Putas, brujas y locas. Mado Martínez. Algaida

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DOSIER DE PRENSA


ENTREVISTA A MADO MARTÍNEZ ¿Quiénes eran las mujeres que forman parte de Putas, brujas y locas? Heroínas en el más puro sentido de la palabra, a veces mártires y víctimas, pero en todo caso modelos de fortaleza, y una auténtica fuente de inspiración. Mujeres especiales, apenas unas chiquillas en el momento de arremangarse las faldas para cruzar el fango de la vida. Microhistorias silenciadas para comprender la macrohistoria de la que somos herederos. Fueron prodigios en una época de imposibles. Sus vidas son historias de valentía, otras de temor, a veces profunda tristeza, inspiradoras de todo tipo de emociones, desde la compasión hasta la admiración y, en cualquier caso, imprescindibles para entender de dónde venimos, reflexionar sobre el lugar que ahora mismo ocupamos y construir el mañana. ¿Qué era la mujer en el pasado? Si nacía en el seno de una familia rica, un animal de lujo; si lo hacía en una familia de clase media, un animal de compañía; y si en una familia pobre, un animal de carga. Las educaban para obedecer a los padres y luego al marido, ser buenas esposas y alumbrar hijos. Si lo hacían bien y de acuerdo con el canon de poder androcentrista del hombre blanco, heterosexual y católico, eran unas santas. Si se desviaban, aunque apenas fuera un milímetro, de este camino, eran por lo general tachadas de brujas, locas, putas y marisabidillas. Isabel Barreto, la primera mujer almirante de la flota española, deslumbra por su arrojo y valentía. Esta gallega aventurera, ambiciosa y autoritaria protagonizó las expediciones a las Islas Salomón y Filipinas y se vio envuelta en todo tipo de acechanzas. Sus viajes fueron una auténtica odisea. Tenía tan solo diecinueve años cuando se casó con Álvaro de Mendaña y se lanzó con él a buscar su tierra prometida, ebria de valor y ganas de aventura, pero él murió durante la travesía y a ella no le quedó otra que arremangarse las faldas y ponerse al mando, so pena de que su más acérrimo enemigo, Pedro Fernández de Quirós, capitán de uno de los barcos de su flota, le tomara la delantera. De hecho, parte de la tripulación, afín al portugués, intentó matarla en varias ocasiones. Hubo enfrentamientos sangrantes y hay que decir que a Isabel no le temblaba el pulso, pues sabía que si ahorcaba a dos, los demás callarían... y callaron.

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El capítulo de Elena o Eleno de Céspedes es uno de los más impactantes y desconocidos de nuestra historia. Elena de Céspedes fue el vivo ejemplo de la picaresca del Siglo de Oro, época en la que le tocó vivir, y sus andanzas, aventuras y líos de faldas superan a las del Lazarillo de Tormes. Esta esclava morisca, mujer y, para más inri, con inclinaciones homosexuales, demostró que ella podía ser lo que quisiera. Fue hombre, soldado de las huestes castellanas, cirujano y hasta se casó por la Iglesia (ella vestida bajo una identidad y apariencia masculina) con otra mujer. Subvirtió todos los roles habidos y por haber: de esclava a libre; de mujer a hombre; de morisca a católico; de costurera a cirujano. Cuando hablas del burdel de Valencia, da la impresión de que la situación de la mujer no ha cambiado nada en los últimos siglos... Este prostíbulo llegó a ser el faro de placer del Mediterráneo. Gentes de todas partes del mundo lo visitaron, atraídos por su fama: allí se encontraban las cortesanas más limpias, más bellas y, también, más caras. En realidad, era una granja de mujeres explotadas, la mayoría musulmanas. Las razones que conducían a una mujer a prostituirse en el Burdel de Valencia no diferían mucho de las actuales. Allí lo que abundaban eran huérfanas, a veces niñas, y musulmanas, fundamentalmente, que huían de una situación de peligro y malos tratos, a veces de un matrimonio forzado con un hombre que le propinaba brutales palizas. Lucrecia de León fue más agitadora que profeta, pero sus vaticinios hicieron tambalear el reinado de Felipe II. El problema es que Lucrecia de León solo vaticinaba desgracias políticas relacionadas con el mal gobierno de Felipe II, y encima acertó cuando predijo la derrota de la Armada Invencible que, como su propio nombre indica, se pensaba que iba a ser invencible. Ahí fue cuando su fama cobró mayor repercusión, y teniendo en cuenta el estado de paranoia en el que Felipe II se encontraba en aquel momento, con su gobierno amenazado por múltiples frentes tanto externos como internos, pues fue cuestión de tiempo que esta mujer acabara dando explicaciones ante la Inquisición, no una, sino hasta dos veces, la segunda con menos suerte.


20 MAYO MADO MARTÍNEZ PUTAS, BRUJAS Y LOCAS ALGAIDA DIVULGACIÓN 15,40 x 23,00 | 320 pp | Rústica 978-84-9189-504-6 | 2961424

€ 20,00

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FOTO: EVA MONTERO

MADO MARTÍNEZ, escritora y periodista, debutó en el género fantástico con El misterio de Nicole Delacroix, a la que siguieron obras de ficción como La maldición. En el año 2014 se alzó con el prestigioso Premio Ateneo de Sevilla por su novela La Santa. También es la autora de la novela El tren de las almas, que fue finalista en el Premio Carolina Coronado de novela fantástica y el Ateneo de Valladolid. En no ficción ha destacado con títulos como La prueba, entre otros. Es miembro del equipo radiofónico de La Rosa de los Vientos de Onda Cero y escribe para las revistas Muy Interesante y CLÍO Historia. www.madomartinez.com

@madomartinez

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Putas, brujas y locas son apelativos vejatorios con los que el machismo imperante y la historia oficial han descrito a las mujeres que desafiaron las convenciones en una época de prodigios y profunda crisis, con tan pocas posibilidades de supervivencia que, para salir adelante, fue necesario explotar la creatividad al máximo y hacer de la picaresca un estilo de vida. La almiranta Isabel Barreto lideró la expedición a las Islas Salomón con mano de hierro y ayuda de la horca contra todos aquellos que se atrevieran a contrariarla; la esclava morisca Elena de Céspedes fue la primera mujer cirujano, amén de soldado, pero también la primera en casarse con otra mujer; una profetisa llamada Lucrecia de León hizo tambalear el reinado de los Austrias poniendo a Felipe II contra las cuerdas de sus vaticinios, más precisos y polémicos que los de cualquier Nostradamus; la adelantada Mencía de Calderón cruzó los mares y atravesó mil seiscientos kilómetros de selva con una caravana de mujeres casaderas durante seis largos años plagados de incidentes y aventuras, hasta llegar a su destino en tierras del Nuevo Mundo. Estas y otras mujeres como las prostitutas del burdel de Valencia, la encantadora de lobos Ana María la Lobera, la monja alférez Catalina de Erauso, la conquistadora de Chile Inés Suárez, la india Malinche que abrió las puertas de México a Hernán Cortés, la monstrua de Avilés o las brujas de Zugarramurdi, desfilan a lo largo de estas páginas narradas en clave de maravilla.

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CRISTIAN ROMERO LÓPEZ

Comunicación y prensa Algaida (t) 91 393 8785 / 639 60 67 46 (e) cromerol@anaya.es

JOSÉ DE MONTFORT

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978-84-9189-039-3

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Dosier: proyectos gráficos PGA

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