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ES NOTICIA
Vivimos rodeados de grandes personas El fallecimiento de Joost Van Der Westhuizen, símbolo del rugby sudafricano, recuerda al artífice de la paz en Sudáfrica. Nunca en la historia un acontecimiento deportivo tuvo más impacto en el destino político de un país que la final del Mundial de Rugby de 1995 entre Sudáfrica y Nueva Zelanda. La victoria sudafricana en Johanesburgo por 15 a 12 no sólo unió a un país, sino que consolidó la legitimidad del nuevo presidente Nelson Mandela entre la población blanca, minoritaria en un país malherido por el racismo. El fallecimiento por Esclerosis Lateral Amiotrófica de Joost, héroe de aquella final de 1995, a los 47 años, ha hecho recordar a toda Sudáfrica a quien en aquellos años tuvo muy claro que el cambio de mentalidad de los Africaners pasaba por crear una paz duradera en Sudáfrica a través del deporte para romper los estereotipos y prejuicios entre blancos y negros. Mandela, después de haber pasado 27 años en la cárcel enseñó a Sudáfrica, y a todo el mundo, la importancia de los símbolos, el saber perdonar, la necesidad de no mirar atrás, la inutilidad del revanchismo, los efectos del miedo y la ignorancia, y el poder de la generosidad, y de la información. Las voces de todos los presentes cantaron Nkosi Sikelelí África, que en sesotho, zulu, inglés, xhosa, y afri-
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Joost en la final de 1995.
kaans, imploran por una paz sin revanchas. Sesenta mil personas cantaron el himno de Mandela, pero fueron cuarenta y dos millones las personas que han recordado al personaje más importante del Siglo XX.