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La decisión personal de no vacunarnos puede perjudicar a muchas personas
Experiencias fuera de los muros
de los manicomios, Stampella afirmó que todavía subsiste un paradigma manicomial. “Lo manicomial tiene que ver con que el profesional de la salud pueda ejercer ciertas decisiones por otro, suponiendo que ese otro no puede decidir nada. A la familia se le da pocas explicaciones y al paciente, ninguna”, describió la médica psiquiatra.
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Gabriela Lachowicz, licenciada en psicología que coordina hace cinco años el dispositivo de recuperación en comunidad (REC) llamado Proyecto Suma, señaló que el encierro de las personas en manicomios y hospitales psiquiátricos, junto con la desconexión de sus vínculos personales y familiares, “no sirve para nada y en vez de favorecer la recuperación, empeora la patología y agrega otras cosas”.
Entre esas “otras cosas”, Lachowicz mencionó que el aislamiento “te aleja de tu propia identidad”. “En el hospital (en el que trabajó hace muchos años) no había espejo. Entonces, cuando hacíamos una actividad con los usuarios y sacábamos una foto, ellos no se podían reconocer en la imagen y eso les causaba una crisis muy profunda -recordó-. Es un buen ejemplo de cómo el aislamiento y las condiciones manicomiales te alejan de tu propia identidad al punto tal de no reconocerte”.
Stampella indicó que con la ley -y ahora también con la reforma del Código Civil de 2015- “no se habla más del que está habilitado o inhabilitado, sino que se evalúan sus funciones”. “Un equipo interdisciplinario debe evaluar qué capacidades tiene esa persona con un padecimiento y agregar un sistema de apoyos en base a esas capacidades. Vos quizás podés tomar decisiones en tu vida cotidiana de qué comer todos los días, qué bondi tomar, pero sí tener una asistencia en el caso de comprar o vender propiedades. Tiene que haber un sistema de apoyos, no la inhabilitación de la persona”, aseguró.
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En contraposición al paradigma manicomial está el comunitario, el cual implica que se caigan (entre otras cosas) los muros de los hospitales psiquiátricos y poder revincular a las personas con la sociedad. Para lograr ese fin y seguir brindando atención a los usuarios de servicios de salud mental y atender las distintas etapas del tratamiento, existen otros dispositivos.
Fuera de la atención y posible internación en los hospitales, Stampella señaló que hay casas de medio camino y hospitales de día. Estos últimos están destinados a “usuarios que estuvieron internados y pasaron a tener un esquema farmacológico apropiado sin efectos adversos”. “(Antes de la cuarentena) iban todo el día o de nueve de la mañana a tres de la tarde, de lunes a viernes. Tenían desayuno, almuerzo y talleres, que en nuestro caso era optativo”, describió la médica psiquiatra.
En el hospital de día también hay una enfermera para garantizar que los usuarios tomen la medicación, pero no a través de la fuerza o el miedo. “La enfermera es alguien a quien el usuario ve todos los días, si intenta armar un lazo o que los compañeros le puedan decir que se sienten mejor a partir de tomar la medicación para convencer a ese usuario, eso no me suena a manicomial”, afirmó Stampella.
Las casas de medio camino, por su parte, son establecimientos para que los usuarios vivan “sin una lógica tan restrictiva” como la del manicomio. “Tenés un poco más de libertades. Si no, podés hacer una casa con pocos usuarios, poner horarios de entrada y de salida. Bien pensadas, no reproducen las prácticas manicomiales”, agregó la médica psiquiatra.
EXPERIENCIAS FUERA DE LOS MUROS: ......EL PREA DEL HOSPITAL ESTEVES
Las experiencias desmanicomializadoras no son nuevas. En 1999 en la provincia de Buenos Aires, el entonces director del área de salud mental, Carlos Linero, creó el Programa de Rehabilitación y Externación Asistida (PREA) que llevan adelante en distintas instituciones bonaerenses, cada una a su manera. Carmen Cáceres es psicóloga y coordinadora del equipo de capacitación del PREA del Hospital Neuropsiquiátrico Esteves, ubicado en la localidad bonaerense de Temperley. “Linero tenía la inquietud de hacer algo para romper la lógica del encierro cónico, porque las personas no tenían otro destino que vivir y morir ahí”, contó Cáceres a este medio.
En el PREA del Esteves se generaron viviendas asistidas para aquellas mujeres externadas del hospital. “Al principio se subsidiaba el alquiler de la vivienda, servicios, alimentación y se brindaba asistencia en lo psicológico, terapéutico psiquiátrico y acompañamiento en la vida en comunidad”, explicó Cáceres y agregó que las mujeres que van a vivir a las viviendas del PREA “incluso hoy salen después de muchos años de internación, 5, 10 y hasta 40 años”.
“No es que (las mujeres) salen cuando se curaron. La perspectiva de curación no marca el afuera o el adentro (del hospicio), sino la de estar estabilizadas y trabajando por su recuperación”, aclaró la psicóloga. La recuperación consiste en continuar con la terapia -cuando es necesaria-, lograr la inclusión laboral, acceder a posibilidades educativas, vivir en sociedad y transitar la vida cotidiana.
