el cargo de rector era rotatorio entre los territorios de la Corona de Aragón, y en la práctica se turnaban en el cargo altos representantes eclesiásticos de Aragón y Cataluña. Seguramente toda esta incertidumbre sea debida a que es muy probable que Esteban cursara su licenciatura de “ambos derechos” en España, pero obtuviera su Doctorado en la Universidad de la Sapienza de Roma. Su familia tenía capacidad económica y contactos más que suficientes para que estudiara en la Universidad, entonces más prestigiosa de Italia, cuyo doctorado en ambas leyes era garantía para una carrera eclesiástica brillante. Tenemos constancia de que “Stephano Esmir barbastrensis diócesis” actuó ya en 1.618 de testigo (como Doctor que ya sería) ante el tribunal de Doctorado que juzgaba a “D. Hieronimus Roig de Villa Alguaire illerdensis diócesis”. (Ramis Barcelo R, 2017). Esteban tuvo el privilegio de residir varios años en la Roma del XVII. Durante ese tiempo, en el que formó parte de un grupo de ilustres aragoneses como Lastanosa, Jusepe Martínez y su propio hermano Victorián, debió obtener en verdad el Doctorado en ambos derechos, no como muchos personajes de la época que alardeaban haberlo alcanzado cuando sólo eran, como mucho, bachilleres por uno y licenciados por otro. A la vez empezó una brillante carrera eclesiástica desempeñando, entre 1624 y 1625, nada menos que el título de Prior de la Cofradía de la Iglesia de Santa María de Monserrat de Roma, (la iglesia de la Corona de Aragón), que era un cargo muy importante por las connotaciones históricas y políticas de todo tipo que su posesión comportaba. (Barrio Gozalo M, Manrique Ara, Mª E.)

CANÓNIGO, VICARIO GENERAL Y OBISPO. No sabemos de su exacto regreso a España, pero en 1627, aparece ya como prebendado y canónigo de la Iglesia Metropolitana de La Seo de Zaragoza, nombramiento al alcance de muy pocos eclesiásticos. No tardó en convertirse en Vicario General y en consultor


del Santo Oficio, y tenemos evidencias de que ejerció su cargo con jerarquía. En 1634, emite un edicto dirigido a los párrocos, ya como “vicario general gobernador de la diócesis de Zaragoza”. El 9 de septiembre de 1635, escribe personalmente y firma (Figura 2) las amonestaciones para el importante matrimonio entre D. Bernardo Pons y Turell, y Dª Ana Catalina de Mendoza y Pons. El 10 de marzo de 1639, autoriza la impresión de unos textos, como “Doctor Esteban Esmir, canónigo de la Santa y Metropolitana Iglesia de la Seo de Zaragoza y, en lo espiritual y temporal, Vicario General y Oficial Eclesiástico Principal”.

Firma de Esteban de Esmir, Vicario General de Zaragoza

Tras doce fructíferos años en Zaragoza, Urbano VIII nombró a Esteban Obispo in partibus infidelium de Cartoria y Coadjutor de Huesca, con derecho a sucesión. Por medio de su hermano Juan de Esmir prior de Roda, que actuó de procurador, presentó las bulas de toma de posesión al cabildo el 1 de agosto de 1639. Al fallecer el Obispo Titular Francisco Navarro en 1641, fue promovido, “con gran alegría de la diócesis”, dicen las crónicas, a la mitra oscense. Es bien conocida da la crónica de su episcopado que fue largo y fructífero, destacando su labor en cuatro áreas de gestión (Ramón de Huesca). I. Veló por el buen gobierno de Aragón. Fue Diputado del Reino de 1641 a 1643 e insaculado nuevamente en 1649 (Castán Alegre MA). El 13 de Junio de 1641 promovió y firmó una propuesta que hicieron importantes personajes a los “quatro Brazos del Reino , para cosas tocantes al servicio de su Magestad, y en defensa deste Reyno”; en 1643 entregó un memorial a Felipe IV sobre el derecho de “Media Anata” en Aragón, y diversos dictámenes sobre las firmas forenses. II. Gobernó con diligencia su sede. En 1641 publicó unas excelentes Constituciones Sinodales del Obispado editadas por Juan Francisco de Larumbe en Huesca. Viajó a su añorada Roma en 1642 y en 1648 para cumplimentar la obligada “visita ad límina” de los obispos al Papa. (Carcel Orti V). III. Enriqueció el patrimonio de la diócesis. Dio licencia para fundar el Convento de las Carmelitas Descalzas. Efectuó obras de mejora en el palacio episcopal tal como lo demuestra su escudo en una de las puertas del salón del “Tanto Monta”. Y dejó una preciosa Arca Eucarística de plata burilada con su escudo y nombre que hoy en día puede admirarse en el Museo Diocesano de la Catedral de Huesca (Fig. 3). IV. Cuidó en todo momento del bienestar de sus diocesanos. Tuvo una actuación destacada con motivo de la peste de 1648, porque hallándose en Graus supervisando la


construcción del Colegio de Jesuitas, al estallar la epidemia se trasladó inmediatamente a Huesca donde organizó las medidas higiénicas y sociales necesarias para su control. Liberada la ciudad de la enfermedad, en 1651 renovó la celebración del Voto a la Inmaculada Concepción para agradecerle Su protección. Hoy en día se mantiene su conmemoración en la catedral de Huesca en la bella ceremonia de “tota Pulchra”.

Arca Eucarística con el nombre y el escudo del obispo Esmir. Museo diocesano de Huesca. Fotografía de S. Villacampa.