Actualmente, el PREA del Esteves cuenta con 17 casas en las que viven 70 mujeres y hay 9 que retornaron al hogar familiar o viven solas. Todas ellas reciben asistencia y acompañamiento de un equipo interdisciplinario. Cáceres señaló que no se trata de casas de medio camino, ya que no hay límite de tiempo para que las mujeres permanezcan allí. Siempre hay un equipo de guardia disponible al que pueden llamar ante cualquier problema y periódicamente reciben visitas del equipo tratante.
Otra de las bases del PREA del Esteves es que las mujeres tengan un ingreso propio, ya sea con subsidios o un trabajo. “En eso avanzamos mucho. Cuando salieron los primeros grupos, entre el 2000 y el 2002, ninguna de las mujeres tenía ingresos -recordó Cáceres-. Hoy la mayoría de las mujeres tienen ingresos y hace unos años empezaron a pagar los servicios básicos (de las viviendas), después, en algunos casos, el alquiler. Que accedan a un trabajo y puedan pagarse sus cosas, como cualquier persona, es una forma importante de no hacer tutelaje, de darle el soporte que necesita y trabajar para lograr autonomía”. La decisión del pago del alquiler y los servicios fue tomada en asamblea de forma conjunta entre las usuarias y los trabajadores del programa.
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“Otra cosa fundamental es el tema de la medicación. Cuando una persona experimenta síntomas psicóticos, como escuchar voces o tener determinadas vivencias delirantes, la medicación racionalmente administrada puede atenuar el sufrimiento de esos síntomas. La sabiduría está en manejar la medicación para reducir los síntomas sin inhibir o impedir el resto de la vida”, advirtió Cáceres.
El PREA del Esteves tiene su sede en el Centro Comunitario Libremente. “Es un lugar para que la comunidad y personas con padecimiento mental se integren a las actividades y propuestas culturales, recreativas para estimular y fortalecer el lazo social. Las mujeres del Programa van como una ciudadana más de la comunidad, no como pacientes”, afirmó Cáceres. De Libremente surgieron dos emprendimientos: una imprenta gráfica y una feria de ropa llamada “Bellísimas”, que en tiempos de pandemia funciona online.
SE VA A CAER (LA PARED DEL MANICOMIO)
Hay otras experiencias desmanicomializantes en el país: Chubut no tiene manicomios y Río Negro es ejemplo a nivel mundial por su programa de salud mental. En el exterior, la experiencia más innovadora está en Trieste, Italia.
“Creo que el manicomio se va a caer por intereses políticos y económicos, por el costo que tiene sostener un manicomio, pero también quiero creer que esos fondos se van a destinar para construir dispositivos intermedios”, afirmó Stampella. Su miedo es que algunos se aprovechen para hacer un recorte en salud mental.
De todas formas, Stampella destacó que hay profesionales que buscan construir prácticas “donde los protagonistas no sean únicamente los trabajadores del campo de salud mental, sino también los usuarios y la comunidad”. “Y que esas prácticas estén orientadas a ampliar los derechos de los usuarios”, remarcó.
“Hay un movimiento muy amplio destinado a la transformación de los hospitales de encierro crónico, que nunca más deberán ser una opción -sostuvo Cáceres-. Toda la normativa vigente en Argentina deja del lado de lo ilegal la perpetuación de este tipo de dispositivos. El tiempo de sustituirlos por dispositivos de base comunitaria, con probada eficacia terapéutica en nuestro país y en el mundo, es ahora”.
Asesor del Presidente y uno de los portavoces más destacados en la lucha gubernamental contra la pandemia, el médico infectólogo habló con El Grito del Sur sobre la situación sanitaria a nivel nacional y el anuncio de la llegada de distintas vacunas. “El Gobierno se está moviendo activamente para vacunar a millones”, asegura.
Texto: Sebastián Furlong
Antes de ser convocado en marzo como asesor médico del presidente Alberto Fernández, Luis Camera desarrolló programas de salud en ancianos, medicina hospitalaria y medicina interna. Oriundo de Corrientes, el reconocido infectólogo fue jefe del programa de medicina geriátrica del Hospital Italiano de Buenos Aires y se desempeñó como miembro fundador de la Sociedad Argentina de Medicina Vascular.
En diálogo con El Grito del Sur, Camera analiza la situación sanitaria en todo el país y el anuncio de la llegada de distintas vacunas contra el COVID-19. Si bien la «nueva normalidad» está más cerca, se muestra cauto frente a las expectativas lógicas de una gran parte de la población y llama a mantener los cuidados para no caer en una «nueva meseta relativamente alta». «En algún momento estaremos todos inmunizados y esta epidemia se irá, pero este problema va a durar durante gran parte del año 2021», señala.
¿Cuál es el panorama sanitario a nivel nacional?