En resumen, ganó fama de que ejerció con celo y prudencia su labor como obispo de Huesca. Baltasar Gracián que le conoció bien, y que era hombre poco dado a los elogios mundanos, le dedicó la “Predicación fructuosa” del padre Jerónimo Continente en 1651, y tres años antes ya le había alabado en su libro “Agudeza y arte de Ingenio” donde escribe: “…Así el Ilustrísimo señor Don Esteban de Esmir , Obispo de Huesca , ejemplar universal de Prelados , de doctos , y de santos , desempeñando bien el espejo de las armas de su noble , y esclarecida prosapia , con igual prudencia , que agudeza, ponderaba un día que es menester gran seso para gobernar locos, y mucho saber para regir ignorantes”. (Egido A. y Laplana JE)


MECENAS DE GRAUS Esmir fue mecenas incondicional para su villa natal y de modo especial colaboró decisivamente en el mantenimiento y ornato de la Basílica de la Virgen de la Peña en la que costeó el altar mayor y los dos laterales simétricos, y en la que preparó con tiempo su sepultura.

Interior de la Basílica de la Peña. Foto Sisó, 1.933 ? Ábside y lado oeste.

Pero, hombre inteligente que era, veía la necesidad de erigir un colegio en Graus, que garantizara la debida educación a los jóvenes de Ribagorza y Sobrarbe en una gran zona geográfica aislada más al norte de Barbastro. Para su gestión eligió a la Compañía de Jesús, seguramente por una cierta afinidad personal con algunos de sus mandatarios, y probablemente por el prestigio que los Jesuitas tenían como docentes en aquel momento en Europa. La firma de su fundación, bajo la advocación de San Francisco Javier, tuvo lugar ante el notario Pedro Fenés de Huesca en 1651 y tras un largo y azaroso proceso de obras, la casa y la iglesia se terminan en 1.735 bajo la dirección del arquitecto de Barbastro Dionisio Ranzón. Lo que empezó modestamente se convirtió en un importante centro, que acumuló un muy notable patrimonio material, educó a tres generaciones de grausinos y formó talentos en todos los campos de la administración del estado. (Broto Salanova J) La arquitectura, la historia y el triste final del Colegio son bien conocidos. De entrada, la empresa no fue fácil porque Graus pertenecía al obispado de Barbastro y tuvo que lograr antes que nada el oportuno permiso. Hubo un primer intento de su fundación en Fonz, que también tenía poderosos valedores, pero finalmente no fructificó. Y además, algunos miembros de la Compañía de Jesús no veía con buenos ojos su ubicación en


Graus porque lo consideraban un lugar aislado, frío y escasamente poblado. Cierto que algunos grausinos influyentes, como los Heredia, apoyaron a Esmir porque comprendieron desde el principio la importancia del colegio para toda la comarca. Pero seguramente lo que inclinó la decisión definitiva fueron los buenos contactos del entonces poderoso Obispo de Huesca, y sobre todo la gran contribución económica que aportó para su construcción y para su mantenimiento. Las cifras barajadas no son unánimes; según M. Iglesias, Esmir aportó 60.800 escudos de entrada y al morir en 1654 legó para ella otros 30.800. Para David Navarro fueron 20.000 de entrada y 1.000 anuales, más sucesivas ampliaciones de fondos. Según Martínez C.A. y Lasheras P., fueron 416.000 sueldos jaqueses la mitad en efectivo y el resto en 10 censales En cualquier caso cantidades muy importantes, teniendo en cuenta que el escudo era una moneda de un valor tan alto que no se usaba en las transacciones diarias, y que con 3,4 gramos de oro el importe actual de un escudo sería de cerca de 170 euros. En 1.767, ciento diez y seis años después de la fundación del Colegio de San Francisco Javier, la Compañía de Jesús fue extrañada de España y terminó su presencia en Graus. Un mecenazgo tan importante económicamente, y un proyecto de obra social tan significativo, debería haber merecido un trato histórico más afortunado.

Colegio de la Compañía de Jesús en Graus.

SU TESTAMENTO Esteban Esmir, falleció en Huesca el 13 de febrero de 1654, y tal como había dispuesto previamente, su corazón fue depositado en el presbiterio de la catedral de Huesca, pero el resto de sus cenizas descansan en la tumba que tenía preparada en la Basílica de la Virgen de la Peña de Graus. Colocado en una ventana del presbiterio, en el lado de la epístola y mirando hacia el altar mayor donde estaba entonces la imagen de la Virgen, ha sobrevivido su bello sepulcro renacentista con estatua orante sobre la urna funeraria,


en cuyo frontal se conserva también perfectamente el epitafio dictado por Esmir, que realmente es su testamento espiritual y un canto de amor a su Graus. Dice así, según traducción de Justo Broto: “Con Dios el Mejor y el Mayor. Detén tus pasos peregrino. Don Esteban de Esmir, Doctor en ambos derechos, ex canónigo y Vicario General Metropolitano de Zaragoza, elevado al obispado de Huesca, amante de Dios y de su pueblo, cuando aún vivía dejó dicho que reposaran sus cenizas aquí mismo donde fue bautizado. En el año del Señor de 1654. Sigue tu camino viajero y ruega por él”. Es un texto que no precisa comentarios. Puede afirmarse que Esteban había recibido una rica herencia biológica familiar y se benefició, además, de un entorno social que facilitó su formación intelectual y su brillante futuro. Pero fue, sin duda, una de esas personas capaces de multiplicar por ciento los “talentos” recibidos. Ciertamente, el grausino Esteban de Esmir y Labazuy, fue un hombre afortunado.

Sarcófago de Esteban de Esmir en la Basilica de la Peña de Graus.


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