En términos generales, casi todos los distritos están experimentando una disminución de casos de manera lenta pero efectivamente sostenida. Primero en el territorio de la Ciudad de Buenos Aires y después en el resto de las provincias, que en algunas tardó en ingresar el virus. Yo calculo que en dos semanas van a empezar a retroceder definitivamente. Lo que no sabemos es hasta qué punto llega este retroceso de la epidemia, porque estamos en alrededor de 10 mil casos al día, pero el descenso es lento y constante. Si hacemos un esfuerzo grande para tener cuidados generales y tratar de combatir el virus desde la prevención, el descenso de casos va a ser más rápido. Si nos descuidamos, va a quedar en una nueva meseta relativamente alta y esto no sería conveniente porque puede favorecer una segunda ola.
¿Por qué se redujo la circulación del virus en el AMBA?
En todo el mundo es así: el virus hace un brote y, en un momento dado, empieza a retroceder. Donde no están pudiendo controlar los rebrotes es, por ejemplo, en Europa, sobre todo en los países de Europa Central donde en la primera ola tuvieron muy pocos pacientes infectados y ahora están con sistemas sanitarios al tope. Por eso, cuando nosotros descendamos -estamos en ese camino-, tenemos que tener la menor cantidad de casos posibles y ser muy cuidadosos para no tener un rebrote. Ahora estamos en una etapa de cuán rápido nos podemos vacunar versus cuándo viene o no la segunda ola. Este último punto depende mucho de cómo nos comportemos, eso es fundamental.
Recientemente se anunció el paso del ASPO al DISPO. ¿Cree que el Gobierno tomó una decisión acertada?
Sí, porque ya había un claro descenso de casos y había que avanzar a una especie de nueva normalidad adaptándonos a estas circunstancias, o sea realizar la mayor cantidad de actividades posibles sabiendo que el virus está afuera buscándome. Ese desafío es muy importante, por eso una vez más estamos apelando al cuidado de las personas. Hay que hacer cosas similares como en los últimos meses, pero de una manera diferente. No es tanto el qué tenemos que hacer, sino el cómo. Hay que aplicar los estándares de cuidado y protección contra el virus hasta en las actividades más vulgares de nuestra vida cotidiana. De esta manera tendremos menos contagios y a fin de año o lo largo del que viene nos iremos vacunando. Sabemos que la población joven no se va a vacunar en esta primera etapa, con lo cual este sector tiene que mantener muchísimo cuidado. En algún momento estaremos todos inmunizados y esta epidemia se irá, pero este problema va a durar durante gran parte del año 2021.
¿Por qué el número de muertes a causa del COVID-19 sigue siendo alto?
Porque estamos viviendo en este momento la etapa de las infecciones en las provincias. Hemos tenido muchos infectados, se calcula que en la Ciudad de Buenos Aires estamos en un 14 o 15% de infección y, pese a los cuidados y a que todas las personas se pudieron atender, hay una tasa de letalidad del virus que sigue siendo menor al 4%, cuando en algunos lugares de Europa era mucho más alta.
¿Qué perspectivas abre el anuncio de la llegada de distintas vacunas a nuestro país?
Es una perspectiva muy buena, estamos hablando de que en muy poco tiempo van a venir muchas dosis de vacunas de por lo menos dos fabricantes. Después está la de Pfizer que va a estar prontamente, pero no en cantidades tan significativas como la vacuna de Oxford o la rusa. Hay una decisión política muy grande de extender la cantidad de gente que se tenga que vacunar, ese es un anuncio muy bueno porque entonces la resolución de la pandemia a nivel nacional puede ser bastante más rápida. No es fácil conseguir la vacuna, va a venir una puja distributiva a nivel internacional para ver quién la consigue o no. Los preacuerdos que hizo el Gobierno me parecen muy buenos porque fueron a un precio muy razonable y, al mismo tiempo, con una prontitud llamativa. Vacunar a millones de personas es una logística gigantesca, pero el Gobierno se está moviendo activamente para garantizar esto.
¿Hay alguna vacuna mejor?
Eso no te lo puedo decir. Hasta ahora, las dos vacunas que estamos por conseguir ya han demostrado en los estudios preliminares ser muy eficientes en más de un 90 por ciento, eso es mucho más que otras vacunas. Decir más sobre este tema es adelantarse, hace falta más tiempo.
¿Qué objetivos tienen los sectores que buscan infundir miedo hacia la vacuna rusa?
Eso está politizado, me parece que no hace al caso. Vamos a tratar de convencer a la gente para que se vacune así terminamos con esta situación. El objetivo es volver a una nueva normalidad lo más rápido posible. Igualmente, con vacunación y todo, vamos a tener varios meses y no hay que especular porque en el medio te podés infectar, sobre todo los que ya somos mayorcitos. La decisión personal de no vacunarnos puede perjudicar a muchas personas. Eso también hay que ponerlo en la balanza. Si me comporto de una manera equivocada, quien lo puede sufrir es otra persona.